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Cumbre de la Juventud 2016 del Grupo Banco Mundial: Repensar la educación para el nuevo milenio

Banco Mundial/08 septiembre 2016/Fuente: Banco Mundial

A través de la educación, las personas pueden adquirir habilidades y acceder a herramientas que necesitan para moverse en el mundo. Además, la educación es crucial para el desarrollo de un individuo y de una sociedad en general. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cada año adicional de escolaridad aumenta los ingresos futuros de una persona en un 10 % en promedio en los países de ingreso bajo.

El Grupo Banco Mundial inició en 2013 la Cumbre de la Juventud para brindar a los jóvenes una plataforma donde expresar sus inquietudes e incentivarlos a difundir sus ideas sobre el desarrollo. Este año, la Cumbre de la Juventud pondrá en contacto a los jóvenes con expertos de la comunidad internacional del desarrollo, el sector privado, los Gobiernos, y los círculos académicos, con el objetivo de aportar puntos de vista, ideas y debates acerca del futuro de la educación.

La Cumbre de la Juventud 2016: Repensar la educación para el nuevo milenio se realizará el 14 y 15 de noviembre, entre las 8.00 y las 18.00, en la sede central del Banco Mundial en la ciudad de Washington.

Además de sesiones plenarias, se realizará una competencia dirigida a los jóvenes, en la cual podrán exponer sus ideas innovadoras para transformar la educación. Los sistemas educativos en todo el mundo no están entregando a los jóvenes las habilidades que necesitan para desarrollar plenamente su potencial. Los desafíos son numerosos y complejos, y no existe una solución única para ellos. El propósito de la competencia es asignarle una tarea a los jóvenes: solucionar los problemas que les importan para construir el futuro que desean.

Destacados especialistas en educación serán los facilitadores de talleres prácticos, que se centrarán en los siguientes temas:

  • La innovación y las tecnologías en la educación: la revolución digital ha cambiado la vida moderna al transformar las industrias y el mercado laboral, afectar los sistemas políticos y alterar drásticamente las maneras en que los individuos se relacionan entre sí y con el mundo. La generación Y [conocida como los milénicos], la primera en crecer inmersa en las tecnologías digitales, está mejor preparada para responder a la siguiente pregunta clave: ¿cómo pueden las tecnologías que han causado trastornos en las industrias ayudar a crear nuevo valor en la educación?
  • Las habilidades para la nueva economía: casi 300 millones de jóvenes de entre 15 años y 24 años de edad no trabajan. A medida que avanzamos hacia una era donde las máquinas realizarán tareas complejas, ¿qué habilidades deberían enseñar las escuelas? ¿Cómo pueden las reformas en la educación y la capacitación ayudar a los jóvenes a adaptarse a la nueva economía y vencer a la “epidemia” del desempleo juvenil?
  • La igualdad de género en la educación: estudios indican que el menor nivel de educación de las mujeres se correlaciona con tasas de mortalidad materna e infantil más elevadas, una nutrición de los niños deficiente, y tasas de VIH/sida más altas. Un sistema educativo sesgado no puede dar lugar a la igualdad de oportunidades. ¿Cómo podemos ampliar la promesa de una educación de calidad para todos los niños, sin importar el género?
  • La educación en zonas de crisis: casi 1 de cada 4 niños en edad escolar en el mundo —462 millones— ahora vive en 35 países afectados por crisis, incluida una cifra estimada de 75 millones de niños que necesitan urgentemente apoyo educacional. ¿Cómo puede y debería la educación adaptarse a las condiciones extremas que sufren estos niños?
La información sobre los oradores y el programa completo serán dados a conocer cuando se aproxime la fecha del evento. La Cumbre de la Juventud de este año coincide con la Semana Internacional de la Educación [una iniciativa conjunta de los Departamentos de Estado y de Educación de EE. UU.) que constituye una oportunidad para destacar los beneficios de la educación internacional y los intercambios educativos en todo el mundo.
Fuente: http://blogs.worldbank.org/voices/es/cumbre-de-la-juventud-2016-del-grupo-banco-mundial-repensar-la-educacion-para-el-nuevo-milenio
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Educación popular por los derechos de las mujeres y la igualdad

Por: Laura González Velasco.

Libros de lectura con dibujos de mamás cocinando y papás mirando el diario, rincones con cunas y bebotes para chicas o de bloques y autitos para varones, rosa o celeste, juegos tranquilos o fútbol en el patio, arte o ciencia, aplicación o genialidad, sensibilidad o razón. Estereotipos socio-culturales de géneros en los que nos formamos en nuestras familias, escuela, sociedad capitalista y patriarcal de la que las mujeres somos parte llevando la desventaja.

La lucha feminista tuvo enorme impacto en el último siglo en la conquista de derechos igualitarios, particularmente desde los años 60 junto con reivindicaciones de otros “sectores subalternos” discriminados por su origen étnico, socio-económico, cultural, religioso o de diversidad sexual. Las transformaciones económicas, sociales y culturales sostienen una relación dialéctica con la institución escuela. Muchas cosas se han modificado en estos años, no tantas como parece.

El curriculum oculto escolar sigue funcionando en la transmisión de prejuicios y mitos sexistas que refuerzan eficazmente medios de comunicación masiva o redes sociales. Se naturaliza un rol asignado históricamente a la mujer, pasivo, doméstico, subordinado al deseo y poder masculino. Esto funciona con princesas que esperan a su salvador en cuentos tradicionales como en telenovelas. En modelos publicitarias como en la imagen que posan las adolescentes en facebook. ¿Qué representaciones construímos las mujeres de nosotras? ¿Qué parámetros de belleza y conductas reproducimos para ser aceptadas? ¿Cómo fortalecemos nuestra autoestima y autonomía para garantizar el cuidado de nuestro cuerpo y deseo para poder decir “no”? ¿Cómo desnaturalizamos los valores hegemónicos para cuestionarlos con identidades y relaciones más libres e igualitarias?

