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Rezago Educativo: Avances y retrocesos

El país requiere definiciones claras sobre los contenidos de las políticas públicas en rezago educativo

Una definición generalmente aceptada acerca de los procesos de rezago educativo es la siguiente: Población de 15 años o mayor de esa edad que no ha concluido la educación básica o que no ha participado en ningún programa educativo, tanto no formal como formal. Ello significa que el universo poblacional del rezago educativo abarca tanto a ciudadanas y ciudadanos analfabetas como a quienes no han terminado sus estudios de primaria o secundaria.

El rezago educativo como una de las caras de la desigualdad social, educativa y cultural

En febrero de 2018 el Mtro. Otto Granados Roldán, en ese momento titular de la SEP, informó que durante el cierre del sexenio (para noviembre de 2018), México alcanzaría la “alfabetización plena”, de acuerdo con los estándares internacionales que establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (“UNESCO” por sus siglas en inglés). Eso significa que nuestro país alcanzaría un porcentaje menor al 4 por ciento de su población en condición de analfabetismo. (1)

Al realizar una consulta reciente de datos sobre ese campo (analfabetismo en México, 2023), encontré que los datos disponibles no reflejan exactamente un avance, sino un retroceso. A esos trayectos de avance y reversa se refiere el presente texto.

Todo parece indicar que las acciones del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) se detuvieron o tuvieron problemas pues, en números absolutos, para el 2019 se estimó que habría 3.9 millones de personas analfabetas, mientras que el dato del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) a través del Censo del 2020, el total fue de 4.45 millones, es decir, 550 mil más personas en esa condición.

¿Qué pasó? De acuerdo con las estimaciones del INEA, al cierre de diciembre del 2018, se estimó que el 4 por ciento de quienes tenían 15 años o más en el país, no sabían leer ni escribir un recado. Para el cierre del 2019 la estimación del propio Instituto fue de 3.8% del grupo de población señalado. Sin embargo, para el año 2020, el INEGI estima que el porcentaje de quienes son mayores de 15 años y más, y que no saben leer ni escribir, es de 4.7 por ciento.

Según una nota de La Jornada, publicada en 2018 y escrita por Carolina Gómez Mena, el secretario Granados Roldán indicó que: “…estamos solamente a cuatro décimas de lograr la tasa del 4 por ciento, a partir del cual se considera, de acuerdo a los estándares de la UNESCO, se podría considerar a México, de alcanzar esa meta, como un país libre de analfabetismo o plenamente alfabetizado…”.

El titular de la SEP en 2018, antes de que iniciara el gobierno de AMLO, indicó que el analfabetismo en nuestro país disminuyó: “del 6.1% (5.1 millones de personas) que se tenía en el 2012, a 4.4% en 2017, lo que representa menos de 4 millones de personas, de 15 años o más, analfabetas. De continuar la tendencia, es posible que al final de ese gobierno –decía Granados- el indicador termine por abajo del 4% lo que, de acuerdo con los estándares internacionales (ver por ejemplo el documento “Education for all: literacy for life” de la UNESCO) podría significar que México alcance la plena alfabetización”, (SDP Noticias, 6 de enero, 2018).

¿Cuáles son las cifras del INEGI acerca de este fenómeno del analfabetismo? “En México, en 45 años el porcentaje de personas analfabetas de 15 y más años bajó de 25.8 en 1970 a 5.5% en 2015, lo cual representa a 4 millones 749 mil 57 personas que no saben leer ni escribir.” Además, dice el INEGI, se confirma la distribución de analfabetas, por género, que se ha venido dando desde hace más de 25 años: “De acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, 4 de cada 100 hombres y 6 de cada 100 mujeres de 15 años y más no saben leer ni escribir.” (2)

Por otra parte, según una nota de Excélsior publicada en 2016 y firmada por Mario Luis Fuentes, en México hay “4.43 millones de personas que, teniendo más de 15 años de edad, no saben leer ni escribir un recado, es decir, personas en condición de analfabetismo.” (3)

Otros datos retomados por Excélsior acerca de la distribución por entidades federativas, indican que “…en Chiapas 14.3 por ciento de las personas mayores de 15 años son analfabetas, es decir, un total de 514 mil personas que no saben leer ni escribir, lo que la ubica como la entidad con el peor indicador en la materia. En segundo lugar se ubica el estado de Guerrero, en donde 12.5 por ciento de ese mismo rango de edad son analfabetas, es decir, 309 mil 332 personas. En tercer sitio se encuentra el estado de Oaxaca, donde 12.3 por ciento de los mayores de 15 años no saben leer ni escribir, dato que en números absolutos significa un total de 347 mil 295 personas.

Tales cifras permiten visualizar que sólo en estas tres entidades se ubica 26 por ciento de la población analfabeta total del país, pues en su conjunto suman 1.17 millones de los 4.43 millones de personas mayores de 15 años en esta condición.”

“En cuarto sitio se encuentra el estado de Veracruz, donde 8.7 por ciento de la población mayor de 15 años es analfabeta, 516 mil 468 personas; mientras que en Puebla, 7.7 por ciento del grupo de población señalado no sabe leer ni escribir, es decir, una cifra de 337 mil 426 personas en la condición señalada. Como puede observarse, al sumar estas cifras se tiene un total de 2.025 millones de personas analfabetas en las entidades mencionadas, dato que equivale a 45.7% del total nacional.”, (misma nota de Excélsior, 2016).

