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Historia de las beguinas, feministas de la Edad Media

Por: Pablo Maurette

En un tiempo en el que el saber y el poder eran un tema de hombres, estas religiosas laicas propusieron un sistema de vida rebelde y contemplativo, cuya clave era educar a las mujeres.

Pocos saben que el 14 de abril de 2013 se extinguió una especie. La noticia pasó desapercibida, y esto no debería sorprendernos. Toda extinción es un proceso lento y gradual que viene de la mano del olvido. El último tigre de Tasmania murió abandonado y desnutrido en el zoológico de Hobart en 1936. La última hablante de bo, uno de los idiomas más antiguos del mundo, autóctono de las islas Andamán, murió sola y olvidada en 2010. Nunca es más fino el hilo que justo antes de romperse. Pero si, como dijo Leibniz (después lo repitió Darwin), la naturaleza no da saltos, la cultura tampoco; y tanto la evolución como la extinción se producen de manera paulatina a medida que algo entra en foco y algo sale de foco, desdibujándose, perdiéndose lentamente, fundiéndose con el trasfondo. Gracias a la materia, que es indestructible, y a la memoria, que perdura y perdura obcecada, última línea de resistencia ante la caducidad, nada nunca desaparece del todo. Y todo estuvo ahí desde siempre.

Pobreza. El 14 de abril de 2013 murió Marcella Pattyn, la última beguina. Tenía 92 años. Las beguinas eran mujeres que abandonaban sus hogares para vivir en la pobreza, dedicadas a la caridad, a la plegaria y a la contemplación. El movimiento surgió en la Baja Edad Media en Flandes, en el norte de Francia y el oeste de Alemania, proliferó durante todo el siglo XIII y, en el siglo XIV, entró en un lento declive que culminó con la muerte de Marcella Pattyn. No se trataba de una orden religiosa, las beguinas no eran monjas. Estas hijas rebeldes, en general de familias de clase media y alta, rechazaban tanto la clausura del matrimonio como la del convento, las dos únicas opciones de vida para la gran mayoría de las mujeres en aquella época. Las beguinas se negaban a vivir bajo la autoridad de un sacerdote tanto como bajo la de un marido y, en consecuencia, estaban obligadas a convertirse en parias. En el siglo XIII, al tiempo que crecían en número, empezaron a fundar comunidades independientes conocidas como “beguinajes”, donde se dedicaban a trabajar la tierra y a criar animales, a fabricar cerámicas, a la industria textil, a estudiar la Biblia, a rezar y a educar. En los beguinajes solía también haber hospitales, y no era inusual que las beguinas mandasen comitivas de asistencia a los leprosarios. Los beguinajes eran misiones no clericales, matriarcados castos y asistenciales, pequeñas comunidades aisladas, cuya independencia no tardó en alarmar a las parroquias aledañas, que los combatió sin tregua hasta reducirlos en número y limitar su expansión. En consecuencia, muchas beguinas sufrieron la persecución de la Iglesia y algunas pagaron con la vida su intransigencia anticlerical. Margarita Porete, mística y autora de El espejo de las almas simples, fue acusada de herejía y ardió en la hoguera en 1310. Un año más tarde, el papa Clemente V (a quien Dante le reserva un lugar en la fosa de los simoníacos, en el octavo círculo del Infierno) acusó a las beguinas de herejes. Sus sucesores inmediatos aumentaron la presión sobre los beguinajes y la reforma protestante les dio la estocada final. Los pocos que quedaron sobrevivieron pasando desapercibidos, en la periferia de pequeñas ciudades o en zonas rurales, aislados, silenciosos, semiolvidados.

Activas y contemplativas. En el Evangelio de Lucas se cuenta que Jesús visitó la casa de dos hermanas, Marta y María, y mientras una (Marta) iba de acá para allá haciendo las tareas del hogar, esforzándose en ser buena anfitriona, la otra, María, se sentó a los pies del invitado de honor y lo escuchó hablar. Para la tradición cristiana, Marta y María simbolizan la vida activa y la vida contemplativa. Históricamente, teólogos y comentadores han estado de acuerdo en que, de las dos, María es quien está más cerca de Dios. A comienzos del siglo XIV, sin embargo, el místico y predicador Meister Eckhart, oriundo de la tierra de las beguinas y contemporáneo de la edad de oro de los beguinajes, trastocó esta lectura al afirmar que María se sienta para aprender de Jesús e incorporar la verdad en su corazón, pero Marta, que ya ha encontrado el camino, se dedica a realizar la obra de Dios en el mundo. “En la vida está el conocimiento más noble”, dice Eckhart en uno de sus sermones, y agrega que el objetivo último es vivir “junto a las cosas y no en las cosas”. Cada beguina era Marta y María, un compás con un pie firme en la contemplación y otro activo en el mundo orbitando el centro, emulando el movimiento divino y trazando la figura que mejor lo representa, la circunferencia.

