La ansiedad puede ser más persistente que el estrés, causando efectos nocivos a largo plazo.
La extensión del periodo de aislamiento debido a la pandemia es inevitable. En artículos anteriores, hemos hablado sobre cómo conservar la salud mental y manejar el estrés en adultos, pero en la mayoría de los casos, los adultos ya tienen las herramientas para identificar que están estresados y que su rutina podría estar afectando su salud mental.
¿Qué pasa cuando los niños en casa continúan inquietos a pesar de tener una agenda balanceada y suficiente tiempo de interacción con sus padres? Si manejar una constante comunicación para aminorar el estrés de los niños en esta época de incertidumbre no ha sido suficiente para estabilizar su estado de ánimo, podríamos estar hablando de ansiedad. Para aprender a detectarla y trabajarla, necesitamos entender que estrés y ansiedad no son lo mismo.
Estrés vs. Ansiedad
La línea entre la ansiedad y el estrés es muy delgada. Las dos son respuestas emocionales a un efecto adverso, pero existen características que las distinguen. El estrés, por ejemplo, es causado por un estímulo externo. Este estímulo puede ser de corto plazo, como un examen, una mudanza o una fecha límite, así como de largo plazo, como la pobreza, la discriminación sistémica, una enfermedad crónica, o en el presente caso, una pandemia.
En cambio, la ansiedad no es causada principalmente por un elemento externo, sin por una persistente y excesiva preocupación que podría estar ligada a un estímulo, pero no lo necesita para presentarse.
Los síntomas más comunes de la ansiedad y del estrés son, dificultad para concentrarse, agotamiento, irritación, tensión muscular y problemas para dormir. Sin embargo, el estrés podría catalogarse como más fácil de manejar, dado que su causa es un estímulo externo del cual es más factible disociarse o que bien podría terminar si es de corto plazo. En el caso de la ansiedad, las causas que lo potencian se nutren de una reacción interna, por lo cual es más difícil de identificar.
La ansiedad, tanto en niños como en adultos, es la reacción negativa que persiste aún después de que un evento negativo y el estrés consecuente han terminado. Puede detectarse cuando los mismos síntomas asociados al estrés continúan o empeoran.
Además de estos patrones, los niños con ansiedad también pueden presentar falta de autoestima y confianza para tratar cosas nuevas o realizar tareas simples, problemas para comer, mal manejo de la ira, pensamientos negativos o un comportamiento consistentemente pesimista, así como el deseo de evitar actividades comunes como ver a sus amistades o tomar clases en línea.
¿Cómo combatir la ansiedad en niños?
Lo más difícil de entender con respecto a la ansiedad es que no se trata de un ciclo lineal con principio y fin. Como padres o maestros no podemos eliminar la ansiedad en un niño, eso solo podría lograrse en terapia, lo que sí podemos hacer es ayudarle a manejarla. Si su problema de ansiedad no ha escalado, enseñarles a tolerar la ansiedad puede hacer que esta desaparezca con el tiempo mientras el niño va ganando control sobre sus efectos.
Otra medida importante es no evitar completamente las cosas que podrían poner a un niño ansioso, si bien esto puede hacer que se sienta bien a corto plazo, a largo podría reforzar su ansiedad y coartar el desarrollo de habilidades necesarias, lo ideal es realizar el acompañamiento que le ayude gradualmente a disminuir el estrés que causa la ansiedad.
Las expectativas al momento de ayudar a un menor de edad con un problema de ansiedad deben ser realistas y empáticas. No se le puede prometer que cualquier situación en la que se pone ansiosa no va a volver a suceder, pero se le puede reforzar la confianza en que estará bien de todas formas, si le damos las herramientas para manejar los sentimientos negativos consecuentes.
¿El aislamiento ha afectado el nivel de ansiedad de tus hijos o alumnas? ¿Qué métodos has puesto en práctica para tratar de disminuir este estado de ánimo? Cuéntanos en los comentarios.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ansiedad-infantil
América del Sur/ Uruguay/ 19.07.2020/ Fuente: www.elpais.com.uy.
Maestros nucleados en la Federación Uruguaya de Magisterio y Trabajadores de Educación Primaria (FUM-TEP) se congregaron este miércoles de noche con pancartas y carteles frente a Torre Ejecutiva, para manifestarse en contra de algunos artículos del capítulo de educación de la ley de urgente consideración (LUC), que ya fue aprobada en el Parlamento el 8 de julio y promulgada por el Poder Ejecutivo el pasado viernes.
