Edadismo: políticas de cuidado y pobreza

     Autora: Rose Mary Hernández

       El envejecimiento es uno de los retos de vida más difícil a los que se enfrentan las personas en  cualquier contexto, en especial para quienes que son dependientes, con limitaciones de autocuidado  o que se encuentran en condiciones de pobreza y no tienen apoyo de familiares o cercanos, así como  tampoco gozan de garantías de sistemas de seguridad social o asistencia sanitaria.  

     Reflexionar en torno al edadismo desde las políticas de cuidados y pobreza en Venezuela, caso  puntual en personas de tercera edad, implica puntualizar lo siguiente: 

    La protección a de personas adultas es dada en un primer momento por el autocuidado que cada  quien puede brindarse cuando se encuentra en condiciones de buena salud física y emocional, en  otros casos, por un vínculo de afecto que miembros de la familia le otorga a progenitores que lo  ameritan o por el agradecimiento y la solidaridad de terceros, sin embargo, también es cierto que,  muchas veces, las personas ancianas se encuentran en un absoluto estado de abandono y soledad  y, que es responsabilidad del Estado la creación y aplicación de políticas públicas que tributen al  amparo y la provisión de los requerimientos básicos universales relativos a los cuidados y las  contingencias de vejez o de la dependencia. 

      Si bien es cierto que la política a favor de la adultez mayor desde la perspectiva legislativa está  contenida en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su Artículo 80, donde el  Estado en armonía con la familia garantiza el derecho y la protección del último período de la vida  al igual que en la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social, la cual estipula el bienestar como  factor elemental para las y los ancianos, también es cierto que, a pesar de esta procuración en ordenamientos jurídico y programas sociales de beneficio a la longevidad, su cobertura no tiene el  impacto necesario que amerita. 

       En orden político vivimos en un descontrol desmedido. Las adversidades y la lucha por llegar al  poder o por mantenerse en el mismo ha desatado una crisis de gobernanza con una polarización  nacional extrema, sin logro de entendimiento, la intervención extrajera se suma desde los intereses  por el dominio geoeconómico nacional, el bloqueo, las sanciones, el robo exacerbado del erario  público, el desinterés por la inversión en las instituciones públicas, la mala voluntad de quienes  gobiernan, entre otros aspectos dañinos, se han conjugado para el deterioro progresivo de la calidad  de vida. 

     Un ejemplo está en el hecho de que, según el Programa Mundial de Alimentos de la Organización  de las Naciones Unidas en el año 2020, tiempo de pandemia “más de 9,3 millones de venezolanos  sufren de inseguridad alimentaria de moderada a grave, cifra que representa a un tercio de la  población”. Acercando la situación al tiempo presente, para el 2023 se devela un escenario mucho más caótico desde el estudio desarrollado por el economista Arthur Okun con base  en indicadores de inflación, pobreza y empleo, donde se posiciona a Venezuela como la  segunda economía «más miserable» del mundo. 

      El tema de la no correspondencia con preceptos de un gobierno socialistas, al menos desde los  últimos 9 años en los cuales las y los venezolanos hemos experimentado desde la mala gobernanza el quebrantamiento de derechos laborales a través de la aplicación de política regresiva en lo laboral entre lo que se menciona: la desaparición del seguro HCM (Hospitalización, Cirugía y Maternidad) el  desmejoramiento de tablas salariales, la rebaja de pago por prima por profesionalización o como  trabajadores de zonas rurales, el incremento del valor de los servicios básicos, el alto costo de la  canasta básica que para el mes de mayo del año en curso estuvo en 533,29$ dólares según el Centro  de Documentación y Análisis para las y los Trabajadores (CENDA), el salario mínimo anclado en 130  bs que al cambio no es superior a 5,45 dólares al mes, los sueldo de los profesionales en un tope de  50 dólares mensuales en la Administración Pública, la bonificación sin incidencia en sueldos y  salarios y la negativa a firmas de nuevas Convenciones Colectivas que beneficien a las y los  trabajadores, entre otros asuntos, contrasta con situaciones como Cuba, país con 60 años de  bloqueo y un salario mayor que el de Venezuela, o con Haití que a pesar de un PIB inferior a nuestro,  sus ciudadanos gozan de mejor paga, tal como quedó demostrado en el informe de Coyuntura OVE:  Inversión, salarios y condiciones de trabajo de los y las docentes en América Latina (2021) 

      Muy por el contrario, a diario se aprecia en las redes sociales o en las noticias del día, el buen  vivir y los lujos que exhiben altos funcionarios y políticos del partido de gobierno, mientras que al pueblo se le ha llevado a una vida encarecida y en pobreza, sin mayores posibilidades de estabilidad, por lo que tales políticas públicas contempladas y presumidas difícilmente se pueden considerar de  estímulo al bienestar común. 

