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Entrevista a Claudia Korol de Pañuelos en Rebeldía: Educación Popular y Pedagogías Feministas: Un movimiento que busca e intenta revolucionar al mundo

Presentación

Uno de los sujetos históricos, pedagógicos y revolucionarios más relevantes del último tiempo ha sido el movimiento feminista, no solo por su impacto en los espacios públicos y políticos, sino también porque ha sido capaz de irrumpir profundamente en las formas en que nos relacionamos, sentimos y vemos el mundo cotidianamente. Por ello, aprovechando que como Escuela Pública Comunitaria del Barrio Franklin (Santiago de Chile)1 se nos hizo llegar una invitación para participar del XIV Encuentro de la Red de Redes de Educadorxs Populares2, nos reunimos con diferentes compas para nutrirnos de los saberes que nos pudiesen compartir respecto a este tema. Entre ellas/os estuvo Claudia Korol: educadora popular, feminista, integrante del Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía, quien ha participado de la publicación de varios textos sobre las Pedagogías Feministas y los vínculos entre la Educación Popular y el Feminismo3. La conversación que tuvimos con ella es la que a continuación compartiremos con ustedes.

Entrevista

Escuela Pública Comunitaria (EPC): Claudia, queríamos primero agradecerte el espacio para poder hacer la entrevista. Te queremos hacer tres preguntas. La primera es cómo desde Pañuelos en Rebeldía comprenden el Feminismo y las Pedagogías Feministas, y cuál es el diálogo que establecen entre el Feminismo con la Educación Popular.

Claudia Korol (CK): Sí, nosotros y nosotras fuimos comprendiendo a través de los años de Educación Popular que hay que desmontar todas las opresiones: la opresión del colonialismo, del capitalismo, y también del patriarcado. No se puede hacer Educación Popular emancipadora sin pensar que una de sus dimensiones importantes es la dimensión feminista, antipatriarcal, anticolonial. Por eso es que lo fuimos asumiendo y lo fuimos tomando. Además, eso se combinó con el crecimiento del movimiento de mujeres, del movimiento de las diversidades sexuales, del feminismo. En la Argentina hubo una ampliación tremenda de la lucha feminista que es muy evidente. Lo que tal vez no sea evidente, es que esta situación nos exige un nivel de trabajo organizativo, político y pedagógico y nos demanda multiplicar los procesos en Pedagogía Feminista. Hay puntos de coincidencia entre nuestra interpretación de la Educación Popular y de la Pedagogía Feminista, como son: la idea de un diálogo de saberes, que trata de romper con que hay unas personas que tienen todo el saber y que lo tienen que bajar a quienes supuestamente no lo tienen; también cierta horizontalidad en la creación y construcción de los procesos de enseñanza y aprendizaje, que parte del hecho concreto de que todas las personas tenemos saberes y podemos compartirlos; por otra parte, el lugar de nuestros cuerpos como fuente de lugar de reconocimiento de las opresiones y dominaciones, pero también de las posibilidades que tenemos de lucha y emancipación.

EPC: ¿Cómo esta forma de entender el Feminismo, las Pedagogías Feministas, la Educación Popular y sus cruces se materializa en experiencias?

CK: De distintos modos. Al arrancar cualquier proceso de Educación Popular, en general, tratamos de identificar las opresiones en nuestros cuerpos, en nuestras comunidades, en nuestros territorios. Si son cuerpos de mujeres, las opresiones tienen que ver en gran medida con la opresión patriarcal enlazada, entramada, trenzada con la opresión colonial racista y con la opresión y explotación del sistema capitalista. Tratamos de hacer momentos diferenciados. La Pedagogía Feminista tiene que sostener y partir del sujeto mujer; no trabajamos todo el tiempo en grupos mixtos; sí establecemos diálogos entre mujeres, varones, lesbianas, travestis, trans, pero tratando de que cada cuerpo pueda expresar su palabra, su vivencia, su memoria, reconocer sus heridas. Ahí hay un esfuerzo grande de lectura y de interpretación en nuestra propia situación y de las relaciones de poder que se puedan dar en las comunidades.

EPC: Una última pregunta ¿Por qué hablan de Pedagogía Feminista y no de educación no sexista

CK: Nosotras hablamos de Pedagogía Feminista, porque el término ‘no sexista’, cuando ven los temas de género, son categorías de análisis de las relaciones de opresión y de cómo se manifiestan. En ese sentido, nos parece interesante que se plantee en ámbitos como de la Educación Pública, que los contenidos de la educación no reproduzcan estereotipos sexistas. Pero la Pedagogía Feminista es la pedagogía de un movimiento revolucionario, y en ese sentido entendemos y creemos que es una herramienta de la lucha del feminismo. Tiene que ver con un movimiento revolucionario, tiene que ser revolucionario, el feminismo no es simplemente un análisis de las relaciones de género. Para poner una comparación: una cosa es el análisis de las clases y otra es la lucha socialista ¿no? Estamos hablando de un movimiento revolucionario. La Pedagogía Feminista es la pedagogía de un instrumento revolucionario que es el feminismo, que queremos que siga siéndolo, que no se licúe, que no se lave. Pero la educación no sexista puede ir a todas las escuelas. No creo que en estas etapas de la lucha sea la Pedagogía Feminista lo que irrumpa como Educación Pública porque, bueno, el sistema es patriarcal, por más que hayan ‘bachis’4 y espacios que lo disputen. Nuestro movimiento de mujeres lo vamos a tratar de formar y de educar desde la Pedagogía Feminista.

EPC: Entonces, en definitiva, el sujeto educativo es el movimiento feminista y todo su desplegar educativo es la Pedagogía Feminista.

CK: La pedagogía de un movimiento que busca y que intenta revolucionar al mundo.

Entrevista realizada el martes 18 de septiembre del 2018 en Radio La Tribu, Buenos Aires, Argentina.

– Cristian Olivares Gatica, chileno, es educador popular de la Escuela Pública Comunitaria del Barrio Franklin (EPC). Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica y Licenciado en Educación con mención en Geografía egresado de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Magíster en Historia de la Universidad de Chile. Docente e investigador del Departamento de Educación Básica de la UMCE. Integrante del Grupo de Trabajo CLACSO “Educación popular y Pedagogías Críticas” y de la Red Trenzar. Registro ORCID: 0000-0002-6281-2034. Mail: cristian.olivares.gatica@gmail.com

Victoria Garcés López, chilena es educadora popular de la Escuela Pública Comunitaria del Barrio Franklin (EPC). Profesora de Estado en Matemáticas y Física y Licenciada en Educación egresada de la Universidad de La Serena (ULS). Profesora de Matemática del Colegio Raimapu. Mail: victoria.garces.lopez@gmail.com


1 La Escuela Pública Comunitaria del Barrio Franklin es una experiencia ubicada en el límite sur de la comuna de Santiago de Chile que, posicionada desde las Pedagogías Críticas y la Educación Popular, sostiene junto a varias organizaciones la propuesta de que la educación sea financiada por el estado y esté bajo el control de las comunidades educativas, desde lo cual se podría fortalecer y resignificar la educación pública para que contribuya a los procesos de emancipación social. En cuanto proyecto surge en el contexto de movilización social por una ‘educación pública, gratuita y de calidad’ en agosto del 2011 y como experiencia se materializa desde el 2013 a la fecha, particularmente mediante nivelación de estudios, clases de español para personas migrantes haitianas y brasileñas, diversos espacios de autoformación, asambleas de educadoras/es, asambleas comunitarias, talleres y múltiples actividades comunitarias.

2Celebrada el 14 y 15 de septiembre del 2018 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

3Dentro de los textos que en esta oportunidad podemos destacar están: Hacia una pedagogía feminista (2007), Feminismos populares: pedagogías y políticas (2016), Feminismos populares. Las brujas necesarias en los tiempos de cólera (2016) y el último libro Educación popular, diálogo de saberes y pedagogía feminista (2017).

4‘Bachi’ es la referencia abreviada a Bachillerato Popular, el cual es un espacio de educación donde personas jóvenes y adultas asisten para terminar su escolaridad, basado en los planteamientos de la Educación Popular e impulsado por organizaciones sociales, territoriales o sindicales.

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/198382
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Toda la verdad sobre El Principito… o casi

Redacción: Clarín

Las principitas, de Nicolás Herzog y Lina Vargas, recupera la historia, un poco cierta y otro poco mito popular, que sitúa los orígenes de El principito en las afueras de Concordia.

El libro Las principitas, de Nicolás Herzog y Lina Vargas, recupera la historia un poco cierta, otro tanto mito popular, que sitúa los orígenes de El principito en las afueras de Concordia, ciudad entrerriana donde su autor, el francés Antoine de Saint-Exupéry, tuvo que aterrizar forzosamente en los años 30, debido a un desperfecto en el monoplano que piloteaba.

La historia dice que un día entre diciembre de 1929 y enero de 1930 el Latecoere que volaba Saint-Exupéry se averió, el piloto bajó de emergencia en el campo que veía debajo, una rueda del avión pisó una vizcachera y, mientras repasaba el alcance del daño, las risas de unas chicas, que se burlaban de él en su lengua, lo sacaron del trance: eran Susana y Edda Fuchs, las hermanas de 12 y 18 años que nutrirían el imaginario de uno de los libros más leídos de la literatura universal.

