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Desde el rincón: “Mujeres juntas, sólo difuntas”

Por Celia Rosado Romero

Lo qué fue una interrogante a una inquietud personal, mostró la realidad de las opiniones, permeadas al negarles el voto a las féminas en la pasada contienda electoral para incorporarse a la grey de los servidores públicos.
Retomó la pregunta ¿Por qué las mujeres fracasan en política?

Ejemplo, Rosario Robles, fundadora del Partido de Revolución Democrática-PRD-, a pesar de tener la posibilidad de crecer, siendo la primera mujer en decidir los destinos, como Jefe de Gobierno de casi 20 millones de mexicanos en la Capital del País. Su trayectoria se truncó hasta que fue rescatada por el sexenio actual, en la Secretaria de Desarrollo Social, perdiendo la oportunidad, no sólo de ser elegida candidata a la presidencia y dirigir el país, sino que se sumió en una ola de descrédito por su mal actuar. .

Otro caso, las famosas “Juanitas” de San Lázaro. Aquellas ocho femeninas que ganaron las contiendas, siendo parte de una marrullería de sus partidos con el objeto de cumplir la cuota de género, pero que renunciaron para que sus suplentes, varones y algunos de ellos conyugues o amigos, asumieran el poder en la legislatura. Fue tal el descaro de la treta que esperaron afuera del recinto para tomar el poder.

El caso se dio hace siete años, pero parece que todavía no se entiende. Para dignificar la participación de las mujeres se requiere reconocer los errores del pasado, para que las respuestas a la pregunta que dio inicio al comentario, no fueran tan frustrantes, al no darle al sector femenino el valor que se reclama.

Por cuanto a las candidatas erigidas como “candidatas independientes”, lo comentó Jorge Castañeda, gurú del paradigma de los independientes –entrevista de Isabel Zamudio- publicada en el portal Cambio Digital: “la gente no es tonta y sabe que algunos independientes son políticos dolidos de diversos partidos y la gente les cobra la factura”, “pueden ser personas decentes pero la ciudadanía no lo percibe como independientes”

Tal racionamiento se ejemplifica en el caso Veracruz. Lo mismo fue para varones que para las mujeres escogidas para participar en la disputa por la silla en el Congreso del Estado como en la Gubernatura. Eran personajes con historia en la política de diferentes organismos partidistas, por tanto, fueron rechazados; no había congruencia en su decir y hacer en el pasado, dándole la razón a Castañeda en su aseveración, a la ciudadanía no se le engaña, aun cuando pareciera que sí.

Un aspecto relevante a destacar, fue una contestación de una dama de respeto por su posición congruente, al pedirles su opinión al rechazo a las candidatas, señalando varias aristas de la interrogante. Retomé una de sus frase para titular el “Desde el rincón”.
“Sólo podría comentarte, según el dicho popular, “mujeres juntas, solo difuntas”, yo si pienso que tiene mucho que ver, el celo que toda mujer poseemos, y el hecho de no poder sostener mentiras como lo hacen los varones. Si a una mujer le cae mal aquello, lo dice, lo expresa, lo siente; y un varón puede incluso hasta hacerse amigo de aquel a quien detesta, y luego cuando pueda lo traiciona”.

En consecuencia, otra ciudadana, ama de casa y madre de familia vierte otra razón del porqué no dejan a las féminas acceso al poder: “Será porque es más difícil para una mujer robar descaradamente, la mayoría de los políticos son hombres y les vale que el pueblo se dé cuenta lo ratas que son”.

Un varón señala. Él ha participado en campañas políticas, y ocupado cargo en la comuna del puerto, además de formar parte del grupo de asesoramiento de un candidato, por lo su opinión refleja lo que se percibe cuando se aspira a un cargo de elección popular.
“Muchas mujeres se conforman con comisiones de relevancia menor y, ya sabe, se les suben los humos. La gran mayoría de las que he conocido se encasillan solas y terminan siendo la “parte sensible” porque no aportan a las políticas de fondo. Usted lo puede ver con las que siga en facebook, por sus publicaciones sensibleras, sus comentarios, nadie las toma en serio.

Otras se descalifican solas, exigiendo prioridades solo por ser mujeres. O exaltando su femineidad a diestra y siniestra, pero siendo un ogro en el contacto con las personas. Pasa mucho con las que son directoras o regidoras, o que tienen algún cargo en el partido, cargo de cualquier nivel”

Opiniones que valdría la pena reflexionar, y desde luego actuar.

Los organismos internacionales que luchan por el empoderamiento de las mujeres para el fortalecimiento de los partidos políticos y de la sociedad en general, asumen la condicionante, para tener un desarrollo equitativo, inclusivo y sostenible, es requerimiento no hacer distinciones de género. Sostienen: todos somos seres humanos.

Se sabe que sólo un 10 por ciento de esos organismos partidistas, las féminas, ejercen el liderazgo, por lo tanto no están en las mismas condicionantes de asumir la toma de decisiones, en el sistema político nacional. Tradicionalmente se ha marginado a las mujeres llegando a convertirse en parte de la cultura mexicana. Poco a poco se ha vencido la resistencia, demostrando la necesidad de adoptar la igualdad de género.

Ante tal realidad, las mujeres deben ejercer una voz real en las instituciones de gobierno, tanto las políticas como en la administración pública, el sector privado y la sociedad civil, en función del crecimiento del municipio, estado y país, para el beneficio de todos.

Una última consideración pertinente que no debe perderse de vista.

Para el ejercicio del poder, no existe género, Varones y mujeres pierden la noción de la realidad, para convertirse en mesías de la verdad. La vanidad los consume. Pululan a su alrededor abejitas que les zumban al oído, “usted tiene toda la razón”. Crean su mini mundo. La crítica y la autocrítica no son parte de su ejercicio mental y cotidiano. La historia en la política del poder en México está repleta de ejemplos, desde la época de Porfirio Díaz.

Hay necesidad de derribar murallas.

Tomado de: https://efacico.wordpress.com/2016/06/18/desde-el-rincon-mujeres-juntas-solo-difuntas/

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Mi hijo no come berenjenas

Por Alejandra Laprea

Es raro que en una página feminista se traten temas de alimentación, hijos o recetas, y para quienes conocen mi posición “anti-super-madre de la Revolución”, en que a veces se convierte a las mujeres desde el discurso oficialista, les parecerá que este artículo es un caso de usurpación de identidad. Pero, no. Nada de eso.

