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Pensamiento y palabra de una mujer Guerrera

Por: Yaosiuatl PCP (Citlali Pérez Vázquez)

 

“Lo más revolucionario que una mujer puede hacer, es decir, siempre en voz alta,lo que realmente piensa, siente, observa y escucha”(Yaosiuatl PCP).

 

Por siglos las mujeres fuimos despojadas, explotadas, ultrajadas, violadas, asesinadas, encarceladas, guillotinadas, debido a un sistema político-ideológico machista, que se basa en la creencia de que las mujeres no son poseedoras de conocimiento, no tienen derechos y deben estar subordinadas a los hombres, hacer lo que sus maridos les digan, aceptar todo lo que el hombre ordene, a costa de su propia voluntad, dignidad,  su vida, su energía, su trabajo, su tiempo, su cuerpo, todo, absolutamente todo, al servicio del hombre.

Esta ideología, modo de pensar y de ser, sigue predominando en todo el mundo, hasta los rincones más alejados de la comunidad y la ciudad. Lo cual, ha originado, una relación violenta, destructiva,  antagónica entre los hombres y mujeres, pues sin darse cuenta, inician una lucha por el poder, por el control. Lo que nos lleva a perder el camino, pues nos lleva a batallas agotadoras, violentas, divididas, manipuladoras, alentadoras, en la supuesta búsqueda de libertad, justicia, amor y paz. Cuando en realidad, lo único que estamos haciendo es alejándonos de la conciencia, del amor, del respeto, de la convivencia y del equilibrio natural que emerge en el ser mismo.

En la búsqueda de libertad, de trabajo, salarios dignos y equitativos, el derecho al voto y asumir cargos públicos. Se encuentra la lucha de miles de mujeres, una lucha  larga, constante, feroz, sinuosa, aterradora. Pues muchas de esas batallas, se desarrollaron en medio de la violencia. Los hombres y el grupo político hegemónico predominante en aquellas épocas,  para aplacarlas y ejercer control sobre ellas las quemaban vivas en plazas públicas o las guillotinaban, otras las atemorizaban destruyendo su hogar, su matrimonio, su familia por el solo hecho de hablar,  protestar y participar en reuniones de sensibilización y de exigencia de sus derechos políticos, laborales, sociales,  dignos, justos y equitativos para todas las mujeres y los hombres. Ellas, trabajaban más en las fábricas y ganaban menos que los hombres, la injusticia se hacía presente en la sociedad por el solo hecho de ser mujeres, por eso, se organizaban y se reunían para luchar, exigir que fueran respetadas como seres humanos y  para dejarles un camino de esperanza a otras mujeres, para que sus hijas e hijos tuvieran una vida mejor y distinta a lo que ellas vivieron.

Quiero decirles que esos derechos políticos que hoy tenemos, no fueron gratis, por ocurrencia o porque algún hombre que dijo: ¡si, las vamos a tomar en cuenta, también las mujeres valen, hay que dejarlas que participen!, ¡no señores!, ¡eso no fue así!. Fue una batalla que se ganó con sangre, con vidas, con despojos, encarcelamientos, violaciones, torturas, destrucción de su hogar, de su matrimonio. Las primeras mujeres que se manifestaron en el mundo, fueron guillotinadas, como fue el caso de Olympe de Gouges. Muchas de ellas fueron asesinadas, ultrajadas, apedreadas, despojadas de su hogar, de sus hijos/hijas.

Cuando recuerdo,  leo su historia de vida e  imagino a esas mujeres que nos antecedieron luchando por nosotras, se me salen las lágrimas por el dolor, el sufrimiento y el daño que les hacían.  La rabia y su rebeldía eran su fuerza, pero lo que las motivaba a seguir luchando era la esperanza de dejar  una vida mejor a todas  sus hijas e hijos.  Hacer valer los derechos y libertades que nos dejaron esas mujeres en el mundo, que dieron su vida por nosotras para que viviéramos felices, es el mejor legado que nos han dejado. Gracias a esas mujeres y algunos hombres que fueron sus aliados, se lograron conquistar los derechos que hoy en día se encuentran establecidos en la constitución política.

Todo esto tuvo que pasar para que fueran escuchadas y visibilizadas sus demandas, sus sentimientos, su forma de pensar, de ver el mundo y la vida. Sin embargo, en la actualidad siguen ocurriendo algunos de estos acontecimientos, lo que hoy solemos ver y escuchar por las redes sociales y medios informativos, que muchas mujeres siguen siendo  golpeadas, encarceladas, asesinadas, violadas, vendidas, desaparecidas, traficadas, por el simple hecho de buscar una vida diferente, querer salir de una cadena de violencia que lastima, mata y destruye la existencia de una mujer.

