Page 136 of 137
1 134 135 136 137

La Educación Social frente a la desigualdad

España/26 de Mayo de 2016/ El Diario de Mayorca

Por: Francisco J. Caparrós

No hay en el mundo cínico lo suficientemente recalcitrante como para exclamar en público que la pobreza, en los primeros años de la vida de un individuo, no deja huella ninguna. No puedo poner en duda de que en privado o petit comité lo defienda, pero si es así seguro que solamente lo hace para justificarse a sí mismo o al propio entorno que le rodea; de otra forma, ya no estaríamos tratando con cínicos sino con sociópatas. Y es que, cualquiera en sus cabales, no dudaría en aceptar como irrefutable un razonamiento a todas luces contrastado.

 Es más, cuando el estado de necesidad se prolonga más allá de la infancia y de la adolescencia, o incluso si la carestía es sobrevenida por diferentes causas que no entraremos a valorar aquí, da la casualidad que también existen estudios que corroboran una teoría fuertemente extendida sobre todo entre los psicosociólogos: que el estatus socioeconómico subjetivo del individuo condiciona en buena medida su salud. No parece darse otro indicativo más claro y si lo hay yo no lo he encontrado que pueda explicar esta hipótesis de manera fehaciente. Robert Sapolsky, neuroendocrino de renombre e investigador de fama internacional, además de autor del celebrado ensayo ¿Por qué las cebras no tienen úlcera?, lo resume en un sencillo pero contundente aforismo: no se trata tanto de ser pobre como de sentirse pobre.

El sociólogo Harold R. Kerbo, profesor universitario y probablemente el mayor experto en el análisis de la estratificación en las sociedades humanas, que estudia desde hace décadas la desigualdad en los Estados Unidos de América con relación al resto de los países industrializados, viene advirtiendo de la importancia de establecer un programa que garantice unos ingresos básicos para las familias que se sitúan por debajo del umbral de la pobreza, además de una seguridad social global a escala nacional que satisfaga las necesidades médicas de todas ellas; en lugar de elevar la inflación, tan solo por poner un ejemplo, aumentando el valor del índice de precios al consumo sobre los artículos de primera necesidad, como se lleva haciendo en España y en los demás estados de la Unión Europea afectados por una crisis económica más feroz que la del resto, durante estos últimos cuatro años.

Con estas políticas macroeconómicas tan agresivas como insolidarias, asevera Kerbo, las dificultades para mantener un nivel de vida satisfactorio de las categorías más bajas de la escala de ingresos se multiplican, lo que conlleva una merma de autoestima sobre todo en los integrantes más jóvenes de las familias que padecen este tipo de problemas, por otra parte tan difíciles de superar si no es con ayuda externa, es decir, de las propias administraciones públicas sobre las que recae, o debería recaer en cualquier caso, tamaña responsabilidad social. De ahí que el sentimiento de desprotección al que se refiere Sapolsky, a menudo se prolongue en el tiempo mucho más allá de la superación del trauma que lo ha generado.

Aprender a vivir con ello no es sencillo. Desgraciadamente, las cicatrices de la pobreza están siempre ahí para recordarnos el estado de penuria económica que en un determinado momento de nuestra vida padecimos. Pero si además de todo eso, como responsable subsidiario de la situación de todos y cada uno de sus miembros, la sociedad no mueve un solo dedo, ya no para paliarla en la medida de lo posible sino reprobando la humillación a la que suele someterse a quienes tienen la desgracia de caer en un círculo vicioso, que no genera más que frustración e impotencia.

Parafraseando a Jung, la pobreza propiamente dicha no existe más que como concepto. Existen, eso sí, los pobres. La responsabilidad del educador social, amén de muchas otras que le competen por formación, es hacerlos visibles a todos y explicar de qué manera y en qué grado las carencias dictaminan el futuro de los individuos. Y que no es de recibo, si se trata de personas, enjuiciarlas al amparo del tanto tienes tanto vales.

