Saltar al contenido principal
Page 25 of 55
1 23 24 25 26 27 55

Entrevista al politólogo y activista Noam Chomsky «La supervivencia de la democracia está en juego»

El pensador norteamericano definió a las elecciones presidenciales de noviembre próximo en su país como «las más importantes en la historia de la humanidad» y habló del deterioro de la democracia y la catástrofe medioambiental en una entrevista exclusiva con Télam.

El lingüista y politólogo estadounidense Noam Chomsky, uno de los intelectuales más elocuentes para leer los escenarios complejos que se articulan por debajo de la pandemia que hoy paraliza al mundo, sostiene que estamos ante una confluencia crítica generada por el deterioro de la democracia, la inminencia de una catástrofe medioambiental y la amenaza de una guerra nuclear: la evolución de ese panorama depende de las próximas elecciones en su país, a las que define en una entrevista exclusiva con la Presidenta de Télam como «las más importantes no sólo en la historia de Estados Unidos sino también en la historia de la humanidad».

A los 91 años, el brillante pensador y autor de obras como «El nuevo orden mundial (y el viejo)» «Poder y terror» mantiene la potencia de su voz disidente y antibelicista que a lo largo de más de sesenta años lo llevó a compatibilizar sus aportes académicos con intervenciones públicas que le han valido represalias de los sucesivos gobiernos de su país, como ser detenido por condenar la guerra de Vietnam, figurar en la lista negra del ex presidente Richard Nixon o recibir duros cuestionamientos por denunciar la guerra sucia de Ronald Reagan.

Acusado a veces de «antiamericano» por la dureza de sus críticas, Chomsky tiene un rol activo en causas colectivas -hace pocos meses firmó junto a 150 intelectuales un manifiesto donde alertan sobre el riesgo de la censura a los contenidos que no se ajustan a los parámetros impuestos por la corrección política- sin dejar de atizar sus cruzadas personales: el combate a las multinacionales, al neoliberalismo y al actual presidente Donald Trump, a quien caracteriza en una entrevista con Télam, vía Zoom desde su casa en Tucson (Arizona), como «una especie de dictador de pacotilla que ha creado en Washington un pantano de corrupción».

Entrevista exclusiva a Noam Chomsky

Dr. Chomsky, mientras una parte importante de la humanidad pareciera centrada en el impacto del Coronavirus y sus consecuencias, usted redobla la apuesta y advierte que la sobrevivencia de nuestra especie humana es lo que verdaderamente está en peligro.

Debemos reconocer que este es un momento histórico notable. Estamos en medio de una confluencia de crisis existenciales: la de la catástrofe medioambiental, la de la guerra nuclear, la crisis del deterioro de la democracia, que es el único medio para combatir estas crisis. Y, además, las crisis de pandemias. El Covid-19 en particular -del que saldremos- tendrá un costo innecesario, terrible. Pero no será el último. Hemos tenido mucha suerte hasta ahora porque las repetidas epidemias de coronavirus que hemos vivido lograron contenerse. El Ébola, por ejemplo, fue altamente letal pero no demasiado contagioso. El SARS es muy contagioso, pero no muy letal. La próxima pandemia que se presente podría ser ambas: altamente contagiosa y altamente letal. Entonces nos enfrentaremos a algo así como la Peste Negra del siglo XIV. Podemos prevenirlo, pero hay que hacerlo.

¿Por qué tenemos una pandemia hoy?

Es una pregunta importante para hacer. Tuvimos la epidemia de SARS en 2003, un virus muy similar. Los científicos advirtieron que vendrían otros, que debíamos prepararnos y sabíamos cómo hacerlo: aislar los virus, planificar cómo desarrollar una vacuna, fortalecer un sistema de prevención de pandemias. Todo está bastante claro. Pero no basta con tener la información, alguien tiene que hacerlo. Las grandes empresas farmacéuticas tienen los recursos, los laboratorios, etc. No lo hacen, sin embargo, porque hay algo que se llama Capitalismo. El capitalismo dicta que siempre intentes aumentar tus ganancias. No gastas dinero en algo que podría suceder dentro de diez años y en lo que no se ganará mucho dinero, de todos modos. Tienes la vacuna, la gente la usa, se acabó. Las compañías farmacéuticas invierten en cosas que puedan seguir vendiendo mañana.

¿Tal vez las crisis están mostrando la necesidad de que el Estado retome su protagonismo?

El gobierno tiene recursos inagotables, laboratorios maravillosos, pero no puede hacerlo por algo llamado neoliberalismo. Como lo expresó Ronald Reagan en su discurso inaugural, “el gobierno es el problema, no la solución”. Esto significa que las decisiones tienen que pasar de las manos del gobierno al poder privado. ¿La razón? Ellos creen que el gobierno es una institución defectuosa porque responde a la población, al menos en parte, y ese es un problema grave. No podemos permitirlo. Por tanto para ellos es necesario trasladar las decisiones a tiranías privadas que no rinden cuentas al público en absoluto. Se llama “libertad” en el discurso orwelliano contemporáneo. Volviendo a la pandemia, significa que el gobierno no pudo intervenir, porque nunca pensaron en la gente. Así que no hubo esfuerzos para desarrollar la vacuna y así sucesivamente. No obstante, hubo algunos avances.

¿Se refiere a las políticas del presidente Obama y su propuesta de seguro médico? Cuánto devastó Trump de ese legado?

La administración Obama puso en funcionamiento un plan de respuesta ante una pandemia que era bastante esperable que estallara. Hubo investigaciones conjuntas entre científicos estadounidenses y chinos para tratar de identificar coronavirus en cuevas de China e intentar secuenciar los genomas. Se ejecutaron programas de demostración para ver qué pasaría si el virus se propagaba. Todos estas iniciativas sucedieron hasta enero de 2017. Si bien no eran suficientes, al menos eran algo.

A los primeros días de asumir, Trump desmanteló estos proyectos. Todos los años ha intentado retirar los fondos. La última vez fue en febrero de 2020. Cuando la pandemia se desata, el presidente recorta los gastos relacionadas con la salud pública, incluidos los del Centro para el Control de Enfermedades. Como resultado, Estados Unidos estaba singularmente mal preparado cuando golpeó la pandemia. Ha habido todo tipo de incompetencia y malicia en relación a su manejo.

Lo que aparecen como serios desatinos del presidente Trump ha contado, en realidad, con respaldos institucionales sólidos.

El Congreso Republicano ha aprobado cientos de esfuerzos legislativos para acabar con la ley de atención asequible, la ley de Obama, y no dejar nada en su lugar. La ley algo avanzó. No se acerca a lo que tienen otros países, pero al menos fue un adelanto y quieren matarla, porque para ellos ,no debería existir nada fuera del mercado. Si puedes sobrevivir bien o si no mal. Se llama “Libertario”, lo que es una broma de mal gusto. Es totalitario. Te están diciendo que si eres lo suficientemente rico para sobrevivir, genial; si no lo eres, mala suerte. Eso se está manifestando en la crisis del COVID-19. Hay mucha gente que se niega a hacerse la prueba porque es demasiado cara. Me refiero a que técnicamente el gobierno paga pero luego la gente recibe copagos que su compañía de seguros no pagará. Los ciudadanos de los Estados Unidos son el cuatro por ciento de la población mundial y el 25 por ciento de los casos. No hay mejoría. De hecho, está empeorando. Yo no he salido de mi casa en cuatro meses.

¿Hay un momento en que estas ideas tomaron mayor fuerza?

Echa un vistazo a los hospitales, especialmente desde Reagan. Los programas neoliberales de Reagan fueron realmente duros con la población en general. Los hospitales funcionan con un modelo comercial, deben ser eficientes, solo tienen los recursos a utilizarse en una situación normal. Se asemejan a una línea de montaje en la empresa Ford Motors. Con los recursos justos. Cuando se presenta cualquier situación excepcional, el desastre es total. De hecho, este modelo de negocio Reaganiano tuvo un efecto en todo el mundo. Esas son las batallas que se libran internamente en Estados Unidos, pero lo mismo está sucediendo en todas partes. Los movimientos populares están tratando de moverse hacia una sociedad viable y habitable. Y la pregunta es ¿quién va a ganar?

