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Freire, Mariátegui y una educación popular campesina

Por: Óscar Soto

Las líneas que siguen a continuación toman distancia de las elucubraciones academicistas que suelen circular en torno de lo pedagógico y ciertas “reflexiones” teóricas del pensamiento educativo. Así como la “toma de distancia” en la educación tradicional de nuestras escuelas latinoamericanas ha sido un acto de disciplinamiento corporal naturalizado, la escritura en torno del pensamiento rebelde de Nuestra América suele presentarse rutinizado en las indexaciones de cierto tipo de bibliografía especializada –no en vano más de unx suele colocar a Freire y a Mariátegui, de quienes algo esbozaremos a continuación, como insumo de una teorización delimitada de las ciencias sociales-. Inversamente a ello, pensamos que Mariátegui y Freire son una clave estrictamente política nuestroamericana, luego todo lo demás.

Intentamos aquí simplemente una crónica de sucesos recientes, ni más ni menos que a modo de “ensayo”. Nos probamos una vez más que la lucha silenciosa de la educación es escrita como resistencia re-existencia; y que ésta bien puede ser nominada como una pedagogía que surge de la lucha. Se nos ocurre que pedagogía del oprimido, pedagogía de la autonomía, de la esperanza, de la pregunta, educación como práctica de la libertad etc.… son nombres sumamente urgentes y actuales. A cuento de esa actualidad nos llega la vigencia de Paulo Freire y del Amauta José Carlos Mariátegui.

I- Inicio de la crónica. Resistencia ancestral

El proceso de acumulación europea que explica con sangre, cuerpos y territorios el despojo de América Latina, no merece palabras benévolas. Se trata de una “conquista” y la conquista como primerísima forma de extranjerización de la tierra y los bienes comunes, conforma una dinámica de extracción necesaria para el sostén de la empresa capitalista imperial, entre otras cosas a partir de la esclavización y las formas de sometimiento de las poblaciones nativas[i]. La colonización y la opresión son el más añejo antecedente de la acción antidialógica que el grito freireano denuncia. Dicho de otra forma: la invasión cultural como vehículo para la inautenticidad de los sujetos invadidos (Freire, 1969: 138), tiene su fecha de origen en la época de la colonia, pese a que aún persiste caprichosamente en la actual sociedad del capital.

Fuimos dominados y resistimos desde el comienzo, volvimos a ser sometidos y sin embargo el curso de nuestras rebeldías se ha tornado, al decir de Martí (1883), “una enérgica, madura y casi simultánea decisión de entrar con brío en el concierto de pueblos trabajadores y triunfantes”.

Hay allí una resistencia abigarrada.

II- Crónica cercana. El avance de las luchas: Paulo Freire

El problema del indio, de la tierra y de la economía, entre muchos otros dramas de América Latina -latentes en el ensayo mariateguiano, por otro lado-, han sido metabolizados en los territorios rurales de nuestra región. Mujeres y hombres latinoamericanxs, sujetos cargados de historicidad que se saben en el mismo movimiento como seres “inacabados” (Freire, 2015: 95), transitan desde siempre una obstinación militante o lo que en términos de Romain Rollaind ha sido un “pesimismo de la razón [entreverado con un] optimismo de la pasión”, propuesto a reinventar los espacios de humanización posible.

¿Pero qué hay de nuevo en la historicidad latinoamericana si nos pensamos a partir de la crónica reciente? Si bien lo viejo no termina de morir en nuestra región, los rincones del despojo se recrean como espacios de libertad, a pesar de las dependencias, la colonialidad y tantas más. Pensamos que aquí es donde la palabra enunciada en Freire se escucha reivindicar la humanidad de los vencidos y una pedagogía liberadora: el oprimido liberándose y liberando al opresor (Freire, 2015: 39).

Paulo Freire es la persistencia de una esperanza cuando el mundo se presenta desesperanzado; cuanto menos es el ensayo militante que sugiere al sujeto latinoamericano empaparse de una profunda creencia en los hombres y las mujeres (Freire, 2015: 81), tal vez porque como él mismo diría “sin un mínimo de esperanza, no podemos ni siquiera comenzar el embate” (Freire, 2010a: 25). La lucha por la liberación y la humanización que en Freire tiene la amplitud de los sueños que portan los pueblos oprimidos de América, es una fuerza desde abajo que detona todas las estructuras posibles con la finalidad de trascender, dialogar, participar, anticipar, prefigurar, subvertir.

La educación popular de Paulo Freire es la posibilidad de que trabajadorxs, campesinxs, sin tierra, obrerxs, excluidxs y marginadxs se piensen y se re-inventen en el tránsito de espectadores a genuinos creadores de las condiciones materiales de la vida. No en vano el lenguaje de la rebeldía pedagógica del oprimido/oprimida, es hablado en los movimientos populares, en las comunidades de base, en las teorías de las dependencias, las sociologías de la explotación, las teologías liberadoras, los socialismos latinoamericanos, la investigación-acción participativa y tantas tradiciones de la resistencia de Nuestra América.

III- Crónica reciente: Notas sobre una educación popular auto-emancipadora

El acuse de tiempo que despinta el calendario, desde las notas de Freire a fines de los ´60 hasta la condensación de procesos autónomos políticos y culturales que echan raíces en esa matriz de inconformismo y revolución, deja visibilizar cómo en “las esquinas” de la práctica social mayor (Freire, 2010b) en la que se consolidan los discursos libertarios como éste, quedan los restos de lucha social que explican nuestro presente de resistencias.