Fuente: http://www.diariodemallorca.es/opinion/2016/05/27/educacion-social-frente-desigualdad/1120963.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=educacion+social+frente+a+desigualdad&biw=1024&bih=489&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwjkn6CLt5HNAhUGGD4KHSv0ATsQ_AUIBigB&dpr=1#imgrc=HjnpYw2LnBxnzM%3A

Comparte este contenido:

El reto de Latinoamérica: Volver a crecer para acabar con la pobreza extrema

Por: Banco Mundial

La meta número 1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas está probando ser  una de las más difíciles de alcanzar: Acabar con la pobreza en todas sus formas en todo el mundo en 15 años. Y para América Latina, donde la época de bonanza de la pasada década ayudó a miles a ascender a clase media, el desafío es mayor en momentos que atraviesa su quinto año de desaceleración económica.

Según los Indicadores de Desarrollo Mundial (i) de este año, para 2030 el porcentaje de latinoamericanos que vivirán en la extrema pobreza será casi igual que en 2012 si las tasas nacionales de crecimiento económico se mantienen similares a las registradas en la década anterior. Según los datos del Banco Mundial, en 2012 el 5,6% de los latinoamericanos vivía con 1,90 dólares por día, comparado con el 17,8% en 1990.

Las cifras también ponen de manifiesto que la región tendrá dificultades para contribuir al primer ODS, establecido junto a otros 16 objetivos en diciembre de 2015, si la expansión económica siendo siendo lenta hasta 2030. De hecho, este año se prevé una contracción de la economía regional del 1%.

Para no perder los avances sociales obtenidos en momentos de “vacas gordas”, los economistas tratan de promover nuevas formas de estimular el crecimiento económico de América Latina sin tener que depender tanto de las materias primas, principal fuente del boom registrado en la región hasta 2011.

También es importante impulsar el crecimiento económico de otras regiones en desarrollo. Según las proyecciones, si la economía global sigue creciendo como en los últimos 10 años, la tasa de pobreza extrema en el mundo caerá al 4% en 2030, pero si se toman en cuenta las tasas de crecimiento de los últimos 20 años, la población mundial que vivirá en pobreza extrema será del 6%.

Protección social

Una diferencia importante entre América Latina y otras regiones son los programas de transferencia de efectivo (como Bolsa Familia en Brasil y Prospera en México), la alimentación escolar, el mercado laboral y la seguridad social, entre otros. Entre los más pobres en América Latina, alrededor del 60% está cubierto por programas de protección social.

Mientras tanto, en las regiones menos favorecidas, los programas no son lo suficientemente grandes como para luchar contra la pobreza, según el estudio del Banco Mundial. En el África subsahariana, por ejemplo, sólo el 15% de los más pobres tienen acceso a tales beneficios.

América Latina también se destaca por la forma en que registra y evalúa los indicadores de pobreza. «Recientemente, algunos países, como Colombia y México han tomado medidas para capturar la naturaleza multidimensional de la pobreza, la evaluación de cómo las familias son pobres en diferentes formas (en términos de salud, educación, vivienda y oportunidades en el mercado laboral)» según el informe de Indicadores de Desarrollo Mundial.

Conquista global

A pesar de los desafíos a lo largo del mundo en desarrollo, por primera vez en la historia, la tasa global de la pobreza extrema se redujo por debajo del 10% en 2015. Esto supone una reducción de más de dos tercios desde 1990, cuando el 37% de la población vivía con hasta  1,90 dólares por día.

El estudio del Banco Mundial también señala que el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la pobreza se ha cumplido, y que el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible se basa en este logro.

