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America’s true education scandal: poor, minority children continue to be left behind in public schools

Elize’a Scott, a Key Elementary School third grade student, right, reads under the watchful eyes of teacher Crystal McKinnis, left, Thursday, April 18, 2019, in Jackson, Miss. (AP Photo/Rogelio V. Solis)

UNICEF

Recently, the news has been full of headlines on the disparities that exist in the American education system. Some wealthy parents — including actresses Lori Loughlin and Felicity Huffman — have been indicted for gaming the admissions process for their children to some of the nation’s top colleges. Last week, Loughlin pleaded not guilty to charges of conspiracy to commit fraud and money laundering. Meanwhile in New York City, only 7 black students were admitted to the city’s most selective public high school — out of 895 spots. Currently, Harvard University is being sued over its affirmative action admissions policies.

The beleaguered American education system has struggled for years to address issues of inequality, with little success. A new report from the education research and advocacy group EdBuild finds that there is a $23 billion gap in funding between white and non-white school districts of equal size (the report identifies white school districts as those with 75% or more white students).

“What’s happening here is you are seeing a continuation of what we’ve found in previous reports: the foundation of the education funding system does not serve to best represent the interests of students from socioeconomically disadvantaged backgrounds,” said Matt Richmond, chief program officer at EdBuild.

The wealth gap

But even when EdBuild looked at districts of similar wealth levels, it found there were big differences that cleaved along racial and ethnic lines, with minorities receiving less than their white counterparts.

“In the U.S., race and economics tend to be correlated,” he said. “What was even more disappointing was that even when you accounted for poverty, there was still a difference of about $1,500 per student, even in high poverty school districts.”

The problem, the report points out, is the way public schools are funded. According to Richmond, 45% of funding comes from local sources, while 45% is provided by the state. The final 10% is made up of federal government funding.

With school budgets tied to the local tax base, wealthier communities are able to provide more funding for their local school districts.

“In a way, that’s systemic and formulaic,” Richmond said. And the wealth gap between communities is too large for the states to bridge, he said.

“If you look at the distribution [from states],” Richmond continued, “for the most part you find it’s relatively progressive. More money is going to districts with less wealth. You do see the states trying. But they have a tendency to fall short.”

But according to a 2018 report from the Rutgers Graduate School of Education and the Education Law Center, school funding isn’t as progressive as it needs to be. The report shows that funding disparities between states isn’t shrinking, but instead growing. “The funding differential between the highest (New York) and lowest (Idaho) funded states is over $12,400,” the report states.

The report goes on to say many states are becoming more “unfair” in their funding. “In 2015, only 11 states had progressive funding systems, down from a high of 22 in 2008,” the report says.

These gaps disadvantage already disadvantaged children.

In this photo taken Oct. 20, 2017, K-4 students Devon Daniels, left, and Charlie Webb talk to teacher Dana Chrzanowski at Milwaukee Math and Science Academy, a charter school in Milwaukee. Charters are vastly over-represented among schools where minorities study in the most extreme racial isolation,

Children from lower-income communities are less likely to be enrolled in earlier education, while teacher salaries — already lower than their non-teacher counterparts — are more competitive in states and districts with more funding, attracting higher-quality teachers. But according to the report, one of the most “meaningful” outcomes of fair funding is student-teacher classroom ratios.

And that’s not all. The Washington, D.C.-based think tank Urban Institute has found that children “from high-wealth families (defined as total family wealth including home equity above roughly $223,500) are more than one and a half times as likely to complete at least two or four years of college by age 25 as those in low-wealth families (wealth below $2,000).” And once they make it into college, children from high-wealth families are nearly twice as likely to graduate from a four-year institution — compared to less than a quarter of students from low-income households.