Amores y erotismo. Activas en el mundo, las beguinas eran también intelectuales versátiles con una enorme libertad para empaparse de la cultura vernácula. En el siglo XIII, una de ellas, Hadewijch de Brabante, gran conocedora de la poesía profana, escribió cartas y poemas que expresan un deseo exasperado, casi insoportable, de fundirse con lo divino en un lenguaje atravesado de referencias al amor cortés. El de Hadewijch es un misticismo hipersensorial basado en el concepto de “amor” (minne). Minne es un término que proviene del léxico del amor cortés (los Minnesänger eran los trovadores). Como sucedería unos siglos más tarde en la poesía de Santa Teresa de Avila y de San Juan de la Cruz, en la obra de Hadewijch el amor sacro y el amor profano se entrelazan y se confunden en una sugestiva danza de erotismo y espiritualidad. La beguina habla de una experiencia epifánica originaria que tuvo a la edad de 10 años y en la que se le reveló minne. Minne no es un objeto, sino una experiencia, y deja como secuela algo que Hadewijch llama orewoet, una especie de furor, el deseo desenfrenado por el otro (en este caso, Dios), que se intensifica cuando el otro simultáneamente es y no es pasible de ser poseído plenamente. Este furor, que en palabras de Hadewijch, consume el corazón y hace arder las entrañas, se apodera de la persona con tal intensidad que pone en riesgo su estabilidad emocional y su salud física. La vida se vuelve así un afán constante, y profundamente melancólico, de sentir a ese otro. Las ocasiones en que se accede a esta experiencia son rarísimas, y el místico las debe aprovechar. Hadewijch llama a esto ghebruken, el gozo en la posesión, que es efímero pero transfigurador. Ghebreken, en cambio, es el deseo de gozo, la carencia, el anhelo descarnado, similar al anhelo del amante no correspondido. La vida del místico es un constante sube y baja emocional, un eterno retorno, un bucle infinito. Muchas beguinas fueron místicas. Beatriz de Nazareth, Agnes Blannbekin, Matilde de Magdeburg y María de Oignies vivieron entregadas al rezo y a la penitencia. Sus vidas, salpicadas de raptos extáticos y violentos altibajos espirituales, quedaron registradas en cartas, visiones, poemas y testimonios de terceros.

Revolución pedagógica. La verdadera revolución de las beguinas, sin embargo, fue pedagógica. Los beguinajes eran, a fin de cuentas, centros educativos en los que se impartía conocimiento teórico y práctico. En ellos, mujeres de todas las edades aprendían a leer y escribir, y se formaban en diversos oficios. Generaciones y generaciones de mujeres alfabetizadas y autosuficientes son el legado más duradero de esta asociación laica. Cinco siglos después del auge de las beguinas, otra educadora, Mary Wollstonecraft, en su Vindicación de los derechos de la mujer (1792), sostuvo que, para que se realizase el proyecto iluminista de libertad e igualdad entre los hombres, las mujeres debían tener acceso igualitario a la educación. En muchas partes del mundo esto todavía es una quimera.

Fuente: http://www.perfil.com/elobservador/historia-de-las-beguinas-feministas-de-la-edad-media.phtml
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Antes, durante y después del 8 de Marzo

Por: Ilka Oliva Corado

La sirvienta seguirá siendo sirvienta, sin beneficios laborales ni derechos humanos. Todo el día, humillada, entre mierda.

La jornalera seguirá siendo jornalera, excluida y violentada, trabajando con el lomo partido de sol a sol, los 7 días de la semana. Hasta las galeras donde duermen tiradas sobre el suelo, no llega el feminismo.

La maquiladora, seguirá pudriéndose en una fábrica, sin derecho ni para ir al baño en horas de trabajo. 117 años después del feminicidio de 123 trabajadoras en aquella fábrica en Nueva York.

Y en el 2017, el feminicidio de 41 niñas en un Hogar Seguro, del gobierno de Guatemala, violentadas sexualmente y torturas por el gobierno.

La tortillera, seguirá quemándose la vida y los sueños frente a un comal. Será la artritis la que la consuma en el olvido de la sociedad.

Antes, durante y después del 8 de Marzo, la paria seguirá siendo paria. Porque hasta la alcantarilla no llega el feminismo. No llega el de las redes sociales, el de las exposiciones artísticas y mucho menos el de acción que es el consecuente, el que transforma.

La mujer negra, indígena y transexual seguirá siendo excluida por el feminismo burgués y blanco. Porque éste también tiene sus límites cuando se trata de romper con el patriarcado, el racismo y el clasismo.

Para la vendedora de mercado, no existe el Día Internacional de la Mujer, tampoco para la analfabeta que lava ropa ajena, ni para la que se desloma limpiando habitaciones de hotel.

No existe para la que vive en un basurero ni para la que hace malabares frente a un semáforo.

No hay 8 de Marzo, para las niñas, adolescentes y mujeres que son violentadas en los bares y en las casas de citas, no hay derechos ni antes, ni durante, ni después. No hay marchas feministas mundiales que hagan un paro mundial exigiendo la eliminación de bares, la eliminación de la explotación sexual, de la trata de personas. No las hay, porque hasta ahí no llega el feminismo. ¿Por que quién levanta la voz por una paria? ¿Qué es una paria en marco feminista?

