La actividad tuvo lugar este jueves, 28 de mayo, de 15:00 a 16:30 (GMT-3), y reunió a especialistas y autoridades de América Latina y el Caribe, como el uruguayo Luis Ernesto Pedernera, presidente del Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU
Con el propósito de impulsar diálogos y reflexiones sobre las actuales oportunidades y los desafíos para la realización de la educación y del cuidado en la primera infancia como un derecho humano, la CLADE, en alianza con la OMEP América Latina y EDUCO, realizó el diálogo virtual “La educación y el cuidado en la primera infancia en América Latina y el Caribe ante tiempos de pandemia”. El evento tuvo lugar este jueves, 28 de mayo, de 15:00 a 16:30 (GMT-3), y se transmitió a través de los canales de la CLADE en Facebook y Youtube.
En el encuentro, se abordó hallazgos del estudio “El derecho a la educación y al cuidado en la primera infancia: perspectivas desde América Latina y el Caribe”, elaborado por CLADE y OMEP, con el apoyo de EDUCO, y también los retos que nos impone la actual crisis sanitaria por la pandemia COVID-19. Participaron: Alexandra Inmaculada Santelises Joaquín, Directora de Educación Inicial del Ministerio de Educación de República Dominicana; Cristina Lustemberg, Diputada de Uruguay; Constanza Alarcón, Viceministra de Educación de Colombia; Luis Pedernera, presidente del Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU y Mercedes Mayol Lassalle, presidenta mundial de OMEP. Mikel Egibar, de EDUCO, se hizo cargo de la moderación.
Fuente de la reseña: https://redclade.org/noticias/dialogo-virtual-abordara-la-educacion-y-el-cuidado-en-la-primera-infancia-ante-tiempos-de-pandemia/
Los niños de Tíbet no pueden aprender su lengua materna.
«No te enviaré al jardín de infancia municipal; no porque no vea el valor de la educación preescolar, sino porque no me siento cómodo con un director diciendo a una clase que un niño que habla tibetano no es un buen niño». Esta es una de las frases del poema que un padre tibetano firmó bajo el pseudónimo Do-lho Drengbul en agosto de 2017. Sus versos explican por qué no quiere matricular a su pequeño en la guardería y fue compartido por la app Wechat entre otros progenitores de su etnia; todos observaban con preocupación cómo cada vez se hacía más complicado que sus hijos conocieran la cultura tibetana en la escuela. La queja se ha traducido y difundido ahora en los apéndices de una investigación de la organización Human Rights Watch (HRW) que denuncia cómo las nuevas políticas educativas de China están reduciendo las posibilidades de los niños tibetanos de aprender su lengua materna.
No es una práctica nueva: desde los años sesenta el Gobierno de Pekín ha ido desplazando gradualmente las lenguas minoritarias en la enseñanza, y hoy en día el chino es el idioma en el que se imparten todas las materias. Pero la situación empeora desde que el Gobierno instauró la obligatoriedad de que los niños hayan cursado al menos tres años de educación infantil para poder continuar con la primaria. «Antes, se aprendía la lengua materna en centros privados antes de empezar la educación reglada. Pero esta nueva norma, unida a la censura y clausura de esas escuelas, ha obligado a los padres a matricular a sus hijos en los jardines de infancia chinos», resume Elin Martínez, investigadora senior en materia de educación de HRW.
Tíbet fue ocupado por China en 1950 y desde entonces los seis millones de tibetanos que hoy viven en la llamada Región Autónoma de Tïbet (TAR en sus siglas en inglés) se hallan bajo las normas impuestas por el Gobierno de Pekín a través de una autoridad regional. En 2010, se introdujo la educación bilingüe en las zonas minoritarias de China —no solo en el TAR—, por razones de competitividad: sería mejor para los alumnos aprender dos idiomas, el suyo local en este caso el tibetano estándar, —que además es idioma oficial en la región— y el chino estándar, para abrirse puertas en el mundo laboral el día de mañana. En 2016, se decidió que la educación en estos primeros años sería bilingüe universalizada, es decir, que ahora mismo ya alcanza a los 81.000 niños tibetanos de entre tres y seis años que están escolarizados. Son un 80% del total, según cálculos del propio Gobierno.
Hasta hace unos años, la implantación del chino se daba más en las zonas urbanas, mientras que en las rurales se conservaban más escuelas que enseñaban en tibetano. Pero durante la investigación de HRW, que ha durado cuatro años, se realizaron entrevistas con padres de seis municipios diferentes del norte de la región cuyos vástagos acudían a escuelas rurales y se descubrió algo: estos aseguraron que se había introducido un sistema de enseñanza en chino en las clases desde el mes de en marzo anterior sin un anuncio previo del Gobierno.
La organización de derechos humanos reconoce que ha trabajado en un entorno de censura plena y que hay pocos datos, pero recaba las entrevistas y testimonios, artículos periodísticos, informes de autoridades chinas y otros documentos con directrices sobre la implantación progresiva del idioma oficial, y describe cómo fueron las experiencias anteriores en otras regiones del país.
