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Ignacio Ramírez y la educación, de Liliana Weinberg

México / 9 de septiembre de 2018 / Autor: Roberto Ponce / Fuente: Proceso

Con motivo de los 200 años del natalicio Ignacio Ramírez “El Nigromante”, la catedrática universitaria e historiadora Liliana Weinberg ofreció en el Centro Cultural de San Miguel Allende, Guanajuato, que lleva el nombre del insigne liberal mexicano de la Reforma, una charla en torno a tan insigne personaje.

Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada​, conocido como Ignacio Ramírez “El Nigromante”, nació 22 de junio de 1818, en San Miguel de Allende, y falleció el 15 de junio de 1879 en la Ciudad de México.

La profesora Liliana Weinberg es académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras y de los programas de posgrado en Letras y Estudios Latinoamericanos de la misma cada de estudios.

Asimismo, es autora de obras como “Situación del ensayo” (2006), “Pensar el ensayo” (2007), “El ensayo en busca del sentido” (2014), y ha sido coordinadora del libro “Ignacio Ramírez: la palabra de la Reforma en la República de las letras” (2009).

Ensayo de Weinberg

Para muchos de sus contemporáneos, fue Ramírez un genio volteriano, fáustico, satírico, de talante corrosivo y decidido a echar abajo el viejo edificio del orden colonial. Lo vieron también como autor de una prosa arrebatada y urgente, de discursos polémicos e impetuosos, como luchador empecinado en el combate de los prejuicios, en el ejercicio de la crítica y en la defensa a ultranza de la razón, la ciencia y la educación.

Esto último nos conduce a proponer enfáticamente que no fue menor su afán constructivo, en cuanto sembrador de leyes e instituciones capaces de garantizar la educación y el ejercicio de la ciudadanía. Cuando me refiero al carácter instituyente y fundacional de la acción política y los discursos de Ramírez, pienso particularmente en su descubrimiento de la educación como gran motor de cambio.

Ignacio Manuel Altamirano lo consideró un “apóstol de la libertad de pensamiento”, en una expresión que es indicativa de que con él se estaba abriendo paso una nueva visión, una nueva mirada ciudadana sobre la  sociedad, y que se apelaba a una amplia serie de propuestas de transformación de un viejo orden en otro nuevo, con la ayuda de operaciones tanto discursivas como políticas.

En la primorosa biografía que le dedica Altamirano, se muestra a Ramírez no sólo como político y pensador, ejemplo de virtudes públicas y privadas, ejemplo de civismo, sino también como maestro.

Ignacio Ramírez dio al país algunos de sus primeros libros de texto; dotó a la nación mexicana de algunas de sus primeras páginas de historia, geografía, arqueología y lingüística. Contribuyó a la fundación de bibliotecas, pinacotecas, observatorios, laboratorios y asociaciones científicas ―los nuevos “templos” de una sociedad laica y civilizada― para que México contara con una base sólida a partir de la cual edificar una nueva forma de memoria y una nueva imagen de sí mismo. Pensó en todas estas instituciones, y desde luego en las escuelas y espacios para la enseñanza formal, como centros de formación intelectual y centros irradiadores de conocimiento.

A través de la oratoria y el periodismo, a través de las investigaciones sobre las lenguas indígenas y la propia lengua española en México, quiso también contribuir a la fundación de un nuevo lenguaje ciudadano destinado a los miembros de una sociedad en construcción: habló para los lectores y leyó para una nueva escucha social.

Vivió de acuerdo a un modelo ciudadano y republicano que defendió de manera vehemente: la austeridad y el compromiso con la cosa pública; la fundación de una familia que fuera escuela de civismo; la consolidación de nuevos espacios laicos de sociabilidad y redes de compromiso intelectual y político que pusieran en práctica sus propios principios sobre la importancia de la asociación como base de la vida social; trabajó mucho y con poca renta; en sus últimos años siguió sumergido en plena actividad y murió como vivió: honradamente pobre, sin haber comprometido nunca su buen nombre con el mal uso de los recursos públicos. Murió pobre, aunque rico en ideas, generoso en prácticas, derrochador en energías, excesivo en la entrega a los compromisos, superlativo en sus tomas de posición, intemperado en proyectos, descomunal en sueños: este hombre de genio lo dio todo a la construcción de un México de libertad, igualdad y fraternidad. El Nigromante fue así un luchador invencible en favor de nuestro derecho a la educación, a la lectura, al conocimiento, a la ciudadanía.

