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El plan de un colegio sevillano que ha disparado el préstamo de libros de su biblioteca en un 70%

Por: Carlota Fominaya

El centro San Francisco de Paula enseña a los alumnos a trabajar la información y a verificar noticias utilizando sus volúmenes, entre otras cosas.

En un contexto educativo donde el libro tiene cada vez menos presencia, en favor de las tablets e incluso de los móviles… ¿qué pueden hacer los colegios para que los niños lean en medio de un creciente desinterés por la lectura? Más aún, ¿es posible convertir las bibliotecas escolares en un espacio central para el aprendizaje de los niños? El Colegio Internacional de Sevilla – San Francisco de Paula, donde estudian más de mil alumnos, es un ejemplo de que en este sentido, con una apuesta firme, se puede lograr una gran mejora.

Muchos padres se sorprendieron cuando el centro anunció el cambio de uso de su histórico patio de columnas, del siglo XVII. Antaño dedicado al esparcimiento de los alumnos y sobre todo a la acogida de las familias, el consejo de dirección del centro apostó por cambiar radicalmente de uso, convirtiéndolo en el corazón de la biblioteca escolar, y concretamente en el espacio de la Biblioteca dedicado a los más pequeños.

Plan diseñado

«Lo mejor lo que teníamos desde el punto de vista patrimonial decidimos convertirlo en biblioteca», explica el director del Colegio, Luis Rey Goñi, para quien esa decisión representaba «una verdadera declaración de intenciones del verdadero papel que queremos que tenga la biblioteca en nuestro proyecto educativo y por el que ya veníamos apostando desde años atrás». Un papel central y tan conectado con lo que pasa en las aulas, que a veces las clases se celebran en la propia biblioteca. La realidad es que para Rey Goñi, el traslado al patio de columnas fue «fundamentalmente simbólico». «Lo importante es lo que hicimos junto a esa transformación: un trabajo programado para integrar la biblioteca en el corazón mismo del proyecto educativo». «En España estamos acostumbrados a que lo usual sea lo contrario, y así suele ocurrir que la biblioteca es, en muchos centros, una infraestructura residual y desconectada del proyecto educativo, donde algunos niños, pocos, van a estudiar y otros, menos aún, van a leer. Pero que eso sea lo usual no quiere decir que sea lo correcto y de hecho lo que ocurre, en los mejores colegios y universidades del mundo es justamente lo contrario», advierte el director de este centro escolar.

Formación y juego

Para ponerlo en marcha este profesional entendió que lo primero era formar a todos los estudiantes en el uso de esta sala. «Enseñamos a los alumnos cómo se organiza una biblioteca, cómo se trabaja con un catálogo, qué diferencias hay entre un libro de ficción y otro de información, cómo se utiliza un índice, un glosario, cómo se hace una referencia bibliográfica… Aunque sean muy pequeños, poco a poco van aprendiendo». «Lo que no podemos pretender es que los niños sepan una cosa si no les enseñamos a trabajar con la información, que es lo más importante de este siglo». Por este motivo, prosigue, «y para conseguir que la biblioteca sea una fuente de servicios, que es algo que se ha perdido un poco con internet, tratamos de enseñar a los estudiantes a trabajar con la información, a verificar si los contenidos que se encuentran en internet son verdaderos o falsos («fake news»)…».

Todas estas actividades tienen una vertiente informativa pero también lúdica, explica este bibliotecario. «Siempre tienen una tarea por hacer, pero jugando. Se hacen «scapes rooms» con la puerta cerrada con un candado que no se abre hasta que no logran dar respuesta a todas las pistas, los resultados de esa transformación son bien elocuentes. En los últimos cuatro años el incremento del número de préstamos de libros ha sido del 70%, en los últimos dos (desde la reforma) del 22%, casi un 40% si sólo se toman los datos del primer trimestre (8.000) y de un 60% si se compara el registro del verano de 2018 al de 2019: son precisamente los niños de primeras edades los que más libros sacan. Paralelamente, ha crecido el fondo bibliográfico, pasando en dos años de 46.000 a 56.000 ejemplares.

Resultados académicos

Hasta qué punto estos datos son responsables de los resultados académicos, es una cuestión difícil de dilucidar, entre otras cosas porque la nueva orientación de la Biblioteca es indesligable de un proyecto educativo global, pero lo cierto es que los alumnos de este centro han mejorado notablemente su ortografía, el fracaso escolar no existe, el porcentaje de repetidores no llega al uno por ciento ni en Primaria ni en Secundaria ni en Bachillerato y los resultados de las pruebas de acceso a la Universidad no han dejado de mejorar en los últimos años.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-plan-colegio-sevillano-disparado-prestamo-libros-biblioteca-70-por-ciento-201911130116_noticia.html

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La migración como fake news

Por: Luis Britto García.

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En la década de los cincuenta, cerca de 800.000 inmigrantes europeos ingresaron a una Venezuela que contaba poco más de cinco millones de habitantes. A todos se los acogió fraternalmente; no hubo campañas xenófobas ni propuestas de invadir Europa para remediar la crisis humanitaria que ponía a su población en fuga.

