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El cierre de escuelas rurales

Por: Pluma Invitada

A fines de 2016, la Secretaría de Educación Pública emitió el Comunicado 493 titulado “Anuncia Nuño Mayer reconcentración de escuelas; 100 mil planteles en comunidades dispersas concentran 14 por ciento de estudiantes”. En éste, se mencionó que a inicios de 2107 la SEP anunciaría un programa de inclusión y equidad, el cual implicaría el cierre de miles de pequeñas escuelas rurales a fin de obligar a sus alumnos a asistir a planteles de mayor tamaño.

Si bien en el Comunicado no se presentaron mayores detalles acerca de cómo se ejecutaría esa política, diversos actores, como docentes y académicos, mostraron su inconformidad ante la medida. La SEP, en enero de 2017, la matiza y anuncia el cierre de alrededor de 500 escuelas multigrado, ubicadas en las periferias urbanas y atendidas por el Consejo Nacional de Fomento Educativo; los alumnos irían a establecimientos educativos con mejor infraestructura, localizados a no más de un kilómetro de distancia de las escuelas cerradas.

Cabe destacar que la SEP no aportó información detallada sobre la implementación de la medida, ni estudios que la sustenten; con ello evidenció su incapacidad -que ha mostrado durante la última década- para atender a los pobladores del medio rural, espacios donde se ubican más de la mitad de las escuelas públicas de nivel básico del país.

La idea de cerrar escuelas y concentrar a los estudiantes en planteles de mayor tamaño forma parte de una tendencia mundial que, con el argumento de ofrecer servicios educativos de mejor calidad, en el fondo siguen criterios económicos. Para los Estados es más barato sostener una escuela de mayor tamaño que varios establecimientos rurales dispersos. Estas políticas se han desarrollado en algunas naciones como Finlandia, Suecia,  Noruega, además de Canadá, España y en países latinoamericanos, como Chile y Costa Rica, por  mencionar un par.

En el caso de las naciones europeas ello se ha justificado por la reducción del presupuesto –durante los últimos 20 años- dirigido a las instancias municipales debido a procesos migratorios campo-ciudad ya que los recursos están determinados por su población. Además, en esos países buena parte de los costos de sostenimiento de las escuelas rurales los asumen los municipios (y no los gobiernos estatales o federal, como ocurre en México). Así, en un afán por reducir costos, los municipios proporcionan alimentación y transporte (desde localidades de residencia, hacia escuelas localizadas en poblaciones de mayor tamaño) gratuitos a alumnos de los niveles de primaria y secundaria.  Tales políticas se han desarrollado en contextos distintos a los de México, para empezar deberíamos contar con caminos en buen estado que permitan transportar a los alumnos –de forma ágil y segura, todos los días-,  a los centros escolares de mayor tamaño. En nuestro país, las condiciones de seguridad y calidad de las terracerías y carreteras que existen en buena parte de las zonas rurales son deficientes. Además, los transportes escolares en las naciones europeas tienen buenas condiciones y los conductores están capacitados para su labor, situación que no se vive en nuestro país donde predomina el mal servicio por parte de los transportistas, sumado a la inacción, complicidad o incapacidad de las autoridades que deberían regular sus servicios.

Por otra parte, las naciones europeas cumplen con un criterio que estamos lejos de alcanzar en México: mantienen un alto estándar educativo en prácticamente todas sus escuelas. En cambio, en nuestro país, tal como lo muestran todas las evaluaciones de aprendizaje aplicadas durante los últimos 15 años (PISA, SERCE, TERCE, Excale, Enlace, Planea) los aprendizajes alcanzados por los estudiantes que asisten a escuelas rurales, urbanas y privadas  se ubican por debajo de los mínimos: no entienden buena parte de lo que leen, tienen dificultades en expresarse de forma eficiente de manera oral y escrita y cuentan con problemas para solucionar problemas cotidianos mediante el uso eficiente de las matemáticas.

Al planear cerrar escuelas rurales la SEP parte de una premisa que no tiene relación con la realidad: que en los planteles escolares urbanos o de mayor tamaño se ofrece una mejor educación. Escudándose en un discurso de inclusión y equidad, la Secretaría trata de desarrollar una acción que va en contra de los principios básicos del derecho a la educación: que todos los niños y jóvenes mexicanos cuenten con servicios educativos pertinentes, contextualizados y de calidad.

La SEP ha tenido prácticamente olvidada a la educación rural durante más una década. Basta mencionar que en 2016 en lugar de asignar mayores recursos a las pequeñas escuelas rurales eliminó los apoyos dirigidos específicamente a las escuelas multigrado del país canalizados en el Programa para la Inclusión y Equidad Educativa.