Considero que la dimensión educativa de la obra de Ramírez constituye una parte medular de su pensamiento y su proyecto social y político. Su vida y su obra pueden ser releídas en esta clave. Nos admira comprobar que “militó” en favor de la educación prácticamente en todos los frentes, ámbitos y niveles: desde su propio desempeño como maestro, en el ejercicio concreto y cotidiano de la impartición de clases, hasta su participación en los debates legislativos en torno a la educación; desde la redacción de  libros de texto hasta la reflexión en torno a las ideas pedagógicas y la planeación de una política educativa.

En efecto, se preocupó por el tema educativo como uno de los pensadores políticos más radicales del liberalismo puro, que tuvo un papel fundamental en los debates que llevaron a las reformas constitucionales en favor de la libertad de enseñanza y al dictado de leyes en esa materia. Se interesó también por la lectura y la reflexión sobre temas educativos y pensó el papel de la educación en la sociedad, tal como lo tradujo en sus propios artículos periodísticos y en el diseño de planes de estudio.

Extraordinario escritor, orador, periodista, dedicó muchos textos a divulgar y discutir los grandes temas de la agenda educativa de su momento. Y también se ocupó de los mismos cuando, en distintos momentos de su vida, se desempeñó como secretario de Estado en el ramo de la Instrucción Pública, como legislador y como representante ante el congreso. Su impulso a la educación y al conocimiento se dio tanto en lo que  respecta a las instituciones educativas formales como a las distintas esferas de la educación informal. Y lo hizo además como hombre de ideas y como pensador político,  siempre preocupado por los conceptos filosóficos y científicos que animaban su proyecto educativo. Fue desde esta perspectiva objetiva que comprendió la importancia de que dos amplios sectores de la población por mucho tiempo postergados, los indígenas y las mujeres, accedieran a la educación y a la ciudadanía.

Incluso su propia biografía confirma que, paralelamente a sus estudios en el Colegio de San Gregorio y su titulación con honores en la carrera de jurisprudencia, se dedicó de manera afiebrada a formarse como autodidacta en todas las materias en las bibliotecas a que tuvo acceso, y a las que, como recuerda Altamirano, entró joven y esbelto aunque salió “ligeramente encorvado y enfermo, pero erudito y sabio”. Formó parte de distintas academias, liceos, sociedades literarias y científicas, y a los veinte años se lo admitió en la Academia de San Juan de Letrán con una disertación abiertamente materialista: “No hay Dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”. Cuando, décadas después, se convierta en Secretario del ramo, pondrá en práctica el primer programa educativo de avanzada liberal. Nos ha dejado cartas y notas que traducen su interés como observador de la naturaleza y como descubridor de los recursos naturales en distintas regiones de México.

Contribuyó a la fundación y dotación de bibliotecas, colecciones, pinacotecas, observatorios, gabinetes y laboratorios científicos, y formó parte de distintas academias, liceos y sociedades científicas.  En los comienzos de su carrera participó en el Instituto Científico y Literario de Toluca, donde impartió clases memorables y logró crear el primer sistema de becas para alumnos indígenas: el propio Altamirano fue uno de los primeros beneficiarios de dicho programa. Hizo observaciones astronómicas, consignó datos sobre flora, fauna y mineralogía, y atendió también a la historia, a las antigüedades mexicanas  y a la lingüística. Dotó de gabinetes a la Escuela de Minería a la vez que no dejó de preocuparse por la historia, las antigüedades mexicanas, la lengua, la literatura y las bellas artes, y hacia mediados de siglo lo encontramos dictando clases y escribiendo lecciones sobre distintas materias. Autor de un “Ensayo sobre las sensaciones”, fue también él mismo autor de “lecciones” en distintas materias y libros de texto para la enseñanza primaria que pensó y organizó de acuerdo a una muy meditada concepción sobre los contenidos y métodos que demandaba la educación.

Y será sobre todo a partir de los debates que llevaron a la Constitución de 1857 cuando de manera perentoria y febril, a la vez que con una perspectiva amplia y meditada, comience a pensar en todas las medidas de política educativa que requiere la restauración del orden republicano y la formación de la ciudadanía. En efecto, si se atiende a su notable participación en los debates del Congreso Constituyente se evidencia cómo se hizo cada vez más franco su interés por pensar la educación desde la perspectiva de un estadista. Participará entonces en distintas propuestas de reformas constitucionales y legales que instituirán el derecho a la educación y la libertad de enseñanza, y que se convertirán en uno de los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución de 1857. Ramírez se manifestó enfáticamente en defensa de la educación y afirmó que, en la medida en que estaba ya reconocida de manera general  la libertad de pensamiento y expresión, el derecho a la enseñanza resultaba una consecuencia necesaria de la misma.

