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¿Qué sigue en la política educativa después del COVID19?

 Por: Claudia Santizo

Claudia Santizo, profesora-investigadora en la

Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Cuajimalpa

Aprende en Casa fue una solución de emergencia para sostener la educación en el ciclo escolar 2019-2020, y seguramente continuará durante el ciclo 2020-2021. El país, en general, no estaba preparado para esta contingencia y el sistema para proveer educación no es la excepción. Por ello, es necesario discutir los escenarios para el regreso de los estudiantes, tal vez en algún momento  del ciclo escolar 2021-2022, y para los siguientes años.

La Sectetaría de Educación Pública (SEP) señala como un éxito la cobertura alcanzada con el programa Aprende en Casa. Podemos congratularnos sin ser complacientes. No fue una cobertura de 100% y no está de más recordar que el acceso a la educación no se convierte de manera automática en equidad en los aprendizajes.

La emergencia sanitaria expuso muchas de las fallas del sistema educativo:  a) no se toman en cuenta las diferentes condiciones materiales de los estudiantes y sus familias, b) no se consideran las diferencias culturales y los ambientes para el aprendizaje de los estudiantes, c) los métodos de enseñanza no consideran la Educación en Casa como complemento de lo que se desea que ocurra con la Educación en el Aula, y d) no se considera el papel de la familia más allá de revisar o monitorear las tareas y trabajos de los estudiantes. Un aspecto muy obvio es que la educación virtual, a distancia, sólo puede ser aprovechada por las familias con mejores condiciones materiales.

Me parece que hay una opinión amplia de que Aprende en Casa no fue la mejor solución sino la que estaba disponible para dar continuidad a la educación con la mayor cobertura posible. No se necesitan estudios para mostrar que se afectaron los aprendizajes de los estudiantes, es previsible que en mayor proporción salgan afectados los estudiantes cuyas familias no tienen recursos.

Para conocer la magnitud en que se afectaron los aprendizajes se necesita una valoración que por el momento no puede realizarse. Una evaluación precisa daría la pauta para considerar una operación, de precisión quirúrgica, que permita la recuperación educativa y no se constituya en una pérdida definitiva que generé consecuencias durante la vida escolar.

Un enfoque de política pública que acepte tácitamente que la pérdida de aprendizajes es irrecuperable, como un evento de la naturaleza que debemos aceptar estoicamente, está pidiendo implícitamente esa misma actitud estóica de la población con menos recursos. Esto porque los grupos sociales en mejores condiciones tienen los medios para recuperar los aprendizajes perdidos.

Desigualdad educativa

Podemos estar de acuerdo en que el sistema de educación pública reproduce la desigualdad social. Las deficiencias en aprendizajes la sufren en mayor medida los estudiantes en condiciones socioeconómicas y culturales desventajosas. La magnitud de esa desigualdad la revelan los resultados de las pruebas PLANEA y PISA. Muchos critican la validez de esas pruebas, o las rechazan, pero los resultados de las pruebas dimensionan el problema de la desigualdad educativa.

La prueba PLANEA en lengua y comunicación, aplicada en el ciclo 2017-2018, que presentaron estudiantes de 6º de primaria en escuelas públicas generales señaló que 50.7% de los estudiantes mostraron un aprovechamiento insuficiente y 33.9% tenían apenas conocimientos básicos[1]. Los resultados son peores para estudiantes del subsistema de educación indígena y comunitaria. Estos resultados no sólo deben considerarse de 6º grado, sino que son la evaluación de la formación que recibieron en primaria los estudiantes de la generación que inició sus estudios en 2012 y los concluyó en 2018; es la educación primaria en el sexenio de Peña Nieto.

La prueba PISA aplicada a jóvenes de 15 años, de igual manera, evalúa la formación proporcionada por la educación básica, primaria y secundaria. Los resultados de 2018 colocaron a los estudiantes de México en el segundo grupo, de aprovechamiento medio, de entre tres grupos de países. Esta prueba evalúa el sistema educativo en 3 años del sexenio de Calderón Hinojosa y 6 años de Peña Nieto.

