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Semiótica de los feminicidios

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

En el comportamiento hacia la mujer, botín y esclava de la voluptuosidad común, se manifiesta la infinita degradación en que el hombre existe para sí mismo… Del carácter de esta relación se desprende en qué medida el hombre ha llegado a ser y se concibe como ser genérico, como ser humano: la relación entre hombre y mujer es la más natural de las relaciones entre uno y otro ser humano”. C. Marx

Pocas formas del asesinato poseen más carga simbólica que los feminicidios. En ellos se coagula un poliedro de fenómenos  históricos degradantes, cocinados en las entrañas del poder hegemónico más podrido. Lo ya de suyo macabro, en lo particular, trasciende y salpica al contexto mientras destruye los mejores valores colectivos amasados durante milenios. En el asesinato alevoso de mujeres, niñas o adultas, reina una moraleja pútrida que se ha dejado macerar para que haga metástasis en todo el cuerpo social y nos deprima, nos agobie, nos cancele todo futuro. No es un problema nuevo ni ingenuo. Se lo ha dejado progresar para hacernos sucumbir en los pantanos del pesimismo donde no hay salida porque convence al mundo de que las mujeres nada valen.

Hay geopolíticas macabras emblemáticas, como las “Muertas de Juarez”, y también hay paradigmáticos, como los crímenes incontables silenciados en la intimidad de la gente “pudiente”, abrigada con impunidad mediática a fuego. Violencia de género que siempre ha sido tolerada como un derecho de machos, cultivado en la nervadura ideológica de la burguesía que fue siempre permisiva y siempre impune. La violencia contra las mujeres en los hogares, en las parejas o en cualquier forma de las relaciones de producción, no es otra cosa que un crimen social tolerado largamente. No hay seguridad para las mujeres que conviven con hombres orgullosos de ser violentos. Hay muchas patologías fúnebres en el “sistema patriarcal” que se repite en las casas, las empresas, las oficinas, las iglesias, las calles y en todo lugar. La mitad de los asesinatos de mujeres, por razones de género, no se esclarece. ¿Hay que llamar a la palestra a Henri Désiré Landru? ¿A Thomas De Quincey con su “On murder considered as One of the Fine arts” (Sobre el asesinato considerado como una de las bellas artes)?

Si alguien pretende reducir lo macabro del feminicidio a “episodios aislados”, de “locura individual”; reducirlo a un tema de debate en sesudas “sobremesas” a propósito de la violencia “de unos cuantos”, en vez de abrir el cuestionamiento al capitalismo todo. Si alguien pretende tal reduccionismo, debe saber que muchas mujeres morirán mientras nosotros discutimos porque, para ellas, la vida depende de la comunidad, de la defensa colectiva de su integridad, de su cuerpo y su dignidad. Y tal defensa depende de destruir el poder patriarcal hegemónico desde sus fuentes ideológicas, en sus fuerzas opresoras concretas y en el consenso ético y jurídico que lo protege; desde la familia y en su forma más horrorosa del Estado Nacional que perpetúa la supremacía machista para, a través de la violencia, lograr la posesión, la colonización y la destrucción de las mujeres. Buñuel lo retrató muy bien en más de una de sus películas.

La violencia que asesina mujeres es un producto más de la ideología de la clase dominante infestada con mentiras y perogrulladas. Se trata de violencia basada, incluso, en el miedo a que las mujeres sean “superiores”. Eso es intolerable para el poder machista. El asesinato de mujeres tiene relación íntima con un sistema social basado en desigualdades por el hecho, incluso, de pertenecer al “sexo débil”. Es un problema creciente. Históricamente se aceptó que el vínculo entre hombres y mujeres conlleva una licencia para abusar. Fueron silenciados miles de episodios de violencia real, plenamente asimilada en la vida cotidiana. El extremo de esa pedagogía de la violencia es el permiso reservado para la industria de la pornografía que vende la imagen de mujeres dispuestas siempre a soportar, una y otra vez y para siempre, cientos y cientos de vejaciones. Estímulo audiovisual para la violencia sexual, la violación y el asesinato perpetrado, en el fondo, por los valores morales del establishment retrógrado que mercantiliza a las mujeres y las somete al absolutismo lujurioso del placer machista… hasta el asesinato. Un placer de la carne humana en su forma más deshumanizada. Como ocurre en muchos matrimonios.

No es ilógico que, en cada feminicidio, esté anidada una moraleja y una simbología contra la sociedad condenada a ser esclava de la supremacía conservadora que es, a su vez, un campo de concentración ideológico lleno de víctimas muertas. Y nadie parece poder frenarlo. Falta mucha investigación sobre las causas, de manera fundamentada y rigurosa. Investigaciones históricas en torno al feminicidio sobre un escenario histórico de desigualdad genérica. Son asesinatos que simbolizan la misógina extrema, e histórica, orientada a producir más explotación y más subordinación de las mujeres. El significado es tan terrible por lo complejo como por lo macabro. Simboliza la moral de los cuchillos, las pistolas y las trompadas destinadas a la piel de las mujeres reducidas a un genital despreciado que puede herirse bajo la complicidad cultural del establishment. El mensaje lumpen del feminicidio es “que no importa lo que le hagan a una mujer y de cuántas maneras la lastimen, a ella le va a gustar” (Andrea Dworkin). Hay un cancionero amplísimo que lo avala y lo repite hasta el hartazgo. Con tríos, mariachis, regetones o bandas de rock.