Fuente de la Información: https://finance.yahoo.com/news/americas-true-education-scandal-poor-minority-children-continue-to-be-left-behind-in-public-schools-160517019.html

Fuente de imágenes: https://finance.yahoo.com/news/americas-true-education-scandal-poor-minority-children-continue-to-be-left-behind-in-public-schools-160517019.html

 

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Crisis ética y moral en los campos de la educación superior

Por: Fernando Buen Abad

Un sistema corrupto no respeta ciencias ni conciencias. En la práctica, una multiplicidad de mafias burocráticas (que se adueñaron del gobierno) ejercen con toda impunidad su fuero de ignorantes y su estulticia de ladrones. Avasallan todo escudados en “políticas” y “protocolos” “de Estado”, diseñados para esquilmar, reprimir o aniquilar todo intento de desarrollo académico e intelectual que tenga por “alma mater” servir a los pueblos en su emancipación. Y hemos debido soportar tal canallada bajo el imperio de las amenazas y desplegué delincuencial, impúdico e impune, de funcionarios gubernamentales entrenados para fabricar esclavos de consciencia -con títulos universitarios- al servicio del “sistema”. “Mundo patas arriba”, clamaba Galeano.

Sálvense aquí todas las excepciones pero no por eso quede silenciado lo que es una demanda sentida e inmensa, que vive en el hartazgo y en la desesperación de los pueblos, porque no han existido políticas rigurosas capaces de impartir justicia verdadera a la hora de juzgar el papel del Gobierno en el tutelaje de la Educación Superior. No pocas veces se ha puesto en manos de funcionarios ignorantes, inoperantes y delincuentes el destino de la ciencia y el instrumental académico con que un Estado pretende desarrollar las capacidades intelectuales de los pueblos. No pocas veces hemos visto componendas, cohechos, malversaciones y persecuciones protagonizadas por los funcionarios responsables de la educación universitaria y no pocas veces hemos visto fraudes variopintos relacionados con la aprobación o el rechazo de planes de estudio, contenidos científicos y prácticas profesionales. Vivimos una crisis ética de alcances descomunales en el campo de las políticas publicas para la educación de los pueblos. Lo dicho… sálvense las excepciones.

No es una corrupción sólo de “mordidas”, “coimas”… o dinero. Es una corrupción de contenidos y de formas, de impostaciones y defraudaciones que abarcan desde el perfil de los funcionarios hasta su currículo o el papel que han jugado en el terreno de la educación. Muchos carecen de experiencia mínima (eso nada tiene que ver con sus títulos) y carecen de respeto alguno por su papel como defensores de una u otra metodología científica para el perfeccionamiento de Educación Superior. Pero incluso muchos de los que tienen todos los “papeles” y los oropeles, tampoco han sido “blancas palomas” y hemos padecido, con dolor intenso, los asaltos desembozados de peleles burócratas, bañados en prestigio de clase, pero infectados por el veneno del robo contra el presupuesto educativo que no es otra cosa que dinero del pueblo. Historia, por lo demás, tristísima.

Ya no podemos seguir guardando silencio aunque el miedo nos transite por los huesos. Ya no podemos seguir callando las canalladas de la corrupción gubernamental que, en todas sus escalas, ha dejado huellas indelebles para la historia de la educación en nuestros países. No podemos ni debemos tragarnos la denuncia por más amenazas o insultos recibidos (directa o indirectamente) por los funcionarios aludidos… ni podemos fingir “normalidad” cuando el fracaso general de la educación, en todas sus modalidades, salta a la vista como resultado de un modelo económico y político excluyente, racista, selectivo, injusto… expresado en contenidos manipulados para traficar modelos ideológicos opresores disfrazados “academia” o de “ciencia”.

No podemos ser cómplices del avasallamiento de grandes y buenas iniciativas gestadas en las refriegas del trabajo intelectual honesto, que quieren encontrar los mejores caminos para multiplicar y democratizar los mejores saberes. No podemos ser aliados del exterminio de la creatividad pedagógica y didáctica de los grandes proyectos educativos incluyentes que anhelan derribar los muros entre las nuevas tecnologías y las mejores filosofías del desarrollo humano y humanista. No queremos ser cómplices de la barbarie burocrática de funcionarios incapaces de entender la dinámica magnifica, ni la fuerza transformador de la educación, pensada para seres humanos cultos que anhelan ser libres. Basta de caciques burocráticos en las tareas de la educación, de la ciencia y del pensar riguroso.