Hoy en día, no se trata de aprovechar la situación hostil que viven muchas mujeres en todo el país, para ganar adeptos políticos, manipular, enajenar, o ganar ventaja maniobrando dichos derechos de las mujeres bajo el supuesto de hacer respetar las leyes, “haciendo entre ver que las respetan y que las toman en cuenta”, cuando en la realidad muchos se aprovechan de la situación para satisfacer un interés personal o de algún grupo político. Tan es así, que cuestionar hoy en día un gobierno, contradecirlo y pensar diferente a lo que él cree y plantea, “te convierte en su enemigo, te llama traidor al pueblo, enemigo del pueblo o bien respondes a intereses de un grupo político traidor a la patria”. Hablar con dignidad, protestar, exigir justicia por una hermana o hermano que es violentado en su integridad, por señalar un gobierno autoritario, indiferente al dolor de muchas mujeres. Pareciera que es ¡un delito!

Por eso, la lucha para romper con esas cadenas de violencia y el machismo, es dura como la roca, larga, constante, pero tenemos que ser perseverantes, conscientes, y jamás rendirnos, mantener nuestro espíritu de esperanza.

La lucha actual para derrocar un sistema machista, opresor, autoritario, hegemónico, corrupto, mañoso, manipulador y violento. Radica e inicia en luchar para despojarnos, desprendernos de nuestras creencias, hábitos, conductas, costumbres, sentimientos, que siguen alimentando el poder a los hombres.  Es decir, la lucha por la transformación de las mujeres, la libertad, la justicia y el respeto hacia las mujeres y los hombres, inicia desde abajo. Empieza por nosotras, pasa por nosotras y termina con nosotras, “Si yo cambio, todo cambia”, como lo dice la compositora y artista Mercedes Sosa en su canción: cambia todo cambia, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo…

Estoy consciente de que la lucha es necesaria, pues donde no hay lucha no hay fuerza. Pero esta lucha, es necesaria hacerla también, al interior de nosotras mismas,  con nosotras mismas, a lo que llamo una lucha por la transformación social desde abajo por la vía pacífica.

Un sistema que degrada a la mujer a una mera incubadora y que se alimenta con sus inocentes víctimas, no es un gobierno de la transformación, menos de la democracia. Por lo tanto, no hay cambio, no hay justicia, no hay  desarrollo, ni equidad, menos el ejercicio del derecho de las mujeres como seres humanos con capacidad, conocimiento e inteligencia. Estaríamos hablando entonces de un sistema político-social machista, que su elemento más violento en la sociedad nace en la ignorancia (itlanemilis uan itlajtol, Se Yaosiuatl PCP).

Por eso hoy, ¡8 de marzo 2023!,  reivindico la lucha de todas las mujeres que fueron y siguen siendo participes en todos los movimientos que se han gestado en Guerrero y en todos los rincones del mundo, para abrirnos el camino, el paso a la libertad, al derecho de vivir, existir, defendiendo la vida, la tierra, el agua, los bosques, los minerales, nuestro hogar, nuestra familia, nuestros hijos e hijas. Y Una forma de honrarlas y dignificarlas, más que haciéndoles honores, es poniendo en práctica y ejerciendo por la vía del hecho su espíritu de lucha, de rebeldía, que llevaban no solo en el cuerpo, en el alma, en la sangre, sino en el corazón.

Por ello,  hago un llamado a todas las mujeres de territorio, del campo, de los diferentes pueblos del mundo, de las colonias y de la ciudad, ha hermanarnos y unificarnos no solo para hacer la resistencia contra el opresor, sino hacer la revolución desde abajo, transformando nuestra vida, nuestro hogar, nuestro espacio y territorio comunitario. Para eso, tenemos que dar una lucha más; la más dura, la más difícil y la que pocas se atreven a enfrentarla, porque aquí se necesita no solo gritos, valía, constancia, rebeldía, sino voluntad, amor, consciencia, esperanza. Y un ingrediente más que Emma Goldman lo dejó muy claro: “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”. Ésta, si es una verdadera lucha revolucionaria que transforma desde abajo la vida de las mujeres.  Pues la lucha que hicieron nuestras ancestras, hermanas,  nos abrieron paso en este mundo, para mostrarnos el camino, la luz, la esperanza, la vida, la libertad, la justicia y el amor.

Las invito, a mantener la lucha firme y constante, hay que seguir puliendo la roca que se encuentra no solo afuera sino dentro de una misma.

Termino con esta frase de una mujer guerrera y revolucionaria: “La verdadera revolución no surgirá en las urnas ni en los juzgados, surgirá del alma de la mujer. Quienes no se muevan no notaran sus cadenas” (Rosa Luxemburgo).

