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La Unesco clama por ética urgente para la inteligencia artificial

Por: Inter Press Service

Tras el pedido de más de 1000 profesionales de la tecnología para que se haga una pausa en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), incluido el nuevo modelo de lenguaje Chat GPT, la Unesco pidió este viernes 31 la implementación inmediata del marco ético global sobre esa materia.

“El mundo necesita reglas éticas para la inteligencia artificial, es el desafío de nuestro tiempo. La Recomendación de la Unesco sobre la ética de la IA establece el marco normativo apropiado”, dijo Audrey Azoulay, directora general de esa Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

La Unesco sostiene que ese marco normativo global, adoptado por unanimidad por los 193 Estados miembros en noviembre de 2021, proporciona las garantías necesarias.

“Ahora es urgente que todos traduzcan este marco en estrategias y regulaciones nacionales. Debemos traducir los compromisos en acción”, dijo Azoulay.

La Recomendación se describe como primer marco normativo global para el uso ético de la IA, a modo de hoja de ruta para los países, que describe cómo amplificar los beneficios y reducir los riesgos que conlleva esta tecnología.

Incluye acciones políticas en 10 áreas específicas: Evaluación de impacto ético, Gobernanza y rectoría éticas, Política de datos, Desarrollo y cooperación internacional, Medio ambiente y ecosistemas, Género, Cultura, Educación e investigación, Economía y trabajo, y Salud y bienestar social.

“El mundo necesita reglas éticas para la inteligencia artificial, es el desafío de nuestro tiempo. La Recomendación de la Unesco sobre la ética de la IA establece el marco normativo apropiado”: Audrey Azoulay.

La Recomendación pide que se actúe más allá de lo que hacen las empresas tecnológicas y los gobiernos para garantizar a las personas mayor protección, transparencia, capacidad de actuar y control de sus datos personales.

Afirma que todos los individuos deberían poder acceder a sus registros de datos personales o incluso borrarlos. También incluye acciones para mejorar la protección de los datos y el conocimiento y derecho del individuo a controlar sus propios datos.

Además, aumenta la capacidad de los organismos reguladores de todo el mundo para hacerla cumplir.

En segundo lugar, prohíbe explícitamente el uso de sistemas de IA para la calificación social y la vigilancia masiva.

Destaca que este tipo de tecnologías son muy invasivas, vulneran los derechos humanos y las libertades fundamentales, y se utilizan de forma generalizada.

La Recomendación subraya que, a la hora de desarrollar marcos normativos, los Estados tengan en cuenta que la responsabilidad última y la rendición de cuentas deben recaer siempre en los seres humanos, y que no se debe otorgar personalidad jurídica a las tecnologías de IA por sí mismas.

También sienta bases de las herramientas para ayudar a países y empresas a evaluar el impacto de esos sistemas en las personas, la sociedad y el medio ambiente, y anima a los Estados a que consideren añadir un funcionario independiente de ética de la IA u otro mecanismo similar de seguimiento.

Subraya que los actores de la IA deben favorecer métodos eficaces en cuanto a datos, energía y recursos que ayuden a garantizar que se convierta en una herramienta destacada en la lucha contra el cambio climático, y en el tratamiento de los problemas medioambientales.

Pide a los gobiernos que evalúen el impacto medioambiental directo e indirecto a lo largo del ciclo de vida del sistema de IA, lo que incluye su huella de carbono, el consumo de energía y el impacto ambiental de la extracción de materias primas para apoyar la fabricación de tecnologías.

La Unesco se declaró especialmente preocupada por las cuestiones éticas que plantean estas innovaciones en los campos de la lucha contra la discriminación y los estereotipos, incluidos los temas de género, la fiabilidad de la información, la privacidad y la protección de los datos, los derechos humanos y ambientales.

Además, considera que la autorregulación de la industria no es suficiente para evitar estos daños éticos, y aboga por establecer normas para que, cuando se produzcan daños, existan mecanismos de rendición de cuentas y reparación que sean fáciles de solicitar por parte de las personas interesadas. .

Más de 40 países de todas las regiones del mundo ya están trabajando con la Unesco para desarrollar estas salvaguardas de IA basadas en la Recomendación.

El nuevo llamado de la Unesco llegó dos días después de que un millar de profesionales y empresarios de las nuevas tecnologías firmasen un llamado a hacer una pausa de seis meses en la investigación sobre IA aún más potentes que ChatGPT 4, el modelo recién lanzado por la firma estadounidense OpenAI.

Los firmantes advirtieron “grandes riesgos para la humanidad” en el nuevo modelo, y abogaron por “sistemas de seguridad con nuevas autoridades reguladoras, vigilancia de los sistemas de IA, y técnicas que ayuden a distinguir entre lo real y lo artificial”.

Asimismo, defendieron que existan “instituciones capaces de hacer frente a la dramática perturbación económica y política (especialmente para la democracia) que causará la IA”, sin los controles adecuados.