He aquí el tiempo de los asesinos. Es una atrocidad histórica como las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, como Vietnam o como Irak. Son crímenes de lesa humanidad que simbolizan violación, mutilación y humillación, usadas con placer de clase incluso promovidos por los “mass media”. Es la industria de una semiótica fúnebre generada como insulto de clase contra la conciencia humana. Las muertas se reducen a estadísticas que nadie quiere conocer y se apilan en una zona oscura de la memoria colectiva para que no estorben antes, durante y después del asesinato próximo. Por cierto la palabra “feminicidio” también sirve, paradójicamente, para esconder el horror parido por el capitalismo. Por eso la difunden con furor algunos moralistas conservadores que se escandalizan, sólo, mientras llega la publicidad de turno. En los feminicidios habita la violencia como solución final que evidencia el anhelo de dominar al otro aniquilarlo. Ejercicio de un poder auto conferido para conducir a la víctima a la totalización de la negación. Poder enano pero poder omnipotente cuya violencia es siempre respuesta aterradora ante el exhibicionismo del poder así sea efímero y robado.

¿Qué significa esto? Una sociedad que tolera y no combate, decididamente, la degradación humana, la violencia y el asesinato, fomenta lo macabro y lo hace crecer. Nos acostumbra a que nada de esto es “grave”, que es parte del “paisaje”, que es una calamidad con la que vivir sin escandalizarse. Que ya nada importa, ni el saqueo, ni la explotación, ni la corrupción. Es el marco perfecto para toda degradación imaginable. Pero la vida es otra cosa y no se debe bajar la guardia, hay que identificar el dolor de la brutalidad sistematizada y luchar organizadamente en su contra. Gran parte de ese dolor es ocasionado por un sistema económico e ideológico diseñado para someternos a todas las patologías del poder. En lo general y en los casos específicos. Es vital luchar contra los feminicidios antes de que la indolencia nos haga cómplices de la lógica que asesina a mujeres. Y pueblos.

Todos los asesinatos de mujeres dejan una marca indeleble en la memoria de los pueblos, dejan tatuada una referencia que desnuda a la cultura y a los valores dominantes. Los asesinos actúan impregnados con los tufos más fétidos y complejos de la ideología del poder dominante y son criaturas dolidas de ser “la gente normal”, de ser humanos de carne y hueso pero hambrientos de poder. Los feminicidios son intentos de dominación monstruosa cuya empatía mediocre conduce a la nada del otro, a la condición de víctima irremediable ahogada con el carisma ideológico del verdugo. La víctima es la realización del exterminio pletórico de un rol macabro en el proceso morboso del homicida y cierta fascinación insólita de origen social siempre en la lógica criminal. Funciona como alegoría amarga de la realidad política, su cultura y valores. Es un poderoso tufo de brutalidad a veces  disfrazado de amor.

Es urgente desarrollar la investigación, el interés semiótico por el homicidio de mujeres. Desarrollar la crítica de cuanto signifique para ser intervenido semióticamente. Cuando un feminicidio está en desarrollo (antes, durante y después de cometido) llega a nosotros inyectado semánticamente con todos los medios. Necesitamos una teoría de acción semiótica que identifique que el asesinato como “sentido” destinado a causar golpes de azoro ¿de qué, a quién? A la víctima al victimario, a quien analice los hechos y sienta compasión por el dolor ajeno y el temor por sufrir lo que lo conduzca a cierto estado de miedo. La representación del asesinato y su realización verdadera deben conocerse desde sus entrañas semánticas. En el alma de las primeras expresiones de pena por quienes han perecido, en el epicentro del tiempo, en la vehemencia de la pasión donde es inevitable examinar y evaluar los aspectos textuales y contextuales, su estética, sus valores comparativos, los móviles y fuentes. Semiótica del feminicidio en las circunstancias que lo hacen índice de efectos  sociales, misterio, venganza…dominio.

Semiótica de los actos secuencias en un feminicidio como plan de horror sobre un plano de las ideas que se ha hecho “natural” porque aniquila y degrada la grandeza de los seres humanos, porque exhibe cierta naturaleza humana abyecta y humillante. Semiótica de la víctima que no lo es sólo del asesinato sino de la cultura, también, de sus sentimientos, del pensamiento, del flujo y reflujo de la pasión criminal sistémica encarnada en un asesino que, también, es víctima del proceso de la muerte generada y que lo aplasta todo con su mazo ideológico. En el asesino habita una semiosis violenta como tormenta de pasión, celos, ambición, venganza, odio… un infierno en él;  y donde nosotros todos habitamos Sale por la tele.

