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Chile debe educar a Chile

Por: María Victoria Peralta.

En estas últimas semanas con motivo de la cuarentena que deben mantener las familias chilenas para el resguardo de su salud, una nueva situación se ha presentado a nivel nacional: el desarrollo del año escolar en los hogares.

No es menor el tema, cerca de 4 millones de párvulos, escolares y jóvenes están en sus viviendas y bajo variadas condiciones tratando de realizar algún tipo de actividad que no los lleve a perder el año de estudios.

Por supuesto, las diferencias y las enormes brechas se presentan una vez más.

Unos están en cómodas casas, con buenos computadores y conexiones, pudiendo recibir clases on line casi igual que de manera presencial y siendo parte de todo tipo de plataformas y experiencias virtuales que enriquecen su formación.

Otros, la mayoría del país (municipales y particulares subvencionados 88%), están en estrechos hogares, con familias muy comprometidas por el sustento diario, con alguna forma precaria de equipamiento y conexión  en el mejor de los casos, tratando de subirse a la plataforma del MINEDUC  “Aprendo en línea” o comunicándose con algunos de sus profesores o compañeros para tratar de hacer alguna actividad escolar. Y ya llevamos un mes así.

Esta situación ha llevado a que diversas organizaciones sociales lideradas por el Colegio de Profesores, impulsemos una petición nacional para que la televisión abierta, pública y privada, se ponga al servicio del país, y realice televisión educativa en algún horario adecuado.

Todos los hogares tienen televisión, por lo que se puede llegar a todos los estudiantes por este medio.  Ello, es un tema “ético” ha dicho el profesor Aguilar, y en efecto, lo es.

El Mineduc, el Consejo Nacional de TV y algunas organizaciones han estado trabajando en iniciativas que se valoran, pero es necesario un impulso mayor y sistémico por parte de todos quienes tenemos responsabilidades para que esta iniciativa se haga realidad.

Sabemos las dificultades que tiene la televisión comercial en estos momentos y los problemas que están pasando muchas empresas, pero qué buen rating e inversión es la de 4 millones de espectadores y sus familias. Hay que pensarlo.

Ya es hora de que Chile, dentro de toda esta tragedia que estamos viviendo ponga al centro de su quehacer la educación de las nuevas generaciones, que es en definitiva la razón para la cual queremos salud, vida y sustento. Es el “para qué” de todo nuestro actuar.

Por cierto, los objetivos y contenidos oficiales priorizados para cada nivel educativo deben estar en esta propuesta, aprovechando mucho de las clases que ya están hechas televisivamente en el país y en el extranjero, pero también debemos avanzar para realizar ese gran cambio que deseamos hace mucho de la educación y que no hemos logrado instalar.

Es central propiciar una formación más humana, centrada en valores, en el bien común, en formación ciudadana, en el desarrollo sostenible o en estilos de vida saludable, que es todo lo que nos está fallando en nuestra sociedad.

Por eso, nuestra propuesta es organizar un “Chile Educa a Chile”, donde en un diseño sistémico y articulado, se integren en torno a una televisión educativa en los canales abiertos y de cable, los diversos agentes educativos y se ofrezca a la comunidad en forma generosa, sin personalismos que es lo que nos divide, sino como una tarea social de todos.

Por supuesto que los responsables “oficiales” deben encabezar esta red, y abrirse a los otros protagonistas, los que están en la realidad del diario vivir, y a su vez el mundo empresarial, debe disponerse a ceder espacios televisivos y patrocinar otros nuevos, que pueden ser muy vistos.

Por eso, el Chile debe Educar a Chile como título de esta columna, tiene que transformarse a la brevedad en el “Chile Educa a Chile”, sin más dilaciones.

Podemos hacerlo dejando ciertos protagonismos y uniéndonos en esta causa por nuestros niños, niñas y jóvenes, el Chile de hoy y del mañana, que no puede farrearse una mejor educación.

Fuente del artículo: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/chile-debe-educar-a-chile/2020-04-13/112734.html

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Chile: Expertos analizaron debilidades de educación a distancia y coinciden en que «no estamos preparados»

América del Sur/ Chile/ 21.04.2020/ Fuente: www.elmostrador.cl.

A los problemas de conectividad que poseen muchos estudiantes, especialmente los  de menores recursos e incluidos los residentes en zonas rurales, se suma la insuficiente capacitación de los docentes, sobre todo los de mayor edad. «En este contexto, los sistemas educativos en todos sus niveles no están preparados para la educación a distancia. Los docentes se formaron para dar clases en forma presencial, no online, además no se capacitaron. Si bien se les ha impuesto hacerlo y se están creando repositorios y el ministerio lo que ofrece es un repositorio de recursos virtuales, nadie se está haciendo responsable de crear una escuela online y entornos virtuales de aprendizaje», sentenció el académico de la Universidad de Santiago, Juan Silva.

