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‘Silencio’, una dinámica grupal para la resolución de conflictos en el aula

Por: Haydee Mesa

Son muchas las tensiones que pueden surgir entre el alumnado durante cada jornada. Cada uno de sus componentes es, como suele decirse, “de su padre y de su madre” y las mayoría de las veces no resulta fácil conciliar distintos puntos de vista sobre un mismo tema. Por eso, cuantas más herramientas incorpores a tu repertorio, mejor. Aquí tienes “Silencio”: sírvete de este juego de roles para trabajar cualquier conflicto que surja en el aula.

Pasos a seguir (indicado sobre todo desde Secundaria):

1. REPARTO DE ROLES

Pide participación a dos alumnos que lo deseen: uno hará de profesor y otra de alumno.

Pautas:

Maestro/a: el que hace de profesor tiene que pedir a un alumno que salga a la pizarra para corregir una actividad. Si no sale a la primera tendrás que enfrentarte a algo nuevo para ti, ya que hasta ahora nunca tuviste este tipo de problema. Tu objetivo es conseguir que tu alumno salga o que al menos te responda de alguna manera.

(El que tiene el rol de maestro sale del aula para leer su hoja de pautas sin oír las instrucciones que les das a los demás participantes) 

Alumno/a: anoche presenciaste una fuerte discusión familiar. estás muy dolido, tienes ganas de llorar y sabes que si sales a la pizarra no podrás seguir aguantando las lágrimas. Objetivo: sólo darás explicaciones a alguien que sepa ser cercano, te inspire confianza y llegue a tu corazón.

2. PREPARA EL ESCENARIO

El escenario es una clase. Coloca una mesa frente a la del maestro.

(Entrégale la hoja al que hace de alumno con las pautas de su rol para que las lea antes de empezar)

3. ACCIÓN

El maestro llama al alumno para que haga una actividad en la pizarra: multiplicación, división, etcétera. El alumno no responde y no sale a la pizarra.

(El maestro tendrá que enfrentarse a esta situación que supone un gran reto. Lo deseable es que intente ganarse la confianza del alumno para ayudarle a superar la situación)

4. EVALUACIÓN, teniendo en cuenta las siguientes preguntas:

[list][item icon=”hearts” ]¿Cómo me he sentido? actores, maestro y público[/item][/list]

[list][item icon=”hearts” ]¿Por qué? ¿qué idea hay detrás de este sentimiento?[/item][/list]

[list][item icon=”hearts” ]¿Cómo imaginas que se podría sentir la otra persona? contrastarlo con la persona que lo ha experimentado[/item][/list]

[list][item icon=”hearts” ]¿Cuál es el/los conflicto/s?[/item][/list]

[list][item icon=”hearts” ]¿Qué actitudes han surgido?[/item][/list]

5. REPETICIÓN

Tras ella puedes volver a repetir la misma propuesta escénica si lo consideras necesario, esta vez con sólo una pareja y el resto del grupo como observador. Objetivo: buscar distintas maneras de entender el conflicto y diferentes soluciones.

6. LLUVIA DE IDEAS

Lluvia de ideas sobre posibles actitudes a adoptar.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/silencio-una-dinamica-grupal-la-resolucion-conflictos-aula/45757.html

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Libro: Pedagogía para la participación ciudadana juvenil en el desarrollo sustentable

12 octubre 2017/Fuente: Clacso

Los y las jóvenes pertenecen también y con mucha presencia al mundo local, especialmente, en la vida cotidiana familiar y comunitaria. Es común presenciar sus dinámicas colectivas informales y formales en las calles, las plazas, las «canchas», las «esquinas». Son dinámicas que se expresan a través de las relaciones de amistad y amor, la asociatividad informal y la organización juvenil. También inundan los espacios escolares en sus relaciones de compañeros y la organización estudiantil, hoy cada vez más informal, al sentar presencia en el «patio», los baños y los «alrededores». Desde la perspectiva adulta, puede considerarse que este capital social es débil y en permanente riesgo por cuanto son espacios muy permeables a ofertas disfuncionales. Empero, también puede aducirse que estas relaciones complementan las familiares y educacionales, aportando orientaciones en el desarrollo personal y social.

