Jornada escolar continua o partida, ¿cuál es mejor?

Por: Adrián Cordellat

El número de horas que pasan nuestros hijos en la escuela genera encendidos debates entre los padres

Con cada inicio de curso escolar se reabren viejos debates entre posiciones aparentemente irreconciliables. Está el de los deberes sí o no, el de uniformes sí o no y también, entre otros, el que se centra en la jornada escolar: ¿continua o partida? Hasta hace no tanto, en España primaba la jornada partida. Hoy, como afirma Antonio Tinajas, la balanza está igualada. Según el catedrático de enseñanza secundaria y autor del artículo ¿Jornada escolar continua o jornada escolar partida?, publicado en la Revista Iberoamericana de Educación, “en general, son más las comunidades en las que las escuelas públicas siguen una jornada continua, aunque la población escolar total afectada por un tipo u otro de jornada es muy similar”.

Cabe recordar que las competencias en Educación están hoy cedidas a las Comunidades Autónomas y que son estas las que legislan sobre las características de la jornada escolar y sobre las condiciones en que es posible el cambio de la jornada partida a la continua. En la práctica, siguiendo esas condiciones, es cada colegio, a petición del Consejo Escolar y con la votación favorable del censo del centro, el que decide el paso de una jornada a otra.

Y aquí radica el primer punto de fricción. Para Leticia Cardenal Salazar, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), esta es una decisión que “no debería dejarse a la autonomía del centro, como no se dejan otras cuestiones relevantes, como es la elaboración del currículo de las asignaturas, por ejemplo o el calendario escolar”. Una posición totalmente opuesta a la que defienden desde el sindicato de la enseñanza pública ANPE, para el que la elección del tipo de jornada del centro educativo “debe corresponder a la autonomía de los centros” a través de un proceso “transparente, participativo y con garantías democráticas”. En ese sentido, desde el sindicato del profesorado recuerdan que el Consejo Escolar del Estado ya se pronunció hace años sobre la jornada continuada, “reconociendo el derecho de las comunidades educativas a establecer el tipo de jornada escolar”.

Quién quiere qué

Sea como sea, lo cierto, como la propia Leticia Cardenal reconoce, es que “se está generalizando que sean las comunidades educativas de los centros quienes decidan sobre el tipo de jornada que quieren”, de forma que se han ido incrementando el número de centros que se han acogido a la jornada continua. Un dato que sorprende, cuando desde la principal agrupación de asociaciones de Padres y Madres se muestran reacios al cambio. Según su presidenta, la explicación podría deberse en parte a que los debates sobre el particular “no se realizan en condiciones de igualdad entre familias y profesorado y el profesorado habla de pedagogía cuando lo que hay detrás es un interés de mejora en sus condiciones laborales”.

También señala al profesorado Antonio Tinajas, que señala a la gran diversidad de situaciones particulares que se dan entre las familias de un colegio, una coyuntura que en su opinión aprovecha el equipo directivo y el profesorado, que “tiende a abusar de la autoridad pedagógica que les atribuyen las familias”. Para Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, por su parte, solo existirían dos “grupos de madres” que se inclinan espontáneamente por la jornada intensiva: “las que no tienen ni buscan empleo o tienen uno a tiempo parcial que combina mejor con ella; y las de clase media acomodada y culta que, habiendo optado por la escuela pública, creen que a sus hijos les sobran horas y que podrían emplearlos mejor en otras actividades fuera de las aulas”. El resto, según Enguita, que conformarían la gran mayoría de madres y padres de alumnos, suelen ser sometidos en opinión del catedrático “a una desinformación sistemática y, a menudo, una presión poco escrupulosa desde el profesorado, que no para hasta que se convierten o se rinden”.

¿Tanta fuerza tiene el profesorado entre los padres y madres para que en abril de este año, sin ir más lejos, 215 de los 325 centros educativos de la Comunidad Valenciana que celebraron consultas sobre la organización horaria, votasen a favor de la jornada continua? Al contrario de lo que mucha gente piensa el cambio horario es una reivindicación mayoritariamente de las familias, de hecho, se da el caso de muchos claustros que no apoyan el cambio y ni siquiera se puede llegar a las votaciones de las familias. En el caso de mi centro y en muchísimos más, somos las familias las que hemos instado al centro para que inicien el proceso”, explica Asun Bañón, presidenta de la Asociación Plataforma A Favor de la Jornada Continua por la Libre Elección en la Comunidad Valenciana, una de las asociaciones más activas y reivindicativas en España.

El profesorado también se defiende de las acusaciones de buscar en última instancia una mejora de sus condiciones laborales. Desde ANPE recuerdan que “no se trata de una reducción de la jornada escolar del alumno ni del profesor, sino de una redistribución de la misma” (esta sigue siendo de 25 horas a la semana); y que en todo caso, la compactación de la jornada tiene otro tipo de beneficios para la función docente, que se ejerce “de forma más racional, fomentando una mayor interrelación personal y profesional del profesorado, facilitando la preparación de las clases, mejorando la programación docente y permitiendo el perfeccionamiento profesional de los docentes mediante una mayor posibilidad de acceso a cursos de formación”.

Argumentos a favor y en contra

Para Asun Bañón, la jornada continua también permite poder aprovechar mejor las horas libres de los niños: “Algo tan sencillo como que los niños puedan irse a una actividad (deporte, música, idiomas, cumpleaños) con los deberes hechos o la lección repasada, y no tener que retrasar esto hasta última hora de la tarde cuando los niños están demasiado cansados”. También destaca de ella su “flexibilidad”, lo que permite adaptarla a las necesidades de cada familia (“Las familias tienen diariamente tres opciones para la salida de los niños del cole, a las 14:00, a las 15:30 o a las 17:00 horas”); y la “reducción del absentismo, especialmente en el caso de los niños más pequeños, que se duermen después de comer”, que se produce al tener que ir solo una vez al centro escolar.

Al desarrollo de las actividades extraescolares gracias a la implantación de la jornada continua también aluden desde ANPE, desde donde afirman que “todo los países modernos han comprendido el alcance de las actividades extraescolares como forma nueva, sugestiva y original de prolongar y entender el aprendizaje fuera del ámbito escolar”. Unas extraescolares que deberían ser en todo caso gratuitas, para no caer en la discriminación del alumnado en función de sus posibilidades económicas.

