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Libro: Política de sexos (PDF)

Autora:  Sylviane Agacinski

Fecha de la edición: 1998

ISBN: 84-306-0321-2

Sinopsis: En 1996 un grupo de mujeres francesas firmaron un manifiesto a favor de la paridad, de la igualdad de representación en la Asamblea Nacional. Sylviane Agacinski, filósofa, feminista y militante socialista, apuesta por la paridad en política y por una nueva postura filosófica. En su teoría pone en duda la jerarquía de los sexos y el predominio de los valores masculinos, a la vez que critica el feminismo más radical. Esta toma de posición política defiende, en definitiva, el carácter mixto de la humanidad y propugna el entendimiento, dentro del reconocimiento de las diferencias, entre ambos sexos.

Descargar aquí: https://mega.nz/#!XvQhEQTB!kqfaIBPzAiFBkA7cy8zpkyt4O_QwQ1rIgFyo-rteF1M

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Y después del 8M ¿Qué?

Por: Jaume Carbonell

La larga y meritoria lucha por la liberación de la mujer y la abolición del patriarcado tiene lugar en varios espacios: también en la educación desde la primera infancia.

Todas las previsiones apuntan a que dentro de un par de días las calles se llenarán con el grito de mujeres de todas las edades -también de hombres- en una jornada donde, a buen seguro, la fiesta se mezclará con la indignación para denunciar todo tipo de discriminaciones, así como el machismo tóxico que pervive y que puede recrudecerse si se imponen las políticas ultraconservadoras de viejos y nuevos actores políticos. Esta nueva oleada feminista, vista como una nueva revolución social, celebra conquistas, señala reivindicaciones pendientes, condena todo tipo de agresiones y acosos, y rechaza las amenazas involucionistas. Y se ponen de relieve las desigualdades y estereotipos en el mundo laboral y de la empresa, en la ciencia y el deporte, en la política y la justicia, en el hogar y en el cuidado de las personas. El tema adquiere una creciente relevancia en los medios de comunicación y en los distintos entornos laborales y sociales.

Pero, ¿cuál es el impacto en los centros educativos? El año pasado, por estas mismas fechas, visité un instituto donde las paredes estaban plagadas de murales en torno al trabajo al 8-M y los derechos de las mujeres. También presencié una conferencia debate en otro centro sobre la misma problemática, donde una buena parte de las voces masculinas no invitaban precisamente al optimismo. En estos y en otros casos menudean las intervenciones puntuales sin ningún recorrido posterior. El reto consiste en articular una intervención permanente en relación a la educación no sexista que impregne los contenidos de todas las áreas curriculares, las relaciones que se establecen entre chicas y chicos tanto en el aula como en el patio, las actitudes y valores que se trabajan, el lenguaje que se utiliza y la calidad de los vínculos afectivos que se establecen.

La LOGSE, una de las leyes educativas más emblemáticas de la democracia, contemplaba los llamados ejes o temas transversales entre los cuales se incluían la coeducación y la educación afectivo-sexual. Una apuesta que esperaba superar el tratamiento parcial de una asignatura para darle una perspectiva interdisciplinar y global, en la medida que atañe al sentido de la educación en su conjunto. No hubo tiempo de evaluar el éxito de este planteamiento porque, justo cuando empezaban a consolidarse programas, con materiales y actividades de gran interés, llegó otra ley educativa y frustró el intento. Pero quedaron semillas que de modo lento y discontinuo han ido fructificando en algunos lugares.