Para leer, descargue aqui: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Chile/piie/20170823043437/pdf_535.pdf

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?novedad=si&c=cl-012&d=13153

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Actividades extraescolares: niños con tiempo de serlo

Por: Ignacio A. Castillo

Termina el horario lectivo y muchos niños continúan ampliando sus conocimientos o haciendo deporte.

Lenguas extranjeras, ballet, ajedrez, balonces, balonmano… ¿Son útiles o es mejor evitarlas? Lo importante es que tengan un marcado componente lúdico, que los escolares aprendan mientras se divierten y que no terminen odiando lo que hagan. Lo mejor es que elijan, pero la experiencia de sus padres ha de ser un grado

Comienza el curso escolar y con él, la vuelta a la rutina para muchas familias. Las exigencias de la actual sociedad imponen que el colegio ya no solo sea el lugar donde el alumno es instruido y educado, sino también el espacio donde permanece para permitir la conciliación familiar y laboral de los padres. Es probable que los niños de hoy pasen mucho más tiempo en sus centros educativos que los de la generación anterior. Las actividades extraescolares son una buena opción para que el escolar amplíe sus conocimientos. Pero hay veces que se olvida que los niños tienen que tener tiempo de ser niños.

Ahí está la eterna discusión. Porque mientras algunos profesores las consideran útiles, otros sostienen que crean estrés en los alumnos y que es mejor evitarlas.

«O las actividades extraescolares tienen un enfoque muy lúdico o vamos a terminar machacando al niño», sostiene Marcos Ruiz Valle, pedagogo y director del colegio Prácticas número 1 de la capital. Lo ideal, por tanto, es que el menor tenga la posibilidad de elegir, en función de sus gustos o intereses. «Porque lo más importante es que sea feliz», insiste Ruiz.

Claro que aquí también entra en juego la capacidad negociadora de los padres. De hecho, el pedagogo considera que esmuy importante que el niño se dé cuenta de que la experiencia es un grado, «de que sea consciente de que nosotros sabemos más que él».

Es decir, que a la hora de elegir, hay que tener en cuenta también las actividades que los padres consideran más útiles para el desarrollo del niño como persona.

«Lo importante es que los niños no odien lo que hagan», insiste este experto. Entonces, ¿les dejamos hacer papiroflexia aunque pensemos que no sirve para nada o es mejor apuntarle en inglés desde pequeños, porque consideremos que es fundamental para su futuro? Los padres, por norma general, siempre van a querer lo mejor para sus hijos. Pero el pedagogo recomienda ver el asunto con suficiente perspectiva. A veces, según dice, de nada sirve obligar a que un alumno estudie inglés si no quiere, cuando el mejor inglés se aprende en Inglaterra. Es decir, «en dos semanas con una familia británica se aprende más que en dos años de academia», asegura.

Y habla por propia experiencia. «Yo estaba solo. O aprendía o aprendía. Mi forma de apreciar el inglés fue totalmente diferente. Interiorizaba no solo la parte gramatical, sino la necesidad y la necesidad es intrínsica y las motivaciones son internas», sostiene.

Objetivos

¿Para qué sirven, además, las extraescolares? El objetivo principal es ayudar a los alumnos a aprender a organizarse mejor en su vida cotidiana. La propuesta suele requerir altos niveles de gestión y organización de las herramientas y habilidades disponibles por fuera del co texto escolar. Una buena forma de ayudar e incentivar a los más pequeños con las tareas extraescolares es organizando un horario escolar y extraescolar. De esta forma podrán organizarse para cada día y saber qué cosas llevar y cuáles no.

