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Retroceso sin retorno

Por Carolina Vásquez Araya

Pienso en la Humanidad, así con mayúsculas, como un ideal fallido.

Debieron suceder muchos asesinatos, innumerables abusos y millones de violaciones de niñas, niños, adolescentes y mujeres adultas para que los medios de prensa comenzara a ceder sus privilegiados espacios a una de las mayores amenazas contra la vida y la integridad de más de la mitad de la población del continente. No era noticia. De hecho, la violencia intrafamiliar y las violaciones sexuales se consideraron, hasta hace pocos años, “un asunto privado” en el cual nadie tenía por qué intervenir.

Sin embargo y aun cuando se reconoce el gran valor de la apertura de esta línea noticiosa y de investigación, se observa un enfoque estereotipado en la forma -y patriarcal en el fondo- cuya perspectiva retrógrada se consolida por medio de un lenguaje ambiguo y la perenne sombra de sospecha sobre las víctimas como las primeras responsables de su propio drama.

Es decir, si las adolescentes descuartizadas no se hubieran ido de paseo al puerto…. Si Cristina hubiera denunciado a tiempo… Si la niña violada por su padrastro desde los 4 años hubiera hablado… Es decir, no se pone el dedo sobre el hechor sino sobre la víctima, una y otra vez no solo revictimizándola, sino transformando la violencia feminicida en una manifestación casi normal aunque perversa de la sociedad. Por lo tanto el mensaje oculto en este imaginario construido desde un sistema machista es: Mejor tomar precauciones y no exponerse. Ser casta y sumisa para no provocar. Anularse para no sobresalir.

¿Qué clase de humanos somos? ¿Este retroceso será otra Era de Extinción como la que acabó con los dinosaurios? ¿Dejamos asesinar a nuestras niñas como una ofrenda a alguna divinidad maldita? Porque hasta estas fechas avanzadas del siglo todavía se prohíbe a las mujeres salir libremente a las calles, disfrutar de un momento de esparcimiento en un sitio público sin temor a ser agredida, drogada, violada y abandonada en un cuartucho de hotel por un grupo de hombres que “solo se divertían”.

La mala noticia es que no hay escondite seguro para una niña, adolescente o mujer. Tampoco para los niños porque ellos también son presa fácil de un violador, un pedófilo, un delincuente sexual. De acuerdo con los organismos encargados de recabar datos y convertirlos en estadísticas, el escenario es aterrador. Lo que no aparece en esos cuadros es la parte más espeluznante de esta realidad de abusos continuados y de crímenes oportunistas. Son los no denunciados por miedo a la venganza, el recurso más utilizado por un violador en contra de sus víctimas.

Ese estado de indefensión en el cual sobreviven miles de mujeres en los sitios supuestamente seguros como su hogar, su escuela o su iglesia, marca de manera indeleble la vida futura de estas víctimas. ¿Será cuestión del Estado crear sistemas de protección o será responsabilidad de la sociedad vigilarse a sí misma? El Ministerio Público de Guatemala creó un Botón de Pánico (1572) como un recurso a la mano de las víctimas de abuso sexual o violencia. Pero hay miles de niñas y mujeres sin acceso a la tecnología y viviendo en un mundo de restricciones de todo tipo, al punto de creer en el imperio de la violencia como una maldición divina, a la cual debe someterse con resignación.

Es en esta involución de lo humano como un valor superior, en donde reside la maldición. Ninguna sociedad funcional y democrática se asienta sobre un sistema de violencia contra los más vulnerables, contra un sector debilitado a propósito mediante un sistema de discriminación, racismo y menosprecio capaz de cruzar generaciones, fortaleciéndose en el trayecto. Es hora de romper el silencio.

elquintopatio@gmail.com

@carvasar

Blog de la autora: http://www.carolinavasquezaraya.com

Imagen de uso libre tomada de: https://pixabay.com/static/uploads/photo/2016/01/09/23/03/stop-1131143_960_720.jpg

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Macri censura a TELESUR

Alfredo Serrano Mancilla

El titulo no es del todo exacto. Dudé si lo dejaba así a pesar de ser consciente de que no refleja con rigor lo sucedido. Pero enseguida se me vino a la cabeza aquel mayo del 2007 cuando se incendiaron los titulares contra Hugo Chávez porque en Venezuela se había decidido no renovar la concesión de transmisión del canal de televisión RCTV (Radio Caracas Televisión), fundada por el empresario William H. Phelps. Se le acabó su licencia, y no se le renovó. La decisión del gobierno venezolano fue no continuar permitiendo que este canal estuviera en señal abierta, pero sí se permitió que RCTV siguiera transmitiendo a través de las empresas cable operadoras privadas. Este detalle, como era de esperar, fue obviado en la mayoría de editoriales en relación a esta noticia. Toda la artillería pesada fue contra Chávez y su supuesta censura.

