Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 4 de agosto de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 4 de agosto de 2019: hora tras hora (24×24)
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
Peretz afirma que ha sido malinterpretado mientas el Gobierno asegura que no representa la posición del Ejecutivo
Desde que fue nombrado ministro israelí de Educación en funciones, la polémica acompaña a Rafi Peretz, exrabino en jefe del Ejército, antiguo colono en Gaza y líder del partido ultranacionalista Hogar Judío, que este sábado afirmó estar a favor de las terapias de conversión para homosexuales.
En una entrevista en el Canal 12 de Noticias israelí, Peretz había señalado que “es posible” realizar terapias de conversión en casos de homosexualidad y hasta confesó haberlas ejercido. Poco después, tras el revuelo generado, tuvo que salir al paso y publicó en su Facebook que él “no apoya” tal práctica y que sus palabras se habían malinterpretado y utilizado por sus adversarios para desprestigiarlo.
Consideró los matrimonios de judíos con no judíos “un segundo holocausto”
Conocido líder del sionismo religioso, destaca por sus posiciones ultraconservadoras, su retórica anti-árabe y su línea favorable a la colonización de los territorios palestinos ocupados. En el pasado fue general de brigada del Ejército, así como piloto de helicóptero en las Fuerzas Aéreas, y ejerció como rabino en jefe castrense entre 2010 y 2016. De 63 años, casado, con doce hijos y de ascendencia judía marroquí, vivió en la colonia israelí de Gush Katif, en la Franja de Gaza, hasta que fue evacuada en 2005, señala el diario local Jerusalem Post.
También ha sido rabino de una yeshivá (escuela de estudio judío) que forma a jóvenes religiosos antes del servicio militar. En su corta etapa como titular de Educación en el Gobierno en funciones de Benjamín Netanyahu, no ha dejado de generar polémicas. Su primera salida de tono fue hace pocos días, cuando consideró que los matrimonios de judíos con no judíos, especialmente en Estados Unidos, son “como un segundo holocausto”.
Peretz ha asegurado que él mismo ha llevado a cabo estas controvertidas terapias en el pasado
Netanyahu se desmarcó rápidamente ayer mismo de sus declaraciones, habló con Peretz para pedirle una aclaración y remarcó que su postura no representa la del Ejecutivo, informó la emisora pública Kan. Más tarde, añade el mismo medio, Peretz aclaró que él no había afirmado que fuera necesario enviar a los niños a una terapia de conversión, y que el Ministerio de Educación seguirá aceptado a todos los niños israelíes sin discriminar en base a su orientación sexual, concreta Kan. Sin embargo, la polémica ya estaba sembrada.
Para Yair Sheleg, investigador del Instituto para la Democracia de Israel, el actual titular de Educación integra “un sector ultraortodoxo del sionismo religioso” que interpreta con rigidez los mandamientos de la Torá (Pentateuco), “donde está escrito que el sexo entre hombres está prohibido”.
Ruth Gofen, de la Asociación Médica de Israel, aseguró hoy que “hay consenso entre los profesionales” sobre la peligrosidad de la terapia de conversión, que pretende cambiar la inclinación sexual o la identidad de género de las personas. Las investigaciones, indica la experta, muestran que esta terapia “solo aumenta el sufrimiento de los pacientes”, y agrava su depresión y pensamientos suicidas.
Europa/España/25 Julio 2019/Fuente: El diario la educación
Desde la FELGTB se felicitan por la noticia y el impacto que tendrá, especialmente, en el ámbito educativo y sanitario, al reconocerse que la transexualidad se manifiesta desde temprana edad.
Hasta ahora, y desde la ley 3/2007 reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, las personas transexuales debían esperar hasta la mayoría de edad para realizar el cambio registral de su sexo en el documento nacional de identidad.
Ayer, el tribunal Constitucional dictaminó, con 10 votos a favor y dos en contra, que esta obligación es inconstitucional y que cualquier menor «con madurez suficiente» podrá realizar este cambio antes de los 18 años.
Para la FELGTB se trata de un paso histórico en el reconocimiento de la realidad de las personas transexuales. En un comunicado de prensa lanzado ayer, la Federación, en palabras de la coordinadora del grupo de políticas trans, Marcos Ventura, asegura que “la identidad de género no es cuestión de la edad adulta. Es algo que aparece desde la primera infancia y que nos acompaña de manera estable durante toda la vida».