Al igual que la escuela, las actividades extraescolares sirven como contexto de socialización por fuera de la familia y la institución escolar. Allí aprenderán a relacionarse con otros niños de su edad, cooperar, trabajar en conjunto o competir sanamente para mejorar día a día en ciertos aspectos.

Otra cosa con la que hay que tener especial cuidado es que el niño no crea que toda su familia gira en su torno. Que no le llevan la agenda. «Estamos criando niños que son los pequeños emperadores», asegura Ruiz Valle. «El niño tiene su vida y los padres otra vida, pero no puede hacer entender que la vida gira en torno del niño. Es un fracaso de la cultura mediterránea», señala, y pone como ejemplo Finlandia, a la que siempre se suele recurrir en materia educativa, ya que los países nórdicos encabezan la clasificación de PISA. Allí los niños desarrollan la autonomía mucho antes. «No puedes ser el secretario de tu hijo. Pedagógicamente es un suicidio. Al niño nunca se le delega la responsabilidad», insiste.

Las actividades escolares más populares están relacionadas con la música y los deportes. Sirven primero para desarrollar el cuerpo, pero también para mejorar el trabajo en equipo. Y para que el niño queme energías. «¿Pero por él o para que me deje un poco tranquilo cuando llego cansado a casa del trabajo?», se pregunta Ruiz. «¿Nos preguntamos si realmente le viene bien a su estado emocional y fisiológico?», añade.

Porque en muchas ocasiones el niño pasa demasiado tiempo en su colegio. Muchas horas, hasta que los padres pueden ir a recogerle. «Y eso más que perjudicial, es cruel». «Si tienes la necesidad de tener 10 horas al niño en el colegio, en algo me estaré equivocando», añade este pedagogo, que reconoce, no obstante, que en cada familia se vive una situación distinta.

Y dentro de esta variedad, lo que sí que resulta habitual es que, al hablar de actividades extraescolares, se suele olvidar la situación de miles de familias en situación de riesgo de exclusión social con niños escolarizados en centros de compensatoria. Para ellas, seguramente, mucho más importante que decidir entre ajedrez o ballet, entre kárate o un idioma extranjero, está la posibilidad de tener un profesor de apoyo educativo dentro del plan de refuerzo (PROA), o si son extranjeras, tener clases de inmersión lingüística para aprender cuanto antes español.

Fuente: http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2017/10/01/actividades-extraescolares-ninos-tiempo-serlo/958939.html

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Cuba entre los 15 países que favorecen el buen desarrollo cerebral de los niños

Cuba/25 septiembre 2017/Fuente: Cuba Debate

Cuba es uno de los 15 países del mundo reconocidos por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) por la aplicación de las tres políticas básicas que garantizan un buen desarrollo cerebral de los niños, según un reporte publicado hoy.

El informe ‘Los primeros momentos son importantes para cada niño’ refleja que la isla es de las pocas naciones que combina el patrón de dos años de educación preprimaria gratis, licencia pagada para lactancia materna durante los primeros seis meses de vida y seis meses de permiso de maternidad remunerado, así como cuatro semanas de permiso de paternidad.

Todo esto ayuda a sentar una base clave para el óptimo desarrollo de la primera infancia, precisó la agencia a propósito del reporte, el cual se divulga cuando jefes de Estado o de Gobierno y altos funcionarios de los 193 países miembros de la ONU debaten en la Asamblea General sobre el bienestar humano inclusivo.

La lista selecta de Unicef la integran además de Cuba, Belarús, Bulgaria, Francia, Hungría, Italia, Letonia, Luxemburgo, Portugal, Rumanía, Rusia, San Marino, Suecia, Turkmenistán y Ucrania.

El Fondo lamentó que en contraste con este escenario propicio para el desarrollo cerebral de los pequeños, 32 países, donde habitan uno de cada ocho niños del planeta (85 millones), no tienen en aplicación ninguna de las tres políticas básicas.

