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Entrevista a Jeremy Rifkin: «Estamos ante la amenaza de una extinción y la gente ni siquiera lo sabe»

Por: Juan M. Zafra.

El sociólogo Jeremy Rifkin (Denver, EE.UU., 1945), que se define como activista en favor de una transformación radical del sistema basado en el petróleo y en otros combustibles fósiles, lleva décadas reclamando un cambio de la sociedad industrial hacia modelos más sostenibles.

Rifkin es asesor de gobiernos y corporaciones de todo el mundo.

Ha escrito más de veinte libros dedicados a proponer fórmulas que garanticen nuestra pervivencia en el planeta, en equilibrio con el medio ambiente y también con nuestra propia especie.

¿Cuál cree que será el impacto de la pandemia de la COVID-19 en el camino hacia la tercera revolución industrial?

No podemos decir que esto nos haya cogido por sorpresa. Todo lo que nos está ocurriendo se deriva del cambio climático, del que han venido advirtiendo los investigadores y yo mismo desde hace tiempo.

Hemos tenido otras pandemias en los últimos años y se han lanzado advertencias de que algo muy grave podría ocurrir. La actividad humana ha generado estas pandemias porque hemos alterado el ciclo del agua y el ecosistema que mantiene el equilibrio en el planeta.

Los desastres naturales -pandemias, incendios, huracanes, inundaciones…- van a continuar porque la temperatura en la Tierra sigue subiendo y porque hemos arruinado el suelo.

Incendios en el Amazonas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionSegún Rifkin, el aumento de la temperatura en la Tierra provoca pandemias, incendios y desastres naturales.

Hay dos factores que no podemos dejar de considerar: el cambio climático provoca movimientos de población humana y de otras especies; el segundo es que la vida animal y la humana se acercan cada día más como consecuencia de la emergencia climática y, por ello, sus virus viajan juntos.

Es esta una buena oportunidad para extraer lecciones y actuar en consecuencia, ¿no cree?

Ya nada volverá a ser normal. Esta es una llamada de alarma en todo el planeta. Lo que toca ahora es construir las infraestructuras que nos permitan vivir de una manera distinta.

Debemos asumir que estamos en una nueva era. Si no lo hacemos, habrá más pandemias y desastres naturales. Estamos ante la amenaza de una extinción.

Usted trabaja, estará trabajando estos días, con gobiernos e instituciones de todo el mundo. No parece que impere el consenso respecto al futuro inmediato.

Lo primero que debemos hacer es tener una relación distinta con el planeta. Cada comunidad debe responsabilizarse de cómo establecer esa relación en su ámbito más cercano.

Y sí, tenemos que emprender la revolución hacia el Green New Deal global, un modelo digital de cero emisiones; tenemos que desarrollar nuevas actividades, crear nuevos empleos, para reducir el riesgo de nuevos desastres.

Personal sanitario en Brasil.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«La pandemia es una llamada de alerta en todo el planeta».

La globalización se ha terminado, debemos pensar en términos de glocalización. Esta es la crisis de nuestra civilización, pero no podemos seguir pensando en la globalización como hasta ahora, se necesitan soluciones glocales para desarrollar las infraestructuras de energía, comunicaciones, transportes, logísticas…

¿Cree que durante esta crisis, o incluso cuando se rebaje la tensión, los gobiernos y las empresas tomarán medidas en esa dirección?

No. Corea del Sur está combatiendo la pandemia con tecnología. Otros países lo están haciendo. Pero no estamos cambiando nuestro modo de vida.

Necesitamos una nueva visión, una visión distinta del futuro, y los líderes en los principales países no tienen esa visión. Son las nuevas generaciones las que pueden realmente actuar.

Usted plantea un cambio radical en la forma de ser y de estar en el mundo. ¿Por dónde empezamos?

Tenemos que empezar con la manera en la que organizamos nuestra economía, nuestra sociedad, nuestros gobiernos; por cambiar la forma de ser en este planeta.

La nuestra es la civilización de los combustibles fósiles. Se ha cimentado durante los últimos 200 años en la explotación de la Tierra.

El suelo se había mantenido intacto hasta que empezamos a excavar los cimientos de la tierra para transformarlo en gas, petróleo y carbón. Y pensábamos que la Tierra permanecería allí siempre, intacta.

Clase virtual en Corea del Sur.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«Corea del Sur está combatiendo la pandemia con tecnología».

Hemos creado una civilización entera basada en el uso de los fósiles. Hemos utilizado tantos recursos que ahora estamos recurriendo al capital de la tierra en vez de obtener beneficios de ella.

Estamos usando una tierra y media cuando solo tenemos una. Hemos perdido el 60% de la superficie del suelo del planeta; ha desaparecido y se tardará miles de años en recuperarlo.

¿Qué les diría a quienes creen que es mejor vivir el momento, el aquí y el ahora, y esperan que en el futuro vengan otros para arreglarlo?

Estamos realmente ante un cambio climático, pero también a tiempo de cambiarlo.

El cambio climático provocado por el calentamiento global y las emisiones de CO₂ altera el ciclo del agua de la tierra.

Somos el planeta del agua, nuestro ecosistema ha emergido y evolucionado a lo largo de millones de años gracias al agua. El ciclo del agua permite vivir y desarrollarse.

Y aquí está el problema: por cada grado de temperatura que aumenta como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero, la atmósfera absorbe un 7% más de precipitaciones del suelo y este calentamiento las fuerza a caer más rápido, más concentradas y provocando más catástrofes naturales relacionadas con el agua.

Nevada en Rusia.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl calentamiento global está provocando grandes nevadas en invierno.

Por ejemplo, grandes nevadas en invierno, inundaciones en primavera por todas las partes del mundo, sequías e incendios en toda la temporada de verano y huracanes y tifones en otoño barriendo nuestras costas.

Las consecuencias se irán agravando con el tiempo.

Nos enfrentamos a la sexta extinción y la gente ni siquiera lo sabe. Dicen los científicos que van a desaparecer la mitad de todos los hábitats y animales de la tierra en ocho décadas.

Ese es el marco en el que estamos, nos encontramos cara a cara con una extinción en potencia de la naturaleza para la que no estamos preparados.

¿Cuán grave es esa emergencia global? ¿Cuánto tiempo nos queda?

No lo sé. He sido parte de este movimiento en favor del cambio desde los años 70 y creo que se nos ha pasado el tiempo que necesitábamos.

Nunca volveremos dónde estábamos, a la buena temperatura, a un clima adecuado…

El cambio climático va a estar con nosotros por miles y miles de años; la pregunta es: ¿podemos nosotros, como especie, ser resilientes y adaptarnos a ambientes totalmente distintos y que nuestros compañeros en la tierra puedan tener también la oportunidad de adaptarse?