No hay manera de imaginar países libres infestados con burócratas ladrones medrando con la educación de los pueblos. No hay manera de convertir las universidades en fuente nutricia de la transformación social si desde el gobierno se infiltran agentes de la corrupción económica e ideológica. No hay manera de anhelar una humanidad renovada en las fuerzas de sus fuerzas creadoras si las ciencias viven acosadas por mafias de burócratas empeñados en destruir toda buena nueva idea emancipadora de los pueblos. No hay manera de democratizar los saberes si hay gobiernos y funcionarios empeñados en destruirlos, ignorarlos o resecarlos con todo tipo de crímenes burocráticos.

Esos burócratas corruptos que infestan no pocos territorios de la Educación Superior no sólo han esquilmado a las universidades con vocación de justicia social para el saber, sino que han manchado su prestigio, les han inventado expedientes espurios, han hecho campañas difamatorias, han manoseado la vida privada de los científicos, de los intelectuales y de los académicos más honestos y más plenos de sentido popular. Han escupido sobre las mejores obras revolucionarias en la metodología y han hecho reinar la calumnia como forma de sistemática de amedrentamiento y castigo contra todos los que no quieren ser cómplices ni siervos de la estulticia gubernamental.

Pero llegó la hora de los límites y toda la paciencia, que muchos han tenido, se agotó. Llegó la hora de confrontar abiertamente en todos los campos pertinentes o adyacentes. Llegó la hora de la denuncia renovada que se hermana con la gran tradición de otras denuncias y luchas, contra la corrupción en todas sus expresiones y contra la condena a la ignorancia, injusta y criminal, a que han sometido a los pueblos esos corruptos investidos como “funcionarios gubernamentales” para la educación del pueblo. Ya basta. Tenemos nombres y apellidos, tenemos casos concretos y fechas precisas, tenemos estudios a fondo y tenemos la solidaridad internacional de miles de científicos, intelectuales y académicos hartos también de la corrupción infiltrada contra la educación. Y, por si fuese poco, tenemos también la razón de nuestro lado.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252975

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Para no olvidar: Las Víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica

Redacción: Telemundo

Durante más de 400 años, más de 15 millones de personas fueron víctimas de la esclavitud.

Fue en el año 2007, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) designó cada 25 de marzo como el día internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos.

Durante más de cuatro siglos, más de 15 millones de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de la esclavitud y de la trata transatlántica de esclavos, perdiendo todos sus derechos al ser vendidos como objetos, tras ser sacados a la fuerza de sus hogares en África y ser trasladados a América.

La importancia de este día busca crear conciencia con respecto al racismo, los prejuicios y la explotación del hombre por el hombre, principales causas de la esclavitud, además de incentivar la defensa de los Derechos Humanos de las personas y para que nadie sea tratado como objeto de comercio.

Como en cada conmemoración, este año el Secretario General de la ONUAntónio Guterres compartió un mensaje para recordar a las víctimas de la esclavitud y de la trata transatlántica.

En la actualidad, este flagelo sigue manifestándose a través de la llamada «esclavitud moderna», por medio de la trata de personas, el trabajo forzoso y la esclavitud sexual.

La esclavitud moderna no distingue el desarrollo de un país, está presente en todas partes del mundo. Más de 25 millones de personas en la Tierra, viven hoy en condiciones de esclavitud.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/recordando-victimas-esclavitud-trata-transatlantica-20190325-0015.html

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Solo siete chicos negros en el olimpo de la educación pública de Nueva York

Redacción: El País

El afamado instituto Stuyvesant se convierte también en epicentro de la segregación: únicamente siete de los 895 nuevos estudiantes para el curso 2019 son afroamericanos, mientras que las tres cuartas partes son asiáticos.

