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Teoría de las Inteligencias Múltiples, el conocimiento explicado de 8 maneras diferentes

Por: María Gabriela Roa / Culturizando

La Teoría de Inteligencias múltiples fue una propuesta del psicólogo estadounidense Howard Gardner y la misma explica que el ser humano no presenta una inteligencia única ya que a lo largo de la vida necesita del desarrollo de muchas áreas de su conocimiento y algunas tienen la capacidad de perfeccionarse más que otras.

A raíz de esta teoría surge la idea de que buenas calificaciones o grandes títulos realmente no determinan la inteligencia de una persona. Howard Gardner ha logrado identificar y definir ocho tipos de inteligencia distintas, ellas son:

Inteligencia Lingüística: Las personas que desarrollan este tipo de inteligencias desarrollan capacidades lingüísticas, de escritura, de gestos y tienen una gran habilidad para la conversación.

Inteligencia Lógico- Matemática: Este tipo de inteligencia se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos. La rapidez para solucionar este tipo de problemas es el indicador que determina cuánta inteligencia lógico-matemática se tiene.

Inteligencia Espacial: Se destaca en este tipo de inteligencia la habilidad para poder observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas, destaca la estética, la capacidad de visualizar imágenes y las capacidades artísticas.

Inteligencia Musical: Personas cuyos cerebros son capaces de desarrollar habilidades musicales. Son útiles tanto para la composición como para tocar algún instrumento.

Inteligencia Corporal y cinestésica: Personas que desarrollan grandes habilidades para desarrollarse con herramientas corporales y motrices. Tienen capacidades para el baile, la gimnasia o los deportes.

Inteligencia Intrapersonal: Se refiere a aquella inteligencia que nos faculta para comprender y controlar el ámbito interno de uno mismo. Las personas que destacan en la inteligencia intrapersonal son capaces de acceder a sus sentimientos y emociones y reflexionar sobre éstos.

Inteligencia Interpersonal: Se trata de una inteligencia que permite interpretar las palabras o gestos, o los objetivos y metas de otras personas. Además proporciona las capacidades de actuar ante dichos discursos.

Inteligencia Naturalista: La misma permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados a la naturaleza, como por ejemplo las especies animales y vegetales o fenómenos relacionados con el clima, la geografía o los fenómenos de la naturaleza.

Con esto se busca explicar la variabilidad entre cada ser humano y la capacidad que tiene cada uno para desarrollarse y capacitarse en ámbitos diferentes de la vida.

Por María Gabriela Roa / @gabyroab / Culturizando

Con información de: psicologiaymente.net / psiqueviva.com | Foto: Shutterstock

Fuente: http://culturizando.com/teoria-las-inteligencias-multiples-conocimiento-explicado-8-maneras-diferentes/

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El humanismo de nuestro sistema educativo

Por Jesús Montero Tirado

Nuestro sistema educativo en todos sus niveles, desde la educación inicial hasta la educación superior, hace muchas décadas se viene desarrollando sobre la base de un concepto del ser humano reducido en su integridad. Trabaja con tres dimensiones del ser, la dimensión biológico-corporal, la psicológica y la social, y omite (sin justificarlo) la cuarta dimensión esencial constituyente, la espiritual.

Todavía mantenemos la visión errada de Descartes al repartir el estudio y la investigación de la materia a las ciencias y la dedicación a explorar el espíritu a la Iglesia y las religiones. Un reparto cuya arbitrariedad han hecho ver científicos reconocidos universalmente como Ken Wilber (“El espectro de la conciencia”, “Los tres ojos del conocimiento”, “El ojo del espíritu”) y neurólogos como Antonio Damasio con sus investigaciones “El error de Descartes” y “El misterio de la conciencia”.

Las fronteras entre ciencia y espíritu que Descartes trazó no son las que, por ejemplo, la física cuántica diseña, como nos hace ver Fritjof Capra en su “Tao de la Física”. Y, sobre todo, pensar que el espíritu no es objeto, no es tema de investigación científica es una idea que hoy no tiene sentido, porque cada día aparecen nuevos científicos e investigaciones demostrando lo contrario. Hoy se investiga y reconoce el potencial y la actividad espiritual del ser humano.

La neurología aporta frecuentes conclusiones sobre las evidencias de nuestra dimensión espiritual detectadas en nuestro cerebro. Recientemente Andrew Newberg del Centro Myrna Brind de Medicina Integral de la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia ha publicado con el título traducido al castellano “La religión en nuestro cerebro” (Edit. Martínez Roca, 2015) las conclusiones de sus investigaciones en diferentes situaciones y experiencias espirituales.

Newberg confirma lo que Richard Davidson demostró a principios del milenio sobre las neuronas que se activan cuando el sujeto investigado entra, por ejemplo, en meditación espiritual.

El interés y la actualidad de la formación y desarrollo de la dimensión y el potencial espiritual del ser humano crece entre los científicos y especialistas en desarrollo humano, lo que se confirma con las constantes publicaciones que aparecen sobre temas como neuroespiritualidad, espiriteria, neuroteología e inteligencia espiritual.

La honesta humildad de Howard Gardner, creador de la “Teoría de la múltiples inteligencias”, al decir en su libro “La inteligencia reformulada” que reconocía que en la historia de la humanidad ha habido eminentes personas de extraordinaria inteligencia espiritual, pero que con su método él no estaba en condiciones de demostrarlo, ha sido superada y ya son muchos los investigadores y escritores que ofrecen importantes estudios y publicaciones de divulgación sobre la inteligencia espiritual.

