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La escuela y la universidad en el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial

El capitalismo significó un reordenamiento extraordinario de la economía, la cultura, las sociedades y en el plano educativo. A la escuela feudal, clasista y exclusivista para los nobles, tenían acceso muy pocos proletarios y cuando lo hacían eran estrictamente hombres. El orden y el poder funcionaban con ese modelo de apropiación del saber. Los textos religiosos eran la fuente primaria para el aprendizaje de la lectura y escritura de la plebe, quienes, consideraban los instalados en el poder, requerían ese “conocimiento” para sostener el estatus quo.

A las antiguas escuelas catedralicias, la reforma Carolingia les amplio su formato, permitiendo el ingreso de los “civiles” a la instrucción de la fe; ello estaba orientado a garantizar la influencia cultural en los territorios dominados, algo que permanecería con variantes hasta la reforma del Sínodo de 1059 que ampliaría un poco más el ingreso a la formación escolar. Sin embargo, la educación de ese periodo era la que requerían las sociedades feudales, enfatizando en el método memorístico. Acceder al conocimiento era lo importante, la comprensión del conocimiento era una cuestión divina y de la iglesia de Dios. Conocer permitía saber cómo actuar socialmente para sostener el orden de las cosas; comprender podría ser peligroso.

En la larga transición del feudalismo al capitalismo la escuela adquirió un nuevo rostro, una nueva conceptualización. La ilustración y el desarrollo científico de los siglos XVIII y XIX permitieron el emerger de la primera y segunda revolución industrial, con impacto directo en la conformación e impulso del capitalismo industrial. El aprendizaje basado en la memoria ya no resultaba suficiente, se requería memoria + comprensión de su génesis y líneas de expansión, para seguir ampliando y especializando el conocimiento que requería en ese momento el capital y que demandaba la aceleración de la innovación tecnológica.

El capitalismo estructuró los saberes conforme a su utilidad para mejorar, optimizar y potenciar, las máquinas sobre las cuales se estructuraba la producción y la sociedad. El capitalismo fortaleció la división del conocimiento en campos (Ciencias naturales, ciencias sociales, ciencias humanísticas, ciencias duras, filosofía) y estos a su vez en disciplinas. Los principios que orientaron esta estructuración fueron los prolegómenos de lo que hoy conocemos como la eficiencia y la eficacia del conocimiento. El capitalismo estructuró el mundo y sus instituciones a la imagen y semejanza de las maquinas que surgieron en la primera y segunda revolución industrial.

La lógica de la máquina newtoniana impregnó a la implementación de las pedagogías y la escuela, liceo y universidad. Mientras la enseñanza se fundamentó en la pedagogía vista como componentes ensamblables (didáctica, currículo, evaluación, planeación, gestión), el aprendizaje fue valorado como productos que se replicaban y evaluaban conforme a la lógica de producción de las mercancías generadas en las fábricas (escuelas). Los sistemas escolares se estructuraron a partir de las premisas de Comenio (maternal=preescolar, común=primaria, gimnasio=bachillerato y academia=universidad) como segmentos de producción separados pero ensamblables, estructurados según su complejidad (edad, desarrollo físico). La premisa de Comenio que señalaba que la educabilidad estaba en la naturaleza de los seres humanos se convirtió en el correaje de la lógica capitalista sobre la escuela.

La perspectiva de Comenio se fue enriqueciendo por otras propuestas, las cuales he trabajado en otros momentos. El conocimiento requería entonces memoria, información, comprensión y manejo contextual de procesos mecánicos, abriendo la posibilidad para la experimentación y los desarrollos conceptuales que eran valorados bajo el prisma de la utilidad para el sistema, para algunas de las maquinas del capitalismo económico, político, social, cultural y tecnológico.

La idea que para mejorar cada todo (máquina) había que perfeccionar las partes (ensamblables) y evolucionar al detalle los mecanismos (sistemas), facilitó la construcción de una epistemología disciplinar de la educación, de los procesos de enseñanza-aprendizaje, de los sistemas escolares.

Las dinámicas de las escuelas se estructuraron conforme a la mirada de la organización escolar de Comenio y la lógica disciplinar reforzó la idea de los nodos como materias. Las materias se dividían en objetivos secuenciales, a la usanza de una cadena de producción y, las evaluaciones cumplían la función de control en la producción de conocimientos (mercancías). La correlación de objetivos surgió como la expresión de especialización con complementariedad con otros conocimientos.

La formación docente se especializó al interior de los componentes de las pedagogías, surgiendo especialistas en cada una de las partes, a tal punto que al final apenas si conocían el todo; la idea era que, a los directores, supervisores y autoridades educativas en general, les correspondería coordinar el ensamblaje de los procesos. Surgieron los especialistas en currículo, evaluación, planeación, didácticas, innovaciones, gestión del aula, gestión de plantel. El todo se fragmentó en las partes y la pedagogía dejó de comprenderse en su relación con el todo social. Pero esto era lo que necesitaba el capitalismo de la primera y segunda revolución industrial. En los preludios de la tercera revolución industrial, la especialización en pedagogía derivaría en autonomía de las partes de la máquina pedagógica, sin que llegaran a ser nuevas máquinas, sino prototipos que competían entre si (curriculum versus didácticas, evaluación versus gestión, etc.).

 

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Panamá: Contingencia educativa por el coronavirus y su impacto en el plano pedagógico

América Central/Panamá/15-03-2020/Autor y Fuente: Norman Antonio Boscán

 Documentos para la discusión

Por: Norman Antonio Boscán 

con aportes de Jesús Alemancia

2020 Panamá

Este es el primero de una serie de documentos internos que procuran contribuir al debate de ideas entre los compañeros de los gremios docentes, investigadores educativos y estudiantes de postgrado. No están diseñados ni pensados como materiales para “educar”. Sino como textos para alimentar debates en círculos de estudio y colectivos pedagógicos.  Esperamos que sen de utilidad en la tarea compartida de construir otra educación posible.

CONTINGENCIA EDUCATIVA POR EL CORONAVIRUS Y SU IMPACTO EN EL PLANO PEDAGÓGICO

  1. Breve introducción

El Coronavirus ha traído toda una tormenta en el plano educativo. Los anuncios de un Apagón Pedagógico Global (APG) producto del uso de las tecnologías comunicacionales para resolver la emergencia epidemiológica mundial parecieran esconder que ello lleva implícita una mentalidad reduccionista de la enseñanza a transmisión de información, lo cual adquiere unas características singulares en Panamá.

El debate sobre la aceleración de la innovación científico tecnológico y su relación directa con lo educativo ha sido una tarea pendiente del MEDUCA, pero también de los gremios docentes y el magisterio nacional.

La nueva realidad, los desafíos que ella implica generan más preguntas que respuestas. Las más comunes suelen ser ¿Cuál es el sentido que se le quiere dar al uso de la tecnología en los procesos educativos?, ¿Cómo romper la brecha digital y el manejo de las tecnologías entre jóvenes y docentes? ¿Existe la incorporación de este tema en la formación de los futuros docentes en la Faculta de Educación, en los procesos de capacitación y actualización docente de manera integral en los dos espacios? En este breve texto no pretendemos responder todas estas interrogantes, sino aportar elementos para el debate, en la certeza y esperanza que son múltiples las miradas que sobre el particular existen y que urge un consenso educativo nacional al respecto.

Las anteriores son solo algunas de las preguntas generadoras, que seguramente los y las docentes del sistema educativo panameño multiplicarán para posibilitar el surgimiento de respuestas que apùnten a la convergencia de soluciones.

El debate generado a partir de la situación de salud que vive la sociedad panameña nos sirve para pensar y actuar sobre el proceso educativo y la incorporación de las tecnologías más allá de su uso práctico, integrándolas al proceso educativo. El momento exige la necesidad de reflexionar, debatir desde el movimiento magisterial para aportar y plantear propuestas.

  1. Ratificamos nuestra disposición colaborativa:

Tenemos una gran preocupación por la gravedad de la actual situación de contingencia, de avance del coronavirus en nuestro territorio, agravada por la tardía y fragmentada decisión del Ejecutivo Nacional en materia de prevención y abordaje.

La convocatoria de la Ministra de Educación al diálogo y el esfuerzo compartido para minimizar el impacto de la suspensión de actividades educativas presenciales, la entendemos como un intento por superar de manera colegiada esta situación, lo cual valoramos como un gesto que se orienta en la dirección correcta.

Sin embargo, precisamos que no es solo un problema de voluntad, sino que para que esta decisión sea efectiva, se requiere el poder entender el curso profundo de las demandas que esta emergencia coloca de relieve. Solo así, podremos tomar decisiones acertadas en la coyuntura apoyándonos en el pensamiento, la ciencia y en especial en las ciencias pedagógicas, tan desvaloradas por la cultura evaluativa impuesta por las llamadas bancas de desarrollo a nivel global.

Por ello, este documento interno pretende ser un aporte inicial para encontrar las claves que nos permitan develar el horizonte estratégico expresado en la actual coyuntura. Es decir, para poder entender dónde estamos realmente situados y, en consecuencia, comenzar a generar una ruta de propuestas y soluciones de corto plazo, vinculadas a la transformación educativa panameña.