Nos urge una mayor sensibilidad científica ante el horror. ¿Cómo enfrentar semióticamente algo que condenamos moralmente? ¿Todos podríamos sentir impulsos homicidas en algún momento? Nos urge una semiótica detective, crítica que intervenga y transforme. No aceptemos ser superficiales, semiótica como instrumental para desactivar las emboscadas ideológicas burguesas y los fines que fomenta, la cultura, las facultades del espíritu feminicida capitalista que se infiltra en la poesía, la pintura, la música, el cine, que representan el asesinato y crean un placer -y no un rechazo- por tantos crímenes a destajo exhibidos como entretenimiento en todos partes. Placer por el espectáculo mismo de matar, que sea perfecto e impune, el crimen perfecto. Cuando alguien asesina a una mujer, muere su racionalidad íntegramente, su racionalidad creativa, interactiva, plural, dialéctica. Aunque pase en las películas o en las series de Netflix o de Amazon.

Por ejemplo: Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un sólo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista, se repite con frecuencia o no recibe castigo, son los que más tratarán de imitar lo que ven. Los niños con problemas emocionales, de comportamiento, de aprendizaje o del control de sus impulsos puede que sean más fácilmente influenciados por la violencia en la TV. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas. Esto no indica que la violencia en la televisión sea la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es ciertamente un factor contribuyente significativo. (American Academy of Child and Adolescent Psychiatry)

La esencia humana reclama su emancipación revolucionando las relaciones sociales. Eso requiere un humanismo producto de su propia praxis transformándose también en sus propias circunstancias. Humanismo pleno, histórico y creador. Tal humanismo no pudo nacer sino en el corazón mismo de la barbarie capitalista, es su contradicción más aguda. Está llamado a ser fuerza emergente superadora de una etapa histórica mayormente “deshumanizada”, vergonzosa y macabra. Humanismo que debe recoger lo mejor de los seres humanos para hacerse nuevo en nosotros y con nosotros. Humanismo como una concepción lógica de la política y como ética de lo colectivo. Una idea de lo humano que, por tanto, al no echar la filosofía por la borda, permite distinguir con claridad los territorios de sus luchas más concretas e inmediatas. De lo que se trata es de acrisolarlo en la praxis. Estamos a tiempo. Lo peor que puede pasarnos es ser derrotados por la irresponsabilidad, propia y ajena. Ya tenemos suficientes diagnósticos sobre la guerra mediática burguesa; ya tenemos suficientes consecuencias deleznables y excesiva mediocridad y miseria comunicacional. Ya sabemos cómo se entrena, se organiza, se financia y celebra los triunfos la clase que domina las riquezas, el trabajo y las cabezas de la inmensa mayoría de los seres humanos. Ya sabemos de qué es capaz, en lo objetivo y en lo subjetivo, la ideología de la clase dominante para garantizar la enajenación, el saqueo y la explotación.

Urge una guerra abierta contra los prostituyentes, proxenetas y puteros (disfrazados de lo que se disfracen) que reducen a las mujeres a objetos de posesión para cumplir fantasías y placeres que las convierte en “bienes y servicios”. En las sociedades capitalistas hay emboscadas simbólicas (juzgados, fiscalías, academias, iglesias…) que disfrazan al asesino y lo convierten en derecho de dueños o “clientes” de mujeres que en realidad son cómplices activos de la “industria” del odio que crece y se multiplica en feminicidios. Un sistema de “consumidores” de mujeres. Aunque asesinen.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/semiotica-de-los-feminicidios/

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Libro (PDF): Saberes compartidos y saberes comparados: experiencias de investigación en ciencias sociales y humanidades

Reseña: CLACSO

El desarrollo de las Jornadas de estudiantes y tesistas se enmarca en las políticas institucionales de fomento y apoyo a la investigación del Centro de Estudios Avanzados. Desde sus orígenes, hace ya 25 años, el CEA se proyecta como una institución de posgrado que desarrolla actividades de docencia e investigación de carácter multidisciplinario y, en este sentido, la consolidación de espacios de trabajo académico con estudiantes de posgrado constituye un compromiso institucional con la formación de investigadores en ciencias sociales capaces de descifrar los problemas de las sociedades actuales y pensar críticamente su relación con ellas.

