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Libro(PDF): «Lo mítico en la formación de los niños : una propuesta para integrar lo imaginario, la narrativa, la comunicación, el rito, la memoria y lo estético en la escuela»

Reseña: CLACSO

Las preocupaciones de la escuela por la formación de los niños se han focalizado en el conocimiento racional o lógico dejando en desbalance el conocimiento relacional o mítico. En este libro se coloca lo imaginario como nicho de todo el conocimiento posible, como el trasfondo de todo proceso de simbolización y creativo en el ser humano. Se asume que lo lógico y lo mítico no se oponen sino que ambos, como modos distintos de ordenar el mundo y de conocerle, requieren coexistir. De ahí se derivan las preguntas centrales del libro: ¿cómo se puede comprender y abordar lo mítico en la formación de los niños? ¿de qué manera lo mítico aporta en dicha formación? Estas cuestiones se abordan a lo largo de la publicación mostrando la importancia y las posibilidades de lo mítico en seis alcances identificados por la autora y que se constituyen en ruta para una pedagogía de lo mítico: lo imaginario, la narrativa, la comunicación, el rito, la memoria y lo estético.

Autores (as):  Páez Martínez, Ruth Milena

Editorial/Editor: Editorial Kimpres S.A.S.

Año de publicación: 2017

País (es): Colombia

Idioma: Español

ISBN: 978-958-48-1942-0

Descarga: Lo mítico en la formación de los niños : una propuesta para integrar lo imaginario, la narrativa, la comunicación, el rito, la memoria y lo estético en la escuela

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?novedad=si&c=co-060&d=13932

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Y después del constructivismo. ¿Qué son los docentes de ahora?

Por: Miguel Ángel Pérez

Asistimos en estos días a una crisis profunda en cuanto a la producción de nuevas ideas pedagógicas. La década de los 90 inauguró una manera muy importante y muy peculiar de construir identidad profesional en el magisterio a la vez que dichos sujetos se vinculan con las ideas pedagógicas de vanguardia, es decir con ideas y principios constructivistas.

Los distintos constructivismos, abrieron un horizonte muy interesante en cuanto a explicar o conocer los diversos procesos que los sujetos viven en la construcción de nociones, referentes del mundo social y natural, y en el conocimiento de sus propias posibilidades para aprender y todo ello, tuvo fuertes implicaciones en la los estilos de enseñanza y también en las nuevas explicaciones acerca de los aprendizajes.

Los distintos constructivismos el piagetiano, Vygstskiano, bruneano, etc., por mencionar solo tres, junto con la inauguración de procesos ligados con el aprendizaje significativo, generaron una abundante producción de textos: reportes de investigación, ensayos, propuestas, informes académicos, iniciativas de intervención, etc. Hoy a la distancia podemos decir dos cosas:

  1. Que aún no está plenamente sistematizada la experiencia constructivista, poco hemos agotado sus incitas teóricas y metodológicas en educación y
  2. Que después del constructivismo hay una especie de vacío, algo así como tierra de nadie, en donde se tiene acceso a la dispersión y segregación de ideas, las distintas iniciativas son más cortas, digamos coyunturales, que duran muy poco tiempo.

Después del constructivismo el escenario pedagógico, ha tenido dos grandes iniciativas de trabajo en el campo de las ideas y de las propuestas:

  1. Las propuestas ligadas con el enfoque por competencias o el desarrollo de competencias, iniciativa que surgió en el mundo de la empresa y que llega a educación, con la finalidad de formar a personajes caceas que desarrollen sus capacidades (para la producción).
  2. Enfoques centrados en las habilidades del pensamiento de los sujetos, (pensamiento crítico, sistémico, complejo, estratégico, reflexivo y transversal).

De esta manera las nuevas propuestas educativas están centradas en el desarrollo de las habilidades y capacidades de los sujetos, ¿y los docentes? Quién piensa en ellos y ellas.

En el terreno de los docentes prácticamente se transpolaron las aportaciones para pensar a dichos sujetos como docentes competentes, docentes capaces de desarrollar destrezas y habilidades en la acción y su pensamiento estratégico para resolver problemas al interior de las aulas de clase.

Sin embargo hoy vivimos una especie de crisis de identidad profesional de los y las educadores y uno de sus rasgos es la carencia de ideas, de principios  y fundamentos pedagógicos sólidos.