  1. Marco conceptual:

Si bien Panamá se separa de la Gran Colombia en el siglo XX, nuestra educación escolar es heredera de un pensamiento educativo estructurado que se formó en consonancia a las demandas económicas, políticas, sociales, tecnológicas y culturales de la primera y segunda revolución industrial.

El sistema educativo de Panamá arrastró la hegemonía del modelo educativo, primero, de la Gran Colombia y segundo, de Colombia, estructurado bajo la perspectiva Lancasteriana, un hombre con clara posición respecto al vínculo entre educación, trabajo y tecnología, pero también sobre los requerimientos formativos del capitalismo industrial tardío de América Latina.

Los sistemas educativos de la región tiene como común identificador la aspiración de “construir ciudadanía” y el “desarrollo integral de la personalidad”.

Dentro de la construcción de ciudadanía entraban una tardía ilustración republicana, la edificación de gobernabilidad política pretendiendo homologar el relacionamiento de los subordinados con las nuevas formas de poder, mirada influenciada por las nociones liberales y, finalmente la educación para el consumo, elemento inmanente de la educación capitalista.

En la tradición liberal el desarrollo integral de la personalidad procuraba producir las condiciones de posibilidad para que los hombres y mujeres, integrados socialmente, pudieran desarrollar plenamente sus potencialidades, entre ellas las referidas a la ciencia y la tecnología.

Cuando nace Panamá, la preocupación expresada por  Justo Arosemena y otros, señalaban que el eje de lo educativo para la nueva República debería ser la construcción de ciudadanía de la población para poder lograr edificación de la sociedad nacional en 1903. Afirmaba el pensador liberal Guillermo Andreve sobre este aspecto que: “No puede haber sociedad completa allí donde la ignorancia impera. Sus sombras…nivelan al hombre a la bestia” en el año de 1912. Para Andreve no había ciudadanos en el nuevo país sino bestias.

La formulación de la política educativa tuvo en mente la construcción de las “virtudes ciudadanas” y no tuvo claridad sobre la formación de los alumnos para el mercado laboral. Al inicio de la República solo se fundó una sola institución educativa dirigida para cubrir necesidades del mercado urbano en la ciudad de Panamá, el Colegio Artes y Oficios (1907).

Cuando surge la nación panameña la orientación de construcción de ciudadanía queda claramente subrayada y no aparece explicitada una agenda de desarrollo tecnológico, ya que la inversión extranjera fue vista en gran medida como la aportadora de este componente.

Las preocupaciones sobre el “desarrollo” que el país necesitaba no estaban presentes en la élite liberal responsable de la educación nacional.  Esta carencia respondía a la manera como nos incorporamos a la economía internacional. Las primeras inversiones de capital que tuvo el país provenían del exterior. El ferrocarril (1850-1855) su capital y tecnología fue estadounidense. El primer intento de canal (1881-1888) fue iniciativa francesa y el segundo intento, el definitivo, estadounidense (1903-1914). Eso fue lo que condiciono la noción de desarrollo tecnológico.

No sería hasta los años setenta, ochenta que se inicia la reflexión sobre la formación de los bachilleratos industriales y el acceso a la tecnología, que permitiera a los jóvenes ingresar a la educación superior en alguna carrera de ingeniería o técnica.

A partir de los años noventa se presentan las primeras preocupaciones institucionales sobre la relación procesos educativos y tecnología en el marco de la aceleración de la innovación. Sin embargo, la reflexión más profunda y punto de debate de la política educativa nacional se inició en estos últimos veinte años, es decir, las dos primeras décadas del siglo XXI. La modernización de la plataforma de servicios financieros del país. a través  de la incorporación de los últimos avances de la tecnología de comunicaciones y la estrategia de desarrollo logístico nacional desafiaron la política educativa.

Es decir, el impulso de la tercera revolución industrial y los anuncios de una cuarta revolución industrial, fundamentalmente en las área de comercio, producción y servicios comenzaron a traer al suelo patrio el debate sobre la relación de educación y tecnología con el mundo del trabajo.

Estos hechos generaron que la formación docente, responsabilidad del Estado panameño, desde un principio se estructurara sobre la lógica de disciplinas y un currículo por objetivos/perfil de egreso/competencias, propios de la primera y segunda revolución industrial. Era la lógica de la producción fabril de la primera mitad del siglo XX. Los y las maestras y profesores fuimos formados para esa dinámica. La dirección escolar y la supervisión también se concibieron según esta lógica.

El problema surge cuando en la segunda mitad del siglo XX llega la tercera revolución industrial y nuestras autoridades entienden erróneamente que su impacto en lo educativo se limita al acceso a computadoras y en algunos casos a la conexión a internet.

El resto del sistema educativo y el enfoque pedagógico del sistema educativo panameño queda intacto, en la lógica de la máquina newtoniana, especialmente los procesos de formación docente. El significante vacío en el que se convirtieron los llamados a reformas educativas, se expresaron en discursos y narrativas que hablaban de una “crisis educativa”, que pretendía ser resuelta con “evaluaciones estandarizadas”, especialmente sobre algunos aprendizajes y en torno a la llamada calidad de los docentes. Este caos se sostiene en las últimas décadas, porque es más fácil culpar a los docentes, que emprender un cambio estructural en el sistema educativo que implicaría “movernos todos”, incluida la formación docente y la estructura funcional del MEDUCA.

La aceleración de la innovación científico tecnológica creo una brecha cultural entre el discurso y praxis de la formación docente y del MEDUCA, respecto a los imaginarios y nuevas necesidades de aprendizaje de niños y jóvenes, abismo que ha pretendido ser responsabilizado y colocado sobre los hombros de los y las docentes. La gran reforma educativa pendiente es la de la formación docente y del funcionamiento estructural del MEDUCA.

La tercera revolución industrial fue dejando progresivamente atrás la utilidad del enfoque disciplinar y de enseñanza por objetivos. La transdisciplinariedad y el enfoque por competencias se convirtieron en los grandes hitos conceptuales a través de los cuales se trató de generar un cambio, pero quedaron como simples apelaciones de buenas intenciones, formuladas en escritos.

Nuevamente la incapacidad para avanzar se ocultó en críticas a los y las maestros(as), porque ni la formación docente (inicial y continua) ni el MEDUCA adoptaron un enfoque transdisciplinario en su funcionamiento y perspectiva pedagógica. Al contrario, el MEDUCA se ha convertido en un centro de despedagogización que rinde culto a las pruebas estandarizadas, ya sean del LLECE-UNESCO o de PISA.

En el ocaso de la tercera y los albores de la cuarta revolución industrial, la virtualidad surgió como la nueva quimera para desvalorar el trabajo docente. Mientras tanto, a nadie se le enseña a enseñar en entornos digitales, a usar las redes sociales y los teléfonos celulares como herramientas educativas. Peor aún, se construye la cultura del celular como “intruso” o “enemigo del aula”, porque la formación docente, envejecida paradigmáticamente no sabe que hacer con la nueva tecnología. Es urgente, repensar la formación docente para que los y las educadores adquieran de manera oportuna los conocimientos que demanda la nueva realidad histórica; los docentes tenemos la disposición y los deseos, lamentablemente no es lo que, históricamente hablando, hemos visto en el MEDUCA.

La actual situación de pandemia del Coronavirus en Panamá ha puesto en evidencia este abismo en la praxis educativa de la cual los responsables son fundamentalmente el MEDUCA y las instancias encargadas de la formación docente (inicial y continua).

Preocupa la forma como se trasmite, en el año 2020, el salto que implica usar de manera casi universal la innovación digital en los procesos de enseñanza-aprendizaje, generando  la sensación de estar en presencia de un dejavú pedagógico, como si estuviéramos en la época del desembarco de la televisión educativa y el video tape.

Nuestro punto de vista es que aprovechemos la contingencia para iniciar un debate profundo sobre la estructuración estratégica del sistema educativo panameño en el marco de la tercera y cuarta revolución industrial, donde los estudiantes y los docentes tengan la palabra.

Las preguntas correctas y el inicio de las respuestas oportunas no están en el MEDUCA ni en los centros de formación docente, están en las aulas de las escuelas panameñas. El desafío de los decisores está en abrir paso a un proceso de Constituyente Educativa en la cual todos y todas pensemos la educación que tenemos y la educación que queremos.

No es lo mismo trabajar con entornos virtuales para adultos que para niños, niñas y adolescentes. La actual propuesta de uso de la virtualidad educativa en el marco de la crisis generada por la pandemia, tiene aspectos positivos que resaltamos, puntos oscuros y elementos que es urgente corregir. Algunos de ellos los desarrollaremos en los siguientes puntos.

  1. Plano afectivo-emocional

En casi todas las comunicaciones e intervenciones en los medios de comunicación social y las propias circulares internas, generadas durante los últimos días, se ha expresado la preocupación porque los niños y niñas, jóvenes y adolescentes, continúen aprendiendo en medio de la contingencia de la pandemia.