*Articulo tomados de: http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/05/29/latinoamerica-volver-crecer-acabar-pobreza-extrema

Comparte este contenido:

España: La sanidad y la educación pública sufrieron los mayores recortes del gasto público que se han producido en España a partir de 2010

España/30 de Mayo de 2016/El Tiempo

Los dos servicios públicos básicos que constituyen el estado de bienestar, salud y educación, han sufrido un intenso recorte durante los peores años de la crisis. Sumados, en 2014 se han gastado 18.400 millones de euros menos que en 2009, según pone de manifiesto el estudio de CCOO “Cartografía de los recortes. El gasto público en España entre 2009 y 2014”.

La gestión neoliberal de la crisis ha supuesto un aumento de la desigualdad y de la pobreza y un grave deterioro de los servicios públicos básicos y de las prestaciones sociales. Esta es una realidad sufrida por la mayoría de la población que es particularmente visible en el caso de la sanidad pública y la educación pública.

En concreto, el gasto sanitario se redujo en 9.600 millones de euros, una reducción del 13,2 % en valores nominales y el 21 % en valores reales, lo que significa que en sanidad se han dejado de gastar más de uno de cada cuatro euros de los disponibles en 2009. Este recorte afecta sobre todo al personal sanitario porque su remuneración se reduce en 3.244 millones de euros –menos salarios y menos plantilla– y a la inversión, que cae en 2.144 millones de euros.

De forma complementaria, baja el gasto en los servicios prestados por el sector privado, es decir, el gasto en medicamentos en farmacias y en conciertos con hospitales privados: en conjunto, 3.402 millones de euros menos.

Por su parte, el gasto educativo sufre un recorte de 7.394 millones de euros, equivalentes al 15% nominal y al 24 % en valores reales al tener en cuenta el IPC acumulado entre 2009 y 2014. En educación se ha dejado de gastar casi 1 de cada 4 euros desde que empezó el ajuste. Aquí también son los empleados y empleadas públicas quienes sufren con mayor dureza las restricciones de gasto porque la remuneración de los asalariados pierde 3.705 millones de euros. En educación se sigue el patrón general del ajuste y, después de los salarios, es la inversión la segunda variable con mayor retroceso: 2.235 millones de euros menos, lo que equivale a un desplome del 70 % en términos reales, un recorte del que se libra la enseñanza privada concertada que en este periodo de reducción mantiene prácticamente los mismos recursos que tenía en 2009.

Fuente: http://www.ccoo.es/noticia:148458–La_sanidad_y_la_educacion_publica_sufrieron_los_mayores_recortes_del_gasto_publico_que_se_han_producido_en_Espana_a_partir_de_2010

Comparte este contenido:

ONU pide a los países donantes que cumplan sus compromisos de ayuda al desarrollo

Distribución de alimentos del PMA en Haití, uno de los Estados que forman parte de la categoría de Países Menos Desarrollados.

 27 de mayo, 2016 — Este viernes comenzó en la ciudad turca de Antalya la reunión de Examen de Mitad de Período del Programa de Acción de Estambul, que plantea una estrategia de 10 años para el desarrollo sostenible de los países más pobres.

En la jornada inaugural, la Administradora del PNUD, Helen Clark, leyó un mensaje enviado al evento por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon.

“Él solicita una revitalización de la alianza global para el desarrollo, de manera que los países donantes cumplan con sus compromisos de ofrecer al menos el 0.2 por ciento de su Ingreso Nacional Bruto a la ayuda oficial para el desarrollo de los países más pobres, dijo.

En su mensaje, el Titular de la ONU subrayó que incluso aunque esos compromisos se cumpliesen, esa asistencia no sería suficiente.

A la reunión en la ciudad turca asisten altos funcionarios de todo el mundo para evaluar el avance alcanzado en la implementación del Programa de Acción de Estambul y el impacto en esos países, que representan el segmento más pobre y débil de la comunidad internacional.

La reunión de Antalya tiene lugar pocos días después de la Cumbre Humanitaria Mundial de Estambul, que concentró su atención en las crisis humanitarias contemporáneas, que afectan de manera desproporcionada a personas en los países menos desarrollados.