Analfabetismo por edad: El mayor porcentaje de población analfabeta se encuentra entre las personas de 75 años y más de edad (26%): INEGI

El INEGI, sin embargo, señala que existen discrepancias entre los datos que proporcionan las instituciones responsables de informar sobre este rubro: “Cabe aclarar que, por alguna razón, existe una divergencia entre la información que sobre el analfabetismo ofrecen los censos de población y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Según los primeros, en la década que va del 2000 al 2010, el número de analfabetos bajó en 548 426 personas; el INEA, por su parte, reporta haber atendido durante ese lapso a 3 millones 850 mil 521 personas en sus programas de alfabetización, de los cuales un millón 403 mil 316 se graduaron, es decir, menciona haber alfabetizado casi tres veces más personas que las que los censos registran. La diferencia es más que evidente y no hay una explicación técnica plausible de la discrepancia.” (4)

En resumen, contamos con datos duros e información estadística sobre el analfabetismo de tres instituciones públicas: La Secretaría de Educación Pública (SEP), el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). ¿Qué dice al respecto la representación de la UNESCO en México? ¿Qué datos tiene el organismo autónomo especializado en evaluación educativa (INEE)? ¿Qué información maneja el Banco Mundial, y otros organismos internacionales, como la OCDE sobre los índices de analfabetismo en nuestro país? ¿Realmente estamos en el umbral de la “alfabetización plena” en México? ¿Estaría dispuesta la SEP a llevar a cabo una auditoría de organismos internacionales para determinar si se levanta, como signo de victoria o no, la “bandera blanca” del analfabetismo en nuestra nación?

Datos recientes sobre educación secundaria: Los datos del censo 2020 (INEGI) muestran que había 16.6 millones de personas de 15 años y más que no habían concluido los estudios de educación secundaria, lo cual representa el 16.6% del total en ese segmento de edad en todo el país.

Población mayor de 15 años que no ha concluido los estudios de primaria: Al cierre del 2019, el INEA estimó que había 8.9 millones de personas en el grupo de edad con esa característica, es decir, el 9.5% de los 93.31 millones de personas mayores de 15 años que había en el país.

Existe la necesidad, en conclusión, de unificar o mostrar claridad en la definición de criterios, métodos e instrumentos para evaluar el estado actual del rezago educativo en México, a efecto de contar con evaluaciones e información completa y menos contradictoria. Por otra parte, el país requiere definiciones sobre los contenidos de las políticas públicas puestas en operación para combatir este fenómeno social adverso del rezago educativo. Programas, proyectos, acciones, recursos y precisión en las prioridades son aspectos que demanda la nación para atender y superar este importante problema de desigualdad social, educativa y cultural.

*Con información originalmente escrita por el autor y publicada en un texto denominado: “Alfabetización en México: Los datos duros”, SDP Noticias.com, 2 de febrero, 2018.

(1) El anuncio se dio a conocer durante la firma de convenio entre las secretarías de Educación Pública, de Desarrollo Social (Sedesol) y del Sistema Nacional DIF (SNDIF) para acreditar el primer grado de preescolar a los niños inscritos en las Estancias Infantiles de Sedesol.

http://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/02/01/al-terminar-sexenio-mexico-estara-libre-de-analfabetismo-sep-5661.html

(2) http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/analfabeta.aspx?tema=P

(3) Excélsior, 6 de septiembre, 2016.

http://www.excelsior.com.mx/nacional/2016/09/06/1115213

(4) INEGI. (2012) Analfabetismo en México, una deuda social.

Fuente de la información:  https://revistaaula.com/

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Resistir o no resistir, esa es la cuestión

Por: Abelardo Carro Nava

«Estamos a unos días de que comience el “piloteo o pilotaje” en 30 escuelas de los distintos estados…»

El texto que sigue a estas líneas, fue expuesto en la mesa de diálogo “Aciertos y desaciertos de la Nueva Escuela Mexicana vista desde los territorios de la resistencia” que, el colectivo ACOEO (Aprender en Comunalidad, Otra Educación en Oaxaca), organizó el pasado 10 de septiembre y en el que participaron Teresita Garduño, Mauro Jarquín, Lev Moujahid Velázquez y un servidor. Lo comparto con la finalidad de seguir reflexionando sobre distintos asuntos que nos ocupan en el ámbito educativo donde, un plan de estudios, no lo es todo. Desde luego, desde este espacio reitero mi agradecimiento a este grupo de maestras y maestros por la invitación para que intercambiara diferentes puntos de vista, por segunda ocasión, pero ahora, con otros queridos y apreciados colegas. Gracias.

En abril de este año, justo al cierre de una charla que también tuvimos en este mismo espacio, pero con otros apreciables colegas, planteé una pregunta: ¿Cuál es la prisa por implementar el Plan de Estudios 2022 para la educación básica en agosto de este año? Esto, porque los rumores corrían en diversos frentes y, al parecer, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tenía en mente dicha implementación para este año.

