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Plantar 10 árboles: el requisito de grado de los estudiantes en Filipinas

Filipinas / 9 de junio de 2019 / Autor: Camila Londoño / Fuente: Elige Educar

La iniciativa, aprobada por el congreso, se traduce en 525 millones de árboles nuevos en una sola generación.

Hay una urgente necesidad de cambio… las acciones de los seres humanos a lo largo de la historia han deteriorado tanto el planeta Tierra que las especies se están extinguiendo, la vida se está apagando y los bosques están desapareciendo. Para revertir el problema no sólo es necesario llevar a cabo acciones individuales, también es fundamental impulsar un cambio social que incluya a los más pequeños. Es por esto, que en muchas escuelas del mundo se implementa iniciativas orientadas en formar a los estudiantes, para que sean ellos quienes marquen la diferencia desde temprano.

Joe Digital & Co

Son muchas las iniciativas, pero existe una, a nivel sistema, que llama particularmente la atención.

El 15 de mayo, el congreso en Filipinas aprobó una ley que exige que los estudiantes planten 10 árboles como requisito de grado. Este proyecto establece que el requerimiento se aplicará en todos los niveles: primaria, secundaria e incluso en educación superior. El responsable detrás de esta iniciativa se llama Gary Alejano. Según el congresista, el principal objetivo es promover responsabilidad intergeneracional y promover la protección del medio ambiente. “Reconocemos el derecho de los jóvenes a tener una ecología equilibrada y saludable… no hay ninguna razón por la que no se pueda hacer que contribuyan, para garantizar que esto sea una realidad”, comentó Gary Alejano sobre el proyecto de ley.

Chris Poulin/USFWS/En la foto: Gary Alejano

¿Qué impacto tendrá esto?

La iniciativa permitirá que sean plantados millones de árboles. Incluso si sólo el 10% de éstos sobreviven, el resultado sería de 525 millones de árboles en una sola generación. Sin duda, la ley apunta a generar un cambio medioambiental grande y sustancial. Pero además de esto, se puede destacar el hecho de que la ley involucre a las generaciones más jóvenes, pues esto implica que sean ellos los que ejecuten, también a futuro, acciones que permitan mantener el equilibrio natural del planeta en el que vivimos.

Chris Poulin/USFWS

En otros lugares como India, algunas escuelas están pidiendo a los estudiantes que paguen sus “cuotas escolares” recolectando y llevando a la escuela desechos plásticos de la ciudad. Esta iniciativa ha ayudado a generar conciencia sobre los residuos en los países asiáticos, también ha permitido que más estudiantes accedan a la educación e incluso ha permitido que los estudiantes ganan dinero reciclando plástico, minimizando así la problemática de la explotación infantil laboral.

Fuente del Artículo:
https://eligeeducar.cl/plantar-10-arboles-requisito-grado-los-estudiantes-filipinas
ove/mahv
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EduGame Day: descubriendo la herramienta educativa del futuro

España / 9 de junio de 2019 / Autor: José Tomás Palacín / Fuente: Innovaspain

Microsoft organiza una jornada en la que mostrado todas las capacidades de los videojuegos en educación, en accesibilidad o en innovación

Los videojuegos tienen como máximo fin la diversión. Pero eso no quita que tenga otras funciones igual de válidas: para la educación, por ejemplo, es una herramienta extraordinaria, al igual que para la integración de personas con discapacidad. Los videojuegos, a veces injustamente tratados en la prensa tradicional, van mucho más allá del simple acto de jugar por jugar. Ese ha sido el objetivo de la jornada EduGame Day, de Microsoft, en la que varios expertos han desgranado algunos de los beneficios de una potente industria que cada vez recibe más ingresos en nuestro país.

“No sabía si este evento le gustaría a los ‘jefazos’, en un principio ni les pregunté”, ha declarado Andrea Plaza, responsable de Formación en Microsoft Educación y responsable de Minecraft en España, en el comienzo de la jornada. “Casi todo lo que cuentan es malo: que si son dañinos para la salud, para la educación de nuestros hijos… Aquí demostraremos que los videojuegos son una herramienta más”.

Una de los ‘jefazos’ de los que hablaba Plaza ha estado en el EduGame Day. Belén Gancedo, directora de Educación en Microsoft, ha querido reforzar la idea de la unión entre educación y videojuegos. “En términos de oportunidad de desarrollo, de aprendizaje… Solo desde la educación se puede comprobar las mejoras en el desarrollo de capacidades de colaboración, de creación de proyectos, de resolución de problemas”. De hecho, su CEO, Satya Nadella, quiere reforzar esta área porque, según él, “hay muchos estudios que demuestran los beneficios de la gamificación aplicada a la educación, al entorno social que se puede crear en equipos, en trabajo”. Gancedo lo ha secundado: “Niños con autismo pueden hacer amigos o integrarse mejor gracias a los videojuegos; enfermos con Alzheimer mejoran o palian la pérdida de memoria y muchos casos más”,

Asimismo, las competencias tecnológicas son cada vez más demandadas por parte de las empresas, las carreras STEM, y son más escasas desde el punto de vista de los alumnos que se quieren apuntar. La directora de Educación ha dejado algunas pinceladas, como que hay una tasa de empleo juvenil (13% ) que va en aumento, enfrentándose a un panorama en el que los puestos de trabajo que requerirán habilidades tecnológicas han aumentado un 77 %. “El 65 % de los alumnos que estudian ahora trabajarán en empleos que todavía no existen. Y habrá 6 millones de ofertas de trabajo relacionadas con la tecnología en 2022”, ha asegurado.