«A pesar de estar promulgada, para nosotros los ciudadanos tienen que saber que esta ley tiene artículos que claramente atentan contra la educación pública», destacó en diálogo con El País, Elbia Pereira, secretaria general de la FUM-TEP, que se encontraba en la manifestación. Consideró que durante el proceso de discusión de la ley no fueron «escuchados».
Con los cambios que incluye la LUC, ahora el Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) pasa a concentrar el poder y desaparecen los llamados desconcentrados. Primaria, Secundaria, UTU y Formación Docente pasan a ser direcciones que reportan directamente al Codicen. Esto implica que dejará de haber representantes de los docentes en lo que hoy son los desconcentrados.
Movilización de FUM-TEP este miércoles frente a Torre Ejecutiva. Foto: Marcelo Bonjour
Al respecto, Pereira indico que este «desmantelamiento del Consejo» coloca «las decisiones en directores generales de los desconcentrados», y «deja en manos de una sola persona las decisiones».
Además, están en contra de que «los directores de los centros educativos van a ser los que tengan potestades para designar a sus maestros y a su personal no docente». También señaló que «para desempeñarse en algún centro educativo vas a tener el compromiso de afiliarte a una metodología de trabajo que surja de un proyecto que a esta altura no se sabe quién lo va a elaborar, de dónde va a venir el proyecto cuando nosotros históricamente ocupamos nuestros cargos a través de los concursos».
«Esto raya la discrecionalidad y el amiguismo y genera o va a generar conflictos internos a la hora de los centros escolares tener en las direcciones de los mismos esas potestades», agregó.
Por otro lado, denunció que hay «proveedores de las bandejas de alimentos a nivel del interior del país principalmente, que se les esté adeudando bandejas desde el mes de marzo». Además, «hay cientos de maestros que han realizado salas docentes y que aún no han podido cobrar sus haberes desde el mes de marzo a la fecha», dijo la dirigente sindical.
Fuente de la noticia: https://www.elpais.com.uy/informacion/sindicales/maestros-movilizaron-luc-atenta-educacion-publica.html
En estos momentos maestras y maestros de Bolivia, afiliados a la Confederación de Trabajadores de Educación Urbana de Bolivia han sido forzados a tomar la decisión de ir a una medida extrema de huelga de hambre para denunciar al gobierno que quiere privatizar la educación, atentar contra las históricas conquistas del magisterio, a la par que se ha mostrado insensible ante las demandas sociales en el marco de la pandemia del COVID-19 y se niega a dialogar con el movimiento social.
Expresamos nuestra solidaridad activa con los y las compañeres en huelga de hambre y con la lucha de todo el magisterio boliviano, a la par que denunciamos ante el mundo la actitud autoritaria y neoliberal del actual gobierno boliviano.
Estamos reuniendo firmas del magisterio Latinoamericano, Caribeños y mundial en apoyo a l@s maestr@s de Bolivia que en estos momentos se encuentran en huelga de hambre en contra del modelo de privatización que esta impulsando el actual gobierno. Si quieren suscribirse al comunicado envien un mensaje a contacto@otrasvoceseneducacion.org donde este su nombre y apellido y organización a la que pertenece.
El colegio, como lo conocíamos, ha muerto. Nos enfrentamos ahora a una dinámica donde, bíblicamente, el colegio está donde esté el estudiante.
Esto ha traído más de una discusión al respecto y un enfrentamiento nunca antes visto entre padres y profesores. Ante la perspectiva de lo que podría ser una verdadera catástrofe, no todo está perdido, pero es necesario comprender el complejo panorama que acompaña esta “nueva normalidad”.
En este sentido, seamos críticos. Somos un país de papel. No solamente en la expresión metafórica, sino también en la práctica diaria: tenemos bibliotecas enteras imposibles de encontrar en versión digital, presentamos documentos impresos, escaneados y con múltiples copias hasta para pagar la luz en el banco, vanagloriamos los títulos impresos en paredes y consultorios y no confiamos nuestro dinero a “máquinas y tarjetas” sino que preferimos guardarlo debajo del colchón. Puede parecer gracioso y seguramente muchos de ustedes ya son usuarios bancarios online y tienen títulos de cursos, talleres y seminarios guardados en PDF, pero pregunten a sus padres, a sus tíos e incluso a muchos amigos de su edad y dense cuenta de que nuestra dependencia del papel, de lo impreso, de lo físico, es aún bastante grande.
Entonces, un país criado para llegar a casa y mostrar los cuadernos a la familia, acostumbrado a pedir firmas en los exámenes escritos, a guardar hasta la última carpeta de hace cinco años “por si acaso” y a archivar libretas hasta la universidad, se ve hoy obligado a prescindir del lugar del papel. ¿Qué significa esto, cómo se lo trata y quiénes son parte del cambio?