Entre los firmantes de la petición figuraron el magnate de las firmas Space X, Tesla y Twitter, Elon Musk; el cofundador del gigante Apple, Steve Wozniak, y el escritor e historiador israelí Yuval Noah Hariri.

Fuente de la información e imagen: https://ipsnoticias.net

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¿Estamos en tiempo de la “Huelga cerebral”?

“El cerebro humano es el único recipiente que tiene la característica de que cuanto más se le mete, más capacidad tiene.” (Glenn Doman).
Lexicográficamente hablando, huelga significa Interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta. Agregaríamos que en el mundo del capital, también existe la huelga de campesinos, de maestros, profesores y hasta de empresarios.
Pero en estos Tiempos líquidos, según Zygmunt Bauman, donde la única certeza es la presencia constante de incertidumbres y vacíos por llenar, estamos transitando eso que se llama la “huelga cerebral”, que significa, ni más ni menos, la renuncia a poner a funcionar el cerebro y sus neuronas, y eso está ocurriendo en momentos en los cuales, en este mundo global, nos encontramos con un exceso de información (infodemia) que, paradójicamente, provoca desinformación. No es un invento, no es un cuento, tampoco una fábula, es una realidad.
Estas reflexiones las realizo como docente universitario, preocupado por lo que pasa. Estamos viviendo, sin miedo a equívocos, la era del cortar y pegar (cut and paste, en inglés), que, en términos muy concretos, significa el plagio de cualquier monografía o trabajo que fácilmente se encuentra por internet y que se presenta como propia. Eso está ocurriendo no sólo a nivel de pregrado, sino también de postgrado e incluso en su nivel más elevado: el doctorado. Triste, pero cierto, y eso ocurre cuando ahora se habla de la Inteligencia Artificial (IA), donde una de las profesiones que puede ser sustituida, según se afirma, es precisamente la docente.
En este tiempo, en el que vivimos, el pensar no es algo que las nuevas tecnologías y el neoliberalismo inviten a hacer, más bien todo lo opuesto. Es una realidad que ya no se leen libros, tampoco novelas e incluso ensayos. Ahora, todo lo facilitan las redes sociales, donde, además, impera la “filosofía” del “Me gusta” de Byung Chul Han, que significa postear o reenviar lo que me gusta, independientemente de constatar su contenido. Eso se ha potenciado con las posverdades y las fake news.
Como se sabe, Internet y, particularmente, las redes sociales, se han constituido en el principal medio de comunicación del mundo (no sólo del occidental), que transforma los modos de circulación de la información porque tiene repercusiones culturales, económicas, sociales y políticas en la comunidad global generando nuevas formas de sociabilidad.
Hoy, por ejemplo, ambas, internet y las redes sociales, son el medio principal, precisamente, por la velocidad y la facilidad de acceso e intercambio de información, datos de todo tipo, y por su carácter omnipresente y global. Rompe fronteras. Es, además, un medio caótico, multidimensionado, con autoridad desdibujada y donde –a diferencia de la televisión o los diarios– cualquier sujeto puede, en principio, publicar libremente. El usuario es, más que en ningún otro medio, concebido como consumidor-productor. El yo que habla y se muestra incansablemente en la web, es, al mismo tiempo, autor, narrador y personaje.
A través de ellos se ha establecido un idioma mundial, son los llamados emojis o emoticones, que no son más que figuritas sin ningún tipo de fronteras, expresando y representando cualquier tipo de emociones o pensamientos a través de pequeñas imágenes. Son una secuencia de caracteres del teclado que se utiliza para transmitir una emoción (la sonrisa, el guiño, el que expresa asombro o el sarcasmo y la tristeza o para enviar besos). Estas figuritas representan lo que la palabra ya no dice o no se puede o quiere decir. De allí que, todo sujeto (rico, pobre, negro, rubio, blanco, con acceso a la educación o no, hombre, mujer, homosexual, inmigrante o nativo), se convierte en un sujeto descentrado, esto es, sujeto en proceso, inmerso en una realidad no real sobre quien se imprimen efectos de realidad.
Estos emoticones/emojis se han convertido en el medio perfecto para la comunicación con personas de cualquier parte del mundo en la medida que traspasan las fronteras idiomáticas, o, inclusive, con nuestros propios amigos/enemigo, cuando simplemente no existe la necesidad de escribir un montón de palabras para expresar algo que se indican con figuritas.
Hay quienes afirman que nos encontramos con nuevos modos de encuentros y de relaciones sociales de la sociedad de las redes sociales, ante lo cual valen las siguientes interrogantes: ¿Qué pasa con el sujeto?: ¿se desdibuja, se ausenta o se esconde detrás de los emoticones/emojis? ¿Dónde queda la palabra, el lenguaje, la ética, la mentira/verdad y qué tipo de relaciones sociales se desarrolla en esta sociedad?
En nuestra humilde opinión consideramos que no existe mejor resistencia a la “huelga cerebral” que volver a la lectura, hacer uso de la palabra y de la reflexión,
de forma permanente y constante, para “no morir en el intento”, porque, en definitiva: “Lo peligroso de vivir sin leer es que te obliga a creer en lo que te digan”(Mafalda).
Franklin González: Sociólogo, Doctor en Ciencias Sociales, Ex director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV y analista nacional e internacional.
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La ética como necesidad

Por: Cecosesola

Hace unos 50 años nos lanzamos en lo que podría ser una aventura, la de generar un proceso educativo con base en la reflexión sobre el quehacer diario en el trabajo. En ese momento, no teníamos mucha claridad del cómo, pero si estábamos convencidos de que para lograrlo era fundamental romper con las estructuras jerárquicas patriarcales.