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Desde entonces fue Venezuela paño de lágrimas de todas las migraciones de la región y del mundo. A cambio sólo recibe agresiones, y una de ellas es el escándalo mediático que exagera la salida de nuestros compatriotas a otros países. Para ponerlo en perspectiva, consultemos las tasas de migración neta del Index Mundi, a su vez documentadas con los datos del CIA world Factbook.

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La tasa de migración neta revela la diferencia entre el número de personas que inmigra a un país o emigra de éste en un año por cada 1.000 habitantes, y se expresa con una magnitud positiva (+) cuando el número de los que ingresan supera al de los que egresan, y con una negativa (-) cuando salen más de los que entran. En dicha tabla, que cierra en enero de 2018, se asigna a Venezuela una tasa de migración negativa de -1, lo que quiere decir que el año anterior el total de los emigrantes habría superado en 1 por mil a los inmigrantes.

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En la misma tabla, un conjunto de países cuyos gobiernos dicen estar supuestamente afectados por la excesiva migración venezolana, como Chile, Ecuador, Brasil o Panamá presentan una tasa neta de migración de 0 (cero), lo cual indica que, o no han sido objeto de ingreso notable de venezolanos, o que sus nacionales abandonaron dichos países en igual proporción.

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Otros países cuyos gobiernos resienten estar supuestamente afectados por la migración de venezolanos, como Colombia, Uruguay u Honduras, presenta una tasa neta de migración de neta de -1 (menos uno), exactamente igual a la de Venezuela, lo que significa que sus habitantes están emigrando de ellos en la misma proporción que lo hacen los venezolanos, y en mayor cantidad en el caso de mayor demografía, como sucede con Colombia.

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En fin, países alegadamente afectados por nuestra migración, como México, Guatemala y Perú, presentan una tasa neta de emigración de -2 (menos dos) lo que significa que sus habitantes emigran, proporcionalmente, en cantidad doble que los que dejan Venezuela.

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Parecida situación afecta a Jamaica, con tasa de -4, a Guyana, con tasa de -5, a Jamaica y a Trinidad y Tobago, con tasa de -6, y al Estado Libre Asociado de Puerto Rico, con tasa de -12, lo cual significa que, proporcionalmente, sus salídas de emigrantes son superiores cuatro, cinco, seis y doce veces a la de Venezuela.

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Ante estadísticas compiladas por un organismo enemigo de nuestro país como la Central Information Agency, cabría preguntarse cómo pueden quejarse de un exagerado ingreso de venezolanos países cuya población es estable o cuyo flujo emigratorio es igual al venezolano, o supera a éste en proporciones de dos, tres, cuatro, cinco, seis y hasta doce veces. Como fariseos, ven la paja en el ojo del vecino y no la viga en el propio. Contra ninguno de ellos se han promovido declaraciones de crisis humanitaria; ninguno ha sido amenazado con invasión para paliarla, ni ha tenido que defender sus fronteras contra intentos de violarlas con tal pretexto.

Añadamos que, si nuestra tasa neta de migración de -1 representa el número de emigrantes por cada mil habitantes, y suponemos que la población actual de Venezuela es de unos 30.000.000 millones de habitantes, tendríamos entonces que de nuestro país habrían emigrado el año en referencia unas 30.000 personas, y no las cifras apocalípticas que inventan fake news y encuestas fake. Pasqualina Curcio calcula en este diario con mayor precisión el número de 38.027 emigrantes para 2018.

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Comentario aparte merece la calidad de esa emigración. Un informe del Servicio de Estudios Económicos del BBVA Research sobre los venezolanos en Perú destaca que éstos trabajan 20 horas más, presentan mejor estado de salud y en promedio tienen mejor educación que lo peruanos. “En su mayoría, los emigrantes venezolanos son ingenieros, administradores de empresas, profesores, abogados, contadores y enfermeras. Y aquellos que tienen carreras técnicas son en su mayoría administradores o analistas de sistemas y computación. También los hay mecánicos, enfermeros, contadores, comunicadores y hasta periodistas”. Su trabajo habría mejorado la economía del país: “Estimamos que en 2018 el PBI potencial creció 4,4%, casi un punto porcentual más de lo que hubiese aumentado si la migración de ciudadanos venezolanos no hubiese ocurrido” (Elizabeth Fuentes: El Cooperante, Emisora Costa del Sol FM14-10-2019).

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Si el mencionado informe fuera veraz, parte del inmenso esfuerzo en Salud y Educación cumplido por el bolivarianismo estaría en último término beneficiando a países cuyos gobiernos nos adversan al proporcionarles gratuitamente profesionales que necesitamos. Para evitarlo, reiteramos sugerencias para facilitar la inserción productiva de nuestros profesionales: 1) concentrar el esfuerzo educativo en las especialidades que el país necesita 2) enseñar metodología, para facilitar la autoformación y renovación constante de saberes 3) impartir para todas las carreras conocimientos básicos de Derecho, Administración y Contabilidad a fin de graduar profesionales versátiles que se puedan desempeñar en múltiples áreas 4) crear mecanismos informatizados que permitan el encuentro de la oferta y demanda de profesionales tanto en el sector público como en el privado.