El Stuyvesant High School es la gran joya del sistema educativo neoyorquino, el instituto público donde las familias con niños brillantes pero sin recursos aspiran a llevar a sus hijos. Con fama de universo ultracompetitivo, abre las puertas a universidades de élite como ColumbiaHarvardYale, el MIT o Princeton. Pero la escuela se ha convertido también en una zona cero de segregación: solo siete nuevos estudiantes de los 895 admitidos para el curso 2019 son negros. Por el contrario, las tres cuartas partes son asiáticos. En el epicentro de este desequilibrio está el exigente examen de acceso: mérito como único criterio y raza chocan en este debate.

A las pruebas se presentaron 27.500 alumnos este año. Pero, como en ejercicios anteriores, el resultado muestra la dificultad para promover la diversidad, a pesar de los esfuerzos del alcalde Bill de Blasio. La disparidad es abismal en Stuyvesant: prácticamente todos los que no son asiáticos son blancos, y aunque los 33 hispanos de 2019 mejoran los 27 de hace un año, los negros serán tres menos, según los datos avanzados por The New York Times la semana pasada.

Kay Hymowitz, experta en cuestiones de pobreza y familia en del Manhattan Institute, llevó ahí a su hijo. Recuerda, tiempo después, lo duro que fue el proceso de admisión: “Requiere mucha dedicación”, dice en referencia a la preparación. Es la misma experiencia que tuvo Jonathan Fishner, que se graduó en 2001: los sábados por la mañana acudía a un hotel céntrico en Manhattan para recibir clases de matemáticas en una sala llena de niños. “Es muy intenso”, rememora. Logró pasar por la mínima. Si se hubiera equivocado en una pregunta, se habría quedado fuera.

Stuyvesant no es solo la mejor escuela pública de secundaria en el Estado de Nueva York. También está entre las 10 punteras en Estados Unidos en la categoría STEM y entre las preparatorias para acceder a una gran universidad. La administra un latino, Eric Contreras: “Es una bulliciosa comunidad de aprendices”, afirma el director, “que participan a diario en clubes, programas de investigación, foros de debate”.

Cuatro premios Nobel

El proceso para entrar en Stuyvesant empieza desde la guardería. Hymowitz lo atribuye a la desesperación que hay por entrar en las universidades más selectas. “La pregunta es si se está yendo demasiado lejos”, comenta, “cuando ya estás dentro la presión, la atención y el estrés puede ser excesivo”. Esta devoción hacia la alta jerarquía universitaria, apunta, no se da en otras partes.

El centro pone especial atención en las matemáticas, la ciencia y la tecnología. Cuatro de sus estudiantes fueron galardonados con el Nobel: Joshua Lederberg (Medicina), Roald Hoffman (Química), Robert Fogel (Economía) y Richard Axel (Medicina). El objetivo, añade Contreras, es “inculcar los valores intelectuales, morales y humanísticos para que cada niño alcance su máximo potencial”.

Nueva York cuenta con ocho institutos especializados como el Stuyvesant High School, de un total de 60 centros de bachillerato donde la matriculación es gratuita y se requiere examen. Los otros más demandados son Bronx Science y Brooklyn Tech. Al grupo se suma LaGuardia, donde el estudiante debe pasar además una audición para determinar su talento en música, danza o interpretación.

Críticas al sistema

Salta a la vista al entrar en la cuenta de la escuela en las redes sociales y fijarse en las fotos en las que aparecen grupos de estudiantes. Algo similar sucede cuando se repasa la lista de sus alumnos más ilustres. El primer afroamericano que aparece es el economista Thomas Sowell. Hay que bajar bastante hasta encontrar a Eric Holder, el primer negro en servir como fiscal general de EE UU.

La congresista Alexandria Ocasio-Cortez ha acudido a Twitter para poner el dedo en la llaga. “El 68% de todos los estudiantes en escuelas públicas son negros o latinos”, ha señalado, para acto seguido decir que el último resultado muestra que el modelo “es injusto”. Es lo que opina el estudiante sénior William Hier, que cuando fue aceptado eran solo diez los niños negros en su curso. “Es un problema sistémico”, dice.

