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El discurso del “trabajo sexual” es el triunfo del patriarcado más neoliberal

Por: Raquel Rosario Sánchez

Las niñas invulnerables del “trabajo sexual”

Imaginemos una niña. Puede tener 8 años como puede tener 17. La niña vive en pobreza extrema. Es probable que su padre y su madre hayan fallecido en medio de un conflicto de guerra. Por lo tanto, la niña tiene que valerse por sí misma para encontrar el pan de cada día. Muchos días solo puede cenar y dice que el hambre le da dolor de cabeza, lo que le dificulta concentrarse en la escuela. La niña no está sola; hay muchas más como ella. Aparte de las adversidades descritas anteriormente las niñas comparten algo más… Primero, un ferviente deseo de ir a la escuela y superarse a través de su educación. Segundo, que diariamente los hombres (quizás uno 1, quizás 4) en su pueblo le pagan menos de un dólar para que se acuesten con ellos.

¡Ah! …y tercero: que según Al Jazeera English esto no es ni explotación sexual comercial de menores, ni prostitución “forzada” ni su genérico “prostitución” sin más ni más. No, según Al Jazeera English estas niñas son trabajadoras sexuales. Trabajadoras sexuales en quienes recae el famoso “poder de agencia”, de decidir sus opresiones. ¿Vomitaron ya o necesitan más contexto?

El día 28 de septiembre, Al Jazeera English público un fotoreportaje titulado “Educando a las niñas de Sudán del Sur”, escrito por la documentalista y fotógrafa Sara Hylton. El proyecto fotográfico fue elaborado en colaboración con la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios. Es una serie de fotografías que reflejan las vidas de las niñas y adolescentes del estado de Unidad en Sudán del Sur. Conflictos sectarios dentro de su pueblo, caminar horas para poder ir y venir de la escuela más cercana, matrimonios forzados… y pobreza; la pobreza extrema implacable son alguno de los desafíos con los que viven las niñas.

“Las niñas de Sudan del Sur son doblemente vulnerables, muchas son obligadas a contraer matrimonios forzados, sufren abusos sexuales y explotación. Es tres veces más probable que una niña adolescente del Sur de Sudán muera dando a luz, a que complete su educación primaria,” escribe Hylton. Pero a pesar de todo, son niñas fuertes con sueños y deseos inquebrantables de superación “que pelean por sus futuros en uno de los países más volátiles del mundo.”

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Es una historia inspiradora y llena de esperanza. Una de las niñas comenta que en su casa nadie la puede ayudar con su tarea porque nadie en su familia ha ido a la escuela pero que, aún así, ella sueña con convertirse en Ministra de Educación en su país. La valentía y determinación de las niñas y adolescentes me hicieron llorar… Por lo que me quedé helada cuando leí la siguiente descripción en una de las fotografías. “Jessica, de 14 años tiene desorden de personalidad múltiple. Vive en una casa de acogida junto con otras 50 niñas vulnerables donde recibe cuidados y educación… Según la fundadora de la casa de acogida, el trabajo sexual está normalizado entre las niñas, que ganan menos de un dólar por “cliente”. La meta de la fundadora es enseñarles a las niñas que “su cuerpo es lo que se queda” y enseñarle maneras alternativas de generar dinero.”

¿Qué? ¿Cómo saltamos de la pobreza extrema y el deseo de las niñas a empoderarse a través de la educación a que las niñas son trabajadoras sexuales con “clientes”? Me llevó un segundo entender el salto gigantesco que expresaban estas palabras en el contexto del artículo. Cuando pude analizarlo me di cuenta de que lo que tenía ante mí era una prueba de cómo la retórica del trabajo sexual es incompatible con las realidades materiales que expresan las niñas. El discurso del “trabajo sexual” no admite ni víctimas ni vulnerabilidades ni opresiones estructurales. Toda mujer y niña se convierte en un ser que encuentra poder “para decidir” acceder, curiosamente, a todo lo que el patriarcado de por sí quiere. No hay situación lo suficientemente precaria, no hay niña lo suficientemente vulnerable para ser interpretada como una “trabajadora sexual”.

No son argumentos aislados. Consciente o inconscientemente, Hylton se unía a una línea de pensamiento que insidiosamente se ha adentrado en el feminismo y el lenguaje coloquial. Mucha gente, tanto conservadora como progresista, piensan que utilizar el término “trabajo sexual” le pone un poco de dignidad y respeto al asunto. Funciona como un manto para higienizar la industria y así no tener que pensar en las realidades materiales de que hombres adultos (que curiosamente son los grandes ausentes del fotorreportaje de Al Jazeera) le están pagando menos de un dólar a niñas pobres (¿50 centavos, 75 centavos? ¿menos aún?), muchas huérfanas, para penetrarlas.

La universalización del discurso del “trabajo sexual” para hablar de prostitución es el triunfo del patriarcado más neoliberal

La universalización del discurso del “trabajo sexual” para hablar de prostitución es el triunfo del patriarcado más neoliberal. A los conservadores no les digo mucho porque nunca se han preocupado demasiado por los derechos de mujeres y niñas, pero sí quisiera recordarles a los y las progresistas que en la concepción (capitalista) del trabajo hay derechos laborales, pero también deberes. Si las niñas y adolescentes son trabajadoras sexuales, ¿puede uno de esos hombres reclamar que no le hicieron la felación como ellos querían o que no se sienten conforme con cualquier otro de los actos sexuales por los que pagaron? ¿Y pueden entonces demandar o que le devuelvan su dinero o que lo hagan otra vez? Preguntas que demuestran la trampa absurda en la que caen todos quienes asumen el discurso sin pensarlo bien.

¿Por qué tanta insistencia en que lo cubramos todo bajo el manto del “trabajo sexual”? ¿Por qué tanta insistencia en llamar “trabajadoras sexuales” a niñas que viven en la mayor de las precariedades? ¿Por qué negarnos a decir las palabras duras: explotación sexual, víctimas, sobrevivientes, violación?

Como nos explica Kajsa Ekis Ekman en su trabajo referencial ‘Being and Being Bought’ (Ser y Ser Comprada), el discurso del trabajo sexual se construye como una antítesis de la opresión de las mujeres bajo un sistema patriarcal. La trabajadora sexual es una mujer activa que encuentra empoderamiento personal dentro de un sistema opresor, dice el discurso. La trabajadora sexual comprende que nada puede cambiar el comportamiento de los hombres ni la sociedad que cosifica la sexualidad de la mujer, entonces, en vez de resistir o protestarlo, la trabajadora sexual es presentada como una sabia emprendedora que utiliza “su poder sobre los hombres” para aventajarlos en su propio juego. Bajo esta concepción, “la trabajadora sexual es interpretada como la mejor feminista”, explica Ekis Ekman. Es por eso que cuando alguien intenta hablar de los daños que causa la prostitución, la respuesta siempre es “las trabajadoras sexuales son fuertes y sujetos activos” a quienes el lenguaje de opresión y agravios minimiza. Entonces en el discurso del trabajo sexual no hay espacios para ningún tipo de víctima ni victimización.