La tapa del libro de Antoine de Saint- Exupéry.

La tapa del libro de Antoine de Saint- Exupéry.

Susana y Edda, sorprendidas de que el escritor y piloto las entendiera, fueron a pedir ayuda y fue su padre, Monsieur Fuchs, quien llevó al aviador al castillo de San Carlos, el palacete gastado donde vivía la familia en un recodo agreste del Salto Chico del río Uruguay, la casa que lo llevaría de regreso a la tierra de su infancia en Saint Maurice de Rémens, adonde encontró el reparo que nueve años más tarde le dio sustancia a «Oasis», el quinto capítulo de su novela Tierra de hombres.

La publicación del sello Ariel es una secuela del filme Vuelo nocturno, híbrido entre documental y ficción dirigido por Nicolás Herzog (Santa Fe, 1979), que recupera la historia, sacada del ámbito de la anécdota familiar por Elsa Aparicio Pico en 1953, profesora y traductora del francés amiga de la familia que comenzó a investigar y fue la primera en relacionar a El Principito con la visita que el aviador y escritor había hecho a los Fuchs.

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Si ahí el cineasta da cuenta de la atracción de Saint-Exupéry por esas jóvenes y su vínculo con los animales y el cosmos (cabalgaban, pescaban, hablaban con alimañas, habían amaestrado a un zorro), también habla del imaginario de una comunidad que en la tradición oral prefiere llamarlas niñas y elucubrar romances con un desconocido de 29 años que llega a su casa.

«Hay algo que tiene que ver con el mito que se forjó en torno al lugar, la trama social que fue atravesando generaciones, siempre con muy poca documentación. Concordia es una ciudad bipolar, patriarcal y misógina, con un núcleo duro que pivotea entre lo intelectual, lo burgués y la cuna del peronismo entrerriano. Algo aquí discurre de otra manera y me interesaba captar ese tono en la construcción de sus mitos», dice Herzog.

Antoine de Saint Exupery, autor de El principito, sus misteriosos días en la Argentina.

Antoine de Saint Exupery, autor de El principito, sus misteriosos días en la Argentina.

En el libro, Lina Vargas (Bogotá, 1985) amplía ese registro: desarrolla la infancia de Antoine Jean Baptiste Marie Roger (1900-1944), verdadero nombre de Saint-Exupéry, su amor por la aviación, la misión que se autoimpone de intercomunicar al mundo como un puente cuando comienza a volar para la Aeropostal trazando rutas por África y Sudamérica, su vínculo con la muerte y la historia del mítico castillo, hoy parte de un Parque Nacional.

«En la infancia de Saint-Exupéry germina toda su obra. La visita al castillo de San Carlos, en medio de la naturaleza, le evoca ese periodo que compartió con sus hermanos de juegos y creatividad constante: dibujaban, escribían, el Rey Sol, su apodo de niño, hacía poemas y despertaba a la familia para leérselos, hacían obras de teatro, inventaban aparatos, les gustaba la música», repasa Vargas.

Por eso, advierte, «no reivindico a Susana y Edda como musas estáticas, calladas, sino como chicas que tenían voz con los adultos, opinaban en la mesa, eso no era común en la época, y que conectaron al autor con esa sensación de libertad y bienestar que también era común en su familia».

Antoine de Saint Exupery pasó misteriosos días en la Argentina.

Antoine de Saint Exupery pasó misteriosos días en la Argentina.

Mas allá de la relación con los Fuchs, está también la leyenda del Castillo, la casona Luis XV de 27 habitaciones con terraza al río, pisos de mármol, cortinas de terciopelo y portón enorme de hierro macizo que terminó de construirse en 1888 a instancias de Édouard de Machy, joven que dilapidaba la fortuna de su padre banquero en fiestas fastuosas y proyectos engañosos y que desapareció sin dejar rastro cuatro años después.

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El libro descubre asimismo «una línea matriarcal compuesta por mujeres fuertes y autónomas«, señala Vargas: Marie Suzanne Valon, madame Fuchs, «jugaba al golf (lo hizo hasta los 75 años), manejaba y a veces, cuando el auto no arrancaba, apartaba al marido y se ponía al volante. Cabalgaba, fumaba, bebía whisky, tuvo su bautismo aéreo. Fue por su deseo de aventura que el matrimonio dejó Francia y se instaló en San Carlos en 1908, amaba la naturaleza y le transmitió eso a sus hijos».

Restauran el departamento donde vivió Saint Exupéry entre 1929 y 1931 en la Galería Guemes.

Restauran el departamento donde vivió Saint Exupéry entre 1929 y 1931 en la Galería Guemes.

«Finalmente está su vínculo con la muerte», señala. Cuarentón y con dolores físicos por los accidentes aéreos que había sufrido, Saint-Exupéry publica Piloto de guerra (1942), una de las caras de la moneda que completa El Principito (1943).

Y como el personaje que deja que la serpiente le inocule su veneno para poder volver a su asteroide, el oasis infantil, Saint Exúpery deja Nueva York adonde se había mudado, discrepando con la política de resistencia antinazi de De Gaulle y retorna al escuadrón aliado de reconocimiento. Finalmente desaparece, sobrevolando el mar Tirreno, el 30 de julio de 1944.

Fuente: https://www.clarin.com/cultura/toda-verdad-principito_0_EoaHuNDag.html

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#TBT: Reminiscencia de los derechos humanos desde el Portal Otras Voces en Educación

Por: Rose Mary Hernández Román/Otras Voces en Educación 

Ante los conflictos de guerra y de distorsión de trato inhuman, de exclusión, discriminación e injusticia, los derechos humanos  se han convertido en el norte del trato a la existencia  de la vida luego de su proclama en la ONU para el año de 1948. Muchos han sido los organismos internacionales que se han apegado a su defensa, motivando movimientos y organizaciones sociales incuestionables en la conformación de los marcos interpretativos.

La lucha por la búsqueda de un mundo con iguales oportunidades  pasa por la necesidad del reconocimiento del derecho a: la vida, igualdad y prohibición de la discriminación, igualdad entre mujeres y hombres, igualdad ante la ley, libertad de la persona, integridad y seguridad personal, educación, labor profesional con remuneración justa,  libertad de conciencia, sexualidad, salud, alimentación, afecto, a la verdad, entre otras tantas dimensiones legítimas que garanticen una vida plena.

En ese sentido, el único lenguaje que cabría la palabra globalización es en el del relacionado con la mundialización de los derechos humanos, no sólo los civiles y políticos, sino también los de carácter económico, social y cultural. A este proceso, el Portal otrasvoceseneducación.org se suma activamente, promoviendo el hecho de que progresivamente disminuyan las desigualdades sociales y se respeten las identidades culturales.

En este intento por aportar un grano de arena en este arduo proceso, este trabajo constituye una oportunidad de acercar estos planteamientos a la comunidad educativa de América Latina, del Caribe y del mundo entero. Para ello se ha buscado, por un lado, incorporar reflexiones críticas sobre los conceptos relacionados con los derechos humanos, así como dar a conocer el contexto en relación a su actual situación.

De igual manera, se ha dado espacio para mostrar los nuevos Movimientos Sociales, partiendo de su definición y configuración, como una importante vía de defensa y reivindicación de los derechos más fundamentales de los seres humanos. Es por eso que hoy ofrecemos el material y la experiencia que a lo largo de estos tres años de trabajo colectivo en OVE hemos considerado importantes bajo la temática Derechos Humanos y Movimientos Sociales, abriendo una ventana donde asomar las conciencias y adquirir un compromiso ético personal.

Derechos humanos y movimientos sociales: experiencia participativa desde Otras Voces en Educación:

OVE Año: 2016

Banco Mundial: Indicadores de derechos humanos para migrantes y sus familias  http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/32234

Mujeres y niñas refugiadas sirias son obligadas a prostituirse en Líbano http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/128272

África es cuna de la humanidad y de la injusticia http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/162539

Indonesia: Detengan la castración química http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/177059

UNICEF: Asesinan en México a 4 niños al día http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/187691

¡Y Virginia Wolf se fundió con el agua! Una reflexión literaria sobre el empoderamiento de la mujer

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/45313

4 cuentos infantiles para prevenir y detectar a tiempo el abuso sexual http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/117605 

OVE 2017

Ecuador: Aulas Hospitalarias en pro de la educación de niños en situación de enfermedad http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/194626

Pueblos indígenas, 300 millones de voces reclaman justicia http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/220075

Atilio Borón: No callar, pero para decir la verdad http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/221734

Estados Unidos: Desigualdades raciales y falta de fondos en educación preocupan a padres de niños latinos y afroamericanos http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/226463

Más de 5.000 inmigrantes fueron expulsados del estado español en 2016 http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/227695

Una escuela contra la dominación http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/235105

Colombia: Más de 3.000 ex-guerrilleros terminarán su primaria http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/235940

Primer ministro de Canadá aboga por defender derechos de las niñas http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/248950 

OVE 2018

Racismo e izquierda: la clasificación de la tribu http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/254998

Gritos en el silencio: ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos! http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/267349

Matrimonio igualitario en Cuba y Colombia: mirar al pasado u olvidarlo, según convenga (Video) http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285373

Sueños y desafíos de la infancia trans http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/285961

UNESCO defiende valor de la educación en lucha contra discriminación http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/290029

UNICEF: Guerras privan de educación a 104 millones de jóvenes http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/289878

Un análisis necesario de las luchas actuales del magisterio en el continente americano http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/274388

España: El movimiento feminista convoca una huelga de mujeres: “Este 8 de marzo vamos a pararlo todo” http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/265186

OVE 2019

Venezuela: Otras Voces en Educación (OVE) entrevista a Telémaco Figueroa, Coordinador de la FTUV Docente http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/298789

Save The Children presenta el informe “No a la guerra contra la infancia” para alertar sobre el maltrato y asesinato infantil http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302133

Carta abierta de Noam Chomsky y 70 académicos al gobierno de Trump http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/300856

Contra la intervención golpista en Venezuela por una salida democrática a la crisis http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/299278 

Para finalizar, desde el portal otrasvoceseneducación.org queremos invitarte a potenciar el compromiso social  a través de la concienciación, la reflexión y el análisis de la realidad, fomentando el aumento de la participación en la vida ciudadana de la sociedad en la que vivimos. Únete a la defensa de un mundo en paz, libre de guerras, amenazas.