Al comienzo pensábamos que sería un proceso relativamente sencillo y al asumir, en el año 1976, la mayor parte del transporte autobusero de la ciudad de Barquisimeto, decretamos la eliminación de las líneas de mando. Pensábamos, quizás ingenuamente, que, al abrirnos a una participación plena sin intermediarios, la mayoría optaría por una postura madura y responsable al sentirse liberado de la opresión patronal.

A partir de entonces, han transcurrido cerca de medio siglo durante los cuales, a golpe y porrazo, hemos ido descubriendo orientaciones que han permitido que este proceso se haya mantenido y profundizado con el tiempo.

No se trata de orientaciones fijas o rígidas. Más bien, se han ido descubriendo y enriqueciendo, así como también transformándose en la reflexión del quehacer diario, de acuerdo a las necesidades del momento presente.

En diferentes artículos hemos hecho hincapié sobre algunos elementos que han sido fundamentales en nuestro proceso. Uno de tantos se refiere a cómo ir construyendo y profundizando esas relaciones de confianza tan necesarias para que fluya la cooperación mutua.

Sembrar confianza, estando inmersos en una cultura venezolana que tiende a gravitar en relaciones individualistas de aprovechamiento inmediatista, se convierte en un reto. Ante la libertad para actuar que nos damos, permanentemente se corre el riesgo de que cada quién termine haciendo lo que le viene en gana.

En este sentido ha sido fundamental el insistir en ir profundizando relaciones éticas, de respeto mutuo, lo cual implica para nosotros, no sólo el hacernos responsables de las consecuencias de nuestro accionar, sino además, ir relacionarnos con transparencia y equidad, inmersos en el cuido mutuo. Estos fundamentos nos guían en nuestro accionar y en cuanto vamos profundizando en ellos, va floreciendo la confianza mutua, facilitando el poder funcionar dentro de la libertad de actuar que nos damos al no existir líneas de mando.

Ahora bien, nuestros fundamentos éticos no son estáticos. Se van enriqueciendo y transformando con base a las necesidades del momento, según vamos profundizando nuestro proceso educativo. Con el tiempo, hemos ido comprendiendo que la responsabilidad no se limita a tareas concretas sino que incluye, entre otras, nuestra responsabilidad de sembrar y alimentar el proceso educativo e incluso el cuido del medio ambiente. Hemos ido comprendiendo que la igualdad concreta puede ser sumamente injusta y que la equidad es un proceso sin fin que se va construyendo en cuanto reconocemos nuestras diferencias, partiendo de la enorme diversidad existente. Hemos ido comprendiendo, también, que la solidaridad se pudiese manifestar como una relación paternalista unidireccional, de manera que, más bien, nos vamos alentando en una práctica reciproca de cuido mutuo

Se trata de una ética que no emerge del moralismo. No se trata de juzgar al otro o la otra. Se trata, más bien, de una ética que emerge de una necesidad, de la necesidad de ir construyendo esas relaciones de confianza tan esenciales para que funcione nuestro proceso participativo.

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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Una conversación sobre la divulgación histórica

Por:

Los medios digitales y la creación de contenido han cambiado las reglas del juego para la divulgación, la responsabilidad ética no puede quedarse atrás.

El pasado 18 de enero una serie de comunicaciones en Twitter sobre la responsabilidad de mantener un estándar de ética y veracidad en el trabajo de los divulgadores del conocimiento histórico y científico, nos mostraron una vez más que esta red social no es el espacio más idóneo para el intercambio respetuoso de ideas, La situación se salió de control. Por seguridad de los participantes varias publicaciones fueron borradas y cuentas de usuarios tuvieron que cerrarse al acceso público por el volumen de agresiones recibidas, razón por la que no republicaremos lo que transpiró en estas interacciones. Pero sí nos dirigiremos a preguntas serias que la conversación generó.

¿Cómo debe realizarse la labor de divulgación? ¿Cuál es la responsabilidad ética al momento de divulgar o de compartir información producida por divulgadores? ¿El entretenimiento está peleado con la educación? Y si no ¿Cómo hacer la educación entretenida sin faltar al compromiso ético que implica? El programa de Interruptus prestó arena para poner estos cuestionamientos en la mesa con el fin de un aprendizaje conjunto sobre los cómos y porqués de construir y comunicar la historia.