       El salario deprimido que se goza conduce a una vejez atrapada en el drama y en las necesidades  no cubiertas, incrementando la sumisión y la inestabilidad. La ancianidad se declina en términos de  pérdidas y de carencias a subsanar, que a su vez se convierte en una enfermedad social. Una vez que  se produce el cese laboral por vejez o años de servicios cumplidos en la Administración Pública, los  pagos por prestación de servicios son ínfimos, recibidos a futuro y devaluados. 

      Muy a pesar del cese de actividades (jubilación) la cual ocurre a los 55 años para las mujeres y  60 para los hombres, es posible que las personas se consideren aun actas para prestar su  conocimiento en otras instituciones y poder devengar un poco mas de dinero, no obstante, cuando  les es contratada o dada la oportunidad de incorporarse en trabajos posteriores, debido a sus edades existe una mayor explotación y desprotección en la dimensión laboral , lo que les deja expuestos no  solo a la privación económica, sino también a otros derechos como la salud, posibilidad de pagar  vivienda, recreación, el ocio y descanso, entre otros. De hecho, los seguros médicos que pueden ser  pagados de forma privada no otorgan mayores beneficios de cobertura después de los 60 años. 

    Lo expuesto nos remite a reconocer a la cultura que caracteriza a los sistemas de gobierno  autoritarios, a un Estado patriarcal y a una sociedad machista que margina y maltrata en actos  incoherentes al bienestar social a sus ciudadanos (as), donde lastimosamente las mujeres se  encuentran en mayor detrimento. No sólo debe procurar el cuido de su carga familiar y las labores  domesticas de manera inequitativa, sino que, en la mayoría de los casos son la que menos atención  y más desprecios reciben al entrar a las edades prolongadas donde se les estigmatiza como sujetos  sin derechos. 

      En consecuencia, se hace necesaria impulsar voces y voluntades por la visibilización y atención  a esta problemática que exige el cumplimiento de la estructura de la seguridad social de la base  jurídico-normativo que rige al país, puesto que, no materializan la protección social conducente a  elevar los niveles de vida independiente de la población incluida la de tercera edad.  

   Son necesarias políticas progresivas el envejecimiento en retirada y el envejecimiento activo donde se mire a las y los jubilados como seres útiles. Esto implica además, la implantación de  acciones específicas, y es a partir de herramientas de evaluación que los gestores del gobierno conjuntamente con representación de este sector social deben procurar: consultas geriátricas,  instituciones medicalizadas, el sano ocio y la recreación, asignaciones económicas justas, para que  los cuerpos desgastados por la edad puedan alcanzar niveles de vida digna y el estímulo a la  autonomía personal de las personas dependientes. 

     Para eso es importante luchar contra el desconocimiento, el desinterés y menos precio que se  le brinda a ese sector de la población, lo que se conoce como edadismo. Es imprescindible  trascender la visión convencional de que la vejez es una etapa de lo obsoleto e inservible y considerar  a los cuidados como procesos que permiten y sustentan la autonomía de las personas el mayor  tiempo posible. 

    Nos encontramos ante la necesidad de políticas de inversión que posibilite la vivencia y el  establecimiento de la vejez activa, y sociedades que se transforman para adaptarse a poblaciones  de mayor ciclo vital atendiendo las necesidades y derechos de quienes permanecen trabajando por  más tiempo así como de quienes dejan dejan de estar activos en el mercado laboral. 