Desmoronemos el argumento:

1.La literatura feminista que critica la prostitución como sistema opresor casi nunca habla de víctimas. Cuando me encuentro con la palabra “víctimas” en mis investigaciones sobre el tema, siempre es en el contexto de académicas en favor de prostitución que acusan a quienes están en contra de estigmatizar como “víctimas” a las mujeres en la prostitución. Estas acusaciones de las académicas que defienden el derecho de los hombres a acceso sexual e ilimitadamente al cuerpo de mujeres y niñas, nunca cita textualmente ningún ejemplo del crimen retórico que cometen quienes no apoyan la prostitución, pero siempre viene acompañado de acusaciones e improperios contra “las feministas moralistas que odian la libertad, son reprimidas, retrogradas y anti-sexo.” Poniendo de lado las connotaciones sexistas que tienen cada una de esas acusaciones, yo hago otra pregunta ¿y qué si el feminismo decidiera hablar de víctimas?

La palabra “víctima” no es una característica personal, en una descripción de una relación de poder. Si hay víctimas, se infiere que hay perpetradores. Si bajo está concepción de las relaciones de poder no podemos hablar de víctimas, entonces ¿dónde quedan los perpetradores? Si nos enfocamos sólo en resaltar lo fuertes y empoderadas que somos todas las mujeres todo el tiempo y no hablamos de las opresiones de las que somos víctimas bajo el patriarcado, entonces ¿en qué contexto hablaremos del daño que nos causa?

Ser víctima de una opresión habla mal del opresor. La víctima de x opresión puede ser una joven estudiosa, una tía cariñosa, una cocinera mediocre, una trabajadora medio vaga, una amiga ambivalente, entre otras cosas. ¿Por qué asumimos que ser víctimas de un sistema al que le encanta victimizarnos, cancela todas nuestras otras identidades? En vez de negar que el daño que nos causa el patriarcado es real y que el patriarcado es el genocidio más largo de la historia, tratando de esconder sus opresiones bajo lenguaje (y solo lenguaje) empoderador, deberíamos utilizar esa energía para decirle a los perpetradores “No, no. La víctima pude haber sido yo, ¡pero el abusador eres tú!”

2. Esa idea de que “el trabajo sexual” no es ninguna opresión contra las mujeres y niñas, sino El Gran Empoderador porque nos permite ejercer “nuestro poder” sobre los hombres, es en el fondo enteramente misógino. Una vez una amiga que baila en la barra para pagar su tratamiento de cáncer me racionalizó que el verdadero poder lo tenía ella porque a los hombres se les salía la baba cuando la veían bailar y por tanto ella tenía total control de ellos durante el tiempo que ella tenía su atención y excitación sexual.

Sí, ¿pero, cuando se les baja la erección? Cuando se les pasa, son los hombres quienes siguen teniendo el poder político, económico, cultural y estructural de toda nuestra sociedad. El dinero que nos pagan por bailarles viene de un sistema financiero que ellos controlan. Las políticas que controlan nuestro cuerpo (desde nuestros derechos reproductivos hasta el impuesto que pagarán los tampones que nos ponemos) son dominadas por hombres. Y tristemente, son los hombres quienes tienen el poder histórico de decidir que esta noche sea la pelirroja ucraniana no la morena salvadoreña quien le “trabaje” sexualmente.

Las políticas que controlan nuestro cuerpo (desde nuestros derechos reproductivos hasta el impuesto que pagarán los tampones que nos ponemos) son dominadas por hombres.

Argumentar que encontremos “poder” dentro de nuestro rol subordinado es la manera más sutil del patriarcado (como buen abusador al fin) de decirnos “Ay, ya no te quejes tanto. ¡Alégrate de que siquiera te presto atencion!”

“¿Por qué tanto miedo de llamar a alguien víctima?” pregunta Ekis Ekman. “¿Por qué es tan importante decir que gente prostituida no puede nunca, bajo ninguna circunstancia, ser víctima?”, porque, según explica, “convertir la palabra víctima en un tabú es un paso para legitimar divisiones de clase y las desigualdades de género”. Solo tras abolir el concepto de víctima, podemos crear a la persona invulnerable.

Solo tras abolir el concepto de víctima, podemos crear a la persona invulnerable.

Para llegar ahí necesitamos 2 pasos:

1. Nos creemos el cuento de que la palabra víctima no es una relación de poder sino una característica o identidad personal. Entonces nos creemos el cuento de que “víctima” significa pasividad, debilidad y apatía. Hacemos de la palabra víctima (y de cualquier persona a quien se le asocie) una caricatura patética. Nadie entonces querrá que se le llame víctima ni tildar ninguna otra opresión como victimizante. La caricatura que hemos construido es tan patéticamente inactiva que cualquier cosa, desde mirar al otro lado mientras te viola un prostituidor hasta fumarnos un cigarrillo después de un acoso, representa un acto de resistencia. Esto sabemos que son estrategias de supervivencia y que no cancelan ni las opresiones anteriores ni el daño que conllevan. Pero como ya hemos determinado que víctima=pasividad absoluta y sujeto activo=literalmente cualquier actividad, entonces asumimos que en realidad las víctimas no existen.

2. Como lógicamente nadie (excepto quizás las personas que se encuentran en un coma) es “tan pasivo” como la caricatura que hemos inventado de la víctima, decidimos que el concepto de víctima deber ser remplazado porque es una falacia. “¿Cómo puede ninguna de esas niñas ser víctimas de nada si ellas aceptan el dinero que les pagan los hombres? ¿Aceptar dinero es un acto que te convierte en sujeto activo, verdad?” Esos análisis me recuerdan mucho a los argumentos que hace la gente que no entiende ni un ápice de cómo funciona la violencia. El argumento va en la misma línea de aquel otro que asume que a menos que te estén poniendo una pistola en la nuca y te estén amenazando con tirar del gatillo EN ESE PRECISO MOMENTO, entonces nada es obligado y todo tu lo haces por voluntad. Una línea que ignora completamente que el abuso y la opresión es muchísimo más multifacética y más insidiosa que eso. Una línea de pensamiento que nunca se ha enterado que la violencia psicológica es invisible, la manipulación emocional también y que la pobreza es tanto material como estructural y conlleva un poder de coerción latente.