Se ha repetido hasta la saciedad: los estereotipos machistas se construyen desde la primera infancia y, por tanto, hay que tratar de liberarlos mediante una sostenida intervención coeducadora y de educación afectivo-sexual a lo largo de la escolaridad. Una tarea que compromete a todo el profesorado. Las iniciativas parciales que funcionan en algunos centros son muy diversas: comisiones de género con la participación de los diversos agentes de la comunidad educativa; diversificación de los usos del patio que suele estar ocupado por la práctica del fútbol por parte de los chicos; creación de equipos deportivos mixtos con nuevos códigos de comportamiento; utilización conjunta de juguetes y juegos estereotipados sexualmente; realización de tareas compartidas de cocina, limpieza y mantenimiento tanto en la escuela como en las colonias y campamentos; organización de debates y conversaciones donde afloren emociones y sentimientos reprimidos, el respeto y otros valores genuinos de una conversación democrática e igualitaria; clubes de lectura y cine donde se muestren referentes de la lucha por la dignificación de la mujer y otros ejemplos masculinos; exposición de testimonios que enseñen los distintos rostros de la discriminación y las luchas por la liberación de la mujer. En algunos lugares ya existen programas que incorporan estas y otras iniciativas, pero convienen que se extiendan y generalicen, tanto en los centros educativos como en la familia y los medios de comunicación. Porque no conviene olvidar que la educación es más, mucho más que escuela.

La lucha por la igualdad de la mujer es más que un derecho: es la condición necesaria para la dignificación de sus vidas y para la consecución de la plena justicia y libertad. Es una nueva mirada sobre la vida compartida que también beneficia a los hombres. Mucho habrá que andar para lograr la paridad y la violencia cero en el camino por la abolición del patriarcado. De ahí la importancia de que el 8-M, esta jornada histórica, se prolongue a lo largo del año.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/03/06/y-despues-del-8m-que/

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El 8-M en Grecia, que este año tendrá su primera huelga feminista

Europa/Grecia/07 Marzo 2019/Fuente: Blogs20minutos 

Había dos ocasiones en las que mi madre me preguntaba qué comida me gustaría que me hiciera: el día de mi cumpleaños y el 8 de marzoDesde mi infancia tenía muy presente el Día de la Mujer. En Grecia siempre ha sido una fecha destacada en el calendario anual. Las reservas en restaurantes y centros de ocio se hacían incluso con un mes de antelación.

Hasta hace unos diez años todas las mujeres se levantaban pronto por la mañana para arreglarse un poco más de lo habitual e ir a sus trabajos. Las amas de casa se tomaban tranquilamente su café viendo la televisión, leyendo algún libro o periódico y luego abandonaban sus casas sin entretenerse con otras tareas. Mi madre se quedaba a cocinar, pero solo para contentar a sus hijas.

Algunas recibían flores de sus maridos como muestra de aprecio por todo lo que aportaban y para ‘’celebrar lo bonito (la mujer) con algo bonito (el detalle que fuera)’’. Cuando llegaba la tarde, las mujeres trabajadoras salían a cenar y a tomar unas copas con sus compañeras y amigas. Los hombres se quedaban en casa como si fuera un día cualquiera con la diferencia que, a falta de sus mujeres, deberían ocuparse ellos de los niños y de la casa.

Así es como recuerdo ese día, como un cumpleaños colectivo que tenían derecho a celebrar solo las de mi género. Todo era alegría, risas, fiesta y feminidad. Y este viernes, por un año más, las griegas abandonarán sus casas para estar en la calle junto a sus compañeras y amigas.

Pero esta vez lo harán porque están convocadas a huelga general. Por primera vez en la historia de Grecia se organiza una manifestación masiva y paros laborales el Día de la Mujer. También es la primera vez en muchos años que no he leído en ningún medio generalista las palabras ‘’sexo débil’’. Las han sustituido por ‘’feminismo’’.

Los últimos años tenemos más información que nunca sobre los orígenes de este movimiento y de sus aplicaciones actuales. Mujeres de todas las edades ayudan a hacer eco de los derechos de la mujer en la sociedad y a velar por estos con la creación de asociaciones y espacios divulgativos. Leyendo sus textos, sus peticiones y sus propuestas, se entiende que su objetivo principal es inspirar a todas las personas a cambiar el mundo para hacerlo más justo e igualitario para todos.

Si antes la celebración tradicional parecía propia de una especie de colectivo, la de hoy en día es una invitación abierta que necesita más participación y menos individualismo. Son mujeres que quieren hacerse oír de la misma manera que ellas habían prestado el oído siempre. Es por ello, también, que todas toman como ejemplo los discursos que se realizan en otros países. La movilización de las feministas del año pasado en España sigue siendo insuperable para los griegos. Todavía utilizan cifras y frases de aquel 8-M para expresar la seriedad de sus preocupaciones y sus deseos, ya que la condición de la condición de la mujer en la sociedad griega es bastante parecida.