Siempre estuvo claro que el ser humano tiene la dimensión espiritual, pero una visión reduccionista de lo que es hacer ciencia y sobre qué se puede hacer investigación científica, marginó al espíritu de los ámbitos científicos y académicos. Un grave error que afortunadamente para muchos ya está superado, pero en otros muchos sigue prevaleciendo la inercia excluyente, con la lamentable consecuencia de influir expresamente en la manera de entender la educación formal.

El orgullo de la ciencia positivista, que ve solamente con los ojos de los sentidos y con parte de los ojos de la razón, pero tiene cerrados los ojos del espíritu, ha hecho creer que a la verdad que merece total aceptación se llega sólo por las ciencias así entendidas, cuando hay que reconocer que en la vida hay verdades definitivas a las que la ciencia no llega, ni tiene respuestas para preguntas tan emocionantes y trascendentales como por qué nacemos, por qué morimos, cuál es el sentido último de nuestra vida, cuál es la razón del amor. Cortar las alas a los educandos, ignorando su dimensión espiritual en la planificación educativa, impide que puedan aprender cómo aproximarse a lo trascendente, a los misterios de lo existente, a los propios misterios de su ser y privarles de bellísimos vuelos superiores que nos hacen posible escalar y bucear hacia la altura y la profundidad de lo divino.

Una educación formal que ignora la dimensión espiritual del ser humano ofrece un humanismo mutilado, nada menos que amputando e ignorando aquello que más le diferencia a todo ser humano de los demás seres vivos.

jmonterotirado@gmail.com

Fuente del Artículo:

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/el-humanismo-de-nuestro-sistema-educativo-1586808.html

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Acerca de la creatividad

Alberto Benegas

El proceso creativo es, a mi juicio, uno de los temas de mayor interés. Hace unos años escribí en torno a este asunto, pero es pertinente volverlo a hacer con el análisis de otros ángulos. De entrada digamos que hay que tener muy presente que cada uno de nosotros es único e irrepetible por una sola vez en la historia de la humanidad. Esto nos da una enorme responsabilidad para estar atentos a qué hacemos con nuestras vidas. Si estamos al acecho de cuál es nuestra razón de ser en el corto lapso en esta tierra o si consideramos que podemos consumir el tiempo que nos es dado para divertirnos, alimentarnos, copular y hacer nuestras necesidades fisiológicas. El llamado interior es nuestra vocación, se trata de actualizar nuestras muy diversas potencialidades, como ha escrito Octavio Paz: “Al descubrir nuestra vocación nos descubrimos a nosotros mismos”.

La creatividad supone poner al descubierto algo que estaba oculto, siempre teniendo en cuenta que la originalidad resulta sumamente difícil (“para novedades, los clásicos”, reza el conocido adagio), pero por lo menos poner sobre la mesa algo no recordado, algo no evidente o dificultoso para el momento.

La creatividad opera en muy diferentes planos y campos, en algunos se destaca más algún viso de originalidad (por ejemplo, en el arte) y en otros se trata más bien de descubrir nexos causales en lugar de creación propiamente dicha (por ejemplo, en la ciencia).

De todos modos, ¿cómo ocurre el proceso creativo? Con la concentración y el interés en el estudio de determinada materia se va archivando información en el subconsciente y en ese contexto de trabajo en cierta instancia el nivel conciente traba relación con el antedicho archivo y se produce el “momento eureka”. Es el resultado de la perseverancia, la constancia y la atención en la materia que interesa. Muchas veces, en este proceso, la creatividad o el descubrimiento sorprenden, puesto que alumbran una idea colateral. Casi como en la ciencia médica, en la que muchas de las líneas de investigación en un área dan por resultado un descubrimiento en otra.

Cuanto mayor el valor de la creatividad, mayor es el grado de soledad que requiere el investigador y muchas veces a contracorriente de lo que opinan los demás. Contar con el temple para continuar en el camino es requisito para la creatividad, sin dejarse influir por otros. En el extremo está el conocido experimento tan citado del acuerdo con el organizador de un grupo de personas —menos una—, a quienes que se les solicitó sostener que, en una serie de cuadros que se les exhibía, un bastón era más grande que otro, cuando en realidad no era así. La única persona que no estaba informada del truco al principio se sorprendió de las respuestas de los colegas, pero a medida que se sucedieron los cuadros y las respuestas erróneas que se daban por verdaderas, el sujeto en cuestión optó por contestar equivocadamente, tal como lo hicieron los demás. Es la presión del grupo, es la masificación, es la abdicación de la individualidad, es la renuncia a la honestidad intelectual, es la entrega del yo en pos de los demás, es la desaparición de la condición humana.

Sin duda que la creatividad no es ex nihilo para los mortales, dado que se basa en la incorporación de conocimiento provisto por otros y por sucesos externos a quien crea. Por supuesto que hay muy diferentes grados de creatividad con base en talentos muy distintos. En otra oportunidad he señalado que Stefan Zweig nos recuerda que Wolfang Mozart componía sin borradores, como si alguien le estuviera dictando para escribir con rapidez en el pentagrama. Ludwig van Beethoven, en cambio, necesitaba muchos borradores antes de la obra final y Honoré de Balzac, para escribir a la velocidad que lo hacía, inventó una especie de taquigrafía para estar a la par de sus pensamientos, al contrario de Johann Goethe, que tardó sesenta y cuatro años de intenso trabajo para escribir Fausto. Alberto Durero requería de varios croquis y mucho ejercicio en el lienzo para pintar, mientras que Vincent van Gogh pintaba hasta tres cuadros por día.

Como hemos consignado, la creatividad humana no procede de la nada, se sustenta en información previa, procesada, digerida y reformada con el correspondiente valor agregado. Giovanni Papini sostenía metafóricamente que si a uno le abrieran el cerebro, se encontrarían miles y miles de carteles con los nombres de quienes influyeron en la persona para elaborar tal o cual cosa. No sólo se trata de la influencia del prójimo, sino de situaciones y circunstancias varias.