La materia gris es el recurso natural más precioso: evitemos su fuga.

PD: Me confirieron el Premio Nacional de Historia.

PPD: Por segunda vez Hidrocapital abre y deja sin tapar un boquete frente al garaje de mi casa en la urbanización Santa Marta. A ver si me premian completando su trabajo.

Fuente del artículo: http://www.radiomundial.com.ve/article/la-migraci%C3%B3n-como-fake-news

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Ante la crisis ambiental que vivimos, es hora de repensar la forma en que enseñamos ecología

Por: .

 

La era de los contenidos digitales y las fake news ha traído consecuencias para varios rubros del conocimiento, algunos de estos vitales para nuestra supervivencia. Hoy en día, políticos y figuras de influencia tienen la libertad de pronunciarse incrédulos del cambio climático o fervientes creyentes de que las vacunas y el autismo en los niños están relacionados.

Este año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, eligió a William Happer, conocido por su escepticismo ante el cambio climático, para dirigir la propuesta de un comité presidencial para la Seguridad Climática. Happer es solo uno de una larga lista de científicos con discursos problemáticos, algunos de ellos han conseguido los más altos honores que un académico puede tener, y aún así pueden sostener puntos de vista polémicos.

Kary Mullis, ganador del premio Nobel de química en 1993, y fallecido en agosto de este año, sostenía públicamente que el virus del SIDA no existía y que el calentamiento global era un invento de parásitos con títulos de economía o sociología. El discurso de Mullis puede ser conflictivo para muchos, pero es prueba de que la ciencia no solo se trata de datos, sino de la lectura que le damos, de la percepción con la que encuadramos los datos que registran los experimentos realizados.

Esa percepción puede estar sesgada o limitada sin importar cuántos grados académicos o premios se ganen. No podemos hablar de ciencia sin opinión o perspectiva humana. Pero, ¿qué pasa si esta opinión es guiada por fines personales o políticos? Si se acumula la evidencia de un apabullante daño ambiental que se acerca al punto de no retorno, ¿no sería entonces tiempo de reexaminar la perspectiva con la que encuadramos ecología y cómo la enseñamos?

El panorama actual

El año 2019 se ha caracterizado por diversos desastres ambientales consecutivos. Islandia anunció el derretimiento completo de un glaciar. La selva de las Amazonas en Brasil lleva 74,000 incendios en lo que va del año, (un aumento del 83 % en relación con el año pasado). También en Brasil se reportó otra pérdida catastrófica, más de 500 millones de abejas fueron encontradas muertas por apicultores en cuatro estados Brasileños debido al uso indiscriminado de pesticidas.

A la par de esto, las comunicaciones del presidente brasileño Jair Bolsonaro fueron desalentadoras. El mandatario se burló de la opinión pública sobre los desastres naturales y culpó a las ONG’s por los incendios en la selva amazónica. Desde cierto punto de vista esto puede entenderse como una politización innecesaria sobre casos de desastres naturales y temas ambientalistas. Una politización que nos lleva a experimentar todos estos sucesos ecológicos negativos sin preguntarnos, ¿qué los está causando realmente?

Los esfuerzos por una educación con conciencia ecológica

A la fecha no existen programas educativos estandarizados de carácter nacional en las escuelas públicas de ningún país para concientizar sobre el estado actual del medio ambiente y cómo tomar medidas para prevenir y/o frenar los avances del calentamiento global y las consecuencias de una contaminación sistemática.

Sin embargo, existen iniciativas en diversos países, tanto individuales como institucionales, para llevar el conocimiento científico sobre el medio ambiente a las escuelas.

Greta Thunberg / Foto: Bigstock.

Greta Thunberg / Foto: Bigstock.

La región norte de Tyne en Inglaterra, pretende convertirse en el primer lugar del mundo con un maestro acreditado para enseñar sobre el cambio climático en cada una de las escuelas primarias y secundarias de carácter público en la región. Esto se lograría capacitando a los docentes a través de un curso en línea que durará de 15 a 20 horas y cubrirá temas como las bases científicas del cambio climático, planeación para la adaptación, salud, bosques, finanzas del cambio climático y negociaciones internacionales.

En Canadá, cerca de 150 mil estudiantes dejaron de asistir a clases para tomar las calles el 15 de marzo de este año y demandar acciones más directas en la esfera gubernamental y social para combatir el cambio climático. Esta movilización de jóvenes interesados por combatir el cambio climático replica los objetivos de los Fridays for Future, un movimiento de concientización ambiental fundado por Greta Thunberg, una activista sueca de 16 años, quien después de participar en numerosas protestas en las afueras de su parlamento, actualmente acaba de terminar una travesía de dos semanas en la que cruzó el Océano Atlántico a vela (en lugar de tomar un avión debido a los dañinos carbonos emitidos por los aviones) y así sensibilizar el tema del cambio climático, sus consecuencias y el valor de educar para prevenirlo. Su última parada sería Chile, donde se reunirán representantes de alto nivel de 197 países del mundo para discutir sobre la condición ambiental actual y cómo mejorarla.

