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“Un gobierno que no invierte en su infancia no es inteligente”

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Violencia, dificultades en la educación y el nivel de pobreza son los tres grandes problemas que ha de enfrentar la infancia en España.

Todo lo que tiene relación con mejorar las condiciones de vida de la infancia “genera un alto nivel de consenso y un bajo nivel de ejecución” en los presupuestos y en las políticas públicas. Así describe la situación Maite Pacheco, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Unicef Comité Español.

Hoy se conmemora el Día del Niño. Hemos querido hablar con dos de las organizaciones que más esfuerzos dedican al colectivo de la infantia: Unicef y Save the Children. La situación no es buena.

En los últimos dos meses han las cifras han vuelto a estar en la prensa. Un tercio de la infancia vive en situación de pobreza o exclusión social. Son más de 2,4 millones de niños. Los datos se recogen de las estadísticas oficiales y se ponen en relación con una serie de indicadores que la UE ha fijado para todos los países. No son producto de la visión exagerada o sesgada de una organizaciones particularmente preocupadas por la situación de la infancia.

Y el problema no solo es que las cifras sean escandalosas, sino que las políticas públicas, cuando las hay, no son eficaces, o no tanto como podrían ser.

El ejemplo lo da Catalina Perazzo, responsable de Políticas públicas de Save the Children. La prestación por hijo al cargo empieza a sonar en España después de que otros países (no sólo nórdicos) la hayan puesto en marcha. Perazzo asegura que es el método más eficaz para sacar de la pobreza a los niños y las niñas. En España no se contempla esta posibilidad. La razón, para esta experta, es que los niños no votan en las elecciones, por lo tanto no están en el centro de los intereses de los legisladores.

Para Pacheco, la crisis fue la excusa perfecta. Y a pesar de que ahora parece que los datos invitan a cierto optimismo, las políticas sociales, así como la educación, han vuelto a caer. Insiste además, que a la hora de plantear esta prestación, hay quienes entienden su importancia, pero no tienen responsabilidades de gobierno; hay quien las entiende, pero asegura que no hay dinero para asumirlas y, finalmente, hay quienes se muestran reacios a las evidencias que se aportan desde las organizaciones.

Evidencias como, indican ambas, el caso de Irlanda. Un país que ha sufrido la crisis de una manera similar a España, pero que ha decidido apostar por políticas de infancia, por ofrecer la prestación por hijo al cargo y que está consiguiendo reducir los datos de pobreza.

Una resopnsabilidad compartida

Países como España, u otros de la cuenca mediterránea, son países con una cultura que le exige mucho a las familias, como soporte de la sociedad. Problemas como los de la pobreza, el acceso a determinados servicios, los cuidados de la vida o la violencia, quedan guardados en el ambiente privado.

Frente a la nuestra, otras, no solo las escandinavas, aunque son el ejemplo de referencia siempre, entienden, como explica Perazzo, que “el niño es de todos”.

La Convención de Derehos del Niño, además, no solo hace una descripción de los derechos que deben asistir a la infancia, sino que responsabiliza, por un lado, a las familias y, después, a las administraciones en el cumplimiento de estos derechos.

La violencia

Ciberbullying, sexting, acoso escolar, maltrato, abusos sexuales. ¿De verdad es tan grave la situación que nos describen las organizaciones? Sí, afirman. Sobre todo porque buena parte de las agresiones que sufren niñas y niños se dan dentro del ámbito familiar cercano. La mitad de todos las denuncias por delitos contra la libertad sexual lo son con la infancia como víctima.

Tanto Pacheco como Perazzo insisten, además, que estas cifras son solo la punta del iceberg. Perazzo abunda en la dificultad que supone para un niño o una niña darse cuenta de lasituación de abuso que ha sufrido o sufre; después ha de contarlo y, además, denunciarlo. Los procesos judiciales, además, son extremadamente complejos y pueden llegar a ser una forma de revictimización para niñas y niños. Para Save the Children, las denuncias que se ponen son solo la punta del iceberg.

Perazzo asegura que hay mucha violencia física y psicológica contra la infancia, y que tiene importantes efectos en el futuro de quienes la sufren. A esto se suma que las respuestas que se dan son “fragmentadas”, en vez de integradas. Esta es una de las razones por las que las organizaciones han venido reclamando una Ley de protección de la infancia. Un texto que, además, la ONU ya invitó a redactar a España en 2010, a imagen de la Ley Integral contra la Violencia de Género.

Una ley que, además de las medidas de prevención, sanción, sensibilización o restauración, sirviera, dice Perazzo, como la de violencia de género para generar un cambio social que dejara de ver como algo aceptable o privado el que una persona adulta ejerciera violencia sobre una niña o un niño. “Hay que acabar con la aquiescencia de que al niño se le puede maltratar”, afirma Pacheco también. Un cambio cultural que podría ser la base para una nueva mirada hacia la infancia, como formada por personas sujetos de derecho.