Jeremy Rifkin en 1996.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl sociólogo Jeremy Rifkin defiende que nos estamos moviendo hacia la Tercera Revolución Industrial.

Si me pregunta cuánto tiempo nos llevará cambiar a una economía no contaminante, nuestros científicos en la cumbre europea del cambio climático en 2018 dijeron que nos quedaban 12 años; ya es menos lo que nos queda para transformar completamente la civilización y empezar este cambio.

La Segunda Revolución Industrial, que provocó el cambio climático, está muriendo. Y es gracias al bajo coste de la energía solar, que es más rentable que el carbón, el petróleo, el gas y la energía nuclear.

Nos estamos moviendo hacia una Tercera Revolución Industrial.

¿Es posible un cambio de tendencia global sin EE.UU. de nuestro lado?

La Unión Europea y China se han unido para trabajar conjuntamente y Estados Unidos está avanzando porque los estados desarrollan las infraestructuras necesarias para lograrlo.

No olviden que somos una república federal. El gobierno federal solo crea los códigos, las regulaciones, los estándares, los incentivos; en Europa sucede lo mismo: sus estados miembros han creado las infraestructuras.

Refinería de petróleo en Estados Unidos.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption¿Nos adaptaremos a las consecuencias del cambio climático?

Lo que ocurre en Estados Unidos es que prestamos mucha atención al señor Trump pero, de los 50 estados, 29 han desarrollado planes para el desarrollo de energías renovables y están integrando la energía solar.

El año pasado en la conferencia europea por la emergencia climática, las ciudades estadounidenses declararon una emergencia climática y ahora están lanzando su Green New Deal.

Están sucediendo bastantes cambios en Estados Unidos. Si tuviéramos una Casa Blanca diferente sería genial pero, aún así, esta Tercera Revolución Industrial está emergiendo en la UE y en China y ha comenzado en California, en el estado de Nueva York y en parte de Texas.

¿Cuáles son los componentes básicos de esos cambios tan relevantes en diferentes regiones del mundo?

La nueva Revolución Industrial trae consigo nuevos medios de comunicación, energía, medios de transporte y logística.

La revolución comunicativa es Internet, como lo fueron la imprenta y el telégrafo en la Primera Revolución Industrial en el siglo XIX en Reino Unido o el teléfono, la radio y la televisión en la segunda revolución en el siglo XX en Estados Unidos.

Hoy tenemos más de 4.000 millones de personas conectadasy pronto tendremos a todos los seres humanos comunicados a través de Internet; todo el mundo ahora está conectado.

En un periodo como el que vivimos, las tecnologías nos permiten integrar a un gran número de personas en un nuevo marco de relaciones económicas.

Internet de las cosas.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«El internet de las cosas reconfigurará la forma en que se gestiona toda la actividad en el siglo XXI».

El internet del conocimiento se combina con el internet de la energía y con el internet de la movilidad.

Estos tres internet crean la infraestructura de la Tercera Revolución Industrial. Estos tres internet convergerán y se desarrollarán sobre una infraestructura de internet de las cosas que reconfigurará la forma en que se gestiona toda la actividad en el siglo XXI.

¿Qué papel van a jugar los nuevos agentes económicos en la formación de ese nuevo modelo económico y social?

Estamos creando una nueva era llamada glocalización.

La tecnología cero emisiones de esta tercera revolución será tan barata que nos permitirá crear nuestras propias cooperativas y nuestros propios negocios tanto física como virtualmente.

Las grandes compañías desaparecerán. Algunas de ellas continuarán pero tendrán que trabajar con pequeñas y medianas empresas con las que estarán conectadas por todo el mundo. Estas grandes empresas serán proveedoras de las redes y trabajarán juntas en lugar de competir entre ellas.

En la primera y en la segunda revolución, las infraestructuras se hicieron para ser centralizadas, privadas. Sin embargo, la tercera revolución tiene infraestructuras inteligentes para unir el mundo de una manera glocal, distribuida, con redes abiertas.

¿De qué forma afecta la superpoblación a la sostenibilidad del planeta en el modelo industrial?

Somos 7.000 millones de personas y llegaremos muy pronto a 9.000 millones. Esa progresión, sin embargo, se va a terminar.

Las razones para ello tienen que ver con el papel de las mujeres y su relación con la energía.

Greta Thunberg, activista sueca.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«Todas mis esperanzas están en la generación millenial».

En la antigüedad las mujeres eran esclavas, eran las proveedoras de energía, tenían que mantener el agua y el fuego.

La llegada de la electricidad está íntimamente relacionada con los movimientos sufragistas en América; liberó a las mujeres jóvenes, que iban a la escuela y podían continuar su formación hasta la universidad.

Cuando las mujeres se volvieron más autónomas, libres, más independientes, hubo menos nacimientos.

No parece usted optimista y, sin embargo, sus libros son una guía para un futuro sostenible. ¿Tenemos o no un futuro mejor a la vista?

Todas mis esperanzas están depositadas en la generación millenial. Los millenials han salido de sus clases para expresar su inquietud.

Millones y millones de ellos reclaman la declaración de una emergencia climática y piden un Green New Deal.

Lo interesante es que esta no es como ninguna otra protesta en la historia, y ha habido muchas, pero esta es diferente: mueve esperanza, es la primera revuelta planetaria del ser humano en toda la historia en la que dos generaciones se han visto como especies, especies en peligro.

Proponen eliminar todos los límites y fronteras, los prejuicios, todo aquello que nos separa; empiezan a verse como una especie en peligro e intentan preservar a las demás criaturas del planeta.

Esta es probablemente la transformación más trascendente de la conciencia humana en la historia.

Fuente de la entrevista: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52411543

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Las bases neolíticas, coloniales e industriales de las grandes epidemias

Por: Andrés Kogan Valderrama

La aparición de este Covid-19, se sostiene históricamente tanto por la Revolución Neolítica, la Conquista de Abya Yala como por la Revolución Industrial, ya que todas ellas comparten un creciente desapego con la Naturaleza, lo que ha generado, entre otras cosas, la liberación de nuevos patógenos y la pérdida de vida de humanos y no humanos. Es por esto, que esta nueva emergencia sociosanitaria (civilizatoria) nos abre la posibilidad de sentar las bases para una nueva transición socioaecológica, que sea una alternativa frente a la aparición de un nuevo Estado Sanitario, centrado en una delirante guerra antropocéntrica contra estos nuevos virus.