En 1861 Ramírez es designado ministro de Justicia e Instrucción Pública y contribuye a la expedición de leyes y decretos sobre instrucción primaria y secundaria, formación de escuelas especiales, enseñanza de las niñas y dotación de fondos destinados a la instrucción pública. Siempre desde un enfoque liberal y racionalista insistirá en uniformar la enseñanza de las primeras letras, para contribuir a la consolidación de una serie de instituciones que permitieran apoyar la formación de la ciudadanía, y paralelamente, como pensador y publicista, propondrá y defenderá muchas de estas medidas en favor de la educación.

Fuente de la Reseña:

Ignacio Ramírez y la educación, de Liliana Weinberg

ove/mahv

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¿Política educativa, para qué?

Autora: Blanca Heredia

El panorama para la educación mexicana en los años por venir resulta especialmente incierto. Dentro del caudal de iniciativas anunciadas por el nuevo gobierno, destacan por su fuerza reiterativa dos propuestas principales en la materia: cancelar la reforma educativa impulsada por la administración Peña Nieto y abrir las compuertas del acceso a la educación superior. El alcance y sentido de estas propuestas sigue siendo, sin embargo, muy difuso y no ayuda a saber qué tanto la política educativa en su conjunto se centrará en fortalecer la educación nacional o en otros objetivos.

El Presidente electo ha repetido una y otra vez que su gobierno “cancelará la reforma educativa”, pero el significado concreto de ello es muy poco claro. ¿Se cancelarán todos los componentes de la reforma educativa (evaluación de docentes y evaluación revisada de alumnos, centralización de la nómina, autonomía escolar y curricular, nuevos programas de estudio con su énfasis en aprendizajes fundamentales, entre otros)? ¿Se revisará tan sólo la parte “punitiva” de la evaluación docente (es decir, la de desempeño), pero se mantendrán las de ingreso y promoción? ¿Se volverá a descentralizar el manejo de la nómina? ¿Se echarán para atrás los nuevos programas y enfoques pedagógicos y se diseñarán unos nuevos?

No ayuda a aclarar el que el próximo titular de la Secretaría de Educación haya declarado que el nuevo gobierno solamente va a “revisar” y “reformar” la reforma. Tampoco clarifica el que se haya anunciado formalmente que Gilberto Guevara Niebla, gran conocedor del sistema educativo, pero también uno de los mayores defensores de la reforma educativa iniciada en el 2012-13, haya sido incorporado como asesor durante la transición y posiblemente como nuevo subsecretario en la SEP.

Por lo que hace al segundo tema, es decir a la muy entendible intención general del nuevo gobierno de abrir las puertas de la educación escolarizada para combatir la exclusión y la desigualdad social en el corto plazo y, en particular, de ampliar de manera decidida el acceso a la educación superior, contamos también con más preguntas que respuestas. Al respecto, AMLO ha propuesto en distintos momentos diversos tipos de acciones. Entre otras, ofrecerles becas a todos aquellos jóvenes interesados en cursar estudios universitarios; ampliar los espacios disponibles en las instituciones de educación superior; eliminar los exámenes de admisión a la universidad, y crear 100 nuevas universidades.

Hasta ahora, desconocemos cómo se relacionarán estas acciones unas con otras, cómo habrán de financiarse, cuál será su cronograma de ejecución, y si acaso se tienen contempladas algunas medidas para que un crecimiento acelerado de la matrícula en la educación superior no derive en una caída general de la calidad de nuestras universidades (como ocurrió en los 70). De nuevo: interrogantes y más interrogantes.

Con todo, la pregunta de fondo que sugieren la falta de claridad sobre los dos asuntos que aparecen como las dos apuestas principales del nuevo gobierno en relación a la educación, así como la falta de conexión evidente entre distintos anuncios en ese ámbito (entre ellos, el de la concordancia entre temas y personas que habrán de ocuparse de ellos, la idea de compactar la SEP, y las menciones aisladas a la atención a infancia temprana, artes, y otros) es qué tanta importancia se le asignará a lo educativo como tal durante los próximos años.

¿Irá a tener alguna prioridad mejorar los resultados educativos y los procesos enseñanza-aprendizaje dentro de las aulas el próximo sexenio o, más bien, la política educativa se subordinará, como tantas veces antes, a la consecución de otros propósitos? Atisbo indicios de que habrá de orientarse a objetivos sin duda centrales y urgentes, pero distintos a los propiamente educativos. Por ejemplo, a atender la espiral de violencia e inseguridad, así como la gobernabilidad fracturada en amplias franjas del país. Lo primero haciendo de la permanencia y el acceso a las aulas de la educación media superior y la superior la vía de inclusión social más inmediata para reducir la exposición de los jóvenes excluidos a la violencia galopante y su involucramiento en actividades criminales. Lo segundo, restableciendo los viejos controles cupulares y centralizados para el conjunto del magisterio organizado (al estilo Gordillo Morales) como medio para liberar recursos destinados a administrar los conflictos en ese gremio y permitirle al gobierno concentrar su atención en recuperar la gobernabilidad para poblaciones y territorios actualmente fuera del control efectivo del Estado mexicano.