Para la Federación es un paso importante «especialmente en el ámbito educativo y sanitario» puesto que, a partir de ahora, afirma Ventura, “va a ser imposible negar la identidad de una persona menor de edad en el colegio y será más difícil negar los tratamientos a aquellas que ya cuentan con el cambio de sexo en el registro”.
La decisión del Alto Tribunal llega en un momento especialmente importante debido a la irrupción de VOX en el panorama político y a sus demandas en algunos territorios como la Comunidad de Madrid, para la eliminación de ciertos derechos recogidos en la legislación autonómica y que defienden, en el ámbito educativo, los derechos de la comunidad LGBTI.
Una veintena de escuelas de Ciudad del Cabo apoyan la educación inclusiva en un país en el que más del 50% de estudiantes son discriminados por su identidad de género. Visitamos una de ellas, modélica, de la mano de una de sus alumnas
Antes incluso de tener que enfrentarse a la necesidad diaria de identificarse a través del género, Alex ya era consciente de que no sería lo que por su cuerpo decían que tenía ser. “Con apenas 4 años ya empezó a expresar que quería ser una niña”, cuentan sus padres. Aunque nunca vacilaron a la hora de apoyar a su hija, el primer psicólogo al que acudieron les recriminó su postura. “Nos insistió en que la estábamos malcriando y nos advirtió de que no podíamos permitir que nos manejara”, continúa Marie, tan alta y de tez tan clara coma sus dos pequeñas. Todavía hoy es ese uno de los peores días de su vida. La receta propuesta contra la sexualidad de Alex pasaba por reforzar su conducta masculina: había que cortarle el pelo, vestirla con pantalones de chico y llevarla a un centro escolar cuya solución inclusiva pasaba por hacer que se cambiase en un cuarto de baño solo para ella.
Subrayar la diferencia en lugar de normalizarla.
Durante su particular guerra de los pantalones, Alex encontró la fórmula de vencer la censura. Se ponía las camisetas y chaquetas que le mandaban, pero en talla grande, como si fuesen vestidos. Hasta que aquel silencio administrativo acabó por desbordarse a sí mismo: no tenía sentido seguir forzándola a ser lo que no quería ser.
Solo que ya no se trataba exclusivamente de ella, sino que al encontrarse en edad escolar había que lidiar con compañeros, padres, profesores y burocracia administrativa. En una urbe marcada por la desigualdad social como Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde los cielos de hojalata de Khayelitsha comparten lienzo con las cometas de colores de Bloubergstrand, no resultó sencillo encontrar una escuela primaria para una niña como Alex. Hasta que dieron con un centro en el que aprender a convivir es tan importante como saber sumar o leer.
Un ajedrez gigante y pausas para salir a correr
Es la hora del recreo para los más pequeños y el patio está abarrotado. Los hay que quieren seguir con los cuentos, otros que prefieren corretear a su antojo y otros que piden que los lleven con los animales de la granja.
Martin apenas es capaz de articular una palabra. Pero sonríe. Y Sasha, la joven recién licenciada que se encarga de supervisar sus avances, ríe todavía más. Ellia, la profesora titular de la clase, ríe con ellos. “Es gratificante ver lo que va logrando”, señala Sasha. “Al principio era incapaz de comunicarse. Hace unos meses, Ellia y yo nos miramos y no nos lo podíamos creer: Martin estaba hablando”. El pequeño, que sufre dificultades de desarrollo, no recibió la atención especializada que requiere hasta que llegó aquí: hasta los dos años lo tenían en un sofá sin que nadie hablase con él.
En la escuela primaria de North Pinelands, la roja, como la conocen todos en el barrio, una zona de clase media cercana al hospital Vincent Pallotti donde los jubilados pasan la tarde jugando al tenis, Martin no es alguien especial. “Buscamos crear una educación real para que los chicos se preparen para la vida tal y como es, diversa”, subraya Ann Morton, directora del centro.