Como no hay víctimas que satisfagan la nueva caricatura de pasividad en que hemos convertido la palabra, no hay perpetradores. Y como la víctima es “revelada” como un sujeto activo que toma las riendas de su vida, no hay entonces porque estar hablando de opresiones ni de abusos ni hacer análisis sistemáticos de la violencia. Son unas piruetas retoricas e ideológicas complicadas pero que sirven finalmente para revelar a la persona invulnerable.

“La persona invulnerable es la versión neoliberal del mito antiguo del esclavo fuerte, la mujer pobre extremadamente trabajadora, la “supermujer” negra, la mujer colonizada que no siente los latigazos ni los golpes. La historia está llena de ejemplos de cómo las condiciones de vida son reinterpretadas como características personales.” Durante la esclavitud colonial en los Estados Unidos era común que se exaltara las cualidades “sobrehumanas” de las esclavas y los esclavos.

La supuesta fuerza y las cualidades supra humanas que se le asignan a la persona invulnerable son en el fondo una excusa para no tener que analizar las condiciones que la hacen necesitar dicha fuerza o aguantar tantas miserias. Es una táctica deshumanizadora.

La escritora Michele Wallace describe en su libro ‘Black Macho and the Myth of the Superwoman’ (El Macho Negro y el Mito de la Supermujer) cómo la mujer negra que tenía que sobrevivir dentro de varios sistemas opresores, fue convertida en una caricatura que la exaltaba, pero solo con el fin de negar las opresiones en sí. La mujer negra del imaginario “es una mujer de fuerza extraordinaria, con una habilidad inusual para tolerar el trabajo pesado y la miseria. Esta mujer no tiene los mismos miedos e inseguridades que tienen las otras mujeres, pero ella misma cree que es incluso más fuerte emocionalmente que la mayoría de los hombres.”

La supuesta fuerza y las cualidades supra humanas que se le asignan a la persona invulnerable son en el fondo una excusa para no tener que analizar las condiciones que la hacen necesitar dicha fuerza o aguantar tantas miserias. Es una táctica deshumanizadora.

Asignar a las adolescentes y niñas de Sudan del Sur la denominación de “trabajadoras sexuales” sonara muy bonito los círculos feministas más neoliberales, pero la realidad es que nos blinda de tener que hacer muchas preguntas. Preguntas verdaderamente incómodas: ¿Qué repercusiones físicas, emocionales y psicológicas desarrollarán las niñas y adolescentes al saber que los hombres de su comunidad ven sus cuerpos como objetos por los que pueden pagar menos de un dólar? ¿Por qué los hombres están explotando sexualmente de niñas que viven en tanta precariedad? ¿Habrá un contexto social que se lo permite? ¿Qué contexto geopolítico estará causando tantos conflictos internos en Sudán del Sur? ¿Tendrán algo que ver los intereses occidentales en este conflicto y será posible que de manera directa o indirecta estarán nuestros países exacerbando las condiciones que subyugan las niñas y adolescentes de este fotorreportaje?

¿Cómo hemos podido las feministas permitir que nuestro movimiento, un movimiento que centra la lucha de las niñas y mujeres, sea secuestrado por estas ideas que priorizan los intereses tanto del mercado como del mismo patriarcado?

¿Cuánto daño causará a largo plazo que esa rama del feminismo occidental tan nociva que insiste en hacer piruetas con el lenguaje y las teorías sin alterar las realidades materiales sea exportada y extrapolada a la máxima potencia en todas las esquinas y rincones de opresión imaginables? ¿en qué momento vemos niñas hablar del dolor de cabeza que les produce el hambre cuando lo que quieren es estudiar, y en vez de sentir empatía por su lucha, justificamos el sistema opresor que las considera “trabajadoras” serviles del patriarcado?

El feminismo es un movimiento que busca acabar con la violencia contra las niñas y mujeres y desmantelar el patriarcado. ¿Cómo hemos podido las feministas permitir que nuestro movimiento, un movimiento que centra la lucha de las niñas y mujeres, sea secuestrado por estas ideas que priorizan los intereses tanto del mercado como del mismo patriarcado?

Dice una de las adolescentes “Lo que encuentro más horrible es escuchar cómo todas las niñas han sido violadas. No hay nada difícil que una niña no pueda hacer… Sé que, si yo me levanto, todas las niñas también se podrán levantar…. (pero) las niñas son las que han sufrido más.”

Me parece que esta adolescente tiene muy claro su análisis feminista al priorizar en su recuento la importancia de nombrar la violencia por su nombre. ¿Le permitiremos que nos enseñe?

Fuente: http://tribunafeminista.org/2016/10/el-discurso-del-trabajo-sexual-es-el-triunfo-del-patriarcado-mas-neoliberal/

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BID: El Municipio de Puerto Alegre en Brasil mejorará su calidad educativa con un préstamo por US$80.8 millones

América del Sur/Brasil/Octubre de 2016/Fuente: BID

Se busca expandir la cobertura y mejorar la calidad de la educación infantil y la enseñanza fundamental en la zona.

El Municipio de Puerto Alegre, Brasil, mejorará la calidad de la enseñanza fundamental y la educación infantil con un préstamo por US$80.8 millones otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Con el objetivo de expandir la cobertura y mejorar la calidad de la educación infantil y la enseñanza fundamental de la red de Puerto Alegre, se espera que el proyecto beneficie a miles de estudiantes con la apertura de más de 10.000 vacantes como resultado de la mejora en infraestructura de diversos planteles en la zona.

Además de los esfuerzos dirigidos a optimizar las instalaciones físicas, se trabajará en la mejora integral de la calidad educativa para fortalecer el desempeño de los alumnos en el marco de una gestión educativa orientada a resultados académicos. Para ello, se llevará a cabo una reorganización curricular de la enseñanza básica a través de un currículo único con programas articulados. Este currículo, estará enfocado en las transiciones entre las etapas y ciclos educativos, y pondrá particular atención en la educación integral.

El Proyecto también financiará la incorporación masiva de tecnologías en la gestión de la red y en los salones de clase. Se instalará internet de banda ancha en todas las escuelas de la red municipal, lo cual permitirá promover e implementar soluciones innovadoras que apoyen a directores escolares, docentes y estudiantes en el proceso de aprendizaje.

Para asegurar el éxito de estas iniciativas, se dotará a la Secretaría Municipal de Educación del estado, con la creación de una unidad de gerenciamiento del proyecto, así como con la provisión de servicios de apoyo a la gestión.

El préstamo del BID es a 25 años con un período de gracia de 5 años y medio y una tasa de interés basada en LIBOR. La contraparte local contribuirá con otros US$80.8 millones.