A esa discriminación aluden precisamente desde CEAPA. Recuerda Leticia Cardenal que la escuela es “un espacio de formación integral para todo el alumnado, donde se forman todos sin diferencias de ningún tipo y donde, además se compensan las desigualdades sociales”. Una formación que debería ser entendida en un sentido amplio, más allá de la transmisión de conocimientos o del tiempo exclusivamente curricular; “la escuela es un referente de convivencia, socialización y participación. Por eso, cuanto menos tiempo sea común a todo el alumnado en la escuela, mayores serán las diferencias, ya que estas crecen en las familias porque somos las familias las que marcamos esas diferencias”.

Según Fernández Enguita, por su parte, la intensificación horaria “perjudica especialmente a los alumnos que ya tienen problemas con la escuela, que son muchos”. En ese sentido, aboga por ir hacia horarios flexibles, “con un núcleo central para todos y flexibilidad en las horas de entrada y salida”. En todo caso, en la coyuntura actual considera preferible la jornada partida, “ya que lo que pueden perder con ella algunos (salir antes de una escuela que les aburre y tener tiempo para actividades que les interesan más) me parece menos grave que lo que pueden perder sin ella otros al no poder seguir el ritmo y verse empujados al rechazo o al fracaso escolares”.

¿Existe una alternativa mejor?

Coinciden todas las fuentes consultadas en que no hay ningún estudio de carácter científico que avale que una alternativa es mejor que la otra; o que una de ellas conlleve mejoras significativas en la calidad de la enseñanza. “Ni los hay ni creemos que los haya, porque las mejoras que se pueden producir en la escuela obedecen a múltiples factores y no a uno exclusivamente. Por lo tanto, no podemos decir que un modelo sea mejor”, afirma la presidenta de CEAPA, que no obstante recuerda que ningún argumento de los que se esgrimen para pasar de jornada partida a jornada continua “son objetivables” y que tampoco han demostrado las mejoras con las que, en su día, se convenció a la comunidad educativa: “Podremos hablar del nivel de satisfacción de profesorado o de familias, pero poco más”.

Su opinión la comparte en parte Mariano Fernández Enguita, que aunque reconoce que los horarios escolares en España “no han tenido todavía el estudio sistemático que merecen”, afirma que hay ya “unas docenas de estudios aquí, y muchos más fuera” cuyas conclusiones se distribuyen “entre pocos y muchos, pequeños o grandes, efectos negativos” de la jornada continua. “No existe un solo estudio, ni uno solo, que sustente los beneficios académicos de la jornada continua. He documentado esto en un libro y varios artículos y vídeos”, concluye.

Antonio Tinajas, por su parte, hace referencia a la cronopsicología, una ciencia que intenta comprender qué factores influyen en el mantenimiento sostenido de la atención por parte de los escolares a lo largo de la jornada. “Sabemos que la atención depende de numerosas variables: la edad y la personalidad del individuo, la naturaleza de la tarea a realizar (perceptivo motriz o mental), si se trata de tareas individuales o en grupo, los procesos mentales puestos en juego, la motivación, pero existe un consenso según el cual, en los últimos años de primaria y en la ESO, la atención es baja a primera hora de la jornada y crece hasta alcanzar su máximo entorno a media mañana (la hora del patio). A partir de aquí, desciende a medida que avanza la mañana y decae bruscamente tras la comida. Durante la tarde, vuelve a incrementarse la atención hasta volver a alcanzar otro máximo a media tarde”, argumenta. Una evolución de la atención que, en apariencia, coincide mejor con el horario partido.

“Tal vez pueda influir algo el horario en el rendimiento académico”, conceden desde la Asociación Plataforma A Favor de la Jornada Continua por la Libre Elección en la Comunidad Valenciana, pero en todo caso consideran que esa influencia “sería meramente anecdótica” en comparación con las soluciones que la jornada continua facilita para la adaptación a los horarios “de una sociedad en constante cambio”. Una opinión que también refrendó el estudio A las tres en casa: el impacto social y educativo de la jornada escolar continua, dirigido por Elena Sintes. En él, la doctora en Sociología, en referencia al argumento, utilizado también por la corriente projornada continua de que esta mejoraba el rendimiento académico, concluía que “la causa que marca la mejora de los resultados académicos y escolares de los alumnos, se encuentra en la calidad del proyecto educativo del centro, no en su horario lectivo”. Por tanto, y dado que el horario “no supone una variable fundamental para la obtención de un mejor rendimiento académico”, consideraba “perversa” la asociación entre ambas variables.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/09/17/mamas_papas/1505641549_019224.html

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La jornada continua, sin evaluación después de 35 años de implantación

Por: Saray Marqués

En el curso 1987-1988, el catedrático de Pedagogía Social de la Universidade de Santiago de Compostela José Antonio Caride y su equipo se convertían en pioneros al analizar qué ocurría cuando un centro pasaba de jornada partida a continua, cuando, en infantil y primaria, las clases abarcaban de 9.00 a 14.00 y no de 9.00, 9.30 o 10.00 a 12.00 o 12.30 o 13.30 más una hora y media o dos de clases por la tarde: ¿Mejoraba el rendimiento de los alumnos? ¿Se resentía? ¿Acusaban más o menos el cansancio?

Tres décadas después, y con la jornada continua generalizada en todas las regiones –las últimas en sumarse han sido la Comunidad Valenciana y Aragón– y sobre todo en la pública, dos cuestiones llaman la atención: que aquel estudio no se haya reeditado en forma de gran investigación (Caride se fijaba en un programa experimental, en los 89 centros que entonces se habían reconvertido en colegios de jornada única) y que la continua siga generando encendidos debates –entre profesores y familias, entre familias que crean plataformas pro continua y pro partida…– y que, en cierto modo, sea tabú.

Tema tabú

El informe de Caride, encargado por la Xunta, y que rondaba las 1.000 páginas, nunca se publicó. Tan solo apareció una síntesis en 1993 de la que se editaron 5.000 ejemplares bajo el título A xornada escolar de sesión única en Galicia y que pronto se agotó (hoy está disponible en academia.edu).