No habrá 8 de Marzo, ni antes, ni durante ni después, hasta que sean las parias, desde su misma entraña las que se paran así mismas, y tomen el espacio que les han arrebatado falsas feministas, burguesas y oportunistas que ven en la ideología feminista la oportunidad para sobresalir individualmente tomando ventaja de la marginación y el abuso de otras.

Serán las parias, indígenas, negras, transexuales, marginadas, obreras, las que reescribirán el feminismo mundial, las que como Roxa Luxemburgo, Clara Campoamor y Emma Goldman, vayan más allá de lo que es políticamente correcto y derrumben los muros y se salten los cercos y borren toda huella del feminismo de ocasión.

Un día, más temprano que tarde, saldrán desde las entrañas de la alcantarilla, las mujeres que con voz de trueno lucharán por sus derechos, sin permitir que ninguna oportunista las represente. Ese día, caerá la bullaranga que hoy vemos como feminismo de salón, de etiqueta, el feminismo intelectual para las fotos, oportunista y burgués: el feminismo de azadón.

Y ese día, ese día, será la alcantarilla la que hablará y el mundo tendrá que escucharla.

Fuente del articulo:https://cronicasdeunainquilina.com/2018/03/07/antes-durante-y-despues-del-8-de-marzo/

Fuente de la imagen:https://www.google.co.ve/search?biw=1517&bih=653&tbm=isch&sa=1

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“Falta formación sobre feminismo” Entrevista a Ana Ojea Profesora de Secundaria y feminista

Europa/España/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación

Ana Ojea critica la situación del feminismo y la igualdad de género en los centros, como parte de una cadena «cortada por un montón de tramos», desde la Administración, la universidad o la inspección educativa.

Profesora de dibujo en el Instituto Politécnico de Vigo, Ana Ojea se declara feminista “desde los 18 años”. En el último año y medio intenta trasladar estas ideas a sus alumnos a través de la Comisión de Igualdad del centro, que coordina junto a su compañera Eva Piña. Ojea lamenta que la administración no tiene interés en el feminismo más allá de hacerlo constar en las leyes porque lo contrario parecería raro, pero no se implica en la formación real en Igualdad, “que está olvidada en los centros”. No lo hacen ni la administración ni, advierte, muchos compañeros de profesión, dejando la educación en igualdad al albur de la buena voluntad de algunos profesores. La Comisión de Igualdad de su centro está compuesta solo por mujeres.

¿A qué se debe esta ausencia de varones? ¿Fue una elección consciente y buscada?

Somos las únicas que de forma voluntaria hemos querido trabajar la desigualdad y la diversidad. Hemos invitado a todo el claustro, somos casi 150 profesores porque el centro es muy grande, pero nadie más se ha sumado. Un compañero solo, quiso sumarse a nivel burocrático, pero se jubila pronto. Las que hacemos cosas somos solo profesoras.

¿No manda esto una señal un poco regular?

Por supuesto que sí. No es solo regular, esto es un detalle dentro de lo demás. No tenemos demasiado apoyo en el claustro, pero estas cosas suelen ser así, estamos acostumbradas.

¿Es un claustro joven, mayor, mediana edad?

Hay un poco de todo. Es un centro en el que tenemos ciclos formativos y Bachillerato y la mayoría de las profesoras somos de la ESO y Bachillerato. No sé si esto marca alguna diferencia, pero es así. Es el tercer centro en el que soy definitiva y esto es algo generalizado; es habitual. Mi hermana, en su centro, está trabajando esto casi en soledad. El hecho de que en nuestro centro seamos diez-doce es notorio.

¿Qué actividades realizáis en la Comisión de Igualdad y Diversidad?

Sobre todo nos centramos en las fechas. Es muy difícil trabajar esto de manera transversal durante el curso. Intentamos hacerlo durante el curso, pero es difícil porque los currículums son muy extensos. Focalizamos nuestra atención y hacemos actos públicos dirigidos a todo el centro en fechas específicas: 25 de noviembre y esta semana del 8 de marzo. Para la diversidad también el 17 de mayo.

Normalmente el 25-N hacemos una exposición fotográfica donde invitamos al alumnado que quiera participar con esa temática contra la violencia machista. Intentamos meter alguna charla o actuación que hable sobre el tema.

Ahora lo que estamos haciendo es utilizar un material que hicimos el año pasado, un vídeo en el que salían 30 alumnos y docentes que se definían como feministas y decían por qué. Este año Carme Adán hizo una unidad didáctica sobre ese vídeo y con el alumnado de 1º de la ESO de Valores Éticos están presentando el vídeo y la unidad didáctica a otros grupos. Creo que está siendo un éxito. También hemos hecho un photocall con “bocadillos” con frases extraídas del vídeo y cada uno elige la frase que quiere y sale en la fotografía con ese bocadillo.