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La poesía y la tecnología impulsan la «revolución» de las escritoras árabes

Redacción: El Diario

Hablamos con mujeres de la situación de la literatura realizada por escritoras, a raíz de la celebración del Salón Internacional del Libro de Casablanca.

Mientras algunas destacan los cambios en los últimos años y aseguran que no hay «autocensura», otras matizan que todavía «faltan muchas cosas».

Aziza Yahdin Omar habla por teléfono mientras sus compañeras cantan canciones andalusíes. Ninguna usa velo y su ropa es occidental. Están en un pequeño stand arrinconado del Salón Internacional del Libro y la Edición (SIEL) que se celebra cada año en Casablanca y que en este 2019 cuenta con España como país invitado. Destaca la presencia de estas mujeres, puesto que en el pabellón de esta feria, inaugurado en 1949 y uno de los bienes protegidos de Marruecos por su bello techo abovedado, hay stands en los que solo hay hombres. Hojeando libros o haciendo negocios.

Estas mujeres forman parte de la Asociación de Escritoras de Marruecos, fundada en 2012. Aziza es su presidenta. Cuando deja de  charlar por el móvil accede a hablar con eldiario.es. Pero para ello (y para la foto) sí se pone el velo.

«Desde hace cinco años se han editado 6.000 libros escritos por mujeres marroquíes. Y ha habido un gran cambio. Tenemos más libros sobre temas científicos, jurídicos», afirma Aziza que recuerda que hay 57 grupos de la asociación por todo el país con ocho filiales en el extranjero  como parte de la liga de escritoras de Marruecos.

La presidenta insiste en que las cosas han cambiado mucho en el país desde la reforma de la Constitución en 2011, que revalorizó la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y sobre todo, la reforma de la Mudawana –el Código de Familia- que eliminaba, por ejemplo, que las mujeres tuvieran que pedir permiso al marido tener una cuenta corriente en el banco. Sucedió en 2004.

«Las mujeres marroquíes no se autocensuran a la hora de escribir. Lo exponen todo. Ya no tenemos temas tabúes», asegura la presidenta de las escritoras. Para ello habla de las más jóvenes, «que escriben sobre todo, tienen una lengua más moderna y están probando mucho con la literatura en las redes sociales».

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Uno de los stands en la que solo hay presencia masculina PAULA CORROTO

A su lado está Fátima, de la Asociación Marroquí de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos. Ejerce de traductora y se sonríe ante las palabras de Aziza, introduciendo matices. «Es cierto que el país ha avanzado mucho y sobre todo muy rápido en los últimos años, pero todavía faltan muchas cosas. No es todo como se dice», comenta poco después.

Aun así también señala que está habiendo algunos movimientos que proceden principalmente de las autoras más jóvenes. «Hay una modernización muy grande en el cuento y la poesía, quizá lo que más». Esta asociación, de hecho, es una de las que se encarga de traducir a jóvenes escritores marroquíes al español.

El furor de la poesía

Una persona que conoce bien qué está ocurriendo en las letras árabes femeninas –y no solo en Marruecos es la traductora Margarida Castells. Entre sus traducciones, principalmente del árabe al catalán, se encuentran los poemas de Aziza Ahdiya, La confessió de Tantan. Ha trabajado en Egipto, Siria, con autores kurdos, y es considerada una de las grandes especialistas en lengua árabe.

Castells señala que la mujer árabe se enfrenta «a los problemas comunes del patriarcado, que están desde hace milenios»; sin embargo, también recuerda que en los países árabes la mujer poeta tuvo mucha presencia en el ámbito público. «Fue antes del siglo VIII, en la oralidad, porque cuando empieza la escritura se conforman unas élites, que son hombres, y ya ahí la mujer deja de tener tanta presencia», sostiene Castells.

Las escritoras no comenzarán a recuperar un poco de espacio hasta el siglo XIX, aunque no ha sido hasta el XXI cuando ha comenzado una nueva explosión, «gracias a la poesía y la tecnología», afirma la traductora.

¿Por qué estos dos factores? Hay una cuestión política. «La poesía es la más rápida de conectar con la política. Puedes soltar tus poemas en la plaza. Eso lo vimos con las primaveras árabes», recuerda Castells. En el debate político y literario también se ha colado –aunque se intente tamizar- el asunto del velo.

La traductora reconoce que en los últimos tiempos han cambiado las cosas y, si bien antes eran las sociedades más urbanas y las clases medias las que no querían el velo, «ahora está siendo al revés, y hay muchas escritoras que lo justifican. Pero digamos que está en un punto intermedio. Hay quien lo defiende y quién no». A esta voz se suma la de Luz Comendador, que lleva 20 años ejerciendo la traducción del árabe: «Lo cierto es que las árabes no escriben solo sobre el velo. Creo que su compromiso político al final es el mismo que el de las mujeres occidentales».

Aziza, escritora y presidenta de la Asociación de Escritoras de Marruecos
Aziza, escritora y presidenta de la Asociación de Escritoras de Marruecos PAULA CORROTO

Más allá de las más conocidas

Precisamente, a los traductores les pesa que la mirada desde los países occidentales suela ser más política que literaria. De hecho, dos de las autoras árabes más conocidas, como la egipicia Nawal Al Sadawi y la marroquí Fátima Mernissi, son, en gran parte, activistas. «Casi todo lo que llega a España es porque los editores lo han leído del francés o el inglés. Tenemos un muro bastante grande porque lo que prima es si estas autoras son conocidas y tienen ya éxito en otros mercados literarios», se lamenta Castells para quien, al final, no es tan positivo que desde el mundo occidental se reconozca sólo a una o dos escritoras árabes.

«Al Sadawi es una gran luchadora pero cuando te conviertes en ‘la escritora’ es ella ya solo, y eso no va a hacer visibles a las demás. Con Fátima Mernissi pasa lo mismo: parece que ya no hay otras escritoras marroquíes», añade la traductora.

Y, por supuesto que las hay. En el pabellón español de la feria se puede encontrar el libro de Antonio Reyes Ruiz, Antología de la poesía femenina marroquí, editado por Ediciones Alfar en 2007, que recoge los poemas de 18 autoras nacidas a lo largo del siglo XX, más consagradas y otras que eran emergentes. Pero en el prólogo la profesora de la Universidad de Sevilla, Mª Dolores López Enamorado, ya cuenta las dificultades para que las escritoras salten el muro de su propio país: La soledad de la arena, de la poeta Aïcha Bassry fue el primer poemario publicado al español de una poeta marroquí. Y no sucedió hasta 2006. «Marruecos parece un país situado en un remoto extremo de la península arábiga», escribe la profesora.

La cornisse de Casablanca, desde donde se puede observar la enorme mezquita que se inauguró en 1993 a mayor gloria del rey Hassan II –es la segunda mezquita más grande después de la de La Meca- da, sin embargo, buena cuenta de los cambios que se introducen poco a poco en Marruecos. Pandillas de jóvenes –ellas algunas con velo, otras sin él- que pasean y ríen y se comportan como cualquier adolescente. La literatura estará ahí para recoger estas transformaciones.

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Pabellón de España en la feria

España, país invitado

El Salón Internacional del Libro de Casablanca se celebra desde hace 25 años, pero esta es la primera vez que cuenta con España como país invitado de honor. Fue el Ministerio de Cultura marroquí quien lo decidió el pasado mes de octubre y la Dirección General del Libro, junto a Acción Cultural y el Instituto Cervantes, se encargaron de preparar el programa para que estuviera listo estas semanas de febrero.

Entre las actividades, se harán sendos homenajes a Juan Goytisolo, con las exposiciones del viaje por Almería que realizó junto a Vicente Aranda –quien tomó las fotografías y que fueron donadas años después al actual ministro de Cultura, José Guirao- y a José Miguel Ullán. También habrá varias charlas en relación con la traducción, y participarán escritores como Antonio Gamoneda.