La investigación no se posicionaba SÍ/NO, ni establecía una relación de causalidad entre jornada única y rendimiento escolar, pero tampoco daba por bueno que esta fuera a ser el paraíso prometido, ni una tendencia mundial. “Explicábamos que no se podía cambiar la uniformidad de una jornada de mañana y tarde por otra uniformidad sin cambios trascendentes en los proyectos de centro, la formación del profesorado, la participación de la comunidad escolar, la apertura al territorio…”, relata Caride, “y desmontábamos algunos mitos, como que mejoraría de un modo significativo el rendimiento, o que se incrementarían los vínculos entre padres, madres e hijos”.

Reconoce Caride que “es un tema que cuando se desvela en todo su significado resulta incómodo y a veces tabú”. En ocasiones se prefiere el análisis simple y esto ha llevado a que se les haya citado (y tergiversado) tanto para avalar como para deslegitimar la continua, según conviniera.

Para él, debería abrirse el foco: “La cuestión de los tiempos escolares genera gran preocupación, pero va más allá. En Francia ha habido un gran debate en torno a la semana escolar; en otros países, sobre si deben extenderse a los sábados las jornadas lectivas, o si se debe dedicar una hora a todas las materias, una hora y media.. En Japón se ligan los tiempos a la ubicación, pues allí es muy importante que los niños vayan al colegio andando…”.

Relojes biológicos

Daniel Gabaldón, profesor de Sociología de la Universidad de Valencia, acaba de publicar, junto con Sandra Obiol, su Guía sobre tiempos escolares. Se queja de la falta de estudios exhaustivos en las distintas comunidades y de que PISA –pese a que la OCDE consideraba en un informe de 2016 clave la dimensión temporal– no aporte datos por tipo de horario de centro.

Sostiene que el rendimiento baja y la fatiga sube en las horas en que se extiende la jornada continua –a partir de las 12.00 o 12.30– y que esta no se ajusta a la biología de los niños (como los horarios en secundaria no se adaptan a los adolescentes, que retrasan su ritmo circadiano y, por tanto, tendría más sentido que entraran a las 10.00 y no a las 8.00). “Existe la idea de que a todo se acostumbra uno, pero no da igual ir contra el reloj biológico: puede generar problemas de sobrepeso, estrés, o hacer que aprendan menos”.

“El profesorado ha dicho que la continua es mejor, o que es aséptica y facilita la conciliación, pero posiblemente es peor”, prosigue Gabaldón, que aboga por una jornada que se incremente a medida que los alumnos van pasando de ciclo, como en Finlandia, Estonia o Suecia: “En España, Italia, Portugal, Bélgica o Francia tenemos horarios muy planos, con muchas horas desde los tres años. Los más pequeños a las 12.00 o 12.30 deberían estar comiendo y hasta los cinco años, a partir de las 13.00 o 13.30, durmiendo. Aquí el segundo ciclo de Infantil implica muchas horas seguidas, las mismas que en primaria, y en secundaria también hay más horas en comparación… La repetición, el abandono, los peores resultados están muy relacionados con la gestión del tiempo”.

Posibles salidas

El catedrático de Sociología de la Complutense Rafael Feito es un viejo conocido en los debates acerca de la jornada. Lo cita Gabaldón por sus análisis de las pruebas CDI en función de los horarios de los centros. Lo cita Caride junto a los profesores Mariano Fernández Enguita, Miguel Pérez Pereira, Ángel Pérez Gómez o Jaume Trilla como aquellos que han abordado la cuestión de los tiempos desde hace 35 años –a los que se han sumado después autores como Elena Sintés, con ¿A les tres a casa?, de la Fundació Jaume Bofill (2012)–.

Feito, durante mucho tiempo vinculado a las asociaciones de familias, decidió abandonar las visitas a colegios en los debates sobre la jornada: “Aquello no era un debate, sino una acumulación de recriminaciones, con el comedor abarrotado de padres, profesores… que al oír pegas a la continua saltaban: ‘¿Qué haces aquí?’ ‘¿Cuánto te han pagado?’. Ya está bien de oír hablar a los mismos”.

Feito reconoce que lo que se sabe es bien poco, más allá de que la última hora de la mañana es infinitamente peor que la última de la tarde, que no es tan mala, y entiende que en casos excepcionales (padres funcionarios en una capital donde sus hijos también estudian y residentes en un pueblo vecino) la continua merece la pena, “pero decir que es mejor me parece una estafa”. Una prueba, para él, es la revisión que emprendió Alemania en 2000, tras sus malos resultados en PISA, que implicó abrir los centros por la tarde, con actividades conectadas con las de la mañana.

“Otra opción es la que propone Enguita, que un centro con línea 2 o 3 ofrezca grupos con continua y con partida, a elección de los padres. Esto acabaría con los enfrentamientos pero habría que compensar a los profesores de la tarde con reducción de horario, por ejemplo”, analiza.

Afirmacionistas

Para Enguita, que en 2000 analizó para la Comunidad de Madrid la jornada escolar, Alemania no es un caso aislado: “En cualquier país avanzado con niveles de éxito o rendimiento bajos o mediocres se discute cómo ampliar el tiempo escolar, aunque luego no se haga”.

Si Feito compara la jornada continua con las preferentes, Enguita lo hace con la burbuja inmobiliaria, “en avance imparable hasta que estalle”. También para él es un tema tabú: “Me consta que muchos colegas prefieren no hablar del asunto, así como que algunas investigaciones se han denegado y otras han pasado a dormir el sueño de los justos”.

Aunque escasa, la literatura académica que cuestiona sus beneficios siempre será, para él, mayor a la que las defiende; “En lo que llamo el afirmacionismo de las bondades académicas de la jornada compactada no hay ni un puñado de científicos, ni uno, cero”.

Enguita ve además “de un cinismo increíble” que “una y otra vez se asegure que la jornada intensiva tiene un carácter experimental, será evaluada y revisable”.

Unos años después…

Este es también un problema a juicio del presidente de Ceapa, José Luis Pazos, que invita a estudiar “qué pasa con la escuela pública que asume la continua y no aporta una respuesta a las necesidades de la familia, o de la mujer”: “Muchas veces uno de los dos se ha de quedar en casa, o trabajar unas poquitas horas”, se responde.

