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Algún día lo haré: rostros de niñas e historias de esperanzas en ONU

ONU/01 Agosto 2019/Fuente: Prensa Latina

Los rostros, los sueños y las historias de niñas sobrevivientes a conflictos y crisis en el mundo tejen un mensaje de esperanza en la exposición Algún día lo haré, que abrió hoy en ONU.
El fotógrafo francés Vicent Tremeau quería con este trabajo mostrar la esperanza de esas niñas que -en medio de las condiciones más adversas- sueñan con un futuro mejor.

Al inaugurar la muestra, que podrá verse hasta septiembre en el lobby del cuartel general de la ONU en Nueva York, destacó la fortaleza de las niñas que son las protagonistas de la exposición.
Ellas viven en medio de crisis humanitarias, muchas no tienen acceso a la educación ni a servicios básicos como los de agua o saneamiento, pero no renuncian a sus aspiraciones, recalcó.

Creo que todos tenemos derecho a soñar y a luchar por cumplir con nuestros sueños, pero debemos hacer más hasta lograr un mundo mejor para que los niños y las niñas cumplan los suyos, expresó.

La secretaria general adjunta de la ONU, Amina Mohammed, también subrayó que el futuro y las esperanzas de miles de niñas en todo el mundo está en juego ante el difícil escenario de conflictos o crisis en el cual viven.

Estas niñas sueñan con convertirse en maestras, abogadas, médicas, ingenieras… y debemos ayudarlas a realizar sus sueños y el de otras tantas que también están en medio de una crisis.

A veces, ellas se ven forzadas a contraer matrimonio a tempranas edades y sufren abusos o violencia sexual, por eso urgen mayores esfuerzos dirigidos a ayudarlas, recalcó.

El jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, Mark Lowcock, recordó que las mujeres y niñas son las que más sufren en una situación de conflicto o crisis.

También se mostró muy conmovido por la actitud de las niñas que fueron fotografiadas para la muestra y sus sueños de tener una profesión que pueda servir para ayudar a otras personas necesitadas.

Junto a las imágenes de la exposición Algún día lo haré, pueden leerse las aspiraciones de las protagonistas de los retratos, niñas de diferentes lugares del mundo, como Nigeria, Nepal, Iraq o Chad, que quieren ser doctoras, ingenieras, médicas, bailarinas, abogadas…

La muestra, organizada por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU y apoyada por las misiones permanentes de Francia y Marruecos ante Naciones Unidas, estará abierta aquí hasta septiembre.

Además de exhibirse en el vestíbulo de visitantes de la sede de la organización multilateral, los retratos se mostrarán en la valla exterior de ese edificio, en Nueva York.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=294281&SEO=algun-dia-lo-hare-rostros-de-ninas-e-historias-de-esperanzas-en-onu
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Desayunos que combaten el matrimonio infantil en Yemen

Asia/Yemen/25 Julio 2019/Fuente: El país

La guerra, el hambre y el analfabetismo influyen en el aumento de los casamientos tempranos en el país, donde el 72% de las niñas están enlazadas antes de los 18

Faten Al Osimi empieza el día en la ciudad yemení de Saná a las cinco de la madrugada. Su primera tarea es revisar que los desayunos para las niñas estén listos: pan, queso, huevos duros, atún, fruta y leche. Otras dos personas ya han limpiado la naranjas para evitar el cólera, hervido los huevos y se encargarán de llevarlo todo a las dos escuelas situadas en la capital yemení antes de que empiecen las clases. Esta joven licenciada en Matemáticas empieza entonces su jornada laboral hasta mediodía, y por la tarde acude a su segundo trabajo en el departamento de arte de la universidad. Si no tiene clase, se encarga de comprar y preparar las cajas de alimentos para más de 300 familias que con ello podrán subsistir durante un mes. Con la ayuda de Alí, lo cargan en un pequeño autobús que han acondicionado para llamar la atención lo menos posible y se dirigen a hacer el reparto. Otros días, visita dos campos de refugiados en el norte del país para controlar que se llenan los depósitos de agua que han instalado.

Su vida hubiera sido distinta, pero a esta joven yemení de 32 años la guerra le cambió los planes. A ella, como a millones de personas de este país situado al sur de la península de Arabia, un conflicto muy cruento que va por su quinto año puso en suspense sus vidas y las ha quebrado para siempre. “Después del inicio de la guerra, nuestra vida dio un giro de 180º y empezamos a ver solo sangre. Bombardeaban en todos los sitios y fuimos olvidando todas las cosas divertidas que solíamos hacer antes. Nos bombardeaban sin motivo, cerca de los barrios donde viven muchas familias. Nosotros estábamos en paz, y nos la quitaron”, cuenta Al Osimi por mensajes telefónicos desde Yemen.