Compartimos esta preocupación e iniciativa, sin embargo, el proceso de enseñanza aprendizaje demanda unas condiciones mínimas de partida, de carácter socio afectivo, que el docente desarrolla con los estudiantes y que no puede ser generadas por la virtualidad a “secas”.

Esto no es un elemento menor, porque esta comprobada la influencia de lo emocional, de lo socio afectivo en los aprendizajes.  Por ello, a nadie se le ocurre dar materia los primeros días de clase, por el contrario, los y las docentes, generan en un primer momento un encuentro afectivo que posibilita el máximo desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

La sonrisa del educador, la mirada permisiva, la pregunta sobre la cotidianidad, abren paso al hermoso camino del aprendizaje. El docente no es solo un dador de contenidos, en un profesional formado para ello que promueve y estimula el encuentro con otros y otras.

Este aspecto se ve limitado seriamente por el uso de tecnología sin acompañamiento de un profesional de la docencia, y mucho más si es despersonalizada, es decir formulada como si todos los estudiantes fueran iguales y tuvieran un mismo capital cultural, desconociendo la diversidad humana.

La virtualidad, tanto en edades tempranas como en la adolescencia, tiene que tener un gran componente socio afectivo o los logros de aprendizaje serán limitados y pueden generar frustraciones en los estudiantes.

Este vínculo afectivo no puede ser generado por un video elaborado, por alguien que no ha tenido contacto con los niños y niñas, jóvenes y adolescentes. Es muy diferente si la virtualidad es mediada y cumplimentada por pedagogos.

Por ello, consideramos que el primer curso rápido debe ser para los y las docentes, para que ellas y ellos desarrollen lo más personalizado posible, en entornos virtuales, las clases con sus estudiantes. Descuidar lo socio afectivo puede convertirse en un error estratégico en la actual iniciativa de mundo digital para los aprendizajes.

  1. Cultura tecnológica

Hasta hace unos días en muchas escuelas de Panamá se prohibía el uso de celulares.  Es decir, la ecuación aprendizaje + tecnología cotidiana estaba disociada. Este giro, producto de la contingencia, crea las condiciones de posibilidad para iniciar un debate que permita el ingreso de celulares, tabletas, computadoras y video juegos al aula, no como elementos distractores, sino como dinamizadores de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Por otra parte, es inocultable que las escuelas no cuentan con un inventario reciente de los celulares, computadoras y conexión a internet que disponen los estudiantes y docentes, ya sean de manera habitual o en sus casas. Esto debe ser resuelto a la mayor brevedad posible para dar impulso al desembarco de los procesos virtuales como acompañamiento de la actividad de los las maestras(os).

Pero, ¿qué pasará con aquellos estudiantes y docentes que no dispongan de dispositivos ni conexión a internet?  ¿Quedarán excluidos de la estrategia contingente de aprendizaje, es decir, estaríamos negándole el derecho a la educación?  ¿O le diríamos que vayan a otras casas o centros de internet donde existen computadores? En este caso, romperíamos con la estrategia de contención de la pandemia y además ello impactaría en la economía de los padres y madres de familia, en su mayoría asalariados que tienen sus quincenas ya comprometidos.

Una estrategia masiva disruptiva como esta obligaría a tomar medidas extraordinarias por parte del Ejecutivo Nacional, en alianza con el sector privado, que no sabemos si ambos están dispuestos a hacerlo. Estas medidas mínimas serían: a) liberar el internet para todo el público durante el periodo de contingencia; b) generar un plan de financiamiento con cero inicial para el acceso a equipos, fundamentalmente para aquellos que no dispongan de los mismos; c) generar una campaña publicitaria con rostros de docentes donde se señale que ahora las y los maestros estarán comunicándose virtualmente, pero que pronto se volverá al contacto personal en las aulas. Eso generaría empatía y disminuiría el estrés negativo de los estudiantes.

  1. Plano cognitivo

Aprender es un proceso mental que implica un encuentro humano. Nadie aprende solo, todos aprendemos juntos, junto a los otros decía Paulo Freire. El ritmo de los aprendizajes individuales suele estar mediado por lo colectivo, por el aprendizaje grupal.

No se trata de reeditar a la acostumbrada escuela-máquina educativa newtoniana, cuyas rutinas, por ejemplo, consistían en facilitar el objetivo 6.2 el día martes, correlacionándolo con el objetivo 6.3 para el jueves. El aprendizaje virtual requiere un modelo más flexible y personalizado de enseñanza, que implicaría toda una crisis paradigmática para el sistema acostumbrado a la vieja lógica, al menos que estemos pensando en el añejo modelo de telesecundaria de los años 60 en un contexto de uso arcaico del mundo digital.

Además, debemos tener presente que el niño y niña, el joven y adolescente de hoy, no van a la escuela solo a aprender, también lo hacen para compartir saberes y conocimientos. Hoy en cada aula es posible encontrar “noveles especialistas” en biología, arqueología o antropología, en sociología y biología digital, es decir en distintos campos, que deben emerger e hibridarse creativamente con los saberes de los otros y las otras; el aula presencial es el jardín donde florecen estos injertos conceptuales y paradigmáticos que expresan la nueva sociedad, algo que no se puede resolver con una aproximación desenfocada de las posibilidades de lo digital. Este proceso de resocialización se rompe y reconfigura con la separación inherente a la virtualidad plana, pensada como Betamax y televisor. Pero hacer esta ruptura mental, pasar el suich a lo nuevo, demandará un proceso de adecuación que exigirá flexibilidad y personalización algo que hay que trabajar y no confiar en que surgirá por generación espontánea.

Unos irán más lentos, otros querrán ir más rápido, otros se desmotivarán ante lo nuevo. ¿Cuál será el espacio docente para discutir eso?  Evidentemente se requiere de la generación de colectivos pedagógicos virtuales por escuelas para trabajar estos temas, con vinculo con los equipos centrales del MEDUCA. Gremios como ASOPROF pueden convertirse en un dinamizador de estos procesos.

  1. Plano volitivo

Aprender implica actos y fenómenos de la voluntad, es decir praxis concretas. Aprender no es solo recibir información, sino que implica actuar, ejercitar.  Por ello, nos preocupa el enfoque de la virtualidad como simple trasmisión de información cuando el trabajo docente en el aula es esencialmente de aprendizaje dialogado y de encuentro entre coincidencias y diferencias.

En la actualidad hay elementos como la inteligencia artificial vinculada al campo de los metadatos, que permiten vincular el pensar con el hacer, lo lúdico y lo significativo, en aprendizajes realmente integrales. Eso lo saben muchos de nuestros estudiantes, por ello, no confundamos un modelo de telesecundaria o de dinámicas asociadas al paradigma de los recursos instruccionales, con las posibilidades del mundo digital en el aula.

El niño, la niña, el adolescente los jóvenes, tratan de encontrar sentido a la información recibida, lo cual en buena medida se logra en la interacción con los otros y las otras.  Aquello a lo que no se le encuentran sentido se olvidado rápidamente.  Es lo que ocurre por ejemplo con materias como la física, más vinculadas a la resolución de ecuaciones y no a sus expresiones en la cotidianidad, por ejemplo, bicicletas, arcos de puertas, etc.

Los estudiantes en el diálogo intersubjetivo con los docentes y sus compañeros en las aulas encuentran sentido a lo que aprenden y eso es lo que permanece. Si esto no se resuelve en el plano digital, la mera trasmisión de información no garantiza aprendizaje, así se cumpla con las tareas de los módulos. Por ello insistimos que usar las potencialidades de la virtualidad no es solo un tema de voluntad, se requiere estudio y apelar al saber pedagógico construido por los docentes en sus experiencias educativas.

Cuando sen estos días se escuchan muchas de las afirmaciones sobre la emergencia educativa y eso de la virtualidad, pareciera que no estamos preparados para ello y creemos que con trasmitir información basta.

  1. Docentes

Los docentes, golpeados por una campaña sistemática durante los últimos años, que pretende hacerlos ver ante la sociedad como desactualizados, sufren el impacto directo de los problemas existentes en la formación docente (inicial y continua). Son los mismos docentes a quienes no se les ha formado para ello y ahora se ven tensionados a dar un giro drástico. Existe una plena disposición de los y las educadores para entrar en este proceso, pero ello demanda un programa masivo de formación para los docentes respecto al mundo digital en el aula. Ello debe ser paralelo a lo que se puede iniciar con los estudiantes.

 A nivel paradigmático, será necesario comenzar a transitar el cambio de paradigma del trabajo educativo, del docente como depositario del saber, al docente como un sabio que sabe mucho de los contenidos de partida, que reconoce que los niños y niñas incorporan saberes específicos, pero que entiende que su rol es integrarlos al conocimiento que se imparte y darle direccionalidad.  Entonces volvemos a lo mismo, necesitamos una formación docente (inicial y continua) que enseñe a los docentes a hacer eso.