Este hecho interno fue objeto de atención de los medios dominantes a escala internacional. CNN atizaba sin matices: “Venezuela es un país totalitario”. El País de España se sumaba a la campaña: “Chávez cierra el canal privado RCTV en medio de violentas protestas”. En Argentina, precisamente en Argentina, Clarín y La Nación hablaban de “golpe a la libre expresión”. Como no podía ser menos, la propia presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, en esa misma línea, manifestaba su disconformidad porque tal medida atentaba contra la libertad de expresión. Sin embargo, nada de esto ocurrió cuando el Presidente colombiano Uribe, en octubre de 2004, cerrara la empresa estatal Instituto de Radio y Televisión (Inravisión) con 3 señales abiertas con contenidos a menudo incómodos para el gobierno. En ese momento, hizo el anuncio un lunes, y el jueves siguiente desalojó con policía a los trabajadores; luego, esa señal fue reemplazado por Radio Televisión de Colombia (RTVC), que contratara externamente. Entonces, casi nadie dijo nada.

Esta es solo un pequeño ejemplo que demuestra cómo el alegato a favor de la libertad de prensa solo es aplicable en algunos casos. La reapropiación de ciertas banderas es una lección bien aprendida por quienes procuran construir hegemonía. Solo ellos, los bienaventurados, tienen el monopolio para acreditar la libertad de prensa. Es por ello que esta vez, en el caso de Argentina, nadie en los grandes grupos mediáticos internacionales dice nada acerca de la decisión del ministro de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, de “irse de la cadena TeleSur”.

TeleSur es una cadena de televisión multiestatal (Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Uruguay y Ecuador) con sede central en Caracas que transmite en señal libre y sin costo, constituida como empresa pública, que lleva una década al aire en todo el mundo. El gobierno de Macri, en su modo restauración conservadora express, sigue cortando cabezas. Cortó la de decenas de miles de empleados públicos; ha endeudado externamente/eternamente a los argentinos a favor de los fondos buitre; ha incrementado estrepitosamente las tarifas de luz, gas y transporte. Y ahora, decide sacar a TeleSUR de la Televisión Digital Abierta (TDA), gratuita y pública, que llega al 80% de la población del país. Además, la medida implica que TeleSur también deje de ser incluido entre los canales de las operadoras de cable en las que hasta ahora debía estar de manera obligatoria a raíz de un fallo de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual de 2010 (también disuelta por el macrismo).

Las explicaciones del gobierno argentino han apelado paradójicamente al respeto por la “pluralidad”. La interpretación de lo plural es retorcida y torticera; es una pluralidad excluyente, que censura a TeleSur como otra mirada informativa. Ese es el verdadero respeto por la diversidad de información de Macri. Ni siquiera expiraba la licencia para retransmitir. Simplemente, el gobierno argentino cortó la señal, así sin mas. El neoconservadurismo del siglo XXI no admite otro relato que no sea el suyo. No quiere de ninguna manera que exista ningún canal público que pueda surinformar a todos los que nos sentimos del Sur.

El Norte hoy no exige libertad de prensa. Nosotros sí.

 

Fuente del articulo: http://www.celag.org/macri-censura-a-telesur-por-alfredo-serrano-mancilla/

Fuente de la imagen:  http://i0.wp.com/www.celag.org/wp-content/uploads/2016/03/censura-e1459281990164.gif?resize=443%2C299

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Aulas viejas con tecnologías nuevas

Por:  Mariano Fernández Enguita

Hace no mucho acudí como conferenciante al encuentro anual de una influyente asociación del mundo educativo, no importa ahora cuál. El encuentro se celebraba bajo el lema de la modernización y en la portada del programa se contraponían gráficamente, mediante las dos imágenes incluidas en esta entrada, el aula del pasado y el aula del futuro –no hace falta explicar con cuál se quería representar qué. Por una vez, y porque voy a escribir precisamente sobre ellas, incluiré estas imágenes al tamaño máximo que permite el blog.

La primera es un óleo de Albert (o Samuel Albrecht) Anker, artista suizo de la segunda mitad del siglo XIX considerado en su país un pintor nacional por su capacidad de retratar la vida común de la época, en particular la Suiza rural. El cuadro, titulado Die Dorfschule von 1848 (La escuela rural de 1848), representa eso, una escuela de aldea. Pintado en realidad en1896, se encuentra hoy en el Museo del Arte de Basilea.

La segunda ilustración es Interactive whiteboard, una fotografía de 2010 hecha y subida a Flickr porEnric Archivell (un profesor de secundaria «madrileny de Barcelona» –genial–, que mantiene un estupendo blog, Memorias de un Tiquis Miquis, dedicado sobre todo al teatro); fotografía con la que lo mismo se ha ilustrado la idea del aula digital (The Centre or Internet & Society, India: «The Digital Classroom in the Time of Wikipedia«, 22/3/2012) que un MOOC sobre la PDI (el blog bonaerenseExperiencias Docentes con PDI: «MOOC: Uso técnico y metodológico de la Pizarra Digital Interactiva«, 23/5/2013).