Las semanas y meses pasaron y el 14 de agosto, también de este año, conocimos el Acuerdo 14/08/22, por el que se establece el Plan de estudio para la Educación Preescolar, Primaria y Secundaria y del cual, al leerlo, tuve varias dudas, sin embargo, en este momento, me gustaría resaltar dos de ellas: ¿qué pasó con la educación inicial?, ¿cómo comprender entonces las fases contempladas en dicho documento y en donde aparece la educación inicial como una de ellas? De lo demás, estoy seguro que hablaremos un poco, sobre todo, por el posible “piloteo” y su puesta en marcha en el ciclo escolar 2023-2024 a un año de que culmine el gobierno lopezobradorista.

No cabe duda que estamos ante un proceso, por así decirlo, inédito en nuestro país, pues de enero a agosto pudimos conocer las distintas versiones que, desafortunada y lamentablemente se difundieron por las redes sociales pero no por los canales oficiales de la SEP. ¿Qué necesidad había de “filtrar” estos documentos por esas vías cuando la misma SEP pudo darlos a conocer pues, como se ha dicho hasta el hartazgo, tenía el propósito de exponer una visión educativa diferente que recogiera las propuestas, en lo sucesivo, de las maestras y maestros de México?

Quienes tuvimos la oportunidad de leer y analizar las distintas versiones, fuimos testigos de los cambios que se fueron gestando. No es para menos observar que en el Anexo del Acuerdo 14/08/22, se perciban algunas modificaciones, por ejemplo, las relacionadas con la disminución del exceso de una crítica al neoliberalismo contenidas en la primera versión. Sin embargo, algunos otros quedaron en la misma tesitura, por ejemplo, el que no se detallen o brinden datos sobre el rezago educativo o el abandono escolar en el Sistema Educativo Mexicano (SEM).

Hace unos días, cuando me contactaron para hacerme la invitación para participar en esta mesa, me comentaban sobre el propósito de la misma y el necesario diálogo que tendría que generarse en razón de la emisión del Acuerdo que ya he señalado; recuerdo que, con quien conversaba, me expresaba su interés por reflexionar sobre algo que me llamó la atención y que les comparto: maestro, ya está el nuevo plan de estudios, ¿esto es lo que esperábamos? De momento me pareció, y me sigue pareciendo, bastante interesante este cuestionamiento y, desde luego, no me atrevería a establecer una aseveración que considerara el pensamiento de las maestras y maestros mexicanos porque, en su seno, en tal cuestionamiento, la subjetividad es manifiesta.

Pienso, como docente frente a grupo, con varios años de servicio en los hombros, y que ha tenido la maravillosa oportunidad de transitar por diferentes niveles y modalidades educativas, que la maestra o el maestro siempre ha estado ahí, sujeto a las disposiciones oficiales que desde los escritorios de la SEP emanan, considerando, desde luego, lo que los organismos internacionales han llegado a proponer y determinar como viable o factible en un momento determinado. ¿Qué diferencia puede existir entre lo que hace tiempo se hacía para implementar un plan de estudios y lo que hoy se está haciendo en nuestro país?, ¿es posible mirar un cambio sustantivo cuando desde la SEP emana lo que habrá de hacerse y, muy posiblemente, cómo habrá de hacerse?, ¿qué grado de autonomía puede tener la profesora o profesor frente a grupo cuando en nada ha cambiado la estructura, vertical y autoritaria, de una Secretaría que hoy impulsa una emancipación pero sin que de pauta a la libertad de decisión en las aulas escolares porque “o se aplica este plan de estudios o se aplica” de la forma en que ha sido concebido desde esta Secretaría?, ¿cómo comprender la profunda contradicción que genera esta propuesta con lo que viene realizando la Unidad para el Sistema de la Carrera de las Maestras y Maestros en sus distintos procesos generadores de brechas salariares y formas de discriminatorias de ingreso y promoción en una profesión tan golpeada y desvalorizada en los últimos años, ya no hablemos del anterior sexenio ni del irrisorio aumento salarial en este gobierno en pro de eso que se vocifera a diestra y siniestra denominada revalorización del magisterio?, ¿cómo comprender esta propuesta curricular a partir del diseño de una formación del profesorado mexicano que nada más no acaba de superar el esquema instrumental-remedial-carencial que poco o nada abona al proceso formativo que, como sabemos, implica la posibilidad de propiciar la comprensión de la construcción del sujeto y la conformación de su individualidad, además de la oportunidad para que logre realizar lo mejor de sí mismo donde quiera que se encuentre?

Entonces, no sé si este plan era lo que esperaban los maestros; lo que sí es que la educación en nuestro país requería de un cambio o transformación que considerara las grandes complejidades que el mundo actual, y particularmente, que el territorio mexicano enfrenta cotidianamente y, en el que las maestras y maestros, alumnas y alumnos, vaya en nuestras escuelas, se hacen manifiestas a cada instante.
Pienso, que el gran tema no pasa por los planes de estudio anteriores ni en el vigente. Repito, las maestras y los maestros han estado ahí, en todo momento: resolviendo, planeando, evaluando, preparando material didáctico, por ejemplo, para 30 o 40 alumnos en grupos con una infraestructura paupérrima, pero, además, conversando con colegas, padres de familia y directivos, impulsando proyectos alternativos en diferentes latitudes. En fin, una actividad que podría pensarse menor pero que, en el seno de las escuelas cobra singular importancia, sobre todo si consideramos que todo ello, contribuye al proceso de enseñanza y de aprendizaje que ocurre en el aula. ¿Cómo responder a los grandes problemas que viven los alumnos en sus comunidades?, ¿cómo resolver los miedos, temores o incertidumbres de las niñas o niños, o bien, impulsar sus sueños, anhelos, aspiraciones o deseos? Estas cuestiones también son parte del ambiente escolar que no necesariamente se resuelven con un currículo.