Sin embargo, existen limitaciones materiales para ello. Una evidencia de problemas estructurales en el MEDUCA reside en el hecho que no dispone de un censo actualizado de la infraestructura tecnológica (computadoras, conexión, software, consolas de video juegos) con las que cuenta el docente en su casa, en su entorno familiar, ni respecto a su experticia tecnológica.

Por ello, se debería pensar en el corto plazo, en un programa nacional de dotación a los y las docentes en materia de infraestructura tecnológica de partida (hardware, software y conectividad), no solo para atender la contingencia, sino para apuntalar el salto del sistema educativo, de las prácticas de la segunda revolución industrial a la cuarta revolución industrial.

  1. Estructura pedagógica:

En este breve documento no pretendemos desarrollar nuestro punto de vista sobre el nuevo enfoque pedagógico del siglo XXI para un sistema educativo público, gratuito, de calidad, incluyente y popular en el marco de la cuarta revolución industrial. Solo señalaremos algunos tips para motivar un debate. Nos comprometemos en las próximas semanas a presentar un documento más completo sobre el particular.

En este punto, nos interesa destacar la necesidad de generar un giro constructivo en cada uno de los componentes de la pedagogía para poder desarrollar iniciativas como las que hoy nos genera la contingencia, pero también otras creativas, no necesariamente vinculadas a una pandemia. Estos son solo algunos de los elementos:

  • Materia curricular
  • El modelo curricular actual esta caduco y no sirve para un enfoque de mundo digital en el aula;
  • Pareciera que la nueva perspectiva curricular es por estándares movibles y cambiantes como producto del consenso institucional y social;
  • El actual enfoque curricular no cuenta con la flexibilidad sistémica necesaria para desarrollar un modelo de aprendizaje virtual propio de los entornos digitales 
  • Materia didáctica
  • Son tiempos de hibridación y convergencia
  • Las pedagogías críticas y las educaciones populares construyen un camino compartido de aprender haciendo y actuando
  • Se requiere un modelo didáctico pragmático para el trabajo contingente en entornos virtuales
  • Materia Evaluativa
  • El modelo evaluativo punitivo está obsoleto
  • Los enfoques evaluativos por procesos y en entornos virtuales es un debate pendiente en la educación panameña
  • No existe claridad sobre el modelo evaluativo a desarrollar en esta etapa
  • Materia de Infraestructura
  • El tener que apelar a “externos” evidencia los problemas estructurales de infraestructura tecnológica y en todos los sentidos, que tiene la educación panameña
  • Ceder el control de la educación virtual en las aulas a fundaciones y empresas privadas, constituye un serio golpe al derecho a la educación pública;
  • Materia de Planeación
  • El modelo de planeación por resultados y por proyectos resulta insuficiente para el actual abordaje;
  • Se requiere un modelo planeativo situacional y multinivel
  • Materia de Gestión y Supervisión
  • No está claro quien supervisará las plataformas digitales, a quienes se les está cediendo el derecho público a educar;
  • No existen parámetros nacionales de monitoreo, gestión y supervisión de una operación de esta escala;
  • Proponemos sumar a la supervisión de la educación virtual de esta etapa de contingencia a los delegados gremiales de centro educativo;
  • Materia de financiamiento
  • Hoy más que nunca queda en evidencia la necesidad de contar con un mínimo del 6% de PIB para la educación
  1. Elementos funcionales-operativos

En este punto nos basaremos en dos documentos que han circulado ampliamente y que consideramos sirven de referencia al respecto, lo cual completaremos con una rápida mirada a algunos de los videos de la fundación ayudinga disponibles en su plataforma. Veamos

  • Esquema de propuesta Plan B de Ayudinga

El día 11 de marzo de 2020, la Fundación privada Ayudinga presentó lo que se denomina Plan B, donde desarrolla su propuesta educativa

                        – Puntos positivos:

Constituye una expresión concreta de preocupación social por la agenda educativa

                        – Puntos preocupantes

Uso de la contingencia nacional como elemento de propaganda para su propuesta privada, al señalar: “ante la medida de suspensión de clases presenciales en la mayoría de colegios de la ciudad de Panamá, la fundación ayudinga no detendrá sus operaciones ya que, aunque no abran las escuelas, La educación no para”, como si las escuelas no recibieran alumnos por una decisión autónoma, cuando en realidad el hecho es expresión de responsabilidad social ante una pandemia. Este discurso invita a ser usado en otros momentos (ayudinga), espcialmente de conflictividad laboral como alternativa ante las presiones huelgarias de los docentes;

En el mismo documento señalan: “concepto: mediante trasmisiones en vivo, brindar clases” Nuestra pregunta es ¿en que momento se decidió que no se requiere ser docente para dar clases?, pues ellos señalan: “las clases serán impartidas por chicos del equipo de ayudinga.  ¿Por qué no prestan su plataforma y que sean docentes calificados quienes impartan las clases?  Esto podría comprenderse como el inicio del sueño dorado neoliberal de sustituir a los docentes por cualquier profesionista “calificado”, como si educar fuera trasmitir conocimientos;

¿Qué garantía tiene el MEDUCA que los contenidos que previamente elabore sean desarrollados como tal por esos “chicos” cuando trasmiten en vivo?;

¿Tiene capacidad el MEDUCA para evaluar el impacto de sesenta horas semanales de grabación de contenidos educativos en áreas como física, química y matemáticas?  ¿Por qué no se convocó a los gremios para postular especialistas que monitorearan esta labor?

¿Quién decidió que niños con horarios de aprendizaje acostumbrados de la noche a la mañana pasen todos a horarios vespertinos como ellos lo señalan ¿

¿El Estado panameño cede la potestad a un privado de información sensible de la matrícula de niños, niñas y adolescentes?  Ellos señalan “se les pedirá a los estudiantes que accedan por medio de nuestra plataforma (la de ayudinga) y registren sus datos: escuela, grado. Sexo, cédula

   Ayudinga, tal vez sin tener conciencia de ello, construye con su modelo de pruebas estandarizadas un nuevo ciclo de la cultura evaluativa en Panamá, en perjuicio de la educación pública transformadora

  • Videos de ayudinga

Al estudiar los videos de la fundación ayudinga encontramos que:

Los facilitadores hablan muy rápido, eso puede ser perjudicial para los estudiantes. La única manera de resolver las dudas es viendo una y otra vez los videos, lo cual pareciera desconocer la poca disposición que tienen los jóvenes hoy para hacer algo semejante.  No se trata solo de dar una clase “Chic” sino de tomar en cuenta los procesos pedagógicos de la enseñanza-aprendizaje

Las exposiciones parten de la premisa que todos tienen el mismo punto de partida, de conocimiento, lo cual es errado

Existen interrogantes, por ejemplo, respecto a como pueden entender alumnos con recorridos distintos, formulaciones como las que se hacen en los videos de matemáticas, en temas como las causas sobre los cambios de signo en una operación

El modelo de pizarra usado es muy chico, evidenciando limitaciones para comprender el uso en espacios digitales, además de no usar animaciones u otras herramientas.  Termina siendo una especie de grabado en VHS, pero dado en computadora;

Se usan muchos modismos en las clases, producto de que no son profesionales de la docencia;

Sin embargo, el estilo informal de las clases puede facilitar una apertura mental para los docentes más rígidos

  • Guía del módulo

La Guía de Módulo presenta una gran duda: ¿el docente va a dar la clase o solo va a evaluar lo que ayudinga hace?;

Por otro lado, es evidente que el formato de evaluación por módulos se corresponde a una cultura evaluativa distinta a la del mundo digital en el aula.

  1. Pensamiento crítico en la nueva dinámica

Uno de los elementos sustantivos de un sistema educativo que promueva el desarrollo integral de sus estudiantes consiste en generar procesos de construcción de pensamiento crítico. El pensamiento crítico requiere una cultura del debate, de la aceptación de la diversidad y de construcción de identidad con paradigmas flexibles y de justicia social.

En la actual coyuntura esto se dificulta, por lo cual se debe construir mecanismos de intercambio en las plataformas que se establezcan, tanto de los docentes con sus estudiantes en colectivo, así como entre los estudiantes entre sí.  Esto asociado a los temas pedagógicos de enseñanza–aprendizaje vinculados a la generación de pensamiento crítico.

Ello implica la construcción de una cultura de la sistematización de la experiencia pedagógica que el modelo de pedagogía newtoniana, mecánica y estructurada no posibilita.

Sin embargo, el entorno digital posibilitaría el encuentro más allá de la territorialidad, tanto de docentes con otros docentes de municipios distantes, como de docentes con estudiantes de diversas territorialidades, así como de estos últimos entre sí. Estas dinámicas integradas a los procesos de aprendizaje y sus contextos posibilitaría, si sabe usar pedagógicamente, el emerger de pensamiento crítico.

  1. Contexto familiar

Es imposible construir una experiencia de aprendizaje exitoso sin contar con el apoyo de las familias.  Pero el apoyo no es un tema solo de disposición. Se requiere generar un plan de información y educación mínima a las familias sobre el uso de las herramientas digitales en el aula y su correlato actual en casa.  Esto debe ser hecho de manera urgente

  1. Plano gremial

Los gremios docentes tienen que dar el salto y formar parte también de la integración entre aceleración de la innovación y posibilidades de lucha y defensa de nuestras condiciones de trabajo.  Esta reestructuración se convertiría a su vez en una escuela taller que posibilitaría acompañar el salto que requiere la educación panameña.  No solo estamos ganados para eso, sino que ya estamos trabajando en este sentido.