Fuente: http://www.iadb.org/es/noticias/comunicados-de-prensa/2016-09-29/educacion-inicial-en-puerto-alegre-brasil,11575.html

Imagen: http://www.siliconweek.com/cloud/el-banco-interamericano-de-desarrollo-apuesta-por-el-aumento-de-productividad-en-la-region-48927
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México: Mantienen maestros bloqueos Veracruz

América del Norte/México/Septiembre de 2016/Fuente: El Sol de México

Varias escuelas de educación básica amanecieron tomadas por profesores que demandan el pago total inmediato de sus prestaciones. Los docentes indicaron que pertenecen a varios sindicatos, pero que van sin dirigentes, ya que éstos solo han obstaculizado que las prestaciones sean pagadas aceptando una y otra vez calendarios de pagos que no son respetados por la autoridad.

Manifestaron que la negociación hecha por Ricardo Diz Herlindo, secretario general del Sindicato Unificador de los Trabajadores al Servicio de Estado y el Magisterio (SUTSEM) fue una verdadera farsa ante las autoridades de la SEV y de la SEFIPLAN y que ello se pudo constatar ayer, día en que las prestaciones no fueron pagadas. Exhortaron a los verdaderos maestros del SUTSEM a desconocer a su dirigente y dejar de estar en las filas de la corrupción y sumisión.

“Por esa razón, desconocemos esa negociación y cualquier otra que pueda realizar algún dirigente sindical, lo que queremos los maestros es el pago inmediato y total de nuestras prestaciones porque la administración estatal llega a si fin y no nos paga. Exhortamos a los maestros del SUTSEM a sumarse a las protestas y que dejen de estar en las filas de la corrupción y sumisión que lidera Ricardo Diz Herlindo”, dijeron varios maestros que se mantienen en protesta.

Fuente: https://www.elsoldemexico.com.mx/republica/474209-mantienen-maestros-bloqueos-veracruz

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Globalización y democracia

Por: Lidia Falcón

Hoy, 11 de septiembre, recuerdo que se cumplen 43 años del asesinato de Salvador Allende en Chile. Cuarenta y tres años en que las oligarquías en Latinoamérica han cometido toda clase de crímenes: asesinatos, torturas, desapariciones, ocupación de tierras, despojo de las riquezas naturales, encarcelamientos y juicios amañados. Estas son las democracias aceptadas por la comunidad internacional, en un mundo globalizado.

Milagro Sala está encarcelada en Jujuy (Argentina) desde el 16 de enero de 2016 sin juicio y bajo acusaciones falsas. Milagro Sala es una indígena que se ha dedicado al activismo de barrio para sacar a muchos jóvenes de la pobreza.

La Argentina que es un país teóricamente federal mantiene un gran desequilibrio entre las provincias ricas y las pobres. La de Milagro Sala, Jujuy, es una de las más pobres y con más proporción de gente miserable. Estas provincias son un  feudo de los ricos del lugar. En Jujuy el poder lo tiene el Ingenio Ledesma, una empresa productora de azúcar y papel cuyos dueños han sido acusados de complicidad con los crímenes de la dictadura. Por ello existe una gran masa miserable y unos pocos ricos que los explotan. Para mejorar la situación de esos pobres Milagro Sala creó la asociación Túpac Amaru (un indio que se rebeló en el siglo XVIII contra los españoles y fue descuartizado como escarmiento). La asociación ha construido viviendas sociales, hospitales, centros de cultura y ha liberado a cientos de muchachos de la droga, el alcohol y la delincuencia.

Milagro Sala ha recibido los siguientes premios: 2010. Mención «Ocho de Marzo-Margarita de Ponce» a la construcción social y política, otorgada por la Unión de Mujeres de la Argentina. 2010. Mención especial de los Premios Podestá. Mención honorífica en la Universidad Nacional de Quilmes. Premios Democracia, de la revista Caras y Caretas (Buenos Aires). Premio “José María Aricó”, de la Universidad Nacional de Córdoba, otorgado durante su encarcelamiento.

Mientras el gobierno de Cristina Kitchner otorgó subvenciones a la asociación, el gobierno de Macri se las ha negado y le ha declarado la guerra. Que los pobres tuvieran otra alternativa que ser siervos de la oligarquía de la región convirtió a Milagro Sala en la enemiga del poder, y en cuanto Macri alcanzó el gobierno se apresuraron a encarcelarla con claro espíritu de venganza. Desde entonces, y a pesar de las protestas que han encabezado los activistas que trabajan con ella, permanece en prisión, ante la complaciente indiferencia de la comunidad internacional que no   denuncia la conducta represiva del gobierno de Macri. Porque al fin y al cabo es un “demócrata”, apoyado por el imperio.

El exjuez de la Corte Suprema y miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Raúl Zaffaroni, calificó la detención como una «provocación de la dirigencia de Cambiemos». Jorge Capitanich (exgobernador de la provincia del Chaco y ex jefe de Gabinete de la Nación) y Agustín Rossi (exdiputado nacional y exministro de Defensa de la Nación), calificaron a Sala de «presa política». El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) calificó el arresto como un «gravísimo precedente de criminalización de la protesta». El 19 de enero de 2016, Amnistía Internacional afirmó que la detención era «un claro intento de criminalizar las prácticas relacionadas con el ejercicio del derecho a la protesta y a la libertad de expresión», exigió su inmediata liberación. En tanto, la CTA nacional publicó un comunicado para exigir la “inmediata liberación” de Sala, cuya detención calificaron como un “hecho gravísimo de violación al derecho de manifestarse públicamente” y un “claro acto de revanchismo” por parte del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.

Este uno de los miles de casos de la persecución que las “democracias” latinoamericanas cometen cotidianamente contra los activistas medioambientales, sindicalistas, socialistas.

Berta Cáceres fue asesinada el 3 de marzo de 2016 en Honduras, por liderar la lucha ambientalista contra la depredación de las multinacionales que pretenden explotar los recursos naturales del país. En 2015 Cáceres obtuvo el Premio Goldman, un galardón denominado el “Nobel Verde” que se concede anualmente como recompensa a defensores de la naturaleza y el medio ambiente. Al año siguiente fue asesinada en su hogar. Lesbia Yaneth Urquía, compañera de Berta Cáceres, fue a su vez asesinada el 7 de julio.  Su cadáver fue encontrado en el vertedero municipal de Marcala, en el Departamento de La Paz, en Bolivia.

Según los datos aportados por la ONG Global Witness, un total de doce activistas medioambientales han sido asesinados en Honduras el 2014, lo que convierte el país en el más peligroso del mundo, teniendo en cuenta su tamaño, para los activistas en defensa de los bosques y ríos.