Ver imagen en Twitter

El primer paso para concientizar al mundo acerca de la problemática ambiental ya se está dando, el siguiente sería integrar formalmente esta intención en las escuelas. Y que de esta manera, los estudiantes puedan tener las herramientas para conocer qué es lo que le afecta al planeta y cómo ayudar a aliviar esos síntomas desde su capacidad individual hasta el esfuerzo colectivo.

Fuente del artículo: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-medio-ambiente

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Poe wants social media awareness included in primary, secondary education in PH

Asia/ Phillipine/ 30.07.2019/ Source: news.mb.com.ph.

Poe on Tuesday, July 2, filed Senate Bill No. 129, which seeks the inclusion of social media and its importance in the curriculum of primary and secondary levels of education in the country.

This was one of the first 10 measures she filed to begin her second term in Senate.

“Social media is upon us and should be put to good use by teaching the youth the value of responsible, fair and truthful usage,” Poe said in a statement.

“Magandang lugar ang mga paaralan para maimulat ang mga kabataan sa responsable, mapanuri at produktibong paggamit ng social media. Kailangang mabigyan din sila ng sapat na impormasyon kung ano ang maaaring i-post, ano ang mga dapat iwasang paniwalaan agad, at kung paano mag-beripika ng mga datos. Para na rin ito sa kanilang kaligtasan,” she added.

(Schools are an ideal place to teach the youth on the responsible, critical and productive use of social media. They should also be given enough information about what they can or cannot post, what should not be believed easily, and how to verify data. This is also for their safety.)

In her bill, the Department of Education (DepEd), in consultation with the Department of Information and Communications Technology (DICT), will formulate the necessary steps and measures to achieve these objectives.

Aside from elementary and high school, Poe also sought to include social media education in the National Service Training Program (NSTP), particularly in the service components pertaining to the Literacy Training Service and the Civic Welfare Training Service.

The bill tasks the Commission on Higher Education (CHED) and the Technical Education and Skills Development Authority (TESDA), in consultation with DICT, to lead its implementation.

The “Digital 2019, a report from Hootsuite and We are Social showing people’s online behavior around the world, found that Filipinos spend an average of 10 hours a day on the internet.

Digital 2019 also revealed that social media use in the Philippines was at 71 percent, above the worldwide average of 45 percent. It said Filipinos spent the most time on social media at four hours and 12 minutes on average per day.
It also showed that 79 million Filipinos aged 13 and older were on social media.

In her bill, Poe noted the role of social media in information dissemination and shaping of public discourse and opinion.

She said she hoped that the youth will learn the virtues of discernment and critical thinking amid the prevalence of so-called “fake news”.

“This bill seeks to insulate the citizenry from attempts to unscrupulously utilize Social Media for various kinds of black propaganda and misinformation which are detrimental to transparency, accountability and truthfulness which could frustrate a meaningful, fruitful and intelligent discourse towards nation-building,” Poe added.

Source of the notice: https://news.mb.com.ph/2019/07/03/poe-wants-social-media-awareness-included-in-primary-secondary-education-in-ph/

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Jeff Jarvis: «Le tenemos pánico moral a la tecnología»

Por: El Mundo

El periodista y escrito experto en tecnología conversa con PIXEL sobre las lecciones que la prensa podría sacar de las grandes empresas de Silicon Valley.

Es profesor, periodista y uno de los mayores expertos a a nivel mundial en la fina intersección en la que el periodismo y la tecnología se cruzan. También es una rara avis en un momento en el que las grandes tecnológicas se ven constantemente salpicadas por es escándalos, las mentiras y los abusos hacia los consumidores.

En lugar de sumarse a la oleada de críticas, Jeff Jarvis intenta sacar una lección positiva sobre como las grandes empresas de Sillicon Valley son capaces de leer el presente y adaptarse. Una filosofía que el autor introdujo en su primer gran éxito What Would Google Do?

Ahora atiende a PIXEL antes de dar una conferencia en la facultad de Económicas del CEU para compartir su visión actual sobre el ecosistema que componen las grandes empresas tecnológicas y los medios de comunicación.

Pregunta: ¿Es todavía Google un buen ejemplo?

Respuesta: Sí, todavía lo son, incluso más aun. Escribí el libro porque creo que es la empresa que mejor entendió Internet y cómo triunfar en ese entorno. Mientras tanto, los medios de comunicación seguimos intentando replicar nuestros viejos modelos en una nueva realidad pero Google es capaz de transformarse a sí mismo a medida que la realidad cambia.

En aquel momento no fui capaz de predecir que Google se convertiría en una compañía tan vinculada a la tecnología móvil que también fabricase sus propios productos. Han demostrado saber identificar las oportunidades y la demanda a medida que ha estado surgiendo y han sido capaces de de explotarlas de una manera muy inteligente.

P: Pero en el momento de escribir su libro no se conocía una ínfima parte sobre lo que Google sabe sobre nosotros y qué hace exactamente con nuestros datos. Incluso las personas más concienciadas solo pueden hacerse una idea pero carecen de toda certeza sobre todos los procesos a los que someten y explotan nuestros datos. ¿No debería Google enfrentarse a una legislación más potente para protegernos?