En esta relación se incluyen potencias económicas como Australia y Estados Unidos.

Según el reporte, con esos programas los padres están en condiciones favorables para proveer a sus hijos una mejor nutrición, juegos y aprendizaje temprano en una etapa crucial, en la que el cerebro crece a un ritmo que jamás se repetirá.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/09/22/cuba-entre-los-15-paises-que-favorecen-el-buen-desarrollo-cerebral-de-los-ninos/#.Wcj5QfPyivE

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La Felicidad ya es una asignatura escolar en Inglaterra

Inglaterra/14 septiembre 2017/Fuente: El Definido

Debates sobre las emociones, objetivos vitales positivos y técnicas para sobrellevar el estrés y las tensiones, son algunas de las materias impartidas en los cursos de felicidad que se están integrando a la malla curricular de los colegios británicos.

Matemáticas, Ciencias, Lenguaje, Historia, Felicidad, Educación Física, Música, Arte. A ver, paren. ¿Felicidad? Se deben haber equivocado, debe ser Orientación o Consejo de Curso. Pero no. Leyeron bien. Felicidad es un ramo más dentro de la malla curricular de algunos colegios de Inglaterra. ¿Por qué?

Actualmente el exitismo y la obsesión colectiva por la medición y excelencia académica está en muchos casos consumiendo a nuestros niños, volviéndolos ansiosos, depresivos, competitivos, frustrados y estresados. Razón por la que distintos colegios británicos decidieron revertir este tema, centrándose en el bienestar de los alumnos como la clave en la educación. Así confirmaron que al entregar técnicas para enfrentar la vida y los desafíos personales, no solo los niños obtienen un buen desarrollo en los ámbitos sociales y personales, sino también en los académicos.

¿Ataques de cosquillas? ¿Humoristas en lugar de profesores? ¿Competencia de chistes? Ninguna de las anteriores. La asignatura de Felicidad es impartida por profesores especialistas que tratan temas esenciales que influyen directamente en el bienestar de sus alumnos, bajo la convicción de que el desarrollo de las emociones es igual o más importante que el desarrollo intelectual.

Felicidad impartida en las salas de clases

El año 2006, Sir Anthony Seldon, director de un prestigioso colegio público inglés llamado Wellington College, introdujo la Felicidad como asignatura de una hora semanal en las aulas de clases, donde se les enseña a los niños a vivir a partir de los 5 años.

La metodología utilizada consta de clases impartidas por profesores especializados que se basan en seis elementos para promover la felicidad: salud física, relaciones positivas, perspectiva, compromiso, mundo sustentable, establecer propósitos. Definen el bienestar como “un estado dinámico, en el que el individuo es capaz de desarrollar su potencial, realizar trabajo productivo y creativo, construir relaciones solidas y positivas con los demás, y contribuir a su comunidad al adquirir un sentido de propiedad y propósito para con la sociedad”.

Para desarrollar y aplicar lo anterior, los profesores trabajan semanalmente en una habilidad específica con los niños que les permita un mejor desarrollo, como por ejemplo: métodos para dormir bien, cómo botar tensiones, cómo sobrellevar desilusiones, pérdidas o fracasos, cómo descansar la mente, cómo tratar la ansiedad y el estrés, etc. Y algunos de los temas principales que tratan en sus dinámicas clases son los siguientes:

– Debates sobre las emociones: para que los menores aprendan a identificarlas y a entender bien lo que sienten de acuerdo a diferentes situaciones. Así, los niños podrán controlar y regular sus emociones y, de pasada, se logra reducir la violencia escolar, se fomenta la responsabilidad y se capacita a los niños para afrontar las incertidumbres con comprensión.