Fuente de la información e imagen:  https://www.tlachinollan.org

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Día Internacional de la Mujer 2023: ¿por qué se celebra el 8 de marzo?

Por: Redacción HuffPost

Esta jornada de reivindicación hunde sus raíces cientos de años antes del momento en que se hizo oficial, en 1977.

Este miércoles 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una jornada reivindicativa en la que las mujeres reclaman la equiparación en derechos a los hombres, un objetivo que, aunque lleva décadas siendo una constante del movimiento feminista, dista mucho de haberse alcanzado si se atiende a los datos.

Esta fecha, marcada oficialmente en el calendario desde 1975 por la Organización de Naciones Unidas (ONU), tiene su origen, sin embargo, en tiempos tan remotos como la Antigüedad Clásica. Desde entonces, la historia ha estado salpicada por mujeres que se opusieron al orden establecido, y que unieron a todas sus semejantes para reclamar más derechos o influir en la sociedad que las rodeaba.

Lisístrata fue una de ellas. La historia de esta mujer está recogida en la obra clásica de Aristófanes, representada en Grecia en el año 411 antes de Cristo. El argumento cuenta el movimiento que encarnaron las mujeres contra la guerra civil que sufría Atenas. Las mujeres, encabezadas por Lisístrata, iniciaron una huelga de sexo, con el fin de que los hombres acabaran con el conflicto de una vez por todas.

Mujeres al frente desde, al menos, 1789

Más allá de las obras clásicas, las mujeres también han protagonizado algunos de los levantamientos políticos y sociales más determinantes de los últimos siglos. La Revolución Francesa no es una excepción, como señalan desde la web oficial del Día Internacional de la Mujer de la ONU.

En los tumultuosos días de julio de 1789, las francesas marcharon en masa hacia Versalles, el corazón de la monarquía borbónica, para exigir el sufragio universal femenino. Años después, en 1848, fueron las estadounidenses las que protagonizaron uno de lo hitos contra la discriminación que sufrían. Aquel año protestaron todas juntas frente a la prohibición que les impedía hablar en una convención contra la esclavitud.

Las norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott consiguieron congregar a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres en Nueva York. Años después, en 1913 y aglutinadas en torno al Partido Socialista de los Estados Unidos, se fijo el 28 de febrero como el Día Nacional de la Mujer en Estados Unidos.

Las europeas se unen a la lucha

Aquellos años la lucha de las mujeres ya empezaba a bullir con más fuerza, y alcanzó finalmente al continente europeo con mucha fuerza. Cientos de mujeres de 17 países diferentes se reunieron en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague (Dinamarca) en 1910.

De aquel encuentro nació el compromiso de establecer un día al año para luchar por el sufragio universal femenino y, un año más tarde, en 1911 se celebró por primera vez a nivel internacional una jornada para reivindicar voto, pero también el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral. Dos años después, la ola de protestas feministas se contagió a la Rusia zarista, donde se empezaron a dar mítines clandestinos.

El estallido de la Primera Guerra Mundial marcó un antes y un después. Hartas de un conflicto que se cobraba millones de vidas al año, alrededor de 1.300 mujeres de 12 países diferentes se reunieron en La Haya (Holanda) el 15 de abril de 1915 para protestar contra el conflicto.

La guerra, que acabó con la vida de dos millones de soldados rusos, soliviantó a las mujeres, que el 23 de febrero de 1917 se declararon en huelga bajo la consigna de «pan y paz». A pesar de las críticas que vertieron los dirigentes políticos, que las acusaron de «oportunistas», ellas siguieron adelante con su protesta. El resto fue un hito histórico. Cuatro días después de iniciar el paro, el Zar se vio obligado a abdicar, y el nuevo Ejecutivo les reconoció a las mujeres el derecho a voto.

Aquel 23 de febrero, sin embargo, estaba fijado por el calendario juliano, en el gregoriano, que utilizaban el resto de países, ese día era el 8 de marzo.

Últimas décadas

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el 8 de Marzo comenzó a ganar peso en la gran mayoría de países, muchos años antes de ser reconocido en la ONU oficialmente como el Día internacional de la Mujer, algo que ocurrió en 1977. Pero antes ya se habían dado otros hitos que anticiparon ese movimiento.

El año 1975 fue declarado el Año Internacional de la Mujer, y el 8 de marzo de aquel fue el primero que se celebró el Día Internacional de la Mujer por primera vez. Desde esa fecha, tanto la ONU como sus agencias han contribuido a luchar por la la igualdad de genero, cuyo afán se materializó en la Declaración y Plataforma de Beijing, en 1995.