Educación

La educación es otro de los derechos que, a pesar de que parece estar garantizado para todas las personas, no lo está. Ambas organizaciones ponen el foco en el hecho de que un 20% de la población menor está dentro de las estadísticas de abandono escolar temprano. Algo falla cuando un porcentaje tan significativo de la población no ve garantizado su derecho a la educación, llave, como es, para el disfrute de otros tantos derechos.

“Qué país estamos dejando” se preguna Pacheco al hablar de abandono educativo. “Hay que preguntarse por las circunstancias que lo hacen posible”.

“El de la educación es un tema de equidad”, afirma Perazzo. El sistema educativo es el instrumento que iguala, o es la idea, las oportunidades de niños y niñas. “Esto no es así”, sentencia. “Hay una serie de costes ocultos, explica la experta de Save the Children, que hacen que la brecha se acentúe”: discapacidades, sergegación por origen, etnia o por itinerarios formativos serían algunos de los elementos que dificultan una mayor equidad.

Señala la educación 0-3 como uno de los elementos más potentes para mejorar los niveles de equidad, demostrado en gran cantidad de estudios su efecto sobre el desarrollo educativo posterior. Una educación, claro está, de calidad.

“No es solo una cuestión de recursos”, dice Perazzo, también lo es de qué políticas se ponen en marcha. Y señala el programa de bilingüismo de la Comunidad de Madrid como un programa que está provocando ciertos niveles de segrecación. “Es un asunto de cómo se invierte el dinero”.

Y sentencia Pacheco: “Un gobierno que no invierte en su infancia no es inteligente”.

Fuente Noticia: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/20/un-gobierno-que-no-invierte-en-su-infancia-no-es-inteligente/

Fuente imagen: http://v2.campanaderechoeducacion.org/images/Ivan_Serpa_3.jpg

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Matrimonio infantil en México conlleva pobreza, violencia sexual y limitado acceso educativo: ONU

México/20 de Noviembre de 2017/Vanguardia

En México más de un millón 200 mil menores de edad están casados, de los cuáles la mitad son pobres y más del 70 % no va a la escuela, y se encuentran expuestos a la violencia sexual.
Itzel tiene quince años y se casó a los catorce. Su esposo, Jesús, tiene diecisiete. Se conocieron en San Quintín, en el norteño estado de Baja California, cuando la madre de ella fue a trabajar al campo y se la llevó.  “Lo conocí y me enamoré”, relata la joven. Los adolescentes pasaron dos meses juntos y decidieron casarse, tras lo cual se mudaron a casa de los padres de él, en el sureño Oaxaca. “Se siente raro estar casada, cuando estaba sola salía a divertirme y ahora no se puede”, lamenta.

Jesús sale todos los días a cuidar a los animales y hacer el mandado, mientras Itzel realiza las labores del hogar, donde pasa mucho tiempo en soledad, lo que le hace recordar a su madre, a quien dejó sola porque ella era su única compañía. “A otros adolescentes que quieren casarse yo les diría que lo piensen porque tampoco está bien, uno se separa de su familia y ahora digo, ¿por qué lo hice si yo tenía la oportunidad de estudiar?”, confiesa la menor en un testimonio para la organización de protección a la infancia, Save the Children.

En México, una de cada cinco mujeres contrajo matrimonio antes de cumplir la mayoría de edad, de acuerdo con un reporte del organismo, basado en estadísticas del INEGI sobre nupcialidad. Tan sólo en 2015 se casaron o unieron en el país 300 mil niños, niñas y adolescentes, si bien el número de uniones en menores de edad ha ido en descenso: en 2015 pasó de 48,112 niñas de entre 15 y 17 años a 20,177, y de 2,835 a 606 en menores de 15 años.

La mayoría de estos jóvenes viven en situaciones de vulnerabilidad: 80 % de los niños trabajan con poca o nula preparación y el 70 % de las niñas se dedica al cuidado del hogar y la familia, sin posibilidad de crecimiento, advirtieron investigadores en un foro sobre Matrimonio infantil realizado en la Ciudad de México. La mitad del total de menores casados vive en situación de pobreza, y 72 % de los niños casados no asisten a la escuela.

Las niñas además enfrentan la inequidad de género, lo que las vuelve aún más vulnerables: sufren 49 % más violencia física, 68 % más violencia sexual y 16 % más violencia económica que las que se casaron siendo mayores de edad. También hay importantes diferencias con sus pares varones: en 2010 se casaron 100 niños menores de 15 años y 10,529 de entre 15 y 17, reduciendo el número hasta llegar a 10 y 3,545 respectivamente en 2015. Esta dramática diferencia se debe a que las niñas suelen contraer matrimonio con hombres mayores que ellas: hasta 65 % se casó con un hombre que le llevaba más de 10 años, según Estela Rivero, investigadora de la organización Investigación en Salud y Demografía (INSAD).