  

Autor/a:                               Zanotti, Juan Martín – Tcach, Iván – Siles, Matías – Salamanca Agudelo, Katherine – Ruffini, María Luz – Roqué López, Camila – Rivero, Patricia – Pereira, Andrés – Rivero, Karem – Moreiras, Diego – Autor/a  Montes, María de los Ángeles – Llimós, Ana Gabriela – Falvo, Marina – Decándido, Érica – Coppari, Lucía – Casali, Carolina – Ambort, Matilde – Anastasía, Pilar – Alvites Baiadera, Angélica – Almada, Luciana – Molina, Guadalupe – Compilador/a o Editor/a 
Editorial/Editor: Centro de Estudios Avanzados
Año de publicación:  2016
País (es): Argentina
Idioma: Español
ISBN :  978‐987‐1751‐29‐7
Descarga:   Libro (PDF): Saberes compartidos y saberes comparados : experiencias de investigación en ciencias sociales y humanidades
Fuente e imagen:

 

http://biblioteca.clacso.edu.ar/
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El terrorismo y el género

Por: Miguel Lorente Acosta

Análisis del autor sobre el negacionismo de las Violencias Machistas por parte de la ultraderecha en España para seguir manteniendo la desigualdad de poder entre hombres y mujeres


ETA, una banda terrorista y cruel del pasado, asesinó en 42 años a 855 personas. La violencia de género, una violencia cruel y terrible del presente, ha asesinado a 1072 mujeres en 13 años, y a 37 niños y niñas en siete; sólo en el contexto de las relaciones de pareja. A pesar de esta objetividad, los mismos que echan en cara al Gobierno “pactar” con los que llaman “herederos de ETA”, son los que niegan la existencia de la violencia que hoy, y cada día, sufren las mujeres, sus hijos e hijas.

Una violencia de género que en sus diferentes formas ha golpeado a más de la mitad de las mujeres de nuestro país, concretamente al 57’3%, según la Macroencuesta 2019, y que cada año lo hace sobre más de 2 millones como maltrato en la pareja, sobre unas 400.000 como violencia sexual (dentro y fuera de la pareja), y sobre más de 2 millones como acoso sexual.

Cualquier crítica que se haga sobre ETA es comprensible a raíz de lo que supuso la banda terrorista, lo que resulta sorprendente es que quienes hacen esa crítica sobre la banda terrorista que dejó de existir hace 9 años, sean los mismos partidos y posiciones que niegan la existencia de una violencia que ha asesinado a más mujeres que la banda criminal en la cuarta parte del tiempo de su existencia, y que todavía hoy sigue existiendo, agrediendo y matando a las mujeres.

Unas posiciones y partidos que, además, presentan las leyes democráticas dirigidas a erradicar la violencia de género como una amenaza para los hombres, y hablan de que son criminalizados al mismo tiempo que niegan la amenaza y el terror que viven muchas mujeres.

La violencia, como bien recoge la OMS, no solo es el uso de la fuerza física, sino que sobre ella está la utilización del poder. Y ese poder como capacidad de imponer, determinar, controlar o de amenazar a través del posible recurso a la agresión, es el que condiciona la vida de las mujeres en las relaciones de pareja y en la sociedad. Todo ello gracias a la construcción de una cultura machista que da por válidas y generales las referencias impuestas por los hombres para su beneficio particular, como, por ejemplo, contar con la comprensión, justificación y minimización de la violencia que usan contra las mujeres.

Por eso, ahora que hemos conocido el impacto del confinamiento y de la restricción de la movilidad en nuestras vidas, deberíamos de ser capaces de empatizar con las mujeres, y comprender sus miedos e indignación cuando todavía tienen que escuchar como consejo para que no ser agredidas, expresiones del tipo, “esas no son horas para una mujer”, “esos no son sitios para una mujer”…

La sociedad ha establecido durante siglos un confinamiento social y un toque de queda funcional para las mujeres, bajo la advertencia de que superar esos límites se puede traducir en violencia de género contra ellas, especialmente dentro de la esfera de la violencia sexual, y contar luego con un argumento para responsabilizarlas por haber superado los límites establecidos. En ningún caso se cuestiona la construcción machista de esos límites ni a los hombres que actúan bajo esas referencias, como hemos visto en numerosas ocasiones, entre otras, por ejemplo, en el caso de “la manada” con los ataques y críticas a la víctima, y con toda la campaña en apoyo y defensa de los cinco hombres violadores, incluso desde instituciones como el Parlamento de Andalucía y la Universidad de Santiago de Compostela.

El rechazo a los hechos y las condenas individuales no cuestiona la construcción cultural que da lugar a ellos, sino que son utilizadas como justificación para reforzar un modelo de sociedad que posibilita la violencia de género, y que luego se da por satisfecho cuando condena a unos pocos hombres; puesto que la mayoría de los casos no se denuncian, y de los que se denuncian la mayoría no termina en condena.

El negacionismo de la ultraderecha con el acompañamiento de la derecha demuestra la construcción cultural machista que hay detrás de todo ese entramado, y la estrategia para que no se alcance la Igualdad con el objeto de que el modelo de poder androcéntrico no se vea debilitado ni agitado.

Resulta inadmisible la negación de la violencia de género que hacen desde esas posiciones, y que quien actúa desde las instituciones democráticas presente a una ley orgánica aprobada por unanimidad como una amenaza para los hombres y la convivencia. Sin duda, esta situación describe muy bien la ideología y los intereses de estos partidos, y de muchos que los apoyan desde su machismo interesado y beligerante.