Ese año, 189 gobiernos firmaron una hoja de ruta histórica que persigue la materialización de los derechos de las mujeres, y en 2015 se incluyó este como el objetivo número 5 de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). Un broche que no marca el final de un camino que echó a andar, poco a poco, con Lisístrata.

https://www.huffingtonpost.es/sociedad/dia-internacional-mujer-2023-celebra-8-marzo.html
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Libro: La revolución es magnífica. Encuentros con Rosa Luxemburgo (PDF)

Por Selene Kareli/CII-OVE

La revolución es magnifica es un texto que coordinó Hernán Ouviña, el cual compila textos inspirados en la Rosa más Roja: Rosa Luxemburgo; mismos que no se quedan en sólo palabras, sino que se exponen las distintas causas que han llevado a diversas comunidades situadas en América Latina a la organización política y social, quienes han encontrado en Luxemburgo una inspiración de lucha por la justicia.

Así, estas páginas de encuentro con Rosa Luxemburgo fueron publicadas en 2022 en Buenos Aires, Argentina, bajo la editorial Milena Caserola y la Fundación Rosa Luxemburgo. Cuenta con un número ISBN 978-987-8392-25-7 y tiene 302 páginas.

El libro se divide en cinco secciones que responden a cinco causas de lucha por la dignidad y el buen vivir dentro del territorio de Abya Yala: 1) Feminismos populares y despatriarcalización; 2) Formación política, cultura y educación popular; 3) Luchas contra la acumulación por despojo, soberanía alimentaria y buen vivir; 4) Derechos de los pueblos, represión estatal, descolonización y antimilitarismo; 5) Reforma y revolución: reinventar la política desde abajo para evitar la barbarie; de tal manera, cada uno de estos apartados se estructura por diversas narrativas de organizaciones políticas que han hecho conjugar la teoría y práctica de Rosa Luxemburgo con las especificidades y necesidades de cada territorio en el que se localizan.

Es posible leer entre líneas que la Rosa más Roja, después de 104 años del brutal y cobarde asesinato cometido contra su persona, sigue más viva y vigente que nunca: inspirando lucha, resistencia, emancipación y la creación de otros mundos posible, más justos y más humanos.

Enlace para descargar: https://rosalux-ba.org/2022/03/04/descarga-la-revolucion-es-magnifica-2/

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Revolución Juliana en Ecuador: derrota de la plutocracia

Por: Juan J. Paz-y-Miño Cepeda 

A la distancia de casi un siglo, todavía hay sectores que consideran a la Revolución Juliana como una intervención abusiva contra la empresa privada e incluso “ignominiosa” para Guayaquil.

Este 9 de julio se recordó en Ecuador a la Revolución Juliana de 1925 y a los gobiernos de su ciclo histórico, que comprendió dos Juntas provisionales hasta marzo de 1926 y, de inmediato, el gobierno de Isidro Ayora (1926-1931). Existe ahora una amplia bibliografía sobre el tema. Y en numerosos artículos, así como en varios libros, he abordado el tema a fin de entender tanto las lógicas históricas de aquel proceso, como su significado, alcances y límites (https://bit.ly/3RljQof).

La Revolución fue preparada por la Liga Militar de jóvenes oficiales. Fue el primer golpe de Estado institucional de las fuerzas armadas en la vida del país (realmente del ejército); pero los militares no tomaron directamente el poder ya que prefirieron encargar la administración del Estado a civiles, aunque bajo su tutela y respaldo. Inspirados en principios sociales (las influencias de la Revolución Mexicana y de la Rusa se extendieron y también hubo oficiales incipientemente “socialistas”) la motivación central fue anti oligárquica, pues entre 1912 y 1925, durante la “época plutocrática”, el país, en forma creciente, había caído bajo el dominio económico y político de una clase de hacendados, agroexportadores de cacao, comerciantes y, sobre todo, banqueros, que manejaron los sucesivos gobiernos a su servicio. No existían impuestos directos, tampoco legislación laboral y los míseros recursos estatales, dependientes de los préstamos bancarios privados y otros ingresos insuficientes, impedían inversiones en bienes y servicios públicos.