Una de las secuelas que trajo la mal llamada reforma educativa y que continúa en estos momentos, es el profundo espíritu anti-intelectual por parte de los educadores. Los docentes después de que egresan de las escuelas Normales ya no leen o leen muy poco, se consumen en las exigencias técnicas de la profesión y toman atajos para ir por las salidas fáciles, sencillas creyendo que son seguras o que son mejores.

Habría que preguntarles a los egresados de las escuelas Normales (incluso a los formadores que los acompañan) ¿en que fundamentan su práctica, como articulan sus acciones de todos los días con principios y fundamentos pedagógicos y de que forman asumen el compromiso de formación permanente para toda la vida?

Me parece que después del constructivismo hemos caído en un profundo bache, de pragmatismos baratos, y de ideologizaciones banales de las ideas pedagógicas. No es fácil salir de aquí

Debido a que la producción teórica de conocimientos pedagógicos también está en crisis. ¿Cuál es la salida? Esa pregunta deberán responder los estudiantes de magisterio, de pedagogía o aquellos maestros y maestras que ya están en servicio y que desde la práctica y la experiencia están obligados a pensar y pensarse en torno a todo lo que gira y que subyace a su desempeño profesional. La pregunta central es: ¿y después del constructivismo qué somos ahora?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/y-despues-del-constructivismo-que-son-los-docentes-de-ahora/

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Educación popular, pedagogía en la formación de escuelas

Por: Rebelión.

 

Ponencia presentada en el VII Encuentro Internacional de la Economía de los trabajadores/as realizado entre el 25 y 29 de setiembre de 2019

 

La educación popular (EP) surge a fines de los 60 como un movimiento de renovación y luego de transformación del mundo a través del poder de un saber popular. La educación popular ha pretendido ser un movimiento pedagógico que pretende fundar una educación liberadora, luego un movimiento popular que incorpora un movimiento pedagógico y finalmente una propuesta política a través de la educación al servicio de proyectos, sujetos y movimientos populares de construcción de una nueva hegemonía en el interior de la sociedad capitalista. El pasaje de una educación para el pueblo hacia una educación que el pueblo crea al interior de los movimientos sociales de orientación popular y de los movimientos populares de liberación. La forma propia de la educación popular es el movimiento emergente contestatario que se orienta hacia la realización de su proyecto, sin descuidar la confrontación con la institución consagrada. Para la educación popular el sentido del trabajo pedagógico es convertir el trabajo social de la comunidad local en movimiento popular de dimensión política. Es la posibilidad de la educación de ser no solo comprometida y militante, sino una anticipación de la liberación.

En Pedagogía del oprimido, Paulo Freire desarrolla su propuesta de principios y metodológica.

Allí cuestiona la relación educador-educando dominante en la escuela actual a la que califica de narrativa de contenidos, que implica un sujeto que narra y objetos oyentes (los educandos). El educador se refiere a una realidad estática y compartimentada ajena a la experiencia existencial de los educandos donde aparece como su agente indiscutible cuya tarea es llenar a los educandos con los contenidos de su narración. Estos deben memorizar mecánicamente el contenido narrado y cuanto más y mejor se dejen llenar dócilmente, tanto mejor educados serán. Tal es la concepción “bancaria” de la educación donde el saber es una donación de aquéllos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Estas posiciones serán siempre rígidas negando a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda.

Al contrario, Freire propone que la educación debe comenzar por la superación de la contradicción educador-educando, de manera tal que ambos se hagan, simultáneamente, educadores y educandos. Cuanto más se conviertan los educandos en depósitos, tanto menos desarrollarán la conciencia crítica de la que resultaría su inserción en el mundo como sujetos transformadores de la situación que los oprime, que es lo que pretenden evitar los opresores.

La acción del educador revolucionario debe estar imbuida de una profunda creencia en los hombres y su poder creador, lo cual exige en su relación con los educandos que sea un compañero de éstos. Mientras la concepción “bancaria” que sirve a la dominación, mantiene la contradicción educador-educandos.