Muy lejano queda ya aquel día, dos meses antes del estallido del conflicto el 26 de marzo 2015, en el que cuando celebraba su cumpleaños con amigos en la terraza de un hotel en la capital yemení conoció a la española Eva Erill. Esta psicóloga ligada al mundo de la ayuda humanitaria internacional y viajera empedernida encontró en Yemen ese lugar que tanto había buscado. “Yo salí de Yemen dos meses antes que estallara el conflicto. Cuando en redes sociales todos mis amigos yemeníes colgaban fotos de gatitos porque estaban muertos de miedo, Faten denunciaba la situación que estaban sufriendo. Un día ella me preguntó si podíamos hacer algo por su país porque la gente estaba pasando hambre”, recuerda Erill en una entrevista por videollamada desde Barcelona, donde reside. Esa pregunta fue el germen de la ONG Solidarios sin Fronteras, fundada por Al Osimi junto a las españolas Eva Erill y Noelia Ruiz, cuyo trabajo se desarrolla en Yemen desde 2015.

Cuatro años de conflicto han pasado una factura muy alta en Yemen: hasta 70.000 civiles muertos, tres millones de personas desplazadas y miles de vidas rotas. La guerra, el hambre y el analfabetismo son culpables de que el matrimonio infantil haya condenado a muchas menores a convertirse en esposas demasiado pronto. Las cifras se han disparado del 17,1% en 2013, según datos del Gobierno yemení, al 72% en 2018 según Unicef. Hace un año, una profesora alertó a Al Osimi de que cada vez las familias sacaban a más niñas de la escuela. Casi 120 menores en ese momento dejaron de acudir a clase. “Cuando las niñas dejan de ir a la escuela, a los 12 o 13 años, las casan directamente. Muchas tienen que trasladarse desde Saná a un poblado, para vivir en una casa y con una familia que no conocen. Serán esclavas, abusarán de ellas y se quedarán embarazadas muy jóvenes. Es una situación terrible”, explica Al Osimi.

Niñas yemeníes desayunan en Saná.
Niñas yemeníes desayunan en Saná. S. S. F.

Contra esto, la receta de estas tres mujeres han sido 1.065 desayunos que se reparten cada día en dos escuelas de la capital yemení. “Sabemos que por un desayuno no van a dejar de darlas en matrimonio, pero la realidad es que están todas, que ninguna falta al colegio. Es un desayuno completo con vitaminas, proteínas e hidratos que no puede sustituir a una comida pero les ayuda mucho. Si la familia encuentra una vía para que las niñas estén alimentadas, no las casan. Está funcionando”, reconoce Erill. Una labor a la que no hay que quitar ni un ápice de gesta ya que en muchas ocasiones es la única comida que muchas de ellas reciben a diario en un país colapsado y bloqueado al mundo exterior, asediado por los bombardeos y donde se mantiene cerrado el puerto de Hodeida, principal entrada de alimentos, combustible, medicinas y ayuda humanitaria que importa Yemen.

“Cuando una familia no tiene dinero, el matrimonio infantil es una de las opciones por las que optan, porque ven que será una boca menos que alimentar. Son personas sin formación que no tienen nada y a las que les ofrecen una o dos cabras y hasta 2.000 dólares por casar a la menor”, apunta Erill. En Yemen, alrededor del 70 % de la población padece inseguridad alimentaria y 450.000 niños menores de cinco años sufren malnutrición aguda grave. La pobreza, el analfabetismo, la tradición y la guerra han condenado a muchas niñas a convertirse en esposas. “Yo les digo a los padres que nosotras les daremos comida pero que ellos deben traerlas todos los días para que no dejen de estudiar. Les insisto en lo importante que es esto para el futuro de sus hijas”, relata la joven yemení.

Desde que empezaron a dar desayunos cada mañana en ambas escuelas, ninguna niña ha faltado a clase. En las fotos y vídeos que Al Osimi envía cada noche vía Whatsapp desde Saná a Barcelona el rostro de las menores ha cambiado. A pesar de la guerra, las sonrisas y los juegos llenan las aulas de nuevo y ellas han vuelto a ser, simplemente, niñas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/07/18/planeta_futuro/1563471872_954894.html

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UNESCO: Niños y niñas de un club sobre cuestiones de género en Etiopía confeccionan toallas sanitarias

África/Etiopía/27 Junio 2019/UNESCO

Tenaye Ashenafi no tuvo muy buena experiencia con sus primeras reglas. Regresó a su casa corriendo después de haber sido ridiculizada por sus compañeros de escuela, y le mostró a su madre su ropa manchada de sangre.