¿Como revertirse algunas de estas políticas frente a tantas urgencias?

Por supuesto que es mucho lo que puede hacerse, pero hay que superar barreras serias. Hay que superar la lógica capitalista, hay que superar la plaga neoliberal y hay que superar el liderazgo malévolo; tres barreras principales. No va a ser fácil, pero no es imposible. Las otras crisis: calentamiento global, guerra nuclear, deterioro de la democracia, sabemos cómo afrontarlas y es imprescindible hacerlo. No queda mucho tiempo.

¿En este contexto, ¿El resultado electoral del próximo 3 de noviembre puede ser la bisagra para superar o agravar las distintas crisis que viene enumerado y describiendo?

Claro, las elecciones de 2020 son probablemente las más importantes que ocurran no sólo en la historia de Estados Unidos sino también en la historia de la humanidad, por una razón que no se discute y que es en sí misma asombrosa. Es la pregunta más importante que hoy enfrenta la humanidad y, de no se responderse pronto, podría significar el fin de la vida humana organizada en la Tierra. Se trata de la catástrofe medioambiental que se avecina. No está lejos, no se puede retrasar y debemos decidir si la vamos a enfrentar. Este es el tema principal que está en juego en la elección. El presidente Trump y su partido han dejado muy claro que quieren acelerar la carrera hacia el desastre. Quizás sea una señal de que la especie humana es simplemente inviable, si no puedes lidiar con un problema como este. Y no es el único. La segunda cuestión crucial que enfrentan los seres humanos -y que tampoco se menciona- es la creciente amenaza de guerra nuclear. Es muy alta, mayor que durante la Guerra Fría según los principales expertos en el tema, y sigue elevándose considerablemente. Tenemos que preguntarnos en qué tipo de sociedad vivimos. Qué clase de especie somos si no estamos dispuestos a parar estos desastres.

¿Cuál es la razón para que estos temas tan vitales y urgentes no sean la prioridad en la agenda política estadounidense?

Estados Unidos es un país muy libre, más que cualquier otro en el mundo. Por otro lado, es la más empresarial de las democracias occidentales. Los empresarios estadounidenses tienen una elevada conciencia de clase. Son marxistas hasta la médula, en una especie de marxismo vulgar invertido. Libran conscientemente una guerra de clases, sin descanso, sin retroceder, sin detenerse nunca. Y hay resultados.

Las instituciones financieras son tan poderosas que no permiten resolver estos temas porque para ellos no son un problema. La población lo quiere, pero cada vez que se hace algo las instituciones financieras vienen y lo aplastan. Bueno, ¿por qué deberían existir? ¿Por qué deberíamos tener el 40 por ciento de las ganancias en Estados Unidos en manos de instituciones depredadoras, que no hacen nada por la economía y probablemente la perjudican? ¿Por qué deberíamos tener una industria de combustibles fósiles, que cumplió su función en las primeras etapas del desarrollo capitalista, pero ahora es una institución que se dedica a matar personas y destruir la vida en la Tierra? ¿Por qué conservarla? ¿Por qué no hay un rechazo masivo? Ni siquiera sería tan caro actualmente con el precio del petróleo a la baja. Por mucho menos gasto del que se dedica a otras cosas, el gobierno podría acabar con la industria de los combustibles fósiles. Por qué no tapar los pozos que tienen fugas de metano o avanzar hacia una energía sostenible?. Son tareas factibles, pero antes que nada deben elevarse al nivel de conciencia.

En este sentido, se observa el surgimiento de nuevos tipos de activismo político sumados a las protestas masivas, con una intensa participación de los jóvenes, o fenómenos como el movimiento Black Lives Matter. ¿Qué significa la aparición de estos nuevos factores y actores en la política estadounidense?

Es muy significativo. Black Lives Matter después del asesinato de George Floyd no se parece a nada en la historia de Estados Unidos, literalmente. Nunca ha habido un movimiento social que se haya desarrollado a tal escala con un enorme respaldo popular. Dos tercios de la población lo apoyaron, eso es más que lo que Martin Luther King logró en pleno apogeo. Es solidaridad entre negros y blancos, marchando del brazo, buscando temas importantes que abordar; no solo los ataques policiales contra los negros -que ya es bastante escandaloso- sino también problemas mucho más profundos. Si bien es un cambio notable en la sociedad estadounidense no es un fenómeno aislado. Es uno de los muchos signos de una conciencia creciente acerca de los problemas más enraizados y complejos. Han transcurrido 400 años desde que trajeron esclavos a los Estados Unidos; 400 años de continua violencia y opresión sin tregua hasta el presente, con un lúgubre legado. Y finalmente se está considerando con bastante seriedad. Hace un par de meses el New York Times publicó una serie muy significativa llamada “1619” (fecha del comienzo del trafico de esclavos), en la cual se exponía los crímenes atroces de la esclavitud y la post esclavitud hasta el presente. Hace unos años hubiera sido inimaginable, ni siquiera se le hubiera ocurrido a alguien hacerla.

¿Cuánto influye el racismo y antirracismo en las próximas elecciones del 3 de noviembre?

Está teniendo un efecto sustancial. Para la administración Trump, para el Partido Republicano, es la pieza absolutamente central de su campaña. Hacen hincapié abiertamente sobre la supremacía blanca. El tema central es mostrar una América cristiana blanca en peligro; mientras disminuye su número y crece sobre ella la amenaza de personas de color, de minorías, de sectores con ideas progresistas, hay que preservar la América cristiana supremacista, blanca y racista. Ese es el tema abierto de la campaña. Nunca ha existido nada parecido. He visto corrientes subterráneas de este tipo a lo largo de la historia de Estados Unidos, pero nada tan abiertamente racista. No es solo la campaña, son los tweets, los comentarios, cada declaración que está haciendo Trump es una incitación a la supremacía blanca, al odio blanco. Su base son ahora los evangélicos, ese 25 por ciento de la población que es republicana, rural, tradicional, conservadora, cristiana blanca.

Hoy se refleja en el clima social un nivel de polarización que no se veía desde hace décadas. Una parte importante esta movilizada con cuestionamientos profundos. ¿Las protestas pueden ser el motor del cambio?

Si, es posible con un activismo popular comprometido. Es el tipo de cosas que se están viendo en las calles después del asesinato de Floyd. Ese tipo de movilización intergeneracional y multiétnica puede generar cambios. De hecho, ha llevado a todos los cambios positivos que han tenido lugar a lo largo de la historia: abolición de la esclavitud, derechos de la mujer, oposición a la agresión, lo que sea; siempre ha venido del mismo lugar y eso puede pasar ahora. Pero hay que hacerlo. Todo lo que hemos mencionado tiene soluciones que no son utópicas, están al alcance. Es necesario que alguien recoja la pelota y corra con ella. Algunas de las formas de hacerlo es manifestarse en las calles u ocupando oficinas del Congreso, como lo hizo el grupo de jóvenes Sunrise Movement con la oficina de Nancy Pelosi. Bueno, obtuvieron apoyo de los representantes jóvenes elegidos en la ola de Sanders, especialmente Alexandria Ocasio-Cortez, y se logró poner un New Deal Verde en la agenda legislativa por primera vez. Ese es un prerrequisito para la supervivencia, la enorme oposición en los centros de poder, la industria de combustibles fósiles, las industrias financieras, los bancos, etc. Es el tipo de cosas que ofrecen esperanza de una supervivencia y una vida digna. Se puede hacer, pero no ocurre por sí solo.

¿Como juega el Partido Demócratas en este nuevo escenario político y con un panorama electoral en el que lleva ventaja pero puede ser imprevisible?