    Vamos con las imágenes. La de Anker es perfecta para ilustrar el pasado, pues tiene hasta cierto tono sepia propio de las fotografías de la época, aunque deliberado en un óleo (la mayoría de las imágenes que aparecen en la internet agudizan ese tono, sin duda para reforzar el efecto de vetustez). La diferencia más obvia quizá sea la cantidad de alumnos (yo cuento claramente treinta y ocho en el óleo –atención a unos piececitos–, pero podría haber más en la parte trasera, fuera de foco), más del doble que los dieciséis visibles en la fotografía (también podría haber alguno más), pero esa es una historia sabida.
     También tenemos ante nosotros una educación hasta cierto punto diferenciada por sexos: los chicos en el centro y las chicas en el contorno y parece que en la parte trasera; además, no parece que pasen de un tercio del alumnado. Además, sus actitudes son sensiblemente distintas, disciplinadas y laboriosas ellas pero algo alterados y revueltos ellos, mas ese no es hoy el tema.
     Otra diferencia está en la variedad de instrumentos prácticos que el cuadro muestra en la pared, mientras que en la fotografía solo hay soportes o vehículos de información, de mirar y no tocar (pizarras, tablón, carteles, altavoces, reloj, retroproyector). Se diría que la modernización educativa ha ido sustituyendo la realidad por su representación, aunque en el centro escolar de la fotografía probablemente haya algún laboratorio (también podemos apostar a que los del cuadro salían más al entorno).
     Pero la diferencia esencial es, para mí, otra. En el óleo, la mayoría de las chicas leen sus libros o cuadernos, pero algunas parecen más bien reflexionar sobre ello y otras atienden al maestro; los chicos, por su parte, se dividen por mitades entre los que también le atienden y los que interactúan de diversas maneras con sus compañeros. En el aula de la fotografía, en cambio, la mayoría miran a la pizarra digital y algunos, por la posición de cabeza y brazo, parecen estar escribiendo, es decir, tomando apuntes. En otras palabras: hay más autonomía para el alumno y más diversificación por el profesor, más espacio para los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje, en la imagen de 1848 que en la de 2010. Hay, sobre todo, más vida.

     ¿Qué preferimos? Al pie de su fotografía en Flickr, el autor escribió como único comentario, por lo demás preclaro: «Mi lugar de trabajo. Los estudiantes están tan excitados con la nueva cosa que ni siquiera se dieron cuenta de que tomé esta fotografía. ¿Durará mucho?» Probablemente no lo haya hecho, o no sea ya lo mismo que en el momento de la instantánea, hace seis años. En una reciente ronda de grupos focales con profesores y con alumnos puedo decir que encontré muy a menudo lo mismo: según los primeros, la tecnología (lo que casi siempre quiere decir la PDI), atrae más y mejor la atención de los alumnos; de acuerdo con los segundos, en cambio, puede llegar a ser más aburrida que la vieja pizarra, sobre todo si se utiliza para proyectar y transmitir un texto. Algunos alumnos incluso explicaban de forma prosaica pero realista ese aumento de su atención: mientras que el texto del libro va a seguir ahí y puedes verlo luego en casa, el del PowerPoint se esfuma si no lo copias a tiempo.

La cuestión se vuelve más preocupante cuando pasamos de la instantánea, sin duda anecdótica, a la ilustración del programa de un evento, que se presenta como contraposición de dos modelos. Cualquiera sabe que una presentación digital puede ser mucho más monótona, aburrida, unidireccional y paralizante que una lección magistral a la antigua usanza, donde al menos siempre habrá algo de improvisación y adaptación. Garber acuñó ya en 2001 la expresión morir de powerpoint; en 2009, unaencuesta a universitarios de Mann y Robinson revelaba que lo más aburrido para ellos eran los ppt; una PDI, por lo demás, ni siquiera garantiza que hayas hecho un ppt.

La tecnología siempre se puede utilizar para hacer más de lo mismo, y no me refiero solo a repetir lo mismo sino a agudizarlo e intensificarlo y, por tanto, a agravarlo.  Aparte de que una pizarra digital se vea mejor que una verde (y mucho mejor que unas transparencias o unas diapositivas de celuloide ajadas), la tecnología solo tiene verdadero valor añadido cuando permite ahorrar trabajo o cuando permite trabajos que antes no eran posibles. Lo primero es fácil, pero ha de tenerse en cuenta que el trabajo que verdaderamente hay que ahorrar es el de aprendizaje, el del alumno; o sea, hacer lo mismo en menos tiempo para poder hacer más en el mismo tiempo. También es deseable ahorrar trabajo al profesor, pero no a costa del tiempo del alumno, como sucede, por ejemplo, poniéndolo a este a copiar un ppt o confiando aquel su exposición al ppt como chuleta, lo que suele derivar en empobrecerla. Lo segundo también res fácil, pues la tecnología actual permite formas de trabajo individualizado y autónomo, actividades en colaboración, acceso a la información, interacción con las aplicaciones, etc., preñadas de posibilidades. Pero también permite burocratizar y rutinizar todavía más el trabajo del estudiante, por ejemplo clavándolo ante la pantalla (la PDI, que básicamente es I, interactiva, solo para el profesor), pautando sus actividades fuera del aula a través de los sistemas de gestión del aprendizajd (EVA/LMS), mecanizando la evaluación, etc.

En definitiva, la tecnología lo mismo puede mejorar que empeorar las cosas. McLuhan escribió que los medios son extensiones de nuestros sentidos. Pensaba en su día, claro está, en los mal llamados medios de comunicación de masas, en realidad de emisión, de broadcast, en los que uno habla a todos o a muchos, y estos, efectivamente, lo reciben, lo ven, lo escuchan, etc. con sus sentidos. En realidad, toda tecnología es una extensión de nuestros órganos y nuestras facultades, sean de consumo (como en los medios de comunicación de masas) o de producción (como en los medios sociales y la web 2.0). Hoy la tecnología no solo está al alcance de los magnates de los medios sino también de cualquiera, en particular de cualquiera con un público cautivo, como es el caso del profesor. ¿Mejorará eso la escuela? Depende. Multiplica sus capacidades, pero en todas las direcciones.

