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Eduquémonos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas (Libros en PDF)

Por eso compartimos 6 libros escritos por mujeres feministas que pueden descargar gratuitamente

✔️Una habitación propia de Virginia Woolf

http://biblio3.url.edu.gt/Libros/wilde/habitacion.pdf

✔️ El segundo sexo de Simone de Beauvoir

https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Simone%20de%20Beauvoir%20-%20El%20segundo%20sexo.pdf

✔️Emma Goldman La Mujer Libre

https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Emma%20Goldman%20-%20Textos%20feministas.pdf

✔️ Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución Raya Dunayevskaya

http://rosalux.org.mx/sites/default/files/node_gallery/rosa_luxemburgo_por_dunayevskaya.pdf

✔️ Feminismo, género e igualdad Autor: Marcela Lagarde y Amelia Valcárcel

https://drive.google.com/file/d/1n5wSq7Yu5JNcG5TxeR_eSRU8VYf309qg/view?usp=drivesdk

✔️ Feminismo para principiantes de Nuria Varela y Antonia Santolaya.

https://planetafacil.plenainclusion.org/wp-content/uploads/2019/03/Feminismo-para-principiantes.-Lectura-fácil.pdf

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Entrevista a Silvia Federici «El tratamiento a los mayores nos da una imagen de la lógica deshumana del capitalismo»

Fuentes: Naiz [Foto: la escritora Silvia Federici (Jagoba MANTEROLA, FOKU)]

Es marxista con muchos ‘peros’ y feminista sin duda alguna. Dice que le gusta «explicar» y son muchas y muchos quienes la escuchan. Con ‘Calibán y la bruja’ como su obra clave, Silvia Federici es una referente del feminismo.

Silvia Federici (Parma, Italia, 1942) llega a Iruñea invitada por Katakrak. Pende de sus ojos el peso de una mirada prospectora desviada de lo común –vuelta hacia los comunes– y hojea los títulos que llevan su firma y que Katakrak ha colocado en una mesa aparte. «¿Puedo llevarme una copia de este?» pregunta a la responsable del espacio cultural, y esta le responde con un «claro» tan evidente que parece que piensa: «¡Si es suyo!»

Ochenta años atraviesan sus palabras y su cuerpo y no puede dejar de mirar a la historia para leer el mundo actual: lo piensa, mastica y devuelve comprensible a sus lectoras. Recurre y regresa a menudo a las luchas feministas de la década de 1970 en Estados Unidos, como si intuyera que si hace cincuenta años no hubiera estado allí, no estaría en Iruñea un día de octubre del 2022 presentando ‘Ir más allá de la piel’.

Viene a Katakrak a presentar ‘Ir más allá de la piel’. En esta obra aterriza su pensamiento al mundo actual, al capitalismo contemporáneo. Teniendo en cuenta que vivimos una época de constantes cambios, a usted, como escritora, ¿le supone alguna dificultad pensar e interpretar la época actual?

¡Al contrario! Todos mis libros llegan hasta la experiencia contemporánea, a pesar de que siempre tengo una perspectiva histórica, porque el pasado para mí no es pasado, no es algo que ha muerto: vive en el presente. Nunca podría analizar el presente olvidándome del pasado. La clave es comprender el cambio social, comprender cómo las estructuras que son históricas todavía se transforman. El capitalismo tiene una historia de más de cinco siglos y en cada fase histórica se cambia, se vuelve en respuesta a las luchas, a los cambios económicos, a las crisis… pero la experiencia actual es fundamental.

En sus trabajos sostiene que las mujeres son el principal motor para la producción capitalista; antes de los 70 porque se dedicaban de manera gratuita a los trabajos reproductivos y, después, con su entrada en el mercado laboral, porque son ellas las que soportan las peores condiciones laborales, además de que siguen con el trabajo reproductivo gratuito.