En la multiplicidad de movimientos y organizaciones sociopolíticas que asumen la esperanza freireana, su dialogo y su horizontalidad, la escuelas campesinas integradas a la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y La Vía Campesina internacional, son una sólida evidencia de tanta humanidad. En Mendoza, Argentina, la Escuela Campesina de Agroecología (ECA) de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra del Movimiento Nacional Campesino Indígena – UST/MNCI- es una constante actualización de lo que alguna vez Paulo Freire expresara: hombres y mujeres que, desafiados por la dramaticidad de la coyuntura, se proponen a sí mismos como problema (Freire, 2015). La tierra, la educación, la soberanía alimentaria y la reforma agraria y popular se siembra como elemento de lucha en la Escuela Campesina.

La larga historia que narramos desde la colonización hasta la organización de saberes subalternos como formas de re-existencia en la actualidad, bien puede inscribirse en la genealogía de la pedagogía del oprimido 50 años después de esas reflexiones.

El pasado 11 y 12 de octubre el compañero Miguel Mazzeo visitó la ECA junto a muchos compañerxs que transitan ese espacio de re-educación colectiva, de desaprendizaje y de constante contradicción entre educador/educando. El motivo del encuentro giró en torno del diagnóstico y los desafíos que atraviesa el campo popular en la hora actual de América Latina. La excusa de conversación fue el dialogo en torno a Mariátegui, sin embargo el reverso de ese intercambio mientras caía la tarde, parecía dibujar entre reflexiones la figura de Paulo Freire. Es que Mariategui y Freire, así como los movimientos campesinos, los bachilerratos populares, los colectivos autogestivos y las organizaciones populares de Nuestra América, esbozan tal como sostiene Mazzeo una comprensión ampliada de la política como praxis transformadora y utópica; a modo de “elementos de socialismo práctico” que emergen permanentemente.

En el recorrido de nuestras luchas, las interpretaciones del pensamiento crítico latinoamericano ha heredado de Freire y Mariátegui una virtuosa capacidad de evadir las clausuras deshumanizantes de la historia y de reinventar las luchas rurales, urbanas, campesindias y populares. La educación popular y en nuestro caso la educación popular campesina constituye una pedagogía humanista y liberadora.

Es a partir de allí que podemos pensar tal vez que, en la incesante puesta en cuestión de las dicotomías que la educación bancaria impone, se erigen formas de construir esa otra emancipación surgida de los territorios campesinos, históricamente apropiados. Es decir que lo pedagógico en los movimientos campesinos es -como relataba Miguel Mazzeo siguiendo a Mariátegui- una forma de auto-educación y auto-emancipación de las clases subalternas orientada a socializar el poder y configurar esa sociedad sin oprimidos a la que aspiramos.

Referencias

Freire, Paulo (2010a) Pedagogía de la esperanza. Un reencuentro con la pedagogía del oprimido. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires.
Freire, Paulo (2010b) La educación como práctica de la libertad. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires.
Freire, Paulo (2015) Pedagogía del oprimido. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires.
Martí, José (1883) La América, Nueva York.

[i] Precisamente todo acto de conquista, nos dirá Paulo Freire, implica un sujeto que conquista y un “objeto” conquistado al que se le otorga ambigüedad; se trata de “un ser que aloja en sí al otro”, un acción esencialmente necrófila (Freire, 2015: 177).

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/196777

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La descolonización como clave del pensar

Autor: Fernando Buen Abad

Un caudal portentoso de ideas y de acciones, emancipadoras, constituye un tesoro (no exclusivo) de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Desde la caída misma de la «Gran Tenochtitlan» (13 de agosto de 1521) hasta las luchas más recientes contra la neo-colonización económica, cultural y comunicacional… tenemos un inventario de pensadores «nuestros» que lo son no sólo por razones geográficas sino por objetivos descolonizadores en todas sus líneas. Moctezuma, Netzahualcóyotl, Cuauhtémoc… a cual más, desde las luchas de resistencia contra la invasión española hasta el presente, somos herederos y deudores de un «tesoro de pensamiento» empeñado en recuperar la tierra, las fuerzas productivas, la libertad y la identidad. Es la «Batalla de las Ideas» entendida y extendida, también, como producción y profundización de simientes nacidas con cargas geográficas relativas. Si bien el pensamiento reclama identidades, al mismo tiempo relativiza «pasaportes». De esa «lógica», emana un caudal vigoroso de contribuciones teóricas y prácticas, que son irreductibles al individualismo, mientras reconocen el valor del aporte personal.

Parte de esa herencia es, también, el repertorio de sus debates internos y externos. Línea por línea el temario núcleo del pensamiento latinoamericano ha sido teñido por el debate Capital-Trabajo, por la contradicción entre la supremacía del Capital sobre la especie humana…y por el desarrollo de las luchas sociales. Tal repertorio del debate recorre una gama completa que va desde desacuerdos menores hasta francas guerras irreconciliables y todos han sido fuente (voluntaria e involuntaria) de enseñanzas y aprendizajes de todo tipo. Y eso que parecería «obvio» no lo es si se toman en cuenta las condiciones concretas que la lucha de clases ha impuesto en las miles de carencias educativas a que han sido sometidos nuestros pueblos, especialmente las educativas, las culturales y las comunicacionales.