Referencias 

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Extraoficial N.36.860. Caracas https://finanzasdigital.com/canasta-alimentaria-familiar-de-mayo-2023-se-situo-en-us-52329/

https://news.un.org/es/story/2020/02/1470101#:~:text=Un%20total%20de%209%2C3,estudio%2 0a%20invitaci%C3%B3n%20del%20Gobierno. 

https://www.diariolasamericas.com/america-latina/venezuela-las-economias-mas-miserables 2023- 

n5326643#:~:text=%2D%20El%20%C3%8Dndice%20de%20la%20Miseria,en%202023%20con%201 64%20puntos. 

Informe de Coyuntura OVE: Inversión, salarios y condiciones de trabajo de los y las docentes en  América (pdf) https://otrasvoceseneducacion.org/archivos/381852 

Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social (2008). Decreto N. 6266. Caracas

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Venezuela: 2da Juntadera Formativa en la nueva era política 2022

El día de mañana miércoles 27 de julio del presente año seguiremos nuestra Juntadera Formativa en el estado Táchira, dónde iniciamos esta propuesta el pasado 20 de Julio en el salón de sesiones Ligia Montoya del Consejo Legislativos fue el epicentro de una valiosa jornada para la plataforma política del movimiento de movimiento Somos Venezuela de la entidad; a través de la secretaria de Formación integral les invitamos a la *2da Juntadera Formativa en la nueva era política 2022* con una clase magistral dictada por el ponente MSC Jorge Forero, titulada *»Análisis de la Coyuntura Geopolítica: Tiempo de Inestabilidad Sistémica, Transiciones y Crisis Organicas*

 la actividad se desarrollará en la casa Steinvort junto a activistas, simpatizantes, responsables de redes y secretarias, asimismo con esta actividad se da inicio a una nueva fase formativa impulsada por el Consejo Político Regional y que cabe destacar que está dentro de nuestra objetivo propiciar espacios para el intercambio de saberes de manera permanente.
 Por esta razón el encuentro será cada miércoles, de forma intinerantes y con diversos ponentes que viene apoyando desde la red de intelectuales del estado, quiénes desarrollaran sus ponencia en marco de los siguientes cincos (5) ejes temático: Geopolítica, Políticas pública, Seguridad, Economía y Frontera, Pensamientos Bolivariano, Ética y ciudadanía.
La Juntadera formativa se convierte en una acción que busca el intercambio, interacción y el encuentro para fortalecer la estructura de nuestro movimiento, donde en esta nueva era se desarrolla un espacio que permita poner la tecno-política al servicio de nuestros Activistas.
 *#SomosTáchira*. 💛🖤❤️ *#SomosVenezuela* 🇻🇪
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Personas con discapacidad, sin respaldo de políticas públicas: UAM

Por:

La lucha de casi ocho millones de personas con alguna discapacidad –que conforman el segundo grupo minoritario de la población en México, después de los indígenas– carece de políticas públicas que atiendan de manera suficiente y con respeto de los derechos humanos las necesidades de ese sector, advirtió el maestro Andrés Moctezuma Barragán, profesor-investigador del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al dar a conocer el proyecto La ventana arte incluyente refirió que la intención es crear un espacio para promover la inclusión social de hombres y mujeres en esa condición y hacer visibles el problema y la cultura al respecto, mediante talleres de diseño de carteles y materiales, de artes escénicas y visuales, video, radio y edición, entre otros.

La iniciativa –desarrollada por un grupo de artistas y ciudadanos interesados en promover un mundo incluyente que considere a aquellos con capacidades diferentes– propone que desde las disciplinas visuales, principalmente, creadores trabajen para hacer visible la problemática social e impulsar la solidaridad y la inserción moral.

También busca provocar la reflexión y la concientización sobre las numerosas situaciones de exclusión social que sufre dicho segmento de la sociedad y las cuales magnifican sus circunstancias.

Por ello es necesario considerar que se trata de “una minoría que es numerosa” y muchas veces no visible por encontrarse recluida, “ya sea por no sentirse aceptada socialmente o por no contar con las mismas oportunidades que los demás”, por lo que hay que convocar a acciones que contribuyan a la aceptación social.

Moctezuma Barragán indicó que La ventana arte incluyente, propuesta instituida como Asociación Civil, nació de la relación con ilustradores catalanes que trabajan en centros para débiles visuales y auditivos, con síndrome de Down, discapacidad intelectual y dificultades de movilidad, entre otras características.