Un apunte importante es que en mi país no existe el término ‘feminazi’. Tenía que dejarlo caer porque es algo que me enorgullece. Entiendo que reflexionar o incluso tener que desmontar por completo tus teorías más básicas acerca del cómo funciona el mundo a tu alrededor, no es una tarea fácil. Es normal que al principio te genere rechazo o te haga distanciarte de esta nueva cosa que tanto te impacta. Pasamos muchos años construyendo nuestro mundo interior como para que un día venga alguien y le dé una vuelta de 360º. Hasta que te das cuenta de que nadie te pide destruir partes de tu mundo, sino que lo complementes dejando el mismo espacio y dando las mismas oportunidades a todas las personas con los ojos cerrados, sin mirar a su género. Es por eso, que la huelga de esta semana no ha recibido ninguna mala crítica ni ha sido saboteada por los jefes de estas mujeres que han decidido participar y faltar de sus puestos. En cambio, ha sido aplaudida y los hombres han mostrado su interés por unirse a la jornada, al igual que muchos otros compañeros suyos ya están apoyando la obra de aquellas feministas que divulgan a diario este mismo mensaje.

Hablando de feminazis… siquiera la extrema derecha se ha pronunciado en contra de la celebración de este día o del rol que están asumiendo las mujeres. Fue una auténtica sorpresa comprobar que Amanecer Dorado, el partido ultraderechista de Grecia, no solo conmemora el 8-M, sino que además critica la manera con la que se ha celebrado durante estos años. ‘’Si necesitamos un ‘aniversario’ para las mujeres para que salgan en modo de manada y festejar en las distintas discotecas y bares, muy bien.. hemos logrado convertirnos en una orgía consumidora y hemos fallado en ser una sociedad humanista’’, escribe una mujer miembro del partido. ‘’Hemos fallado en mostrar que pertenecemos en una sociedad verdaderamente desarrollada. Hay niñas que siguen enfrentándose a mutilaciones genitales o que no tienen acceso a la educación básica, mientras nosotras disfrutamos con el día que se nos ha dedicado. ¿Así es como se ve lo que han ganado las mujeres después de tantos años luchando? ¿A esto es a lo que les ha llevado su desarrollo social y laboral?’’, añade en su reflexión.

Resumiendo lo anterior, este año las mujeres han dado la misma cita y su plan es disfrutar manifestando su derecho a reivindicarse más que nunca en su día.

(JORGE PARÍS)

Fuente: https://blogs.20minutos.es/en-espana/2019/03/06/el-8-m-en-grecia-que-este-ano-tendra-su-primera-huelga-feminista/

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La absurda razón por la que miles de niñas dejan la escuela en la India

Asia/India/28 Febrero 2019/Fuente: Semana

Poco se habla de las dificultades que viven cientos de mujeres en el mundo por la menstruación. En el país asiático millones de ellas ni siquiera pueden estudiar porque les llega el periodo. ¿Por qué es tan grave esta problemática?

En la edición 41 de los premios Oscar que se entregaron este domingo, el corto “Period. End the sentence.” ganó la estatuilla a mejor cortometraje documental. El filme relata la experiencia de diferentes mujeres indias que luchan contra el estigma de la menstruación.

“No puedo creer que un filme sobre el periodo gane un Oscar”, dijo Rayka Zehtabchi, directora del documental, cuando recibió el galardón.

Y es que este es un tema del que poco se habla en todo el mundo. Un director anónimo de la Academia incluso dijo al Hollywood Reporter, días antes de la ceremonia, que, “aunque el documental está bien hecho, no creo que los miembros voten por él, porque es un tema un poco asqueroso para los hombres”.