Esta práctica es contraria al derecho internacional. Entre otras muchas normas, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, que China ratificó en 1992, establece que a un niño perteneciente a una minoría no se le negará el derecho a usar su propio idioma. Incluso la Constitución china de 1980 protege el derecho de las minorías a conservar y usar sus costumbres orales y escritas. Pero desde la promulgación de la Carta Magna se han sucedido distintas leyes y normas que poco a poco han ido desplazando el tibetano.
Los autores del informe sostienen que el Gobierno tiene una posición ambigua porque sobre el papel dice que se puede elegir libremente en qué idioma dar la clase, pero en la práctica utiliza medidas indirectas de presión. Principalmente, están enviando a profesores tibetanos a estudiar a regiones chinas y empleando a maestros chinos en Tíbet. Según los datos recabados, el número de maestros que no habla tibetano y que trabajan en escuelas públicas se triplicó entre 1988 y 2005, y según el programa actual, para 2020 se habrán enviado un total de 30.000 docentes a Tíbet y a la región de Xinjiang, en el noroeste. En 2017 el 30% de los profesores en estas áreas no sabía tibetano porque no es un requisito que se exija.
El sistema educativo se centra en crear grandes soldados del partido
ELIN MARTÍNEZ, INVESTIGADORA DE HRW
Otra de las medidas es fomentar la creación de clases mixtas con alumnos que no hablan tibetano y apoyar los internados para chicos de zonas rurales. Esto no deja de ser una ventaja porque así los alumnos de las zonas más alejadas tienen la oportunidad de seguir estudiando y no se ven obligados a recorrer largas distancias a diario, hasta la ciudad, pero les hace perder contacto con su familia, sus raíces… y su idioma materno.
«Los mayores lo hablan, pero hay bastante gente joven que quizá lo habla un poco con los abuelos, pero no lo escriben ni lo leen. Juegan en chino, leen en chino, ven la televisión en chino… China lo está consiguiendo», lamenta en conversación telefónica Thubten Wangchen, lama activista tibetano, parlamentario en el exilio y fundador de la Casa del Tíbet en Barcelona. El monje estima que alrededor de un 40% de los adolescentes de su etnia no habla correctamente su lengua materna, aunque no tiene datos para corroborarlo.
Adoctrinamiento desde la primera infancia
El problema en las escuelas tibetanas no queda solo en la elección del idioma, sino en que se obliga a los escolares a consumir ideologías políticas e ideas contrarias a las de sus padres y la comunidad. «Se está enseñando a los niños mensajes muy claros de adoctrinamiento, patriotismo y unidad nacional, les inculcan que todos ellos son chinos desde los tres años. El sistema educativo se centra en crear grandes soldados del partido», alerta Martínez.
La investigadora resume una de las razones más importantes por las que se debe permitir y fomentar que los menores tibetanos conozcan su idioma. «Todos los estudios muestran que los niños aprenden mejor y dominan más lenguas cuando se les empieza a enseñar en su lengua materna», alega.
Un informe de Fernand de Varennes, relator especial de la ONU sobre asuntos de minorías, hecho público este miércoles resalta que un uso apropiado de las lenguas minoritarias en la educación puede aumentar la inclusión, la comunicación y la confianza entre los miembros de las minorías y las autoridades estatales. «Es más rentable a largo plazo, reduce las tasas de deserción, conduce a resultados académicos notablemente mejores, particularmente para las niñas, mejora los niveles de alfabetización y fluidez tanto en la lengua materna como en el idioma oficial o mayoritario y conduce a una mayor participación de la familia y la comunidad», explica el relator.
Engullir a las minorías
«Quieren engullir las minorías y unificar todo el país», denuncia HRW en su investigación. Se trata de una reclamación antigua que ha costado muy cara cuando ha salido de labios de un ciudadano de Tíbet. Fue el caso de Tashi Wangchuk, un activista y comerciante que está cumpliendo una pena de cinco años de prisión por «incitación al separatismo». Su delito fue reclamar el derecho de los niños de su comunidad a dar clase en tibetano en una entrevista concedida al periódico The New York Times en 2016. En su informe, HRW comparte también otras noticias acerca de centros educativos que priorizaban la enseñanza en tibetano y fueron cerrados.
«El Gobierno chino quiere aniquilar nuestra lengua entre los niños porque ellos son el futuro del Tíbet», sentencia Wangchen. «El idioma es lo que representa nuestra identidad como nación, tenemos una historia milenaria, pero China piensa que si lo conservamos no seremos parte de ellos. Las familias están educando a los niños a escondidas».
Y, paradójicamente, es fuera de Tíbet donde el idioma goza de mejor salud. Se estima que existen unos 150.000 tibetanos en el exilio y unos 1.700 centros budistas por todo el mundo donde se enseña. «Es difícil que desaparezca porque somos muchos; solo en India hay 150.000 tibetanos refugiados. Aquí mismo, en Barcelona, damos clases los fines de semana a hijos de parejas tibetanas o mixtas (hispano tibetanas) y entre semana, a unos 10 o 15 españoles adultos», enumera el lama Wangchen. «En las universidades de muchos países del mundo también se imparte. Dentro de Tíbet hay mucho control, pero fuera estamos trabajando duro para preservar nuestra lengua».