La categoría de Países Menos Desarrollados fue oficialmente establecida en 1971 por la Asamblea General de la ONU con el fin de atraer un apoyo internacional especial a los miembros más vulnerables y desfavorecidos de la familia de las Naciones Unidas.

En la actualidad, 48 Estados conforman esa lista. Su miembro más reciente es Sudán del Sur. Cuenta con 34 países de África, 13 de Asia y el Pacífico y uno en América Latina. Cuando se creó la categoría había sólo 25 Estados.

Fuente: http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=35160#.V0tI8H9Sukp

Foto:/MINUSTAH/Nektarios Markogiannis

Comparte este contenido:

Unicef denuncia que el 30 % de los menores en Argentina son pobres

UNICEF/ 06 de Mayo de 2016

Cerca de 1,5 millones de niños están excluidos de los programas sociales para los más desfavorecidos

Cerca de cuatro millones de menores de edad en Argentina, el 30% del total, son pobres y un 8,5% de ellos vive en condiciones de extrema pobreza. Así lo revela un estudio de Unicef que mide la pobreza multidimensional a partir de 28 indicadores de privación, como la nutrición infantil, el acceso a la sanidad, a la educación y la exposición a la violencia, entre otros. De los datos, actualizados a 2015, surge un retrato-robot de la pobreza extrema en Argentina: en su mayoría se trata de niños nacidos en hogares con cinco hijos o más, con progenitores con estudios primarios incompletos y con trabajo en negro. Si viven en el norte de Argentina tienen también hasta seis veces más posibilidades de sufrir carencias básicas que los residentes en la capital. Ser niña en vez de varón y/o tener como cabeza de familia a una mujer también son factores que juegan en contra.

«Son características que un chico no elige, le vienen dadas», detalla en rueda de prensa Sebastián Waisgrais, especialista en monitoreo y evaluación de programas de Unicef. Según el informe, en los hogares en los que los padres no finalizaron los estudios primarios, las posibilidades de que los hijos padezcan privaciones se multiplican por 10 frente a los que están encabezados por progenitores con estudios universitarios. «Invertir en educación es una forma de romper con el círculo virtuoso de la pobreza», señala Florence Bauer, representante de Unicef en Argentina. El organismo destaca también la necesidad de llevar adelante políticas públicas que reduzcan la informalidad laboral, que ronda el 40 % en el país suramericano, por su fuerte correlación con la pobreza infantil.

Al menos uno de cada cinco niños en Argentina sufre violencia verbal, según el informe

El mayor factor de desigualdad es el económico: los menores de familias que están en la base de la pirámide por ingresos tienen 13 veces más posibilidades de sufrir privaciones que los que están en la cúspide. El indicador por nivel de ingresos es la base de los estudios clásicos de pobreza, que establecen si las familias tienen la capacidad de satisfacer necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales, como la vestimenta y el transporte. Sin embargo, el informe de Unicef advierte que casi uno de cada cinco niños que no son considerados pobres por el nivel de ingresos familiar sí lo son por otros indicadores.

«El ingreso monetario sólo contabiliza a los niños cuyos padres tienen la billetera vacía, y deja fuera de la estadística a las familias que técnicamente cubren las necesidades monetarias básicas y aún así son pobres si se consideran otras dimensiones», afirma Waisgrais. Los planes sociales vigentes, como la Asignación Universal por Hijo, dejan fuera a cerca de 1,5 millones de niños en situación de vulnerabilidad. Por ese motivo, el organismo pide, en primer lugar, la elaboración de estadísticas públicas confiables en este ámbito y, a continuación, un cambio de enfoque en las políticas públicas destinadas a combatir la pobreza que contemple un abanico de indicadores.

Entre las privaciones más extendidas que sufren los menores argentinos, Unicef destaca la falta de acceso a las tecnologías de la información, que afectan a casi el 21 % de los niños, la violencia verbal que padece al menos uno de cada cinco menores y la ausencia de tiempo para jugar.