A través de estas líneas se hace un llamado a la SEP a no seguir planteando acciones que muestran desinterés por dialogar con los actores afectados(alumnos, padres de familia, docentes, directores, supervisores, miembros de las comunidades), más bien está obligada a elaborar materiales didácticos diseñados para los contextos rurales; planear un sistema de gestión escolar específico para estos planteles; formar y estimular a los docentes para laborar en estos espacios; fortalecer las condiciones de infraestructura escolar y ofrecer apoyos suplementarios a los estudiantes como becas, alimentación y transporte.   Asimismo, instamos a la SEP a llevar a cabo acciones para cumplir con la Constitución y los tratados internacionales que el Estado mexicano ha signado para garantizar el derecho a la educación a todos los sectores. A más de una década de olvido, el camino no es cerrar escuelas rurales sino fortalecerlas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-cierre-de-escuelas-rurales/

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Entrevista a Shujiro Urata: «El problema es la inequidad, no la globalización»

27 Agosto 2017/Fuente: clarin/Autor:Júan Décima

Para el profesor japonés, doctor en Economía por la Universidad de Stanford, la solución no es restringir los intercambios comerciales entre países sino implementar políticas de redistribución del ingreso.

Si bien hace muchos años que el profesor y doctor Shujiro Urata (67) no está en contacto con la realidad argentina, tiene un vínculo singular con la historia reciente del país.

Pocos años después de la recuperación de la democracia, fue uno de los autores del Informe Okita. Liderado por el economista Saburo Okita, uno de los artífices de la planificación económica de Japón de la posguerra, fue un trabajo realizado entre 1985 y 1986 por una treintena de especialistas japoneses en colaboración con funcionarios y técnicos locales.

El informe hizo un profundo diagnóstico sobre la macroeconomía, la agricultura, la industria, el transporte y el comercio exterior y ofreció una serie de recomendaciones para la reactivación de la economía argentina basadas en la experiencia japonesa de posguerra, con un fuerte énfasis en la competitividad de la industria, la expansión de las exportaciones y el rol del estado como orientador.

Urata estuvo a cargo del capítulo sobre intercambio comercial y apertura económica. “Debo decir que mis ideas sobre estas cuestiones se han mantenido relativamente constantes a lo largo del tiempo, y las nociones que expuse en ese momento las sigo considerando valiosas hasta el día de hoy”, remarca.

Invitado por la Embajada de Japón en la Argentina, donde disertó sobre la recuperación económica japonesa y sus implicancias para América Latina, fue entrevistado por Clarín acerca del escenario económico actual en la región del Pacífico, y cómo ve las potenciales oportunidades de integración entre Latinoamérica y los países asiáticos.

– ¿En qué áreas pueden encontrar lugar para colaborar y beneficiarse mutuamente las economías del Pacífico y Latinoamérica?

–En cuanto a sus producciones estructurales, las economías de América Latina y el Pacífico actualmente son complementarias. En ese sentido, el Mercosur y los países de la región cuentan con ventajas comparativas en lo que se refiere a productos primarios derivados de recursos naturales, como ser alimentos, pulpa o papel. Los países asiáticos, por su parte, cuentan con ventajas comparativas en el área de manufactura y maquinaria. A pesar de que la población de Japón está decreciendo, la región sigue contando con una gran cantidad de habitantes, empezando por China. El principal desafío para estos países es poder asegurarse una provisión estable y constante de alimentos y recursos naturales. A su vez, los países del Pacífico encuentran su fuerte en el suministro de autos o productos electrónicos y heladeras. Obviamente, las relaciones económicas entre las dos regiones pueden cambiar, dependiendo del marco temporal que uno analice.

– ¿Esta relación puede evolucionar de cara al futuro?

–Por supuesto. A mí me gustaría a ver más industrialización y capacidad de manufactura por parte de los países del Mercosur y la región. Así podrían ser más competitivos en el escenario internacional. El modelo que rige la dinámica del Pacífico está dado por una división del trabajo, redes regionales de producción donde cada país está especializado en ciertos rubros, y por ende se dedica a producir piezas y componentes para un área específica. Este sistema complementario es una de las bases para el crecimiento económico. América Latina podría ocupar un lugar dentro de esta cadena de abastecimiento como un proveedor de maquinaria y productos terminados, y no solo como un centro especializado en productos primarios.

– Los tratados de libre comercio no son muy populares en este momento. ¿Por qué cree que pasa esto?

–Por un lado, la brecha entre salarios y la inequidad es un problema serio a nivel mundial. En Estados Unidos esto se visibilizó no solo por la elección de Donald Trump, que construyó su campaña atacando los tratados de libre comercio, sino también por el discurso predominante entre los candidatos demócratas. que dudaban de los beneficios del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Según algunos especialistas, la globalización puede ser la causante de estos desequilibrios, y son quienes por lo general se autodenominan “antiglobalistas”. Hay algo de cierto en esto, pero la inequidad no se corrige deteniendo la globalización. Si una sociedad está de acuerdo en que esto es un problema que debe ser solucionado, debería apoyar políticas de redistribución de ingreso en su país. Es muy triste ver que en Estados Unidos, por ejemplo, el 1% de la población representa aproximadamente el 30% del PBI.

– ¿Qué medidas pueden emplearse para lograr redistribuir el ingreso?

En el caso de EE.UU., el gobierno podría emplear ciertas políticas que tiene a su alcance, como un impuesto a las ganancias que sea progresivo, o aumentar el impuesto a la herencia. Pero es muy difícil implementar esto porque los más ricos del país no quieren saber nada con este tipo de iniciativas. Es muy difícil hacerles entender a los estadounidenses más acomodados que si quieren tener una sociedad próspera y pacífica, ellos tienen que hacer algún tipo de sacrificio. Este tipo de mentalidad, la de sacrificarse por el bien común, tiene que partir de los que más tienen, y en EE.UU. eso es un problema.

