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Japón amplía los bordillos de emergencia COVID-19 en Tokio y otras áreas

  • Estado de emergencia prorrogado hasta el 30 de septiembre en Tokio y otras zonas
  • Demasiado pronto para bajar la guardia – ministro de salud
  • El PM saliente lamenta no haber podido asegurar suficientes camas

Japón extendió las restricciones de emergencia del COVID-19 el jueves en Tokio y otras regiones hasta fines de este mes para frenar las infecciones y evitar que los hospitales se abrumen.

Al anunciar la extensión, ratificada anteriormente por un panel asesor, el primer ministro Yoshihide Suga dijo que era necesaria para apuntalar un sistema médico que aún se ve afectado por casos graves a pesar de que las nuevas infecciones estaban disminuyendo y las vacunas estaban aumentando.

«La inoculación de todos los que deseen vacunarse se completará en octubre o noviembre», dijo Suga a los periodistas. «Y a partir de entonces, podremos aliviar las restricciones mediante el uso de pruebas de vacunación o los resultados de las pruebas».

Japón ha estado luchando con una quinta ola del virus y el mes pasado extendió sus restricciones de larga duración hasta el 12 de septiembre para cubrir alrededor del 80% de su población.

El número de casos graves y la tensión en el sistema médico no se han aliviado lo suficiente en Tokio y las áreas circundantes como para permitir que se levanten las restricciones. Las medidas ahora se extenderán hasta el 30 de septiembre, incluso para Osaka en el oeste.

Los frenos de emergencia de Japón se han centrado en pedir a los restaurantes que cierren temprano y se abstengan de servir alcohol. Se insta a los residentes a que trabajen desde casa tanto como sea posible y se abstengan de viajar.

«Creo que estamos empezando a ver resultados, pero aún es demasiado pronto para bajar la guardia», dijo la ministra de Salud, Norihisa Tamura.

Mirando hacia atrás en su tiempo en el cargo, Suga dijo en una conferencia de prensa que no haber podido asegurar suficientes camas de hospital era un gran arrepentimiento.

En un anuncio sorpresa la semana pasada, Suga dijo que renunciaría, poniendo fin a un mandato de un año como primer ministro que ha visto su apoyo desmoronarse a medida que aumentaba el COVID-19.

«Mis días en el cargo han estado absortos en la batalla contra el coronavirus … Me costó mucho asegurar suficiente atención médica. Ese es un gran punto de reflexión», dijo.

Con las camas de hospital llenas o casi a su capacidad máxima, muchas personas se han visto obligadas a convalecer en sus hogares, y algunas mueren antes de poder recibir tratamiento.

RESTRICCIONES DE ENTRADA INTERNACIONAL

El periódico Nikkei informó que el gobierno estaba avanzando hacia la flexibilización de las restricciones de entrada internacional al reducir los tiempos de cuarentena para los viajeros vacunados. Keidanren, el principal grupo de presión empresarial de Japón, y las cámaras de comercio extranjeras han instado a la medida.

«Damos la bienvenida a cualquier propuesta para reabrir las fronteras de Japón a los viajes de negocios, como parte de un enfoque basado en la ciencia para preservar la salud pública», dijo Christopher LaFleur, asesor especial de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Japón.

LaFleur dijo que muchos de los principales socios comerciales de Japón permiten que los viajeros vacunados entren libremente y exigen cuarentenas de 10 días para quienes no tienen vacunas, y que era «razonable que Japón adoptara la misma política».

Los medios locales han informado que el gobierno puede permitir que los restaurantes reanuden el horario comercial habitual y las ventas de alcohol a medida que la vacunación se acerca a su finalización en octubre y noviembre.

Aproximadamente la mitad de la población ha sido completamente vacunada en Japón.

Las nuevas infecciones diarias por coronavirus en Tokio ascendieron a 1.834 el miércoles. Japón ha informado alrededor de 1,6 millones de casos y 16.436 muertes, pero la tasa de mortalidad ha disminuido en el último brote. La tasa de mortalidad del 1% se compara con el 1,6% en los Estados Unidos y el 1,9% en Gran Bretaña.

Shigeru Omi, el principal asesor de salud de Japón, dijo el miércoles que la lucha contra la pandemia estaba cambiando para centrarse más en la amenaza de nuevas variantes virales o una posible disminución de la eficacia de las vacunas.

Fuente: https://www.reuters.com/world/asia-pacific/japan-seeks-extend-covid-emergency-curbs-tokyo-other-areas-minister-2021-09-09/

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COVID-19 está acelerando la creación de opciones para estudiantes adultos.

Por: Paulette Delgado/Observatorio.tec.mx

La pandemia causó el crecimiento de un ecosistema de opciones para aquellos que no pudieron obtener un título universitario.