La verdad es que la guerra contrarrevolucionaria se está dando en lo económico tanto en la macroeconomía, como en la doméstica. El campo de batalla está en nuestras casas y premisas culturales que rigen nuestro abastecimiento de alimentos.

Bueno, la cosa empezó así. Mi amiga Olga un día desesperada me dice que no haya qué hacer con su hijo y la comida y como una gran desgracia me soltó: “…imagínate hoy para desayunar solo tenía huevo con yuca”. Me quedé viéndola fijamente y me encogí de hombros. Olga no entiende y la verdad que yo tampoco. Y no nos entendemos porque según mi experiencia no hay cosa mas rica que un huevo con la yema aguadita y unos palitos de yuca tostaditos. En cambio para Olga eso ni siquiera clasificaba como desayuno… y no les cuento Diego su hijo… porque esos guarichos saben como tomar el poder con eso de la comida.

Y así, empezó mi investigación sobre lo que ella considera un desayuno y cómo lo que consideramos comida y cómo lo comemos varía de región a región, de familia a familia.

Por ejemplo para Olga un plato de atol de avena es una merienda, para mi es lo mejor que le puedo dar a mis hijos de desayuno. Para Olga la avena solo se puede hacer con leche, para mi, que hace años deseché los lácteos por dañinos es perfecta con un agua bien aliñada con una ramita de canela, anís y papelón.

En mi casa, mis chamos son dos adolescente insaciables, hemos tenido una ventaja estratégica porque siempre hemos cultivado la flexibilidad en lo que comemos. La norma siempre ha sido “…tenemos derecho a tener nuestros gustos pero, hay que probar primero”.

Pero, a mi hijo menor la berenjena no le hacía gracia y este año tenemos una cosecha fantástica de berenjena y están baratas.

Intentamos primero pelando las berenjenas asándolas en una plancha caliente o en el horno y sazonándolas con sal, ajo y aceite para luego usarla como acompañante, un clásico que no tuvo éxito en el paladar del chamo.

Luego probamos haciéndolas como hamburguesas. Asamos las berenjenas, sacamos la carne, cortamos en cuadritos pequeños, aliñamos como si fuéramos a hacer una hamburguesa, añadimos huevo y algún aglutinante (pan rayado, maicena, harina de trigo o maíz e incluso avena molida como harina) y nada, a él no le gustó. Finalmente… pasticho… y ¡Eureka! Pelamos las berenjenas, las rebanamos y asamos. Hacemos un guiso de pasticho, que en mi casa va desde el clásico de carne molida hasta uno de gallina pasando por uno absolutamente vegetariano con carne de soja. Como los lácteos están en el destierro, la bechamel la hacemos con caldo de verduras, y el tostadito que da el queso lo hacemos con boronas de casabe o mañoco, (cuando consigo esta maravilla amazonense) o pan rayado rociado con un chorrito de aceite para que tueste.

Y aparte de querer pasarles mis recetas lo que quiero decirles es que el hacer nuestras comidas es también una construcción social y cultural en la cual podemos innovar y liberarnos de patrones de consumos que han sido impuestos para beneficio de la agroindustria, empresas empaquetadoras de alimentos como la Polar, trasnacionales de la comida rápida o procesada, toda una cadena de dominación capitalista en la que la tan querida berenjena no tiene cabida por su nobleza, facilidades para cultivar y versatilidad en la cocina. Y ella entre un montón de productos que florecen en nuestros conucos y patios.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/mi-hijo-no-come-berenjenas-opinion/

Imagen tomada de: https://4.bp.blogspot.com/-k_O0IrcuJ6A/V2GiSisFfII/AAAAAAAAC7U/SKWkjJP1ceYsoGdq8YEWZsWhCDu7Ydq9QCLcB/s1600/Berenjenas-1%255B1%255D.jpg

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Mujerismo y feminismo

Europa/España/29 de Julio de 2016/Autora: Lidia Falcón/Fuente: Mujeres en Red

El feminismo no es algo biológico, sino una ideología transformadora abierta a cualquier ser humano

Una de las consecuencias de las últimas elecciones ha sido que el número de mujeres elegidas en las listas del PP en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos supera al de las del PSOE. Este fenómeno, que apenas ha sido comentado, se explica con orgullo por el partido conservador por su actuación de promoción de las mujeres más dotadas sin tener que recurrir a la artificiosidad de las cuotas. Es sabido que los partidos de derechas pueden situar algunas mujeres en las cúpulas de su dirección, así como llevarlas hasta la presidencia de un Gobierno, como fue el caso de Margaret Thatcher, siempre que sean absolutamente fieles a los planteamientos del partido. Lo que no pueden explicar desde las filas de las mujeres socialistas es cómo después de años de implantación de cuotas femeninas en el partido, de haber hecho de sus señas de identidad la aprobación de las leyes de igualdad y de paridad, de la creación durante un tiempo de un Ministerio de Igualdad y el mantenimiento ahora de una Secretaría de Igualdad -aparte de la campaña continua de sus afiliadas presumiendo de la promoción de mujeres en puestos de dirección política-, en la actualidad la proporción femenina de presidentas de comunidad, de diputadas y de concejalas sea inferior a la de un partido de derechas.

La explicación se encuentra en la forma en que pretendiendo la igualdad se ha rehuido el feminismo. La estrategia socialista, desde hace más de una década, se ha centrado en llevar más mujeres a la política independientemente de su adscripción ideológica, considerando que con aumentar el número estaba resuelta la evidente diferencia de participación femenina en todos los estratos de la política. Mientras, los partidos feministas planteábamos que es imprescindible exigir a quienes nos representen en las instituciones la conciencia de lucha y el compromiso con las reivindicaciones fundamentales del feminismo, ya que de lo contrario lo único que se consigue es duplicar el voto de derechas. Al negarse que la ideología es el eje de toda actividad política y social, se despolitizó la lucha por el aumento de representación femenina en todos los estamentos sociales, que se convirtió, en consecuencia, en un argumento para que también las conservadoras lo hicieran suyo.

