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Redes sociales: comunicación y educación

Por: Gustavo Hernández Díaz

“La educación debe mediar entre el hombre y las redes sociales, entre el hombre y las comunidades virtuales. Urge comprender el hecho educativo y el proceso comunicacional desde la misma cultura. Saber cómo interactúa la gente con las tecnologías desde sus mestizajes culturales populares y urbanos”

Preguntas necesarias

Lo primero que se aprecia en Redes sociales: comunicación y educación, coedición de ABediciones/Ucab y la Fundación Empresas Polar (2017), es su planteamiento pedagógico sobre el papel de las tecnologías en la sociedad de la comunicación. Dicho de otro modo, la educación debe mediar entre el hombre y las redes sociales, entre el hombre y las comunidades virtuales. Urge comprender el hecho educativo y el proceso comunicacional desde la misma cultura. Saber cómo interactúa la gente con las tecnologías desde sus mestizajes culturales populares y urbanos.

También es oportuno destacar que para el Dr. Manuel Moreno Castañeda, rector de la Universidad Virtual de Guadalajara, México, Redes sociales: comunicación y educación desarrolla una serie de interrogantes sobre la pedagogía de la comunicación. “Entre las preguntas que pueden hacerse los investigadores que aquí presentan sus trabajos y los posibles lectores, algunas tienen que ver con el potencial de las tecnologías como recursos para mejorar los procesos de aprender y enseñar; y, otras más específicas, con las posibilidades mediáticas más recientes, por ejemplo: ¿las redes subliman o mejoran la comunicación humana? ¿Podrían las redes sociales generar un cambio educativo que supere la forma tradicional de enseñanza en el contexto de las universidades públicas? ¿Cuáles son las ventajas del uso de las redes sociales electrónicas en el entorno educativo universitario?”.

e-Pedagogía

La red social ha cambiado nuestras vidas con la presencia de la interactividad, rapidización y el desasosiego líquido (Zygmunt Bauman). Es por ello que Ruth Díaz Bello sostiene: “el objetivo es tomar conciencia de esas transformaciones que se han sucedido en nuestras vidas que nos permitan liderar nuevos cambios, para hacer los ajustes que nos permitan sacar provecho de las potencialidades que se anuncian con los desarrollos tecnológicos de la información y la comunicación”.

Para Guillermo Moreno Galindo la calidad educativa puede describirse de esta manera: “a) equidad entendida por oportunidades de educación para todos y de la misma forma; b) uso adecuado del tiempo y de los recursos; c) impacto de esa enseñanza en la transformación individual y social del aprendizaje”.

Según Mariano Fernández y Vanessa Miguel, “las redes de conocimiento deberían sustentarse en el papel de la investigación científica como eje de producción de conocimientos socialmente válidos, los cuales permiten hacer frente a la sobrecarga informativa o infoxicación”.

Ángel Alvarado se pregunta si las redes sociales forman o solo informan (o en tal caso desinforman). “El carácter formativo o informativo que pudiese ser asignado a las redes sociales en el campo educativo está determinado por el uso que haga y promueva el docente de ellas, de sus conceptos y posturas sobre la enseñanza y el aprendizaje, en fin, con su hacer e identidad pedagógica”.

Rosa Amaro de Chacín discierne sobre un par de conceptos: didáctica medial y gestión del aprendizaje. “Aproximarnos a una didáctica medial para referirnos al ámbito de la didáctica en el cual se concreta la configuración de propuestas innovadoras que implican críticamente la tecnología”. Una gestión exitosa del aprendizaje en la virtualidad “pasa necesariamente por prever un diseño pertinente, didácticamente fundamentado, flexible, ajustado a la naturaleza del aprendizaje en la virtualidad”.

Comprender la red

Alejandra Fernández expone un tema muy novedoso en el campo de la educación y que se refiere a la importancia de la curaduría de contenidos. “Se entiende la curaduría (que no curación) como el proceso de buscar, encontrar y seleccionar contenidos con el objetivo de organizarlos en porciones para uso de una institución, organización o colectivo”.

Ana Beatriz Martínez González y Nayesia María Hernández Carvajal sugieren cuatro tipos de competencias digitales (e-skills): “1.-Tecnológica: alfabetización y apropiación pertinente, uso y gestión de dispositivos. 2.-Comunicativa: relacionarse y colaborar en entornos digitales. 3.-Informacional: evaluación, curaduría de contenidos. 4.-Aprendizaje: generar conocimiento en procesos y productos, al transformar la información en conocimiento y utilizarlo de manera adecuada”.

Para Omar Miratía las redes sociales cumplen con algunas funciones en el ámbito educativo. Tres de ellas: “1.-Se pueden compartir contenidos de forma libre y abierta bajo licencia: Creative Commons. 2.- Permiten compartir y socializar la información y el conocimiento. 3.- Fomentan los valores de trabajo colaborativo y cooperativo”.

Saber más en un click

Yoraima Salazar, Milagros Cruz y María del Carmen Martínez proponen, entre otros asuntos, un decálogo sobre el uso de las redes sociales:

1. Lee las condiciones de aviso legal y política de privacidad.

2. Trata con respeto a los otros usuarios.

3. Solo debes descargar los contenidos, copiar o imprimir cualquier contribución para tu uso personal y privado.

4. Toma conciencia de tu reputación on-line.

5. Respétate y respeta al resto de usuarios en tu comportamiento.

6. Aprende a expresar emociones y estados de ánimo.

7. Resuelve con firmeza la presión de grupo: tú eres el dueño de tus decisiones.

8. Reflexiona antes de publicar datos personales en internet.

9. Si algún contenido es inconveniente, o de alguna manera algo lesiona los derechos del usuario (información, privacidad, etc.) usa las herramientas de denuncia.

10. Las redes ofrecen distintas opciones para configurar la privacidad.

Reportes y redes

Antonio Silva Sprock y Julio Ponce Gallegos estudian la influencia de los estilos de aprendizaje en la generación de técnicas instruccionales. Hay que entender la cotidianidad escolar, la forma en que están aprendiendo los alumnos y la modalidad de estrategia educativa que puede resultar más apropiada en un momento dado.

Raymond Marquina destaca las ventajas sobre el uso de dispositivos móviles y de las redes sociales. “Una estrategia educativa que plantee el uso adecuado de redes sociales y dispositivos móviles para el desarrollo de actividades de aprendizaje fuera del aula de clases, permite a los estudiantes aprovechar mejor el tiempo libre fuera de la institución con la intención de invertir el aula (flipped classroom) y desarrollar en conjunto con el profesor las actividades de mayor valor”.

El trabajo de Jacqueline Panvini se enmarca en el campo de la educación para la salud. “La experiencia de la comunidad virtual de aprendizaje para la Puericultura y Pediatría, dirigida en un principio a los estudiantes del cuarto año de Medicina de la Escuela José María Vargas de la Facultad de Medicina de la UCV, proporcionó resultados altamente satisfactorios e inesperados, los cuales pudiesen reproducirse en otras asignaturas”.

Gustavo Mizraim González se refiere a la influencia de las redes sociales en la comunicación organizacional. “Las redes sociales se han convertido en una herramienta de comunicación e información imprescindible en las empresas. Por esto la gestión de las organizaciones requiere estar cada vez más focalizada en el uso de las tecnologías 2.0, sin perder las relaciones interpersonales y la adecuación de las redes a la cultura corporativa”.

Sobre las redes sociales en la escuela de Economía de la UCV, María Rita Amelii reporta lo siguiente: “Con respecto a la actividad desarrollada por los profesores, al momento de este estudio unos pocos manifiestan utilizar las redes sociales, y los que así lo hacen, las valoran como medios para mantenerse comunicados, por lo tanto, no podemos decir que su uso ha permeado la actividad docente aún”.

Pedro Certad constató que las redes sociales son eficaces en el manejo de los conceptos básicos de la química en bachillerato. “Siendo la química una ciencia ubicada en las ciencias abstractas, la adopción de estas estrategias ayuda a la comprensión de conceptos y experiencias, acercándolos a través de la búsqueda y la indagación a este conocimiento. Asimismo, en esta búsqueda se despiertan habilidades y actitudes que conforman entonces las competencias científicas en el estudiante”.

P.D. Reconocimiento muy especial a las profesoras Ana Beatriz Martínez González y Nayesia María Hernández Carvajal de la Universidad Central de Venezuela, quienes han hecho posible la compilación académica de una serie de trabajos teóricos y empíricos sobre Redes sociales: comunicación y educación. No es cualquier tipo de compilación la que nos brindan estas distinguidas profesoras. Se observa en este libro la “convergencia disciplinaria entre la educación y la comunicación” a lo Henry Jenkins y, desde luego, la presencia de la “inteligencia colectiva” del filósofo Pierre Lévy. En esta dirección, Ana y Nayesia afirman: “en este libro se expone el producto del trabajo colaborativo que venimos realizando alrededor del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación superior un grupo de colegas de diversas facultades de la Universidad Central de Venezuela conjuntamente con la Universidad de Los Andes y la Universidad Metropolitana”.