–Además de las políticas de redistribución de ingreso, ¿qué área se debe apuntalar para tratar de paliar la inequidad social?

–Se debe poner énfasis en la educación. En EE.UU., las escuelas públicas se financian de manera local en parte a través del impuesto inmobiliario a la propiedad. De allí se desprende que la inequidad empieza a moldearse desde la primaria, ya que quienes viven en distritos de altos ingresos cuentan con mejores escuelas, mientras que la gente que se forma en zonas más pobres, ya empieza en desventaja.

– ¿Cómo es la situación en Japón?

-Si bien todavía es un problema pequeño, también estamos viendo un aumento en la inequidad. El Primer Ministro Shinzo Abe introdujo recientemente un impuesto más oneroso a la herencia, que es una medida que impacta más fuertemente entre los sectores más adinerados. También hay un impuesto a las ganancias, que se acrecienta a medida que la persona gana más. Estas soluciones parten de una lógica que considera que quienes más tienen también deben contribuir más para el bienestar de todos. Es necesario construir esta mentalidad comunitaria, introducirla dentro de una sociedad. No sé cómo se logra dentro de país tan diverso como EE.UU., por ejemplo, pero debería ser una empresa a lograr. Dicho esto, la globalización es el mejor método para lograr el crecimiento económico, creo que nadie discute esto, pero tiene un efecto colateral no deseado, que es el aumento de la inequidad. Esto debe solucionarse a través de medidas implementadas por cada país.

– ¿Cómo impactan en la región las tensiones políticas y militares constantes entre EE.UU. y Corea del Norte?

–Las preocupaciones por la hipótesis de conflicto entre Corea del Norte y otros países tienen un efecto en el aumento de gastos militares y en presupuestos de Defensa. Siempre habrá empresas y sectores que se beneficiarán con las crisis de este tipo pero no es lo más deseable para un crecimiento económico armónico, ya que se desvían importantes recursos que se podrían haber implementado en otros campos, como ser educación o ciencia e investigación.

– ¿Cómo ve la posible integración de China al TPP a futuro?

–Podría integrarse sin problemas una vez que alcance un cierto nivel de desarrollo económico. Dentro de los acuerdos, hay ciertas reglamentaciones referidas a la mano de obra, el medioambiente, las empresas estatales, la propiedad intelectual y el comercio electrónico con las que China deberá encuadrarse antes de poder ingresar a este marco de intercambio. Tomemos el caso de la mano de obra, por ejemplo. El país no cuenta con los mejores antecedentes en cuanto a la forma en qué trata a sus trabajadores, pero en cuanto su economía logre una madurez similar a la de los países desarrollados, no debería tener mayores inconvenientes en mejorar sus prácticas. Lo mismo pasa con el medioambiente. Es una cuestión que les preocupa, pero actualmente no puede encarar un plan para mejorar su comportamiento ambiental por un tema de costos, ya que le resultaría demasiado oneroso. Alcanzado el desarrollo necesario, será algo que podrán pagar. Es una cuestión de esperar a que China alcance esa madurez, y ahí sí abrirle las puertas para que pueda formar parte de TPP, o alguna alianza similar.

– ¿Cuáles son los beneficios de plegarse a este tipo de reglamentaciones?

–Ingresar a un acuerdo de este tipo también es algo que a China le conviene. Hasta hace aproximadamente 10 años, a China no le interesaba ingresar en tratados bilaterales de inversión ya que quería tener un control más firme sobre las empresas que operaban dentro del país. En la actualidad, el país es un gran inversor a nivel mundial y tiene intereses en numerosos países. Dentro de este contexto, ellos ahora quieren regímenes económicos más libres y menos restrictivos para sus empresas, y están apoyando tratados de integración. A medida que su economía ha ido creciendo y diversificándose, su alcance se ha hecho más global y sus actitudes respecto a los tratados se han ido modificando.

El problema demográfico de Japón

Que la población de Japón está decreciendo no es una sorpresa para nadie. En 1997 fue la primera vez que la población mayor de 65 años superó a la población infantil (de 14 años para abajo), mientras que en 2016 el número de nacimientos cayó por debajo de 1 millón anual por primera vez desde que hace más de 100 años se comenzó a censar la población. Según los más recientes estudios demográficos, se estima que en 2060 el 40% de los habitantes será mayor a 65 años, mientras que población total sería de 87 millones de habitantes, un tercio menos de los 128 millones registrados en 2010.

– ¿Cómo impacta la disminución de la población japonesa en el desarrollo económico?

– Es importante tener una población en alza para lograr crecimiento económico, tanto por la disponibilidad de mano de obra como por la necesidad de apuntalar el consumo. Uno también podría argumentar que para aumentar la productividad no hace falta más gente, ya que se puede lograr mediante automatización y mayor desarrollo de la tecnología. Pero es innegable que debe haber una demanda de consumo para que una economía se mueva.

– ¿Cuáles son las causas de la caída de la natalidad?

Uno de los factores es la cuestión de los ingresos: hay pocas personas que pueden dejar de trabajar para acompañar la crianza de sus hijos, y el costo de niñeras, guarderías y educación es muy alto. Este tipo de asistencia debería ser provista por el Estado, y en Japón es todavía una materia pendiente.