A diferencia del reino animal, vegetal y mineral, el ser humano no está determinado por otras causas anteriores, sino que opta y decide debido al libre albedrío. Tal como explica el premio Nobel en física Max Planck, en su ¿Hacia dónde va la ciencia?: “Se trata de una degradación inconcebible que los seres humanos, incluyendo los casos más elevados de mentalidad y ética, fueran considerados como autómatas inanimados en las manos de una férrea ley de causalidad […] El papel que la fuerza desempeña en la naturaleza como causa de movimiento tiene su contrapartida, en la esfera mental, en el motivo como causa de la conducta […] ¿Qué conclusión podemos deducir respecto del libre albedrío? En medio de un mundo donde el principio de causalidad prevalece universalmente, ¿qué espacio queda para la autonomía de la volición humana? Esta es una cuestión muy importante, especialmente en la actualidad, debido a la difundida e injustificada tendencia a extender los dogmas del determinismo científico [determinismo físico en la terminología de Karl Popper] a la conducta humana, y así descargar la responsabilidad de los hombros del individuo”.

Tengamos en cuenta que la creatividad no está reservada “a los del más alto coeficiente intelectual (IQ)”, ya que, como han puesto de manifiesto autores como Howard Gardner (Inteligencias múltiples) e Isaac Asimov (Thinking About Thinking), no hay posibilidad alguna de establecer un ranking universal de inteligencias (inter legum), puesto que todos somos inteligentes, sólo que para asuntos muy distintos. El profesor brillante en su especialidad puede ser incapaz de colocar un foco de luz o de recitar una declinación en latín; el agricultor puede desconocer la matemática; el mozo en un restaurante puede recordar cada uno de los múltiples platos que solicitan muchos comensales y relacionarlos entre sí, pero es incapaz de entender el significado de la física cuántica, y así sucesivamente. Como bien ha dicho Albert Einstein: “Todos somos ignorantes, sólo que en temas distintos”, lo cual está vinculado con las muy diversas capacidades, sea en cuanto a la memoria, sea en la inteligencia.

El producto de la creatividad se traduce en una inmensa satisfacción difícil de trasmitir en palabras que alimenta el intelecto de todos cuando está dirigida a lo ético, lo estético y, en general, a contribuciones que permiten mejorar la condición de vida de los semejantes. Es una bendición que debe ser cultivada y aprovechada.

Por esto es que resulta en interés de quien contrata gente. Supuestamente debe pensar en distintos puestos de trabajo, considerar con cuidado el clima laboral al efecto de lograr los mejores resultados. Si quien es contratado se desempeña en ámbitos conflictivos y poco amigables, naturalmente su rendimiento será deficiente.

Por otra parte, para desarrollar la mayor energía creativa posible es indispensable un clima de libertad, lo cual significa respeto recíproco y no imposiciones de reglamentaciones asfixiantes que pretenden el tratamiento de personas como si fueran autómatas del poder político de turno. Se pierde una dosis inmensa de energía si las personas deben atender con el fruto de su trabajo los desmanes del Leviatán. Hay lugares en que el contribuyente debe trabajar más de la mitad del año para satisfacer la voracidad fiscal del Gobierno y eso sin contar con la enmarañada papelería y los trámites engorrosos que exige el aparato estatal, además de tener que responder a preguntas insolentes, impresas en formularios absurdos. En este contexto hostil, naturalmente decae rápidamente la creatividad.

Entre lo mucho escrito sobre la creatividad, hay una obra de especial interés titulada The Courage to Create, de Rollo May, en la que enfatiza la traición a uno mismo si no se expresa lo que se piensa sin subterfugio alguno. Por supuesto que esto no es incompatible con la educación: no significa que a una mujer fea se le haga notar su fealdad, May se refiere a la competencia por valores y principios. Tampoco excluye, sino más bien requiere que permanentemente se revisen las propias conclusiones, ya que el conocimiento es provisorio, sujeto a refutaciones. May destaca el ejemplo de Alexander Solzhenitsyn, “que enfrentó solo el poder de la burocracia soviética” (en este sentido, es menester recordar la obra de Leonard Read titulada The Courage to Stand Alone).

Rollo May no alude al coraje físico ni a la temeridad, sino al coraje moral, estrechamente vinculado a la honestidad intelectual. Explica la importancia de dejar testimonio con total independencia de lo que piensa la mayoría. Rechaza lo que hoy se conoce como lo políticamente correcto, donde se propone que la gente “se ajuste a la tendencia del momento” y subraya que esto es más necesario que nunca en la actualidad, donde “el fascismo, el socialismo, el conformismo y el poder militar hacen que el individuo no sólo se siente perdido, sino que está perdido”.

Como ha sentenciado Miguel de Cervantes: “Cada quien es hijo de sus obras”, pero la creatividad se ahoga y queda aplastada por el espíritu autoritario. Mafalda ha dicho bien: “La vida es como un río, lástima que hayan tantos ingenieros hidráulicos”.

Fuente del articulo: http://opinion.infobae.com/alberto-benegas-lynch/2016/04/30/acerca-de-la-creatividad/index.html#more-1432

Fuente de la imagen: http://www.grupoalbe.com/wp-content/uploads/2017/03/Creatividad.png

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Utilizamos solo el 10% del cerebro y otras falsas creencias en educación

Por: Ana Torres Menárguez

Expertos en neurodidáctica desmontan algunas concepciones erróneas relacionadas con el aprendizaje.