Pazos apunta que la teoría de que los comedores, la actividades complementarias… no se resentirán, no siempre ha funcionado en la práctica, o lo ha hecho solo los primeros años: “Los comedores pierden comensales –la exconsejera Lucía Figar cifró en un 72% de comensales con jornada partida y un 37% con continua– y en algunos centros de línea 1 esto puede hacer que el servicio no sea rentable, y las extraescolares se reducen, o se eliminan; los profesores, si al principio se turnaban un par de tardes, luego ya ni siquiera lo hacen y es muy raro el que se queda en el centro pasadas las 15.00 si no es del equipo directivo”.

Lo corrobora Leticia Cardenal, presidenta de la FAPA de Cantabria, donde quedan unos 30 colegios con jornada partida: “Se nos engañó al votar, pues se nos hizo una propuesta de actividades y de comedor gratis a través del programa PIPO [Proyectos de Innovación Pedagógica Organizativa], pero esto solo funcionó los primeros años, mientras la Consejería invirtió y vigiló a los centros. A día de hoy, mi hijo se queda a comedor y a las actividades de 16.00 a 17.00 por necesidades de conciliación y me cuesta 120 euros el cambio de jornada”.

Asun Bañón es presidenta de la Plataforma A Favor de la Jornada Continua por la Libre Elección, surgida hace un año y con gran implantación en Alicante. Considera que la jornada continua “no es diferente pedagógicamente hablando porque es una reestructuración del horario, pero no de las metodologías del aula” y valora, de la normativa que se elaboró el año pasado en la Comunidad Valenciana, que “no habla de que el cambio sea definitivo: cada tres años se debe volver a demostrar que se están ofertando los mismos servicios para mantenerla”.

Bañón, que trabajaba en una librería antes de ser madre y ahora está en un paréntesis laboral, asegura que en el curso que llevan sus hijos –en 1º y 3º de Primaria– con jornada continua –ahora hay tres posibles horarios de recogida en el centro: a las 14.00, a las 15.30 y a las 17.00– la están disfrutando: “Ha mejorado nuestra calidad de vida y han bajado los niveles de estrés. No es ya ir a merendar corriendo y a fútbol, a hacer la ficha, a ducharse y acostarse. La vida se ha invertido: A las 16.00 hacen los deberes, si tienen, y después tenemos toda la tarde para ir tranquilamente al parque, por ejemplo”.

Explica Bañón: “No decimos que la jornada no influya, pero sí que hay factores que influyen mucho más en el rendimiento, como la ratio o la motivación con que aprenden”.

El curso pasado, unos 300 centros se acogieron al cambio de jornada en la Comunidad Valenciana. Este se votó en 326 y en 181 ha prosperado el SÍ (en recuento aun provisional). En Aragón, 79 colegios cambiaron el curso pasado y este serán 91.

Prisioneros del tiempo

Para Maribel Loranca, secretaria del sector de Enseñanza de FeSP-UGT, el de la jornada continua “es un tema recurrente, pero en las comunidades donde ya lleva implantada bastante tiempo –Andalucía y Canarias fueron las primeras– no hemos recibido quejas ni problemas. Sí es posible que tenga un cierto interés realizar un balance, pero no es una prioridad nuestra ahora”.

Según Mario Gutiérrez, presidente de CSI-F Educación: “Se trata de una jornada valorada positivamente por profesores, alumnos y padres, pues todas las órdenes de las comunidades incluyen procesos para recuperar la partida y ninguna ha vuelto atrás. Sí han pasado a continua comunidades vecinas, lo que demuestra que no genera malos resultados. Por las tardes es muy difícil trabajar, se suelen programar asignaturas que no tienen mucho poder”.

En otros países, los debates en torno a los tiempos escolares son de solución múltiple, no de respuesta única, y más amplios. Ocurrió en Estados Unidos, cuando el Senado encargó a una comisión un estudio que se tituló Prisioneros del tiempo. En España, en cambio, cuestiones como un posible retraso de la hora de entrada en secundaria resultan implanteables porque otros, como el de la continua SI/NO permanecen enquistados.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/04/06/la-jornada-continua-sin-evaluacion-despues-de-35-anos-de-implantacion/

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La ciencia que sustenta la jornada escolar continua

Por: Mariano Fernández Enguita

La concentración del horario escolar en la mañana suscita el interrogante de su efecto sobre la atención, la fatiga y el rendimiento académico. Tiene otros aspectos, como la compatibilidad con los horarios familiares o las condiciones de trabajo y ocio del profesorado, pero lo esencial siempre ha sido saber si produce beneficios o, al menos, no provoca daños en términos de atención, fatiga y rendimiento. Llevo casi dos decenios topando de modo intermitente con el tema: primero como responsable de un informe para la Comunidad de Madrid en 2000, publicado como libro en 2001, y desde entonces como experto al que se acude cuando se abre el debate. Eso me obligó a una revisión extensiva y detallada de lo que por entonces se sabía y a seguir las aportaciones nuevas. Este post se limita a una cuestión: ¿qué dice la investigación?

Antes de que el debate saltara en España, existía ya cierta tradición en Francia, relacionada con la cronobiología y la psicología, sobre los ritmos circadianos, es decir, sobre la evolución de nuestras funciones y facultades a lo largo del día natural, con independencia de otros factores. El sentido común, que no es gran cosa, tiende a pensar que nuestro estado depende de lo que acabamos de hacer: estamos muy despiertos porque acaba de comenzar el día, somnolientos porque acabamos de comer, etc. Es cierto que todo acto tiene consecuencias, como también los usos sociales, pero lo que hemos aprendido es que, bajo todo eso, hay un sustrato biológico que no se puede ignorar, y es el que se estudia como ritmo circadiano (= de la duración de un día aproximadamente)