No será terrorismo en sentido tradicional, pero sí es terrorífico para una democracia.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/el-terrorismo-y-el-genero/

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Entrevista Silvia López: «Es una pena idolatrar a Beauvoir mientras sigues sin entenderla»

Entrevista/Noviembre 2020/rebelion.org

Silvia López dirige una colección de libros que trata de guiar en las principales claves del pensamiento de autoras feministas y abrir así la puerta a entenderlas. «No se trata de hacer santas laicas a estas autoras, si no de tener presentes sus polémicas y las cosas que nos pueden revolver», señala.

¿Cuánto conocemos en realidad de las obras de autoras como Simone de Beauvoir o Kate Miller? ¿La etiqueta de autora difícil sobre Butler es real o creada? Y, sobre todo, en estos momentos de auge del fascismo en todo el mundo donde las mujeres son el principal enemigo a combatir, ¿debemos entretenernos en comprender la teoría feminista? La respuesta de Silvia López, investigadora, docente y directora de la colección Las Imprescindibles (Editorial Dos Bigotes) es un rotundo sí. «Parece que cuando hablamos de teoría feminista estamos hablando de conceptos vacíos y no es así, son ideas que nos atraviesan», asegura a Público.

«Las autoras hablan de nuestras vidas con sus propias palabras. Si coges El segundo sexo [obra insignie de Beauvoir] te ves reflejada: habla de maternidad, de la relación con la madre, de los cuidados, la amistad con otras mujeres. Te sientes identificada y revuelve», señala. Pero incide: «Es una pena idolatrar a Beauvoir mientras sigues sin entenderla. Si puedes tener un libro de 100 páginas que te explique sus mil para leerla después, pues mejor».

En el prólogo del primer número de esta colección -que actualmente cuenta con cuatro volúmenes- ya se ve cuál ha sido la raíz del proyecto. La escritora Pilar Bellver firma un texto en el que recuerda que gracias a Marta Harnecker, que tradujo en sus propias palabras a autores políticos, pudo leer después cualquier texto sobre teoría marxista. ¿Y qué ocurriría si alguien nos guiara en las principales claves del pensamiento de autoras feministas y nos abriera así la puerta a entenderlas? Esa fue la propuesta de Bellver a la editorial y confiaron en Silvia López para llevarlo a cabo.

Así, la investigadora sintetiza el pensamiento de intelectuales mujeres que no siempre se las ha considerado como debería o se han creado obstáculos para ser leídas. «Nos movemos mucho por estereotipos. Decimos Butler es difícil. A mí me interesa más si me va a aportar más o menos. Si es muy complicada, pues vamos a leerla juntas». Ella ofrece un análisis sobre sus marcos teóricos y así buscar referentes para enfrentarnos a conflictos entre patriarcado, feminismo y nuevos enfoques. Algo muy necesario hoy día, porque como dice Bellver en el texto de Los cuerpos que importan en Judith Butler: «Necesitamos la teoría feminista para defendernos del fascismo».

«Es un proyecto para pensar en compañía. Las aulas tienen sus límites, porque el pensamiento feminista no llega a todos lados y, cuando lo hace, no llega del todo. La colección es una herramienta que te acompaña si quieres conocer algunas obras feministas necesarias», explica López, que cuenta que empezaron por Butler por ser «una autora viva» y es necesario tener referencias tanto de coetáneas como de nuevas autoras. Siguieron con La política sexual en Kate Miller, ya que es «un texto fundamental sobre la sexualidad en el feminismo radical de los 70»; continuaron con El devenir mujer en Simone de Beauvoir para responder a las numerosos preguntas que su obra central ha despertado durante los años; y su última publicación es El ecofeminismo en Vandana Shiva, demostrando que no toda la teoría feminista debe ser ni occidental ni blanca.

Feminismo interseccional, la clave

Precisamente Vandana Shiva trata en sus obras temas tan pragmáticos como la soberanía alimentaria, el ecologismo, el descolonianismo, la justicia social y, por supuesto, el papel de la mujer en todo ello. ¿Cómo es posible que no sea más conocida, tanto su obra como su activismo, en occidente? «Siempre digo que el pensamiento feminista es un tapiz que se nutre de muchas hebras, con significado propio pero que aportan mucho», comenta López, que sigue: «El objetivo es hacer una colección lo más rica posible para demostrar de dónde beben todos ellos. Habrá que contar en el futuro con feminismo árabe, poner atención a lo que está ocurriendo en Latinoamérica, etc. El feminismo blanco occidental o estadounidense ha copado el debate y necesitamos un traje que no nos apriete las costuras», concluye.