“Todo se mueve en torno a un único examen”, señala. Considera que las cosas van a peor pese a las reformas prometidas. Lennox Thomas, del movimiento Teens Take Charge, añade que no se puede permitir “que un sistema injusto defina la inteligencia o potencial” de los estudiantes de raza negra. Por eso defiende que se destinen más recursos a los colegios para preparar a tiempo a los niños con talento.

El responsable a cargo de la enseñanza pública en Nueva York, Richard Carranza, rechaza basándose en estos resultados que el examen sea la única referencia para acceder a estos institutos especializados, porque dice “perpetúa un statu quo inaceptable”. El director del Stuyvesant también está a favor de establecer un procedimiento de admisión mixto, para evitar que se concentre todo en una única prueba.

Educación primaria

Pero si el plan del alcalde Blasio se aplica en su formulación actual, se reduciría la proporción de asiáticos que asisten a centros especializados. Soo Kim, graduado en Stuyvesant y presidente de su asociación de alumnos, cree que el debate sobre la segregación hace sentirse a los miembros de su comunidad como “malas personas”.

El problema es complejo. David Bloomfield, consultor en educación, considera que “la desigualdad no se resuelve con medidas a medias”. El origen del problema lo ve en la enseñanza primaria, donde los niños de color registran un rendimiento inferior. Admision Squad, un centro que prepara a minorías para la prueba de acceso, opina que hay que reforzar la educación en los distritos desfavorecidos con programas específicos.

Por su parte, Mona Davids, fundadora de New York City Parents Union, atribuye estos resultados a la falta de una enseñanza adecuada en los barrios más podres de la ciudad. “Hasta que la calidad de la educación no mejore”, afirma, “nada va a cambiar”. “No se puede pretender que todo sea culpa de un examen”, completa Hymowitz, “es un error ignorar que el problema está en las escuelas de estas minorías”.

«Los asiáticos son los que mejor rinden»

Stephan Thernstrom, conocido por sus estudios en grupos étnicos en Harvard, va más allá. Rechaza que en este debate se clasifique a los estudiantes por raza en lugar de ver los méritos de cada individuo. Stuyvesant, señala, no es un lugar para un estudiante medio. Y considera, por tanto, contraproducente querer meter en institutos especializados a niños que no rinden al mismo nivel con el argumento de la etnia.

“La realidad es que son los estudiantes asiáticos los que rinden mejor académicamente”, insiste, “están muy motivados”. Imponer una acción que favorezca a negros o hispanos provocará, advierte, una nueva discriminación. “Es una elección crucial”, opina, “porque se corre el riesgo de que el sistema se haga aún más segregado si provoca que la educación de élite esté al alcance solo de los superricos”.

De hecho, no se cuestiona que los institutos especializados permitieron a familias sin recursos acceder a una enseñanza gratuita equivalente a la privada. “Muchos de estos niños que resultan ser asiáticos son de familias bastante pobres”, apunta Hymowitz, “muy preocupadas por la educación”. “La diversidad debe lograrse sin crear una desventaja a los méritos. Si no se perderá talento”.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/04/01/actualidad/1554147846_545287.html

 

 

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Uruguay: Marcha contra el racismo

Redacción: Tercera Información

Marcha contra el racismo, por la Avenida 18 de Julio hasta la Plaza Libertad, este pasado 28 de marzo.

Convocada en repudio al mensaje racista del cantante del género tropical Alex Stella.

Este personaje le expresa a su productor en duros términos por su color de piel. “No me gustan los negros”, le dijo: “¿Sabes lo que pasa? Yo te voy a ser sincero, loco. A mí los negros no me gustan, loco. Los negros no me gustan. No me gusta el olor de los negros”-

Este hecho generó en las organizaciones afro, total repudio y convocó a una marcha en el día de hoy.