R: Me temo que estamos entrando en un pánico moral sobre la tecnología. Hay muchas historias sobre las consecuencias negativas y creo que podría afectar a Internet negativamente.

A día de hoy, la legislación en Europa creo que es bastante mala y puede tener consecuencias inesperadas.

P: ¿Por qué?

R: Por ejemplo, Alemania tiene una ley contra el discurso de odio que ha puesto a las redes sociales en el punto de mira y está provocando que Facebook destruya cualquier contenido que pueda ser remotamente perjudicial.

En otros países como Francia, tienen leyes contra las Fake news que arroga a los gobiernos y las empresas la potestad de decidir qué es verdad y es muy preocupante.

También me preocupa el derecho al olvido porque reescribir la historia siempre ha sido un ejercicio muy peligroso. Se trata de un punto que, además, nos debería preocupar especialmente a los periodistas.

En el otro extremo, por ejemplo, tenemos la GDPR que es una normativa bienintencionada pero muy difícil de asumir para las pequeñas empresas.

P: ¿Estaría entonces en contra de la regulación?

R: Para nada. Simplemente creo que necesitamos una regulación más inteligente. Pertenezco a un grupo de trabajo sobre libertad de expresión y moderación de contenidos en internet y me gustan dos ideas en las que estamos trabajando.

P:¿En qué sentido?

R: Pues que los asuntos legales se deberían tratar siempre en los tribunales. Ahora, por ejemplo, Facebook, Google y Twitter tienen que retirar en menos de 24 horas los contenidos manifiestamente ilegales. El asunto es que estas empresas no deberían tener que pronunciarse sobre si algo es ilegal. Eso debe suceder en un tribunal. Una opción sería la creación de tribunales nacionales específicos para Internet, con jueces con formación específica y pensados para operar con agilidad y decidir si un contenido debe eliminarse. Se trata volver a situar a la legalidad donde corresponde: en un tribunal. Nuestras leyes se deben discutir en público y de forma transparente. No en privado y con empresas.

En el caso de Francia, por ejemplo, están trabajando en una ley que obligue a las empresas tecnológicas a tener unas normas claras y públicas que se ajusten al derecho francés y exige a las compañías que cumplan con dichas normas. Lo que significa es que Twitter y Facebook pueden tener dos estándares distintos pero que ambos se han sometido a debate público y se adaptan a la ley francesa en lugar de que las empresas, con brocha gorda, decidan eliminar todo lo que consideren el discurso de odio.

Aun más peligrosa es la ley del Reino Unido, que dice que las plataformas deben eliminar, no solo el contenido ilegal, sino también el contenido que sea «legal pero dañino». Esto significa que el gobierno está convirtiendo cualquier contenido en algo potencialmente ilegal.

P: Lo que dices suena a establecer una censura de facto…

R: Efectivamente. Una censura legal cuyo poder para ejercerla queda en manos de las empresas. Además, no está claro lo que es «dañino» y eso tiene repercusiones en el discurso público.

P: Ha mencionado la ley francesa contra las fake news y esas dos palabras se han convertido en una fiebre en el discurso público. ¿Por qué hablamos tanto sobre fake news precisamente ahora? ¿Por qué es un tema de conversación sobre el que habla todo el mundo todo el rato?

R: ¿Cuál es tu teoría? (insiste en preguntarnos Jervis)

P: Creo que Trump contribuyó a convertir las palabras fake news prácticamente en un eslogan y fue quién disparó su popularidad y tuvo tanto éxito que convirtió esta expresión en una forma de tirar por tierra cualquier argumento sin tener que penar en otro para rebatirlo. Si alguien publica una información negativa sobre un político no necesita pensar en un modo de contrarrestarla o en la forma de generar su propia narrativa. Simplemente tiene que decir que eso es «fake news», que es más corto más, fácil de recordar e incluso tiene más musicalidad que cualquier argumento racional que se pudiera proporcionar.

R: Esto de acuerdo. Además, contribuya a generar un clima de desconfianza en el que se dude de todo y en el que todo sea sospechoso.

P: También creo que hablamos del tema porque la gente saca beneficio económico de ello, como hicieron en varios países de Europa del Este durante las elecciones norteamericanas. No era un tema político o ganas de incordiar en una elección. Simplemente podían ganar mucho dinero con los anuncios de Google. ¿Qué puede hacerse ante esta clase de fenómenos?

R: La respuesta siempre está en ser capaces de generar un discurso y un contenido de calidad. La respuesta a las fake news debe ser más periodismo, más noticias ciertas. Es como el juego de dar al topo con un martillo, intentas acabar con una fake news pero sale otra por otro lugar. Nunca vamos a ganar esa guerra. Se trata de educar al público para que aprenda en qué fuentes debe confiar. El problema es que hay mucha gente que quiere creerse esas informaciones falsas y yo en parte culpo de ello a Fox News y a Ruppert Murdoch por preparar el clima para generar esta desconfianza.