Sí, cualquier tipo de trabajo, las mujeres lo hacen. Hacen el trabajo de reproducción, que incluye el trabajo del campo, de la agricultura o de la sanidad. También el trabajo extradoméstico, en las oficinas, en las fábricas, el trabajo industrial. En Bangladesh, en México a la frontera con Estados Unidos, en las llamadas zonas de libre comercio, hay formas de explotación del trabajo de la mujer similares a la esclavitud. Por eso, hoy las mujeres son las protagonistas del desarrollo. Y creo que siempre ha sido así.

¿No le parece que esta situación de vulnerabilidad les ofrece al mismo tiempo un gran poder, en cuanto las necesita el capital?

Claro, el trabajo de la mujer ha sido la fuerza que ha permitido relanzar una nueva fase del desarrollo. Por eso mismo las mujeres son las protagonistas de muchísimas luchas sociales, empezando por la lucha sobre la reproducción y la lucha contra la destrucción de la naturaleza. En muchos lugares de África y América Latina vemos que las mujeres están en primera línea contra la deforestación, contra la política del extractivismo, la minería, la extracción petrolera… porque se dan cuenta de que la destrucción de la naturaleza es la destrucción de la vida, de la comunidad. Y saben que aunque estas empresas pueden traer salarios para los jóvenes, destruyen a la comunidad la posibilidad de reproducirse.

Participó en la campaña ‘Salario para el trabajo doméstico’ en los años 70. La falta de salario convierte a las mujeres en dependientes y domésticas, sin embargo, el salario es uno de los mayores mecanismos de control del capital. ¿Cuál debe ser el punto de encuentro entre el trabajo de hogar y de cuidados y el salario para que no suponga una dependencia esclava de los hombres ni del capital?

Sí, pero voy a agregar: solamente se dice que el salario es una medida de control cuando se habla de las mujeres y del trabajo de hogar. No se dice que es una medida de control cuando se habla de los salarios de los profesores o de los salarios de los obreros industriales. Si es verdad que luchar por un salario reproduce el capital, ¿porqué no creamos los mismos discursos en relación a todos los trabajadores asalariados? ¿Qué vamos a proponer? ¿Que todos trabajen sin salarios?

El discurso por el salario en el trabajo doméstico era una estrategia de un momento concreto para liberar las mujeres de la dependencia de los hombres, para visibilizar que lo doméstico es un trabajo, un trabajo que produce capital y sustenta cualquier actividad productiva. Porque aunque no produce coches, produce trabajadores para generaciones futuras. Por ello, pedir un salario era una forma de abrir una vía de contacto y negociación entre mujeres y capital. En los años 70, la relación mujeres-capital era mediada por los hombres. Entonces, el salario no era el fin, nunca lo propusimos como tal, sino una estrategia para cambiar la relación de poder entre mujeres-hombres, mujeres-estado y mujeres-capital. Y a partir de esta posición empezar un nuevo ciclo de lucha.

En ‘Calibán y la bruja’ determinó que el capitalismo ha transformado los cuerpos en máquinas de trabajo y sostiene que las mujeres sufren una doble mecanización, productiva y reproductiva. ¿La implicación de los hombres en el trabajo de hogar y de los cuidados ayudaría a resolver esta situación?

¡Claro! Pero dos cosas: lo primero, esto no cambiaría la condición de este trabajo. El problema sigue siendo que este trabajo está desvalorizado, no está remunerado y no da acceso a beneficios como pensiones o un seguro de salud. Compartir el trabajo con los hombres es un paso. Pero lo más importante de todo es responsabilizar al Estado. Hemos visto en las luchas en torno al trabajo doméstico que la dificultad de compartir el trabajo con los hombres no es solamente la falta de voluntad de los varones, que es tanta, es también que la organización actual del trabajo y de los salarios provoque que sea mejor que el varón trabaje fuera de casa, porque su salario es mayor. Entonces, además de compartir, se necesita un cambio de la organización del trabajo asalariado.

En Euskal Herria, algunos sindicatos y partidos llevan tiempo reivindicando un sistema público de cuidados. ¿Cree que esto podría ser efectivo contra la crisis de los cuidados?