Se han puesto en debate las tradiciones filosóficas y sus ejes metodológicos. Se han debatido hermenéuticas y propedéuticas, físicas y metafísicas, lógicas y estéticas, morales y éticas… debatió Sor Juana con Carlos de Sigüenza y Góngora; debatió Borges con Sábato; debatió Paz con Arreola… y casi no existe aporte al pensamiento latinoamericano que no haya saldado su -o sus- debates necesarios. Insistamos. Pero más allá de los debates inter-personales, tenemos la huella continental amplísima marcada por los debates históricos de un pensamiento que no sólo abarca un territorio sino que abarcan las claves emancipadoras para la especie humana en su totalidad, es decir, el debate Capital-Trabajo… el debate clase opresora vs clases oprimidas. Insistamos. Pensamiento con fuerzas internas que luchan, con todos los medios disponibles, por la libertad y contra la alienación neocolonial ante las condiciones históricas de opresión. Y en especial durante el siglo XX.

Lucha por la libertad está inmersa en el ser de los pueblos, rompiendo esclavitudes y creando bases para una comunidad humana finalmente organizada para su emancipación y cuyo resultado debería ser una sola y gran patria de la humanidad, donde nadie sería «débil» y nadie será el más «fuerte». Esta línea de ideas no sólo es componente identitario sino que se desarrolla como una de las más altas realizaciones teóricas del pensamiento latinoamericano hasta nuestros días. En eso cabe Frantz Fanon como caben Ricardo Flores Magón, Juan Carlos Mariátegui, José Vasconcelos, Eli de Gortari, Leopoldo Zea, Arturo Jauretche… por sólo mencionar algunos y corriendo a sabiendas el peligro de la omisión por espacio escaso. Una multitud de problemas abordados, a veces, hacia sus soluciones que son expresión de una multitud de culturas. Culturas, que por cierto, van hacia una universalidad que es la Cultura necesaria en un comunidad organizada para sí, bajo el rigor de sus necesidades históricas y su desarrollo. Universalidad de la comunidad de hombres y pueblos unidos por metas emancipadoras semejantes.

Tal filosofía, hacia una comunidad organizada -y organizadora- para su planificación material y simbólica, ha reflejado siempre los problemas que se le han presentado a la humanidad que se organiza localmente para resolver sus problemas en las etapas más críticas de su historia, en épocas de crisis económica, moral y social. Épocas en las que es necesario alcanzar una nueva moral social, un pensamiento que ha sido alterado e hibridado por diversas circunstancias. Época, también, de crítica multiplicada. Nuestro pensamiento plantea no pocos problemas que aún no han sido resueltos. Y por eso es también un pensamiento cuyo núcleo sigue siendo el de la crisis del racionalismo, del empirismo, del criticismo, del nacionalismo… que algunos autores vieron como una reacción anticolonial. Han corrido «ríos de tinta» académica y de todo género, al respecto.

Pero nuestro Pensamiento ha hablado de libertad y dignidad, de soberanía, de los derechos humanos y del respeto inalienable al trabajo como valores hacia la universalización de su vigencia para ampliar las posibilidades de la humanidad -y de la naturaleza- Espíritu presente en el pensar sobre las relaciones que mantienen los «pueblos originarios» y sus herederos con los pueblos que, se han transformado en naciones nuevas. Espíritu en el pensar que afirma la igualdad de las identidades descolonizadas y se suma a la universalización de la Cultura: universalización nunca vista. Pensamiento que es universalización de las rebeldías que refleja, en la filosofía… en el espíritu que recorre nuestro tiempo.

Nuestras tareas hoy deben atender la organización dialéctica en las luchas de los pueblos que han hecho vigente la lucha por la identidad emancipada en la realidad y en su desarrollo. La capacidad de la organización para convertirse en lucha y la lucha en organización para crear condiciones que permitan su ampliación. Está en juego la sobrevivencia no sólo de nuestros pueblos sino de la humanidad y para eso es necesaria la comunidad organizada para sí, en una serie de tareas -que ya son comunes- (comunitarias) a todos los seres humanos. Derrotar todo exclusivismo, haciendo a un lado la discriminatorio racial, económica, política, religiosa o social. Hacia un humanismo que ahora trasciende las fronteras en la América Latina, y sus pensadores o filósofos: El desarrollo de las capacidades críticas para la organización de la comunidad de iguales que es, hoy por hoy, una asignatura pendiente.

Fuente: https://www.aporrea.org/ideologia/a268279.html

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Boaventura de Sousa Santos: «Hay que unir las luchas contra el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado»

Por: Boaventura De Sousa Santos

El pensador portugués Boaventura de Sousa Santos dice que los maestros son alternativa contra la guerra del odio.

Boaventura de Sousa Santos sostiene que no es posible transformar una realidad desigual sin antes modificar la epistemología que impide pensar en alternativas posibles. «Hay que cambiar la epistemología para cambiar las cosas. Y en el medio cambiar la pedagogía», propone el sociólogo portugués, que esta semana fue distinguido con el título de Doctor Honoris Causa de la UNR. También participó del Encuentro de Red Sentipensante realizado en el Galpón de la Música, donde instó a unir las luchas por la emancipación frente a un capitalismo que se muestra unido al colonialismo y al patriarcado.