La revolución educativa del siglo XXI

Matemáticas, inglés, ciencia, geografía, lengua y literatura, creatividad o incluso educación física. Juegos como Minecraft o Fortnite –teóricamente un eSports, aunque no tanto desde otras perspectivas– son óptimos para mejorar la educación de los chicos de 11 a 14 años. O eso ha asegurado José de Matías, director académico The Global eSport Academy, que durante varias clases ha apuntado sus resultados para comprobar hasta qué punto es verdad lo que afirman algunas de las universidades más prestigiosas del mundo: que los videojuegos son la mayor herramienta para la educación –lo que conocemos por gamificación–.

Minecraft puede ayudar para las matemáticas, contabilizando materiales, o trigonometría, utilizando tangentes como en juegos parecidos a Fortnite. En otros videojuegos como el League of Legends también se puede aprender mates, como los números romanos de las skins, haciendo fichas para aprenderlos y sumarlos y multiplicarlos…”, ha explicado De Matías. “Fortnite también permite aprender inglés ya que, para jugar con condiciones óptimas tienen que entenderlo. Por simple comparativa aprenden todo lo que conocían del juego en castellano. Obviamente no aprenden todo, pero ayuda mucho”.

De Matías ha apuntado que también tiene beneficios en ciencia o la geografía, tanto con Minecraft o Fornite. “Por ejemplo, los ciclos del agua. Minecraft tiene un mapa con todo tipo de geologías, partes de un volcán, de un rio, etc. Se pueden utilizar dos mapas para que aprendan provincias de España, construyendo mapas en Minecraft y ubicarlas en estas zonas con colores y que lo recorran a pie, o convertir el mapa de Fortnite en España y cambiar los nombres. Los niños, con este sistema, se saben todas las provincias, como se comprueba en los resultados”.

Lengua y literatura. Es una de las asignaturas que, a priori, parece menos probable de encajar. Pero De Matías ha asegurado que sirve “para crear palabras de materiales nuevos, denominar objetos –Minecraft–, o que utilicen sustantivos y adjetivos para nombrar sus zonas, pero siempre que empiece por la misma terminación –Fortnite–. Son excusas perfectas para enseñar a niños los tipos de palabras, haciendo concursos para inventar propios nombres”. El director académico The Global eSport Academy ha contado además que “fueron los propios alumnos los que pidieron al profesor que les recordara las normas de colocación de tildes para poder puntuar en los torneos, porque querían ganar. El profesor escribió las normas de acentuación y se las aprendieron. Pero se lo pidieron primero… En ninguna clase pasaría eso, o por lo menos en todos mis años de educación nunca me ha pasado eso”.

Asimismo, permiten trabajar la creatividad: “Minecraft y Fortnite” son maravillosos para estas cosas. Ciudades completas, reproducciones de Notre Dame, arquitectura, diseño, música, circuitos eléctricos, todo se puede programar. Hay una persona que creó una Game Boy completa en el editor del Minecraft y se podía jugar”.

¿Y educación física? “Parece imposible, pero no. Coordinación, el gran olvidado de la actividad física: “coordinación óculo/mano, oído, etc. Combinaciones, resistencia, precisión, motricidad fina. Un deporte es una actividad que da mejoras por entrenamiento. El tiro olímpico no tiene una gran actividad física, por ejemplo y sin embargo es deporte. El ritmo cardíaco se premia en este deporte, por otro lado, porque se es más preciso”.

Los resultados en niños de 11 a 14 años parecen claros: “todos los alumnos aprendieron números romanos sin conocerlos antes de este tiempo; 16/20 alumnos fallan menos poniendo provincias, aprendiéndolos en una clase de hora y media; 7/20 aprendieron a usar seno, coseno y tangentes; todos los alumnos aprendieron los ciclos del agua; todos apuntaron en libreta el tema de las tildes para ganar, pero desconocemos si mejoraron su ortografía; todos empezaron a mejorar su inglés y su vocabulario, tras una semana,;14/20 aprendieron todas las definiciones geográficas; todos los alumnos aprendieron el movimiento rectilíneo uniforme, lo tuvimos que explicar para Fortnite, fuerza, caída de la bala, etc.; 4/20 alumnos aprendieron el movimiento rectilíneo uniforme acelerado, que era bastante más complicado”.

Xbox: la integración en el mundo de los videojuegos

Fernanda Delgado, directora de Xbox para España y Portugal, accesibilidad y videojuegos ha presentado una herramienta muy innovadora: el Xbox Adaptive Controller, ideal para colectivos que tienen alguna disminución de su movilidad, como en manos o en el cerebro. “Cualquier cosa que les pueda ayudar a integrarse en al sociedad es bueno. Ahora, los chicos se sienten mejor con estas herramientas porque pueden ponerse al mismo nivel en los videojuegos”, ha explicado. Muchas veces los joysticks son pequeños y están muy juntos y no permiten que estas personas puedan jugar en las mismas condiciones. El Adaptive Controller arregla esos problemas”.