La educación es clave como reproductora o contra-hegemónica respecto del statu quo, puede tener una concepción “bancaria” depositando saberes y mandatos para que nos adaptemos a un orden social donde riqueza, palabra y poder tienen dueños o puede ser crítica promoviendo transformar el mundo con un sentido de justicia en la opción por los intereses de oprimidos y oprimidas. La educación que deseamos construir para edificar otra cosmovisión, para que nos pensemos como protagonistas de la historia, es una educación pública y popular no sexista.

Abordar la prevención de las distintas problemáticas que padecemos las mujeres fortaleciendo nuestra subjetividad, autonomía económica y soberanía sobre nuestros cuerpos, educarnos para la igualdad de derechos entre los sexos en los distintos niveles del sistema educativo, incluir la perspectiva de educación sexual integral en el proyecto institucional, incorporar la educación no sexista como proyecto central en la formación docente y profesional son acciones claves para visibilizar, cuestionar y modificar las relaciones de desigualdad de género en las que vivimos.

Garantizar los derechos de las mujeres como se expresó el 3 de junio con el grito #NiUnaMenos es una cuestión de derechos humanos que debe ser política pública específica y transversal, con planificación, prioridad y presupuesto. En la construcción de ciudadanía abordar una perspectiva no sexista es estratégico para modificar relaciones de poder. El Estado debe implementar las Leyes de Educación Sexual Integral 26.150 Nacional y 2110 de la Ciudad convocando a actores sociales como las organizaciones de mujeres que aporten al desafío que tiene hoy la escuela pública para socializar conocimiento para el ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, pero también para re-codificar sentidos y representaciones sobre nuestra identidad como hombres y mujeres.

La educación popular es herramienta de transformación al interior de los movimientos de mujeres en construcción de conciencia, fortalecimiento de organización colectiva, reflexión y lucha callejera, praxis que revoluciona al feminismo histórico desde las mujeres protagonistas de los movimientos sociales populares y desde las jóvenes generaciones con su propia impronta creativa y rupturista. A la vez este nuevo feminismo popular en construcción es indispensable a la concepción y experiencia de una educación pública popular, de una escuela nueva que incorpore todos los desafíos de su tiempo histórico.

Y como la historia no empieza nunca con nosotras, sino que nos empuja a escribirla desde la fuerza de montones de mujeres, ahí están Marta Samatan o Luz Vieira Mendez, ahí está Olga Cossetini, maestra, pedagoga, innovadora, creadora de la Escuela Serena o Activa en la que se amaba y respetaba a niñas y niños, se rompían las fronteras entre escuela y comunidad, se trabajaba por la pluralidad y la no discriminación, contra todo conservadurismo y por una educación en valores humanistas, construyendo libertad. Educadora comprometida, o en sus propias palabras “una maestra identificada con los problemas vitales de un pueblo, que si no se resuelven, el enseñar a leer carece casi de sentido”.

Laura González Velasco es Educadora, Profesora para la Enseñanza Primaria y Licenciada en Letras. Fue Coordinadora Nacional del Area de Educación Popular del Movimiento Barrios de Pie, Directora Provincial de Educación y Trabajo, y de Educación de Adultos en la Provincia de Buenos Aires. Representa a Mumalá en el Parlamento de Mujeres de la Legislatura Porteña. Consejera Titular del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires. Candidata a Diputada Nacional

Ilustración: Miriam Gartor 

Fuente: https://lapiedraenelzapato.com/2015/10/09/no-nos-gusta/

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Política social para la sociedad de igualdad y justicia

Por: Alba Carosio

En la década perdida de fines del siglo XX, se pensó la estrategia de desarrollo en exclusiva dependencia del mercado, de manera que se confió en un crecimiento económico automático, que derramaría el bienestar por efecto goteo hacia las capas más pobres de la población. Sabemos que todo esto fracasó de manera estrepitosa, y los pueblos fueron más pobres que nunca, lo que generó una deuda social incalculable. El “cambio a la izquierda” en América Latina, a partir del siglo XXI, tuvo a Chávez como principal precursor e impulsor con la revolución bolivariana, se propuso el pago de la deuda social acumulada, clausuró para siempre la época de la aplicación dogmática del Consenso de Washington y la fe incondicional en la autorregulación de los mercados.

Desde el principio, se trató de crear un nuevo contrato social para potenciar la participación popular y superar modelo neoliberal. Mientras que la derecha supone que la mayoría de las desigualdades son naturales y difíciles (o incluso inconvenientes) de erradicar, la izquierda asume que la mayoría de las desigualdades son construidas socialmente, y por ende las ve como producto de situaciones que deben ser modificadas. Las izquierdas están convencidas de que es necesario generar un nivel bastante parejo entre las personas para favorecer la cohesión social y facilitar la construcción del bien común. Un gobierno de derecha hablará de “igualdad sólo ante la ley” y reivindicará las “leyes del mercado” como “mecanismo rector de la vida social”.

En los hechos, es la ley del más fuerte y despiadado. Para ellos, el mecanismo fundamental para distribuir la riqueza es el del “mercado salarial”, sin reconocer que la desigualdad tiene un impacto negativo en el crecimiento económico. La oposición entre derechas e izquierdas en el mundo contemporáneo se traduce en la disputa entre igualdad de oportunidades e igualdad de resultados. La igualdad de oportunidades se limita a abrir oportunidades “para a todos y todas”, negando el hecho de que el aprovechamiento de tales oportunidades depende de la situación social en que cada quien se encuentre.