Fuente del Artículo:

Personas con discapacidad, sin respaldo de políticas públicas: UAM

 

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Reforma educativa y educación rural en México

Por: Benjamín Berlanga Gallardo

Hay más educación para el medio rural y menos proyecto de educación rural

Hay cada vez más educación para las zonas rurales, pero hay cada vez menos proyecto o modelo de educación rural. Es más, ya no lo hay. En las dos últimas décadas del siglo pasado la cobertura de la educación preescolar, primaria y secundaria se ha extendido hacia las zonas rurales a través de diferentes tipos de servicios educativos. Desde el inicio de este siglo el mismo proceso se está dando con la educación media superior y superior. La oportunidades educativas para jóvenes de comunidades rurales se han ampliado significativamente (los telebachilleratos, los bachilleratos digitales, los bachilleratos comunitarios, las opciones de escuelas privadas dedicadas a preparar a jóvenes para presentar los exámenes de la SEP, la extensión de preparatorias de las universidades publicas hacia comunidades rurales, así como las ofertas de los CECATI e ICATI) Y lo mismo pasa con la educación superior. Hay una rápida extensión de la oferta educativa en las zonas rurales: las universidades privadas extienden los servicios con diferentes licenciaturas de fin de semana, semi escolarizadas; las universidades públicas crean unidades regionales. La mejora de las vías de comunicación, el alcance de las TIC y el crecimiento de las rutas de transporte hacen lo demás.

Sin embargo, esta extensión de la educación hacia las zonas rurales se ha dado desde la renuncia práctica al proyecto de educación rural, es decir desde la renuncia a la configuración de proyectos educativos específicos que definan una paideia que considere lo rural como forma de vida válida y necesaria y que consideren esa forma de vida como parte de la comunidad política.

Esta es una de las complejidades del cumplimiento del derecho a la educación. El derecho a la educación se sustenta en la aspiración de la universalización de la educación para que todas las personas tengan a lo largo de su vida la posibilidad efectiva de hacer uso de servicios educativos, establecidos fundamentalmente por quien es garante de estos derechos, el Estado. El derecho a la educación como práctica de inclusión social, se sostiene en la idea de que el acceso al sistema de educación normado por el Estado es un logro que permite igualdad de todos y todas, porque asegura que todos y todas tienen las mismas posibilidades de hacer uso de los servicios de educación. Más allá de ello, el cumplimiento del derecho a la educación se presenta como uno de los factores positivos de desarrollo, es decir, del logro de un modo de vida: un sujeto que ha sido educado hasta un nivel y grado determinado, es un sujeto desarrollado y entre más superior resulte ese nivel, más desarrollado resulta y más desarrollado el país en que vive. Sin embargo, el cumplimiento de ese derecho se hace efectivo mediante la universalización de planes y programas, la igualación de las diferencias en perfiles de egreso universales y en aspiraciones de educación que generan una igualación de lo diferente que termina por ser excluyente para muchos, una negación misma de la diferencia y el borramiento de ciertas vidas, la producción social de la ignorancia en el olvido de lo propio y la producción social de la indiferencia.

 

En el siglo XX la educación rural ha transitado de la escuela rural mexicana, a la educación y capacitación técnica agropecuaria, a la desaparición de la educación rural como proyecto cultural

En el siglo pasado se dieron tres periodos significativos en la educación rural a nivel nacional: a) el periodo que va de los 20 a los 50, que tiene como representación paradigmática la “escuela rural mexicana”; b) el periodo de los 60 a los 80 centrado en ambiciosos proyectos de educación y capacitación técnica agropecuaria y en la aparición de propuestas educativas para los campesinos sin potencial productivo, los campesinos pobres, que pronto serán “los pobres” sin más; y; c) el periodo del declive y práctica desaparición del proyecto cultural de educación rural, desde mediados de la década de los 80, que va aparejado a la progresiva extensión de un modelo educativo único y a la ampliación de la cobertura en todos los niveles educativos.