Entonces, un país criado para llegar a casa y mostrar los cuadernos a la familia, acostumbrado a pedir firmas en los exámenes escritos, a guardar hasta la última carpeta de hace cinco años “por si acaso” y a archivar libretas hasta la universidad, se ve hoy obligado a prescindir del lugar del papel. ¿Qué significa esto, cómo se lo trata y quiénes son parte del cambio?
¿Vocación?
Admito, como seguramente todos, que he tenido muchos profesores en el colegio que eran verdaderos maestros. Dedicados, motivadores, preocupados más allá de su labor en el crecimiento personal de sus estudiantes; pero también, lamentablemente, he tenido profesores “de cheque”, los que se preocupaban más por llegar a fin de mes y hacían el mínimo esfuerzo por enseñar su materia.
De esos hay cientos, los que nos han hecho odiar las matemáticas, lenguaje e, incluso, clases artísticas como la música. La falta de vocación es un mal en el ámbito educativo. Nunca voy a olvidar, años atrás, cuando en la televisión un periodista preguntó a uno de los miles de postulantes que hacían fila en la Normal Superior de Formación de Maestros “Simón Bolívar” por qué quería ser profesor y sin dudarlo ni un segundo éste dijo “porque al salir hay trabajo seguro”. No fue la excepción: a su alrededor, al menos 30 asintieron y estuvieron de acuerdo con esa razón. El periodista continuó recorriendo la fila y, para sorpresa mía, la respuesta se repitió numerosas veces con exactamente dos excepciones que dijeron querer ser maestros desde siempre.
Nunca voy a olvidar, años atrás, cuando en la televisión un periodista preguntó a uno de los miles de postulantes que hacían fila en la Normal Superior de Formación de Maestros “Simón Bolívar” por qué quería ser profesor y sin dudarlo ni un segundo éste dijo “porque al salir hay trabajo seguro”
Evidentemente, conseguir trabajo es una razón válida para escoger una carrera y nadie estudia para morirse de hambre, pero no puede ser la única razón y menos aún cuando se trata de la carrera que forma a todas las demás carreras, la carrera que se encarga de los futuros presidentes, médicos, artistas, periodistas y un largo etcétera.
Jugando a la escuelita
El primer paso de nuestra educación es el grado inicial. Esa segunda casa donde descubrimos a los primeros amigos y donde confundimos “mamá” y “profesora” todo el tiempo. Todas las familias tienen guardado un álbum fotográfico de esta etapa; disfrazados para actos cívicos, con la primera amiguita, el primer día de clases. Mamás llorando en la puerta, papás defendiendo a sus niños cuando otro los empuja, abuelitas orgullosas viendo a sus retoños. El mundo de la educación inicial no es para cualquiera, en definitiva, no solamente porque son un montón de niños pequeños cada uno con necesidades emocionales y afectivas únicas, sino porque se trata del primer punto de partida para una educación de 12 años. Un mal profesor en inicial puede hacer la diferencia.
Esa segunda casa donde descubrimos a los primeros amigos y donde confundimos “mamá” y “profesora” todo el tiempo.
Y me doy cuenta de que muchas veces no le prestamos la atención necesaria a este grado, pero luego, piénsenlo bien: la mayoría de las falencias de aprendizaje (mala letra, poca atención, cero consciencia del espacio, falta de pensamiento lógico – matemático, etc.) vienen de una deficiente educación inicial y quizás sea ésta la razón por la que los jardines de infantes son los establecimientos más costosos de la educación escolar. No sean injustos, esos profesores lo merecen. Si hay que tener vocación para enseñar cualquier cosa, aún más para enseñar a niños tan pequeños.
Laura Rivera, la “profe Laurita”, como le dicen sus niños, es una de esas maestras de vocación. Con doce años de experiencia en el grado inicial, para ella estar ahí tiene sentido, “cuando jugaba de niña, yo siempre era la maestra. Sentaba a mis muñecas y a mis hermanos menores frente a mi y les enseñaba todo. Al salir de colegio fue la decisión lógica”. Por sus aulas han pasado bachilleres que al terminar su formación la recuerdan con cariño, también ha tenido la fortuna de ser maestra de sus dos hijos y varios sobrinos. “Me encanta escuchar las anécdotas, las explicaciones y la lógica de los niños. Es mágico”. Laurita ha escuchado decir “mamá” más veces que muchas madres y hoy su trabajo rinde frutos cuando ve a sus estudiantes en grados superiores y recuerda que ha sido parte importante de su formación.