La pandemia obligó a las instituciones educativas a mudarse al entorno digital, y aunque este cambio ha estado lleno de retos, es algo que debió ocurrir desde hace mucho tiempo. Debido a la Cuarta Revolución Industrial, la demanda de habilidades digitales ha estado a la alza, especialmente debido al auge inteligencia artificial y la automatización.

Gracias al distanciamiento social y el confinamiento, gran parte de la fuerza laboral se vio inmersa en un ecosistema en línea. Por ejemplo, los procesos de  contratación, también se digitalizaron ya que el proceso de solicitud, selección y entrevista se lleva a cabo, en su mayoría, en plataformas digitales, debido al cierre de oficinas corporativas. Esto promovió prácticas como el análisis de talento, evaluación previa, e incluso contrataciones basadas en simulación donde realizan tareas que los aplicantes tendrán en el trabajo en caso de conseguirlo. Además, debido a la demanda global de recapacitación, el aprendizaje a lo largo de la vida es clave no sólo para encontrar trabajo, si no también para mantenerlo. Es por eso que ha habido un auge en las ofertas de aprendizaje digital flexible. Coursera informó a inicios de este mes que hubo un crecimiento en sus ingresos del 38 %, ocasionado por el fulgor de obtener certificados profesionales de nivel básico. Además, hubo un incremento de alrededor del 75 % en microcredenciales otorgadas por empresas, asociaciones industriales y otros proveedores no institucionales.

Aunque las demandas de habilidades digitales son cada vez más fuertes en el mercado laboral, las credenciales alternativas aún generan debate. Cuando las microcredenciales, como los bootcamps de programación, son un complemento a la educación institucional, entonces son bien recibidos, sin embargo, si se gestionan como reemplazo de un título universitario, no son bien aceptados ya que el título universitario sigue siendo prioridad.

Pero, debido al cambio forzado al trabajo remoto, cada vez más empleadores están adoptando estrategias de contratación que consideran más las habilidades y destrezas que un título universitario, abriendo la posibilidad de obtener un mejor trabajo a aquellas personas que no pueden pagar la universidad pero sí cursos en línea. Este último punto es especialmente significativo para el 37 % de estudiantes adultos, es decir, aquellos con más de 25 años, que tuvieron que abandonar sus sueños de obtener un título universitario por la pandemia. Tener acceso a credenciales digitales no sólo les conviene por el precio, algo que no siempre es el problema, sino también porque les permite seguir trabajando y encargarse de su familia.

Sean R. Gallagher, director ejecutivo del Center for the Future of Higher Education and Talent Strategy en Northeastern University, estima que la mitad de los empleadores en los Estados Unidos están investigando enfoques de contratación basados en competencias o ya lo están haciendo, como es el caso de empresas como Apple, Netlfix, IBM y Google. Aún así, el título universitario sigue siendo prioridad a la hora de contratar talento, sin embargo, existe una gran oportunidad para aumentar, mejorar y adaptar estas constancias educativas para estudiantes adultos. Una manera de hacerlo es por medio de trayectorias profesionales como el que tiene el Modelo Tec21, en el cual se combinan la personalización del aprendizaje con una ruta establecida para elegir, ingresar y completar la carrera. Además, puede ser complementado por coaching en línea, microcredenciales, y permite ir adaptando los rumbos según cambie el mundo laboral.

En el caso del Tecnológico de Monterrey y su Modelo Tec21, los estudiantes inician su trayectoria universitaria eligiendo una disciplina, como ingeniería o negocio, y van siendo orientados para irse formando según sus intereses. Esto da la oportunidad al estudiantado de tener una educación flexible y personalizada que se enfoca en sus capacidades y pasiones. Aún cuando tienen la posibilidad de adecuar su programa de estudios y no ingresar a una profesión como tal, terminarán graduándose de una carrera universitaria de acuerdo con la trayectoria.

Las instituciones educativas reconocen la rapidez con la que el mercado de aprendizaje para personas mayores a 25 años ha cambiado, y están apoyando a las universidades de dos años mediante el diseño de nuevas trayectorias basadas en investigación y evidencia.

Un nuevo concepto para apoyar a los estudiantes adultos es el de «acreditación incremental» que divide los grados y el aprendizaje en pequeñas unidades. Además, los estudiantes obtienen credenciales en cada clase rumbo al título profesional, a diferencia del modelo tradicional donde se obtienen créditos. Esto permite que, en caso de no poder completar sus estudios, cada curso tiene un valor reconocido, a diferencia de una carrera universitaria en normalmente donde es “todo o nada”.