Chile no está preparado para brindar educación virtual –a nivel básico, medio ni superior– en tiempos del coronavirus. Esa es la conclusión de varios académicos de diversas universidades y expertos en el tema ante la medida adoptada de brindar enseñanza remota a los 3,5 millones de escolares y 1,1 millón de universitarios que están sin clases presenciales, debido a la pandemia.

A los problemas de conectividad que poseen muchos estudiantes, especialmente los de menores recursos e incluidos los residentes en zonas rurales, se suma la insuficiente capacitación de los docentes, sobre todo los de mayor edad. «En este contexto los sistemas educativos en todos sus niveles no están preparados para la educación a distancia. Los docentes se formaron para dar clases en forma presencial, no online, además no se capacitaron. Si bien se les ha impuesto hacerlo y se están creando repositorios y el ministerio lo que ofrece es un repositorio de recursos virtuales, nadie se está haciendo responsable de crear una escuela online y entornos virtuales de aprendizaje», sentenció el académico de la Universidad de Santiago, Juan Silva.

A eso se suman problemas de orden práctico, por ejemplo, contenidos que no se pueden dictar de manera virtual, como los laboratorios de física, química o educación física. Sin embargo, a pesar de las falencias, los especialistas también afirmaron que esta crisis es una oportunidad para reforzar los programas virtuales existentes.

La académica de la Universidad de Concepción, Marcela Varas, señaló que las condiciones mínimas para la educación virtual son contar con un espacio tranquilo, un dispositivo adecuado –notebook, tableta o computador de escritorio con una pantalla de buena resolución–, con una buena conexión a Internet, estable y con un ancho de banda de unos 512Kb. «Considerando los índices de vulnerabilidad, sospecho que son muy pocos los estudiantes que cuentan con las condiciones adecuadas en esta contingencia. El problema del acceso a Internet empeora en comunas rurales o alejadas», recalcó.

«La situación en que estamos no la elegimos y, considerando eso, me parece que Internet es una tremenda oportunidad para que los profesores sigan vinculados con sus estudiantes y para generar oportunidades de aprendizaje en este tiempo», reflexionó la experta de la Universidad Católica, Magdalena Claro. Eso sí, admitió que «para eso hay que repensar las actividades que se dan a los estudiantes, considerando el contexto virtual y las diferencias de acceso».

Conexión insuficiente

Chile es uno de los países más interconectados de Latinoamérica y con un alto uso de aplicaciones digitales, pero eso no implica que se tengan las competencias para un uso educativo, alertó José Albuccó, académico de la Universidad Cardenal Raúl Silva Henríquez. «Acceder a la virtualidad y su información no es sinónimo de aprendizaje. La pandemia de COVID-19 es, entonces, una oportunidad para que la comunidad educativa use estos recursos en bien de la adquisición de las competencias educativas que cada nivel implica», dijo.

Un problema no menor es que la conectividad a Internet no está garantizada para toda la población, incluidos los estudiantes. «El acceso a Internet es variable en cuanto a cantidad y calidad, además de las regiones y las clases sociales (…), pero no necesariamente calidad, porque, si vives en la periferia, por más recursos económicos que se tenga, la Internet no llega o es de mala calidad», apuntó Silva.

Al respecto, la experta de la UC agregó que «dada la situación actual de cuarentena, lo relevante serían cifras de acceso a Internet en los hogares de los estudiantes y sobre eso no hay datos».

Según cifras del Ministerio de Desarrollo Social de 2019, 632 localidades distribuidas en 170 comunas del país no poseen acceso a Internet, lo que implica más de 76 mil personas sin conectividad digital. Dichos datos son liderados por la Región de La Araucanía con 136 sectores, seguida de la Región de Los Lagos con 107 y Coquimbo con 70. Incluso, en la Región Metropolitana hay dos sectores donde no se puede acceder a la web.

Para Albuccó, si se mira por ciclo educativo, también se dará una segregación en la conectividad y calidad del acceso de acuerdo a dónde estén matriculados los estudiantes, según la escuela o la universidad a la que pertenezcan.

La académica de la Universidad de Concepción, Marcela Varas, señaló que las condiciones mínimas para la educación virtual son contar con un espacio tranquilo, un dispositivo adecuado –notebook, tableta o computador de escritorio con una pantalla de buena resolución–, con una buena conexión a Internet, estable y con un ancho de banda de unos 512Kb. «Considerando los índices de vulnerabilidad, sospecho que son muy pocos los estudiantes que cuentan con las condiciones adecuadas en esta contingencia. El problema del acceso a Internet empeora en comunas rurales o alejadas», recalcó.

Así, aunque en esta contingencia no ve otra opción, Varas afirmó que es necesario trasparentar que en muchos casos no se podrá llegar con los programas educativos.