Hace algunas semanas atrás, dos alumnas que asisten a la escuela en la que me encuentro trabajando actualmente, estuvieron a punto de ser “levantadas” por algunos sujetos en un auto negro. Afortunadamente no lo lograron por la intervención del intendente. El “shock” y conmoción en toda la población escolar fue inminente. ¿Cómo resuelve un plan de estudios este hecho tan lamentable? Es cierto, en clases, en las sesiones, en los protocolos, en alguno de los contenidos se aborda el tema; sin embargo, pienso, éste se ve distante y/o alejado de las vidas de las personas que habitan determinado territorio y, aunque de unos años para acá en esta escuela se ha venido trabajando con el establecimiento de un programa de tutorías y en una unidad de prevención y erradicación de la violencia contra la mujer y equidad de género, nunca es suficiente.

Entonces, ¿con este plan de estudios se espera un cambio súbito, de la noche a la mañana como, posiblemente, desde las oficinas de la SEP o de la Dirección de Materiales Educativos se piensa?; mi respuesta es contundente: no, porque como sabemos, todo cambio, toda transformación implica un proceso, y este proceso es progresivo, paulatino, requiere su tiempo y tratamiento. En fin.

Desafortunadamente vivimos tiempos difíciles en materia educativa. La pandemia, generadora de múltiples estragos propició que buena parte de las alumnas y alumnos no adquieran y desarrollaran los aprendizajes que pudieron haber logrado, otros simplemente abandonaron la escuela porque el sistema nunca hizo algo para retenerlos o contenerlos. Y en medio de todo esto, a mitad del camino, se baja del barco una profesora que busca llegar a la gubernatura en el Estado de México, y llega otra pues, desde Palacio Nacional, el simbolismo es lo que cuenta mientras que, en la SEP, se dibuja y desdibuja un archipiélago de visiones, contradicciones y lucha de poderes como no se había visto. Pero cuidado, no te atrevas a cuestionar o criticar (con fundamento) algunas decisiones o el mismo documento que hoy dio pauta a esta conversación porque, ipso facto, serás calificado de amargado, conservador o neoliberal, y entonces, ¿por qué contemplar al pensamiento crítico como uno de los ejes articuladores en este plan, si nada más desde distintas oficinas de la SEP, no se acepta la crítica ni los argumentos?

Es cierto, ya lo he dicho en otros foros y espacios, hay que reconocer que el Plan de Estudios 2022 para la educación básica, tiene varios puntos importantes con los cuales he coincidido con varios colegas, por ejemplo: a) una postura epistemológica no empleada en anteriores planes; b) la integración de disciplinas e interdisciplinariedad como aspectos que pueden posibilitar el aprendizaje, colocando a la comunidad al centro; c) la integración de la educación inicial como parte de las 6 fases; d) el reconocimiento de lo diverso como punto de partida, y lo comunitario, como horizonte al que se pretende llegar a través de los ejes articuladores y campos formativos; f) el reconocimiento, en los ejes articuladores, del pensamiento crítico e interculturalidad crítica, g) el reconocimiento (social) hacia el docente y la labor que realiza en el aula (didáctica), entre otros.

Pero también tiene varias áreas de oportunidad, por ejemplo: a) un diagnóstico incompleto dado que no se integraron datos sobre el rezago o abandono escolar antes y durante la pandemia; b) el reconocimiento de la comunidad, pero que excluye a otros ámbitos educativos como el de las escuelas particulares o privadas, o los mismos contextos urbanos; c) el establecimiento de programas de español e inglés, pero no otras lenguas, lo cual hace suponer que todo se le encomendará al codiseño, sea lo que eso signifique para la SEP; d) la vinculación con otros niveles educativos que no es del todo definida o, si lo está, es ambigua y contradictoria; por tanto, mientras no sea explícita dicha vinculación quedará bajo la interpretación de las autoridades educativas de los estados y de los propios colectivos docentes; d) el sobre responsabilizar a la pedagogía, la función escolar y al docente en la implementación de este plan hecho que, obliga a preguntarse, si de una vez por todas se hará efectiva la tan anhelada descarga administrativa que abruma el quehacer docente; la evaluación porque, en lo que se ha visto y conocido, sigue siendo la parte más endeble de este documento.

Estamos a unos días de que comience el “piloteo o pilotaje” en 30 escuelas de los distintos estados y, si no me equivoco, de la SEP nadie ha dado a conocer algo tan básico como las razones por las que se determinó que fuera ese número y no otro, y bueno, si no han podido responder esto, supongo no responderán cuál será la metodología que se empleará para recuperar la información, procesarla y presentarla, tal vez en un informe para conocimiento público.