Estos tres hitos de la educación rural son correspondientes o se dan como parte de procesos específicos de articulación de las sociedades campesinas, siempre locales–regionales, en la sociedad nacional, a lo largo del siglo

  1. a) el periodo de incorporación del sujeto social campesino como parte del proyecto de nación entre los 20 y los 50, como resultado de la revolución mexicana y como intento de construir una país que considera a los campesinos como fuerza social, económica, cultural vigente (los saldos favorables del periodo pos–revolucionario);
  2. b) el periodo de “subordinación del trabajo campesino al capital” entre los 60 y los 80 enmarcado en la idea de desarrollo en el que los campesinos aparecen como fuerza subordinada a la lógica de acumulación del capital industrial;
  3. c) el periodo de “borramiento” del sujeto social campesino como productor, como sujeto de la política pública y su construcción cultural como “vida que no merece la pena ser llorada” (J. Butler), a partir de los 80 cuando se da el desmantelamiento definitivo de la unidad de producción campesina y el desplazamiento de productores a consumidores de los campesinos en la economía nacional y a fuerza de trabajo des localizada generadora de remesas.

No hay educación rural porque no hay sujeto rural en la consideración de las políticas públicas

 En la política pública educativa en México no queda nada o casi nada de la educación rural en tanto el sujeto de la educación rural, la campesina y el campesino, no aparecen: han sido borrados o des–habitados en la configuración política, económica, social, cultural del país: hoy hay política pública educativa y otras políticas para los pobres que viven en las zonas rurales, que no es lo mismo que para los campesinos y las campesinas.

En las condiciones actuales y desde la perspectiva del sistema la suerte de los campesinos y campesinas y de los indígenas, está cantada: han de desaparecer como grupo social. No son necesarios, no son importantes: lo que producen no cuenta, no vale; sus culturas son rémoras, arcaísmos innecesarios en tiempos de la modernidad (si acaso para museo, para recuento iconográfico de “los que hicieron la patria”); su presencia, un estorbo en una sociedad que se cree moderna, que se mira a si misma moderna, actual; sus revueltas, innecesarias, sus rebeliones contraproducentes: van en contrasentido de la marcha ineluctable hacia el progreso, la modernidad (¿regresar?, ni para tomar vuelo): la entrada de México a las naciones desarrolladas.

Son los “innecesarios necesarios”. La operación del sistema los hace innecesarios y, al mismo tiempo, necesarios, reconvertidos en otros en el imaginario social. El sistema no los necesita como campesinos y campesinas, pero los quiere y los busca ahora como consumidores: los habitantes de las zonas rurales devenidos “nicho de mercado”. En lo económico se les despoja de su valor como productores (resultan arcaicos, ineficientes, pre–modernos, costosos…) y de su capacidad misma como productores (desgastando y desmantelando sus unidades productivas). En lo social, mediante una inmensa operación cultural–política aparejada a su desvalorización como productores, se les nombra de otro modo: los pobres, pobres sin más: ciudadanos pobres si acaso. Y en esa operación como sociedad nos “cargamos” historias y culturas, pluralidad de modos de vida, de convivialidad y de relación con la naturaleza. Desde allí, el sistema los imagina incorporados a los beneficios del desarrollo y promueve una inclusión ilusoria y frágil: su incorporación a los circuitos de consumo y su ciudadanización política y social–política mediante el acceso a la democracia en el sistema de partidos y social, mediante su participación acotada y controlada en los asuntos públicos locales. Dejarán de ser pobres mediante su propio esfuerzo y mediante la asunción de una ciudadanía social participativa.

En esas estamos: para los campesinos e indígenas este tiempo es el tiempo de la negación y el ninguneo. Es el tiempo de las políticas de inclusión, pero no a partir de sus modos de vida sino desde la negación económica y sobre todo cultural y social, para hacerlos aparecer como los “otros”. ¿Qué “otros”?: los pobres, los que han de engancharse a la lógica del desarrollo para aspirar a dejar de ser pobres.