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La derecha y su falsa “libertad de prensa”

Por: Patricio Montesinos

Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador son hoy claros ejemplos de que la cacareada “libertad de prensa” es una farsa de la derecha para engañar, manipular y someter a los pueblos, además de atacar sin tregua a los procesos progresistas que perduran en la Patria Grande pese a la feroz guerra mediática de que son blancos.

Los sectores conservadores de Latinoamérica reiteran esa controvertida “expresión”, acuñada por Estados Unidos, con el objetivo de esconder su verdadero propósito: utilizar a los emporios de la información, o mejor dicho de la desinformación, como armas letales mediáticas contra las naciones y gobiernos de Nuestra América que defienden su independencia, favorecen a todos sus habitantes, y batallan por la paz e integración regional.

Por supuesto que la “libertad de prensa” por la cual aboga la derecha no es válida para medios de comunicación progresistas como las afamadas televisoras internacionales TeleSur y RussiaToday, entre otros, que poseen líneas editoriales objetivas y reportan de manera veraz acerca de los acontecimientos en el mundo.

TeleSur y RussiaToday en español ya no podrán verse en Argentina por uno de los tantos decretazos del presidente Mauricio Macri, quien por el contrario siempre ha favorecido al dominante y embustero emporio Clarín, que lo llevó a la Casa Rosada, y para muchos fue el verdadero vencedor en las elecciones del pasado año en ese país.

Macri censuró hace pocos días a ambas televisoras de cobertura mundial por dar a conocer a la opinión pública los desmanes de su régimen, y al mismo tiempo ha despedido a decenas de periodistas argentinos críticos con sus medidas neoliberales y accionar represivo.

Pero Argentina no es el único caso que en nombre de la “libertad de prensa” se esconde la verdad y a la vez se agrede a América Latina. Otros son sin duda alguna Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador, por citar las naciones más atacadas, las cuales han vivido campañas mediáticas difamatorias sin precedentes dirigidas a destronar a sus presidentes legítimos, y derrumbar sus gobiernos.

La mandataria del gigante sudamericano Dilma Rousseff, destronada temporalmente del poder y sometida a un “juicio político”, fue y sigue siendo diana de constantes embestidas de la “gran” prensa brasileña, que en estrecha complicidad con los sectores ultraconservadores alentados por la administración norteamericana persisten en consumar definitivamente un golpe de Estado en ese país.

Igual ocurre con Venezuela y su presidente, Nicolás Maduro, a quien los medios derechistas nacionales, en contubernio con otros de Estados Unidos, España y Latinoamérica, no le han dado un solo minuto de tregua para conseguir la demolición a la Revolución Bolivariana.

Los Jefes de Estado de Bolivia, Evo Morales y de Ecuador, Rafael Correa, tampoco han escapado de las modernas cañoneras mediáticas patrocinadas por Washington y sus servicios secretos, que utilizan todos los recursos a su alcance destinados a cambiar la correlación de fuerzas en favor de sus intereses de dominación en la Patria Grande.

De Evo injuriaron sin escrúpulo alguno, previo y durante el referendo celebrado en Bolivia para otra postulación suya en el 2020, y no han parado de hacerlo porque los papagayos de la “libertad de prensa” saben muy bien que es un líder autóctono y antiimperialista de Nuestra América.

De manera similar ocurre con Correa, a quien a pesar del devastador terremoto que recientemente sacudió a Ecuador, y sus ingentes esfuerzos en favor de los miles de damnificados, lo continúan asediando, con la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) a la cabeza.

Acorde con investigaciones difundidas por TeleSur y el diario El Telégrafo, la CIA creó en Ecuador una red de periodistas encargada de materializar acciones subversivas contra la Revolución Ciudadana que lidera Correa.

No es un secreto para nadie que la CIA y sus tentáculos de espionaje como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) trabajan abierta e intensamente para aniquilar los procesos de cambios en Latinoamérica y hacer nuevamente de esta región el patio trasero de Washington.

Con ese propósito utilizan a la prensa ultraconservadora, sus redes sociales y las nuevas tecnologías, además de los órganos legislativos y las instituciones judiciales, como sus armas principales para consumar los llamados “golpes suaves o blandos”, que no son otra cosa que una versión de los golpes castrenses del siglo pasado.

Si en nombre de la “libertad de prensa” la derecha y sus patrones de Washington hacen lo que les viene en gana, cabe entonces la interrogante de por qué los gobiernos progresistas de la Patria Grande no responden con medidas severas que incluyan, incluso, la nacionalización de los medios de prensa al servicio de los poderosos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213429&titular=la-derecha-y-su-falsa-%93libertad-de-prensa%94-

Fuente de la imagen: http://ecopolitica.net/wp-content/uploads/2014/05/ARTICULOS-LIBERTAD-DE-PRENSA.gif

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No fueron los maestros

Por: Fernando Montiel T.

¿Quién inicio la violencia en Oaxaca y provocó la tragedia de Nochixtlán? Las respuestas simplistas se construyen con base en la ignorancia militante: sin información, los unos responsabilizarán a los maestros de la Sección XXII al tiempo que los otros hacen lo propio culpando a la Policía Federal. En esta lógica dicotómica no hay espacio ni necesidad de análisis y las noticas serán dignas de atención y credibilidad sólo en la medida en que alimentan el prejuicio de lo que se cree saber.