Termino esta intervención comentando que, de enero a la fecha, he estado asistiendo a jardines de niños, primarias y secundarias en diversos estados del país, para hablar un poco sobre este plan de estudios y sobre algunas metodologías activas para el aprendizaje, por ejemplo, el aprendizaje basado proyectos, centros de interés o el enfoque globalizador; en estas sesiones he podido identificar dudas e incertidumbres, pues como bien se dice, el cambio produce estas y otras cuestiones en los seres humanos, sin embargo, lo más valioso que he podido rescatar en este proceso, y por lo cual me siento eternamente agradecido porque he aprendido mucho de elloy de ellos, ha sido el reconocimiento que han podido realizar las maestras y maestros de aquello que han hecho, hacen y harán en lo sucesivo porque, independientemente del plan de estudio, han podido, como siempre lo han hecho, encontrar su sentido en la labor que realizan diariamente en las aulas y en las escuelas.

¿No tendría que ser este uno de los propósitos que tendría que perseguir la SEP?, es decir, ¿no tendría que aprender esta Secretaría de sus maestras y sus maestros?, ¿hasta cuándo dejarán de ser ignoradas e ignorados?

Resistir o no resistir, esa es la cuestión.

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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ONU advierte sobre rezago educativo en Latinoamérica para 2030

El informe de la UNESCO, la UNICEF y la CEPAL afirma que “la región está lejos de alcanzar” las metas para el 2030.

Organismos de Naciones Unidas advirtieron que si América Latina y el Caribe continúa con el ritmo actual no alcanzará las metas de educación planteadas en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

El informe titulado «La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe. Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030» aseguró que “la región está lejos de alcanzar las metas establecidas para 2030”.

El documento señala que esta previsión se basa teniendo en cuenta los resultados de las evaluaciones regionales que alertan sobre el estancamiento de los aprendizajes, “incluso sin considerar el impacto de la pandemia”.

De acuerdo con el estudio, el estancamiento se acrecentó con la crisis de la Covid-19, “que solo en 2020 implicó una contracción económica del 7,7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)”.

En este sentido, se añade que “entre 2015 y 2019, el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó del 16,1 por ciento al 15,4 por ciento en la región y, en relación al PIB, cayó del 4,5 por ciento al 4,3 por ciento”.

A pesar de que entre 2015 y 2020, la matrícula de la educación preprimaria se incrementó en 2,1 millones de niños y niñas, “desde el inicio de la pandemia, hemos observado como la primera infancia no ha sido priorizada”, apuntó la directora regional adjunta de UNICEF, Rada Noeva.

Por su parte, el director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, Alberto Arenas de Mesa, precisó que en 2019, 10,4 millones de niños, niñas y jóvenes estaban excluidos del acceso a la educación primaria y secundaria en la región, lo cual se vio agudizado con los efectos de la pandemia.

El texto elaborado por las oficinas regionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) alerta, además, sobre la disminución de la inversión pública en educación por 15 países latinoamericanos.

https://www.telesurtv.net/news/onu-america-latina-caribe-educacion-20220909-0018.html

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Prohibido reprobar: los alumnos de educación básica de México tienen garantizado este ciclo escolar

Tampoco se tomará en cuenta el porcentaje del alumno para aprobar el grado en 2022

Este fin de ciclo escolar, ningún alumno en México reprobará. Según un acuerdo de la Secretaría de Educación Pública publicado este martes en el Diario Oficial de la Federación, solo podrán asignarse calificaciones numéricas en la escala de 6 a 10 a alumnos de primaria y secundaria. Adicionalmente, la asistencia a clases no será un requisito para aprobar, de modo que todos los alumnos tienen garantizado su pase al siguiente grado en el ciclo escolar 2021-2022.

El documento, firmado por la titular de Educación, Delfina Gómez, indica que el registro de calificaciones finales para este ciclo escolar tomará en cuenta los logros de los aprendizajes y considerará los niveles de comunicación y participación en las actividades señaladas por las y los docentes. “En todos los casos en que se asiente una calificación numérica en la boleta de evaluación de las y los estudiantes de educación primaria y secundaria, la calificación que deberá registrarse no podrá ser inferior a 6″, dice el acuerdo. La escala numérica de calificaciones en el país considera que 5 es una calificación reprobatoria, por lo que el alumno debe repetir el grado.

Alma Leticia Delgadillo, docente de quinto año de primaria en una escuela privada en Ciudad de México, recuerda que en su carrera como maestra ha reprobado a dos alumnos y no se arrepiente de haberlo hecho. “Quedé convencida de que fue lo correcto y de que era una forma de ayudar al alumno”, dice en consulta.

Según las autoridades educativas, esta medida se toma para no rezagar a los alumnos que han vivido la pandemia por coronavirus. “Mitigar los efectos negativos de la pandemia en los aprendizajes, mediante una valoración diagnóstica que permita conocer el avance del aprendizaje de las y los educandos durante el ciclo escolar 2020-2021, así como establecer un periodo extraordinario de recuperación”, indica el acuerdo.

A los docentes no les ha caído bien la noticia, según lo han dado a conocer en redes sociales, sobre todo porque el ciclo escolar está a tres días de concluir. “(La medida) tiene un fin meramente estadístico que velará el verdadero rezago educativo en el que se encuentra nuestro país después de la pandemia y que no se buscarán soluciones, sino solo ir tapando los huecos tan tremendos que se presentan”, indica la profesora Delgadillo.