Una materia difícil
Los profesores que quedan en el recuerdo siempre son dos: los peores y los mejores. Los peores nos causan gracia, viéndolo en retrospectiva, porque nos recuerdan el martirio que fue nuestro paso por el colegio y cómo, finalmente, lo vencimos; y los mejores son los que nos causan una profunda nostalgia de esa época a la que ya no podremos regresar. En este caso, recuerdo al mejor profesor de matemáticas que tuve. Fue entre octavo y primero de secundaria o lo que hoy son segundo y tercero de secundaria. El profe nos repartía el primer día de clases de cada trimestre unas tarjetitas verdes con casillas para las firmas y espacios para las notas de examen. Decidió implementar tres modalidades: individuales, por parejas y en grupos. Para nosotros era una maravillosa novedad tener la chance de tomar un examen de matemáticas en grupo y entender que una materia exacta también podía dar lugar al debate, al trabajo colaborativo y a la participación de todos. Fueron los mejores exámenes. Para mí, que siempre le tuve un profundo rechazo a los números, tener la posibilidad de compartir el examen con quienes sabían un poco más y ayudar a quienes sabían algo menos que yo, era la oportunidad de apreciar la materia de una forma que nunca había creído posible.
Los profesores que quedan en el recuerdo siempre son dos: los peores y los mejores. Los peores nos causan gracia, viéndolo en retrospectiva, porque nos recuerdan el martirio que fue nuestro paso por el colegio y cómo, finalmente, lo vencimos; y los mejores son los que nos causan una profunda nostalgia de esa época a la que ya no podremos regresar.
Y si de materias difíciles se trata, otro profesor muy especial, Víctor Hugo, sabe de lo que está hablando, aunque su plan nunca fue la educación. “Mi plan era poner una empresa privada y de pronto, mientras tenía un trabajo de oficina, comencé a enseñar a mis sobrinos en casa y me di cuenta de que me podía conectar con ellos, entender su mentalidad, comprender cómo se sentían y lo que pensaban al aprender.” La clave de Víctor Hugo es ponerse del otro lado, su objetivo principal no es la educación escolarizada, ni ser parte de un plantel docente escolar, aunque en este momento lo es, su motivación es “ayudar a chicos y chicas que no han encontrado lo que buscan, que no han sido comprendidos en las matemáticas”. Es así que Vico, como lo llaman con cariño, no se limita a los programas escolares, sino a transmitir que las matemáticas son parte de la vida y es importante integrarlas en nuestra cotidianidad.
Víctor recuerda una de sus mejores experiencias al respecto, para él no es algo extraño convertir su casa en un aula y lo ha hecho con estudiantes particulares, pero hay una satisfacción que supera a todas, “recuerdo a una niña que tenía dificultades de aprendizaje, pero sus padres no lo aceptaban, aunque yo estaba seguro. Decidí tomar las riendas y enseñarle de otra manera, lejos de lo tradicional. Dos años de trabajo sin descanso ni vacaciones y estuvo segura para ir al colegio sin miedo a que se rían de ella, sin miedo a no poder hacer frente a lo que venga”. Ese tipo de profesores son los que la educación online requiere, aquellos dispuesto a salir de los márgenes convencionales e ir más allá.
Sin aulas ni límites
Lo que la educación online requiere es que los profesores comprendan que no sólo nos estamos enfrentando a una nueva realidad a nivel de soporte, sino que nos estamos enfrentando a un nuevo mundo que requiere nuevas formas de enseñar y, sobre todo, nuevos conocimientos.
Nuestro retraso en la educación online no se debe únicamente a la falta de acceso a las herramientas tecnológicas, sino más bien a la falta de propuestas y políticas que nos permitan una educación integral, realista y futurista. El colegio es hoy, sí, pero los niños que se forman en las aulas van a ser profesionales mañana, con conocimientos y necesidades que los maestros deben ser capaces de prever y con políticas institucionales que nos permitan comprender la particularidad del país en que vivimos y el lugar que ocupamos en el mundo.
Lo que la educación online requiere es que los profesores comprendan que no sólo nos estamos enfrentando a una nueva realidad a nivel de soporte, sino que nos estamos enfrentando a un nuevo mundo que requiere nuevas formas de enseñar y, sobre todo, nuevos conocimientos.
Que en pleno 2020 nuestro país no reconozca la educación en casa, (homeschool), que no existan reglamentos asentados para la educación virtual y no se tengan competencias claras y al alcance de todos para que cada quien pueda ver la mejor manera de enseñar, es un insulto a la educación como tal.