Fuente del Artículo:

http://www.el-nacional.com/noticias/entretenimiento/redes-sociales-comunicacion-educacion_229762

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Redes sociales e ideología

Por: Marcelo Colussi

En algún Congreso sobre Medios Alternativos se decía que “La evolución de la Web, el surgimiento de los medios alternativos, las redes sociales de Internet, así como los blogs y wikis, crean nuevas posibilidades para la comunicación social y política. Este nuevo escenario comunicativo a nivel internacional demanda cada vez más la creación de condiciones para maximizar su aprovechamiento”. Sin caer en empobrecedores maniqueísmos ni valoraciones moralizantes, ni tampoco en triunfalismos exagerados que pierden la verdadera dimensión de las cosas, digamos que toda esta amplia batería de nuevas tecnologías ofrece interesantes posibilidades si lo pensamos desde una perspectiva transformadora, quizá revolucionaria incluso, al mismo tiempo que no se pueden desconocer sus peligros latentes. El reto está en ver cómo se navega en esas aguas y se puede llegar a buen puerto.

Las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación -TICs- son especialmente atractivas, y con mucha facilidad pueden pasar a ser adictivas (de la real necesidad de comunicación fácilmente se puede pasar a la “adicción”, más aún si ello está inducido, tal como sucede efectivamente). En una investigación que se hizo vez pasada en Guatemala sobre este tópico se preguntó a jóvenes usuarios de estas tecnologías -de distinta extracción social, de ambos sexos, con edades de entre 17 y 25 años- si al estar haciendo el amor reciben una llamada a su teléfono celular, ¿qué harían? Muchos y muchas (alrededor de un 75%) respondieron que, sin dudarlo, contestarían. No hay dudas que estamos ante un importante cambio de actitudes.

Estamos invadidos por una cultura del uso de lo digital; se nos ha dicho incluso, interesadamente o no, que la llamada “Primavera árabe”, por ejemplo, se provocó por la catarata de mensajes de texto transmitidos en los teléfonos móviles y por el uso de las llamadas redes sociales. ¿Las nuevas revoluciones, entonces, se construirán sobre la base de realidades virtuales que movilizan a las masas? En Guatemala los movimientos cívicos anticorrupción del 2015 que terminaron sacando del poder a presidente y vicepresidenta se generaron casi exclusivamente a través de redes sociales (luego se supo que hubo ahí una monumental manipulación, habiéndose creado cantidad de perfiles falsos desde donde se lanzaron las convocatorias).

Dejamos aquí el análisis político pormenorizado tanto del movimiento de los pueblos árabes como lo que se jugó en Guatemala, porque no es el espacio adecuado para tratarlo, pero no podemos menos de indicar que estas nuevas modalidades comunicacionales tienen una fuerza decisiva. En la actualidad vivimos una cierta entronización de lo digital que puede llevarnos a verlo como panacea. De todos modos, más allá de la interesada prédica que identifica a las TICs con una nueva pretendida solución universal, no hay dudas que tienen algo especial que las va tornando imprescindibles.

Estar “conectado”, estar todo el tiempo con el teléfono celular en la mano, estar pendiente eternamente del mensaje que puede llegar, de las redes sociales, del chat, constituye un hecho culturalmente novedoso. ¿Quién perteneciente a una generación anterior a la actual respondería afirmativamente a la pregunta arriba citada, respecto a la intimidad de su vida sexual y el uso de un teléfono?

La definición más ajustada para un teléfono celular (lo mismo se podría decir de las TICs en general) es que, poseyendo el equipo en cuestión -teléfono, computadora, acceso a internet- se está “conectado”, que es como decir: “estar vivo”. Definitivamente todas estas tecnologías van mucho más allá de una circunstancial moda: constituyen un cambio cultural profundo, un hecho civilizatorio, una modificación en la conformación misma del sujeto y, por tanto, de los colectivos, de los imaginarios sociales con que se recrea el mundo. Eso nos abre forzosamente la pregunta: ¿constituyen también un arma política? ¿Son un instrumento más para el cambio social? La revolución socialista (pensemos que eso, aunque hoy día esté supuestamente “pasado de moda”, sigue siendo una posibilidad), ¿puede beneficiarse de estos instrumentos?

Lo importante a destacar es que esa penetración que tienen las TICs no es casual. Si gustan de esa manera, es por algo. Como mínimo se podrían señalar dos características que le confieren ese grado de atracción: a) están ligadas a la imagen, y b) permiten la interactividad en forma perpetua.

La imagen juega un papel muy importante en las TICs. Lo visual, cada vez más, pasa a ser definitorio. La imagen es masiva e inmediata, dice todo en un golpe de vista. Eso fascina, atrapa; pero al mismo tiempo no da mayores posibilidades de reflexión. La lectura cansa. Se prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Ésta fascina y seduce. Se renuncia así al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo”, se quejaba amargamente Giovanni Sartori (1). Lo cierto es que el discurso y la lógica del relato por imágenes están modificando la forma de percibir y el procesamiento de los conocimientos que tenemos de la realidad. Hoy por hoy la tendencia es ir suplantando lo racional-intelectual -dado en buena medida por la lectura- por esta nueva dimensión de la imagen como nueva deidad.

Junto a eso cobra una similar importancia la fascinación con la respuesta inmediata que permite el estar conectado en forma perpetua y la interactividad, la respuesta siempre posible en ambas vías, recibiendo y enviando todo tipo de mensajes. La sensación de ubicuidad está así presente, con la promesa de una comunicación continua, amparada en el anonimato que confieren en buena medida las TICs. (Muchos “tímidos” consiguen pareja por su intermedio. Eso es un hecho. Además, a partir de ese anonimato, cualquiera se puede permitir cualquier cosa, opinar, decir lo que jamás diría cara a cara, insultar, provocar, etc., etc.).

La llegada de estas tecnologías abre una nueva manera de pensar, de sentir, de relacionarse con los otros, de organizarse; en otros términos: cambia las identidades, las subjetividades. ¿Quién hubiera respondido algunas décadas atrás que prefería contestar el teléfono fijo a seguir haciendo el amor?

Hoy día la sociedad de la información, por medio de estas herramientas, nos sobrecarga de referencias. La suma de conocimiento, o más específicamente: de datos, de que se dispone es fabulosa. Pero tanta información acumulada, para el ciudadano de a pie y sin mayores criterios con que procesarla, también puede resultar contraproducente. Puede afirmarse que existe una sobreoferta informativa. Toda esta saturación y sobreabundancia de ¿información?, y su posible banalización, se ha trasladado a la red, a las TICs en general, inundando todo. De una cultura del conocimiento y su posible apropiación se puede pasar sin mayor solución de continuidad a una cultura del divertimento, de la superficialidad. Las TICs permiten ambas vías. Se ha hablado, entonces, de intelicidio. Parecería que las redes sociales contribuyen mucho a eso: el olvido (¿o la muerte?) del pensamiento crítico. La opinión política, el análisis pormenorizado, la reflexión profunda se va reemplazando por un tuit de 150 caracteres.