Claro que el Estado se debe responsabilizar. Aunque yo soy crítica con lo que dicen, porque el Estado debe responsabilizarse sin establecer un sistema de control y la comunidad debe decidir qué servicios nos va a dar el Estado. Soy contraria a que el Estado organice, debemos ser partícipes. Siempre he dicho que estos discursos de los comunes, los entramados comunitarios, las asambleas vecinales, son necesarios para cambiar nuestra relación con lo público. Porque hoy el Estado es neoliberal y no tiene ningún interés en reproducir nuestra vida. Nos ofrecen la sanidad para que volvamos a trabajar lo antes posible, nos ofrecen servicios, lo más baratos que pueden. Entonces, necesitamos una lucha desde abajo y esto significa que la comunidad debe organizarse y relacionarse con quienes trabajan en los servicios públicos. No es suficiente abrir las ventanas y aplaudir a las enfermeras, tenemos que encontrarnos con ellas y decidir qué necesitamos, qué podemos hacer.

«Cuando hablamos de trabajadores es necesario tener en cuenta la diversidad y saber que aún así podemos pensar en formas de lucha conjuntas. Se trata de pensar cómo juntarnos de manera que los que tienen más privilegios no sean los que dominen la lucha. Es una cuestión de organización»

El cuerpo cambia, envejece, se vuelve inservible en la lógica capitalista y se deshecha. ¿Cómo debemos resignificar, recuperar, ‘reciclar’ estos cuerpos?

Cuando pensamos en la condición de los mayores hoy, vemos verdaderamente la violencia de esta sociedad capitalista y cómo destruye a las personas. En muchas sociedades precapitalistas, y pienso sobre todo en las comunidades indígenas de Norte América, los mayores eran los guías, también las mujeres mayores. Tenían la sabiduría y la experiencia, la memoria colectiva del pueblo. Tomaban las decisiones. Ahora los mayores son los tontos, no son productivos, pesan, dan problemas a las familias, son una carga. Vivimos una desvalorización de los mayores y se desvaloriza la reproducción. Y todavía el capitalismo privilegia, en el contexto de esta desvalorización general, la infancia, porque de ahí vienen los futuros trabajadores. Así que los mayores se pueden desechar como basura.

Hemos visto con el covid-19 en Estados Unidos que muchos de los mayores que murieron estaban en los centros públicos financiados por el Estado. Pero la crisis de estos centros era precedente al covid-19, porque en estos centros se han cortado los fondos, el personal, así que dejan a los mayores durante horas en sus camas. El tratamiento a los mayores nos da una imagen de la lógica deshumana de esta sociedad capitalista.

Algunas voces que se declaran feministas defienden el sentido más biologicista del cuerpo y reprochan tanto al movimiento queer como al transfeminismo que vacían de contenido la categoría mujer, que «borran» a las mujeres. ¿Qué opinión le merece esto?

Creo que hay problemas en ambos lados. Yo vengo de una lucha que surgió en los años 70, cuando el feminismo criticó la concepción del capitalismo sobre la mujer. Siempre hemos subrayado que mujer no es un concepto biológico. Pero la mujer es importante como sujeto político, porque mujer, en la historia de la sociedad capitalista, ha significado toda una organización particular de la explotación y del trabajo. Y todo un tipo de lucha contra la discriminación.

Es cierto que el feminismo siempre ha tenido más conciencia de las diversidades. Pero lo mismo pasa con los trabajadores, ¿no? ¿Vamos a desechar la condición del trabajador explotado porque un trabajador no es lo mismo en el País Vasco o en España, o en África? Claro que la categoría del trabajador explotado es importante para comprender la lucha en la historia del capitalismo. Y, a pesar de ello, la categoría del trabajador explotado incluye una gran variedad. ¿Porqué se responsabiliza de la diversidad solamente al movimiento feminista? ¿Porqué no se le pide lo mismo al movimiento de los trabajadores?

Cuando hablamos de trabajadores es necesario tener en cuenta la diversidad y saber que aún así podemos pensar en formas de lucha conjuntas. Se trata de pensar cómo juntarnos de manera que los que tienen más privilegios no sean los que dominen la lucha. Es una cuestión de organización.

Pero, como defiende la teoría interseccional, la relación entre opresor y oprimido es coyuntural y esto puede general tensiones.