Su madre le dio unos pedazos de “gabi”, una mantita tradicional de algodón para que la utilizara durante sus periodos menstruales. “Ni siquiera mi madre conocía las toallas sanitarias”, dijo Tenaye.

Al igual que Tenaye, son muchas las niñas que se ven obligadas a ausentarse de la escuela durante sus periodos menstruales. La menstruación es un tema tabú y a las niñas se les estigmatiza y discrimina a menudo durante sus periodos. Esta situación impide que reciban los consejos adecuados que podrían ayudarlas para hacer frente a los problemas vinculados con la pubertad. En Etiopía, solo el 54% de las niñas completan su ciclo de educación primaria, y muchas abandonan los estudios debido a los dolores u otros inconvenientes durante sus reglas, según un informe del UNICEF de 2017.

Clubes sobre cuestiones de género

Simret Getaneh entró como docente de matemáticas en la misma escuela que Tenaye en 2015. Participó en una formación sobre pedagogía sensible a las cuestiones de género organizada en el seno de la escuela en el marco de un proyecto llevado a cabo por la UNESCO en Etiopía. La formación reforzó las capacidades de los docentes al hacer hincapié en la manera de incluir las diferentes consideraciones sobre el género, tanto en los cursos y las actividades de aprendizaje en las aulas como en las actividades extracurriculares.

Poco después, Simret comenzó a liderar un club sobre cuestiones de género que permanecía inactivo. “Aquí, la mayoría de los alumnos pertenecen a familias con bajos ingresos”, afirma Simret. “No tienen los medios para comprar toallas higiénicas.” En el marco del proyecto es la escuela la que proporciona las toallas higiénicas, así como otros productos y materiales sanitarios.

Después de haber manchado otra vez su ropa, Tenaye se dirigió a Simret quien la incitó para que participara en el club para que obtuviera información sobre la menstruación y las toallas higiénicas. Simret le explicó a los miembros del club cómo servirse de estas toallas y cómo confeccionarlas mediante retazos de telas y otros materiales para poder utilizarlas de nuevo. Las niñas escogen el color de sus telas, las cortan como es debido y las cosen juntas. Algunas cosen incluso sus nombres en sus toallas higiénicas.

Implicar a los niños

Simret incitó a los niños para que se unieran al club. Había aprendido durante una formación que para que un entorno escolar fuera sensible a las cuestiones de género debía involucrar lo mismo a las niñas que a los niños. Muchas cosas han cambiado en la escuela: antes, los niños se sentaban separados en las aulas, y ahora, ayudan a las niñas a confeccionar en el club sobre cuestiones de género sus toallas higiénicas reutilizables.

Merid, de 17 años de edad, es miembro del club sobre cuestiones de género. Ha participado en una formación sobre competencias para la vida cotidiana en el marco del proyecto, en la que se informó sobre la igualdad de género, fundamentalmente sobre el papel que desempeñan niños y hombres. “Me gusta trabajar con las niñas y ayudarlas a reducir el costo de sus toallas higiénicas, pues así no tienen que preocuparse por esto y pueden concentrarse en el éxito de sus estudios”, afirma Merid.

Formar a los docentes-tutores

En la escuela primaria Ras Desta, a las niñas se les obliga a menudo a dejar la escuela por un matrimonio precoz o concertado. Simret garantizó un acompañamiento continuo de las niñas, hablándoles de los matrimonios precoces y de la importancia de terminar sus estudios. “El abandono escolar debido a los matrimonios precoces ha disminuido gracias a las actividades del club sobre cuestiones de género”, revela Simret. “Muchas niñas escogen continuar su educación.”

Los 117 docentes, de los cuales 56 son mujeres, de la escuela primaria Res Desta, han recibido formación en pedagogía sensible a las cuestiones de género. Simret forma parte de los numerosos docentes que han tenido una influencia significativa en las niñas y su educación, según Merinda Teklu, directora del centro escolar. “La mayoría de las niñas se ausentan de la escuela durante sus reglas porque no tienen los medios para comprar toallas higiénicas, pero ahora han aprendido a confeccionarlas y han sido supervisadas como es debido en la escuela.”

La escuela de Tenaye y Merid forma parte de las escuelas que participan en el proyecto, y muestra haber alcanzado resultados prometedores. Cada vez son más las niñas que aprueban sus exámenes nacionales de primaria. La tasa de las niñas que han completado el ciclo de educación primaria se ha incrementado en un 10% en un año, entre el curso escolar 2016-2017 y el 2017-2018. Entre ellas, tres niñas se han beneficiado con una beca, una ventaja que antes solo estaba reservada a los niños.

El proyecto llevado a cabo en el marco del Fondo Fiduciario UNESCO-HNA en Etiopía tiene como objetivo mejorar la calidad y la pertinencia de la educación de las niñas adolescentes, y de lograr que todas las niñas puedan tener acceso a un ciclo de educación completo en el que puedan evolucionar con éxito para tener una vida mejor.