En los últimos años la neurodidáctica, que estudia cómo aprende el cerebro, está transformando la educación. El gran avance es que gracias a las máquinas de neuroimagen se puede ver la actividad cerebral mientras se realizan tareas y así detectar cuáles con los métodos de aprendizaje más eficaces. Pero esta revolución conlleva un peligro: la mala interpretación por parte de los educadores de algunos hallazgos científicos. “Se conocen como neuromitos y el problema es que algunos centros educativos están basando sus nuevas pedagogías en estas falsas creencias”, explica Anna Forés, profesora de la facultad de Educación de la Universidad de Barcelona y coautora del libro Neuromitos en educación (Plataforma Editorial).

Forés junto a un grupo de médicos, genetistas, psicológos y pedagogos es la impulsora de los dos másteres en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos y de la UB, lanzados en los útimos dos años. En 2015 algunos de ellos decidieron investigar los 12 neuromitos más extendidos entre la comunidad educativa y reunirlos en una publicación. “Nuestro objetivo es desmontar esas creencias con datos reales obtenidos en investigaciones neurocientíficas”, cuenta Forés, que cree que la desesperación de los centros por cambiar la forma de enseñanza les lleva a implantar métodos que no están probados.

“La educación necesita aire fresco porque las pedagogías de los últimos cincuenta años ya no funcionan, pero hay que llevar cuidado”, apunta. Estas son tres de las falsas creencias que se recogen en el libro:

– Aprendemos mejor cuando recibimos la información acorde con nuestro estilo de aprendizaje: visual, auditivo o cenestésico (falso). Howard Gardner, psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, revolucionó el mundo de la educación con su teoría de las inteligencias múltiples. Fue el primero en proponer que existen ocho tipos de inteligencias (lingüística, lógico-matemática, cinético-corporal, musical, espacial, naturalista, interpersonal e intrapersonal), independientes entre sí, y que cada persona destaca en el manejo de una o de varias. “Supuso un gran avance porque desde ese momento se dejó de clasificar a los niños como listos o tontos; si no se te dan bien las matemáticas no eres menos inteligente que los demás”, indica Anna Forés.

Sin embargo, más allá de esa teoría, algunos centros educativos, explica Forés, comenzaron a diseñar nuevas metodologías centradas en explotar las habilidades que por naturaleza se nos dan bien: la visual, la auditiva o la cenestésica -relacionada con los movimientos corporales-. “Se dio por hecho que los alumnos visuales aprenden mejor con mapas o vídeos, los auditivos con podcast o debates y que los cenestésicos necesitan manipular objetos”, apunta en el libro Jesús Guillén, profesor de la UB y autor del blog Escuela con cerebro.

Según el estudio Learning styles: concepts and evidences, publicado en 2008 por el investigador de la Universidad de California Harold Pasher, dentro de la “abundante” literatura sobre estilos de aprendizaje solo tres estudios utilizaron un diseño experimental adecuado y de ninguno de ellos se puede deducir que la enseñanza basada en estilos de aprendizaje sea beneficiosa. “El funcionamiento natural del cerebro, que mantiene conectadas diversas regiones en permanente actividad, imposibilita que nos centremos en una única modalidad sensorial”, señalan en el libro.

Una muestra de lo arraigada que está esa creencia en el entorno escolar es una encuesta en la que se preguntó a 932 profesores de Reino Unido, Holanda, Turquía, Grecia y China si creían que las personas aprenden mejor cuando reciben la información en su estilo de aprendizaje preferido. El 95,8% de ellos respondió que sí. “Según las últimas investigaciones en neurociencia sobre la plasticidad cerebral, facilitamos el aprendizaje cuando los materiales curriculares se presentan en múltiples modalidades sensoriales”, apunta Guillén.

– Utilizamos solo el 10% de nuestro cerebro (falso). “La neurociencia ha demostrado que en la realización de tareas utilizamos el 100% de nuestro cerebro”, apuntan en el libro José Ramón Gamo, neuropsicólogo infantil y director del Máster en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos, y Carme Trinidad, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Tecnologías como la resonancia magnética han aportado luz en cuanto a los niveles de activación cerebral y han demostrado que solo cuando se ha sufrido una lesión cerebral y esta provoca daños graves se observan áreas del cerebro inactivas”, destacan. También se ha demostrado que incluso cuando dormimos todas las partes de nuestro cerebro presentan algún nivel de actividad.

En un intento por identificar el origen de esa creencia (la de que solo utilizamos el 10% de nuestro cerebro) los autores se refieren a la afirmación del profesor de Harvard William James, que a principios del siglo XX defendía que solo usamos una pequeña parte de nuestros recursos mentales y físicos. También a “malas interpretaciones” de algunos estudios neurocientíficos de finales del siglo XIX y principios de XX. Según explican, en uno de ellos se afirmaba que solo el 10% de las neuronas están “encendidas” en determinados momentos y en otro que solo se habían podido mapear un 10% de las funciones cerebrales.

– Escuchar la música de Mozart nos hace más inteligentes y mejora nuestro aprendizaje (falso). Es una experiencia contrastada que la formación musical comporta un mayor rendimiento cognitivo: el aprendizaje de un instrumento desarrolla la audición, la motricidad, la intuición y el razonamiento espaciotemporal. Ahora bien, “de ahí a afirmar que la audición de una pieza de música clásica, y en particular de Mozart, puede hacer que el niño sea más inteligente al aumentar alguna de sus funciones ejecutivas -capacidades relacionadas con la gestión de las emociones, la atención y la memoria que permiten planificar y tomar decisiones adecuadas- y que por ello alcance un mayor dominio de las asignaturas como la lengua y las matemáticas hay una notable diferencia”, explica en el libro Félix Pardo, profesor del Posgrado de Neuroeducación de la Universidad de Barcelona.

