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Los modelos extranjeros en educación parvularia que realmente inspiran

Por: María Victoria Peralta

Frecuentemente las columnas de opinión y diversos rankings educacionales, dan cuenta de apreciados países extranjeros que son “modelos en educación”, resaltando sus logros e invitando a reproducirlos para obtener resultados exitosos.

De esta manera personeros de centros de investigación de Singapur, Corea del Sur, Australia, E.E.U.U. (Harvard en especial) y hasta ciertos países europeos, desfilan con sus modelos o programas, dándolos a conocer y – en muchos casos- acompañándolos de asesoramiento, capacitación y materiales específicos, para alcanzar los deseados resultados.

Estos casos dan cuenta -por lo general -de modelos muy estructurados, hechos en contextos y realidades diversas a las nuestras. En este sistema a los educadores sólo les cabe aceptar y adoptar, no dando espacio al pensamiento propio, ni al desarrollo de la creatividad nacional, ni a diferenciaciones culturales y personales de las comunidades y de los niños.

Sin desconocer que de todo conocimiento o experiencia siempre se aprende y se sacan lecciones, cabe revisar la validez de esta actitud acrítica ya tradicional en Chile.

Ello, porque una premisa básica de la educación en períodos de “posmodernidad”, época en que se supone estamos, plantea la relevancia de la contextualización de los proyectos educativos y el desarrollo de currículos “situados”.

Este criterio es básico en la educación en general, porque en el fondo lo que se señala es que se debe responder a los contextos humanos y culturales, considerando las características, necesidades, fortalezas e intereses de las comunidades educativas.

En lo que se refiere a la educación parvularia es esencial, porque los niños y niñas en su primera etapa de vida están estrechamente vinculados -mediante sus familias-a sus culturas de pertenencia, las que les ofrecen recursos y sentidos que son cruciales en esta fase.

Importantes autores extranjeros como Peter Moss, Helen Penn, GunillaDahlberg- quien estuvo en enero en Chile- y latinoaméricanos, como el gran Pablo Freire, Vital Didonet, nuestra Premio Nacional de Educación, Viola Soto, Orlando Mella, Rolando Pinto o Juan Casassus, señalan que la calidad educacional es relativa y que no puede trasplantarse indiscriminadamente de un contexto a otro. Los principios o criterios generales aportan, pero el currículo debe construirse asumiendo lo que somos y lo que aspiramos a ser, a partir de los propios actores o sujetos educativos involucrados.

Recientemente la ministra de Educación de Finlandia señaló en la Casa Central de la Universidad de Chile, que lo medular de su propuesta es la confianza en sus profesores y niños, conceptualizando a los primeros como profesionales de la educación capaces de saber qué es lo más adecuado para sus comunidades educativas, a partir de un currículo oficial amplio, flexible que deja muchos espacios de libertad y decisión a los educadores.

Acorde con ello, las propuestas más avanzadas en este campo-de tipo posmodernas- son las de los municipios europeos tales como Reggio Emilia y Pistoia en Italia, o Barcelona en España, los cuales hacen currículos a partir de sus maravillosas ciudades, en los que toda la comunidad educativa, empezando por sus niños y niñas, observan, crean e inventan desde sus contextos e intereses.

Si quisiéramos considerar modelos extranjeros para orientar nuestros trabajos, los principios y criterios de estas experiencias serían las adecuadas, pero habría que recordar que Chile ha sido referente en la región en propuestas educativas interesantes y pertinentes, potencial que se ha perdido en gran parte por esta desvalorización del saber y de la experiencia nacional.

Ojalá que en esta Reforma Educacional que se pretende, se vuelva la dignidad a nuestros educadores y valoremos la construcción de currículos autodeterminados, como se ha estado trabajando en educación parvularia en la Municipalidad de Santiago y más recientemente en la comuna de Castro.

Hacer diagnósticos, propuestas pertinentes y desafiantes, debe ser nuestro gran modelo si queremos llegar a ser un país verdaderamente desarrollado.