«Lo principal es entender que los profesores no pueden pretender pasar toda la materia en forma normal (…), hay que concentrarse en lo fundamental, tener paciencia y tolerancia con los estudiantes que tendrán más problemas –conectividad, concentración en casa, etc,–. Será un enorme esfuerzo de todo el sistema educativo», acotó  José Miguel Piquer, de la Universidad de Chile

Capacitación insuficiente

Aparte de este tema de conectividad, hay otro factor, el que los docentes no tienen suficiente capacitación para enseñar sus contenidos de manera virtual. «Mientras mayor es la edad promedio, menos digitales son», sintetizó Piquer.

Punto en el que coincidió Silva. «Los profesores de todos los niveles educativos, incluidos los de educación superior, no están capacitados. La gran mayoría no posee competencias para una docencia online efectiva. Algunos han sido tutores de cursos online, pero no es lo mismo. El diseñar espacios virtuales no es sencillo, se requiere formación y experiencia».

Para Varas, eso se debe a que la enseñanza virtual no había sido tan necesaria como hasta ahora. «Los profesores tienen conocimientos y capacitación en la elaboración de material didáctico de apoyo, el uso de tecnologías de información para apoyo educativo, pero muy pocos tendrán experiencia suficiente en una modalidad 100% virtual», añadió.

«Aún tenemos el modelo clásico de aprendizaje en aula, la relación profesor-estudiante en forma directa en un espacio físico concreto», puntualizó Albuccó.

Contar con los dispositivos de virtualidad no asegura un exitoso proceso de enseñanza-aprendizaje, si no se cuenta con una arquitectura de soporte computacional que asegure la estabilidad de las plataformas que utilicen los profesores. Muchos docentes que son innovadores en las metodologías a distancias, ven frustrado su trabajo y esfuerzo en la preparación de los módulos de aprendizaje por la inestabilidad de las plataformas, que es –para Albuccó– otra forma de segregación en la calidad.

«La educación a distancia se realiza generalmente como tutorías en que el estudiante es el que debe ser dueño de su aprendizaje, es responsable primero de su educación, los docentes son tutores que colaboran en los aprendizajes, ayudan a avanzar modelando el aprendizaje. Entonces el estudiante es más activo, desde que enciende el computador, se conecta y revisa lo que debe aprender, realiza preguntas y luego la evaluación, con una constante retroalimentación de su docente. Esto implica mucho tiempo de preparación de material, lecturas, cuestionarios, videos, etc. Luego, el acompañamiento de cada estudiante, lo que muchas veces es más tiempo, sobre todo la primera vez, como pasa en esta oportunidad», explicó Albuccó.

En Chile no hay casos de colegios que estén haciendo solo educación virtual, ni tampoco las facultades de educación se han planteado un escenario tan extremo como el actual. En lo que sí están capacitando desde la Facultad de Educación de la UC es en la metodología de clase invertida, que, dicho de manera simple, supone trasladar los contenidos al espacio virtual –videos, lecturas, screencasts, entre otros– para dar tiempo dentro de la sala de clases para un aprendizaje más activo de ejercitación, aplicación, colaboración, entre otros.

«Sin embargo, este es un trabajo reciente y hay unos pocos ejemplos de colegios privados en Chile que han aplicado esta metodología en algunas de sus clases. En ese sentido, prácticamente no existe experiencia de enseñanza virtual en el mundo escolar», admitió Claro.

Contenidos a enseñar

Solo algunos contenidos pueden ser transmitidos de manera virtual, ya que hay habilidades, como las sociales, que dependen de la interacción propia como la presencial. «Para las (materias) más teóricas será más sencillo que las prácticas», comentó Silva.

Albuccó coincidió en que las más complicadas son todas aquellas áreas de las disciplinas que requieren el desarrollo de competencias y habilidades in situ, como las artes, ámbitos de la salud o de las ciencias que necesitan la experiencia de laboratorio.

A esto se suma que la enseñanza personal, las vivencias, experiencias y emociones no son virtualizables de manera sencilla, según Varas.

Para Claro, el espacio virtual favorece la entrega de contenidos, pero limita las posibilidades de interacción, aplicación, experimentación, entre otros. Si bien se pueden generar algunas oportunidades de este tipo, como por ejemplo hacer una discusión en una videoconferencia o un foro, dadas las distintas condiciones de acceso, estos encuentros no siempre son muy fluidos, afirmó.

El proceso educativo es más que contenido y habilidades tecnológicas: tiene un importante proceso de socialización, lo que implica el desarrollo de competencias sociales, culturales y ciudadanas, recalcó Albuccó: «Hay instituciones que están dispuesta a perder eso y solo ser un medio de recursos de capital humano para la economía y no del desarrollo humano integral».