El accesible mando –una idea que surgió hace más de tres años en un hackaton con todos los empleados de Microsoft–, tiene 20 salidas para conectar todo tipo de joysticks y controles; es lo que lo hace único. Además, los mandos no solo están adaptados, sino que hay un Copilot, una ayuda para superar ciertos retos. “No solo el mando está adaptado, sino que el corazón del producto también está adaptado, como su packaging, está adaptado desde el principio, para que sea fácil de abrir y de desenvolver”, ha apuntado Delgado, que ha concluido reflexionando sobre las posibilidades que se abren: “Si lo pensamos bien, los juegos son cada vez más difíciles, mas rápidos, requieren mayor capacidad, y algo como el Adaptive puede ayudar a que ese sentimiento que vemos en boca de muchos niños –‘nunca pensé que fuera injusto, es que no me planteaba poder jugar’, me dijeron– hace que todo se vea de otra forma. Es inspirador ver cómo pueden superar sus retos y pueden competir como todos”.

Uno de los responsables de la adaptación de estos mandos ha sido Enrique García, de la Fundación ONCE, que ha contado de primera mano cómo fue este proceso de descubrimiento, así como otras experiencias. “Soy una persona con discapacidad: lo que nos discapacita es el entorno, no nosotros. Tenemos que luchar por un entorno que sea accesible para todos”, ha afirmado.

Trabajador del departamento de Tecnología de ONCE, Enrique García ha contado que diseñaron una metodología de experiencia “amoldándonos a las capacidades de cada uno, ya que no todos los casos son iguales. En cuanto al dictamen médico podrían tener lo mismo, pero cada persona se apaña como puede”. De este modo, para no crear situaciones de frustración lo que han hecho es desarrollar pruebas por escalas, viendo cómo se pueden mover las personas y luego metiéndolos en “líos”.

“La mayoría de casos nos decían que no sabían si les gustaba porque no habían tenido oportunidad de probarlos o porque no se atrevían a hacerlo, solo veían a otra gente jugar. No tenían una oportunidad propia”, ha confesado García. De la nada fueron probando joysticks y controles para ver cuáles eran los mejores para cada característica. “Como he dicho, la mayoría de ellos no sabían como hacer nada. Nosotros teníamos varios tipos de pulsadores que fueron diseñados con impresión 3D, porque a día de hoy nos facilita mucho las cosas, y con esto íbamos adaptando la experiencia al usuario que había enfrente”.

Todos tenían una curva de aprendizaje alta, pero el problema no estaba en la consola o el dispositivo, sino en que “no tenían experiencia en videojuegos, ni idea”. En cuanto a los resultados, García ha apuntado que “en cuanto acabamos las pruebas, decían que los procesos de configuración eran fáciles, pero algunos decían que no podían poner los cables o engancharlos. Yo les decía que había que ser realistas: hay muchas cosas que no podemos hacer solos. Si no puedes hacer muchas cosas, habrá gente que te asista y te ponga el mando para que puedas jugar. Hay veces que cuando se trabaja en esto pedimos magia, queremos situaciones ideales en las que seamos autónomos”.

Fuente de la Reseña:

EduGame Day: descubriendo la herramienta educativa del futuro

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15M en Brasil: un tsunami en la educación

Brasil / 9 de junio de 2019 / Autor: Márcia Bertoldi / Fuente: Rebelión

Desde que Jair Bolsonaro asumió el cargo de Presidente de Brasil, en enero de este año, vivimos la incertidumbre hacia la barbarie, no solamente en materia de educación, sino también en medio ambiente, trabajo, pensiones y otros derechos sociales conquistados hace mucho pero que en muy poco tiempo han visto quebradas sus perspectivas de continuidad y avance. Es más: está en curso un proceso de despiece del estado democrático, iniciado en Brasil tras 21 años de dictadura (1964-1985), por obra de un liberalismo clásico reformado que impulsa hacia un capitalismo violento.
 
En la mañana de 30 de abril de 2019, el Ministro de Educación anunció recortes del 30% en tres universidades públicas brasileñas, sin informar sobre los criterios de selección aplicados. Por la noche, ese mismo día, comunicó que el recorte valdría para todas las universidades e institutos federales. Según declaró a un periódico de gran tirada: “Las universidades responsables de altercados tendrán una reducción en su financiación”. En su opinión, las universidades están promoviendo “manifestaciones partidistas” y “fiestas inapropiadas” en el ámbito universitario. Las “manifestaciones partidistas” a las que se refería eran los debates organizados el 25 de abril de 2019 en una de las tres universidades afectadas, con presencia de los candidatos de la izquierda brasileña a la presidencia Fernando Haddad y Guilherme Boulos, y que tuvieron una participación masiva y repercusión nacional; mientras que las “fiestas” a las que hacía alusión son en realidad las acciones culturales y artísticas realizadas como forma de contestación al gobierno. No han bastado, por lo visto, los ataques de partidarios de Bolsonaro a dichas universidades. Ni han frenado el renovado impulso represor las grandes manifestaciones de protesta organizadas a nivel nacional.
 
A esta andanada hay que sumar el anuncio de Bolsonaro (por twitter, su principal canal de comunicación, y el mismo que utiliza preferentemente Trump), este mismo mes, de que el Ministro de Educación estudia retirar la inversión pública en las facultades de Filosofía y Sociología, al considerar que no aportan nada a los contribuyentes en contrapartida a su esfuerzo impositivo (a diferencia de las carreras de ingeniería, medicina o veterinaria).
 
Hay, por lo tanto, una evidente ofensiva contra la producción del conocimiento en Brasil, sobre todo en las universidades públicas, que son las responsables del 95% de la investigación nacional. A lo que se suma un evidente rechazo a las políticas de expansión y democratización de la universidad pública realizadas en los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff (2003-2016), responsables, por ejemplo, de la inclusión de población negra (en 2005 era el 5,5% y en 2015 el 12,8%) y de bajos ingresos (el 66,19% tiene renta per cápita inferior a 1,5 salarios mínimos –aproximadamente 335,00 euros–).
 