El ciclo juliano fue una bisagra entre el siglo XIX-histórico y el siglo XX-histórico. Inauguró el papel del Estado en la economía, a través de varias instituciones: Banco Central (BCE), Contraloría, Superintendencia de Bancos, reordenamiento del Ministerio de Hacienda; por primera vez se fiscalizó a los bancos; se estableció el impuesto sobre las rentas personales, capitales y también utilidades; hubo reformas a las aduanas y los aranceles; se trató de impulsar la industria con medidas proteccionistas; además de la creación del Ministerio de Previsión Social y Trabajo, de las Direcciones de Salud y de la Caja de Pensiones, fueron dictadas las primeras leyes laborales (contrato individual, jornadas máximas y descansos obligatorios, trabajo de mujeres, desahucio, jubilaciones, accidentes del trabajo), consagrados y ampliados por la Constitución de 1929 que, además, estableció los primeros lineamientos de algo parecido a una reforma agraria; fue reformada la educación secundaria y universitaria; pero se quedó corta la inversión pública, en una coyuntura desfavorable por la crisis del cacao, otrora el primer producto en las exportaciones del país. El julianismo ecuatoriano abrió el espacio político de la izquierda, por lo que pudieron fundarse el Partido Socialista (PSE, 1926) y el Comunista (PCE, 1931). Y sentó las bases para el largo proceso de superación del régimen oligárquico, que solo se logró durante las décadas de 1960 y 1970. También es posible compararlo con movimientos de oficiales jóvenes como el que se produjo en Chile (1924) o con el Tenentismo en Brasil (1922-1927); pero está más identificado con los “populismos” clásicos que las ciencias sociales latinoamericanas han destacado en Brasil con Getulio Vargas, México con Lázaro Cárdenas o con la Argentina de Juan Domingo Perón. Sin duda la Revolución Juliana es el primer intento por crear una economía social, que incluso se anticipó, en buena parte, a las políticas del New Deal implementadas por el gobierno de F. D. Roosevelt (1933-1945) en los EEUU.

Las oligarquías ecuatorianas de la época y particularmente los banqueros, poco identificables como burguesías capitalistas en ascenso, reaccionaron en contra de los julianos. En Guayaquil, durante la primera junta, se dijo que “los serranos” querían llevarse el oro de la Costa y llegaron a organizarse “guardias cívicas” para defender la propiedad privada bajo los gritos de “Guayaquil independiente”. Según Luis N. Dillon, presidente de la primera junta provisional, el país estuvo al borde la guerra civil. Fue resistida la creación del BCE, fustigado el impuesto a las rentas -aunque pronto se aprendió a evadirlo- y continuaron las prácticas explotadoras del trabajo. Como no hubo continuidad del “modelo” juliano ni de sus políticas, entre 1931 y 1948 Ecuador pasó a vivir un ciclo de inestabilidad impresionante, con la sucesión de una veintena de gobiernos, aunque la corta dictadura del general Alberto Enríquez Gallo (1937-1938) retomó los ideales julianos y expidió el Código del Trabajo. Pero también, rápidamente, los grupos dominantes aprendieron a captar las instituciones julianas y a volcarlas a su servicio.

A la distancia de casi un siglo, todavía hay sectores que consideran a la Revolución Juliana como una intervención abusiva contra la empresa privada e incluso “ignominiosa” para Guayaquil. Si se examinan las demandas de los grupos de poder económico y empresarial en el Ecuador del presente, podrá advertirse que el neoliberalismo como eje ideológico de sus planteamientos, disfraza los viejos ideales oligárquicos de la “época plutocrática” pre-juliana y que bien podrían esquematizarse en una serie de consignas: no al Estado, no a los impuestos, no al trabajo regulado, a las cuales se suman ahora: si al extractivismo, si a los tratados de libre comercio y si a las tan anheladas “privatizaciones”. Desde 2017 esos ideales fueron revividos bajo el manto de un modelo de economía empresarial-neoliberal -y ahora nuevamente plutocrática- que se supone como avanzada y moderna para el siglo XXI, que el país ya experimentó durante las décadas finales del siglo XX e inicios del XXI. Las consecuencias eran previsibles, de modo que en los últimos cinco años se ha reconcentrado la riqueza, incrementó la polarización social, así como la conflictividad derivada del deterioro de las condiciones de vida y trabajo de la población, e incluso se han visto afectadas la institucionalidad del Estado y la vida democrática.

En el trasfondo descrito, Ecuador experimentó dos movilizaciones indígenas y populares en octubre de 2019 y julio de 2022, que desafiaron la marcha neoliberal del país. Tal como ocurriera durante la primera época plutocrática, desde el Estado se respondió con represión y criminalización de las protestas. Es incierto el camino futuro, actualmente sujeto a un férreo bloque de poder en cuyas filas han aparecido sectores clasistas y racistas. Sus élites económicas no están dispuestas a ceder en el modelo de economía que tanto les beneficia. En todo caso, tan solo dentro de tres años, Ecuador y sus fuerzas armadas seguramente celebrarán el centenario de una revolución que no solo dio continuidad a la Revolución Liberal Radical (1895), sino que se inspiró en ideales sociales y progresistas, que distinguieron un ciclo significativo para la historia contemporánea del país.