Fuente: http://blogs.cooperativa.cl/opinion/educacion/20140528073223/los-modelos-extranjeros-en-educacion-parvularia-que-realmente-inspiran/

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El vocho rojo de la SEP

Por: Manuel Gil Antón

El dueño de un descascarado y tosigoso Volkswagen rojo, cansado de su lentitud e incesantes fallas que lo dejaban tirado un día sí y otro también, decidió llevarlo al taller. El maestro Milo revisó el auto y le dijo: su carro está muy mal, y empeorando. Para que funcione bien se necesita reparar el motor, y en una de esas hasta cambiarlo. Hay problemas con la marcha, se requiere una reparación mayor de los frenos, las velocidades se atoran porque el clutch no tiene ni remiendo ni remedio.

La suspensión está destrozada y se puede mirar el aire de las llantas por lo lisas que están. De veras, le explicó a don Eusebio, si no se corrigen al menos estas cosas que le digo (por no hablar de la pintura, los focos fundidos, el chicote del acelerador y las vestiduras rasgadas) su coche va a reventar. ¿Y cómo en cuánto sale? Al decirle el precio aproximado de piezas y mano de obra, y el tiempo que llevaría, exclamó alarmado: ni hablar, no me alcanza; tengo otras cosas más importantes en qué gastar y no puedo quedarme tantos días a pie. ¿No habría de otra? Pues sí, dijo Milo, ya otros clientes me lo han pedido y sale muy barato. La cosa es ajustar el velocímetro. ¿Cómo? Mire: tengo un amigo que sabe imitar los números y donde marca 60, le pone 80; y donde estaba el 80, le aplica el 100, y así… Le damos una pulida, pintamos de negro las llantas para que de lado se vean como nuevas, y ponemos un pequeño ventilador el ladito del volante. ¿Para qué? Cuando llegue a 60 por hora, como va a marcar 80, prende el aparatito y el viento en la cara le va a dar una sensación muy cercana a la de ir rapidísimo. Se lo tendría listo mañana. Órale: trato hecho. Hacer de cuenta que las cosas cambian, y mejoran, sin entrar a fondo a resolver los entuertos, es costumbre de los malos gobiernos. Justo es eso lo que propuso el secretario de Educación Pública a finales de enero.

Sin pudor, en la reunión del Consejo Nacional de Autoridades Educativas, anunció que la SEP aplicará, de inmediato, una estrategia “de capacitación” para preparar a los alumnos de 15 años a los que se aplicará el test de la OCDE. Se trata, explicó, de un instrumento que tiene como objetivo que los alumnos tengan el mejor desempeño posible en ese examen internacional. Sus palabras: “se trata de una estrategia muy rápida, focalizada y efectiva de preparación para la próxima presentación de la prueba PISA, que deberá ocurrir en los primeros días de abril. Hemos diseñado una estrategia que tiene dos componentes: uno de entrenamiento y capacitación, pero otro también de motivación”. No se trata, como en el caso del automóvil, de realizar un cambio a fondo de los procesos de aprendizaje. Eso es muy complicado, lleva tiempo e implica contar con un horizonte educativo que vaya mucho más allá del resultado en el examen.

Es demasiado pedir a los gerentes de la administración educativa este sexenio. Urge, para fines políticos, que México salga mejor en ese examen, como prueba fehaciente de las maravillas de la reforma educativa, y la necesidad de su continuidad sin revisión alguna. Es necesario incrementar los puntajes del velocímetro educativo a como dé lugar y de volada. ¿Cómo? Entrenando a los sustentantes para pasar la prueba, sin modificar lo que ocurre en las aula.

No es lo mismo evaluar lo que se aprende, en nuestro sistema, que “aprender” lo que se va a evaluar. Si prospera esta lógica de orientar los procesos educativos a la resolución de exámenes, el currículo se reducirá a conseguir lo necesario para lograr mayores puntajes, calificaciones, y no el aprendizaje que vale la pena. ¿Aprender a aprender cómo se responde un examen? Se impone, al parecer, no cambiar, sino hacer de cuenta. La SEP va, con el ventilador a todo lo que da, en el vocho rojo “reformado”, de bajada al despeñadero. Sin freno.

Fuente del Artículo:

El vocho rojo de la SEP

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Condecoran en Bolivia a unidad educativa República del Ecuador

América del sur/Bolivia/08 Febrero 2018/Fuente: Prensa Latina

El ministro de Educación de Bolivia, Roberto Aguilar, reconoció hoy a la unidad escolar República del Ecuador por sus más de 100 años de labor permanente al servicio de la enseñanza en el país.
De acuerdo con Aguilar, es un honor rendirle homenaje a dicha institución que durante más de un siglo contribuyó a la formación varias generaciones de bolivianos.