En este contexto, el 15 de mayo, sólo dos semanas después del anuncio del 30 de abril, la comunidad académica se ha movilizado, con amplio apoyo social, en lo que se ha venido a llamar “Paro Nacional de la Educación” y/o “Tsunami de la Educación”, la primera gran protesta tras 5 meses de gobierno “bolsonarista”. El impacto ha sido fuerte: calles llenas, vivas, potentes, repletas de amor por la educación pública, gratuita y de calidad. Más de 200 ciudades en Brasil han participado de los actos con una presencia estimada de 2 millones de personas, en afectuosa diversidad de géneros, colores, etnias y clases sociales. La sociedad brasileña parece tener aún capacidad de movilización.
 
Principalmente se reclaman dos cosas: por un lado la defensa de la continuidad de la universidad pública y de las políticas de estado implementadas por el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) y, por otro, el freno a la política de recortes del gobierno. Por ahora, el gobierno se muestra insensible, pese a que dos rectores ya han apuntado que, si el gobierno no da marcha atrás, las universidades no estarán en condiciones de operar después de septiembre.
 
El Presidente, durante un viaje a Dallas, ha llamando “idiotas útiles” e “imbéciles” a los estudiantes, profesores y demás participantes en las marchas, llegando a afirmar que, por no saber, no sabían ni la fórmula del agua. La guerra que ha entablado con estudiantes y profesores no parece tener límite. A su vez, el Ministro de Educación, Abraham Weintraub, ha manifestado que los responsables son los gobiernos de Rousseff y Temer (presidente de 2016 a 2018, tras el golpe blando, y ahora procesado por corrupción). Con una indudable actitud despótica, ha interpretado unilateralmente el mandato constitucional sobre la autonomía de las universidades, que en su opinión no equivale a la soberanía de las mismas y por tanto no limita la intervención de la policía en los campus.
 
A pesar del éxito de las movilizaciones, quienes apoyan al gobierno las descalifican acusándolas de ideología marxista y difundiendo innumerables fake news (uno de los motores de la victoria electoral de Bolsonaro). El actual presidente, de muy baja formación intelectual, confunde comunismo con valores sociales y con la libre producción y manifestación artística, a la que responsabiliza de manipular las mentes de las personas. Está seguro, junto a sus ministros y seguidores, de que Brasil ha sido tomado por lo que llama “marxismo cultural”, en realidad luchas sociales que reclaman el respeto a la diversidad de ideas. Para él, los movimientos sociales feministas, indígenas, negros, LGBTI, campesinos y todo aquello que pueda intimidar al hombre de traje y corbata (el blanco en el poder) es pura ideología izquierdista.
 
En Brasil se está viviendo una confrontación radical entre “bolsominios” y “comunistas”: entre quienes apoyan el oscurantismo y quienes defienden la educación y el desarrollo; entre quienes defienden el estado mínimo, el final de los derechos conquistados, y quienes promueven un estado interventor y promotor de derechos. Una lucha alimentada desde un gobierno autoritario que incita el odio a las diferencias y a los pobres, que se enorgullece de su ignorancia, mediocridad e incapacidad política para gestionar la mayor economía de Sudamérica, mientras echa por tierra las ilusiones y posibilidades de un Brasil de futuro, genuinamente plural, intercultural y bonito por natureza, mas que beleza!
Fuente del Artículo:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=256823
Fuente de la Imagen:
https://www.pressenza.com/es/2019/05/30m-en-brasil-segundo-tsunami-por-la-educacion-en-dos-semanas/
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Educación: la silenciosa revolución de YouTube en la sala de clases

Alemania / 9 de junio de 2019 / Autor: Gero Schließ / Fuente: Prensa Libre

Casi sin que profesores y padres se dieran cuenta, YouTube se convirtió en un actor muy importante en la educación. Según un estudio, cerca de la mitad de los jóvenes alemanes usa videos para aprender.

Hasta ahora, YouTube ha sido considerado como un lugar para ver videos musicales o a personas que ofrecen tutoriales de belleza. Pero el video del youtuber Rezo, con el decidor título “La destrucción de la CDU”, dejó muy en claro que YouTube es más que un sitio para la entretención. También es un poderoso instrumento para el debate político.

Casi en paralelo, un sondeo realizado entre 800 estudiantes descubrió algo distinto, casi tan sorprendente como el éxito de Rezo: YouTube se ha convertido en un lugar para el aprendizaje. Casi el 50 por ciento de los estudiantes alemanes consultados usan la plataforma digital como fuente educativa. Los jóvenes valoran especialmente la variedad y la oferta de videos explicativos. O, como dice el estudio encargado por el Consejo para la Educación Cultural, “YouTube se ha convertido en el medio cultural líder entre la juventud”.

YouTube cambió la enseñanza

En la presentación del estudio, realizada en Berlín, el presidente de la Agencia Federal para la Educación Cívica, Thomas Krüger, criticó que no se haya reconocido aún la dimensión pedagógica de la plataforma de videos. “El uso de este medio por parte de los estudiantes es cada vez más importante, pero los padres y los profesores lo subestiman”, dijo Krüger. Este cambio radical ha pasado inadvertido. Podría decirse que una revolución pedagógica ha tenido lugar en el más absoluto silencio.