Es así como con la aparición de la agricultura y la ganadería con las primeras grandes civilizaciones antiguas (Mesopotamia, Egipto, China, Grecia, Roma), marcará un quiebre profundo en cómo los seres humanos se vincularán con la Tierra en el futuro a nivel global, al pasar de sistemas de vida nómades a sedentarios, en donde se producirán los primeros incrementos demográficos, los cuales generarán las condiciones óptimas para la aparición de nuevas epidemias.

Si bien durante el periodo paleolítico anterior, marcado por sistemas de vida de subsistencia (cazadores-recolectores), existían enfermedades infecciosas también, la aparición de grandes ciudades y la densidad poblacional generó hacinamiento entre las personas propiciando el contagio. Esto a diferencia del periodo paleolítico anterior, en donde los humanos al conformarse por pequeños grupos y estar en constante desplazamiento, las infecciones no se propagaban.

No es casualidad por tanto que las nuevas epidemias masivas hayan coincidido con la aparición de una nueva forma de ser y de vivir de los seres humanos en estas grandes civilizaciones, de corte antropocéntrico y patriarcal, que supondrá una separación cada vez mayor con el resto de los seres vivos pero también entre hombres y mujeres, dejando a la Naturaleza como algo externo a una Cultura masculinizada. Un especismo androcéntrico que sentará las bases de lo que hoy conocemos como Antropoceno y que nos tiene en medio de una emergencia sociosanitaria.

Es así como la llamada domesticación hacia otros animales y otros grupos naturalizados, como las mujeres por ejemplo, no hizo otra cosa que intentar controlar los ciclos de la Naturaleza, lo que trajo consigo una explotación acumulativa de esta, llevando a nuevas fuentes de infección y liberación de patógenos. De ahí que la llamada zoonosis, fue el resultado de una convivencia jerárquica entre humanos y el resto de los animales, cada vez más desconectada de los territorios.

Es por esto que la aparición de las primeras grandes epidemias (peste de Atenas, peste de Agrigento, peste de Siracusa, peste de Egina), tengan relación con un proceso de desapego de las nuevas ciudades a los ciclos vitales, a través de la construcción de grandes Estados los cuales a través de la apropiación de grandes extensiones de territorios profundizaron el hacinamiento y la desigualdad entre las personas, siendo la peste negra (1347-1351) un momento crítico para la sobrevivencia de lo que hoy conocemos como Europa.

Asimismo, la aparición de las grandes pandemias modernas como tal, fueron el resultado de la formación de un nuevo sistema mundo moderno-capitalista y del predomino de una civilización particular (occidental), la cual solo pudo instaurar su hegemonía a nivel mundial luego de la Conquista de Abya Yala y la imposición de un sistema de vida en donde el centro de la vida estuvo puesto en la explotación y acumulación de mercancías, a partir de un uso extractivista de la tierra y del resto de los animales.

Un proceso de colonización en la región, el cual estuvo marcado no solo por el asesinato de personas a través de la esclavitud y las guerras, sino por llevar patógenos y enfermedades a los distintos pueblos, alterando así sus equilibrios ecosistémicos y sanitarios. Es así como desde la llegada de Cristóbal Colón, quien junto al resto de su tripulación cayeran enfermos de gripe, se iniciará un proceso en las denominadas Antillas (1492-1518), que dejará vivos a 15.600 personas de 3.770.000.

Desde ahí en adelante, que las guerras junto a la aparición de virus como la viruela, el sarampión y otros, le quitara la vida a 55 millones de personas en toda Abya Yala, dejando a solo 6 millones de sobrevivientes, lo que puede verse como una verdadera conquista militar y viral de parte de las distintas monarquías e imperios de occidente, quienes se beneficiaron enormemente de este etnocidio producido para la extracción de minerales y fortalecer así sus economías de acumulación mercantil.

No obstante, será con la denominada Revolución Industrial desde el siglo XVIII, heredera de la Revolución Neolítica y de la Conquista de Abya Yala, que la liberación de patógenos y la crisis sanitaria llegará a su punto más alto, como consecuencia de una transformación económica, científica y tecnológica, sostenida filosóficamente por el racionalismo y mecanicismo, que llevará al extremo la separación entre cultura y naturaleza, en donde occidente (Norte de Europa y Estados Unidos) dejarán atrás una economía rural, dando paso a un modo de producción y sistema de vida urbano, generando una verdadera explosión demográfica sin precedentes.

Un proceso que irá acompañado de cada vez mayor sobreexplotación de los bienes comunes de países y regiones más empobrecidos y no industrializados, como lo son África y América Latina, en donde la desforestación, el monocultivo y la ampliación de la frontera agropecuaria para producir carne, serán la forma de sostener en términos alimentarios a las economías centrales, descuidando completamente las consecuencias socioambientales, en donde la liberación de nuevos patógenos serán uno de ellos.

Consecuencias socioambientales que han traído grandes pandemias modernas, como lo fue la primera entre 1816- 1826 en la India, China y el Mar Caspio, la cual marcará una pauta a las siguientes, como lo fueron, entre muchas otras, la denominada gripe española (1918-1919), la gripe asiática (1957), la gripe de Hong Kong (1968), la gripe rusa (1977), la gripe aviar (2003), la gripe porcina (2009-2010) y esta nueva Covid-19, la cual tiene a los gobernantes y a las elites en el mundo sin saber muy bien qué hacer ante su enorme capacidad de contagio.

En definitiva, la aparición de este Covid-19, se sostiene históricamente tanto por la Revolución Neolítica, la Conquista de Abya Yala como por la Revolución Industrial, ya que todas ellas comparten un creciente desapego con la Naturaleza, lo que ha generado, entre otras cosas, la liberación de nuevos patógenos y la pérdida de vida de humanos y no humanos. Es por esto, que esta nueva emergencia sociosanitaria (civilizatoria) nos abre la posibilidad de sentar las bases para una nueva transición socioecológica, que sea una alternativa frente a la aparición de un nuevo Estado Sanitario, centrado en una delirante guerra antropocéntrica contra estos nuevos virus.

Fuente e imagen: https://iberoamericasocial.com/las-bases-neoliticas-coloniales-e-industriales-de-las-grandes-epidemias/

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Coronavirus, educación virtual y trabajo en casa

Por: Lev M. Velázquez Barriga.

 

En 2015, organismos no gubernamentales, de la globalización económica y jefes de Estado de 192 países, incluido México, establecieron una agenda global con 17 objetivos para el desarrollo sostenible (ODS), que deberían cumplirse paulatinamente entre esta fecha y el 2030: se reduciría la desigualdad, se pondría fin a la pobreza y a la desnutrición, se garantizaría el agua y el saneamiento para todos, trabajo pleno y digno, consumo sostenible, una educación inclusiva de calidad y de aprendizajes para todos y para toda la vida, entre otra cosas; pero, el brote pandémico por el coronavirus evidenció que la acumulación de capital para unos pocos y la sustentabilidad humano ambiental no tienen compatibilidad.