– ¿Qué soluciones se están barajando para hacer frente a la situación?

El gobierno y las empresas japonesas están empezando a hablar sobre la posibilidad de contratar mano de obra extranjera para cubrir vacantes. La construcción es una industria que tiene una necesidad intensiva de mano de obra, y es una de las que más presión está haciendo para que se implemente esta medida, teniendo en cuenta que Tokio va a ser la organizadora de los Juegos Olímpicos 2020. Introducir mano de obra extranjera es un primer paso para solucionar un problema acuciante, pero a largo plazo Japón tal vez deba modificar sus políticas de inmigraciónpara hacer frente al problema demográfico.

 

Fuente de la entrevista: https://www.clarin.com/mundo/shujiro-urata-problema-inequidad-globalizacion_0_H18OPpTd-.html

Fuente de la imagen: https://images.clarin.com/2017/08/24/rkyhwpaOW_930x525.jp

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La educación privada afecta la equidad

02 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Luz Amparo Martínez

La disyuntiva entre educación pública y privada en Colombia simboliza la fragilidad de una educación de calidad para todos.

Los impulsores de las políticas de privatización de la educación, año 1955, apuntaban a la reconversión de los sistemas escolares estatales en sistemas de oferta privada en un entorno competitivo. Sin embargo, en la práctica, la privatización se ha manifestado más bien en la constitución de sistemas educativos híbridos en los que el sector público y el privado interaccionan y se distribuyen responsabilidades de forma compleja y a veces contradictoria.

En el mundo existen actualmente diversas iniciativas de privatización, por nombrar solo algunas están las escuelas charter norteamericanas o los colegios en concesión en Colombia (instituciones públicas gestionadas por entidades privadas con financiamiento estatal); vouchers (bonos educativos  que se trasladan a las familias para que elijan la escuela privada o pública que mejor se adapte a sus necesidades); subvenciones, convenios, contratación externa, de escuelas privadas por parte de los gobiernos (como las escuelas públicas de gestión privada en Argentina o las escuelas concertadas en España o los colegios por convenio en Colombia), entre otras.

Un reciente estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona La privatización educativa en América Latina identifica trayectorias muy distintas de los procesos de privatización en los países, que responden a causas y orígenes diversos.

El caso colombiano dice el estudio, obedece a la adopción de cambios más bien graduales que se originaron a nivel regional o distrital y que luego se diseminaron a escala nacional. “No obstante, la acumulación de dichos cambios parciales acaba por alterar significativamente la constitución y la gobernanza del sistema de educación pública”.

Y es que la legislación colombiana considera simultáneamente la educación como un derecho y como un servicio, permite que la gratuidad de la educación sea compatible con “el cobro de derechos académicos (sólo) a quienes puedan sufragarlos” (Art. 67, Ley General de Educación). Esto ha sido muy criticado por organismos internacionales como Naciones Unidas o el mismo Banco Mundial.

La investigación académica de las últimas décadas muestra con mucha más frecuencia efectos negativos que positivos de la privatización educativa, especialmente en relación con  aspectos como la equidad educativa, la inclusión y la diversidad en la composición de las escuelas.

Sin embargo, el Estado asume la obligación de cofinanciar los costos de las familias que matriculen a sus hijos en el sector privado, en caso de escasez de oferta pública, a través de subsidios a establecimientos privados con carácter solidario, comunitario, cooperativo, y sin ánimo de lucro (Art. 103 y 181).

En Colombia, las principales formas de sub-contratación son los colegios en concesión y los colegios en convenio. En el año 2014, según el estudio, el sector privado representaba el 18,7% de la matrícula en primaria y el 20,3% en secundaria, aunque estas cifras son mucho más elevadas para las áreas rurales.

A esta información de niveles altos de privatización, se suma otra problemática y es, en general, la mala calidad de los colegios que atienden a la población de estratos económicos pobres. No en vano este tipo de contratos se han venido restringiendo recientemente en ciudades como Bogotá. Datos de 2016 de la Secretaría de Educación de Bogotá muestran que en el año 2011 los colegios en convenio matriculaban a 127.178 estudiantes, y en el año 2015 únicamente a 49.474.

Desde luego hay excepciones como es el caso de los Colegios de la Fundación Compartir, administrados desde 1997 en convenio con la Secretaría de Educación de Bogotá, con resultados reconocidos por el gobierno distrital, las familias y sus más de 5.800 egresados, de los cuales el 65% ha ingresado a la educación superior a adelantar carreras como medicina, ingenierías, economía, antropología, diseño industrial, microbiología, en muchos casos con becas en la Universidad de Los Andes, el Rosario o Ser Pilo Paga; esta es una demostración de la pertinencia y calidad del modelo educativo Compartir.

No hay duda que las políticas de privatización suelen generar fuertes controversias sociales y políticas en todos los países. Es más, la misma OCDE en un Documento de Trabajo en 2010 advirtió que “dichas políticas promueven mayores niveles de segregación escolar y de desigualdad educativa, mientras que los efectos sobre las mejoras en el aprendizaje no son para nada significativos”.

Sus defensores insisten en que es una vía para ampliar la libertad de elección de las familias, tornar más eficiente el sistema educativo, o incluso incrementar la equidad en educación.  Sus detractores, sostienen que es un desafío a la concepción de la educación como un derecho humano y un bien social.