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/matrimonio-infantil-en-mexico-conlleva-pobreza-violencia-sexual-y-limitado-acceso-educativo

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Racismo e izquierda: la clasificación de la tribu

Por: Santiago Alba Rico

La última entrega de mi amigo antagonista Helios F. Garcés cierra, como estaba acordado, este debate, pero lo cierra también porque, de algún modo, no admite réplica. Consiste en una acusación sumarísima con pujos de “objetividad” parajudicial (el “discernimiento” o “criba” incontestable de los que son racistas y los que no lo son) y en un programa vago y muy “izquierdista” que deja en la sombra lo que este debate debería haber aclarado: quién es el sujeto o sujetos de las luchas, cuáles los procedimientos y las alternativas, y qué significa “verdadera descolonización”. A la acusación, arrinconado en mi cuerpo, sucumbo; el programa, en su vago izquierdismo, lo suscribo sin apenas objeciones.

La última entrega de mi antagonista amigo Helios F. Garcés me deja sin defensa; me vuelve, de hecho, indefendible a mis propios ojos. En rendirse uno tarda tres líneas; en convencerse toda la vida. No se trataba ni de una cosa ni de otra, pero confesaré que un debate en el que el adversario intelectual, al que lógicamente se considera equivocado, no se limita a equivocarse, sino que, al hacerlo, se vuelve “racista” y cómplice por añadidura de todos los crímenes coloniales, es un debate muy incómodo. Me declaro vencido: no soy “negro” y además no renuncio a mis ancestros “blancos”. ¿Quiénes son? Múltiples y promiscuos: de Espartaco a Silvia Federici, de los hermanos Graco a Robespierre, de Sócrates a Olympe de Gouges, de Francisco de Asís a Kant y Marx, de Francisco de Vitoria a David Harvey, de Sor Juana Inés de la Cruz a Edward Said y John Berger… entre otros muchos. También algunos reaccionarios como Joseph de Maistre, que nos mostró, de otra manera que Kant, los “límites de la razón”; o Chesterton, quien habló de la tradición como de “la democracia de los muertos”, en una línea muy parecida, por cierto, a la de la antropóloga indígena Silvia Rivera Cusicanqui (“los muertos viven, hablan y orientan a los vivos, y permiten identificar los límites éticos que no puedes rebasar”).

Creo con Chomsky en la “naturaleza humana”, en “algo” que nos distingue de un perro y de una silla y que es “universal”: la capacidad lingüística, repartida, como los dones de Zeus, a todos los humanos por igual. La capacidad lingüística implica la capacidad y, aún más, la necesidad –la comezón– de hacer clasificaciones. Lo propio del ser humano es clasificar; lo propio de la “tribu”, como átomo social de la humanidad, es distribuir los cuerpos en cuadros taxonómicos que, una vez establecidos, deciden (criban) la normalidad y la anomalía, el dentro y el afuera y, en la mayor parte de los casos, la vida y la muerte. No es un hecho baladí el que históricamente, en todas las sociedades conocidas, hayan sido ciertas clases, ciertos géneros y ciertas “razas” las que han impuesto sus clasificaciones y por lo tanto el grado y calidad de “corporización” de los individuos, su acceso a bienes y servicios y sus posibilidades de supervivencia. Que los ricos, los hombres y los “blancos” (incluyendo en este rubro la labor formateadora de los japoneses en Asia) hayan impuesto su actividad taxonómica con pretensiones de “naturaleza” y “generalidad” sólo indica todo el daño que la capacidad lingüística universal puede hacer cuando se “particulariza” y se “tribaliza”, en términos económicos, políticos y sociales, al servicio de un sector privilegiado y sus intereses excluyentes. Esa práctica clasificatoria tribal –que corporiza negativamente ciertos cuerpos– alcanza su colofón global bajo el capitalismo, un orden sin precedentes bajo cuya vocación de infinito “la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres– pueda escapar a ello”. Es lo que el filósofo camerunés Achile Mbembe, profesor en Johannesburgo, autor de una Crítica de la razón negra a la que pertenece esta cita, describe como “el devenir negro de la humanidad”.