  1. El compromiso de la escuela con la sociedad:

La escuela ha vivido distintos momentos, de ser un referente de la construcción de ciudadanía, a un enclave descontextualizado y en los últimos años, con un gran esfuerzo de los docentes, ha girado hacia la pertinencia educativa.  Esfuerzo que por lo general se hace desde los docentes, en muchos casos en oposición a autoridades del MEDUCA que consideran que el trabajo docente se limita a trasmitir contenidos.

Este papel transformador de la escuela no puede ser perdido en esta etapa, producto de la contingencia. Por ello, un componente sustancial de la actual labor educativa debe estar orientado a la enseñanza de la prevención y combate del coronavirus a las comunidades, desde las propias plataformas digitales.  Ello implica la construcción de un espacio dentro de la plataforma digital para el trabajo comunitario.

  1. ¿Y entonces, Que hacer?

No se trata de paralizarnos, ni de asumir una posición de crítica sin propuestas. Por ello, consideramos

  1. La coyuntura nos toma si el necesario desarrollo de las competencias institucionales y las habilidades personales para partir, pero como siempre, los y las maestras(os) lo hemos resuelto con creatividad, apelando a lo que tenemos y aprendiendo rápido. Por la educación panameña vamos a afrontar la contingencia, pendientes que tenemos un debate estratégico en marcha;
  2. El magisterio panameño debe dar el salto, convirtiéndose en factor generador de contenidos digitales. Ello, implica, hacer un esfuerzo extraordinario de apoyo y nivelación para aquellos docentes con más de cuarenta años que tengan dificultades para trabajar el mundo digital en el aula;
  3. Generar videos tutoriales y guías instruccionales respecto a como usar el celular para dar clase, como trabajar contenidos con las redes digitales, como sacarle el mayor provecho pedagógico a la computadora. Ello implica vincular el mundo del texto al de la imagen y la estética digital;
  4. Como nos enseñan las educaciones populares y las pedagogías críticas vamos a aprender haciendo, como forma correcta de evitar el apagón pedagógico global Si nosotres no participamos en esta contingencia puede crecer la falsa hegemonía que “enseñar es solo cuestión de tecnologias”. Aprovechemos los desarrollos tecnológicos, especialmente los digitales, seguros que son solo apoyos a los reales procesos de enseñanza-aprendizaje

Ciudad de Panamá. 12 de marzo de 2020.

Fuente e Imagen: LA ASOCIACIÓN DE PROFESORES DE LA REPÚBLICA DE PANAMÁ (ASOPROF)

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Aprender de lo que oyen, enseñar de lo que gritan

Por Juan Jose Vergara/Rocio Copete

Hace décadas lo teníamos claro, hoy también. Solo es posible aprender a educar educando. Y en eso estamos.

El escenario es el modesto centro educativo en que formamos educadores y educadoras. Se trata del IES Barrio de Bilbao (Madrid), pero haríamos lo mismo en cualquier otro lugar. Encontraríamos las mismas facilidades para trabajar e idénticas dificultades. Comprometer la formación de educadores con la práctica es una apuesta que produce grandes amigos y también tremendos enemigos.

El 27 de febrero estábamos esperando -de vuelta- para recoger las maletas en la T1 del aeropuerto de Barajas en Madrid. Lo hacíamos veinticuatro personas que habíamos convivido diez días en India. Fuera sus familiares y amigos les esperaban deseosos de preguntar -probablemente- sobre qué tal se lo habían pasado. Nuestras miradas eran ajenas a lo que nos rodeaba. En las retinas de cada uno de nosotros seguían las imágenes de los niños y niñas con las que habíamos compartido aprendizajes, emociones, juegos y risas durante días. También las que nos arrancaron lágrimas y rabia en las sesiones de evaluación cada noche desgarrados por la injusticia que respirábamos cada mañana, por el olor, el color y el sonido de la pobreza más extrema. Niños descalzos, pobres, excluidos, ignorados. Niños intocables que van acompañados únicamente por sus sonrisas y por sus hermanos pequeños de los que se hacen cargo, aunque eso suponga no poder jugar ni aprender.

Algunos meses antes quienes escribimos este texto debatíamos si era aconsejable emprender nuevamente el proyecto de viajar a India con educadores en formación. Las dificultades pesaban como losas en nuestras espaldas. La mayoría de ellas eran fruto de un modelo organizativo que nuestros centros educativos heredan y reproducen inercialmente. Tanto es así que una vez decidimos que viajaríamos con estos educadores en formación, algunos docentes se obstinaron en “premiarles” con el bonito regalo de un examen a su regreso y otros a intentar quitarles la idea de la cabeza argumentando la importancia de no “perder” días de clase. ¡Trágica ignorancia del estado de ánimo que puede alguien -en su sano juicio- traer a Europa tras ver la realidad que vieron en India!

En cualquier caso, no se trata de hablar de las miserias de los centros educativos tradicionales y quienes los regentan. Este es espacio para dar alguna pincelada del proyecto que ofrecimos y nuestros humildes sueños al llevarlo a cabo. Explicar qué debe cambiar en la formación de los futuros docentes y cómo incorporarlo a las enseñanzas productoras de títulos es algo que excede con mucho esta pequeña descripción de una experiencia.

Esta es solo una entre muchas que sobrevive bloqueando entre el fango de un sistema educativo que habría que pensar desde la vida, los valores que defiende y las construcción de miradas críticas con la realidad que habitamos.

Este año el viaje tenía que culminar en el proyecto de Jhajjar. Poco más de una hectárea de terreno baldío que un puñado de personas han convertido en un espacio de rescate del trabajo infantil. Es el proyecto de Pasahaur Don Bosco en el que cada día un autobús recorre las bhattas (“chimeneas” en hindi) que le rodean para rescatar niños y niñas del trabajo infantil y ofrecerles educación, sonrisas y comida. Quizá la única que tengan decente al día.

Cuando la polución de Delhi se hace soportable es posible contar más de cien chimeneas alrededor, aunque en realidad está rodeado de cerca de 500. Cada una de ellas es una empresa ladrillera. En ellas viven decenas de familias de la oficialmente inexistente casta de los dalits (conocidos como los intocables) pero que allí reconoces perfectamente. Cada familia tiene varios hijos. No es exagerado decir que en cada bhatta haya entre cien y doscientos niños. Los niños que no van a la escuela estarán 10-12 horas trabajando haciendo ladrillos, cuidando de sus hermanos pequeños o haciendo labores como cocinar o lavar la ropa. En definitiva, viviendo cómo se les roba la infancia.

A la pequeña hectárea del proyecto del father Joy solo llegan trescientos niños y niñas y con ellos nos encontramos cada día. Con ellos jugamos, aprendemos y enseñamos… ¡Aprendemos más que enseñamos, sin duda!

Llegar allí ha sido diseñado con cuidado. Antes de vivir esta experiencia hemos recorrido distintas escuelas en Delhi de la mano de los amigos de Desing for Change.

Recorrimos escuelas de distintos estratos sociales y compartimos espacios de aprendizaje con niños que se educaban bajo un árbol literalmente -hablamos de proyectos de educación con niños que viven bajo los puentes-, hasta modernos centros de élite para las clases más altas.

También pudimos recorrer espacios urbanos en ciudades como Delhi o Jaipur en que las personas habitan pegadas a sus comercios y productos. Encadenados -de sol a sol- a encontrar algunas rupias que les lleven comida y calor a unas casas que en la Europa que habitamos serían poco más que inaceptables.

La última noche hicimos una larga evaluación en la azotea del edificio-escuela y las frases de los educadores en formación fueron suficiente para recompensar todas las luchas que nos llevan a apostar por este modelo de educación. No las reproducimos, pero invitamos a que las leáis en el diario que redactaron.

Nuestro sueño es que la mirada que estos educadores y educadoras han tenido, no se borre tras los años. Que sea permanente y suponga un compromiso con la justicia, los derechos y el futuro. Un futuro ético y habitable. Es algo que nos obsesiona en la formación de docentes y que nos compromete con el enfoque de proyectos comprometidos con crear miradas críticas con el mundo que habitamos. Por eso viajamos a India, a Marruecos y a tantos otros sitios cercanos, en el espacio, pero lejanos en la realidad que viven nuestros alumnos.

Habitamos un mundo que grita desgarrado. Es necesario que los educadores y educadoras de nuestro siglo atiendan ese grito. Escuchen y construyan su oficio comprometidos con esa mirada.


(*) Juan José Vergara es experto en innovación educativa, metodologías activas y aprendizaje basado en proyectos (ABP). Autor -entre otros- de Aprendo porque quiero: El aprendizaje basado en proyectos paso a paso y Narrar el aprendizaje: La fuerza del relato en el aprendizaje basado en proyectos. Presidente del Laboratorio de Innovación Educativa y miembro fundador de la red Escuelas Hermanadas por la Justicia Social.