Se trata de una “igualdad” que en la práctica reproduce las condiciones de desigualdad que caracterizan a las sociedades de clase. Promover la equidad social, es decir la justicia social, significa no sólo reconocer la desigualdad social, sino asumir que un “trato de iguales” a los desiguales sólo profundiza la desigualdad y desde esa perspectiva desarrollar acciones y políticas públicas que tiendan a disminuir las abismales diferencias. En esta lógica, un gobierno de izquierda sería aquel que defiende, crea y materializa derechos sociales. Igualdad de derechos y de condiciones, justicia social, equidad e igualdad sustantiva, reconocimiento de la diversidad o igualdad en la diferencia, son componentes del concepto de igualdad material, que implica un tratamiento preferencial para los grupos oprimidos.

En este momento histórico, el proyecto de restauración conservadora promovido por la derecha latinoamericana se basa en transformar ciertas esferas sociales (por ejemplo, mediante la liberalización económica) y, mantener otras esferas sociales con reproducción de relaciones de discriminación según clase social, etnia y género. Es más, dentro de esta visión social la desigualdad se considera no solamente una característica “natural” constitutiva de todas las sociedades, sino como una situación positiva, porque da lugar a la competencia como motor de la economía.

Definimos las políticas públicas como los proyectos y actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración pública, con fines de satisfacer las necesidades de una sociedad. Éstas incluyen: a) el diseño de una acción colectiva deliberada, b) el curso que efectivamente toma la acción como resultado de las muchas decisiones e interacciones que comporta y, en consecuencia, c) los hechos reales que la acción colectiva produce Tanto la política como las políticas públicas tienen que ver con el poder social.

Pero mientras la política es un concepto amplio, relativo al poder en general, las políticas públicas corresponden a soluciones específicas de cómo manejar los asuntos públicos. Una política pública es una práctica social y no un evento singular o aislado. Se trata de un proceso integrador de decisiones, acciones e inacciones, acuerdos e instrumentos, adelantado por autoridades públicas con la participación de ciudadanas y ciudadanos, con el objetivo de solucionar o prevenir una situación definida como problemática.

La política pública es parte de un ambiente determinado del cual se nutre y al cual pretende modificar o mantener. Las políticas públicas reflejan no sólo los valores más importantes de una sociedad; también el conflicto entre valores. Ponen de manifiesto a cuál de los muchos diferentes valores, se le asigna la más alta prioridad en una determinada decisión. Vemos entonces con claridad que hay políticas públicas de derechas y políticas públicas de izquierdas, en especial relación con la forma en que tratan la igualdad o desigualdad social. Mientras el capitalismo es un sistema que promueve soluciones individuales de problemas sociales, el socialismo puede caracterizarse como un sistema que desarrolla políticas sociales para el buen vivir individual y colectivo, con el objetivo de lograr sociedades igualitarias y con protección universal.

Otro aspecto, determinante de las políticas públicas es el proceso de participación. Si las políticas públicas no son enmarcadas en un amplio proceso de participación, pueden sesgarse hacia la tecnocracia o hacia un populismo inmediatista. La legitimidad de las acciones que se emprendan en la sociedad derivan de una participación popular real.

El proceso de las políticas públicas, según CEPAL, comprende: 1. Definición de la agenda pública conformada por los problemas fundamentales del país, con la participación de las comunidades. 2. Formulación del plan de gestión, programas, proyectos y acciones. 3. Implementación: ésta depende de qué procesos y personas intervienen en su ejecución. 4. Evaluación de la política pública; proceso que debe ser objetivo. 5. Rendición de cuentas: resultados e impactos de la política pública. La política social es la parte de la política pública que tiene como objetivo intervenir en las consecuencias materiales y morales del desarrollo desigual de las sociedades.

La política social se define como la acción sistemática de la sociedad sobre ella misma a través del Estado, que busca garantizar el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales de las personas, con el objetivo del buen vivir y la reproducción de la vida. Se pueden clasificar las políticas sociales teniendo en cuenta objetivos de protección y promoción social. Se trata de disminuir las desigualdades sociales, redistribuyendo los escasos recursos en el sentido contrario al del mercado: quienes menos tienen más recibirán de las políticas sociales.

En cuanto al contexto de las políticas sociales, es preciso reconocer que América Latina es la región con la mayor inequidad en el mundo, ocasionada con frecuencia por la combinación de factores estructurales en el terreno económico, social y étnico. Y son los pobres quienes tienen más bajo nivel de realización efectiva de derechos. El enfrentamiento de la pobreza, incluye el “empoderamiento de los pobres” y la potenciación de su acumulado social; enmarcados en la necesidad de mirar la pobreza “hacia adentro”, y escuchando “las voces de los pobres”.

En el mundo ha habido varios modelos de política social: 1. El modelo residual, tiene que ver con una concepción de sociedad en la que los mecanismos naturales para la satisfacción de las necesidades se encuentran en el mercado y la familia. Por tanto, la política social sólo debe actuar en aquellos casos donde estos mecanismos no son suficientes; 2. El modelo adquisitivo-ejecutivo parte de una lógica en la que la satisfacción de las necesidades sociales debe darse a partir de los méritos y la capacidad productiva. La política social es un auxiliar de las instituciones económicas, siempre que se promueva el incentivo, el esfuerzo y la recompensa; 3. El modelo institucional-redistributivo, reconoce la existencia de la desigualdad social y la necesidad del apoyo de la sociedad a través de instituciones específicas para aquellas personas que por razones sociales o meramente accidentales no pueden satisfacer sus necesidades básicas; 4. El modelo total, hace referencia a una lógica de política social en la que ésta está enmarcada como el objetivo principal del desarrollo económico. Aunque el principio rector de la política social debe ser el de la universalidad, no se excluye la necesidad de ejercer determinados grados de selectividad en ciertas circunstancias. A este principio deben agregarse el de solidaridad y el de eficiencia, entendida esta última como la necesidad de maximizar resultados sociales con recursos escasos.