En diálogo con La Capital, el pensador asegura que asistimos «a un ciclo reaccionario muy fuerte», con un neofascismo «que parte de la idea de despolitizar la política». En este contexto, dice que no es casual el ataque de los gobiernos conservadores a los maestros, a quienes considera «la alternativa a la guerra ideológica del odio».

También advierte sobre el riesgo de que «la democracia empiece a ser un espectáculo dominado por el dinero» y «el Estado sea apropiado de una manera brutal por una promiscuidad muy grande entre el dinero y la política».

La emergencia de personajes como Bolsonaro ¿se entiende por ese lado?

—Bolsonaro es una expresión de ese proceso, pero hay otros. No quiero hablar demasiado de lo que pasa en la Argentina, pero lo que está pasando es que hay una ola conservadora y reaccionaria que piensa que el neoliberalismo es la única solución política. Y como es una solución única no tiene alternativa. Por eso los ricos tienen que ser ricos y pobres los pobres.

Frei Betto marcaba como un error de los gobiernos progresismos que hayan desmovilizado a las bases ¿Coincide?

—Hubo una separación muy fuerte y cuando llegaron al poder se entregaron completamente a la lógica del régimen. Dejaron de pensar en los problemas de la gente de la periferia, por ejemplo en la seguridad personal. Porque hay mucha violencia y la gente vive la violencia cotidiana en las periferias, donde el de las balas perdidas es un tema cotidiano. Y la izquierda no tuvo una respuesta para este tipo de inseguridad que estaba en la comunidad. Las abandonaron. Por otro lado, las clases populares fueron abandonadas también por la Iglesia Católica, que hasta los años 70 y 80 estuvo con una teología de la liberación muy fuerte. Juan Pablo II la prohibió porque era un anticomunista muy fuerte. Ese vacío de las comunidades de base de las periferias fue ocupado por las iglesias evangélicas y pentecostales, sobre todo de influencia gringa, con una teología de la prosperidad, donde los pobres sólo tienen que rezar, porque no son dignos de riqueza. O sea que la pobreza es un destino, no un problema social.

¿Qué rol debe cumplir la escuela en estos tiempos?

—Los maestros son cada vez más importantes en estos tiempos. Porque son la alternativa a la guerra ideológica del odio. Y no es coincidencia que todos los gobiernos conservadores elegidos en Europa o en este continente, sus blancos iniciales sean los maestros, las escuelas, las carreras o los planes de estudio. Yo pienso en una escuela que sea abierta a todos los problemas de nuestro tiempo, porque durante mucho tiempo fue excluyente. Y también despreció y desperdició mucho conocimiento válido, sobre todo en contextos interculturales, cuando jóvenes negros o indígenas llegaban a la escuela y no siempre tenían una enseñanza adecuada a sus inquietudes. Como cuando el profesor de historia considera como un gran héroe nacional a un militar que mató a indígenas o negros. Esto crea angustia. Por eso las escuelas tienen que ser más interculturales, abiertas a las diferencias.

—¿La misma crítica corre para el ámbito universitario?

—Absolutamente. Pienso que todavía más, porque la enseñanza media tiene un contacto más directo con todas estas diferencias. Y se piensa que los que llegan a la universidad son una élite. El manifiesto de los estudiantes de Córdoba de 1918 se dirige a los hombres (y mujeres) libres del continente. Pero no hay una palabra sobre los indígenas, se consideraba que no había en la Argentina. Es lo que yo llamo la sociología de las ausencias. Producimos invisibles. La universidad tiene que ser intercultural y descolonizada.

—¿Y qué opina de la formación universitaria «para el mercado»?

—Es la gran ilusión y la gran trampa de nuestro tiempo. Hay un cambio muy rápido en los perfiles profesionales y las universidades que quieran seguir adelante en esta crisis tienen que mantener una educación general muy fuerte. Una educación humanística que permita que la gente se pregunte sobre el destino y sentido de la vida colectiva. Y a qué sociedades vamos.

Las tres cabezas

Para el sociólogo portugués, la democracia «está muriendo democráticamente» y cita el ejemplo de lo sucedido recientemente en Brasil, con el ascenso de Jair Bolsonaro a la presidencia. Sumado esto a un mundo que se presenta «sin alternativas al neoliberalismo».

Ante eso, propone pensar una alternativa desde abajo, que involucre a las universidades, y convoca a organizar la resistencia contra un enemigo con tres cabezas: el colonialismo, el capitalismo y el patriarcado. Porque advierte que mientras la dominación está unida, la resistencia está fragmentada.

—¿Las resistencias están muy divididas?