El proyecto ha sido puesto en marcha por la Oficina de enlace de la UNESCO en Etiopía, en el marco de la Alianza UNESCO-HNA para la educación de las niñas y las mujeres. El Instituto Internacional de la UNESCO para el Reforzamiento de las Capacidades en África (IIRCA) proporciona un apoyo técnico en el reforzamiento de las capacidades institucionales con miras a la integración de las cuestiones relativas al género en la educación, la pedagogía sensible a las cuestiones de género y la educación de los docentes.

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/menstrual-pads-gender-club-ethiopia-c-genaye_eshetu.jpg?itok=bCYMqkwv

Fuente: https://es.unesco.org/news/ninos-y-ninas-club-cuestiones-genero-etiopia-confeccionan-toallas-sanitarias

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La profesora que rompe barreras sociales e inspira a niñas peruanas a través del ballet

América del sur/Perú/27 Junio 2019/Fuente: El comercio

Un grupo de niñas sueña con participar en un certamen de danza en Estados Unidos. Maricarmen Silva, ex integrante del Ballet Municipal de Lima, dedica sus días a formarlas gratuitamente y a enseñarles que el ballet más que una disciplina, es una oportunidad de vida.

En el Perú, el ballet suele ser una práctica para afortunados. Al igual que en otros países en los que el arte no es una prioridad en la formación educativa de los niños y jóvenes, aquí la danza clásica se convierte con frecuencia en privilegio de quienes pueden invertir en una malla, unas finas zapatillas de baile o clases muy costosas en alguna escuela especializada. Maricarmen tiene eso claro. Clarísimo. Por eso, la ex bailarina de ballet ha decidido generar un cambio compartiendo lo que mejor sabe hacer: bailar.

Era el año 2007. Maricarmen tenía 42 años y una carrera exitosa que la respaldaba. Había bailado en el Ballet Municipal de Lima, el Ballet Nacional del Perú e incluso en el Ballet Municipal de Santiago de Chile. Enseñar aún estaba en su lista de espera. Pero cuando una colega le sugirió ser voluntaria en el colegio estatal Brígida Silva de Ochoa, ubicado en Chorrillos, supo que era el momento. “Siempre quise enseñar y estaba muy interesada en formar parte de un proyecto social”, cuenta la bailarina.

(Video: Somos)

(Video: Somos)

Ya lleva doce años dictando clases en Chorrillos. Cada miércoles y jueves comparte su pasión con más de una decena de niñas. La mayoría de ellas vive en el asentamiento humano San Genaro de Chorrillos y encuentran en el ballet no solo un pasatiempo, sino un escape a un entorno con frecuencia difícil.

Este año, el objetivo es participar en el certamen de danza All Dance World Orlando, que será en Estados Unidos, en noviembre próximo. Y aunque llevan meses preparándose, el dinero sigue siendo un constante impedimento para cumplir sus sueños.

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“Mis niñas son mi motor constante. Sus sonrisas me motivan a seguir luchando por ellas”, dice Maricarmen Silva. (Foto: Elías Alfageme)

En puntas de pie

Pasando el patio de recreo y al fondo del pasillo se encuentra el salón de cuarto año de secundaria. Minutos antes de la una de la tarde, los alumnos escuchan su clase con normalidad. Pero en cuanto las manecillas del reloj marcan el cambio de hora, Maricarmen y sus niñas entran al aula, mueven las carpetas y dejan el espacio despejado: la clase de ballet está por empezar. El ambiente no es el ideal. El piso es de losetas, lo que dificulta algunos movimientos como los saltos; está rodeado de tierra, por lo que es complicado mantenerlo limpio; y el espacio es reducido, a pesar de que las alumnas inscritas son numerosas. Pero a ellas nada las li
mita. Ni siquiera su vestuario. Algunas llevan malla, tutú y zapatillas de ballet, pero otras visten uniforme y medias escolares pues no les alcanza para comprar la indumentaria adecuada.

Los encargados colocan las barras en el centro del salón. Son nuevas: hasta hace poco hacían los ejercicios de calentamiento apoyándose en los respaldares de las sillas de madera. Las niñas se paran frente a los espejos –han situado un par en una de las paredes del aula– y empieza la clase. Dura una hora aproximadamente. Practican algunas posiciones básicas y luego ejercicios laterales: saltos, desplazamientos y giros. El salón se mantiene en silencio. El único sonido es el de la música clásica y los pies deslizándose por el suelo. Los empeines curvos, los dedos en punta, los cuellos y las espaldas estirados, los brazos redondos, firmes y al mismo tiempo dóciles.