También se han desarrollado marcos de acreditación como la iniciativa “Credencial sobre la marcha” del SUNY Empire State College o el proyecto de Workcred centrado en incorporar certificaciones en las licenciaturas para mejorar la relevancia de los programas de titulación para adultos en el mercado laboral. Un ejemplo local es el de la Universidad TecMilenio que creó el Centro de Desarrollo de Competencias (CDC) donde, en conjunto con empresas, crean contenidos y programas basados en competencias en demanda en la vida real. Todos estos esfuerzos tienen en común la creación de marcos y herramientas completamente nuevas que dependen de la colaboración intersectorial para crear un mercado con más opciones de aprendizaje digital.

El sector de educación superior constantemente se ve presionado por mejorar la empleabilidad de los graduados y asegurar que ellos estén alineados con las necesidades del mercado laboral, aunque estas estén en constante cambio. Sin embargo, los empleadores no participan en la educación postsecundaria o no mantienen el apoyo. La industria ve a las universidades como proveedores de talento, como entrenadores de su próxima fuerza laboral. Los Modelos de aprendizaje experiencial son una manera en que los empleadores pueden apoyar a estudiantes en su búsqueda de empleo, ya que, más que ofrecer una pasantía tradicional, les permitiría aplicar a una posición dentro de una empresa, siempre que la misma tenga proyectos para integrar a los aplicantes. Por ejemplo, dentro del esfuerzo del Tec21 por vincular a los estudiantes con el entorno, está el “Modelo de Experiencia Profesional” (MEP) donde el alumno tiene la oportunidad de trabajar un semestre en una empresa en un horario de tiempo completo teniendo proyectos especiales para revalidar materias. Así el estudiante tendrá experiencia real y profesional al mismo tiempo que fortalece sus habilidades.

Algunos trabajos están experimentando con alternativas a las opciones tradicionales de educación postsecundaria, ofreciendo credenciales relacionadas con las habilidades más valuadas dentro de la fuerza laboral. Según un análisis de Strada Education Network, una de cada diez personas encuestadas obtuvo algún tipo de credencial por medio de una empresa.

Este tipo de alternativas ofrecen una gama cada vez mayor de opciones digitales para los estudiantes adultos. Aunque las credenciales alternativas siguen siendo una área en desarrollo, para aquellos que no pudieron obtener un título profesional pueden ser su única opción para crecer en un mercado laboral que está en constante cambio. Tanto los empleadores como los líderes educativos deben monitorear y analizar estas alternativas para ofrecer un ecosistema de opciones más versátil.

COVID-19 está acelerando la creación de opciones para estudiantes adultos

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Padres consideran que la educación a distancia no es tan efectiva como la presencial, según encuesta.

Por: thehill

La mayoría de los padres creen que sus hijos se han quedado atrás debido al aprendizaje a distancia que fue ampliamente adoptado durante la pandemia, según una nueva encuesta.

La encuesta, realizada por USA Today e Ipsos, encontró que el 55 por ciento de los padres creen que el aprendizaje en línea o a distancia hizo que sus hijos se retrasaran, lo que aumentó con el 46 por ciento de los encuestados que sintieron lo mismo el año pasado.

El 67 por ciento de los encuestados dijeron que sus hijos eventualmente podrán recuperar cualquier terreno perdido, que disminuyó ligeramente desde el 73 por ciento en 2020.

En cuanto al tema de los educadores, el 60 por ciento de los encuestados dijeron que los maestros han luchado por ayudar a apoyar el aprendizaje en línea o a distancia de sus hijos, lo que fue un aumento con respecto al 52 por ciento que dijo lo mismo el año pasado.

El porcentaje de adultos que creen que sus distritos escolares prepararon bien a sus hijos para el aprendizaje en línea o a distancia durante la pandemia disminuyó significativamente desde 2020, cayendo del 65 al 50 por ciento en la encuesta reciente.

Las cifras relativas al aprendizaje a distancia llegan a medida que los estudiantes de todo el país comienzan a regresar al aula para comenzar el semestre de otoño después de un año y medio marcado por el aprendizaje a distancia.

Secretario de Educación Miguel Cardona le dijo al Washington Post en una entrevista reciente que la pandemia empeoró las disparidades de rendimiento entre los estudiantes, y sostuvo que la mejor manera de cerrar la brecha es a través del aprendizaje en persona.

Sin embargo, los padres siguen divididos sobre dónde deberían aprender los estudiantes. Según una encuesta publicada la semana pasada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Asociación Nacional de Padres y Maestros, el 43 por ciento de los padres apoyan las clases presenciales, mientras que el 40 por ciento prefiere el aprendizaje híbrido.

Y los esfuerzos para devolver el aula todavía están siendo obstaculizados por la pandemia.

Al menos 90.000 estudiantes en 19 estados tuvieron que ponerse en cuarentena o aislarse en las primeras semanas del año escolar después de contraer COVID-19 o entrar en contacto con alguien que dio positivo para el virus.

