Argentina / 25 de noviembre de 2018 / Autor: Daniela Leiva Seisdedos / Fuente: INED21
NO ES UN NEGOCIO
El caso analizado es el de mi país, Argentina, pero –viendo a todos los lectores y colaboradores de este sitio– veo que es un problema que nos engloba a todos.
La docencia no es un negocio. Ser docente NO es una actividad más, no lo es o ¿es el trabajo de los docentes menos importante para la sociedad que el de políticos, médicos, Ministro de Educación?
Primero, desmitifiquemos eso de que somos un país rico, somos un país POBRE, porque, si los recursos para no ser pobres no llegan a todos, somos POBRES; para mí, eso es un mito endémico. América es el continente más desigual que hay y Argentina –no lo perdamos de vista– está en América.
La educación es sistema y conjunto de procesos responsables del desarrollo humano personal. La pobreza es una negación de las oportunidades y las opciones básicas para el desarrollo humano y educación y salud califican de opciones básicas humanas.
La educación siempre debe pensarse como un compromiso social, como una estrategia de crecimiento. Cuando nos educamos, podemos conocer el mundo y, si lo conocemos, lo transformamos y, si lo transformamos, no somos bestias que nos comemos a nosotros mismos.
El ahorro dicen que es la base de la fortuna, pero en Argentina y en muchos otros países se está «ahorrando» desde hace años en educación, entonces ¿De qué fortuna hablamos?
UNA INVERSIÓN
La educación siempre
es una inversión, no un gasto
Es hora de que los gobiernos entiendan que la educación no debe ser un macro proyecto en la agenda, sino la columna vertebral del desarrollo del país. La educación siempre es una inversión, no un gasto.
Los padres, las autoridades, la sociedad ¿pensamos que lo único que deseamos para nuestros hijos, es brindarles las mejores oportunidades y herramientas para que tengan una infancia y el desarrollo seanadecuados?
Los números de las estadísticas de pobreza en Argentina parecen no indignar lo suficiente, son números fríos en un papel que no se traducen en personas –solo se ve (solo se percibe una cifra, trazos de de tinta en el papel) un número, frío. Hace ya diez años, los titulares de los diarios extranjeros informaban una noticia «Hambre en el país de la Carne»; entonces, si nacemos pobres, viviremos marginados, sin futuro. La eliminación de la pobreza no es tarea de un día, y no se resuelve por generación espontánea sin un verdadero compromiso de política pública.
POBREZA EDUCATIVA
En educación, no podemos ahorrar, los riesgos conocidos y los riesgos ocultos tienen un mismo resultado y es que se amplía la pobreza. La pobreza se considera un factor principal de riesgo educativo –según Leroy y Symes–, pero estos conceptos también son de sentido común; de hecho, vemos en nuestros salones como corolario, que la enseñanza y el aprendizaje se tornan más difíciles si se padece hambre, por ejemplo.
Siempre miramos a África como el «continente perdido» para qué mirar tanto afuera si en nuestras ciudades se palpa esto, creo que si siempre miramos afuera es parte de negar el problema y decir constantemente el otro, los otros y… ¿nosotros?
La pobreza educativa no es de este gobierno, no es de un gobierno, es desde 1810, 1990, 2000; entonces, a muchos les conviene que esto siga así, ¿serán los mismos de siempre, con las misma ideologías de siempre?… El único animal que se rasca para afuera es el perro y no somos perros; entonces, «pateamos» los problemas para adelante, echándole las culpas al «otro» y percibimos que acaso esta sea la única manera de involucrarme.
Cuando hay pobreza estructural, esta tiene su impacto en todas las dimensiones de la vida y de la sociedad; y, cuando miramos la realidad, nos damos cuenta de la necesidad de un verdadero compromiso de todos.
¿Puede la educación librarnos de este “flagelo” de círculo vicioso que vivimos? La respuesta es SÍ; porque la educación es una actividad esperanzadora.
¿Quién quiere ser docente para hacerse rico monetariamente? Nadie, solo vivir dignamente de la profesión que hará posible un mundo más equitativo.
La estrategia de continuar la pobreza es una tragedia, que cada día cobra nuevas víctimas, especialmente entre la niñez.
La educación es el mejor plan contra la pobreza, pero, para eso, debe existir un contrato implícito y explícito de todos. ¿Qué educación queremos? La de generar un compromiso educativo que se sostenga en el tiempo, no en un gobierno. Si se educa bien, tenemos buena salud y seguridad, pero está todo en crisis.
Hay que generar la conciencia de la importancia de la educación para ayudar a superar diferencias sociales, culturales y de privilegio; y asegurar, así, una mayor igualdad de oportunidades, esto es, equidad.
Fuente del Artículo:
https://ined21.com/yo-no-ahorro-en-educacion/
ove/mahv