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La mitad de los niños en edad escolar en África, sin colegio y sin internet

Resumen de la semana entre el 14 y el 20 de septiembre sobre el impacto sanitario y socioeconómico de la pandemia en el continente africano.

El estudiante keniano de cinco años Miguel Munene (en la imagen  superior de esta noticia) se sienta entre sus padres mientras observa a los personajes de dibujos animados que le enseñan a pronunciar «pez». La televisión ha reemplazado a sus maestros tras el cierre de las escuelas en marzo por la covid-19. Y así seguirán hasta enero por lo menos. Muchos niños no tienen la opción de aprender en línea: Unicef estima que al menos la mitad de los niños en edad escolar del África subsahariana no tienen acceso a Internet. Algunos, como Munene, ven los dibujos animados realizado por la ONG Ubongo, que ofrece contenido de televisión y radio gratuito a las emisoras africanas. En marzo, los programas de Ubongo se transmitieron en un área que cubre 12 millones de hogares en nueve países. Eso aumentó a 17 millones en 20 países en agosto. Para Munene y otros escolares, programas como el de Ubongo son su única opción para aprender por ahora. Pero la televisión no puede reemplazar completamente la enseñanza.

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Las afligidas familias sudafricanas se ven obligadas a buscar a alguien que recoja los cuerpos de sus fallecidos después de que las funerarias se declararan en huelga en un país con una de las tasas de coronavirus más altas del mundo. Los trabajadores funerarios están en huelga en el país por cambios en una serie de procedimientos y regulaciones, incluidos algunos introducidos a raíz de la pandemia de coronavirus, que dificultan, dicen, el funcionamiento de los negocios pequeños, generalmente de propietarios negros, y dan una ventaja a los grandes negocios. El sector quiere un fondo de ayuda covid-19 para ayudar a la industria a hacer frente a la pandemia.

Zimbabue ha levantado la prohibición de viajar entre ciudades y ha extendido las horas de trabajo. La nación del sur de África entró en un bloqueo en marzo y se impuso un toque de queda durante la noche para frenar la propagación del coronavirus. La pandemia ha golpeado a Zimbabue, que ya se tambaleaba por la hiperinflación y una escasez inminente de servicios básicos, antes de que la pandemia golpeara. El Gobierno ha extendido el horario comercial en dos horas para cerrar a las 6.30 p.m y el registro central reabre para permitir a los ciudadanos acceder a certificados de nacimiento y defunción y pasaportes, mientras que las autoridades también comenzarían a emitir permisos de trabajo y visas. Los estudiantes, que debían escribir sus exámenes finales de fin de año, también comenzaron a regresar a las escuelas a partir del martes. La semana pasada, el gobierno permitió la reanudación de los vuelos domésticos, que serían seguidos por vuelos internacionales el próximo mes en un intento por impulsar el turismo.

Este viernes 18 de septiembre África registra 1.380.010 positivos por covid-19, de los que 217.353 son casos activos y 1.457 son pacientes en estado crítico. La cifra de fallecidos asciende a 33.484 y la de recuperados a 1.138.173 personas. Los países con mayor número de casos siguen siendo los habituales (Sudáfrica, Egipto, Marruecos, Etiopía y Nigeria por este orden), con casi un millón de los casos actuales entre todos. Los países con más casos por millón de habitantes son Mayotte, Sudáfrica, Cabo Verde, Yibuti y Esuatini.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/09/07/planeta_futuro/1599464491_068850.html

 

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Nos están matando

Por: Raúl Zibechi

El grito resuena en todo el continente. Se mezcla con el torrente de los ríos, vuela encima de las cordilleras, se interna en los vericuetos de las metrópolis y sigue andando más allá de los poblados. “Nos están matando”, se escucha una y otra vez en la inmensa geografía que va de las calles resistentes de Portland a la villas de Buenos Aires, de las ardientes de Bogotá a las favelas de Rio de Janeiro, pasando por las comunidades de Tila (Chiapas) y del Cauca colombiano. “Nos están matando”.

El brutal asesinato de un abogado en Bogotá, por el delito de violar la cuarentena para comprar alcohol, disparó la rabia contenida de las 55 masacres durante lo que va de 2020, sumadas a la desesperación de semanas de cuarentena, desocupación y hambre. En apenas tres días de revuelta, hubo 11 muertos reconocidos, 72 con heridas de bala y un reguero de balazos disparados por uniformados impunes para contener lo inevitable.

La rabia de jóvenes y jóvenas se llevó alrededor de 70 Comandos de Acción Inmediata (CAI) de la Policía, 47 de ellos quemados y el resto destruidos. No es justicia, que no la habrá, sino rabia, bronca, enojo multiplicado por millones. No la habrá porque los crímenes de los policías pasan a la justicia militar, como sucedió con Dilan Cruz, asesinado en una manifestación pacífica de estudiantes en noviembre pasado.