Las dos horas semanales no alcanzan. Por eso, catorce de las niñas asisten todos los días al taller de Maricarmen, ubicado en Miraflores. Allí continúan su preparación junto a otras pequeñas que también participarán en el concurso de Orlando. Son alumnas del taller también. Se han vuelto amigas muy rápido y anhelan la llegada del gran viaje juntas. “En el ballet, somos amigas y nos ayudamos entre todas. Ellas son buenas, no presumen de lo que tienen ni de dónde viven”, comenta Claudia Chircca (11).

Pero no siempre fue así. Maricarmen recuerda un grupo de alumnas que dejó su taller tras la llegada de las niñas de Chorrillos. Una realidad dura de aceptar, pero que aún sucede. El papel del arte como elemento unificador siempre hace falta.

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(Foto: Elías Alfageme)

Pasos hacia un sueño

Estados Unidos no es su primer anhelo. Estas niñas apuntan más alto. En el 2017, participaron en el certamen All Dance Perú y ganaron numerosos premios, haciéndose así acreedoras de una invitación para concursar en Brasil. El año pasado lograron viajar a Río de Janeiro y regresaron con 24 trofeos a casa. Ahora se preparan para viajar al concurso de Orlando con la esperanza de recaudar los fondos necesarios, pues los gastos escapan de sus presupuestos.

Pero ellas no bajan los brazos. Para recaudar fondos, Maricarmen y las niñas han optado por reciclar plástico, cartón, papel, fierro y todo lo que se cruce en su camino. Lo que acopian lo venden a un camión recolector que visita el colegio con frecuencia. A su vez, se dedican a vender ropa y juguetes usados a sus vecinos del barrio. Así han logrado juntar un monto de dinero desde que empezaron estas prácticas el año pasado.

Sin embargo, hace poco donaron la totalidad de sus ahorros a Nicole (11), una de las pequeñas de la clase, que fue detectada con púrpura trombocitopenica immune. Era una cuestión de vida o muerte. Debido a su condición, Nicole no puede bailar. Debe evitar cualquier golpe que la ponga en riesgo de desangrarse. Pero a ella eso no la derrumba. “Extraño mucho bailar, pero siempre pienso en positivo. Sé que me voy a curar y el doctor me va a decir que ya puedo regresar al ballet. Mi sueño es bailar en Orlando y conocer a las princesas de Disney”, revela la pequeña.

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Nicole sonríe junto a su hermana menor, Keith, y su madre. (Foto: Elías Alfageme)

Danza que cura

“Llegué a un colegio solo a enseñar ballet, a convertirlas en bailarinas. Pero conforme pasó el tiempo me di cuenta de que el ballet estaba cambiando las vidas de estas niñas”, reflexiona Maricarmen.

Ansiosas de conocer el mundo, las niñas cuentan los segundos para su viaje. Uno que no solo mejorará su danza, sino que cambiará su modo de ver y afrontar la vida. Siempre con una sonrisa en el rostro y el pie derecho adelante, listas para dar el siguiente paso.

Un ejemplo desde Rusia

El elenco del Ballet Estatal de Rusia –ganador de medallas de oro en Italia, Francia, Inglaterra, Japón y Alemania– llega a Lima la próxima semana. Durante su estadía, compartirá una clase maestra con las niñas bailarinas de la escuela de Chorrillos.

La compañía se presentará el 8 y 9 de junio en el Auditorio del colegio Santa Úrsula, ubicado en Miraflores. Las entradas están a la venta en Teleticket de Wong y Metro.

Gracias a TQ Producciones, un porcentaje de las ganancias de sus funciones será donado a las niñas para la compra de los pasajes a Estados Unidos.

Dale ‘play’ al siguiente video y descubre cómo fue el encuentro entre el Ballet Estatal de Rusia y las niñas bailarinas de la escuela Brígida Silva de Ochoa, ubicado en Chorrillos.

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(Foto y Video: El Comercio)

Imagen tomada de: https://img.elcomercio.pe/files/ec_article_videogalleria/uploads/2019/06/07/5cfaedc18edad.jpeg

Fuente: https://elcomercio.pe/somos/historias/profesora-rompe-barreras-sociales-e-inspira-ninas-peruanas-traves-ballet-noticia-64292C

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La joven que ha logrado frenar más de cien matrimonios infantiles en Bangladesh

Asia/Bangladesh/20 Junio 2019/Fuente: La vanguardia

Sazeda Akhter lleva desde los 6 años metida en el activismo, con el que ha logrado grandes hitos

El matrimonio infantil es una lacra que todavía está presente en muchos países del África subsahariana, Latinoamérica y el Sudeste asiático. Sazeda Akhter ha vivido desde muy pequeña esta situación en la aldea de Maittha, en el distrito de Barguna de Bangladesh. Allí, la media estipula que las niñas se casen entre los 11 y los 13 años. “Si una niña no está casada a los 15, tendrá muchas dificultades para encontrar un novio en el futuro”.