Carecen de agua 2 mil millones de personas en el mundo, en México 10 millones de hogares no tienen suministro diario, la mitad de nuestras escuelas primarias presentan carencias de abastecimiento y la mayoría de ellas no cuentan con financiamiento público para solventar los gastos de saneamiento; media humanidad no tiene acceso a servicios básicos de salud y la mitad de la población nacional no cuenta con seguridad social; 60% de la población mundial económicamente activa se emplea en la informalidad, 6 de cada 10 trabajadores en México están en esa condición, en el sector educativo público y privado los maestros subcontratados pierden el salario si no hay clases; la mitad de personas en el planeta no tienen acceso a internet, uno de cada dos hogares en México y el 50% de la población presenta problemas de acceso o no cuenta con conexión, en un porcentaje similar están las escuelas primarias y en menor grado las secundarias del país, pero de las que tienen conexión se toma en cuenta de una computadora en adelante, muchas veces utilizadas con fines administrativos y no pedagógicos.

Las condiciones precarias del sistema de salud, del sistema educativo, laborales y de desigualdad social en México y en el mundo, son el escenario propicio para la expansión del virus, y de manera recíproca la pandemia agudiza la crisis de todos estos elementos; además, acelera los cambios en las nuevas formas de explotación, control y dominación de la población que acompañan al capitalismo de la cuarta revolución industrial. Antes de la alerta mundial por el Covid-19, la virtualización de las relaciones productivas, sociales, de consumo, entretenimiento, comunicación y educativas, ya estaban normalizando el aislamiento en casa o en los dispositivos tecnológicos.

A través del emprendurismo, las corporaciones económicas organizan a los individuos desde su casa, para que ellos pongan la inversión inicial y su patrimonio personal  creyendo que desarrollan un proyecto de autonomía empresarial, cuando en realidad están ligados con la cadena productiva global y de distribución de las mercancías de la gran industria; bajo este esquema las corporaciones consiguen trabajadores sin contrato, sin prestaciones, sin seguridad social, sin límite de horarios ni de días laborales, sin vacaciones y sin organización sindical.

Las multinacionales Uber Eats de distribución de alimentos y Rappi que además de eso realiza otros servicios de entregas personales; de ventas y compras online como Amazon; de plataformas de streaming como Netflix y Prime Video o de música digital como Spotify, encontraron en la cuarentena el ambiente adecuado para arraigar lo que ya promovían de manera previa: el confinamiento para el consumo domiciliario permanente, el aislamiento informativo, la traslación de toda aspiración de cambio y de protesta social al ámbito de los contenidos de entretenimiento o del límite de las redes sociales.

Virtualizar la escuela es parte del proceso de contención social, de auto financiamiento de la formación desde casa, de consumo de plataformas en línea para el desarrollo de las habilidades emprendedoras o de productos de la big data para la digitalización de la gestión educativa; la escolarización es para la organización del capitalismo fabril de la primera revolución industrial, lo que la virtualización es para la reorganización del capitalismo informático de la cuarta revolución industrial; aquí la fábrica, la iglesia, la escuela y el almacenamiento de las mercancías para  atraer y concentrar al trabajador, al feligrés, al estudiante y al consumidor, son parte de los espacios offline que están cediendo terreno frente a  los tiempos y las relaciones online que acercan el capitalismo, directamente al hogar y las personas.

Lo que estamos viviendo no tiene nada que ver con el ordenamiento del sistema hacia el desarrollo sostenible; por el contrario, se naturalizan los despidos masivos, la economía informal, el trabajo precario, la tercerización, la crisis ambiental y la segregación de una parte de la humanidad a formas de súper explotación que no encajan en la automatización de la producción, que tampoco puede ser incluida en la sociedad de la información y del consumo; sin embargo, este nuevo orden mundial no se impone por medio de la dictadura militar como en los tiempos de instauración del neoliberalismo, sino que se instala a través del convencimiento, del confinamiento voluntario, de la desinformación y el autocontrol; de ahí que en los tiempos del coronavirus se nos llame al aislamiento, contra la historia de solidaridad que los mexicanos hemos demostrado en los momentos más críticos, así lo hicimos el 19 de septiembre de 1985 y en el 2017. No nos quedemos inmóviles, la solidaridad es nuestra fuerza.

Fuente del artículo: Equipo de Ove

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Enfoques cooperativos – Hoy: «El modelo educativo tradicional nacido en la revolución industrial está agotado».

Enfoques cooperativos; Hoy: «El modelo educativo tradicional nacido en la revolución industrial está agotado».

Como educador social, afirmo que la escuela tradicional nacida en la revolución industrial está agotada en su propósito socio-político-educativo, y por tanto, se ha vuelto un lastre para responder a las demandas del siglo XXI.

Son muy destacable los formidables esfuerzos que hacen los docentes de todos los niveles y modalidades, los pedagogos, las autoridades, los padres, y los cambios que se han realizado para preservar cierto nivel educativo de calidad e inclusión, pero el éxito aparece esquivo.
Apunto, como especialista algunos aspectos negativos, tales como “métodos de enseñanza individualistas que desalientan aprender, docentes y directivos atados a una rutina burocrática  y padres apremiados, son una fórmula  que expone la crisis que reclama transformación cooperativa.
La escuela que da respuesta.
¿Cómo es esa escuela que nos dará respuestas como civilización del siglo XXI? respondo que, claro que es muy difícil describir esa escuela, pero podemos señalar algunos rasgos significativos y distintivos que, paradójicamente, estuvieron en el pasado reciente: La escuela de la señorita Olga Cossettini.
Precisamente, la periodista de Capital federal de la revista Periodismo Por Venir-PPV- Beatriz Chisleanschi, en una entrevista realizada al Lic. Roque Arguello, que tituló   “Hacia una pedagogía cooperativa”, rememoró que “Los principios que la pedagoga rosarina, Olga Cossettini, en los años 1930 pensó (e implementó en su modelo pedagógico) como columna vertebral del sistema educativo, aún están pendientes de implementarse: “aprender a través de una vida activa de cooperación,  de ayuda mutua, de compañerismo y auto-responsabilidad”.
Podemos entonces, recurrir a esta valiosa experiencia de las hermanas Olga y Leticia Cossettini, que muchas veces hemos recreado con la Prof. Ana María Ramírez Zarza con éxito, para restaurar la escuela que nos merecemos, una escuela que tenga por método de enseñanza y aprendizaje lo cooperativo.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!!!
Autor: José Yorg

 

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El método de análisis que permitió descubrir la pedagogía cooperaria

El método de análisis que permitió descubrir la pedagogía cooperaria
José Yorg
Rebelión
“Grandes descubrimientos y mejoras implican invariablemente la cooperación de muchas mentes.” 
Alexander Graham Bell.