Qué decir del Cauca, donde este año hubo ya cinco masacres y los paramilitares operan a sus anchas. El 11 de setiembre, Oliverio Conejo Sánchez, coordinador del Programa de Salud del Cabildo Indígena de Totoró, y su hija Emily de 22 años, fueron interceptados en la carretera y asesinados por pertenecer al Consejo Regional Indígena del Cauca, que enarbola el lema “Cuenten con nosotros para la Paz, nunca para la guerra” (https://bit.ly/3kdRI58).

En Chile el Ministerio del Interior informó que entre el 18 de marzo y el 7 de julio Carabineros y la Policía de Investigaciones detuvieron a 51.439 personas, a lo que debe sumarse las detenciones por toque de queda que son otras 43.157. Es casi el doble de todas las detenciones practicadas durante el periodo anterior, comprendido entre el 18 de octubre y el 18 de marzo, que afectaron a 27.432 personas y 2.431 por toque de queda, en plena revuelta con millones de personas en las calles.

Esto indica que aprovechan la pandemia para descerrajar una represión feroz sobre los sectores populares que resisten el modelo neoliberal. La “nueva normalidad” es más represión y violencia que, según los datos de la propia Fiscalía, se verifican mayoritariamente en las zona sur de Santiago, foco de concentración de pobreza, y en la zona centro, escenario de las movilizaciones.

En Argentina la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) viene denunciando una escalada represiva que se ha cobrado alrededor de cien víctimas durante la pandemia, bajo las modalidades de “gatillo fácil”, muertes bajo custodia policial y otras modalidades. Son 6.000 asesinados en “democracia”.

Luego de la asonada policial del 9 de setiembre, cuando los uniformados se manifestaron armas en mano frente a la quinta presidencial y la vivienda del gobernador de Buenos Aires, en una supuesta demanda de aumentos salariales que fue atendida por el gobierno de Alberto Fernández, la represión siguió creciendo en los barrios populares.

El relato de Miguela, pobladora de la villa Ciudad Oculta, que la Policía le mató a su hijo Damián en diciembre de 2019, lo dice todo: “La cosa está muy picante en el barrio, no dejan a la gente ni ir a comprar. El otro día agarraron a unos niños que iban al kiosko, los pararon, los tocaron por todo el cuerpo y les pusieron el arma en la cabeza. Uno de los chicos tenía tres años” (https://bit.ly/35yTr0N).

Un artículo aparecido esta semana en Le Monde Dilomatique, sobre la asonada policial, revela para qué está la policía: “De los 90.000 policías, alrededor de un 75% son suboficiales. Muchos de estos subordinados entienden que el trabajo de sus jefes es “recaudar”; así lo dicen: “un comisario es un recaudador” (https://bit.ly/3ivjSbg). Dicen que la violencia policial se incrementó porque ya no cuentan con los ingresos de la “caja negra”, porque sus negocios los frenó la pandemia. Bronca policial que pagan los pobres.

En Tila el Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno denuncian el asesinato de un compañero, “cuando el grupo paramilitar Paz y Justicia junto con personas allegadas al Ayuntamiento municipal, atacaron con armas de grueso calibre a la población de Tila que, por acuerdo de la asamblea general, se dirigía a liberar los bloqueos que estos grupos habían instalado en los accesos a la cabecera del ejido para cercar a nuestro pueblo” (https://bit.ly/2ZDRxIC).

Como señala el periodista Hermann Bellinghausen: “Pueden cambiar los gobiernos, pero la guerra de contrainsurgencia en Chiapas contra los pueblos no termina, y a juzgar por los acontecimientos de los últimos meses en las montañas de los territorios mayas, en 2020 empeoró a una escala hace años no vista” (https://bit.ly/33sAVEM).

Mientras con una mano envían paramilitares contra los pueblos, con la otra, la Cuarta Transformación amenaza centros de derechos humanos, medios de comunicación y organismos civiles que se oponen al Tren Maya y a otros mega proyectos. Sus nombres quedarán grabados a fuego en la memoria popular, al igual que los asesinos de Emiliano Zapata. Los gobiernos duran menos, mucho menos que la memoria de abajo.

“Nos están matando”. Un genocidio recorre todos los rincones de nuestra América. Los pueblos resisten, resistimos. Como sucede en Bogotá, donde el CAI del barrio Suba-La Gaitana fue incendiado y sobre sus ruinas los vecinos crearon una biblioteca popular que bautizaron como “Nuevo Centro Cultural Julieth Ramírez”, el nombre de una joven de 18 años asesinada con disparos de arma de fuego el 9 de septiembre. Luego la policía tapó el rostro de la joven, empezando por sus ojos, todo un símbolo. Más tarde, los vecinos retornaron al lugar y reconstruyeron los daños (https://bit.ly/3hqWquF).

Fuente: https://desinformemonos.org/nos-estan-matando-2/

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África: La pobreza amenaza a los jóvenes que fueron tutelados por el Estado

Más de la mitad se emancipa sin terminar los estudios y el 84% tiene riesgo de exclusión, pero sólo el 10% ha tenido problemas con la justicia, según un informe de Cruz Roja.