Fuente: https://www.eldiario.es/cultura/libros/revolucion-escritoras-arabes_0_867213554.html

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Claudia Korol, activista por el socialismo «Me hice feminista para profundizar en la revolución, no para desviarme de ella»

La Tizza

 

“Lo que está en curso es una guerra contra los pueblos (…) contra las disidencias sexuales”

 

Dayron Roque (DR): Si tuviéramos que presentar a Claudia Korol a nuestras lectoras y lectores de La Tizza, ¿cómo lo haría?

Claudia Korol (CK): Me presentaría, en primer lugar, como una mujer que, desde jovencita, milita en distintos espacios de lucha política, en lo que aspiramos a que sea lucha revolucionaria por el socialismo. Soy también mamá de una hija que vive conmigo y todavía está creciendo, revolucionándose y revolucionándome. Hago el aporte a esa lucha desde la educación popular. Participo hace muchos años de un espacio que es el equipo de educación popular “Pañuelos en Rebeldía”. Soy feminista, integro Feministas de Abya Yala, una articulación de colectivas del feminismo popular, indígena, negro, campesino. Una red de organizaciones y compañeras de varios lugares del país y del continente. Hago radio en varios programas, y escribo en la medida que puedo.

DR: El momento actual es muy complicado en América Latina y el Caribe. Pasamos de la “época de cambios”, al “cambio de época” y ahora mismo no sabemos en dónde estamos. Todo eso en veinte años, más o menos. ¿Qué lectura hace del momento actual, de sus desafíos, complejidades?

CK: Creo que hubo un apresuramiento en hablar de “cambio de época”, al nombrar a los gobiernos llamados “progresistas”. No se advertía -con esa generalización- las diferencias que había en ese gran paraguas entre todos esos gobiernos. ¿Había cambios estructurales? ¿En qué se alteró la estructura del poder? No se veían los límites de muchos de esos proyectos, sus complejidades, contradicciones. Había un cierto triunfalismo que estimulaba un pensamiento acrítico, en el que las diferencias se estigmatizaban. Se creía que eran procesos irreversibles. Bajo ese nombre, “gobiernos progresistas”, había experiencias muy diferentes, desde la revolución bolivariana de Venezuela -con todas sus contradicciones- pasando por gobiernos capitalistas neodesarrollistas, con alguna propuesta distributiva asistencialista financiada por políticas extractivistas, como el de Kirchner o Lula, procesos con impronta descolonizadora, como el de Evo, y gobiernos fuertemente autoritarios como el de Ortega-Murillo.

Es lamentable esto que ha sucedido, porque todos, todas, hubiéramos querido un cambio de época. Ahora se ve con mucha crudeza que no fue así, cuando con procesos electorales caen algunos de estos gobiernos como castillos de naipes; o con procesos no electorales como intervención, fraudes, golpes de estado -como el caso de Brasil-; y donde la respuesta del movimiento popular muestra una debilidad muy grande. Una se pregunta ¿cuál fue el proceso de cambio? ¿Cuál fue el proceso de transformación, que fue tan débilmente defendido en algunos casos y en otros fue rechazado mediante procesos electorales?

Algunas compañeras nos preguntábamos, cuando asumían estos gobiernos, si lo que estaba sucediendo era resultado de la acumulación de fuerzas de los movimientos populares, o si no era sobre todo un voto castigo a las políticas neoliberales que tanto nos golpearon a los sectores populares, y pensábamos -incluso lo debatimos en otros encuentros de Paradigmas– que así como hubo un voto de castigo contra aquellos gobiernos neoliberales, podría haber luego un voto de castigo hacia los gobiernos “progresistas” que no cumplieran con las expectativas populares; sobre todo -esto es muy importante- si estos gobiernos enajenaban el protagonismo popular y el rol de las organizaciones sociales y políticas. Hay mucho para seguir pensando y aprendiendo entonces de estas experiencias, y es necesario apostarle siempre al pensamiento crítico, ese que permitió experiencias que resultaron tan profundas como la Revolución Cubana.

Yo creo que estamos viviendo un momento muy duro. Podemos caracterizar la etapa como de avance de la derecha conservadora, fascista en algunos casos. Se busca disciplinar a los movimientos populares a través de la represión, del militarismo, del control, del accionar ideológico de las iglesias fundamentalistas, y de un conjunto de medidas que tratan de hacer retroceder a los sectores populares más dinámicos: a las mujeres, a las disidencias sexuales, a los pueblos originarios, negros, afrodescendientes, a las y los migrantes, a movimientos campesinos, de la economía popular, y a quienes sostienen en general su capacidad de lucha, conciencia y movilización.

La actual situación genera una lógica donde las elecciones tienen cada vez menos sentido para la derecha, no así para las izquierdas. Las izquierdas en una gran parte creen en mecanismos de democracia, representación y de gobernabilidad, que las derechas enuncian pero en los que no creen, y utilizan a su antojo desde la hegemonía política del poder.

Lo que está en curso es una guerra contra los pueblos. Hay una guerra contra las comunidades, hay una guerra contra las mujeres, hay una guerra contra las disidencias sexuales.

Las nuevas políticas neoliberales le están arrebatando a los sectores populares organizados los derechos históricos de los trabajadores y trabajadoras, de los pobladores y pobladoras: el derecho a la salud, a la educación, a la vivienda… hay un conjunto de derechos perdidos, muy rápidamente además. Hay un crecimiento de la pobreza, muy rápido también… Están avanzando sobre los cuerpos de las mujeres, a través de la violencia de género, de los feminicidios, del incremento de la violencia sexual como forma de control. Se pretende la subordinación y el control de los cuerpos y de las subjetividades a través de la violencia. Nos quieren aterrorizar y disciplinar.

Ese es el cuadro que veo en casi todos los países. Al mismo tiempo, hay espacios donde la gente está resistiendo. Lo vemos por ejemplo en Venezuela. Hoy la gente está en las calles defendiendo no a un gobierno, sino a su revolución. Eso es resistencia. Celebramos que haya resistencia, porque es lo que no hubo en otros procesos; vemos que en Bolivia se está resistiendo, y tenemos esta fuerza que es la Revolución Cubana, que sabemos que tiene dificultades, y complejidades, pero que es un aliento para los pueblos del continente.

Tenemos, sin embargo, que estar claras, claros, ya que estamos en una guerra, y nos encontramos en una situación muy difícil donde están en juego nuestras vidas, nuestros proyectos y nuestros sueños. Por esas razones, la tarea más importante en este momento creo yo, junto a la resistencia en los territorios y en las calles, es hacer una mirada autocrítica de las experiencias que hemos vivido. La otra tarea es sostener la esperanza, porque un pueblo sin esperanza deja de luchar -como nos dijo Paulo Freire-. Eso implica ejercer la crítica, la autocrítica, hablar de todos los problemas y dificultades que tenemos, y esclarecernos hasta donde podamos y sepamos, porque tampoco es que tengamos todas las respuestas; pero hacerlo con total honestidad, porque no puede producirse -y es un riesgo latente- que intentemos reglamentar el pensamiento crítico y lo que puede decirse y no decirse: tenemos que ser consecuentes con lo que los compañeros y compañeras nos enseñaron cuando inauguraron la revista Pensamiento Crítico: mostrar todas las realidades y los debates todos. Eso necesitamos ahora, porque si no vamos a llegar a nuevos procesos, con las mismas lógicas ideológicas, sin pasar revista de estos. Sería empezar siempre de nuevo.

Por ejemplo: se abre en México la opción política que significa el gobierno de AMLO. Muchos y muchas, incluso dentro de la intelectualidad de izquierda, lo miran con la misma ingenuidad o falta de crítica con que se miró el gobierno de Lula o Correa. Sin profundizar un análisis concreto de las lógicas del poder, las alianzas, las relaciones de fuerza, incluso de la voluntad personal de los liderazgos de abrir nuevos caminos para el pueblo o de cuidar de modo autorreferencial su gestión política. No se trata de desconocer las oportunidades que abren determinados gobiernos a la irrupción política de las experiencias acumuladas de poder popular. Pero necesitamos también advertir los riesgos que hay en estos procesos, su relación con los sujetos sociales y políticos organizados, los proyectos que están detrás. ¿Por qué privilegiar proyectos extractivistas, que en nombre del desarrollo, enfrentan a las comunidades indígenas y campesinas? ¿Por qué atacar los espacios territoriales organizados?

Si desde el activismo popular queremos sostener la esperanza, no lo podemos hacer si no es aprendiendo de las experiencias. Entendiendo que “esto es lo que nos estuvo pasando, estos son los problemas que tenemos, esto es lo que queda también como dificultad…”. Se pudiera mencionar, como ejemplo de las dificultades, de modo muy superficial y rápido: la cooptación, por parte del Estado, de una gran parte de las organizaciones sociales y sindicales. En el caso de Argentina, una gran parte de lo que fue el movimiento autónomo en el 2000, 2001, el movimiento piquetero, el movimiento de las asambleas barriales, las fábricas sin patrones. La cooptación de algunos de esos movimientos debilitaron al campo popular en los gobiernos kirchneristas. A través de los planes sociales, teníamos un modo de vida más aliviado, porque había recursos que se le daban a esas organizaciones, pero cuando había que pararse a luchar, con autonomía, dependías de esos recursos. Hoy hay que rehacer el debate sobre la autonomía.