“El investigador sufre las decepciones, los largos meses pasados en una dirección equivocada, los fracasos. Pero los fracasos son también útiles, porque, bien analizados, pueden conducir al éxito. Y para el investigador no existe alegría comparable a la de un descubrimiento, por pequeño que sea…” 

Sir Alexander Fleming.

Se ha dicho que la empresa cooperativa es un producto de la naciente sociedad industrial capitalista, toda vez que, precisamente, surge como consecuencia y efecto de la llamada Revolución industrial y las desavenencias que implicó para las grandes mayorías.

La organización de la producción industrial empujó a los capitalistas a conformar sus compañías de una manera adecuada a esa nueva realidad, puesto que era prácticamente imposible que el propietario encare todas las actividades que requiere tal asunto y prontamente se abocaron a formar personal en cuestiones técnicas de control, organización y dirección empresarial que ayuden al capitalista.

Estos entes al servicio de maximizar ganancias a como dé lugar estaban libres del control del Estado en lo referente al asalariado y sus derechos no reconocidos, así, bajo esa lógica de funcionamiento del mercado y la supremacía empresarial, los escribas interpretaron esa realidad, reflejo del poder empresarial, las leyes del mercado que los mismos impusieron, las leyes de la economía que lo elevaron a categoría científica, desacertadamente.

Anotado, de manera rápida y muy sintéticamente, podemos, sin embargo, constatar y generalizar, por ejemplo, que el hecho es anterior al derecho, es decir, el legislador interpreta lo que se presenta a su vista y lo plasma en ley.

Este rodeo es para ambientar el procedimiento de dar a conocer las etapas seguidas por nosotros para descubrir la pedagogía cooperaria. Estudiamos tal y cómo se nos presenta la empresa cooperativa, sus valores, principios, su Doctrina y luego la cotejamos con el método de enseñanza del cosmos liberal, nos percatamos que algo no cerraba, algo no era correspondiente.

Ese algo, ese asunto no correspondiente, es la aplicación de la pedagógica liberal en la enseñanza del cooperativismo. De tal modo, también, este artículo busca interrogar sobre cuestiones históricamente poco o nada estudiada: La pedagogía y didáctica cooperaria.

El cooperativismo tuvo un largo camino histórico para llegar a la actualidad, momento epocal en que es hora histórica de revisar ese desajuste, esa no correspondencia.

El profesor alemán Heinz Dieterich nos dice que “para entender (este) juicio de la ciencia crítica nos tenemos que detener un momento en las razones que la fundamentan. La ciencia nos ha hecho entender los misterios del universo al darnos explicaciones sobre el porqué de las cosas”

Ahora… ¿Cuál fue el método de análisis que permitió descubrir la Pedagogía cooperaria?

Observar detenidamente las características de la empresa cooperativa- bajo la lupa del método de análisis de las ciencias sociales-indagar sus atributos organizativos, morales, éticos, sociales y cooperativos, implicó descubrir su naturaleza sui generis, su origen contestatario al régimen industrial capitalista.

En los denominados socialistas utópicos, Robert Owen, Saint-Simon, Francois Marie Charles Fourier y otros, pesa sobre ellos esa categorización porque-se alude- no partió de un análisis y método científico para desentrañar las profundas causas estructurales de la sociedad y en especial la influencia de las empresas en los infortunios en que desembocó para las mayorías el naciente capitalismo industrial.

A nuestro entender, sus observaciones estaban impregnadas de un gran sentimiento humano, sensibilidad social, las reflexiones partieron desde sus doctrinas, motivados a encontrar y formular soluciones teóricas e idealistas de construcción de una sociedad justa, anteponiéndose así a la realidad, a la sociedad injusta capitalista. La sociología aún no poseía la fuerza que tendría muchos años venideros, por tanto, los escritos y discursos fueron los medios que permitieron un arraigo a las ideas socialistas y posterior impulsor de las cooperativas.

Por su parte, el llamado socialismo científico, inicia su examen munido de un método crítico que devela y explica las leyes que imponen determinadas relaciones de producción y las condiciones materiales existentes en la sociedad y que están estructuradas en función al orden dominante capitalista.

Sin poner en cuestión ambas corrientes de pensamiento y acción porque compartimos y consecuentemente repetimos al unísono con Paul Lambert desde su libro La Doctrina Cooperativa cuando señala que “La ciencia explica lo real, la doctrina juzga y propone diversos cambios para mejorar lo real.

“Esta distinción entre ciencia y doctrina no implica preferencia hacia una u otra: ciencia y doctrina son complementarias y tienen una importancia similar para el destino de los hombres”.

Así fue nuestra observación, nuestra indagación, conforme fuimos trabajando en muchas y variadas experiencias, diálogos, realización de dictados de cursos para docentes, debates sobre pedagogías en sus diversas corrientes, a la luz de la ciencia y de la doctrina. La pedagogía cooperaria es fruto de ambas. Así seguimos el método de análisis que permitió descubrir la Pedagogía cooperaria.

La pedagogía liberal que se inculca en los institutos pedagógicos oficiales se contrarresta con la pedagogía cooperaria porque no la puede contener y no la contiene porque el marco liberal promueve el individualismo, la competencia, la mezquindad.

La pedagogía cooperaria posee, despliega y pone en acción un método de estudio basado en grupos cooperativos que impulsan el desarrollo de lo categorizado como inteligencia múltiple, consistente, entre otros, en lo organizativo, moral, solidario, análisis y debate enmarcado en un recurso didáctico dinámico que conjuga lo teórico con lo práctico: La cooperativa escolar.

Las particularidades técnica-pedagógicas de la pedagogía y didáctica cooperaria la abordaremos próximamente en otro artículo.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Autor: José Yorg

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La educación en la cuarta revolución industrial

Por: Víctor Muñoz.

Las industrias, sin excepción, se han estado transformado de forma radical en los últimos 10 años. Google cambió el negocio de las páginas amarillas, Netflix el de renta de películas, las Fintech el negocio de los bancos, los asistentes virtuales (chatbots) a los call centers, cloud computing el de la infraestructura tecnológica, Airbnb el de renta de habitaciones, Uber y Didi el del servicio de taxi, Rappi el de los domicilios, y las redes sociales la forma de informarse en el mundo. Es así como Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Wechat y Tik Tok son en muchos casos la fuente predilecta por los usuarios para informarse, pese a que en la mayoría de ellas el contenido nunca ha sido verificado.