La lista de carencias es mucho más larga y evalúa también aspectos como la salud, la nutrición y las condiciones de la vivienda. La mortalidad infantil en Argentina ronda el 10 por mil, pero alrededor del 70% de los fallecimientos «son por causas evitables», según Waisgrais. Por ejemplo, los cuadros severos de diarreas y de enfermedades respiratorias, más preponderantes en casas pobres con falta de acceso a agua potable, condiciones de hacinamiento y situadas en entornos muy vulnerables, como zonas de basurales y terrenos inundables o contaminados.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/05/argentina/1462474808_562788.html

Comparte este contenido:

La pobreza afecta el derecho a la educación de los mexicanos: INEE

México/27/04/2016/ Rocío Méndez Robles/Noticias mvs

El INEE llamó a mejorar con urgencia los servicios educativos de las poblaciones más vulnerables y de menor desempeño, como son las indígenas y, especialmente, los hijos de trabajadores jornaleros agrícolas emigrantes.

La pobreza está afectando el derecho a la educación de los mexicanos; en 2014, sólo 20% de los niños de 12 a 14 años y poco más de la mitad de los de 15 a 17 años, en situación de pobreza extrema, asistieron a la escuela, alertó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en la primera sesión ordinaria del 2016, de la Conferencia del Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE).
Ante autoridades federales y estatales, el INEE llamó a mejorar con urgencia los servicios educativos de las poblaciones más vulnerables y de menor desempeño, como son las indígenas y, especialmente, los hijos de trabajadores jornaleros agrícolas emigrantes.
Así lo manifestó al inaugurar la sesión, la consejera presidenta del INEE, Sylvia Schmelkes del Valle, acompañada de los consejeros Teresa Bracho González, Margarita Zorrilla Fierro, Eduardo Backhoff Escudero y Gilberto Guevara Niebla.
En la presentación del informe 2016, La Educación Obligatoria en México a subsecretarios de la Secretaría de Educación Pública y secretarios de educación de las entidades federativas, también se abordaron los temas de Avances de los Programas Estatales de Evaluación y Mejora Educativa (PEEME), las directrices para la mejora educativa y el documento rector del Sistema Integral de Resultados de la Evaluaciones (SIRE), así como la presentación de temas locales susceptibles de integrarse a la agenda nacional, presentados por distintos secretarios de educación, destacando la atención a las escuelas multigrado, la educación indígena, el mejor conocimiento de las condiciones básicas de las escuelas y el fortalecimiento de la supervisión escolar, precisa el INEE en un comunicado.
Fuente de la noticia:http://www.noticiasmvs.com/#!/noticias/la-pobreza-afecta-el-derecho-a-la-educacion-de-los-mexicanos-inee-769
Imagen 1: http://az778189.vo.msecnd.net/media/fotos/g/b1c1b86cfe5c74e742fefef5814d0935.jpg
Comparte este contenido:

Not All Money Troubles Are Equal, Why Blacks and Hispanics Have It Much Worse

América del Norte/EEUU/Abril 2016/Autor: Gillian B. White/ Fuente: The Atlantic

Resumen: En los Estados Unidos de América a pesar de que todos los grupos pueden sufrir de inseguridad financiera; sin embargo para los negros y los hispanos en ese país las consecuencias pueden ser mucho peor. Concretamente en lo referente a las diferencias en las estructuras educativas y familiares que representan algunas de las diferenciaciones de los salarios.

Stories like the one told in this month’s cover story—of a well-off white professional whose finances are a wreck—seem to suggest that financial calamity can strike anyone, of any race or income level, via a series of unfortunate events or financial missteps. “Financial impotence is an equal-opportunity malady, striking across every demographic divide,” writes Neal Gabler, the story’s author.