El futuro que le esperaba tanto a ella como a sus amigas no le motivaba lo más mínimo. Así que, lejos de darse por vencida, decidió cambiarlo. Empezó a mover hilos con tan sólo seis años, después de que su familia fuera víctima del devastador ciclón Sidr, que dejó más de 1700 muertos en Bangladesh. “Me horroricé por lo que había sucedido y por cómo afectó no sólo a adultos, sino que también a niños. Muchos quedaron huérfanos o desprotegidos. Fue ahí cuando me di cuenta que había que visibilizar a los niños, especialmente lo que sufren tras sucesos como este y demostrar que no son monedas de cambio”.

En el lugar donde nació Sazeda, la media estipula que las niñas se casen entre los 11 y los 13 años

Su activismo no acabó ahí. Cuando cumplió diez años, Sazeda formó un club infantil para darle forma a sus esfuerzos voluntarios y, en 2012, se unió al Adolescents Club, una iniciativa de una ONG nacional con la que conoció a representantes electos de distintos países. En estos encuentros aprovechó para discutir cómo los adolescentes, especialmente las niñas, podrían tener mejor acceso a la atención médica y a la educación y cuáles eran las claves para erradicar el matrimonio infantil.

Poco a poco, más allá de acudir a los organismos oficiales, también empezó a visitar casas de su localidad y de pueblos cercanos junto a otros voluntarios para involucrar a los padres en los debates sobre el matrimonio infantil. Parece que sus charlas han hecho efecto, pues ha logrado prevenir 107 bodas de este tipo. Además, ha ayudado a 87 estudiantes que habían abandonado sus estudios a reinscribirse en la escuela.

El dinero y la prosperidad en las familias no son los únicos motivos que mueven a realizar este tipo de uniones. También, el temor al acoso sexual. Una sombra que, muchas veces, obliga a sacar a las pequeñas de la escuela y a casarlas con un varón que las proteja de esta lacra. “Además de hablar con los padres, hace falta también reeducar a los niños y explicarle los derechos que también tienen sus compañeras”. Así, Sazeda y su equipo han logrado resolver nada menos que 72 casos de acoso sexual entregando a los perpetradores a la justicia.

Para difundir todas sus iniciativas en su país natal y, con el tiempo, expandirlas a otros países, ha formado tres organizaciones: Shurjo Shikha Youth Group, Shurjer Alo Youth Club y Burirchar Youth Forum. Pese a todos estos cargos, la joven continúa con éxito su educación en el Barguna Government Girls College, pues remarca la importancia de estar bien formada para poder continuar con su activismo.

Imagen tomada de: https://www.lavanguardia.com/r/GODO/LV/p6/WebSite/2019/06/16/Recortada/img_lgomez_20190616-172610_imagenes_lv_otras_fuentes_sazeda_akhter-kEHG-U462903717624I1F-992×558@LaVanguardia-Web.jpg

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20190618/462903717624/sazeda-akhter-joven-quiere-acabar-matrimonios-infantiles.html

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MOLACNATS PARAGUAY: Luchamos porque se mejoren las condiciones de trabajo, y no que se erradique.

Niños y adolescentes trabajadores apelan a una economía sustentable en Paraguay.“A través del trabajo, nosotros podemos solventar o tratar de cubrir algunos derechos que el Gobierno no cumple o no brindan de forma adecuada” Elan Morinigo.

América del Sur/Paraguay/Latinnats

Los niños y adolescentes trabajadores de Paraguay reivindican sus derechos y explican que la pobreza los lleva a acompañar a sus familias a buscar ingresos económicos para sobrevivir. Ellos aclaran que sacarlos de las calles no es la solución y apuntan a la falta de políticas para una economía sustentable que vele por la dignidad de este sector.

Cada 12 de junio se recuerda el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil para concientizar sobre la importancia de velar por los derechos de la infancia, una deuda que continúa teniendo el Paraguay, donde se estima que 100.000 niños, niñas y adolescentes se encuentran trabajando, según datos de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (Dgeec).
Corresponden al sector del trabajo infantil niños, niñas y adolescentes con menos de 14 años, pues hay labores que sí se pueden realizar de manera legal antes de cumplir la mayoría de edad.

Se refiere también a la labor que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y que se denomina trabajo peligroso.

Paradójicamente, estos niños, niñas y adolescentes, ante la situación vulnerable en la que se encuentran, formaron la Coordinación Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Connats Paraguay), a fin de reivindicar sus derechos.