En el debate participaron Alejandra Hernandez Vidal, historiadora y profesora de Historia; el arqueólogo Omar Espinosa (Libreta Negra); Mario E. Fuente Cid, historiador y docente de la ENAH; la historiadora de arte y conductora del programa “El foco”, Veka Ducan y TK generador de contenido para TikTok y creador del canal y podcast “Historia para tontos”.

Si bien tanto los invitados como sus canales y contenidos son de habla hispana, el interés y la necesidad por una divulgación de calidad es universal. Mario Fuente habló de un problema fundamental sobre la construcción histórica de México y de muchos países del continente americano.

Para Fuente, la historia está ligada a la formación de la identidad de los estados, a su vez, la forma en que se enseña Historia hace que las personas liguen su propia identidad cultural a la de estos estados. Por esto la indagación histórica se vuelve un asunto sensible. Cuando el público pregunta al historiador algo sobre el pasado histórico que no puede responder, hay un enojo e inconformidad consecuente, dado que esa pieza faltante de la historia equivale a un hoyo dentro de la identidad cultural del público.

El vínculo entre el pasado histórico y la identidad nacional y cultural, así como el nacionalismo, es un tema que hemos tratado en artículos anteriores, donde se comentó acerca del culto a los monumentos vs. la conciencia histórica crítica o la resignificación de eventos pasados trascendentales. Bajo este contexto, Fuente propuso un postulado atrevido. La verdad histórica no existe, existe la perspectiva histórica. Lo que entendemos como la verdad acerca de nuestro pasado histórico es una serie de recuentos que pueden estar influenciados por diversos factores, como la experiencia de vida, punto de vista o intenciones de quien escribe los registros que los historiadores investigan.

Es por esto que la precisión, y el estudio profundo de las fuentes es indispensable para una divulgación ética y responsable. Como sostuvo Alejandra Vidal: “No hay buena divulgación si detrás no hay buena investigación”, la también creadora del podcast Historia de mujeres mexicanas en el siglo XX, hizo un llamado a la comunidad de divulgadores y comunicadores de la historia a hacerse las preguntas difíciles antes de publicar: ¿Estamos siendo precisos con nuestro contenido? ¿Nosotros como divulgadores estamos haciendo una buena investigación de fondo? 

Para Vidal, el fondo de la investigación es algo de importancia crítica que no tiene que estar peleado con la capacidad para hacer un tema ameno o hasta chistoso si es eso lo que  ayuda a conectar con el estudiantado, pero desde de su punto de vista estos son recurso o herramientas para facilitar el aprendizaje de los conceptos. Si el profesor, comunicador o divulgador no tiene un buen manejo de los conceptos, no importa qué tan eficiente sea en hacer llegar el mensaje, el mensaje es un pasado histórico erróneo.

Se entiende así que la intención de llegar mejor a un mayor público sin poner la misma atención y cuidado en el fondo y calidad de los contenidos que se van a comunicar es una acción irresponsable y poco ética, y es, sin duda, un excelente punto a favor de una educación histórica de calidad y una formación sensible de la identidad cultural. Pero, ¿y si eso es lo que despierta el interés? ¿Qué pasa si esta información equivocada provoca que el alumno llegue con las preguntas que generen una conversación en clase? Si bien puede crear una dificultad mayor en corregir datos y contextos históricos incorrectos y hacer más complicado el trabajo de los maestros, ¿no es también una opción para que los alumnos se involucren en el proceso de aprendizaje de la Historia? ¿Sería este un reto que los maestros estarían dispuestos a cubrir tomando en cuenta el peso ya presente en su labor?

TK, creador de Historia para tontos, reconoció la importancia de los procesos no solo para producir conocimiento sino para comunicarlo, pero también habló de las limitaciones de los formatos que maneja para hacer divulgación certera. TikTok solo permite producir videos de 3 minutos, es imposible cubrir todas las implicaciones y mencionar todas las fuentes citadas  con esa limitante de tiempo. Debido a esto, el también estudiante de Relaciones Internacionales, invita constantemente a sus seguidores a investigar y leer más sobre el tema, consultar con expertos y hablar con sus maestros sobre los contenidos que ven en su canal.

“El éxito del divulgador es dejar la semilla de interés a la persona a la que tú les estas ofreciendo esta información”. TK reafirmó que su intención como comunicador no es dar clases de Historia, ni ser educador, sino ser un complemento de lo que se ve en la aulas. Su idea es compartir lo que aprende y generar en sus seguidores un deseo por aprender, lo cual él hace junto con ellos. El éxito de su canal, que tiene hasta hoy 5.9 millones de seguidores, y que recientemente ganó el premio TIkTok en la categoría Fav del conocimiento, pone en evidencia una de las áreas de oportunidad más importante en la comunidad de productores de conocimiento, no solo de Historia, sino de todos los rubros. “No hemos encontrado la manera de comunicar las ideas de manera clara”, declaró Omar Espinoza. El arqueólogo comentó que para los historiadores, las áreas laborales mejor entrenadas son la investigación y la educación, no propiamente la comunicación.