Pero los testimonios y la evidencia están ahí.

  1. No fueron los maestros

¿Qué dicen estos testimonios? Los testimonios exculpan a los maestros, y este parece ser el único punto de acuerdo entre la Sección XXII y el alto mando de la Policía Federal.

Testimonios recogidos de entre los simpatizantes del magisterio por un diario de izquierdas ofrecen lo que en principio parecerían ser las versiones contradictorias esperadas:

“Mandos policiacos aseguraron que profesores y padres de familia les estaban disparando con rifles de asalto AK-47.

Por su parte, los mentores y sus simpatizantes denunciaron la existencia de un grupo de infiltrados quienes habrían disparado. Un taxista que se sumó a la resistencia de los maestros aseguró: Si nosotros les disparamos ¿creen que mantendrían formada a su gente con simples escudos? ¿De verdad expondrían a sus elementos a que les disparáramos y sólo se protegieran con escudos?” (Pérez A. Jorge A. “Operativo deja seis muertos en Oaxaca”. La Jornada. Jun. 20, 2016).

Si la revisión informativa se termina aquí, entonces no hay nada nuevo o inusitado: los unos responsabilizan a los otros y viceversa. Pero el apunte sobre “la existencia de un grupo de infiltrados quienes habrían disparado” desde el grupo magisterial exige una exploración más profunda.

La reseña de un diario -que gradualmente se ha inclinado al oficialismo- de la entrevista radial realizada por un periodista a Enrique Galindo Cevallos, Comisionado de la Policía Federal, ofrece una versión diferente -de una voz identificable y sin duda más autorizada- que la de los anónimos “Mandos policiacos” en la crónica de La Jornada.

Dijo el Comisionado al periodista Ciro Gómez Leyva:

“Empezamos a ver que traen bombas molotov, cohetones de muy alto poder, tengo muchos policías quemados de los pies y de las manos, que perdieron dedos, se reagrupan de manera estratégica y empezamos a oír detonaciones de arma de fuego, que indiscriminadamente disparan contra la sociedad civil y que disparan contra los policías.”

¿Quiénes? Especifica la reseña:

“Sobre la gente detrás de los hechos, dijo que entiende que más bien se trata de grupos radicales, no el movimiento magisterial, quienes operaron de esta forma. Añadió que las autoridades ya están trabajando para identificar a los agresores.” (“Vivimos una emboscada en Nochixtlán.” El Universal. Jun. 20, 2016)

Es decir: lo que el movimiento magisterial y sus simpatizantes identifican como “un grupo de infiltrados que habrían disparado”, es lo que el alto mando de la Policía Federal por voz de su Comisionado llama “grupos radicales, no el movimiento magisterial, quienes operaron de esa forma.” Es decir: no fueron los maestros. En otras palabras, haciendo eco de lo dicho por el Comisionado Galindo en coincidencia con la Sección XXII: los maestros son inocentes de la violencia por armas de fuego.

  1. Evidencias

¿Qué dicen las evidencias? Las evidencias –según la Comisión Nacional de Seguridad (CNS)- también exculpan a los profesores de la violencia por arma de fuego. En su boletín de prensa No. 376 (2016-06-19) consignaba:

“En este sentido, se tiene conocimiento que las agresiones por arma de fuego registradas provinieron de personas ajenas a los bloqueos, quienes realizaron disparos contra la población y los policías federales.”

Una vez más: no fueron los maestros.

Pero pueden estar equivocados. Después de todo, en ese mismo comunicado la CNS afirma que “Los elementos de la Policía Federal que participan en el operativo no se encuentran armados ni portan tolete.” O puede ser que el comunicado consigne verdades y mentiras de forma simultánea.

Si seguimos lo dicho por la Sección XXII, por el Comisionado de la Policía Federal y por la propia Comisión Nacional de Seguridad, el magisterio es inocente en los hechos de armas de fuego. Se trata de tres fuentes diferentes que coinciden en un mismo punto, por ello, su rango de certeza es alto. Hay que repetirlo: si nos atenemos a estos hechos, los profesores son inocentes de este cargo.

¿Y qué hay sobre la afirmación de que los elementos policiacos acudieron desarmados? El comunicado afirma que fue así; pero fue entonces que aparecieron las evidencias fotográficas; las autoridades las descalificaron como falsas:

“La CNS informa que esas imágenes son totalmente falsas, y no corresponden a los hechos que se están generando en la entidad. El personal de la Policía Federal se encuentra desarmado y sin toletes, por lo que es mentira el uso de armas de fuego por parte de los elementos federales” (“Fotografías con policías armados en Oaxaca, son falsas: CNS” Vela, David. El Financiero. Jun. 19, 2016); y en respuestas los autores –la agencia de noticias Xinhua y Associated Press dieron a conocer los metadatos de las placas fotográficas para demostrar su autenticidad. Al fin, un día después, el titular: “Fue necesario usar armas en Oaxaca: Policía Federal” (Martínez, Alejandro. La Jornada. Jun. 20, 2016). Confesión de parte; a las autoridades no les quedó más que reconocer que efectivamente habían mentido y que la evidencia presentada –esa que habían descalificado con desdén- era verdadera.

  1. ¿Entonces quiénes fueron?