En el debate ha sido castigada la idea de autonomía y ha avanzado la idea de una “revolución desde arriba”, desde el Estado. Yo pienso que donde hay un Estado que puede aportar recursos, debe hacerlo, pero sin condicionar la autonomía de los movimientos populares. Eso no puede implicar que el movimiento quede sujeto y subordinado a esa lógica y, mucho menos, las revoluciones. Sabemos que son Estados en tránsito, Estados burocráticos, Estados cooptados por sectores del poder, en fin, Estados en disputa. Tenemos que ser capaces de ser parte de esa disputa, pero sin quedar atrapados o subordinados a ellos y a sus lógicas de poder.

DR: En su presentación, colocaba como un asunto central la militancia feminista. También da la impresión de que en el momento actual el feminismo está en el centro de no pocas luchas en América Latina y el Caribe, y en el mundo en general. Creo que es válido preguntarle entonces cómo ve el movimiento feminista hoy, cuánto ha avanzado, en qué direcciones, qué deudas tiene pendientes.

CK: Yo empecé diciendo que mi vida está ligada al feminismo, pero al principio de mis luchas políticas no era feminista. En los años 70, las izquierdas y los feminismos por lo general caminaban desencontrados.

Si me hice feminista fue porque asumí que era imprescindible la dimensión feminista en la lucha revolucionaria. Todavía hoy, incluso aquí mismo -en espacios como Paradigmas-, hay voces que dicen: “el feminismo puede ser tomado por el enemigo”, o que “el feminismo puede actuar como distractor de las luchas populares, clasistas, revolucionarias”. ¡Claro que sí! pero es un riesgo que está en todos los movimientos revolucionarios. Que algunos movimientos pueden ser tomados por el enemigo es una historia que en América Latina y el Caribe la conocemos demasiado. Sin embargo ¿por qué poner la sospecha en el feminismo? Se está así generando desconfianza en uno de los movimientos más dinámicos en la transformación social en este siglo XXI, en el que el feminismo tiene una enorme vitalidad en la interpelación de la cultura patriarcal, sino capitalista y colonial que no la tienen otros movimientos. El feminismo es también una experiencia masiva, que integra la presencia de los cuerpos, de las comunidades y de los territorios en el desafío del poder.

Un ejemplo muy concreto: el primer paro general a Macri, en Argentina, lo hicimos las feministas. Mientras los sindicatos estaban discutiendo y no convocaban, nosotras hicimos un paro que fue internacional y paralizamos el país ese día… nos movilizamos y salimos a las calles, hicimos asambleas -porque somos un movimiento asambleario, con democracia de base- con debates y lucha territorial. En ese proceso reinventamos las herramientas de lucha como las asambleas, el paro, la huelga general. Hay compañeras que nos dicen -ahora que estamos preparando un nuevo paro internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans para el próximo 8 de marzo-: “no podemos parar, porque somos desocupadas”. Lo escuchamos, y nos preguntamos colectivamente: “¿cómo para una desocupada?” y “¿qué es ser desocupada?”. Porque no eres desocupada en tu casa, por ejemplo. Debido a la división sexual del trabajo, trabajo tenemos siempre. Ser trabajadora no es tener empleo en el sistema formal -la mayoría no está en el sistema formal-. Nos hacíamos la pregunta “¿cómo paramos en el barrio?”, “¿cómo trabaja una mujer precarizada, que vive ella y su familia de lo que hace cada día?”. Ese fue un gran debate, muy interesante y necesario, que nos excedió y superó a todas las que habíamos pensado el feminismo en otros momentos y con otras mujeres. Tuvimos que hacer una dinámica de autoformación, diálogos, talleres, y debates enérgicos con los líderes de los sindicatos, y en algunos casos con las mujeres sindicalistas. Muchos dirigentes sindicales nos decían: “ustedes, las mujeres, no pueden convocar a un paro nacional o internacional, tienen que ser los sindicatos”. Nosotras les respondimos: “muy bien, convoquen, e incluyan nuestras demandas en sus convocatorias, pero si no lo hacen, lo hacemos nosotras”. Y se hizo un año, se hizo otro año, y vamos ya por el tercer año. Hicimos esos paros y al mismo tiempo debates teóricos, políticos, ideológicos, discusiones de todo tipo.

El aborto no fue legalizado, pero fue legitimado

La lucha por el aborto fue una movilización que no nació espontáneamente. Fue precedido por treinta y tres encuentros nacionales de mujeres, autoconvocados -y en eso discuto también con quienes piensan al feminismo y al movimiento de mujeres como una suma de ONGs-. El movimiento de mujeres en Argentina, es parte de movimientos populares mixtos en algunos casos, o son organizaciones de mujeres barriales, territoriales, autónomas. También hay ONGs, pero no es lo decisivo. El Encuentro que se hizo en la ciudad de Rosario, en 2016, reunió a ciento veinte mil mujeres. Cada año cambia la sede y cambia la Comisión Organizadora -que la integran el conjunto de las organizaciones de mujeres, de lesbianas, de trasvestis, de trans… de la provincia donde se hará el Encuentro-. Los talleres se autorregulan. Hay compañeras que para ir a esos encuentros hacen actividades para reunir el dinero durante todo el año, hay organizaciones que ocupan ministerios para exigir los autobuses. Esos días en la ciudad se utilizan todas las escuelas de la ciudad para los talleres y como alojamiento. Es un momento con una gran potencia histórica. En uno de esos encuentros se creó la Campaña por el derecho al aborto seguro, legal y gratuito, hace ya más de quince años. Esa campaña ya presentó siete proyectos de ley. La movilización no comenzó el año pasado.

Hay una acumulación detrás de esa lucha y, la verdad, es que el último año fue maravilloso, porque se produjo una irrupción de una generación joven, incluyendo adolescentes. Venían a las asambleas y a las marchas las chicas del colegio secundario con su pañuelo verde, el símbolo de la campaña por el aborto, que como ellas dicen, se volvió parte del uniforme de la escuela.

Yo sé que tanto entusiasmo y optimismo puede generar escepticismo en algunos sectores, pero lo que vivimos fue maravilloso.

Estamos hablando de un millón de mujeres, lesbianas, trasvestis, trans, llenando las calles por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, enfrentándonos a los fundamentalismos religiosos, no en debates teóricos, sino en cada barrio, escuela, universidad, lugar de estudio o de trabajo.

Quiero rescatar el trabajo como feministas en los territorios. No solo fue contra los fundamentalismos religiosos. También hubo sectores de la iglesia de los pobres que salieron a hablar en contra, salieron a decir que las mujeres pobres no abortaban, o que no estaban de acuerdo con el derecho al aborto. Tuvimos que debatir fraternalmente con ellos. Sabemos que en muchas otras luchas vamos a coincidir, pero no estamos dispuestas por ello a silenciarnos, o a negociar nuestros cuerpos y nuestro derecho a decidir.

Este momento de la lucha por el aborto tuvo un golpe en la Cámara de Senadores, a donde había pasado la ley desde la Cámara de Diputados. Sin embargo persistimos. Ya hay un nuevo proyecto de ley para ser presentado otra vez al Congreso este año. No nos hemos desmovilizado. Y con la movilización, superamos lo que imaginábamos que podíamos alcanzar. Logramos que en los barrios populares se pueda hablar de manera abierta del aborto. No fue legalizado, pero fue legitimado. Además, las feministas ya hace año que estamos acompañando prácticas de aborto. Hay una red de socorristas y otra red de profesionales de la salud que hace abortos o los acompaña. Las mujeres que lo necesitan, tienen el acompañamiento de las feministas. Somos feministas compañeras.

El feminismo frente a sus desafíos

Hay una intensa disputa de sentidos en todos los espacios. En el último encuentro nacional de mujeres hubo un debate muy importante por dos temas. Se propuso cambiarle el nombre en dos aspectos: que no fuera más “encuentro nacional”, sino “plurinacional”. Esto lo propusieron las hermanas mapuches y de pueblos originarios que, si bien venían participando en los encuentros anteriores, como esta vez fue en la Patagonia, tuvieron mayor fuerza y presencia. También han profundizado sus debates sobre cómo afecta el patriarcado a las comunidades originarias. Son territorios donde no solo funciona el Estado-Nación.

Hay comunidades de pueblos y naciones que en algunos casos viven ancestralmente en esos territorios, y han resistido a una historia particular de colonización que tiene que ser asumida por el movimiento feminista, porque nos interpela. Nosotras dijimos: “es así, el encuentro tiene que ser plurinacional”, pero no se resolvió en ese encuentro, no se pudo saldar ese debate. Y el otro sentido es que no puede ser solo de mujeres, sino que tiene que ser también de lesbianas, travestis, transgénero; es decir, el Encuentro tiene que integrar también –aunque de hecho ya están participando– a las disidencias sexuales que están siendo parte de la lucha feminista, de la lucha antipatriarcal. Esperamos que en el próximo encuentro, que es este año en octubre, en La Plata, se pueda producir ese cambio de nombre. Esto significa fortalecer la dimensión anticolonial y antirracista del feminismo, sobre todo en Argentina -un país sumamente racista, donde el feminismo históricamente ha tenido una hegemonía blanca, y ha estado alejado de la vida de las comunidades indígenas y negras, así como de territorios de exclusión-. Es cierto que recién ahora comienzan a participar hermanas mapuches o negras que se identifican como feministas. Esto en sí mismo constituye una revolución. Pasa lo mismo con las feministas travestis, transgéneros. Yo creo que tenemos que profundizar el debate antirracista en el feminismo.