Solo a los estudiantes con quienes no se ha tenido contacto alguno se les registrará con la leyenda “información insuficiente”, aunque podrán ser evaluados nuevamente al concluir el periodo extraordinario de recuperación del siguiente ciclo, a finales de noviembre de 2022, a fin de que cuente con una calificación numérica en su boleta. “Las instituciones tienen que tomar decisiones para saber cómo vamos a atender a los alumnos. Creo que lo más importante es impartir conocimientos básicos bien afianzados y no crear un nuevo programa”, concluye Delgadillo a pocos días de concluir el ciclo escolar.

Fuente: https://elpais.com/mexico/2022-06-29/prohibido-reprobar-los-alumnos-de-educacion-basica-de-mexico-tienen-garantizado-este-ciclo-escolar.html

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México: Menores en riesgo por violencia armada en San Cristóbal

América del Norte/México/04-03-2022/Autor: Elio Henríquez/Fuente: www.jornada.com.mx

San Cristóbal de Las Casas, Chis., La agrupación Melel Xojobal afirmó que “el incremento de la incidencia delictiva en San Cristóbal y la proliferación de armas de fuego ponen en riesgo la seguridad e integridad de niñas, niños y adolescentes, ya sea porque pierden la vida o por la muerte violenta de sus madres, padres o cuidadores como sucedió con el homicidio de Paula Ruiz de los Santos, ocurrido el 19 de febrero en pleno centro” de San Cristóbal.

La agrupación, que trabaja con niños y adolescentes, recordó que el 26 de febrero, fue asesinado con arma de fuego desde una motocicleta en movimiento, cerca de su domicilio en la Colonia Emiliano Zapata, un menor de 16 años de edad.

Esta muerte, señaló en un comunicado, “se suma a los dos fallecimientos de menores de edad por arma de fuego ocurridos en menos de seis meses: la primera, una niña de siete años que falleció en septiembre del año pasado a causa de una bala perdida que entró a su habitación mientras dormía, y el segundo, un adolescente de 17 años, asesinado en el periférico cerca del mercado de la zona norte en octubre; los tres eran indígenas”.

Agregó: “Desde Melel Xojobal, A. C. expresamos nuestra indignación ante el escalamiento de la violencia armada en el estado y el municipio y las diferentes expresiones de la misma que cercenan cotidianamente los proyectos de vida de las niñas, niños y adolescentes indígenas que viven en San Cristóbal”.

Comentó que “Chiapas es la entidad federativa con el mayor rezago educativo de niñas, niños y adolescentes, el de más carencia por acceso a la seguridad social y el de menores ingresos en comparación con el promedio nacional”.

Aseguró que “el desempleo y los paupérrimos salarios, la migración a otros estados del país, la violación de los derechos básicos al acceso a la salud, agua y alimentación, los desplazamientos forzados por conflictos por territorios, la precariedad de la vida por la pandemia de Covid-19, así como la criminalización hacia las niñas, niños y adolescentes trabajadores y sus familias, exacerban las dinámicas de desigualdad, exclusión y discriminación social y colocan a las infancias en condiciones de mayor vulnerabilidad, principalmente a niñas, niños y adolescentes indígenas”.

Hizo un llamado al gobierno en sus tres niveles “a poner en el centro de la agenda pública la vida de las niñas, niños y adolescentes a través de verdaderas políticas públicas incluyentes en educación, salud, alimentación, seguridad ciudadana, espacios de esparcimiento, deporte y cultura, que generen de forma sostenible condiciones para el acceso y disfrute pleno de derechos que garanticen la supervivencia y desarrollo de las infancias y el bienestar de sus comunidades”.

A la sociedad en general le pidió “no naturalizar la violencia que con frecuencia estamos viviendo en la ciudad y a la no criminalización de las infancias, adolescencias y juventudes, víctimas principales de estas situaciones y que han sufrido las mayores consecuencias de las marcadas brechas de desigualdad”.

Fuente e Imgen: https://www.jornada.com.mx/notas/2022/03/02/estados/en-riesgo-integridad-de-menores-por-violencia-armada-en-san-cristobal/

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Vacaciones en el sector educativo, derecho al descanso y calendario escolar

Por: Javier Méndez

El anuncio del calendario escolar a finales del ciclo anterior causó desconcierto e irritación dentro del magisterio por cómo se impuso la dinámica escolar para este periodo. Como tomado de los manuales de política educativa neoliberal, se han aumentado los días de clase. ¿Esto beneficia a las comunidades escolares?

Con el argumento de “recuperar las clases”, el calendario escolar 2021-2022 fue modificado, lo que implica el aumento de días de clases, de 190 a 200, para alumnas y alumnos, mientras que los días laborales para docentes y personal de apoyo se incrementan de 205 a 225.

Lo anterior, tomando en cuenta un periodo extraordinario de recuperación de contenidos, desde el inicio del ciclo escolar hasta las últimas semanas de noviembre. De esta manera, atentando contra el descanso de niñas, niños, adolescentes, trabajadoras y trabajadores de la educación, se pretende revertir el rezago educativo que implicó el Aprende en Casa, luego de que no se garantizaron las condiciones -en primer lugar de conectividad- para la educación a distancia.