La pregunta no tiene respuesta en firme. Pero la acción necesariamente exige dos elementos: organización –pues el origen de la violencia armada no fue aislado sino colectivo según todos los testimonios- y capacidad de acción, es decir, conocimiento y pericia técnica –preparación, práctica y apoyo operativo. No es poco.

El Reglamento de la Ley de la Policía Federal especifica en su Art. 5 (Cap. II.) la estructura orgánica de la misma. Explica que esa corporación tiene 6 divisiones –dos ellas interesantes para el caso que se analiza: División de Inteligencia y División de Seguridad Regional-, 19 coordinaciones –entre ellas la Coordinación de Operaciones Encubiertas y la Coordinación de Operaciones Especiales– y 63 Direcciones Generales –una particularmente elocuente: Dirección General de Operaciones e Infiltración.

Por sí misma, la arquitectura organizacional de la Policía Federal ya sugiere una teoría del caso convincente -y una revisión de los mandatos de cada una de estas oficinas ofrece todavía más sustancia. La necesidad de su existencia no está en tela de juicio: sin duda todas estas oficinas y sus tareas son fundamentales para ejecutar la política de seguridad pública. Pero cuando las tareas de seguridad pública se confunden con tareas de control político y cuando la reacción a la delincuencia se confunde con represión a la disidencia, entonces es claro que con el régimen que volvió no sólo regresó un partido, sino también un esbirro: con otro nombre y otros hombres: más armados, más equipados, más entrenados, más organizados, más letales. La Dirección Federal de Seguridad.

  1. “Vivimos una emboscada”

Fue esta la cita que llegó a titular en la reseña de El Universal. Son palabras del Comisionado de la Policía Federal, pero si pensamos en la estructura orgánica de la corporación -en sus funciones, sus tareas y su capacitación- y si la ponemos en el contexto del régimen –que no al pueblo- al que sirve, ajustan mejor al magisterio.

Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213672&titular=no-fueron-los-maestros-

Imagen: https://www.google.com/search?q=no+fueron+los+maestros&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj_wqGr_r7NAhVJkx4KHfjkAtkQ_AUIBigB#imgrc=K7XhS-eXSDBkWM%3A

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 ¿Qué es la ciencia? ¿Y tú me lo preguntas?

 

La ciencia ciudadana puede ayudar a dar una imagen de los científicos y su trabajo más cercana a la realidad

Por EDUSCOPI

 

Este artículo ofrece una idea cercana de la ciencia y varias propuestas de proyectos de ciencia ciudadana.

Los estereotipos que rodean a la ciencia

Entra un hombre en una cafetería y pide un cortado. El camarero se lo sirve y, sin poder reprimirse, le pregunta: «Perdone el atrevimiento, pero, es usted bombero, ¿verdad?». El cliente, sorprendido, responde afirmativamente y se extraña: «En efecto, caballero, pero… ¿cómo ha podido adivinarlo?». «Hombre, después de tantos años detrás de la barra, uno aprende a fijarse en pequeños detalles: sus andares firmes, la seguridad con que se sienta, la posición de los brazos, la forma enérgica pero amable de pedir lo que quiere, el casco, el uniforme, la manguera…».

Los proyectos de ciencia ciudadana permiten a cualquier persona participar en investigaciones científicas reales

Este chiste, tan antiguo como malo, se podría adaptar a diferentes profesiones, pero nos sirve para poner de manifiesto los prejuicios y estereotipos que se asocian a cada una de ellas. Si repetimos el chiste, cambiando el protagonista por una persona dedicada a la ciencia, lo más seguro es que podríamos adivinar la respuesta del camarero: «Hombre, uno se fija en pequeños detalles: sus andares tímidos, la inseguridad con que se sienta, la edad avanzada, el pelo descuidado, su aspecto despistado, su bata, sus bolígrafos, sus gafas (opcionales)…».

Los estereotipos que rodean a la ciencia son muchos y están muy arraigados en el subconsciente de la sociedad. El científico estándar para mucha gente consiste en un hombre mayor; lo más seguro es que tenga dificultades para establecer relaciones con otras personas; trabaja solo, siempre con bata, y deambula despistado, pensando siempre en ecuaciones que lo alejan del común de los mortales, ecuaciones que intentan resolver problemas complejos, herméticos, ajenos a las necesidades de la sociedad.

No hace falta decir que este estereotipo está por completo alejado de la realidad. La ciencia es, cada vez más, una actividad radicalmente social, realizada por personas muy diversas. La llevan a cabo tanto hombres como mujeres, de diferentes edades (en especial jóvenes), con relaciones sociales normales. (La bata puede ser obligatoria dependiendo del campo de estudio). La ciencia se ocupa de la realidad que nos rodea, así que su objeto de estudio no puede estar más cerca de la sociedad; si tenemos en cuenta las repercusiones de sus hallazgos, este fuerte lazo con la realidad se hace aún más patente.