Si bien las TICs se están difundiendo por toda la sociedad global, quienes más se contactan con ellas, las utilizan, las aprovechan en su vida diaria dedicándole más tiempo y energía, y concomitantemente viéndose especialmente influenciados por ellas, son los jóvenes. Es evidente que la globalización en curso uniforma criterios sin borrar las diferencias estructurales; de ahí que, diferencias mediantes, las generaciones actuales de jóvenes son todas “hijas de las TICs”, o “nativos digitales”, como se les ha llamado. “Aquello que para las generaciones anteriores es novedad, imposición externa, obstáculo, presión para adaptarse –en el trabajo, en la gestión, en el entretenimiento- y en muchos casos temor reverencial, para las generaciones más jóvenes es un dato más de su existencia cotidiana, una realidad tan naturalizada y aceptada que no merece siquiera la interrogación y menos aún la crítica. Se trata en efecto de una condición constitutiva de la experiencia de las generaciones jóvenes, más instalada e inadvertida a medida que se baja en la edad” (2)

En esa dimensión, lo importante, lo definitorio es estar conectado y siempre disponible para la comunicación. De esa lógica surgen las llamadas redes sociales, espacios interactivos donde se puede navegar todo el tiempo a la búsqueda de lo que sea: novedades, entretenimiento, información, aventura, etc., etc. En las redes sociales, usadas fundamentalmente por jóvenes, alguien puede tener infinitos amigos. O, al menos, la ilusión de una correspondencia infinita de amistades. En esa línea, creemos importante no dejar de hacer notar que la superficialidad no es ajena a buena parte de la cultura que generan las TICs. De ahí que debe verse muy en detalle cómo estas tecnologías comportan, al mismo tiempo que grandes posibilidades, también riesgos que no pueden menospreciarse. La cultura de la ligereza, de lo superficial y falta de profundidad crítica puede venir de la mano de las TICs, siendo los jóvenes -sus principales usuarios- quienes repitan esas pautas. Sin caer en preocupaciones extremistas, no hay que dejar de tener en vista que esa entronización de la imagen y la inmediatez, en muchos casos compartida con la multifunción simultánea (se hacen infinitas cosas al mismo tiempo), puede dar como resultado productos a revisar con aire crítico: “en términos mayoritarios [los jóvenes usuarios de TICs] adquieren información mecánicamente, desconectada de la realidad diaria, tienden a dedicar el mínimo esfuerzo al estudio, necesario para la promoción, adoptan una actitud pasiva frente al conocimiento, tienen dificultades para manejar conceptos abstractos, no pueden establecer relaciones que articulen teoría y práctica”. (3)

Pero si bien es cierto que esta cibercultura abre la posibilidad de esta cierta liviandad, también da la posibilidad de acceder a un cúmulo de información y a nuevas formas de procesar la misma como nunca antes se había dado, por lo que estamos allí ante un fenomenal reto.

Los medios alternativos de comunicación -como el presente, en el que se está leyendo este texto, y que hacen uso de la red, de todas estas nuevas herramientas digitales- son un granito de arena más en la larga y continuada lucha por un mundo mejor. Hoy, caído el Muro de Berlín, y con él muchas esperanzas, no hay dudas que el campo popular está un poco (bastante) falto de ideas claras, de referentes precisos en la batalla por esas transformaciones. Los ideales de algunas décadas atrás, si bien no han desaparecido, quedaron golpeados. La fabulosa ola neoliberal que todavía nos sigue afectando ha significado un golpe muy grande para la izquierda, para el campo popular, para la ideología de la transformación.

En ese marco, la cultura digital que ha llegado con una fuerza fabulosa, abre un reto: obviamente, en tanto tecnología, no es “buena” ni “mala”. Plantearlo así es sumamente reduccionista, equivocado en definitiva. Pero no se puede dejar de considerar cómo funciona, quién la maneja, qué papel juega para los grandes poderes globales como negocio y como mecanismo de control social. La posibilidad de construir ahí un espacio alternativo está abierta.

Eso, sin dudas, implica una lucha (¿hay acaso algún aspecto de lo humano que no la implique?), pues los grupos de poder utilizan este instrumental con fines de conservadurismo, para que nada se altere. Y por cierto que lo saben hacer muy bien. De hecho cada vez más asistimos a un uso mentiroso de estas posibilidades tecnológicas. Por lo pronto, en forma creciente y en todas partes del mundo, la práctica política se basa en el más repugnante engaño bien montado, mercadológicamente ofrecido. “ En la sociedad tecnotrónica el rumbo lo marcará la suma de apoyo individual de millones de ciudadanos incoordinados que caerán fácilmente en el radio de acción de personalidades magnéticas y atractivas, quienes explotarán de modo efectivo las técnicas más eficientes para manipular las emociones y controlar la razón ”, pedía el polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinsky. Y así es, pues cada vez más asistimos a la creación de los llamados “perfiles falsos” en las redes sociales por parte de los políticos y/o las usinas ideológicas para hacer creer lo que no es (que los políticos tienen muchos seguidores, que la población los ama, que está de acuerdo con su accionar, inoculando ideología, diezmando el pensamiento crítico. ¿Queda claro por qué lo de intelicidio?). ¿Por qué una gran cantidad de personas en todo el mundo repite lo que repite sin cuestionárselo? Que en Venezuela hay una narcodictadura, por ejemplo; que los misiles nucleares norcoreanos son peligrosos para la paz mundial, pero no así los estadounidenses, solo para poner algunos patéticos ejemplos. El engaño sigue estando presente en el ejercicio del poder, y las redes sociales (atractivas, envolventes, fáciles de usar) lo permiten muy ampliamente. O más aún: lo estimulan a niveles exponenciales.

No debemos dejar de tener en cuenta que se han abierto ciertos canales para una relativa democratización de la información. En cierto sentido, todos podemos dejar nuestra marca en la red de redes, decir, denunciar, hacer evidentes ciertas cosas. Pero no hay que olvidar que ese fabuloso espacio virtual también está hiper controlado por los enormes poderes de siempre, que el tráfico satelital no lo maneja el campo popular, que tecnológicamente dependemos de unos pocos servidores que manejan ese tráfico. La ilusión de creer que la revolución se agota en una pantalla es un peligro. Bienvenidas las tecnologías digitales, sin duda. Aprovechémoslas, conozcámoslas en profundidad, saquémosle el máximo posible de provecho. Pero estemos conscientes que la organización popular, que la revolución socialista no son cuestiones puramente técnicas. La tecnología, si no está al servicio de la causa del Ser Humano como especie, sigue siendo un mecanismo de dominación.

Los medios alternativos de comunicación son un elemento más de un prolongado combate popular en pro de un mundo con mayor justicia, combate que por cierto no ha terminado aún, que ha perdido quizá la batalla de estas últimas décadas, pero no la guerra.

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NOTAS

  1. Sartori, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. Ed. Taurus. Barcelona, 1997.
  1. Urresti, Marcelo. Ciberculturas juveniles. La Crujía Ediciones. Buenos Aires, 2008.
  1. Estévez, C. La comunicación en el aula y el progreso del conocimiento , en Urresti, Marcelo. 2006.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238790&titular=redes-sociales-e-ideolog%EDa-

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Unicef solicita castigar ciberacoso hacia niños y adolescentes en Nicaragua

Representante de organismo planteó a diputados que reformas a leyes se aprovechan para sancionar todo tipo de acoso a los niños en el internet

Centroamérica/Nicaragua/PrensaNi.com

El representante del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) en Nicaragua, Iván Yerovi, planteó a la Comisión de la Mujer en la Asamblea Nacional que en las reformas de las leyes relacionadas con la violencia que se están planteado, sea incorporado como delito el ciberacoso hacia niños y adolescentes, y por tanto sea sancionado.

“No hablamos de censura, no hablamos de (una Ley) mordaza, hablamos fundamentalmente de hacer una revisión del marco de leyes y si es que no hay un marco legislativo que establezca esto como un delito, estaríamos perdiendo una enorme oportunidad de hacer esos cambios”, afirmó Yerovi.

Yerovi participó este jueves en la consulta que realiza la Comisión de la Mujer al Código de la Niñez y Adolescencia, el Código de la Familia, la Ley 779 o Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, así como al Código Penal y el Procesal Penal.

Para Yerovi, que se haya abierto un diálogo en el parlamento sobre las leyes que sancionan la violencia hacia la niñez, los adolescentes y la mujer, debe permitir que “la sociedad, en su conjunto, las instituciones y la cooperación internacional” aborden los diferentes problemas que están incidiendo en el aumento de la violencia e identificar las formas de enfrentarlos.

“Un tema que yo sé que está en discusión, y que un poco se ha tergiversado, es el tema del ciberacoso y de los delitos en línea. Nuestra recomendación es revisar la legislación existente y saber si es necesario modificar o establecer un nuevo marco legislativo para justamente castigar este delito”, afirmó Yerovi.

La Presidencia de la República impulsa cambios en las leyes sobre la violencia al considerar que el acoso y las noticias falsas en las redes sociales y en páginas web están afectando la conceptualización de familia que estableció el Gobierno.

Organismos de la sociedad civil, grupos políticos, obispos, empresarios y los usuarios de las redes han rechazado el control del Estado por temer a que sea utilizado como un método de censura de las denuncias de abusos y corrupción que han aumentado en las publicaciones en el internet.

Ese rechazo público hizo cambiar el discurso de los funcionarios a que la consulta sobre el marco jurídico es para “fortalecer los vínculos familiares”, aunque hasta ahora en la Comisión de la Mujer no han aclarado qué será cambiado.

Los cooperantes

Junto con Unicef participaron los representantes de los organismos de cooperación internacional Visión Mundial, Plan Internacional y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), quienes dejaron en la Comisión de la Mujer por escrito sus recomendaciones sobre las modificaciones a las leyes.