Pero quizás lo más interesante es lo que dice la investigación académica de las últimas décadas; muestra con mucha más frecuencia efectos negativos que positivos de la privatización educativa, especialmente en relación con  aspectos como la equidad educativa, la inclusión y la diversidad en la composición de las escuelas.

En definitiva, no han sido demostrados los supuestos beneficios de la privatización educativa en términos de eficiencia y mejoras en el rendimiento educativo y más bien pone de relieve que la privatización tiende a socavar la equidad educativa y la función de cohesión social que debería desempeñar la escuela, en la medida que amplía las brechas educativas entre los más ricos y los más pobres y en ese sentido, las desigualdades aumentan.

Ahora, mientras las políticas públicas demuestren una verdadera comprensión del fenómeno de la privatización y de cómo esta afecta, o no, a la equidad, la Fundación Compartir seguirá en la búsqueda de fuentes de financiación que le permitan seguir prestando un servicio educativo de calidad para seguir beneficiando a muchas más familias, niños y jóvenes del país que puedan desenvolverse con éxito en la educación superior o en el mercado laboral.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-educacion-privada-afecta-la-equidad

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Asignatura pendiente

Por: Ana Lilia Herrera Anzaldo

Erradicar de raíz la discriminación, la violencia y los feminicidios es un tema de formación.

En la antesala de la segunda década del siglo XXI, va siendo hora de que nuestro país erradique, para siempre, cualquier práctica de inequidad o desigualdad motivada por el género.

Ello exige la premisa fundamental de fijar que la fuerza y la talla no son símbolo de superioridad, pues los seres humanos nos convertimos en una especie superior no por nuestra fuerza, velocidad o agudeza de los sentidos, sino por la inteligencia. Lo relevante es ejercitar la razón.

El propósito de la igualdad entre hombres y mujeres, y los principios de no discriminación están orientados a destacar la dignidad del ser humano y establecer los valores de las personas como un baluarte para la vida y para el desarrollo social, tomando en cuenta un ámbito cultural y educativo que otorgue mejores condiciones sociales a la gente.

Son muchos los documentos y manifiestos que a lo largo de la historia se han esmerado en proclamar la equidad de la mujer respecto al hombre, tal como la Carta o Declaración Internacional de los Derechos Humanos, la cual expone la necesidad de un pleno desarrollo y progreso de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.

Hoy, en México y el mundo, tenemos marcos normativos, información e indicadores que ya desagregan por género diferentes fenómenos, pero erradicar de raíz fenómenos como la discriminación, la violencia y los feminicidios es un tema de formación.

La desigualdad social no es superioridad. Se debe de convencer de que el rico no es superior al pobre, o el blanco sobre el moreno, el más instruido sobre el menos educado; el católico sobre otras religiones; el que nació aquí sobre el que nació allá; el mestizo sobre el indígena; el religioso sobre el ateo; el sano sobre el enfermo; el capacitado sobre el discapacitado; el joven sobre el viejo; o el adulto sobre el niño. La igualdad debe ser un horizonte en todos los ámbitos.

Es urgente, desde la escuela, fijar la idea de que los hombres y las mujeres somos y seremos diferentes, pero ello no nos hace superiores o inferiores entre nosotros. La percepción y la inequidad son construcciones sociales que reclaman con urgencia cambios sociales dirigidos, como el que se logró con la política de población implementada en nuestro país en la década de los años 70 y que redujo de manera notable el número de hijos por pareja.

Así como las máquinas no pueden estar construidas de partes iguales, la sociedad se compone de seres diferentes que, en conjunto, deben perseguir el mismo fin: el bienestar de todos. Equidad no es que todos hagan lo mismo, sino que todos nos pongamos de acuerdo en función de nuestras capacidades y habilidades.

La inequidad de género que aún persiste en diversas regiones de nuestro país es –a querer o no– una forma de discriminación. Es urgente consolidar la idea de que el tratamiento subordinado de la mujer es una forma de discriminación tan atroz como la discriminación racial, religiosa, de clase o por alguna discapacidad.

Sin duda, hoy debemos plantearnos la formación en valores y en la defensa de nuestros derechos como personas desde el hogar, pero la escuela debe constituirse en una plataforma de inclusión, solidaridad y promoción de la igualdad.

El objetivo es extender la igualdad y el respeto de nuestros derechos a todos los campos de la vida social, empezando por la relación hombre-mujer, a través de asignaturas que desde la educación básica eduquen para lograrlo.

Por ello, hoy resulta indispensable una auténtica herramienta de cambio en el desarrollo de mujeres y hombres, como la implementación de una estrategia educativa transversal en materia de derechos humanos de las mujeres y perspectiva de género, que se centre en transformar los patrones culturales y enseñe a las niñas, niños y adolescentes, entre otras cosas, a identificar la violencia, a no generarla y a denunciarla.

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/asignatura-pendiente

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Las mujeres en Turquía

Por Juan Pablo Aguirre Quezada

Intensa discriminción

 “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. Martin Luther King

Las mujeres en Turquía —como en otros países de Medio Oriente— no tienen las mismas oportunidades de acceso que los hombres, a diferentes elementos de desarrollo como trabajo, vivienda o educación. En ese sentido el Instituto Turco de Estadística refiere que de cerca de 5.5 millones de estudiantes en el país -en educación media, superior o posgrado- 45.8% son mujeres y 54.2% hombres.