Recuerdo que en 1999, cuando una coalición feminista formada por el Partido Feminista de España, el de Catalunya y el de Euskadi nos presentamos al Parlamento Europeo y participamos en un acto electoral en Barcelona, las socialistas y las populares hicieron un frente único femenino que se centraba casi únicamente en exigir a los hombres la corresponsabilidad en el trabajo doméstico. Y siendo este un problema que pesa sobre las mujeres desde tiempos inmemoriales, no es posible reducir el feminismo a la limpieza y el cuidado de niños. El feminismo no es una cuestión biológica, no se es feminista por el azar de haber nacido con ovarios y matriz. Esta condición anatómica será en todo caso el argumento de la sociedad patriarcal para destinar las mujeres solo a la reproducción, pero el pensamiento y la acción para cambiar tal reparto sexual del trabajo y de la sociedad es producto de una reflexión profunda, de una teoría que se ha elaborado en el curso de más de 200 años, de un compromiso sincero y valiente con las luchas transformadoras, que comporta múltiples peligros y marginaciones. Compromiso que, como sabemos, pocas mujeres, y hombres, contraen, mientras una mayoría sigue las normas establecidas, se somete a su papel secundario e incluso lo defiende.

El feminismo es una ideología transformadora de la sociedad para acabar con todas las injusticias -las de clase, las de sexo, las de raza- y a la que, por supuesto, pueden adscribirse todos los seres humanos y sin la que resulta inocuo, cuando no perjudicial, plantear únicamente el frente hombre o mujer.

Recuerdo el rechazo de Dolors Renau y de Anna Balletbó, con otras de sus compañeras, cuando dije que prefiero un hombre socialista a una mujer del Opus, precisamente cuando en la mesa, y después en Bruselas, se sentaba una dirigente de Unió de pública adscripción a la Obra a la que, al parecer, deseaban sumar a su estrategia, a la que me referí como mujerismo en contraposición al feminismo. Plantearse que solo por el hecho de ser mujer se poseen y defienden los valores feministas no solo es equivocado, sino, lo que es peor, enemigo del feminismo, ya que las mujeres que se han colocado en las instancias públicas por las formaciones de derechas están defendiendo la involución en todos los derechos que habíamos logrado implantar, con tanto esfuerzo, desde el movimiento.

La defensa del mujerismo ha servido para que en los parlamentos autonómicos y los ayuntamientos aumente el número de derechistas y opusdeístas que se oponen a la ley de aborto, a la del matrimonio homosexual -ambas recurridas por el PP en el Tribunal Constitucional- y a la inversión económica en los servicios sociales que son fundamentales para que las mujeres puedan entrar en el mercado de trabajo, solución bastante más eficaz y socialista que el reparto privado de las tareas domésticas.

Fuente: http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2006

Fuente de la imagen: http://www.animalpolitico.com/click-necesario/encuesta-que-opinas-sobre-el-feminismo/

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Consecuencias políticas de la diferencia de sexos

Por Rosario Herrera Guido

“[…] en la psique
no hay nada que pueda
situar al sujeto como hombre o mujer.
Jacques Lacan

I

Desde los antiguos filósofos y médicos griegos hasta el siglo XVII, la histeria fue una enfermedad del útero (ta hysterika pathé), que al moverse por su cuenta producía sofocación, afonía, epilepsia y males sin fin. Esta es la posición de Hipócrates, el padre de la medicina. Un pensamiento que no es médico, sino político, pues parte de que una mujer debe estar sometida a un hombre, como el cuerpo al alma. Como dice Aristóteles, “el alma (psiké) gobierna al cuerpo con la autoridad de un amo, y el intelecto al deseo (orexis) con la autoridad de un hombre de Estado o un rey “[…] La relación del varón con la mujer es por naturaleza (fysis) la del superior con el inferior, del gobernante con el gobernado”. (Aristóteles, Aguilar, “Política”, Obras Completas, 1974).

A partir de san Agustín, el origen de la histeria ya no está en la matriz, sino en la fuerza revolucionaria de la mujer: una posesión divina o demoníaca. Éxtasis, trances, convulsiones, ataques de llanto, parálisis, migrañas, estigmas en el cuerpo y visiones, son calificados por los teólogos. La histeria es un hechizo, según el manual Malleus maleficarum (el código del “Martillo de las brujas”). Porque se pasa del saber al poder, del médico al exorcista, de la medicina al poder político de la Iglesia Católica y Romana, que manda a la hoguera a las brujas. Pero la histeria, hasta nuestros días, es un rechazo al poder político y religioso, a la dominación del poder arbitrario masculino, un rechazo al patriarcado.

Para la psiquiatría, la histeria es una neurosis. Cullen (1769), acuña la palabra neurosis para designar una falla orgánica, una lesión cerebral. Con la psiquiatría dinámica, la histeria es un trastorno funcional y la convierte en una psiconeurosis: la fuerza subversiva como síntoma esencial, manifiesta en la falta de unidad y de fijeza en la identidad: personalidades múltiples, teatralidad, fabulación, mitomanía, doble conciencia y el último grito de la moda norteamericana: “bipolaridad”. Y la American Psychiatric Association eliminó el diagnóstico de la histeria y la sustituyó en 1980 por multiple personality disorder (desorden de personalidad múltiple), que cambia en 1994 por “trastornos disociativos de la identidad”. La psiquiatría conserva las preguntas de los teólogos: ¿poseída o santa? ¿enferma o manipuladora?

Freud va más allá de la psiquiatría y reconoce que la histeria es “todas las enfermedades y ninguna”, pues es un problema ético y político, pero no médico: es la expresión de la dificultad de reconocer el propio deseo, por someterse al deseo del amo (padre o madre-patriarcal, hermano, marido, maestro, jefe, policía, soldado, moral social, opinión pública, Estado y hasta Dios).

Lacan enseña que la histeria es un discurso que pueden articular mujeres y hombres para impugnar el poder arbitrario de cualquier amo, para inventar otro saber que denuncia la dominación arbitraria del amo, donde quiera que se encuentre o se invente.

II

Toda esta compleja concepción de lo femenino proviene de la enigmática diferencia de los sexos, que conduce a la lucha política entre los sexos, que se encuentra en el corazón de todas las organizaciones sociales, por elementales que sean. Pero de aquí no se desprende ninguna razón que respalde, bajo ningún pretexto, la dominación y opresión ni de las mujeres ni de los hombres.