P: Hay periodistas y académicos que dicen que estas noticias falsas, con titulares engañosos o de mala calidad las ha propiciado Google y Facebook porque al llamativos, la gente les hace más caso que a las noticias legítimas, acaban leyéndose más y volviéndose más virales…

R: Las plataformas están intentando eliminar esa clase de titulares y noticias engañosas. Por ejemplo, Facebook dice que si la gente hace click en las noticias pero no leen las noticias, ese contenido pierde peso en su algoritmo. Sin embargo, la parte grande del problema es que los medios nos hemos lanzado a un negocio que funciona por el volumen de tráfico en un momento en el que los precios bajan y la desesperación sube. El problema es que eso acaba convirtiendo el contenido en gatitos y Kardashians… Estoy seguro que también tenéis una Kardashian en España.

Fuente: https://www.elmundo.es/tecnologia/creadores/2019/07/11/5d273fa4fdddff0b598b4572.html

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¿Qué pueden hacer los maestros para combatir las noticias falsas? Hablemos del alfabetismo de noticias

La epidemia de desinformación es un fenómeno global con consecuencias muy graves. ¿Qué puede hacer la educación frente a esto?, ¿de qué se trata la competencia de alfabetización mediática e informacional?, ¿cómo puede desarrollarse en el salón?, ¿por qué es crucial que los profesores la enseñen?

México, 2018: En agosto, dos hombres fueron golpeados y quemados hasta la muerte en el municipio de Acatlán, Puebla debido a rumores falsos en WhatsApp que los acusaban de “robar niños”. Nigeria, 2018: En junio, 11 hombres fueron asesinados en Mangu debido a una serie de imágenes y mensajes que circulaban en Facebook, la desinformación hizo creer que eran parte de un grupo que buscaba atacar al lugar.

Estados Unidos y Reino Unido, 2016: Durante la elección presidencial y el referéndum del Brexit, respectivamente, circularon masivamente cadenas de desinformación en redes sociales que polarizaron a la sociedad. Brasil, 2018: La elección presidencial de este país sudamericano también se vio afectada por olas de desinformación.

Los ejemplos mencionados son tan solo algunos casos emblemáticos que muestran cómo la desinformación es un problema que se extiende por todo el mundo y conlleva consecuencias graves.

El fenómeno de la desinformación no es nuevo. Ha existido por siglos, pero las nuevas tecnologías de la información –que incluyen al Internet  y las redes sociales– han potencializado su fuerza. Si bien estas plataformas han traído grandes beneficios, también han permitido que la información falsa se produzca, difunda y expanda a velocidad y proporciones nunca antes vistas.

Datos internacionales prueban que se trata un problema global.

Tan sólo en Internet, existen 1.3 miles de millones de páginas web que permiten que 3.7 miles de millones de usuarios interactúen e intercambien diariamente información, según el documento A Digital Single Market for the benefit of all Europeans (2019), de la Comisión Europea. Por otro lado, la manipulación y desinformación en línea se han utilizado en al menos 18 países durante elecciones, según el informe Freedom on the Net (2017) de la organización Freedom House.

Frente a un problema tales dimensiones, ¿la educación qué puede hacer?, ¿y los profesores?, ¿cómo enseñar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes a ser críticos con los contenidos que consumen?

Organismos internacionales lo tienen claro: la epidemia de desinformación es innegable y no podrá resolverse sin la ayuda de las y los profesores e instituciones de educación.

“Las instituciones educativas, los medios de comunicación y las autoridades deben invertir en medios independientes y en la alfabetización mediática e informacional (MIL, por sus siglas en inglés) para aumentar el conocimiento y la comprensión de los medios y la información, la tecnología digital y el análisis de datos”, explica la Comisión Europea en el documento Report of the independent High level Group on fake news and online disinformation (2018).

Enseñar a las y los estudiantes a cuestionarse es fundamental para las democracias

Enseñar en el aula a los estudiantes –independientemente de su edad y/o el grado que estén cursando– a analizar la información que consumen, se inserta en una historia más grande. Una que va ligada directamente a la enseñanza del pensamiento crítico, habilidad crucial que forma parte de la educación cívica.

Para entender esta idea un poco mejor, vale la pena leer la anécdota que Chris Sperry narra en su texto “Fake News” and Media Literacy: An Introduction (2018).

“En abril, di un taller sobre integración del pensamiento crítico y la alfabetización mediática a 40 formadores de docentes en Estambul, Turquía”, cuenta. “Al final de la presentación, un educador se puso de pie y dijo: ‘Si enseñamos así, podríamos ser despedidos o hasta arrestados’. Inmediatamente, un segundo maestro se levantó de un salto y dijo: ‘Debemos enseñar a nuestros estudiantes a cuestionar, esa es la base de nuestro papel como educadores’”.

Como menciona el maestro turco del que escribe Sperry, enseñar a los alumnos a cuestionar es clave. Esta idea puede traducirse como desarrollar el pensamiento crítico, habilidad que forma parte (o debería formar parte) de la educación cívica.