Dentro de esas costuras también está el debate (muchas veces artificial) sobre las mujeres transexuales. La investigadora lo tiene claro: «Sara Ahmed dice que el feminismo es un ejército de abrazos y que nos levanta las unas a las otras. Nadie puede hablar de feminismo cuando está atentando contra vidas que ya son vulnerables». «Para mí, no tiene sentido hablar de feminismo si no lo hacemos hablando de interseccional. Hay autoras que nos explican que las opresiones de género no pueden ser entendidas sin otras como la de clase, migración, etc. Como dice Angela Davis, el objetivo del feminismo debe ser la transformación social», sentencia.

Volviendo a Shiva, la investigadora y también doctora en Ciencias Políticas considera que «poner el feminismo en la esfera del ecologismo más auténtico resulta hasta revolucionario». Más aún cuando al leer a la autora -más concretamente su libro ¿Quién alimenta realmente al mundo? (Capitán Swing)-, vemos claramente que un desastre como el de la pandemia por coronavirus era de esperar. «Todas estas autoras son activistas. Cuando Shiva dice que hay estructuras del capitalismo que nos llevan al desastre estamos hablando de economía, pero también de feminismo, de ecología, de la brecha norte-sur».

Y resalta que Shiva parece que parte de premisas muy concretas, como el hambre o la deforestación del planeta y va demostrando la conexión con otros problemas como la violencia contra la mujer o las malas prácticas, como una consecuencia de lo mismo: el sistema patriarcal y capitalista. «Todas las autoras están haciendo radiografías de nuestro tiempo para que reflexionemos y pasemos a la acción».

De la teoría a la actualidad

Una actualidad que está presente leamos cuando leamos esta colección. Con Los cuerpos que importan en Judith Butler en la mano, lo primero que viene a la mente es la lucha de las mujeres (y hombres) polacos por recuperar el derecho humano tan básico como es el de decidir sobre el embarazo. «En Cuerpos aliados, Butler habla precisamente de la importancia de los cuerpos que salen a la calle para visibilizar los cuerpos que están oprimidos pero a la vez son resistentes. Sirve para movimientos como Occupy Wall Street o para las protestas en Polonia«, reflexiona Silvia López. También recuerda que muchas de las autoras resaltan que los «procesos de precarización no son el problema; es el aislamiento al que nos vemos abocadas». Unión y organización, como el primer paso para curar los males.

 

Portada del libro 'Los cuerpos que importan en Judith Butler'.

Portada del libro Los cuerpos que importan en Judith Butler.

Pero, ¿es casualidad que en todas estas obras de la teoría feminista se encuentren como puntales lo colectivo? «Desde luego, la idea de alianza e interdependencia en el feminismo es básica. Lo encontramos en Davis o en Butler. Ella dice somos seres dependientes, que no es solo un rasgo de la infancia, nos persigue». Por eso, señala Silvia López que con la colección Las Imprescindibles se trata de hablar de frente a frente sobre teoría feminista, independientemente del conocimiento o la especialización que se tenga. Algo que sorprende dentro de la academia, de donde proviene. «Era un convencimiento de inicio: hacer algo entendible y agradable. No se trata de hacer santas laicas a estas autoras, sino de tener presentes sus polémicas y las cosas que nos pueden revolver». «Eran mujeres intentando resolver problemas», puntualiza.

Por eso, gracias a la obra de López es tan sencillo concretar cuáles son los problemas estructurales de los que ellas hablan y cuáles las consecuencias coetáneas que sufrimos. «La idea es que identifiquemos qué es lo que nos deja respirar, como decía Butler, e identifiquemos qué políticas nos están haciendo peor la vida», reconoce Silvia López, que finaliza recordando que gracias a las editoriales pequeñas y las librerías especializadas se atesora un valor intelectual y activista del feminismo incalculable. «Comienzan hablando del libro y acabas hablando de ti misma», recuerda.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/es-una-pena-idolatrar-a-beauvoir-mientras-sigues-sin-entenderla/

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Urge ampliar los programas de educación para prevenir la violencia de género en Puerto Rico

Centroamérica/Puerto rico/Noviembre 2020/elnuevodia.com

La esfuerzos para erradicar la violencia de género se debe centrar en llevar mensajes claros, coincidieron expertas

Los trabajos para erradicar la violencia de género de cualquier sociedad están anclados en la educación, pero una educación que trascienda los salones de clases para llevar información, recomendaciones y estrategias de paz a hogares, agencias de gobierno, lugares de trabajo y espacios públicos.

“Es algo que tiene que ser continuo”, indicó la copresidenta de la Fundación de Mujeres en Puerto RicoSara Benítez.

Por años, en Puerto Rico se ha debatido, y utilizado como balón político, la implementación de un currículo de enseñanza de equidad de género en las escuelas públicas como un instrumento para prevenir la violencia de género, particularmente contra las mujeres, apuntó la presidenta del Colegio de Profesionales del Trabajo SocialMabel López Ortiz.