La académica Varas advirtió que»en el contexto de esta contingencia, que encuentra al sistema educativo nacional sin las herramientas, capacidades y recursos, se podrán lograr los aprendizajes cognitivos con algún grado de facilidad, pero las habilidades de pensamiento superior, las que se logran a través de la discusión, experimentación y el intercambio con otros, se podrían postergar para el segundo semestre o después de la pandemia».

En ese sentido, dijo que «los profesores ingeniosos sabrán cómo motivar a sus estudiantes y lograr sus aprendizajes, pero los profesores, como todos, están viviendo su propia cuarentena y hay que tener en cuenta que también deben contar con las condiciones para poder trabajar».

Métodos de enseñanza

Actualmente, ya hay una serie de métodos para la enseñanza virtual como video, conferencias, chats, mails, foros, blogs y creación de videos, entre otros. Por la experiencia que ha tenido Silva, lo más usado es una plataforma que articule la entrega de materiales y el uso de las herramientas de plataforma, que se puede complementar con videollamadas. El mail, en cambio, es lo menos aconsejable, porque no queda la interacción en un solo lugar.

En palabras de Varas, para lograr aprendizajes en modalidad no presencial se deben utilizar recursos diversos como se hace en una clase presencial y aprovechar las ventajas de la tecnología, en el uso de wikis o creación de documentos compartidos, simulaciones y animaciones.

En tanto, para la entrega de contenidos se pueden usar videos y dejarlos disponibles en alguna plataforma de streaming. Para discusión y retroalimentación, se pueden usar videollamadas, audiollamadas, foros de discusión, correos electrónicos.

Hay plataformas –LMS Learning Management Systems– que están especialmente diseñadas para que las instituciones educativas manejen el proceso de aprendizaje de sus estudiantes, y estas plataformas proveen muchas herramientas de apoyo. Incluso, hay varias que no requieren pago. «Lo importante es considerar los objetivos de aprendizaje y diseñar secuencias didácticas combinando diferentes métodos», complementó Claro.

Por ejemplo, una clase expositiva puede ser transformada en un video o screencast que los estudiantes pueden consultar en alguna plataforma que se disponga para el curso. Aquí, sin embargo, es fundamental entender que no se puede hacer un video con una exposición estática de 45 minutos o una hora: en general se recomienda hacer videos de entre 7-12 minutos.

Esto implica revisar la materia y seleccionar los nudos críticos, además de subdividir por temas y producir videos separados para cada uno de ellos. Estos contenidos se pueden complementar con otros recursos, como lecturas o videos disponibles en Internet.

«Luego, si teníamos planificado realizar una actividad de discusión en clases, se puede hacer en una videoconferencia breve –45 minutos a una hora–, que permite hacer la discusión de manera sincrónica, o foros, si nos parece que puede hacerse de forma asincrónica», explicó Claro.

Un trabajo grupal puede organizarse con herramientas de creación de grupos que tienen algunas plataformas y que permiten trabajar de manera sincrónica o hacerlo de manera asincrónica, pidiendo a los estudiantes que se coordinen aprovechando sus redes sociales o herramientas para trabajar documentos de manera colaborativa. En todas estas actividades, agregó la académica de la UC, el rol del docente es clave para estructurar, guiar, retroalimentar y acompañar.

«Pero la pregunta, más que por el método, es por el propósito y objetivo educativo que se pretende lograr. La sabiduría que el profesor debe tener es elegir los métodos más adecuados para aprendizaje del estudiante. Cantidad no es calidad y esa calidad debe ser inclusiva para las personas con capacidades diferentes», remató Albuccó.

Dificultad por niveles

A esto se suma la diferencia según el nivel de enseñanza de los estudiantes. En ese sentido, son las mismas que en presencial, pero acentuadas: mientras más jóvenes, más difícil es retener su atención y comunicar directamente con ellos, según Piquer.

Por eso, es más sencillo con los estudiantes mayores. Hay universidades online en el mundo que dictan sus carreras en esta modalidad, lo mismo para el área técnica, «pero ya en primaria y secundaría es menos pertinente, pues hay menos autonomía, sobre todo en los más pequeños, que no saben leer, no manejan el computador», afirmó Silva.

La educación primaria pone en contacto al niño o niña con los aprendizajes y contempla la enseñanza de hábitos, socialización, respeto, corresponsabilidad, que en forma virtual es más difícil de modelar. En cambio, «en la educación universitaria este es un recurso muy usado, aunque existen competencias que necesitan modelamiento con prácticas y capacitaciones efectivas y pertinentes para cada disciplina en las universidades», recalcó Albuccó.

Más allá de los problemas de las actuales circunstancias por la pandemia,Varas precisó que la educación y la tecnología son aliados y que la necesidad hará que, tanto los profesores busquen y generen material de apoyo, como que los estudiantes ordenen su tiempo.

«La situación actual nos ha forzado a pensar en las oportunidades para el aprendizaje que existen en el espacio virtual y para muchos docentes aprender a usar varias de las herramientas que están disponibles por primera vez», afirmó Claro.