La pedagogía crítica se propone convertir la educación en una herramienta al servicio del cambio y la transformación de las sociedades latinoamericanas. En esto consiste la educación popular que desarrolló Paulo Freire. El sujeto oprimido no solo debe liberarse de la opresión mediante el proceso educativo, sino promover cambios en las estructuras existentes y en las relaciones de poder. Así la pedagogía de Freire se convierte en una pedagogía crítica, liberadora y problematizadora del ámbito educativo y social y ofrece una propuesta revolucionaria en tanto el sujeto educando, mediante su participación, se convierte en actor indispensable al redimensionar la realidad social que le es propia. La responsabilidad, percepción, comprensión y conocimiento de la realidad se convierten en un hecho compartido, no obstante, como sostiene Freire: “Esta enseñanza y este aprendizaje tienen que partir, sin embargo, de los ‘condenados de la tierra’, de los oprimidos, de los desarrapados del mundo y de los que con ellos realmente se solidaricen”.

Cuanto más articulada esté la práctica pedagógica con la experiencia y la vivencia de los ámbitos en que los sujetos se forman -es decir, familia, barrio, comunidad, instituciones, espacios, grupos humanos formales e informales, etc.-, mayores posibilidades encontrará el reconocimiento de la identidad cultural y popular de cada individuo, grupo social o comunidad.

En ello juegan un papel fundamental los métodos educativos que rescaten y revaloricen las tradiciones populares y culturales de los educandos, en estrecho vínculo con las prácticas culturales que garantizan el proceso de formación e integración de sus identidades culturales.

El proceso educativo no solo debe consolidar un espacio de aprendizaje cognoscitivo, sino que debe propiciar una experiencia cultural, política, ideológica, estética y ética, en la que los sujetos puedan percibir, problematizar, re-significar y transformar críticamente su realidad social. Desde la articulación de los saberes con las prácticas y vivencias culturales, desde la cotidianidad y los diferentes ámbitos de socialización en los que educando/educador participan, se aportará un aprendizaje diverso y comprometido con las problemáticas y realidades de sus espacios sociales.

La mayoría entiende que la Educación Popular se define por el público hacia el cual va dirigido el esfuerzo educativo, que con tal de ser realizado al interior de los sectores populares corresponde a la Educación Popular. Evidentemente, esta conceptualización tan amplia no es suficiente. Aunque va dirigida hacia los sectores populares, tiene proyectos estructurados en base a un profundo cuestionamiento al sistema educativo tradicional en cuanto estructura reproductora de las desigualdades sociales. Dentro de esta corriente, el cuestionamiento radical apunta a la jerarquía del conocimiento en el sistema formal de educación, a la forma en que éste se aborda en la relación asimétrica entre “el que sabe” y el que “carece” de dicho conocimiento. El esfuerzo educativo se centra en una modificación de la forma en la que se estructuran las clases, colocando el énfasis en la horizontalidad y la desaparición del educador en la figura de un acompañante. Aunque debemos alertar sobre la concepción que pone énfasis en la forma desdibujando la intencionalidad transformadora que debe poseer todo proyecto de Educación Popular. Muchas veces se oculta la evidente asimetría existente entre quienes dominan determinados conocimientos y quienes los desconocen. El extremo son quienes no conducen ni guían, inspirados en definiciones de un Paulo Freire tardío, de Educar con Libertad, por ejemplo, o en posicionamientos teóricos posmodernos.

Entendemos que la Educación Popular es todo proceso educativo intencionado y orientado hacia el campo popular, que tiene por finalidad elevar la conciencia social a un plano político, desde una mirada radicalmente crítica del orden de dominación imperante, y con una perspectiva transformadora revolucionaria de la sociedad.  

¿Por qué una fábrica recuperada o un movimiento social han decidido construir sus propias escuelas?  

El surgimiento de los Bachilleratos Populares (BP) se presenta como una opción educativa en el campo de la educación de jóvenes y adultos, campo totalmente abandonado por las políticas públicas estatales de las últimas décadas en Argentina.

La creación de escuelas desde el campo de lo popular, gestionadas en y desde los movimientos sociales y fábricas recuperadas propone una alternativa pedagógica que rompa con la lógica piramidal y el discurso monolítico de la escuela estatal. A su vez pone en debate la existencia de lo público no estatal, ya que los BP son experiencias educativas, es decir, escuelas públicas populares, no estatales, gestionadas desde movimientos, organizaciones sociales y fábricas recuperadas.

Los BP se constituyen durante la última década y media como reacción y en oposición al modelo neoliberal, como respuesta al abandono por parte del Estado en el campo de la educación de jóvenes y adultos. Sus protagonistas buscan generar nuevos procesos sociales, que tienen como base la democracia y la participación. Desde estas experiencias sostienen una concepción de escuelas como organizaciones sociales, remarcando una nueva forma de desarrollar estas escuelas, pensadas desde la gestión social y enmarcadas en movimientos y organizaciones sociales que tienen como uno de sus objetivos la transformación social y la educación en clave de educación popular, como una de las herramientas para lograrla.