En Venezuela, el eje transversal de la política social son los Derechos Humanos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales, generalmente conocidos como DESCA, que se materializan en el derecho a Vivienda, Agua, Salud, Educación, Trabajo, Seguridad Social, Alimentación, Medio Ambiente Saludable, Identidad, No discriminación cultural, Patrimonio Cultural. El que sean efectivos a lo largo de todo el ciclo de vida es una obligación ética, que quedó expresada en el TITULO III de la CRBV, y de manera transversal en la visión garantista de los DDHH, presente a todo lo largo del texto constitucional.

La política social se expresa en dos vertientes: Protección Social y Promoción Social. La intervención del estado para prevenir, mitigar y enfrentar los riesgos define su política de protección social, con la cual se buscan dos objetivos principales: la reducción de la vulnerabilidad de los hogares con ingresos muy bajos y garantizar derechos sociales a lo largo del ciclo de vida con una distribución más equitativa del bienestar. La Protección Social constituye, de esta forma, un mecanismo de redistribución que trata de eliminar los efectos negativos generados por la organización social capitalista, que excluye a una parte importante del pueblo.

La Protección Social se ejerce a través de dos componentes: la seguridad social, apoyo frente a eventos generales o particulares que disminuyen la calidad de vida (catástrofes, enfermedades, vejez, etc.), y la asistencia social, que otorga apoyos en especie o en dinero, a aquellas personas de bajos ingresos. La Promoción Social, por su parte, son acciones para incluir en los beneficios sociales a las personas en situaciones de privación o vulnerabilidad. Implica una transferencia dirigida a un grupo definido y tiene un criterio redistributivo, con solidaridad y equidad, para lograr así la igualdad en el ejercicio de derechos.

Los principios importantes de la Política Social son: A) Cohesión Social: generación de una cultura política compartida, que promueva a la población excluida del ejercicio de sus deberes y derechos, y con miras a identificarse con el proyecto de país e incidir en él; B) Inclusión Social, como prerrequisito y paradigma de participación, articulación de las instituciones públicas de lo social y de ese Estado al que se quiere llegar; C) Participación Social, como componente que garantiza que el ejercicio de lo público no se agote en lo estatal, consolide espacios de expresión ciudadana y propicie la transferencia de decisiones y redistribución del poder desde el Estado; D) Corresponsabilidad: responsabilidad y gobernabilidad compartidas entre ciudadanos y Estado; E) Progresividad, que implica gestionar la Política Social según una racionalidad temporal, estableciendo prioridades en el corto, mediano y largo plazos; F) Intersectorialidad, como espacio de enlace e interrelación política y técnica de las diferentes áreas de la Política Social y las instituciones que la componen; G) Desarrollo Humano Integral, como concepción filosófica y proceso holístico y pluridimensional, que va más allá de la satisfacción de carencias materiales

Las Misiones son políticas sociales, que involucran al poder popular en la organización de esta tarea y en su ejecución. Se han convertido en el símbolo de la acción social del Gobierno Bolivariano, por dos razones fundamentales; la primera tiene que ver con sus características propias. Son programas de atención muy amplios; por lo tanto abarcan a vastos sectores de la población más pobre; la segunda se vincula con el momento sociopolítico en que surgieron, lo que hace que estos programas estén fuertemente identificados y asociados con el proyecto y proceso de consolidación bolivariano.

El Comandante Chávez se refería a ellas como las organizaciones de base que tendrían la responsabilidad de consolidar el proceso bolivariano. Si ustedes se ponen a evaluar la historia de este continente, las misiones sociales venezolanas impulsadas por el Gobierno revolucionario, por el pueblo, no tienen precedente. Por su magnitud, su extensión, su permanencia aquí en Venezuela, se han convertido en política de Estado, como parte del proceso de transformación integral del Estado, de la sociedad, de la economía, de la nación.

Las misiones se han venido convirtiendo en el centro, núcleo central de las políticas del Gobierno revolucionario. (Hugo Chávez) Las misiones, que yo considero estratégicas, deben ser una vía, una forma nueva del Estado social, del nuevo Estado. Venimos de un Estado burgués, un Estado que servía a los intereses de la burguesía, y todavía el Estado que hoy tenemos está penetrado por intereses contrarios a la Revolución. Las misiones deben ser un instrumento para acelerar la transformación del Estado burgués en el Estado social de derecho y de justicia. Las misiones deben generar un nuevo espíritu de servicio, donde haya mucho trabajo voluntario, creativo; donde el funcionariado sea distinto, tenga un nuevo espíritu social, socialista. (Hugo Chávez). Las misiones deben ser creadoras del socialismo. Deben ser instrumentos para el injerto en pequeños espacios, en medianos espacios, del modelo socialista. (Hugo Chávez) No permitamos que las misiones caigan en manos de la vieja burocracia y de los viejos métodos, en ningún nivel, todo lo contrario, las misiones deben contagiar de lo nuevo a lo viejo. No permitamos que el viejo Estado burgués, burocratizado, penetre las misiones, y entonces las empiece a paralizar, a triturar, o a convertirlas a lo viejo. Para eso hay que ser muy creativo y estar muy encima de eso. (Hugo Chávez)

La Ley Orgánica de Misiones, Grandes Misiones y Micro-misiones, publicada el 19 de noviembre de 2014 en la Gaceta Oficial N° 6154 Extraordinaria, define la misión como “una política pública destinada a materializar de forma masiva, acelerada y progresiva las condiciones para el efectivo ejercicio y disfrute universal de uno o más derechos sociales de personas o grupos de personas, que conjuga la agilización de los procesos estatales con la participación directa del pueblo en su gestión en favor de la erradicación de la pobreza y la conquista popular de los derechos sociales consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Desde 2003, las misiones sociales trajeron una nueva manera de entender las nociones de política social e inclusión social, conmovieron la burocracia del Estado y se construyeron con base en la noción de urgencia para combatir la pobreza y la inequidad. Se apela principalmente a los principios de igualdad y justicia social. Se constituyeron en un factor de potenciación de los sectores populares, ya que han permitido la movilización social, la integración de un grupo significativo de personas. Las misiones expresan un acceso a la política social que tiene un ingrediente emocional, ya que la respuesta a la demanda social se produce por un mecanismo no institucional, que intenta fortalecer o crear un vínculo personal entre los sujetos demandantes y los líderes políticos que ejercen el gobierno y sus seguidores o funcionarios más cercanos.