Según el estudio, los jóvenes usan YouTube sobre todo para repasar aquellas materias que no entendieron bien en la escuela. Además, encuentran mucha información para sus deberes, adquieren conocimientos generales y preparan sus exámenes. También es de destacar que YouTube sirve como fuente de inspiración para las clases de música, arte y teatro.

Por ello no sorprende que, según la encuesta, además del entretenimiento y la diversión, los jóvenes valoren a YouTube como un factor que incentiva la creatividad y facilita el acceso al conocimiento.

Consecuencias para la formación de profesores

Los cambios en los hábitos de aprendizaje deberían tener consecuencias también para la formación de los docentes, dicen los autores del estudio. No se trata solo de que los maestros conozcan YouTube y otros medios similares. Lo importante es incorporar el canal de videos a la pedagogía convencional. A medida que la tendencia propenda hacia el autoaprendizaje, los profesores desempeñarán un rol cada vez más de instructores educativos, dicen los especialistas.

Los profesores deberían también ser aliados a la hora de realizar un análisis crítico de los videos, pues al igual que en las noticias políticas, en los videos educativos no es fácil medir la calidad de la oferta. Por poner un ejemplo simple: si un alumno entiende mal una postura para hacer un acorde en la guitarra, el resultado será que la nota sonará mal y alguien debe estar a su lado para corregirlo. Los alumnos también deberían ser sensibilizados sobre el modelo de negocios que se esconde tras los videos  y cómo algunos influencers pasan a depender de las empresas que los auspician.

De todas formas, los expertos ven muchos beneficios en el uso de los videos de YouTube. Si se abren “nuevos caminos” junto a la “educación tradicional”, la calidad de la educación mejorará ostensiblemente. Y teniendo en cuenta los malos resultados que obtiene el sistema educacional alemán en las mediciones nacionales e internacionales, esta ayuda se requiere con urgencia.

Falta de comunicación

Pero sigue en pie la pregunta sobre cómo debería ser llevado a la práctica, para profesores y padres, este nuevo uso de YouTube. Thomas Krüger ve paralelos entre el sistema educativo y los recientes resultados en las elecciones europeas: así como el análisis de las votaciones refleja que falta comunicación entre los partidos tradicionales y las nuevas generaciones, también se repite el fenómeno entre profesores/padres y alumnos. “Hay una cierta incomunicación entre el currículum, los profesores y la vida de los estudiantes”, dice Krüger, quien valora el rol de los tutoriales digitales que ya existen en el sistema educacional, pues han servido como puente entre generaciones.

Una muestra de que las cosas van a otra velocidad en las escuelas la dio el mismo youtuber Rezo, que escribió en su cuenta de Twitter que “en los últimos días me han llegado muchos mensajes de profesores y estudiantes que han visto mi video juntos en la escuela y han montado discusiones sobre él”. Incluso el influencer tiene esperanzas en que la revolución digital que se acerca a las aulas genere cambios. (dz/ers)

El Consejo para la Educación Cultural se ve a sí mismo como una entidad asesora independiente que se preocupa de la calidad de la educación en Alemania. Es una iniciativa de instituciones como la Fundación Bertelsmann, la Fundación Deutsche Bank y la Fundación  Robert Bosch.

El estudio “Juventud/YouTube/Educación Cultural. Horizonte 2019” se basa en una encuesta representativa realizada a jóvenes de entre 12 y 19 años sobre el uso de la oferta cultural en sitios culturales digitales.

Fuente del Artículo:

Educación: la silenciosa revolución de YouTube en la sala de clases

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¿Son los cursos en línea una solución real para una costosa educación tradicional? Un meta-análisis dice que no

México / 9 de junio de 2019 / Autor: Paulette Delgado / Fuente: Observatorio de Innovación Educativa

En un presente donde la educación superior es cada vez más costosa y la deuda estudiantil sigue creciendo, ¿puede la educación en línea salir al rescate?

Aunque una credencial alternativa, como los MOOC, puede parecer una solución, hay muchos factores que se deben considerar antes de decidir que la educación en línea puede reemplazar el aprendizaje tradicional, entre ellos, el dinero que desembolsan tanto los estudiantes como la institución e incluso la calidad de la misma.

Un meta-análisis de la Universidad George Mason examinó más de 100 estudios sobre aprendizaje en línea para descubrir si está a la altura de su promesa. De acuerdo a este análisis, las clases tradicionales son mejores para niños pequeños, adolescentes y adultos jóvenes que no se han unido a la fuerza laboral debido a que la asistencia regular a clases les permite interactuar con otras personas de su edad, ser más disciplinados, seguir un horario establecido y mejorar sus habilidades sociales.

Además, las clases presenciales desarrollan una mejor relación profesor-alumno, lo que permite al educador evaluar mejor sus fortalezas y debilidades, servir como mentor y ayudar a los alumnos a encontrar posibilidades de carrera. A su vez, el estudiante tiene la oportunidad de expresar sus dudas y obtener respuestas de inmediato.

Por otro lado, las clases en línea son más convenientes para las personas interesadas en el aprendizaje permanente porque su formato permite que los alumnos tengan más flexibilidad en el proceso de aprendizaje. También permite al estudiante elegir entre una gama más amplia de opciones de diferentes carreras o intereses y acumular créditos o certificaciones en lugar de seguir un plan de estudios fijo.

Una desventaja de la educación en línea es que los estudiantes con menor preparación académica y de bajos ingresos suelen tener un desempeño inferior constante en este tipo de cursos y una menor tasa de éxito, señala el meta-análisis.