Ahora bien. La capacidad lingüística universal, que permite –y exige– esta voluntad clasificatoria, permite también –y demanda– las revueltas anti-clasificatorias. Lo he escrito en otro sitio: el ser humano es el único animal que hace clasificaciones y es también el único animal que se rebela contra ellas. Es lo que el francés Gaston Bachelard y el árabe Mohamed Al-Yabri llamaban con otro nombre “rupturas epistemológicas”, alojadas potencialmente en todas las tribus y todas las culturas en la medida misma en que son, además de históricas, lingüísticas. Uno de los momentos “ancestrales” de “rebelión taxonómica” o “ruptura epistemológica” que más me gustan dentro de mi “tradición” (el equivalente casi contemporáneo, contra la tribu, del descubrimiento de la geometría, tan bellamente descrito por Plutarco y tan bellamente comentado por Michel Serres) se produce en plena guerra del Peloponeso entre los dos imperios helénicos de la antigüedad, el de Atenas y el de Esparta. Estamos en el año 427 a. de C. y Atenas ha conquistado la isla de Mitilene, aliada hasta entonces de los espartanos. Los vencedores, guiados por su cultura democrática, se reúnen en asamblea para discutir y votar si deben o no matar a todos los hombres de la isla y esclavizar a sus niños y sus mujeres. Según el relato de TucídidesCleón defiende el exterminio de los mitiléneos; Diódoto la clemencia. Uno y otro, en todo caso, apoyan sus argumentos en el horizonte de los intereses tribales de los atenienses. Uno a favor de la severidad, el otro a favor del perdón, tanto Cleón como Diódoto responden a la única pregunta que entiende –y casi permite plantear– el orden clasificatorio de su época y su tribu: ¿qué es “lo conveniente” para nosotros, los ciudadanos de Atenas? Pues bien, es en el marco de esa guerra, en la que participó como hoplita, en una asamblea muy parecida a la de Mitilene, es en ese momento –digo– cuando Sócrates levanta la mano y, ante el asombro escandalizado de todos, cambia la pregunta y declara en voz alta: “No, no se trata de averiguar qué es ‘lo conveniente’ para nosotros sino de conocer qué es ‘lo justo’ para todos”. Como sabemos, la tribu ateniense mató a Sócrates por insistir en hacer esta pregunta; y como sabemos una Constitución democrática digna de ese nombre es siempre el resultado de una deliberación colectiva, si se quiere ficticia, en torno a “lo justo” y no a “lo conveniente”; el resultado, es decir, de una deliberación colectiva anti-tribal.

Ese momento “ancestral” de ruptura clasificatoria en el orden político, paralelo al de la geometría en el orden científico, va a marcar el devenir histórico de la tribu europea. Explotando la geometría, virgen inocente, y en nombre de la justicia (en su variante cristiana o positivista), Europa va a conquistar y destruir buena parte del mundo. Hoy la geometría violada, al servicio de un capitalismo global, complace por igual a EEUU y a Arabia Saudí, a Rusia y a China; y la justicia nombrada, victoriosa en la retórica, sirve para un roto y un descosido: sobre todo para rotos y descosidos. Ahora bien, nadie acusaría a la geometría de haber bombardeado Hiroshima o destruido el gueto de Varsovia; y no deberiamos acusar al gesto de Sócrates de fundar el colonialismo, el racismo y el machismo. Al contrario. Todos los avances que se han hecho “conforme a Derecho” –diría el “racista” Carlos Fernández Liria— se han hecho a partir de ese gesto, incapaz de neutralizar, desde luego, la vocación de infinito del capitalismo y la actividad clasificatoria de la tribu europea, pero que se conserva tan separado de ellas como el aceite del agua. Que la discusión sobre “lo justo” se mantenga siempre abierta, que muchas veces se confundan interesadamente “lo justo” y “lo conveniente” y que se cometan atroces injusticias en nombre de lo “justo” (lo que es, por cierto, la normalidad de todo etnocentrismo) sólo indica una cosa: que “lo justo” no ha vencido y que Sócrates, asesinado en Grecia, sigue siendo asesinado todos los días en Siria, en Iraq, en Afganistán, en nuestras fronteras, en nuestros CIEs y en nuestros parlamentos. Pero este alucinante, escandaloso, extraterrestre “cambio de pregunta”, compatible –como todo– con el colonialismo y el racismo, es imprescindible para liberarnos de ellos. Sócrates no es europeo: hay Sócrates con nombres árabes y kurdos y chinos y rusos y gitanos y cameruneses repartidos por todo el mundo. No se me ocurre qué favor mejor podríamos hacer al capitalismo –y al tribalismo europeo–, asesino de Sócrates, que el de ayudar a matarlo otra vez mediante una presunta “episteme liberadora” que se limita a afirmar que “lo conveniente” para los “negros” es “más justo” que “lo justo” para los “blancos”.

Helios F. Garcés, que no responde a mis preguntas porque soy blanco y por lo tanto altanero, me hace una pregunta a su vez: ¿qué va a hacer la izquierda para combatir el racismo? Yo no puedo hablar en nombre de la izquierda, que no existe, ni tampoco, al contrario que él, de un colectivo de activistas. Cuando accedió a debatir conmigo ya sabía quién era yo y que sólo me represento a mí mismo; por eso me ha parecido abusivo, y contradictorio con su honorable práctica política, que haya cedido a la tentación, para no responderme, de “clasificarme” y “corporizarme” en un paquete. Me salgo de ese paquete y respondo por mi cuenta. Suscribo, como he dicho, la mayor parte del programa abstracto que propone en su artículo: “lucha política y no identitaria” contra “el racismo policial, la segregación racial en las ciudades y en el sistema educativo, contra la discriminación laboral y sanitaria, el racismo penal y penitenciario, la ley de extranjería, la existencia de los CIE”; descolonización de los proyectos políticos; ruptura de los “guetos simbólicos” y promoción de “las mareas amplias”; incluso me gusta –y mucho– la frase relativa a los “atrasos” y los “progresos” (aunque sigue siendo tan vaga que no sé si coincidiremos en el “ellos” allí señalado ni en el objeto a defender: yo considero, por ejemplo, un atraso ir en coche y un progreso ir a pie, un atraso los brokers y un progreso las madres, un atraso Carrefour y un progreso los huertos, un atraso la comida basura y un progreso el matrimonio homosexual).