Las Misiones apelan a la solidaridad en un contexto ético, de lucha por la justicia social, que concibe a las y los Misioneros como “ciudadanos que desde su accionar diario contribuyen al desarrollo de los planes y acciones en favor del cumplimiento de los objetivos de cada Misión desde el ámbito institucional, así como a los grupos y personas sujetos de atención específicos de las Misiones, Grandes Misiones y Micro-misiones, quienes se organizan en los territorios para empoderarse de sus derechos y contribuir a la transformación de la sociedad a través del poder popular”. Todos guiados por una “ética de la responsabilidad solidaria”.

Pensar éticamente es pensar en los demás. La ética en la política tiene que ser un patrimonio permanente de la izquierda, la transparencia absoluta en el manejo de los recursos públicos tiene que ser una regla de oro de parte de los gobiernos de izquierda. Objetivos máximos de las misiones son:

• Acabar con las causas y consecuencias de la pobreza y la exclusión de todo tipo. En este sentido, los ingresos no derivados del trabajo han mostrado ser una herramienta importante. Se trata de que la redistribución vaya impulsando la igualdad y eliminando la reproducción de la desigualdad.

• Combatir contra la desigualdad especialmente reflejada en la infantilización y feminización de la pobreza. • Reducir el déficit de atención social en las zonas populares y hacer cumplir los derechos sociales (salud, educación, alimentación, vivienda, empleo).

• Penetrar las zonas populares de difícil acceso para hacer llegar bienes y servicios a sus poblaciones, con la participación de la propia comunidad organizada.

• Convocar e inducir a que un número mayor de personas se incorpore al proyecto político promovido desde el Estado-gobierno-movimiento político.

• Reconocer el protagonismo de las poblaciones excluidas, haciéndolas visibles en las prioridades y la asignación de los recursos del Estado, sobre la base de una mayor igualdad política y social.

• Prefigurar un nuevo Estado des-burocratizado en cuanto a sus funciones sociales y proceder a desmontar todas las resistencias que haya en sus estructuras.

• Desmercantilizar el acceso al bienestar y buen vivir, de manera tal que las personas no dependan de la posición que ocupen en su grupo familiar, ni en el mercado laboral, ni de su capacidad de compra.

Hay algunos desafíos y urgencias que han aparecido para las políticas sociales, luego de más de 10 años de funcionamiento y de cara al nuevo acoso y cerco por parte de las propuestas de restauración de las derechas. Se requiere una visión estratégica de mediano plazo, que conjugue adecuadamente la dimensión política y la técnica en las políticas públicas. Entre las urgencias más claras están:

• Generar sostenibilidad, apoyada en procesos de corresponsabilidad, en la construcción de una sociedad más justa, solidaria, sostenible y cohesionada.

• Articular la política social con la política económica. «Consolidar el Sistema Nacional de Misiones y Grandes Misiones Socialistas Hugo Chávez, como conjunto integrado de políticas y programas que materializan derechos y garantías del Estado Social de Derecho y de Justicia y sirve de plataforma de organización, articulación y gestión de la política social en los distintos niveles territoriales del país, para dar mayor eficiencia y eficacia a las políticas sociales de la Revolución».(PLAN DE LA PATRIA)

• Lucha contra la cultura del paternalismo rentista, que privilegia la dádiva por encima de la superación personal basada en la solidaridad y el trabajo productivo. “Fortalecer el tejido social de las Misiones, para garantizar la participación del Poder Popular en todas las etapas de planificación, ejecución, seguimiento y control, así como la generación de saldos organizativos de la población beneficiaria”.

• Generar una estructuración de las Misiones, y los elementos de entrada, articulando, comunicando, y unificando donde sea posible la estructura de las Misiones con las estructuras paralelas.

• Eficiencia como criterio en la nueva época. Sin eficiencia el impacto de las políticas es menor al deseado, sin eficiencia la justicia tarda más en implementarse y los impactos de la política redistributiva se reducen.

• La información es un antecedente indispensable de toda participación. Se trata de información básica, abierta y no pre-digerida, a la que se pueda acceder libremente. Para ello conviene institucionalizar una «hoja de ruta» para la gestión del gobierno, que se evalúe y actualice periódicamente. Las decisiones tienen que tomarse en función de las necesidades sociales inmediatas que hay que reconocer y diagnosticar correctamente, y para las que hay que diseñar medidas adecuadas.

• Impulsar la universalidad de las políticas sociales, garantizando su acceso sin condición alguna. Aunque los universos puedan ser acotados por su pertenencia a una población específica, por ejemplo, el apoyo a los adultos mayores, para que sea un derecho social, el acceso tendrá que garantizarse a todos los que cumplan dicha condición. No significa la búsqueda de niveles mínimos de satisfacción de los derechos económicos y sociales básicos, sino el de avanzar hacia un alto grado de homogeneidad en ella.

• Generar confianza social, lo que obliga a la construcción de una comunidad moral; el imperativo de construir una comunidad ideal de comunicación con el fin de asegurar la supervivencia en los condicionamientos históricos reales.