Los movimientos populares son tremendamente significativos, también al interior del Partido Demócrata. Cuál se impondrá? El partido de la base popular, que es una especie de socialdemócrata, o el de los clintonistas, orientado hacia los donantes, particularmente los más ricos. La oposición demócrata está dividida entre estas dos tendencias y sus diferencias se plasman en muchos temas importantes. Uno, por ejemplo, el cambio climático. Joe Biden y Kamala Harris, los nominados a la presidencia y vicepresidencia, pedían el fin de los subsidios para las empresas de combustibles fósiles, demanda explicitada en la plataforma electoral de 2016. La idea de que el gobierno subsidie a las empresas que se comprometen a destruir la vida en la Tierra está más allá de las palabras. Y no solo en los Estados Unidos, sucede en todo el mundo. El Partido Demócrata, dirigido por burócratas seguidores de Clinton, la eliminó del programa, ante el riesgo de que estas empresas dejarán de contribuir a la campaña.

¿Cuán profundas son las diferencias entre el ala más “progresista” y la “burocracia recaudadora”, como usted llama a los seguidores de Clinton?

Echa un vistazo a la campaña de Sanders. Las posiciones de Bernie son condenadas en un espectro amplio, incluso por liberales que dicen: “son agradables, son buenas, pero el país no está preparado para ellas”. Repasemos el programa para el que el país “no está preparado”. Sanders tiene dos propuestas principales: una es la atención médica universal. ¿Se te ocurre algún país que no tenga salud universal? No, existe en todas partes. Entonces, lo que se afirma en todo el espectro mediático es que es demasiado radical decir que Estados Unidos podría llegar al nivel de cualquier otro país avanzado, incluso al de los países pobres. “Es imposible. No podemos llegar tan alto ”.

El otro programa es la educación superior gratuita. Está en todas partes; en los países capitalistas más avanzados, aquellos con mayores récords y logros: Alemania, Finlandia, Francia, dondequiera que mires hay educación superior gratuita. Los países pobres también la tienen. Pero suena como algo demasiado radical para los estadounidenses. Para los clintonistas -burócratas, conservadores, preocupados por los donantes ricos – estas propuestas no se pueden permitir. Para la base popular son fundamentales; desean elevarse al nivel del resto del mundo.

Casi habiendo terminado su primer mandato, ¿Qué cree que ha significado la presidencia de Trump para la democracia estadounidense?

Abrís los periódicos casi todos los días, por ejemplo, en el New York Times, y ves un titular que dice “¿Es este el fin de la democracia estadounidense?”, “¿Es esta la última elección estadounidense?”. No son teorías conspirativas marginales. La supervivencia de la democracia está en juego. La democracia no se basa solo en reglas y leyes. Se basa en la buena fe y la confianza. La democracia moderna más antigua, Gran Bretaña, tiene 350 años, su constitución se puede escribir en una pequeña tarjeta, es una oración o dos. Y ha existido gracias a la buena fe y la confianza. Cuando Boris Johnson prorrogó el Parlamento, para poder aprobar su versión del Brexit, hubo un gran alboroto en Inglaterra y la Corte Suprema reaccionó. Eso no sucedería en Estados Unidos con la Corte que tenemos. Lo que está haciendo Trump es mucho más extremo. El Poder Ejecutivo ha sido casi totalmente depurado de cualquier voz crítica o incluso independiente. Quienes quedan son sólo aduladores, como Mike Pompeo o Mike Pence. Constitucionalmente, los nombramientos realizados por el presidente deben ser ratificados por el Congreso, por el Senado. No está sucediendo. Ni siquiera los envía para su confirmación. Simplemente los nombra en un puesto temporal. Trump ha creado en Washington un pantano de corrupción. Es como una especie de dictador de pacotilla.

¿En la era Trump no solo se redujeron derechos, también se vio afectada la calidad institucional de una democracia que aparecía como “ejemplar”?

¿Qué queda de la democracia? No demasiado. Hay mucho de qué culpar a los demócratas. Mucho. Pero lo que está pasando en el Partido Republicano nunca ocurrió en la historia de la Democracia Parlamentaria, bajo el liderazgo de un dictador de pacotilla. El Senado en manos de Mitch McConnell, cómplice cercano del Presidente, simplemente se niega a actuar. No hace nada más que aprobar leyes para enriquecer a la porción del electorado súper rico de Trump: recortes de impuestos, exenciones corporativas, etc. También se dedica a copar de lleno el poder judicial, con abogados jóvenes de ultraderecha que permanecerán por más de una generación y podrán bloquear cualquier legislación que se aleje de sus posiciones extremadamente reaccionarias. Este es el Senado. El Poder Ejecutivo se acabó.

Como ha señalado muy claramente, en Estados Unidos conviven un gobierno que se va corriendo cada vez más a la extrema derecha del espectro político, con enormes movimientos políticos de participación masiva en medio de esta profunda crisis de salud, que ha agudizado muchas de las contradicciones subyacentes. En ese contexto, ¿Cómo imagina el mundo post-covid-19?

Quienes produjeron la crisis en la que estamos ahora (la pandemia, el calentamiento global -que es mucho más grave-, la amenaza de una guerra nuclear, la destrucción de los procesos democráticos, básicamente todo el programa neoliberal) están luchando sin descanso para asegurarse que el sistema que crearon, del que se han beneficiado, persista de una forma aún más dura, con mayor vigilancia y control. Una tendencia mundial que se ejemplifica en la política exterior de Trump. No es fácil encontrar demasiada coherencia en el caos de la administración actual, aunque destacan algunas ítems. En asuntos internacionales la intención descrita abiertamente por Steve Bannon (uno de los principales estrategas de Trump en los primeros años) ha sido crear una internacional reaccionaria; una internacional de los Estados más derechistas del mundo, dirigida por la Casa Blanca. Eso significa en Medio Oriente alentar las dictaduras familiares del Golfo, MBS [Mohammad bin Salman, príncipe de Arabia Saudita] y el resto. O apoyar la peor dictadura en la historia de Egipto, (Trump la llama su dictadura favorita), o que Israel se haya movido muy a la derecha. En el hemisferio occidental, respaldar países como el Brasil de Bolsonaro o a otras figuras de ultraderecha. Moviéndonos más hacia el este tenemos la India de Modi, que intenta desmantelar la democracia secular. El grupo gobernante radical hindú es su candidato preferido. En Europa, Victor Orban de Hungría, quien atenta contra el sistema democrático y además de otros ejemplos que abundan por el mundo. Básicamente, una iniciativa internacional reaccionaria de la Casa Blanca.

Se trata de una estrategia global que se combina a nivel nacional con los programas neoliberales que han perjudicado gravemente a la población y han beneficiado enormemente a una minoría minúscula. Persistirán en una forma aún más dura, esa es una tendencia internacional.

¿Que alternativas hay frente a esto? ¿Cuál sería la respuesta?

En todo el Planeta hay fuerzas populares que dicen “ese no es el mundo que queremos”, “ese no es un mundo en el que la gente pueda vivir una vida digna, en el que la sociedad pueda sobrevivir, en el que habrá políticas dirigidas a las necesidades no lucrativas”. Se están reuniendo de hecho. En unos días se realizará el primer encuentro de La Internacional Progresista. Fue fundada por la gente de Bernie Sanders en los Estados Unidos, Young 25 en Europa con la gente de Varoufakis (ex ministro de economía de Grecia), un movimiento europeo transnacional que está tratando de preservar lo que es valioso en la Unión Europea y superar sus serias fallas. Tienen candidatos en el Parlamento Europeo y han traído voces del Sur Global. La primera reunión tendrá lugar en Islandia, el Primer Ministro es miembro de la organización. Eso representa otra fuerza en distintos lugares del mundo. Representa una especie de guerra de clases a escala internacional, enfrentando riesgos que nunca han existido en la historia de la humanidad. Son colosales. Se trata literalmente de la supervivencia de la humanidad. Esa es la situación que tenemos ahora mismo, no se puede hacer una predicción.