La encuesta USA Today/Ipsos también encontró que aproximadamente dos de cada tres padres de niños menores de 18 años dicen que apoyan los mandatos de máscara para maestros y estudiantes en medio de un aumento de las infecciones pediátricas por COVID-19.

La encuesta, que se realizó en línea entre el 30 de agosto y el 1 de septiembre, encuestó a aproximadamente 2.000 adultos, aproximadamente una quinta parte de los cuales son padres de escolares. El intervalo de credibilidad es de más o menos 2,5 puntos porcentuales.

Fuente principal de la noticia: The Hill

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Pandemia y globalización

Por: Fernando Luengo

La pandemia ha abierto la posibilidad, yo diría que la necesidad, de reenfocar algunos de los postulados que la ortodoxia económica daba por incuestionables. Uno de ellos es el que concierne con las pretendidas ventajas de la “globalización”, término impreciso, un verdadero cajón de sastre, donde se ha instalado uno de los paradigmas sagrados del pensamiento conservador.

Los defensores de la globalización han asegurado que los beneficios de la misma superaban ampliamente los costes, dibujando un panorama de suma positiva: más competencia, más mercados, más disponibilidad, en cantidad y calidad, de bienes y servicios, posibilidad de complementar el ahorro interno a través de los movimientos financieros internacionales, más y mejores puestos de trabajo y salarios más elevados.

Todo ello a condición de que los gobiernos llevaran a cabo medidas decididamente comprometidas con la apertura externa de la actividad económica; esto significaba eliminar las barreras que podían obstaculizar los flujos comerciales y las entradas y salidas de capitales financieros y productivos, y llevar a cabo políticas en el terreno salarial, presupuestario, medioambiental… favorecedoras de la inserción externa. Con esta argumentación, durante décadas, ha prevalecido la retórica del “todos ganan” en este proceso: países, gobiernos, trabajadores y empresas.

Sin embargo, y esta es una primera precisión importante, la globalización realmente existente ha tenido poco que ver con ese espacio supuestamente compartido -esa tierra plana- que habría posibilidades a todos los jugadores, especialmente a los que, comprometidos con el proceso globalizador, tenían economías más débiles.

La realidad nos habla más bien de un terreno de juego segmentado y desnivelado donde las grandes corporaciones y la industria financiera han fijado las reglas del partido, con unas instituciones globales -como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial de Comercio- que han defendido los intereses de esos grupos, donde las economías  subdesarrolladas han sufrido un trato discriminatorio -por ejemplo, en materia comercial o de movimiento de personas- y se han visto obligadas a implementar políticas económicas -muy beneficiosas para las elites globales, pero con un elevado coste social y productivo- con el objeto de subsanar los desequilibrios provocados precisamente por las estrategias internacionalizadoras.

Una globalización que, por lo demás, no ha proporcionado los logros que, a ojos de sus partidarios, la justificaban. La utilización más eficiente de los recursos, el aumento de la productividad, la obtención de ganancias competitivas y la realización de transformaciones estructurales asociadas a las dinámicas globalizadoras deberían haberse traducido en un aumento de la “tarta de la riqueza”, reflejada en los avances del Producto Interior Bruto.

Ese plus, sin embargo, no se ha producido. Por el contrario, los años de más intensa globalización han coincidido con un periodo de leve crecimiento, inferior al registrado en otras etapas del capitalismo; y algunas de las economías más dinámicas han sido precisamente las que más se han distanciado del dogma globalizador. Igualmente, en el terreno de la convergencia los logros han sido escasos o inexistentes. De hecho, se han mantenido o se han ampliado sustanciales disparidades entre países y regiones en el ámbito de las capacidades productivas, tecnológicas y comerciales.

Pero, desde otra perspectiva, que es muy importante tener en cuenta, hay que decir que la globalización ofrece como balance un “éxito clamoroso”.

Lo ha sido para las grandes corporaciones, que han accedido a nuevos mercados, que han reforzado su posición dominante frente a las organizaciones sindicales y los Estados nacionales, que han podido desplegar sus inversiones en un contexto de intensa competencia -reguladora y en materia salarial- entre los países para atraerlas y que han practicado a discreción la ingeniería contable y la opacidad fiscal para aumentar los beneficios del grupo. Con la permanente amenaza de las deslocalizaciones, han sometido a una intensa presión a los trabajadores, institucionalizando la competencia entre ellos, a menudo entre los que pertenecen al mismo grupo corporativo.

La dinámica globalizadora también ha sido un escenario muy propicio para el formidable crecimiento de la industria financiera, sustentada en la deuda, la desregulación y la volatilidad de los mercados, aprovechando los diferenciales en los tipos de interés y las fluctuaciones en los tipos de cambio.