Evidentemente hay muchas personas que han tenido la suerte de recibir una formación mucho más acorde a nuestros tiempos, pero se trata de excepciones que no son la realidad de nuestro país. Aprender a cuidar a los animales, a cultivar, leer obras literarias de calidad, recibir formación artística seria y profesional son los grandes ganchos de algunos colegios, y más allá de comprender que sí hay un grupo de profesores, familias y estudiantes tratando de pensar en una nueva educación, esto nos habla de lo mal que está nuestro sistema, pues estos no deberían ser conocimientos privilegiados, sino parte de un currículo básico para todos.
Para ejemplos basta ver pequeños videos que hasta se comparten en redes sociales y están al alcance sin mucho esfuerzo. Hay países que han comprendido que enseñarle a un niño de 5 años a limpiar su lugar de trabajo, a servirse su propia comida, a decidir cuándo y dónde aprender sin necesidad de aulas cerradas y uniformes es igual de importante, o incluso más, que enseñarle el Himno de su país, los colores de su bandera y los héroes de guerra. En resumen, hay países que han comprendido que la educación no sólo implica una acumulación de conceptos teóricos o prácticos, sino que supone antes que todo la enseñanza de un modelo de vida comunitaria que nos permita crecer empáticos y sensibles a las realidades del mundo.
La educación boliviana necesita comprender que una carpeta llena no es sinónimo de aprendizaje, que desfilar un 6 de Agosto no es muestra de patriotismo y que conocer las fechas de cada batalla de la Independencia no significa apreciar nuestra historia. Pero también necesita comprender que es igual de importante conocer nuestra cultura como la de otros países, porque solo viendo las similitudes y diferencias podemos crear identidad y reconocernos en nuestras propias prácticas culturales.
Mi hermana y yo hicimos el colegio en casa
Personalmente, me cuento en el grupo con suerte, pero no por el privilegio de haber estado en un colegio con opciones más diversas, sino por el privilegio de tener la mamá que tengo. Ma, para mí, Yani, para el resto de quienes la conocen, se dio cuenta de que la educación formal en los colegios de Bolivia no era lo que quería para sus hijas y vio que la educación que sí la convencía no estaba al alcance de sus bolsillos. Entonces decidió tomar las riendas del asunto. Aunque yo hice la mayor parte del colegio de manera “regular”, fue mi hermana la más privilegiada pues recibió doce años de educación en casa (con asistencias intermitentes al colegio para “obtener las libretas”) y es quizás uno de los primeros ejemplos de este caso en nuestro país.
La idea de educación de mi mamá es precisamente la idea que se necesita ahora: educar para la vida, para la realidad, para el nuevo orden. Después de muchos años, ha decidido llevar su experiencia a las aulas y hoy son afortunados los pequeños de primer curso de primaria que la tienen junto a ellos.
La idea de educación de mi mamá es precisamente la idea que se necesita ahora: educar para la vida, para la realidad, para el nuevo orden.
Dejar de pensar la educación como una serie de materias separadas es una base de la Ley Avelino Siñani – Elizardo Pérez, pero no es una base de la formación de maestros, por lo que ¿cómo la aplican? Jugar, jugar y jugar ha sido siempre la consigna de la educación en mi casa. Entender que al cocinar no solamente estamos preparando comida, sino también estudiando física, biología, matemáticas y lenguaje; entender que el deporte es base fundamental de la educación y que de nada sirve saber las tablas de multiplicar si un niño no es capaz de decir “por favor” y “gracias”; entender que es tan importante conocer las partes del cuerpo humano como los pasos para cultivar papa, porque de eso nos alimentamos cada día.
Jugar, jugar y jugar ha sido siempre la consigna de la educación en mi casa. Entender que al cocinar no solamente estamos preparando comida, sino también estudiando física, biología, matemáticas y lenguaje…
Una educación que no empieza a las 08:00 y acaba con el timbre de salida, sino que supone cada aspecto de nuestro diario vivir. Esa es la educación que Bolivia se merece.
Siguiendo pasos
No sé si puedo contarme entre las buenas profesoras o la que los niños van a recordar, pero sí sé que cada día hago mi mejor esfuerzo para que los niños y niñas a mi cargo se emocionen tanto por aprender como por cada aspecto de la vida. Precisamente de eso debería tratar esta época: de desear saber más para no tener miedo, comprender más para poder estar preparados y discernir la información para no caer en los errores de otros.