En este plano, agregó que «la gran mayoría habrá tenido que probar algunas herramientas digitales y en ese sentido tendrá una experiencia de enseñanza en línea. Creo que, luego de esto, muchos docentes y estudiantes tendrán más claro cuál es el aporte que hace al aprendizaje el espacio virtual y qué aspectos de la presencialidad, sencillamente, no se logran reemplazar. Sin duda, eso significará que muchos sigan usando las herramientas descubiertas en este período y se abrirán a seguir explorando estas oportunidades».

Silva, en tanto, indicó que «esperaría que después de esto se tome más en serio la formación virtual, las instituciones fortalezcan esta área, existan en el país universidades, institutos, escuelas en modalidad virtual o al menos que complementen la presencialidad con la virtualidad. Es una gran oportunidad para formar a los docentes, a los estudiantes, para estar preparados para la enseñanza virtual».

Otros, como Piquer, creen incluso que el futuro de la educación es totalmente digital y a distancia. «Esta pandemia cambiará nuestra forma de vivir para siempre. En muchos niveles. Pero en el uso y valorización de la tecnología, para mí, es claro que será radical», concluyó.

Fuente de la noticia: https://www.elmostrador.cl/cultura/2020/03/30/educacion-a-distancia-para-millones-en-plena-crisis-sanitaria-expertos-advierten-que-no-estamos-preparados/

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COVID-19 transforma el sistema educativo brasileño, que pasa a ser online

América del Sur/ Brasil/ 21.04.2020/ Fuente: spanish.xinhuanet.com.

Con cerca de 850 millones de estudiantes fuera de las clases en todo el mundo debido a la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), escuelas y universidades tuvieron que reinventarse en poco tiempo para no perder el año lectivo, algo que en Brasil los centros de educación han hecho en un tiempo récord.

El grupo de educación Raíz, que en Río de Janeiro tiene prestigiosas escuelas como QI y Ao Cubo, transformó en pocos días su aplicación de apoyo a los estudiantes en una central de clases online en directo para 2.000 alumnos de bachillerato y de cursos preparatorios.

Anteriormente, apenas las clases de refuerzo eran filmadas, pero tras la llegada de la pandemia a Brasil, el grupo Raíz llegó a un acuerdo con la empresa de enseño online ProEnem, doblando a cuatro el número de estudios utilizados y contratando freelancers para su equipo, a fin de poder atender a los alumnos que están en casa.

«El feedback de los alumnos ha mostrado que este es un camino sin marcha atrás. Soy de los que piensan que las aulas presenciales son muy importantes, pero a partir de ahora, tendremos muchas más clases online, con el coronavirus o sin el coronavirus», explicó el director general del grupo, André Gusman.

Por su parte, el grupo brasileño de educación Cogna empezó a preparase para el enseño online cuando la situación de COVID-19 empezó a empeorar en el país europeo de Italia. Su brazo de educación básica «Somos Educaçao», que cuenta con 4.100 escuelas en el país sudamericano, desarrolló una metodología para la educación infantil y la fundamental en todo el país.

«Hicimos un planeamiento para prepararlo todo en tres semanas cuando vimos los números en Italia, pero tuvimos que hacerlo todo en apenas una semana», aseguró el director de «Somos Educaçao», Mario Ghio.

Según Ghio, varias secretarías de educación regionales y municipales de Brasil ya entraron en contacto con el grupo para poder disponer de las herramientas para el enseño online a distancia.

«Las secretarías regionales están reconociendo que es posible aprender fuera de la escuela presencial. Es un debate que se arrastra desde hace años y apenas ahora los estados empiezan a darse cuenta de que es posible hacerlo», comentó.

El gran desafío apuntado por los especialistas en Brasil es que todos los alumnos puedan estudiar online, teniendo en cuenta las desigualdades sociales que hay en el país.

Según un estudio presentado el año pasado por el Comité Gestor de Internet, el 58 por ciento de los domicilios del país sudamericano no tenían ordenador y el 33 por ciento no tenía internet. Entre las clases más bajas, el acceso todavía era más restringido.

Algunos estados optaron por transmitir por televisión en canales públicos clases para los alumnos, mientras que otros optaron por dejar que los alumnos sin internet vayan una vez por semana a la escuela a buscar las lecciones a estudiar en casa.

El Ministerio de Educación brasileño ofreció cerca de 32.000 plazas en cursos de enseño a distancia para cualificaciones profesionales y técnicas, con una carga horaria de 800 horas por curso, como forma de incentivar la continuidad de los estudios en tiempos de pandemia, con las instituciones educativas cerradas.

Según el último boletín divulgado hoy por el Gobierno brasileño, al menos 2.575 personas murieron en el país por la COVID-19, mientras que 40.581 dieron positivo por el virus, lo que convierte a Brasil en el país más afectado de América Latina por la pandemia.