La globalización ha consolidado, en fin, el poder económico y político de las oligarquías, que han impuesto sus intereses en las instituciones y en los gobiernos, y que han recibido un trato privilegiado, tanto en los períodos de auge como de estancamiento. Y por supuesto ha permitido que los ricos, del norte y del sur, del este y del oeste, atesoren grandes fortunas.

¿Debemos considerar todo esto como algo del pasado o, en todo caso, como un insignificante residuo en proceso de superación? Creo, sinceramente, que razonar de esa manera es un grave error.

Es evidente que el escenario abierto por la pandemia ha puesto negro sobre blanco las fragilidades y consecuencias negativas de la globalización. Resulta igualmente obvio que los actores -públicos y privados- que operan en los mercados globales están redefiniendo sus estrategias en un escenario inestable, en el que no cabe descartar otras epidemias y las consecuencias asociadas a las mismas, y de abierta disputa por los recursos disponibles, en un contexto de creciente escasez de recurso naturales, materiales y energía. Es en este panorama donde hay que situar los movimientos hacia una cierta relocalización de actividades o, si se quiere, a una parcial desglobalización.

Todavía es pronto para evaluar el alcance de estos procesos y las dinámicas, económicas y políticas, a que dan lugar. Con todo, en mi opinión, algunas de las piezas fundamentales del proceso globalizador continúan muy presentes, tan fuertes o más que antes de que irrumpiera la enfermedad.

El poder corporativo se mantiene intacto o en aumento, la concentración de riqueza por parte de las elites globales sigue su curso y cada día encontramos claras evidencias del sometimiento de gobiernos e instituciones a ese poder. Asimismo, la lógica económica basada en el extractivismo, la competitividad, la competencia entre naciones y trabajadores y la deuda como motor de la economía continúan inspirando las agendas políticas.

Enfrentar ese entramado de intereses y dinámicas con propuestas e iniciativas -a escala local, estatal, europea y global-, poniendo lo público, la equidad, la sostenibilidad y la intervención social en el centro de todo es la clave para abrir un escenario verdaderamente transformador.

Fuente: https://fernandoluengo.wordpress.com/2021/09/02/pandemia-y-globalizacion-2/#more-1231

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Estados Unidos: Cierran escuelas de Texas por muerte de maestros por covid-19

Connally ISD, cerca de Waco, no exige uso de mascarillas en sus campus 
Un distrito escolar del centro de Texas cerró sus escuelas por el resto de la semana debido a la muerte de dos maestros por covid-19 la semana pasada.
Funcionarios del Distrito Escolar Independiente Connally (CISD por sus siglas en inglés) cerraron sus cinco escuelas suburbanas en Waco después del fallecimiento por covid-19 de Natalia Chansler, de 41 años, maestra de estudios sociales de sexto grado en la secundaria Connally, dijo la superintendente adjunta Jill Bottelberghe.

Días antes, David McCormick, de 59 años, maestro de estudios sociales de séptimo grado en la secundaria Connally también muriera por covid-19, agregó.

Se desconocía de momento si estaban vacunados. Las autoridades planean reabrir los planteles después del feriado del Día del Trabajo en Estados Unidos, que es el 6 de septiembre. El distrito no exige uso de mascarillas pero las recomienda.

El entrenador de futbol de la preparatoria, Terry Gerik, dijo que los Cadets jugarán contra La Vega el viernes en la noche tal como estaba programado.

La escuela tiene 51 casos confirmados de covid-19 desde el inicio de clases el 18 de agosto, afirmó el lunes Bottelberghe. Más casos fueron confirmados en los últimos días, señaló la funcionaria, pero dijo no saber si alguno de los casos había sido vinculado a Chansler.

“No hemos encontrado alguna correlación” entre ambas muertes, dijo Bottelberghe. “Daban clases en dos grados distintos aun cuando trabajaban bajo la misma área de contenido, pero hemos reconocido un aumento en la propagación hasta nuestro alumnado en esos dos grados”.

En un correo electrónico del lunes, el superintendente Wesley Holt dijo que la esperanza “es que el cierre y el día feriado den a los que son positivos al virus o expusieron a otros al virus el tiempo de aislarse y recuperarse. Este cierre también permitirá una profunda limpieza y sanitización de todas las instalaciones del CISD”.

El promedio de casos nuevos diarios de covid-19 en Texas en los últimos siete días fue de 15,400 hasta el domingo, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. El promedio diario de muertes por covid-19 en Texas en el mismo periodo fue de 200.