A hoy existen más de dos millones de apps disponibles solo en iOS y Android. Estos desarrollos irán aumentando por las disrupciones de la industria con la llegada de la cuarta revolución y sus tecnologías IoT, impresión 3D, realidad aumentada, computación cuántica, inteligencia artificial, blockchain, entre otras.

El sector educativo no es ajeno a este proceso de transformación, y desde hace ya algún tiempo los países han adoptado coding en etapa temprana, STEM en educación básica y secundaria, y el uso de plataformas MOOC como Udacity, Coursera, EDX o Platzi, con enfoque en modelos de certificación de habilidades, sustituyendo los tradicionales grados y posgrados. Incluso muchas empresas han iniciado sus propios campus de formación creando modelos de universidades corporativas.

Colombia, al igual que los demás países, necesita avanzar y no perder el tren de la cuarta revolución industrial, garantizando competitividad y un crecimiento económico continuo. Para poderlo lograr es fundamental una mejora radical en la calidad de la educación. Los resultados en las pruebas PISA de los últimos años muestran que tenemos falencias muy importantes. Solo un 7 % del país es bilingüe y aún seguimos en discusiones conceptuales de proyectos con enfoque STEM y su relación con las humanidades y las artes que no se han implementado. Las matrículas para las instituciones de educación superior han decrecido en los últimos tres años, y las industrias se quejan de la desconexión entre la oferta educativa y los requerimientos del mercado.

El principal cambio que necesitamos en la educación es el del cambio de chip, el cultural, el de mentalidad, esa que no nos permite modificar los modelos actuales de aprendizaje, en donde un ajuste curricular toma décadas, certificar un programa académico varios años, donde no se permite evaluar la calidad porque no es considerado algo pertinente. La política pública de transformación digital e inteligencia artificial, la política de tecnologías para aprender, el informe de la Comisión Nacional de Sabios y el Plan Decenal de Educación son elementos valiosos para ejecutar este proceso de transformación que requiere el país. Se necesita la participación de todos para poder avanzar, del Gobierno nacional y el regional, de maestros, padres de familia, estudiantes, universidades y el Sena, entre otros, dado que el propósito máximo debe ser la mejora en calidad y la pertinencia en la educación.

El Ministerio de Educación ha dado pasos en el camino correcto: el decreto 1330 de 2019, los Nova Camp de innovación, los pilotos en STEM, la nueva política de acreditación y en pocos días el lanzamiento del laboratorio de innovación son muestra de ello; sin embargo, necesitamos mayor velocidad en la implementación y esto requiere la cooperación de todos los sectores para lograrlo; debemos pasar a la definición de orientaciones pedagógicas que permitan incorporar STEM en los colegios, cerrar la brecha de bilingüismo en por lo menos 10 puntos porcentuales, en el nuevo ministerio de ciencia y tecnología modificar los modelos de puntajes por papers a investigación aplicada, trabajar en esquemas de reconversión laboral a través de la formación y, fundamental, crear un sandbox regulatorio para la certificación de nuevos programas de las instituciones de educación superior.

La cuarta revolución cierra brechas y permite el acceso en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos, pero esto dependerá del esfuerzo conjunto del ecosistema de innovación y transformación digital, desde donde se promueva el desarrollo de competencias para el pensamiento computacional, crítico y creativo y el desarrollo del talento digital necesario para ser jugadores principales.

Fuente de articulo: https://www.elespectador.com/opinion/la-educacion-en-la-cuarta-revolucion-industrial-columna-897938

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Conocer cómo funciona la sociedad ayuda a proceder con prudencia, sensatez y acierto»

Entrevista a Santiago Álvarez Cantalapiedra sobre La gran encrucijada. Crisis ecosocial y cambio de paradigma (I)
“Conocer cómo funciona la sociedad ayuda a proceder con prudencia, sensatez y acierto»

Salvador López Arnal

Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Valladolid, Santiago Alvarez Cantalapiedra es Doctor en Economía Internacional por la Universidad Complutense de Madrid y ha ejercido la docencia en ambas universidades.

Director del FUHEM Ecosocial y de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, es también miembro del consejo editor de la colección de libros “Economía Crítica & Ecologismo Social” y del consejo de redacción de la Revista de Economía Crítica.

Autor de numerosos artículos y capítulos en libros colectivos sobre necesidades sociales, consumo y las relaciones entre el bienestar social, la calidad de vida y la sostenibilidad en el marco de la globalización capitalista y la crisis económica.

La gran encrucijada. Crisis ecológica y cambio de paradigma ha sido publicado por Ediciones HOAC en julio de 2019. En sus tesis y argumentos centramos nuestra conversación.

Enhorabuena por el libro. Para situar al lector déjeme dar cuenta de su estructura. Son tres partes. La primera, compuesta de cuatro capítulos, caracterizan la crisis ecosocial: «la crisis de las muchas crisis». La segunda aborda el orden social que surge de las transformaciones anteriores. La culminación del orden social neoliberal nos sitúa frente a una bifurcación que muestra diferentes trayectorias potenciales. Los capítulos de esta segunda parte resaltan algunas de las circunstancias impuestas y parten de una consideración central: solo podremos responder a los desafíos planteados si somos plenamente conscientes del mundo que va surgiendo. La gravedad y dificultad de la situación reclama buena información, mejor conocimiento y altas dosis de sabiduría para enjuiciar nuestros comportamientos colectivos y orientar nuestras elecciones. La última parte plantea la urgencia de un cambio de paradigma que sea capaz de situar, en el centro de la conversación pública, la noción de vida buena. Se reflexiona finalmente sobre qué pueden aportar las religiones en la búsqueda de respuestas a los problemas socioambientales.

Permítame preguntarle en primer lugar por el título: “La gran encrucijada”. ¿En qué encrucijada estamos inmersos? ¿Por qué gran encrucijada?