– Fijar objetivos vitales positivos: esto es clave para promover una buena enseñanza que refuerce la autoestima y el desarrollo de los niños. En lugar de decirles que el objetivo es sacarse buenas notas, aprobar los ramos, ganar la competencia de atletismo, obtener diplomas, etc.; es bueno incentivarlos en base a lo útil que les será ese aprendizaje para la vida.

– Enseñar a los niños a sobrellevar la tensión: para que de esta forma logren cosas tan simples como respetar los turnos, trabajar a conciencia y sin apuro, logren también trabajar en equipo y en sana competencia, adquirir tolerancia a la frustración y desarrollar la paciencia y el esfuerzo.

– Promover y potenciar la empatía: enseñarle a un niño a ponerse en el lugar del otro es una de las clavespara desarrollar la sociabilidad y el buen ambiente escolar. Los niños, además, adquieren un compromiso a ser mejores personas y a ayudar a quienes más lo necesiten, inculcándoles desde pequeños la posibilidad de que ellos pueden cambiar el mundo para mejor, responsabilidad que potencia su autoestima, haciéndolos creer en objetivos positivos.

Por otra parte, el colegio también integra a los padres y familias de los alumnos, impartiendo seminarios y charlas sobre felicidad para que todo el entorno de los menores esté alineado en el mismo propósito de felicidad y bienestar, porque creen firmemente en que la felicidad está al alcance de todos y que el desarrollarla, requiere de un esfuerzo y depende de cada uno.

A pesar de que en un principio, muchos académicos desconfiaron del método de Seldon, creyendo que éste sólo disminuiría los logros académicos, el éxito alcanzado se tradujo también en lo académico y el Wellington College se convirtió en el colegio que más ha mejorado sus resultados académicos en Reino Unido. Es por esto que especialistas británicos decidieron llevar su propuesta de clases de Felicidad a la Cumbre Mundial de Innovación (WISE), y rápidamente varios establecimientos académicos del Reino Unido incorporaron la Felicidad como una asignatura fija.

“Ahora estoy mucho más seguro de que es correcto enseñar buenos hábitos a los jóvenes, porque de eso se trata la felicidad. Incluso me atrevo a decir que si los colegios no abrazan este enfoque, están siendo negligentes con sus niños”, señaló Anthony Seldon.

Hoy, el método se ha extendido a muchos otros países como Estados Unidos, Canadá, Holanda, Finlandia, etc. Colegios extranjeros también están empezando a aplicar este tipo de enseñanza en sus salas de clases, e incluso prestigiosas universidades como Harvard o la de Pensilvania, han incorporado hace un buen tiempo la Felicidad como asignatura o especializaciones dentro de sus mallas, siendo de los ramos que más rápido agotan sus vacantes.

Fuente: http://www.eldefinido.cl/actualidad/mundo/7457/La-Felicidad-ya-es-una-asignatura-escolar-en-Inglaterra/

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Educación Emocional: Importancia de la implicación profesorado-familia

14 septiembre 2017/Fuente: Open Libra

Abordar el tema de la educación emocional significa replantearse la finalidad de la educación. ¿Para qué estamos educando?, ¿para adquirir conocimientos?, ¿para formar buenos técnicos y profesionales?, ¿para educar ciudadanos para la convivencia? Todo esto es importante y necesario: son elementos esenciales de la finalidad de la educación. Pero todo ello se justifica en la medida que puede servir al bienestar personal y social.

Consideramos oportuno proponer que la educación del futuro se oriente a la construcción del bienestar; pero hay muchas formas de entenderla. Poner a disposición de la ciudadanía los resultados de las investigaciones científicas sobre el bienestar puede ser una estrategia de contribuir mejor a este objetivo.

La educación emocional tiene como objetivo desarrollar competencias que favorezcan la construcción del bienestar emocional. Estas competencias no están contempladas en ninguna de las áreas académicas ordinarias. Pero consideramos que una educación para la vida, que pretenda responder a las necesidades sociales actuales y futuras, debería incluirlas como elementos básicos de la educación.