Para Joaquín Ortega, la crianza consciente forma parte de la ‘edad invisible’, el primer periodo vital de los niños hasta los tres años de edad y que revela elementos cruciales para el crecimiento de los niños. Pero, ¿por qué tiene que ser esta edad ‘invisible’? Nos lo cuenta en esta entrevista.
La llegada de un nuevo miembro a la familia siempre conlleva grandes cambios para los adultos. Y así lo analiza el educador y escritor Joaquín Ortega en su libro ‘La edad invisible. Crianza consciente en la primera infancia’ poniendo especial atención a la etapa comprendida entre los cero y los tres años de edad.
Pregunta: Afirma que la ‘edad invisible’ es esa etapa que abarca los tres primeros años de vida. ¿Invisible para los niños o para las familias? ¿Por qué razón ocurre?
Respuesta: La llamo la ‘edad invisible’ porque comprende tres años de adaptación vertiginosa y esa intensidad es la responsable de que, en ocasiones, esta etapa pase desapercibida. Las familias actuales viven una realidad que se desenvuelve a una velocidad frenética y se ven sometidas a muchas presiones. Estas presiones tienen una vertiente tanto externa, por exigencias profesionales y sociales, como interna, por las propias expectativas que tienen las familias, tanto de ellos mismos como padres como del bebé en su figura de niño ideal en que esperan que se transforme. Esto acelera el ritmo en el que se desarrolla la crianza, y evita la calma y serenidad que preceden al verdadero disfrute que puede obtenerse en esta etapa.
P: Dicho concepto lo relaciona con la crianza consciente, ¿en qué consiste?
R: Es a la vez un viaje y un ejercicio de introspección, es tomar la decisión de detenernos a considerar el cambio que supone incorporar un nuevo miembro a nuestra familia. En un ritmo vertiginoso y pese al sacrificio y la entrega de las familias, se pierden de vista en ocasiones las necesidades de los más pequeños porque les incorporamos a nuestro propio ritmo de vida, a nuestra prisa.
P: ¿Cuáles son los pasos que seguir para que ese periodo no pase por alto?
R: Hay tres términos imprescindibles (observación, acompañamiento y juego libre) que definen la crianza consciente, y que a su vez suponen cambios en nuestra propia actitud, que nos permiten atender las necesidades reales de nuestros hijos e hijas y disfrutar de su experiencia de incorporación al mundo.
· Observación. Estos años pasan desapercibidos porque nos olvidamos de observar a los bebés mientras juegan, mientras se relacionan con el mundo. Prestar atención a sus frustraciones sin facilitarles el éxito ni evitar el fracaso, comprobar su reacción frente a los estímulos, entender sus ritmos… Observar para conocer quién es el niño o niña que tenemos a nuestro lado, sin proyectar en él o ella los deseos que tenemos todos para nuestro hijo o hija ideal.
· Acompañamiento. Es estar a su lado sin intervenir. No significa atender todos sus deseos tan pronto los expresan, sino descubrir sus necesidades y satisfacerlas para que se sientan queridos y seguros, dentro de unos ritmos y límites sanos y acordes con la familia a la que pertenecen.
· Juego libre. El juego es la clave, la herramienta fundamental para entender y acompañar a los niños y niñas entre 0 y 7 años. Un juego libre, a través del cual empezarán a relacionarse con el mundo y con las personas que les rodean, pero no por ello caótico, sino acorde a sus aptitudes y habilidades, a sus ritmos.
La crianza consciente es una crianza a favor de la familia, para que la familia crezca en consonancia con quiénes son sus miembros, y dejándose acompañar por los mejores profesionales a su alcance: buenos médicos y pedagogos o educadores. No hace falta nada ni nadie más.
«La ‘edad invisible’ comprende tres años de adaptación vertiginosa y esa intensidad es la responsable de que, en ocasiones, esta etapa pase desapercibida»
P: Habla de ‘ajuste’ cuando las familias y los educadores tienen que entender y adaptarse a las necesidades de los niños en la primera infancia. ¿Cuál sería el ‘ajuste educativo’ correcto para estas edades?
R: Las necesidades básicas de un niño son: alimentarse de forma saludable, descansar el tiempo necesario, estar y sentirse limpio, disfrutar de un entorno seguro (en lo físico y en lo emocional) y jugar. De este modo, la calidad en los alimentos es directamente proporcional a la calidad del combustible que necesitan nuestros hijos. Pero no sólo es importante lo que comen – apostando siempre por la calidad y la variedad – sino cómo lo comen, por eso, es importante transmitir valores relacionados con los tiempos dedicados a la comida.