La consagración del efecto Mozart pareció llegar con el artículo Musical and spatial task performance, publicado en Nature en 1993 y realizado por investigadores del Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California. Tras un experimento de cinco días con estudiantes de secundaria, sugirieron que escuchar a Mozart “organiza la actividad de las neuronas en la corteza cerebral, reforzando los procesos creativos y la concentración”. Sus conclusiones fueron malinterpretadas y simplificadas por políticos estadounidenses y por parte de la comunidad educativa, remarcan en el libro Neuromitos en educación. En 1998 el gobierno del estado de Florida aprobó una ley que emplazaba a las guarderías públicas a escuchar al menos una hora de música clásica al día y ese mismo año diferentes escuelas públicas del país informaron de mejoras en la atención y en el rendimiento académico por el hecho de poner música clásica de fondo en sus clases.

Mozart se colocó en las listas de superventas. Una de las autoras del artículo Musical and spatial task performance manifestó su malestar por el marketing comercial y político en torno a su estudio y recalcó que no existía ninguna evidencia de que la audición de Mozart incrementara el coeficiente de inteligencia.

Investigadores de la facultad de Psicología de la Universidad de Viena analizaron en 2010 40 investigaciones publicadas sobre el efecto Mozart, con cerca de 3.000 participantes, y concluyeron que no se habían encontrado mejoras significativas en las habilidades cognitivas de los expuestos a la música de Mozart, así como ninguna mejora en el coeficiente de inteligencia. «No hay ninguna duda: escuchar a Mozart no te hace más inteligente», zanja Félix Pardo.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2017/04/07/actualidad/1491560365_856557.html

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Cómo trasladar la ciencia a las aulas (y evitar los neuromitos)

Por: Saray Marqués

Un grupo de académicos británicos ha criticado la traslación a las aulas de ciertas teorías de la psicología y la neurociencia. No tiene parangón en nuestro país, pero cada vez más voces piden rigor por que no todo puede llevarse al ámbito escolar sin más o hay malas interpretaciones.

Cuando Sandra Racionero estudiaba psicología de la educación en España el autor más mencionado era David Ausubel. La teoría estrella, sin duda, la del aprendizaje significativo: la transferencia de Ausubel a la instrucción escolar de algunas ideas de las teorías de Piaget sobre las etapas del desarrollo.

Terminó sus estudios en nuestro país en 2002 y los prosiguió en otras instituciones, como la Universidad de Wisconsin-Madison, la primera en psicología de la educación. Fue allí donde sintió que le habían estado estafando, primero, y comenzó a desmontar mitos después.

Ausubel no tenía el prestigio internacional que en la facultad española le habían hecho creer, entre otras cosas por las consecuencias de la aplicación de su teoría a las aulas. Como explica la hoy directora del Departamento de Psicología de la Universidad Loyola Andalucía, donde coordina la línea de investigación Memory, language and cognition del Human Neuroscience Laboratory, “los numerosos problemas del principio de Ausubel para la educación –’de todos los factores que influyen en el aprendizaje, el más importante consiste en lo que el alumno ya sabe’– se encuentran tanto en la teoría (graves errores metodológicos y confusiones conceptuales) como en la práctica –aumento del fracaso escolar siempre que el principio se ha traducido en adaptación de la enseñanza, de los currículos, etc–”, como ya en 2005 señalaba un artículo de la revista de la Universidad de Harvard, “que se lee en programas de doctorado en psicología de las mejores universidades del mundo”.

Poco a poco, también en España, las cosas empiezan a cambiar. Hablamos con Sandra al hilo de una carta publicada en The Guardian y firmada inicialmente por 30 expertos de los campos de la neurociencia, la psicología y las ciencias de la educación, en la que cuestionaban neuromitos como el de los estilos de aprendizaje –80% de los docentes aseguraron en una encuesta en 2012 que los alumnos aprendían mejor si eran capaces de adaptarse a su estilo predominante– y otros “supuestamente basados en la investigación pero no respaldados por la evidencia científica” que no están haciendo nada por mejorar la educación o que incluso pueden resultar un despilfarro de recursos o dañinos para los alumnos.

Como cabeza visible de este movimiento cazamitos, el profesor de la Universidad de Bristol, Bruce Hood, acaba de crear la red Speakezee para diferenciar lo que es ciencia de lo que no lo es. En nuestro país, a la atracción que suele generar cualquier explicación que dice proceder del campo de la neurociencia, se suma la reverencia con que solemos recibir a autores de nombre inglés.

La oportunidad del plan

En nuestro país, el Ministerio de Educación, a través del CNIIE, está trabajando en un Plan de Neurociencia en Educación y pronto se celebrará un congreso en que se avanzarán sus líneas.

Para Racionero, que asegura que hay profesorado que ya se ha adelantado y realiza tertulias pedagógicas dialógicas ya no solo sobre obras científicas en ciencias de la educación sino también sobre Kandel, por ejemplo, el plan es “una muy buena oportunidad de mejorar la base científica de las intervenciones educativas y desterrar graves errores y afirmaciones que la neurociencia no ha dicho”.

También para David Bueno i Torrens, autor de Neurociencia para educadores, que en septiembre publicará Octaedro, el plan del Ministerio –y también el que está perfilando la Generalitat, por su parte– puede ser la oportunidad para hacer la traslación adecuada del campo de la neurociencia a las aulas, “del mismo modo que no se puede llevar un descubrimiento en física cuántica tal cual a la medicina y, por más que los sistemas de detección que se empleen se basen en procesos de física cuántica, no puede llegarse directamente con una fórmula que no entiende más que quien la ha generado”.

Uno de los capítulos del libro versa, precisamente, sobre neuromitos. Si lee “¿Sabía usted que solo aprovechamos un 10% de nuestro cerebro? Fue el mismo Einstein quien lo dijo”, desconfíe. Pero hay más.