Fuente: https://openlibra.com/es/book/educacion-emocional-importancia-de-la-implicacion-profesorado-familia

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Mi niño no quiere comer: ¿Cuándo la “alimentación selectiva” se convierte en un trastorno?

Por: Jennifer Delgado Suárez

¡Mi niño no quiere comer! ¡No le gusta nada! ¡Rechaza casi toda la comida!
Estas son algunas de las quejas más comunes de los padres de los niños que no quieren comer, un problema que en el ámbito de la Psicología se conoce como “alimentación selectiva”. En esos casos, la hora de la comida puede convertirse en un auténtico calvario tanto para los niños como para sus padres.

Alimentación selectiva: Cuando preparar la comida para los niños se convierte en un problema

Se estima que aproximadamente el 50% de los niños presentan comportamientos muy selectivos a la hora de comer. Lo más usual es que los pequeños rechacen algunos alimentos, generalmente por su olor, textura o sabor.
El problema comienza cuando los niños no quieren comer prácticamente nada y se niegan a probar nuevos alimentos. De hecho, algunos siguen una dieta muy limitada y solo se alimentan de patatas fritas, pasta y queso. Les horroriza la idea de comer carne, verduras y frutas.
Obviamente, mediante este tipo de alimentación los pequeños no pueden obtener los nutrientes que necesitan para crecer, por lo que los padres deben complementar su alimentación con las vitaminas para niños. De hecho, el principal problema es que los alimentos rechazados son precisamente los más ricos en vitaminas, minerales y fibra como las frutas, legumbres y pescado.

El niño que no quiere comer se convierte en un joven muy exigente con la comida

Muchos padres se preguntan si en algún momento sus hijos lograrán comer con normalidad y si este comportamiento puede tener consecuencias más tarde en la vida. Un estudio realizado en la Universidad de Stanford analizó por primera vez el comportamiento de los niños que no quieren comer y les dio seguimiento hasta llegar a la juventud.
Estos psicólogos analizaron a 61 niños y descubrieron que el 60% de quienes llevaban una alimentación selectiva, seguían siendo melindrosos a la hora de comer incluso al cumplir los 23 años. Sin embargo, la buena noticia es que estos jóvenes no eran más propensos a padecer trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia. Tampoco mostraron signos de bajo peso u obesidad.
Estos investigadores también apreciaron que la tendencia de los niños a rechazar algunos alimentos va aumentando progresivamente, hasta llegar a un pico alrededor de los 6 años. Luego los niños comienzan a aceptar de mejor algunas comidas, alrededor de los 7 o 9 años. Sin embargo, muchos de esos niños melindrosos se convertirán en jóvenes muy exigentes a la hora de comer, por lo que es mejor ponerle coto cuanto antes.

Más allá del capricho: El trastorno de restricción de la ingesta alimentaria

Cuando un niño no quiere comer, solemos pensar que se debe a un capricho o a que se ha malcriado demasiado. Sin embargo, también existe el trastorno de restricción de la ingesta alimentaria, que va más allá del pequeño que se niega a comer el brócoli. Este problema se caracteriza por:
– Pérdida de interés por comer, que se manifiesta a través de una profunda apatía hacia la comida o la presencia de irritabilidad a la hora de comer.
– Rechazo intenso hacia algunos alimentos por sus propiedades, ya sea el color, olor, textura, temperatura o apariencia.
– Pérdida de peso significativa o problemas en el crecimiento.
– Deficiencias nutricionales causadas por una dieta desequilibrada e insuficiente.
– Miedo, asco o intolerancia a ciertos alimentos, aunque se trate de porciones muy pequeñas.
Este trastorno es más común en las personas altamente sensibles, aunque también se ha relacionado con las personas con tendencia a la ansiedad y a las obsesiones y compulsiones. De hecho, se ha apreciado que este trastorno es más común en los niños que crecen en hogares donde reina la ansiedad y el estrés.
En este sentido, un estudio llevado a cabo en el Duke Center for Eating Disorders reveló que de los niños que desarrollan una alimentación selectiva, aproximadamente el 3% padecen un trastorno de restricción de la ingesta alimentaria. Estos psicólogos analizaron a 3,433 pequeños y descubrieron que quienes padecían ese trastorno tenían una mayor vulnerabilidad a sufrir trastornos de ansiedad y depresión.