Más preocupante aún es que si bien la expectativa de escolaridad es de 15 años, para las mujeres es un año menos; además, el analfabetismo afecta a 8.2% de la población femenina mayor de 15 años, por únicamente 1.6% de los varones. En materia de empleo, las mujeres jóvenes enfrentan una situación de vulnerabilidad en este país, ya que cerca de 22% de la Población Económicamente Activa (PEA) de este sector y género está en situación de paro; mientras, que en la misma edad, el desempleo masculino es de 16.9%.

Si bien existen factores culturales, históricos o familiares que pueden explicar esta inequidad, también influyen las políticas educativas. En este país la educación obligatoria consiste en la etapa primaria (Ilkögretim), media (Ortaöğretim) y preparatoria (Lise); cada período es de cuatro años.

En este sentido, la Gran Asamblea Nacional aprobó a finales de marzo de 2012 una reforma educativa comúnmente conocida como 4+4+4 (en referencia a los años de escolaridad en cada ciclo académico), pero ha dividido las opiniones del país, ya que algunas voces consideran que el cambio puede causar más inequidad y fortalecer el aspecto religioso dentro de las aulas, lo que puede afectar el desarrollo formativo de las mujeres. Otros sectores consideran que esta medida es una reinvidicación de derechos que habían sido ignorados por los anteriores gobiernos.

Si bien el cambio brinda doce años de educación obligatoria -en contraste con los ocho que eran ofrecidos anteriormente-, la reforma también supone la posibilidad de que los estudiantes asistan a escuelas religiosas, lo que podría incrementar la deserción en el último ciclo y marginar de su asistencia a diferentes sectores sociales. Ejemplo de ello es que de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) 38% de los hombres entre 25 y 64 años han concluido su bachillerato, por 29% de las mujeres. Esto, pese a que en el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) el promedio femenino es 16 puntos mayor que el masculino en áreas como matemáticas, ciencias o lectura.

Esta vulnerabilidad atrajo el interés de diferentes organizaciones sociales en la cuestión de equidad de derechos en este país. Human Rights Watch documentó que además de los rezagos en materia educativa y laboral, mujeres y niñas en Turquía reciben maltratos en su hogar, lo que afecta a cuatro de cada diez personas del género femenino. El informe señala que los vacíos legales y errores en la aplicación de la Ley son los principales elementos que permiten la impunidad en los casos de violencia a las mujeres en esta nación.

La equidad y no violencia a las mujeres es un reto importante para Turquía de cara a los compromisos internacionales y las relaciones exteriores con la Unión Europea, ya que por geografía y política es uno de los países de Medio Oriente que tienen  más lazos con las naciones del “viejo continente”. Es, además, una oportunidad para brindar mejores condiciones de vida a más de la mitad de la población turca.

Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alertó de las dificultades que enfrentan las mujeres para acceder al pleno empleo que les permita desarrollarse personal y familiarmente. Dicha instancia señala que en promedio, el porcentaje de participación laboral femenino fue de 29.5% en 2012; sin embargo, esta cifra se eleva por las damas que trabajan en la parte europea del país, ya que en el resto (la península de Anatolia) la cifra no llega alcanza 10%. Además, 37% de la población femenina que labora no percibe ingresos debido a que se desempeñan en negocios familiares; en contraste, únicamente uno de cada 20 trabajadores varones están en esta situación. En tanto, la OCDE informó que tres de cada diez mujeres trabajadoras en Turquía tienen que laborar más allá de su horario laboral, lo que afecta el balance vida-trabajo.

Ante estas circunstancias, instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han hecho llamados y realizado actividades a fin de sensibilizar a la población y ponerle un alto a la discriminación y violencia de género en diferentes países, incluyendo Turquía.

Dentro de la población vulnerable existen sectores que son los más desprotegidos. En este sentido en el territorio turco se han refugiado migrantes de zonas limítrofes en conflicto como Siria e Irak. Lamentablemente diferentes medios de información y organizaciones de la sociedad civil refirieron la venta de mujeres esclavas por parte del Estado Islámico (ISIS) en la frontera sur, lo que infringe los derechos humanos.

En los últimos años Turquía ha tenido un importante desarrollo económico —con algunos periodos de crisis—  siendo uno de los primeros países en afiliarse a la OCDE y tiene participación en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sin embargo, aún tiene retos importantes en materia de desarrollo social y en especial, mejorar la calidad de vida de las mujeres.

Fuente: http://www.siempre.com.mx/2016/09/las-mujeres-en-turquia/

Imagen: www.siempre.com.mx/wp-content/uploads/2016/09/3302-aguirre.jpg

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Gasto inercial: un desincentivo para la calidad y equidad educativa

Fiorentina García Miramón

La educación es el mayor gasto del gobierno federal. De acuerdo con el reporte “Gasto público para una educación de calidad” presentado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), los recursos que se destinan a la educación equivalen a toda la recaudación de Impuesto al Valor Agregado (IVA).1 En otras palabras, la educación es el servicio público en el que más gastamos los mexicanos. Valorando cuánto se destina a la educación y considerando que, el gasto es la principal herramienta para ejecutar cualquier política, resultó lógico pensar que la reforma educativa traería consigo una planeación del gasto más efectiva y eficaz. Sin embargo, esto no sucedió. Por lo que hoy seguimos gastando los recursos educativos inercialmente –de la misma manera– que antes de la reforma, aunque las expectativas han cambiado.