LaGran encrucijada es consecuencia de la actual crisis ecosocial, que es una crisis multidimensional (es ecológica, económica y política y afecta a los planos biofísico, productivo y reproductivo) y multiescalar (se manifiesta desde local hasta lo global). Esta crisis nos sitúa en una encrucijada de caminos. La gran bifurcación en la que estamos representa, como la propia crisis ecosocial, una encrucijada de complejidades. Esta circunstancia plantea un doble reto para el pensamiento crítico : el primero, la necesidad de incorporar las diferentes dimensiones de la crisis a su análisis, superando el reduccionismo, evitando los “cismos”: el “economicismo” de quien solo contempla -como causa y/ o solución- la dimensión económica; el “ecologicismo” de quien solo contempla -como causa y/ o solución- la dimensión ecológica o el “politicismo” de quien solo piensa en la política; el segundo reto consiste en saber sortear la tentación de centrarse exclusivamente en la dinámica de los sistemas y contemplar también la lógica de la acción social. La historia no está escrita de antemano. La escribimos cada día. El pensamiento crítico que aspire a comprender la encrucijada en la que nos encontramos debe ser capaz de vincular estructura y agencia, pues la historia la hacemos los seres humanos, aunque -como decía Marx- sea en unas circunstancias no elegidas. Ciertamente, las circunstancias actuales son muy duras y proporcionan poco tiempo y margen de acción.

En cualquier caso, la imagen de una encrucijada es nítida y puede ayudarnos a saber de dónde venimos, a plantear la reflexión de hacia dónde queremos ir (y qué destinos evitar) y a sopesar las opciones o caminos que aún se encuentran transitables para ello.

Ha hecho referencia a la lógica de la acción social. ¿Qué lógica es esa? ¿En qué autores y teorías se inspira?

Lo que quiero señalar con esta expresión es que la acción colectiva cuenta, y mucho. Que en la realidad no hay sólo estructuras y tendencias; hay eso y mucho más, hay sujetos con intereses de clase y sujetos que deciden desclasarse, existen correlaciones de fuerza variables, siempre dinámicas, que se configuran en cada momento según los acuerdos y alianzas que alcanzan los diferentes grupos que conforman la estructura social, que en el comportamiento de los sujetos opera una pluralidad de motivaciones, hábitos, creencias y razones, que hay percepciones de las cosas muy arraigadas que se forman en el pasado, viven en el presente y, si no se cambian, condicionan el futuro. Lo que quiero expresar es lo que tantos han dicho ya: que el capitalismo no morirá de muerte natural ni la crisis energética o climática (ni ninguna otra crisis) conducirá por sí sola a un orden nuevo si no nos ponemos a ello desde este mismo momento, conscientes de nuestras fuerzas, de nuestra posición social y de lo que somos, pensamos y sentimos.  

Sigo con el subtítulo: crisis ecosocial. Como la palabra crisis se usa en muchos contextos, ¿cómo deberíamos entender aquí la noción de crisis ecosocial? ¿Ecosocial remite a una suma de asuntos ecológicos y sociales?

No existen dos crisis separadas, una social y otra ecológica, sino una única e inseparable crisis ecosocial. Más que una suma es una interrelación, el resultado de una dialéctica entre ambas. La “cuestión ecológica” se entremezcla inmediatamente con la “cuestión social” en un sentido básico y radical. Además, el deterioro ecológico y el deterioro social comparten las mismas causas. Ambos procesos son el resultado de la civilización industrial capitalista, que ha redefinido profundamente las relaciones sociales y el régimen de intercambios que establece la sociedad con el medio natural a partir de la apropiación depredatoria, es decir, a través de la explotación del trabajo humano y los ecosistemas, de modo que su historia es la historia de una doble depredación: social y ecológica.

Y esa apropiación depredatoria a la que alude, ¿es una característica singular de la civilización industrial capitalista o más bien la comparten todas las civilizaciones humanas que hasta ahora han existido, incluidas aquellas que se reclamaron o reclaman del socialismo o de nuevos modelos civilizatorios?

El capitalismo es un modo de producción y de dominación de clase con rasgos propios. Han existido (y aún existen) otras formas de opresión y dominación social. La fuerza de trabajo ha sido explotada de diferentes maneras a lo largo de la historia, pero en el capitalismo se hace de una manera peculiar; los mercados han existido siempre en las sociedades, pero un sistema económico basado en la idea de un mercado autorregulado es una novedad histórica que aparece con el capitalismo; la apropiación y uso de los recursos naturales varían sustancialmente si se gestionan como recursos comunes o como mercancías, como varía la forma de apropiación y orientación del excedente social según el tipo de propiedad -privada, social o pública- de los objetos y medios de trabajo que se emplean para transformar los recursos. Lo que quiero resaltar es que el capitalismo ha redefinido con rasgos propios las relaciones sociales y el régimen de intercambios que establece la sociedad con el medio natural. Desde su etapa industrial ha transformado por completo el régimen metabólico de las sociedades, provocando una ruptura histórica en el modo de intercambiar con la naturaleza los flujos de materiales y energía que resultan necesarios para su funcionamiento.

Otra cosa es que experiencias, como las del socialismo real, que se autoproclamaron alternativas al capitalismo, fuesen incapaces de romper con el horizonte capitalista del desarrollo, incurriendo en un productivismo tanto o más acentuado con unas consecuencias medioambientales catastróficas. Y esto revela que uno de los errores fundamentales de las experiencias burocráticas del llamado socialismo real, y podríamos decir que de la izquierda en general, ha sido no saber dar una respuesta a esta fractura metabólica: no haber discutido el tamaño ni los ingredientes del pastel económico, ni el cómo se cocina ese pastel, y haberse limitado tradicionalmente a decir únicamente cómo se debía repartir. 

Añade usted, en el subtítulo, la necesidad de un cambio de paradigma. ¿Cómo debemos entender aquí la noción de paradigma? ¿A qué tipo de cambio alude?

Tengo la impresión de que no sabemos hasta qué punto las sociedades actuales, con sus largas y complejas cadenas de causalidades e interdependencias, resultan vulnerables ante lo que estamos viviendo. Las olas de calor, las sequías, las inundaciones ocasionadas por lluvias torrenciales y, en general, los eventos climáticos extremos que cada vez son más frecuentes disparan los riesgos de colapsar un sistema social en el que los principios de organización que lo regulan se caracterizan por ofrecer bajos rangos de resiliencia. Nos encontramos en un escenario inédito para el que apenas estamos preparados, en el que converge una creciente escasez de recursos estratégicos con la hecatombe de la biodiversidad y la desestabilización abrupta del clima. El sexto informe de la ONU sobre las Perspectivas del medio ambiente, presentado en marzo de este año en Nairobi coincidiendo con la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ha radiografiado a partir del mejor conocimiento científico hoy disponible los principales problemas del planeta: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la reducción del agua dulce disponible, la contaminación del aire, de los mares y océanos, la sobrepesca y agotamiento de otros recursos, la deforestación y la desertización. Aunque algún aspecto mejora parcialmente, la situación global del planeta ha empeorado sustancialmente desde que se publicó la primera edición hace más de 20 años. La causa del deterioro se encuentra en el modo de producción y consumo que sostiene el paradigma de la modernización capitalista, exclusivamente orientado por la racionalidad instrumental y la mentalidad materialista y tecnocrática, con una fe ciega en el mercado y la tecnología, obsesionado por dominar la naturaleza y por el crecimiento y la acumulación de la riqueza y el poder. En este sentido hablo de paradigma, y es un paradigma mortalmente peligroso.