Verás, en los años 70, a partir del movimiento del Poder Negro, hubo una discusión muy interesante. Trataba de la diferencia entre autonomía y separatismo, porque había una parte del movimiento negro a favor del separatismo, de una forma de organización sin blancos. La autonomía, sin embargo, significa poder decidir, tener espacios sin personas blancas, pero a pesar de ello poder juntarnos en las luchas donde tenemos intereses comunes decidiendo cuándo, dónde y de qué forma.

Este discurso también se ha tratado en el movimiento feminista. Las separatistas decían ‘nada de trabajo con los hombres. Vamos a crear comunidades de mujeres, vamos a crear una cultura exclusivamente de mujeres, porque la relaciones con los hombres son siempre de dominación’. Por otro lado, y yo me posiciono en este lado, hay mujeres que dicen que no, porque los hombres también son explotados.

En ‘Calibán y la bruja’ hablo de acumulación de diferencias, acumulación de jerarquías: el capitalismo, cada vez, en cada fase de desarrollo, no deconstruye estas divisiones. Es así, dividiéndonos, haciendo que peleemos unos con otros, como ha podido perpetuarse. El discurso no debe ser que nunca nos podemos encontrar con los hombres, sino que tenemos nuestra autonomía y capacidad de decidir, que nos organizamos como mujeres y no incluimos hombres en nuestra organización. Y vamos a decidir en qué espacios y cómo participarán los hombres.

Defiende en ‘Reencantar el mundo. El feminismo y la política de los comunes’ la vida comunal libre de relaciones productivas. ¿Cómo podemos imaginar los comunes?

Yo hablo de la necesidad de las relaciones comunales hoy, en una sociedad donde en cualquier parte estamos circundados, circundadas, por la relación capitalista. Entonces, la concepción de los comunes hoy no es una concepción final. Pero podemos pensar en lo comunal, sea en el marco de las relaciones sociales, de compartir los bienes, pero sobre todo como un principio de organización social que se puede y se debe aplicar a cualquier aspecto de nuestras vidas. Por ejemplo, compartiendo la riqueza natural y la riqueza que se produce o colaborando en la reproducción de la vida, etcétera. También en la justicia. Decir no a las cárceles, no a la Policía y pensar en la justicia de forma comunal. Hay varios ejemplos en el seno de las comunidades indígenas, porque ellos tienen otros sistemas, como el sistema restaurativo, y podemos valorar si pueden inspirarnos.

Esto, por ello, es un principio de organización social para crear una sociedad que no esté fundada en la explotación ni en la competencia, sino en la colaboración. Y, sobre todo, bajo el principio de responsabilizarnos; de todo, no solamente de nuestras vidas individuales, también de la vida de la comunidad. Responsabilizarnos también de la reproducción de la riqueza que usamos.

Las comunidades indígenas nos dan una lección, pues ellos decían: ‘Debemos dar a la naturaleza para que las próximas generaciones la puedan usar’. Así, no solamente hay que consumir, buscar y traer, también se debe reproducir. Eso es lo que te hace miembro de una comunidad. Porque el miembro de una comunidad no es la persona que llega y toma, es alguien que se responsabiliza de los otros, de las otras, y de la medida de reproducción.

Para mí, lo comunitario es una forma de crear más resistencia, de fortalecer nuestra resistencia hacia el Estado y al capital. Es, también, un terreno para la experimentación. Necesitamos experimentar, la sociedad que queremos construir no se va a construir en un momento. Se va a construir a través de un largo proceso de lucha, que debe ser también un proceso de experimentación para lograr nuevas formas de autogobierno. Ahora no somos capaces de gobernarnos sin el Estado, porque hemos interiorizado esta dependencia. Por ello, necesitamos un proceso de liberación y, para mí, el común es eso.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/info/especial/20221114/el-tratamiento-a-los-mayores-nos-da-una-imagen-de-la-logica-deshumana-del-capitalismo

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Libro (PDF): Saberes LGTBI+ alteridades sexuales centroamericanas en el bicentenario