Fuente: https://www.dallasnews.com/espanol/al-dia/noticias-texas/2021/09/01/muerte-maestros-texas-covid-connally-isd/

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“A los jueces no les importa si los niños lloran”

Por: Abel Barrera Hernández

En el marco de la campaña impulsada por el Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”: “Mar de agravios, Montaña de quebrantos”, se documentaron 25 casos de feminicidios, 30 de violencia sexual, 180 de violencia familiar y 100 de violencia económica. El confinamiento obligado por la pandemia, exacerbó la violencia intrafamiliar, mientras que las autoridades encargadas de investigar los delitos y administrar justicia, dejaron en estado de indefensión a las mujeres indígenas, al cerrar sus puertas.

El estado de Guerrero, cuenta con dos alertas de género focalizadas en 8 municipios. En la región de la montaña sobresale la ciudad de Tlapa, donde se han consumado la mayoría de feminicidios. Desde el primer caso que documentamos en el 2006, de una niña Nahua de Temalacatzingo, Municipio de Olinalá hasta el mes de junio del presente año, hemos registrado 76 feminicidios. La ausencia de justicia para las mujeres indígenas es abismal. De estas historias trágicas solo existe una sentencia condenatoria por este delito. La lucha es desigual, porque las familias enfrentan un aparato de justicia burocratizado e insensible, sin embargo, no sucumben ante las adversidades. Con el apoyo de organizaciones de mujeres se ha logrado ejercer presión a los jueces, para que juzguen con perspectiva de género y pongan a salvo sus derechos.

La violencia contra las mujeres indígenas se ha arraigado en los municipios más pobres. En Cochoapa el Grande, el ambiente que se respira es adverso, porque la misma presidenta municipal y la síndica procuradora, criminalizan a las mujeres. Son encarceladas por atreverse a denunciar a sus parejas, después de este agravio las obligan a regresar a su domicilio conyugal. Si se deciden a interponer denuncias, las obligan a devolver el dinero que sufragaron para el pago de la dote. Sin ninguna consideración humanitaria ni jurídica, les arrebatan la custodia de sus hijos; les imponen multas onerosas y difunden fotografías en los medios locales para denostarlas. Lo más grave, es el involucramiento de funcionarios públicos en la desaparición de las mujeres. La colusión que se ha establecido entre elementos de la policía con el crimen organizado, son el nuevo sello de los gobiernos municipales. Dejan   en manos del sicariato, la responsabilidad de garantizar seguridad a la población.

Las acciones criminales se han recrudecido porque no solo se atenta contra la vida de una mujer, si no que desaparecen y asesinan a madres e hijas. En algunos casos han quemado sus cuerpos. En otro caso, se consumó una violación tumultuaria, donde participó el esposo. De forma brutal violaron y mataron a la esposa, a martillazos, dejando a su pequeña hija sobre el charco de sangre.

La violencia contra las mujeres se profundiza por la inacción de las autoridades, por su complicidad con los criminales y por el patrón de impunidad que persiste en el aparato de justicia del estado. Las pocas denuncias que se han interpuesto se mantienen estancadas. Le cargan toda la responsabilidad a los familiares para que indaguen el móvil del feminicidio. Los desgastan con trámites burocráticos para que se desistan en su exigencia de justicia. No cuentan con asesores jurídicos ni con peritos intérpretes. El personal de la fiscalía, en lugar de tomar en cuenta el estado de indefensión de las mujeres y el contexto de violencia que persiste contra ellas, ponen en duda sus declaraciones. Se coluden con los abogados particulares de los perpetradores.

No solo los agentes investigadores de la fiscalía se prestan a estas marrullerías, también hay jueces que se han amafiado con abogados para vender la justicia al mejor postor. En esta cultura machista, los funcionarios municipales toman partido por los hombres; en las agencias de los ministerios públicos, las mujeres son revictimizadas, y en los juzgados, la autoridad judicial tuerce la ley en favor de los perpetradores. La jauría de abogados particulares son los mejores aliados para negociar los delitos. Se encargan de investigar a los clientes para ver si cuentan con solvencia económica, sobre todo si hay algún familiar en Estados Unidos. Saben que las remesas son garantía para satisfacer las pretensiones de quienes procuran y administran justicia.

El caso de Angélica, indígena Na savi, que se casó cuando estudiaba la secundaria, es una muestra de la corrupción que persiste entre los jueces.  Ella procreó una niña y un niño. Durante tres años soportó el maltrato de su esposo, quien la dejó en la casa de sus padres, con el pretexto de que trabajaría como jornalero agrícola. Se ausentó por dos años, y se desentendió del cuidado de los hijos. A su regreso la situación empeoró por el alcoholismo de su esposo, al grado que la violencia se agudizo. Angélica no tuvo otra alternativa que defenderse ante la agresión constante de su pareja. Los suegros en lugar de apoyarla se fueron contra ella y cuando se defendía de la agresión de su esposo, sus padres se metieron y la tundieron a golpes. La corrieron de su casa y le quitaron a sus hijos.