Estilos de aprendizaje

Según esta teoría los alumnos se dividirían entre quienes tienen un estilo de aprendizaje más visual, más auditivo y más kinestésico, y bastaría con descubrir de qué tipo son y adaptarse a ellos (con materiales también ajustados) para acertar.

Sin embargo, para Bueno i Torrens “si bien es cierto que puede haber gente en que predomine una faceta más visual o auditiva, todos tenemos de todo un poco, y no hay por qué cambiar los métodos, sino emplearlos todos. Lo importante es no segregar. El cerebro es flexible, flexibilicemos la educación: habrá niños y niñas capaces de aprender a leer a los cinco y otros que no lo harán hasta los siete”.

Según Racionero “la idea de que existen distintos estilos de aprendizaje y de que hay que enseñar según ellos parte de un error: vincular la personalidad del alumnado a la oposición entre hemisferios cerebrales. Eso no es lo que dicen los estudios en neurociencia”, explica la experta. “Hace ya años que la neurociencia moderna ha demostrado que todas las habilidades cognitivas resultan de la interacción de muchos mecanismos de procesamiento distribuidos en varias regiones del cerebro y estudios recientes con sofisticadas técnicas de neuroimagen han desbancado también ese neuromito en educación”.

Las inteligencias múltiples

Aunque con una sólida base científica, la teoría de las inteligencias múltiples del psicólogo y profesor en la Universidad de Harvard, Howard Gardner, se lleva mal a la práctica por parte de algunos centros. “Ahí es donde viene el problema de adulteración de la teoría, hasta convertirla en neuromito. Gardner no va de limitar el acceso al currículo, de decir: ‘Tú no eres bueno para matemáticas, pero lo eres para las artes’”, explica Racionero.

Para distintos expertos, el error viene de querer crear artificialmente escuelas basadas en la teoría Gardner, como no tendría sentido crear escuelas sobre teorías de otros autores como Vygotsky. Deben conjugarse distintas fuentes y con rigor.

Según la doctora por la Universidad de Harvard y exalumna de Gardner, Marta Soler, él mismo se queja de cómo se malemplea su teoría por parte de colegios y fundaciones, y de que se abuse de la marca Harvard sin hacerlo bien, como reclamo para atraer a las familias. “Las personas tenemos múltiples capacidades que desarrollamos en interacción, Gardner nunca ha dicho que porque haya niños que tengan más desarrollada una que otra haya que ir por ese frente. Eso resultaría limitador”.

También Amparo Escamilla, codirectora de los másteres de Inteligencias Múltiples de la Universidad de Alcalá y coautora de cuatro libros sobre Inteligencias Múltiples y Enseñar a Pensar, reconoce que ciertos cambios didácticos “se están haciendo sin la necesaria fundamentación, formación y reflexión”. “Se trata de estudiar el estilo y las inteligencias más desarrolladas como puerta de entrada para favorecer, pero no para quedarse ahí. Estaríamos renunciando a la posibilidad que nos ofrece la plasticidad que poseemos”.

Y tú, ¿de qué hemisferio eres?

La idea de un hemisferio derecho intuitivo y uno izquierdo racional parte, como explica Racionero, de una investigación de los sesenta sobre pacientes con epilepsia. En este caso, las conexiones entre uno y otro hemisferio se rompían y cada uno de ellos procesaba la información de un modo diferente. La transferencia a educación de esta teoría hace que se crea que cada hemisferio funciona de forma independiente, que el izquierdo se encarga del lenguaje y lo racional, y el derecho, de lo artístico, lo emocional y lo social. Según Racionero “los daños de este error son enormes, estableciendo que hay alumnos de hemisferio derecho (creativos, emocionales, intuitivos) y de hemisferio izquierdo (académicos, racionales, objetivos), justificando currículos y expectativas diferentes para cada uno, además de organizar un tiempo separado para lo instrumental y otro para lo emocional”.

La investigación posterior en neurociencia ha demostrado que el procesamiento de la información se distribuye alrededor de todo el cerebro. En palabras de Eric Kandel: “Las regiones específicas del cerebro no son responsables de facultades mentales específicas. La percepción, el movimiento, el lenguaje, el pensamiento y la memoria son posibles por la interconexión de procesamientos en serie y en paralelo de regiones diferentes del cerebro”.

Niños estresados

El estrés es negativo para el desarrollo cerebral. La investigación en medicina, neurología, neurociencia o psiquiatría avala esta afirmación. El estrés tóxico, las interacciones y relaciones tóxicas, provoca pérdida de neuronas y de conexiones neuronales. El error es, según Racionero, derivar de ahí que no se debe “estresar” al alumnado con el aprendizaje instrumental, con el trabajo escolar. “Al contrario, los estudios en aprendizaje y memoria humana demuestran que la repetición y el entreno son imprescindibles para aprender de forma profunda, y en términos de memoria, para que un aprendizaje pase a la memoria a largo plazo y, por tanto, permanezca durante meses, años y quizá toda la vida”, asevera la experta.

La prueba del algodón

¿Cómo desenmascarar un neuromito que, de repente, hace simple lo complejo, claro lo confuso?

Bueno i Torrens da algunas pautas, como recelar de aquellas recetas demasiado fáciles, por ejemplo, de ejercicios. “Para desarrollar la lateralidad y aprender a escribir es beneficioso emplear la motricidad fina con las manos, pero cualquier manipulación manual (moldear figuritas de barro…) puede servir, quizá no sea necesario eso de ‘Con la mano derecha tócate el ojo izquierdo’. Lo mismo sucede con el arte o la música. Fortalecen redes neuronales y favorecen otras actividades neuronales, pero no es necesario ponerle a nuestro bebé música de Mozart para que sea más inteligente. En general, yo desconfiaría de cualquier dogma”.