It might be true that this can happen to anyone, but for minorities, it’s far, far more likely. It’s also true that in the event of a downturn—personal or market-wide—they fall harder, faster. They have fewer resources for digging themselves out of a hole, and they are unlikely to know anyone who is much better off who could spot them the needed cash. Financial insecurity is in no way an equal-opportunity offender.

When it comes to measuring this problem, the ability to dig into one’s emergency fund to cover it is a popular heuristic. According to Pew, common emergency expenses—such as a car repair, hospital bill, or a sudden job loss—can eat up as much as $2,000. Most American households—regardless of income —don’t have that much set aside to cover such shocks. Many white families could instead turn to liquid assets, such as stocks or bonds or other savings to bridge the gap. But that’s just not possible for the majority of minorities. “Households of color are particularly fragile: A quarter of black households would have less than $5 if they liquidated all of their financial assets,” the study’s author Erin Currier, the director of financial security and mobility project at Pew Charitable Trust writes.

Such numbers are distressing but not surprising: Blacks and Hispanics continue to struggle economically. In 2013, the median white family had wealth that totaled more than $140,000, Hispanics had only $14,000. And black Americans had $11,000. People of color are less likely to belong to the seemingly safe middle class —about 45 percent and 48 percent respectively. For whites, more than half of the population, around 52 percent, is middle class. Those numbers might not seem all that far apart, but when you take a look at the median incomes within racial groups (for a family of three) the disparities become clearer: Based on 2012 data, children of white families that fall into the middle quintile of earners made around $55,000 each year. Black children whose families were also middle quintile wind up earning around $13,000 less. The median income of whites was higher than that of blacks for at each quintile. That means that even when they fall into the same economic class, these groups are still pretty far apart in terms of actual earnings, says Richard Fry, a senior researcher at the Pew Research Center.

And once in the middle class, it’s harder for black Americans to stay there. (Most mobility data is restricted to comparisons between blacks and whites and does not include Hispanics or Asian Americans.) “When comparing intergenerational economic mobility by race, the data show that more than half of African Americans raised in the middle quintile fall out of the middle as adults, compared to about a third of whites,” Currier said. “Unfortunately, there were so few black parents in the top two income quintiles that examining the economic mobility of their children is not possible,” she added.

What is driving these disparities? Part of the problem is that the ways that families accumulate wealth are stacked against blacks and Hispanics. Housing—equity in which makes up more than 60 percent of the average American household’s wealth—is a major factor. Even decades after the formal cessation of redlining, blacks and Hispanics are significantly less likely to be homeowners than their white counterparts. At the start of 2016, the homeownership for white Americans was 72 percent. For Hispanics it was 47 percent. For blacks it was 41 percent. Even for those minorities who are able to buy homes, the benefits are more muted than they are for white Americans. Why? Blacks and Hispanics are more likely to live in low-income neighborhoods, which means that their homes don’t appreciate as much as they would if they were somewhere else. But more than that, when these families do move to mostly white neighborhoods, they nevertheless tend to also suffer. In fact, studies have shown that once more than 10 percent of a neighborhood becomes populated by black households, property values begin to decline simply because of their presence.

A prime example of this inequality is the aftermath of the housing crisis. While whites are more likely to own homes, they are also more likely to own other assets. For black homeowners, however, houses account for just about all of their wealth. That means that the recession gutted nearly all of the black wealth that there was. A report from the ACLU estimates that by 2031, white families’ wealth will be about 31 percent lower because of the recession. Black families will have given up around 40 percent of their wealth.

Taxes can play a role too. According to Dorothy Brown, a professor of tax law at Emory University, some of the credits, deductions, and rules that provide windfalls for families at tax time give white families more of a boost than black or Hispanic ones. “Tax law is a political, a social, and an economic document. So of course there are going to be racial disparities.” Brown says. “To say, ‘the tax law is neutral’ is just nonsense.”