El perfil de egreso de la reforma educativa borra a los y las campesinas y borra lo campesino, lo rural, como proyecto cultural

 

En la reforma educativa actual (en su versión coherente y completa en términos de diseño, la presentada en 2016) no hay consideración de la educación rural. La educación rural no cabe en la formulación propuesta: no podría caber en un esfuerzo donde lo que se ha pretendido es “atrapar” lo que se denomina dispersión de modelos educativos en un “marco curricular común”; y no podría caber en un planteamiento discursivo y modelador de políticas públicas donde lo campesino ha sido reducido a pobreza rural

Por ejemplo, el perfil de egreso del nivel medio superior en la reforma educativa de 20161 está configurado por 12 rasgos que delinean a un sujeto presentado como un “ciudadano” que:

+ Tiene sentido de pertenencia y amor a México + Favorece la convivencia y el diálogo con respeto a la diversidad + Se preocupa y actúa por el medio ambiente + Valora el arte y la cultura + Colabora de manera constructiva + Se comunica con eficacia + Usa las habilidades digitales + Busca entender su entorno + Piensa de manera crítica + Razona y aplica conceptos numéricos + Comprende y entiende conceptos financieros básicos + Regula sus emociones y cuida su salud.

Sin embargo, estos rasgos del perfil se despliegan en una narrativa que describe a;

+ una subjetividad “amnésica” en su sentido de pertenencia y amor a México, que narrativamente no se sostiene en un ejercicio de recuperación y actualización de la memoria histórica, en un reconocimiento del testimonio de los mayores, en un sentido de transmisión y herencia cultural;

+ una subjetividad de convivencia “epidérmica” que no está elaborada en la configuración de la intersubjetividad sino en la soledad de un individuo que se relaciona con el otro desde la igualdad de derechos, el respeto a la diferencia, el reconocimiento de la diversidad, el reconocimiento de derechos y obligaciones;

+ una subjetividad que se sitúa desde la exterioridad en la relación con el medio ambiente en la que no se significa la pregunta por el cambio de modo de relación con la naturaleza a partir de la reconsideración de la naturaleza como vida;

+ una subjetividad en donde el “nosotros” es trabajo en equipo, colaboración asertiva, resolución de problemas: es momento antes de regresar al si mismo;

+ una subjetividad de comunicación “rasurada”, reducida a la eficacia y eficiencia del uso del lenguaje en la relación con los otros, que no es considerada como capacidad de “presentación” en el mundo con la palabra, como capacidad literaria para elaborar mundo, como donación de la escucha y la palabra para hacer conversación que hace lo común;

+ una subjetividad que hace del entorno dato, registro de información, análisis, formulación de hipótesis y planteamiento de soluciones, conocimiento objetivo y donde no aparee la elaboración de un saber desde las preguntas por de la experiencia de la vida;

+ una subjetividad con un pensamiento crítico acotado, reducido a la identificación y resolución de problemas, desligado de cualquier sentimiento de indignación y de reconocimiento de la injusticia;

+ una subjetividad de la razón técnico instrumental numérica, mensurable, para establecer escenarios, proyecciones, tomar decisiones;

+ una subjetividad que piensa los recursos para vivir como recursos financieros y toma decisiones basadas en el cálculo de riesgos;

+ una subjetividad con una emocionalidad regulada, auto controlada como aspiración de salud, centrada en si misma, en el propio proyecto de vida, en metas personales y en el manejo de sus emociones para enfrentar la adversidad con eficacia.

La reconfiguración tensionante de lo rural

 Asistimos hoy en las zonas campesinas e indígenas a una reconfiguración contradictoria y compleja de las identidades personales y grupales en condiciones que muchas veces parecieran generar conflictos y situaciones dolorosas en las personas y en las relaciones entre las personas. Un dicho se generaliza: “que mi hijo estudie para que no viva tan jodido como nosotros”: la percepción negativa de ser campesino, de vivir así, jodido, como campesino; la búsqueda del progreso personal y familiar fuera del campo. Y lo contrario: el creciente surgimiento de identidades campesinas e indígenas actualizadas a partir de una fuerza de recuperación de lo propio, que se conforman en movimientos sociales a nivel local y regional que marcan camino, que abren senderos con sus proyectos de vida buena, vividos no sin contradicción y problemas.

Hay que hacer una nueva lectura de lo que está pasando desde los sujetos sociales. No hay un proceso de aceptación pasiva y uniforme de aquello que coloca, con diferente modos de violencia simbólica y también física, a los sujetos sociales como sujetos destruidos en la significación social de sus vidas; tampoco hay un proceso de asunción pasiva de las subjetividades mínimas en las que se quiere colocar la valía social del sujeto para ser incluido; lo que hay son procesos complejos, abigarrados, heterogéneos, desiguales, múltiples, en los sujetos sociales a nivel personal y en las formas de colectividad y de diferentes niveles de articulación espacial, de autonegación–aceptación pasiva–producción del dolor–generación de la indignación–de la revuelta, todo al mismo tiempo, en el marco de la producción colectiva de imaginarios deseados de acción que devienen promesa movilizadora de los colectivos.

