España/ Autor: Redacción / Fuente: El Mundo
«Nos duelen muchas cosas. Que la gente al leer esto, piense durante unos minutos que tenemos razón y después que no ayuden. Porque sí que necesitamos ayuda. Nosotros solos no podemos hacer nada».
Esta carta, escrita por una chica de 13 años, llegó hace unos días a la redacción de EL MUNDO, la semana en la que ha acabado el curso escolar. La menor implora a los adultos cambios en las dinámicas de aprendizaje:
«Nos duele que el sistema educativo fuera diseñado hace tanto tiempo, en una sociedad tan distinta a la de ahora, y que casi nadie se proponga cambiarlo. Nos duele también que los adultos que se acuerdan de lo mucho que sufrieron en su infancia por las obligaciones impuestas por ese mismo sistema, por los castigos o los gritos de una autoridad que supuestamente enseña y que todos sabemos que normalmente sólo obliga a memorizar, no hagan nada. Además nos duele que a los menores no nos tomen en serio. Que sólo por haber existido en este mundo por menos tiempo que los adultos, tomen todas nuestras ideas como equivocadas. Nos duele que por eso mismo no podamos contribuir para conseguir cambiar problemas que nos afectan a nosotros. Y que la única gente que podría hacer algo, no lo haga, por haber ya pasado por ese tiempo, porque no les va a pasar a ellos, por haber sobrevivido ya. Porque no les importa.
Nos duelen muchas cosas. Que la gente al leer esto, piense durante unos minutos que tenemos razón y después que no ayuden. Porque sí que necesitamos ayuda. Nosotros solos no podemos hacer nada. Ni siquiera podemos salvarnos individualmente a nosotros, porque todos los centros innovadores o con metodologías distintas o están demasiado lejos o son demasiado caros.
Sabemos que posiblemente sonemos muy dramáticos ahora mismo. Sin embargo, es horrible saber que hay opciones mejores para institutos y colegios, pero no podamos teneresas opciones. Es terrorífico acordarse de los años que nos quedan sufriendo para luego tener la carrera universitaria que además de ser un sufrimiento incluso más extremo, cuesta mucho dinero. Es vergonzoso pensar que vivimos en una sociedad en la que para «aprender» debemos estar seis horas diarias sentados, escuchando a un profesor o una profesora leer teoría de un libro para que los alumnos se lo memoricen y luego lo vomiten todo en un examen. Y que además, después de esas seis horas, tengamos otras dos de deberes, haciéndonos no poder descansar, ¡ni en las vacaciones! Pero lo más vergonzoso es que nadie considere ni por un segundo que haya que cambiar eso.
Aún hay muchos problemas más con el sistema y con cómo son excluidos los menores de la sociedad. Están los exámenes y las notas, hechos para afirmar que alguien es mejor o peor de lo que debería ser o de lo que son sus compañeros. Cómo está todo basado en una sola inteligencia, cuando todos conocemos que existen muchas, que la gente no aprende de una sola manera. La diferencia de poder entre los alumnos y el profesor o la profesora. Que aprender en centros educativos sea dado como una obligación, cuando debería ser algo por lo que las personas quieran pasar y que además se adapte al alumno para que no sea presionado por el tiempo o por lo que debería saber.
Todos hemos aprendido muchas cosas divirtiéndonos y fuera del colegio o instituto, y además conocemos muchos modelos de sistemas educativos correctos. Por eso sabemos que un cambio a mejor sería posible con vuestra ayuda porque como dijimos antes, no podemos solos. Y necesitamos ese cambio porque otra cosa que nos duele es soñar con un futuro mejor, pero decepcionarnos al tener a la realidad sacándonos de ese sueño y recordándonos que ese futuro nunca existirá».
Fuente de la Noticia:
https://www.elmundo.es/espana/2019/06/23/5d0e124dfc6c83b31c8b4644.html
ove/mahv