Cualquier historiador en México que quiera ser un divulgador efectivo en la era digital tiene que formarse doblemente, y tras su primera carrera en historiografía, dedicarse a adquirir la habilidades para crear contenido, saberlo colocar y promocionar, esto pone a los productores de conocimiento en una desventaja notoria frente a quienes dominan las herramientas para llegar a las masas; generadores de contenido como “Historia para tontos”, Bully Magnets y Extra Credits, si hablamos de historia, o Hank Green si hablamos de ciencias y otras áreas epistémicas.

El auge de generadores de contenido educativo ha creado una separación innecesaria entre productores de conocimiento y productores de contenido, cuando en su lugar podrían crear alianzas o formar a los productores de conocimiento para generar contenido de alto alcance. Veca Duncan ofrece una perspectiva única en el tema gracias a su formación como historiadora de arte. La curaduría ofrece un conjunto de recursos epistémicos invaluables para la divulgación: “Un curador […] investiga selecciona y exhibe, para hacer eso hace un guión”. Durante este proceso, explica Duncan, deben definirse los estándares de la investigación con rigor, definir porqué el tema escogido es relevante, conectarlo con el público al que se interesará este contenido y crear una narrativa cohesiva alrededor de este. En su caso, el tema son objetos artísticos pero aplica también para el conocimiento histórico, matemático, lingüístico, etc.

Duncan se refiere a los curadores como reductores de complejidad, que es justamente la misión final de todo divulgador, comunicador o maestro, cada uno desde su trinchera, con su formación, recursos y formatos escogidos. No es plausible no equivocarse nunca en la jornada, y la comunidad de historiadores que criticó el trabajo de “Historia para tontos” no pretende que jamás se equivoque y siempre tenga los datos precisos y correctos. Pero sí convocaron a una intención por aprender no solamente sobre historia, sino los procesos que la construyen así como las herramientas para distinguir entre las fuentes, líneas de investigación y calidad de las mismas, sugerencias por las cuales TK se mostró por demás interesado, entendiendo su posición como poseedor de una plataforma enorme para la comunicación de la historia.

De la misma manera, los moderadores de Interruptus Radio, Karla Motte (UNAM), Misael Chavoya, (ENAH) y Emiliano Canseco (Instituto Mora) exhortaron a la comunidad de Twitter a salir de las limitaciones impuestas por 280 caracteres, y hacer conciencia de que hay personas detrás del teclado, haciendo imperativa la necesidad de una conversación civil y libre de violencia. Intención que en el Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación compartimos firmemente.¿Habías escuchado hablar de “Historia para tontos”? ¿Sigues su contenido? ¿Qué piensas de este? ¿Puede ser complementario a la educación formal de la Historia? ¿Qué recursos utilizas en clase para facilitar la educación del pasado histórico? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/debate-divulgacion-historica

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La fuerza de la compasión y la educación

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

El acto educativo, como acto de compasión y amor, apela a la ternura y a la empatía que acoge, que atrae, que vincula, que empuja hacia la alegría, el bienestar y la felicidad.

En la entrega anterior, afirmábamos lo siguiente: “La escuela es un espacio privilegiado para desarrollar actitudes compasivas desde la educación prescolar y a lo largo de todo el sistema. Aprender a ser compasivo consigo mismo y con los demás. Ser compasivos con toda manifestación de vida en general: los animales, las plantas, los ríos, el mar, los cielos, y todo lo que en ello habite”.

Nadie niega el rol fundamental que la escuela debe jugar en la formación básica de la ciudadanía. Ella debe desarrollar las competencias y habilidades necesarias para la vida en cada generación. Un aspecto fundamental es el que tiene que ver con el desarrollo de la competencia de “vivir juntos”. 

Sí, ya lo sé, Jacques Delors en su tan manoseado libro por muchos “La educación encierra un tesoro”, (1) dedica el capítulo iv a lo que llama los cuatro pilares de la educación. Estos son: Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás, y aprender a ser.

En el título “El descubrimiento del otro”, del libro de Delors, se señala lo siguiente: “la educación tiene una doble misión: enseñar la diversidad de la especie humana y contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos”. Es decir, la educación debe procurarnos desarrollar la conciencia de que vivimos en sociedad con todo lo que ello significa. Que, por demás, como muy bien decía Benito Juárez, presidente de México en el siglo antepasado: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. 

Por supuesto, y esta es una idea que el texto aludido de Delors explicita muy bien, la conciencia del otro, o como dice el texto, el descubrimiento del otro, pasa forzosamente por el conocimiento de uno mismo. Conocerme a mí mismo y conocer al otro, es una dialéctica bellísima, que nos afirma en nuestra humanidad. El cuarto pilar señalado, es precisamente aprender a ser.

Como acto dialógico que es la educación, en los procesos dinámicos que envuelve la escuela y el aula entre los sujetos que allí confluyen, a propósito de enseñar y aprender, todos nos beneficiamos o deberíamos beneficiarnos con los aprendizajes, unos, desarrollando las competencias y habilidades prescrita por el currículo y las que su propio desarrollo demande, y otros, fortaleciendo y ampliando en la práctica, las competencias que lo hacen ser un profesional de la educación, y que se supone, está debidamente certificado por una institución de educación superior.