¿Por qué esto es tan importante? Porque todas las habilidades relacionadas con la educación cívica que se desarrollan en los salones de clases tienen un impacto directo en la sociedad: tanto en el combate de la desinformación, como en el fortalecimiento de la democracias.

“En una sociedad caracterizada por instituciones cívicas débiles, discursos públicos balcanizados y un compromiso cívico profundamente desigual, las escuelas pueden ofrecer a todos los jóvenes oportunidades para aprender hechos y habilidades fundamentales, interactuar entre sí y con sus comunidades, y desarrollar disposiciones y valores que apoyen una forma republicana de gobierno”, explican Peter  Levine y Kawashima-Ginsberg Kei en su análisis académico The Republic is (Still) at Risk– and Civics is Part of the Solution (2017).

“El aprendizaje cívico, cuando se realiza correctamente, es el mejor vehículo para capacitar a los jóvenes [en temas democráticos]. La evidencia muestra que aumenta el conocimiento, las habilidades y las disposiciones de los jóvenes y los encamina para ser ciudadanos activos una vez que sean adultos”, agregan.

Alfabetización mediática e informacional, una competencia indispensable para el siglo XXI

Como se explicó, el fenómeno de la desinformación actual es tan grave que ha tenido consecuencias como la muerte de personas inocentes o la manipulación de procesos electorales nacionales. La educación es clave para combatir el problema y existe una competencia específica que, si se enseña de forma correcta en los salones de clases, puede contribuir a la solución.

La UNESCO denomina esta competencia como alfabetización mediática e informacional (MIL, por sus siglas en inglés). La define como “un conjunto combinado de las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) necesarias para la vida y el trabajo de hoy. La  MIL abarca todos los tipos de medios de comunicación y otros proveedores de información como: bibliotecas, archivos, museos e Internet”.

Se explica, además, que este conjunto de competencias faculta a los ciudadanos para: comprender las funciones de los medios de comunicación y de información, evaluar críticamente los contenidos y tomar decisiones como usuarios y productores de información.

Iniciativas educativas para enseñar alfabetización mediática: aulas virtuales, cursos abiertos en línea, asociaciones con medios, empresas digitales y más

Los esfuerzos por enseñar esta competencia dentro del salón de clases, de forma estructurada, están surgiendo de forma global: desde Canadá y Estados Unidos hasta Brasil, desde Eslovaquia hasta Italia, incluyendo a países como Singapur y Australia. Día a día se hace más evidente que se necesitan nuevas iniciativas para educar no solo a estudiantes, sino a profesores y a los aprendices a lo largo de la vida (o lifelong learners) a procesar los inmensos flujos de información actuales.

Múltiples instituciones gubernamentales así como organizaciones no gubernamentales, universidades, centros de investigación, museos, medios de comunicación, entre otros organismos y colectivos en diversos países están desarrollando programas, iniciativas o proyectos para enseñar a alumnas y alumnos, desde preescolar hasta universidad, la competencia de alfabetización mediática e informacional.

¿Cómo funcionan estas iniciativas?, ¿cómo se debe enseñar esta competencia?

No hay un solo camino, pero sí muchas alternativas que ofrecen recursos y herramientas digitales que pueden adaptarse a la edad de los alumnos y necesidades de las y los educadores.

Mapa interactivo: En este mapa, creado por el Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey, se explica a detalle qué iniciativas educativas están surgiendo alrededor del mundo para enseñar la competencia de alfabetización mediática e informacional (MIL). Cada ícono ofrece una visión general de la iniciativa o proyecto: ¿qué es ?, ¿de qué se trata?, ¿cómo se enseña la competencia?

Para más información, cada uno de los íconos tienen un enlace que lo dirige al sitio web correspondiente de la iniciativa o proyecto.

Una forma de enseñar esta competencia es a través de clases en línea. En Estados Unidos, por ejemplo, existe Checkology®,  un aula digital que ayuda a los educadores a equipar a sus estudiantes con herramientas para evaluar e interpretar las noticias y aprender a determinar qué información es confiable. La Escuela de Periodismo de la Universidad de Stony Brook, por otra parte, tiene el Center for News Literacy (Centro para Alfabetización Mediática) que, entre otros recursos, ofrece el curso de alfabetización de noticias en línea “Making Sense of the News: News Literacy Lessons for Digital Citizens”, al que se puede acceder a través de Coursera.

Otras iniciativas educativas o de organismos no gubernamentales que ofrecen recursos, herramientas, talleres, clases y/o currículums digitales, enfocados en la educación son: LupaEducação, en Brasil; Osservatorio Permanente Giovani-Editori, en Italia; Globsec, en Eslovaquia; First Draft, en Londres y Nueva York; y The Media Literacy Council, en Singapur.

Medios de comunicación y hasta museos, también han creado recursos educativos para profesores, estudiantes y el público en general. En Estados Unidos, The New York Times creó la sección The Learning Network, todos sus contenidos son pensados para estudiantes y de acceso gratuito. En Reino Unido, BBC creó algo similar con BBC Young Reporter y en Australia, el medio ABC News siguió un camino similar.  En Washington, un museo dedicado a las noticias –Newseum– en colaboración con empresas privadas desarrolló NewseumED.