El descanso es un punto de fricción en las familias, dado que es muy difícil poner en común los horarios de los adultos con los de los más pequeños, y ahí es donde entra el trabajo de gestión de tiempos, la previsión por parte de los adultos. Pero en esta tarea no están solos: es función de los educadores acompañar a las familias en este proceso y ayudarles en la coordinación y adaptación de todos los miembros de la familia a un nuevo ritmo común.
Para jugar en libertad es necesario mancharse, es un efecto habitual y necesario, pero los bebés son pequeñitos, no saben limpiarse por ellos mismos, por lo que como adultos hay que ayudarles a cubrir esta necesidad del niño, la de la higiene.
En el equilibrio niño-adulto está el cuidado: el niño tiene que pasar de momentos en que está sucio a que luego el adulto le asista a limpiarse, generando entonces el entendimiento de la existencia de un proceso en el que el niño puede ensuciarse porque luego el adulto le ayudará en el aseo.
Y jugar, jugar y jugar. El juego es así de importante porque es el trabajo de los niños y niñas. Los niños que juegan crecen en autoestima, calma, habilidad, felicidad, en la fortaleza de su propio físico. Para ellos todo lo que hay es el juego, con la ventaja añadida de que cada minuto que están jugando están creciendo, se están desarrollando.
P: ¿Es necesario que los niños hasta los tres años tengan una rutina? ¿Cuál es su función?
R: Los ritmos, adecuados al momento en que esté el niño o niña le dan seguridad, pero en esta búsqueda del ritmo no debemos olvidar la observación a la necesidad del momento y atenderla. ¿Cómo saber en qué momento está nuestro hijo o hija y qué ritmo necesita? Mediante nuestra atención, observación, escucha y estableciendo unos límites coherentes, firmes y, por supuesto, en los que nosotros creamos.
P: ¿Cuáles son los aspectos emocionales que hay que cuidar en esta, ‘edad invisible’?
R: Estos primeros años sientan las bases de la relación con nuestros hijos e hijas. Dentro de sus necesidades básicas está la seguridad y el amor; con nuestra entrega podemos atender su salud emocional y cultivar una relación sólida mediante:
La prioridad por el cuidado. En estos primeros años de vida es fundamental el sueño, la alimentación, la higiene; lo son ahora y lo serán el resto de la vida. Darles la importancia que tienen, y sobre todo hacerlo con amor, ayudará a crear unos hábitos y entornos saludables.
La comunicación. En un principio será fundamentalmente no verbal por su parte, por la nuestra hay que intentar comunicarnos con ellos de forma sincera, tanto en lo que decimos como en la coherencia entre lo que decimos verbalmente y lo que comunicamos con nuestros gestos. Además, hay que intentar comunicarnos siempre desde el respeto.
Comprensión. Intentar ponernos en su lugar, comprender dónde y cómo está el niño o niña. Podemos no compartir o no estar de acuerdo, pero hay que intentar tener presente que, para él o ella, en su situación, en el momento que está viviendo, es algo importante.
Confianza. En el niño, en su capacidad, en lo que nos transmite; estar ahí para lo que necesite demostrando que puede confiar en nosotros. Confianza también en nosotros mismos, en lo que hacemos y queremos para nuestro hijo o hija.
P: ¿Podría darnos tres consejos o prácticas educativas para las familias con hijos de 0 a 3 años?
R: Ritmos. Cada familia tiene un ritmo, que es el correcto siempre y cuando esté en línea con la esencia de cada uno de sus miembros, con quiénes son y no con las exigencias ni las expectativas que reciben. Saber adaptarse a los ritmos de un nuevo miembro en la familia sin perder estos ritmos propios.
Coherencia. Hay que reflexionar sobre qué tipo de familia somos, cuáles son nuestras prioridades y en qué podemos ayudar a nuestros hijos e hijas de acuerdo con este tipo de familia. El siguiente paso es dejarnos acompañar, y preguntar siempre cualquier duda que tengamos, cualquier inquietud a la que nos enfrentemos, cualquier debilidad con la que tengamos que trabajar.
Belleza. Una práctica indispensable es la diversión. Siento que es esencial divertirse mucho en familia. Si los adultos conseguimos pasarlo bien mientras acompañamos a nuestros hijos en actividades como las comidas, el juego, el aseo…, entonces los niños se divertirán con nosotros. El amor en familia se alcanza en los momentos más insospechados, disfrutemos de la belleza de compartir los actos y momentos sencillos.
Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/joaquin-ortega-crianza-consciente-es-crianza-a-favor-familia/
Noticia/06 Febrero 2020/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/eldiariolaeducacion.com
La ONG publica un informe sobre las familias con hijos al cargo y su situación en relación a la pobreza. Las familias monomarentales o aquellas en las que vive alguno de los abuelos son las que tienen más riesgo de exclusión social.
Tener hijos es, hoy día, una posibilidad importante de engrosar las listas de población que se encuentra en riesgo de exclusión social o pobreza. Cuando esa familia es monomarental (ellas son mayoría) estas probabilidades se multiplican. Aunque esta realidad no es nueva. Ya la EAPN la hacía notar en su informe sobre el estado de la pobreza publicado en 2017.