Puede que no haya de otra estando las cosas tan terriblemente descompuestas. Aún en ese caso, sin embargo, resultaría en extremo costoso para todos e injusto para los millones de estudiantes mexicanos no ocuparse con seriedad de que nuestras escuelas los convoquen y motiven porque son capaces de ofrecerles oportunidades efectivas para aprender, desarrollarse y crecer. No hay soluciones únicas para ello, pero si no le prestamos atención suficiente a cómo lograrlo, no habrá avance posible.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/politica-educativa-para-que/

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Promoviendo la Inclusión y la Equidad en la Educación: Avances y Retos en América Latina y el Caribe

Por UNESCO Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe

 

Promoviendo la Inclusión y la Equidad en la Educación: Avances y Retos en América Latina y el Caribe

Luis Eduardo Pérez Murcia
Consultor

 

Fuente del documento: http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/12-Murcia-Equidad-Inclusion-HighLevel-Cochabamba-2018-ES.pdf

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El problema de las “Competencias” en la Educación

México / 12 de agosto de 2018 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

Este lunes, en que este gentil espacio publicó mi comentario titulado: “SEP: Discutir la noción de “Competencias Educativas” (SDP Noticias, 6 de agosto, 2018), recibí algunos comentarios interesantes en redes sociales sobre el contenido del texto, mismos que comparto y comento a continuación.

Ayer, entre otros, la doctora Laura Frade escribió, vía Twitter: “El autor del artículo cuenta con muchas imprecisiones teóricas, históricas y filosóficas sobre la noción de competencia y sobre el propio modelo educativo 2017 que las desdibuja. Aprendizaje clave NO es igual que competencia. Desde ahí el error en su interpretación.”

Esta fue mi contestación: “Gracias por su interés, doctora. Nunca, en el texto, afirmo que ´aprendizajes clave´ sea igual a ´competencia´. Esa confusión la genera el propio texto oficial (ver glosario del Modelo Educativo 2017). Sobre las imprecisiones, le sugiero lea mi texto del 2013.” (Me refería al ensayo publicado hace cinco años, que lleva por título: “La noción de “Competencias” en la Reforma de la Educación Básica en México (2009-2011): Limitaciones y alternativas”, donde expongo, entre otros aspectos, un recorrido histórico acerca de la evolución de ese concepto. (1)

No se trata de desdibujar nada. Más allá de las definiciones o categorías teóricas o filosóficas (que han sido abordadas a profundidad por diversos autores y para lo cual hay sus respectivos espacios de debate), considero que lo importante del comentario publicado el lunes, es resaltar la actitud crítica; es decir, el hecho de que los docentes, directivos y asesores de Educación Básica, durante sus jornadas de actualización y formación continua, justamente, estén dispuestos a discutir, analizar, ponderar o valorar los presupuestos teóricos, filosóficos, históricos y metodológicos que “hay detrás” de los ideas que fueron seleccionadas por los asesores de la SEP (2016 y 2017), y que han servido de base para dar soporte tanto al Modelo Educativo (vigente) como al formato para trazar el diseño del plan y los programas de la Educación Básica, aprobados oficialmente en México (con el enfoque “competencial”). Esto incluye el análisis de los documentos de gobierno que toman como fuente dichos materiales impresos (como las Guías).

Pienso que el problema de la noción o concepto de “competencias” en la educación, es un asunto que comprende, entre otras interpretaciones, dos tipos de miradas: La primera, que adopta una concepción integracionista, “…que observa a la totalidad del educando, no lo divide en partes, como tampoco divide al conocimiento en disciplinas”(misma concepción que propone y defiende la Doctora Frade); y la segunda, que sugiere una visión “fragmentaria” sobre las competencias (criticada con argumentos por la misma Dra. Frade, cuando se refiere al Modelo Educativo 2016), que consiste en una “visualización del aprendizaje como cambio estrictamente cognitivo, (que) descarta a las competencias como médula central de la educación…”. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra mirada? Por lo que alcanzo a observar, al revisar un ensayo reciente de la propia Dra. Frade (2), ella defiende al modelo “integral” que sobre las “competencias” sustentaba al Acuerdo 592 de la SEP, en 2011. Y critica al enfoque “fragmentario” de la propuesta oficial actual (Modelo Educativo 2016-2017); ambas concepciones fueron adoptadas por diferentes equipos de asesores de la SEP, según la coyuntura generada en cada caso.