Sólo añadiría dos cosas más, también vagas, como es propio de una persona que combate el racismo con la mirada y con el teclado. La primera es que para combatir el racismo desde la izquierda es necesario distinguir no racialmente a los “iguales” de los “no iguales”. Si el marxismo olvidó que el racismo no se disolvía con la disolución de la contradicción capital/trabajo, no podemos olvidar, al revés, que esa contradicción, productora de racismo, no se disuelve con la contradicción “racial”. Como recuerda Jorge Moruno, “la crítica a los límites de la modernidad es la crítica a su principal mediación social: el trabajo (moderno)”. Si algo quiere decir “interseccionalidad” debe ser esto: revisar sin descanso quiénes son nuestros “iguales” y quiénes nuestros “desiguales” a partir de las distintas fuentes de “desigualdad” que atraviesan el mundo. La desigualdad económica no sólo racializa –porque corporiza– sino que cabalga, reconfigura e intensifica todas las otras “desigualdades”.

La otra respuesta tiene que ver con una esperanza que los textos de Garcés me quitan en parte. Me refiero a la esperanza de que los sufrientes en todo el mundo –los “negros” si se quiere– arranquen a Sócrates de las manos de los colonialistas europeos, que tan criminalmente lo han utilizado, y hagan realidad por fin su programa “ilustrado” (el de esa “rebelión clasificatoria” que el pensamiento decolonial deforma en un pastoso “todos los blancos son pardos”). Y como Garcés no me deja citar a Fanon, dejaré que lo haga en mi lugar –y en mi nombre– un filósofo negro antirracista que se considera su heredero. Me refiero al ya mencionado Achille Mbembe, quien dice lo siguiente al ser preguntado por la tentación “esencialista” del antirracismo “negro”: “El problema es cuando el esencialismo nos impide continuar el camino que gente como Fanon consideraba el horizonte de nuestras luchas. ¿Cuál es ese horizonte? El que abre el camino a una nueva condición, donde la raza ya no importa, donde la diferencia ya no cuenta, porque todos nos hemos vuelto simplemente seres humanos: el pasaje de la indiferencia a la diferencia”. Nunca superaremos la necesidad clasificatoria ni alcanzaremos jamás una sociedad en la que los cuerpos sean transparentes –lo que además no es deseable– pero conviene recordar que toda lucha contra las clasificaciones raciales es una lucha contra los clasificadores: contra los intereses particulares –de clase, género y “raza”– que hasta ahora han impedido la verdadera diferencia: es decir, la universalidad de los derechos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233807

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México: Mujeres sufren el más alto índice de discriminación

México/13 de Noviembre de 2017/Zócalo

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres.

 La presidenta de la Comisión Especial sobre la no discriminación, Kathia Bolio Pinelo, indicó que en México, las mujeres sufren el más alto índice de discriminación por el sólo hecho de serlo, más aún quienes padecen alguna discapacidad, son indígenas, tienen piel oscura u orientación sexual diferente a lo tradicionalmente aceptado, por lo que se requiere atender este problema.

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres se encuentra el sobrepeso, la forma de vestir, el color de la piel, la edad y su imagen o aspecto físico. En tanto, la percepción de discriminación en mujeres lesbianas aumenta en 1.6 por ciento.

Comentó que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los espacios donde sufren mayor discriminación son el trabajo, la escuela, el transporte público y las instituciones públicas, si bien destacan también las Iglesias, los estadios, el Internet y las cárceles, aunque en estas últimas va a la baja.

Mencionó que, en virtud de las quejas presentadas por los mexicanos ante la CNDH, la primera causa que detona conductas discriminatorias es el nivel educativo, y le siguen la orientación sexual, el color de piel, la pobreza, tener discapacidad o ser mujeres.

Bolio Pinelo señaló que, aunque los indígenas se mantienen en el primer lugar de percepción de discriminación, existe una reducción en 6.1 por ciento; lo mismo se observa en las personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), adultos mayores o con discapacidad.

Sostuvo que la discriminación es un fenómeno que afecta a millones de personas en nuestro país, vulnera los derechos humanos, y afecta el desarrollo y la prosperidad de la nación.

Los mexicanos, agregó, la vinculan con la falta de respeto, desigualdad, maltrato y racismo. En una escala de cero a 10, los ciudadanos la califican con ocho, es decir, “los mexicanos percibimos y sentimos que existe mucha discriminación”, apuntó.

La presidenta de la Comisión Especial sobre la no discriminación, Kathia Bolio Pinelo, indicó que en México, las mujeres sufren el más alto índice de discriminación por el sólo hecho de serlo, más aún quienes padecen alguna discapacidad, son indígenas, tienen piel oscura u orientación sexual diferente a lo tradicionalmente aceptado, por lo que se requiere atender este problema.