La idea de toda actividad educativa es política, por más pretensión que haya de una educación única, neutra y universal, no existe práctica pedagógica que no sea a su vez una práctica política. La escuela es un ámbito donde se desarrolla un trabajo político pedagógico que parte de una práctica política pedagógica.

Los BP responden a las formas y a los principios políticos de su movimiento y organización y no a normas, reglamentos y estatutos elaborados desde el Estado . A su vez, van generando formas de funcionamiento propias como bachillerato, a partir del trabajo que tienen en asambleas con docentes y estudiantes que se realizan en el horario de clase y en días rotativos para que puedan participar todos los profesores. Las asambleas de profesores también se realizan mensualmente.

Una primera diferencia que podemos establecer entre la propuesta político-pedagógica de los BP en relación a la escuela tradicional, es que ésta funciona en el Estado o desde el ámbito privado y los BP son escuelas gestionadas desde organizaciones y movimientos sociales y no obedecen a los patrones políticos pedagógicos hegemónicos sino que intentan construir un proyecto propio, teniendo en cuenta los objetivos de la organización . No significa que los BP se conviertan en asistencialistas o paternalistas. Quienes llevan adelante esta tarea educativa parten de reconocer la situación de clase de los y las educandos. Es a partir de este reconocimiento y de este reconocerse que se trabaja desde una educación clasista, que no reproduzca las injusticias sociales sino que sea crítica, transformadora y reveladora de las relaciones de opresión. Cada estudiante, docente o integrante de los BP y del movimiento, son fundamentales para lograr el proyecto político pedagógico que se construye.

No creemos que sean la respuesta al capitalismo, ni la alternativa pedagógica por excelencia, pero entendemos que es necesario construir proyectos políticos pedagógicos que apunten a formar sujetos políticos activos para el campo popular. En este sentido, los BP tiene lógicas diferentes no solo desde sus contenidos y objetivos, sino también desde sus prácticas y formas de organización.

En los BP trabajamos con sectores de la clase trabajadora para los que el Estado tiene destinada una educación de baja calidad. En el sistema educativo argentino existe una diferenciación clasista. Desde la reforma educativa de la década del 90 hasta hoy, la avanzada del capital sobre la educación ha sido feroz. La reforma educativa menemista siguió la concepción neoliberal de entender el presupuesto del Estado en educación como un gasto y parándose en el concepto progresista de descentralización educativa, inició el desmantelamiento más profundo que el sistema educativo argentino haya visto jamás. La educación pasó de ser una necesidad a ser un gasto y de ser un derecho a ser un bien de consumo. Por otro lado, los empresarios aprovecharon los agujeros que iba dejando el Estado para acercar a la sociedad sus ofertas educativas financiadas por el propio Estado mediante subsidios. Las escuelas públicas quedaron para los sectores populares, los hijos de la clase trabajadora y algún sector de la clase media y la escuela privada destinada a los sectores medios y más acomodados de la sociedad.

Los BP se presentan como una posibilidad concreta de dar educación de calidad a estos sectores de clase para los que el Estado reserva una educación de bajísimo nivel. Trabajan con jóvenes y adultos expulsados del sistema educativo tradicional.

En todos los BP hay talleres culturales, de oficio, comunicacionales, dentro de la currícula, pero la diferencia no es solo de contenido, los estudiantes también son participantes activos formando parte central en la toma de decisiones en igualdad de posibilidades con los docentes. Vamos reevaluando los programas en forma conjunta, por lo tanto, los estudiantes también definen la didáctica participativamente y no de manera normativa. Somos los docentes quienes ejecutamos y diseñamos el planeamiento de manera colectiva, pero al mismo tiempo lo vamos poniendo a consideración de los estudiantes. Las asambleas, las discusiones, los talleres de formación y los planes de lucha de los que participamos siguen siendo el motor de nuestras experiencias y son parte de nuestra currícula. Entendemos que educar es un acto político y tomamos partido a favor de los intereses históricos del pueblo trabajador. Somos la contracara de la educación privada empresarial que forma un sujeto individualista, aislado de las luchas populares e incapaz de pensarse colectivamente. También ponemos en cuestionamiento la supuesta neutralidad del Estado y de la educación estatal/pública.