En 2009 Berta encabezó protestas contra el golpe de Estado del 28 de junio al entonces presidente hondureño Manuel Zelaya. En varias oportunidades, Cáceres denunció la expropiación de sus territorios y las carencias en los sistemas de salud y agrícola, y rechazó la creación de bases militares estadounidenses en el territorio hondureño. Además fue una dura crítica del gobierno de Juan Orlando Hernández y del Partido Nacional de Honduras.

En 2012 fue galardonada con el Premio Shalom en Alemania y en 2014 fue finalista del Premio Front Line Defenders en Irlanda. En abril de 2015, Berta Cáceres fue galardonada con el Premio Medioambiental Goldman, el máximo reconocimiento mundial para activistas de medio ambiente.

Otra comunidad lenca apoyada por Copinh fue el caserío Güise en Intibucá. El 25 de febrero de 2016 fue desalojada violentamente y destruida. Una semana antes de ser asesinada, Berta Cáceres había ofrecido una rueda de prensa en la que denunció que cuatro dirigentes de su comunidad habían sido asesinados y otros tantos habían recibido amenazas.

La situación de Honduras se repite de manera sistemática en todos aquellos lugares donde se asientan las grandes transnacionales extractivas, hidroeléctricas y de la agroindustria, entre otras. No se trata de casos aislados, como lo demuestra el informe de Global Witness: en 2014 fueron asesinados 116 activistas ecologistas en 17 países. En el mismo sentido, el informe de Frontline Defenders, documenta que, por lo menos, 156 defensoras y defensores de derechos humanos fueron asesinados en 2015. Muchos de estos casos tuvieron relación con los denominados megaproyectos, especialmente mineros.

Este conflicto que antepone los negocios de las multinacionales a la propia vida era descrito con mucha claridad por Berta Cáceres: “A medida que han ido avanzando las grandes inversiones del capital transnacional, con empresas vinculadas al poderoso sector económico, político y militar del país, esas políticas neoliberales extractivistas han provocado también un aumento de la represión, criminalización y despojo a las comunidades, que han sido desplazadas de manera forzada”.

Ni el golpe de Estado ni la violación sistemática de los derechos humanos en Honduras ha sido un problema para que la UE implemente un tratado de libre comercio con Centroamérica. Es más, se financian programas de entrenamiento de la policía hondureña con fondos comunitarios desoyendo las acusaciones denuncias sobre los abusos cometidos por las fuerzas del Estado.

En Colombia se están firmando los últimos acuerdos de paz entre las FARC y el gobierno. Pero este acontecimiento, trascendental sin duda, mantiene en vilo no solo a los guerrilleros y la sociedad colombiana sino a todas las fuerzas de izquierda del mundo, porque aunque los medios de comunicación capitalistas han procurado silenciarlo, este proceso de paz no es el primero que se inicia en el país colombino. A inicios de los años 90 los movimientos guerrilleros: el M-19, el EPL, el PRT, el Quintín Lame y más adelante la Corriente de Renovación Socialista proceden a aceptar desmovilizarse a cambio de convertirse en partidos políticos que concurrieran a las elecciones. En 1990, y después de una larga negociación, se desmovilizó la tercera guerrilla del país, el M-19, fruto de la cual se aprobó una nueva Constitución en 1991 que formalmente consolidaba  el Estado de Derecho. En este último año se desmovilizaron otros grupos (EPL, PRT, MAQL), en 1992 el CER, en 1994 la CRS, MPM, MMM y FFG, y en 1998 el MIR-COAR. Pues bien, entre 1990 y 1993 fueron asesinados más de 5.000 pertenecientes a esos grupos que habían abandonado las armas y pretendieron reintegrarse en la vida civil. Desde Carlos Pizarro Leongómez candidato presidencial  por la Alianza Democrática M-19 ametrallado en un avión el 26 de abril de 1990, hasta 1994 los sicarios contratados por la oligarquía colombiana y el Ejército fueron sistemáticamente eliminando a los miembros del M-19, el más golpeado por la oleada de violencia, el EPL y el PRT.

Estas breves pinceladas de cómo actúan las oligarquías en las naciones latinoamericanas, para defender sus privilegios, negocios y beneficios, a sangre y fuego, deberían movilizar a las fuerzas de izquierda de los países europeos para que exigieran a sus gobiernos que aplicaran a esos infames regímenes las sanciones y bloqueos internacionales que han aplicado a Sudáfrica y a Cuba, para poner un ejemplo, hasta que se implantaran verdaderas democracias.

Pero ya sabemos que  Milagro Sala  -y la cito a ella porque todavía está viva- no importa a los dirigentes españoles que tan contentos se muestran con el gobierno de Macri en Argentina. Y tan molestos con el de Maduro en Venezuela. Porque Milagro Sala no va a provocar la oleada de protestas y solidaridad que nuestros políticos españoles han desencadenado a favor del criminal Leopoldo López.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/09/11/globalizacion-y-democracia/

Imagen: http://www.analitica.com/opinion/la-democracia-inerme/

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Chile: Regionalización, mayor fracaso del sistema actual

Por: Arturo Alejandro Muñoz

La idea que emana de la realidad actual no es otra que vivir en Santiago y morir en regiones. Eso es lo que muy en concreto ofrece el sistema de una regionalización fallida, una regionalización «Cau-Cau», como el puente de la vergüenza.

Que Chile ha avanzado en varios aspectos y materias, no hay opinión que lo desmienta, aunque el costo ha sido demasiado alto y, como de costumbre, quienes lo han pagado con mayor esfuerzo y dolor son los mismos de siempre, los llamados ‘moya’, el pueblo.

Sin embargo, ha habido también fracasos sustantivos, de esos que provocan incertidumbres a la hora de hablar del futuro ya que se mantienen en el tiempo como si no tuviesen solución. Sin duda alguna, el fracaso más sonado y permanente que ha caracterizado a todas las autoridades nacionales desde hace cuatro décadas es la fallida regionalización. Un fiasco total. No es fácil administrar centralizadamente un país que tiene 4.329 kilómetros de costa… el más largo y extenso del planeta. No es fácil, pero seguir haciéndolo a pesar de los datos y argumentos incontrarrestables existentes, es una aberración administrativa, política y económica.

La insoportable mega concentración de bienes y servicios en la ciudad capital ha provocado el incremento del sempiterno proceso de migración interna, ya que esa urbe (Santiago) viene actuando como imán que atrapa a miles (millones quizás) de personas provenientes de regiones y zonas alejadas, toda vez que las oportunidades de trabajo y emprendimientos resultan ser más potentes en la metrópolis, donde además los provincianos encuentran respuestas a todas sus necesidades sociales, culturales, recreativas, etc.