—La izquierda perdió a las clases populares que viven la violencia contra las mujeres, el racismo y un capitalismo grosero y agresivo. Donde la gente no es verdaderamente gente, como los refugiados en Europa. Hay dos masas de gente caminando para el centro: una de África a Europa y otra de Honduras y Nicaragua a los Estados Unidos, huyendo del hambre y el crimen. Estamos creando un mundo donde la dominación capitalista, patriarcal y colonial es más fuerte. Y donde las izquierdas y las fuerzas progresistas en general no tienen la capacidad de unirse. Siguen divididas, muy sectarias, pensando que el fascismo no está llegando. Acabo de escribir un libro, ya publicado en España, que se llama Izquierdas del mundo, ¡uníos! Porque lo que se hunde no es el socialismo sino la democracia, que está siendo vaciada desde la democracia. En 1932 Hitler subió al poder por elecciones, no fue un golpe. La democracia no se sabe defender de los antidemocráticos, sobre todo con toda esta manipulación de la opinión pública desde Facebook y WhatsApp. Y la democracia tiene que ser defendida porque el fascismo está muy cerca. Un fascismo de un tipo nuevo. Los militares de Brasil dicen que quieren una nueva democracia, sin comunistas y sin el PT. Hacia eso caminamos, hacia una democracia mutilada. No es una dictadura, no son militares, hay elecciones. Pero ciertas cosas no se dicen. En Inglaterra, también están así las cosas.

—No es tiempo entonces de dividir las luchas…

—No, hay que unirse. Hay gente que piensa que en América latina, y sobre todo en Brasil, la influencia imperial no es mucha. Y para mí es absolutamente decisiva.

—¿Cuál es su mirada sobre el empuje del feminismo?

—El feminismo tiene una importancia brutal si realmente sabe unir y traer otras luchas.

—¿Por ejemplo?

—La lucha anticapitalista. Puede ser una obviedad, pero nosotros teníamos un concepto para hablar de una sociedad alternativa. Se llamaba socialismo. Esa palabra fue exiliada de Europa en los años 70 y 80. Reapareció en el continente latinoamericano en el inicio del 2000, cuando se hablaba del socialismo del siglo XXI. Ahora desapareció —salvo en Venezuela— y reaparece en los Estados Unidos a través del senador demócrata Bernie Sanders. Y las mujeres latinas que fueron elegidas para el Congreso se dicen socialistas. Entonces ahora para los periódicos de los Estados Unidos el socialismo ya no es una palabra fea.

—¿Se considera socialista?

—Sí, pero de un socialismo que no es dogmático. Mi utopía sería un ecosocialismo feminista y antirracista. Ecosocialismo porque tenemos que tener otro modelo de desarrollo. No puede ser este modelo extractivista de la agricultura industrial que está produciendo un calentamiento brutal global. Y antirracista y feminista para unir las luchas.

Fuente: https://www.lacapital.com.ar/educacion/hay-que-unir-las-luchas-contra-el-capitalismo-el-colonialismo-y-el-patriarcado-n1704522.html

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Leonardo Fabio Martínez Pérez: Rescatemos el pensamiento de Paulo Freire

Redacción: Leonardo Fabio Martínez Pérez/ El Espectador

Como consecuencia de la gran movilización social por la financiación digna de la educación superior pública de calidad, se llevó a cabo la reunión realizada el pasado 26 de octubre entre los rectores del Sistema Universitario Estatal (SUE) y el presidente Iván Duque, a partir de la cual se abrió una primera puerta para empezar a enfrentar la crisis estructural de financiación de las universidades públicas. El documento firmado por gran parte de los rectores hace alusión a la destinación de recursos de la nación a la base presupuestal de las universidades públicas para el 2019 equivalente al IPC más tres puntos y para el período 2020-2022, al IPC más cuatro puntos, además de proveer recursos de inversión por $300.000 millones, con adición de los recursos de excedentes de cooperativas a la base presupuestal desde el 2019 y gestionar recursos para infraestructura por $1 billón a partir de las regalías existentes en los departamentos. Aunque el acuerdo constituyó un primer paso, no resultó suficiente; los estudiantes continuaron en el paro nacional y junto con profesores y trabajadores impulsaron nuevas movilizaciones orientadas a la conformación de una mesa de concertación que permitiera discutir y acordar soluciones estructurales a la crisis de financiación.

La movilización estudiantil continuó y para el 31 de octubre se expresó creativamente con la marcha zombie, a través de la cual miles de universitarios se disfrazaron representando la probable muerte de las universidades públicas de no atenderse su sostenibilidad financiera a mediano y largo plazo por parte del Estado. Rostros pintados, grupos musicales y miles de colores cargados de esperanza vistieron las calles de las principales ciudades del país e hicieron contraste con la noche de Halloween en la que niños y adultos salen a pedir dulces.

Como rector de la educadora de educadores, decidí acompañar las expresiones artísticas de los estudiantes personificando al gran educador Paulo Freire; esta decisión no fue casual o improvisada, sino que por el contrario representaba un homenaje al pedagogo quizás más destacado del siglo XX, en un momento histórico crucial en el que Colombia vive una coyuntura centrada en la defensa de la educación superior pública como derecho fundamental y el vecino Brasil enfrenta un controvertido cambio de gobierno. Este acto resultó significativo.

Además, el 19 de septiembre del presente año conmemorábamos el 97º aniversario del nacimiento de Freire, cuya obra marcó el origen de un método efectivo para superar el analfabetismo de miles de adultos en Brasil y constituyó el origen de una educación crítica y transformadora de envergadura mundial.

Su obra representa un valioso tesoro educativo para orientar la formación de las futuras generaciones, basado en la investigación temática, a través de la cual los sujetos pueden problematizar y comprender la realidad estableciendo temas generadores y ejercicios de codificación y decodificación llevados a cabo por círculos de cultura que articulan distintos saberes y conocimientos especializados en función de obtener mayores niveles de comprensión y concienciación.