Quizá lo más interesante de toda esta cuestión, es observar cómo ha evolucionado este concepto (de “competencias” en la educación) durante los procesos de formulación, revisión y rediseño de los contenidos y métodos educativos en los diferentes contextos de las Reformas Educativas en México. A reserva de realizar un estudio socio histórico más detallado, sistemático y riguroso al respecto, lo que queda claro es que en la escena del diseño curricular mexicano, han tomado el “poder” o la “hegemonía” dos o más diferentes equipos de expertos o asesores, mismos que han estado, con sus diferentes versiones, matices y aproximaciones sobre este concepto, cerca o dentro del círculo más próximo, íntimo, de los diferentes titulares de la SEP.

Cabe recordar que entre 2009 y 2011, la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), jugó un papel central en la definición de las políticas públicas educativas de ese tiempo (sexenio de Felipe Calderón). La hegemonía de la dirección del SNTE concluyó, (al menos en la parte de la toma de decisiones educativas técnicas, no político-sindicales), en el año 2012-2013, cuando cambió el escenario político con el relevo en el gobierno y comenzó la gestión del presidente Peña Nieto.

Queda relativamente claro, entonces, que el problema de las “competencias” en la educación no solo es un asunto técnico, ni un campo únicamente de tensiones teóricas o metodológicas, sino también es un asunto social complejo, donde impera el conflicto entre sectores de la comunidad académica, y cuya deliberación queda en manos de la política o de la alta tecnoburocracia, pero no de los docentes en servicio, es decir, queda entre especialistas y expertos que están insertados en los diferentes grupos o espacios de decisión de las políticas públicas en la educación. En otras palabras, podría decirse que los círculos cerrados de las corporaciones académicas más influyentes (públicas y privadas), siempre han estado presentes en los espacios de disputa del poder y de la toma de decisiones sobre los asuntos de la educación pública. Por ello afirmo que, hasta el momento, éste ha sido un caldo que se ha cocinado “arriba”, no “abajo”.

Ojalá que los historiadores, sociólogos y antropólogos de la educación, así como los especialistas en Filosofía y Psicología Educativa, se den a la tarea de estudiar este fenómeno, y con ello desentrañen las dudas que surgen o puedan generarse acerca del por qué hay diferentes aproximaciones sobre el concepto de “competencias” en tan poco tiempo, pero no solo eso: también sobre otros conceptos importantes como el de los “aprendizajes”, la planificación de la “enseñanza”, así como sobre los distintos modelos “didácticos”, la evaluación educativa, los materiales o recursos y el papel de los sujetos en la educación, entre otros.

Punto y aparte para analizar y discutir, es el fenómeno que se ha generado a partir de la aparición del discurso del diseño curricular (desde 1990 a la fecha) basado en el desarrollo de “competencias”, sobre el cual se ha desarrollado, en países latinoamericanos sobre todo, un amplio mercado de consumo de conocimientos y tecnologías. Algunas universidades privadas (como la del Valle de México), ofrecen a la sociedad programas de posgrado (Maestría) “hiperespecializados” sobre el concepto de las “competencias en la educación” y sus derivaciones pedagógicas. También se han creado organizaciones de profesionales o asesores independientes que venden a los docentes y directivos de todos los niveles educativos, cualquier cantidad de cursos, talleres y diplomados, libros y demás materiales de estudio, con supuestas guías o estrategias para que los participantes dominen el concepto de “competencias” en la escuela.

Cada uno de los grupos de profesionales y especialistas de la educación tiene derecho a promover sus productos y servicios de la manera en que mejor le plazca o reditúe. Sobre ello no hay discusión. Lo que no se vale es hacer creer a los docentes, directivos y demás figuras educativas, que la verdad universal, única e indiscutible en la educación contemporánea, es el diseño curricular basado en el “desarrollo de competencias”. Ese es el problema de las “competencias” en la educación en México y en el mundo.

Vayamos a otra opinión. El doctor Alejandro Castro Santander me escribió lo siguiente: “…Me gusta cómo has encarado el tema de las competencias en educación. En Argentina venimos trabajando con ellas desde 1993. Y como dice Perrenoud, no entró en la práctica de los docentes, porque no fue aprendida en su escolaridad ni en la formación superior… siempre fue teoría, cuando el modelo llama a la acción.”