Los niños son inteligentes, son fuertes y, sobre todo, son los maestros de la vida por naturaleza. En ningún lado se aprende más que estando cerca de los niños. Por eso enseñarles no debería suponer una vista vertical, sino una constante retroalimentación. Yo enseño a multiplicar, ellos enseñan a perdonar, yo enseño las partes de la oración, ellos enseñan la honestidad. Juntos aprendemos.
Los niños son inteligentes, son fuertes y, sobre todo, son los maestros de la vida por naturaleza. En ningún lado se aprende más que estando cerca de los niños.
Para los padres
Comprendo a los padres que hoy gritan y vociferan que los profesores no hacen nada, lo comprendo porque sé a qué estamos acostumbrados como país, entiendo que la única educación que conocen los padres es la que ellos mismos recibieron y el nuevo modelo vino como balde de agua fría en pleno invierno. Sé y he visto malos profesores, los hay a montones en cada colegio sin importar qué tan bueno sea en general. Como en todas las profesiones, hay malos profesionales. Pero también hay los buenos maestros, aquellos como Laurita que han convertido su sala en un aula donde canta, baila, se disfraza y sonríe cada día a sus estudiantes, aunque también tenga que batallar aprendiendo a manejar las herramientas digitales. Piensen en ella cuya formación se basa “en el arte manual”. La educación inicial “es sobre todo manual, aprender a cortar, pegar, agarrar el lápiz, etc.”, dice Laurita, que ahora no puede estar al lado de sus estudiantes con la paciencia, experiencia y conocimientos que tiene para ayudar a cada uno de sus pequeños.
Piensen en Víctor que a pesar de la distancia encuentra la manera de animar a sus estudiantes, de levantarlos cada mañana y de estar siempre dispuesto a contestar dudas.
Maestros como ustedes mismos, que sin saber bien lo que hacen, están dispuestos a ayudar más de lo que ya hacen normalmente; todo por sus hijos. Permítanles a los profesores equivocarse, permítanles a sus hijos fallar, no aprender todo lo que deberían, pero aprender sobre la vida que nos está dando una lección dura. Permítanle a la educación boliviana entrar a una época que no es un gusto, sino un derecho.
Permítanles a los profesores equivocarse, permítanles a sus hijos fallar, no aprender todo lo que deberían, pero aprender sobre la vida que nos está dando una lección dura. Permítanle a la educación boliviana entrar a una época que no es un gusto, sino un derecho.
Para los profesores
Extiendan media hora más su trabajo y busquen, averigüen, pregunten. Comprendan que la realidad al otro lado de la pantalla no es la mismo para todos, comprendan que si no logran enseñar todo lo que decía su plan, pero logran contener a esos niños, niñas y jóvenes, ya están haciendo su trabajo. Si llegaron aquí por un trabajo seguro, entiendan que el niño al que no le den la atención necesaria hoy, puede ser el doctor mediocre que no los atienda bien mañana. Si llegaron aquí por vocación, continúen reinventándose para sacar a este país del papel y ponerlo en el mundo, a través de lo digital.
El día que murió el colegio fue el día que entendimos que la educación no está entre cuatro paredes, sino en el intercambio entre nosotros.
Mar Buendía no nació aquí, pero es nomás collita. Fan de la salteña sin aceituna, las películas de terror, Cerati y Friends, la serie noventera. García Márquez es su Dios.
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Fuente de la reseña: https://www.paginasiete.bo/rascacielos/2020/6/7/el-dia-que-murio-el-colegio-educacion-online-en-un-pais-de-papel-257684.html#
Desde el inicio del cierre de escuelas se advertía que no todos los estudiantes podrían cumplir con las actividades educativas a distancia. Países como España, Italia, Argentina o Dinamarca optaron por no dar peso en las calificaciones del alumnado a las actividades realizadas desde casa: en algunos casos se decidió por el aprobado general mientras que en otros se desestimaron las valoraciones numéricas o bien se continuaron las clases tomando estos ejercicios como meros repasos sin trascendencia en la acreditación. En el caso de México, el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, explicó que para la valoración del último tramo del ciclo escolar se tomarán en cuenta criterios como los promedios de los periodos ya evaluados, así como la presentación de carpetas de experiencias de las actividades escolares a distancia, haciendo énfasis en que este elemento sólo se empleará para favorecer a los estudiantes pero no para perjudicarlos en caso de fallas o no haberlas presentado.