Lamentablemente, es difícil luchar contra estos estereotipos. Los medios de comunicación no dejan mucho espacio a los programas o noticias de ciencia y, cuando lo hacen, con honrosas excepciones, no contribuyen a despejar estas ideas preconcebidas. La imagen que tienen los adolescentes de la ciencia se la forman, sobre todo, por las entradas que les llegan en la escuela a través de los profesores y, si se usan, de los libros de texto. En muchos casos estos últimos contribuyen a generar la imagen estereotipada de la ciencia. La ciencia se presenta como un corpus de saber inmutable, antiguo (quizás lo más moderno que se trata es la teoría de placas) y poco relacionado con la actualidad. Cuando se presentan a las personas responsables de estos avances, se tratan de hombres, en su mayoría, a quienes se les atribuye de manera unipersonal todos estos logros. Es fácil, así, conformarse una idea de científico como hombres solitarios, genios diferentes del resto de sus coetáneos que llegaron a sus conclusiones solos en sus despachos o laboratorios.

Ciencia ciudadana: imagen cercana de la ciencia

¿Cómo podemos comunicar una imagen de la ciencia y de las personas que la realizan más cercana a la realidad? Se pueden llevar a cabo diferentes actividades: entrevistas con científicos (mejor si están haciendo el doctorado, por proximidad de edades); seguimiento de las noticias científicas de actualidad (analizando el tratamiento que se les da en medios generalistas, revistas especializadas y blogs de referencia, por ejemplo), etc. Dentro de este largo etcétera hoy queríamos destacar el trabajo de los proyectos de ciencia ciudadana.

La ciencia ciudadana ha recibido diferentes definiciones. Quedémonos con la idea de que los proyectos de ciencia ciudadana permiten a cualquier persona participar en investigaciones científicas reales. Existe una cantidad inmensa de proyectos de ciencia ciudadana; esta diversidad posibilita encontrar proyectos que puedan encajar, adaptándolos, a las dinámicas y programaciones de las clases de ciencias (y de otras materias, o en aproximaciones transversales).

En la actualidad estamos participando en un piloto que investiga la adaptación de algunos de estos proyectos de ciencia ciudadana para el aula. Estos proyectos dejan participar en investigaciones reales sobre la contaminación de las playas, el estado de salud de los ríos, la expansión del mosquito tigre, la identificación de plantas con potencial alergénico y el estudio de la movilidad humana. Cualquier persona puede tomar parte en ellos gracias a, en la mayoría de casos, aplicaciones para teléfonos inteligentes. ¿Qué mejor manera de acercar la realidad de la ciencia que convirtiéndose en un científico? Será interesante comprobar, por ejemplo, qué respuestas dan los participantes antes y después de la experiencia a las preguntas: ¿Cómo es una persona que trabaja en ciencia? ¿Quién puede hacer ciencia? ¿Y tú me lo preguntas?… Científico eres tú.

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/educacion/cultura-y-ciencia/2016/04/19/223633.php

Imagen: https://www.google.com/search?q=ciencia+ciudadana&espv=2&biw=1366&bih=623&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiaw7Lc977NAhWHsh4KHQLuB_8Q_AUIBigB#imgrc=hw0sthz_E4KlxM%3A

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La matanza de Orlando: los medios de comunicación occidentales, ISIS, el wahabismo y la homofobia

Por: Patrick Cockburn

Las manipulaciones sobre la participación Isis en Orlando solo benefician a los yihadistas. Sin embargo, este tipo de ataques continuarán siendo alentados y organizada por Isis mientras exista. Los países occidentales tienen que hacer más para hacer frente a la ideología que esta detrás del ascenso del grupo.

Isis se beneficiará de la masacre llevada a cabo por Omar Mateen en Orlando, independientemente de hasta que punto estuvo involucrado en la matanza [1]. Así será porque Isis siempre ha cometido atrocidades cuyo objetivo es tener un impacto directo en la opinión pública ocupando las portadas de los medios de comunicación,  para extender el miedo y mostrar su fuerza y su desafío.

Existen pruebas concluyentes de que Isis alentó el ataque terrorista de Mateen, pero no de que jugara un papel en la organización de como lo llevó a cabo, a diferencia de lo que ocurrió en los atentados en Bruselas y París. La emisora de radio Albayan de Isis, con base en Irak, repite que «Dios permitió que Omar Mateen, uno de los soldados del califato en Estados Unidos, llevar a cabo su ataque introduciéndose en una reunión de cruzados en un club nocturno … en Orlando, matando e hiriendo a más de 100». El FBI dice que hizo una llamada de emergencia justo antes de comenzar a disparar para proclamar su lealtad a Isis [2].

Los medios de comunicación occidentales tienden a enfatizar el papel de Isis porque se alimenta del temor popular a una vasta conspiración liderada por Isis que amenace cada hogar en los EE.UU. y Europa. Esto no es de extrañar, dado que se trata del peor ataque terrorista en los EE.UU. desde el 9/11, pero vale la pena tener presente que las víctimas en Orlando son mucho menos que los 200 muertos del mes pasado causados por los ataques suicidas de Isis en Bagdad y sus alrededores en solo cuatro días y otros 150 muertos en las ciudades sirias de Tartous y Jableh el 23 de mayo [3].

Los medios de comunicación occidentales apenas se hicieron eco de estas masacres que tiende a minimizar o exagerar las operaciones terroristas de Isis, en función de si hay estadounidenses o europeos entre los muertos. Esto produce una imagen distorsionada del grado de peligrosidad de Isis, que a veces parece estar en decadencia y otras es exagerado por la forma de cubrir la noticia a toda prisa para que parezca ser una amenaza a nuestra propia existencia.