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Como investigadores y personas que nos identificamos como cuir, LGBTI+, disidentes o alteridades sexuales, queremos dejar por sentado y claramente que es de suma importancia que personas como nosotres: les editores, les autores que participaron en el envío de textos, les revisores académicos y les lectores a los cuales llegue este libro, podamos/puedan documentar y publicar sus propias historias basadas en experiencias y testimonios, para que los Estudios LGBTI+ tengan una mayor expansión en la región, y con ello, desafiar los estereotipos y prejuicios construidos contra nosotres.
¿Qué futuro existe para los estudios LGBTI+ en Centroamérica? El futuro es luminoso y siempre heterogéneo. Si pensamos el camino recorrido desde los años 80 donde se comienzan a vislumbrar caminos, ideas, producciones con relación a estos temas hoy tenemos muchas más posibilidades. Además, hay un diálogo intergeneracional que posibilita el crecimiento investigativo. Sumado a esto, una generación de jóvenes y no tan jóvenes investigadores han continuado el legado heredado por otres. Y como dice un reconocido estribillo de una canción: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Seguimos caminando, seguimos construyendo.

Autoras(es): Amaral Arévalo. David Rocha. Juan Ríos Vega. Luis R. Herra. [Editores]

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISBN: 978-987-813-189-4

Idioma: Español

Descarga: Saberes LGTBI+ alteridades sexuales centroamericanas en el bicentenario

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2594&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1662

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Revista (PDF): Tramas y Redes Nº 2. Revista del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Junio 2022

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Somos TRAMAS que como hilos en una tela enlazan la producción académica con los procesos de luchas y transformaciones que buscan una sociedad más justa para América Latina y el Caribe. Y somos REDES porque promovemos el encuentro de estudios sobre diferentes temas abordados desde diversas perspectivas para mantener un debate permanente sobre las numerosas amenazas y los complejos problemas que asedian a nuestras sociedades. TRAMAS y REDES que generan las condiciones para el diálogo entre académicos, responsables de políticas públicas y actores de movimientos y procesos sociales, para construir horizontes alternativos.

Autoras(es): Karina Batthyány [Directora]
Verónica Gago. Raquel Gutiérrez Aguilar. Soledad Álvarez Velasco. Amarela Varela-Huerta. Luna Follegati. Pierina Ferretti. Eduardo Enrique Aguilar. Sandra Rátiva Gaona. Ana Laura Cafaro Mango. Marco Antonio Bin. Antonio Romero Reyes. Francisco Pucci. Soledad Nión. Valentina Pereyra. Luisa Fernanda Tovar Cortés. Gisela Catanzaro. Mónica Bruckmann. Theotonio Dos Santos. José C. Valenzuela Feijóo. Orlando Caputo Leiva. Roberto Pizarro Hofer. Denih Monsiváis. Carlos Pástor Pazmino. María Muro. [Autoras y Autores de Artículo]

Editorial/Edición: CLACSO.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISNN: 2796-9096

Idioma: Español

Descarga: Tramas y Redes Nº 2. Revista del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Junio 2022

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2494&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1651

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Brasil: 3er Encuentro de Mujeres: Conoce a todas las oradoras confirmadas

América del Sur/Brasil/05-08-2022/Autor(a) y Fuente: sinasefe.org.br

¡Llegó la hora del 3er Encuentro de Mujeres del SINASEFE! El programa del evento incluirá cinco mesas temáticas y, además, debates en mesas de trabajo y cinedebate.

Consulta los ponentes ya confirmados y conoce un poco más de cada uno (haz clic en la foto de cada uno).

jueves (18/08)

viernes (19/08)

Mañana

Tarde

Sábado (20/08)

sobre el evento

El 3er Encuentro Nacional de Mujeres del SINASEFE se realizará del 18 al 21 de agosto, en el Hotel Praia Centro, en Fortaleza-CE. El lema de esta edición será: Las mujeres venceremos al fascismo: por la vida de todas las mujeres y en defensa de los servicios públicos . Consulta la programación completa aquí.