Así, este primer periodo vacacional se redujo a exactamente dos semanas, cuando antes se regresaba a las aulas después del 6 o 7 de enero. Esto a pesar del desgaste que implicó el regreso a clases presenciales que, por ejemplo, en muchos casos implicó la atención tanto presencial como a distancia, aumentando la carga laboral docente.

 

También como parte de las modificaciones al calendario escolar para este ciclo lectivo figura la reducción del receso escolar de verano, que comenzará a partir del 28 de julio, cuando en otros años este periodo comienza dos semanas antes. Esta tendencia a incrementar la cantidad de días de clase no es nueva, sino que proviene de las viejas políticas neoliberales que pegaron un salto con la reforma educativa de Enrique Peña Nieto y que para continúan con la 4T.

Es bien sabido por docentes y especialistas en educación que México se encuentra entre los países con más días/horas de clase. En este rubro inclusive está muy por encima de la media en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que marca un aproximado de 799 horas para primaria y 919 para secundaria. Esta media desde luego que países como Suecia o Finlandia la reducen hasta 601 y 808 horas respectivamente.

En el extremo opuesto, países como México y Chile mantienen a las y los estudiantes de secundaria más de mil 100 horas en el aula. Cabe destacar que los gobiernos de ambos países han mantenido durante décadas el ataque a la educación pública, a distintos ritmos pero de forma constante. Parece ser que la lógica de mercado, aplicada en educación, establece que mayor cantidad de horas aumenta la “calidad educativa”, pero ¿este criterio es verdad? ¿Se puede pensar o percibir un incremento de este valor en las escuelas que aumentaron sus horarios y/o sus días de clase?

La SEP planteó en 2016 que “Un calendario con más horas por día y mejor aprovechamiento crea mejores condiciones para fortalecer los resultados de los aprendizajes en las aulas”. Lo que está detrás de esto, sin embargo, es una visión empresarial que busca naturalizar largas jornadas y poco descanso, para formas así a la futura mano de obra en beneficio de la patronal.

Vacaciones y derecho a descanso, una cuenta pendiente

Según estadísticas, países como México, Estados Unidos, China y Filipinas son los que se encuentran con menos días de vacaciones por año. El vecino del Norte no contempla días pagados al año, mientras que en China y Filipinas solamente se tienen hasta 5 días por año en promedio. En México el promedio de días de vacaciones por trabajador es de 6 al año.

Formalmente el magisterio es el sector de trabajadores que cuenta con más días de recesos y vacaciones al año, si se comparan con las estadísticas presentadas arriba. Sin embargo, las jornadas laborales de las y los docentes suelen ir más allá del aula: asistir a cursos de capacitación, revisar actividades, aplicar evaluaciones o diseñar planeaciones son solo algunos de los trabajos que realiza la y el docente fuera del salón de clases, e inclusive fuera de la jornada laboral, pero estos no se contemplan dentro de las estadísticas laborales del sector.

 

En el sistema capitalista, los desarrollos cintíficos y tecnológicos que han aumentado la productividad del trabajo, no se traducen en mayor tiempo de descanso y ocio, sino que, por un lado, se imponen largas jornadas laborales y menos días de descanso, y por otro el desempleo de millones. Es en este marco que la tendencia en el sector educativo es acercarse a los reducidos tiempos de descanso promedio de la clase trabajadora en su conjunto.

Ante ello, es necesario organizarnos para pelear por nuestro derecho a un buen descanso, con vacaciones suficientes y pagadas para todos, y por ejemplo para reducir la jornada laboral a seis horas, cinco días a la semana, lo que permitiría que las madres y padres de familia pasen más tiempo con sus hijos, así como combatir el desempleo mediante el reparto de las horas disponibles.

Con la promesa incumplida de la 4T para revalorizar al magisterio, se pone en la mesa de debate la necesidad de marcar nuestra independencia política como trabajadores respecto al gobierno y las instituciones del régimen, así como de la oposición de derecha, y de organizarnos desde las bases para la lucha por recuperar nuestro sindicato de manos del charrismo, para ponerlo al servicio de defender nuestros derechos y ampliarlos.

Fuente de la información:  https://www.laizquierdadiario.mx

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El trabajo docente frente al rezago educativo

Por: Sergio Martínez Dunstan

«Como bien se sabe, el cierre de las escuelas trajo consigo la necesidad de implementar otras modalidades educativas dada la imposibilidad de seguir haciéndolo de manera presencial…»

Es muy complicado hablar en estos momentos de un escenario poscoronavírico en la educación. Existen pocos indicios para considerar que la emergencia sanitaria finalice en el corto plazo. El panorama es aún mas incierto considerando la aparición de la variante ómicron. Hoy en día, otras pandemias persisten a pesar del tiempo transcurrido desde su aparición. Por ejemplo el SIDA, el ébola o la influenza. En 2003 apareció el SARS y a fines del 2019 el COVID – 19. Este último, ha representado un desafío de proporciones mayúsculas para la educación que ha marcado un antes y un después. Ha afectado con mayor severidad a quienes provienen de entornos desfavorecidos, acentuó las inequidades, ha puesto en jaque a la inclusión, agravó el abandono escolar entre otras consecuencias. Por estas razones, resulta conveniente analizar el trabajo de los docentes bajo las circunstancias actuales.