Esto no implica desconocer la discusión en torno a la defensa de la asignación de cargos docentes vía acto público, mecanismo que democratiza el acceso al trabajo, pero que no impide que los contenidos políticos e ideológicos de la educación y las decisiones estratégicas las sigan tomando las clases dominantes por medio de sus funcionarios. Intentamos poner de relieve que el Estado es un Estado de clase, y que si bien debe ser el garante de la educación, las organizaciones populares debemos conservar nuestra autonomía política a la hora de desarrollar nuestras experiencias político-pedagógicas.

Creemos que para constituir una Educación Popular, es el Estado quien debe financiar los espacios educativos, mediante un financiamiento directo, que garantice la cobertura de todos los gastos tanto materiales como pedagógicos (salarios, alimentación, infraestructura, libros, computadoras, insumos educativos y servicios como agua, luz, gas, etc.). Los recursos estatales son nuestros, por tanto, tenemos derecho a autogestionar la educación y ser financiados con los recursos que legítimamente nos pertenecen.

Debemos lograr que el trabajo docente no sea realizado únicamente en nuestro tiempo libre sino que sea parte de la producción social, el lugar donde recibimos nuestros ingresos para vivir, permitiendo la sustentabilidad del proyecto de educación transformadora. Planteamos la autogestión como un proceso de autonomía de los trabajadores de la educación, en el que somos los trabajadores en conjunto con la comunidad educativa, quienes gestionamos las escuelas, logrando reproducir nuestra existencia.

Renunciamos a ver al Estado como única fuente de soluciones a la educación, por el contrario, podemos utilizar recursos del Estado para administrarlos y en proyectos político-pedagógicos que construyan relaciones cooperativas, autogestivas y emancipatorias.

El desarrollo de la Educación Popular debiera apoyarse fundamentalmente en los movimientos sociales, pueblo organizado o sociedad civil.

Uno de los problemas más graves que atraviesan las escuelas estatales es la relación con la comunidad, en este plano, al estar insertos en organizaciones barriales, los BP y la comunidad están unidos por lazos estrechos de solidaridad y pertenencia mutua.

Fuente del artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261908

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Libro (PDF): Educación rodrigueana para el socialismo del siglo XXI

Por: CLACSO. 

Pablo Imen. [Autor]

……………………………..
Colección Simón Rodríguez.
ISBN 978-987-1650-90-3
Ediciones del CCC.
Buenos Aires.
Abril de 2015

Versión impresa

El libro que estamos introduciendo seguirá un derrotero para hacer inteligible y sensible el proceso de construcción de la educación que soñó y ensayó Simón Rodríguez, antes de ser derrotado en la batalla cultural y política de su tiempo. No se trata, claro, de copiar sus fórmulas sino de apropiarse de los valores y principios –filosóficos, pedagógicos, ético-políticos– y recrear en estas nuevas condiciones históricas las posibilidades una pedagogía consistente con el proceso social más general instaurado en Venezuela desde 1998.
Fuente del documento: https://www.clacso.org.ar/biblioteca_simonrodriguez/detalle.php?id_libro=1670
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Calidad educativa en “peligro de extinción”

América del Sur/ Venezuela/ 15.10.2019/ Fuente: diariodelosandes.com.

 

Venezuela, un país que durante décadas se destacó por su alta calidad educativa, hoy no solamente pone en riesgo esa reputación, sino que además con el paso del tiempo se queda sin profesores con pedagogía y experiencia

Inició en Venezuela un nuevo año escolar desolador, esto tras la grave crisis política, económica y humanitaria que enfrenta el país suramericano. Un reportaje del diario ABC de España reveló que en Venezuela mientras 60% de los estudiantes desertaron, entre 30% y 40% de los profesores decidieron salir del país dejando las aulas vacías.

De acuerdo con cifras extraoficiales, para este período escolar de 2019 – 2020, la población escolar se ha reducido a menos de la mitad. Las razones principales de esta ausencia son la falta de alimentos, medicinas y el paupérrimo poder adquisitivo de los venezolanos.

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la población Venezolana (Encovi), 4 de cada 10 niños y adolescentes, entre los 3 y 17 años, dejan de asistir a clases por distintas causas, incluyendo problemas de transporte, apagones o falta de alimentación.