Para el movimiento freudomarxista, entendido como el encuentro entre el marxismo y el psicoanálisis: 1) la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases y 2) la historia de la humanidad es la historia de la represión sexual. El freudomarxismo, aunque juzgado apagado, está vivo en las Constituciones Europeas, Reformas y Convenios Mundiales, porque la diferencia sexual y sus consecuencias políticas y económicas es uno de los principales malestares en la cultura.

Un poder de sometimiento de las mujeres, apoyado por el orden jurídico, que preserva de hecho, pero no de derecho, las desigualdades sexuales. Porque la contradicción y la lucha entre los sexos es más antigua que la lucha de clases. No existe esencia femenina o masculina, pues lo que funda la existencia es la diferencia, que depende de condiciones históricas, psíquicas, políticas, económicas y culturales.

La opresión de las mujeres es universal, hasta mítica. Porque en las sociedades organizadas por el parentesco matrilineal, la mujer y su descendencia, sin estar sometidas al poder del marido, dependen de otro hombre: el hermano de la madre.

La circulación de las mujeres —según Claude Lévi-Strauss—, regidas por las reglas del parentesco, son signo de la “primera apropiación de las mujeres”, pues apropiarse de las mujeres es apropiarse de la productora de los productores, de su fuerza de trabajo que produce satisfactores.
Siempre han existido mujeres que rechazan la dominación sexual. Pero las organizaciones feministas son tardías. Porque han dependido de las condiciones de producción y el consecuente sometimiento de su vida psíquica e histórica. Al superar la economía de subsistencia, rechazan la reproducción sexual forzosa, actúan en la economía y renuncian a su exclusiva función reproductora.

Más que feminismo debe hablarse de feminismos. Como el que produjo el movimiento antipsiquiátrico de los años 70s, que denunció el orden mundial establecido, que sigue tachando a las mujeres de “locas”. En este tema, el feminismo, como filosofía y movimiento político también ha sido seducido y asimilado por el “poder”. Como en Morelia, donde la Comunidad Terapéutica, inspirada en la Antipsiquiatría italiana de Franco y Franca Basaglia, volvió a dominar la psiquiatría, como resultado de la profunda crisis de las izquierdas en México y Michoacán.

Por ello, los encuentros feministas en México, dese el Encuentro Feminista 2010 de Zacatecas, no sólo denunció los negativos resultados de institucionalizar el movimiento feminista, a través de los institutos y secretarías, sino que se ha pronunciado por la subversión política de los marcos vigentes.

Ante lo cabe leer bien a la filósofa francesa Luce Irigaray, que propone “hablar mujer” (parler femme), para liberar la palabra, pues nada debe reemplazar la palabra de las mujeres que tiene que ser dicha, para dejar de victimizarlas. Porque la administración de la violencia de género, se ha convertido en capital político y económico, tanto para algunas instituciones como para organizaciones que lucran con el sometimiento y el sufrimiento de las mujeres.

III

Las consecuencias políticas de la diferencia de los sexos, condujeron, como dice Georg Hegel en su Fenomenología del Espíritu, a tener que pensar desde la filosofía cómo lograr que el hombre y la mujer ya no se deban nada. En un momento de su obra cumbre, en el que trata el conflicto en la tragedia de Antígona de Sófocles, entre la ley masculina y la ley femenina, la ley de la ciudad y el tirano y la ley de la tierra, que ordena sepultar a los muertos.

Las consecuencias políticas de la diferencia de los sexos, también condujo contemporáneamente a la perspectiva de género, que interpreta la compleja problemática de la diferencia, para promover una pacífica relación con la existencia del Otro, el diferente, la mujer, y por extensión la diferente ideología religiosa o política, diferente status económico o cultural, que reconozca la calidad humana de los indígenas, los homosexuales, los extranjeros, los migrantes, conforme a los derechos universales del hombre y la mujer.

Una perspectiva de género que contempla un conjunto de representaciones imaginarias, simbólicas y reales de las prácticas y prescripciones culturales, mundiales, nacionales y regionales, desde la diferencia anatómica de los sexos, que impone consecuencias culturales, económicas, políticas, éticas y estéticas.

Una comprensión del género como una construcción cultural y social, que sólo existe a partir de la ley de la cultura, la prohibición del incesto, que introduce el lenguaje, lo propiamente humano, que nos diferencia de todos los seres de la naturaleza, de los mamíferos superiores, y cuya raíz inglesa es gender (género), que designa la diferencia entre los sexos y la exigencia ética de reprobar la discriminación, que provoca la violencia entre los géneros, la familia, la escuela, el trabajo, los espacios privados y públicos del cuerpo social.

Para lo cual siempre se espera de todo gobierno y pueblo que surja un programa cultural, educativo, económico, político y estético, que supere y erradique la violencia de género, la violencia feminicida, la desaparición forzada, la trata de niñas y jovencitas, la violencia del crimen organizado y la migración por violencia, desempleo, la viudez y la orfandad.

Una diferencia que históricamente produce desigualdad e injusticia y que sólo una filosofía feminista, en el cruce del feminismo de la igualdad y la diferencia, puede abrir la dimensión ética de la igualdad sustantiva de género, como ética de la hospitalidad del Otro, el radicalmente diferente, para introducir como imperativo cultural y político actitudes y acciones racionales y responsables a la altura de las circunstancias, que permitan no sólo superar sino erradicar la inequidad de género.

Articulo tomado de: http://michoacantrespuntocero.com/consecuencias-politicas-de-la-diferencia-de-sexos/

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El racismo de Trump que nos refleja como humanidad

Por Ilka Oliva Corado

  El discurso de aceptación de Trump en la Convención Republicana fue todo un ultraje a la paz y la democracia, fue en sí un llamado a la violencia y a la continuidad de políticas racistas e injerencistas. 
Al comienzo de la carrera por la presidencia muchos lo tacharon de loco como desprestigio, no, los locos son otra cosa, Trump es la ejemplificación del  pensamiento ultraconservador que rige los cimientos de este país: a su sociedad y su sistema.  Trump lo único que he hecho es decir en voz alta lo que la mayoría en esta sociedad habla atrás de las puertas.
No voy a decir, “los republicanos” porque los demócratas son idénticos solo que lo manejan por el lado camaleónico y utilizan  la doble moral a su conveniencia, los republicanos van directo a la yugular y  escupen en la cara, mientras que los demócratas dan la mano en un gesto de conciliación y en las mismas  pegan la puñalada por la espalda. Podríamos hacer un repaso por la política externa en tiempo de gobernantes demócratas y veremos la injerencia, el terror y muerte que ha dejado a su paso. El ejemplo más reciente: Obama que no tiene nada que envidiarle a los Bush. 