«Nací el 17 de junio de 2001. Vengo de Guinea Conakri. Mi padre había enfermado y no pude seguir estudiando. Estuve tres meses en casa, sin ir a la escuela. Un amigo me preguntó si quería irme con él a Europa. Cruzamos a Mali. Dormíamos en la calle. Mis padres me llamaron. Dónde estás, vuelve, me pidieron. Mi madre lloró. Intentaré llegar, les respondí».

«Pasé un mes en Mali. No conocíamos a nadie. Siempre en la calle. Cruzamos a Argelia. Estuvimos año y medio allí, hasta que escuchamos que en Libia estaban cruzando a Italia. Fuimos pero la policía nos detuvo».

«Estuvimos en la cárcel libia mucho tiempo. Hubo un motín. Me avisaron que tirarían la puerta, que estuviera alerta para correr. Escapé, nos escondimos. Volvimos a Argelia. Sin dinero. Trabajamos allí otro año y medio, y con lo ahorrado nos fuimos a Marruecos».

«Yo lo intenté primero. Subí a bordo de una patera con 62 personas. Era un jueves por la noche. Una mujer murió y la tiraron al agua. El domingo a las cinco de la tarde vimos una montaña. Ya no teníamos gasolina. Llegó un helicóptero y luego Salvamento».

Así resume Thierno Mamadou, que abandonó su hogar a los 15 años y llegó a España en 2018, su vida hasta llegar a un centro de protección de Granada, y convertirse en uno de los jóvenes tutelados por el Estado. Ahora, con 19 años, Mamadou es uno de los jóvenes que enfrentan el riesgo de pobreza que amenaza a este colectivo que pierde la protección estatal con la mayoría de edad. El 84% de los jóvenes extutelados están en riesgo de pobreza y exclusión, según un estudio de Cruz Roja, estimado a partir del proyecto ‘Acompañamiento socioeducativo a la inserción de jóvenes extutelados y/o en riesgo social’, donde atienden a unos 3.600 jóvenes de 25 provincias.

Precoz libertad

Al llegar a la mayoría de edad, se quedan sin red de seguridad. «Para emanciparse, visualizan el empleo como una primera dificultad, porque a diferencia de los que viven con sus padres, para ellos tener trabajo es imprescindible para vivir», explica Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española, durante la presentación del informe. Estos jóvenes se emancipan once años antes que la media en España, que es de 29 años.

Los jóvenes ya sin tutela dan el paso cuando más de la mitad «no ha terminado de estudiar por causas como carencia de medios, migración o la desmotivación» y «tiene un nivel de digitalización bajo o nulo y apenas el 30% utiliza internet para buscar empleo». El 81,5% está en paro, la mitad tiene ingresos inferiores a 600 euros al mes y el 17% menos de 100, pero el 84% no recibe ninguna prestación o subsidio. «Contra el estereotipo, sólo el 10% ha tenido problemas con la justicia», sostiene Bruel. «Habitualmente temas leves».

Además, «son jóvenes que han vivido situaciones que generan una extrema vulnerabilidad». Entre los jóvenes españoles extutelados, que conforma la tercera parte de la muestra, se trata de «desamparo, maltrato y falta de vínculos emocionales con la familia». Entre los extranjeros, por «pobreza y hechos traumáticos que han vivido durante el viaje, especialmente los que han migrado sin acompañamiento». El 55% no tiene a nadie que le exprese afecto o cariño, y un 10% se ve obligado a vivir en la calle o en situación de alta precariedad.

Empezar a volar

A pesar del desamparo general (el 70% no cuenta con nadie que le apoye económicamente, el 64% no tiene amigos que le visiten y un 10% no tiene ni siquiera tarjeta sanitaria), a veces encuentran apoyos y salen adelante. Como Mamadou, que se ha formado como cocinero, vive en Huelva y juega fútbol con un equipo local. Su sueño es alcanzar la normalidad de la mayoría: tener trabajo, papeles en regla, casa y familia.

«He recibido todo tipo de apoyo, psicológico y económico, y me he podido emancipar», afirma Sheila, española de 20 años, que dio el salto a la independencia en julio de este año, ayudada por el programa de Cruz Roja. «Me da mucho miedo, porque tienes que empezar a volar. Antes tenía un respaldo y ahora no tengo un suelo». Con residencia en Salamanca, donde estudia un grado medio de Enfermería, planea proseguir sus estudios con un grado de Patologías Humanas, y reconoce: «No es un camino fácil».

Fuente: https://www.leonoticias.com/sociedad/pobreza-amenaza-jovenes-20200917131426-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F

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Documental»Para Sama»: un crudo retrato de la guerra en Siria contado en primera persona

El documental es un diario de guerra que el poder que adquiere el cine cuando es guiado por la abrumadora honestidad de los sentimientos; fue nominado al Oscar.

El arrullo de un bebé que se confunde con los sonidos de explosiones a lo lejos, dando pie a la búsqueda desesperada de refugio en los pasillos de una construcción que se tambalea, para luego hacer una ágil transición y alcanzar el desolado futuro, algunos meses más adelante, con la niña un poco más crecida, pero aún en medio de un conflicto que se recrudece y no parece que vaya a terminar. Esa es la de devastadora forma en que los directores —una de ellos es también la protagonista— establecen desde un principio la estructura que habrá de seguir “Para Sama”, un retrato de las despiadadas entrañas de la guerra.