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La farsa de la “integración de la perspectiva de género”: una lectura feminista de las políticas del Banco Mundial

Por: Camille Bruneau

Es imposible interesarse por las políticas del Banco Mundial o por la emancipación de los pueblos sin tener en cuenta las cuestiones de género, que a su vez están entrelazadas con otros sistemas de opresión y relaciones sociales desiguales.

Aunque el Banco Mundial se apropie oficialmente de la igualdad de génerohaciendo del empoderamiento una obligación para los países deudores, en la práctica no hay una preocupación real por esta cuestión. Al igual que ocurre con las cuestiones medioambientales, la distancia existente entre la retórica y el cambio real es enorme.

Esta aparente inclusión es problemática en muchos sentidos: las consecuencias concretas de los proyectos realizados y las recomendaciones macroeconómicas son contrarias a cualquier perspectiva emancipadora. Además, su propia concepción de la (des)igualdad de género forma parte de una agenda neoliberal pública que ni siquiera se molesta en ocultar. Este estudio tiene por lo tanto dos objetivos: 

En primer lugar, demostrar cómo estas estrategias de género siguen afianzando la dominación occidental y a menudo refuerzan el patriarcado en lugar de combatirlo. Lo que puede observarse principalmente a través de estas tres cuestiones:

  • Esta supuesta inclusión se asemeja a un lavado de género (genderwashing), es decir, a una operación de comunicación.
  • Los discursos del Banco Mundial refuerzan aspectos de la dominación patriarcal.
  • Los proyectos y políticas prescritos tienen consecuencias negativas.

En segundo lugar, este estudio pretende aportar algunas claves de análisis para quienes quieran mirar a las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) sin hacer oídos sordos a los principales mecanismos de opresión.

El enfoque de género del Banco Mundial: un discurso al servicio del capital, ¡no de la mayoría de las mujeres!

Tras el reconocimiento de los impactos negativos que tienen los proyectos de reducción de la pobreza, que son indiferentes a la cuestión de género y van dirigidos solamente al cabeza de familia, muchos programas de desarrollo han comenzado a hacer hincapié en la reducción de las desigualdades laborales, en las estrategias de género y el empoderamiento. Los derechos de las mujeres como parte integrante de estos proyectos de desarrollo se han convertido en el objetivo principal de las instituciones internacionales y las ONG. Los presupuestos con perspectiva de género (gender budgeting), que también se han convertido en obligatorios, no son más que la continuación de un enfoque que satisface las necesidades de los inversores y que utiliza en su favor el argumento del milagro del efecto de goteo (que supuestamente favorece a las mujeres y a las personas pobres). 

Sin embargo, además del genderwashing mencionado anteriormente, el discurso dominante del Banco Mundial y de sus aliados refuerza ciertos prejuicios de género, reafirmando así una forma de dominación patriarcal, por dos razones.

En primer lugar, al pretender “decidir por las mujeres –especialmente las no occidentales– lo que es bueno para ellas”, el Banco Mundial asume un rol paternalista o de “profesor de economía mundial” que actúa por el bien de las personas que no saben lo que necesitan.

De hecho, es mucho más habitual leer y escuchar lo que el Banco Mundial considera que es una mujer empoderada que las voces de esas propias mujeres. Los discursos se basan sistemáticamente en una u otra norma de género que refuerzan para servir a intereses específicos. Esto priva a las mujeres del sur global de su capacidad para decidir sobre los medios de su emancipación, colocándolas en compartimentos prefabricados y homogéneos, que ignoran la interseccionalidad 2/ o las múltiples y variadas realidades de las mujeres, y que son útiles a las teorías y circunstancias económicas del momento: la agente emprendedora cuyo espíritu emprendedor se ve obstaculizado por la cultura local; la proveedora de las necesidades del hogar, fundamental para la economía familiar y la resiliencia ante las crisis; la trabajadora de manos pequeñas, indispensable para el crecimiento económico; o la pobre víctima vulnerable, etc. Estos discursos se perpetúan, como se ve en un informe del FMI que califica a las mujeres como “uno de los activos más infrautilizados de la economía” 3/.