Fotografía Martha Passeggi

La imagen puede contener: una o varias personas y exterior

 

 

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/2019/03/29/uruguay-marcha-contra-el-racismo
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La mancha humana en Madrid: sobre racismo y lenguaje

Redacción:  Letras Libres

Los alumnos de la Universidad de Syracuse (Nueva York) que estudian en el campus de Madrid han protestado porque en diversos cursos han escuchado el insulto racista «nigger».

En una de sus novelas más celebradas, La mancha humana, Philip Roth hace decir a su personaje central, el profesor Coleman Silk, la palabra spook, un término con el que se refiere a dos estudiantes africanoamericanos que aún no han aparecido por su clase. Spook significa “fantasma”, “espectro”, pero es también usado para referirse de forma ofensiva, prejuiciosa o denigratoria a las personas de raza negra.

Algunos alumnos estadounidenses de la Universidad de Syracuse (Nueva York) que actualmente se encuentran estudiando en el campus que dicha universidad tiene en Madrid han vivido afligidos en las últimas semanas porque en diversos cursos han tenido que escuchar otro odioso término para referirse a los africanoamericanos (nigger), palabra a la que es común aludir oblicuamente en inglés como “the N word”. La palabra aparecía en un pasaje de un libro de Paul Theroux que un estudiante tuvo que leer en voz alta en una clase; o en la recolección que hacía otro estudiante de cómo fue hostigado de niño en el colegio, o, al fin, en el intento que hacía una profesora de mostrar cómo en español la palabra “negro” no tenía, en los usos convencionales, el cariz insultante del que sí está revestida en inglés. A una estudiante africanoamericana escuchar de boca de su profesora la “palabra que empieza con N” le hizo sentirse “señalada”, y, tras terminar la clase, no pudo reprimir el llanto y no quiso atender a los intentos de la profesora de darle explicaciones. La estudiante le dijo que en los Estados Unidos la habrían despedido añadiendo que no era concebible que desconociera el concepto de “interseccionalidad” y que no podía excusarse en su desconocimiento del inglés. Varios estudiantes expresaron su creciente enojo con el uso del lenguaje racista en clase “… independientemente de si se dirigía a alguien, se expresaba en la lectura de un libro o de cualesquiera otras formas”.

De acuerdo con el recuento del episodio que hace la gaceta de la Universidad de Syracuse, The Daily Orange, fueron varios los alumnos que se quejaron a la dirección del programa, y diversas instancias universitarias (Unidades de Asuntos Multiculturales y Diversidad) han tenido que tomar cartas en el asunto, convocando una reunión con todo el cuerpo estudiantil para asegurar a los estudiantes africanoamericanos el compromiso de la institución con la diversidad, la lucha contra el racismo y contra toda forma de discriminación prometiendo que redoblarán sus esfuerzos en pos de la “inclusividad”.

Lo cierto es que los agraviados alumnos se equivocaban y la Universidad de Syracuse ha perdido una extraordinaria oportunidad educativa de instruirles sobre su error, y, de paso, instigar una madurez de la que parecen carecer en grado suficiente.

Y la verdad es que no hacía falta más que recordarles una distinción básica, de, por decirlo así, Linguistics 101 o Philosophy of Language 101, la diferencia que va de “mencionar” un término o concepto -hablar dellenguaje, función lingüística que solemos señalar con el uso de comillas- a “usarlo”, lo cual sí hubiera justificado el agravio y la queja. En esencia: no es lo mismo insultar que hablar de insultos.

Es precisamente esto último, hablar de insultos y racismo, lo que hizo célebremente el presidente Barack Obama -¿se les ocurre alguien menos sospechoso?- en una entrevista radiofónica a finales de junio de 2016 a propósito del persistente uso de la bandera confederal en algunos estados del Sur (señaladamente Carolina del Sur). En esa ocasión el entonces presidente afirmó, en referencia al racismo aún preponderante en su país: “No se trata solo de que no sea educado decir nigger en público. Esta no es la medida para constatar si el racismo existe o no. No se trata solo de la discriminación descarnada.” Al igual que algunos estudiantes de Syracuse University, no fueron pocos los comentaristas que se sintieron entonces sorprendidos por este uso que hizo Obama, pero no se tardó demasiado en instruir al público en que esa mención era perfectamente legítima (véase al respecto, por ejemplo, esta noticia de The Huffington Post).