Aquí la mezcla de imágenes, que van de una boda realizada en pleno desastre, o las de algunos amigos comprometidos con el movimiento que bromean mientras tratan de mantener en pie un hospital, a las visiones de aviones sobrevolando a punto de atacar, para dimensionar la incertidumbre y luego mostrar los estragos de los bombardeos, adquieren sentido con los saltos en el tiempo en los que se une el espíritu del video casero y el periodístico, gracias a la enorme lucidez del trazo redondeado con los recursos fílmicos.

Todo sin caer en el morbo o el efectismo a la hora de alcanzar los puntos más álgidos, y es que el drama no los necesita para asestar golpes duros al espectador; es más que suficiente con la realidad por sí misma y con el necesario afán de ponerle nombre a las víctimas, para recordarnos que estas no son solo números para las estadísticas, y así dejarnos conocerlas aunque sea por breves instantes, porque irremediablemente los iremos perdiendo. Esto mientras recorremos desde los momentos de euforia que dejó el efímero triunfo de la insurrección previa, hasta aquellos en que es aplastada por el ejército sirio y sus aliados rusos, que mantienen el estado de sitio de lo que queda de la ciudad de Alepo.

Las imágenes de la bebé a quien está dirigido el relato son una constante, al igual que la voz en off de la madre, quien busca explicar la lucha, enseñarle el camino, hablarle de la importancia de la resistencia, y quizás encontrar cierta redención tras haber decidido quedarse en el lugar junto con su esposo y ayudar a los heridos, a pesar de su nacimiento.

Se trata de un diario de guerra que da muestra del poder que adquiere el cine cuando el ojo que captura las imágenes, ya sea con una cámara o un celular, es guiado por la abrumadora honestidad de los sentimientos,  en este caso elaborado por una revolucionaria para su hija, con quien ha vivido lo peor del conflicto, que empuja a mirar a través de sus ojos y a reflejarse en los de la pequeña.

Desoladora declaración del pecado de los padres que se convierte en el de todos, cuando lo que le ofrecemos a los niños no sólo es un mundo que hemos roto y no somos capaces de arreglar, sino que insistimos en seguir haciéndolo pedazos. “Para Sama” estuvo nominada en la categoría a Mejor Documental en los premios Oscar y BAFTA, se estrenó en plataformas digitales, como Netflix, pero con la reapertura de los cines ya también llegó a la cartelera comercial y es la indispensable de este fin de semana, aunque definitivamente no es para todas las sensibilidades.

Fuente: https://www.razon.com.mx/entretenimiento/sama-crudo-retrato-guerra-siria-contado-primera-persona-405074

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El Salvador: Las mujeres de San Julián enfrentan el hambre y desigualdad con huertos caseros

El Salvador permaneció bajo cuarentena obligatoria durante tres meses. El gobierno de Nayib Bukele prometió que abastecería de alimentos a todas las familias afectadas económicamente por las medidas para contener la propagación de la COVID-19; pero en muchas zonas la ayuda nunca llegó. Una de esas zonas está en San Julián, Sonsonate, donde las mujeres lograron sobrevivir al hambre y sostener a sus familias gracias a la comida que ellas mismas cultivan. Contaron a GatoEncerrado que al verse encerradas en cuarentena, sin la posibilidad de salir a ganarse el sustento diario y sin transporte público para movilizarse a los mercados, las mujeres se metieron en cuerpo y mente a trabajar en sus huertos caseros.

Estas mujeres, apoyadas por organizaciones como la Unidad Ecológica Salvadoreña (Unes), son la prueba de que los huertos caseros son la alternativa viable y necesaria para sobrevivir a la crisis económica y a la agudización de la desigualdad que dejará el impacto de la pandemia por COVID-19. Economistas han señalado que las medidas gubernamentales ante la pandemia en El Salvador dejará a más de cien mil personas sin empleo y que la desigualdad incrementará.

Uno de los informes más recientes de Oxfam, titulado «¿Quién paga la cuenta?«, señala que el impacto de la pandemia es tan grave que los países de América Latina y el Caribe (incluido El Salvador) tendrán un retroceso económico de 15 años. El informe también explica que entre los más golpeados están los más vulnerables y pobres de la región, pero no los ricos y multimillonarios. Entre los más vulnerables, como suele ocurrir en las crisis, están las mujeres. Por eso, la experiencia de mujeres que cultivan sus huertos caseros, como en San Julián, es valiosa para plantearse como una alternativa ante la crisis y desigualdad, según Jennifer Guzmán de Unes.

El informe de Oxfam también detalla que mientras los más vulnerables y pobres tienen que recurrir a medidas extremas para sobrevivir ante los impactos económicos de la pandemia, hay ricos que en medio de la crisis sanitaria se han hecho más ricos. Oxfam logró determinar, por ejemplo, que desde que iniciaron los confinamientos en la región hay ocho nuevos multimillonarios con un patrimonio mayor a los mil millones de dólares. Mientras tanto, hay mujeres en zonas como San Julián que lo único que tienen es su huerto casero.