El que hoy Trump sea el candidato oficial del Partido Republicano es responsabilidad absoluta de la mediatización que lo puso ahí, como contragolpe a Hillary Clinton (invisibilizando a Sanders en todo momento) los medios de comunicación jugaron en todo momento del lado de Trump, públicamente,  pero estratégicamente del lado de Clinton. Sabían que tocando la yugular del Ku klux klan lograrían la reacción en masa que beneficiara a Clinton. 

Desde los inicios sabían muy bien  que el objetivo era crear un monstruo que evidenciara el racismo y xenofobia de la sociedad estadounidense y para eso tenían que darle el mayor eco posible a los discursos segregacionistas de Trump. ¿La finalidad? Despertar el temor lo más temprano posible para que las masas vieran en Hillary Clinton la única salida. Y lo peor es que lo lograron. Lo que le espera al mundo con una presidenta como ella. Porque muchos ciudadanos darán su voto a Clinton, no porque los represente pero como castigo hacia Trump.  De una u otra manera el sistema tiene a las masas donde las quería.

Cualquiera así a ojo de buen cubero dirá que es mejor Clinton que Trump, cuidado,  que Clinton representa al capital no es ninguna pera en dulce. 

Vendrá entonces  en la Convención Demócrata con un discurso conciliador y bajado de tono, perfectamente bien estructurado para pegar fuerte en las mentes de los aún indecisos y fortalecer a sus seguidores y así asegurar el voto. Su mejor estrategia es hacerse pasar como feminista y mujer de valores morales: en una sociedad de doble moral eso es  el tiro de gracia. 

Trump expresó con claridad su odio hacia los inmigrantes indocumentados que al referirse a la frontera sur del país, habla de los latinoamericanos, quiere hacer un muro, ¿qué dice de la injerencia de su país en Latinoamérica que es la causante principal de la migración forzada? Si su país dejara la injerencia la migración forzada no existiera. ¿Por qué no promete con el mismo ahínco que su país dejará de invadir países y asesinar multitudes en su política externa? 

No es sorpresa que la Patrulla Fronteriza apoye a Trump, pues es xenófoba. No sorprende que ningún indocumentado quiera denunciar lo que sucede en la frontera, pues nunca será escuchado y al contrario será encarcelado y deportado. Es el sistema completo contra la inmigración indocumentada; desde la Patrulla Fronteriza, pasando por quien toma la denuncia y el juez que la desestima y  ordena cárcel para el “terrorista”. Porque en Estados Unidos es tan terrorista un indocumentado por el hecho de no tener papeles y un musulmán solo por su religión o país de nacimiento.  Cuando todos sabemos quiénes son los verdaderos terroristas y el capital que los crea y los mantiene. 

 Existe una película extraordinaria que es la mejor producción que se  ha podido hacer en este país referente al sistema y la migración indocumentada, se llama, “Machete”. Parece sarcasmo pero evidencia en absoluto lo que hace este sistema con los indocumentados en todos los niveles, desde que pasan la línea fronteriza. Ahí se ve a gente de la política, muy poderosa,  disparando a indocumentados en las cacerías nocturnas. Cosas  ya comunes  que realizan actores de Hollywood como Steven Seagal  que con metralleta en mano es cazador de inmigrantes en la frontera. ¿Qué dice la sociedad de esto, los religiosos, los demócratas? Ni pío. 

El problema nunca ha sido  Trump porque cualquier candidato presidencial tiene el derecho a su ideología y a la libre expresión del pensamiento,  aquí el cuestionamiento es hacia la parte de la sociedad que lo apoya: en ella hay maestros, doctores, ingenieros, padres de familia, deportistas. Un vecino cualquiera, un comensal cualquiera en cualquier restaurante, cualquier artista, en cualquier lugar pulula la xenofobia y el racismo. ¿Qué es lo que tenemos que decirles a ellos que no son personajes públicos? ¿Qué es lo que este país tiene que cuestionarse como sociedad? Un padre racista cría hijos racistas, una comunidad racista tiene residentes racistas, un maestro racista educa alumnos racistas y así, y así…,  a excepciones pero son tan pocas y no estoy estereotipando. 

¿Por qué son tantos los seguidores de Trump que lo vitorean cada  vez que habla de emparejarse con Israel y los países aliados para acabar con Siria, Palestina y el mundo musulmán? Que habla desde una superioridad blanca caucásica vid del Ku klux klan y el fascismo al mejor estilo hitleriano. 

¿Por qué son tantos los afro descendientes y latinos los que lo apoyan? Bastedad de asiáticos. ¿Se les olvidó lo de Hiroshima? Esos latinos que niegan su raíz, su sangre, su herencia milenaria, latinos que odian Latinoamérica. Negros que viven y actúan bajo el estándar del hombre blanco anglosajón, que no se reconocen desde su identidad africana, ¿se les olvidó la esclavitud a la que fueron sometidos sus ancestros? ¿Desconocen las muertes de negros en manos de policías blancos caucásicos en crímenes de odio racial? ¿Se les olvidó la lucha por los Derechos Civiles  y sus tantos mártires? 

Esos negros tienen hijos negros que son discriminados en escuelas de blancos, ¿y apoyan un candidato como Trump? Y estos negros discriminan a la comunidad afro porque se creen superiores. Igual con los latinos, se creen anglos porque tienen documentos o porque nacieron aquí, pero ni naciendo aquí se les borrará del gen su herencia milenaria latinoamericana. Así resulten traidores como Cruz y  Rubio. 

Y como pieza importante para cualquier estudio sociocultural que se quiera hacer de este país, hay que tomar en cuenta que esta sociedad está conformada por inmigrantes de todas partes del mundo. Que tienen hijos  aquí de herencia asiática, latinoamericana, europea y africana. 