La investigación más abundante es la que aborda la atención y la fatiga. La atención se mide por la proporción de errores cometidos en la realización de pequeñas tareas numerosas y sencillas, por ejemplo, identificar, encontrar o completar figuritas sencillas (atención espacial, pero también suele pedirse verbal y numérica). La fatiga se suele medir como fatiga autopercibida, es decir, se pregunta al investigado. Los resultados son siempre muy parecidos: el patrón inicial de los trabajos de François Testu, como en el gráfico al que enlaza la Imagen 1: atención mediana a primera hora de la mañana, máxima a media mañana, fuerte caída al final de esta, mediana de nuevo a primera hora de la tarde– se repite en los trabajos deMontagner o Devolvé. (Las leyendas bajo las imágenes enlazan a gráficos de mayor tamaño y resolución.) Estaún ha medido lo contrario, la fatiga percibida por los escolares a lo largo de la jornada escolar, en este caso aquí y tanto en partida como en continua, y la pauta, como muestra la Imagen 2, es plenamente coherente: la exactamente inversa. El estudio de la atención muestra la falsedad de un tópico enormemente extendido, ese que dice que la primera hora de la mañana es la mejor, que están más atentos (en realidad, están más dormidos), lo que es relevante, primero, porque el paso a la continua entraña adelantar al menos media hora el comienzo de la jornada y, segundo, pero no menos importante, porque muestra la ignorancia generalizada del sentido común sobre el horario (incluido, siento decirlo, el de mi gremio). El estudio tanto de la atención como de la fatiga nos alerta, además, de que pretendidamente salvífica jornada continua sustituiría una hora mediocre, la primera de la tarde, por la peor de todas, la primera de la mañana.

(Entre paréntesis cabe señalar que, antes que la jornada continua para primaria que tanto debate suscita ahora, se impuso la misma para secundaria sin consulta ni debate alguno. Los alumnos se bachillerato y formación profesional, primero, y los de la ESO, después, fueron sometidos a ella por consideraciones aparentemente pragmáticas, los primeros, y sin consideración alguna los segundos –sin mencionarlo siquiera, la LOGSE pasó a los adolescentes de 12-14 años de partida a continua. Hoy sabemos con absoluta certidumbre, a partir de la investigación de Carskadon y otros, que, contra otra aparente evidencia del sentido común, a esa edad se retrasa el reloj biológico de los adolescentes y necesitan acostarse y levantarse más tarde que sus hermanos menores. Con la consecuencia de que, si no les dejamos hacerlo, no los obligamos a dormir antes sino a dormir menos… pero ¿a quién le importa?)

La tradición francesa no se ha detenido nunca en el efecto sobre el logro académico, pero otros países sí que han comenzado a hacerlo. Estudios recientes de Klein y otros muestran que las mismas asignaturas, cursadas en distintos bloques horarios, desembocan en distintos resultados; es decir, que la hora cuenta. Y aparece la misma pauta (Imagen 3) que en los estudios de fatiga y atención: la última hora de la mañana es la peor, peor que cualquier otra, incluso que la primera de la tarde. Desde que avanza de sur a norte (que nunca ha sido el sentido del progreso) la jornada continua, hace ya veinte años, se han investigado muy poco sus efectos sobre el logro, pero algo se ha hecho. El primero fue un estudio en Galicia, dirigido porJ.A. Caride para el ICE de la USC. Caride comparó en 1987 y 1990 as calificaciones de dos muestras de alumnos de EGB, con resultados nítidos, mucho peores en jornada continua: 12 a 14% más “insuficientes” (suspensos), etc. (Imagen 4).


Otras bases de datos no distinguen centros con jornada continua y partida, pero sí comunidades autónomas en las que domina una u otra. Es el caso de las cifras sobre fracaso escolar (no graduación en la ESO: Imagen 7), la Evaluación General de Diagnóstico 2010 (Imagen 8) o la prueba PISA 2015 (Imagen 9El segundo fue un informe de trabajo deRidao y Gil sobre alumnos de primaria en tres provincias andaluzas, comparando el número de materias suspendidas (“necesita mejorar”) por los alumnos según la jornada, con un 8% menos de aprobados en todo en la continua y con más materias suspendidas por alumno suspendido (Imagen 5). Muy poca investigación para algo tan relevante, lo cual tan solo indica que es un tema tabú, pero, como ya menudean las pruebas de carácter general, ha sido inevitable que saliera a la luz alguna comparativas: de los nueve centros que implantaron la jornada en el curso 2011-13 en la Comunidad Valenciana, 8 cayeron 37 puntos en la evaluación diagnóstica de 2014 (Imagen 6).

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¿Hay resultados que indiquen lo contrario? Desde que inicié el informe de 2000 me visto persiguiendo investigaciones y expertos que presuntamente apoyaban los beneficios académicos de la jornada continua. He aquí el listado:). En general puede verse que, tomando como unidad de comparación las CCAA, aquellas en las que impera la jornada continua tiene en general un peor desempeño, se mida lo que se mida (excepto la C. Valenciana, que ya lo tenía sin JC, lo que no significa que no pueda empeorarlo).

En la pugna por la JC en Canarias se aducía un informe “de la UNESCO” favorable a la JC. Tras mucho buscar resultó ser un texto policopiado, Pre-informe. Análisis, diagnóstico y recomendacionespara políticas y acción del sistema de educación de Canarias, hoy inencontrable, encargado a un improbable Eduardo Miranda Salas, más bien especialista en pensiones. Sobre el mismo escribí entonces que “leído en perspectiva, dudosamente pasaría un filtro académico, pero que, por un par de comentarios marginales y finales sobre la apertura de la escuela a la sociedad, la complementariedad de los aprendizajes, etc. se convirtió en un argumento a favor de la jornada continuada.”

En mis entrevistas con los partidarios de la JC en el Noroeste de Madrid me hablaron una y otra vez de “un seminario” en la Universidad de Alcalá y un “experto” de la Universidad de Zaragoza que abogaban por la jornada. Pude cerciorarme plenamente de que tal seminario nunca había tenido lugar y pude localizar al experto, que negó de forma taxativa haber hablado públicamente de la jornada y, con mayor razón, haber defendido la JC. Hoy parece perder el tiempo con habladurías, pero estas leyendas urbanas estaban en boca de todos los interesados.

En la prensa de los STEs, uno de los sindicatos más beligerantes al respecto, en 1996, se decía del antes mencionado trabajo de Caride: “El ICE de esta Universidad [Santiago de Compostela] hizo un informe favorable de la experiencia [en Galicia] en el año 1992, constatando que no existían diferencias significativas en cuanto a los tipos de jornada desde las perspectivas psico-pedagógica, médicosanitaria y pedagógico-organizativa.” (Pissarra 81) Es difícil adivinar qué querían decir con una perspectiva tan multilateral, pero salta a la vista el esfuerzo por ignorar lo obvio: la fuerte caída de los resultados académicos.