Para terminar, el viernes, las dos últimas horas de clase vamos a organizar un par de actuaciones. La primera es una charla e intervención de Lupita Hard, que es una artista multidisciplinar de Vigo, feminista, que se ha hecho bastante famosa en la ciudad, sobre todo entre la gente joven. Aparte de hacer exposiciones es poeta y hace recitales. Su marca particular es que dibuja vulvas enormes, que no es tan nuevo per se, se hacía en los 70, pero sigue siendo bastante novedoso. Le han estropeado muchos murales. Va a venir a contarnos quiénes son sus referentes feministas, que también es importante, y hablará de su obra y sus grafitis y nos pintará uno en el centro.

A primera hora de la mañana vamos a tener un recital de artistas gallegas, el colectivo 85C. Intentan visibilizar y crear conciencia de la poca presencia de mujeres artistas que existe en todos los ámbitos. Van a venir dos bailarinas, dos poetas y una sin gei.

¿Y con respecto a la huelga?

Hemos pegado una serie de carteles de apoyo a la huelga que hicimos las profesoras, y las que hemos querido sumarnos a la huelga hemos hecho carteles individualizados y los hemos pegado en las aulas. La mayoría de las alumnas irán a la huelga. Las profesoras no lo hemos hablado demasiado, pero es una cosa personal y cada una hará lo que considere. Había muchas dudas entre hacer el paro de dos horas o el de 24h. Mi opinión personal es hacer la de 24 horas. Me da rabia que los sindicatos mayoritarios no hayan apoyado la huelga, afloja el tirón que se tiene desde otros movimientos, plataformas feministas y sindicatos, aunque sea minoritario.

¿Estas actividades hacen camino entre el alumnado? ¿Suponen un cambio?

Sí, sin duda. Podemos encontrar resistencia en un primer momento. A veces, por todos los prejuicios que hay, esa carga negativa existe y van interiorizándola desde muy pequeños, está ahí. Pero cuando lo ven, cuando se dan cuenta de que en el instituto se trata el tema de otro modo, termina llegando. Quienes reciben las charlas, van a las actividades, escuchan a una artista contar la situación real, les llega, estoy convencida. Sin duda funciona. Tengo alumnado que una vez sale del instituto a otros centros o la universidad, nos lo repiten año tras año, cómo cambia el ambiente del centro, etc. Cambiar conciencias personales es complicado. La diferencia de verdad se notaría si todo esto empezara en la escolarización.

Usted ha sido profesora durante 18 años. Siempre es complicado generalizar, pero, ¿ha notado alguna evolución entre el alumnado y cómo afronta estos temas durante este periodo?

Es cierto que es difícil generalizar. Lo que más me ha llamado la atención a lo largo de estos años es que aunque es cierto que hay chicas que están más informadas y con más conciencia de género de la que había hace 25 años, no siento que haya habido una evolución demasiado grande. Los estereotipos de género es lo que más me llama la atención. Creo que se están exagerando y polarizando. Los estereotipos de género están ampliándose, los juguetes sexistas, los colores con los que se viste a los niños, etc… Por un lado tenemos una apertura, pero por otro hay una especie de bloqueo y trinchera, mientras los géneros se estén atrincherando faltará mucho por conseguir. No han ayudado las redes sociales ni la dinámica actual de falta de diálogo, debate, de análisis de lo que sucede. Ya nadie habla, la gente discute o se insulta, pero es muy difícil debatir, llegar a consensos o acuerdos, hablar sin que haya una confrontación. La gente está muy alterada y muy atrincherada en su posición y eso dificulta los acuerdos.

¿A qué cree que se debe esta polarización?

Estamos siendo una sociedad muy alterada en general. La crisis, la situación social de los grupos minoritarios, la discriminación, los medios de comunicación de masas, los gobiernos, etc. se fomenta la confrontación. Esa frase de “divide y vencerás” creo que está muy en boga y presente constantemente.

¿Saben los alumnos realmente qué es el feminismo o están un poco despistados?

Creo que falta mucha información desde la educación formal. Mientras desde la educación formal no exista una programación, un currículum sobre las vertientes feministas, las repercusiones que han tenido, qué se ha conseguido… Mientras no exista como material educativo formal y se dé en las aulas, será un conocimiento que quede perdido y sesgado por un montón de prejuicios que hay sobre ello. Ves chavales que sacan cosas aisladas, tienen ideas contradictorias. Esto sale de un tweet, lo otro de Youtube, aquello de Instagram. Son sus tres fuentes fundamentales y, ¿qué se puede encontrar ahí? Tienen un batiburrillo de ideas, mezclado con lo que oyen en la tele y la calle. Piensan que el feminismo es el machismo al revés y esas cosas surrealistas que escuchamos todos los días. Hay exceso de información errónea. Temas recientes como el feminazismo, el hembrismo. Esto es nuevo, antes no se oía, esta forma de atacar al feminismo con los insultos.

Las desigualdades de género se perciben, se huelen desde que se tiene conciencia. Los niños de tres años o menos perciben las diferencias. Todo eso está ahí y lo saben perfectamente. Pueden ignorar determinadas cuestiones, como qué es el sufragismo, pero todo lo demás, lo básico, lo saben.

¿Las escuelas necesitarían hacer un trabajo específico?