El internacionalismo es otro aspecto a profundizar. Si bien está fuerte en el discurso, tenemos que ver cómo rompemos los límites de las fronteras, más en un tiempo donde el tema migratorio es tan fuerte, y sin embargo, hay una adhesión en sectores populares al nacionalismo. El debate sobre el Estado-Nación lo tenemos que hacer, porque el impacto del populismo, muy ligado al Estado-Nación, ha sido fatal para estas personas, que son víctimas también de la creciente xenofobia.

Otra idea a profundizar es la del feminismo, no como una identidad biologicista -encarnada en el cuerpo de la mujer y sus genitales- sino como una ideología y una experiencia política. Hay feminismos que son construidos desde los cuerpos travestis, trans, desde el deseo lésbico Hay compañeras que nos abrieron el camino muy claramente, como Lohana Berkins, feminista, travesti, comunista, como Diana Sacayan, también como Lohana feminista travesti, que fue asesinada hace dos años en un violento crimen cuyo autor fue juzgado y condenado por la figura de travesticidio –un juicio histórico en ese sentido–.

Creo que hay otros desafíos de los feminismos populares, en esta etapa, para actuar en la vida cotidiana. Nos planteamos cómo enfrentarnos a los movimientos neoliberales que nos dejan sin salud, sin alimentos, sin educación. Así nació el feminismo popular en la última etapa en Argentina: eran los espacios de mujeres de los movimientos piqueteros, que eran las responsables de las ollas populares, de las huertas comunitarias, de los comedores. Hoy vamos a regresar a esas iniciativas, y sostener el acompañamiento en situaciones de violencia -porque cuando crece la violencia económica, crece también la violencia en la familia-.

También debemos incorporar en nuestras prácticas otras dimensiones. Decíamos: “haremos olla popular, sí, y ¿qué tiramos a la olla?”. Podemos pensar, por ejemplo, en no tirar alimentos contaminados con agrotóxicos, que nuestras huertas comunitarias produzcan de otro modo. Ello nos ha llevado a que realicemos intercambios con el movimiento campesino, que nos permiten discutir la soberanía alimentaria y no solo la sobrevivencia. Pensamos también en la soberanía energética, el cuidado de los ríos y, con ello, replanteamos nuestra mirada a la naturaleza, no desde una idea de dominación, sino desde la idea y el sentir que somos parte de ella, la cuidamos y la defendemos. Hay una enorme cantidad de temas que rozan problemáticas ecológicas, que los pueblos originarios lo han hecho siempre. ¿Cómo aprendemos a escuchar la historia de lucha por la defensa de los territorios y los cuerpos, los bienes comunes y la naturaleza, en la experiencia de esos pueblos? ¿Cómo enfrentamos la violencia que va desde el feminicidio hasta la violencia cotidiana en las casas y, en particular, la violencia sexual, que es un arma de guerra contra las mujeres?

Una de las grandes novedades que sucedieron en los últimos meses en el feminismo argentino fue decir “¡No nos callamos más!”. Hubo algunas situaciones que detonaron esto, por ejemplo: una actriz denunció haber sido abusada por un actor famoso; esa denuncia, la hizo acompañada del colectivo de actrices argentinas… de las cosas nuevas ¡el colectivo de actrices argentinas se asume feminista! Aquellas actrices que vemos en televisión todos los días, las que jamás una imagina que puedan participar en este movimiento, se pronuncian como feministas y acompañan esa denuncia. Denuncia que, además, se hace en Nicaragua -donde el presidente está acusado de la violación de la hija de su mujer, adoptada por él-.

A partir de eso hubo una ola de denuncias imparable. Se destapó una de las ollas en las que se cocinaba el dolor de miles de mujeres. Pero tenemos que preguntarnos ¿dónde nace la violencia sexual? y ¿cuánto de esa violencia sexual se generó durante la infancia, en las casas, y cuánto hay de acostumbramiento y naturalización a la no denuncia y al silencio? Porque por lo general los abusadores eran los padres, los hermanos, los tíos, los abuelos. Esta nueva realidad implica para nosotras romper todos los “pactos de silencio”, incluso los que puedan afectar a funcionarios, como el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

DR: Una de las cuestiones problemáticas para el movimiento revolucionario mundial ha sido el de las relaciones entre los distintos sectores que luchan contra el capitalismo. La dificultad para distinguir entre el diferente y el contrario, o para articularse con otros movimientos que estamos en el mismo lado de la confrontación contra el Capital parece ser el tema de nunca acabar. A propósito de su respuesta anterior, ¿qué valoración hace de las relaciones del feminismo con otros sectores o movimientos, algunos de ellos muy tradicionales como el de los sindicatos?

CK: Uno de los éxitos que hemos alcanzado las feministas es haber roto varias de las barreras que aparentemente separan a los revolucionarios y revolucionarias. Te pongo un caso por ejemplo: en el movimiento feminista y en la lucha por el aborto en Argentina, participaba gente de todos los partidos, de distintos sindicatos. El feminismo es transversal a una buena parte de esos movimientos. Otro ejemplo: hay espacios feministas en todas las centrales sindicales argentinas. Dicen que nosotras, las feministas, dividimos, pero la realidad es que las centrales sindicales están divididas y, sin embargo, nosotras tenemos compañeras que están actuando juntas, de manera articulada, y pertenecen a distintas centrales, que entre sí no coordinan luchas.

Lo que sí es cierto, es que el feminismo problematiza a determinados sectores sociales, sobre todo organizados, pero no lo hace porque seamos “otra lucha”. Nosotras defendemos a los obreros y obreras organizados en sindicatos, somos parte de los sindicatos, somos parte de los movimientos territoriales en los barrios, de los movimientos por la salud y la educación. ¿Cuál es el problema? Si en el sindicato hay un dirigente patriarcal, violento, misógino, o racista … nosotras lo vamos a señalar. ¿Es eso lo que divide? ¿o divide ese dirigente cuando está violentando a las compañeras?

Por otra parte, hemos aprendido a no irnos de los espacios y movimientos organizados de lucha. En otros tiempos, si en el partido, o en el sindicato nos maltrataban, nos marchábamos. ¿Por qué? Porque pensábamos que no podíamos sobrevivir ahí en esas condiciones, donde tenía tanta fuerza la cultura patriarcal, incluso en la organización sindical y política. Ahora, el cambio es que no nos vamos; o intentamos no hacerlo y fortalecernos entre nosotras. Nos quedamos a denunciar su actitud patriarcal y ellos se sienten amenazados, expuestos.

Creo que nosotras, como movimiento feminista, debemos interactuar cada vez más con diversos sectores populares. Es verdad que hay compañeras que no lo hacen. Es una de las razones por las que nos identificamos como feministas populares. ¿Por qué “populares”? Porque si fuéramos todas lo mismo, ya no tendríamos necesidad de ponerle apellido. Nosotras hemos enfrentado a sectores del feminismo que tenían solo una agenda de género y de esos temas no trascendían; o que asumieron posiciones, aun dentro del feminismo, que en nuestra opinión resultan muy funcionales al capitalismo, al neoliberalismo y al individualismo.

Es una polémica que hacemos dentro del feminismo, porque nos diferenciamos, pero también actuamos en unidad cuando se hace necesario.

Como feministas populares estamos organizadas de maneras diferentes. Somos campesinas, negras, indígenas, villeras, trabajadoras precarizadas, estudiantes. Las compañeras del feminismo villero, al principio se enfermaban cuando venían al encuentro de mujeres, porque no se sentían escuchadas por muchas otras; sin embargo, nos logramos articular. En la lucha por el aborto vamos todas. No pensamos “ésta no, porque es burguesa; ésta no, porque es esto otro”. Decimos “¿quieres venir? ¡vamos!”. Más que dividir, hemos logrado encuentros alrededor de determinadas temáticas que son transversales.

DR: Con el medio Desinformémonos quisiéramos preguntarle, ¿por qué no se dio en el kirchnerismo este auge de las luchas feministas? ¿Qué papel ocupa la calle?

CK: Hemos presentado siete veces el proyecto de ley sobre el aborto; sin embargo, durante el gobierno de Cristina Fernández, sus diputados no lo avalaron. Eso hay que recordarlo. Ahora, ella votó a favor del proyecto en el Senado, durante el gobierno de Macri, porque está en la oposición. Incluso hizo un discurso, en el que dijo qué le gustaría responder si su hija y sus nietas le preguntaran sobre ese proyecto de ley que se discutía en el Congreso, y ella decir que lo había apoyado. Pero también podríamos decirle: ¿qué sucede si tu hija y nieta te preguntan, además, por lo que hiciste en los anteriores diez años?” en que podía haber salido la ley, porque tenían mayoría en el Congreso. Hay que pensar no sólo en términos de oficialismo o de oposición. Podemos mirar las políticas concretas.

Y tenemos que decir que con Cristina como presidenta se puso una camisa de fuerza a la movilización por el derecho al aborto.