Yerovi, de Unicef, dijo que coinciden con el planteamiento que las autoridades del Ministerio de Salud, de Educación y de la Mujer hicieron en la consulta, en que debe revisarse el Código de la Niñez para fortalecerlo, “pero mirando hacia el futuro y (de) cómo está cambiando el mundo rápidamente”.

La Iglesia católica

Este jueves también participaron en la consulta en el Legislativo los representantes de la Iglesia católica, donde propusieron que además de fortalecer la Ley se implementen programas de prevención de mayor efectividad, así como reforzar la educación en las escuelas sobre los valores de la familia.

Los delegados por el cardenal Leopoldo Brenes fueron monseñor Silvio Fonseca, vicario de Familia, Vida e Infancia de la Arquidiócesis de Managua, y el padre Boanerges Carballo Madrigal, vicario episcopal de Pastoral de la Arquidiócesis.Además asistieron monseñor Eddy Montenegro y el padre José Antonio Castro, de la iglesia La Merced.

El padre Carballo refirió que se hizo ver a los diputados la necesidad de que en los colegios junto con el reforzamiento de la educación, haya mayor presencia de la Policía, como prevención de los delitos.

“Una propuesta muy concreta ha sido el tema de la escuela de familia o escuela de padres para enseñar, para acompañar a los padres en su responsabilidad”, dijo el padre Carballo.

Agregó que los diputados no les plantearon el tema de la penalización del cyberbullying en las redes sociales. Carballo refirió que el cyberbullying “es un tema que preocupa” a la Iglesia católica, pero “hemos apuntado siempre en ese aspecto, es la formación (educación de la persona), porque no solo hay que tener la tecnología, sino saberla usar”.

Canitel rechaza control

El presidente de la Cámara Nicaragüense de Internet y Telecomunicaciones (Canitel), Hjalmar Ayestas, expresó que no han sido invitados a participar en la consulta que se realiza en la Asamblea Nacional sobre la posible regulación de las redes sociales. Pero el empresario consideró que regular el internet no es la solución para el cyberbullying o acoso en las redes.

“El internet tiene que ser adquirido por los nicaragüenses y más bien hay que acelerar el paso para que más nicaragüenses lo ocupen y el tema de que existen algunos retos como el cyberbullying, el acoso en las redes sociales, son cosas que hay que entender, pero nosotros creemos y somos fieles convencidos de que debe de ser a través de la educación digital que se va a solucionar”, dijo Ayestas.

El empresario espera que Canitel pueda participar en las consultas, ya que hasta la fecha no se le ha invitado.

“Nosotros creemos que hay que estar casados con la educación, buscar la forma de cómo sea la educación el eje fundamental, la formación de la persona, la alfabetización digital que sea la tarea fundamental a seguir sobre estos tópicos”, agregó Ayestas.

Debate democrático

El padre José Antonio Castro, quien estuvo en la consulta en la Comisión de la Mujer, está a favor de que haya un control de las informaciones en el internet a las que acceden los menores de edad. “El control debe ser a los destinatarios de esas redes, por ejemplo, a un niño no le vas a permitir entrar a una red de pornografía”, dijo el padre Castro. Por su parte el padre Boanerges Carballo Madrigal, vicario episcopal de Pastoral de la Arquidiócesis de Managua, llamó a que este debate sea “con un espíritu eminentemente democrático, inclusivo, porque es importante escuchar a todos” los sectores sobre cómo incidir en reducir la violencia en el país.

Fuente: https://www.laprensa.com.ni/2018/03/23/politica/2394854-unicef-solicita-castigar-ciberacoso-hacia-ninos-y-adolescentes-en-nicaragua

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Los padres de Silicon Valley crían a sus hijos sin tecnología y hay una buena razón para ello

09 de Marzo 2018/Fuente: businessinsider /Autor:Chris Weller

  • Aquellos que son padres en Silicon Valley pueden comprobar de primera mano, ya sea viviendo o trabajando en el Área de la Bahía de San Francisco (EE.UU), que la tecnología es potencialmente dañina para los niños.
  • Muchos padres están restringiendo –o directamente prohibiendo– el tiempo que sus hijos pasan frente a la pantalla.
  • La moda sigue una práctica asentada entre los ejecutivos tecnológicos de primer nivel que llevan años restringiendo el uso entre sus propios hijos.
  • Esta es la segunda entrega de la serie de artículos Your Brain on Apps, de Business Insider, en la que se investiga el modo en que las aplicaciones más adictivas pueden influir en el comportamiento.

Son las 9 de la mañana en Sunnyvale, California, y Minni Shahi va camino al trabajo en la sede de Apple en Cupertino. Su esposo, un ex Googler llamado Vijay Koduri, se reúne con su socio comercial en un Starbucks local para hablar sobre su nueva empresa, un negocio de producción de clips en YouTube llamado HashCut.

Los dos hijos de Shahi y Koduri, Saurav de 10 años y Roshni de 12, ya están en la escuela, probablemente inmersos en uno de los Chromebooks de Google que se lanzaron a principios de año.

La vida de los Koduris es la de una típica familia Silicon Valley, excepto por una cuestión. La tecnología desarrollada por los empleadores de Koduri y Shahi está prácticamente prohibida en su hogar.

No hay ni rastro de algún videojuego en el interior de la casa de los Koduri, y ningún niño dispone de un smartphonepropio todavía. Saurav y Roshni pueden jugar con los teléfonos de sus padres, pero sólo durante 10 minutos a la semana. Sin embargo, no existen límites para utilizar la biblioteca familiar, repleta de juegos de mesa. Hace un tiempo, la familia compró un iPad 2, pero durante los últimos cinco años ha permanecido en la estantería más alta de un armario de ropa de cama.

«Sabemos que en algún momento necesitarán tener sus propios teléfonos», dijo Koduri, de 44 años, ante Business Insider. «Pero lo estamos prolongando el mayor tiempo posible.»

«La diferencia es que no se consideran peligrosos»

Koduri y Shahi representan un nuevo tipo de padres de Silicon Valley. En vez de decorar sus hogares con la última tecnología, muchos de los padres que trabajan o viven en el mundo de la tecnología hoy en día están limitando –y a veces prohibiendo abiertamente– la cantidad de tiempo que sus hijos pasan frente a la pantalla.

Esta estrategia se debe a que los padres observan de primera mano, ya sea a través de su trabajo o simplemente viviendo en el Área de la Bahía – la región en la que se encuentran las empresas tecnológicas más valiosas del mundo en California– cuánto tiempo y esfuerzo se dedica a hacer que la tecnología digital sea irresistible.

Según una encuesta realizada en 2017 a 907 padres de esta región por la Silicon Valley Community Foundation, a pesar de la alta confianza en los beneficios de la tecnología, muchos padres están verdaderamente preocupados acerca del impacto de la tecnología en el desarrollo psicológico y social de los niños.

«No puedes pasar la mayoría de tiempo frente a un dispositivo y esperar desarrollar una buena capacidad de atención», dijo el ingeniero jefe de inteligencia artificial en la startup de aprendizaje de máquinas One Smat Lab, Taewoo Kim, a Business Insider. Kim practica el budismo y está enseñando a sus sobrinos y sobrinas, de 4 a 11 años, a meditar y a apreciar los juegos no tecnológicos y los rompecabezas. Una vez al año, los lleva a retiros espirituales y sin tecnología en templos budistas cercanos.

Los antiguos empleados de las principales empresas tecnológicas –algunos de ellos altos ejecutivos– han hecho públicas sus condenas a la obsesión de las empresas en la creación de productos adictivos. La polémica ha desencadenado nuevas investigaciones por parte de la comunidad psicológica, las cuales han ido convenciendo paulatinamente a muchos padres de que la palma de la mano de un niño no es lugar para dispositivos tan potentes.

«Las compañías de tecnología son conscientes de que cuanto antes se acostumbra a los niños, adolescentes o adolescentes a su plataforma, más fácil es convertirlo en un hábito de por vida», dijo Koduri a Business Insider. No es una coincidencia, dijo, que Google haya irrumpido en las escuelas a través de herramientas con Google Docs, Google Sheets y la suite de gestión del aprendizaje Google Classroom.

Convertir a los niños en clientes leales de productos poco saludables no es una estrategia novedosa. Algunos cálculos estiman que las principales compañías tabacaleras gastan casi 9.000 millones de dólares (unos 7.250 millones en euros) al año –o 24 millones de dólares al día (aproximadamente unos 19 millones de euros)– comercializando sus productos con la esperanza de que los niños los consuman para toda la vida. El mismo principio permite explicar por qué las cadenas de comida rápida ofrecen comidas infantiles: la lealtad a la marca es lucrativa.