Estos resultados desalentadores hacen que la educación en línea se perciba como de menor calidad comparada con aquella que se lleva a cabo en un entorno tradicional y en la que se tiene interacción cara a cara. Sin embargo, es esencial recordar que la tecnología se aprovecha mejor cuando complementa los títulos tradicionales en lugar de reemplazarlos.

Uno de los estigmas de la educación en línea y una de las principales razones por las que los empleadores, estudiantes e incluso los profesores tienen una percepción negativa hacia la educación online, es la falta de interacción entre el profesorado y el estudiante. Es por eso que es crítico diseñar una mejor experiencia de aprendizaje con comunicación directa y significativa; esto mejorará la calidad de los cursos y desarrollará la satisfacción, el aprendizaje y los resultados de los alumnos.

A pesar de que los cursos en línea tienen opciones como las salas de chat que les permiten a los estudiantes comunicarse entre ellos y con el profesor, el retraso en la respuesta realmente puede desmotivar una discusión de ida y vuelta. Una solución a este problema pueden ser los sistemas de tutoría artificial ya que pueden ayudar a evaluar las debilidades de los estudiantes y diagnosticar errores y ajustar los materiales, lo que podría ayudar a complementar una interacción real entre el profesor.

Debido a que el aprendizaje digital es la única opción para muchos que no tienen los recursos o el tiempo para matricularse en un curso tradicional, este debe garantizar que el estudiante obtenga los conocimientos, autodisciplina y administración del tiempo y no solo que les brinde información o contenidos específicos.

Además, a pesar de que la educación en línea es el sector de la educación superior de más rápido crecimiento, está en riesgo de crear una brecha más grande entre aquellos con recursos y preparación académica intensa y aquellos que dependen de la tecnología para tener carreras profesionales productivas.

Está claro que la educación en línea o digital puede ser beneficiosa para aquellas personas que no pueden encontrar el tiempo para inscribirse en una clase tradicional y por lo tanto buscan una opción flexible, asequible y accesible para continuar su formación. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar su potencial completo y sobre todo, eliminar el estigma y cambiar la perspectiva de la gente que suele creer que es una opción educativa de menor calidad.

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¿Son los cursos en línea una solución real para una costosa educación tradicional? Un meta-análisis dice que no

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La gestión del aula: es necesario cambiar de enfoque

España / 9 de junio de 2019 / Autor: Pedro Uruñuela / Fuente: El Diario de la Educación

Es necesario un giro en nuestro enfoque, dejar de exigir cambios solamente a nuestro alumnado y empezar a pensar en las cosas que podemos y debemos hacer de manera muy distinta.

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Fotografía: Enric Catalá

La mejora de la gestión del aula sigue siendo una de las preocupaciones fundamentales del profesorado, sea de la etapa que sea. Así lo he podido comprobar reiteradamente pero, sobre todo, desde la publicación de mi último libro dedicado precisamente a la gestión del aula.

Siguen preocupando entre el profesorado las conductas disruptivas, los comportamientos de determinados alumnos y alumnas que les impiden llevar a cabo su trabajo y que se concretan en diversas conductas. Preocupa la pasividad de determinado alumnado, que no hacen nada y no traen el material necesario; o las conductas agrupadas bajo la denominación de “molestar en clase”: desde hablar continuamente, levantarse sin permiso, ponerse a cantar, hacer ruido y otras acciones mucho más llamativas; o los retrasos, faltas de asistencia a determinadas horas o clases, ausencias prolongadas, etc. También preocupan las faltas de respeto hacia el profesorado, al quien consideran como “iguales” o “colegas”, junto con los conflictos de poder en los que se busca quién queda por encima en el conflicto o discusión, o las situaciones concretas de violencia que, aunque no tienen continuidad, rompen la convivencia y la buena relación necesaria en las aulas.

Estas conductas pueden encontrarse en todos los niveles educativos pero son especialmente importantes por su frecuencia en los dos últimos cursos de primaria y en los tres primeros de Ssecundaria. Se han incrementado de forma importante en los cursos de FP Básica y hasta en las enseñanzas de Educación de Personas Adultas, cuando en un grupo concreto predominan alumnos y alumnas jóvenes, que han agotado su permanencia en el instituto y acuden a la EPA con actitudes y comportamientos similares a los que mantenían en su centro y encuentran, a su vez, formas de trabajo muy parecidas a las de los centros en los que han fracasado. Se trata de conductas que preocupan mucho al profesorado y que están teniendo una alta incidencia en la salud personal y profesional de este colectivo.

No cabe duda de que todo profesor o profesora quiere llevar a cabo su tarea en condiciones adecuadas, de ahí su protesta y queja sobre la situación que les toca vivir. Sin embargo, hablando con el profesorado preocupado por estas situaciones, es fácil detectar una idea acerca del papel que jugamos como profesores y profesoras y la responsabilidad que le corresponde, en general, al alumnado disruptivo. Suele pensarse que es este quien debe cambiar, ya que son ellos y ellas quienes crean dichos problemas con su actitud y conducta. De ahí que exijamos básicamente al alumnado los cambios necesarios para crear un buen clima de aula, pensando que son, con su actitud, los responsables de lo que sucede en el aula.

