Más de la mitad se emancipa sin terminar los estudios y el 84% tiene riesgo de exclusión, pero sólo el 10% ha tenido problemas con la justicia, según un informe de Cruz Roja.
«Nací el 17 de junio de 2001. Vengo de Guinea Conakri. Mi padre había enfermado y no pude seguir estudiando. Estuve tres meses en casa, sin ir a la escuela. Un amigo me preguntó si quería irme con él a Europa. Cruzamos a Mali. Dormíamos en la calle. Mis padres me llamaron. Dónde estás, vuelve, me pidieron. Mi madre lloró. Intentaré llegar, les respondí».
«Pasé un mes en Mali. No conocíamos a nadie. Siempre en la calle. Cruzamos a Argelia. Estuvimos año y medio allí, hasta que escuchamos que en Libia estaban cruzando a Italia. Fuimos pero la policía nos detuvo».
«Estuvimos en la cárcel libia mucho tiempo. Hubo un motín. Me avisaron que tirarían la puerta, que estuviera alerta para correr. Escapé, nos escondimos. Volvimos a Argelia. Sin dinero. Trabajamos allí otro año y medio, y con lo ahorrado nos fuimos a Marruecos».
«Yo lo intenté primero. Subí a bordo de una patera con 62 personas. Era un jueves por la noche. Una mujer murió y la tiraron al agua. El domingo a las cinco de la tarde vimos una montaña. Ya no teníamos gasolina. Llegó un helicóptero y luego Salvamento».
Así resume Thierno Mamadou, que abandonó su hogar a los 15 años y llegó a España en 2018, su vida hasta llegar a un centro de protección de Granada, y convertirse en uno de los jóvenes tutelados por el Estado. Ahora, con 19 años, Mamadou es uno de los jóvenes que enfrentan el riesgo de pobreza que amenaza a este colectivo que pierde la protección estatal con la mayoría de edad. El 84% de los jóvenes extutelados están en riesgo de pobreza y exclusión, según un estudio de Cruz Roja, estimado a partir del proyecto ‘Acompañamiento socioeducativo a la inserción de jóvenes extutelados y/o en riesgo social’, donde atienden a unos 3.600 jóvenes de 25 provincias.
Precoz libertad
Al llegar a la mayoría de edad, se quedan sin red de seguridad. «Para emanciparse, visualizan el empleo como una primera dificultad, porque a diferencia de los que viven con sus padres, para ellos tener trabajo es imprescindible para vivir», explica Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española, durante la presentación del informe. Estos jóvenes se emancipan once años antes que la media en España, que es de 29 años.
Los jóvenes ya sin tutela dan el paso cuando más de la mitad «no ha terminado de estudiar por causas como carencia de medios, migración o la desmotivación» y «tiene un nivel de digitalización bajo o nulo y apenas el 30% utiliza internet para buscar empleo». El 81,5% está en paro, la mitad tiene ingresos inferiores a 600 euros al mes y el 17% menos de 100, pero el 84% no recibe ninguna prestación o subsidio. «Contra el estereotipo, sólo el 10% ha tenido problemas con la justicia», sostiene Bruel. «Habitualmente temas leves».
Además, «son jóvenes que han vivido situaciones que generan una extrema vulnerabilidad». Entre los jóvenes españoles extutelados, que conforma la tercera parte de la muestra, se trata de «desamparo, maltrato y falta de vínculos emocionales con la familia». Entre los extranjeros, por «pobreza y hechos traumáticos que han vivido durante el viaje, especialmente los que han migrado sin acompañamiento». El 55% no tiene a nadie que le exprese afecto o cariño, y un 10% se ve obligado a vivir en la calle o en situación de alta precariedad.
Empezar a volar
A pesar del desamparo general (el 70% no cuenta con nadie que le apoye económicamente, el 64% no tiene amigos que le visiten y un 10% no tiene ni siquiera tarjeta sanitaria), a veces encuentran apoyos y salen adelante. Como Mamadou, que se ha formado como cocinero, vive en Huelva y juega fútbol con un equipo local. Su sueño es alcanzar la normalidad de la mayoría: tener trabajo, papeles en regla, casa y familia.
«He recibido todo tipo de apoyo, psicológico y económico, y me he podido emancipar», afirma Sheila, española de 20 años, que dio el salto a la independencia en julio de este año, ayudada por el programa de Cruz Roja. «Me da mucho miedo, porque tienes que empezar a volar. Antes tenía un respaldo y ahora no tengo un suelo». Con residencia en Salamanca, donde estudia un grado medio de Enfermería, planea proseguir sus estudios con un grado de Patologías Humanas, y reconoce: «No es un camino fácil».
Fuente: https://www.leonoticias.com/sociedad/pobreza-amenaza-jovenes-20200917131426-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F