María Avilés contó a GatoEncerrado que lleva 25 años cultivando su huerto casero. En tiempos de pandemia, crisis y vacas flacas, su huerto ha sido lo único que ha logrado sostener a su familia. Foto/Emerson Flores.

En su huerto, María Avilés siembra frutas y vegetales, pero en todo el proceso, según dijo, no utiliza químicos. Esto con el fin de garantizar que el alimento que llega a su mesa sea orgánico, sin preservantes artificiales. Foto/Emerson Flores.

«Muchas mujeres han tenido los beneficios de su propio empoderamiendo, ya que ahora ellas se visualizan a sí mismas como proveedoras de su hogar», aseguró Jennifer Guzmán, técnica territorial de la Unidad Ecológica Salvadoreña (Unes). Esta organización acompaña y apoya a las mujeres de San Julián, para que sigan cultivando en los huertos caseros. Por el momento, según Guzmán, la Unes tienen 35 iniciativas agroecológicas en la zona, junto al Comité Ambiental de San Julián.

En estos 25 años, María Avilés ha logrado ampliar su huerto. Gracias a su trabajo, no solo provee alimento a su familia, sino que su huerto también le da para vender en mercados y regalar alimento a sus vecinas. La crisis provocada por la pandemia le afectó menos, debido a que ella misma cultiva su comida: «Si yo quiero un tomate o mora, solo voy y la corto», explicó. Foto/Emerson Flores.

«Para mí es importante tener mi huerto, porque lo tengo cerca, lo tengo saludable. Yo sé lo que estoy consumiendo y sé que no lleva químicos», mencionó María Avilés, mientras mostraba su huerto. Foto/Emerson Flores.

Angélica María Monroy recibió un diplomado en Ciudad Mujer, en el que aprendió a cultivar sus propios alimentos. Hace más de un año empezó a recibir capacitaciones con la Unes y así empezó su huerto casero. Foto/Emerson Flores.

Angélica Monroy asegura que tener su huerto en casa le ayudó ante las dificultades económicas provocadas debido a la pandemia por las medidas que tomó el gobierno para evitar la propagación de COVID-19. Foto/Emerson Flores.

Angélica Monroy explicó que en su huerto siembra tomate, chile, cebolla, cebollines y maíz. Su esposo y uno de sus nietos le apoyan en el cultivo y cuidado de su huerto. Foto/Emerson Flores.

Sonia Esperanza Huezo también tiene su huerto, en el que cultiva maíz, yuca, hierba buena, espinaca y otro tipo de semillas que sirven para la alimentación de ella, su esposo y sus dos hijos. Foto/Emerson Flores.

«Esto es bueno, porque nos ayudamos y ya no gastamos dinero para salir a comprar comida. A mi esposo yo le enseñé a cultivar, ahora él es el que cultiva la milpa», dijo Sonia Huezo. Foto/Emerson Flores.

septiembre 10, 2020

 Fuente: https://gatoencerrado.news/2020/09/09/las-mujeres-de-san-julian-enfrentan-el-hambre-y-desigualdad-con-huertos-caseros/

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Institución escolar e incertidumbre sanitaria

Por Antoni

Vivimos tiempos convulsos, en los cuales cualquier día podríamos vernos bajo un confinamiento, de nuevo. Los centros de enseñanza se encuentran también en medio de esta vorágine.

En este sentido, el canal de YouTube de RTVE Noticias tituló literalmente, mayúsculas incluidas, un vídeo que subió el 20 de agosto de 2020 de la siguiente manera: “FERNANDO SIMÓN aboga por hacer los ESFUERZOS NECESARIOS para abrir los CENTROS EDUCATIVOS” [1] Se trataba de un extracto de la rueda de prensa de este médico, epidemiólogo, director desde hace ocho años del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, y portavoz del Ministerio de Sanidad sobre Covid-19. En él, afirmaba: “Vuelta al colegio. Queremos que sea segura. Hay margen de actuación. Hay margen de actuación en todos los ámbitos (…). No está todo implementado ahora. Aún hay unas semanas de margen. Dos, tres semanas de margen (…). No podemos tener a nuestros niños sin estudiar. No podemos hipotecar la competitividad de nuestras promociones de niños. No podemos tener el año pasado y este con una calidad de educación, que aunque se hagan todos los esfuerzos en hacer la educación no presencial y etcétera, no podemos hacer que dos promociones de nuestros niños no tengan una educación con el mismo nivel de calidad que cualquier otra. (…) Es un año, esperemos que no sean dos (…). La educación no es solo tener conocimientos. La educación implica relaciones sociales. En este caso, diferentes, porque las relaciones no pueden ser iguales que hace dos años (…). No consiste en tener un grupo bien formado, sino tener una generación completa bien formada.” Estas eran las últimas palabras del corte seleccionado por el medio estatal.