Su colegio propone un enfoque educativo alternativo, en formas y en fondo. Aquí los alumnos, algunos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tienen esterillas para estirarse y permisos controlados para salir al patio cuando están agobiados. Aquí los maestros no permanecen sentados tras un escritorio, sino que disponen de un atril desde el que dirigirse a la clase. Porque en realidad el objetivo es que los alumnos sean sus propios profesores: que busquen respuestas a las preguntas que ellos mismos se van formulando. Hoy, los de último curso no dejan de darle vueltas a los planetas solares.
El éxito de North Pinelands radica en su capacidad de ser real: no se trata solo de que los niños participen de la vida en la comunidad con excursiones a empresas y museos, sino que sea esta la que participe del día a día del colegio. “La escuela está abierta a cualquiera que quiera ayudar”, insiste Morton. Hay un bedel que toca la guitarra, varios asistentes que ayudan a quien quiere chapurrear español y personas con diversidad funcional encargadas de tareas de mantenimiento. Con un total de 450 estudiantes de primero a séptimo curso, la escuela cuenta con un equipo de apoyo con terapeutas ocupacionales y un logopeda, además de profesores especializados en música, arte y lengua xhosa y otra docena más de asistentes. A ellos hay que sumar otros profesionales, cuyo coste es sufragado por los padres, que se encargan de asistir a los alumnos con necesidades específicas durante las clases. Es lo que Sasha hace con Martin. En total, hay hasta 90 personas con labores docentes trabajando en una escuela en la que 46 alumnos requieren una asistencia adicional.
“Hay un enfoque médico de la diversidad, todavía presente en muchos centros educativos, en el que estos alumnos son separados. Para los profesores esta forma de trabajar es más sencilla porque crea grupos homogéneos, pero no es enriquecedor. Lo que nosotros pretendemos es que los niños crezcan aprendiendo unos sobre otros. Lo que va a detener la III Guerra Mundial no son los sobresalientes en matemáticas sino las habilidades para crear comunidad”, insiste Morton. Es por esto que la escuela de North Pinelands no es una escuela ordinaria ni tampoco una escuela para personas con necesidades especiales. Es simplemente una escuela inclusiva.
Educación transgénero, el penúltimo reto
Antes de las vacaciones de 2016, Alex anunció a sus compañeros que a la vuelta del verano ya sería oficialmente un niña. Y no hubo ningún trauma. Sus compañeros lo asumieron con naturalidad y ni uno solo de ellos se volvió a referir a ella como él. “Todo el proceso resulta más complicado para los adultos que para los propios niños, ellos lo aceptan con facilidad”, explica Ronald Addinall, psicólogo especializado de la Universidad de Ciudad del Cabo.
La escuela, que ya había conseguido con éxito la integración de personas con discapacidades físicas e intelectuales y de niños procedentes de entornos religiosos y socio-económicos diversos, llevaba meses trabajando en el que se ha convertido en el último penúltimo reto de la educación inclusiva: la de los menores transgénero. “Lo que hicimos fue pensar al revés: no en como integrarlos, sino en como podíamos adaptarnos los demás a ellos”, subraya Ann Morton. Se instauraron el uniforme unisex y los baños y los equipos deportivos mixtos. Pero sobre todo, la escuela realizó un importante esfuerzo de concienciación y formación dirigido a toda la comunidad educativa: se realizaron charlas con todo el personal, docente y no docente, y después fue comunicado a las familias. “Hubo dos que decidieron quitar a los niños de nuestra escuela. Con el resto no ha habido nunca —y ya han tenido más casos de transiciones de menores transgénero— ningún problema”, recalca la directora.
Después del hogar, “el colegio es el lugar donde los niños pasan más tiempo y donde socializan, por eso es importante que se sientan seguros y valorados. Resulta fundamental que el entorno escolar sea el adecuado y no se convierta en un lugar de miedo que dispare los problemas”, comenta Addinall, quien ha asesorado a más de 400 chicos en su transición de género y ahora colabora con una veintena de escuelas que avaladas por el Departamento de Educación del Western Cape Education Department apuestan por estos programas de educación inclusiva.
“Gran parte de estos problemas se podrían solucionar creando mecanismos que juzgasen las responsabilidades de universidades y entornos laborales que incumplen la legislación que protege al colectivo trans”, apunta Sandile Ndelu, una de las integrantes del grupo Transgenderforum, que promueve la transformación de la universidad sudafricana. Aunque se alinearon inicialmente con el movimiento #RhodesMustFall (RMF), que exige la descolonización de los programas educativos, el movimiento Transgenderforum ha acabado por desmarcarse al entender que esta lucha estudiantil no incorpora más que de forma retórica sus reivindicaciones y deja a un lado la incorporación de la perspectiva de las identidades de género a los currículos lectivos o en el propio trato al alumnado.