En Primaria la cosa está peor aún a nivel de la resistencia de los profesores y equipos directivos, que siempre tienen miedo a la respuesta de los padres y madres. En Primaria se pone la excusa de que no les va a gustar, cuando casi nunca dicen nada. Si es verdad que cuesta. En coeducación a nivel de igualdad más o menos lo mismo, todo depende de que haya maestros que quieran hablarlo en sus clases. Es una cuestión de voluntarismo. Puede haber estudiantes que en toda su vida académica no hayan visto estos temas si no les ha tocado un profesor que se haya preocupado por esto, no hay ningún control de la adminsitración para que esto sea así.

¿Y la Administración?

Todo esto es jerárquico. Desde la administración no se preocupan en absoluto porque se lleve a cabo de verdad lo que aparece en las leyes educativas. La autoridad no se preocupe de que se cumplan las leyes. No se controla. No conozco a ningún inspector educativo que vaya al centro pidiendo un plan de igualdad o que exija que exista. Mientras esto no pase, si la inspección no se preocupa en absoluto de que las cuestiones transversales se cumplan y quede todo al libre albedrío del profesorado y de quien quiera implicarse, habrá poco interés. Son temas que no interesan, quedan escritos en el papel porque vivimos en 2018 y estamos en Europa y necesitamos que en nuestras leyes esté reflejado, pero mientras no haya control no tendrá ningún sentido. Y luego depende de cada comunidad autónoma. Las hay desde muy avanzadas e implicadas como Canarias a las que están casi cero implicadas como Galicia u otras.

¿Los profesores tienen la formación necesaria para entrar en este tema, si es que quieren?

Si no se hace obligatoria la formación del profesorado, como otras cosas lo son, mientras las administraciones educativas no hagan planes de formación donde se incluyan ofertas variadas que traten temas transversales, sin ese compromiso, no funcionará, no se hará nada salvo pequeños destellos que pueda haber. Dudo que en los planes de formación haya materias, no ya de coeducación, sino de temas transversales como la atención a la diversidad (no solo sexual, funcional también), etc. Son temas que no se tratan, se supone que somos educadores, pero no tenemos la formación para educar sino para formar. Muchos profesores dicen que no tienen que educar, que eso en casa, que nosotros solo somos formadores y nos ocupamos de la parte formativa, pero no es cierto, según la ley somos educadores.

Muchas veces estos temas se infravaloran porque parece que son opiniones personales, no conocimientos o hechos que llevan décadas comprobándose. Los estudios de género llevan décadas haciéndose, el feminismo tiene una trayectoria larga; hasta donde yo sé, en la Universidad, solo hay másteres, no grados y prácticamente tampoco asignaturas. Mientras las universidades no incorporen todo este conocimiento a sus carreras (empezando por Magisterio, Ciencias de lla Educación, Pedagogía, etc.) el profesorado no lo va a tratar en sus aulas en el instituto o la escuela. Y si no entran en las oposiciones, tampoco, por supuesto. Es todo una cadena que está cortada por un montón de tramos. A veces alguno recoge un testigo porque cree que es importante, pero nada más.

Tampoco ayudan los currículos. Yo tengo una materia de 2º de Bachillerato y tengo que dar el 100% para llegar a Selectividad. Uno de los temas es los compositores de bandas sonoras de películas. No hay una sola mujer. Así que me tengo que preocupar yo de buscarlas para darlas, pero la ley no me obliga a ello. ¿Quién decide los contenidos que se dan en las materias? Ya no en la mía, ¿dónde están las escritoras? Esto es una cuestión que viene desde arriba y que tú lo puedes intentar arreglar poco a poco a partir de tu esfuerzo personal y gratuito.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/03/07/falta-formacion-sobre-feminismo/

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El falso feminismo de las marchas anti Trump

Ilka Oliva Corado

Marchas de feministas pro Hillary Clinton. No se necesita tener más de dos dedos de frente para saber que estas manifestaciones son manipuladas y que tienen intereses que nada tienen que ver con los derechos de género.   Sin embargo entiendo lo geniudo de la decisión de muchas en participar y no voy a generalizar.

Toda mujer que crea que Hillary Clinton es feminista no ha entendido en lo más mínimo el feminismo, y peor aún que la apoye y le dé su voto.   Y es lo que ha sucedido en Estados Unidos con la ola de mujeres jóvenes que se han dejado llevar por la emoción y el discurso anti género de Trump. Y satanizan a Trump cuando tienen a un ejemplar a cada dos metros de distancia: en sus casas, en las escuelas, en su comunidad, en su trabajo; porque los hombres como Trump son producto del sistema como lo es el un falso Obama que resultó más kukluxklan que el más caucásico de los racistas. Obama es un negro pro sistema. Y que se disfrace y que la gente le crea es otra cosa, como lo hace Clinton con el feminismo.

¿Por qué estas feministas que marchan contra Trump no marcharon contra Obama durante su mandato, cuando murieron cientos de niñas, adolescentes y mujeres sirias y yemeníes, por la invasión estadounidense en esos países? ¿Por qué no se plantaron tomando las calles cuando soldados estadounidenses violaron a por lo menos 53 niñas colombianas? ¿Acaso estas niñas, adolescentes y mujeres no importan como las nacidas en Estados Unidos? ¿Por qué estas mujeres feministas no se interesan por la política exterior de su país, más bien la solapan, callando o justificando que su país lo único que hace es defenderse de ataques terroristas e intenciones de invasión?