El riesgo de inequidad que tanto se advirtió al iniciar las actividades escolares a distancia finalmente se concretó no sólo en el acceso a los medios educativos, sino ahora en la asignación de calificaciones considerando las carpetas de experiencias. De acuerdo con lo expresado por Moctezuma Barragán, quienes presenten la carpeta de experiencias derivada de la realización de las actividades escolares remotas podrán ser beneficiados en las calificaciones que emitan los profesores y quienes no lo hagan simplemente no serán afectados. Dicho de manera simple: no se afectará a nadie, pero sí se favorecerá a algunos. ¿No representa esto una medida igualmente inequitativa? ¿Cuál es la proporción de los “no afectados” y los “beneficiados”? Es difícil saber en un país como el nuestro con contextos tan heterogéneos. Parece que tratando de conciliar las imposibilidades de algunos, con el esfuerzo de otros, se llegó a esta determinación. Tal conciliación, desde un inicio, se apreciaba complicada si no es que imposible.
No se intenta disimular o excusar a aquellos jefes de hogar que aun teniendo las posibilidades económicas y culturales para acceder a las actividades escolares remotas decidieron, por voluntad propia, no hacerlo, aunque seguramente la proporción de éstos es muy inferior a quienes, por dificultades de esa misma naturaleza, no pudieron contribuir al aprendizaje de sus hijos. Al dar luz verde a las carpetas de experiencia, la encrucijada era pues ya inevitable: considerarlas en la calificación sería una desventaja para quienes no accedieron a la educación a distancia, pero ignorarlas sería una falta de respeto al esfuerzo de quienes incluso con muchos sacrificios pudieron presentarlas. La autoridad educativa se decidió por la primera opción.
Es entonces que los docentes enfrentarán dilemas al asignar calificaciones: ¿será justo darle beneficios a los alumnos que presentaron evidencias de trabajo y no a quienes, por posibles dificultades, estuvieron inactivos? ¿es correcto negarle la oportunidad de mejorar sus promedios a algunos estudiantes de los cuales no puede asegurar una simple falta de disposición por el trabajo? ¿deben pagar los alumnos posibles imposibilidades o irresponsabilidades de los padres de familia o, peor aún, deben costarle las carencias de sus hogares? ¿qué tanto puede reflejar el número que asignarán lo realmente aprendido por los estudiantes en un momento tan particular como el que se está viviendo? Serán pues los profesores quienes resuelvan estos cuestionamientos que la autoridad educativa les transfirió.
Si bien se dice que el “hubiera” no existe, es inevitable mirar al pasado: tal dilema –tomar o no en consideración las evidencias del trabajo a distancia con sus respectivos riesgos de inequidad– pudo haber sido evitado por la autoridad educativa quizá parando (o pausando) el curso del ciclo escolar o bien planteando otro tipo de actividades educativas desde casa. Las múltiples voces de especialistas que clamaban por lo anterior fueron ignoradas, ante el avance de una estrategia que, de acuerdo a las cifras oficiales, ha tenido un éxito rotundo y su cobertura es prácticamente universal. Aunque se trató de disfrazar la inequidad dándole sólo valor positivo en las calificaciones a las actividades a distancia, lo anterior resulta simétrico a haber sancionado a quienes no realizaron éstas. Con esta acción, el gobierno federal coronó las críticas que desde un principio se dirigieron a los posibles riesgos de inequidad y exclusión de la estrategia educativa durante la pandemia.
Fuente del artículo: http://proferogelio.blogspot.com/2020/05/calificar-durante-la-pandemia.html
El “pin parental”, una polémica iniciativa de reforma a la Ley de Educación en Nuevo León, podría restringir el acceso a la educación sexual.
Este martes 26 de mayo de 2020 se votó en el Congreso estatal de Nuevo León, México, la iniciativa del pin parental, presentada desde enero del presente año por el diputado de Partido Encuentro Social, Juan Carlos Leal.
La iniciativa propone que las instituciones educativas informen previamente a las familias si sus hijos e hijas estarían recibiendo clases de educación sexual, reproductiva o de género, y que sean los padres quienes tomen la decisión de si sus hijos asistirán a estas clases.
La propuesta es controversial ya que estipula que los planteles educativos deben contar con aprobación previa de los padres de familia o tutores legales de los estudiantes para impartir clases que sean “ética y moralmente controvertidas”. El problema yace en la dificultad que implica definir lo que es ética o moralmente controvertido. Más todavía cuando se propone la libertad de definir a título personal, sin consenso general, lo que significan estos términos.