Fuente de la noticia: http://spanish.xinhuanet.com/2020-04/21/c_138994463.htm

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¿Está preparada Colombia para apostar por la educación virtual?

América del Sur/ Colombia/ 21.04.2020/ Fuente: noticias.caracoltv.com.

 

Aunque el gobierno ha buscado opciones para llegar a sectores rurales y con bajos recursos, expertos no ven el panorama claro. Ojo a esta radiografía.

Forzados por la cuarentena y en medio de la incertidumbre de la pandemia del coronavirus, 10 millones de estudiantes de educación básica y media regresaron este lunes a clases de manera virtual: 8,1 millones de esos jóvenes pertenecen a instituciones públicas y al menos otros dos millones a escuelas rurales de Colombia.

Un escenario inédito que tiene a todos inquietos: a los padres de familia, a los alumnos mismos, a los rectores, a los operadores de telefonía y al gobierno que trata de capotear el temporal sobre un propósito esencial: que no haya deserción escolar.

“Tanto para los niños de lo urbano como de la ruralidad no hemos ahorrado esfuerzos: está la plataforma Aprender Digital, pero sabemos que no todo el país está conectado. En ese sentido estamos llegando con una programación de 12 horas en el canal 3, 2, 1 Educación, con programas como El profe en casa. Estamos teniendo parrillas de radio y enlazaremos en las próximas semanas canales regionales y emisoras comunitarias”, explica María Victoria Angulo, ministra de Educación.

Sin embargo, ¿está Colombia preparada para un desafío de esta envergadura? Mucho más teniendo en cuenta que la cobertura de internet, según cifras conservadoras, ronda el 70% en el país y en áreas rurales es aún más deficiente.

“Colombia no está preparada para la educación virtual. Miremos el caso de la educación rural: hoy más de 2 millones 350 mil niños se están viendo afectados por esta circunstancia”, sostiene Nelson Alarcón, presidente de Fecode.

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Pese a estas críticas, la ministra Orozco insiste en que se están haciendo esfuerzos. Señala que la plataforma Aprender digital podrá descargarse sin consumir datos.

Agrega que a las familias de estratos 1 y 2 se les facilitará un paquete de internet con tarifas muy bajas que se mantendrán hasta 2023.

Para los expertos, no obstante, la radiografía de la virtualidad educativa es bastante mala. Un estudio del laboratorio de economía de la educación de la Universidad Javeriana, liderado por la profesora Luz Karyme Abadía es crudo: la mitad de los rectores de colegios públicos consultados aceptó que sus maestros no tienen ni las herramientas ni las estrategias pedagógicas para encarar lo que se viene.

“La emergencia sanitaria que estamos viviendo a causa del COVID-19 evidenció el atraso tecnológico tan grande que existe en los colegios oficiales del país”, afirma la profesora Abadía.

Y como si todo no fuera lo suficientemente complejo ya también ronda la corrupción. Una auditoría de la Contraloría reveló en enero pasado graves irregularidades en 25 contratos por 153 mil millones de pesos suscritos por siete gobernaciones y pagados con recursos del sistema de regalías.

Dichos contratos tenían por objeto la prestación de servicios de conectividad a internet a instituciones de educación pública.

Según el expediente, en algunos contratos se pagó dos veces por este servicio. En otros, las megas compradas por las gobernaciones a los operadores de internet no se entregaron y hasta hubo contratos millonarios para proveer internet a centros educativos en tiempos de vacaciones escolares. Y eso que solo se auditó la tercera parte de las regiones de Colombia.

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Estos hallazgos, que hoy indaga también un grupo élite de la Fiscalía, se dieron en las gobernaciones de La Guajira, Magdalena, Santander, Norte de Santander, Meta, Nariño y Casanare.

Mientras el Gobierno busca salidas para evitar la deserción escolar y tanto padres como alumnos se llenan de paciencia para resistir el nuevo modelo de educación virtual, los organismos de control le ponen la lupa a toda la contratación para evitar un desangre.

Fuente de la noticia: https://noticias.caracoltv.com/coronavirus-covid-19/esta-preparada-colombia-para-apostar-por-la-educacion-virtual-nid226809-ie215

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Pasar de curso

Por: El Diaro El País. 

 

El Ministerio de Educación y las comunidades autónomas acordaron esta semana los términos en los que se procederá a la finalización del curso académico. Los alumnos de todas las etapas, desde primaria hasta bachillerato, pasando por formación profesional, promocionarán salvo en casos excepcionales. La fórmula no es un aprobado general, pero se parece bastante. Las circunstancias singulares que han marcado el tercer trimestre escolar, con las aulas vacías y unas precarias condiciones para impartir clases telemáticas, dificultan notablemente la evaluación de los alumnos en la recta final de curso.