¿Por qué apoyar a una mujer como Clinton que representa igual o peor peligro para la política exterior de Estados Unidos que el mismo Trump? Y peor aún, tomarla como referente del feminismo e instar a que mujeres jóvenes la sigan. ¿Por qué feministas anti sistema se han volcado a apoyarla y a convertirla en una plataforma anti Trump? Para no ir tan lejos, ¿por qué estas multitudes de mujeres no forman un frente anti deportaciones de indocumentados? Sería una plataforma sólida y con un mensaje claro al mundo.

¿Acaso importan más los derechos de género de ciudadanas o residentes estadounidenses que los derechos humanos de quienes son los más golpeados del sistema por no tener documentos? Cualquier feminista sabe que los derechos de género son derechos humanos, por ende una feminista real jamás iría a manifestar sin exigir derechos para las minorías; donde viéndolo por el lado del género también hay niñas, adolescentes y mujeres indocumentadas. Hay familias que están siendo separadas y no por la administración Trump, esto viene desde la administración Obama.

Porque muchas de estas falsas feministas que abarrotaron las calles de Estados Unidos, tienen mujeres indocumentadas trabajando en sus casas, limpiándolas, cuidando a sus hijos mientras ellas asisten a la universidad o al trabajo, mientras ellas logran desarrollarse profesionalmente. Y no les conviene que tengan derechos laborales que ellas exigen sí para ellas y su manada, porque entonces las perjudica como empleadoras, no podrían aprovecharse más de quienes les trabajan por migajas. Quienes cuidan sus jardines son indocumentados, quienes siembran y cosechan las frutas y verduras que ellas comen todos los días, son indocumentados. Quienes limpian los baños en los centros comerciales, en las escuelas, en las universidades son indocumentados. De los indocumentados se aprovechan todos, porque quién quisiera que tuvieran derechos laborales si tendrían que pagarles conforme a la ley.

¿Por qué estas feministas pro derechos humanos entonces si saben el peligro que sufren familias completas por las deportaciones no hacen un frente y exigen una Reforma Migratoria Integral? Sería un ejemplo claro y humano de querer cambiar el sistema. Sin necesidad de andarse pegando golpes en el pecho o auto proclamándose feministas. El feminismo se demuestra en acción, no en recitales ni en bacanales.

Las violaciones sexuales que sufren niñas, adolescentes y mujeres por parte del ejército estadounidense fuera del país, son tan importantes como las que sufren mujeres nacidas en Estados Unidos, viviendo dentro del país.

¿Por qué estas miles, miles de mujeres no protestaron por la insolencia de Trump ante Palestina? Fácil, porque las mujeres palestinas les importan un carajo y lo que pueda pasarles a otras en cualquier lugar del mundo por parte del gobierno estadounidense.

Así de grande es su doble moral y su falso feminismo.

¿Por qué estas mujeres arrechas que se auto flagelaron en las marchas no pidieron el alto al bloqueo a Cuba? ¿La devolución de Guantánamo? ¿Por qué no pidieron un alto a la invasión de Estados Unidos a otros países? Porque lo que les suceda a las personas de otros países, sean del género que sean, a ellas les importa un carajo. ¿Cuál feminismo entonces?

Existe una confusión bárbara en cuanto al concepto feminismo entre las mujeres jóvenes estadounidenses. Porque ninguna feminista de verdad, apoyaría que una Clinton   dirija una invasión estadounidense en países como Venezuela, como ya lo vimos cuando en Miami prometía sacar al “dictador” Maduro cuando el tiempo de las guarimbas, que ellos mismos armaron. O que una feminista de verdad apoye las deportaciones de niños y adolescentes que llegaron al país sin compañía, como lo hizo Clinton cuando Obama decidió acabar con el programa temporal que ellos mismos armaron para justificar la militarización de México y el triángulo norte de Centroamérica.

O una Clinton que le dio continuidad a la construcción del muro entre México y Estados Unidos, que inició su esposo. Trump es el hombre típico de la sociedad y este falso feminismo también lo es.

Como vemos, ser feminista no es solo de soplar y hacer botellas, el feminismo se vive con las acciones cotidianas, no con pancartas, bacanales y fotos para las redes sociales.

Estamos a años luz de un feminismo consecuente, irreverente y humano. Ante todo humano.  Por ahí alguien dirá: “pero de algo a nada…”  Justificar diciendo  algo nada, son patadas de ahogado. Y disculpen flores si les marchito un pétalo pero a las cosas por su nombre.

Fuente del articulo: https://cronicasdeunainquilina.com/2018/01/22/el-falso-feminismo-de-las-marchas-anti-trump/

Fuente de la imagen: https://www.telesurtv.net/__export/1516635197556/site

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Entrevista: Alicia Giraldo, cien años entre la educación y los derechos de la mujer

Entrevista a:  Alicia Giraldo

“¡Esta muchachita, como tan inteligente! —Exclamó Antonio Mauro Giraldo, el primer médico que realizó una trepanación de cráneo sin anestesia en Antioquia—. La llevaré a estudiar a la Normal de Señoritas, en Medellín”.