«La diferencia (con Google) es que no se consideran a sí mismos peligrosos», dijo Koduri. «Google piensa sobre sí mismo: «Oye, nosotros somos los buenos. Estamos ayudando a los niños. Estamos ayudando en las aulas». Y seguro que Apple comparte la misma opinión, al igual que Microsoft».

En San Francisco, los padres han detectado un ‘malestar generado por el scrolling

Erika Boissiere no tiene ninguna duda de que la tecnología es como un veneno para los cerebros jóvenes.

Esta madre de dos hijos de 37 años en San Francisco trabaja como terapeuta familiar junto con su esposo. Señaló que ambos hacen un esfuerzo por mantenerse al día con la investigación acerca del tiempo que se emplea frente a la pantalla, el cual, a pesar de no contar todavía con los efectos a largo plazo, produce numerosos efectos a corto plazo entre los adolescentes que son grandes usuarios de la tecnología. Éstos incluyen un mayor riesgo de depresión, ansiedad y –en casos extremos– suicidio.

Muchos de los otros padres con los que ella y su esposo han tratado también han experimentado un sentimiento anti-tecnológico. Sólo por vivir en el epicentro tecnológico del mundo, la pareja tiene asientos en primera fila de lo que Boissiere llamó un «malestar generado por el scrolling«.

«Vivimos en una calle muy transitada», le comentó Boissiere a Business Insider. En los 15 años que llevan viviendo allí, ella ha notado «un gran cambio, que todo el mundo está ensimismado con sus teléfonos en el autobús. No sueles ver a nadie leyendo un Kindle, por ejemplo».

Boissiere hará todo lo posible para evitar que sus hijos, Jack de 2 años y Elise de 5 años, tengan interacción alguna con la tecnología. Ella y su esposo no han instalado ningún televisor en la casa, y evitan utilizar sus smartphones en presencia de los niños, una política estricta que la pareja también le pida a su niñera de 28 años, quien Boissiere dijo que ha sido sorprendida haciendo scroll en el trabajo.

La pareja ha ideado una estrategia para ayudarles a mantener su política. Cuando los dos llegan del trabajo a casa, dejan el teléfono móvil junto a la puerta. La mayoría de las noches, revisan los teléfonos una o dos veces antes de irse a la cama, dijo Boissiere. A veces rompe la regla y, más de una vez sus hijos han entrado en la habitación mientras ella está escribiendo un mensaje, de modo que tiene que esconderse en el baño más cercano.

Alrededor de las 22:30, Boissiere y su esposo se acuestan y terminan el día viendo un episodio de Black Mirror en su portátil: una dosis de morbosidad que les reafirma en su enfoque anti-tecnológico.

La educación de los niños alejados de la tecnología ha sido una tendencia silenciosa entre los magnates de Silicon Valley durante años

Los padres de Silicon Valley que apuestan por una renuncia parcial o total de la tecnología en la crianza de sus hijos pueden parecer excesivamente cautelosos, pero en realidad continúan con las prácticas tradicionales de antiguos y actuales gigantes tecnológicos como Bill Gates, Steve Jobs y Tim Cook.

En 2007 el ex director ejecutivo de Microsoft, Gates, quiso limitar el tiempo frente a la pantalla del ordenador cuando su hija comenzó a desarrollar un apego insano a un videojuego. Más tarde, convirtió en una política familiar su prohibición de que los niños tuvieran sus propios teléfonos móviles antes de cumplir 14 años. Hoy en día, el niño estadounidense medio recibe su primer teléfono alrededor de los 10 años de edad.

En una entrevista para The New York Times realizada en 2011, Jobs, quien fue director ejecutivo de Apple hasta su muerte en 2012, declaró haber prohibido a sus hijos utilizar el iPad que se había estrenado recientemente. «Limitamos la cantidad de tecnología que usan nuestros hijos en casa», le dijo Jobs al reportero Nick Bilton.

Incluso Cook, el actual director ejecutivo de Apple, admitió el pasado enero que no permite que su sobrino se una a las redes sociales. El comentario siguió al de otras celebridades tecnológicas, que han condenado a los medios sociales por ser perjudiciales para la sociedad.

Cook aseguró que los productos Apple no están diseñados para un uso constante.

«No soy de la opinión de que nuestro éxito venga dado porque la gente utilice la tecnología todo el tiempo», comentó. «No estoy de acuerdo con esa idea en absoluto.»

Los niños no están necesariamente enganchados de por vida

Hay un resquicio de esperanza para un uso tecnológico constante, y es que los efectos negativos no parecen ser permanentes.

Uno de los estudios más esperanzadores –que a menudo es citado por los psicólogos– fue publicado en 2014 en la revista especializada Computers in Human Behavior. Involucró aproximadamente a 100 preadolescentes, la mitad de los cuales pasaron cinco días en un retiro sin tecnología dedicado a actividades como tiro con arco, caminatas y orientación. La otra mitad se quedó en casa y sirvió como el grupo de control.

Después de sólo cinco días en el retiro, los investigadores percibieron notables aumentos en los niveles de empatía entre los niños participantes. Los del grupo experimental comenzaron a puntuar más alto en sus lenguaje emocional no verbal, sonriendo con más frecuencia ante el éxito de otro niño o mostrándose angustiados frente a una caída desagradable.

Los investigadores concluyeron que «los resultados de este estudio deberían introducir un diálogo social muy necesario acerca de los costes y beneficios de la enorme cantidad de tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, tanto dentro como fuera del aula».

La respuesta de las escuelas para los padres que están en contra de la tecnología

No todos los padres que restringen la tecnología de la crianza de sus hijos se esfuerzan por mantener los mismos estándares en lo que se refiere a la educación. Los niños de Koduri, por ejemplo, comparten un Macbook Air para tareas y usan Google Chromebooks en la escuela.

Alrededor de Silicon Valley, han surgido varias escuelas alejadas de la tecnología en un esfuerzo por reintroducir lo básico. En la Waldorf School of the Peninsula, una escuela privada en Los Altos, California, los niños usan pizarras y lápices del número dos. La escuela no utiliza dispositivos basados en pantallas hasta que los niños llegan al octavo grado.

En Brightworks School, una escuela privada de San Francisco, los niños aprenden a ser creativos utilizando herramientas eléctricas, desmantelando radios y asistiendo a clases en casas de árboles.

Mientras tanto, en muchas escuelas públicas, la tecnología se ha convertido en una fuerza muy potente, según los educadores Joe Clement y Matt Miles. En su libro de 2017Screen Schooled, los coautores argumentan que la tecnología hace mucho más daño que bien, incluso cuando se usa para mejorar las notas en lectura y matemáticas.

«Es interesante pensar que en una escuela pública moderna, en la que se exige que los niños utilicen dispositivos electrónicos como iPads, los hijos de Steve Jobs serían los únicos que optarían por no hacerlo», escribieron. (Los hijos de Job han terminado la escuela, así que es imposible verificar qué habría sucedido si eso hubiera sido cierto.)

Comentan que existe un doble rasero. Tal y como escribieron los autores:«¿Qué es lo que estos ejecutivos tecnológicos ricos saben acerca de sus propios productos que sus consumidores desconocen?»

Los padres de niños mayores han observado cambios a través de las generaciones

En la costa occidental de la bahía de San Francisco –en San Mateo– la empresaria tecnológica Amy Pressman vive con su esposo y dos hijos, Mia de 14 años y Jacob de 16 años. Su hijo mayor, Brian, de 20 años, está en su segundo año de universidad. (Business Insider ha cambiado el nombre de los niños a petición de Pressman.)

Aunque ella ya no ejerce ningún control sobre lo que Brian hace cuando está fuera en la escuela, en casa Pressman es estricta. No hay aparatos sobre la mesa. Después de las 22:00, los niños deben entregar sus teléfonos y dejarlos cargando en la cocina durante la noche. Los vieojuegos se limitan de cinco a siete horas a la semana.

Al igual que Koduri, que dijo recordar con cariño los momentos de su infancia en los que jugaba al aire libre y haber criado a sus propios hijos con esa educación en mente, Pressman anhela volver a un mundo más análogo.

«Los niños ya no salen a jugar en la calle», comenta la cofundadora y presidenta de la empresa de software Medalia, Pressman, a Business Insider«Mi hijo mayor tenía más amigos que venían a jugar con él y que se quedaban a dormir, que los que tienen mis hijos pequeños».

En los últimos años, la familia ha mejorado mucho en cuanto a pasar tiempo juntos, apunta. En vez de que los miembros de la familia regresen a casa y se instalen en habitaciones separadas con los ojos pegados a los aparatos electrónicos, ahora compran abonos de temporada para ir al teatro y mantienen una clasificación de las mejores heladerías de San Francisco.