No obstante, el acuerdo prevé que los docentes tendrán en cuenta las calificaciones de los dos primeros trimestres a la hora de determinar la nota definitiva y que el último tramo, dedicado a repasar y reforzar contenidos, solo contará para beneficiar al alumno, nunca para perjudicarlo. Esta salvaguarda permite que sean calificados de forma justa, valorando sus logros durante la etapa de confinamiento y sus necesidades de aprendizaje.

Las autoridades educativas coinciden en que, para ocho millones de alumnos no universitarios, repetir curso es una medida excepcional que deberá ser adoptada, y convenientemente argumentada, de forma colegiada por el equipo docente atendiendo a la evolución académica del estudiante antes del cierre de las aulas, hace ya más de un mes. La situación socioeconómica de las familias es un aspecto que no puede quedar al margen, toda vez que condiciona el acceso a la educación online y a las herramientas pedagógicas digitales.

Es de lamentar, no obstante, que las comunidades de Madrid, Andalucía y Castilla y León (presididas por el PP) hayan decidido desmarcarse del documento presentado por el ministerio y se empeñen en exigir al Gobierno que fije el número máximo de asignaturas suspensas para que los estudiantes puedan pasar de curso o titularse. El País Vasco apela a la defensa de las competencias para aplicar su propio plan y Cataluña ultima su particular decreto. La disparidad de criterios en función del territorio redunda, a efectos prácticos, en una evidente desigualdad de los estudiantes, que verán condicionada la obtención de un título o la posibilidad de presentarse a la prueba de acceso a la universidad.

Actitudes como las exhibidas por el PP y grupos nacionalistas ponen de relieve las dificultades intrínsecas a la hora de alcanzar pactos estables y duraderos en el ámbito educativo y sitúan una materia tan sensible en el centro de la rencilla política, una vez más. Perseguir un provecho partidista o actuar con afán de desgastar al Gobierno central en una situación extraordinaria como la actual tiene difícil defensa, más cuando los afectados son niños y niñas.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2020/04/17/opinion/1587138399_750715.html

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España: Educación en la crisis. Intuición ignorante

Europa/ Epaña/20.04.2020/ Fuente: www.laopiniondemurcia.es.,

 

«Sería deseable que las decisiones sobre algo tan trascendente como la educación pública se tomaran por expertos capaces de proponer programas de adaptación y progreso que no dependan del día a día o de lo que ocurra a corto plazo»

«En un alarde de compromiso, esfuerzo y optimismo, profesores y alumnos se han lanzado a un tipo de enseñanza para el que no se les ha preparado técnica ni intelectualmente»

Está claro que el estado de alarma sanitaria que el Gobierno de España decretó hace ya más de un mes ha cambiado mucho y de forma radical e inesperada lo que consideramos normal. Aceptamos con resignación las diferencias con las que cada familia esta viviendo el confinamiento, porque lo vemos consecuencia de la historia personal y familiar. Se activan todos los mecanismos de resiliencia viendo a través de los medios de comunicación y, sobretodo, la ‘ventana indiscreta’ de la televisión, cómo evoluciona la pandemia. Nos sentimos impotentes y asombrados por el creciente número de personas infectadas, enfermos ingresados en UCI y muertos por la infección. Nos resignamos ante la presencia en escena de personajes que hacen gala de la opulencia de sus casas, mientras que nuestro entorno es más reducido y con menos diseño, alentados quizás por el espejismo de nuestra imaginación e ilusiones y el hecho de que el coronavirus nos asusta a todos por igual.

En este escenario de desigualdad hemos aceptado el teletrabajo, sabiendo que no es lo mismo teletrabajar en una habitación con intimidad y con medios informáticos potentes, que en una mesa de camilla con nuestros hijos haciendo los teledeberes y compartiendo unas exiguas velocidades de red. Creo que lo aceptamos porque nos atañe a los adultos dentro de nuestra responsabilidad ciudadana y porque no nos queda otro remedio.

Ahora bien, es vivir en la inopia admitir que estas diferencias de capacidades dentro del ámbito de la familia y su entorno no afectan al desarrollo adecuado de las capacidades de aprendizaje y rendimiento escolar de los alumnos que están sufriendo el confinamiento.

España es un Estado social en el que existe el compromiso de la igualdad de oportunidades cuyo pilar es la enseñanza pública. El acceso igualitario al desarrollo intelectual es el mayor valor de nuestra convivencia social democrática; una sociedad inteligente identifica y asegura el resto de servicios básicos para todos los ciudadanos. Sin este principio y por la falta de oportunidades, es seguro que muchos profesionales no hubiéramos llegado a bachiller y a la universidad. La enseñanza pública presencial equilibra muy significativamente las diferencias económicas y sociales, ya que los alumnos tienen acceso por igual a los medios necesarios para desarrollar sus capacidades. Sabemos también que las diferencias socioeconómicas juegan un papel complementario, pero no es excluyente. La educación pública presencial es un vínculo fundamental de equidad social y, a su vez, motivador para el esfuerzo, puesto que no se ven coartadas las capacidades de los estudiantes.