En los libros de Freire los educadores y profesores podemos encontrar una pedagogía de la esperanza, del amor, de los sueños posibles, de la ética y la estética del cuidado; así la educación constituye un motor esencial de empoderamiento de sujetos comprometidos con la construcción de sociedades justas e incluyentes.

Como consecuencia de la gran movilización social por la financiación digna de la educación superior pública de calidad, se llevó a cabo la reunión realizada el pasado 26 de octubre entre los rectores del Sistema Universitario Estatal (SUE) y el presidente Iván Duque, a partir de la cual se abrió una primera puerta para empezar a enfrentar la crisis estructural de financiación de las universidades públicas. El documento firmado por gran parte de los rectores hace alusión a la destinación de recursos de la nación a la base presupuestal de las universidades públicas para el 2019 equivalente al IPC más tres puntos y para el período 2020-2022, al IPC más cuatro puntos, además de proveer recursos de inversión por $300.000 millones, con adición de los recursos de excedentes de cooperativas a la base presupuestal desde el 2019 y gestionar recursos para infraestructura por $1 billón a partir de las regalías existentes en los departamentos. Aunque el acuerdo constituyó un primer paso, no resultó suficiente; los estudiantes continuaron en el paro nacional y junto con profesores y trabajadores impulsaron nuevas movilizaciones orientadas a la conformación de una mesa de concertación que permitiera discutir y acordar soluciones estructurales a la crisis de financiación.

La movilización estudiantil continuó y para el 31 de octubre se expresó creativamente con la marcha zombie, a través de la cual miles de universitarios se disfrazaron representando la probable muerte de las universidades públicas de no atenderse su sostenibilidad financiera a mediano y largo plazo por parte del Estado. Rostros pintados, grupos musicales y miles de colores cargados de esperanza vistieron las calles de las principales ciudades del país e hicieron contraste con la noche de Halloween en la que niños y adultos salen a pedir dulces.

Como rector de la educadora de educadores, decidí acompañar las expresiones artísticas de los estudiantes personificando al gran educador Paulo Freire; esta decisión no fue casual o improvisada, sino que por el contrario representaba un homenaje al pedagogo quizás más destacado del siglo XX, en un momento histórico crucial en el que Colombia vive una coyuntura centrada en la defensa de la educación superior pública como derecho fundamental y el vecino Brasil enfrenta un controvertido cambio de gobierno. Este acto resultó significativo.

Además, el 19 de septiembre del presente año conmemorábamos el 97º aniversario del nacimiento de Freire, cuya obra marcó el origen de un método efectivo para superar el analfabetismo de miles de adultos en Brasil y constituyó el origen de una educación crítica y transformadora de envergadura mundial.

Su obra representa un valioso tesoro educativo para orientar la formación de las futuras generaciones, basado en la investigación temática, a través de la cual los sujetos pueden problematizar y comprender la realidad estableciendo temas generadores y ejercicios de codificación y decodificación llevados a cabo por círculos de cultura que articulan distintos saberes y conocimientos especializados en función de obtener mayores niveles de comprensión y concienciación.

En los libros de Freire los educadores y profesores podemos encontrar una pedagogía de la esperanza, del amor, de los sueños posibles, de la ética y la estética del cuidado; así la educación constituye un motor esencial de empoderamiento de sujetos comprometidos con la construcción de sociedades justas e incluyentes.

Aunque el valor académico y formativo de la obra de Freire goza de importante reconocimiento mundial, es paradójico que en Brasil exista un movimiento de personas liderado por algunos abogados, denominado Escola sem Partido, que busca materializar una ley que prohíba el desarrollo de las ideas del pedagogo por parte de los profesores en las instituciones educativas, haciendo alusión a que éstas constituirían un mecanismo de adoctrinamiento ideológico y político, lo cual resulta muy distante del sentido y contenido de las tesis del educador que se relacionan con una enseñanza basada en la libertad, el respeto de los diversos saberes y la construcción de conocimiento a través de la curiosidad epistemológica presente en el acto de conocer.

Lo más preocupante de este tema consiste en que el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, expresó en entrevistas públicas la necesidad de extirpar el pensamiento de Paulo Freire de la educación brasileña por considerarlo un instrumento de manipulación ideológica; en lugar de ello, dijo Bolsonaro antes de ser presidente electo, es necesario rescatar la disciplina y acabar con la permisividad en las escuelas. Estas apreciaciones desconocen en rigor el contenido académico de las tesis de Freire basadas en reconocer la educación como un proceso humano creativo, ético y estético a través del cual educadores y educandos superan las situaciones límite y se realizan en comunión por medio del diálogo.

En Colombia la Universidad Pedagógica Nacional ha sido la precursora de la cátedra Paulo Freire como un espacio formativo relevante para maestros y comunidades que en distintos territorios de la geografía colombiana buscan construir un mejor país basado en la solidaridad y la dignidad humana. Esta cátedra ha fortalecido diversos procesos formativos con organizaciones y comunidades sociales que buscan la paz, la justicia y la equidad. Incluso ha impulsado la creación de otros espacios formativos como los existentes en la Universidad del Atlántico, en donde estudiantes del programa de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación constituyeron en el año 2016 un movimiento social y pedagógico denominado Paulo Freire.