• Eliminación de núcleos duros de pobreza: Niveles de pobreza y desigualdad elevados, que persisten en la región en estrecho vínculo con bajos niveles educativos, situación que afecta de manera muy marcada a las adolescentes latinoamericanas, sobre todo a las de menor educación e ingresos. La maternidad adolescente da lugar a la reproducción intergeneracional de la exclusión y la desigualdad, donde se combina carencia educativa, ausencia de apoyo en el cuidado de los hijos, trayectorias familiares de mayor vulnerabilidad, mayores dificultades para desarrollar actividades que generen ingresos y acceso precario a redes de protección social.

• Desarrollo de sistemas universales de cuidado. Un nuevo pacto social tiene que ver con los recursos y energía que cada sociedad esté dispuesta a emplear para apoyar a las familias en la provisión de cuidado y desarrollo de capacidades. La responsabilidad por el cuidado de niñas, niños, ancianos, personas con capacidades especiales y dependientes en general debe ser compartida, se trata de marchar hacia corresponsabilidad familia-estado-comunidades.

Se entrecruzan las políticas educativas con su responsabilidad por ampliar la cobertura de la educación preescolar y la jornada escolar en la educación pública, promover la permanencia en los estudios de secundaria sobre todo entre los integrantes de sectores socioeconómicos más pobres. Y se trata también de generar mecanismos creativos de cuidado social y comunitario, como parte integrante central de la política social. En resumen, se trata de cambiar las prioridades, colocando en el centro la vida y su cuidado; sin esta práctica de la cultura de vida la humanidad desaparece.

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Entrevista: Aikido. El arte marcial donde la mujer es tan fuerte como el hombre

Por: Mariana y Punto

fotos: Eleonora

Cuando decidimos entrevistar al Sensei Ricardo Toro sólo pensábamos que el Aikido era un deporte desconocido que nos interesaba explorar, pero nos encontramos con algo mucho mejor; el Aikido es un arte marcial (o un lenguaje deportivo y educativo) donde las mujeres somos tanto o hasta más poderosas que los hombres.

“En Chile ha aumentado el número de practicantes femeninos, y a nivel internacional el Aikido es un arte muy conocido entre las mujeres porque la técnica del aikido no ocupa fuerza sino que trata de armonizar con la fuerza del otro, no cae en aspectos violentos, entonces para la contextura y capacidades de la mujer es ideal; los hombres generalmente confiamos mucho en la fuerza, que va en contra de lo que tratamos de desarrollar con el Aikido, cosa que para las mujeres es mucho más natural”, explica Ricardo.

En una clase normal de Aikido no hay diferenciaciones de género, peso o de edad. “Los más chicos tienen su propia clase pero no impide que un niño pueda practicar una clase de adulto, podría integrarse fácilmente, porque la clase está hecha para el desarrollo técnico no competitivo, y el profesor también orienta la clase para que haya un crecimiento de todos: el más antiguo tiene que ayudar al más nuevo, no hay una rivalidad”.

¿Qué distingue al Aikido de otras artes marciales?
Es un arte marcial japonés, se origina de una síntesis de las antiguas artes japonesas, de los samurai, pero las fundidas con la idea espiritual de su creador, entonces el prisma o el énfasis que le dio al Aikido es con un fin social: se busca la paz a través del arte. De manera práctica, lo que se hace es tratar de armonizar con la fuerza o energía que trae el otro para resolverlo de manera controlada, sin dañarlo en lo posible. Entonces a mi entender es una manera mucho más inteligente de enfrentar un conflicto, no solamente de defenderme y atacar sino tratar de armonizar, y ese concepto requiere de una actitud y de un desarrollo interno para no caer en violencia. O sea tú a través de la calma y del control de situación puedes llegar a la armonización. La otra parte es la parte filosófica del Aikido que a mi gusto es muy coherente el discurso con la práctica. En otras artes ves un discurso parecido pero en la práctica ves agresión siempre o que están orientadas a la competencia. El Aikido permite educarte de forma amplia, no solo en un tema marcial sino de desarrollo interno.

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¿Quiénes son los que más hacen Aikido?
El espectro es amplio, desde niños, mujeres, adultos, ancianos, hay personas que a los 60 años han llegado a practicar sin experiencia, o niños de 4 ó 3 años que se adaptan. La práctica no es excluyente sino que cada persona se va adecuando de acuerdo a sus potencialidades y a lo que va planteando el profesor. No hay diferencias de peso o de categoría, no hay competencia, en ese sentido es mucho más amigable.

¿Por qué crees que el Aikido es menos conocido que otras artes marciales?
Yo pienso que por una situación práctica que es la competencia, la competencia ha hecho que otras artes hayan sido más conocidas o hayan tenido un desarrollo más explosivo. De hecho el taekwondo o el judo están en los juegos olímpicos entonces eso hace que aumente su popularidad.

¿Qué relación puede tener el Aikido con la defensa personal?
El Aikido tiene todo ese desarrollo interno, pero es una técnica muy práctica: busca optimizar tu fuerza, tus capacidades, y es muy eficiente en ese sentido. Sin perder el tema de desarrollo interno trabaja a través de técnica ese aspecto. A veces se compara el Aikido con el yoga, pero la diferencia es que el Aikido es un arte marcial. Eso es fácilmente aplicado a una situación de conflicto; hay puntos donde se da énfasis a eso, en cursos de defensa temporal donde se toman elementos de una clase tradicional de Aikido para desarrollar el tema de la defensa.

¿En cuánto tiempo se podría desarrollar?
Depende; generalmente esos cursos son cortos, a veces un fin de semana, a veces un día completo… Ahora se puede alargar un poco más, un par de meses. El Aikido es un arte eficiente, pero te lleva un tiempo desarrollarlo. He visto el progreso de las mujeres dentro del Aikido; yo tengo actualmente dos cinturones negros que son mujeres, y ellas perfectamente se podrían desenvolver en una situación de defensa o de conflicto.