A pesar de eso, es un tema muy relevante en muchas partes del mundo. En India cerca de 23 millones de niñas se retiran del colegio anualmente cuando empiezan la pubertad porque les llega el periodo. Eso es el 17% de toda la población escolar en bachillerato, que deja de estudiar por la única razón de ser mujer.

¿Cómo es que un proceso natural aparta de la escuela a una considerable parte de la población femenina? ¿Por qué hace sentido que la Academia le haya entregado la estatuilla a un cortometraje que habla y pretende generar conciencia sobre este asunto?

Un tema tabú
Todo se origina en un tema cultural. Según un estudio de Dasra, una ONG que opera en la región, un sorprendente 70% de las mujeres indias con hijas adolescentes considera que la menstruación es “sucia”. Por eso, pocas hablan con sus hijas sobre el periodo. En 2012, solo el 38% de las niñas adolescentes había tenido esta conversación con sus familias, incluso después de que les llegara.

Esa falta de entendimiento se traduce en pobres prácticas de higiene menstrual. En las regiones apartadas de India, las mujeres no suelen usar toallas higiénicas, bien sea porque les da pena comprarlas o porque son muy caras para la población más pobre. 70% de las familias dice no poder comprarlas por falta de presupuesto.

Por otro lado, muchas mujeres del campo tienen una noción cultural que riñe con las buenas prácticas de higiene menstrual. “Se resisten a usar una toalla higiénica porque es difícil deshacerse de ella. Temen que caigan en las manos equivocadas y alguien pueda usar magia negra contra ellas”, señala Rani Bang en su libro “Poniendo a las mujeres primero: mujeres y salud en las comunidades rurales”.

En algunos Estados, como Tamil Nadu, hasta un 79% de las mujeres desconocen cualquier práctica de higiene menstrual. La cifra también es grave en Uttar Pradesh (66%), Rajasthan (56%) y Bengala Occidental (51%), señala una encuesta de Unicef.

La costumbre en buena parte de las mujeres es usar productos caseros, como trapos o trozos de camisas, para manejar el periodo.

Eso puede llevar a problemas de salud, desde infecciones en el tracto urinario hasta cáncer . De hecho, en India se reportan cerca de 60.000 muertes por cáncer cervical al año -la tercera parte de todos los casos a nivel mundial-, y dos tercios de ellos se atribuyen a malas prácticas de higiene menstrual.

A eso se le suma una precaria infraestructura en las instituciones educativas, donde 40% de todas las escuelas oficiales carecen de una batería sanitaria y otro 40% tiene solo una unisex.

Como consecuencia, muchas jóvenes, prefieren cambiarse las toallas higiénicas (o las telas que improvisan) en su casa, aunque tengan que caminar varios kilómetros. No una, sino varias veces al día. O, sencillamente, abandonar la escuela.

Eso ha llevado a una fuerte disparidad de género. Según estadísticas de Global Vision International, entre 2006 y 2010 solo 26% de las niñas de India culminaron el ciclo de educación escolar, comparado con el 50% de los niños. En los últimos años, esa tendencia ha dado un giro drástico, y las proporciones de cobertura está casi a la par.

Pero el alto número de niñas desertoras sigue siendo una preocupación mayor para el gobierno indio. En especial, si se suma a otros factores que todavía contribuyen a la deserción y al bajo rendimiento escolar de las mujeres, como el matrimonio temprano (una práctica cada vez más en desuso, pero todavía vigente en algunas familias) y una cultura machista en general.

Un problema mundial
Ahora, esta  problemática no se restringe a India. En Nepal y Afganistán el problema es similar, y 30% de las estudiantes prefieren ausentarse de clases durante su periodo.

Así mismo, es muy diciente que un programa consistente en llevar baterías sanitarias a las escuelas rurales de Bangladés aumentó la participación un 11%

En África también existe este problema, especialmente por las dificultades económicas de acceso a métodos de higiene menstrual. En KeniaGhana y Uganda, cerca del 50% de las niñas no tienen acceso a toallas higiénicas.