Una pedagogía de la compasión debe ser asumida al mismo tiempo como una ética de la compasión, y ello así, pues los procesos pedagógicos nos colocan ante situaciones fundamentales de la vida que supone la moral, la responsabilidad, el clima de hospitalidad necesario, la acogida, el cuidado de los demás, entre otras cosas. El maestro, en los procesos de gestión de oportunidades para enseñar matemática, lenguaje o ciencia, desarrolla estrategias que incentivan y promueven, dinámicas entre sujetos que aprenden y que siempre estarán colocados en situaciones distintas respecto a los propósitos de estos aprendizajes. No olvidemos el concepto vigostkyano de la zona de desarrollo próximo, donde cobra mayor sentido el valor de la compasión.

Es imposible obviar que la educación envuelve mucho más que contenidos disciplinares, pues se trata de seres humanos que, en la complejidad de sus múltiples dimensiones cognitivas, emocionales, morales, espirituales, etcétera, se vinculan y relacionan en una dinámica permanente de afirmación y negación. En ese proceso, como seres fundamentalmente sensibles, se despiertan todo tipo de emociones y sentimientos que van moldeando en la dinámica social, elementos centrales en el desarrollo de la personalidad de cada uno de esos sujetos que aprenden.

Nuestros deseos y nuestras angustias, nuestros éxitos y nuestros fracasos, los momentos de aplausos y reconocimientos por la respuesta bien dada, como aquellos en que denota la burla o el sarcasmo, por los yerros y equivocaciones cometidos, las sensaciones de placer y a veces de dolor, incluso, ponen de relieve que la educación es un acto que debe centrarse en la compasión y amor por los demás y consigo mismo. La educación es un acto intersubjetivo que va configurando subjetividades propias y colectivas, que nos hacen ser persona y un vínculo con los demás. Por esa y otras razones hay estudiantes que dicen: “hay maestros que dejan huellas, como otros que dejan heridas”. Ese proceso intersubjetivo de educar no solo toma como vía la palabra, sino también el gesto y la mirada.

El acto educativo, como acto de compasión y amor, apela a la ternura y a la empatía que acoge, que atrae, que vincula, que empuja hacia la alegría, el bienestar y la felicidad. Educar es ensanchar la conciencia del mí y del Otro (la alteridad), educar es colocarte en el camino de ser y de vivir juntos, de aprender sin límites, de gozar el proceso de constituirse en personas que piensan, que aman, que anhelan, que ríen, pero también lloran. 

En un mundo como el que vivimos hoy, centrado en el “yo” y la casi negación del Otro, una educación centrada en la compasión y el amor proporcionaría las herramientas al educando para el mejor conocer y tomar las mejores decisiones en función de todos y de toda forma de vida, construyendo una ciudadanía responsable y comprometida consigo mismo y los demás.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-fuerza-de-la-compasion-y-la-educacion-9016933.html

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Objetivo: paliar los efectos mentales y socio-emocionales que ha dejado la pandemia en las aulas

Por: ABC

Por Nora Rodríguez, fundadora y CEO de Happy Schools Institute y creadora de la primera «Red Global de Docentes Neuroeducadores» mediante comunidades de aprendizaje.

Innovar en las aulas en tiempos de pandemia implica incluir con urgencia en el currículum estrategias socioemocionales, de autoconocimiento, así como dinamizar espacios para que los alumnos puedan elaborar las pérdidas. La razón principal no es otra que responder a la necesidad global de humanizar las aulas en tiempos de crisis. El impacto de la pandemia tal como demuestran las investigaciones ha sido para muchos jóvenes similar a haber vivido una catástrofe climática. Por ello, es fundamental proporcionar a los alumnos la posibilidad de que perciban sus recursos internos, y cómo éstos les sirven para afrontar situaciones complejas e imprevistas.

El inicio de las clases, vivido en la actualidad más como un “regreso” a la socialización, no nos viene con el prospecto que indique claramente en qué pantalla de la pandemia estamos. Por lo tanto, la pregunta que hemos de hacernos es: ¿cómo pueden los colegios y las familias ayudar a los más jóvenes a que no arrastren al nuevo ciclo escolar las consecuencias emocionales y mentales producidas por el impacto de lo vivido desde el inicio del Covid-19, así como de qué recursos personales pueden valerse para sentirse menos vulnerables ante las experiencias futuras que les pudieran recordar sensaciones o emociones que les proporcionaron estrés continuado?