Era 1930, aproximadamente, cuando esto pasó. Alicia Giraldo Gómez, una adolescente, había pronunciado un emotivo discurso en un acto público, en El Peñol, donde estaba el personaje, quien ocupó, entre otros cargos, los de parlamentario y de rector de la Universidad de Antioquia.

Nacida en el municipio del embalse, el 1 de diciembre de 1917, con el punto de apoyo que le brindó el médico, ha movido el mundo. Llegó a ser “historiadora por vocación”; socióloga y psicóloga. Y su legado en la educación también es cuantioso.

Lúcida y aliviada, como la describe su sobrina María Eulalia Giraldo, Alicia habla sin desmayo. Cuenta que sus paisanos se dedicaron a cultivar el tomate, la yuca y el mango, que vendían en toldos.

La vocación de historiadora desborda en su conversación. Expresa su orgullo por el Río Nare, que baña su pueblo, del que explica que es negro porque estaba bordeado de sauces y las hojas de estos caían en el afluente, y daban un aspecto oscuro a sus aguas. Habla de la antigua tradición de los cargueros, esa de llevar personas a la espalda, de la que “el naturalista Alexander Von Humboldt se escandalizó por la dureza de su ejercicio”.

Entró a la Normal, como le prometió su mecenas. Ayudó en la conformación del Colegio Central Femenino —Cefa— y del Colegio Mayor, donde fue psicoorientadora por muchos años.

“Gané un concurso de ensayo sobre derechos de la mujer, y participé en un foro. Me dijeron: ‘vaya a la Academia Antioqueña de Historia’ e ingresé a esta institución, donde he sido miembro de número y de la que me nombraron Presidenta Honoraria”.

María Eulalia cree que el caso de su tía es admirable, porque si era difícil para una mujer de Medellín, en su tiempo, participar en la vida pública, resultaba impensable para una mujer de pueblo.

En la celebración de los cien años de su intensa vida, el pasado 1 de diciembre, profesoras de la Javiera Londoño, donde Alicia fue profesora por más de 30 años, dijeron “somos lo que somos, gracias a ella”. María Eulalia cuenta que a los sobrinos también les ha inculcado, en primer lugar, la educación. Por su parte, se graduó de Ingeniería de Petróleos y ha realizado otros estudios posteriores.

“La adoro con el alma”, expresa la sobrina. Admira que haya estudiado tanto, en universidades de Medellín y en Madrid; su labor como educadora de varias generaciones, y su aporte en la consolidación de los derechos de la mujer.

En este tema, Alicia ha aportado, no un grano de arena sino un arenero completo: ha escrito artículos como Cincuenta años de conmemoración del sufragio femenino en Colombia, Plebiscito de 1957, y libros como Forjadoras de forjadores: abuelas y maestras de Antioquia en el siglo XX 1850-1950, y ha hecho parte de la Unión de Ciudadanas de Colombia.

“Luchamos por alcanzar tiempos mejores para la mujer. Antes, a la mujer solo la dejaban bailar y tocar el piano”, explica Alicia, como si con estas ideas quisiera sintetizar un siglo de vida.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/cultura/alicia-cien-anos-de-letras-historias-y-maravillas-CN7953774

 

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Patriarcado, Madre Tierra y feminismos

Por: Raúl Zibechi

Cuidar  el medio ambiente o la Madre Tierra es cosa de mujeres, según un reciente estudio de la revista de divulgación Scientific American publicado a fines de diciembre, donde se destaca que las mujeres han superado a los hombres en el campo de la acción ambiental; en todos los grupos de edad y países (goo.gl/yW6U3v).

El artículo titulado Los hombres resisten el comportamiento verde como poco masculino, llega a esa conclusión luego de haber realizado una amplia encuesta entre 2 mil hombres y mujeres estadunidenses y chinos. El estudio afirma que para los varones actitudes tan elementales como utilizar bolsas de lona para hacer las compras en vez de las de plástico es considerado poco masculino.

El trabajo está enfocado en el marketing, con el objetivo de conseguir que los varones se sientan masculinos aún comprando artículos verdes, con lo que llega a conclusiones penosas como que los hombres que se sienten seguros en su hombría se sienten más cómodos comprando verde.

Sin embargo, consigue rastrear algunos comportamientos que permiten ir algo más allá, en el sentido de comprender cómo el patriarcado es una de las principales causas del deterioro ambiental del planeta. Donald Trump no es una excepción, al negar el cambio climático y alentar actitudes destructivas, desde las guerras hasta el consumismo.

Propongo tres miradas que pueden ser complementarias y que afectan al mundo de los varones, no para que adoptemos actitudes políticamente correctas (con sus dosis de cinismo y doble discurso), sino para aportar al proceso de emancipación colectiva de los pueblos.