En un escenario político tan convulsionado como el que enfrenta Colombia, expresado en el paro de los estudiantes de las universidades públicas y ahora con la movilización social frente a las implicaciones de la reforma tributaria del Gobierno del presidente Duque, que pretende gravar varios alimentos de la canasta familia con IVA y a su vez aumentar las contribuciones de impuestos especialmente de la clase media, como es el caso del incremento de la retención en la fuente para los salarios de empleados como los profesores universitarios, es fundamental rescatar el método freireano de problematizar profundamente esta realidad con el propósito de construir alternativas de solución que contribuyan con una sociedad más justa y equitativa. En palabras del propio Freire, “cuanto más crítico es un grupo humano, tanto más democrático y permeable”.

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/rescatemos-el-pensamiento-de-paulo-freire-columna-822713

 

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México: Las 43 sillas vacías de la graduación de Ayotzinapa

Redacción: M.D.Pérez/El País

Los supervivientes de la escuela rural de Guerrero homenajean a sus compañeros desaparecidos hace cuatro años en el caso que convulsionó a México

Antes de entrar a la iglesia, pasaron lista en el patio. Uno a uno, los nombres de los 43 estudiantes desaparecidos volvieron a sonar por los megáfonos de la escuela normal rural de Ayotzinapa. Este viernes, familiares, amigos, profesores y el resto de alumnos de su promoción homenajearon a unos muchachos encarnados ya en símbolo de los peores fantasmas de México durante la graduación que debería haberles convertido en profesores en Guerrero, una de las zonas más pobres, olvidadas y violentas del país.

El caso, plagado de puntos ciegos, dobleces e incertidumbres, creció como una bola de fuego convulsionando política y socialmente a México hasta convertirse en el hito más oscuro de la legislatura de Enrique Peña Nieto. Expertos internacionales han impugnado la versión oficial, criticada también por Naciones Unidas. Las familias siguen clamando justicia y en los tribunales el caso sigue dando coletazos en las cuatro causas que aún siguen abiertas.

Un crespón blanco cubría el viernes la ya icónica composición de retratos de los 43 muchachos colocada en el arco de entrada a la escuela. Por debajo pasaron vestidos de pantalón, saco, chaleco y corbata azul los 74 compañeros supervivientes. Hace cuatro años, al comienzo de sus estudios, eran 140. Además los 43 desaparecidos, cuyas sillas marcadas con sus números de promoción permanecieron vacías durante la ceremonia, otros 23 estudiantes fueron abandonando por el camino. Un reciente informe de un grupo de psicólogos que trabajaron sobre el terreno constata las secuelas del trauma. Las familias, volcadas en una incansable búsqueda infructuosa, son ahora más pobres, están más enfermas y más solas.

Tras centenares de detenciones, resoluciones judiciales, declaraciones, actuaciones periciales y un expediente babilónico de casi un cuarto de millón de folios, las autoridades dieron carpetazo a la pieza central del caso. Las inculpaciones de los detenidos y restos óseos encontrados en un río, impugnados por expertos internacionales, fueron los mimbres que sostenían la ya famosa “verdad histórica”. La gestión del suceso erosionó gravemente las instituciones mexicanas, dejando un reguero de renuncias de los máximos mandatarios de seguridad. En menos de cuatro años van tres fiscales generales –procuradores general de Justicia–, un cargo hoy desierto y en disputa pendiente de la formación del nuevo Gobierno de López Obrador.

El caso sigue dando requiebros. Uno de los tribunales donde sigue abierta una de las cuatro causas, desestimó el mes pasado los cargos contra dos detenidos, que habrían tenido un papel importante en los hechos, concretamente, en la persecución y desaparición de los muchachos, de acuerdo a la investigación oficial. La Oficina del Alto Comisionado de la ONU publicó en marzo un demoledor informe constatando las sistemáticas violaciones a derechos humanos cometidas durante las pesquisas del caso: hasta 34 casos de tortura. En junio, otro tribunal mexicano ordenó la creación de una Comisión para la Verdad y la Justicia al concluir que la investigación de la fiscalía no fue suficiente para conocer lo que realmente pasó aquella noche de septiembre.

Fuente: https://elpais.com/internacional/2018/07/13/actualidad/1531507001_062718.html

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Luchas por la educación en América Latina y el Caribe demandan un cambio de sistema

Argentina- Colombia – Chile/06 de junio de 2017/Fuente: https://aler.org

En las últimas semanas la lucha por el derecho a la educación tomó las calles de varias ciudades de la región, principalmente en Argentina, Colombia y Chile. En el programa “Voces sobre la mesa” analizamos los contextos de las luchas, qué de común tienen entre ellas y porqué han sido poco visibilizadas en los medios hegemónicos a pesar de las multitudinarias marchas.

Estas demandas que se expresan en las calles piden financiamiento para la educación, mejores condiciones de los maestros y maestras, gratuidad, inclusión; pero sobre todo exigen el cambio del sistema. Demandan crear un nuevo sistema que gire alrededor de la vida y que mire a la educación, no como mercancía, sino como derecho.

Descargue aquí la edición de 17/05/2017 del programa “Voces sobre la mesa” de la ALER Satelital, producido con aportes de la Emisora Suba Al Aire y Contagio Radio de Colombia, del Foro Argentino de Radios Comunitarias y del Foro por el Derecho a la educación en Chile.