Por las relaciones políticas y económicas entre los Estados Unidos y México es pertinente la comparación de sus resultados educativos. En la prueba PISA 2018 los estudiantes de Estados Unidos se ubican en el grupo de países con mayor aprovechamiento en lectura; éstos tuvieron un puntaje 1.20 veces mayor al puntaje de estudiantes de México. Un aspecto que llama la atención es que los resultados de la prueba de lectura, aplicada cada tres años, de los estudiantes de EE.UU. y México no muestran una tendencia de mejora desde 2000 hasta 2018[2], en otras palabras la educación en México y en Estados Unidos ha mantenido la misma brecha en educación básica a lo largo de 18 años. Esto no puede ser motivo de orgullo.

Inversión por alumno

El monto de la inversión en educación es el que mejor aproxima el interés de la política educativa en la mejora de los aprendizajes de los estudiantes que reciben educación pública.

En México, el gasto por alumno en escuelas primarias públicas no muestra cambios importantes en los últimos 6 años, 4 años del gobierno de Peña Nieto y dos del gobierno de López Obrador. Ese gasto aumentó en promedio 3.5% anualmente, pero hay que descontar la inflación; es decir, propiamente, no aumentó el gasto por alumno, o mejor dicho no aumenta la inversión pública para la educación de los niños y las niñas en edad de recibir educación primaria.

 Ciclo escolar 2014-15 2015-16 2016-17 2017-18 2018-19 2019-20
Miles pesos corrientes por alumno [3] 15.3 16.5 17.0 17.0 17.6 18.2

Comparando a México con Estados Unidos, en ese país en 2016 el gasto por alumno en educación primaria pública fue 4.47 veces mayor al gasto por alumno en México[4]. Se puede argumentar que esto refleja la diferencia del ingreso entre Estados Unidos y México, pero entonces consideremos el gasto por alumno en escuelas primarias privadas en México. En 2016 el gasto privado por alumno fue 1.7 veces mayor al gasto por alumno en escuelas públicas. Si la política educativa busca nivelar el campo de juego, al menos en el monto de inversión, se necesita aumentar 70% el gasto de la educación pública en primaria. Un ejercicio similar se puede hacer con otros niveles y modalidades educativas.

Planear las acciones para los siguientes años

En este sexenio la política educativa establece su objetivo alrededor de la propuesta de una Nueva Escuela Mexicana. Además, el secretario Esteban Moctezuma señala que después de la pandemia la educación no será la misma y se mantendrá la educación a distancia. Se puede concordar con esa perspectiva, pero no se puede obviar que la actual dinámica de la educación pública conduce a los resultados que muestran las pruebas PLANEA y PISA. Es una dinámica que reproduce desigualdades; es decir, no conduce a la igualdad de aprendizajes de los estudiantes que se encuentran en condiciones de desventaja social, económica y cultural.

En las condiciones de aprendizaje de los estudiantes en México es válido hacer las siguientes preguntas: ¿Será diferente el grado de aprendizajes obtenido para los estudiantes que entraron a la primaria pública en 2018 y concluirán en 2024?, ¿se puede esperar que se recuperen los bajos aprovechamientos de los estudiantes que estarán terminando, de manera sucesiva, sus estudios en primarias públicas durante este sexenio?, ¿Cómo se podrán recuperar los efectos negativos en los aprendizajes causados por la enfermedad COVID19 en los ciclos escolares 2019-2020 y 2020-2021? Las mismas preguntas son válidas para los estudiantes de secundaria.

¿Cómo cambiar la dinámica educativa que reproduce las desigualdades en los aprendizajes? Hay dos factores que considerar:

Un primer aspecto son los métodos y la organización de la enseñanza para atender el rezago escolar. La pregunta es ¿cuáles son los métodos pedagógicos apropiados para acelerar la recuperación de aprendizajes? Esta pregunta  la necesitan responder los expertos en el tema, y los docentes y directores de las escuelas públicas.

El segundo aspecto se refiere a la política educativa nacional. Nuevos criterios y perspectivas se han discutido desde hace años. Pongo a su consideración los siguientes:

i.- Definir el rezago escolar en términos de las deficiencias en los aprendizajes de acuerdo con el grado escolar que cursan y la edad de los estudiantes[5]. Atender este problema requiere otros métodos y organización de la enseñanza en el aula y la escuela.

ii.- No es suficiente una política compensatoria. Se necesita una política de discriminación positiva que atienda las necesidades de aprendizaje y los métodos de enseñanza para estudiantes de menores recursos, tomando en cuenta capacidades individuales y el ambiente educativo donde crecen, aprenden y se desarrollan[6].

iii.- La responsabilidad de la enseñanza no sólo es del docente, también es de la escuela y del sistema educativo. Hay necesidades de capacitación profesional, pero en un nuevo estilo de organización basado en el trabajo colectivo de los docentes y un servicio de carrera que fomente el trabajo en equipo en las escuelas[7].