A tres años de la aprobación de la reforma, algunos debates se centran sobre cuál es el impacto que ésta ha tenido y sobre cuál sería el método más adecuado para evaluarla. En lo que respecta a cómo se han gastado los recursos, el debate se encuentra en un nivel más superficial. No se ha discutido con mayor profundidad sobre el desempeño de los programas presupuestarios “estrella” (Reforma Educativa o Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa) y tampoco se han examinado los costos y beneficios de los nuevos esquemas de financiamiento (Escuelas al CIEN). En enero del 2015 se anunció la elaboración de un presupuesto base cero, sin embargo, lo que en realidad se hizo fue unasimplificación en la administración de los recursos. En otras palabras, se fusionaron programas presupuestarios dirigidos a poblaciones vulnerables (PRONIM, PROMAJOVEN, PAED), con la justificación de evitar duplicidades y de asignar los recursos operativos y administrativos estrictamente necesarios. Por lo tanto, seguimos con la misma planeación del gasto y sin evaluar si quiera, si ésta representa un incentivo o desincentivo para llevar a cabo la reforma.

Actualmente, México tiene una oportunidad única para mejorar la calidad y equidad de la educación de los niños, niñas y jóvenes, y con ello aprovechar el bono demográfico. No obstante, el país también atraviesa por un periodo serio de austeridad, del que todo parece indicar costará trabajo salir. Dado lo anterior, mejorar cómo, en qué y para qué gastamos los recursos educativos se vuelve impostergable. Son tres objetivos que tenemos que considerar cuando hablamos de cómo mejorar la planeación del gasto educativo: equidad, calidad y sostenibilidad del financiamiento. Con la actual planeación del gasto educativo y en la búsqueda de alcanzar dichos objetivos, se han aprendido al menos tres lecciones principales que a continuación se explicarán.

La primera es que mover el gasto de acuerdo con el aumento de la cobertura no implicó reducir la inequidad. En las décadas pasadas, los esfuerzos del Sistema Educativo Nacional(SEN) se concentraban en incrementar la cobertura de la educación básica. Esto se hacía bajo el supuesto de que una mayor cobertura significaba una mayor disponibilidad de lugares para las personas excluidas del SEN. Hoy se sabe que esta relación es más compleja de lo que parece. A raíz de este supuesto, el gasto educativo ha estado planeado –principalmente– con base en el aumento de la matrícula, sin considerar las necesidades y diferencias que existen por el lado de la demanda, ni las necesidades y diferencias que existen por el lado de la oferta. ¿Qué nos ha traído gastar de esta manera? Por un lado, ha significado una educación básica que está cerca de lograr una cobertura universal, pero con inequidad y baja calidad en sus servicios. Como se sabe, existen estados, como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Tabasco, donde la mayoría de la infraestructura es precaria y, en cuanto a servicios públicos, la mayoría de los estados –con excepción de la Ciudad de México– tienen escuelas sin acceso a la energía eléctrica. Por otro lado, a pesar de que uno de los elementos insignia de la reforma es la formación profesional docente, se destina apenas un 0.04% del gasto educativo para este rubro, mientras que, para la nómina educativa se va un 85.6%. No por nada somos el país miembro de la OECD que más gasta en salarios de maestros de educación básica.

La segunda lección es que la estructura del gasto educativo no ha servido para alinear los incentivos de todos los actores involucrados en el SEN. Hoy en día, el gasto está estructurado de tal forma que la asignación y ejecución de los recursos es de arriba hacia abajo. Esto desincentiva la autonomía de gestión y la presión ciudadana e incentiva el control y la corrupción. Tener una alineación de incentivos permite que la educación de calidad sea un objetivo en común y que la evaluación sea el camino para alcanzarlo. En la actualidad, las evaluaciones no tienen una vinculación entre ellas. Esto nos llevar a tener una evaluación que realmente no evalúa al sistema educativo, como el conjunto de actores que lo conforman. 

Por último, la tercera lección es que para seguir gastando en la educación de las generaciones presentes y futuras, es necesario que ésta otorgue retornos al sistema fiscal mexicano. Es decir, se debe buscar asegurar la sostenibilidad del gasto educativo. Dicha sostenibilidad sucede cuando las personas tienen salarios formales y bien remunerados, pues el gobierno puede recibir recursos a través de impuestos. Se ha estimado que, únicamente las personas con estudios de nivel profesional alcanzan a devolver al Estado, en forma de Impuesto sobre la Renta (ISR), el gasto en educación realizado en ellos. De continuar en una situación donde un 70.0% de los jóvenes más pobres se encuentran sin estudiar y un 20.4% de ellos son “ninis”, se ve complicado que el gasto educativo pueda ser sostenible a largo plazo.