Hace un par de años, Pressman planeó un viaje a Death Valley durante un puente. La ausencia de puestos de carga USB y de Wifi fueron dos de los principales atractivos del destino.

«La conectividad allí era bastante abismal», recuerda. «Eso fue encantador.»

Las restricciones diarias son duras, pero pueden que valgan la pena

Pressman y otros padres comentaron a Business Insider que a menudo es difícil encontrar un equilibrio para limitar el uso de la tecnología, ya que los niños rápidamente comienzan a sentirse excluidos de su grupo de compañeros. Cuanto más tiempo intentan los padres imponer sus restricciones, más temen estar criando a un marginado.

«No cuento con un modelo a seguir para tratar con este mundo», dice Pressman. «Este mundo no existía cuando yo era niña, y las restricciones que mis padres ponían a la televisión no tienen sentido en el mundo de la tecnología en el que los ordenadores son tu fuente del entretenimiento, de deberes y tu enciclopedia».

Muchos padres que hablaron con Business Insider dijeron que su mejor defensa contra la adicción a la tecnología es introducir actividades de reemplazo o encontrar maneras de usar la tecnología más productivamente. Cuando las sequías de California acabaron con el patio trasero de Koduri, llenó la parcela con cemento y construyó una cancha de baloncesto, que usan sus hijos y amigos. Cuando Pressman notó que su hija se interesaba por los ordenadores, las dos se matricularon para aprender a programar juntas.

Estos padres esperan poder enseñarles a sus hijos a adentrarse en la edad adulta habiendo recibido una instrucción saludable sobre cómo usar –y, en ciertos casos, evitar– la tecnología. De vez en cuando, dicen, resplandece un rayo de esperanza.

En los pocos años que Pressman lleva optando por una forma de vida menos tecnológica, su hijo mayor ha comenzado a valorar los beneficios de reducir el tiempo frente a las pantallas. Brian, un estudiante de matemáticas que prefiere usar libros de tapa dura, le comentó a su madre que siente que las versiones digitales le distraen.

Pressman recordó un momento clave durante un viaje familiar por Navidad. De forma inesperada, su hijo le sorprendió con algo que pocos padres llegan a escuchar: admitió estar equivocado.

«¿Te acuerdas cuando siempre estabas metiéndote contra las redes sociales y yo pensaba que estabas completamente equivocada?», recuerda Pressman que su hijo Brian le dijo entonces sobre las veces que ella le decía que tuviera una interacción humana «real». «Bueno», dice Pressman que su hijo le dijo en ese momento que empezaba a pensar que ella tenía razón.

Fuente de la noticia:https://www.businessinsider.es/padres-silicon-valley-crian-sus-hijos-tecnologia-191414

Fuente de la imagen:https://cdn.businessinsider.es/sites/navi.axelspringer.es/

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Las Redes Sociales juegan su papel en la Violencia Étnica de Etiopía

Por:  James Jeffrey. Rebelión. 28/02/2018

En Etiopía, las redes sociales son un arma de doble filo, capaces de llenar una necesidad acuciante de mayor información, pero también de incidir en un contexto delicado que podría derivar en un desastre mayor.

Sucede que miles de personas siguen desplazadas por la violencia étnica que estalló en septiembre y que dejó entre 200.000 y 400.000 personas sin hogar en las provincias vecinas de Oromía y Somalí.

Tanto las personas desplazadas como las que las ayudan sostienen que se aviva el malestar entre comunidades con fines políticos.

“El problema es que muchas de las cosas consideradas chusmerío cuando se escuchan por ahí, cuando se leen en las redes sociales, se dan por hecho”: Lidetu Ayele.

Entre los responsables se encuentran desde personas influyentes del gobierno regional y federal hasta taxistas etíopes en Washington, que tuitean insultos y agravios de carácter étnico desde sus teléfonos celulares.

“El federalismo no es el problema, la gente hace lo que le dicen en las redes sociales”, opinó Abdishakar Adam, viceadministrador somalí de un campamento donde residen somalíes que escaparon de la provincia de Oromía.

Desde 1995, Etiopía aplica un modelo político particular de federalismo según distribución de los grupos étnicos para atender a una población heterogénea, unas 100 millones de personas que hablan más de 80 dialectos.

El modelo sirvió para mantener la estabilidad y generar un enorme crecimiento económico, pero con grandes costos.

Un gobierno autoritario y la falta de libertades civiles mantienen la estabilidad, mientras el crecimiento económico apenas tocó a millones de etíopes pobres, y en cambio benefició a una muy pequeña élite arreglada con el gobierno.

Ese contexto en la llamada República Democrática Federal de Etiopía, considerada una de las economías de mayor crecimiento del mundo, alimenta el resentimiento y las frustraciones.

La situación llegó al punto en que desde que estallaron las protestas por mala gestión del gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), a fines de 2015, entre el pueblo oromo, el mayor de este país y que concentra a 35 por ciento de la población, los disturbios no se detienen.

La comunidad amhara comenzó también a protestar en 2016, que junto con los oromos representan 65 por ciento de la población.

La duración sin precedentes de las protestas y su alcance hizo que las divisiones étnicas características de este país se volvieran más frágiles y susceptibles.

“El problema es que muchas de las cosas consideradas chusmerío cuando se escuchan por ahí, cuando se leen en las redes sociales, se dan por hecho”, indicó Lidetu Ayele, fundador del opositor Partido Democrático de Etiopía.

Las sucesivas olas de emigrantes generadas por las décadas de conflictos en este país crearon una vasta diáspora en el exterior de unas dos millones de personas. La mayor comunidad etíope en el extranjero se encuentra en Estados Unidos, donde viven entre 250.000 y un millón de etíopes.

Esas personas, como era de esperar, siguen los acontecimientos en su país con suma atención, y reniegan del actual gobierno autoritario, adoptan la televisión satelital y recurren a Internet para incidir en el acontecer político local.

Muchos etíopes huyeron de su país tras sufrir a manos del gobierno autoritario y tienen suficientes razones para que se vaya.

Las protestas se consideran una vía para derribar al gobierno, por lo que crece el movimiento de la diáspora como escritores, blogueros, periodistas y activistas que inciden en los acontecimientos que ocurren en su país.

Con las restricciones a la libertad de prensa y el bloqueo frecuente de Internet, la diáspora activa se convirtió en una fuente de información gracias a sus contactos en el país, que inunda Twitter y Facebook con vídeos y fotografías de las protestas en contra de la versión oficial de los hechos o de la de periodistas extranjeros confundidos por la falta de libre circulación.

“La diáspora no crea las noticias, informa lo que le llega de manifestantes y de organizaciones que operan bajo condiciones duras en Etiopía”, indicó Hassan Hussein, escritor y académico del estado estadounidense de Minnesota.

Oromos desplazados se alojan en un parque industrial a las afueras de la ciudad de Harar, en el este de Etiopía. Crédito: James Jeffrey/IPS

“Si quieren algo es que retorne la calma para sus seres queridos que quedaron allí”, acotó.

Pero hay otro uso de las redes sociales.

Tras los enfrentamientos entre la policía y manifestantes en el festival oromo Irricha, en octubre de 2016, que dejó más de 100 personas ahogadas y aplastadas por la estámpida, las redes sociales se encendieron denunciando que un helicóptero había disparado contra la multitud en pánico y que volaba en círculos lanzando panfletos deseándole a la gente un feliz festival.

Activistas en el extranjero llamaron a mantener “cinco días de rabia”. No queda claro qué efecto pudo tener, pero a la semana siguiente, empresas extranjeras, edificios gubernamentales y centros turísticos fueron blanco de ataques en la región de Oromía. Tras lo cual, el gobierno decretó el estado de emergencia por seis meses.

La medida se extendió y recién en agosto de 2017 se levantó el estado de emergencia. Pero el 12 de septiembre, un enfrentamiento en la oriental ciudad de Aweday, que dejó 40 personas muertas, desató más violencia étnica y desplazamientos masivos.

Jawar Mohammed es un conocido activista oromo y opositor que vive en Estados Unidos y lleva adelante una gran campaña en las redes sociales. Para muchos etíopes es una inspiración, pero para otros, tanto en Etiopía como en el extranjero, es una persona muy peligrosa.

“Viven en una democracia segura y se sienten libres de decir lo que quieran para crear el caos en Etiopía”, opinó Sandy Wade, exrepresentante de la Unión Europea en Adís Abeba durante las manifestaciones.

Los canales satelitales de la diáspora en Estados Unidos, como Oromia Media Network y Ethiopian Satellite Television, tienen información original decente. Pero son férreos opositores del EPRDF, así como sus programas y los artículos que difunden sus seguidores en las redes sociales.