Los avances y resultados de la Nueva Escuela Mexicana necesitan también un enfoque de evaluación alternativo. Se necesita una evaluación en tiempo real, al menos cada año, para valorar las fallas y corregir el rumbo. Esperar hasta el fin del sexenio para evaluar los resultados es una forma de pasar la responsabilidad al siguiente gobierno. Esta es la historia de la educación pública en nuestro país.

[1] Ver tabla 7. PLANEA 2018, 6° de Primaria Resultados de logro para Lenguaje y Comunicación.

[2] Ver las páginas 56 y 11 en PISA 2018: Insights and Interpretations. https://www.oecd.org/pisa/PISA%202018%20Insights%20and%20Interpretations%20FINAL%20PDF.pdf

[3] SEP Principales cifras 2014-2015, 2016-2017 y 2018-2019.

[4] Education at a Glance 2019: OECD Indicators. Table C1.5 Total expenditure on educational institutions per full-time equivalent student, by type of institution (2016).

[5] Esta definición de rezago la discute Muñoz Izquierdo, C., Rodríguez, P. G., Restrepo, P., y Borrani, C. (1979). El síndrome del atraso escolar y el abandono del sistema educativo. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, IX(3), 1-60.

[6] Este tema lo discute Reimers, F. (2000). Educación, desigualdad y opciones de política en América Latina en el siglo XXI. Revista Iberoamericana de Educación, 23 (mayo-agosto), 21-50.

[7] Santizo, C. (2016). Condiciones institucionales del trabajo colaborativo como estrategia de cambio del sistema educativo. Perfiles Educativos, XXXVIII (153), 154-167.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-sigue-en-la-politica-educativa-despues-del-covid19/

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El mundo de fantasía de Moctezuma y compañía…

 Abelardo Carro Nava

Un país como el nuestro, que forma parte del 25 por ciento de los países más desiguales del mundo, enfrenta retos importantes para cerrar las brechas de desigualdad social y económica existentes. Para pocos es desconocido que hoy día, más de 50 millones de mexicanos se encuentran en condiciones de pobreza y pobreza extrema, y que solamente 10 personas concentran la misma riqueza que el 50 por ciento más pobre del territorio nacional. Y bueno, si de poner un ejemplo se trata, basta con mencionar que el estrato poblacional mexicano con menores ingresos percibe, por día, 101 pesos, mientras que el más alto ingresa, en promedio, 1,853 pesos, es decir, 18 veces más (García, 2020).

Estos datos, números o cifras, nos hacen pensar que no todo es miel sobre hojuelas en nuestro país. Sin entrar a detalles, sabemos que el origen de estos males se halla en los pésimos gobiernos que han dirigido los destinos de la nación desde hace varias décadas, pero también, en las decisiones que, en materia económica y social, se han tomado con la “intención” de favorecer a los sectores más vulnerables. ¿Políticas públicas para los más necesitados? No lo creo. Y no lo creo porque con el paso de tiempo, hemos visto que esos 50 millones de pobres, en números, se ha mantenido y, en ciertos periodos, se ha ensanchado, y que también, esa pequeña élite concentradora de poder y riqueza se ha mantenido, sin variaciones y nuevos miembros. Esto, sin soslayar, los constantes actos de corrupción de funcionarios y/o servidores públicos que han utilizado los diversos programas sociales para su propio beneficio o el de su grupo político. ¿Programas sociales clientelares? En fin, el mundo no es color de rosa y mucho menos lo es en México; eso lo sabemos muy bien porque, indiscutiblemente, quienes a diario transitamos por las calles de alguna comunidad, municipio o entidad federativa, podemos percibirlo.