Quienes nos dedicamos a la enseñanza, a la pedagogía, al magisterio, llevamos toda la vida oyendo, leyendo y viendo a todo tipo de personas, de las más variopintas profesiones, o sin ellas, hablando, escribiendo, o debatiendo sobre educación, pese a no tener formación alguna sobre ello. Se puede llegar a lo más alto del Ministerio de Educación habiendo estudiado Derecho, como fue el caso de José Ignacio Wert, y promulgar una ley de presunta mejora de la calidad de la enseñanza. Se puede ser economista y realizar todo tipo de escritos y análisis sobre educación y las reformas que deben acometerse, y serán publicados por el Banco Mundial, o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), constituyéndose, no por casualidad, en argumentos para las reformas de los sistemas de enseñanza, como nos dijo hace tres décadas el Catedrático Mariano Fernández Enguita, un síndrome permanente [2]. El tiempo le ha dado la razón.

Hablaba el médico y epidemiólogo sobre educación, sobre la vuelta al cole, hablando sin duda de lo que no le compete, y de espacios que más que probablemente ni pisa, mientras, por ejemplo, en Sevilla, Córdoba, Cádiz o Málaga, asociaciones de madres y padres se movilizan ante la falta de medidas de seguridad, o por las bajadas de las ratios [3]. La prensa conservadora, como no podía ser de otro modo, las llama asociaciones de extrema izquierda [4], en un proceso típico, prácticamente criminalizador, hasta descrito con ejemplos en Periodistas, el negocio de mentir, cuando veíamos, hace ya dos décadas, como se tachaba de lo que hiciera falta a estudiantes que protestaban contra la visita de Aznar a la Universitat Autónoma de Barcelona o a trabajadores en lucha de la Naval de Gijón [5].

El estado de alarma decretado desde marzo de 2020 nos hizo hasta cierto punto vivir sin pan y circo, sin fútbol, sin un alto número de cuestiones… y sin escuelas. En septiembre de 2020 vuelve la enseñanza obligatoria, pese a que ya tenemos casos de reaperturas y cierres por Covid-19 tanto en Alemania como en Georgia, Estados Unidos [6]. En todos los casos, mediáticamente, no habría discusión sobre el papel de los centros de enseñanza, una cuestión básica más para el pensamiento hegemónico.

Obviamente, los medios de comunicación de masas, traficantes de información para autores como Pascual Serrano, no van a cuestionar la desinformación llevada a cabo, por ejemplo, con respecto a la pandemia, especialmente durante los meses de febrero y marzo, algo, sin embargo, ya estudiado [7], aunque no por ello difundido.La escuela es algo prácticamente irrebatible en las radios, televisiones, medios digitales y prensa de mayor difusión.

Las contradicciones que estamos encontrando con respecto a la vuelta a las aulas, y a niños y niñas, resulta enormemente alarmante. De nuevo Fernando Simón, a modo de portavoz del Gobierno, una vez más, contribuía a la desinformación y a las medias verdades el pasado 27 de agosto: “La infección de sus hijos no se tiene que producir únicamente en el colegio, se puede producir en el parque, cuando ven a sus primos, cuando el padre vaya a trabajar se infecte en el trabajo e infecte el seno familiar. Tenemos que entender que los niños no puede ser nuestros niños burbuja (…). Ahora mismo, con los datos que tenemos, entre los niños menores de diez años, la hospitalización, dando margen, para que se tienen infección y sintomatología, esta se desarrolle, es decir, dando datos de aquellos que se han infectado hasta el 9 de agosto, la tasa de hospitalización es del 1,1%, la letalidad del 0%. No ha fallecido ningún niño de menos de 10 años. El ingreso en UCI de aquellos que se hospitalizan puede llegar a ser de un 8%, con criterios bastante más laxos que los que teníamos hace unos meses. Es verdad que tenemos muchos más casos en niños, es verdad que puede haber transmisión en el colegio, pero tenemos que valorar riesgo/beneficio de acudir al colegio. Yo creo ahora mismo que los riesgos con las medidas que se están proponiendo en los colegios para nuestros hijos son muy bajos. No quiere decir que no vaya a haber algún brote, no quiere decir que vaya a haber algún infectado, no quiere decir que alguno de esos infectados no vaya a tener que ser hospitalizado, eso puede pasar, pero lo cierto es que la probabilidad es relativamente pequeña” [8].

El argumento probabilístico de Simón es tan aterrador como tantas de sus declaraciones previas a la declaración del estado de alarma: “En general en España va a ser bajo o muy bajo. Pero sí que es cierto que en algunos puntos concretos puede ser moderado, o en alguna zona concreta de alguna ciudad concreta puede llegar a ser incluso alto. Pero lo cierto es que a nivel nacional lo hemos planteado como moderado para garantizar que mantenemos la tensión y la sensibilidad, pero en la mayoría de España va a ser bajo” [9]. “Nosotros creemos que España no va a tener, como mucho, más allá, de algún caso diagnosticado, esperemos que no haya transmisión local, si la hay, será transmisión muy limitada y muy controlada” [10]. La hemeroteca, con clase política, periodistas y hasta expertos y expertas, sería demoledora. Por no hablar de que el que nos indica las medidas de protección contrajo el propio Covid-19 a finales de marzo.