Historia y Presente – blog – www.historiaypresente.com

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Enseñanza Especial en Cuba: noble labor de derecho y conquista

Fuente: Prensa-Latina

La Enseñanza Especial en Cuba celebra seis décadas de noble trabajo en la atención a niños y adolescentes con necesidades educativas de ese tipo en un programa concebido desde el inicio de la Revolución.

El primer ministro cubano, Manuel Marrero, calificó la iniciativa del líder histórico Fidel Castro (1926-2016) como uno de los grandes logros sociales, al tiempo que reconoció las conquistas del programa.

“Muchas felicidades a quienes dedican su vida a esta noble labor”, escribió el jefe de Gobierno en su cuenta en la red social Twitter.

Antes del triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959, apenas ocho centros con una veintena de docentes atendían a 100 niños con necesidades especiales.

Sin embargo, en la actualidad más de 32 mil escolares reciben los beneficios de la concepción de esa enseñanza dentro del Ministerio de Educación (Mined).

De acuerdo con la directora nacional de esa área en este país, Beatriz Roque, 334 escuelas con 14 mil profesionales pertenecen al programa.

Como parte de la iniciativa, el Mined implementa investigaciones para perfeccionar el modelo educativo con los más avanzados enfoques internacionales.

El universo de esa enseñanza en Cuba se concibe como un sistema de instituciones educativas, modalidades de atención, recursos, servicios especiales, soportes profesionales y vías de extensión en función de los niños, adolescentes y jóvenes con necesidades especiales, sus familias, educadores y otros agentes.

La cartera cuenta con 608 maestros ambulantes para la atención a mil 651 niños con esas necesidades, en tanto otros 12 mil alumnos de primaria, secundaria, preuniversitario, técnico profesional y educación de jóvenes y adultos reciben atención en centros regulares. Entre los principales rasgos de la Educación Especial en Cuba sobresalen la cobertura de atención a la totalidad de la población escolar incluida y su proyección hacia el Sistema Nacional de Educación, según el portal web del Mined.

El proceso educativo se desarrolla en una relación alumno–profesor que no rebasa los 12 educandos por grupo, o inferior en algunos casos, e incluye un trabajo sostenido con la familia y la comunidad y las asociaciones de personas con discapacidad existentes en este país.

La enseñanza especial cuenta con el asesoramiento de maestros de apoyo y otros especialistas para la preparación correspondiente en técnicas, procedimientos, sistemas de comunicación aumentativos y alternativos y materiales educativos para estudiantes con discapacidad.

Se trata de un programa con mucho más que escuelas, concebido como una obra de infinito amor, enriquecida por el empleo de recursos necesarios y novedosos, así como el apoyo y creatividad que requiera cada caso.

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Gamificación: la nueva revolución en la educación

Por: elperiodico.com

La tecnología juega un papel cada vez más relevante en las escuelas españolas y el concepto de ‘gamificación’ ha entrado con fuerza en las aulas. El aprendizaje a través del juego es una de las formas principales en la que las personas aprenden, retienen e integran conocimientos. El sector de los videojuegos ha visto potencial en este nuevo mercado, que en este 2021 alcanzará una cifra de negocio de 2.170 millones de dólares, según Markets and Markets.

La revolución de los videojuegos y de la inteligencia que ha generado esta industria ha llevado este nuevo concepto a prácticamente todos los sectores y la educación en España no es la excepción. La gamificación consiste en el desarrollo de aplicaciones específicas de videojuegos sobre asignaturas académicas para motivar a los alumnos a que cumplan metas a través de pequeñas recompensas en un entorno digital, amigable y asociado a la diversión y al relax.

Juan Pablo Veiga, Head of Business Planning de etermax, compañía internacional de tecnología que desarrolla videojuegos -con más de 800 millones de descargas históricas en todo el mundo-, señala que el objetivo de la gamificación es “aplicar las mismas técnicas del ‘game design’ a experiencias que no son juegos,buscando generar los mismos sesgos cognitivos que los videojuegos”. Para ello, el sector utiliza, por un lado, la inclinación psicológica de la mente humana hacia los juegos y, por otro, la experiencia que se recoge de los videojuegos.

Veiga explica que “ganar puntos” en el cole, obtener “vidas” o “pasar al siguiente nivel” al completar un tema, es la traducción más sencilla de lo que es gamificación en la educación. Este experto pone el foco en el interés e interacción que el juego despierta en quien lo está jugando, junto a la idea de progresión que incrementa la atención y hace la experiencia del usuario mucho más amigable y natural. “Todo esto reduce la fricción y aumenta el tiempo que un estudiante pasa en el juego, mejorando su comprensión, retención y asimilación del temario”, añade.