Para Marta Soler, la pregunta definitiva es: “Y eso, ¿dónde está publicado?”. “Las evidencias que suponen mejoras en educación están recogidas en artículos de impacto, que suponen un aval de la comunidad científica. Es el filtro más eficaz”.

Asevera Racionero, sin embargo, que los responsables de formar a profesionales de la educación, de la psicología, que estarán luego implicados en contextos escolares, son cada vez más conscientes de esta responsabilidad. “Ya en muchas universidades, desde el primer cuatrimestre del primer curso de grado se les acerca a las mejores evidencias científicas, a las mejores revistas de impacto en neurociencia, psicología, neurología, ciencias del aprendizaje… para formarles según lo que está publicándose en la comunidad científica internacional y ser capaces de detectar neuromitos. Si conocen muy bien las evidencias en ciencias de la educación, así como las investigaciones en neurociencia, no harán traspasos equivocados de lo que nos descubre la neurociencia al terreno de la educación”.

Racionero habla de estudiantes que recurren a la Web of Science y, dentro de ella, por ejemplo, a Frontiers in Neuroscience, de cómo cada vez es menos común acabar un doctorado sin haber accedido al Cambridge Journal of Education y de cómo se les anima a acudir a las fuentes originales, como Principles of Neural Science, del Nobel E. Kandel, “la biblia de la neurociencia”, para desenmascarar a “personas que no conocen las evidencias ni en ciencias de la educación ni en neurociencia pero hablan de este tema” y a “personas que conocen las evidencias en neurociencia pero al hablar de educación hacen afirmaciones no validadas científicamente, porque no disponen de literatura científica en ese campo”.

Gurús como Eric Kandel, de hecho, suelen insistir en este extremo, al matizar que sus descubrimientos son en experimentos con animales, o con humanos en un contexto muy concreto, pero no dicen que en educación haya que hacer esto o lo otro.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/04/03/como-trasladar-la-ciencia-a-las-aulas-y-evitar-los-neuromitos/

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Las teorías del cambio educativo

Por: María Jesús Ibañz

Las inteligencias múltiples han dado pie al trabajo colaborativo o las clases invertidas, prácticas de la innovación educativa.

La innovación educativa no es un ‘invento’ nuevo. Hace ya más de 100 años que maestros, profesores y pedagogos investigan cómo mejorar el aprendizaje de sus alumnos e introducen nuevos métodos de enseñar en las aulas. Muchas de las metodologías de la nueva escuela son prácticas docentes de contrastada solvencia, estudiadas desde hace tiempo en las escuelas de Magisterio y aplicadas en mayor o menor medida durante décadas. Aquí van algunas de las bases teóricas que sustentan estas prácticas.

LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

La teoría de las inteligencias múltiples la propuso en 1983 Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, que considera que la inteligencia no es un conjunto unitario, sino una red de conjuntos autónomos, relativamente interrelacionados, que se activan o no en función de los valores de una cultura, de las oportunidades disponibles y de las decisiones tomadas por cada persona o, cuando son pequeños, por su familia y profesores.

Se ha identificado ocho tipos de inteligencia: la lingüístico-verbal, la lógico-matemática, la visual-espacial, la musical, la corporal-cinestésica, la intrapersonal, la interpersonal y la naturalista.

«Lo importante es que se avanza hacia una consideración integral del individuo, que puede aprender mejor según sus motivaciones o su estado de ánimo, por ejemplo», señala Josep Gallifa, exdecano de la facultad de Educación Blanquerna-URL. «La teoría de las inteligencias múltiples sirvió, entre otras cosas, para romper la homogeneidad, para comprender que el cerebro es un órgano plástico, que aprende, desaprendre y vuelve a aprender», añade Enric Roca, profesor de la UAB. «Pero como en todo -advierte Roca- no hay que tomarse esa teoría en un sentido rígido».

CONSTRUCCIÓN COLABORATIVA DEL CONOCIMIENTO

La teoría de la construcción colaborativa del conocimiento (‘knowledge bulding’, en inglés) fue creada y desarrollada por Carl Bereiter y Marlene Scardamalia para describir lo que un grupo de estudiantes necesita para lograr crear conocimiento. Según esta metodología, los alumnos y los profesores proponen temas de debate y estudio, que son desarrollados en equipo. «Se está comprobando que es una manera de trabajar mucho más motivadora y los resultados son muy satisfactorios», subraya Gallifa. Es el método por el que ha optado Finlandia en su última reforma educativa, en vigor desde el 2016.

CLASES INVERTIDAS

Este método de enseñanza desarrollado en los años 1990 por Eric Mazur, también profesor en la Universidad de Harvard, se basa en la denominada instrucción entre pares o iguales, y consiste en lo que, en un lenguaje llano, se sería dar la vuelta a la clase tradicional. El modelo implica que los estudiantes aprendan fuera de clase, haciendo lecturas e investigando por su propia cuenta sobre un tema concreto. Luego, en clase, el profesor plantea cuestiones que sirven a los alumnos para fijar los conceptos clave.

COMUNIDADES DE APRENDIZAJE

A diferencia de las aulas tradicionales, en las comunidades de aprendizaje no solo hay un maestro que explica los contenidos académicos. Aquí son varios los adultos, voluntarios comprometidos con la educación (maestros jubilados, exalumnos, padres o madres) que apoyan el proceso de aprendizaje, aportando diferentes perfiles y diversidad a las aulas, donde ayudan al profesor tutor y supervisan el trabajo de los alumnos.