Estos últimos días se ha abierto el debate sobre qué hacer con este curso escolar tan atípico, con un tercio del programa sin desarrollo presencial. En un alarde de compromiso, esfuerzo y optimismo, profesores y alumnos se han lanzado a un tipo de enseñanza para el que no se les ha preparado técnica ni intelectualmente. También, siguiendo son ese optimismo temerario, las Administraciones están recogiendo datos de conexión, seguimiento, aprovechamiento del programa (todo virtual), con conclusiones dispares según a quien se le pregunte. Pero creo que es necesario imaginar varios escenarios:

1) un estudiante con medios adecuados, intimidad espacial en el hogar y asesoramiento particular;

2) varios hermanos compartiendo medios informáticos entre ellos y con el tele-trabajo de papá y/o mamá, en la mesa de camilla o el comedor familiar, sin acceso a asesoramiento adecuado; y para terminar,

3) alumno en un hogar empobrecido al extremo sin medios informáticos ni capacidad de intimidad en el entorno familiar. Es imposible que se cumpla en ellos el pilar social de la igualdad de oportunidades, como es evidente. Pues bien, hay políticos y Gobiernos que se instalan en la inopia y consideran que el rendimiento escolar en estas circunstancias puede ser evaluado con equidad, cuando para unos ha supuesto un esfuerzo equivalente a un paseo por la playa (escenario 1) y comparado con el de subir una pared vertical sin ayuda técnica (escenario 3). El esfuerzo en cada escenario es absolutamente diferente y es un insulto a la inteligencia natural pensar que una evaluación del rendimiento sería justa. Solo cuando haya aulas de estudio en cada esquina de las ciudades, informatizadas y con profesores de apoyo, podríamos decir que todos los estudiantes pueden acceder a teleenseñanza en igualdad de condiciones. Y este no es el caso.

Me asombra mucho el ver cómo la sociedad acepta estas posturas expresadas por los representantes de la Administración con competencias educativas. No sé por qué no hay una respuesta solidaria y contundente contra tal desatino. Me pregunto si no estamos un poco anestesiados por el confinamiento, o porque tanta noticia WhatsApp/Twiter/etc, nos está haciendo insensibles e inactivos.

En el desarrollo de las capacidades intelectuales, la posibilidad para alcanzar las metas es el motor de la motivación para el esfuerzo personal. La equidad de medios y oportunidades para que cada estudiante alcance el máximo de sus capacidades es un compromiso social, que no puede verse fracturado en ninguna situación. Ahora se está poniendo encima de la mesa que se evalúe por igual el rendimiento escolar que depende de situaciones diametralmente opuestas. Creo que esto significará truncar por motivos arbitrarios (posiblemente en el marco de ineptitud e interés político) las expectativas de muchos jóvenes con capacidad de llegar a ser grandes profesionales. Cualquiera de ellos puede ser quien descubra la vacuna definitiva contra el coronavirus, el remedio contra el cáncer, asegure nuestra seguridad y salud, encuentre la solución a los problemas del hambre y el deterioro medioambiental del planeta; y casi todos ellos serán buenos ciudadanos que harán mejor a nuestro país. No podemos permitir que decisiones de estrategia política nos priven de ello.

Sería deseable que las decisiones sobre temas trascendentes se tomaran por expertos capaces de proponer programas de adaptación y progreso que no dependan del día a día, o de lo que ocurra a corto plazo. Lo que estamos viendo es que las decisiones van en un sentido u otro como reacción a lo que ocurra en el momento inmediatamente anterior a la espera del posterior inmediato. Esto produce una sensación de vértigo, que aceptamos como normal en el caso de la sanidad, que ha de reaccionar ante la urgencia de la enfermedad; pero no entiendo por qué ha de ser así en educación.

Se debería plantear un programa de respuesta y adaptación de largo recorrido y con mucha probabilidad de poder ser aplicado. Por ejemplo, el destino de la EBAU (antes selectividad) es tan incierto que nadie es capaz de apostar a que se pueda celebrar un examen multitudinario en el mes de junio o julio. Sin embrago, no se ha puesto encima de la mesa un plan alternativo a este examen, que sea equitativo y justo. Seguimos esperando hasta el ultimo momento y ya improvisaremos, guiados por la intuición ignorante (como se esta poniendo de manifiesto hasta el momento).

La intuición ilustrada está brillando por su ausencia para la toma de decisiones en educación. Parece que esta intuición ilustrada está siendo utilizada únicamente por los profesionales de la sanidad a pie de cama, menos mal que ahí sí esta funcionando.

Fuente de la noticia:  https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2020/04/20/educacion-crisis–intuicion-ignorante/1108238.html

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