Pero hay una pregunta que muy pocas veces se plantea entre el profesorado, y es la relativa a la atribución causal de lo que sucede en el aula: ¿a qué o a quiénes atribuimos la responsabilidad de lo que pasa dentro de la clase? Se trata de una pregunta fundamental y básica para dar una respuesta adecuada a lo que pasa, ausente de manera explícita entre el profesorado. Cuando reflexionamos sobre ella, es fácil encontrar un predominio de la atribución externa, de la responsabilización de personas, grupos u otros factores ajenas al aula y, sobre todo, muy alejadas de lo que hacemos el profesorado en las clases.

Es fácil señalar al alumnado, a determinadas características de su personalidad, de su carácter, contribuyendo así a un cierto etiquetado de los alumnos y alumnas. O se señala a la familia, que no se interesa o apenas se implica en la tarea educativa; también a la sociedad en la que vive, orientada hacia metas muy alejadas de las que se plantean en los centros educativos; o a la influencia de la televisión y de otros medios de comunicación, a las redes sociales y sus mensajes… En definitiva, a medios o factores ajemos al propio centro y a la tarea educativa.

La conclusión es fácil y sencilla: si el responsable es el alumno/a, u otras instancias, son estas quienes deben cambiar, quienes deben modificar su actitud y su manera de comportarse. Nosotros, profesores y profesoras, hacemos las cosas bien, por eso no las sometemos a revisión, sabemos qué es lo mejor y lo llevamos a la práctica. ¡Lástima que no encontremos la respuesta adecuada y proporcional a nuestro planteamiento! Y así se lo transmitimos al propio alumnado (tenéis que esforzaros más, que estudiar más…), a las familias (no debe consentir determinadas actitudes o comportamientos) y a la sociedad.

Sin embargo, este enfoque no solamente no sirve para solucionar los problemas, sino que contribuye a agrandarlos y perpetuarlos. Las conductas disruptivas se convierten en reiterativas, las sanciones no sirven para cambiar los comportamientos, ya no sabemos qué hacer y cómo abordar estas situaciones de indisciplina o desinterés por parte de nuestro alumnado.

Por eso es necesario un cambio en el enfoque, un “giro copernicano” en el enfoque de las conductas disruptivas, cambiando la manera de analizar y plantear nuestra acción educativa. No podemos pensar que es el alumnado quien debe cambiar, o su familia o la Administración. Debemos cambiar nuestra manera de abordarla y dar cabida a un enfoque sistémico-ecológico de lo que sucede en las aulas. Lejos de buscar dónde está el problema o quiénes son los culpables, debemos plantearnos ante todo qué necesidad educativa están poniendo de manifiesto estas conductas y cómo le vamos a dar respuesta.

Desde el enfoque sistémico-ecológico sabemos que en el aula todo está relacionado con todo, que la conducta del alumnado depende de cómo planteemos nuestra actividad docente, que tiene un gran peso la relación que mantenemos con él, que su mayor o menor actividad resulta fundamental en su comportamiento y que, en definitiva, la selección de contenidos, la metodología y forma de evaluación que pongamos en práctica, así como la forma de organizar el aula son factores fundamentales para explicar y comprender lo que sucede dentro de la clase y los comportamientos de nuestros alumnos y alumnas. Es el medio el que regula las conductas, y estas pueden ser causa y efecto, todo está relacionado con todo.

De ahí la necesidad del cambio de enfoque en lo que hacemos en clase. Un profesor o profesora, como bien señala Juan Vaello, no es sólo un transmisor de contenidos, es ante todo un creador de condiciones para el aprendizaje. Este solo es posible si se dan las condiciones adecuadas y le corresponde al docente crearlas para que sea posible el aprendizaje. De forma continua se están creando condiciones favorables o desfavorables: se consigue una mayor atención, se evitan distracciones, se prevén comportamientos disruptivos, etc., siempre relacionadas con lo que el profesor o profesora esté haciendo dentro del aula.

Sin embargo, gran parte del profesorado no es consciente de este planteamiento. Lejos de analizar y plantearse qué condiciones de aprendizaje está creando en su aula con sus propuestas didácticas, sigue exigiendo a su alumnado que cambie su actitud y su comportamiento, sin tocar apenas otros elementos que tienen una incidencia importante en el clima de la clase. Nos olvidamos de que, si seguimos haciendo las cosas de la misma manera, necesariamente los resultados van a ser los mismos.

Hace poco, en una visita de formación a un centro, encontré una frase que me hizo reflexionar: “Cuando una flor no florece, arreglas el entorno en el que va a crecer, no arreglas la flor”. En demasiadas ocasiones, ante los problemas que nos encontramos en nuestras aulas, seguimos pidiendo cambios a nuestro alumnado, “cambios a la flor”. No nos planteamos cómo es el entorno en el que crece, qué cambios debemos hacer, qué cosas debemos modificar para dar respuesta a los problemas existentes.

Es necesario un giro en nuestro enfoque, dejar de exigir cambios solamente a nuestro alumnado y empezar a pensar en las cosas que podemos y debemos hacer de manera muy distinta. Cambios para conseguir mejores relaciones interpersonales con nuestro alumnado (clima de aula, creación de grupo, comunicación, gestión de conflictos, protagonismo del alumnado), acciones sobre los elementos “motores” del alumnado (emociones y sentimientos, motivación) y cambios sobre los elementos internos del aula (contenidos, metodología, evaluación, organización interna, normas y sanciones, etc.). Pero de esto hablaremos en un próximo artículo.