Ahora Save the Children amplia los resultados recogidos en su momento en el informe Familias en riesgo, presentado esta misma mañana.
Soluciones
De las diferentes peticiones que la organización de infancia hace para mejorar la vida de las famlias con menores al cargo, cuatro las dedica a la educación, bajo el paraguas de garantizar la igualdad de oportunidades, la calidad y la equidad, además de la lucha contra el abandono escolar temprano.
La universalización, progresiva, de la oferta de educación infantil de 0-3 es ya un clásico cuando se habla de la mejora de la equidad y de la igualdad de oportunidades de las poblaciones que se encuentran en peor situación social y económica. Es, de hecho, uno de los puntos del acuerdo del gobierno de coalición del Gobierno de coalición que ocupa Moncloa desde hace algunas semanas.
A esta petición, se suma el aumento de los programas de refuerzo escolar, mediante tutorías personalizadas, para menores en riesgo de abandono escolar. Todavía España ostenta uno de los récords de abandono escolar prematuro de Europa que, aunque ha bajado, se encuentra en el 17%. Aunque estamos cerca del objetivo europeo para España del 15% (el resto de la Unión debe alcanzar el 10%) para este mismo año, no parece posible que se consiga disminuir este porcentaje en dos puntos a lo largo de 2020.
El combate de la segregación escolar forma parte del tercer punto que Save the Children pone sobre la mesa. En los últimos meses sobre todo, España se ha visto señalada por ser uno de los países en los que mayores grados de segregación escolar hay. Madrid, tristemente, es la región de toda la Unión Europea que más segrega a niños pobres de niños con mejor situación económica. De hecho, según los datos de PISA, habría que «mover» al 30% del alumnado de la región para poder equilibrar esta situación de división.
Además de la lucha contra la segregación (que hace que se perpetúe las situaciones de desigualdad una vez terminada la escolarización), la ONG apuesta por la mejora de las actividades para los estudiantes de entornos desfavorecidos.
Finalmente, Save the Cildren apuesta por un diseño más equitativo del istema de becas y ayudas. Hay que recordar que este sistema está basado en los resultados académicos de los estudiantes, lo que ha supuesto que en los últimos años, aunque ha aumentado el presupuesto, han disminuido las cuantías a las que estos tienen acceso.
Tipos de familias
Save the Children ha utilizado la información recogida por el INE en su Encuesta de Condiciones de Vida de 2017 y 2018 para analizar los tipos de familias existentes en España, así como para saber cuáles son sus características y en qué situación se encuentra cada una.
Seis son las categorías: familias trabajadoras pobres en grandes ciudades (21.600), familias monomarentales (56.000), trabajadoras migrantes (85.300), de clase media alta (300.000), familias en las que conviven los abuelos, madre y padre y sus hijos (688.000) y, finalmente, las familias de clase media (casi 4 millones).
Salvo las familias de clase media-alta y las de clase media, el resto se encuentran en mayor o menor grado en situaciones de precariedad económica. Unas más que otras. Las monomarentales y aquellas en las que viven los abuelos son las que tienen mayor precariedad, seguidas de las familias trabajadorras de origen migrante y las trabajadoras pobres de grandes ciudades.
En común tienen el hecho de que sus salarios son demasiado bajos y que no tienen niveles de estudios superiores. De hecho, en muchos casos el porcentaje de adultos que han terminado la secundaria obligatoria es bastante bajo.
Propuestas
Además de las propuestas relacionadas con la educación, Save the Children ha lanzado una batería de medidas para paliar las situaciones tan complicadas que se viven en algunos hogares. Incrementar la prestación por hijo al cargo hasta los 100 euros, aumentar la cobertura hasta el total de menores en situación de pobreza severa, revisar el cálculo de renta para el acceso a las prestaciones restando del actual los gastos en vivienda (de hipoteca y alquiler) cuando superen el 35% de los ingresos mensuales serían algunas de ellas.
Dada la situación de las familias monomarentales (la inmensa mayoría tienen una mujer al frente), la ONG les dedica algunas medidas específicas como el aumento de maternidad a un año con retribución del 100% durante este periodo; el aumento de los periodos de cotización por excedencias para el cuidado de los hijos (a 15 meses en general y 18 para las monomarentales) o la ampliación del tiempo de reserva de plaza por cuidado de hijos (a 15 meses en general y 18 para las monomarentales).
Otras medidas propuestas por la ONG pasarían por un incremento de la inversión pública en políticas de apoyo a la famlia y la infancia hasta acercarnos a la media de inversión europea del 2,4% del PIB, la mejora del diseño de los permisoos de maternidad y paternidad o nuevas medidas en relación a la conciliación de la vida familiar y laboral.
Con todas las medidas propuestas, Save the Childdren pretende mejorar la situación de niñas y niños que nacen en hogares en situación de pobreza y exclusión social (el caso de dos millones de menores en Esapaña) de cara a que esta situación no se perpetúe de generación en generación.
Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/05/educacion-0-3-refuerzo-escolar-segregacion-escolar-y-becas-apuestas-de-save-the-children-frente-a-la-pobreza-infantil/
Brain Matters plantea una solución prometedora a muchos de los problemas del mundo actual.
Entender lo que necesitan los niños los primeros años de vida para que comiencen de la mejor forma posible y alcancen su máximo potencial en la edad adulta. Es la premisa sobre la que se construye el documental Brain Matters, que desde esta semana está disponible en YouTube, con el objetivo de llegar al mayor número posible de padres y educadores. Según informan sus productores, han decidido abrirlo al máximo público posible porque su objetivo es crear conciencia para promover los cambios necesarios en la política pública y privada.
Desde junio de 2019, el documental ha tenido una excelente acogida en la comunidad científica y educativa internacional, junto a un gran éxito de crítica y audiencias en proyecciones privadas.
Los productores han vinculado su lanzamiento gratuito mundial a una iniciativa aún mas ambiciosa del Desarrollo de la Primera Infancia (ECD, siglas en inglés) a través de Change.org. Se trata de una petición a líderes globales para que conviertan sus promesas en acciones reales y desarrollen e implementen sistemas y programas integrales para niños, padres y educadores de todo el mundo independientemente de su raza, nivel profesional, cultura o status socioeconómico.
Para romper el ciclo global de pobreza y desigualdad, una de las políticas mas eficaces será garantizar el acceso al desarrollo de calidad de la primera infancia. Se trata de uno de los factores clave relacionados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Los líderes globales reconocen la necesidad de invertir en los primeros años de vida, pero muchos se han quedado cortos a la hora de asignar los fondos y el impulso necesario para que este movimiento global consiga mejoras permanentes.
El documental es un encargo de Genesis Foundation y repasa los últimos avances científicos en el desarrollo del cerebro en los primeros años de vida. Incluye testimonios de científicos, educadores economistas e institutos de investigación y centros de formación de primera línea, facilitando una mejor comprensión de cómo los primeros años ayudan a modelar y definir el futuro de los niños. La película demuestra de forma científica cómo los programas de calidad de Desarrollo de la Primera Infancia facilitan la oportunidad para que todos los niños prosperen.
Se trata del segundo largometraje dirigido por Carlota Nelson, cineasta afincada en Madrid y miembro de la Academia Española de Artes y Ciencias Cinematográficas. Nelson dedicó 8 meses a la investigación y contacto previo con los líderes mundiales en neuro-ciencia y la comunidad de ECD (Desarrollo de la Primera Infancia) antes de comenzar los rodajes.
«Brain Matters demuestra lo importantes que son los primeros años de vida y cómo ayudan a definir quienes somos realmente» apunta Carlota Nelson. «Esta realidad tan reveladora nos anima a compartir el documental de forma gratuita con el mundo para que nos replanteemoscómo educar a nuestros niños de manera que puedan tener el mejor comienzo en sus vidas».
Rodado en Colombia, India, México, Reino Unido, y Estados Unidos durante dos años, Brain Matters plantea una solución prometedora a muchos de los problemas del mundo actual que son consecuencia de un defectuoso entendimiento del potencial de los primeros años de vida.
El desarrollo saludable del cerebro del niño depende de un entorno seguro y estimulante, buena nutrición, salud y sobre todo de un cuidado y atención sensibles a sus necesidades. «Cuando los niños no crecen en un entorno favorable al sano crecimiento del cerebro -del que dependerá su futura creatividad, pensamiento crítico, capacidad de aprender, habilidades lingüísticas, conducta e incluso su salud y felicidad- empiezan con mal pie incluso antes de que comience la partida de la vida», comenta la responsable de Desarrollo de la Primera Infancia de UNICEF, la doctora Pia Rebello Britto. «Este documental transformador demuestra cómo el potencial de los niños puede optimizarse y porqué hacerlo bien desde el principio produce beneficios a lo largo de toda su vida».
«Como consecuencia de los programas que diseñamos y aplicamos estamos siendo testigos del considerable impacto que el desarrollo de la primera infancia tiene en el aprendizaje y el éxito futuro de los niños. Estamos muy ilusionados de compartir Brain Matters con el mundo como un avance de las experiencias aprendidas y el nuevo conocimiento adquirido» afirma Cristina Gutiérrez de Piñeres, directora ejecutiva de Genesis Foundation.
Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-documental-para-entender-como-primeros-anos-definen-futuro-ninos-202001310158_noticia.html
Europa/España/26-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.abc.es
«Hay que revisar el curriculum de infantil porque está obsoleto. Por fortuna, la educación de la primera infancia está cobrando una importancia muy grande debido a los estudios de las neurociencias que demostran que los primeros años de la vida van a ser fundamentales en la vida adulta del niño», ha advertido a Servimedia el presidente de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (Amei-Waece), Juan Sánchez Muliterno.