Y es que, en el fondo, cabe que nos preguntemos: ¿qué diferencia relevante marca que empleemos una etiqueta como “la palabra que empieza por N” en lugar de esa misma palabra? Nuestras intenciones semánticas son equivalentes: que nuestro oyente entienda una cierta referencia, en particular la intensión o connotación del término nigger, pero nuestro propósito al emplear el lenguaje puede ser muy distinto. Imaginen, por volver al ejemplo del profesor Silk en la novela de Roth, que aquel hubiera dicho: “¿Estos estudiantes existen o son “la palabra que empieza por S?” La elipsis semántica para evitar decir “spook” habría reforzado, más que evitado, la vejación a esos estudiantes. O dicho de otro modo: ¿dejaría de ser un insulto que alguien le dijera a una persona africanoamericana: “Shut up N-word” (“Cállate, palabra que empieza por N”)? Obviamente no, pues la intención es usar un conjunto de signos que ambos entienden para denigrarle; “palabra que empieza por N” es contingentemente un insulto, y nigger no lo es necesariamente.

Y eso es, por supuesto, independiente de quién sea el hablante o su frecuentemente invocada “perspectiva singular” por pertenecer a la raza negra. Algunos han señalado que ese hecho les otorga el privilegio de no solo poder mencionar la palabra nigger, sino también usarla entre ellos (vean cualquier película de Spike Lee) pues solo a ellos pertenece el agravio al escucharla cuando es proferida por individuos de otras razas. Esa suerte de exclusividad en la afrenta les otorga un derecho de uso exclusivo, por decirlo así. Una persona que no pertenece a la raza negra y usa “la palabra que empieza por N” comete otra de esas intolerables “apropiaciones culturales”, esta vez sobre los usos y menciones de la denigración lingüística.

De admitirse semejante idea, el lenguaje para referirnos a la injusticia, a la ofensa y a la discriminación se haría sencillamente imposible, o tediosamente infantil. La razón es sencilla de entender: Todo individuo puede reclamar una capa de su identidad que le convierte en un objetivo del insulto, o de una vejación en el pasado. En eso consiste precisamente la “interseccionalidad” a la que apelaba la estudiante del reportaje.

Los latinoamericanos en España son despectivamente llamados “panchitos” o “sudacas”; los asiáticos “chinorris”… Pensemos en la orientación sexual (“bolleras”) o en la identidad de género (“travelos”), y por supuesto en la homosexualidad masculina, para la que la literatura y lengua españolas han producido una colosal pléyade -como seguramente en otras lenguas- de palabras afrentosas. ¿Qué harán los estudiantes gais de Syracuse cuando se enfrenten a las novelas de Camilo José Cela? ¿Mencionarán los epítetos como “la palabra que empieza por M” (“maricón”) o “la palabra que empieza por M pero acaba en ITA” (“mariquita”), o la “palabra que empieza por S” (“sarasa”) o “la palabra que empieza B” (“bujarrón”)…? ¿Se taparán los oídos al ver el cine de los 80 de Almodóvar, como cuando eran niños?

Los jóvenes, especialmente los que pertenecen a las “minorías sospechosas y vulnerables”, necesitan conocer la historia y su pasado, y para hacerlo de manera cabal no sirve el escamoteo de los eufemismos malentendidos sino el lenguaje recto y la verdad, lo que fue y lo que persiste en todas sus presentaciones y expresiones, sabiendo que de tales manifestaciones “no se hace uso”, sino que “se da cuenta”. También precisan de buenas herramientas para enfrentarse a la vida adulta a la que asoman, sea en Madrid o en Syracuse.