Un estudio en Etiopía encontró que la mitad de las estudiantes perdían entre uno y cuatro días de escuela al mes por la menstruación. De hecho, un reporte de la Unesco sugiere que una de cada 10 jóvenes en África Subsahariana pierde clases cuando les llega el periodo.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/las-ninas-en-india-no-pueden-ir-al-colegio-por-la-menstruacion/602981

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Cerca de 540 mujeres fueron agredidas por hora en Brasil en 2018

América del sur/Brasil/28 Febrero 2019/Fuente: Prensa Latina

Un total de 536 mujeres fueron agredidas por hora en este país durante 2018, según el estudio Visible e Invisible: la victimización de mujeres en Brasil, realizado por el Foro de Seguridad Pública, divulgado hoy.
Los datos muestran que la mayoría de los casos de violencia contra la mujer son practicados por un conocido. Casi un 24 por ciento de esas víctimas relatan que fueron agredidas por un asociado, 21 por el vecino y 15 por excompañero.

La directora del Foro Brasileño de Seguridad Pública, Samira Bueno, alertó sobre el crecimiento de la violencia en el ámbito privado.

Tres por ciento de las entrevistadas cuentan que sufrieron algún tipo de violencia en un bar o establecimiento nocturno, un ocho en el trabajo o Internet, un 29 fueron víctimas en la calle y un 42 agredidas en casa.

De los 16 millones de brasileñas que sufrieron algún tipo de violencia, casi un 43 por ciento son jóvenes entre 16 y 24 años.

Las mujeres con educación media o superior reportan más casos de acoso y agresiones que aquellas que solo cursaron la enseñanza básica.

Para Samira Bueno, del Foro Brasileño de Seguridad Pública, el dato muestra que la información es el camino para la denuncia.

Al menos 52 por ciento de las víctimas de la violencia no hicieron nada después de sufrir una agresión. Solo un 10 por ciento buscó una comisaría especializada y un ocho una común.

Por otra parte, el 59 por ciento de la población afirma haber visto a una mujer siendo agredida física o verbalmente el pasado año.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=256335&SEO=cerca-de-540-mujeres-fueron-agredidas-por-hora-en-brasil-en-2018
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Inglaterra: Mujeres con motivos para temer a los hombres

Europa/Reino Unido/28 Febrero 2019/Fuente: El país

Un centro psiquiátrico británico con toda la plantilla femenina asiste a maltratadas que no quieren ser atendidas por varones

Una habitación propia no es solo un espacio físico. Es una geografía íntima, un símbolo de autonomía. Hace casi un siglo, Virginia Woolf se preguntaba qué necesitaban las mujeres para escribir. Y hace tan solo dos décadas, una enfermera inglesa, Shirley McNicholas, se preguntaba qué necesitan las mujeres. Así, a secas. Con esta idea nació la residencia Drayton Park de Londres, una casa de crisis (crisis house)pensada para ser una alternativa a la hospitalización psiquiátrica tradicional. Aquí ingresan de forma voluntaria las mujeres que tienen un episodio de sufrimiento psíquico, también las que tienen hijos y no pueden dejarlos con un familiar. Forma parte del NHS, el sistema público de salud del Reino Unido, y lleva en funcionamiento desde 1995.

Ese año, McNicholas decidió desafiar la psiquiatría hegemónica que obviaba por qué las mujeres desarrollaban problemas específicos de salud mental. “Yo trabajaba en un hospital público, en la planta de salud mental. Veía cómo ataban a las pacientes y las medicaban sin preguntarles qué les ocurría realmente. Estaba muy involucrada en el movimiento feminista y veía que las mujeres de mi alrededor habían sufrido violaciones, abuso sexual, violencia física y psicológica por parte de sus parejas…”, relata. Se reunieron durante un año y recibieron una subvención del Gobierno para ponerlo en marcha. “Diseñamos un sistema diferente para acompañar a mujeres a quienes el simple hecho de que el profesional del hospital fuese un hombre ya las aterraba, por todo el maltrato que habían sufrido por parte de hombres a lo largo de su vida”, explica.