Sin embargo, esta iniciativa no solo podría afectar a las clases o temas relacionados con educación sexual y reproductiva. “El texto del artículo 92.VI que se propone permite bloquear cualquier tipo de contenido de prácticamente cualquier actividad de las escuelas,” escribe Kalycho Escoffié para Animal Político. Escoffié, abogado y dirigente del Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, plantea la seria preocupación de que una iniciativa como esta podría abrir la puerta para que se controlen más aspectos de la educación, al otorgarle un poder de veto a las familias.
Esto nos hace plantearnos la pregunta, ¿a quién debe pertenecer la responsabilidad de la educación y a quién debe beneficiar? Pero sobre todo, como lo plantea Escoffié, ¿a quién pertenece la niñez de Nuevo León? La educación de los niños empieza en casa, a través de los padres de familia o tutores. La idea del pin parental, como la plantean sus promotores, es proteger a los menores de edad de información sensible para la cual quizás no estarían listos, de acuerdo al juicio de los padres. Sin embargo, negar el acceso a la información, en este caso, a la educación sexual, o de cualquier otro rubro del conocimiento, ¿realmente servirá al propósito de proteger a los hijos?
Sin duda, este tipo de temas sensibles idealmente deberían aprenderse en casa, a través de la familia. Sin embargo, las estadísticas son difíciles de ignorar. En Nuevo León, alrededor de un tercio de los bebés nacidos en 2017 fueron de madres adolescentes, con madres primerizas tan jóvenes que no pasaban de los 10 años. Nuevo León también se posiciona como el cuarto estado con mayor número de embarazos en mujeres menores de 20 años, de acuerdo con datos del Grupo Estatal para la Prevención del Embarazo Adolescente 2017. Además, México es el primer lugar en abuso infantil, con 4.5 millones de casos de abuso infantil al año.
La necesidad de una educación sexual integral que ayude a prevenir embarazos juveniles, abuso sexual infantil y otros severos problemas relacionados es apremiante. La educación sexual y reproductiva, sin duda, debería incluir también la participación de madres y padres, pero también es crítico analizar si participación debería darse en la forma específica que esta iniciativa plantea.
Si problemáticas tan serias como embarazos juveniles e infantiles siguen sucediendo de una forma tan generalizada, quizás la respuesta no sea poner un pin para detener el acceso a la información, sino crear puentes de comunicación entre instituciones educativas y las familias para asegurar que las niñas y los niños reciban la información que necesitan oportunamente, no necesariamente cuando un currículum lo dicte, o cuando un padre o madre así lo desee.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/pin-parental
Centro América/ Puerto Rico/ 02.06.2020/ Fuente: www.metro.pr.
La Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) y la organización sindical UNETE anunciarán mañana una nueva protesta contra el Departamento de Educación (DE), luego de que declararan como excedentes a cientos de educadores en toda la Isla.
El lunes al mediodía dichas organizaciones darán detalles de la movilización que tendrá como motivo, además, exigirle al DE planes claros sobre cómo operará el sistema público de enseñanza desde el próximo año académico y en medio de la emergencia por la pandemia que continúa.
“Están improvisando. Ni siquiera sabemos si vamos o no a regresar”, dijo a Metro la presidenta de UNETE, Liza Fournier Córdova.
Los docentes también reclaman que no hay al momento alternativas concretas para continuar con la educación a distancia y que ni siquiera les han entregado los equipos necesarios, pues les pusieron como condición previa tomar talleres de capacitación para los cuales, según denuncian, no se han establecido fechas concretas.
En cuanto a la posibilidad de que se decida retomar las clases presenciales en los planteles, la líder magisterial indicó que el DE tampoco ha establecido las reglas del juego. “Yo me pregunto cómo voy a poder dar clases con 20 y hasta 30 estudiantes de primer y segundo grado, sin que se quiten las mascarillas”, señaló Fournier, reprochando que el DE pretende mantener grupos de entre 20 y 30 estudiantes, lo que haría prácticamente imposible el cumplir con el distanciamiento social requerido en medio de la emergencia del Covid-19.
“Nosotros no nos estamos negando a dar clases ni a volver a las escuelas. Lo que queremos es regresar a trabajar con las medidas y equipos necesarios”, añadió la maestra.
Sobre la declaración de maestros excedentes, la líder magisterial indicó que el panorama es incierto debido a que el DE no le ha enviado carta a los maestros directamente, sino que se les enviaron notificaciones a los directores escolares. “Les enviaron una carta a los directores diciendo ‘estos son los maestros con los que cuentas para organizarte’”, dijo Fournier.
“Estamos a ciegas”, enfatizó la docente.
Fuente de la noticia: https://www.metro.pr/pr/noticias/2020/05/31/maestros-convocaran-protesta-departamento-educacion.html
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