Hace ahora tres años vi por última vez mencionar una fuente precisa a favor de la jornada: “La influencia del azúcar en sangre para estudiar. Una doctora en Bioquímica y Biología Molecular apunta ventajas físicas para los niños con jornada continua”, rezaba un titular del diario Información en Alicante. Fuente: “la representante de la Plataforma de Familias de la Comunidad por la Jornada Continua se presenta con un estudio bajo el brazo, obra de la doctora en Bioquímica y Biología Molecular, Elisa Herrero.” Al final resultó que tal informe no existía, que la doctora lo era pero su única obra eran los seis ejemplares su tesis doctoral, treinta años antes y sin relación alguna con el asunto, y que las afirmaciones sobre el azúcar y el estudio eran disparatadas y contrarias a todo lo que enseña la investigación (lo traté en detalle aquí). Sencillamente una madre aportando su opinión, derecho que todo el mundo tiene, e inventando sus propios hechos, derecho que nadie tiene, menos si se pretende científico.


¿Qué demuestra o deja de demostrar todo esto? Yo no habría puesto la palabra cienciaen el título de esta entrada si no fuera como un señuelo. Personalmente prefiero aludir a algo más modesto, los resultados de la investigación, que siempre son discutibles (pero no de cualquier manera) y provisionales (pero no inexistentes). Todo lo que tenemos apunta en una misma dirección y permite explicaciones plausibles, pero mostrar asociación no es demostrar causación. En el campo las familias tienen más hijos y se ven más cigüeñas, pero eso no prueba que estas tengan ahí, además de  residencia, su empleo tradicional. La asociación entre jornada continua y peores resultados aparece una y otra vez en las muestras de centros de Galicia, Andalucía y C. Valenciana, pero ¿quiere decir eso que descienden por la jornada? Por lo que sabemos, es más probable que lo contrario o que no haya relación alguna, pero también puede suceder que las familias peor equipadas para apoyar el progreso escolar de sus hijos sean, por eso mismo, las más vulnerables a los cantos de sirena y las presiones poco disimuladas del profesorado. Cuando comparamos comunidades autónomas ya no podemos pensar tanto en las diferencias familiares, pues, aunque la composición agregada sea distinta, en cualquier comunidad hay todo tipo de familias, pero cabe otra hipótesis: la JC llega antes a unas CCAA que a otras porque el profesorado tiene más fuerza, y tal vez una actitud más corporativa, en ellas, lo que le habría permitido no solo obtener la JC sino otras conquistas de dudoso efecto para el público.A esto hay que añadir siempre, por supuesto, la valoración dominante en el profesorado: adonde llega la JC, todo mejora. Parece más bien un caso de espiral del silencio que merecería la atención de la sociología y la psicología social. Nadie aporta datos que lo apoyen, los datos objetivos existentes lo contradicen, pero eso no impide que el runrún de los claustros y legiones de evangelizadores de “nuestra experiencia” repitan urbi et orbi que el nivel sube, la fatiga cae, el rendimiento mejora, o al menos no empeora, y ellos, como toda su “comunidad educativa”, están muy satisfechos.

Sobre las pruebas a favor de la JC continua no hay mucho que decir: hoy por hoy se reducen a cero. Si nos limitamos a investigadores y expertos que hayan trabajado sobre el tema (no a expertos en otras cosas, o a titulados superiores que, como la bióloga, pasaban por ahí), llama la atención que no haya todavía ni uno solo a favor. Al fin y al cabo, asuntos de mayor gravedad y con un abrumador bagaje científico en un sentido, como el Holocausto, el calentamiento global o la evolución de las especies, tienen sus negacionistas entre los propios investigadores. En lo relativo a la JC, donde habría que llamarlos afirmacionistas, haberlos, haylos, pero no entre la comunidad investigadora: hay que ir a buscarlos al profesorado, preferiblemente a su ariete laboral, y sobre todo a los sindicatos más corporativos. Y lo más preocupante es que toda esta incapacidad de distinguir hechos y datos de opiniones e intereses reine precisamente entre quienes deberían educar en ello a las generaciones que llaman a la puerta.

*Fuente: http://blog.enguita.info/2017/03/la-ciencia-que-sustenta-la-jornada_19.html

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‘La jornada continua es un caramelo para un profesorado descontento’

14 de febrero de 2017/Fuente: el mundo

La jornada continua se ha convertido en la gran apuesta del Consell esta legislatura. Muchos colegios han manifestado ya su intención de optar a esta reformulación horaria que, algunos expertos, como el catedrático de Sociología y Coordinador del Doctorado en Educación de la Complutense de Madrid,Mariano Fernández (Zaragoza, 1951) no la ven como la solución a los problemas sino una forma de compensar al profesorado como defendió recientemente en la Jornada sobre Temps Escolars celebrada en Onda.