Cuando una civilización no civiliza y se muestra incapaz de ofrecer respuestas a sus propias contradicciones, entonces los tiempos reclaman la necesidad de abandonar viejos paradigmas y adoptar otros nuevos. Las categorías, conceptos, valores y maneras de razonar hoy vigentes nos impiden darnos cuenta de lo que pasa. Y si no nos damos suficiente cuenta de ello, no es por falta de información, sino más bien por todo lo contrario.

Uno de los grandes peligros y paradojas de nuestro hoy…

Efectivamente, lo que ocurre hoy es que padecemos un exceso de información que nos provoca ceguera. Una «ceguera blanca» que, como en la célebre novela de Saramago Ensayo sobre la ceguera, no se produce por falta de luz sino por lo contrario. Vivimos en un mundo ‘infoxicado’, con una sobresaturación de datos e informaciones que impide conocer lo que está ocurriendo. Se nos olvida con demasiada frecuencia que los datos no son información hasta que no se articulan y que la información no llega a convertirse en conocimiento hasta que no somos capaces de organizar nuestras ideas en un argumento coherente. Y que el conocimiento puede no ser la respuesta a nuestras preguntas si no va alimentado de sabiduría. Información, conocimiento y sabiduría son tres modos muy distintos de saber. Nos sobra lo primero, andamos justitos de lo segundo y en la sociedad actual se desprecia abiertamente la sabiduría. Pero la sabiduría es lo más necesario para responder a la pregunta de cuánto es bastante para vivir de forma justa y sostenible sobre este planeta. Gandhi, con su enorme sabiduría, puso las cosas en su sitio al afirmar que «el mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de unos pocos», y señaló el camino al exhortarnos a «vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir». Necesitamos un paradigma que vuelva a poner las cosas en su sitio, capaz de armonizar el conocimiento y la sabiduría desde la plena consciencia de que todas las capacidades adquiridas por el desarrollo actual de las fuerzas productivas comprometen nuestra existencia en la medida en que se transforman bajo el capitalismo en fuerzas que destruyen los fundamentos naturales de la vida humana sobre el planeta.  

Creo que queda clara la diferencia entre información y conocimiento, pero no sé si el concepto de sabiduría es transparente. ¿Qué diferencia el conocimiento de la sabiduría? ¿Dónde y cómo podemos aprender a ser sabios? ¿Sólo unos pocos, como Gandhi, pueden ser sabios?

Posiblemente el término sabiduría sea bastante obscuro, pero de alguna forma remite a la facultad de las personas para actuar con sensatez, prudencia o acierto. Podemos saber mucha física atómica y mucha genética y actuar irresponsablemente. Por supuesto que conocer cómo funciona la sociedad, la vida o el mundo físico ayuda a proceder con prudencia, sensatez y acierto, pero el mero hecho de conocerlas no parece suficiente para convertirnos en sujetos prudentes y responsables. La verdad es que las formas de vida actuales, aunque basadas muchas de ellas en el conocimiento científico, no parecen demasiado sabias. En este sentido, el orden de la sabiduría es diferente al del conocimiento. Creo que hay mucha sabiduría en la experiencia de nuestros mayores, en las culturas campesinas, en los saberes ancestrales de los pueblos indígenas, en las religiones, en la filosofía, la literatura o las artes en general. Para los tiempos que corren, la sabiduría tiene que ver principalmente con todo aquello que contribuye a educar al deseo, orientándolo y poniéndole límites. En estos tiempos de crisis ecosocial, en los que la excepcionalidad se está convirtiendo en norma, necesitamos que la sabiduría -ahora un bien excepcional- se convierta en un atributo normal de la persona, proporcionándole sensatez, prudencia y acierto en cada uno de sus actos cotidianos. Aunque me temo que los tiros no van por ahí. El capitalismo, anclado en la explotación del deseo, nos hace necios, hasta el punto de confundir valor y precio (Machado) o conocer el precio de todo y el valor de nada (Oscar Wilde).  

Gracias por las referencias a Machado y Wilde. En el primer capítulo de la Parte I, “La crisis ecosocial”, habla de La gran aceleración que, le cito, “ha conducido a que la escala de la economía mundial sea demasiado grande para que su desarrollo sea compatible con la salud del planeta”. ¿Dónde se observa principalmente esa gran aceleración? ¿En qué aristas la escala de nuestra economía es demasiado grande para la salud de nuestro planeta?

Lagran aceleración es un periodo excepcional de crecimientos exponenciales que nos ha llevado a la situación de extralimitación en que hoy nos encontramos. A partir de la segunda mitad del siglo XX, se produce un fuerte incremento en la extracci ón de recursos energéticos y minerales y se disparan, como consecuencia, los niveles de residuos y emisiones. Esa inyección de recursos acelera el motor de la civilización industrial impulsando, a su vez, la población mundial, el proceso urbanizador, los niveles de transporte, la producción y el comercio internacionales, el consumo global de agua, de fertilizantes, las capturas pesqueras, etc. Prácticamente nada queda al margen de este impulso voraz: incluso la arena, una materia prima hasta hace poco abundante y barata, en la actualidad se torna escasa debido al elevado ritmo urbanizador y a la gran cantidad de infraestructuras que se expanden por todo el planeta (cada año se extraen alrededor de 59.000 millones de toneladas de materiales de la Tierra, y la arena representa cerca del 85%).  

¡Increíble, un dato que desconocía!

La mitad de los combustibles fósiles los hemos consumido en las cuatro últimas décadas de expansión acelerada del capitalismo mundial, durante ese periodo que habitualmente conocemos como globalización. El efecto de este crecimiento acelerado es que se agravan también exponencialmente los procesos de degradación de los ecosistemas (la pérdida de biodiversidad, la desaparición de los de bosques tropicales, la acidificación oceánica, la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, la expansión de plásticos y nuevas sustancias hasta los rincones más remotos del planeta, etc.).

Se impone un breve descanso si le parece.

De acuerdo.

Fuente: El Viejo Topo, noviembre de 2019.

Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=263206&titular=%93conocer-c%F3mo-funciona-la-sociedad-ayuda-a-proceder-con-prudencia-sensatez-y-acierto%22-

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