Hay desde los sujetos en movimiento un cambio que es importante notar y anotar. La lucha por el reconocimiento social de las forma de vida propias, la exigencia del derecho a un reconocimiento como mexicanos y mexicanas desde la especificidad de lo que se pronuncia como propio es una condición generalizada en los modos actuales de emergencia de los sujetos sociales campesinos e indígenas, en la constitución de nuevas subjetividades colectivas que toman la forma de movimientos, organizaciones sociales, re–organizaciones comunitarias. En este sentido, hay que mirar la emergencia de esas subjetividades producidas en las expresiones colectivas en diferentes espacios sociales y de diversos niveles de alcance, no solo como subjetividades organizadas en contra de algo: debemos mirar la potencia que se despliega en la producción de nuevos modos de subjetividad, desde imaginarios novedosos de vida buena elaborados colectivamente en procesos dinámicos, contradictorios, complejos. Son luchas por algo, esfuerzos colectivos por imaginarios de vida buena, por futuros deseados que devienen en promesa que compromete.

La educación rural se hace en la cotidianidad y en lo local: desde abajo en la estructura organizativa de los servicios y en los margenes del sistema educativo

Desde la década de los 80 del siglo pasado, la educación rural se hace en la parte de abajo de la pirámide organizativa de los servicios educativos y se hace en los márgenes, o casi al margen, del sistema educativo nacional: la educación rural está en la práctica cotidiana de miles de docentes que en las comunidades hacen educación y está en las iniciativas locales y regionales, algunas con influencia nacional, de organizaciones campesinas, indígenas y de organizaciones de la sociedad civil.

Desde mi punto de vista la educación rural se juega hoy como resistencia, como configuración de narraciones alternativas a las del sistema educativo nacional. Hay educación rural en todos los niveles educativos. Hay múltiples iniciativas anónimas, locales, cotidianas, que encuentran canales de expresión y presentación de manera esporádica. Son iniciativas personales, compartidas, colectivas, siempre locales, que no reclaman autoría y que sin embargo ganan reconocimiento social allí donde se dan. También hay configuraciones colectivas, institucionales vinculadas a organizaciones sociales campesinas y a organizaciones de la sociedad civil. Por mencionar, hacen educación rural a nivel superior la UNICAM de la CNPA en Zacatecas, Morelos y Michoacán; la UNICEM en Santa María Tlahuitoltepec, la UNISUR en Guerrero, la UCIRED y el CESDER en Puebla, Moxviquil en San Cristobal, El Patronato Pro Educación Mexicano en Guaquitepec Chiapas, la Universidad Ayuuk en Oaxaca, UNITIERRA de Oaxaca y de Chiapas. Hacen educación rural a nivel medio superior las prepas de los maristas en Oaxaca, las de CACTUS, organización fundada en Oaxaca por Betty Cariño, asesinada hace unos años, el Patronato en Guaquitepec, las prepas del Frente Popular de Lucha de Zacatecas, el CESDER, Tamachtini en Puebla, las prepas que tienen su origen en la OIT en Huehuetla en la Sierra Norte de Puebla, por mencionar algunas. Hacen educación secundaria, aun desde antes, el proyecto de telesecundaria vinculada a la comunidad que surgió en el CESDER, Surutato, las secundarias comunitarias de la sección 22 de Oaxaca, el Patronato en Guaquitepec, Tesisili en el municipio de Cuetzalan, las Escuelas Zapatistas en Chiapas, las secundarias en las sierra huichola impulsadas por AJAGI….