Se centran en cuestiones simbólicas, como la instalación de baños mixtos, que “no hacen más que aumentar las diferencias sociales y de raza que existen entre los estudiantes transgénero”, subraya Ndelu. Mientras universidades vinculadas a la élite económica, como Witwatersrand o Stellenbosch, han podido realizar estas reformas, otros centros de mayoría afrodescediente como Fore Hare, UniZulu o WSU carecen de recursos para llevarlas a cabo.
Un proceso reversible hasta la adolescencia
Demostrada la eficacia de los modelos inclusivos, el reto ahora es hacerlos accesibles a todos. “Escuelas como Pinelands pueden ser un modelo, pero todos los centros pueden hacer pequeños cambios para lograr ser inclusivos con los menores transgénero”, apunta Addinall. Lo primordial es trabajar desde la base, tanto con los colegios como con las familias. “No cualquier niño por ponerse los tacones de su madre o vestirse de hombre quiere decir que esté en desacuerdo con su cuerpo. Todos pasan por una fase de experimentación de su identidad sexual”. Cuando este rechazo es consistente, prosigue el psicólogo, es cuando conviene apoyar la transición social: y cuanto antes mejor. “A medida que se acercan a la pubertad aparecen los cambios físicos que son los que suelen desencadenar los problemas y depresiones”.
Aunque a Alex todavía le quedan unos cuantos años para que comiencen los cambios hormonales, su madre no puede dejar de preocuparse. Llegarán los novios, la universidad, el trabajo…la vida lejos del programa de talento de su escuela y de unos compañeros que han crecido entendiéndola. En el resto del mundo todavía hay demasiada gente que no ha empezado a hacerlo. “Lo que va a venir”, asegura Marie, “es lo más duro”.
En este nuevo artículo comenzaremos a hacer un énfasis en los aspectos esenciales para cada etapa del desarrollo. Abordaremos la teoría del sexoanálisis y la propuesta de la Dra. Marie Paul Ross (1997) en que los hombres van construyendo su identidad de manera instintiva y por medio de su agresividad biológica.
Esto implica que para poder dirigir el desarrollo sexual de nuestros niños-varones, debemos enfatizar primero en las formas de manifestarse, ofreciéndole procesos de autocontrol, valores de respeto, diálogo, así como evitar el desarrollar patrones de comportamiento de violencia hacia sí mismos cuando les negamos manifestar claramente sus emociones.
Frases como: “No llore”, “aguante”. Estas frases solas no tienen ninguna importancia, sin embargo, repetidamente, va limitando en nuestros niños-varones la capacidad de discriminar con claridad lo que sienten y el cómo lo pueden manejar. Limitar las emociones, o no brindarles un abordaje y proyección, les impide desarrollar y madurar la expresión de su afectividad, siendo esta el equilibrio de todo el desarrollo sexual.
La sexualidad se construye desde temprano
Entonces, ¿Qué sucederá con un hombre inmaduro en su desarrollo afectivo? Falta de autocontrol, mayor facilidad para adquirir las adicciones como un medio de “llenar sus vacíos emocionales”, y la incapacidad de construir una relación de pareja estable y fuerte, ademas de incapacidad para poder salirse de sí mismo y proyectarse en la intimidad con la pareja. Así como poca capacidad para desarrollar la ternura y la paternidad, bajos niveles de compromiso con la participación activa en la crianza y el auto cuidado.
Para evitar todo esto debemos construir la sexualidad desde el principio. Debemos saber que es precisamente en este tiempo cuando se comienza a construir la identidad del ser hombre o ser mujer y a partir de ahí, se determinará esa decisión, ese rol sexual, esa atracción y capacidad de amar, que mas tarde y sobre todo comenzarán a construir en su adolescencia.
Evitaremos muchas construcciones identitarias circunstanciales, es decir, que no madure la identidad lo suficiente como para aceptarse y gustarse como el hombre o la mujer que son, desde ese respeto por su forma de ser y la forma de ser de las demás personas.