No podemos lapidar a la sociedad estadunidense basándonos en estereotipos de colores y similares porque ella tiene tanto de nosotros. Entonces queda preguntarnos, ¿nosotros en nuestros países de origen qué tan racistas y xenófobos somos? ¿Cuántos pronunciamos también discursos de odio racial como los de Trump? ¿Cuántos somos homofóbicos, clasistas, racistas, misóginos y patriarcales? ¿Fanáticos religiosos? 

¿Cuántos en nuestro países de origen hemos dado nuestro voto a personajes  dantescos como Trump? Que manejan las mismas políticas contra su propia gente. ¿Cuántos hemos dando nuestro voto por  estructuras neoliberales como las que ofrece Clinton? ¿Cuántos por nuestro color de piel, grado de escolaridad o estatus social hemos discriminado a otros? Si ahondamos un poquito más las respuestas nos van a sorprender. Veremos que somos tan o peor que el discurso de odio que promulgan Trump y sus seguidores.

No olvidemos que todo lo que sucede en Estados Unidos, por ser potencia mundial es el reflejo  inmediato de lo que nosotros somos como humanidad.  Cada vez que pensemos en el discurso de odio de Trump que nos sirva para auto analizarnos y cuestionarnos de nuestro papel en la sociedad y si nuestra doble moral da para continuar con el mismo discurso solapado en la conciliación y valores patriarcales  como el que maneja Hillary Clinton desde su falso feminismo. 

Audio: https://soundcloud.com/ilka-oliva-corado/el-racismo-de-trump-que-nos-refleja-como-humanidadBlog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/07/22/el-racismo-de-trump-que-nos-refleja-como-humanidad/ Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

22 de Julio de 2016, Estados Unidos.

Ilka Oliva Corado. 

Blog: Crónicas de una Inquilina

Facepopular:Ilka Oliva Corado
Youtube: Ilka Oliva Corado
Blog de fotografía: En mi lente choteador.
Radioteca: Ilka Oliva Corado
Poemario: Luz de Faro.
Articulo enviado por su autora a la redaccion de OVE
Fuente de la imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1437684502816/sites/telesur/img/multimedia/2015/07/23/donis.jpg_1718483346.jpg
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Lógica femenina, política genuina

Por: Clara Vásquez Junquera.

“Puta barata podemita”, “Cállate, bonita, no tienes ni puta idea”, “Completamente analfabetas”, “Puta y mal follada”. Son ejemplos de los insultos que en los últimos meses han dirigido algunos periodistas y literatos a mujeres con cargos políticos. Este tipo de agresiones se ha dado en numerosas ocasiones. Sólo hay que recordar el famoso “Cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso en lo mismo” que se lanzó contra Leire Pajín. Sin embargo, con el compromiso de las listas paritarias y formatos cremallera, que tanta alergia provocan en el Partido Popular, la verborrea machista ha alcanzado niveles alarmantes. Claro, nunca antes en este país habíamos visto tantas mujeres en puestos parlamentarios, alcaldías y listas políticas, y esta mayor presencia parece crispar a algunos.

Pero, ¿qué es lo que pone a estos hombres tan nerviosos, les hace perder los papeles y ofrecernos espectáculos bochornosos? Lo diré sin muchos rodeos: las prácticas de las mujeres gracias al asalto institucional introducen en la política una lógica femenina, es decir, otras formas de hacer, de habitar y de mirar lo común. Se atiende a lo singular; se pone en el centro de la responsabilidad política los cuidados, la cooperación, la empatía y liderazgos más flexibles y compartidos. No hablo de una lógica esencialista, no me malinterpreten, pero es de justicia señalar que históricamente las mujeres se han visto forzadas a poner en valor esas cuestiones. Tampoco se trata, por tanto, de una posición reactiva, refugiada en un afuera ideal. Estas mujeres han entrado en terreno político y están jugando con sus reglas tan bien o tan mal como los hombres, al tiempo que muchas de ellas abren una grieta: la de que en la pelea institucional no se puede eliminar la diferencia y la diversidad.

Me viene a la cabeza Clara Serra, diputada de la Asamblea de Madrid, cuando defiende con agallas lo que el feminismo puede aportar a nuestra sociedad o participa en una charla sobre porno, deseo y feminismo para dialogar y abrir preguntas en vez de ofrecer fórmulas mágicas. O Ada Colau interrumpiendo, estremecida, su intervención porque no encuentra palabras con las que nombrar el horror de los refugiados sirios, para acto seguido reponerse y afirmar con fuerza: “Se puede y se debe tener instituciones a la altura de una ciudadanía generosa que se deja la piel en demostrar que la humanidad y la vida pueden estar en el centro de nuestras ciudades y dejar atrás la especulación, la competitividad y la mentira”.

Estos gestos, y tantos otros, producen fisuras en la narración cerrada con la que hasta ahora nos decían cuál era la forma (machista) de hacer política. Y es que ustedes, señores, se aferran a un sentido totalitario y segregacionista, desde el que quieren marcar qué es ser mujer, e incluso hombre, un único modelo de familia, de amar y relacionarse. Ante la entrada de la alteridad que les interroga y abre espacios nuevos desde los que construir sentidos compartidos, se sienten amenazados y se revuelven como animales heridos para atacar desde sus tribunas públicas. Háganselo mirar o mentalícense, porque la irrupción de la lógica femenina es política genuina, la que la mayoría queremos. Ya lo dijo Teresa Rodríguez: igual, los que no tienen ni puta idea son ellos. O quizás sí, y por eso están desesperados: la política se está feminizando.

*Publicado en eldiario.es, el  8 de junio de 2016

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Entrevista a Virginie Despentes: “El feminismo ha sido la revolución más importante del siglo XX”

10/07/2016/Fuente:Periódico Diagonal /Autora: Elisa G. McCausland

La escritora y cineasta responsable de Teoría King Kong (Melusina, 2007) y Fóllame –novela y película–, Virginie Despentes, tiene una presencia intimidante, pero unas maneras cálidas. Se siente muy cómoda entre libros.

En la habitación en la que estamos hay varias estanterías y, antes de comenzar la entrevista, su vista se posa en los lomos de algunos de ellos, siempre a la caza de algo interesante. Tiene curiosidad por saber el punto de vista de los otros, curiosidad que se explica por una necesidad de saber sobre contextos parecidos al que actualmente se está viviendo en Francia.