¿Cómo lograr que el niño coma? 5 cosas que los padres jamás deben hacer

La preocupación por la falta de apetito de los niños puede llevar a los padres a intentar que coman a toda costa, de manera que terminan dándoles solo los alimentos que les gustan y excluyen el resto. Sin duda, no es una buena idea porque así podemos sentar las bases para la neofobia, otro problema que consiste en la reticencia a probar alimentos nuevos.
Los psicólogos explican que si un niño se expone de manera repetida a un nuevo alimento que no le gusta, terminará aceptándolo al cabo de unos 10 o 15 intentos. Por tanto, lo ideal es ofrecerle el alimento dos o tres veces a la semana, de diferentes maneras, hasta que el pequeño termine probándolo.
Sin embargo, existen algunas estrategias poco recomendables y muy comunes en muchos hogares:
1. Distracción. Los padres intentan distraer al niño para que coma, recurriendo a la televisión o el móvil, agitando un sonajero o leyéndole un cuento. Incluso hay padres que corren detrás del niño por la casa para lograr que se coma una cucharada de comida.
2. Persuasión. Los padres intentan persuadir al niño para que coma determinados alimentos porque solo así se cumplirán alguno de sus deseos. Lo clásico es intentar persuadirle con que vendrán los Reyes Magos y le traerán regalos si come.
3. Chantaje. Es una estrategia horrible que le enseñará al niño a manipular a los demás. Estos padres le prometen que si come podrá hacer ciertas cosas, como acostarse más tarde, comprarle un juguete o comer más dulces.
4. Amenazas y fuerza. En este caso los padres amenazan al niño con frases como “si no comes vendrá el coco” o “si no comes no te querré”. En el peor de los casos se recurre a la fuerza física, lo cual puede terminar provocando el vómito.
5. Comidas a la carta. Algunos padres, con tal de que el niño coma, le permiten elegir entre un amplio menú, una idea que no es mala pero el problema es que el niño selectivo suele terminar eligiendo siempre los mismos alimentos.

La actitud de los padres es fundamental cuando el niño no quiere comer

Un simple «no quiero» o «no me gusta» del niño ante un plato de comida que no le agrada tiene que ser enfrentado con tranquilidad e inteligencia. Los padres no deben olvidar que los niños son imitadores natos, por lo que si ellos mismos son muy selectivos a la hora de comer, sus hijos también terminarán rechazando algunos alimentos.
Por otra parte, es importante recordar que muchas veces los niños intentan probar fuerza, por lo que es fundamental no prestarle demasiada atención a su negativa e insistir suavemente, pero sin obligarle ya que el momento de la comida siempre debe ser agradable y relajado.
Desde el inicio se debe incluir en la dieta de los pequeños todo tipo de alimentos, de manera que se acostumbren a las diferentes texturas y sabores de los alimentos. Si el pequeño se niega a probar un alimento varias veces, podemos buscar alimentos alternativos que le brinden los mismos nutrientes. Después de todo, debemos tener presente que a los niños, al igual que a nosotros, no tienen por qué gustarles toda la comida.
No obstante, si se sospecha que el niño no quiere comer porque padece un trastorno de restricción de la ingesta alimentaria, lo mejor es acudir a un psicólogo ya que será necesario buscar su causa y darle tratamiento.

Fuente: https://www.rinconpsicologia.com/2017/08/mi-nino-no-quiere-comer-alimentacion-selectiva.html

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