El líder demócrata Bernie Sanders promueve la conformación de una Internacional Progresista.El líder demócrata Bernie Sanders promueve la conformación de una Internacional Progresista.

Si sabemos muy bien cómo actuarán las fuerzas reaccionarias. Tienen recursos económicos, poder estatal, tienen programas, están comprometidos. La pregunta es cómo reaccionará la población general del mundo. Tienen opciones, tienen posibilidades, tienen números. La pregunta es si pueden montar una fuerza contraria que de alguna manera permita a la humanidad escapar de la actual confluencia de crisis que enfrentamos.

¿Qué tipo de liderazgos políticos se requiere en estas circunstancias? ¿Cuales imagina emergiendo de esta pandemia?

Ahora mismo es difícil ser particularmente optimistas al respecto, pero sabemos qué tipo de liderazgo político nos gustaría que saliera. La cuestión es si podemos hacer que asuman. Tomemos la Internacional Progresista. Creo que gente como Bernie Sanders y Yanis Varoufakis y otros asociados con su movimiento, AOC [Alexandria Ocasio-Cortez] en los Estados Unidos, y algunos otros con este perfil, serían el tipo de líderes políticos que podrían lidiar con estas grandes crisis. No solos, por supuesto. Los líderes políticos no pueden hacer nada [solos]. Primero necesitan un apoyo popular masivo. Y luego tienen que romper el poder que poseen las instituciones y que controlan la sociedad. Hay que recordar que vivimos en mundos de Estado-Capitalismo y cada país tiene una forma u otra de Estado-Capitalismo. Eso significa una concentración extrema de poder en instituciones privadas con enorme voluntad y poder enorme y que suelen tener una gran influencia en todo lo que sucede. Eso tiene que ser eliminado.

Dr. Chomsky, una pregunta final. En lo que respecta a América Latina, en la cual vemos esta batalla entre gobiernos más progresistas y gobiernos de derecha o extrema derecha como es el caso del Brasil de Bolsonaro. ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a la Región en este momento?

Brasil envía mensajes muy claros. El Banco Mundial, que no es una organización particularmente de izquierda, hizo un análisis detallado de la economía en 2016, un par de años después de que Lula dejará el cargo. Calificaron los años de Lula como una década dorada en la historia de Brasil, con fuertes reducciones de la pobreza, incorporación de gran parte de las poblaciones que habían sido marginadas, inclusión, grandes avances en el desarrollo social. Dijeron que fue una década dorada, nada comparable. En ese momento Brasil fue probablemente el país más admirado del mundo, estaba en foros internacionales, era una voz para el Sur Global, estaba uniendo a Sudamérica. Lula era probablemente la figura política más respetada del mundo. ¿Qué es ahora? Brasil es simplemente objeto del desprecio y el ridículo del mundo, dirigido por un payaso virulento, una persona que apoya la dictadura militar, que busca destruir. La devastación de la selva amazónica aumentó aproximadamente el 30% sólo en el último año. Acabemos con todo, enriquezcamos aún más a los ricos, matemos a quien no nos guste, dejemos que la pandemia continúe. Es el gobierno quizás más reaccionario en la historia de Brasil. Un objeto de burla en todo el mundo. Bueno, esas son lecciones. Contamos con un plazo de diez años. La lección es que tienes el futuro en tus manos. Puedes hacerlo de una manera, puedes hacerlo de otra manera. No hay forma de predecirlo. Eso es Brasil, se podría aplicar lo mismo a los demás.

Dr. Chomsky, gracias una vez más por todo.

Bernarda Llorente. Presidenta de Télam.

Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202009/512967-noam-chomsky-la-supervivencia-de-la-democracia-esta-en-juego.html

 

Comparte este contenido:

El presupuesto 2021: un atraco para el normalismo mexicano

 Abelardo Carro Nava

Atrás han quedado los 10 puntos sobre la educación pública que ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, presentó en Guelatao como parte de su estrategia de campaña con miras a las elecciones del 2018. Atrás quedó aquella idea del Fortalecimiento de las Escuelas Normales y de la Universidad Pedagógica Nacional, para lograr la formación de maestras y maestros de excelencia. Atrás quedó aquella promesa tan sentida y necesaria de revalorizar al maestro porque, como nunca antes se había visto, el gobierno peñanietista había denostado al magisterio.

Sí, todo ello quedó en el pasado. De hecho, fueron momentos en lo que la contienda electoral se encontraba en su máximo esplendor y, como parece obvio, era necesario prometer lo que había de prometerse, sin que ello significara empobrecimiento. ¿Qué podría pasar siendo ya gobierno? La realidad que vivimos en nuestros días nos ha demostrado que, efectivamente, prometer no empobrece, no obstante, hay de promesas a promesas y, como tales, deben cumplirse. ¿No acaso el cumplimiento de éstas aseguraría la concreción de una Cuarta Transformación como la que también fue prometida al pueblo de México?

En efecto, estas cuestiones, y el hartazgo de millones de mexicanos hacia un sistema que, en lugar de velar por los intereses de los más necesitados privilegiaba los de las élites del poder, fueron algunos de los motivos que, insisto, llevaron a la victoria en las urnas al actual Presidente de la República. No obstante, lo anterior, bien se dice que una cosa es la contienda electoral y otra, muy diferente, la de gobernar. La primera, está directamente relacionada con el arte de persuadir, mientras que la segunda, con el arte de gobernar. Y es allí donde se encuentra el meollo del asunto: no es lo mismo gobernar que aspirar a gobernar. ¿Cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político que las cosas “ahora” sí cambiarían?, ¿cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político que éste no es igual a los anteriores porque, indiscutiblemente, es diferente?, ¿cuántas veces no habremos escuchado expresar a un político aquella cantaleta que refiere que de llegar al poder jamás se olvidaría de sus promesas de campaña? Efectivamente, la inmensa mayoría de mexicanos en edad de votar, con mucha seguridad, en algún momento de sus vidas, habrán escuchado estas y otras arengas. Y qué pasó después, es decir, qué sucedió con aquel político que llegó al poder con una inmensa carga de promesas sobre sus hombros: nada o casi nada; sencillamente olvidó aquello que prometió y la cosa se fastidió. Triste realidad; penoso sistema político mexicano.

Y bueno para entrar en materia, en días pasados, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, entregó al Congreso de la Unión el paquete económico 2021, mismo que está integrado por tres documentos: los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF21). En este último, como parece obvio, se hacen latentes, aquellos incrementos y disminuciones que habrán de tener diferentes programas que, en el ámbito educativo, son fundamentales para atender a los sectores más vulnerables de la población infantil. De hecho, llamó mi atención que, precisamente, 13 programas educativos ya no recibirían financiamiento gubernamental o, lo que es lo mismo, estarían en riesgo de desaparecer por esta misma situación. Tales programas son: el de escuelas de tiempo completo, el de formación y certificación para el trabajo, el fortalecimiento a la excelencia educativa, el de expansión en la oferta educativa en educación media superior y superior, el de la carrera de los docentes, el de desarrollo de aprendizajes significativos de educación básica, el de convivencia escolar, el de atención a la diversidad de la educación indígena, el de atención educativa de la población escolar migrante, el de evaluaciones confiables de la calidad educativa y difusión oportuna de resultados, el del sistema de información y gestión educativa, el de reconstrucción, y el de formación de recursos humanos basados en competencias. Si, así como lo leyó usted, estos son los programas que, según el proyecto de presupuesto presentado por el Secretario de Hacienda, dejarían de recibir financiamiento gubernamental. La razón por la que se dejaría de financiar dichos programas no es clara, de hecho, la SHCP, alude a que tales razones, están directamente relacionadas con los efectos que ha traído consigo la contingencia sanitaria derivada del Covid-19, además de la drástica caída de la actividad económica del país que, de acuerdo con el Secretario de Hacienda, reflejará una disminución del Producto Interno Bruto (PIB) en, al menos, un 8.8 %. ¿Razón o razones suficientes para que dejen de recibir financiamiento estos programas?, ¿por qué no se revisó y reasignó el recurso para el programa de becas a estudiantes que actualmente está en marcha porque, como bien se sabe, la recepción de esta beca, no significa que se aminoren los problemas que vive el Sistema Educativo Mexicano en su conjunto?