En Economía se argumenta (o se define) que «Producir» es simplemente agregar utilidad económica a un bien o a un servicio. Sin ese ‘agregado’, la producción no es más que una creación económicamente inútil, ya que no ingresa al mercado, a la corriente económica. Pareciera entonces que desde hace muchos años, es en la capital del país donde resulta posible agregar mayor utilidad económica a todo lo que se produce en Chile, mucho de lo cual, preferentemente en el área de servicios, se crea, se inventa, se estructura, en Santiago.

En nuestro país la máxima para un amplio y significativo porcentaje de la población –en cuanto al desarrollo de la existencia humana- es la siguiente: «trabaja y crece económica y profesionalmente en Santiago, alcanza allí el mejor nivel de vida que puedas lograr…pero, una vez que jubiles, te pensiones o envejezcas, regresa a tus raíces provincianas donde la tranquilidad, el orden, la seguridad y la belleza escénica serán tus mejores compañeras». La idea que emana de la realidad actual no es otra que vivir en Santiago y morir en regiones. Eso es lo que muy en concreto ofrece el sistema de una regionalización fallida, una regionalización «Cau-Cau», como el puente de la vergüenza.

Ya en cuestiones políticas queda marcada la controversia, pues cualquier decisión referente a ese tema (incluyendo nominaciones de candidatos a cualquier cosa en lugares que los dirigentes políticos santiaguinos ni siquiera podrían ubicar medianamente en el mapa) son facultades que se arrogan las tiendas partidistas capitalinas. De hecho, la mayoría de los ‘representantes’ políticos de regiones en el poder legislativo, no son ni han nacido ni trabajan ni conocen esas regiones que pretenden representar. Muchos de ellos gustan de aprender sobre la marcha, pues se radican en la región una vez que resultan electos. ¿Cómo podríamos llamar a eso? ¿Falta de respeto, frescura, cinismo? Sus tiendas partidista los avalan, ninguneando de manera despectiva e incluso clasista a los habitantes de regiones… algo así como repartir la torta sólo entre sus adláteres de mayor ‘prosapia’ familisterial.

En estas cuestiones políticas, los partidos ‘santiaguinos’ abren puertas a la participación del «perraje» regional sólo en lo que respecta a comicios edilicios, preferentemente (y casi exclusivamente) en las conformaciones de los cuerpos colegiados conocidos como Concejos Municipales. Ahí el ‘garumaje’ que cada partido tiene en las regiones cuenta con visto bueno para participar en calidad de candidatos… sólo ahí, pues en todo lo demás Santiago manda, ordena y dispone.

Si alguien pensaba que sólo en los regímenes comunistas las decisiones, todas ellas, eran tomadas por un «comité central», se equivocó, pues en sistemas como el nuestro (capitalista neoliberal) ocurre lo mismo, y tal vez con mayor intensidad. Claro que en el caso chileno el ‘Comité Central’ se llama Santiago del Nuevo Extremo.

Seguramente usted refutará esta opinión argumentando que el poder judicial se encuentra sito en Valparaíso, pero entonces yo debería contra preguntar: «¿y Valparaíso tiene por ello un grado de mayor autonomía en las decisiones que esa región necesita?». Fin de la discusión.

En asuntos judiciales la cuestión pasa de gris a oscuro de un sólo paraguazo. Se trata nada más que de un ejemplo cualquiera, pero que arroja luz sobre lo que se ha escrito en las líneas anteriores.

Vea usted; un chileno que fue demandado por su cónyuge o pareja para el pago de pensión de alimentos en beneficio del hijo o los hijos de ambos, y que ha pagado sagradamente cada mes sin faltar nunca a su responsabilidad, cuando llega el momento de poner término a la pensión de marras (porque los causantes de ella, los hijos, ya están más que mayorcitos y superaron los 28 años de edad), tiene que solicitar una mediación previa al juicio de término de pensión.

Pero, tal mediación (al igual que el juicio posterior) se debe realizar en la ciudad donde se produjo la demanda por pensión de alimentos. Entonces, si la demanda fue aprobada en un tribunal de Valparaíso y el alimentante (quien paga la pensión) trabaja y vive en Punta Arenas desde hace años, tendrá que viajar a Valparaíso para comenzar el trámite respectivo. ¿Y la regionalización, qué? Nada de nada.

Lo siento amigo santiaguino, pero incluso en materias culturales la capital del país se ha transformado –desde hace siglos-en un insaciable monstruo que fagocita literatura, música, arte en general y creatividad ajenas. Se apropia de todo y de todos. «Para preservarlo», dicen. Gabriela, Pablo (Neruda), Pablo (de Rokha), Violeta, Roberto ( Matta), Nicanor, Claudio (Arrau), Pacheco Altamirano, Óscar Castro, Isabel (Allende), Francisco Encina, el doctor Alfonso Asenjo (eminencia mundial en neurocirugía), José Maza (astrofísico de renombre planetario), el doctor Bernardo Arriaza (también eminencia mundial , pero en Bioarqueología), por mencionar solamente a algunos, son todos ellos «provincianos» (a excepción de nuestra Premio Nacional de Literatura, Isabel Allende, que nació en Lima, Perú).

Y, bueno… O’Higgins nació en Chillán, al igual que Arturo Prat. Y si hablamos de música popular, nos obligamos a reconocer que algunos de los principales cantantes y grupos con éxito en el mundo son provincianos, como Arturo Gatica (Rancagua), Antonio Prieto (Iquique), Los Jaivas (Viña del Mar), Illapu (Antofagasta), Los Ángeles Negros (San Carlos, región del BioBio), Tito Fernández (Temuco), etcétera. Incluso en asuntos de comunicaciones y televisión, Mario Kreutzberger («Don Francisco»), galardonado también en EEUU, es un talquino de tomo y lomo. Todos ellos, sin excepción, han sido fagocitados por ese monstruo llamado Santiago, o mejor dicho, por la bestia que conocemos con el nombre de «Regionalización Cau-Cau o fallida» .

No he querido (ni sabido) aportar detalles concernientes a cuestiones meramente económicas que hacen de la fallida regionalización un asunto digno de arcadas. Algunos economistas podrían entregar datos, cifras y opiniones contundentes en lo referido a asuntos económicos que se desglosan negativamente de esta regionalización castrada. Ojalá lo hagan, el país lo requiere con urgencia

Fuente: http://www.aporrea.org/internacionales/a234605.html

Imagen tomada de: http://www.plataformaurbana.cl/archive/2007/03/27/nuevas-regiones-chile-nuclear-o-descentralizado/portada_copia0/

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Higher Education and Neoliberal Temptation: An Interview With Henry A. Giroux

Por Almantas Samalavicius , Eurozine

Educación Superior y la tentación neoliberal: Una entrevista con Henry A. Giroux

Si la universidad es para sobrevivir, los profesores van a tener que reconsiderar su papel como intelectuales públicos críticos, conecte su beca a los problemas sociales más amplios y aprender cómo escribir para y habla a un público más amplio. De esta cantidad, el crítico cultural y decano de la pedagogía crítica Henry Giroux está convencido.