Quiero destacar, no obstante, que hubo compañeras kirchneristas que sí han estado participando en esta batalla, pero solo una parte. Otra gran parte del movimiento de mujeres kirchnerista dijo “si la jefa no… nosotras no”. Eso generaba un gran condicionante y ellas mismas, al modificarse la posición de Cristina, se sintieron liberadas de cualquier compromiso.

Otra condicionante para el aumento del movimiento, desde 2015, cuando llegó Macri, es la emergencia del movimiento a través del “Ni Una Menos”. Fue una irrupción de cansancio, por el aumento de los feminicidios.

DR: ¿Es que nos están matando más o nos están viendo más?

CK: Hay de las dos cosas. Por un lado se ve más. Hay una cantidad de periodistas feministas que lo comunican, antes no se comunicaba tanto… en ello ha influido que haya comunicadoras feministas en todos los medios, incluyendo en la televisión. El paro internacional de mujeres comenzó con las mujeres del noticiero adheridas al mismo anunciándolo por la TV y la radio.

DR: Algunas, incluso, salieron con sus hijos en la televisión.

CK: ¡Exacto! Son hechos muy impactantes. Pero la reacción patriarcal es violenta. Por eso digo que, también, nos están matando más. Nosotras tenemos debates, en nuestro movimiento, sobre cómo visibilizar el tema. ¿Cómo se comunica el feminicidio sin poner en riesgo la vida?

En cada feminicidio que se denuncia, por lo general hay una complicidad muy evidente de los poderes del Estado o de grupos del crimen organizado que están atravesados por relaciones con las fuerzas policiales. El año pasado, hicimos un proceso llamado “Juicio a la justicia patriarcal”, en el que procesamos más de ochenta denuncias de violencia, señalando cómo el sistema de justicia actuó para legitimar esa violencia; desde el feminicidio territorial de Berta Cáceres, el de Marielle Franco, hasta feminicidios de jóvenes y adolescentes. En todos, incluso en los que parece que no tiene nada que ver, está la justicia del Estado en complicidad. Eso significa que al denunciar corres riesgo de vida, porque nadie se mete con los amos. ¿Cuántas periodistas amenazadas, asesinadas o maltratadas hay? Y nos preguntamos ¿Qué redes tenemos que crear, para que no corra riesgo nuestra vida solo por denunciar estos crímenes? Sabemos que siempre hay riesgo.

Son muchos los temas a debatir. Qué hacer frente a la violencia patriarcal cotidiana. Porque no alcanza con miles de refugios. Hay políticas públicas que son miserables, porque no podemos encerrar a todas las mujeres amenazadas. La respuesta no puede ser solo el refugio, porque eso lleva al aislamiento de las mujeres violentadas, y eso refuerza su vulnerabilidad. ¿Cuál es la red poderosa que debemos crear desde el movimiento de mujeres? Sabemos que no es estatal, porque el Estado está detrás de esto.

Otras preguntas: ¿cómo apoyamos la revolución de las mujeres kurdas? que es nuestra revolución también. ¿Qué hacer si nos están matando gobiernos que gozan de la simpatía de nuestros gobiernos amigos acá en el continente? El gobierno de Turquía está masacrando al pueblo kurdo. Nosotras decimos “esa es nuestra lucha, porque es la revolución de las mujeres”, y es una revolución que interpela el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo… ¿Cómo hacemos para defenderla? ¿Cómo no quedarnos sólo en la réplica de políticas de Estado que nos llevan a callarnos frente a esas masacres que se siguen viviendo? ¿Qué hacemos en solidaridad con las mujeres zapatistas amenazadas en sus comunidades? ¿Cómo acompañamos a las mujeres del Movimiento Sin Tierra de Brasil, que ahora van a sufrir una ofensiva brutal desde el gobierno fascista? Habrá quien diga “no se trata solo de solidaridad con las mujeres, es con todo el movimiento, con todo el pueblo”, y por supuesto que sí, es así. Pero sabemos también que en esos momentos de violencia, hay formas específicas de violencia contra las mujeres que se acentúan. Por eso es que necesitamos crear esas redes, no solo locales y territoriales, sino en el mundo.

DR: Hemos conocido a la Claudia Korol que ejerce desde la militancia feminista. Esa militancia, intuimos, ha sido posible también gracias a su condición de educadora popular, tal y como se nos presentó al inicio. Desde esa condición, ¿qué lectura hace del estado actual de la Educación Popular en nuestra región como instrumento de la lucha revolucionaria?

CK: Creo que está en un buen momento, aunque parezca muy optimista esto que digo. En Argentina hay una multiplicación de experiencias de Educación Popular que abarcan a muchas organizaciones. Nosotras somos parte de una red de educadores y educadores populares de Latinoamérica, que es bastante potente, que no solo hace procesos de formación política, sino procesos de formación en salud, acompañamiento a luchas territoriales. Tenemos un área de trabajo para pensar en cómo enfrentar a la criminalización de los movimientos; también desde la educación popular promovemos la recuperación de la memoria histórica. Por ejemplo, dialogamos con las experiencias sobre temas que vuelven a ser fundamentales: ¿cómo resiste un preso político o una presa política en la cárcel? Estamos sistematizando esas temáticas y desde la memoria de lucha de nuestros pueblos; buscamos esos aprendizajes. De manera central, seguimos haciendo formación política.

Por otra parte, creo que se amplió mucho el movimiento de la Educación Popular y que tenemos un problema muy grande con eso. La ampliación ha sido buena y mala, porque al ampliarse tanto, al ganar bastante masividad, hay también que enfrentar algunos niveles de despolitización. La idea central de la Educación Popular, que es la construcción colectiva del conocimiento, tiene que ser más trabajada en esas experiencias y es ahí donde yo veo dificultades. En muchos casos, se nombra la experiencia como educación popular, pero termina siendo una clase “más simpática”… de educación bancaria. Tenemos retos de formación política, de formación pedagógica y metodológica.

DR: En Cuba, la Revolución acaba de cumplir 60 años de su triunfo; hecho que ha sido celebrado en este Paradigmas, y en general por muchas personas en el mundo. Claudia Korol desde su historia de vida, ¿cómo mira a la Revolución a esta altura? ¿Cuánto la sigue encantando y cuánto no?

CK: Lo primero es que miro a la Revolución cubana con mucho amor. Es algo generacional. La llamo la “hermanita Revolución”, porque yo nací en noviembre de 1958, tengo casi los años de la Revolución cubana. Eso me pone un lente especial, que la mejora mucho. Tenemos un compromiso especial con la Revolución cubana. Para mi generación, que crecimos con ella, es la convicción de que es posible hacer una revolución. Así como la amo, me duelen sus dolores. Hemos compartido muchos de sus momentos con compañeras y compañeros a lo largo de estos años y sé lo que ha significado -por ejemplo- el período especial, sé lo que ha significado la lucha de un pueblo. A mí lo que me maravilla, de verdad, es el pueblo cubano, lo quiero mucho.

Cuando murió Fidel, se me partió el alma. Todos sabíamos que tenía que partir algún día, pero ese día lloramos todos, todas. Nos preguntábamos como podía ser la Revolución sin Fidel. Volví después a Cuba, y pude ver la vitalidad de la Revolución cubana. Vi cómo Fidel se encarna en el pueblo. Eso me conmueve. Han habido otras experiencias y procesos de resistencia en América Latina y el Caribe que se le dieron nombres de revolución; pero revolución socialista que perdura, solo en Cuba; y eso a mí me dice mucho, sobre todo sabiendo lo que pueblo cubano ha pasado.

Te decía al inicio que me hice feminista para profundizar en la revolución, no para desviarme de ella, no para distraerme de ella.

El feminismo para mí fue profundizar la revolución. Por eso me emociona bastante ver que un tema difícil como fue abrir el camino al feminismo en la Revolución cubana, los temas de identidad de género y la diversidad sexual hoy se están abriendo paso en Cuba y eso es sumamente saludable. Una espera que la Revolución cubana dé todo y explique todo, pero eso es injusto. A veces nos preguntamos “¿Por qué la Revolución cubana no ha explicado tal cosa…?”, pero la parte de nuestra lucha internacionalista es aportarle también a ella, al marxismo de la Revolución cubana y que sea un marxismo abierto, no dogmático, que se pueda permitir dialogar con otras miradas como el feminismo, y creo que se está haciendo.

DR: Esto es una provocación, ¿hay un marxismo de la Revolución cubana?

CK: Yo tengo el privilegio de haber llegado siempre a la casa de Fernando Martínez Heredia, a quien considero mi hermano y amigo. Aprendí el marxismo de la Revolución cubana de Fernando. Sé que hay otras miradas. He visto espacios donde el dogmatismo es fuerte. Sé que hay un marxismo que ha tomado la matriz soviética y a la caída de la URSS se despegó de esa matriz un poco.

Tiene, sin embargo, la Revolución cubana la vitalidad de que en la práctica, en los hechos, sigue dando respuestas revolucionarias: es lo más importante. También hay amenazas de un pensamiento capitalista, un pensamiento neoliberal, que trata de ganar corazones y subjetividades en el pueblo cubano. Yo le tengo sin embargo, mucha confianza a la capacidad del pueblo revolucionario, de no dejar perder la Revolución, y de seguir revolucionándola.