En segundo lugar, el empoderamiento, un proceso emancipatorio multidimensional que debería incluir muchos factores, se mide principalmente a través de la “participación económica y política” de las mujeres, lo cual es totalmente inadecuado. Este discurso de emancipación a través del trabajo es problemático y peligroso por varias razones:

  • Al abogar por una mayor participación de las mujeres en la vida económica, este discurso oculta por completo la realidad del funcionamiento de la mayoría de las sociedades humanas, ¡como si las mujeres no participaran en la vida económica cuando no tienen un empleo asalariado declarado! ¿Qué pasa con la colosal cantidad de trabajo gratuito que se realiza para cuidado de las personas, las comunidades y los ecosistemas, en definitiva, de la vida, sin el cual la economía productiva simplemente se colapsaría? El Banco Mundial no ignora su existencia, pero estas realidades no forman parte de sus consideraciones. En el mejor de los casos, para el Banco Mundial se trata de obstáculos para el trabajo remunerado de las mujeres. Una redistribución que no reproduzca las relaciones de explotación, que implique un reconocimiento público o colectivo o un cuestionamiento de las normas de género, no está en su agenda.
  • La desvalorización del trabajo de cuidados, mientras se valora el trabajo asalariado, puede contribuir a aumentar las desigualdades de género (al aumentar el tiempo total de trabajo), pero también entre las mujeres, ya que son las mujeres de clase trabajadora las que asumen el trabajo de cuidados en una gran parte de los hogares ricos (no asumidos por las mujeres que tienen acceso a trabajos a tiempo completo bien remunerados y que tampoco son asumidos por los hombres ni la comunidad).
  • Esta visión simplista de la emancipación como sinónimo de autonomía económica, únicamente a través del trabajo asalariado, ignora el hecho de que el aumento del número de mujeres en el mercado laboral ha ido generalmente acompañado de un aumento del número de empleos ultraprecarios. En muchos países, esta entrada en el mercado laboral se ha producido en las zonas francas, haciendo del trabajo devaluado de las mujeres una herramienta privilegiada para aumentar la rentabilidad. En Camboya, por ejemplo, los primeros años de la década de 2000 estuvieron marcados por un fuerte crecimiento económico, impulsado por las exportaciones de la industria textil, que empleaba casi exclusivamente a mujeres. Al mismo tiempo, entre 2004 y 2009, la brecha salarial se duplicó con creces. Si no se abordan simultáneamente todas las formas de explotación, la expansión del mercado laboral siempre irá acompañada de un aumento de la explotación de otras personas.
  • Además, el planteamiento no está suficientemente fundamentado. Aunque hay argumentos que sugieren una correlación entre el crecimiento económico y la reducción de la desigualdad de género, también hay argumentos que indican que la desigualdad económica aumenta con ciertas formas de crecimiento.
  • No tiene en cuenta que existen otras posibilidades para mantenerse: economía informal, autosuficiencia, etc. Los principales indicadores son las tasas de participación y los ingresos, por lo que la emancipación se mide en términos monetarios y no en términos de calidad de vida. Cabe señalar que la entrada de las mujeres en el mercado laboral suele ir acompañada de la destrucción de los medios de vida y los lugares de residencia anteriores, lo que provoca una migración masiva a las ciudades para engrosar las filas de los trabajos precarios (trabajo doméstico, trabajo industrial, prostitución, sector servicios, etc.). En muchos casos, mientras la pobreza de ingresos disminuye, la pobreza material y las dificultades cotidianas aumentan.

Este discurso de poner a las mujeres al servicio de los intereses financieros es plenamente asumido, y apenas disimulado, por un supuesto feminismo institucional y occidental con tintes imperialistas y neoliberales. Priva a las mujeres del sur global de su autodeterminación y reprime las voces radicales que hacen hincapié en el fin de la sobreexplotación del sur por el norte como condición para la emancipación de las mujeres en su diversidad.

Aunque a lo largo de los años ha integrado la crítica en su discurso, el Banco Mundial sigue hablando de las mujeres casi exclusivamente en términos económicos, cerrando la puerta a su emancipación real, que no puede reducirse solamente a la dimensión económica.