Según Amei-Waece, en España, la totalidad de los partidos políticos se han comprometido con la escolaridad en la etapa 0-3 y han anunciado la universalización de la educación desde el mismo momento de su nacimiento. Pero los educadores infantiles alertan de que «no solo hay que universalizar la educación infantil, sino hay que «revisar” como llevarla a cabo».
Para esta asociación, «uno de los puntos fundamentales a revisar son los currículos ya que los currículos oficiales que regulan la educación están totalmente obsoletos al tener sus orígenes en la promulgación de la Logse en el año 1990. La última «ligera modificación”, a nivel estatal, data del 2006».
Su objetivo es elaborar un documento que proponer a las administraciones educativas de cara a la ya anunciada Reforma Educativa basado en la opinión de expertos y maestros que trabajan cada día en sus aulas.
Según Sánchez Muliterno, «la primera infancia es una de las fases más importantes e influyentes en la vida de cualquier niño, especialmente durante los primeros 1.000 días» y en esta etapa se instauran las bases fundamentales del desarrollo de la personalidad, se conforman los hábitos, habilidades, conocimientos y capacidades que se desarrollarán y perfeccionarán en las sucesivas fases de la vida de cada niño.
Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-educadores-infantiles-exigen-actualizar-curriculo-etapa-ensenanza-202001241602_noticia.html
Siento, luego existo: educación de calidad en la primera infancia
Nota del editor: Octavio Pescador es profesor de la Universidad de California en Los Ángeles. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) — Vivimos en la era dorada de los datos cuantitativos. El imperio de la evaluación y las estadísticas en la toma de decisiones ha permeado todos los ámbitos de la acción gubernamental. A partir del último cuarto del siglo XX, la tecnocracia ganó la lucha por el control de los presupuestos públicos en la mayor parte del orbe. El orden económico y sociopolítico establecido por el occidente después de la Segunda Guerra Mundial (dolarización-nuclearización-derechos humanos-bi/multilateralidad) afianzó el poder de quienes producen y sistematizan datos/evidencia para planear, medir e invertir en el desarrollo nacional e internacional. Como argumentamos en este espacio previamente, varios economistas se han hecho acreedores al premio Nobel por sus modelos de medición, que permiten utilizar los recursos públicos eficaz y eficientemente. Los “datos duros” siempre ganan. Incluso, las instituciones privadas y las organizaciones sin fines de lucro utilizan información etnográfica o cualitativa en contadas ocasiones para definir partidas presupuestales.
El que paga (y pega más fuerte), manda. Y, en el mundo, las naciones se alinean con el que tiene más dólares, más bombas, y más peso en los organismos multilaterales. No obstante el poder de los números en las instituciones públicas que regulan nuestra existencia, el ser humano percibe e interpreta la realidad de forma racional y emocional.
En los albores del siglo XXI, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE, entidad que genera y sistematiza datos para fomentar y ordenar el desarrollo en los países de alto (y algunos de mediano) ingreso, instauró la medición sistemática de la educación y la enseñanza vía PISA y TALIS cada tres y cinco años, respectivamente. Dichos instrumentos permiten conocer y comparar la condición y progreso de la labor educativa entre los países miembros. El primero mide el desempeño educativo de los jóvenes de 15 años en diversas disciplinas y el segundo estudia las percepciones de los maestros y administradores sobre el aprendizaje de los educandos.
La OCDE, con base en dicho diagnóstico, formula recomendaciones para el mejor desempeño de la función pública en el sector educativo de los socios. Analizaremos en mayor detalle la naturaleza de dichas evaluaciones en otra ocasión. Por ahora, basta señalar que la OCDE ha jugado un papel importante en el énfasis global en la medición y el direccionamiento de los sistemas educativos para favorecer el desarrollo de conocimiento/habilidades orientadas a la generación de “empleo, prosperidad económica y equidad”. Esto asume como tácita la función cívica, cultural y humanista de la educación.
La preponderancia de las evaluaciones estandarizadas se institucionaliza en Estados Unidos a partir de las necesidades del aparato militar para designar mandos. El examen para determinar la admisión a instituciones de educación superior en EE.UU., o SAT, tiene sus orígenes en la evaluación del coeficiente intelectual desarrollada por Robert Yerkes para facilitar la selección de talentos en la fuerzas armadas. De la milicia, la medición de inteligencia se asienta en las universidades privadas de élite para seleccionar becarios y, posteriormente, generalizarse como el filtro de admisión para la gran mayoría de instituciones de educación superior, vía una organización sin fines de lucro, que vende servicios y establece contratos con la mayoría de las universidades del país.
En EE.UU., la cultura de la evaluación educativa permea todos los niveles. En el caso de la educación y el cuidado de los bebés y niños menores de tres años, las evaluaciones consisten principalmente en exámenes fisiológicos y de desarrollo cognitivo realizados por médicos pediatras. Sin embargo, se han desarrollado instrumentos para medir el contexto en el que se cuida y educa a los niños y, más importante aún, la interacción entre los adultos y los niños. Al igual que en el sistema de educación básica, durante las últimas décadas el gobierno estadounidense ha vinculado los resultados de dichas evaluaciones a la asignación de recursos e incentivos a los sistemas educativos de los estados. En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha impulsado la institucionalización de dichos instrumentos para conocer el estado de los sistemas de atención a la primera infancia y promover/financiar políticas públicas en la región que abonen a la mejoría de dichos sistemas. Detallaremos el trabajo del BID en este espacio en otra oportunidad.