Así continúa el mensaje del doctor Castro Santander, especialista y líder académico en el tema de convivencia escolar en la Universidad Católica Argentina: “Personalmente, me gusta la síntesis del Informe Delors y los cuatro saberes (pilares), luego hablemos de las «habilidades» para el S.XXI  y la estrategia de las competencias (conocimientos puestos en acción) ¿Cuándo? Cuando la escuela que tenemos del S.XIX cambie, dando la oportunidad a la innovación con sentido… Mientras tanto, evito leer completos los trabajos que no le dan un lugar importante a las habilidades socioemocionales, al clima escolar, a la convivencia. Estos factores asociados a la calidad educativa hoy son ´prioridad educativa´ «. Completamente de acuerdo.

Agradezco a todos los maestros y las maestras, asesores y directivos que me han escrito para ampliar la discusión sobre estos temas. Estoy convencido en que ése es el único camino –la confrontación de ideas-, que nos permitirá sacar adelante a los nuevos y retadores proyectos educativos que vienen para la nación.

 

(1) Juan Carlos Miranda Arroyo (2013) “La noción de “Competencias” en la Reforma de la Educación Básica en México (2009-2011): Limitaciones y alternativas”. Rev. Iberoamericana de Educación, vol. 61, Núm. 4. OEI. (versión digital)

 

(2) Laura Frade Rubio. (2016) Críticas y propuestas a la propuesta de plan curricular del Modelo Educativo 2016.

http://www.calidadeducativa.com/articulos/Vol-09/Art-50-CrIticas-y-propuestas-a-la-propuesta-de-plan-curricular-del-Modelo-Educativo-2016.pdf

 

jcmqro3@yahoo.com

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/08/07/el-problema-de-las-competencias-en-la-educacion

ove/mahv

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Becarios sí, sicarios no. Significado e implicaciones

México / 5 de agosto de 2018 / Autor: Blanca Heredia / Fuente: El Financiero

¿Quién puede estar en desacuerdo con que jóvenes mexicanos que terminan de sicarios sean, mejor, becarios? Supongo que nadie y López Obrador lo sabe. Por ello resultó tan pegadora y pegajosa la fórmula con la que nos resumió lo que piensa y plantea en relación a los jóvenes sin futuro que México produce a raudales.

Proponer ofrecerles una beca a los miles de jóvenes sin escuela o empleo que se ven orillados o tentados a vivir en la ilegalidad y el crimen significa, en primerísimo término, dejar de soslayarlos y convertir su problema en un problema de todos. Se nos olvida con frecuencia, pero de eso se trata la Política con mayúscula: problematizar un estado de cosas torcido, hacerlo visible, y convertirlo en parte de la agenda de todos.

Un segundo mensaje contenido en esa frase-resumen es que, a juicio de AMLO, el sistema educativo mexicano no puede desentenderse de un asunto que afecta tanto y tan gravemente a los jóvenes. Al proponer hacerlos “becarios” y no “trabajadores temporales” o “beneficiarios de un apoyo X”, el virtual presidente electo está diciendo que nuestro sistema educativo no puede ni debe permanecer al margen, tiene que entrarle al problema y contribuir a atenderlo.

Coincido en que no podemos exentar a las instituciones educativas de participar activamente en buscar salidas para las legiones de jóvenes mexicanos a los que el país no les ofrece oportunidad alguna de desarrollo. No podemos ni debemos exentarlas, pues las instituciones responsables de proveer educación media superior y superior se orientan a darles servicio justamente a los jóvenes y cuentan (al menos, en principio) con el expertise para atenderlos y ofrecerles experiencias provechosas. Además, hay que decirlo, no disponemos de muchas otras opciones, en el corto plazo, para insertar a la vida social organizada a jóvenes excluidos de ella.

Ahora bien, abrir las compuertas, en particular de la educación superior, para integrar socialmente a jóvenes desprovistos de opciones, plantea desafíos gigantescos. Para empezar está el asunto del financiamiento. Juntar los recursos requeridos para cubrir becas, nuevos espacios, profesores y demás en las instituciones de educación superior existentes, así como 100 nuevas universidades, resultará complejo. El nuevo gobierno ha anunciado que incluirá a las universidades privadas en la tarea. Habrá que pensar, también, en aprovechar intensiva y creativamente a la tecnología, en plantear programas de licenciatura más flexibles y en hacer el mejor uso posible de los limitados recursos financieros disponibles.

Un segundo reto tiene que ver con cómo involucrar a las universidades en la atención del problema de la exclusión social de miles de jóvenes sin que dejen de ser, en el camino, instituciones educativas. Instituciones, esto es, cuya razón de ser consiste en formar mentes y actitudes, abrir horizontes, transmitir saberes, desarrollar destrezas y potencialidades, así como preparar a los educandos para la vida activa en colectivo.