¿Cuál es su punto de vista sobre la jornada continua?
Es un privilegio laboral que muchos profesores quieren vender como una mejora pedagógica, una vía de las familias de clase media profesional para aliviar el aburrimiento escolar de sus hijos y un factor de riesgo añadido para los alumnos y familias más vulnerables.
¿Considera que se está gestionando de una forma adecuada por parte del Gobierno?
No. Los gobiernos solo huyen del problema. Los de izquierda porque son rehenes del profesorado, que consideran su base electoral; en el caso valenciano, con un consejero originario del STEPV, no cabía esperar sino complacencia con esa vieja reivindicación corporativa sindical. Los de la derecha no tenían esa motivación, pero han visto en la jornada continua un caramelo para un profesorado muy descontento y una cuña entre éste y las familias.
¿Qué ventajas y desventajas puede ocasionar al alumno?
Si el alumno va a una escuela buena, con una educación desafiante, no hay ventaja ninguna. Si la escuela le hace perder tiempo y lo aburre, cuanto antes pueda salir para dedicarse a otra cosa, mejor. Si ya tiene dificultades para seguir el ritmo, mantener la atención, etc., solo se agravarán. En cuanto a las familias, dependen del tiempo y el dinero de que dispongan, dos cosas que están mal distribuidas. Para las familias de los docentes, en todo caso, bien.
¿Están preparados los profesores para hacerse cargo de una jornada así?
¿Quién no está preparado para irse a casa a las tres y, si te dejan, a las dos? Para ese viaje no hacen falta alforjas. Lo que no creo es que estén preparados para mantener una atención tan continuada del alumnado, pero eso se arregla con unos descansitos informales, aunque se pierda tiempo de clase. Los grupos profesionales auxiliares o de apoyo cuentan poco porque son muy reducidos.
La continuidad en una jornada escolar, ¿puede ocasionar más irritabilidad en los niños?
La continuidad produce saturación. Madrugar más generará algún déficit adicional de sueño en los mayores (como ya sucede en la ESO, aunque a nadie le importe ese secreto disparate a voces). Y comer más tarde contraviene todo lo que sabemos sobre nutrición.
¿A qué países debe ‘imitar’ España en modelos de educación?
No hay un país al que imitar en especial, pero si un amplísimo elenco de experiencias. Medio mundo desarrollado se pregunta hoy cómo ampliar el tiempo escolar (vía horario o calendario), aunque sin tenerlo muy claro habitualmente con la resistencia sindical, y el otro medio mira o espera. En el mundo menos desarrollado se pugna por doquier por ampliar el tiempo y, con él, el salario docente (como aquí en los 60). Solo España se dedica a comprimirlo.
Para educación Infantil (aulas de niños de dos años) se plantea un horario de jornada partida, mientras que Primaria se fijaría la jornada continua. ¿Qué opina de que un centro comparta dos horarios?
Un centro puede tener no dos, sino una docena de horarios dentro de un lapso razonable. Lo más chirriante de la polémica actual es que consiste en saber qué horario único vamos a imponer a todos. Es irónico que la institución y la profesión se llenen la boca constantemente hablando de la «diversidad», tan difícil de percibir y de abordar en muchos aspectos, mientras ignoran lo que sería más fácil.
¿Conoce la situación de la Comunidad Valenciana?
Ciñéndome al tema vertebral de la entrevista, se me antoja algo irresponsable que, con los niveles de fracaso y abandono existentes -que no pueden atribuirse a un bajo nivel económico-, la gran innovación vaya a ser la concentración del horario formal y consecuente reducción del horario real.
¿Cree que las extraescolares gratuitas pueden ser un aliciente?
Las extraescolares deberían servir precisamente para diversificar el horario a lo largo del día, es decir, para descansar de un tipo de actividad con otra. Puestas todas tras la comida perderán público, en consecuencia calidad y, en última instancia, desaparecerán o se reducirán a maneras de matar el tiempo.
¿Las instituciones deben hacerse cargo de este pago? Por ejemplo, en Castellón, el Ayuntamiento lo plantea, al ser muchos colegios los que desean jornada continua.
Creo que las instituciones deben hacerse cargo de todo lo que ordinariament acompaña a la escolarización reglada no universitaria, por tanto también las extraescolares, pero la jornada coninua, al empujar a una parte del alumnado a casa (y veremos qué pasa con los comedores pequeños), erosiona las economías de escala, lo hace todo más caro e introduce desigualdad.
¿Qué le parece el requisito de que para somete a voto la jornada continua deban votar sólo el 55% del total de los padres censados?
Cualquier sistema de votación es malo, pues impone la preferencia de unos a otros. Si el 100% votase, el 51% podría imponerse al 49%. Si la participación es menor, una minoría mejor organizada puede imponerse a una mayoría desorganizada. Los centros y las zonas deberían simplemente preguntar a las familias qué quieren, acumular las preferencias y formar los grupos en función de estas. Excepto en zonas rurales muy dispersas, las ratios que hoy tenemos permitirían dar satisfacción a todos.
¿A quién beneficia más la jornada continua, a padres o profesores?
A los profesores, sin ningún género de dudas. El efecto sobre los padres es errático y casuístico: dependerá de dónde viven, dónde y con qué horario trabajan, el número y la(s) edad(es) de los hijos, los medios de transporte y la oferta cultural locales. Sabemos mejor lo que será para los alumnos: tiempo que dedicar a actividades y aprendizajes que la escuela no ofrece para los que ya viven con ventaja y tardes ante la televisión y la videoconsola o en la calle para los que están en desventaja; un alivio para los primeros y más presión escolar para los segundos.

Fuente: http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/castellon/2017/02/12/589f71e4268e3e73068b456f.html

Imagen: estaticos.elmundo.es/assets/multimedia/imagenes/2017/02/11/14868446892104.jpg

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Uruguay: Escolares de tiempo completo repiten 35% menos que los de escuelas comunes

América del Sur/Uruguay/15 Enero 2017/Fuente y Autor:El Observador

Los escolares que concurren a escuelas de tiempo completo (ETC) o escuelas de tiempo extendido (ETE) – es decir que asisten más horas a clase- repiten 35% menos que aquellos que asisten a escuelas comunes, de horario simple (4 horas). Esto quiere decir que de tres niños que repiten en escuelas comunes, si fuera a escuelas de tiempo completo uno pasaría de año.

Este dato surge del análisis que realizó el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) a partir de los datos de repetición dados a conocer la semana pasada. Según el último registro, la repetición escolar en 2016 se colocó en 4,7%, lo que constituye un nuevo mínimo histórico. En 2015 se había ubicado en 5%.

El informe del CEIP indica que en las escuelas comunes (4 horas) correspondientes al quintil 1 (20% más vulnerable de la población), denominadas escuelas Aprender, la repetición en 2016 llegó a 22,59%, mientras que en las ETC del mismo quintil, el índice ascendió a 14,55%.

En las escuelas Aprender del quintil 2 la repetición se colocó en 18,11% y en las ETC del mismo quintil alcanzó un 11,44%. La relación se mantiene en el quintil 3, 4 y 5. En este último, las escuelas comunes registraron una repetición de 8,03%, mientras que en las de tiempo completo el índice llegó a 4,92%.