Cada vez surgen más iniciativas educativas que buscan enseñar la competencia de alfabetización mediática e informacional. No solo las ONG y compañías de medios de comunicación están interesadas, también los gobiernos y las grandes empresas tecnológicas.

Italia, por ejemplo, tiene una iniciativa que vale la pena revisar. Desde 2017, el Ministerio de Educación de este país lanzó un programa (en cooperación con grandes empresas digitales como Facebook), que consiste en clases para enseñar cómo reconocer noticias falsas y verificar información. La primera fase incluyó 8,000 escuelas italianas, aproximadamente 4 millones de estudiantes.

Por otra parte en Canadá, en 2017, Google otorgó  $500,000 dólares para el proyecto NewsWise, realizado en asociación con The Canadian Journalism Foundation (CFJ) y CIVIX. El objetivo: enseñar a las y los estudiantes a analizar los mensajes de los medios y ampliar su conocimiento sobre cómo se producen las noticias. La fase piloto trabajó con  1.5 millones de niños canadienses (entre 9 y 19 años).

En Europa existe el Grupo de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea sobre la Desinformación Digital y Noticias Falsas. Su iniciativa educativa más fuerte es Lie Detectors, trabaja en Alemania y Bélgica y enseña a los alumnos (de 10 a 15 años) habilidades como la identificación de noticias falsas y métodos para verificar información.

Referencias

European Commission (2019). A Digital Single Market for the benefit of all Europeans. EU publications. Recuperado de: https://ec.europa.eu/commission/sites/beta-political/files/a_digital_single_market_benefit_all_europeans_en_20190319_1230.pdf

Freedom House (2017) Freedom on the Net 2017: Manipulating Social Media to Undermine Democracy. Recuperado de: https://freedomhouse.org/report/freedom-net/freedom-net-2017

European Commission (2018). Final report of the High Level Expert Group on Fake News and Online Disinformation. EU publications. Recuperado de:  https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/final-report-high-level-expert-group-fake-news-and-online-disinformation

Levine, P., & Kawashima-Ginsberg, K. (2017). The republic is (still) at risk–and civics is part of the solution. Medford: Tufts University, September, 21, 5. Recuperado de: https://www.civxnow.org/static/media/SummitWhitePaper.fc2a3bb5.pdf

Sperry, C. (2018). » Fake News» and Media Literacy: An Introduction. Social Education, 82(4), 206-207. Recuperado de: https://www.socialstudies.org/publications/socialeducation/september2018/fake-news-media-literacy-an-introduction

UNESCO (S/A). Alfabetización mediática e informacional. Recuperado de: http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/media-development/media-literacy/mil-as-composite-concept/

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La educación filosófica en la era digital

Por: Pedro Feal Veira.

Es imprescindible que el sistema contribuya a la formación de un criterio propio, autónomo y crítico en las mentes de los más jóvenes

En una sociedad de la información como la nuestra, plenamente mediatizada por la tecnología digital y por la que circulan continuamente millones de datos sin contrastar, es imprescindible que el sistema educativo contribuya a la formación de un criterio propio, autónomo y crítico, en las mentes de los más jóvenes que les ayude a discernir entre lo verdadero y lo falso, lo valioso y lo desestimable, lo decente y lo indecente, lo justo y lo injusto, dentro del inmenso aluvión de mensajes que reciben a diario en sus móviles, ordenadores y demás aparatos electrónicos. Discernir, por ejemplo, entre bulos (fake news) y auténticas noticias, o entre romanticismo y pornografía, o entre una teoría política coherente y el fervor populista sustentado en un manejo interesado de las emociones por parte de líderes más o menos carismáticos.

Por este motivo, la enseñanza de la Filosofía, antigua pero —como el mar del poema de Valéry— siempre recomenzada y perenne disciplina del pensamiento, se vuelve más necesaria que nunca, siendo como es una reflexión racional en la que se analiza con rigor qué es real y qué no lo es (ontología), qué es la verdad y cómo conocerla (epistemología o teoría del conocimiento), cuáles son los valores y normas morales que debemos seguir (ética), qué son la belleza y el arte (estética) y en qué consiste lo justo en la sociedad y en el ejercicio del poder (filosofía política). Además, la lógica estudia las formas válidas de razonamiento en contraposición a las falacias, y la metodología, los procedimientos de investigación, descubrimiento y comprobación científica de las afirmaciones y hechos. El aprendizaje de estas disciplinas filosóficas entrena al intelecto a discernir lo legítimo de lo espurio, lo auténtico de lo simulado, lo cierto de lo manipulado. Y el resultado es el desarrollo de una capacidad de juzgar (krinein, en griego) o criterio, que hace posible aplicar, en un primer momento, la duda metódica como filtro de las múltiples informaciones que recibimos sin desbastar, y en una segunda fase, asumir como válidas aquellas que pasen la prueba de la veracidad, la fiabilidad y la transparencia, así como los controles intelectuales de la ética, la estética y la política racional.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/02/06/opinion/1549445588_649435.html

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