En esta ocasión, el titular del sector hizo entrega de equipamiento deportivo, administrativo y material educativo para el fortalecimiento y desarrollo de la labor de ese colegio.

Aguilar reconoció, además, los aportes del embajador de Ecuador en Bolivia, Ricardo Ulcuango, al funcionamiento de la escuela y al fomento y desarrollo de un modelo educativo inclusivo y que respete los valores de las culturas indígenas originarias.

Desarrollamos un trabajo sostenido, permanente, fraterno y hermanado por hacer valer los conocimientos de nuestras poblaciones milenarias, dijo.

Esta unidad educativa se fundó en febrero de 1917 bajo el nombre de Escuela de Sopocachi.

En 1936 fue denominada República del Ecuador en homenaje a ese país con el que Bolivia comparte lazos históricos de origen, cultura y hermandad, refiere el boletín de prensa de la institución.

En esta jornada, mediante Resolución Suprema 22403, la instalación escolar recibió la Condecoración Nacional de la Gran Orden Boliviana de la Educación en el grado de Gran Cruz, otorgada por el Estado del país a personas o instituciones con una labor meritoria en favor de la enseñanza.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=150698&SEO=condecoran-en-bolivia-a-unidad-educativa-republica-del-ecuador
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España: «Pronto tendremos jefes chinos; su educación valora el esfuerzo»

España/06 de febrero de 2018/Por: EFE Bilbao/Fuente: https://www.heraldo.es

La experta en educación sueca Inger Enkvit cree que el sistema educativo occidental no prima la disciplina ni el esfuerzo.

La experta en educación, profesora e hispanista Inger Enkvist (Suecia, 1947) augura que en occidente «pronto» habrá «jefes chinos» en las empresas y entidades, porque su sistema educativo «recompensa el esfuerzo» y ofrece un aprendizaje «óptimo para cada uno de los alumnos; no es igual para todos».

En los países occidentales, sin embargo, se ofrece el mismo itinerario educativo a todos los estudiantes y así «pierden todos: los más lentos y los más inteligentes», a la vez que se ha establecido un sistema en el que no se da prioridad al aprendizaje de los libros y a la lectura, ni se enseña la disciplina y el esfuerzo, según ha afirmado en una entrevista.

«Estamos experimentando con los niños y les estamos engañando; creemos que les estamos haciendo la vida más fácil, pero no les preparamos para ser adultos, para la continuación», ha agregado antes de destacar que los exámenes y reválidas son «necesarios y la mejor preparación» porque el cerebro solo almacena «la repetición, la huella y para eso hay que oír, leer, escribir y repasar».

«Sin repaso y sin concentración, que requiere esfuerzo, no queda nada», ha remarcado.

También ha criticado que, a la vez, se transmite la idea de que no hay que tener conocimientos porque todo se puede encontrar en internet, cuando sin esos conocimientos previos «ni se sabe buscar en la red, ni se sabe contextualizar».

Internet, los ordenadores y las tabletas «pueden ser útiles como herramienta adicional y ocasional», pero su uso actual en las aulas es «una exageración: se compran ordenadores sin saber si mejora el aprendizaje. Si alguien es un poco torpe, y no lee ni escribe bien, debe practicar para aprender; el uso de la tableta solo consigue que no se le note tanto».

El alumno necesita, ya en Primaria, aprender a «manejar bien la lengua hablada, escrita y leída, y a comprenderla» porque, en caso contrario, según ha remarcado, resulta «imposible que salga bien en Secundaria, no entenderá nada y empezará a hacer tonterías en clase: el fracaso está servido».

Enkvist, actualmente profesora en la Universidad de Lund (Suecia) y que se encuentra en Bilbao para participar en unas jornadas sobre educación, ha criticado también que las «últimas» tendencias en los colegios apuesten por trabajar en proyectos, en equipos y moviéndose por las aulas cuando «el cerebro, para ponerse en modo aprendizaje, tiene que estar tranquilo, sin estar atento a otras cosas».

Ha alabado, no obstante el sistema educativo público y gratuito de los países occidentales -«es una maravilla», ha dicho-, aunque se ha mostrado partidaria de dividir a los alumnos por grupos «según sus avances», tanto en el caso de los más torpes y los más inteligentes, como el caso de los inmigrantes porque, según ha argumentado, «no hay que crear una tolerancia a no saber por razón de origen».