Fuente: http://medium.com/la-tiza/me-hice-feminista-para-profundizar-en-la-revoluci%C3%B3n-no-para-desviarme-de-ella-d81f7a3d1add?fbclid=IwAR1V3rWnQDAs6xcUGV6Db6pGtlg89wjhDKGnFdYhaUmzvuQ_Ici2vVBsrPI

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Gobierno de Brasil busca eliminar temas LGBTI y feminismo de libros de texto

America del Sur/ Brasil/ 11.02.2019/ Fuente: www.elmundo.cr.

El gobierno del presidente Jair Bolsonaro busca eliminar de los libros de texto referencias al feminismo, la homosexualidad y a la violencia contra las mujeres.

Según Bolsonaro “sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones educativas internacionales es combatir la basura marxista que se ha extendido en las instituciones educativas”.

Por su parte Nilton Brandao, presidente de uno de los mayores sindicatos de maestros del país, PROIFES Federacao indicó que “seguimos esperando a ver cómo va a terminar todo esto en la práctica”

Para el gobierno libros como los de Paulo Freire convierte a los estudiantes en ‘militantes políticos’.

Freire es uno de los fundadores de la pedagogía crítica, que según los conservadores anima a los alumnos a cuestionar valores tradicionales como la familia y la Iglesia.

En su campaña electoral, el ahora presidente dijo que quería “entrar al Ministerio de Educación con un lanzallamas para eliminar a Paulo Freire”.

Tras la toma de posesión de Bolsonaro el 1 de enero, el Ministerio de Educación desmanteló su departamento de diversidad.

El ministro de Educación, Ricardo Velez Rodríguez, prometió poner fin a la “agresiva promoción de la ideología de género”.

Fuente de noticia: https://www.elmundo.cr/gobierno-de-brasil-busca-eliminar-temas-lgbti-y-feminismo-de-libros-de-texto/

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Feminismo, homosexualidad y marxismo, lo que excluye Bolsonaro de la educación brasileña

Brasil / 10 de febrero de 2019 / Autor: AP / Fuente: El Imparcial

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, está llevando su guerra ideológica contra la izquierda a las escuelas y universidades del país, generando angustia entre profesores y autoridades educativas que sostienen que el gobierno quiere luchar contra un enemigo que no existe.

Bolsonaro y otros altos cargos anunciaron planes para revisar los libros de texto y suprimir referencias al feminismo, la homosexualidad y la violencia contra las mujeres. Además, apuntan que el ejército tomará el control de algunas escuelas públicas y atacan regularmente a Paulo Freire, uno de los educadores más famosos del país y cuyas ideas tuvieron repercusión mundial.

«Uno de los objetivos para sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones educativas internacionales es combatir la basura marxista que se ha extendido en las instituciones educativas”, escribió Bolsonaro en Twitter en la víspera de su toma de posesión.

Aunque los alumnos quizás no noten muchas diferencias en su regreso a las aulas este mes, los cambios están en marcha.

«Seguimos esperando a ver cómo va a terminar todo esto en la práctica”, señaló Nilton Brandao, presidente de uno de los mayores sindicatos de maestros del país, PROIFES Federacao. «Ahora mismo, esto no tiene ningún sentido”.

Para el gobierno, la batalla ideológica comienza con la retirada del legado del Freire de los centros educativos, que según Bolsonaro y otros conservadores, convierte a los estudiantes en “militantes políticos”.

Freire, que murió en 1997, fue uno de los fundadores de la pedagogía crítica. Los conservadores dicen que este método anima a los alumnos a cuestionar valores tradicionales como la familia y la Iglesia. Freire, que era socialista, estuvo encarcelado brevemente durante la dictadura militar (1964-1985) que recibió los elogios de Bolsonaro.

En su campaña electoral, el ahora presidente dijo que quería «entrar al Ministerio de Educación con un lanzallamas para eliminar a Paulo Freire».

Bolsonaro y su ministro de Educación parecen estar buscando inspiración en filósofos como Olavo de Carvalho, un brasileño residente en Estados Unidos conocido por sus opiniones antiglobalización y antisocialistas.

Mientras Freire defendía que la misión del Estado es educar al pueblo brasileño, incluyendo a agricultores rurales pobres y a analfabetos, de Carvalho aboga por reducir su papel en la educación en favor de las escuelas privadas o religiosas.

«El gobierno no tiene que educar a nadie, es la sociedad la que tiene que educarse a sí misma”, dijo el filósofo el año pasado durante una charla sobre educación en su canal de YouTube. Las propuestas «basadas en la idea de que el gobierno federal es el gran educador son las que voy a combatir hasta la muerte”, agregó.

Tras la toma de posesión de Bolsonaro el 1 de enero, el Ministerio de Educación desmanteló su departamento de diversidad y publicó nuevas directrices para los editores de libros de texto que eliminaban las referencias a temas como la violencia contra las mujeres y el sexismo.

Ante la oleada de críticas, los funcionarios dieron marcha atrás en la revisión de los textos afirmando que las normas habían sido redactadas por el anterior gobierno y que se publicaron por error. Sin embargo, en su discurso inaugural. el ministro de Educación, Ricardo Velez Rodriguez, prometió poner fin a la “agresiva promoción de la ideología de género”.

Velez defendió en su lugar lo que calificó de valores tradicionales, como la familia, la religión, la escuela y la nación, que dijo estaban amenazados por una “ola globalista loca”.

Bolsonaro manifestó que revisará el contenido del examen nacional de secundaria para eliminar cualquier cuestión sobre género o movimientos LGBT. Hizo el anuncio en un video en YouTube tras ver una pregunta de la prueba del año pasado sobre un «dialecto secreto utilizado por homosexuales y travestis», llamado pajuba.

El dialecto pajuba mezcla portugués y lenguas del África Occidental y se utiliza principalmente en religiones afro-brasileñas pero también fue adoptado por la comunidad LGBT del país.

«No se preocupen, no habrá más preguntas como esta”, declaró Bolsonaro.

Tras asumir el puesto, Velez dijo al diario Folha de S. Paulo que su oficina animará a las municipalidades interesadas a poner sus escuelas en manos del ejército o la policía.

Brasil tiene 13 escuelas dirigidas por el ejército y, aunque están pensadas para la educación de los hijos de los militares, también aceptan a estudiantes externos en base a sus méritos. El ejército es la institución más respetada del país y sus escuelas tienen mejor reputación que muchas de las públicas.

A veces se convoca al ejército para codirigir un centro público y restablecer el orden.

El año pasado, la escuela pública tuvo 39,5 millones de estudiantes matriculados, mientras que las instituciones privadas, que pueden costar varios miles de dólares al mes, atendieron a 9 millones.

Los críticos dicen que el selectivo proceso de admisión de las escuelas militares terminaría siendo discriminatorio en zonas empobrecidas.

En general, los contrarios sostienen que el gobierno está centrado en las cosas equivocadas.

Claudia Costin, directora del Centro para la Excelencia e Innovación en Políticas Educativas, un centro de estudios con sede en Río de Janeiro, apuntó que los esfuerzos deberían centrarse en mejorar la formación y los salarios a los maestros, dificultar su examen de ingreso y elaborar un programa de estudios común para el país.

El gobierno «se queja del adoctrinamiento en la escuela”, apuntó Costin. «Pero esas cosas no se resuelven con leyes”.
Brasil quedó en 63ra posición entre las 72 naciones y regiones que participaron en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de 2015, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Según el grupo, Brasil tiene una de las mayores proporciones de adultos sin educación secundaria. Los colegios están abarrotados, los sueldos de los profesores son bajos y los edificios donde se imparten las clases suelen presentar problemas.

Más de 5.800 escuelas no tenían agua corriente en 2017, casi 5.000 no tenían electricidad y 8.400 no tenían saneamiento, según cifras del gobierno.

Muchos brasileños no parecen convencidos por los planes de Bolsonaro.

En una encuesta publicada el 8 de enero, el 71% de los encuestados manifestaron que la política debería discutirse en la escuela, y el 54% pensaba que está bien hablar de educación sexual en las aulas.

La encuesta, sin embargo, indicó que las opiniones conservadoras del nuevo gobierno funcionan bien entre los evangélicos, una poderosa cantera de votantes para Bolsonaro durante la campaña. El 59% de los evangélicos no aprobó que se impartiese educación sexual en las escuelas.

La encuesta de Datafolha se basó en 2.077 entrevistas realizadas entre el 18 y 19 de diciembre y tenía un margen de error de más menos dos puntos porcentuales.

Caua dos Santos Borges, una estudiante de una escuela pública de Río de Janeiro de 15 años, apuntó que, en su experiencia, los profesores rara vez hablan de política en el aula y que nunca le pareció que el género fuese un área central del currículo.

«Una vez, un estudiante le preguntó al profesor si apoyaba a Bolsonaro, pero él no respondió y cambió de tema”, señaló dos Santos Borges.

Fuente de la Noticia:

https://www.elimparcial.com/Internacional/2019/02/06/1407169-Feminismo-homosexualidad-y-marxismo-lo-que-excluye-Bolsonaro-de-la-educacion-brasilena.html

ove/mahv

 

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