La orientación del deseo
A veces pensamos u opinamos que por solo por el hecho de tener novia, pareja, casarse vamos a tener una garantía de una heterosexualidad o un vínculo de amor sano y equilibrado. Por el contrario, las historias de violencia en nuestras familias nos reflejan esa incapacidad de trascender nuestra identidad para poder construir nuestra proyección e intimidad con él y la otra.
De aquí surge un tema polémico: la orientación del deseo, cuya posición para la teoría del sexoanálisis es la de establecer que tanto la homosexualidad como la heterosexualidad se establecen y comienzan a construir desde el primer momento en que socializo y comienzo a amar. Todo inicia cuando comenzamos a socializar, usualmente, entre los 3 y los 6 años de edad.
Esta teoría establece que las niñas construyen su identidad por medio de la fusión con su madre y de ahí adquieren su núcleo para determinar lo que serán como mujer.
Las niñas y el autocrontrol
Es importante resaltar que el quedarse fusionados a la madre no es la única forma de construir y cristalizar la identidad de nuestras mujeres; por el contrario, si esta fusión es abrumadora o sobreprotectora se convertirá en una fusión tal que apagará su identidad y no le permitirá ser en toda la expresión equilibrada. Es decir, nuestras niñas también necesitan del autocontrol, los límites, los valores, la estimulación de la realización personal y el espacio para expresar su afectividad; no pensar que porque son niñas tienen ya el espacio para “llorar por todo”.
También se les debe promover el diálogo, la realización y expresión de sus ideas y gustos, promover sus cualidades y habilidades, permitiéndole ese espacio que por cultura le damos más al niño, un espacio de autonomía, de participar en actividades fuera del hogar.
Como ven todo es un equilibrio difícil de lograr, pero sin embargo comenzamos un nuevo cambio que quizás nos lleve un par de siglos, pero podemos comenzar a construir nuevos hombres y mujeres para familias más fuertes y libres
El centro de Primaria St. Brigid’s National School, en Greystones (Irlanda), decide cambiar su política y permitir que los alumnos puedan elegir entre las dos prendas, indistintamente
La distinción en el uniforme escolar entre chicos y chicas lleva instaurada muchas décadas y, hasta hace apenas unos años, no había sido objeto de debate. Era algo que se daba por sentado. Incluso por inamovible. Pero parece que algo ha cambiado y se puede ir más allá en la igualdad de género en las escuelas. ¿Por qué crear un uniforme neutro, si puedes dejar la falda y el pantalón y que cada niño o niña se ponga la que quiera?
Esto es lo que ha hecho el colegio de Primaria St.. Brigid’s National School, en Greystones (condado de Wicklow en Irlanda), tras decidir cambiar su política de uniformes y permitir que tanto chicas como chicos puedan elegir entre las dos prendas, indistintamente, el próximo septiembre, inicio del próximo curso escolar. Hasta ahora, las niñas usaban una falda con peto verde, mientras que a los niños se les exigía usar pantalones grises y un jersey verde también.
La finalidad, según ha informado la directora del centro Máire Costello al Irish Times es «asegurarse de que todos los niños y niñas se sientan identificados y felices en el centro escolar». «Tenemos alumnos que se cuestionan su identidad sexual. Y estas dudas cada vez comienzan antes. Queremos que todos los niños y niñas vivan una experiencia escolar feliz», ha añadido Costello. «Y esto significa que veremos a chicas vestidas con pantalones y chicos vestidos con falda. Lo más importante, prosigue, es que todos se sientan cómodos y a gusto de cómo vienen vestidos al colegio». Según explica Costello en el medio, la decisión de cambiarlo «ha sido una decisión de todos». Además de cambiar su política de uniformes, el centro educativo también se enfrenta a una modificación de sus baños, que pasarán de estar separados por género a ser neutros.
BelongTo, asociación que apoya a estudiantes lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en Irlanda, ha informado al mismo medio que las escuelas secundarias, en particular, están adoptando silenciosamente un enfoque más progresivo de las políticas de uniformes escolares sobre una base de alumno por alumno. Moninne Griffith, directora ejecutiva de esta organización, ha asegurado que adaptar las políticas de «los uniformes es más fácil en las escuelas mixtas».