«Con todos juntos, el resultado está a la vista: baja calidad intelectual y también más desorden y conflicto; el currículum debería establecer por niveles de escolarización, no por edad; hay que prever diferentes itinerarios porque lo importante es ofrecer a todos la posibilidad de desarrollar sus capacidades al máximo», ha dicho.

Así funcionan los sistemas educativos de Singapur, Corea o China y sus resultados son «magníficos: los alumnos más lentos están muy por encima de los más lentos de occidente, y los mejores están en una franja más avanzada. Con nuestro sistema, en cambio, pierden todos», ha mantenido, y ha augurado que «pronto tendremos jefes chinos; se están preparando para ganar a occidente y nosotros nos estamos dejando ganar».

Ese tipo de sistema educativo también ha conseguido romper la relación entre un entorno socioeconómico bajo y los malos resultados académicos a través de «la disciplina, el esfuerzo y unos profesores bien formados y exigentes. Así se da a los alumnos una cultura que no tienen en casa», ha precisado.

En cambio, con profesores mediocres, una exigencia escasa y sin estímulo en la familia, el alumno «se relaja y deja pasar el tiempo sin aprender».

Sobre el modelo educativo español, Enkvist ha opinado que dotar a a las autonomías de competencias educativas ha resultado «muy negativo y muy caro» porque no se pueden aprovechar los materiales didácticos y origina desfases entre los diferentes sistemas, a la vez que da la posibilidad de que «las ideologías locales influyan en el currículum».

«Un gobierno inteligente debería arreglar esto, es una asignatura pendiente», ha dicho.

Sobre la reciente propuesta del Ejecutivo de establecer un ‘MIR’ para docentes ha opinado que «no es mala idea», pero ha considerado que no es lo esencial para conseguir los mejores profesores. Ha citado como ejemplo Finlandia y Singapur, donde se elige a los alumnos «excelentes» para que se dediquen a la docencia.

Respecto a la tasa de abandono escolar de España -la más alta de Europa- ha afirmado que está relacionada con la existencia de un mercado laboral, principalmente para chicos, aunque con salarios bajos, y con la falta de disciplina e instrucción del sistema educativo.

«Estos alumnos necesitan que les digan: haces esto y lo haces ahora, que les beneficia, en vez de que simplemente se les sugiera que tienen que trabajar un poco más, que les perjudica», ha evidenciado.

Fuente de la Noticia:

https://www.heraldo.es/noticias/sociedad/2018/02/03/pronto-tendremos-jefes-chinos-educacion-valora-esfuerzo-1222723-310.html

 

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EU y Canadá copian a México modelo educativo intercultural

México/03 de Febrero de 2017Excelsior

Autoridades educativas de esos países destacan el impulso al desarrollo de comunidades indígenas; en México existen 12 universidades interculturales.

l modelo educativo que se implementa en las universidades interculturales de México es visto y retomado por instituciones de nivel superior de varios países del mundo, ya que además de formar profesionales para atender a grupos indígenas, impulsa el desarrollo de estos pueblos.

“El modelo de interculturalidad de las universidades en México son modelos avanzados que países como Canadá y Estados Unidos o Latinoamérica voltean a ver qué estamos haciendo y cómo trabajamos”, aseveró Alibert Sánchez Jiménez, presidente de la Asociación Nacional de Universidades Interculturales de México.

Explicó que estas casas de estudio se enfocan en la atención de población indígena y tienen la misión de formar profesionistas indígenas en áreas estratégicas que después puedan impulsar el desarrollo de sus comunidades.

Hay un conjunto de áreas estratégicas que van encaminadas a temas de salud, derechos, lengua y cultura, recursos naturales”, señaló al expresar su preocupación por la falta de escuelas que promuevan una educación que forme especialistas para atender a este sector.

“Las universidades no se han preocupado por formar enfermeras o médicos que no sólo conozcan los temas de salud sino además que sean capaces de hablar las lenguas de los pueblos a los que acuden (…) Cuando una persona de la comunidad acude a un hospital se encuentra con que la enfermera habla solamente castellano, ¿cómo atiendes a esa persona si solo hablas castellano y la persona habla solo náhuatl?”, apuntó Sánchez Jiménez.

El también rector de la Universidad Intercultural del Estado de Puebla ve muy promisorio el futuro de estas instituciones, pues este tipo de proyectos está en auge en todo el mundo.