Muchos de ellos son contrarios a los tigriñas por su convicción de que una élite tigriña dirige el EPRDF y es responsable de la corrupción, de las desigualdades y de todos los males del país.

Los tigriñas solo representan seis por ciento de la población del país, pero la mayoría son muy vulnerables en el actual contexto de agitación sectaria.

En medio de la tragedia, la rabia, la intriga, las comunicaciones interrumpidas y las dificultades para viajar, es difícil para los periodistas, diplomáticos extranjeros y el ciudadano etíope promedio comprender qué sucede realmente.

Por lo tanto, las redes sociales ofrecen una ventana para navegar entre el ruido y la confusión. Pero también pueden servir para fines más nefastos, en especial en el marco de la volátil situación de Etiopía, donde hay tanto en juego.

Como ha sucedido en la turbulenta historia de Etiopía, los ciudadanos de a pie, por lo general pobres que apenas subsisten, son quienes soportan las peores consecuencias de las actuales maquinaciones políticas mientras los distintos grupos de interés compiten por el poder, muchos sin mirar el costo humano.

Y Etiopía no es el único caso. Las elites políticas de muchos países africanos parecen especializarse en ese modus operandi. Pero la enorme influencia de la diáspora etíope sí es única y no fue valorada hasta que se hizo demasiado tarde.

Los etíopes se ríen con facilidad, pero también se enojan con la misma facilidad. El resentimiento y el rencor descomunal bulle bajo la superficie del país esperando salir.

Y hay grupos de jóvenes desempleados que no tienen esperanzas ni perspectivas de futuro. Eso ya derivó en conflictos en otros países africanos.

Fotografía: James Jeffrey

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237984

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Las redes sociales como aliadas educativas

Por: Jesús Joven Trasobares

Los colegios son fiel reflejo de lo que sucede en la sociedad y en este momento 2 de cada 3 jóvenes de entre 10 y 16 años tiene smartphone.

Pasada la medianoche del 6 de octubre de 2009, Kevin Systrom y Mike Krieger, publicaron la app de “telegrama instantáneo” (Instagram). Una red social que permitía realizar la función de colgar fotos y comentarlas. Esa misma noche, Instagram ya tenía más de 10.000 seguidores; en una semana se multiplicaron por diez y en diciembre habían alcanzado el millón. Cuando tres años después Facebook compró la empresa, ya tenían 30 millones de seguidores. “Insta”, como la llaman nuestros alumnos y alumnas adolescentes es, seguida de Snapchat, la red más popular entre ellos porque, como dice su publicidad: “La vida es más divertida cuando vives el momento”. Su inmediatez, junto con el hecho, en el caso de la segunda, de ser aparentemente efímera, las hace casi irresistibles entre ellos.

Cuando en el curso 2015-2016 nos decidimos a dejar abierta la wifi del vestíbulo del colegio, vimos cómo, semana a semana, eran más y más los alumnos que se sentaban allí con su smartphone durante los recreos. Es tal la fascinación que despiertan las redes entre nuestros jóvenes que no podíamos mirar para otro lado. Basta un dato para hacernos una idea de la dimensión que han alcanzado: en 2017 Snapchat tiene 166 millones de usuarios activos a diario y sigue creciendo de forma imparable. En una situación como esta, lo que tenía sentido, era aliarnos con su uso y sacarle todo el partido posible. Así fue como ese mismo curso creamos el proyecto: “El uso saludable de las redes sociales en el entorno escolar”. Era obvio que nuestro alumnado hacía uso de las redes, pero no lo era tanto que hicieran un buen uso, así que, era un buen momento para transmitir buenas prácticas y para que la educación en valores que incorporamos en nuestro proyecto educativo fuese extensible al ámbito de la realidad virtual. Sí, virtual, pero no por eso menos real que lo que sucede a diario en las aulas, pasillos, patios, etc., del colegio y es en ella, donde se van a dar de forma cada vez más frecuente, los problemas de convivencia entre nuestro alumnado, entre ellos, el ciberbullying.

Creamos nuestras propias cuentas en las redes como la mejor manera de difundir mensajes como: “¿Y si además de para chatear, utilizaras WhatsApp para leer libros? En Brasil ya lo hacen y mola muchísimo…” o también: “¿Cuántos de tus amigos tienen la contraseña de tu móvil? Las passwords son personales. No se las des a tus colegas”. Nuestro lenguaje era claro y directo, próximo al suyo y en el soporte que ellos más usan, era la manera de llegar y de que fuésemos escuchados.

Después fueron llegando las charlas y talleres donde tomaron conciencia de algunos de los riesgos de las redes y adquirieron herramientas para saber dar respuesta a situaciones no deseadas. Nuestros consejos y trucos a través de nuestras cuentas les fueron acompañando y la presencia de ponentes cercanos a ellos, a su forma de sentir y pensar, les enseñó lo que saben las grandes corporaciones de nosotros y cómo la huella digital deja un rastro casi permanente, cargado de información personal que será usada por las compañías. “Que sepáis –se les dijo en una de ellas– que lo primero que van a hacer muchas de las empresas que vayan a contrataros, es mirar vuestras cuentas para tener toda la información que puedan de vosotros”. Fue en el marco de este proyecto donde convocamos el primer concurso de booktubers del colegio. Todo un éxito creativo, alejado del estereotipo de youtuber que se está imponiendo entre los jóvenes como paradigma del emprendimiento digital a cualquier precio.

Los mensajes fueron calando y los seguidores creciendo; así que, en el curso 2016-2017, el proyecto se ha hecho extensible a todos los centros de FUHEM, con nuevas cuentas, incluyendo las de Instagram que gestionan los propios alumnos y alumnas. Hemos aprovechado para recordarles uno de los lemas del Día Internacional de la Internet Segura: “Piénsalo antes”, con el que han aprendido que se pierde el control, de forma permanente, de todo lo que suben en su cuenta. Si no dejas la puerta de casa abierta –les decimos–, ¿por qué mostrar a otros aquello que no quieres que te “roben”?

Los colegios son fiel reflejo de lo que sucede en la sociedad y en este momento 2 de cada 3 jóvenes de entre 10 y 16 años tiene smartphone. Muchos de ellos y ellas admiten haber utilizado el teléfono para hacerse fotos o vídeos provocativos y todavía son más los que han recibido alguna vez este tipo de contenidos. Nuestro alumnado tiene una percepción errónea de lo que puede suponer esta práctica, porque confía plenamente en la discreción de sus compañeros entre los que se desea ganar aceptación con una imagen sin pensar en las consecuencias que pueden tener para sus vidas esta práctica. Con esa imagen acaban de abrir la puerta a situaciones de ciberbullying, grooming, etc., que les pueden hacer muy vulnerables. Los mensajes que les hemos transmitido han sido claros y se resumen en uno: “No hagas por Internet lo que no te atreverías hacer a la cara” y es que, a menudo, se les olvida que las redes las contemplan muchas más personas que sus amigos y que estos también pueden meter la pata.

Pero no hemos demonizado las redes, nuestro esfuerzo ha perseguido que nuestros alumnado tenga un referente positivo y que la brecha que separa la forma de relacionarse de los hijos con sus familias se reduzca. Queremos que nuestros alumnos y alumnas sean ciudadanos digitales responsables, consiguiendo que valores como el respeto, la tolerancia, la empatía, etc., que adquieren a menudo en la realidad física, estén también presentes en la realidad virtual porque nuestra sociedad, y no digamos la de los jóvenes, es cada vez más digital e interconectada, pero a su vez, está cargada de enormes retos y también de riesgos. Para ello es necesario dotar de competencias a los nuevos ciudadanos en red y educar en la cultura de la privacidad y la responsabilidad. Ahora más que nunca es el momento para ello.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/06/26/las-redes-sociales-como-aliadas-educativas/

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Cómo y cuándo ponerle límites a la relación de tus hijos con la tecnología.

Por: The New York Times. 21/02/2018

A estas alturas todos los padres saben que, de alguna manera, la tecnología pone en riesgo a los niños. Tan solo el mes pasado, la Academia Estadounidense de Pediatría publicó un estudio que señala que aunque los medios digitales y las redes sociales pueden motivar el aprendizaje temprano, también conllevan un montón de riesgos como, por ejemplo, efectos negativos en el sueño, la atención y el aprendizaje, además de una mayor incidencia de obesidad y depresión. El grupo recomienda que los padres desarrollen un Plan Familiar de Uso de Medios.

La propuesta suena bien, pero ¿qué debe contener un plan así? Como padre de adolescentes, requiero más que palabrería. Quiero saber qué están haciendo otros padres.