Fuente del Artículo:

La gestión del aula: es necesario cambiar de enfoque

ove/mahv

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Adriana Puiggrós: “El deterioro del derecho a la educación se ve físicamente, pues tampoco se garantiza la salud”

Argentina / Autora: Claudia Nicolini / Fuente: La Gaceta

La pedagoga y política resaltó los riesgos del comercio educativo. El Estado debe garantizar gratuidad y calidad.

Educar no es llenar una cabeza de contenidos. No lo dijo así, claro está. Pero de alguna manera es contra ese principio que Adriana Puiggrós lucha, principio subyacente al modelo que -destaca e insiste- se intenta imponer, en una suerte de desregulación de la enseñanza.

Por eso nació “El derecho a la educación en la cultura argentina”. Ese es el título de la ponencia que ofreció ayer en el congreso “Educación y política en el camino hacia un nuevo humanismo”, con el que la Facultad de Filosofía y Letras celebra sus 80 años, luego de que la UNT la distinguió con el Doctorado Honoris Causa.

Derechos y obligaciones

¿Es necesario seguir debatiendo el derecho a la educación? ¿Puede ponerse en duda? Pues sí, se pone. Por eso para Puiggrós la defensa de la educación como “derecho inalienable de todos los habitantes del país (y no sólo de los ciudadanos)”, como resaltó, es una causa por la que urge luchar.

“Empecemos pensando una cosa -advierte en su diálogo con LA GACETA-: hay grandes diferencias en la educación que están recibiendo unos y otros argentinos. Entonces, la pregunta no tiene una respuesta automática; reclama reflexión”. Para iniciar esa reflexión sobrevuela entonces la historia (la memoria que explica tantas cosas).

A nivel mundial, cita la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (que define y reconoce por primera vez en un texto oficial de vocación mundial la educación como derecho humano). “En el país, fue una preocupación concreta de la generación de 1880 y la ley 1420 -que se cumplió en forma desigual- la sancionó, pero ya Moreno y Castelli, en 1810, se preocupaban por lograr un pueblo educado”, destaca.

“La ley 1.420 -recuerda- establece la universalidad, la obligatoriedad y la gratuidad de la educación básica… y desde 2014 esa obligatoriedad se extendió a la secundaria”. Eso implica -sigue aclarando- varias cuestiones. En primer lugar, que el Estado, que obliga, debe garantizarla. Y que el ciudadano tiene el derecho de recibirla; pero también tiene la obligación de mandar a sus hijos a la escuela.

“Este es uno de los fundamentos para rechazar el modelo de mercantilización de la educación, cuyo extremo es el home schooling (enseñanza en el hogar), pero que ya -más o menos solapadamente- se implementa con el ‘negoción’ del comercio educativo que instala en escuelas (incluso en algunas públicas) fundaciones y ONG que preparan en pocos meses ‘líderes’ -en lugar de maestros- y buscan imponer material pedagógico producido por plataformas corporativas. Son contenidos estandarizados de donde -claro- van desapareciendo las humanidades”. “Esto es grave -añade-; es ‘confundir’ educación con instrucción; deshumanizar el proceso enseñanza-aprendizaje y ‘olvidarse’ de que educar consiste en formar ciudadanos; instruidos, por supuesto… pero eso no alcanza”.

Rol del Estado

“Otra cosa que hay que entender es que la obligatoriedad y la gratuidad van de la mano”, afirma. Es que si el educación es afirmada como política de Estado, este debe garantizar la calidad, además de la posibilidad de cumplir la obligación. “Y esa calidad debe esta a la altura de los tiempos: infraestructura (y eso incluye alimentación y salud, porque si no, no se garantiza el acceso a una educación de calidad), equipamiento tecnológico, docentes muy bien capacitados…”, enumera. “Hoy el deterioro de la educación se ve hasta físicamente, porque tampoco se garantiza el acceso a la salud”, añade.

Y retoma: “hacen falta instituciones educativas seguras y en relación con las comunidades donde están insertas, para, entre otras cosas, garantizar tiempo de permanencia eficiente de los alumnos en la escuela, y una comunidad que se responsabiliza de sus miembros -añade-. Por ejemplo, convenios con clubes barriales para practicar deporte (que además de actividad física, es aprender a respetar reglas, a trabajar en equipo) fortalecen lazos sociales… y ayudan a construir ciudadanía”.

Todo eso -agrega, preocupada- no se logra con contenidos enlatados (y muchas veces, importados), meros adiestramientos vaciados de contenidos. “Y no estoy demonizando la tecnología; todo lo contrario. La cuestión es saber quién produce y con qué criterios, y cómo se construye el vínculo pedagógico. En el encuentro docente-alumno siempre hay un plus”.

La universidad

“Y hay algo que no quiero dejar pasar: la importancia de un congreso como este, en la Facultad de Filosofía de Tucumán, la primera que se funda después de la Reforma de 1918. Un congreso que resalta la actualidad de las banderas de esa reforma (la libertad de cátedra, el cogobierno y la autonomía), a las que se sumó la gratuidad establecida en 1949. Porque la educación como derecho de la población y deber del Estado también incluye la educación superior”, resalta y cuenta que eso fue ratificado por el Congreso argentino en noviembre de 2015. “Sigue vigente… peleando su supervivencia en la Corte Suprema, pero vigente. ¡Que así siga!”.

Fuente de la Reseña:

http://www.lagaceta.com.ar/nota/808657/actualidad/adriana-puiggros-deterioro-derecho-educacion-se-ve-fisicamente-pues-tampoco-se-garantiza-salud.html

ove/mavh

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