Rocío Copete es profesora de Intervención Sociocomunitaria, experta en pensamiento visual. Pertenece a Laboratorio de Innovación Educativa y colabora en la formación de docentes con diferentes entidades y múltiples centros educativos.

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Fuente; https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/05/aprender-de-lo-que-oyen-ensenar-de-lo-que-gritan/

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Juan Felipe Aramburo, especialista colombiano, defiende la educación como espacio político

Por Ladiariaeducacion.uy

Sostiene que “la escuela tiene un rol potente y poderoso en la construcción de democracia y eso significa ser sujetos políticos”

Juan Felipe Aramburo lleva una consigna a donde quiera que va: el espacio educativo se debe concebir desde una visión política. El colombiano es ingeniero civil, tiene una maestría en desarrollo humano y estudios en antropología; hace años que se sumergió en el mundo de la educación y se mueve en el terreno impulsando políticas públicas de inclusión y desarrollo, pero sobre todo busca “que a la construcción de ciudadanía se le dé el valor que merece”. En su país coordina varios programas que trabajan con la formación docente permanente, y estuvo en Uruguay a fines de febrero para participar en la Escuela de Verano de Plan Ceibal. Su conferencia se llamó “La escuela como un espacio político” y sobre eso conversó con la diaria; además, cuestionó el concepto de laicidad, el rol del docente y su formación y contó qué programas impulsa en Colombia para trabajar sobre el ambiente escolar.

¿Por qué la escuela debe ser un espacio político?

En el mundo en general, pero en América Latina en particular, se están preguntando sobre el rol social de la escuela. Tenemos claro el rol de la educación, pero no tenemos claro para qué es la escuela (en Colombia le decimos escuela en general, a diferencia de Uruguay, donde separan entre la escuela y el liceo; cuando hablo de escuelas o maestros me refiero a toda la educación). Hay que entender que escuela no es sinónimo de educación, tanto como hospital no es sinónimo de salud. La escuela es un lugar posible donde pasa la educación, pero no es el único, hay muchos otros espacios: un parque público es un lugar educativo tanto como un museo o una conversación con amigos. Parte de lo que tenemos que resolver es qué de todo eso que entendemos por educación lo puede hacer la escuela.

Entonces, ¿para qué debe servir la escuela? Además de para la formación académica.

La experiencia que hemos tenido en Colombia nos dice que la escuela debe servir para al menos tres cosas: la primera es, efectivamente, formar a los niños en unos saberes que creemos que son importantes para que cada uno libremente entienda el mundo en el que circula; la escuela, inicialmente, debe servir para producir en los chicos la apropiación de esos saberes. Segundo: las escuelas deben ayudar a que la gente encuentre condiciones laborales, porque la sociedad lo necesita, entonces, la conexión con el mundo de lo laboral es otra función de la escuela. El tercer punto, que a mi entender es el más importante para América Latina, es que la escuela debe formar ciudadanos. Si de algo tienen que servir los saberes que uno aprende en la escuela es para ser mejores ciudadanos. La ciudadanía pasa, entre otras cosas, por una capacidad muy relevante que tenemos como sujetos de expresar de manera argumentada y clara lo que cada uno piensa, pero también de escuchar de manera tranquila lo que el otro piensa.

¿El eje de la escuela debería ser la formación en ciudadanía?

Esa definición griega de ciudadanía que acabo de decir es la base de las sociedades democráticas, o sea que la escuela tiene un rol potente y poderoso como un espacio para la construcción de democracia y eso significa ser sujetos políticos. Lo otro que tenemos que entender, y me parece muy importante insistir en esto, es que la política no está sólo asociada a los partidos políticos: ese es un campo posible, pero la política en general es la capacidad de existir con los otros, de construir espacios públicos y sociedades democráticas. Eso sí no se lo podemos quitar a la escuela por nada del mundo, porque tiene una ventaja sobre todas las otras instituciones: en un salón de 20 o 30 chicos está representado un micromundo de cada país, todo tipo de sectores sociales, religiones y creencias. La escuela es un escenario contundente para convivir, y por eso es un lugar muy potente para formarnos como sujetos políticos, como ciudadanos con capacidad de contar mi cuento, pero también escuchar el del otro tranquilo. En sociedades como la uruguaya eso se ha logrado, tienen una sociedad mucho más madura que el promedio latinoamericano en términos democráticos, pero no es un asunto universal y resuelto en nuestros contextos. Colombia, por ejemplo, que aún vive el conflicto armado más largo del continente, tiene enormes retos a la hora de lograr que en la misma mesa se sienten el hijo de un ex guerrillero con el hijo de un ex paramilitar y que se vean como personas.

¿Qué rol tiene al maestro en ese marco?

El maestro no es sólo un enseñante; debe enseñar, pero hay al menos otros dos roles que nos parecen muy importantes. El maestro es un mediador, es decir, es un sujeto con capacidad de poner en escena metodologías, recursos, materiales, dispositivos pedagógicos y didácticas, para que se den espacios de conversación y vínculos. El docente tiene un rol poderoso y protagónico para sentar en la misma mesa a gente que piensa diferente. Otro rol es el de productor cultural: El maestro sí es un intelectual; creo que uno de los aportes más bonitos del movimiento pedagógico en la década de 1980 es reconocer que el maestro, cada vez que va a clase, cada vez que propone una didáctica, está produciendo un saber pedagógico, y en ese orden de ideas es un productor cultural. El maestro es capaz de hacer de sus clases un ejercicio de consumo cultural; en la medida en que nos acerquemos más a ciertas culturas, vamos a crear ambientes más favorables para los ciudadanos.

“La condición laica de la escuela no es una condición apolítica”.

Mencionaste la diferencia entre lo político partidario y lo político. En Uruguay hubo ciertas discrepancias sobre este tema cuando los estudiantes se manifestaron en sus clases sobre ciertas reformas políticas. Algunos reclamaban que la educación es laica y que no debería haber manifestaciones de ese tipo, ¿a vos qué te parece?

Lo que pasa es que efectivamente la condición laica de la escuela no es una condición apolítica, son dos asuntos fundamentales que habría que aclarar. El rol del maestro es presentarles a sus estudiantes las diferentes posturas en un escenario de formación de pensamiento crítico. Cuando el maestro ejerce creo que su misión es plantear un espectro de posibilidades y pensamientos para que el estudiante tome sus propias decisiones basadas en la garantía de derechos, que es lo que hace que una democracia funcione como tal. Eso es lo que creo que hay que mantener; asuntos como el pin parental en España o las restricciones en México a hablar de ciertos partidos políticos, lo que están mostrando, de alguna manera, es que no estamos entendiendo el rol político de la escuela, lo estamos confundiendo con el rol de proselitismo político, y eso no tiene sentido en la escuela. Claramente un buen ejercicio escolar debe permitir que los chicos construyan un pensamiento posible de manera argumentada y deliberativa.

¿Te parece que la escuela es un lugar para que los estudiantes se manifiesten?

No conozco el detalle de lo que pasó en Uruguay, pero respondo desde mi experiencia. Creo que las escuelas deben plantear como parte de sus procesos curriculares análisis de lo que está pasando en los países y en las políticas públicas, como para que los chicos desarrollen pensamiento crítico, creo que deben abrirse espacios para que esa reflexión sea posible en dos marcos. Por un lado, entender al maestro como funcionario público, que está defendiendo los derechos, y por otro lado, entender que la escuela tiene una función de formación; la reflexión en cuanto a política partidaria debería estar asociada al pensamiento crítico y no necesariamente a las militancias, que son decisiones personales.

“Si no vemos a la escuela como un lugar político perdemos un dispositivo social para formar pensamiento crítico”.

¿Qué consecuencias tiene no entender a la escuela como un lugar político de formación ciudadana?

Perdemos la oportunidad de usar este escenario privilegiado para formar en la participación de lo público. La escuela es un espacio formativo, no es un espacio de adoctrinamiento; si no es un espacio para el debate y la construcción participativa, no funciona. Si no vemos a la escuela como un lugar político perdemos un dispositivo social para formar pensamiento crítico. Ahora bien, en países como el mío, la escuela no es sólo un escenario privilegiado, sino que en muchos casos es el único espacio del Estado que sigue vigente en los territorios. El centro de salud se fue por las condiciones de guerra, la estación de policías se fue por el conflicto, no hay banco nacional… sólo queda la escuela, y por eso tenemos la responsabilidad de convertirla en un espacio para la formación de ciudadanos, porque es la única forma de garantizar que en el futuro cercano los chicos y las chicas que hoy están en el sistema escolar puedan defender un país democrático.

“Si no logramos darle al rol docente la importancia que tiene, no vamos a lograr mantener sociedades democráticas”.

Es una carga muy importante para los docentes.