El trabajo, su sustento
Elan Morínigo, de 17 años, trabaja de lustrabotas en la Terminal de Ómnibus de Asunción, desde los 10 años. Al igual que otros cientos de niños y adolescentes de Asunción y el Departamento de Alto Paraná, forma parte de Connats Paraguay.

“Luchamos porque se mejoren la condiciones de trabajo, y no así que se erradique el trabajo, porque quitándonos nuestro trabajo nos quitan la posibilidades de educación, de tener salud y alimentación”, contó a Última Hora.

Afirmó que, como agrupación, buscan en primer lugar la reivindicación del trabajo en la infancia, pero que igualmente repudian la explotación de los niños, niñas y adolescentes.

“Si bien es cierto violamos las normas porque no cumplimos con la edad mínima para trabajar, porque prácticamente los niños trabajan desde los 10 años, es por necesidad y por solidaridad con nuestras familias”, exteriorizó.

El adolescente mencionó que la explotación infantil afecta a muchos de sus compañeros y causa estragos en sus vidas, como el consumo de drogas y otras adicciones, embarazo precoz y violaciones.

“Nosotros no solamente luchamos por los niños de las calles, nosotros luchamos por todos los niños, niñas y adolescentes, buscamos la felicidad y una vida digna”, concluyó.

“Debemos de analizar cuáles son las causantes que producen la explotación infantil y nos encontramos que las causantes no es por ejemplo: ‘que los padres son los culpables, los irresponsables que los mandan a las calles, que son haraganes porque no quieren trabajar’. Es muy fácil plantearnos eso”, reflexionó el docente Carlos Flecha, miembro acompañante de la organización.

“Lo difícil es plantearnos un análisis profundo y ver que los culpables son los que generan las políticas, aquellas políticas que deberían de velar por la dignidad del niño y de la niña. Esa dignidad es como resultado de una economía sustentable, que genera fuentes de trabajo y que sostenga a una familia para que pueda salir adelante”, explicó.

Para Flecha, la primera respuesta “imaginaria” al problema es sacar a los niños de la calle. Sin embargo, afirmó que, en el 2005, una política de la entonces Secretaria, hoy Ministerio de Nacional de la Niñez y la Adolescencia, fue de “arrear” a los niños de las calles, pero que no funcionó, ya que no se hizo una reposición de derechos de los niños.

Se refería al caso conocido como “Cristina Aguayo Ortiz y otros”, que había sido denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos(CIDH) en el 2008.

“Si queremos mejorar las condiciones de vida de los más pequeños también debemos de pensar en sus familias ,y no querer crear una guía de erradicación de los niños de la calle, por ejemplo, más bien erradicar la pobreza extrema”, señaló el profesor de escuela-calle de Alto Paraná.

“Nosotros no solamente vemos niños en las calles, vemos familias completas en las calles, y esas familias se están rebuscando cómo sobrevivir, y yo pienso que la sobrevivencia es un derecho de todos”, lamentó.

Infancia trabajadora
A partir de que la pobreza extrema no logra ser erradicada, nace el pensamiento de reivindicar a la infancia trabajadora, argumentó Flecha.

“Desde nuestra concepción cultural, en Paraguay, sabemos que el trabajo es algo que desde muy pequeños lo hacemos, ya sea afuera o dentro de la casa con nuestros padres. El campesino, desde muy chico, trabaja en el campo con los padres. Y la misma cosa en las ciudades”, comentó.

Desde la Connats buscan cambiar el estigma de trabajo infantil por infancia trabajadora, poniendo al niño en primer lugar, donde ellos son protagonistas, como sujeto social de derechos, y al trabajo como algo digno. “No confundamos a la gente llamando trabajo a la explotación, esto es otra cosa y es un delito”, precisó.

Agregó que “todo lo que genera dignidad, todo lo que genera un bienestar, que te hace crecer, eso es digno y eso es trabajo. Todo lo que no genera dignidad, todo aquello que te hace daño, que te genera un desorden dentro de tu vida, que atenta contra los derechos, eso no puede ser considerado trabajo, y esta es la diferencia en esta fina línea”.

Según Flecha, la coordinadora de niños trabajadores se convirtió en un espacio de contención, donde los chicos y las chicas encuentran un apoyo mutuo y un espacio de proyección hacia el futuro, planteándose mejores condiciones, concluyendo sus estudios y teniendo un trabajo digno.