Incide en su edad, 47 años, y en lo ilusionada que está por la fuerza demostrada en La Noche en Pie (Nuit Debout). Esta emoción contrasta con el sentido de la novela que ha venido a promocionar a la Feria del Libro de Madrid, Vernon Subutex 1(Penguin Random House, 2016), primer episodio de un relato poliédrico donde se exponen las hebras de todo un tejido generacional.

Entendiendo que el final de esta novela es un principio, pues estamos ante una trilogía, me gustaría comenzar preguntándote por la generación que retratas, una generación perdida pero resistente, que ha llegado tarde a las batallas por el capital simbólico que se libran en las redes sociales, en internet, pero que, a pesar de haber sido atropellada por el presente, se mantiene, sobrevive.

Lo que a mí más me interesa de toda esta cuestión es un tipo de guerra de clases que es declarada desde arriba, que ha sido mucho más violenta, potente e inteligente de lo que esperábamos la gente de mi generación. Es una derrota de la clase media, ahora precariado. Y mi sensación es de sorpresa; mi generación no se esperaba este ataque, no podríamos haber advertido cómo hemos perdido todo. Cierto es que lo vimos venir, pero no creímos que fuera tan fácil. Es la velocidad lo que nos ha desconcertado. Por eso me interesaba especialmente la alegoría, el símbolo de cómo ha desaparecido el disco, parecido a cómo desapareció la Alemania del Este.

El hecho clave es que mi generación, al menos la gente de mi alrededor, no esperábamos quedarnos sin nada a los cincuenta. Al estar entre dos generaciones, la tuya y la de mis padres, puede que hayamos resultado ser los más confundidos: hemos visto todo un mundo desaparecer, no entendemos muy bien dónde encajamos y nos sentimos entre dos realidades; pero, a la vez, como te comentaba antes, no nos ha pillado desprevenidos del todo. Es la velocidad lo que nos ha desconcertado. No tenemos recursos, pero tenemos una super forma física que nos empuja a preguntarnos: Y ahora, ¿qué hacemos?

Lo ves como un potencial.

Veo a mi alrededor que, para sobrevivir, tendremos que convivir, de manera colectiva, porque no vamos a tener muchas otras opciones. Es probable que nos toque experimentar otras maneras de envejecer, tejiendo redes de solidaridad, pues no tenemos recursos materiales, pero sí fuerza física y ganas de hacer cosas.

En ese sentido, ¿detectas una falta de confianza en las instituciones, en ese supuesto Estado del bienestar?

En Francia está completamente destruido. La pregunta de sí o no al Estado era una cuestión candente en los 80, incluso en los 90; ahora no tiene sentido, el 1% ha acabado con él. Están destruyendo todas las instituciones públicas, como aquí, pero en Francia lo veo más cerca. Desde hace dos legislaturas, y no van a acabar mañana.

Lo que está ocurriendo en Francia lo veo claramente como una violación: van a descomponer el Estado, te guste o no te guste; pero mejor si lo que quieren de ti te lo pueden arrancar por la fuerza. Las instituciones, tal y como yo las conocí, están totalmente destruidas; y si todavía existen, están tan corrompidas que da igual.

Estamos ante los albores de una nueva explotación laboral. Una en la que la mayoría de la gente será completamente inútil. No estoy hablando de un lumpen proletariado; me refiero a auténticos inútiles. Entonces, ¿qué harán con esta gente? Entramos en la lógica del campo de explotación, de concentración.

Creo que no sería descabellado pensar que en la cabeza de los poderosos pueda haber ciertas ideas relacionadas con la explotación del cuerpo; reservas con las que poder experimentar para farmacéuticas, por ejemplo.

Lo que puede que no sepan es que la resistencia va a ser feroz, ya sea en forma de terrorismo islámico o extrema izquierda. Y que nuestro conocimiento de la historia es mucho más sofisticado de lo que creen. En Francia es evidente estos días, el país funciona con nuestra fuerza y somos cada vez más numerosos. Después de las huelgas, somos más conscientes de que podemos parar el país.

Se espera, entonces, una resistencia.

Lo pienso y lo espero. Quizás lo pienso porque lo espero. Ensayos como La doctrina del shock (Paidós, 2007), de Naomi Klein, te permite entender hasta qué punto está sistematizada esta forma de control. Asimismo, pienso que no se dan cuentan de que tenemos una gran cantidad de herramientas a nuestro alcance, y aquí veo internet con mucho espíritu crítico, pero también veo el potencial de la herramienta para saber, para aprender.

Donna Haraway, en sus últimos textos, habla sobre estas situaciones antagónicas haciendo fuerza a la vez. Por ejemplo, la resistencia de la extrema izquierda en Francia coexiste con la resistencia del terrorismo islámico. Coexisten, pero no se encuentran, porque no tienen nada que ver la una con la otra.

En Vernon Subutex 1 hay diferentes retratos de aquellos y aquellas que entendieron y vivieron la industria cultural en los 80 y los 90; personajes que lograron vivir de ella. Además, tu novela parte de un desahucio, en París. Me preguntaba qué pensabas sobre la responsabilidad de la llamada “clase creativa” (Richard Florida) sobre todo lo que ha supuesto la gentrificación, no sólo urbana, sino cultural. O lo que es lo mismo, hasta qué punto la industria cultural, también la musical, ha sido cómplice de la situación presente.

Para mucha gente en los 90 el único destino posible era el neoliberal. Creímos que podríamos entrar en este juego y salir limpios, pero con el cambio de siglo nos dimos cuenta de que nadie sale limpio de ahí. Sales muerto, vaciado de tu contenido. Y aquí veo la figura de Kurt Cobain y de la propia Nirvana como un síntoma interesante, pues era cómplice, pero, a su vez, fue el primer sorprendido por el éxito. Ocurrió también en el ámbito del arte, o en el de la novela, y no era algo que muchos de nosotros buscáramos, simplemente sucedió. Como una ola que te arrolla y de la que te preguntas ‘mierda, cómo salgo’. No encontramos la respuesta.

“Lo que más me impacta al ver de vuelta los movimientos sociales es la falta de películas, de novelas que inviten a la acción”

Pero creo que ser cómplice o no, no es lo más importante. A mi lo que más me impacta al ver de vuelta los movimientos sociales es la falta de películas, de novelas que inviten a la acción. Es como si el arte, la cultura estuvieran en un estado de depresión. Y no es que la gente no espere nada del arte, tiene más que ver con una cierta incapacidad para producir canciones, películas, novelas, textos políticos… y no sé a qué es debido.