«Es un modelo que se está replicando, es un tema al que se está mirando en todos los países(…) El tema de los pueblos originarios está en todo el mundo, en toda Latinoamérica hay modelos de universidades interculturales», señaló.

Las universidades interculturales en México sí tiene futuro porque hay una gran demanda de la población de los pueblos indígenas por estudiar la universidad, que no se ha ofrecido anteriormente, afirmó.

Los propios jóvenes de las interculturales están emergiendo desde las instituciones, y esperamos que en un fututo haya profesionistas de alto nivel trabajando en los pueblos indígenas», expresó.

En México hay 12 universidades interculturales, las cuales buscan conjuntar el conocimiento occidental con el tradicional para encontrar respuestas a problemas viejos que afectan a los pueblos indígenas.

«Hay mucho conocimiento que hay que sistematizar y darlo a conocer para que no solo sirva a un puñado sino a todos, eso es algo importante de las universidades interculturales», apuntó.

Además, señaló, este modelo de vinculación comunicatoria donde buscamos a través de la detonación de proyectos de desarrollo en las comunidades provocar una mejoría; es así como los jóvenes desde el primer semestre acuden a trabajar con los pueblos originarios.

Como parte del trabajo que lleva a cabo la Asociación Nacional de Universidades Interculturales de México, el próximo 26 de enero se reunirán para abordar diversos temas, entre ellos la séptima mesa redonda México-Canadá a realizarse en el mes de octubre.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2018/01/25/1215940

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¿Revertir la reforma educativa mexicana?

Por: Otto Granados

Si, como decía Bismarck, “nunca se miente tanto como antes de las elecciones”, entonces la reforma educativa mexicana, que de todas las que ha realizado la Administración Peña Nieto es la mejor evaluada, estará en grave riesgo si su continuidad se ve amenazada como parte del mercadeo electoral que sucederá en los próximos meses. Dicho con claridad: frenarla o, peor aún, revertirla, sería un abuso inmoral y grosero en contra de los niños de México.

Pongamos las cosas en una perspectiva justa. Aunque podemos ya cuantificar algunos de sus avances concretos, los mayores éxitos de esta reforma educativa se irán registrando en los próximos años en la medida en que, como sucede en todos los países que las han emprendido, su instrumentación siga con igual o mayor energía que la mostrada hasta ahora y eso depende de una constelación de actores porque al final del día la educación es un bien público y corresponde preservarla como tal.

La historia de la política educativa refleja una acumulación de esfuerzos colectivos orientados por décadas a la inclusión de un mayor número de mexicanos. Por muchos años, México vivió, en materia educativa, entre la simulación, la inercia y la frustración. Se escolarizaba, pero no se educaba. Los arreglos políticos desplazaron la calidad. El clientelismo sustituyó al mérito. Los intereses corporativos suplantaron el interés público. La simulación se volvió lo normal. Se otorgaron grados, pero no formación para la vida, que es lo que se espera de una educación verdadera. Se sabían alternativas y soluciones, pero se descartaron por su complejidad política y técnica. Varios Gobiernos tal vez quisieron —pero no pudieron o no supieron— impulsar una reforma a fondo porque no tuvieron el apoyo o la voluntad política necesaria o se toparon con lógicas que rehuyeron el natural conflicto o simplemente eligieron la comodidad de la inercia. Diversos factores explican desde luego este paisaje, pero, al mismo tiempo, dentro de una coyuntura excepcionalmente fértil en la política mexicana, fueron el fundamento de la actual reforma, que de varios modos era una reforma inevitable.

Desde el punto de vista político, el nuevo Gobierno, inaugurado en 2012, sabía que la exigencia de una mejoría en la calidad educativa se había posicionado de manera muy influyente en la agenda pública y que impulsar un proceso de transformaciones en el sector pasaba necesariamente por establecer una nueva correlación de fuerzas en la gestión del sistema, en donde el Estado recuperara su autoridad y liderazgo. Además, se habían creado incentivos políticos importantes en la medida en que era necesario transmitir la sensación de que la Administración entrante sabía y podía tomar decisiones complejas, entre otras razones porque esto le permitiría ganar, diría Weber, una amplia legitimidad, como en efecto sucedió. Y desde el ángulo educativo, dada la visibilidad que había cobrado el tema, el Gobierno tenía que ofrecer una verdadera reforma para no caer en la trampa de una mera declaración de intenciones con la vaga promesa de mejorar la educación, como pasó sobre todo en los dos Gobiernos previos (2000-2012). Es decir, impulsar una reforma educativa, con sobradas, documentadas y justificadas razones, era un imperativo para cualquier Gobierno que quisiera despertar esperanza y conquistar apoyos. Hoy, según el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), dos de cada tres mexicanos aprueban la reforma, su nivel más alto desde mediados de 2014.