UN RAZONAMIENTO ANALÍTICO

Varios artículos académicos coinciden en que este sistema podría optimizar la capacidad del cerebro de procesar nueva información por su presentación audiovisual, su formato de pequeñas dosis de información esquematizada y por sus patrones repetitivos. Además, impacta en la parte del cerebro que proporciona placer por las recompensas inmediatas o por conseguir objetivos (debido a la liberación del neurotransmisor dopamina).

En comparación con el modelo tradicional de educación, la gamificación desarrolla el razonamiento analítico, es decir, la capacidad y la habilidad para resolver los problemas. “Es un pensamiento razonable y reflexivo que se centra en decidir qué hacer o en qué creer; y la relación existente entre ese problema y el entorno”, detalla Juan Pablo Veiga, insistiendo en que los alumnos desarrollan “la habilidad de investigar y organizar los pensamientos con precisión y claridad”.

En España cada vez son más los niveles de educación -desde preescolar hasta superior- que están incorporando recursos que combinan la tecnología, el juego y el temario escolar. La proliferación de ‘apps’ gratuitas tanto para niños como para adultos en iOS, Android o webs de todos los temas a todos los niveles se extiende con fuerza.

Un reciente estudio de la Universidad de Granada señala que es en el ámbito universitario en donde se recurre más a este recurso. El informe destaca que en la universidad las variables mejor valoradas de su uso son el compromiso, la motivación y la experiencia de aprendizaje, mientras que en la educación primaria los principales objetivos están relacionados con variables como el rendimiento académico, el trabajo colaborativo o la motivación.

En este sentido, desde etermax piden no asociar la ‘tablet’ y el móvil con diversión y los libros y las libretas con estudio, ya que “en el siglo XXI la gamificación ha llegado para mejorar y hacer más eficiente la enseñanza, en beneficio de los alumnos, su desarrollo y en definitiva su experiencia y desarrollo escolar”.

https://elperiodico.com.gt/sociedad/ciencia-tec/2021/09/08/gamificacion-la-nueva-revolucion-en-la-educacion/

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La revolución como problema

Por: Raúl Zibechi

Pertenezco a la generación que creció influenciada por el clima político y cultural de la revolución cubana. Me contagié del entusiasmo que generaba, en particular, la figura del Che, quien no dudó en dejar las comodidades de la vida urbana posrevolucionaria para caminar selvas y montañas, porque «el deber de todo revolucionario es hacer la revolución».

Hoy Cuba atraviesa una situación compleja, que me lleva a reflexionar en varios tiempos sobre la coyuntura, la estructura y el concepto mismo de revolución.

I

La soberanía nacional es intocable, tanto como el derecho de las naciones a su autodeterminación. La soberanía de una nación no depende de quién esté en el gobierno. Nadie tiene derecho a intervenir o subvertir el gobierno de una nación ajena.

El bloqueo a Cuba es inaceptable, como los intentos por derrocar la revolución, sistemáticos y continuos desde hace seis décadas. Nunca pedimos una intervención extranjera para poner fin a las dictaduras del Cono Sur, porque confiamos en que los pueblos deben decidir su futuro. Por eso tampoco pedimos que regímenes oprobiosos y genocidas (como el de Arabia Saudita, entre muchos otros) sean derrocados con invasiones militares.

Cuba tiene derecho a que se la deje en paz, como sucede con todas las naciones del mundo. Solo dos países apoyan el bloqueo: Israel y Estados Unidos.

II

La crisis actual tiene causas precisas. En 2020 la economía registró una contracción del 8,5 por ciento, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La industria cayó 11,2 por ciento y el agro, 12 por ciento. La crisis del turismo es tremenda y repercute en toda la sociedad: en 2019 Cuba recibió 4,2 millones de turistas, en 2020 apenas 1,2 millones. En el primer semestre de este año solo recibió 122 mil turistas, según datos recabados por la periodista chilena Francisca Guerrero.

El turismo aporta en torno al 10 por ciento del PBI, emplea al 11 por ciento de la población activa y es la segunda fuente de divisas. La escasez de divisas crea enormes dificultades para la importación de alimentos: Cuba debe importar el 70 por ciento de la comida que consume, mientras los precios internacionales crecieron un 40 por ciento en un año.

El llamado ordenamiento cambiario, que eliminó las tasas diferenciadas con las que se cambiaban los pesos cubanos por dólares, decidido en enero, aunque necesario y deseable, llegó tarde y en un momento de aguda escasez de dólares. Lo cierto es que la población tiene grandes dificultades para acceder a bienes básicos.