¿Cómo se puede enfrentar alguien que hace Aikido con alguien que no maneja la técnica?
La técnica de Aikido debe funcionar biomecánicamente independiente de que tú sepas Aikido o no; hay un tema de aprovechamiento de fuerza, pero en la práctica eso se traduce en reducciones, en inmovilizaciones, el trabajo de las articulaciones, los desequilibrios, entonces eso es aplicable a cualquier persona. Ahora, dentro del contexto de la clase se busca que la persona que reciba la técnica no reciba daño, hay todo un sistema de caída asociadas a eso. Hay una aspecto de la clemencia que se desarrolla a través de la práctica, porque tú siempre tienes la potencialidad de provocar daño en la otra persona, pero tú eliges el control de situación.

¿Entonces la condición física ni del hombre ni de la mujer es más favorable a la práctica del Aikido?
No, pero hombres y mujeres tienen sus potencialidades y sus limitantes; en el caso de la mujer tiene un aspecto de flexibilidad y de no violencia que es superior al del hombre; en general la mujer está acostumbrada a que el hombre la aplaste un poco por el machismo, siempre hay una lucha constante. Tienes que entender al otro, cuál es su intención y hacia adónde va su fuerza para poder redirigirlo, y la mujer lo puede hacer mucho mejor que el hombre. Y la flexibilidad debe ser tanto física como mental, para una persona rígida es muy difícil que pueda ejecutar movimientos de Aikido porque son circulares, amplios, y porque el concepto de armonización requiere una apertura mental.

¿Qué debilidades tiene la mujer para la práctica del Aikido?
Muchas menos que el hombre; a veces pienso que la debilidad de la mujer no pasa por un aspecto físico, pasa por desprejuicios, a veces la mujer cae en cierta competencia con el hombre.

Como cualquier disciplina, se recomienda practicar Aikido mínimo unas 3 veces por semana “para desarrollar la memoria corporal para seguir con la práctica. Hay un trabajo cardiovascular importante, un tema de tonicidad muscular; no se busca una exacerbación del aspecto físico, pero sí te mantiene una salud”. Cada sesión dura una hora y media: media hora de preparación psico-física y después viene la parte técnica de una hora donde se desarrollan los movimientos de aikido. Al final se vuelve a respirar, se hacen ejercicios de vuelta al centro y se acaba la clase.

Fuente: http://www.zancada.com/2015/08/aikido-el-arte-marcial-donde-la-mujer-es-tan-fuerte-como-el-hombre/

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Vídeo: La AIF ayuda a todos, Igualdad de género

Vídeo/16 de agosto de 2016/ Fuente: Banco Mundial
Ningún país puede poner fin a la pobreza sin la plena participación de hombres y mujeres. Descubra lo que la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países más pobres, está haciendo para eliminar la disparidad de género e impulsar la prosperidad de las mujeres

La AIF ayuda a todos: Igualdad de género

Fuente: http://www.bancomundial.org/es/news

Imagen: http://www.mecd.gob.es/.imaging/mecd-imgtotal-jpg/dms/mecd/ministerio-mecd/organizacion/igualdad-genero/portadaUIG.jpg

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El Papa creó la comisión que estudiará abrir el clero a las mujeres

Italia/Roma/Agosto de 2016/La Nación

 Tal como había anticipado en mayo, conformó un grupo de 13 especialistas que analizará la posibilidad que sean diáconos, el primer grado de ordenación de la Iglesia.

Tal como había prometido en mayo pasado -dando lugar a grandes expectativas de una histórica apertura al clero femenino-, Francisco creó una comisión para estudiar el diaconato femenino, anunció ayer el Vaticano. La comisión tiene 13 miembros, seis mujeres y seis hombres, más un presidente.

El diaconato es el primer grado de ordenación en la Iglesia Católica, seguido por el sacerdocio y el episcopado. Los diáconos -sólo varones en la Iglesia Católica- no pueden celebrar misa, pero sí pueden administrar algunos sacramentos, como el bautismo y el matrimonio. Al parecer, en las primeras comunidades cristianas el diaconato también estaba abierto a las mujeres.

Un comunicado de la Sala de Prensa recordó que el 12 de mayo pasado, durante un encuentro con 900 madres superioras de diversas congregaciones de todo el mundo, el Papa aceptó la propuesta de formar una comisión oficial para estudiar el diaconato de las mujeres, «sobre todo en lo que respecta a los primeros tiempos de la Iglesia». «Después de intensa oración y madura reflexión, Su Santidad decidió instituir la comisión de estudio sobre el diaconato de las mujeres», agregó el comunicado, que también difundió los nombres de quienes la componen. El presidente es el sacerdote jesuita español Luis Francisco Ladaría Ferrer, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.En un dato significativo, en la comisión hay cuatro laicas y dos monjas y personalidades de tendencia teológica variada, tanto progresista como conservadora. De hecho, figura la laica estadounidense Phyillis Zagano, académica que enseña en la Universidad Hofstra, de Nueva York, conocida por su fuerte postura en favor de las mujeres diácono. También está la laica italiana Francesca Cocchini, docente de Historia de los Primeros Siglos de la Iglesia en la Universidad La Sapienza y en el Instituto Patrístico Augustinianum de Roma; la también italiana y laica Michelina Tenace, docente de Teología Fundamental en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y la laica austríaca Marianne Schlosser, docente de Teología Espiritual en la Universidad de Viena y miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano. Hay dos monjas: la italiana sor Mary Malone y la española sor Nuria Calduch-Benajes, de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, que es también miembro de la Pontificia Comisión Bíblica, al parecer cercana al fallecido cardenal Carlo Maria Martini, punta de lanza de los sectores progresistas.