Cuando pidió apoyo legal, su esposo la acusó de robo por la cantidad de 48 mil pesos y otros objetos de valor. El único interés de Angélica era recuperar a sus hijos y buscar un lugar seguro donde vivir. Ante la imposibilidad de que el juez civil de Tlapa la escuchara, Angélica sintió que su denuncia seria ignorada. Supo que su pareja había contratado a un abogado particular, quien se dio el lujo de comentar cuánto le había pagado al juez para ganar el caso.

En su lucha por recuperar a sus hijos, el juez ordenó que Angélica dejaría de ver a sus hijos porque los maltrataba. Nunca imagino que por defender a sus hijos estaría en riesgo su libertad. En el ministerio público agilizaron la denuncia de robo con el fin de encarcelarla, mientras tanto el juez familiar, otorgó medidas cautelares a favor del esposo. Son muy significativa las palabras sencillas y contundentes que expreso en su lengua materna, sobre la mala actuación de los jueces.

“A los jueces no les importa si los niños lloran. Cuando los separan de su mamá o su papá, no les interesa porque no tienen sentimientos. Se burlan de nuestro dolor y se aprovechan de que somos pobres y no hablamos bien el español. Como madre he demostrado en estos años el gran amor que tengo por mis hijos y por eso, ya no permití que me siguieran golpeando. Preferí salirme de la casa para ponerme a salvo y proteger a mis niños. Sin embargo, esto no toma en cuenta el juez. Solo tiene ojos para ver el dinero. No le importa que una madre esté llorando por sus hijos, ni le duele decir que me los quiten, porque no tiene corazón y tampoco parece que sea humano. Solo tiene interés por el dinero”.

La lucha de las mujeres indígenas se da a flor de tierra, con sus pies desnudos, pero con el corazón por delante. No podrán expresarse en español, pero en su vida cultivan los más altos valores del respeto por las leyes y por los derechos de sus hijos. Están dispuestas a enfrentar la violencia de su esposo y la misma violencia que ejercen las autoridades. Saben que está en riesgo su vida, y muchas de ellas han sido víctimas de estas atrocidades por la indolencia y la postura delincuencial que tienen los funcionarios públicos municipales, las autoridades ministeriales y los mismos jueces. Angélica a sus 22 años ha demostrado tener la fuerza para enfrentar al aparato de justicia del estado, que pisotea sus derechos y esquilma a los más pobres. El juez ha ordenado que le quiten a sus hijos. Para Angélica esta decisión arbitraria no es definitiva, seguirá dando la batalla.

Fuente de la información e imagen:  https://www.tlachinollan.org

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El sujeto social de la pospandemia. ¿Otra colonización cultural?

Por Aram Aharonian

Tomemos conciencia del mundo en el que nos ha tocado vivir. El derretimiento de los polos, las sequías, aumento de la temperatura, incendios y tantos otros ejemplos chocan con la ceguera de los políticos que no quieren ver o son partícipes necesarios del genocidio. El problema hoy es que se agota el tiempo. La Pandemia llegó a profundizar la crisis de carácter político, económico y de dominio hegemónico.

Nos encontramos en un momento en el que la Clase Capitalista Transnacional o Global, necesita reestructurar la economía. Las grandes empresas tecnológicas son hoy las que están experimentando enormes aumentos de ingresos durante el encierro de un tercio de la humanidad. En EEUU la elite más rica aumentó sus riquezas en 240 mil millones de dólares. Y las grandes corporaciones del sector de salud, del sector tecnológico, van a estar experimentando un boom en sus ganancias, por lo tanto, estamos frente a una mayor concentración y centralización del capital a escala global.

Vivimos una pandemia sobre todo cultural, mediados por la virtualidad, tanto en la educación, la recreación, el trabajo y hasta en la sexualidad. Claro, sin tener en cuenta la enorme brecha digital en nuestras sociedades. Y una de las pocas seguridades que tenemos, es que viviremos en un mundo que será más digital. Pero ¿quién va a controlar los nuevos sistemas de información y los sistemas de seguimiento que permiten conocer prácticamente todos los desplazamientos de una persona? ¿Quién va a controlar la digitalización masiva de la vida, las grandes empresas tecnológicas o estados autoritarios?

El coronavirus parece ser la fecha que en el futuro se usará como símbolo del cambio histórico económico y político hacia la digitalización de la economía, la financiarización, la moneda virtual, hacia la materialización de nuevas relaciones sociales. ¿Pasaremos del fetichismo de la mercancía al fetichismo de la virtualidad?.