La primera se relaciona con el capitalismo de guerra o acumulación por despojo/cuarta guerra mundial que sufrimos actualmente. Este viraje del sistema, que se ha acelerado en la última década, no sólo provoca más guerras y violencias sino un profundo cambio cultural: la proliferación de los machos alfa, desde los mandamases de los grandes y poderosos estados, hasta los machos altaneros de las barriadas que pretenden marcar sus territorios y, por supuesto, a sus dominados y, sobre todo, dominadas.

Sacar músculo geopolítico permite posicionarse en este periodo de decadencia del imperio hegemónico. Que se complementa con la aparición de infinidad de machitos alfa en los territorios de los sectores populares, donde narcos y paramilitares pretenden sustituir al cura, al comisario y al padre de familiaen el control de la vida cotidiana de los de abajo.

La segunda mirada viene insinuada en el estudio citado, cuando concluye que las mujeres tienden a vivir un estilo de vida más ecológico, ya que desperdician menos, reciclan más y dejan una huella de carbono más pequeña (goo.gl/yW6U3v).

Esto se relaciona directamente con la reproducción, que es el punto ciego de las revoluciones, empeñadas en un productivismo a ultranza para, supuestamente, sobrepasar a los países capitalistas. La producción fabril y el obrero industrial han sido piezas centrales en la construcción del mundo nuevo, desde Marx en adelante. En paralelo, la reproducción y el papel de las mujeres han sido siempre desconsiderados.

No podemos combatir el capitalismo ni el patriarcado, ni cuidar del medio ambiente ni de nuestros hijos e hijas, sin instalarnos en la reproducción que es, precisamente, el cuidado de la vida. Entiendo que la reproducción puede ser también cuestión de varones, pero eso requiere una política explícita en esa dirección, como señalan las comandantas que convocan el encuentro de mujeres en el caracol Morelia.

Como dice el comunicado de convocatoria del Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de las Mujeres que Luchan, los varones zapatistas se encargarán de la cocina y de limpiar y de lo que se necesite (goo.gl/MeFoUU).

¿Acaso esas tareas son menos revolucionarias que estar parado en un templete bajando línea (como decimos en el sur)? Nos dan menos visibilidad, pero son las tareas oscuras que hacen posible las grandes acciones. Para involucrarnos en la reproducción, los varones necesitamos un fuerte ejercicio para limitar nuestro ego, más aún si se trata de un ego revolucionario.

La tercera es quizá la más importante: ¿qué podemos aprender los varones heterosexuales y de izquierda de los movimientos feministas y de mujeres?

Lo primero sería reconocer que las mujeres avanzaron mucho más que nosotros en las últimas décadas. O sea, ser un poco más humildes, escuchar, preguntar, aprender a hacernos a un lado, a guardar silencio para que se escuchen otras voces. Una de las cuestiones que podemos aprender es cómo ellas se han puesto de pie sin vanguardias ni aparatos jerárquicos, sin comités centrales y sin necesidad de ocupar el gobierno estatal.

¿Cómo lo hicieron? Pues organizándose entre ellas, entre iguales. Trabajando al patriarca interior: al padre, al dirigente bien hablado, al caudillo. Esto es bien interesante, porque las mujeres que luchan no están reproduciendo los mismos roles que combaten, ya que no se trata de sustituir un opresor por una opresora, ni un opresor de derecha por un opresor de izquierda. Por eso digo que avanzaron mucho.

La segunda cuestión que podemos aprender es que la política, en grande, en escenarios bien iluminados y mediáticos, con programas, estrategias y discursos grandilocuentes, no es más que la reproducción del sistema dominante. Ellas han politizado la vida cotidiana, el cocinar, la cocina, el cuidar a los hijos e hijas, las artes de tejer y de sanar, entre tantas otras. Creer que todo esto es poco importante, que existen jerarquías entre unas y otras dimensiones, es similar a seguir buscando machos alfa que nos emancipen.

Seguramente hay muchas otras cuestiones que podemos aprender de los movimientos de mujeres, que ignoro o que aún debemos descubrir. Lo que importa no es tener la respuesta ya preparada, sino tallarnos en sencillez y humildad para aprender de este maravilloso movimiento de mujeres que está cambiando el mundo.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=236260

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Libro: Feminarios

Volver Julieta Kirkwood. [Autora]

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Colección Clásicos Recuperados.
ISBN 978-987-722-271-5
CLACSO.
Buenos Aires.
Octubre de 2017

Feminarios, es la compilación de parte del material de clases, cursos, seminarios y charlas realizadas por Julieta Kirkwood y que corresponden a la labor docente que ella efectuó durante cuatro años (desde 1981 a 1984) en distintos espacios y a diversas audiencias. Su propio orden, la metodología que seguía fue una ayuda inmensa para nuestra tarea de recopilación. Julieta escribía pacientemente sus exposiciones orales, no en vano ella expresa al dar cuenta al antiguo Círculo de Estudios de la Mujer de su trabajo: «¡Por cada una hora de clases invierto ocho horas en la preparación!» Y es precisamente esa dedicación la que ha hecho posible reunir los principales temas abordados en su gesto de difusión pedagógica del feminismo.
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Fuente: http://www.clacso.org.ar/clasicosrecuperados/detalle.php?id_libro=1308

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