Por lo que respecta a la educación normal, en el mismo PPEF21, se observa una asignación de 20.6 millones de pesos, lo cual representa una disminución histórica del 95.3% puesto que, en el 2020, se le asignó una cantidad de 440.7 millones de pesos. En este sentido no debe olvidarse que, precisamente en el 2020, el Subsistema de Normales, también se vio afectado con los recortes presupuestales que la misma SHCP proyectó para ese año. No obstante, el Congreso de la Unión rectificó, y la asignación quedó en las cifras que he proporcionado.

En datos concretos, la asignación de poco más de 20 millones de pesos a la educación normal en el PPEF21, significaría entregar a cada estudiante normalista la cantidad de 229 pesos anuales en 2021. ¿De qué manera se pretende fortalecer a las escuelas normales si, para acabar pronto, con el presupuesto asignado muchos de sus programas académicos y de gestión se verían afectados por tales cuestiones?, ¿de qué manera el presidente pretende cumplir con una promesa de campaña si, para acabar pronto, los 229 pesos proyectados no son suficientes para que los estudiantes reciban una educación de excelencia como él lo había prometido?, ¿de qué manera se pretende fortalecer a las escuelas normales quienes, por décadas, fueron sometidas al olvido?, ¿de qué manera se pondrán en marcha las acciones que derivaron de las aportaciones que los más de 200 Delegados Nacionales Normalistas formularon en el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales en 2019?, ¿de qué manera la Dirección de Educación Superior para Profesionales de la Educación pondrá en marcha proyectos para beneficio de los más de 90 mil estudiantes normalistas inscritos?, de qué manera los profesores normalistas podrán cumplir con las tres áreas sustantivas que, como Instituciones de Educación Superior, tienen que desarrollar en sus respectivas centros educativos? Sí, de qué manera comprender que las promesas de campaña difieren de los hechos. ¿Un asunto de pandemia?, no lo creo, repito, el año pasado SIN PANDEMIA, se proyectó un recorte importante para la educación normal que se brinda en México.

Esperamos que los representantes del Congreso de la Unión hagan su trabajo y, verdaderamente, se preocupen y ocupen en reconsiderar estas disminuciones y faltas de financiamiento a ciertos programas que, como decía, son favorables para ciertos sectores de la población que más los necesitan. Esperamos pues, que el mismo presidente recuerde esas arengas expresadas en Guelatao, a cientos de maestros que estuvieron presentes porque, si bien es cierto que el normalismo mexicano es un ente imperfecto que puede perfeccionarse gradualmente, éste podría sufrir el mayor atraco que la historia haya registrado si es que se aprueba el PPEF21.

Al tiempo.

Fuente: https://profelandia.com/el-presupuesto-2021-un-atraco-para-el-normalismo-mexicano/

Comparte este contenido:

Un paseo por París con los libertarios anticuarentena

Por: Eduardo Febbro

Es un grupo hostil a los políticos e insensible a las cifras de muertos por el virus.

Para los antibarbijo los gobernantes ”prefieren sacarnos la libertad y a cambio perder dinero», sostienen sentados en la terraza de un café, frente a comercios vacíos a raíz de la pandemia.

Desde París

Aquel día Florian gritó como nunca. En la Place de la Nation, con megáfono en mano, vociferó hasta extenuarse: “la máscara es la puerta de entrada a la dictadura mundial”. Ese 29 de agosto de 2020 no había más de 300 personas a su alrededor, todos contra el uso obligado de los barbijos embriagados en el grito “Liberté, Liberté”. La policía puso 126 multas por no llevar la máscara puesta, pero los rivales del tapabocas sentían que ya eran millones. La crisis del coronavirus movilizó a una amplia zona de la sociedad tradicionalmente hostil a las élites, poco creyente en las instituciones del Estado, recelosa ante los partidos políticos, hipnotizada por las redes sociales, sensible a las teorías complotistas y con una inclinación muy marcada a las actitudes libertarias.

Antibarbijos por excelencia

Casi todos se encontraron dentro del militante sector que refuta la pertinencia de la cuarentena, la eficacia de las máscaras y, globalmente, todas las medidas sanitarias adoptadas desde mediados de marzo. Son los anti máscaras por excelencia. Aunque hubo algunas agresiones, no queman barbijos ni agreden cobardemente a periodistas sin defensa como en la Argentina, ni se proponen tomar el edificio del Reichstag como ocurrió en Alemania.

 Odian a los periodistas y participan, en cambio, en el impetuoso debate sobre el dispositivo sanitario a través, sobre todo, de las trincheras de las redes sociales y de los medios que los invitan. Hay figuras públicas muy conocidas, así como varios líderes del movimiento de los chalecos amarillos que hizo tambalear al país en 2018 y 2019. A ellos se le suman otras personalidades que surgieron en los últimos meses. Gérard y Nicole Delépine son hoy dos emblemas de la militancia contra el tapabocas. Nicole es una oncóloga pediatra y Gérard un cirujano ortopédico, ambos jubilados y ya mega famosos. Al igual que todos aquellos que denuncian la “dictadura sanitaria”, sus argumentos caben en cinco principios: el confinamiento no ha servido para nada, los tapabocas son inútiles, la cloroquina es el único tratamiento eficaz contra la covid-19, no habrá segunda ola porque la epidemia ya pasó, la pandemia es una excusa para modificar el mundo, amordazar a los individuos e instaurar una nueva tiranía global.

La realidad de las cifras, la experimentación de tratamientos fallidos (Didier Raoult), los estudios comparativos, el cruce de datos y el incremento constante de la contaminación contradicen severamente sus argumentos. Sin embargo, nada los inmuta. Con tanta fortaleza como ternura, Nicole Delépine exhibe un montón de hojas con curvas comparativas y datos mientras dice a PáginaI12: “hemos atravesado una inmensa manipulación. El virus es un peligro mítico y las máscaras un bozal para que nos callemos la boca”. Julien y Martine son mucho más jóvenes (30 años), pero no menos persuadidos de que toda esta situación no es más que un “proyecto del Estado para someternos”. Julien es ingeniero en mecánica avanzada y Martine, su compañera, traductora del alemán al francés.

Figuras públicas militantes

Jean-Marie Bigard es uno de los cómicos más famosos de Francia. En su página de Facebook (un millón y medio de seguidores) explicó que la máscara resultaba tanto más incongruente cuanto que si el olor de una ventosidad pasaba a través de un jean, ”entonces el virus podía atravesar el tapabocas”. Maxime Nicolle, uno de los líderes de los chalecos amarillos, expuso los mismos argumentos en la televisión y en un video subido a Twitter, pero con el humo de un cigarrillo como ejemplo: fumó y mostró que, si el humo pasa por la tela, eso prueba que “el virus también traspasa la máscara”.

En contra de lo que se podría pensar, este club está compuesto por sectores sociales de niveles elevados. La fundación Jean-Jaurés publicó el 7 de setiembre un estudio sobre los antimáscaras y sus características sociodemográficas. ”63% son mujeres con un alto nivel educativo. Los ejecutivos y profesiones intelectuales superiores representan 36% de los opositores cuando solo constituyen el 18% en el conjunto de la población francesa. Al contrario, los obreros y los empleados representan 23% de los anti máscaras, o sea, la mitad de su peso real en la población francesa”. En Francia, 64% de la sociedad respalda el uso de los tapabocas, incluso en los lugares públicos abiertos.