Nota Original de Ultima Hora, para ver la publicación completa, ingresar al enlace: https://www.ultimahora.com/ninos-y-adolescentes-trabajadores-apelan-una-economia-sustentable-paraguay-n2825043.html

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Las niñas violadas obligadas a ser madres llevan su causa a la ONU

Centroamérica/Fuente: El país

Una niña de 13 años violada por un sacerdote en Nicaragua. Una menor abusada sexualmente por su abuelo en la zona caribeña del mismo país centroamericano. En Guatemala, una víctima de 12 años violada por un funcionario gubernamental responsable de un programa de apoyo a la niñez. Y en Ecuador, otra niña de 12 con la vida rota por el incesto. Todas ellas fueron madres demasiado pronto sin que se les dieran opciones para abortar. La impunidad también sella años de dolor.

Estos cuatro casos se presentan hoy en el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en un litigio único que ilustra uno de los más dolorosos estigmas de América Latina, la única región del mundo donde aumenta la violencia sexual contra las niñas.

La demanda en contra de los Estados en los que se registraron las violaciones —Guatemala, Ecuador y Nicaragua— la llevan Ginebra Planned Parenthood Global, una organización por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, otras seis asociaciones de la región y el Centro de Derechos Reproductivos estadounidense. La acción pretende impulsar una reforma legal. Los derechos que el comité de la ONU declare violados crearán estándares para todos los Estados que han ratificado el pacto de derechos civiles y políticos. Se prevé que se soliciten medidas generales para cambiar la situación legal en el territorio. “Esto se puede traducir en una despenalización del aborto en Nicaragua o protocolos de implementación en Guatemala”, señala Catalina Martínez, directora regional para América Latina y el Caribe del Centro de Derechos Reproductivos.

“Los Estados tendrán que cumplir los estándares que dicte el comité”, explica también Ximena Casas, de Planed Parenthood Global.

Los funcionarios de Naciones Unidas escucharán a las víctimas de Ecuador y Guatemala. La ecuatoriana Norma (nombre ficticio) fue violada a los 12 años por su padre. Sus hermanas y primas también fueron violentadas por su padre, padrastros y tíos. Hoy cuida de su hijo en una casa de acogida donde recibe atención psicológica. En Ecuador, siete niñas menores de 14 años resultan embarazadas al día por la violencia sexual.

Fátima, originaria de Guatemala, tiene 21 años. Hace nueve fue violada por un hombre cercano a su familia que era empleado de la Secretaría de Bienestar Social. Ocurrió en una guardería gubernamental donde la ingresó su madre al morir el padre. Allí estuvo con su hermana y ambas fueron víctimas de aquel hombre. Casi una década después, el violador y padre del hijo de Fátima no ha sido llevado a la justicia. “Si el Estado no lo detiene es porque no quiere”, asegura Paula Barrios, de Mujeres Transformando el Mundo, una de las organizaciones que va a Ginebra.

América Latina tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes tras África. Pero es la única región donde aumenta la violencia sexual contra ellas. Faltan medidas en materia de derechos sexuales y reproductivos y está prohibido al acceso a la pastilla del día después.

Planned Parenthood calcula que en la zona se supera el millón de niñas que sufren violencia sexual cada año. La organización documentó en 2015 más de 214 casos en los que detallaron el impacto mental y social entre las víctimas, ahogadas por la depresión, la angustia y los pensamientos suicidas. El suicidio es la segunda causa de muerte entre los adolescentes. En Guatemala, por ejemplo, el embarazo adolescente es la primera causa de abandono escolar.

Las activistas de la organización han encontrado un patrón en el que se desenvuelven estos comportamientos criminales. “En estos países, el Estado falla dos veces. No protege a las niñas de la violencia sexual y les impone un embarazo producto de un delito en donde ellas no pueden tomar sus decisiones”.

Hay 26 países en el mundo que son muy restrictivos con el aborto (lo penalizan o solo lo permiten para salvar la vida de la madre). Entre los que lo castigan totalmente, seis están en América: Nicaragua, Honduras, El Salvador, Surinam, Haití y República Dominicana. En Nicaragua, ocho de cada diez víctimas de violación tienen menos de 13 años, según Planned Parenthood.

La decisión de presentar los casos ante la ONU pretende impulsar cinco estándares: primero, obligar a una niña violada a continuar el embarazo es cruel, inhumano y degradante. El segundo llama a respetar la autonomía y capacidad de juicio de las niñas. El tercero pide tratar este asunto como discriminación de género, pues muchas de las niñas y mujeres no tienen acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva. El cuarto es el derecho a la integridad personal: que las menores que quieran abortar no sean tratadas como criminales, el aborto debe ser materia de servicios de salud y no del código penal. El quinto, y último, es el derecho a la vida: las menores de 14 años tienen cuatro veces más riesgo de morir en el parto.

El caso buscará reparaciones pero, para Ximena Casas, “es una oportunidad única para garantizar que las vulneraciones no vuelvan a ocurrir”, añade.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/05/28/actualidad/1559068485_067759.html

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