“Nosotros le apostamos a la prevención y por eso nos hemos sumado a las voces que han solicitar integrar el currículo de perspectiva de género en las escuelas. Pero esto no nos dará cambios drásticos o inmediatos, son cambios en futuras generaciones, que tendrán formas de relacionarse diferentes”, sostuvo la trabajadora social. “Pero es algo que se tiene que ver en todos los espacios, no solo en las escuelas. Hay países que han adoptado la perspectiva de género en todas las organizaciones formales e informales, en todos los espacios, ya que el asunto de género genera una transformación estructural. Lo han adoptado y les ha resultado en derrotar la inequidad”, añadió.

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Berracas: las mujeres colombianas víctimas del conflicto armado que construyen la paz en sus territorios

Reseñas/Colombia/Noviembre 2020/Autora: Laura Casamitjana García/eldiariodelaeducacion

  • “En el territorio hay mujeres que le ponen el alma, que son berracas y que sin duda marcan y marcarán la historia”. Una historia precedida por la violencia sin tregua. En las cordilleras que rodean el departamento del Tolima, Colombia, nació el conflicto armado que ha azotado durante tantas décadas el país: allí surgió la “República de Marquetalia”, el hecho histórico que determinaría el nacimiento de las FARC como grupo armado activo. Una trayectoria de hostilidad que ha afectado directamente a la población civil y que, a día de hoy, con la poca implementación de los acuerdos de paz firmados en la Habana en 2016, sus habitantes siguen pagando.

ecesitamos mujeres berracas, que digan: vamos a salir adelante, entre todas podemos”, señala Ángela Patricia Arias. Es una mujer que, pese a su juventud, vivió una época en la que la guerra le tocó de forma directa. Ha vuelto a su territorio, del que tuvo que marchar —el desplazamiento forzado es la victimización por excelencia que ha dejado la actividad bélica—, y ahora lidera un proyecto de desarrollo productivo para las mujeres de la región. “Sé que de cierta manera he logrado sembrar una semilla. Si en algún momento la fundación se retirara, sé que van a quedar mujeres empoderadas que van a poder empoderar a otras”, dice con orgullo la lideresa. Si bien la reputación del Tolima es la de haber sido la cuna de la guerra, las mujeres víctimas-supervivientes toman el timón para reescribir el presente y el futuro: están decididas a que su región sea reparada, a convertir lo marcado por la violencia en el punto de partida de la paz.

El proyecto “Berracas” recoge a través de cápsulas audiovisuales, perfiles de las mujeres y reportajes de la historia personal de diez lideresas sociales de Tolima que trabajan incansablemente por la reconstrucción social en sus territorios. Con la voluntad de tejer un relato polifónico centrado en la narración de las mujeres víctimas del conflicto armado, el proyecto pone énfasis en la historia de vida de las mujeres, las mayores afectadas por la guerra, y las cuales tienen una memoria particular que nunca ha figurado en los discursos históricamente hegemónicos y machistas. Evidenciar las visiones que existen en la sociedad colombiana sobre su propia guerra es clave para contribuir a que la misma sociedad sea capaz de reconocer —a través de las mujeres como símbolo de fortaleza y unidad social— la multiplicidad de voces y miradas sobre el conflicto armado colombiano. Se trata de exponer la memoria y sus voces para poner de relieve que detrás de las cifras y la historia oficial hay personas que han vivido marcadas por la violencia y que trabajan por construir un futuro mejor. En concreto, esas personas históricamente silenciadas: ellas.

“Las mujeres hemos sido vistas como un botín de guerra”, afirma Ángela Patricia. Las estructuras patriarcales y la cultura machista trascienden las dinámicas bélicas y establecen sus lógicas y mecanismos transversales en los cuerpos de las mujeres, reducidas a unidad territorial conquistable: paralelamente al conflicto armado, existe una guerra particular contra las mujeres. Además de ser víctimas del conflicto, son víctimas de la violencia machista, el daño hacía ellas se menciona como un “asunto colateral”, concibiendo la idea de utilizar a las mujeres para infligir daño al enemigo o generar pánico en la población. Su narración, su dolor, se ven abocados a una trinchera de silencio. Pero esos engranajes bélicos que las instrumentalizan quedan marcados en sus vidas para siempre.

“El tema del género ha sido una lucha constante. Nosotras nos vamos ganando los espacios, vamos ganando a través de hacer. Las mujeres son muy capaces de emprender procesos productivos, sociales, educativos. Así que seguiremos con eso, empoderando a más mujeres. Somos las que tenemos mayor capacidad de gestionar y contribuir en el desarrollo municipal, regional, encabezando la construcción de una paz estable y duradera”, concluye la lideresa.