Los más afectados

Javier Tarazona, director de la ONG Fundación Redes, señaló que la deserción escolar afecta más a las ciudades en el interior del país que a Caracas, la capital. Denunció que en más de 1.500 escuelas del territorio nacional el abandono de las aulas fue del 58%, mientras que en los estados fronterizos se eleva al 80%.

No son los únicos

Pero los alumnos no son los únicos que han abandonado las aulas, pues los profesores en el país suramericano se han visto obligados a dejar su labor como docentes para buscar mayores ingresos, o en su defecto salir del país.

Estimaciones de la Federación Unitaria del Magisterio de Venezuela señalan que en el interior del país la diáspora de docentes supera el 40%, mientras que en Caracas ronda el 25%.

Y es que las universidades y escuelas de Venezuela son el espejo real de la crisis en ese país. Los profesionales de la educación están en “peligro de extinción”.

Planes de contingencia

Ante esta situación, las universidades, por ejemplo, contactan a estudiantes de los últimos semestres o recién graduados de las diferentes carreras para que den clases en las materias en las que se han destacado. Mientras que en los colegios, los alumnos de cuarto y quinto año de secundaria fungen como suplentes mientras las instituciones consiguen reemplazar al maestro titular.

La situación radica en que Venezuela, un país que durante décadas se destacó por su alta calidad educativa, hoy no solamente pone en riesgo esa reputación, sino que además con el paso del tiempo se queda sin profesores con pedagogía y experiencia.

Olga Ramos, miembro de la Asamblea de Educación en Venezuela, explicó que en muchos casos las instituciones educativas han optado por acudir a padres, representantes y miembros de las comunidades para que impartan materias en las que tienen conocimiento.

“Eso en términos reales condena al sistema educativo a bajar la calidad, porque no están garantizando que la persona que está enseñando tiene conocimiento completo de la materia, y además no tienen pedagogía”, señaló.

Ramos explicó que se desconocen las cifras oficiales sobre la deserción de profesores, pero señaló que “sí es alta la cantidad de maestros que se está retirando”.

Explicó, además, que tanto los alumnos como los profesores tienen grandes dificultades para acudir a las escuelas, no solo por la falta de transporte, sino porque el costo de los pasajes “supera los sueldos”. Agrega que debido a la crisis económica ni maestros ni estudiantes se alimentan bien, lo cual les resta rendimiento.

Universidades desiertas

A esto se suma que en los últimos años el 60% de los estudiantes ha abandonado las aulas de las universidades, según datos ofrecidos por los rectores de distintas casas de estudios.

Un estudio de la Escuela de Educación de la UCV revela que al menos millón y medio de estudiantes ha desertado desde 2004 hasta el 2018.

“Yo decidí dejar de dar clases en la universidad, mi salario es muy bajo, el transporte público es muy caro y ya los estudiantes ni están asistiendo”, afirmó una exdocente universitaria de la ULA-Nurr.

La declarante que pidió el anonimato, señaló lo difícil que se ha vuelto ser profesor en Venezuela, pues el salario es paupérrimo y el ambiente estudiantil cada día se deteriora más.

Agregó que la calidad de la educación también se deteriora, porque no tienen cómo exigirles a sus alumnos que hagan trabajos especiales, porque “todo es mucho dinero”.

Plan “Chamba Juvenil”: una estafa

 

Olga Ramos, miembro de la Asamblea de Educación en Venezuela, reveló que ante la falta de profesores en las escuelas, el gobierno de Nicolás Maduro ha optado por acudir al programa social “Plan Chamba Juvenil” para que jóvenes a partir de los 18 años y sin experiencia impartan diferentes materias en escuelas públicas del país.

“Aunque el ministerio de Educación no reconoce la falta de docentes, está tratando de resolver el problema con la Chamba Juvenil, que no son estudiantes de los últimos años, sino que en su gran mayoría son recién egresados de secundaria que no tienen trabajo y que los insertan en el sistema educativo con solo doce semanas de formación”, denunció.

Ramos afirmó que con este método el Ministerio de Educación está “estafando a los estudiantes”, porque les están entregando títulos de bachiller sin haber logrado los conocimientos, sobre todo con maestros inexpertos sin pedagogía ni conocimientos.

“La Chamba Juvenil funcionaría si el maestro que se está formando en ese programa pasa a ser una especie de preparador acompañante del docente titular, pero eso no está pasando, están colocándolos como maestros de aula”, finalizó.

Fuente de la noticia: https://diariodelosandes.com/site/calidad-educativa-en-peligro-de-extincion/

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