Diversos datos son, de nuevo, no muy favorables para el portavoz citado. En los Estados Unidos, ya hay 442785 casos totales de Covid-19, en niñas y niños, notificados, con un aumento del 21% en casos de niños durante dos semanas, del 6 al 20 de agosto [11]. Sí, la mortalidad, según los datos oficiales en el Estado español, podría ser del 0%, y sí, hasta el momento parece demostrado que es mínima. Pero eso no quita para que en Estados Unidos hayan muerto ya 90 niñas y niños en solo unos pocos meses [12]. Una niña de solo 11 años, sin patologías previas, fallecía con 11 años en Tarragona el pasado 11 de agosto… [13].

Hay mucho más a disposición de cualquier lectora o lector crítico. De nuevo, sin que nadie nos lo interprete, recurrimos a la fuente primaria, Fernando Simón, el cual afirmaba a finales de mayo: “Tenemos que ser muy conscientes de que un solo brote podría ser el inicio de otra epidemia o [sic] otra onda epidémica a nivel nacional, y creo que el impacto que hemos visto en la primera no nos alegraría nada que se produjera una segunda” [14]. ¿El criterio para “pequeñas fiestas inocentes”, a lo que se refería la cita anterior, no es aplicable a las escuelas?

Vayamos algo más allá, y empleemos uno de las últimas investigaciones a nuestra disposición, publicado el 19 de agosto, cuyas afirmaciones son claras: “A nivel individual, a las familias les preocupa cómo la infección por SARS-CoV-2 podría afectar a sus hijas e hijos y familiares. Es especialmente preocupante para las familias que pertenecen a clases socioeconómicas bajas, donde la prevalencia de la infección por SARS-CoV-2 es mayor y donde la convivencia multigeneracional es la norma, lo que aumenta el riesgo de transmitir la infección a abuelos y abuelas vulnerables y personas adultas mayores. Este estudio revela que los niños y las niñas pueden ser una fuente potencial de contagio en la pandemia de SARS-CoV-2 a pesar de una enfermedad más leve o la ausencia de síntomas, y la desregulación inmunológica está implicada en MIS-C posinfeccioso grave” [15].

Sí, según Fernando Simón tenemos que valorar riesgo/beneficio de acudir al colegio. Efectivamente, quien entra pobre, tiene un altísimo porcentaje de posibilidades, o probabilidades de esas que menciona Simón, de salir pobre. No se afirma a la ligera, incluso contamos con una investigación de 9020 individuos que lo corrobora: “en términos generales, la proporción de hijos que toman la clase de sus padres es alta. Los movimientos que implican un cambio de sector no son pronunciados. Son similares a los de otros países europeos” [16]. No tenemos que ser Karl Marx, ni tan siquiera simpatizar con él, los hechos los corroboran los datos. Un título universitario ya no garantiza nada, “la cifra de universitarios pobres ha crecido un 29% en España. Prácticamente uno de cada diez está bajo el umbral de la pobreza” [17]. Todo ello, hablando de forma general, sin entrar en género [18], o etnia, pues 6 de cada 10 niños y niñas de etnia gitana abandonan los pupitres antes de acabar la Educación Secundaria Obligatoria, y solo el 17 por ciento de la comunidad gitana tiene estudios de secundaria o superiores frente al 77 por ciento del conjunto de la población [19].

Pero ese riesgo/beneficio se convierte en palabras mayores cuando hablamos de salud y hasta de riesgo vital. Rafael Romero, director del Instituto Andaluz para la Prevención del Acoso Escolar (IAPAE), lo afirma con rotundidad: “la mayoría de los centros escolares no pueden garantizar, a día de hoy, las mínimas medidas sanitarias exigidas en cuanto a distancia de seguridad, higiene y desinfección, ratio de alumnos y ampliación de la plantilla de docentes para dicho cometido. De hecho nadie se hará responsable de lo que ocurra a los menores. Si el Ministerio de Sanidad recomienda que no haya reuniones de más de 10 personas (incluso entre familiares), cómo permite el Ministerio de Educación que haya 20 o 25 alumnos en un espacio cerrado durante varias horas. No tiene ningún sentido” [20].

Qué podemos hacer cuando hasta los expertos y las expertas presuntamente científicos no están precisamente al servicio de las personas [21]. La historia demuestra las consecuencias que trajo la fe ciega, y cuando el lucro, la “nueva normalidad” y el cambio para que nada cambie son la norma, nuestro futuro son las eternas cadenas que nos esclavizan, ese pasado “¡Vivan las cadenas!” de los absolutistas españoles en 1814, cuando volvieron a colocar en el poder a Fernando VII, miembro de una monarquía que aún mantenemos y sufrimos. Poco después de ello, se publicaba en 1849 Del deber de la desobediencia civil, conferencia de Henry David Thoreau, con una pregunta bien clara: “Hay leyes injustas. ¿Nos contentaremos obedeciéndolas o trataremos de corregirlas y seguiremos obedeciendo hasta que lo consigamos o, más bien, las trasgrediremos en seguida?” [22].