El camino hacia un uniforme neutro
El camino hacia un uniforme neutro lleva apareciendo en los medios desde hace años, eso sí, a cuenta gotas. Medidas que pretenden mejorar la experiencia escolar, defender la igualdad o que ir al colegio sea más cómodo para todos.
Por ejemplo, en 2017, un colegio de Secundaria británico instauraba un uniforme idéntico para los alumnos y alumnas con el objetivo de “solucionar problemas de desigualdad y decencia”. Pantalón gris, zapatos negros, camisa y corbata, este es el uniforme neutro que lanzó el colegio Priory, en la localidad de Lewes, East Sussex. Con la medida, el centro privado también perseguía dar respuesta a las quejas por el largo de las faldas recibidas en cursos pasados y evitar el eventual sentimiento de exclusión de los menores transgénero.
En 2018, otro centro, el Chiltern Edge School, asentado en Sonning Common (en el distrito de South Oxfordshire, en Inglaterra) permitía que los niños llevarán falda en verano, si así lo deseaban, como las chicas que estudiaban con ellos. Esta sugerencia por parte del centro, que está en su código escolar, se supo tras la queja de un padre.
Otro ejemplo español ocurrió en Bilbao, donde el colegio Pureza de María, con un millar de alumnos entre 2 y 18 años, decidió el pasado enero eliminar la falda de su uniforme escolar y obligar a todas sus alumnas a vestir pantalón a partir del próximo curso. Es un cambio, aseguraba la dirección del centro religioso, que respondía a «la continua adaptación a los tiempos«.
Desde a perspectiva com a qual trabalho, ancorada nos estudos de gênero pós-estruturalistas e nos estudos feministas (Louro, 2004; Meyer, 2003), o conceito de gênero não pode ser reduzido a interações face a face entre sujeitos distinguidos na cultura como masculinos ou femininos. Os gêneros atravessam as instituições e as práticas culturais. As instituições produzem e são produzidas por pressupostos de gênero. Outra das implicações do conceito na perspectiva adotada é de que ele é relacional. As construções de feminilidades possuem na masculinidade o seu limite, a sua fronteira ou a sua complementaridade. Nessa lógica não faz sentido falar em mundo das mulheres ou mundo dos homens, futebol de mulheres ou futebol de homens como algo que não estivesse em constante diálogo e disputa.
A partir desses pressupostos me permito retomar a pergunta que dá título a essa escrita. Durante os meses de junho e julho de 2019, na França, está sendo disputada a Copa do Mundo da FIFA de futebol feminino. Em 2018, na Rússia, foi disputada a Copa de Mundo da FIFA de futebol. Na Rússia era necessário adjetivar o futebol de masculino? A Copa do Mundo é feminina porque jogada por mulheres. A Copa do Mundo jogada por homens precisa anunciar que é masculina? Um passe, um drible, um chute, um gol podem ser masculinos ou femininos? Como se dribla no feminino? Um gol de Marta é feminino?
Se parece difícil sustentar que possa existir uma performance esportiva marcada pelo gênero de suas participantes, talvez fosse o caso de marcar que a Copa do Mundo da França é a de futebol de mulheres. O esporte não consegue ignorar as seriações e classificações. O esporte não divide seus participantes somente por sexo/gênero, mas por idade, peso e outros indicadores a serem mensurados em documentos ou por busca de cromossomos ou hormônios. Mais uma vez, dizer que o futebol é jogado por mulheres é uma simples constatação ou é marcar que ele não é jogado por homens, o que ainda seria o esperado?
E se chamássemos apenas de futebol? O tamanho do gramado, dos arcos, o número de atletas, o tempo do jogo podem ser essencializados e ser tudo futebol? Neste ano tivemos a Copa do Mundo da FIFA tal qual no ano passado. Isso parece fazer sentido? Se tomamos, tal qual Judith Butler (2003), que o gênero é um feito, um verbo, uma performatividade, poderíamos pensar em um gênero de atuação que englobasse tantos os homens quanto as mulheres referente a prática de jogar futebol? O gênero “futebolista” faria sentido?