Durante las últimas seis semanas, he circulado (¡mediante las redes sociales!) veinte preguntas sobre temas como tareas, contraseñas, hora de dormir y castigos. He recibido sugerencias de más de sesenta familias y aunque la encuesta no fue científica, sus respuestas ya han modificado cómo se administra la tecnología en mi casa.

El primer teléfono

La mayoría de los padres que respondieron les dieron a sus hijos de entre 11 o 13 años sus primeros teléfonos; solo algunos esperaron hasta el bachillerato. Sin embargo, esos aparatos no son siempre de última generación. Los padres les dieron “teléfonos tontos” (sin capacidad de instalar aplicaciones o de acceso a internet como los teléfonos inteligentes), teléfonos simples o teléfonos de segunda mano que heredaban de hermanos u otros adultos. También apagaron funcionalidades como wifi, Siri, e incluso el acceso a internet.

Otras restricciones comunes incluían: “Un contrato escrito del comportamiento esperado”. “Prohibido usar el internet durante los días escolares (excepto si se trataba de tarea)”. “Tiempo de pantalla limitado de 30 a 60 minutos al día durante la semana, sin límite durante los sábados por la mañana”.

Otra es una prohibición parcial de mensajes en grupo. “Pude hacer sentir mejor a mi hijo por no tener esta funcionalidad al dejarlo ver los mensajes de grupo en el iPad de la familia”, dijo un padre. “Le ayudó a darse cuenta del poco valor que tienen las conversaciones en grupo”.

Los teléfonos durante las visitas de amigos son otro tema: “No hay nada más decepcionante que ver a los amigos de mis hijos traer sus aparatos a mi casa y tenerlos concentrados en sus teléfonos o tabletas en lugar de pasar el rato con mis hijos”.

Mi método favorito para restringir el uso de la tecnología: “No hay recepción; los teléfonos no siempre funcionan”.

Cuando les pedí consejo a otros padres sobre en qué momento hay que darles teléfonos a los niños, la respuesta generalizada fue: espera lo más que puedas. Una vez que se los das, es muy difícil quitárselos.

Tarea

¿Debemos permitir que los niños se comuniquen con amigos mientras están haciendo la tarea? Dos tercios de los padres dijeron que sí; un tercio dijo que no.

Algunos de los comentarios aprobatorios decían: “Solamente en áreas comunes de la casa” o “Solo con la puerta abierta (para que podamos supervisarlos)”. Otro agregó: “Depende de si están trabajando juntos en un proyecto, lo cual puede ser difícil de hacer cumplir”.

Los que están en desacuerdo dijeron que la tarea se hace individualmente; si el chico necesita ayuda, necesita buscar a uno de sus padres o los padres deben contactar al maestro.

El uso más amplio de computadoras para la tarea también ocasionó reacciones diversas. Algunos padres son bastante estrictos y limitan toda la tecnología: “Solo se utiliza la computadora para revisar ortografía o para usar Google Docs”. “Solamente sitios relacionados con temas de tarea y nada de redes sociales”. “Solo están permitidos ciertos sitios educativos. Wikipedia no se recomienda para nada. Creo firmemente que deben consultar libros reales para investigar en lugar de guglear todo”.

Otros son más relajados: “Debes dejarlos usar las herramientas que necesitarán en su vida. De otro modo, démosles carbón y un pedazo de pizarra, como Lincoln”.

Hora de dormir

Investigadores del King’s College de Londres han descubierto “una relación fuerte y constante” entre el uso de aparatos electrónicos durante la hora de dormir y tener un sueño insuficiente o sufrir de una mayor somnolencia durante el día. Los padres ya entendieron el mensaje.

Una mayoría aplastante prohíbe los teléfonos en las habitaciones durante la hora de dormir. “La tecnología también tiene que irse a dormir; en nuestra casa sucede 30 minutos antes de que se apaguen las luces”. “No se usa tecnología una hora antes de acostarse”. “A las 21:00 me trae el teléfono abajo, donde se quedará hasta las 7:00”.

Redes sociales

Muchos padres restringen a los usuarios primerizos a una sola plataforma digital. “Solo Snapchat; no Instagram, Twitter, Facebook”. “Solo Instagram y lo reviso ocasionalmente”. “Una plataforma a la vez”.

Sin importar el sitio, la mayoría de los padres insisten en tener las contraseñas y los nombres de usuario. “Mis reglas, hasta que cumplió 18 años, eran que yo debía tener todas las contraseñas de todas sus cuentas. De vez en cuando hacía inspecciones sorpresa”. “Tengo TODOS los nombres de inicio y las contraseñas, y si cambian, mi hija tiene que actualizar mi lista. Si trato de entrar y no puedo, le quito el teléfono hasta que yo decida devolvérselo”.

¿Es verdad que los padres realmente monitorean las actividades en línea de sus hijos? Algunos sí. “Leo sus mensajes frecuentemente”. “Somos ‘amigos’ o nos seguimos en redes sociales, así que puedo ver todas sus publicaciones”. “Le he pedido leer los mensajes si mi hija esconde el aparato cuando entro a su habitación”. “Hago auditorías al azar. Hemos tenido pláticas sobre ciudadanía digital y mensajes positivos”.

Sin embargo, otros padres prefieren darles libertad. “Cuando comienzan a mandarse mensajes, leo algunos al azar y pregunto sobre lo que leo: ‘Veo que tu amigo y tú están hablando sobre los Jets’ o ‘Veo que tú y tu amigo están hablando sobre otro chico de su clase’. De esa manera, saben que puedo leer cualquier mensaje en cualquier momento, aunque en realidad no lo hago”. “Casi todos son muy aburridos”.

Castigos

¿Qué pasa si el niño infringe una regla familiar? ¿Es posible separar a un nativo digital de un aparato electrónico por un periodo largo? Observen, escépticos: muchos padres opinan que sí.

“Sí, cuando era más chico”. “Sí, y mi hija responde bien”. “¡¡SÍ!! ¡Es la motivación más grande!”. “Sí. Lamentos y rechinidos de dientes, y después encuentran otra cosa que hacer”. “Lo he hecho. Se enoja mucho al principio pero finalmente se calma. La primavera pasada establecí una limpieza digital de tres semanas. Estuvo enojado los primeros tres días pero después todo se volvió más tranquilo”.

Otra forma común de obligar a los niños a cumplir con las normas es hacerlos pagar por el sobreuso. “Pagamos la cuota normal pero hacemos que ella pague el sobreuso”. “También le quitamos los datos”. “Ahora trabaja como niñera para algunos amigos de la familia para ganar más dinero; debe aprender a manejar su dinero”.

Tiempo familiar

Quizá la mayor queja en contra de la tecnología es que roba el tiempo de familia. Así que ¿cuáles métodos han usado los padres para recuperar ese tiempo?

En primer lugar, la hora de la cena está libre de tecnología. “No hay aparatos electrónicos durante las comidas”. “No hay teléfonos sobre la mesa y eso no solo sucede en nuestra casa. En casa de mi madre y de nuestros hermanos, los sobrinos y sobrinas tienen la misma regla. Nadie se queja, simplemente lo ejecutan”. “No hay aparatos durante las comidas. No hay audífonos cuando viajan en el auto”.

En segundo lugar, consideren alternativas positivas. “Hacer cosas donde los teléfonos estorben. Jugar algo rápido, caminatas, ir a conciertos o presentaciones”. “Vemos películas juntos, hacemos fogatas en el patio o nadamos cuando el clima es cálido y hacemos una noche de juegos, en la que solo se permiten juegos de mesa. Solían quejarse pero ya tienen sus favoritos y ahora esperan con ansias el momento de jugarlos”.

“Hagan algo constructivo juntos. Asegúrense de que todos (incluso mamá y papá) se ensucien las manos. Muchas veces cocinamos juntos y preparamos los peores platillos del mundo, pero está bien, porque los hicimos juntos”.

Finalmente, cuando todo falla, muchos se apoyan en los viejos trucos parentales: amenazas, sobornos y humillación pública.

Amenazas: “Les grito de la nada: ‘¡Deja ese teléfono!’. Limita su uso por los siguientes cinco minutos”.

Sobornos: “Salida nocturna de papá o mamá e hijo. Los padres se alternan para llevar a un niño de paseo; la cuarta semana les toca salir a los padres juntos”.

Humillación pública: “Si confisco un aparato durante el tiempo familiar, abrimos los mensajes y mi esposo y yo los leemos con tono dramático”.

Fuente: https://www.nytimes.com/es/2017/11/09/como-y-cuando-ponerle-limites-a-la-relacion-de-tus-hijos-con-la-tecnologia/

Fotografía: Wesley Bedrosian

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