La de Drayton Park es la primera y única crisis house en el mundo dirigida solo por y para mujeres. Además, en esta está permitido que las mujeres ingresen con sus hijos. “La casa puede albergar a cuatro menores a la vez. Aquí vienen muchas madres solteras; mujeres que han sido maltratadas, que han conseguido salir de esa relación de violencia pero que están solas en la crianza. Suelen tener problemas de ansiedad y depresión a causa del maltrato y, aunque consiguen sacar al niño adelante, a veces tienen una crisis. Esta casa es perfecta para ellas porque en una unidad psiquiátrica convencional no se permitiría el ingreso con menores”.

Joyce (29 años) pide no incluir su nombre real en este reportaje: “No quiero que el día de mañana mi hijo se entere por Internet de que su madre era violada por su padre”. Tras una crisis de ansiedad, ingresó por voluntad propia en Drayton Park. “Me fui de casa tras una discusión muy violenta con mi novio. Una vecina me había hablado de la crisis house, no sabía dónde ir así que me presenté allí”, explica.

Cuando llega una mujer con hijos, se evalúa la situación. “Muchas vienen antes de que la crisis se agrave, evitando dos cosas: el ingreso involuntario en un hospital cuando la situación ya es insostenible y que Servicios Sociales se hagan cargo del menor”, señala McNicholas.

Otro de los objetivos de este proyecto es evitar que las pacientes revivan traumas pasados. Es el caso de Andie Rose, que durante 10 años, antes de llegar a Drayton Park, entraba y salía de hospitales psiquiátricos. “Me ingresaban una y otra vez contra mi voluntad, sin que yo pudiese explicar por qué vivía aterrorizada o por qué quería autolesionarme”, comenta.

Rose solía romper ventanas para hacerse cortes con los cristales. Su peor recuerdo, sin embargo, es verse tumbada en una cama de hospital mientras la ataban. Correas que trepaban y se enroscaban en su cuerpo como lenguas de serpiente. “Cada ingreso era una pesadilla. Había sufrido abusos sexuales y maltrato, y el personal que me atendía y me ataba estaba todo compuesto por hombres. Eso lo hacía todo aún peor. Me sentía como un animal. Llegué a un punto en el que prefería morirme antes que volver a entrar en un hospital”, explica. En 2004 conoció la iniciativa de Drayton Park y asegura que su vida cambió: “En mis peores crisis, siempre he venido aquí”.

Este centro tiene capacidad para albergar a 12 mujeres, cada una en una habitación propia con cama, sábanas con estampados —no blancas como en los hospitales—, un armario y un baño. “Es como estar realmente en una casa”, señala Rose. Cada residente tiene la llave de su habitación. Al principio se habla con ellas de las normas: no se pueden consumir drogas ni alcohol. “Si alguna mujer tiene ganas de hacerlo, se habla con ella y se le ofrecen otras alternativas. Lo mismo ocurre con la autolesión. Si quieren hacerse daño, hablamos con ellas. En el caso de que quieran hacerlo, les podemos ofrecer cuchillas limpias para que no haya infecciones”, explica McNicholas. Siempre se les ofrecen opciones: una ducha caliente, hablar, un masaje, chillar en una habitación… “Prohibirles hacer algo es contraproducente. La realidad es que la inmensa mayoría acaban por preferir una de estas alternativas antes que autolesionarse”.

En el caso de Rose ha sido así. “Al principio quería hacerme daño constantemente. Ellas me ayudaron a canalizar ese dolor de otras formas. Me escuchaban sin asustarse de lo que les contaba. Las últimas veces que he autoingresado aquí ni siquiera he pensado en cortarme”, asegura.

Llamar antes de entrar

El equipo está compuesto por diez profesionales (trabajadoras sociales, psicólogas y enfermeras) disponibles las 24 horas. Las mujeres en crisis pueden estar un máximo de cuatro semanas, aunque la media de estancia es de 19 días. Cada mañana, una trabajadora se acerca a las habitaciones para preguntarles qué tal están. “La regla es que nunca se entra en una habitación sin permiso. Se llama a la puerta tres veces y si no contesta, avisamos de que vamos a entrar para ver si están bien”, apunta McNicholas. Forma parte de lo que llaman alianza terapéutica: “Aunque sea para decir que no tienen ganas de hablar, todas responden porque sienten que pueden decidir qué quieren hacer. Esto, unido a que el ingreso es voluntario, les da control y la relación de poder cambia”.