La primera fortaleza de la reforma educativa, sin duda, es haber tenido a su favor el consenso de los partidos políticos más grandes de México. Si bien en otras reformas estructurales las diferencias introdujeron matices, en lo educativo se presentó desde el principio un compromiso común con la urgencia de mejorar las cosas. Las fuerzas políticas y buena parte de la opinión pública entendieron que hacer de México un país competitivo en el contexto de la globalización y la economía del conocimiento del siglo XXI, pasa necesariamente por establecer mecanismos de igualdad de oportunidades para toda la población a través de una educación de gran calidad.

Si se asegura una educación de calidad a mediano plazo, la lucha por la equidad registrará una de sus mayores victorias pues, sin importar el origen social del que procedan, los estudiantes mexicanos tendrán mejores condiciones para alcanzar el éxito profesional y la movilidad social y económica. Y ésta será la segunda fortaleza de la reforma. Para ello no bastan buenos maestros y buenas escuelas, sino también buenos contenidos. Allí reside el corazón del Nuevo Modelo Educativo, cuyo sentido profundo es favorecer, mediante la adquisición de los aprendizajes clave, la integración de un sistema educativo más sensible tanto a las innovaciones que se registran en los procesos cognitivos y curriculares como a la diversidad y riqueza étnica, cultural y lingüística de México.

Una tercera fortaleza de la reforma es profundizar un ambiente de apropiación y pertenencia del espacio por donde circula el espíritu de la educación. La escuela es patrimonio solo de la comunidad, es decir, de los alumnos y los padres de familia, que son, o deben ser, los beneficiarios principales del resultado educativo. Para ello, será necesario darles más poder, por medio de acciones que doten de recursos directos a la escuela, que aumenten su capacidad de supervisión, control y decisión de lo que allí pasa y que promuevan la autonomía curricular, entre otras cosas.

Al final del día, se trata de que la educación sea verdaderamente una hazaña colectiva en donde cuentan desde luego los alumnos, la autoridad, los maestros y los padres de familia, pero que también incluye, como escribió Victoria Camps, dejar “de lado las diferencias partidistas e implicar a toda la sociedad, y buscar la estabilidad educativa que permita avanzar sin sobresaltos y retrocesos”.

Una cuarta fortaleza de la reforma educativa es haber dado origen al Servicio Profesional Docente, con el objetivo principal de establecer un sistema orgánico que promueva la formación, selección, actualización y evaluación del personal docente, en el que hasta ahora han participado poco más de 1,2 millones de profesores. Con ello, se institucionaliza un sistema transparente, basado en el mérito, la capacidad, el desempeño y el esfuerzo de los docentes para que impartan una enseñanza de mayor calidad. Los nuevos integrantes de la planta magisterial, como de hecho ya se observa en muchos casos, gradualmente tendrán un perfil académico mejor preparado para satisfacer las necesidades educativas de los alumnos en el siglo XXI y encontrarán en este nuevo espacio, donde ellos y solo ellos y su capacidad cuentan, no solo un sólido factor de satisfacción profesional y laboral, sino también una función que le dote de sentido a su misión como personas y como educadores.

Y una fortaleza más es haber sentado las bases de un nuevo sistema de gobernanza en la educación mexicana. Es claro que el mayor soporte es el andamiaje constitucional y legal de la propia reforma, lo que le da no sólo un robusto sostén jurídico sino también un evidente peso institucional. Pero ¿basta con ello? No. Esa arquitectura es condición necesaria pero no suficiente y hará falta que el próximo Gobierno mexicano invierta toda la energía, claridad y decisión política que haga falta para profundizar su instrumentación.

La reforma constituye el paso más importante en la historia de la política educativa mexicana de las últimas cinco décadas y el tiempo permitirá dimensionar con precisión y objetividad la profundidad de la transformación emprendida en estos años. Es, también, un hecho político en la medida en que subyace en ella la convicción de que estar en favor de la reforma es estar del lado de los niños mexicanos y de su derecho a una educación de calidad y a una vida mejor.