PáginaI12 le propuso a Martine y Julien un paseo en inmersión por lo real. La cita se fijó en la esquina del Boulevard Saint Germain y Saint Michel con la idea de caminar por Saint Germain hasta la Rue des Saints-Pères. Esos casi dos kilómetros recorren una de las zonas más turísticas de París, las boutiques de lujo y cafés célebres como Le Deux Magots, Le Flore et Le Bonaparte. Los turistas deambulan como mariposas perdidas. Esta vez no hay nadie. Los comercios están vacíos y solo se salvan los cafés con amplias terrazas. Entramos a un par de boutiques para averiguar precios y entablar la conversación y conocer las consecuencias de la pandemia. Las respuestas fueron similares: entre 60% y 70% menos de ventas, personal cesado y amenaza de cierre. Nos sentamos en la terraza de la brasserie Le Rouquet y enseguida surgió la pregunta: “¿ ustedes creen realmente que el liberalismo está dispuesto a paralizar su sistema, perder dinero, cortar los intercambios y el consumo ?”. Para ellos, no caben dudas: ”prefieren sacarnos la libertad y a cambio perder dinero. Mientras tanto, con el pánico artificial que generan se preparan con leyes y trampas para intervenir las sociedades. Nos quieren convertir en corderos”, dice Martine. Al grupo se suma Florian, el joven de 32 años que participó en la manifestación contra las máscaras. Dice más o menos lo mismo: ”la pandemia ha terminado (7.000 contagios en un día), pero siguen y siguen dando cuerda en los medios serviles y mentirosos”. La doctora Delépine completa esa idea y asegura: ”las máscaras carecen hoy de todo sentido. Sólo sirven para expandir el miedo, paralizar la población y bloquear la reflexión. La máscara se ha convertido en un símbolo de la tiranía del poder y de la sumisión de los individuos”.

La encuesta de la Fundación Jean-Jaurés sitúa a los antimáscaras en todo el abanico político con una mayoría de 46% hacia la derecha y 36% hacia la izquierda. Varios rasgos mayoritarios identifican a los antimáscaras: rechazo a las instituciones o falta de confianza en ellas (apenas 6% cree en la institución presidencial), incluidos los hospitales, no se reconocen en la oposición izquierda-derecha (61%), sólo 14% cree en la prensa escrita, 2% en la televisión pero son 60% en tener confianza en los medios en línea y 51 en las redes sociales (78 % se informa por medio de internet contra 28% para el conjunto de la población del país). Su adhesión a las tesis complotistas es otro rasgo. 90% de los encuestados afirman que el Ministerio de Salud es un cómplice de la industria farmacéutica para ocultar la realidad sobre la nocividad del virus. Como lo resume el informe, los antitapabocas están impregnados en la idea de que las máscaras “están destinadas a testear a la población y serían el anunciador de la instauración de un nuevo orden mundial sin ninguna libertad para los ciudadanos”.

Los antimáscaras se alimentan en el seno de la llamada “burbuja cognitiva”, es decir, las redes sociales donde no circula ninguna opinión divergente y donde todo debate contradictorio está excluido. A los poderes públicos les preocupa lo que vendrá después: el 94% confirma que no aceptará que lo vacunen contra la covid-19 cuando se descubra la vacuna. Los ortodoxos de la libertad son insensibles a cualquier argumento científico, a los testimonios de médicos y enfermeros, al escalofriante tendal de muertos que ha dejado la pandemia y al hecho de que ellos mismos, escuderos del libre arbitrio y la soberanía, son objeto de una manipulación tan grosera como interesada por parte trolls, diseñadores de fake y científicos cuya credibilidad hace rato que es una broma siniestra.

Fuente e imagen: https://www.pagina12.com.ar/290994-un-paseo-por-paris-con-los-libertarios-anticuarentena

Comparte este contenido:

¿Es necesaria la decolonialidad para el pensamiento crítico?

Me han preguntado si es necesaria la decolonialidad para el pensamiento crítico. Mi respuesta inmediata es sí, aunque necesitemos aclarar algunas cuestiones.

La decolonialidad, ciertamente, no es la única vía para hacer pensamiento crítico. Al final todos los caminos nos conducen a la necesidad de transformar el orden vigente, cualquiera sea su nombre.

La decolonialidad enfatiza en la matriz colonial de muchos de nuestros problemas. Con ello, resalta la necesidad de leer a nuestros pensadores en nuestros contextos y reflexionar a partir de nuestra realidad.

Esto no es nuevo. Sin embargo, quedarse allí podría generar un nuevo dogma, etnocéntrico y aun chovinista. Esto demanda dialogar con otras miradas, en busca de las consecuencias del colonialismo más allá de éste.

La decolonialidad tampoco es un bloque monolítico ni tiene el monopolio de la crítica.  Tan solo — pero no menos — imprime criticidad al debate al poner en su centro más de quinientos años de exclusión.

Hoy, cuando encaramos las consecuencias de las desigualdades y la destrucción de la naturaleza, la crítica hecha en el arco de tiempo de lo colonial a acá nos permite bucear en el fondo de los problemas. De lo contrario quedamos enchufados a una matriz reproductora de cambios cosméticos.

Las desigualdades de hoy son el resultado de siglos de “colonialidad del poder”, como diría Aníbal Quijano. El progreso de esta modernidad capitalista generó las desigualdades de los seres humanos entre sí y en su relación con la naturaleza.

Progreso y desigualdad son dos caras de una misma moneda. La decolonialidad cuestiona el discurso lineal y triunfante de la modernidad capitalista.

Este modo moderno de ser, estar, pensar y actuar en el mundo mantiene en vilo la existencia de la vida en el planeta desde hace al menos cinco siglos. La decolonialidad es necesaria para encarar los problemas producidos por la modernidad capitalista, tanto política como epistemológicamente.

Así contribuye a que el pensamiento crítico se concentre en los problemas de fondo. Desde allí nos planteamos con Enrique Dussel la centralidad de reproducir la vida o, como diría Agustín Lao-Montes, las condiciones de posibilidad de un vitalismo radical. Es en ese sentido que la decolonialidad es necesaria para el pensamiento crítico.

Fuente: https://rebelion.org/es-necesaria-la-decolonialidad-para-el-pensamiento-critico/

Comparte este contenido:

Argentina: frenar la reforma judicial, a cualquier precio

Por: Atilio A. Boron

 

Asombra constatar la actitud de muchos observadores de la vida política argentina así como de buena parte de la gente del común cuando dicen no entender las razones por las cuales la clase dominante y su expresión política (el macrismo, en cualesquiera de sus variantes o re-encarnaciones), la oligarquía mediática y el grueso de la magistratura se oponen frontalmente a la reforma judicial. ¡Cómo puede ser, si es evidente que la Justicia no está funcionando adecuadamente en este país! ¿Cómo oponerse a su reforma, para mejorarla y ofrecer las garantías del debido proceso a toda la población? Hundiendo un poco el escalpelo en la gruesa capa de la retórica leguleya y pseudoconstitucionalista empleada por sus opositores lo cierto es que para la clase dominante y sus aliados en los medios y en el Poder Judicial la justicia está funcionando muy bien. Ha servido de protección y de cobertura para asegurar la impunidad de muchos delitos y crímenes; negociados escandalosos y fraudes monumentales en contra del fisco (como el de Vicentin en fechas recientes) que contaron con el silencio o la pasividad cómplice de los oligopolios mediáticos de Clarín y La Nación  y sus opinólogos. ¿Por qué razón los beneficiarios de esta escandalosa corrupción de la Justicia podrían apoyar una reforma que ponga fin a sus tropelías? Se comprende que guiados por sus intereses su conducta racional sea oponerse por todos los medios a la reforma, evitar que el tema se ventile ante la opinión pública y procurar por los muchísimos medios de “confusión de masas” de que disponen suscitar una respuesta negativa de la población ante la iniciativa reformista.