Además, el NHS incluye el servicio de acompañamiento posterior. Beatriz, una enfermera española en Londres, forma parte del equipo de crisis y explica que realizan un seguimiento a pacientes con problemas de salud mental en sus casas. “Nuestra labor también es de transición para las personas que se dan de alta en Drayton Park. Volver a su vida normal puede ser un shock, así que visitamos y acompañamos a esa persona durante las seis semanas posteriores a la salida de la crisis house”, concreta.

La psicóloga clínica María Alonso es parte de un colectivo que quiere poner en marcha una iniciativa similar en Madrid. Ella y la psiquiatra Belén González visitaron la residencia de Drayton Park tras escuchar a McNicholas en una conferencia organizada por la Asociación Madrileña de Salud Mental. “La psiquiatría convencional siempre ha sido patriarcal. Igual que en la sociedad se negaba la violencia hacia la mujer, esto también ocurría en el ámbito de la salud mental: se ha obviado la violencia contra las mujeres como raíz de muchos problemas de salud mental”, explica la psiquiatra.

Ambas profesionales están batallando para importar la idea. Su objetivo no es solo ofrecer acompañamiento a las personas que lo necesitan, sino preguntarse de dónde procede ese sufrimiento. “A menudo la locura es una denuncia del sistema, que está expresando todas esas violencias a las que nos vemos sometidas y no se pueden tolerar”.

“NO PODÍA AVISAR PORQUE ESTABA ATADA”

Alicia (nombre falso) se considera una “superviviente de la psiquiatría”. Tiene 44 años e ingresó por primera vez en una Unidad de Agudos (ahora Unidad de Hospitalización Breve) con 19. “Empecé a trabajar y tuve mi primer brote psicótico. Los médicos me pedían que me quedara en la cama, pero yo no entendía por qué”. Alicia se levantaba y en una de esas ocasiones “me hicieron una maniobra de contención: se abalanzaron sobre mí, me inmovilizaron. Estuve aterrada toda la noche, muriéndome de sed, sin poder tocar el timbre porque estaba atada. Yo pensaba que allí me iban a ayudar y no fue así”.

La ONU declaró en 2013 que la contención mecánica es tortura. Olaia Fernández, psiquiatra y parte de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, confirma que esta práctica se sigue aplicando en España. “Cada unidad de psiquiatría la regula según sus propios protocolos. Estos protocolos deben ser de excepcionalidad y cada hospital debería tener un registro, pero no hay datos reales”.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/sociedad/imagenes/2019/02/24/actualidad/1551023755_640154_1551025449_noticia_normal_recorte1.jpg

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/02/24/actualidad/1551023755_640154.html

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Los siglos de las mujeres

Por: Elena Simón

Tras un siglo XX, «siglo de las mujeres», todavía quedan cosas pendientes para la igualdad: parar la socialización sexista, la violencia específica y superar el déficit de respeto y representación.+

El convulso e impredecible siglo XXI, del que aún no tenemos suficiente perspectiva histórica para calificar, nos permite introducir, desde nuestro pensamiento feminista y creativo, algunas hipótesis en forma de dudas o preguntas. No tenemos certeza de la dinámica que tomarán los acontecimientos sociales, culturales, políticos o económicos. Podemos inferir algunas consecuencias, avistar algunos itinerarios, deducir algunos hechos que se vayan a producir, derivados de otros que ya se producen. Pero, sin duda, no tenemos la bola de cristal para avistar lo que aún no ha ocurrido.