Como vimos con anterioridad, los estudios sobre educación inicial del economista y premio Nobel James Heckman sugieren que la clave de la calidad radica en que los adultos estén genuinamente interesados en el bienestar y aprendizaje de los niños. Y, entre los cero y los tres años, el bienestar y aprendizaje se maximizan respetando al bebé, anunciándole cada acción e invitándole a participar, y dejándole que juegue libremente en un espacio seguro. En esa etapa, los datos que cuentan son los abrazos, la ternura, la atención plena. Se pueden contar las veces que el bebé se mueve, las horas que duerme, sus horarios de alimentación, pero lo más importante es que el bebé perciba/sienta una conexión segura con quien le cuida. Para la inmensa mayoría de las madres, el vínculo con su bebé es fisiológico y temperamentalmente perfecto, absoluto. No hay mejor lecho que los brazos de mamá. Pero hay bebés que no tienen a su madre de tiempo completo y otros que no tienen mamá. Peor aún, hay infantes que sufren experiencias traumáticas que normalmente conllevan consecuencias de por vida y, para ellos, la calidad del cuidado es crucial.
La pediatra húngara Emmi Pikler (1902-1984) desarrolló prácticas de cuidado infantil y una escuela de pensamiento centradas en el respeto, anticipación-participación y juego libre. Ese enfoque permitió a niños criados en orfanatos crecer normalmente y sin los problemas comunes (deserción escolar, adicciones, relaciones familiares inestables, etc.) de quienes han vivido en esas instituciones. Pikler decía que al bebé se le debe tratar como una persona y no un objeto—se le habla como a un adulto y se le avisa antes de tocarle o moverle. Se le invita a colaborar—a su paso, con paciencia y gentileza—en la actividades cotidianas como bañarse y vestirse. De igual forma, Pikler decía que los niños tienen movimientos naturales y no se les debe forzar a comportarse como adultos como, por ejemplo, obligarlos a sentarse cuando su cuerpo todavía no está en condiciones de hacerlo autónomamente. Así mismo, Pikler indica que el bebé no requiere de sobreestimulación y juguetes electrónicos para un desarrollo cerebral óptimo. El trabajo de Pikler fue estudiado sistemáticamente por la Organización Mundial de la Salud y los datos duros sobre su eficacia, publicados desde 1978. La pedagogía pikleriana ha influenciado modelos de cuidado y educación para infantes en varios países. Por ejemplo, el programa de certificación para ofrecer servicios de educación y cuidado a niños entre 0 y 3 años de California, PITC por sus siglas en inglés, está fundado en los mismos principios piklerianos.
Para explicar la diferencia entre los datos cuantitativos y cualitativos a mis estudiantes, utilizo la frase siguiente: “levante la mano si su mamá es fea”. Es una frase desafortunada en muchos sentidos, pero útil para demostrar que al pensar, sentimos. A pesar de lo que pudiese responder Descartes a esta frase, la gran mayoría de nosotros no levantaríamos la mano ya sea por amor, por ego, o los dos. Al escuchar la frase y decodificar el significado, sentimos el peso de la idea y la naturalidad de nuestra respuesta. Y, ante los ojos de un evaluador externo, por ejemplo, un editor de una revista de modas, nuestra concepción estética/respuesta puede ser muy disímil a la del arquetipo dominante de belleza, es decir, la apreciación del individuo (o conjunto de individuos) que paga y pega mas fuerte (decidiendo si deberíamos levantar la mano o no). Por ello, hay que aprender a educar conforme a lo que se piensa y se siente. Los números no lo explican todo–sobre todo cuando se trata de los niños más pequeños. Es crucial conocer los antecedentes socioculturales del educando, sus padres, y sus vecinos.
Son “duros”, “durísimos” los datos sobre bebés huérfanos y refugiados en Siria, los que han sido separados de sus familias en la frontera, o los que están hacinados en tierra de nadie esperando asilo. Ellos son quienes más se beneficiarían de un cuidado de alta calidad. Y quienes toman las decisiones del gasto público en el orden de gobierno que sea, no necesitan renunciar a su vocación tecnocrática y criterios cuantitativos para decidir dedicarle tiempo y dinero a los niños más necesitados. Simplemente tienen que atender las recomendaciones de los premios Nobel en economía y gastar en lo bueno, bonito y barato: alta calidad en la primera infancia hoy, para disfrutar beneficios y altos rendimientos mañana.
Fuente de la Información: https://www.google.co.ve/amp/s/cnnespanol.cnn.com/2020/01/02/siento-luego-existo-educacion-de-calidad-en-la-primera-infancia/amp/
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