COLES INTERGENERACIONALES

El de la escuela intergeneracional es un modelo tan nuevo que aún no ha llegado a Catalunya. Nacido en Ohio (Estados Unidos), desde este curso funciona, como parte de una investigación educativa, en dos colegios de Granada y en uno de Murcia. Son centros a los que los adultos asisten de forma permanente a clase, no como acompañantes del aprendizaje, sino participando ellos mismos como alumnos, explica Mariano Fernández, de la Universidad de Granada y director de la investigación, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Economía y Conocimiento.

ESCUELAS DE CIUDADANÍA

Las escuelas de ciudadanía, con profunda vocación social, utilizan los deportes populares y el arte como eje para el crecimiento de sus alumnos. La idea es que los niños tengan referentes del mundo real y que, con su ejemplo, se formen en valores. Se valen de la nube de internet para el intercambio de experiencias educativas.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/teorias-sustentan-cambio-educativo-5944732

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Argentina: Docentes cuestionan la evaluación de aptitudes por «discriminatoria»

Argentina/05 de Diciembre de 2016/El Patagónico

Siete colegios de Comodoro y Rada Tilly se preparan para las evaluaciones que comenzarán mañana. Los equipos docentes en las últimas semanas trabajaron en el refuerzo de contenidos con los estudiantes de sexto grado, para conseguir que atraviesen con éxito esta instancia. Sin embargo, los cuestionamientos a la metodología son extensos. Docentes emitieron un comunicado donde califican a la prueba como «discriminatoria» y «frustrante» para los niños.

Mañana es el día clave para los estudiantes que pretenden acceder a una vacante en las escuelas más demandadas de la provincia. La disposición del Ministerio de Educación de Chubut alcanza a siete establecimientos de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly: 743, 770, 707, 704, 7704, 742 y 760.

Desde la Escuela 742 «Ciudad del Petróleo», el equipo docente del área de ciencias sociales emitió un comunicado en las últimas horas elaborado por el plantel docente, en el cual se cuestiona duramente los exámenes y la ausencia del estado detrás de la estrategia de «filtro». «Dejamos constancia de nuestro más enérgico repudio al sistema de evaluación de aptitudes de los aprendizajes, como modalidad de admisión e ingreso de estudiantes, que por primera vez se da en nuestra institución educativa», comienza el documento.

«Dado que siempre ha sido y es nuestra tarea ir creando condiciones de equidad, enseñando valores, pensamiento crítico, posibilitando el acceso, la permanencia y el egreso del sistema educativo, entendemos que la educación de calidad es aquella que está decididamente enmarcada en el respeto y cumplimiento de los derechos humanos. El examen de ingreso no nos ayuda ni nos prestigia en ese sentido. Solo sirve para perjudicar y separar entre los que queden adentro de los que se queden afuera de nuestra institución educativa, con todo lo que ello implica. La escuela debe posibilitar la transformación cultural y no la reproducción social de las diferencias. Para ello requiere de otras instituciones y particularmente, de una política de Estado seria y responsable. Por fuera de toda práctica social emancipadora, el examen de ingreso supone competencia, individualismo y egoísmo», continúa.

Para los docentes «es humanamente perverso» el proceso de selección de los más aptos que ingresarán a las escuelas más demandadas. «La exclusión de los menos aptos -debiéndose conformar con ir a otras escuelas que oficiarán de receptoras inesperadas-. Quedando relegados en escuelas que en el imaginario social pasan a ser registradas como de segunda o cuarta categoría. Eso, sumado al impacto emocional, psicosocial y pedagógico desalentador es inadmisible desde punto de vista educativo», prosigue.

DISCRIMINADOR

Para el plantel docente la evaluación es lisa y llanamente «discriminatoria», al estar por fuera del paradigma de las «inteligencias múltiples, de la pedagogía crítica y de la educación para la diversidad, este dispositivo político-institucional resulta ser discriminatorio porque no se evalúan todas las capacidades de niños y jóvenes, menos aun si tienen necesidades educativas específicas. Un examen que solo evalúa dos o tres capacidades en una prueba escrita, restringida y acotada, deja afuera muchos saberes y destrezas cognitivas. Una contradicción más del Estado que, por otro lado, nos conmina a atender a la diversidad, a contemplar heterogeneidades y al acompañamiento de trayectorias educativas turbulentas y/o alternativas, a alcanzar determinados resultados homogeneizantes».

Por esta causa, se reitera el repudio al dispositivo. «Repudiamos la exclusión educativa al servicio de la exclusión social devenida en una compleja trama de violencia institucional que se apoya en dispositivos escolares perversos que buscan legitimidad en la opinión de padres como artilugio jurídico evasivo para la licencia socia ly la naturalización del racismo intelectual».


EL GREMIO DOCENTE REITERA SU REPUDIO AL MECANISMO DE EVALUACIÓN

Daniel Murphy, secretario adjunto de la Regional Sur de Atech se manifestó a favor del documento que en la antesala a la toma de evaluación recoge apoyo en redes sociales y aseguró que el rechazo al mecanismo de evaluación «excluyente» es histórico por parte del gremio. «Es una opción mentirosa que se le da a los padres, poniendo a los chicos en una situación más que incomóda y exponiéndolos a una situación de frustración en la niñes innencesaria».

Para Murphy, el mecanismo se contrapone a los postulados de la educación integradora y se transforma en una forma de desviar la responsabilidad del estado ante la sobredemanda de algunos establecimientos. «Tendriamos que estar hablando de la ampliación de esos colegios técnicos que tienen doble turno y los chicos ni siquiera tienen donde comer al mediodía, en lugar de emplear esto a modo de filtro poniendo categorías no ciertas a las instituciones», lamentó,

Fuente: http://www.elpatagonico.com/docentes-cuestionan-la-evaluacion-aptitudes-discriminatoria-n1524156

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