Sus historias y la lucha de las colombianas por la paz inician hoy un recorrido en Catalunya Plural y El Diario de la Educación. En el primer capítulo de sus vidas, Leonoricel Villamil, concejala y lideresa de Gaitania, explica sus pérdidas y su dolor, pero sobre todo, su fortaleza para reconstruir un proyecto productivo con sabor a café tolimense.
Al mismo tiempo, presentamos la primera parte del reportaje “El papel de las mujeres en la construcción de la paz en Colombia”, que detalla la lucha histórica de las mujeres para ser parte de los acuerdos de paz firmados en el país.
“Mujeres víctimas-supervivientes del conflicto armado en Colombia: un modelo de perdón, empoderamiento y reconciliación nacional” es un proyecto de investigación periodística financiado por el Instituto Catalán Internacional para la Paz (ICIP) y en el que han participado investigadoras y periodistas de la Universitat Autònoma de Barcelona, de la Universidad del Tolima (Colombia) y de la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (Colombia). Hoy inicia su difusión periodística a través de la cooperación con la Fundación Catalunya Plural, colaboradora del proyecto desde su presentación para financiación, en 2018.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/educacion-por-la-paz/2020/11/25/berracas-las-mujeres-colombianas-victimas-del-conflicto-armado-que-construyen-la-paz-en-sus-territorios/

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Mundo. Violencia de género: ¿Cuáles son las frases machistas más usadas?

Mundo/22-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.republica.com.uy

Un estudio de la campaña #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras.

Un equipo de lingüistas relevó las frases más comunes que utilizan las personas que ejercen violencia de género en distintas partes del mundo. «Sos mía, de nadie más», «si no estás conmigo, no estás con nadie», «calladita te ves más bonita», «acá se hace lo que dijo yo», son algunas de las expresiones machistas más utilizadas en todo el mundo.

El análisis fue elaborado por especialistas de la aplicación para el aprendizaje de idiomas Babbel, en coincidencia con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemorará el 25 de noviembre.

«Si consideramos que el lenguaje es el filtro principal a través del cual percibimos el mundo, es evidente que afecta a la forma en que nos relacionamos y hacemos juicios sobre los demás», explicó la doctora en lingüística Rita Santoyo Venegas.

La experta del departamento de Didáctica de Babbel señaló que «la palabra tiene un gran poder, y lamentablemente hay muchas expresiones cotidianas que confirman el sesgo subconsciente de que los hombres son intelectual, física y moralmente superiores a las mujeres, y erosionando su libertad y autoconfianza».

En la Argentina y el resto del mundo, el análisis de cómo los hombres violentos hablan a sus parejas demuestra muchas similitudes, aseguró el equipo de lingüistas. Se ejerce una violencia psicológica haciéndose pasar por expresiones de amor o halagos, «cuando en realidad revelan la intención de tener control sobre la otra persona». Aquellos discursos quedan ejemplificados en los siguientes casos: «sos mía, de nadie más»; «si no estás conmigo, no estás con nadie» o «calladita te ves más bonita».

Los especialistas remarcaron, además, las palabras que «degradan la autoestima de la mujer o le impiden creer que puede valerse por sí misma». «Las mujeres atrapadas en una relación abusiva encuentran dificultad en liberarse porque el abusador las humilla y las rebaja hasta aniquilar la fuerza y la autoestima necesarias para salir de la relación», indicaron, y marcaron como ejemplo las frases «callate, a nadie le interesa lo que tenés para decir», «nadie te va a creer», «acá se hace lo que digo yo», «yo te voy a cuidar» y «con ese carácter, nadie te va a aguantar.»

Como ejemplo en otros países citaron: «Sei pazza, non è mai successo, ti inventi tutto» («Estás loca, nunca pasó, te inventas todo» – Italia) y «women say ‘no’ when they mean ‘yes’» («Las mujeres dicen ‘No», cuando en realidad quieren decir ‘Si´» – Países de habla inglesa).

También expresiones que ubican a la víctima como la responsable del maltrato, en cuyos casos la responsabilidad por la violencia sufrida radica en la víctima, absolviendo al agresor: «mirá cómo me ponés», «vos te lo buscaste» o «se lo buscó por andar vestida así». Al respecto, en otros idiomas utilizan «mulher tem de se dar ao respeito.» («una mujer debe inspirar respeto» – portugués), o «Passer sous le bureau» («ven debajo del escritorio» – asociado al acoso sexual en el trabajo – Francia).

Por último, añadieron que el miedo a morir o para proteger a sus seres queridos, son algunos de los motivos por los cuales muchas mujeres permanecen en situaciones de maltrato o evitan denunciar a sus agresores. Dentro de este tópico se hallan frases como «no voy a permitir que estés con otra persona», «si me dejás, me mato» o «si lo contás, te mato».

A modo de conclusión, la doctora Santoyo Vanegas indicó que «la violencia empieza en las palabras. Es tiempo de dirigir nuestra atención hacia el discurso que refuerza muchas veces los prejuicios de una sociedad patriarcal. Expresiones como las manifestadas son los primeros signos que determinan una relación abusiva y deben encender una luz de alerta en las personas para prevenir hechos más graves».

Con el objetivo de reducir la violencia generando conciencia lingüística, la App invita a todas las mujeres del mundo a difundir en redes sociales las frases que hayan escuchado en primera persona por su condición de género a través del hashtag #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras.

Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/violencia-de-genero-cuales-son-las-frases-machistas-mas-usadas-id799399/

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