Si bien, la reforma educativa se enfocó en la evaluación y el servicio profesional docente, que son elementos necesarios para medir la calidad de la educación y mejorar el aprendizaje, tampoco resultan aspectos suficientes para mejorar la calidad y el financiamiento del SEN. Ya se acabó el México con bonanza petrolera y hoy, son más los compromisos que el gobierno federal debe cumplir. La educación empieza a competir, en términos de recursos, con otras funciones como pensiones, deuda pública o protección ambiental. Si queremos que la educación sea un servicio público de calidad, equitativo y sostenible, es el momento de ponernos a trabajar en una planeación más eficiente y eficaz del gasto educativo. Únicamente así, el gasto será el combustible para mover a la reforma educativa en la dirección correcta.


El gasto educativo en el ejercicio fiscal 2016 asciende al 3.8% del PIB (15.2% del Presupuesto de Egresos de la Federación) y la recaudación del IVA representa el 3.9% del PIB, en el mismo ejercicio.

Fuente: http://educacion.nexos.com.mx/?p=303

Imagen: http://educacion.nexos.com.mx/wp-content/uploads/2016/08/1.jpg

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Los retos de Singapur en la educación

Asia/Singapur/4 de agosto de 2016/ Fuente: proexpansion

En 1965, Singapur se independizó del yugo británico y logró sacar a su población del analfabetismo al que la mayor parte de esta se encontraba sujeto. Un grupo de calificados maestros fueron asignados para diseñar el modelo educativo más efectivo y, tras investigar y observar otros sistemas educativos, en 1980 se implementó la metodología que hoy se conoce.

Singapur cuenta con el mejor sistema educativo, resaltando su calidad en ciencias y matemáticas, de acuerdo a un informe publicado en mayo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos(OCDE), el cual comprende a 35 países actualmente, entre ellos Singapur, Canadá, Estados Unidos, Japón, Finlandia y Corea del Sur. El sistema educativo singapurense es reconocido como un modelo para el mundo; sin embargo, un artículo del Financial Times titulado “Why Singapore’s kids are so good at maths”señala que no es perfecto y podría estar afectando el desarrollo artístico y creatividad de los niños.

En el sistema de educación primaria de Singapur se le da mayor importancia a la profundidad de los temas que se enseñan en lugar de la cantidad. Los niños aprenden menor número de temas, pero tienen la oportunidad de realmente procesar y comprender al detalle la información que reciben, algo que no sucede en sistemas occidentales donde se les atiborra de materias, según Andreas Schleicher, miembro de la OCDE, quien afirma que “En Singapur, las matemáticas no se tratan de saber todo, sino de pensar como un matemático”.

Así mismo, en las escuelas singapurenses, las clases son manejadas en plenos, en vez de separar a los niños en pequeños grupos. Esto le da al maestro la posibilidad de detectar al niño que no está comprendiendo completamente el tema y ayudarlo de manera sutil, en lugar de esperar que se desespere y ahogue en silencio. Las aulas son poco decoradas para evitar que los niños se distraigan y el castigo físico es empleado como último recurso con los varones. La enseñanza procura ser fragmentada en pequeños tópicos que sean más fáciles de comprender y se emplea material didáctico.

Sin embargo, este sistema alabado en otros países es duramente criticado por la población singapurense, por su énfasis en las matemáticas y ciencias, entre otras cosas. Los padres de familia creen que la presión a la que los niños son sometidos para alcanzar excelencia académica puede se contraproducente. Además, se percibe que el modelo educativo promueve la inequidad. Pero, principalmente, algunas personas consideran que el sistema educativo no promueve la creatividad, cualidad buscada en el perfil de un profesional modelo. Los niños son guiados a través de una serie de pasos que deben ser cumplidos al pie de la letra. Por ejemplo, cuando se trata de resolver problemas matemáticos, existe un método y este debe ser respetado. El niño tiende a encontrar respuestas siguiendo su propia lógica y a pesar de encontrar la respuesta correcta no es tomada en cuenta pues no siguió el método enseñado. Para los padres eso es una forma de asfixiar la capacidad de una persona de pensar por sí misma.

El gobierno, consciente de las críticas hacia su modelo, ha buscado reducir la presión y exigencia de la educación, recortando los sílabos y reduciendo la cantidad de tareas, así mismo se les permitió a los estudiantes tener mayor poder de decisión sobre los cursos que deseaban estudiar. Pero estos esfuerzos no han tenido gran impacto, según Linda Lim, profesora en University of Michigan’s Ross School of Business.

Nada es perfecto, e incluso el mejor sistema educativo debe evaluar sus fortalezas y debilidades con el fin de detectar aquello que se tiene que mejorar y aquello que hay que mantener. Este modelo de educación tuvo gran efectividad cuando el campo laboral demandaba trabajadores manufactureros. Sin embargo, los tiempos han cambiado y hoy las empresas requieren colaboradores que aporten no solo conocimiento intelectual, sino también creativo.

Esta mirada al modelo singapurense permite extraer diversas enseñanzas, como la importancia de que las personas busquen múltiples formas de resolver un problema (no solo matemático), lo cual permite premiar la obtención de respuestas correctas, pero también el esfuerzo requerido para llegar hasta donde se ha llegado.

Fuente: http://proexpansion.com/es/articulos_oe/1948-los-retos-de-singapur-en-la-educacion

Imagen: http://proexpansion.com/uploads/article/image/1948/larger_singapore.jpg

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