Con ser cómplice me refería a cómo los artistas son utilizados para gentrificar espacios, incluso sin que ellos sean conscientes de ello.

Esto es muy interesante. En París, los barrios que se gentrifican son aquellos en los que la gente como yo puede vivir. Quizá lo que deberíamos estudiar es por qué no podemos entrar en los barrios de las clases altas, aquellos que no necesitan de la gentrificación.

Yo vivo en un barrio del norte de París que se llama Belleville, que está sufriendo un proceso de gentrificación. Sin embargo, no me siento como un agente de limpieza. Siempre he vivido en barrios populares, y no tengo dinero para costearme una casa en los barrios pudientes. ¿Cómo infiltrarnos en estos últimos? Nosotros, artistas, deberíamos pensar más en cómo entrar en los barrios ricos y destruir, metafóricamente, estas zonas ultra protegidas.

La tensión que, creo, existe en esto que estamos hablando, y en la novela, es catalizada por tu protagonista, Vernon, en una inercia suicida impensable en estos tiempos donde el pragmatismo siempre gana la batalla.

Inercia suicida es una buena descripción. En estos momentos, me encuentro entre el pesimismo total y la necesidad de una alternativa. Y, a la vez, me fascina este sistema que le pide a las víctimas que respondan del mismo. Es como pedirle a las mujeres, que somos las principales víctimas, que hagamos algo, cuando lo interesante sería que los hombres comenzaran a cambiar de actitud. Creo que es más importante saber quiénes son los poderosos, cuáles son sus agendas, para así disparar al sistema en la sien, y traer algo diferente.

“No tenemos que sentir demasiada culpabilidad por un sistema que nos oprime con tanta fuerza”

No tenemos que sentir demasiada culpabilidad por un sistema que nos oprime con tanta fuerza. Hay que cuidar de no hacernos demasiado daño a nosotros para estar fuertes, para resistir. También porque no es justo sentirse sucio por formar parte de un juego que no hemos elegido. No obstante, soluciones de verdad no tengo, pero la búsqueda me parece importante.

¿Cómo ves el presente del feminismo, tanto en el ámbito de internet como en la influencia del mismo en la actual cultura popular?

El tema del feminismo lo veo muy complejo. Están ocurriendo muchas cosas al mismo tiempo. Internet ha transformado la realidad de toda una generación: todos los textos, todos los artículos, muchos libros están accesibles para cualquiera, algo que era imposible hace quince años.

El ecosistema social ha cambiado. Por ejemplo, ante una violación, ahora es posible no sentirse tan aislada como antes. Algo parecido ocurre con la comunidad feminista. Gracias a ella, las chicas de veinte años tienen la posibilidad de acceder a una cultura que a nosotras nos costó toda una década adquirir. Espero mucho de las feministas jóvenes; tengo curiosidad por saber qué tipo de síntesis van a hacer del presente. Por ejemplo, plantearte el género y la raza ahora me parece mucho más complejo que antes, y eso es un progreso. Y es que, con internet, es difícil ignorar otros feminismos, la interseccionalidad.

Por eso estoy esperanzada con todo lo que está por venir de estas mujeres jóvenes que tienen a su alcance tantas herramientas. A la vez, tengo la sensación de que, desde que yo tuve veinte años a ahora, el mundo ha cambiado radicalmente. Nadie lo reconoce, pero la práctica militante del feminismo de estos últimos cuarenta años, en sus múltiples manifestaciones, lo ha cambiado todo. Incluso a aquellas mujeres que dicen que el feminismo no les interesa.

¿El feminismo ha cambiado entonces la ficción?

Sí. Ahora existen personajes que eran impensables en los 90. Cuando publiqué Fóllameel mundo era completamente diferente al de ahora, y me encanta que hayamos avanzado. Pero, al mismo tiempo, otras cuestiones evolucionan muy lentamente en el ámbito público.

Los hombres siguen teniendo el poder de la palabra, en asambleas, en política. En Francia, en barrios precarios musulmanes, tanto las chicas jóvenes como las mujeres de mi edad defienden discursos reaccionarios mediados por la religión.

Pero, a su vez, estas mujeres son testigo de todo lo que está ocurriendo, de un escenario en el que hay otras posibilidades, por lo que no querría dejar de subrayar que, desde mi punto de vista, el feminismo ha sido la revolución más importante del siglo XX, y veo interesante que unos y otras lo estén descubriendo.

Creo que estamos en un momento muy interesante para imaginar otras formas de relación, otras ficciones. Tu ensayo Teoría King Kong, sin ir más lejos, supuso para toda una generación el poder imaginar, por medio de una metáfora tomada de la película de Peter Jackson, la posibilidad de otra sexualidad, “polimorfa e hiperpotente”. Echo de menos el riesgo. Parece que ya nadie quiere imaginar otros mundos más allá del nuestro.

Lo hemos comentado antes. Parece que hemos perdido la potencia, la chispa, e internet no parece que esté ayudando en este tema. Pero, cuando te digo que espero los textos de las feministas jóvenes es sincero. También espero otros puntos de vista desde el feminismo.

“Los hombres tienen que pensar que la violación es asunto suyo; nosotras estamos hartas”

Estoy cabreada con los hombres. No termino de entender por qué en cuestiones tan graves como la violación son las mujeres las que se reúnen para hablar de ello y no los hombres; más aún cuando esto ocurre en ámbitos de la izquierda y de los movimientos sociales.

Los hombres tienen que pensar que la violación es asunto suyo; nosotras estamos hartas. Si no os importan nada nuestros problemas, por favor, decidlo de manera clara y tendremos una guerra. Pero, si vamos a vivir juntos, sentaos a pensar y actuar en consecuencia. Sed feministas, pero sedlo de verdad.

Fuente de la entrevista://www.diagonalperiodico.net/culturas/30868-virginie-despentes-feminismo-revolucion-importante-siglo-xx.html

Fuente de la imagen: https://www.diagonalperiodico.net/sites/default/files/styles/cuerpo_630x426/public/foto/despentes_virginie_jfpagacgrasset.jpg?itok=rkiY3uat

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