Los problemas del Poder Judicial en la Argentina son apabullantes. La causa del atentado a la AMIA tiene 26 años y aún está a la espera de una sentencia definitiva. La causa ACINDAR, que investiga delitos económicos, lleva diez años encajonada en los recintos del Poder Judicial sin que pase a Juicio Oral. La causa Correo Argentino (que, como sabemos, involucra a la familia del ex presidente) “tramita” sosegadamente  en los tribunales hace ya 19 años La mayoría de las personas detenidas y encarceladas lo están sin sentencia firme. El caso escandaloso de Milagro Sala, más de mil días privada de su libertad, es el más conocido pero está lejos de ser la única presa política o persona que sufre una prisión preventiva en nuestro país. En cambio, la causa de “la noche del Apagón” que incrimina de modo irrefutable a Carlos Pedro Blaquier y su socio Alberto Lemos, dueños del jujeño Ingenio Ledesma en Jujuy y que produjo la desaparición de 38 personas dormita  en los escritorios de la Corte Suprema  hace ya cuatro años. El listado de violaciones al Estado de Derecho en la Argentina sería interminable.  El caso de los Panamá Papers que involucraba al presidente en ejercicio, Mauricio Macri, fue escamoteado ante los ojos de la opinión pública por una alianza corrupta entre el Poder Judicial, la “prensa independiente” y parte de la dirigencia política. Lo mismo con la anomalía de un presidente como Macri que asume su función a pesar de estar procesado por la Justicia, que rápidamente enmendó ese “error”. O que intentó designar a dos jueces de la Suprema Corte por decreto, sin que hubiese un clamor de los miembros del Poder Judicial ante semejante atropello. Sólo la indignación de la opinión pública pudo obligar al presidente a revertir su decisión y avanzar por la vía constitucional enviando sendos pliegos al Senado de la Nación. Pero lo curioso del caso no es que allí finalmente se hayan aprobado las designaciones sino que los candidatos –Carlos Rosenkrantz y Carlos Rosatti- consintieran, para su perpetuo deshonor, que el presidente actuara de forma abiertamente contraria a los preceptos constitucionales.

La justicia argentina adolece de un pecado original: en los inicios de la transición democrática se decidió convalidar a los nombramientos efectuados en la Justicia Federal y Nacional por la dictadura cívico-militar. Según el constitucionalista Eduardo Barcesat cerca del 90 por ciento de jueces y fiscales designados durante la dictadura fueron ratificados en sus cargos por el jaqueado gobierno de Raúl Alfonsín.[1] Barcesat señala que fue esta insalubre continuidad del personal que administra la justicia en la Argentina la que permitió frenar “la vigencia de la Ley de Medios Audiovisuales, la que ha resistido en lo posible el enjuiciamiento de las responsabilidades del terrorismo de Estado, que ha violentado las normas y protocolos respecto a la violencia de género y el aborto no punible … y que jamás tuvo una palabra en defensa, ni de las instituciones  ni de los derechos humanos.”

La oposición a cualquier reforma que atenúe, ni hablemos de suprimir definitivamente, atenúe decíamos los nefastas alcances del “lawfare” será por lo tanto absolutamente intransigente. Para ello sembrarán mentiras a diestra y siniestra. Como por ejemplo decir que la reforma está hecha “a medida” de Cristina Fernández cuando ninguna de sus provisiones contempla la posibilidad de remover al personal del Poder Judicial que entiende en sus causas. Así lo afirma Horacio Verbitsky cuando asegura que “la palabra presidencial y el texto del proyecto no dejan dudas respecto de la continuidad de todas las causas ya iniciadas ante los mismos jueces que las tienen ahora, con lo cual ningún alivio podría esperar Cristina de esa reforma.”[2] Esa continuidad está también garantizada para quienes entienden en las múltiples causas de la megacorrupción del macrismo, y en la cual sobresale la “Mesa Judicial”, tal vez la más bochornosa violación de la separación de poderes que conozca la historia argentina. Sin embargo, esta aberración que hizo que Juan B. Alberdi se revolviese en su tumba, pasó desapercibida para los sedicentes campeones (y campeonas) del republicanismo argentino. Y aquélla es apenas la punta del iceberg de la corrupción de la Justicia. Recordemos que utilizaron jueces y fiscales para hacer operaciones políticas y “apretar” a opositores con amenazas de encarcelamiento, todo con el apoyo logístico de los servicios de inteligencia, la complicidad de los grandes medios y de los autoproclamados “custodios de la república”.

Por eso quienes se benefician de esta situación de la Justicia, cuyo jefe imitó al Emérito Rey de España y se ausentó del país, están desesperados por frenar el avance de la Reforma Judicial. Una reforma que es un paso importante aunque, a mi modo de ver, todavía insuficiente. Pero es un avance, entraña una mejoría. Por eso la respuesta de los “defensores de la república” no es discutirla sino abortarla. No sólo eso: el “triángulo de las Bermudas” en el cual puede naufragar la democracia argentina y que está compuesto por jueces y fiscales corruptos, medios corruptos y la derecha corrupta ya se ha puesto marcha en una ofensiva multidimensional cuyo objetivo de máxima va más allá de detener el tratamiento de la reforma sino provocar el derrumbe del gobierno de Alberto Fernández. Sólo espíritus de una gran ingenuidad pueden ignorar esta ominosa realidad. La “guerra híbrida” de amplio espectro tiene en los medios su artillería de vanguardia para debilitar las defensas enemigas y ganar el favor de un sector de la opinión pública. Los descerebrados que desafiaron el Covid-19 este 17 de Agosto, infectándose entre ellos pero diseminando el contagio en proporciones que en pocos días más podremos calibrar, demuestra que hay una población predispuesta a creer cualquier mentira que refuerce su odio visceral al peronismo y a todo lo que huela a izquierda, progresismo o populismo. Y que hay un liderazgo de la derecha capaz de instigar conductas criminales como las del 17-A que podrán causar la muerte de muchas personas. Pero estos daños colaterales están en los cálculos de la derecha. Son inevitables si se quiere mantener el imperio de la impunidad para la hoy acéfala camarilla que gobernó entre 2015 y 2019. Tal objetivo requiere pisotear toda norma o escrúpulo moral que se interponga ante su claro designio y ante su proclamado proyecto de recuperar el gobierno a cualquier costo. No van a esperar hasta las próximas elecciones y apelarán a la violencia. Esta no sólo es física sino que se manifiesta de muchas formas: verbal, en las pancartas, o en los titulares y zócalos de los medios, o la violencia que exuda en los supuestos análisis de embusteros disfrazados de periodistas, o en la extensa serie de notas “humorísticas” que no sólo se mofan o insultan al presidente sino que degradan la propia investidura del jefe de estado. Pero para los adoradores y beneficiarios de los privilegios que otorga el mercado el desprestigio de la presidencia o de la jefatura del Estado es irrelevante. En suma: esta coalición no va a esperar hasta las próximas elecciones. No cree, nunca creyó, en las elecciones de la democracia. Y eso exige que el gobierno y el Frente de Todos tomen conciencia que se les ha declarado la guerra. Guerra no convencional, “guerra híbrida”, de “quinta generación”, como quieran llamarla,  pero guerra al fin. Desconocer esta triste realidad o confiar en el apaciguamiento de los revoltosos mediante el diálogo es una peligrosa ilusión,  que desemboca fatalmente en el suicidio político.

 

[1]  Cf. Eduardo Barcesat, “Sobre la necesidad de una reforma judicial en nuestro país”, en Revista del CCC/ Primera Época, Nº 18, Mayo-Agosto 2013. Accesible en:  https://www.centrocultural.coop/revista/18/sobre-la-necesidad-de-una-reforma-judicial-en-nuestro-pais

[2] En “Los locos del martillo”, en El Cohete a la Luna, 2 de Agosto del 2020, accesible en https://www.elcohetealaluna.com/los-locos-del-martillo/

Fuente e imagen:  https://atilioboron.com.ar/argentina-frenar-la-reforma-judicial-a-cualquier-precio/

Comparte este contenido:

España: Las comunidades endurecen sus medidas contra la COVID-19 y Castilla y León se abre a pedir un estado de alarma regional

Sofía Pérez Mendoza/eldiario


Algunos gobiernos autonómicos, como Euskadi este martes y Castilla- La Mancha el próximo viernes, van más allá de las restricciones acordadas con Sanidad por su situación preocupante de contagios o para evitar se llegue a una coyuntura crítica.