Entre los hombres figuran monseñor Piero Coda, cercano a los focolarinos, rector del Instituto Universitario Sophia; el reverendo Robert Dodado, rector del Instituto Patrístico Augustinianum de Roma y docente de Patrología; el sacerdote español Santiago Madrigal Terrazas, jesuita, docente de Eclesiología en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid; el reverendo alemán Karl-Heinz Menke, docente emérito de Teología Dogmática en la Universidad de Bonn; el sacerdote salesiano originario de Ruanda, Aimable Musoni, docente de Eclesiología en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma, y el sacerdote belga Bernard Pottier, también jesuita, docente en el Instituto de Estudios Teológicos de Bruselas.

La apertura a las mujeres diácono podría representar un giro histórico para la Iglesia, que no acepta el sacerdocio femenino y que le pondría fin, de esta forma, a un clero exclusivamente formado por hombres.

Contó que había hablado del tema con el prefecto de la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, que le dijo que existía un estudio sobre la cuestión realizado en los años ochenta y que había hecho consultas con él y con la presidenta de las superioras para conformar la comisión.

En su carta apostólica Ordinatio Sacerdotalis, de 1994, Juan Pablo II les cerró las puertas de la Iglesia Católica a las mujeres sacerdote, al recordar que Jesús eligió a 12 apóstoles hombres como servidores.

Muchos historiadores de la Iglesia, sin embargo, sostienen que hay numerosas pruebas de que algunas mujeres sirvieron como diaconisas en los primeros siglos de la Iglesia.

Fuente:  http://www.lanacion.com.ar/1924180-el-papa-creo-la-comision-que-estudiara-abrir-el-clero-a-las-mujeres
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La deuda del ciudadano

Por: Alba Carosio

Partimos de que el art. 88 de nuestra  CRBV garantiza la igualdad y la equidad  en el trabajo a mujeres y hombres y reconoce el trabajo del hogar como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social. En los últimos años se ha acuñado el término “economía del cuidado” para referirse los trabajos, bienes y servicios necesarios para la reproducción cotidiana de las personas. El cuidado refiere a actividades que permiten a las personas alimentarse, educarse, estar sanas y vivir en un hábitat propicio. Abarca el cuidado material que implica trabajo, al cuidado económico que implica costo y al cuidado psicológico que implica vínculo afectivo. Incluye la crianza de los niños, las tareas de cocina y limpieza, el mantenimiento general del hogar y el cuidado de las personas ancianas, enfermas o especiales.Cuidar de las personas es un proceso material y moral, que requiere bienes, servicios, trabajo y amor.

Nosotras realizamos 5 veces más trabajo doméstico y de cuidado que los hombres. Cuando el cuidado doméstico es remunerado también son mujeres las que lo hacen. Somos el 93% de las personas que realizan el trabajo doméstico remunerado en la región latinoamericana, un universo que suma 16,5 millones de mujeres y representa el 17% del empleo femenino. La amplia mayoría de ellas, 77.5% trabajan en condiciones de informalidad, es decir, sin ningún tipo de seguridad social ni prestaciones vacacionales ni días de descanso remunerados.

La división sexual del trabajo asignó a las mujeres la esfera del cuidado, históricamente las mujeres se especializaron en la crianza de niñas y niños y en proveer cuidado a miembros de la familia, a enfermos y a dependientes en general. La segregación ocupacional por sexos es la base principal del patriarcado, obliga a las mujeres a cuidar y des-responsabiliza a los hombres de la vida familiar. Este orden de cosas se ve como natural, y nadie exige a los varones de la familia, que realicen trabajo doméstico ni cuidados. Por ejemplo, cuando las parejas se disuelven, la responsabilidad por los hijos queda a las mujeres. En América Latina, los hogares con madres solas han ido en aumento, en Venezuela son 40% de los hogares. Preciso es señalar que estos hogares monomarentales son los más proclives a la pobreza.

Para las mujeres, el trabajo remunerado fuera del ámbito doméstico es un derecho legítimo y una necesidad económica y vital.Pero, a la vez, es una opción difícil, puesto que la tradicional división sexual del trabajo sigue sin modificaciones sustanciales.  El doble rol de las mujeres, trabajadoras y cuidadoras, y su dedicación prioritaria a las tareas domésticas y de atención a los miembros de la familia, dificulta sus oportunidades de empleo. Todas y todos sabemos que a las mujeres, sobre todo si están en edad reproductiva, les resulta mucho más complicado conseguir empleo. Además, las presiones de las responsabilidades familiares provocan frecuentemente el abandono de la ocupación. La contradicción cuidado familiar y trabajo, da lugar a una importante desventaja laboral en contra de las mujeres, se estima que 40% de las trabajadoras dejan su empleo para cuidar de hijos y otros familiares.

Desde los ‘90 hasta ahora, las mujeres en América Latina, hemos aumentado en treinta puntos la participación en la fuerza de trabajo, actualmente la tasa laboral femenina es de 54%. Es un cambio imponente, radical, en un periodo de tiempo breve, pero que no ha impulsado cambiosen el modelo de familia, ni ha producido incorporación activa de los hombres al trabajo de cuidado. Tampoco los estados han priorizado sistemas de cuidado que apoyen a las mujeres trabajadoras. La gran mayoría de las trabajadoras latinoamericanas deben hacer magia para cumplir con sus tareas en la calle y en el hogar, recurrir a servicios privados para el cuidado de sus hijos menores, y grandes sacrificios de tiempo para atender a enfermos y otros dependientes.

Se requiere con urgencia políticas de cuidado que garanticen servicios públicos para cuidarde manera más equitativa y corresponsables niños y niñas, a personas mayores y a personas especiales en situación de dependencia. Necesitamos solidaridad social y justicia para sostener y cuidar la vida; no debe ser una tarea exclusivamente femenina. Se trata de que las trabajadoras tengan tranquilidad y energía para aumentar la productividad, en un contexto donde sus hijos y mayores estén atendidos y protegidos.

*Fuente de la imagen destacada: http://es.123rf.com/photo_18134278_el-hombre-y-la-mujer-trabajo-domestico-compartido.html

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