Estas exageraciones son aprovechadas por Isis. Un buen ejemplo es el famoso tweet de Donald Trump tras los homicidios de Orlando preguntando si el presidente Obama «¿va a utilizar, finalmente, las palabras terrorismo-islámico- radical? Si no lo hace, ¡debe dimitir de inmediato vergonzosamente!» Este es el tipo de respuesta histérica y sectaria [4] que le gusta provocar a Isis, y Trump está siendo justamente criticado por hacer un comentario de ese tipo. Pero recordemos que David Cameron hizo lo mismo en diciembre pasado ante la Cámara de los Comunes, cuando esta votó la extensión de los ataques aéreos británicos a Siria, al advertir a los parlamentarios que no votasen con «Jeremy Corbyn y un grupo de simpatizantes de los terroristas».

Uno de los objetivos que tiene más éxito de las atrocidades de Isis, se lleven a cabo alrededor de Bagdad o en los bulevares de París, es provocar el castigo colectivo contra los árabes sunitas en Irak o los musulmanes en general en los EE.UU. o Europa. Todo sentido de la proporción se pierde: es lo que los políticos de Irlanda del Norte hace cuarenta años solían llamar «la política de la última atrocidad». Isis consigue su objetivo porque una venganza desproporcionada e indiscriminada se convierte en reclamo involuntario para reclutar nuevos militantes al movimiento que supuestamente se está tratando de reprimir.

Los peligros de sobreactuar y castigar colectivamente de forma indiscriminada son ampliamente reconocidos por lo menos en teoría, aunque luego se olviden el día que hay sangre en las calles. Pero también existe el riesgo de que personas de buena fe respondan exactamente de manera opuesta y crean que las carnicerías en Orlando, Bruselas, París, Bagdad y Tartous no tiene nada que ver con el Islam, porque si lo tiene.

Gran parte de lo que los movimientos salafistas-yihadistas, como Isis y al-Nusra, creen acerca de los homosexuales, las mujeres, los musulmanes chiítas y los cristianos tiene su origen en el wahabismo, la interpretación extrema del Islam que es la religión oficial de Arabia Saudi. Los saudíes castigan la homosexualidad y la transexualidad con la muerte, azotes y prisión. En 2014, por ejemplo, un hombre fue condenado en Arabia Saudí a tres años de cárcel y 450 latigazos por utilizar Twitter para tener encuentros con otros hombres [5].

Las creencias wahabíes están próximas a la ideología salafista-yihadista y en los últimos cincuenta años el wahabismo ha ido ganando influencia sobre la corriente principal del Islam sunita. Los sunitas, que antes consideraban a los chiítas como una variante del Islam, ahora con frecuencia los acusan de ser herejes que han roto con el Islam. Con el apoyo de la inmensa riqueza petrolera de Arabia Saudí y de las monarquías del Golfo, los imanes formados para predicar y supervisar las mezquitas se han convertido cada vez más en extremistas y, aunque no pueden apoyar los ataques terroristas, sus creencias proporciona un terreno fértil para quines los llevan a cabo.

Llegamos así a las razones por las cuales los líderes occidentales en EE.UU., Francia y Gran Bretaña han fracasado tan estrepitosamente a la hora de ganar «la guerra contra el terrorismo» que supuestamente han llevado a cabo a un coste tan enorme desde el 9/11. Pocas guerras han tenido tan poco éxito: en 2001 Al Qaeda tenía como mucho sólo unos pocos cientos de combatientes en campos de entrenamiento en Afganistán y Pakistán, mientras que hoy gobiernan sobre millones de personas en diversas extensiones de territorio en todo el Oriente Medio.

Esto ha sucedido porque Estados Unidos y los estados miembros de la UE no han querido reconocer el vínculo entre el terrorismo y sus aliados estratégicos sunitas Arabia Saudí, las monarquías del Golfo, Turquía y Pakistán.

Fabrice Balanche, del Institute for Near East Policy de Washington, escribe que «los yihadistas que atacaron en París y luego en Bruselas el 22 de marzo de 2016, habían sido adoctrinados en la ideología salafista en mezquitas financiadas y patrocinadas por Arabia Saudí, o indirectamente por donantes privados en el Golfo, y tolerada por Turquía, el país por el que llegan a Europa».

Otra señal de hasta que punto los servicios de seguridad occidentales dependen de su alianza con Arabia Saudí tuvo lugar esta semana, cuando el director de la CIA, John Brennan, se tomó el esfuerzo de negar que el gobierno o altos funcionarios de Arabia Saudí estuvieran involucrados en el ataque de 9/11 y que las 28 páginas del informe de la Comisión 9/11 no los implicaban [6]. Arabia Saudí ha negado reiteradamente cualquier implicación.

La relación entre un guardia de seguridad inestable en Orlando e Isis puede ser limitada, pero está ahí y este tipo de ataques continuarán siendo alentados y organizada por Isis mientras exista. Como ha ocurrido desde el 9/11, los estados occidentales se niegan a enfrentarse a sus aliados sunníes en Oriente Medio, cuya ideología y financiación crea las condiciones para que prospere el terrorismo. Hasta que no lo hagan, Orlando será sólo la última de una cadena de atrocidades.

* Articulo tomado de: http://www.sinpermiso.info/textos/la-matanza-de-orlando-los-medios-de-comunicacion-occidentales-isis-el-wahabismo-y-la-homofobia
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