Las comunidades autónomas están poniendo en marcha medidas extra para contener el avance de una segunda ola epidémica. Nuevas limitaciones que desbordan, en casos como Euskadi, las acordadas entre el Ministerio de Sanidad y todos los gobiernos regionales «por unanimidad» el pasado viernes: la prohibición de fumar si no se mantiene la distancia de dos metros o el cierre de los locales de ocio nocturno

 

Mientras las comunidades, competentes en materia sanitaria desde el fin del estado de alarma, van haciendo efectivas estas restricciones acordadas en el Consejo Interterritorial a través de decretos –ya lo han hecho Castilla y León, Comunitat Valenciana, Aragón, Catalunya, Extremadura, Asturias, Andalucía o Baleares– algunas toman la avanzadilla con otras soluciones por su situación preocupante de contagios o para evitar que se alcance una coyuntura crítica como la vivida en la primera ola. Castilla – La Mancha aprobará el viernes un «duro» paquete de medidas, según ha anunciado su presidente Emiliano García-Page, y Castilla y León se abre a declarar un estado de alarma regional si los datos empeoran. El Ministerio de Sanidad registraba este martes 5.114 nuevos casos de coronavirus. Madrid, con 1.619 es la región con más contagios, seguida de Andalucía, Aragón, Catalunya y Euskadi.

Euskadi: estado de emergencia sanitaria

Euskadi tiene la tercera incidencia más alta de COVID-19 en España. 140,7 casos por cada 100.000 habitantes, según los últimos datos de Sanidad. El Gobierno vasco declaró el lunes la emergencia sanitaria ante la llegada de unos niveles cercanos a la etapa de confinamiento que han dado un respiro en los dos últimos días. El territorio rebasó el miércoles y el jueves de la semana pasada el medio millar de contagios al día, una cifra que no se repetía desde el 31 de marzo (aunque entonces se hacían muchas menos pruebas), con especial incidencia en Bizkaia, con 400 positivos en 24 horas. Las cifras levantaron las alarmas del lehendakari, que ha recurrido por segunda vez a la herramienta jurídica de la emergencia sanitaria para hacer frente a a situación. La primera fue el 13 de marzo tras decretar el cierre de los colegios y en la víspera de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez declarara el estado de alarma.

Este martes, el Gobierno de Urkullu presentaba las nuevas medidas: restricciones importantes en la hostelería, aforo del 60% en las piscinas, cierre de las lonjas juveniles y un tope de diez personas para los grupos, sea en bares o restaurantes o también, como novedad, en la vía pública. La consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, ha advertido que el marco jurídico permite adoptar más medidas y más duras si aparece un brote porque el Gobierno vasco tiene el «mando único».

Algunos gobiernos autonómicos se han topado con la justicia al intentar activar confinamientos quirúrgicos, reducir horarios en establecimientos o limitar las reuniones. Con las directrices de Sanidad habría, en principio, un marco más homogéneo ante la cascada de decisiones judiciales contradictorias que han limitado algunas de estas medidas en las últimas semanas. Estas once medidas acordadas el viernes deben adaptarse al ordenamiento jurídico de cada comunidad.

Castilla La-Mancha: medidas «muy duras» y denuncias de oficio a los incumplidores

Castilla-La Mancha avanza también medidas «exigentes» a partir de este viernes, cuando el Gobierno de Emiliano García- Page tiene previsto aprobar un decreto que oficialice la prohibición de fumar, de hacer reuniones de más de 10 personas en bares, el cierre del ocio nocturno y las limitaciones horarias a la hostelería hasta la 1.00. Todas medidas consensuadas con Sanidad en el Consejo Interterritorial del pasado viernes.

En la normativa se incluirán, además, restricciones adicionales que aún no se conocen y que Page quiere acordar con los sectores afectados. Además, el presidente autonómico está explorando las posibilidades jurídicas para denunciar de oficio, como autoridad sanitaria, a las personas que no siguen las normas o no cumplen el aislamiento y ha encargado un estudio que confirme la viabilidad legal de esta iniciativa. La región fue una de las más golpeadas por la Covid-19 en la primera ola y teme un segundo mazazo. Los contagios se han ralentizado respecto al fin de semana, cuando rebasaron los 500. Este martes se han notificado 138. El Ejecutivo regional ya ha ordenado el cese de la actividad no esencial de una localidad albaceteña, Villamalea, donde entr e el sábado y el domingo los casos se multiplicaron de 4 a 31 por un brote.

Castilla y León valora un estado de alarma regional

En Castilla y León, también en la meseta, el Gobierno de PP y Ciudadanos abre la puerta a declarar un estado de alarma regional si la situación empeora. Lo avanzaba el vicepresidente autonómico, Francisco Igea. «Somos la decimotercera comunidad en incidencia acumulada», ha dicho Igea, que ha recordado que las medidas irían encaminadas a no volver a la coyuntura límite de marzo y abril. Soria y Burgos son las provincias con más casos por 100.000 habitantes, seguidas de Valladolid y Salamanca, a fecha 9 de agosto.

La región fue, junto a Madrid y Barcelona, el territorio que más tardó en desescalar por su especial incidencia y en la nueva normalidad la Junta ha solicitado autorización judicial para confinar dos municipios vallisoletanos, Íscar y Pedraja, y ahora también Aranda de Duero, donde los tribunales acaban de ratificar una prórroga de las restricciones hasta el viernes para cumplir los 14 días de aislamiento. El informe de Salud Pública remitido al Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Burgos señala que de los 605 casos confirmados, sólo 201 están asociados a alguno de los 50 brotes identificados. Hay 404 casos en los que no se ha encontrado el vínculo epidemiológico, lo que hace «precisa la prórroga», según la magistrada.

Madrid, en el punto de mira

La Xunta de Galicia y la Generalitat Valenciana fueron las primeras en decretar confinamientos selectivos en zonas concretas. A principios de julio se establecieron limitaciones la movilidad en Burela y el área de A Mariña (Galicia) y también en la comarca del Segrià (y su capital, la ciudad de Lleida) para atajar los contagios que lograron reducir la expansión del virus y cortar, en el caso de Catalunya, la subida exponencial. El Gobierno de Feijóo se anticipó a la decisión unánime de todas los gobiernos regionales para impulsar la prohibición de fumar y clausurar el ocio nocturno. Esta última medida se hizo efectiva ya la semana pasada en nueve ayuntamientos del área sanitaria de A Coruña, donde se concentraron el 60% de todos los casos de coronavirus de la región tras duplicarse los casos en las dos primeras semanas de agosto.

Madrid, la región que hoy está en el punto de mira por ser la que acumula más contagios en la última jornada, implementará las nuevas limitaciones acordadas por Sanidad esta semana –con cierto retraso respecto al resto de comunidades– y no descarta medidas más estrictas si empieza a haber síntomas de sobrecarga de los hospitales. Ya hay ingresadas 963 personas en los centros madrileños por el coronavirus y este martes se ha situado a la cabeza de nuevos contagios, con 1.619 nuevos. Más de 700 en las últimas 24 horas.

Artículo elaborado con la información de Iker Rioja, Alicia Avilés y Alba Camazón.

Fuente e imagen: https://www.eldiario.es/politica/comunidades-endurecen-medidas-covid-19-castilla-leon-abre-pedir-alarma-regional_1_6170217.html

 

Comparte este contenido:
Page 25 of 55
1 23 24 25 26 27 55
OtrasVocesenEducacion.org