Retornar no siempre es fácil

Para quienes tengan la idea de que “regresar” a las actividades escolares durante una crisis sanitaria global es igual para todos los estudiantes, lamento darles la noticia de que mientras para algunos se trata de un acontecimiento positivo y lleno de ilusión, para otros es una situación que implica muchas dificultades y tensión. ¿La razón? Regresan sin saber dónde está el final. Nunca hasta ahora habíamos colocado a las nuevas generaciones frente a un evento que para muchos es realmente positivo mientras que para otros es todo lo contrario. Y no sólo porque “la percepción del regreso” puede sonar desconocida o complicada, sino porque implica mirar las pérdidas desde un lugar en el que tanto la felicidad como los propósitos choca con las restricciones del futuro inmediato, propias de la crisis sanitaria, y por lo tanto sólo se puede encontrar en el interior de cada uno y en una manera cada vez mejor de hacer las cosas.

Los trabajos del neurocientífico David G. Weissman, del departamento de Psicología del Desarrollo de la Universidad de Harvard, junto a un equipo de investigadores, demuestran que la internalización de los problemas de la pandemia ha producido cambios importantes tanto en niños como en adolescentes y un aumento del estrés: «La pandemia de COVID-19 ha producido cambios sociales dramáticos que han resultado en una mayor exposición a numerosos factores estresantes de salud, económicos y sociales para los adolescentes. (…), el grado de exposición a los factores estresantes relacionados con la pandemia varía ampliamente y es poco probable que el riesgo de internalizar los problemas relacionados con estos factores estresantes sea uniforme».

¿No es por lo tanto un excelente primer paso innovar en estrategias de fortalecimiento socioemocional, de modo que a cualquier edad los alumnos puedan salir más fácilmente del lugar mental en el que han estado, con sólo unas estrategias simples? Entre otras cosas, porque dicha investigación ponen el foco en las «dificultades con la regulación de las emociones ,el aumento de la reactividad de la amígdala a la amenaza y el menor volumen del hipocampo», lo que sin duda aumenta la vulnerabilidad en respuesta a eventos estresantes de la vida.

Primer paso: indaga con tus alumnos sobre qué entienden por “nueva normalidad”. Regresar sin un final del Covid-19 previsible, al que según parece hemos de acostumbrarnos durante los próximos años, tiene como implicación inmediata el que los alumnos expresen cómo entienden y sienten que les ha afectado la “nueva normalidad”, devino a que no se trata de algo que vendrá, sino que ya está aquí.

Es el momento de…

¿Entonces? Habrá llegado el momento de ayudarles a:

1- Que elaboren una lista de todo aquello que los seres humanos sabemos que hoy nos funciona para encajar en espacios conocidos las nuevas normas;

2- Darles la opción de que hagan sus propias listas de lo que pueden esperar “del regreso a las aulas” , añadiendo los propósitos personales que tengan para el futuro;

3- Cumplir con los hábitos cotidianos que se propongan por escrito, independientemente de que tengan 7 o 15 años.

Cinco estrategias en esta «vuelta»

Son propuestas para aumentar las fortalezas, el bienestar y el deseo de nuevos propósitos. Como aún se trata de un “volver” con condiciones, estas son las cinco estrategias que todo docente podrá incorporar fácilmente para mejorar la autorregulación emocional de sus alumnos mientras activa en ellos la capacidad natural de pensar como especie.

1- Motivarles con historias con las que sientan que pueden tomar la mejor decisión desde el presente para volver a actividades del pasado. Las historias y las anécdotas amplían la autopercepción.

2- Recordarles que desde que nacemos aprendemos a pensar en términos de grupo, que no es otra cosa que pensar como especie, activando estrategias en el aula de ayuda mutua.

3- Ayudarles a construir un presente con sentido ético. Por ejemplo, si durante la pandemia han dejado de tratarse con personas con las que hubo roces, ¿desde qué lugar interior desean retomar?

4- Dinamizar momentos de conexión social a través de cortos o d películas, para que puedan tener un espacio para compartir el miedo y/o el dolor por las pérdidas.

5- Crear ventanas de oportunidades en el aula que hayan surgido por efecto de la pandemia, y de agradecimiento, por ejemplo creando nuevos pactos, otros compromisos, así como valorar los cambios a los que han estado sujetos, aunque no les hayan gustado, pero que tal ve les han permitido descubr

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-objetivo-paliar-efectos-mentales-y-socio-emocionales-dejado-pandemia-aulas-202110160059_noticia.html

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¿Qué es la «ciencia DIY»?

Por:

Surgida de un deseo de aprendizaje para mejoras en el hogar y la curiosidad científica, la Do-it-Yourself science (ciencia DIY) ahora es un vehículo de promoción para la obtención de habilidades.

La práctica de la DIY science o “ciencia DIY” ha tomado relevancia especialmente este último año, ya sea como herramienta educativa ante la contingencia de las clases en línea o como camino a generar soluciones que ayuden a aminorar el impacto de esta crisis sanitaria. Para entender lo que es este concepto, primero tendríamos que explicar qué es el movimiento Do it yourself (DIY por sus siglas en inglés) que se podría traducir como “hazlo tu mismo”.

El término DIY engloba hacer o reparar las cosas uno mismo, desde el hogar. El origen de la tendencia vino desde un deseo e iniciativa de producir mejoras domésticas de una forma independiente, pero de la misma manera, siempre estuvo ligada a la curiosidad científica, la inventividad y la innovación.