Eso plantea nuevas cuestiones sobre la organización de la vida social y de los equilibrios de podera escala internacional. La lucha por el reparto del mundo pos covid19, ya empezó. Los grupos dominantes van a utilizar el desempleo de masas para intensificar la superexplotación de la clase obrera global, hoy muy informalizada y precarizada, e imponer mayor disciplina a los trabajadores, junto a una masa que ha sido expulsada de los circuitos de producción. ¿Sobrevivirán las pequeñas y medianas empresas? ¿Volveremos al trueque? Cuando creímos que teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas.

Y entonces, ¿cuál será el sujeto social de la pospandemia? No será el proletariado, sino las clases subalternas, todos los excluidos del sistema capitalistas, aquellos que no forman parte del uno por ciento más rico del planeta. Para algunos analistas, la vanguardia será la mujer por ser quien presenta las condiciones objetivas y subjetivas de la expropiación capitalista y múltiples explotaciones (raciales, sexuales, salariales).

El feminismo ha mostrado su capacidad de construir contrahegemonía, universalizar consignas, construir programas y visibilizar el estado opresor contra las clases subalternas. El feminismo ha mostrado su capacidad de construir contrahegemonía, universalizar consignas, construir programas y visibilizar el estado opresor contra las clases subalternas. Es un movimiento que el capital pretende cooptar.

Mientras se está produciendo un cambio de paradigma a nivel global con la irrupción de la mujer en todas las actividades humanas, lo que antes hubiese sido impensable. Las nuevas generaciones, armadas de una tecnología y visión global, tienen ya la responsabilidad de enmendar los gruesos errores cometidos por las generaciones precedentes, con el deber de actuar con decisión para evitar catástrofes mayores, reformulando nuestra forma de vida.

Los recursos naturales se agotan, pero nuestros gobiernos siguen especulando con la explotación de los mismos en lugar de buscar soluciones en la digitalización de la ruralidad, por ejemplo, para garantizar la alimentación. El sector de campesinos, mucho de ellos indígenas, producen el 60% de los alimentos que comen los habitantes de las ciudades en América Latina y El Caribe. La riqueza se concentra cada vez en menos manos, y los seres humanos nos aislamos para sobrevivir.

Hay que repensar todo porque ya nada será igual. Quizá todo el conocimiento adquirido sirva para saber que no va a servir para las próximas décadas cuando, por ejemplo, haya que hacer frente al mantenimiento de la red eléctrica, una infraestructura de una gran complejidad física y operacional, la primera en fallar debido a la escasez de combustibles fósiles. Los actuales niveles de la electrónica de consumo son completamente insostenibles y en el curso del descenso energético se va a producir una simplificación enorme de la informática. Se deberá establecer una verdadera informática de guerra ante el descenso energético

Todo se manejará sobre plataformas, no habrá más relaciones cara a cara, y eso traerá nuevas percepciones, nuevas sensibilidades, incluso nuevos valores y sentimientos. Pero, sobre todo, nuevas formas de un capitalismo esclavizante, quizá como lo fuera el pasaje del feudalismo al capitalismo. Las plataformas serán los amos, y los «esclavos libres», trabajadores que pondrán sus tiempos en las plataformas que recibirán a cambio puntos (o cualquier mediación) para canjear por lo que requiere sólo para vivir, ya que no será necesario la reproducción de la fuerza de trabajo. Pero vale la pena recordar que sólo el trabajo es lo que genera valor.

Para bien o para mal, se deberá reconstruir el mundo, pero para eso ya no sirven las viejas fórmulas ni los dogmas. Nos enfrentaremos a lo desconocido, después que miles y miles de personas han muerto por la pandemia o por la falta de acceso a los servicios sanitarios. Por ahora, la polarización política se da entre una izquierda surgente y/o insurgente y fuerzas ultraderechistas, que siguen ganando adeptos en el mundo. La derecha, el capitalismo, utilizará el desempleo y el empobrecimiento masivo para imponer mayor disciplina y austeridad, para morigerar los efectos del hundimiento de la economía global, en su camino para consolidar un estado policial de vigilancia global.

Mientras, el Fondo Monetario Internacional garantiza que nuestros pueblos no salgan de la miseria. Acaba de realizar préstamos a once países de la región por 343 mil millones de dólares, pero obviamente condicionándolos a los ajustes estructurales, colaborando con el diseño del nuevo capitalismo pospadémico. Y los gobiernos de nuestros países siguen anteponiendo el pago de las deudas odiosas a las necesidades de los pueblos. En la actualidad, alrededor de 190 millones de latinoamericanos viven en situación de pobreza y 65 millones en situación de pobreza extrema; hay más de cinco millones de niños con desnutrición crónica, y la mayor parte viven en zonas rurales.

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