Muchos docentes se formaron hace mucho tiempo, cuando todo esto no era parte de su currículo. Les pedimos todo el tiempo a los maestros que hagan, pero se nos olvida que ellos se formaron para un mundo distinto, entonces hay que acompañarlos con dispositivos de formación permanente que les permitan indagar temas como la diversidad, el género, las discapacidades, las nuevas ciudadanías. Esto es, sin dudas, uno de los grandes retos en términos de formación de docentes en el mundo contemporáneo. Los docentes tienen entre sus retos garantizar la democracia de nuestros países; si las escuelas no funcionan, las democracias se caen. Hay que acompañar a los maestros de manera decidida, hay que favorecer espacios de encuentro y reflexión. Si no logramos darle al rol docente la importancia que tiene, no vamos a lograr mantener sociedades democráticas, libres, con capacidades y libertades individuales, con la capacidad de escoger lo que uno quiere hacer y ser en la vida.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/3/juan-felipe-aramburo-especialista-colombiano-defiende-la-educacion-como-espacio-politico/

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Mauricio: sindicato de docentes obtiene de las autoridades el reconocimiento de la revalorización salarial

Africa/Mauriania/PrensaIE

El sindicato de docentes Government Teacher’s Union ha conseguido que el Gobierno desbloquee una suma global, bien merecida y esperada, de 18 millones de rupias de Mauricio (442.000 euros) para 425 docentes de primaria que siguieron una formación destinada a mejorar sus cualificaciones profesionales.

El sindicato de docentes Government Teacher’s Union ha conseguido que el Gobierno desbloquee una suma global, bien merecida y esperada, de 18 millones de rupias de Mauricio (442.000 euros) para 425 docentes de primaria que siguieron una formación destinada a mejorar sus cualificaciones profesionales.

Siguiendo una recomendación oficial según la cual no se puede acceder a la profesión y enseñar sin una formación inicial apropiada y una actualización constante de sus cualificaciones, desde 1988 en Mauricio los docentes han venido siguiendo una formación profesional continua a cargo del Estado y que desemboca en la obtención del denominado “Teacher’s Diploma”. Desde entonces, unos 20.000 docentes han seguido esos cursos y obtenido la correspondiente certificación.

Hasta 2016 se les concedía un incremento salarial (Diploma increment), como recompensa por esa revalorización profesional (additional qualifications). Pero en 2016, el Pay Research Bureau –organismo gubernamental que se ocupa de las condiciones de trabajo de los funcionarios y revisa sus salarios cada cinco años– decidió que a partir de entonces ya no se concedería un incremento salarial a los docentes que siguieran esa formación adicional.

“Rápidamente contestamos esa decisión”, explica Vinod Seegum, presidente del sindicato Government Teacher’s Union y miembro del Buró del Comité Sindical Francófono de la Educación y la Formación, que agrupa a las afiliadas francófonas de la Internacional de la Educación. “Hemos reiterado que esos 425 docentes de primaria siguieron los cursos para la obtención del Teachers’ Diploma con unas ‘expectativas legítimas’ de obtener ese aumento, de lo contrario no se habrían tomado la molestia”.

No obstante, el órgano competente (Central Implementation and Monitoring Committee) al que remitió el caso el Government Teacher’s Union, estimó que puesto que los docentes habían firmado un formulario donde renunciaban a dicho aumento, no podían ahora reclamarlo.

Durante cuatro años, Seegum insistió, planteando la cuestión durante distintas negociaciones con las autoridades de Mauricio, incluyendo una reunión mantenida con el primer ministro, Pravind Jugnauth, en el curso de las consultas de planificación presupuestaria en 2018. “Contamos con el apoyo de la ministra de Educación, Lela Devi Dookun, que ha comprendido el problema de base”, subraya.

Finalmente se ha encontrado una solución para 425 docentes de primaria que pertenecen a los grupos que siguieron una formación de 2002 a 2004 y de 2003 a 2005, y que perdieron el aumento salarial al que deberían haber tenido derecho durante dos años. En efecto, a finales de abril de 2020, recibirán un monto fijo (lump sum) que representa la suma total de 18 millones de rupias de Mauricio (442.000 euros), lo que representa 24 meses de incremento salarial.

“Nuestro sindicato es respetado, especialmente debido a su pertenencia a la Internacional de la Educación, y tenemos cierto impacto. En un primer momento, se trataba de acordar una suma para cubrir únicamente 12 meses, pero insistimos para obtener más”, añade Seegum, aunque deplora que “Sigue habiendo una anomalía. Esta injusticia salarial podría perdurar hasta el final de la carrera profesional de las personas implicadas”.

El Government Teacher’s Union estima que el Pay Research Bureau es el principal responsable, al haber abolido los aumentos salariales acordados inicialmente por la obtención de cualificaciones adicionales, sin tener debidamente en cuenta las repercusiones que ello tendría. “Le corresponde al Pay Research Bureau corregir su error monumental”, según Seegum. “Por nuestra parte, intentaremos lograr que se corrija, para que cese la disparidad en relación con los demás docentes, con ocasión del próximo informe del organismo, en octubre de 2020, cuando presentaremos además otras reivindicaciones”, concluye.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/detail/16641/mauricio-sindicato-de-docentes-obtiene-de-las-autoridades-el-reconocimiento-de-la-revalorizaci%C3%B3n-salarial
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Evaluaciones externas, una cuestión de (des)confianza

Por: Guadalupe Jover

Evaluar no es calificar, ni clasificar, ni mucho menos sancionar; evaluar es diagnosticar qué está fallando y brindar las herramientas para ponerle remedio. Requiere confianza y respeto recíproco entre evaluador y evaluado, capacidad de escucha, corresponsabilidad. Y es siempre un viaje de ida y vuelta.

Poco antes de dedicarme a la docencia lo que de verdad me apasionaba era el baloncesto. Jugué medianamente en serio durante toda mi adolescencia y primera juventud, y estuve a las órdenes, por tanto, de no pocos entrenadores y alguna entrenadora. Y aunque es cierto que en la cancha se asume la relación de jerarquía entre quien dirige el equipo y quienes disputan los partidos, nada puede funcionar si no es desde la confianza recíproca. Huelga decir que aquellos entrenadores con quienes más a gusto me encontré fueron aquellos en quienes más confiaba. Admiraba a quien era capaz de detectar y corregir con precisión un error reiterado -un gesto en el tiro, una posición en defensa- y era capaz de hacerlo sin recurrir al grito o la humillación, que de aquello también había. Los buenos entrenadores combinaban profesionalidad -conocimiento, pasión y compromiso- y afabilidad. Nos exigían al máximo, pero no a todas lo mismo. Jamás nos pusieron una nota, que de bien poco nos habría valido.

Así debiera ser, a mi manera de ver, la evaluación en las aulas. Porque evaluar no es calificar, ni clasificar, ni mucho menos sancionar; evaluar es diagnosticar qué está fallando y brindar las herramientas para ponerle remedio. Requiere confianza y respeto recíproco entre evaluador y evaluado, capacidad de escucha, corresponsabilidad. Y es siempre un viaje de ida y vuelta.

Cierto que la escuela no es la cancha. La condición de estudiante es bastante más compleja. En los aprendizajes de niñas y niños son muchos los factores implicados: está, en primer lugar, su grado de “educabilidad”, es decir, la medida en que tienen las necesidades básicas cubiertas (salud, alimentación, afecto) y que les permiten estar en condiciones de poder aprender; está también el entorno en que están escolarizados, el clima de aula, el vínculo con sus compañeros y profesores, las expectativas que sobre ellos proyectamos; está el horario escolar, el currículo de las asignaturas, la metodología didáctica, etc. Y está, a veces aún por definir, qué aprendizajes son relevantes y cuáles secundarios. De todo ello debiera ocuparse una buena evaluación de diagnóstico.

Limitar la evaluación del sistema educativo al rendimiento del alumnado en un conjunto de pruebas de papel y lápiz, individuales y contrarreloj es, por tanto, tan miope como injusto. Limitar el análisis de resultados a que estudiantes y familias se apliquen y, todo lo más, a “promover” planes de mejora en el centro, como si este fuera un verbo performativo capaz de ejecutar la acción que entraña con solo nombrarlo, es una clara dejación de responsabilidad.

¿Por qué esas resistencias de estudiantes y docentes, de gran parte de las familias, a la reciente proliferación de las evaluaciones de diagnóstico? Quizá porque la experiencia nos dice que es poco lo que han diagnosticado, menos lo que han remediado y mucho lo que han contaminado.

¿De qué han servido las evaluaciones externas multiplicadas desde hace unos años en nuestro sistema educativo sino para agravar las desigualdades, culpabilizar a los estudiantes y tender un manto de sospecha sobre los docentes? No han redundado -en absoluto- en beneficio de niños y niñas. Al tiempo que se les detraían apoyos y se los hacinaba en las aulas, se multiplicaban unos exámenes cuyo efecto más palpable ha sido desterrar del día a día aquellos aprendizajes que no entraban en el examen. ¿Qué se ha hecho después con los resultados, más allá de servir al juego de la competitividad y el ranking, más allá de agravar las desigualdades entre quienes ya de entrada tenían diferentes condiciones de partida? Las únicas beneficiarias han sido -me temo- las empresas encargadas de pasar dichas pruebas, engordados sus bolsillos con cuantías de dinero público y un volumen ingente de datos acerca de cuyo destino no siempre sabemos.