En el asunto de las mujeres y nuestros derechos ocurre esto exactamente: del acceso de las mujeres a derechos civiles, políticos y sociales se dedujo, en su momento, el fin de las desigualdades institucionales, jurídicas e, incluso, cotidianas. De la consideración de las mujeres como ciudadanas equiparables a los varones se esperaba el fin de la división sexual del trabajo y un trato igual para trabajo igual, el reparto de tareas domésticas y de cuidados y la consiguiente variación de los proyectos de vida en los jóvenes varones y mujeres. Del acceso de las mujeres a todo tipo de conocimientos, incluidos los más difíciles y especializados, se infería que ellas iban a tener una representación equilibrada en todos los ámbitos del saber y del poder. Se pensó que sólo sería cuestión de tiempo.

Transcurrió todo el siglo XX, al que podríamos llamar por derecho propio “el siglo de las mujeres” porque supuso un antes y un después en los derechos y oportunidades de las mujeres de buena parte del mundo (aunque no en todo el planeta) y también se hallaba bajo la influencia de las ideas de progreso lineal, continuo y ascendente.

El siglo XX iba arrastrando consigo una cierta ruptura de la división sexual del trabajo y de los espacios de reconocimiento y también una esperanza de que cada individuo, hombre o mujer, podría realizar proyectos de vida cada vez más elegidos y singulares, respecto a sus estudios, ocupaciones profesionales, formación de pareja y/o familia, dedicación a actividades y aficiones diversas en el tiempo libre, movilidad geográfica, disfrute de bienes culturales, etc…

Todo ello estaba significando pasos de gigante y, en el caso de las niñas, las jóvenes y las mujeres adultas de todas las edades, mucho más, pues salíamos de prohibiciones y prescripciones rígidas e innegociables que acarreaban castigos de marginación y apartamiento. Las mujeres nos fuimos apropiando de la parte sustraída y negada de lo humano, que también nos correspondía como humanas: espacios, tiempos, tareas, habilidades, rangos, títulaciones, etc…

Por eso podríamos decir que el siglo XX fue el siglo de las mujeres. Lentamente y de forma imparable íbamos saliendo de las madrigueras, de la hibernación y lográbamos cambiar progresivamente esa vieja piel dentro de la cual se nos había relegado a un solo espacio y oficio: el hogar y la condición de madresposas. Esta apertura de puertas, que habían perdido candados y llaves, invitaba a empujar y a ampliar el mundo. Se podía descubrir algo distinto y atractivo del otro lado, no sólo conocer dentro de los límites de la prudencia, decencia y oportunidad. Muchas mujeres empezamos a salir sin compañía masculina e, incluso, solas, a viajar, a trabajar, a acudir a distintos tipos de espectáculos o lugares de ocio y esparcimiento.

Se había producido una revolución silenciosa pero muy visible en las costumbres y modos de vida, acompañada de unos profundos cambios legislativos, tecnológicos e ideológicos, que permitían pensar y desear que las mujeres fueran seres humanos completos, con derechos, oportunidades y deberes equivalentes a los hombres.
Acabó el siglo XX y de todos estos cambios copernicanos, impensables para generaciones anteriores, que habían soportado prescripciones de género insoslayables y estáticas, no se derivó un proceso allanado y muchas secuelas se quedaron ahí para dificultar el fin del larguísimo período de las vindicaciones feministas en pro de la libertad, dignidad, presencia, representación, reconocimiento, voz e igualdad para las mujeres todas. Simplemente se fueron logrando parcelas de la igualdad formal.

Las secuelas que la enfermedad del sexismo va dejando se refieren tanto a aspectos materiales como simbólicos e ideológicos y son las que deberían constituir la agenda feminista del siglo XXI.

Tendremos que recordar, para terminar, la mayoría de cuestiones que tendrán que completar el ciclo de acceso de las mujeres a derechos y oportunidades, trato y condiciones, sin valores restados, sin conceptos y tratos denigrantes, sin carencias constatables en la representación, sin discusión ante las evidencias de desigualdad y aprobar las asignaturas pendientes, como son:

  • La persistencia de la educación y socialización sexista.
  • La violencia específica ejercida sobre las niñas, las jóvenes y las mujeres.
  • El déficit de respeto y representación.

Y, seguramente, mucho más que irá surgiendo a lo largo del presente siglo, aunque este valdría como un buen programa de mínimos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/21/los-siglos-de-las-mujeres/

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