La educación rural que se hace desde la cotidianidad y en lo local tiene que ver con la presentación del sujeto negado, con la actualización de la matriz sociocultural y con la participación en la comunidad política desde la forma propia de vida

La educación rural que se plantea y se propone desde abajo de la pirámide organizativa de los servicios educativos y desde los márgenes del sistema educativo, se configura como otra cosa (muchas veces como verdadero proyecto de resistencia o como anomalía) que lo que hay. Desde este lugar la educación rural: no tiene que ver con un problema de cobertura, aun cuando el acceso forme parte de la disputa por la educación; no tiene que ver con un problema de multigrado, aunque tenga que considerarse la organización de las relaciones educativas y de los aprendizajes desde la precariedad; no es planteada como un problema sociológico de educación y trabajo, de educación y pobreza, aunque no hay trabajo y hay pobreza; no es un asunto de derechos, aunque resulta como conquista de un derecho; no es un asunto de inclusión social o de logro de justicia social, sino de afirmación de una forma de vida. Desde esta perspectiva, la educación rural, ante todo:

+ tiene que ver con la pregunta por los modos de presentación de los campesinos para habitar el mundo, con la actualidad de esas vidas que aparecen socialmente como vidas que no merecen la pena ser vividas, y por tanto tiene que ver con procesos de reconsideración de la identidad, con la elaboración de narrativas de presentación desde la recuperación de la memoria histórica, el testimonio como vidas negadas y con la elaboración de historias preferidas, frente a las historias dominantes que se les imponen;

+ tiene que ver con las preguntas y el caudal de imaginación y creatividad que reivindica la matriz sociocultural campesina como matriz civilizatoria necesariamente actual, con la puesta al día de la relación con la naturaleza desde el trato y la reconsideración de modos de convivialidad, y tiene que ver con los modos propios y locales de producción de saberes y con la recuperación de saberes propios;

+ tiene que ver con el impulso decidido y novedoso de participación en la comunidad política desde la reivindicación de la autonomía, más allá del mero ejercicio de la ciudadanía formal, es decir, con la exigencia de reconocimiento social de las formas propias de vida.

En las múltiples iniciativas de educación rural hay la configuración viva de una paideiaeducativa y una propuesta actualizada y abierta de subjetividad campesina

Desde mi punto de vista es posible establecer algunos rasgos compartidos o comunes que hay en los proyectos de esa educación rural, la única educación rural que queda, que se mueve en los márgenes y muchas veces al margen de del sistema educativo nacional: se trata de la configuración compleja de una paideia y de la apuesta por la conformación de una subjetividad campesina, como configuración abierta, muchas veces incompleta, a ratos contradictoria en su formulación.

En las propuestas educativas lo que se busca es dar lugar a:

+ subjetividades implicadas que aprenden a poner el cuerpo, sujetos responsables y solidarios con los suyos y con los otros, dispuestos a intentar no sólo sus propios proyectos de vida sino los proyectos de vida colectivos;

+ subjetividades indignadas ante la injusticia y la negación que les afecta, con la capacidad de “habitar el mundo” con la fuerza de la palabra, dispuestos a desplegar la potencia el deseo y la imaginación para impulsar sus propio modos de vida;

+ subjetividades orgullosas y reconocedoras de la potencia de vida que hay en la matriz sociocultural campesina, de su actualidad y potencia en un mundo en crisis; con una memoria histórica viva, con capacidad de testimoniar, de recibir la herencia cultural y de proyectar el futuro;

+ subjetividades que reconocen el territorio como espacio de vida y que lo defienden;

+ subjetividades dispuestas a participar en el espacio público, conocedores de sus responsabilidades y obligaciones en la vida comunitaria y con la capacidad de ejercer una ciudadanía desde la reivindicación de las propias formas de vida;

+ subjetividades que fortalecen una relación con la naturaleza desde el trato con la vida y no desde la intervención para transformarla, y que para hacerlo recuperan la memoria histórica grupal de relación con la naturaleza y la actualizan;

+ subjetividades apasionadas, con capacidad de movilización, de asombro, de crítica ante lo que está pasando;

+ subjetividades con competencias para resolver la vida material mediante la relación con la naturaleza y mediante la pre–figuración de prácticas de subsistencia innovadoras;

+ subjetividades que valoran, reconocen y alimentan los saberes locales y que son capaces de articularlos con saberes y conocimientos especializados.

1 SEP, Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria 2016, pp. 286–287

*CESDER–UCIRED

Fuente: http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2017/06/30/reforma-educativa-educacion-rural-mexico/

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