Texto publicado originalmente en El País https://elpais.com/internacional/2018/01/20/mexico/1516403582_958621.html

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¿Revertir la reforma educativa mexicana?

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Altas expectativas para las escuelas de Puerto Rico

Puerto Rico/22 de Enero de 2018/El Nuevo Día

Educación federal aprobó un nuevo plan para medir el desempeño estudiantil.

El Departamento de Educación federal dio el visto bueno al plan que trabajó el gobierno local para reformar el sistema educativo de la isla, un esfuerzo que, según la agencia local, busca aumentar la cantidad de estudiantes que se gradúan de escuela superior a tiempo y que el 70 por ciento de los estudiantes de escuelas públicas tengan un desempeño académico satisfactorio para el año 2022.

Así lo anunciaron ayer el gobernador Ricardo Rosselló y la secretaria de EducaciónJulia Keleher, quienes destacaron que este nuevo modelo proveerá mayor transparencia e impulsará la rendición de cuentas en el sistema educativo.

En resumen, el plan creado como requisito de la Ley federal Every Student Succeeds(ESSA, por sus siglas en inglés) define los indicadores que se utilizarán para medir el desempeño en las escuelas así como las medidas que se tomarán para intervenir con los planteles que no cumplan con las metas trazadas.

El documento preparado por Educación establece que la calidad de una escuela se medirá a base de los resultados que obtengan los estudiantes en las pruebas de Medición y Evaluación Académica (META), la tasa de graduación de escuela superior, el progreso académico de los alumnos en la materia de español para el nivel primario e indicadores de calidad escolar, entre otros.

Las escuelas con el aprovechamiento académico más bajo enfrentarán cambios, entre los que se propone reubicar a sus estudiantes en centros con un mejor desempeño académico, la llegada de evaluadores externos que determinarían cuáles son las necesidades, la creación de alianzas con planteles con mejor desempeño y hasta su cierre.

Como parte de estas evaluaciones, la agencia local creó tres categorías bajo las cuales ubicará a las escuelas con necesidades académicas. Las escuelas de nivel superior que tengan una tasa de graduación menor al 67% o cuyos resultados académicos estén en el 5% más bajo al compararla con el resto de los planteles serán escuelas que necesitarán “apoyo y mejoramiento comprensivo” (CSI, por sus siglas en inglés).

Las escuelas en las que el desempeño estudiantil esté en el 10% más bajo del sistema serán escuelas que necesitan “apoyo y mejoramiento enfocado” (TSI, por sus siglas en inglés). Y las escuelas donde alguno de los grupos en los que se clasifica a los estudiantes obtenga un rendimiento académico que esté en el 5% más bajo serán planteles que requerirán “apoyo y mejoramiento enfocado adicional” (ATSI, por sus siglas en inglés).

Educación entregó su última versión del plan el pasado 29 de diciembre, luego que la agencia federal solicitara enmiendas al documento que se entregó el 18 de septiembre, detalló la secretaria.

“El plan busca que tengamos metas que sean reales, que podamos alcanzar. Que el 70 por ciento de los estudiantes sean proficientes en cuatro años es ambicioso, pero es algo que podemos lograr”, sostuvo Keleher.

“El Plan ESSA nos permite tomar decisiones que impacten directamente a las escuelas y, a la vez, velar por el uso correcto de los fondos. Lo que queremos es que el dinero vaya a donde hace falta, a las escuelas que más lo necesitan”, añadió.

ESSA fue aprobada en el 2015 para sustituir la ley federal educativa anterior, No Child Left Behind. Bajo No Child Left Behind, el 91% de las escuelas públicas llegaron a ser calificadas como planteles en “Plan de Mejoramiento”, lo cual significaba que no alcanzaron las metas establecidas.

Una de las principales críticas al estatuto federal, tanto en Puerto Rico como en otras jurisdicciones en los Estados Unidos, es que la meta de que el 100% de los alumnos dominaran todas las destrezas de lectura y matemáticas era imposible de alcanzar y propiciaba que se tomaran medidas demasiado punitivas contra las escuelas.

En la isla, fueron pocas las medidas que se tomaron en los planteles de pobre desempeño académico.

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