Fuente de la Noticia:

https://aler.org/index.php/node/1873

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69 Años del asesinato de Gaitan.

«Oídme bien: Revolución no significa demagogia y desorden,  sino método,  ponderación,  equilibrio  y  avance…..todo clama a gritos en este país porque se lleve a cabo una revolución fundamental, una transformación rotunda.”    Gaitán

Por: Vicente Blanco.

Jorge Eliezer Gaitán Ayala,  se dice nació el 23 de enero de 1903, en  Cucunubá  un municipio de Cundinamarca, ubicado en la Provincia del Valle de Ubaté, a 88 km al norte de Bogotá,  pero para otros historiadores en el barrio Las Cruces del mismo Bogotá en el año 1898,  su padre era vendedor de libros  y su madre profesora, en 1924 obtiene el título de  Doctor en Derecho y Ciencias Políticas en la  Universidad Nacional de Colombia con un trabajo de investigación que lleva por nombre «Las ideas socialistas en Colombia» y para 1927, con la tesis «El criterio positivo de la premeditación», recibe un doctorado en jurisprudencia cursado en la Real Universidad de Roma   en categoría académica  de Magna Cum Laude y para 1948 se hace merecedor del  título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Políticas y Sociales otorgado por  la Universidad Libre, en ese mismo año,  obtuvo un resonante triunfo en su carrera de abogado, al lograr la absolución de un Teniente acusado de la muerte de un periodista.

     Durante su agitada y prolifera vida, como abogado, político, orador y militante progresista en Colombia, lideró en el Congreso de la República un debate entre el 3 y el 6 de septiembre de 1929 por el asesinato de un número, aún no determinado, de trabajadores de la United Fruit Company en la región de Ciénaga, Magdalena, los trabajadores pedían mejores  condiciones laborales y un trato justo por parte de sus contratistas, dicho asesinato a sangre fría por los cuerpos represivos de la oligarquía colombiana se recuerda en la historia de ese país bolivariano  como la Masacre de las Bananeras, por cierto, hecho  citado en la obra Cien años de soledad  de Gabriel García Márquez,  este aguerrido y combativo  gesto le valió a Gaitán el título de «Tribuno del Pueblo», con el que le honrarían los sectores populares.

     Para,  1931 fue elegido presidente de la Cámara de Representantes y ejerció también como catedrático de Derecho Penal en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre, siendo nombrado Rector de esta última. Su postura en contra del monopolio de la tierra le brindó un amplio apoyo del campesinado, en 1933 fundó el movimiento político «Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria» (UNIR) y su órgano periodístico «El Unirismo», que poco tiempo después disolvió para vincularse al Partido Liberal, desde donde planteó la necesidad de una reforma agraria.  De allí fue que propuesto por los dirigentes tradicionales del Partido Liberal se posesionó como alcalde de Bogotá en 1936,  desde allí adelantó reformas sociales, promovió la municipalización de los servicios públicos.

     En 1940 el presidente Eduardo Santos Montejo lo nombra Ministro de Educación, desde donde emprendió una campaña de alfabetización, implantó el zapato escolar gratuito, los comedores  escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural masiva e inició el Salón Nacional de Artistas de donde emergen figuras como Fernando Botero, Edgar Negret y Pedro Alcántara Quijano. En los años siguientes Gaitán continuó su intensa vida pública como jurista, político y caudillo. Su acción política se dirigió contra la oligarquía y por la «restauración moral» de la república.

     En 1945 fue proclamado candidato a la presidencia de la hermana república, pero las divisiones internas del Partido Liberal entre los partidarios de Gaitán y los de Gabriel Turbay, permitieron  el triunfo del candidato conservador Mariano Ospina Pérez. Tras esta derrota, Gaitán resurgió con nuevos ímpetus, siendo proclamado jefe único del Partido Liberal y a principio  de 1948 al saberse la noticia de la masacre de varios liberales en varios pueblos del país a manos de conservadores y viceversa, Gaitán organiza varias marchas s que se destacan la «marcha de las antorchas» y sobre todo la «Marcha del Silencio» donde eleva una plegaria al Presidente Ospina para que ayudara a cesar la violencia y hacen unas horas del silencio para que solo se oyeran banderas y pancartas movidas por el viento,  hasta que ese  9 de abril de 1948, antes de reunirse con el joven  estudiante de Derecho y dirigente estudiantil cubano Fidel Alejandro Castro Ruz a las 2.05 de la tarde Juan Roa Sierra con un revolver apaga la vida del “Jefe”.

     Indudablemente que, por la aceptación que gozaba Gaitán en el pueblo colombiano ese acontecimiento trajo consigo una respuesta popular que se conoció como El Bogotazo donde más de 142 edificios fueron destruidos y el comercio saqueado, es más se extendió a otras ciudades y pasó a denominarse El Colombianazo, y su extensión hasta los años 60 es conocido como la Época  de La Violencia, la cual tristemente no a mermado en tan bello país, pues se debe  considerar que las clases desposeidas, tradicionalmente excluidas del escenario político, encontraron en Gaitán su mejor representante e intérprete, circunstancia que le permitió generar un movimiento revolucionario sin parangón en la historia de Colombia.

Imagen:  

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