El periodo lectivo próximo pasado concluyó al finalizar el onceavo mes del año mientras que el que transcurre dio inicio al día siguiente según consta en el Oficio No. DGAIR-DGDC/391/2021 a través de cual se regulan las acciones para la conclusión del ciclo escolar 2020-2021 en educación básica. Dadas las circunstancias, los maestros tendrán que tomar una gran decisión a la luz del comunicado oficial referido. En el numeral segundo se establece: “El periodo extraordinario de recuperación concluye el 30 de noviembre y la implementación del plan de atención para todos los educandos podrá extenderse durante el ciclo escolar 2021 – 2022 de conformidad con los numerales Cuarto del Acuerdo Número 16/06/21 y Primero, fracción II del  Acuerdo Número 23/08/21”.

Siendo así, lo profesores se colocan ante dos alternativas:

Primera. Continuar con el periodo de recuperación. Con ello, se avalaría en los hechos la pérdida de aprendizajes a consecuencia del confinamiento impuesto a la población a lo largo de diecisiete meses. Como bien se sabe, el cierre de las escuelas trajo consigo la necesidad de implementar otras modalidades educativas dada la imposibilidad de seguir haciéndolo de manera presencial porque está en riesgo la salud de la población escolar. Siendo así, el enorme rezago educativo se le endosaría al magisterio.

Segunda. Iniciar formalmente el grado que actualmente imparte. De esta manera, se haría frente a un extraordinario desafío de dimensiones mayúsculas para el trabajo docente en el aula. Esto es, lograr los aprendizajes esperados correspondientes a tres periodos curriculares en dos periodos de evaluación. Es sumamente difícil de alcanzarlo. Para lo cual, se requiere, seleccionar una parte del conjunto total de aprendizajes esperados del grado respectivo de acuerdo con los programas de estudio.

En aras de priorizar los aprendizajes más importantes, de esta segunda alternativa a su vez, se vislumbran dos maneras de hacerlo.

  1. Recurrir a su experiencia y considerar los resultados de la valoración diagnóstica. Sería muy apropiada a los conocimientos previos de sus alumnos aunque debiera sustentarlo pedagógicamente. O, en dado caso,
  2. Tomar en cuenta el eventual programa de estudios surgido del modelo emergente aún en ciernes, el de la nueva escuela mexicana, a la que la SEP le ha llamado Aprendizajes Fundamentales Imprescindibles (AFI). Tendría la ventaja de apegarse a los lineamientos oficialmente establecidos evitándose con ello una posible justificación. Aunque estaría, en contraparte, menos relacionado con los antecedentes académicos de los estudiantes. Además, se acotaría a sólo dos componentes curriculares: Lenguaje y comunicación, Lengua Materna Español así como el pensamiento matemático y las matemáticas según el nivel educativo y grado de estudios. Tendría que hacerse algo similar para el resto de los componentes curriculares y las áreas de desarrollo personal y social del modelo emergente.

El modelo educativo emergente retoma, de los aprendizajes clave para la educación integral, los campos de formación académica y las áreas de desarrollo personal y social  — mismos objetivos curriculares y horas lectivas para todos los alumnos a nivel nacional. Por otra parte, la atención a la diversidad y a las necesidades e intereses individuales se proyecta en los ámbitos de autonomía curricular con la obligación de que los colectivos implementaran clubes escolares aunque al final de cuentas quedó en la flexibilidad de llevarlo a cabo sin que impacten en la acreditación, promoción y certificación, es decir sin que se reflejaran en las boletas de evaluación. Adicionalmente, se incorporan nuevas temáticas como la activación física, el fortalecimiento de la formación cívica y ética así como vida saludable. Las adecuaciones representan la armonización de una transición y flexibilidad que facilite la renovación curricular. El modelo educativo emergente se plasma en buena medida en las normas de evaluación establecidas en el Acuerdo Número 11/03/19. Mientras que la currícula eventual nace de la necesidad de priorizar los aprendizajes esperados del modelo educativo emergente. Esta complejidad técnica conlleva a hallar la relación entre los aprendizajes clave (concretados en los rasgos del perfil), los aprendizajes esperados (unidad mínima curricular para ser enseñada y evaluada) y los aprendizajes fundamentales imprescindibles. No es un asunto menor sino todo lo contrario. Seguirá siendo toda una odisea en tanto brille por su ausencia el modelo educativo de la nueva escuela mexicana.

De las dos alternativas mencionadas (continuar con el período de recuperación o iniciar formalmente el grado que actualmente imparte), percibo una tercera vía caracterizada por la improvisación, las ocurrencias, la simulación, la irresponsabilidad. Y también veo con gran optimismo y esperanza que esta opción no es la más socorrida por los maestros. Si no que andan en la búsqueda de desenredar el nudo gordiano que le han impuesto. Hace falta humildad de las autoridades educativas para reconocerlo, enaltecerlo, estimularlo. No sólo palabras huecas para ponderar la reforma educativa actual poniendo obstáculos. Sería un gran paso, en los hechos, hacia la revalorización de los maestros y el trabajo docente. Ojalá que sea humildad si no es que también pudiera ser una visión obtusa.

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información: https://profelandia.com

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