Para encarar este segundo desafío resultará indispensable atender dos asuntos cruciales. Primero, diseñar programas que permitan remediar los déficits en competencias habilitantes para el aprendizaje (lengua, razonamiento abstracto y hábitos de estudio) que presentan muchos de los egresados de la educación media superior para, con ello, incrementar sus posibilidades de aprovechar una educación universitaria. Segundo, instrumentar estrategias sencillas y de alto impacto orientadas a fortalecer la capacidad de las instituciones de educación superior para atender a más estudiantes sin que colapse, de pasada, lo poco o mucho que hayan logrado en términos de calidad educativa.

Un tercer reto tiene que ver con qué pasará con los jóvenes incorporados a la educación superior una vez concluyan sus estudios. Concretamente con cuáles opciones les esperan en un mercado laboral que no le ofrece buenas oportunidades a los egresados universitarios y cuyas deficiencias, como muestra el último libro de Santiago Levy, limitan muy seriamente la posibilidad de traducir mayor escolaridad en empleos más productivos. Este tema merece una reflexión aparte, pero conviene al menos dejarlo apuntado, pues sin cambios de fondo en el mercado del trabajo el acceso ampliado a la educación superior contribuirá a atender el problema de la exclusión social de los jóvenes en lo inmediato, pero difícilmente logrará solventarlo en el mediano y en el largo plazos.

Los retos planteados por la propuesta de involucrar a las universidades en la solución a la exclusión social de los jóvenes, son enormes. Dada la urgencia y centralidad del asunto, sería un error limitarnos a nombrar y escudriñar los obstáculos. Lo conducente sería, tomando en cuenta restricciones y riesgos, mirar de frente el problema y convocar a universidades, especialistas y empresas a construir soluciones innovadoras y viables para atender los desafíos mayúsculos e insuficientemente atendidos asociados a ampliar cobertura, equidad y calidad educativa en simultáneo.

Fuente del Artículo:

http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/blanca-heredia/becarios-si-sicarios-no-significado-e-implicaciones

Fuente de la Imagen:

Becas para estudiar en México – ¿Qué es la beca CONACyT?

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Esteban Moctezuma: la evaluación docente está mal diseñada y mal hecha (Video)

México / 22 de julio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Nacion 321

Esteban Moctezuma, futuro secretario de Educación Pública (SEP) en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, dijo que la evaluación docente «está mal diseñada y mal hecha» por lo cual debe modificarse.

«El tema no es la Reforma Educativa, es la nueva educación y vamos a tener que quitar todo lo que tengamos que quitar… Ningún maestro, o casi ningún maestro está en contra de una evaluación, está en contra de esa evaluación (…) mal hecha, mal diseñada, está incompleta»«Esteban Moctezuma»

En entrevista con Adela Micha en el Financiero | Bloomberg, Esteban Moctezuma dijo que no se escuchó a los docentes para realizar la reforma, además de que la evaluación se utilizó de manera punitiva, por lo cual «el maestro se preocupa más por su evaluación que por el aprendizaje de los niños».

De esa manera entonces la evaluación debe ser «un aliciente para ser mejor y no un castigo», porque la que pasó fue muy parecido al refrán de «la letra con sangre entra», dijo Moctezuma.

Aclaró que la prioridad es centrarse en la educación de las niñas y de los niños y en los lugares donde la necesidad es mayor, además, aseguró que se buscará revalorar la imagen del magisterio, pues existió una campaña de desprestigio que hizo que en tres años 150 mil maestros se jubilaran o prejubilaran, y que en promedio bajara el 23% de la matrícula nacional de las escuelas normales.

“Se va a crear un nuevo plan educativo que incluya la comunión de la sociedad mexicana, empezando por maestros y maestras”, además de los sindicatos y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) pues “se puede negociar con todo mundo”, agregó.

Al respecto, explicó que para su arribo a la SEP buscará crear un consejo permanente, en el que se sienten representantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la CNTE, la autoridad educativa, empresarios, integrantes de la sociedad civil y los padres de familia para analizar las continuas mejoras que se necesitarían en el sistema educativo.

“Y cuando me vaya, el consejo se queda, entonces llegará el nuevo secretario de educación con brillantes ideas y habrá una estabilidad que le explicará las decisiones se tomaron por esto, esto y esto, yo creo que esto debe cambiar y esto no”, detalló.