O gênero não pode ser pensado como colado em corpos naturalmente distintos. Eventualmente, os esportes poderiam potencializar uma discussão sobre o conceito de gênero em algumas direções. Aponto duas possibilidades de tensionamento em direções contrárias: a) retomando a lógica da performatividade de gênero, poderia existir uma exigência de prática esportiva que desconsiderasse o corpo de homens e mulheres? Uma expectativa de performance idêntica poderia borrar essas fronteiras de gênero?; b) uma vez que o esporte é uma instituição generificadora e androcêntrica de nossa cultura (Mühlen; Goellner, 2012), a falta de adjetivo não associaria a prática diretamente ao masculino ou, no mínimo, aos homens? As masculinidades poderiam ser tão protagonistas nas representações esportivas que o esporte acaba sendo entendido como masculino, dispensando a necessidade dessa adjetivação? Com isso, sempre que o esporte fosse adjetivado de feminino ou de mulheres estaríamos falando de algo hierarquicamente inferior, reforçando as fronteiras existentes?
Marildes Maciel Mota, ou simplesmente –e nada menos– Formiga, é a atleta que mais disputou edições de Copa do Mundo, sete no total, além de ser a atleta que mais vezes vestiu a camiseta da seleção brasileira de futebol. Na terceira rodada da fase de grupos, Marta Vieira da Silva, seis vezes eleita a melhor jogadora de futebol do mundo, chegou ao seu décimo sétimo gol em cinco edições da Copa do Mundo. Nos dois casos, a informação poderia estar completa, mas quase sempre ela continua: entre mulheres e homens. O alemão Lothar Mathäus disputou cinco mundiais. Ronaldo em 2006 chegou a seu décimo quinto gol e Miroslav Klose o ultrapassou em 2014 chegando a dezesseis. Pode ser um problema de memória, mas não me recordo de que o mesmo complemento tenha sido utilizado. Isso aumenta ou diminui o feito de homens ou de mulheres? É o mesmo para os dois?
Mas ainda faltou um adjetivo a ser pensado neste texto: feminista! Ao se tornar a máxima goleadora do torneio, Marta, que está jogando o mundial com o símbolo da equidade de gênero em sua chuteira, afirmou que seu recorde pessoal era dedicado às mulheres: “num esporte que ainda é masculino para muitos”. A Copa do Mundo da França está aumentando a visibilidade desse esporte na América do Sul, me autorizo a dizê-lo pelas mobilizações que tem acontecido no Brasil e Argentina, países que tenho maiores contatos. E essa visibilidade vem acompanhada de atletas e jornalistas apontando para a necessidade de maior igualdade no âmbito dos esportes, das redações esportivas e em todas as esferas em que as diferenças são transformadas em desigualdades. Se o futebol feminino ou de mulheres permitir uma aproximação mais contundente com o feminismo, mais um importante passo será dado para essa revolução, esse compromisso de todos nós em acabar com nossa cultura machista e patriarcal! Hasta la victória!
Referências
Butler, J. (2003). Problemas de gênero: feminismo e subversão da identidade. Rio de Janeiro, Brasil: Civilização Brasileira.
Louro, G. L. (2004). Gênero, sexualidade e educação: uma perspectiva pós-estruturalista. Petrópolis, Brasil: Vozes, 7ª ed.
Meyer, D. E. E. (2003). Gênero e educação: teoria e política. En: G. L. Louro; Neckel, J. F.; Goellner, S. V. (Orgs.), Corpo, gênero e sexualidade: um debate contemporâneo (pp. 9-27). Petrópolis, Brasil: Vozes.
Mühlen, J. C. V.; Goellner, S. V. (2012). Representações de feminilidades e masculinidades (re)produzidas pelo site Terra. Revista Brasileira de Ciências do Esporte. Florianópolis, 34(1), p. 165-184.
[1] Doutor e Mestre em Educação (PPGEdu/UFRGS). Especialista em Jornalismo Esportivo (PPGCom/UFRGS). Integrante do Grupo de Estudos em Educação e Relações de Gênero (GEERGE). Através do conceito de currículo de masculinidades e do torcer tem trabalhado sobre machismo, heterossexismo, racismo, emoções e elitização nos estádios de futebol. Mail: gustavoabandeira@yahoo.com.br
Fuente de la Información: https://www.clacso.org/qual-o-futebol-de-marta-femenino-de-mulheres-apenas-futebol-ou-feminista/
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