Inflación y apagones son el corolario de viejos problemas nunca resueltos (como el deterioro de las infraestructuras) y de improvisaciones en la aplicación de cambios largamente postergados.

El bloqueo es un gran problema para Cuba. Pero no todos sus problemas pueden reducirse al bloqueo. Un problema del que no se quiere hablar, no solo en Cuba, es el de la revolución como problema. O sea, del Estado como palanca de un mundo nuevo.

III

Creíamos que la revolución era la solución a los males del capitalismo. No fue. Quizá la obra mayor de las revoluciones haya sido empujar al capitalismo a reformarse, limando durante cierto tiempo sus aristas más extremas, aquellas que todo lo confían al mantra del mercado autorregulador, que lleva a millones a la pobreza y la desesperación.

Revolución fue siempre sinónimo de conquista del Estado, como herramienta para caminar hacia el socialismo. Originalmente el socialismo debía ser, ni más ni menos, el poder de los trabajadores para superar la alienación que supone la separación entre los productores y el producto de su trabajo. Sin embargo, socialismo se volvió sinónimo de concentración de los medios de producción y de cambio en el Estado, controlado por una burocracia que, en todos los casos, devino en una nueva clase dominante, casi siempre ineficaz y corrupta.

El pensamiento crítico se sometió a esta nueva burguesía, o como quiera denominarse a esa casta burocrática que, no siendo propietaria, tiene la capacidad de gestionar los medios de producción a su antojo, sin rendir cuentas más que a otros burócratas, sin que los trabajadores, privados de formas de organización y de expresión autónomas, puedan incidir en las decisiones. Sin libertades democráticas, los Estados socialistas (contradicción semántica evidente) devinieron en Estados autocráticos y totalitarios, no muy diferentes a las dictaduras que sufrimos y a las democracias que no nos permiten elegir el modelo económico que nos gobierna, sino apenas a representantes ungidos gracias a costosas campañas publicitarias.

Las revoluciones socialistas y de liberación nacional, y aun los movimientos emancipatorios, se autodestruyeron en el rompeolas de los Estados: al institucionalizarse y perder su carácter transgresor y superador del estado actual de cosas; al relegitimar un sistema-mundo que pretendían desbordar; al trasmutar, por la vía institucional, la potencia rebelde de las clases populares en impulso para la conversión de los burócratas en nuevos opresores.

Como sostuvieron Fernand Braudel e Immanuel Wallerstein, y ahora Abdullah Öcalan, el Estado nación es la forma de poder propia de la civilización capitalista. Por lo tanto, dice el líder kurdo, la lucha antiestatal es más importante que la lucha de clases, y esto no tiene nada que ver con el anarquismo, sino con la experiencia de más de un siglo de socialismo. Es revolucionario el trabajador que se resiste a ser proletario, que lucha contra el estatus de trabajador, porque esa lucha apunta a superar y no a reproducir el sistema actual.

Para hacer política centrada en el Estado, las categorías de hegemonía y homogeneidad son centrales. La primera es una forma de dominación, sin más, aunque el progresismo y la izquierda crean que supera al leninismo. La segunda es una pretensión de quienes, desde arriba, quieren llevar a los pueblos de las narices. Agrietados el patriarcado y el colonialismo interno, hoy es imposible una sociedad homogénea, porque las mujeres, los jóvenes y todo tipo de disidencias (desde las culturales hasta las sexuales) rechazan el aplanamiento de las diferencias y diversidades.

Imponer homogeneidad con base en la hegemonía es una apuesta al autoritarismo, ya sea a través del mercado o del partido de Estado. La forma ideal de dominación es aquella que se presenta como democrática (simplemente porque hay elecciones), pero encarcela a la población en un modelo económico que vulnera su propia vida.

IV

La revolución socialista es cuestión del pasado, no es el futuro de la humanidad. Tampoco lo es el capitalismo. El binarismo capitalismo/socialismo ya no funciona como organizador y ordenador de los conflictos sociales.

Mientras las izquierdas siguen prisioneras de su visión estadocéntrica, los sectores más activos y creativos de las sociedades latinoamericanas (feministas, pueblos originarios, jóvenes críticos) ya no se referencian en Cuba, como lo hizo mi generación, sino en luchas concretas como las revueltas chilena o colombiana, en el zapatismo y en los mapuches, en ritmos raperos y en sueños de libertad imposibles en la Nicaragua de Ortega y en la Cuba del Partido, en la Colombia de los paramilitares o en el Brasil de Bolsonaro.

Fuente de la información e imagen:  Brecha

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