Propuso que los integrantes de dicho consejo deben permanecer por 10, 15 o 20 años para mantener una memoria histórica de las decisiones de política pública educativa, porque en los últimos diez años han habido 12 secretarios de Educación Pública, “los cambian más que a los entrenadores del tricolor”.

Esteban Moctezuma también dijo que en la administración de AMLO será viable que todas las escuelas tengan internet, invirtiendo en la cobertura de las escuelas.

LOS DREAMERS PODRÍAN CONVERTIRSE EN MAESTROS DE INGLÉS

Los dreamers podrían convertirse en maestros de inglés en el país luego de recibir la capacitación adecuada, afirmó esteban Moctezuma.

«Tienen un problema serio de integración, precisamente porque su idioma es el inglés. ¿Por qué no tomamos a ese grupo (los dreamers), les damos preparación en pedagogía y que ellos sean los maestros de inglés?», detalló Moctezuma en entrevista con Adela Micha.

A su vez, dijo que existen diversos programas en internet, con los que una persona que no sabe el idioma, puede acompañar a un grupo a aprender inglés con estas herramientas.

Por lo que señaló que «una de las obsesiones que deberíamos tener el próximo sexenio es que todas las escuelas tengan conectividad, empezando por las más pobres».

¿QUIÉN ES ESTEBAN MOCTEZUMA?

Es un economista egresado de la UNAM que en 1973 comenzó a ser miembro activo del PRI. Ese mismo año, ingresó como analista a la extinta Secretaría de la Presidencia, durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez y, en el sexenio de José López Portillo, se desempeñó como investigador en asesoría económica.

Ya en el gobierno de Miguel de la Madrid, Moctezuma fue secretario particular de Francisco Labastida, titular entonces de Energía, Minas e Industria Paraestatal.

En 1995, Esteban Moctezuma dio un paso mayor al convertirse en secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo. Sin embargo, solo estuvo en el cargo siete meses ya que fue relevado por Emilio Chuayffet.

Fuente de la Entrevista:

http://www.nacion321.com/elecciones/esteban-moctezuma-la-evaluacion-docente-esta-mal-disenada-y-mal-hecha1

ove/mahv

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Los peligros de una escuela hostil

España / 15 de julio de 2018 / Autor: Salvador Rodríguez Ojaos / Fuente: El Blog de Salvaroj

«El trabajo de un profesor no es enseñar asignaturas, sino enseñar a los estudiantes.» Ken Robinson

Conviene tener siempre presente que la educación, de un modo u otro, nos afecta a todos (como docentes, como padres, como alumnos, como ciudadanos…). Del mismo modo, no podemos olvidar que todos podemos hacer algo por cambiar la educación, por mejorarla. No valen excusas, no podemos escudarnos en leyes obsoletas y políticas económicamente malintencionadas, no podemos ampararnos en yo solo soy un alumno o un padre, no podemos escondernos detrás de la excusa perfecta: las cosas son así. Afortunadamente hay muchos docentes, directores de escuelas, padres e incluso alumnos que demuestran cada día que una escuela distinta es posible.

La escuela de los estándares, de las reválidas y de PISA corre el riesgo real de convertirse en una escuela hostil, en una escuela para unos pocos, dejando fuera del sistema a un gran número de alumnos, a una gran cantidad de futuros ciudadanos. Es por ello que, más allá de sistemas educativos y de políticas educativas afiliadas a ideologías políticas concretas, la escuela debe ser inclusiva, rica en su oferta, heterogénea en sus planteamientos, rica en lenguajes, variada en sus inteligencias…, es decir, una escuela diversa.

Dice Tonucci que «En esta escuela el maestro no será ya quien posee la verdad y la garantiza, sino quien proporciona el método, el experto que sabe hacer trabajar conjuntamente a los alumnos con sus diferencias, sacando partido de esa diversidad y respetando las potencialidades de cada uno«. De ese modo la escuela podrá cumplir con su verdadero cometido que es el de formar personas capaces de participar en la sociedad de manera activa, crítica y constructiva; formar personas capaces de entender y apreciar su cultura y valorar y respetar las de los demás; formar personas capaces de desarrollar todo su talento y de vivir su vida con dignidad y disfrute con independencia económica.

Los peligros de una escuela hostil son demasiado importantes como para cruzarnos de brazos y dejar pasar el tiempo sin hacer nada. En cualquier momento, desde cualquier lugar todos y cada uno de nosotros tiene la capacidad y la posibilidad de cambiar la educación, sino es así… ¡cuánto talento desperdiciado a diario en nuestros centros educativos!

Fuente del Artículo:

https://www.salvarojeducacion.com/2015/06/los-peligros-de-una-escuela-hostil.html

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