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If the university is to survive, faculty are going to have to rethink their roles as critical public intellectuals, connect their scholarship to broader social issues and learn how to write for and speak to a broader public. Of this much, the cultural critic and doyen of critical pedagogy Henry Giroux is convinced.

Almantas Samalavicius: The neoliberal agenda that came into being a few decades ago in the northern hemisphere, and was eventually globalized, now seems to threaten systems of higher education worldwide. The persistence of this phenomenon has become alarming to many who care about its social consequences. As you have correctly and insightfully observed in your 2014 book Neoliberalism’s War on Higher Education, «a full-fledged assault is also being waged on higher education in North America, the United Kingdom and various European countries. While the nature of the assault varies across countries, there is a common set of assumptions and practices driving the transformation of higher education into an adjunct of corporate power and values.» Why is this agenda taking over societies that are so different from each other? What makes neoliberalism so overwhelmingly powerful and resistant to criticism as well as to social action? Why do governments give themselves up to neoliberal ideology, even if they claim to represent quite different ideological positions?

Henry Giroux: For all of its differences, neoliberalism brings together a number of elements that makes it appear almost insurmountable, if not universal, in its ability to normalize itself and convince the rest of the world that there is no alternative as Margaret Thatcher once argued.

First, it has created a new set of power relations in which power is global and politics is local. The financial elite now operate in the global flows of capital and have no allegiance to the nation-state or to the social contract that mediated between labour and capital in the post-war period. This separation points to a crisis of agency on the part of the state and a crisis of politics in terms of the ability to develop social formations that can challenge capital on a global rather than simply a local scale. The nation-state can no longer make concrete decisions on the economic level or create social provisions necessary to limit the effects of the market and offer the most basic services for people.

At the nation level, state sovereignty has been transformed into economic sovereignty. Governments don’t give themselves up, they have been hijacked by the institutions, power and wealth of the global elite. There is no way for states to challenge global forms of governance. We must remember that neoliberalism is very powerful not only because of its economic structures but also because of its pedagogical and ideological power. It not only consolidates wealth and power in different wars for the ultra-rich, it also controls all of those cultural apparatuses and pedagogical sites that function to produce identities, desires and values that mimic the market. In this sense it is a mode of governance that controls all of social life and not simply the market.

As a mode of governance, it produces identities, subjects and ways of life free of government regulations, driven by a survival of the fittest ethic, grounded in the idea of the free, possessive individual and committed to the right of ruling groups and institutions to accrue wealth removed from matters of ethics and social costs. As a policy and political project, neoliberalism is wedded to the privatization of public services, the selling off of state functions, the deregulation of finance and labour, the elimination of the welfare state and unions, the liberalization of trade in goods and capital investment and the marketization and commodification of society. As a form of public pedagogy and cultural politics, neoliberalism casts all dimensions of life in terms of market rationality.

As public higher education withers in a number of countries, either various policies of privatizing higher education are introduced or the logic of the market takes over. More and more universities and other institutions of higher education are being run as if they were large multinational companies seeking immediate profit; politicians and administrators speak out for efficiency, marketability of knowledge, institutional sensitivity and adaptability to the market, etc. What do you think will be the social and cultural price if this tendency continues to retain the upper hand? And do you see any possibilities to resist this global transformation of universities as well as higher education in general?

If this tendency continues, it will mean the death of critical thinking and higher education will simply become another ideological apparatus dedicated to training rather than education, stifling critical inquiry rather than nurturing it — and will narrow if not kill the imagination rather than cultivate it. One consequence will be that knowledge will be utterly commodified, students will be defined in utterly instrumental terms and the obligations of citizenship will be reduced to the private orbits of self-interest, consumption and commodification. This nightmare scenario will reinforce one of the central tendencies of totalitarianism; that is, a society dominated by thoughtlessness, stupidity and diverse modes of depoliticization.

In the United States and in many other countries, many of the problems in higher education can be linked to low funding, the domination of universities by market mechanisms, the rise of for-profit colleges, the intrusion of the national security state and the lack of faculty self-governance, all of which not only contradicts the culture and democratic value of higher education but also makes a mockery of the very meaning and mission of the university as a democratic public sphere. Decreased financial support for higher education stands in sharp contrast to increased support for tax benefits for the rich, big banks, military budgets and mega corporations. Rather than enlarge the moral imagination and critical capacities of students, too many universities are now wedded to producing would-be hedge fund managers, depoliticized students and creating modes of education that promote a «technically trained docility.»

Strapped for money and increasingly defined in the language of corporate culture, many universities are now driven principally by vocational, military and economic considerations while increasingly removing academic knowledge production from democratic values and projects. The ideal of the university as a place to think, to engage in thoughtful consideration, promote dialogue and learn how to hold power accountable is viewed as a threat to neoliberal modes of governance. At the same time, higher education is viewed by the apostles of market fundamentalism as a space for producing profits, educating a docile labour force and a powerful institution for indoctrinating students into accepting the obedience demanded by the corporate order.

However, it is crucial to remember that power is never without resistance and this suggests that faculty, students, unions and broader social movements must fight to regain higher education as a democratic public sphere. In addition, it must be made clear to a larger public that higher education is not simply about educating young people to be smart, socially responsible and adequately prepared for what ever notions of the future they can imagine, but that higher education is central to democracy itself.

Without the formative culture that makes democracy possible, there will be no critical agents, no foundation for enabling people to hold power accountable and no wider foundation for challenging neoliberalism as a mode of governance and political and ideological rationality. The struggle over higher education and its democratic misuse cannot be separated from the struggle to undo the reign of markets, neoliberalism and the ideologies informing this savage market fundamentalism. We see this struggle being taken up in precisely these terms in many countries in Latin America, the United Kingdom and the United States. Time will tell if they can spark a global movement to transform both higher education and the political and economic system that holds it hostage.

The American research university has been a model institution of higher education during the last half-century in many places of the globe. Despite the spectacular ascent of multiversity, proclaimed as early as 1963 by Clark Kerr in his famous book The Uses of the University, the production of research is in fact just one of the university’s functions. However, this function is taken for granted and even fetishized. Meanwhile, the teaching and education of informed, responsible citizens, capable of critical scrutiny as well as many of the other tasks of higher education, have been largely neglected and ignored. Do you see this imbalance in the functions of the university as threatening? What are the potential dangers of imagining the university exclusively as a research enterprise that relinquishes any commitment to teaching and cultivating a critical consciousness?