La legisladora panista, destacó que entre las causas que incrementan el trato diferente y perjudicial hacia las mujeres se encuentra el sobrepeso, la forma de vestir, el color de la piel, la edad y su imagen o aspecto físico. En tanto, la percepción de discriminación en mujeres lesbianas aumenta en 1.6 por ciento.

Comentó que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los espacios donde sufren mayor discriminación son el trabajo, la escuela, el transporte público y las instituciones públicas, si bien destacan también las Iglesias, los estadios, el Internet y las cárceles, aunque en estas últimas va a la baja.

Mencionó que, en virtud de las quejas presentadas por los mexicanos ante la CNDH, la primera causa que detona conductas discriminatorias es el nivel educativo, y le siguen la orientación sexual, el color de piel, la pobreza, tener discapacidad o ser mujeres.

Bolio Pinelo señaló que, aunque los indígenas se mantienen en el primer lugar de percepción de discriminación, existe una reducción en 6.1 por ciento; lo mismo se observa en las personas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), adultos mayores o con discapacidad.

Sostuvo que la discriminación es un fenómeno que afecta a millones de personas en nuestro país, vulnera los derechos humanos, y afecta el desarrollo y la prosperidad de la nación.

Los mexicanos, agregó, la vinculan con la falta de respeto, desigualdad, maltrato y racismo. En una escala de cero a 10, los ciudadanos la califican con ocho, es decir, “los mexicanos percibimos y sentimos que existe mucha discriminación”, apuntó.

Fuente: http://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/mujeres-sufren-el-mas-alto-indice-de-discriminacion
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Mujeres con bajos ingresos y sin educación, las que menos pueden acceder a anticonceptivos

Por: El Espectador

La brecha aumenta entre los 15  y 24  años en Colombia.

El Fondo de la Población de las Naciones Unidas (UNFPA) publicó su informe anual “Estado de la Población Mundial 2017”, enfocado en la salud y los derechos reproductivos. Hace un llamado por vencer la inequidad de género.

“La palabra tiene rosto de mujer”. Esta fue una de las frases que se convirtió en la motivación para que, este año, el informe del “Estado de la Población Mundial 2017”, publicado por el Fondo de la Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estuviera enfocado en la salud y los derechos reproductivos, pues dentro de la desigualdad que viven todos los países (el 75% de la riqueza del mundo está concentrada en menos de 2.500 personas), las mujeres parecieran ser quienes llevan la peor carga. El acceso a métodos anticonceptivos, programas de natalidad y calidad de educación, se convierten entonces en aspectos claves para combatir esta brecha.

Y es que las cifras que arroja el informe, que se viene presentando cada año desde 1987, dejan claro el panorama: las mujeres que viven en el quintil más pobre de la población y habitan zonas rurales es a quienes más les está costando garantizar todos sus derechos.

Por ejemplo, la necesidad insatisfecha de planificación familiar en los países en desarrollo – es decir, no poder acceder a métodos anticonceptivos –  suele ser mayor entre las mujeres del 20% de los hogares más pobres a nivel mundial. Mientras, la tasa de fecundidad de las adolescentes que residen en el 20% de los hogares más pobres es tres veces superior de las que residen en el 20% de los hogares más ricos. A lo que se suma que el número de partos entre adolescentes que viven en zonas rurales duplica el de las que habitan en zonas urbanas.

A nivel mundial, explica el informe, en las seis regiones analizadas el uso de métodos anticonceptivos es menor entre las mujeres más pobres, en zonas rurales o con mayores carencias educativas, aunque la diferencia varía según la región. Con un 29% de diferencia África Oriental y Meridional se lleva la peor parte, mientras América Latina y el Caribe presentan la menor diferencia, con sólo el 6%. (Ver gráfico).

Pero poder o no acceder a los anticonceptivos, así como a programas de neonatales y asistencia durante el parto, no se reduce a un simple problema de fecundidad, sino de ingresos. “Con el descenso de la fecundidad en todo el mundo, la participación de las mujeres de 25 a 54 años en la fuerza de trabajo ha aumentado en prácticamente todas las regiones a lo largo de los últimos 20 años”, advierte el estudio. Hablar de derechos sexuales, también es hablar de oportunidades económicas.

Por esto, otro punto que rescata el UNFPA gira alrededor de las desigualdades de género en materia de oportunidades profesionales. En el 2015, sólo alrededor del 50% de las mujeres participaron en la fuerza laboral mundial, frente al 76% de los hombres. Igualmente, hay un 6.2% de mujeres desempleadas en el mundo,

frente al 5.5% de hombres en la misma condición.

Estas cifras, claramente, van pegadas con la falta de acceso en educación para la mujeres, pues se calcula que existen aproximadamente 758 millones de adultos analfabetos en todo el mundo, de los que 479 son mujeres y 279, hombres. “El analfabetismo refleja la discriminación de género y es un factor que contribuye a la propagación de la pobreza femenina”, dice el informe. Adicionalmente, a la hora de encontrar un empleo las personas analfabetas ganan un 42% menos que las personas que saben leer y escribir, lo que vuelve a poner a las mujeres en un escalón de desventaja económica.