Notas:

[1] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=bHPIoVFYycI

[2] Fernández, M. (1990). La escuela a examen. Edudema: Madrid.

[3] Por ejemplo, Escuelas de Calor en Sevilla (@escuelasdecalor), o AMPAS en pie en Málaga (@AmpasPie).

[4] Disponible en https://sevilla.abc.es/andalucia/sevi-asociaciones-extrema-izquierda-calientan-vuelta-colegio-andalucia-202008202250_noticia.html

[5] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=CLS9VLYaOuM

[6] Informaciones disponibles en https://www.republica.com/2020/08/07/alemania-cierra-dos-colegios-por-casos-de-covid-solo-cinco-dias-despues-de-reabrirlos/https://www.scientificamerican.com/article/schools-have-no-good-options-for-reopening-during-covid-19/

[7] Nadal, A. (2020). Enseñanza, diagnóstico virtual y didáctica digital. El caso Covid-19. II Congreso Internacional de Derechos Humanos y Globalización. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=wuByAmyNXXA

[8] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=rS882Ql0Xy8

[9] “Del «habrá algún caso como mucho» a 11.000 fallecidos en dos meses”. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=vCcba3l62vY

[10] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=MJfXrNiYgCQ

[11] Disponible en https://services.aap.org/en/pages/2019-novel-coronavirus-covid-19-infections/children-and-covid-19-state-level-data-report/

[12] Disponible en https://cnnespanol.cnn.com/2020/08/11/ha-habido-un-aumento-del-90-en-los-casos-de-covid-19-en-ninos-estadounidenses-en-las-ultimas-cuatro-semanas-segun-informe/

[13] Disponible en https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20200812/fallece-nina-covid-19-joan-xxiii-tarragona-catalunya-coronavirus-8072670

[14] Simón: «Un brote en una pequeña fiesta inocente puede ser el inicio de otra onda epidémica». Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=ksQBB36DwP4

[15] Pediatric SARS-CoV-2: Clinical Presentation, Infectivity, and Immune Responses. Disponible en https://www.jpeds.com/article/S0022-3476(20)31023-4/fulltext

[16] Marqués, I. y Herrera-Usagre, M. (2010). ¿Somos más móviles? Nuevas evidencias sobre la movilidad intergeneracional de clase en España en la segunda mitad del siglo XX. Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis), 131, 43-73.

[17] Titulados pobres: la crisis diluye el blindaje de la universidad. Disponible en https://www.publico.es/sociedad/universidad-titulados-pobres-crisis-diluye-blindaje-universidad.html

[18] Gálvez, L. y Torres, J. (2010). Desiguales. Mujeres y hombres en la crisis financiera. Prólogo de José Luis Sampedro. Icaria editorial: Barcelona.

[19] Disponible en https://www.madridiario.es/madrid-educacion-gitanos-abandono-escolar

[20] Carta al señor/a alcalde/sa. Disponible en https://www.facebook.com/624171921541112/photos/a.626099908014980/638735576751413/?type=3&theater

[21] Feyerabend, P. (2001). Cómo defender a la sociedad de la ciencia. Polis1, 1-8.

[22] Thoureau, H. D. (2008). Del deber de la desobediencia civil. Prólogo de Henry Miller. Medellín, Colombia: Editorial pi.

Antonio Nadal Masegosa es profesor del Departamento de Teoría e Historia de la Educación y Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga. antonionm@uma.es

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México gasta en sus estudiantes menos que el promedio de la OCDE

América del Norte/México/11-09-2020/Autor(a) y Fuente: www.la-saga.com

Daniel Sánchez Serra, analista de educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señaló que México gasta aproximadamente 70% menos en cada uno de sus estudiantes que el promedio de los países que conforman a la Organización, mencionando que la pandemia de Coronavirus podría hacer que los recursos destinados a este sector se vean aún más afectados.

En la presentación del informe ‘Panorama de la Educación 2020’ de la OCDE, se informó que México destina 3 mil 320 dólares al año en la educación de cada estudiante de tiempo completo desde el nivel básico hasta el superior, el promedio se encuentra en 11 mil 231 dólares.

Asimismo, a pesar del impacto que la pandemia generará en los recursos de educación, advirtió que otro de los grandes problemas es la deserción escolar, dando a conocer que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha reportado un 10% en deserción.

Este porcentaje es altísimo, sabemos que los más afectados son los alumnos más vulnerables y de bajos recursos”.

Entre los retos también se encuentra el regreso a clases puesto que el tamaño promedio a nivel primaria en la OCDE es de 21 alumnos, mientras que en México es de 29, esto complicaría que se realicen las medidas de distanciamiento ante la pandemia.

Fuente: https://www.la-saga.com/actual/mexico-gasta-en-sus-estudiantes-menos-que-el-promedio-de-la-ocde

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