The role of research in the university cannot be separated from the modes of power that influence how research is defined and carried out. Under the reign of neoliberalism and given the encroaching power of the military-industrial complex, research is prioritized and rewarded when it serves the interests of the larger society. In this instance, research becomes armed and instrumentalized, serving largely the interests of powerful corporations or the ongoing death-machine of the military and its corporate allies. Research that matters informs teaching and vice versa. Universities are not factories and should not be defined as such. They are there to serve faculty, students and the wider community in the interests of furthering the public good. When the latter become subordinated to a research agenda that is simply about accumulating capital, the critical, moral and political essence of the university withers and everybody who believes in a democracy is marked for either failure, exclusion or punishment.

The corporate university is the ultimate expression of a disimagination machine, which employs a top-down authoritarian style of power, mimics a business culture, infantilizes students by treating them as consumers and depoliticizes faculty by removing them from all forms of governance. Clearly all of these defining relations produced by the neoliberal university have to be challenged and changed.

Traditionally, the university has been understood as community of scholars and students. However, there are multiple reasons for the university hardly existing any more in these terms. Back in the 1970s, the American social thinker Paul Goodman still articulated a vision of a community of scholars but during recent decades, academics either function simply as obedient personnel afraid to lose their diminishing rights and «privileges» (if there are any at all) or otherwise their collective voice is hardly heard. How can public criticism get back to where it should belong — i.e. in the universities?

The increasing corporatization of higher education poses a dire threat to its role as a democratic public sphere and a vital site where faculty can address important social issues, be self-reflective and learn the knowledge, values and ideas central to deepening and expanding the capacities required to be engaged and critical agents. Unfortunately, with the rise of the corporate university which now defines all aspects of governing, curriculum, financial matters and a host of other academic policies, education is now largely about training, creating an elite class of managers and eviscerating those forms of knowledge that conjure up what might be considered dangerous forms of moral witnessing and collective political action.

Many faculty have bought into this model because it is safe for them and they get rewarded. If the university is to survive, faculty are going to have to rethink their roles as critical public intellectuals, connect their scholarship to broader social issues and learn how to write for and speak to a broader public. Neoliberal modes of governance reinforce the worse dimensions of the university: specialisms, a cult of distorted professionalism, a narrow empiricism, unwillingness to work with others and a mode of scholarship steeped in obtuse and often mind-numbing discourse. All of this must change for faculty or they will not only be unable to defend their own labour as academics, they will continue to lose power to the corporate and managerial elite.

Higher education is intrinsically connected to what is usually termed as a public good, however, as you penetratingly observe «under the current regime of neoliberalism, schools have been transformed into a private right rather than a public good.» Do you think it is possible for higher education to reclaim its role in creating and providing a public good or at least providing a setting where a public good might be created? Under what conditions can are universities able to perform such a task? How can they get support from the public? Can one count on public intellectuals at all?

Universities are suffering from a crisis of legitimacy and a crisis of agency. If they are going to regain their role as a public good, faculty, students and other educational progressives are going to have to strongly challenge the current role of higher education. This means that faculty, students and various groups outside of the university are going to have to engage in a range of acts of civil disobedience extending from occupying classrooms to mobilizing larger populations in the street to force the hand of corporate power and its allies.

We saw this happen in Quebec a few years ago and such actions must be repeated on a global level. Public intellectuals are absolutely necessary to participate meaningfully in this role. We rarely hear about them but there are plenty of academics acting as public intellectuals, not only in the liberal arts, social sciences and humanities, but also in the health sciences where faculty are working closely with communities to improve the conditions of the often poor residents who reside in these communities. While public intellectuals can ask important questions, provide a critical language, help write policy and work with social movements, any real change will only come from the outside when social formations, educators and other progressive groups can force the hands of political power, governance and legislation.

Despite higher education’s present orientation toward the market and the reign of an ideology that glorifies the market even in those spheres where it is not supposed to and cannot work, what is your vision of the coming tendencies in higher education during the next decades? Do you expect the present trends concerning the marketization of higher education to be finally reversed? Or will we witness the final triumph of neoliberalism?

I am not optimistic but hopeful. That means, I don’t think progressive change will come by default, but only by recognizing the problems that have to be faced and then addressing them. The latter is a matter of real hope. The cruelty, barbarism and violence of neoliberalism is no longer invisible, the contradictions it produces abound and the misery it inflicts has become extreme. Out of the ashes will hopefully rise the phoenix of hope.

 ALMANTAS SAMALAVICIUS

Almantas Samalavicius tiene un Ph.D. en la historia y teoría del arte y es un profesor de la Universidad Técnica Vilnius Gediminas. Es autor de numerosos libros y ensayos sobre crítica cultural y literaria, la última de las cuales es, Ideas y Estructuras: Ensayos en Historia de la Arquitectura (2011). Además se ha traducido libros de Zygmunt Bauman y Gerard Delanty al lituano.

Fuente de la Entrevista:

http://www.truth-out.org/news/item/35956-higher-education-and-neoliberal-temptation

Fuente de la Foto:

Luke Jones ; Editado: LW / A

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Libro: Neoliberalismo en América Latina Crisis, tendencias y alternativas

Centro América/América del Sur/Septiembre 2016/

Luis Rojas Villagra/ htp://www.clacso.org.ar/

neoliberalismo

Reseña:

El análisis del neoliberalismo en América Latina es de la mayor importancia para entender el presente de extendida explotación, marginación y destrucción de la naturaleza en el continente, situarlo históricamente de modo a hacer emerger sus dinámicas de funcionamiento, sus estrategias para imponerse y recrearse permanentemente, y los escenarios futuros que se unos se abren.

Luis Rojas Villagra. [Coordinador]

Luis Rojas Villagra. José Francisco Puello Socarrás. Antonio Elías. Julio C. Gambina. Josefina Morales. Fernando Gabriel Romero. Carolina Jiménez Martín. Lila Molinier. Gabriela Roffinelli. Alejandro César López Bolaños. Ricardo Canese. Marcelo Dias Carcanholo. Lucas Castiglioni. Ermo Rodríguez. Ernesto Benítez. [Autores de Capítulo]
…………………………………………………………………………
Colección Grupos de Trabajo.
ISBN 978-99967-788-3-5
CLACSO. BASE.
Asunción.
Diciembre de 2015

 Link: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20151203044203/Neoliberalismo.pdf

 

Fuente:

http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1056&pageNum_rs_libros=7&totalRows_rs_libros=1114&orden=nro_orden

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/UnExjokGC-IepBSThbm8FO5ZiKhGTFTkS0XZ7WZGesFFf-ASdDE2xOhavauH23IHoJNnXHs=s85

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