Esta integración no refleja la voluntad de poner fin a la lógica de la dominación, ni de garantizar los derechos humanos fundamentales, sino de asegurar la rentabilidad. Según el Banco Mundial, no hay que insistir demasiado en las nociones de patriarcado y de relaciones sociales desiguales, ya que ello podría socavar los cimientos de la explotación laboral en que se basa el sistema.

Camille Bruneau es militante del CADTM (Bélgica)

Publicado en francés en el núm. 81 de la revista Les autres voix de la planète, cuyo monográfico está dedicado a “Deudas y feminismos, por un impago feminista de la deuda”, editada en Bélgica por el Comité por la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM).

Traducción: Beatriz Ortiz

Notas.

1/ Este artículo es un extracto de un estudio más amplio realizado por Camille Bruneau. El contenido completo del estudio está disponible en francés en la web del CADTM: https://www.cadtm.org/La-farce-de-la-prise-en-compte-du-genre-une-grille-de-lecture-feministe-des-19943

2/La interseccionalidad es un concepto que tiene su origen en el black feminism (feminismo negro), fue acuñado por la jurista estadounidense Kimberlé Crenshaw para dar cuenta de la existencia de múltiples discriminaciones que antes eran invisibles en el contexto de un enfoque segmentado y jerárquico de la discriminación dentro del derecho. Según el Movimiento Europeo contra el Racismo (ENAR), el enfoque interseccional permite tener en cuenta que las personas que se encuentran en la intersección de varias fuentes de discriminación (por ejemplo, ser mujer, ser de religión musulmana, ser de origen extranjero, etc.) sufren a menudo una nueva forma de discriminación resultante de la acumulación de varias características.

3/Lovisa Moller y Rachel Sharpe, para ActionAid, “Women as ‘underutilized assets’- A critical review of IMF advice on female labour force participation and fiscal consolidation”, 2017, https://actionaid.org/publications/2017/women-underutilized-assets

https://vientosur.info/la-farsa-de-la-integracion-de-la-perspectiva-de-genero-una-lectura-feminista-de-las-politicas-del-banco-mundial/

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Libro (PDF): Feminismo y ambiente: un campo emergente en los estudios feministas de América Latina y el Caribe

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y la Entidad por la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres de las Naciones unidas (ONU Mujeres) impulsaron la convocatoria de becas para equipos de investigadoras y activistas denominada “Feminismo y ambiente. Un campo emergente en los estudios feministas en América Latina y el Caribe”. Dicha convocatoria es la que da origen a esta publicación. Las propuestas de investigación seleccionadas tuvieron el propósito de: • Elaborar un estado del arte desde una perspectiva analítica crítica que resalte la producción latinoamericana y caribeña en diálogo con la mundial. • Elaborar un estado del arte desde una perspectiva analítica crítica que releve la práctica de las organizaciones feministas de base vinculada a ambiente, uso de recursos, buen vivir, desarrollo sostenible, etc. • Elaborar un mapeo de las organizaciones feministas vinculadas a ambiente, uso de recursos, buen vivir, desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe.

Autoras(es):  Karina Batthyány. Cecilia Alemany. Karen Lorena Romero Leal. Diana María Suaza Correa. Fany Kuiru Castro. Carolina Gonzaga González. Ana Daniela González Muñoz. Amada Inés Rubio Herrera. María de la Luz Delgado Gómez. Lisset Coba. Mónica Maher. Sofía Zaragocín. Ivette Vallejo. Lígia Amoroso Galbiati. Leila da Costa Ferreira. Márcia Maria Tait Lima. Renata Barbosa Reis. Renata Moreno. Johana Trujillo Terán. Tatiana Carolina Gómez Duque. Juan Carlos Guerrero Bernal. Freddy Eduardo Cante Maldonado. María Camilla Méndez. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. ONU Mujeres.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina. Estados Unidos

ISBN: 978-987-813-196-2

Idioma: Español

Descarga: Feminismo y ambiente: un campo emergente en los estudios feministas de América Latina y el Caribe

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2502&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1651

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