El informe del CEIP también señala que las escuelas pertenecientes al quintil 1 son las que registraron el índice de repetición más alto (7,6%). La cifra se reduce a poco más de un tercio en el quintil 5, donde el índice se ubica en 2,8%. Esto quiere decir que aunque el porcentaje de no promoción bajó tanto en el quintil 5 y en el quintil 1, la brecha entre uno y otro se mantiene igual.

Fuente de la noticia: http://www.entornointeligente.com/articulo/9502644/URUGUAY-Escolares-de-tiempo-completo-repiten-35-menos-que-los-de-escuelas-comunes

Fuente de la imagen: https://media.elobservador.com.uy/adjuntos/181/imagenes/009/634/0009634477.jpg

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Colombia: Santos promete aumentar un 57% la cobertura de educación superior.

América del Sur/Colombia/13.12.2016/Autor y Fuente: http://www.nodal.am/

Al destacar los resultados de las pruebas PISA, el jefe de Estadogarantizó 30.000 mil aulas para implementar la jornada única.

El presidente Juan Manuel Santos en alocución y al resaltar los resultados de las últimas pruebas PISA, que considera las más rigurosas a nivel mundial en materia de calidad de la educación, y que practica la OCDE realizó algunos compromisos para lograr mejorar los indicadores en esta materia.

Teniendo en cuenta que los índices del país no llegan a los estándares mínimos establecidos por la OCDE, el jefe de Estado reconoció que “falta mucho por hacer”.Es por esto que en materia de educación superior, si bien se subió del 37 % al 50 % en la cobertura, estableció que “nuestra meta es dejarla en 57 %”.

“Estamos duplicando el acceso de los jóvenes a instituciones de educación superior acreditadas por su alta calidad”, afirmó.

Se comprometió a que en 2 años habrá 40.000 jóvenes beneficiados en este programa, “quienes están cumpliendo ese sueño de ir a las mejores universidades sin pagar un solo peso por la matrícula”.

Otro de los retos será avanzar en la implementación de la Jornada única, aquí el Gobierno ha prometido más de 2,3 millones de niños, pero apenas a alcanzado los 500 mil.

Para esto “estamos construyendo más de 30.000 aulas nuevas de aquí a 2018.

Al ritmo que veníamos antes, habríamos tardado 80 años en hacerlas”.

Sobre los resultados de las pruebas PISA afirmó que “en las pruebas pasadas estábamos de penúltimos en la región. Sobrepasamos este año a países como México, Brasil y Perú y estamos de cuartos, muy cerca de Uruguay y Costa Rica (segundo y tercero) y acercándonos al puntero que es Chile”.

“Hoy, con estos resultados en el aprendizaje de nuestros jóvenes, se confirma que la educación de calidad si puede ser para todos”, puntualizó el jefe de Estado.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/12/santos-promete-aumentar-un-57-la-cobertura-de-educacion-superior/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/12/1480961311_552298_1480961474_noticia_normal-750×350.jpg

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España: El caos en extraescolares enturbia el inicio de la jornada continua

Europa/España/6 de octubre de 2016/Fuente: el mundo

La jornada escolar intensiva que estrenaron este lunes día 3 de octubre una docena de colegios de Educación Infantil y Primaria de la provincia de Castellón (a los que también se sumaron los dos centros educativos experimentales de Oropesa del Mar) no ha empezado con buen pie. De hecho, una gran parte de los padres de los escolares de dichos colegios que votaron a favor de la jornada intensiva se han visto sorprendidos con la negativa de la Conselleria de Educación a que las AMPA de dichos colegios puedan ofertar sus actividades extraescolares, tal y como lo hacían hasta el presente curso en la jornada partida.

De hecho, según han destacado desde la junta directiva de la AMPA del colegio Manel García Grau de la capital de La Plana, uno de los centros que estrenó este 3 de octubre la jornada escolar intensiva, «siempre hemos sido conscientes que la jornada continua implicaba que el centro ofertase actividades extraescolares gratuitas de 15.30 horas a 17.00 horas, lo que desconocíamos es que no se podían ofertar actividades pagadas por los padres, como siempre».

De igual forma, desde la AMPA del colegio de La Asunción de Vinaròs también han destacado la sorpresa de la comunidad educativa de la población (pues en Vinaròs la jornada continua está implantada en todos los CEIP) ante la notificación que realizó la inspección y la Conselleria a distintos centros educativos de la provincia la semana pasada para comunicarles que sus AMPA no podían ofertar extraescolares de 15.30 o 16.00 horas a 17.00 horas.

Los responsables de las AMPA de Vinaròs, que ven en esta decisión de Educación un agravio comparativo respecto a los centros con jornada partida, han reaccionado ante esta imposición trasladando sus extraescolares de pago de 17.00 a 18.00 horas, aunque anuncian que solicitarán a Conselleria que reconsideren esta prohibición y permitan que los padres, ahora descontentos, puedan elegir sin tener que dejar a sus hijos más tiempo en el colegio.

«Nos vamos a sumar a todas las iniciativas que ponga en marcha la plataforma por la jornada continua para reivindicar estas extraescolares a Conselleria», aseguran desde las AMPA del norte de Castellón.

Por su parte, la AMPA Manel García Grau, que ya tenía preparadas y ofertadas las actividades extraescolares para este curso, también acogió con desagrado la prohibición de la Conselleria de Educación para desarrollar estas actividades. «Nos pusimos en contacto con la Conselleria para solucionar este problema y ellos argumentaron que la normativa sobre jornada continua destacaba claramente la gratuidad de las extraescolares por la tarde por lo que habíamos malinterpretado la normativa», indican los representantes de los padres del Manel García Grau, insistiendo en que desde la semana pasada están recogiendo firmas en change.org para respaldar la solicitud a la Conselleria de Educación para que ponga fin a esta prohibición y permita así la convivencia entre las actividades extraescolares de pago que ofertan las AMPA y las gratuitas del centro por el proyecto derivadas de la aplicación de la jornada continua.

«El curso pasado más de 200 de los 500 alumnos del centro disfrutaron de las actividades programadas por la AMPA de 12.30 a 15.30 horas, no vemos por qué ahora no pueden celebrarse de 15.30 a 17.00 horas», se interrogan representantes de los padres, calificando esta cuestión de «castigo para la jornada continua».

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