Fuente: https://www.letraslibres.com/espana-mexico/politica/la-mancha-humana-en-madrid-sobre-racismo-y-lenguaje

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Davis llama a transformar las estructuras sociales para abolir el racismo

Redacción: Informe 21

La filósofa y activista afroamericana Angela Davis hizo este viernes en Montevideo un llamado a «transformar» las estructuras de las sociedades para abolir el racismo y resaltó que, en una lucha que no reconoce fronteras, la movilización de las mujeres negras es la «esperanza» del mundo.

Davis, que tras ser nombrada visitante ilustre de Montevideo brindó una conferencia magistral ante el público que llenó el Teatro Solís, afirmó que para trabajar en pos de erradicar el racismo de las sociedades hay que ir más allá del mero reconocimiento de quienes han sido excluidos por su origen racial.

«No se trata simplemente de asimilar a personas que habían estado marginalizadas en una sociedad que sigue siendo la misma que cuando se excluía a las personas negras, se trata de transformar las estructuras mismas de la sociedad», enfatizó la activista.

En esa línea, la estadounidense, que en los años 70 fue falsamente acusada de asesinato, secuestro y conspiración, condenada a pena de muerte y finalmente liberada luego del reclamo de movilizaciones a nivel mundial, apuntó que si se quiere acabar con el racismo, hay que apuntar a las bases del sistema capitalista.

Davis, cuya conferencia tenía como eje «Sin racismo, mejor democracia» afirmó así que países como Estados Unidos, Canadá y Francia, donde predominan los discursos de «igualdad, justicia y libertad», no son plenamente democráticos en tanto no garantizan esos principios para ciertos individuos.

La activista detalló que en esos países, como en otros, el racismo fue «el gran impulsor del desarrollo del complejo carcelario industrial» en la era capitalista y esgrimió que es por ello que en las cárceles de cada país se puede encontrar cantidades desproporcionadas de personas indígenas o negras.

De todas formas, si bien hizo énfasis en que al día de hoy los motivos que impulsan a los movimientos sociales a luchar no difieren de los que impulsaron a otros a luchar contra la esclavitud hace cinco siglos, Davis sentenció que el deseo por la libertad «no se extinguió».

«Esta lucha continua por la libertad, se encuentra en el corazón de la democracia, aquellos que han sido sistemáticamente excluidos y marginalizados y que siguen luchando por la libertad son la esperanza de la democracia hoy», valoró.

En esa línea, la filósofa afroamericana, que declaró haber apoyado al movimiento guerrillero uruguayo de los Tupamaros y dijo estar ansiosa de reunirse con el expresidente José Mujica, agregó que hoy en día un país como Uruguay es un «faro» para el resto del mundo e instó a los uruguayos a no retroceder en sus logros.

«En tanto se aproximan las elecciones nacionales, su país puede sufrir las mismas presiones que condujeron al deterioro de otros procesos de democratización en América Latina. Confío en que ustedes tengan el poder para resistir estas presiones y avanzar en la ampliación y profundización de su estructura democrática», reafirmó Davis.

Por último, quien es reconocida como una referente feminista y que fue crítica al referirse a la política antimigratoria del Gobierno de su país como basada en un discurso «populista y demagógico», afirmó que la lucha social actual, que no reconoce fronteras, tiene en las mujeres negras su luz de esperanza.

«En un momento Sudáfrica constituyó la esperanza del mundo para una sociedad dedicada a ponerle fin a la pobreza, el racismo, el sexismo y la homofobia (…) Ahora podemos decir que el movimiento de mujeres negras es el que nuevamente logra generar esperanza para el país, la región y el mundo», concluyó.

La presencia de Davis en Montevideo fue impulsada por el colectivo social Horizontes de Libertades y se enmarcó en el Día Internacional de las Mujeres y el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, celebrados los pasados 8 y 21 de marzo.

Este sábado a las 18.00 hora local (21.00 GMT), la activista participará de una concentración en la explanada de la Universidad de la República en Montevideo, donde disertará y recibirá el título Honoris Causa de ese centro educativo.

Fuente: https://informe21.com/actualidad/davis-llama-a-transformar-las-estructuras-sociales-para-abolir-el-racismo

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