La reflexión podemos hacerla extensiva a PISA. ¿De qué han servido las pruebas de la OCDE aparte de para llenar titulares y convertirse en arma arrojadiza de los gobiernos de turno, si ni siquiera sus luces -una interesante radiografía acerca de los procesos de comprensión lectora- se han traducido en cambios en la formación docente o en la apuesta por las bibliotecas escolares? El descrédito de la comunidad educativa hacia las evaluaciones externas es absoluto. Y es una pena.

Así las cosas, tampoco resulta tranquilizador el planteamiento que de ellas se hace en el proyecto de la que habrá de ser la nueva ley educativa. Cuatro evaluaciones de diagnóstico al alumnado nos encontramos en la LOMLOE. En 4º Primaria y 2º Secundaria, de carácter censal, a cargo de las administraciones educativas. En 6º Primaria y 4º ESO, de carácter muestral -aunque con la puerta abierta a que pueda ser censal- llevada a cabo por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, en colaboración con las administraciones educativas. Su objetivo, informar y formar -y, en su caso, orientar– al alumnado, familias y centros. La de 2º ESO, nos tememos, no tendrá más intención que derivar a los programas de Diversificación a quienes no encajen en los currículos estandarizados. Si tan positivo es trabajar con menores ratios, con los currículos organizados en ámbitos y con otras metodologías, ¿por qué no importar estas propuestas a las aulas ordinarias y evitar la separación de unos estudiantes y otros?

Quiero decir con ello que, puestos a evaluar y a buscar soluciones a los problemas detectados, hay un margen mucho más amplio del que tenemos asumido. Pero, ¿quién evalúa a los otros agentes implicados en el proceso educativo? ¿Qué hay de los currículos, los recursos, el diseño mismo de las pruebas? ¿Quiénes participan en su elaboración? ¿Quiénes asumen responsabilidades con sus resultados? ¿Y por qué evaluar solo la competencia en comunicación lingüística y la competencia matemática del alumnado -los dos únicos aspectos explicitados en el proyecto de ley- y no otros elementos al menos tan importantes en la propia formulación legislativa, como la coeducación y la educación para la sostenibilidad, la inclusión y la equidad? El mapa que arrojarían sus resultados sería muy, pero que muy esclarecedor.

Claro que necesitamos un buen diagnóstico, siempre que vaya acompañado de protocolos de actuación adecuados. No nos oponemos a las evaluaciones externas, pero hay que repensarlas. Irrita que nuestras reservas -las de quienes estamos a pie de aula- sean interpretadas como cerrazón u oscurantismo. Cómo no vamos a querer, en todos los órdenes de la vida, que alguien nos eche una mano. Pero no así.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/03/04/evaluaciones-externas-una-cuestion-de-desconfianza/

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Los educadores árabes abordan diversos retos para la educación y los docentes de su región

El Comité de la Estructura Interregional de los Países Árabes de la Internacional de la Educación reafirmó en una reciente reunión su compromiso de luchar contra la privatización de la educación y defender la democracia en la región. Los miembros del Comité informaron sobre los retos a los que se enfrentan en sus entornos nacionales, debatieron sobre las recientes actividades sindicales y elaboraron estrategias para futuras acciones y campañas.

La campaña Respuesta Mundial contra la comercialización y privatización de la educación ocupó un lugar destacado en el orden del día de la reunión del Comité de la Estructura Interregional de los Países Árabes de la Internacional de la Educación. Durante la reunión celebrada en Casablanca (Marruecos) los días 29 y 30 de enero, las organizaciones miembros de la Internacional de la Educación de Marruecos informaron sobre las estrategias de campaña empleadas hasta la fecha. Los miembros del Comité hablaron sobre los principales resultados de una investigación independiente que analiza el alcance y las repercusiones de la privatización de la educación en Marruecos, y propusieron estrategias para futuras campañas contra la privatización y la comercialización de la educación. Los objetivos son alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la ONU, garantizar una educación pública gratuita, equitativa y de calidad para todos, y hacer frente a la privatización de la educación –no a las escuelas privadas en sí– en la región árabe.

 

El vicepresidente de la Internacional de la Educación para África, Mugwena Maluleke, invitó a los miembros del Comité a ampliar e intensificar la campaña Respuesta Mundial de la Internacional de la Educación e hizo hincapié en que la solidaridad es vital para combatir la amenaza de la comercialización y la privatización de la educación: “Debemos unirnos para luchar contra el afán de lucro en la educación y contra la mercantilización de la educación”. El presidente del Comité, Hussein Boujarra, subrayó además la importancia de la unidad en la lucha contra esta amenaza común.

 

Solidaridad con los docentes interinos de Marruecos 

 

A invitación de las organizaciones miembros de la Internacional de la Educación de Marruecos, los miembros del Comité mostraron su solidaridad con los docentes interinos marroquíes uniéndose a una protesta contra la política de austeridad del Gobierno de contratar trabajadores/as precarios en el sector educativo. El Gobierno marroquí está contratando a un número cada vez mayor de profesores/as con contratos temporales y malas condiciones de empleo y sin los derechos laborales de que disfrutan los funcionarios. Según nuestros sindicatos afiliados, el año que viene estos trabajadores/as precarios representarán casi el 40% del personal educativo (aproximadamente 90.000 trabajadores y trabajadoras).

 

Evaluación positiva del 8º Congreso Mundial de la Internacional de la Educación 

 

Haldis Holst, secretaria general adjunta de la Internacional de la Educación, informó al Comité sobre los resultados de una encuesta realizada a las organizaciones miembros que se tradujeron en una evaluación muy positiva del Congreso Mundial. Los miembros del Comité compartieron sus comentarios sobre el Congreso, dando las gracias a la Internacional de la Educación por el éxito del evento y proporcionando sugerencias constructivas para el próximo Congreso.

 

Actualización del Consejo Ejecutivo  

 

La secretaria general adjunta proporcionó información actualizada de la 55ª reunión del Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación. Se había encomendado a la Secretaría avanzar en la elaboración de una plan estratégico y operativo. El plan estará basado en cuatro áreas clave: sistema, estatus, derechos y renovación.

 

Los asistentes fueron informados sobre el protocolo del Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación para llamamientos urgentes a la acción y situaciones de emergencia. Holst alentó a los miembros del Comité Árabe a mostrar su solidaridad con otras organizaciones que necesitan apoyo político, y a solicitar apoyo en caso necesario.

 

Nueva campaña de la Internacional de la Educación 

 

Holst también destacó la nueva campaña de la Internacional de la Educación que hace un llamamiento a los países para que ratifiquen el Convenio sobre la violencia y el acoso (núm. 190) de la Organización Internacional del Trabajo. Instó a los sindicatos de la educación a que presionen a sus Gobiernos para que ratifiquen este documento. Elogió la labor de Túnez en relación con el C190, puesto que el acoso por motivos de género en el trabajo es un problema generalizado en Túnez y los sindicalistas de la educación están adoptando medidas para combatirlo. Los miembros del Comité Árabe expresaron su pleno apoyo para abogar por la ratificación del C190.

 

Informe de actividades de la Estructura Interregional de los Países Árabes 

 

Dalila El Barhmi, de la Internacional de la Educación, expuso algunas de las principales iniciativas emprendidas por la Internacional de la Educación en los países árabes en 2019, entre las que cabe destacar: las actividades para mejorar la calidad de la educación de la primera infancia y las condiciones de trabajo de los profesionales de la educación de la primera infancia en Palestina; las actividades en apoyo a la educación de los refugiados en el Líbano; y los esfuerzos para avanzar en la campaña contra la privatización y la comercialización de la educación en Marruecos.

 

Novedades sobre los acontecimientos políticos y las actividades de los sindicatos de educación en los países árabes 

 

También se recibió información de actualidad por parte de las organizaciones miembros. Los representantes de Argelia, el Líbano y Palestina resumieron los últimos acontecimientos políticos y mencionaron los movimientos populares existentes en favor de la democracia social en sus respectivos países. Los miembros del Comité procedentes de Bahréin, Kuwait, Marruecos y Túnez también explicaron detalladamente los retos y actividades recientes de sus sindicatos.

Declaración sobre la privatización y comercialización de y en la educación 

El 30 de enero, el Comité también adoptó una declaración sobre la privatización y la comercialización de y en la educación, renovando “su apoyo incondicional al llamamiento del movimiento sindical mundial para que los Gobiernos tengan la obligación de proporcionar una educación pública gratuita y de calidad para todos y una financiación adecuada”.

Publicación de un informe sobre la privatización en Marruecos 

El 31 de enero, los miembros del Comité también asistieron a la publicación de un nuevo informe encargado por la Internacional de la Educación en colaboración con sus organizaciones afiliadas marroquíes titulado “Privatización de la Educación en Marruecos: un sistema educativo de varias velocidades y una sociedad polarizada”.

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