Pero como si fuera poco, esta falta de acceso a la educación está ligada a la fecundidad, primer punto del informe. De nuevo, las cifras lo demuestran. Con el nivel de estudio actual, hay 2.867.000 de matrimonios infantiles, el equivalente a todas las niñas de 15 años de África Subsahariana y Asia Meridional y Occidental, pero se reduciría en un 14% si todas las niñas cursaran primaria y hasta un 64% si todas llegaran hasta la secundaria.

Algunos datos sobre Colombia

Aunque según la UNFPA en Colombia las mujeres tiene mayor nivel de educación que los hombres, estos tienen mayor empleo y ocupan cargos públicos más altos. La situación no deja de ser optimista si se le suman datos como que el embarazo es la segunda causa de abandono escolar de mujeres entre los 13 y los 24 años, por

debajo de la falta de recursos económicos.

Igualmente, la mayoría de mujeres que no pueden acceder a anticonceptivos están en el quintil más pobre de la población, y se hace más difícil si se trata de jóvenes que están entre los 15 y 24 años y sin educación. Por ejemplo, el embarazo es 5 veces mayor en las adolescentes más pobres comparadas con las de mayores recursos en el país.

Si se trata de mujeres indígenas, además, se conoce que la muerte materna es 4,6 veces mayor comparada con las mujeres no indígenas.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/salud/mujeres-con-bajos-ingresos-y-sin-educacion-las-que-menos-pueden-acceder-anticonceptivos-articulo-720947

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Adela Cortina: Erradicar la pobreza pasa por «empoderar a los pobres»

España/07 de noviembre de 2017/Fuente: http://www.eldiario.es

La directora de la Fundación Étnor y catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universitat de València, Adela Cortina, ha asegurado hoy que erradicar la pobreza pasa por «empoderar a los pobres», y ha pedido a las empresas que tengan un «papel protagonista» en este objetivo.

Cortina ha inaugurado con la ponencia «Erradicar la pobreza: combatir la aporofobia» el XXVII Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, una iniciativa que quiere ser un foro de diálogo para abordar los profundos cambios a los que se enfrenta la sociedad y las organizaciones, según un comunicado de la entidad.

En su opinión, la solución de la pobreza pasa por «empoderar a los pobres, porque realmente la pobreza es falta de libertad. Tendríamos que conseguir que las personas, que son un fin en sí mismas, puedan llevar adelante sus planes de vida, que es un deber moral y una exigencia de justicia».

La pobreza, según Cortina, afecta al conjunto de la sociedad porque «tiene externalidades» y ha señalado que el siglo XXI tiene que ser «el siglo que acabe con la pobreza y, para ello, es necesaria la colaboración de organizaciones, economía y empresas».

A nivel global, se ha mostrado optimista y ha dicho que, «del mismo modo que en 2015 se logró en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir la pobreza a la mitad, ahora podríamos, trabajando juntos, reducir las desigualdades y superar las situaciones de vulnerabilidad».

Cortina ha explicado que una de las grandes novedades que aportan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son que se pide a las empresas y a la economía que se impliquen y aprovechen las oportunidades de negocio que se derivan de éstos.

De hecho, señala que pueden generar al menos 12 billones de dólares y 380 millones de empleo hasta 2030 por las oportunidades en áreas como alimentación, energía o medioambiente, y en acciones que mejoren la sociedad, porque «el futuro será social o no será».

Para Cortina, «la renta básica de ciudadanía es un deber de justicia, pero junto a ello las empresas tienen que crear empleo, y ahí hay una oportunidad de negocio para ellas».

Para la catedrática de Ética, las empresas tienen que trabajar en tres niveles: desde su propio negocio y actividad, con el compromiso social y sensibilizando y contribuyendo a que haya leyes justas.

Fuente:

http://www.eldiario.es/sociedad/Adela-Cortina-Erradicar-pobreza-empoderar_0_700630205.html

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Batalla por la educación en Afganistán tiene ya décadas, pero recién se anima

Afganistán/06 de Noviembre de 2017/Global Voice

En un discurso en la reinauguración de la Universidad de Kabul en 1993, en medio de una amarga guerra civil, Abdul Ali Mazari, fundador del partido político Hezb-e-Wahdat, habló de un problema que invadió su mente algún tiempo.

Citó cuatro máximas famosas del profeta islámico Mahoma, que enfatizó la importancia de la educación para todos, incluidas las mujeres. Luego, afirmó estar desconcertado de que, pese a esas palabras, la mayoría de los clérigos musulmanes aún se oponían a la educación escolar y universitaria, especialmente para las mujeres.

Este discurso de Ali Mazari se dio poco después del yihad contra el intento de ocupación de la Unión Soviética en Afganistán, donde algunos comandantes de la resistencia muyahidín asesinaron a maestros pagados por el Estado y cerraron las escuelas en áreas que controlaban.

Hoy, la batalla para abrir y clausurar escuelas es tan intensa como siempre, puesto que el gobierno del presidente Ashraf Ghani, que tiene el apoyo de Estados Unidos, lucha para repeler una insurgencia dominada por el Talibán y otros grupos radicales como ISIS que también operan en el país.