Pudiera decirse que la práctica DIY ha sido uno de los vehículos de promoción más exitosos de habilidades básicas para el mantenimiento de la casa y la autosuficiencia, y en tiempos de pandemia ha ofrecido un refugio en el que las personas pueden aprender nuevas actividades, sentirse útiles y mantener aspectos importantes de su salud mental en el proceso. ¿Pero qué genera el movimiento DIY en la comunidad científica y como herramienta educativa?

Startups y la agencia del ejercicio científico

Cuando hablamos de ciencia DIY, hablamos de un proyecto que empieza en una cochera, puede ser una tarea escolar, un proyecto por diversión o el primer intento de crear la computadora Apple. Estas instancias se han extendido a otras áreas relacionadas como la química y la biología. A nivel general, tenemos esta idea de que toda la producción científica debería ser realizada por la academia, esta aseveración no está del todo equivocada, pero tampoco está del todo correcta. El rol de la academia es crucial para validar los esfuerzos científicos y en algunos casos para financiarlos, pero no es indispensable para producirlos en todos los casos. Gran cantidad de proyectos inician en las casas de los participantes y se consolidan a través de un modelo de negocios o lanzamiento a través de una startup.

Tal es el caso de Mycoworks, iniciativa mexicana que trabaja con células mycelium cells para producir desde imitaciones de cuero hasta ladrillos. Otro ejemplo es Curative, que se dedica a producir pruebas para diagnosticar COVID-19 y crear un esquema de fácil accesibilidad a las vacunas. “Es emocionante ver cuánto el sector de producción biológica ha tomado de la cultura de la tecnología. Startups tecnológicas, productores independientes de de videojuegos, y la cultura de Silicon Valley, todos nacidos de los primeros días de hackeo y programación de computadoras”, explica Leigh Nicholson, doctorante en biología celular y reproductiva por la universidad de Sidney en un artículo publicado en el World Economic Forum. Agregando que la producción de ciencia biológica a través del esquema DIY sigue siendo una escena pequeña y controversial, pero que ya ha sido consolidada a través de las startups. Si bien los beneficios de los avances tecnológicos son amplios, ¿cuáles son las implicaciones éticas?

La ética de hacerlo tú mismo

Lo más básico de entender acerca del la ciencia DIY es que no se trata de una ciencia nueva, ni de una estructura de producción científica que va a competir o a destituir a la que se hace en la academias y universidades. Es solamente una manera distinta de acercarse al aprendizaje y el ejercicio de la ciencia. La cuestión aquí es que la flexibilidad de realizar un proyecto científico bajo el esquema DIY debe permitir una dinámica en la que la colaboración, la transparencia, la apertura y el deseo de compartir conocimiento sea el motor principal.

El ejercicio científico independiente intersecta constantemente con los recursos de acceso abierto y la filosofía de la autosuficiencia económica, que habilitan a través del emprendimiento A través de estos dos aspectos la DIY science también ha sido un factor importante en la democratización de la ciencia. Pero lo anterior conlleva pros y contras, la ciencia realizada por individuos no tiene que pasar por los mismos controles e instrumentos de validación como la que se trabaja en instituciones. Si bien esto puede representar un ritmo de trabajo más ágil, y quizás llegar a nuevos conocimientos más rápido, el camino para comprobar y normalizar esos conocimientos, cerciorarse que sean seguros para el público general, es una senda más ardua. Especialmente en el sector de la ciencia biológica.

“Quienes hacen las políticas están conscientes que involucrar a miembros del público en la ejecución de investigación presenta retos éticos que requieren atención”.  En el manuscrito “A Cohort of Pirate Ships: Biomedical Citizen Scientists’ Attitudes Toward Ethical Oversight, las autoras Meredith Trejo, Isabel Canfield, Whitney Bash Brooks, Alex Pearlman y Christi Guerrini explican la intención de las instituciones académicas y científicas de establecer guías y regulaciones que permitan el ejercicio de la ciencia en una forma segura y efectiva. Agregan que los Institutos Nacionales de la Salud en Estados Unidos tienen el objetivo de investigar las implicaciones éticas, sociales y legales de la investigación independiente, y han realizado congresos con ese tema desde el 2015. Esfuerzos de esta naturaleza han contribuido al entendimiento de una perspectiva que favorezca la supervisión ética de actividades independiente de ciencia biomédica, por ejemplo.

Si bien existe un debate entre quienes abogan por políticas de éticas más claras para la ciencia DIY y quienes piensan que reduciría su flexibilidad y capacidad de crear colaboración libre, entre más esta práctica siga incursionando e innovando, más necesario será tener esta conversación y establecer un diálogo entre los productores de ciencia de todos los niveles y las instituciones.
¿Habías oído hablar de la DIY science antes? ¿La has aplicado en tus clases? ¿Qué piensas de las implicaciones éticas del ejercicio de la ciencia fuera de las instituciones? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/diy-ciencia

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