The mortgage interest deduction, for instance, which allows filers to reduce their taxable income, accounted for nearly $70 billion worth of deductions in 2013, and disproportionately helps white households, who make up the bulk of homeowners. And one credit that many assume largely helps minorities—the Earned Income Tax Credit—goes half to white people, Brown says. There are other culprits too, like the way joint returns reward or penalize couples based on earnings. “When blacks marry, they actually have their taxes go up, when whites marry, their taxes go down,” Brown says. Why is this? When couples marry and file a joint return, they can receive either a marriage bonus, which could be as high as 20 percent of their income, or be charged a marriage penalty, which could cost them as much as 12 percent, according to the Tax Foundation. The deciding factor is how close the two individuals’ incomes are: The bigger the gap the bigger the bonus. Brown says that this winds up penalizing black joint filers at a disproportionately high rate, since married black couples are more likely to have similar incomes, while households where one spouse works and the other stays home—the households that receive the biggest bonus—tend to be white. And the same goes for tax-advantaged savings accounts, like pensions and other retirement plans, which Brown says whites are more likely to have access to and to make use of, giving them a huge boost when it comes to building tax-free wealth for later in life.

In Gabler’s piece for instance, he notes that his financial predicament left him unable to pay for his children’s college education. So he turned to his own parents, who were able to provide the money for elite educations (at the cost of his own inheritance). It’s pretty unlikely than blacks or Hispanics would have access to these financial resources at all, from parents or grandparents. What’s more, windfalls like an inheritance come with tax advantages that a bonus from work or sudden jump in income don’t. It’s not just that white Americans tend to earn more, it’s that they hold more wealth: Less debt, more home equity, more stocks and bonds, more flush retirement accounts. These economic advantages accrue over time and then get passed down to the next generation, who in turn, are able to start their adult lives with a financial cushion, which can help them weather schools debt, unemployment, high rental prices, down payments, and emergencies of all varieties without doing the financially ruinous things that their peers without that backing may have to do. The lucky few who are able to do this, are, by and large, white.

The idea that parents or grandparents can swoop in to help their children buy a home, pay off a credit card, or cover the cost of college is mostly a reality for white America. That might be part of the reason that black young adults are more likely to owe on student loans (44 percent) compared to white young adults (35 percent). And sadly, a lot of the debt owed by young black and Hispanic adults is for degrees that they didn’t manage to complete, Currier says. These educational rifts, along with differences in family income and structure certainly play a part in the cyclical financial problems of minorities. But there’s more to it.

The persistent lag in wealth have been attributed to some of the same inconsistencies that account for income gaps, but they don’t explain the entire, vast discord. A 2015 report from the St. Louis Fed states, “Other factors must be in play, including early childhood experiences, parental influences and, of course, deep and historical discrimination against blacks and other minorities.”

Fry says that differences in education and family structures account for some of the differentiation in wages, but certainly not all of it. “Even when you look for equally well-educated blacks and whites there’s still a significant gap, which may point to overt discrimination,” he says. And that is especially troubling since income is the starting point for financial security in the first place. Most households get their money from working and wages—areas where minorities are historically and persistently disadvantaged.

That helps explain why blacks and Hispanics have such a hard time building wealth. “When you have low income you spend most of your money. You use it on your basic expenses, there isn’t much to save,” Fry says.

These discrepancies, in wealth and income, don’t just matter for a household’s current financial success, they set a path for what will happen for a family’s children, and grandchildren, and whether or not, over time, a family will be able to increase, or at least maintain their economic standing. But that, too, is deeply colored by race.

Fuente de la noticia: http://readersupportednews.org/news-section2/318-66/36464-not-all-money-troubles-are-equal-why-blacks-and-hispanics-have-it-much-worse

Fuente de la imagen: http://readersupportednews.org/images/stories/article_imgs20/020753-poverty-042216.jpg

Comparte este contenido:
Page 136 of 137
1 134 135 136 137