De coacción comunista a dependencia de donantes

Casi la mitad de los 36 millones de habitantes en Afganistán es menor de 18 años. Actualmente, más de 9,2 millones de niños están inscritos en escuelas; 39% son niñas, según el Ministerio de Educación afgano. Aunque el país todavía se encuentra hundido en la inseguridad y la corrupción, el surgimiento de escuelas privadas y públicas es uno de los beneficios del desarrollo que surgió de la invasión al país dirigida por Estados Unidos en 2001.

Desde 2002, el Pentágono, el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional han invertido un total de 759 millones de dólares en la educación primaria y secundaria en Afganistán, junto con otros donantes que realizan contribuciones menores.

Aunque en gran parte el Talibán se opone absolutamente a la ayuda estadounidense y a la educación de las mujeres, otras facciones armadas leales a agentes de poder regionales han cambiado su postura y sus actitudes hacia la educación.

Tradicionalmente, las escuelas y universidades han sido gratuitas en Afganistán. En la década de 1980, cuando el brutal y muy repudiado Gobierno prosoviético hizo que la educación fuera obligatoria para todos los niños, algunas familias recurrieron al soborno de funcionarios educativos a cambio de que no aceptaran a sus hijos en las escuelas. El argumento era que la educación escolar podría convertirles en no creyentes.

No obstante, después de 2001, algunos padres comenzaron a enviar a sus hijos a escuelas públicas, y también a buscar centros educativos privados donde sus hijos pudiesen obtener una mejor educación.

Simbolizar la medida en que la educación se convirtió en un campo de batalla en la política nacional fue el triunfo de Ghani en las elecciones presidenciales de 2014.

Cuando las elecciones entraron a segunda vuelta, la campaña de Ghani fue criticada por la de su oponente Abdullah Abdullah, pues se designaba como el candidato de la educación y describía a Abdullah como sinónimo de caudillismo.

Corrupción, religión y aumento de madrasas

La corrupción permanece profundamente enraizada en la educación pública, particularmente en la cima de la cadena alimenticia. Hace dos años, la oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) reveló que Farooq Wardak, ministro de Educación durante el segundo periodo presidencial de Hamid Karzai (2009-2014), había malversado fondos destinados para escuelas estatales que en realidad no existieron.

El gobierno de Ghani se rehusó a iniciar una investigación a las acusaciones y luego nombró al exministro Wardak como asesor presidencial.

A su vez, el desarrollo de las escuelas privadas ha sido obstaculizado por pesadas cargas impositivas gubernamentales y por restricciones que las obligan a enseñar únicamente el curriculum estatal. Este continúa fuertemente influenciado por el Islam.

El gobierno respaldado por el comunismo de la década de 1980 eliminó los libros de texto religiosos del curriculum escolar, estrategia impopular que luego el gobierno muyahedín revirtió rápidamente.

Bajo el Talibán, cuyo control se consolidó en el país para 1996, los textos religiosos dominaron ampliamente el horario de clases.

En la actualidad, los estudiantes reciben un promedio de dos horas de instrucción religiosa basada en enseñanzas coránicas, independientemente de sus creencias religiosas, aunque la religión domina otras materias, como historia y literatura.

Esto continúa en la universidad, donde Saqafat-e-Islami (cultura islámica) es un curso obligatorio en los ocho semestres de una carrera de cuatro años.

El año pasado, el parlamentario afgano Abdul Hafiz Mansor expresó su preocupación de que “Saqafat-e-Islami produce extremismo y terrorismo en las universidades”. Su discurso obtuvo la aprobación de muchos usuarios de medios sociales.

Una mezcla de pobreza y conservadurismo explica por qué muchas personas prefieren ignorar el curriculum estatal por completo y enviar a sus hijos a madrasas (escuelas religiosas islámicas) gratuitas, que son financiadas generosamente.

Esas escuelas, cuyas fuentes de financiación raramente se conocen pero se cree ampliamente que tienen el respaldo financiero de acaudalados en empresarios del Medio Oriente árabe, atraen enormes cantidades de estudiantes.

De acuerdo con un reportaje de Voice of America, existen 1200 madrasas inscritas y 13 000 no inscritas que funcionan en el país. El gobierno central en Kabul es bastante débil para supervisarlas.

Se cree que en algunas de estas instituciones enseñan asignaturas fundamentalistas, aunque los egresados de la mayoría de madrasas generalmente no están bien preparados para trabajar más allá de establecimientos religiosos, un factor que le hace el juego al Talibán.

La batalla por la educación es estratégica y de larga duración, y ahí compiten dos visiones muy diferentes del futuro.

Para los niños que estudian en Afganistán, la pregunta más importante no es sobre el tipo de institución de la cual egresan, sino una más amplia sobre la sociedad a la que se integran.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2017/11/03/batalla-por-la-educacion-en-afganistan-tiene-ya-decadas-pero-recien-se-anima/

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