No obstante, lo anterior, pareciera ser que en el actual gobierno hay quienes en verdad viven en un mundo de fantasía, un mundo donde la desigualdad social y económica es inexistente; donde los sistemas de salud, educación y seguridad pública son inmejorables; donde la pobreza no llama las puertas de sus habitantes; donde las condiciones de vida permiten disfrutar de un descanso, al menos, los fines de semana; donde no hay motivo de que preocuparse porque los funcionarios y servidores públicos que laboran en diversas instituciones públicas, se abocan en cumplir con su función para atender y resolver las necesidades más apremiantes de los ciudadanos; donde caminar por la calle sin temor a ser asaltado o asesinado es, sencillamente, extraordinario; donde la educación es una prioridad para el gobierno y para la Secretaría de Educación; donde las escuelas se encuentran debidamente equipadas y habilitadas para que, con el trabajo de maestros y alumnos, se ofrezca una educación que posibilite un desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes (NNA); donde las instituciones gubernamentales, brinden todas los instrumentos y herramientas necesarias para que el personal docente goce de una capacitación, actualización y profesionalización acorde a sus necesidades; vaya, en un mundo donde todo es felicidad, armonía y bonanza.

Desafortunadamente, tengo que decirlo, ese mundo no existe en México, o bien sí existe, pero en la mente de quiénes desde hace décadas han marcado una enorme distancia con la realidad que viven millones y millones de mexicanos. Para muestra un botón.

En días pasados, con motivo de los dos años de gobierno del Presidente López Obrador, el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, publicó en redes sociales algunas “acciones” que se han impulsado durante estos dos años: “a) Reencuentro con docentes: cero paros y huelgas; b) Un espacio de consenso en el Consejo Nacional de Autoridades Educativas; c) Una emergencia atendida con ‘Aprende en Casa’ 1 y 2; d) Un gobierno de la gente: La Escuela es Nuestra; e) Apoyos a estudiantes: 11. 5 millones de becas; f) Una nueva era: digitalización de libros de texto gratuitos; g) Nuevos contenidos: Formación cívica y ética; h) Educación integral; música y vida saludable; i) Una escuela diferente: la nueva escuela mexicana”. Acciones que, de alguna forma, confirman que el actual Secretario vive en un mundo de fantasía, pero que, con base en los hechos, se puede demostrar lo contrario. Veamos.

Si bien es cierto que en 2018 se realizaron en todo el país una serie de foros y consultas con la idea de lograr un gran Acuerdo Educativo Nacional que le diera forma a la reforma de la reforma educativa de 2013, y con ello se reivindicará al magisterio, también es cierto que las propuestas que cientos de actores educativos y no educativos formularon al respecto, no fueron incorporadas a un documento que permitiera observar, con claridad, el rumbo que habría de seguir la política educativa nacional a partir de que López Obrador asumiera el cargo que los mexicanos le confirieron y, por ende, del Secretario que éste designó antes del 1º de diciembre de 2018. No, no hay evidencia ni documento que contradiga mis argumentos. ¿Reencuentro con docentes entonces? Peor aún, ¿a qué tipo de reencuentro se refiere? Porque si sus datos le indican que ha habido cero paros y huelgas en el país, tal vez desconozca que nuestro territorio nacional está bajo una contingencia sanitaria producto de una pandemia mundial y que, por tales razones, las aglomeraciones serían contraproducentes. Ahora bien, si de manifestaciones e inconformidades se trata, habría que voltear la mirada a cientos de maestros de Yucatán, Hidalgo, Guerrero, Tlaxcala, Tabasco, Sinaloa, Tamaulipas, entre otras entidades federativas que, desde hace semanas, se vienen manifestando para exigir el pago que por propio derecho les corresponde por laborar en el Programa de Escuela de Tiempo Completo. Esto es solo por poner un ejemplo, pero las inconformidades son latentes en diversos rubros y programas, ¿le preguntamos a los docentes que laboran en el Programa Nacional de Inglés (Ochoa, 2020) o a los profesores de telebachillerato de Oaxaca que hace unas semanas se manifestaron en Palacio Nacional (Ramírez, 2020)? Insisto, ¿a qué tipo de reencuentro se refiere?

Ahora bien, si del Consejo Nacional de Autoridades Educativas hablamos, habría que recordar que este espacio fue creado en 2004, como resultado de un convenio signado entre autoridades educativas de los estados de la República y la Secretaría de Educación Pública (SEP); esto, con el propósito de atender lo que el Art. 17 de la Ley General de Educación (LGE) establecía: “las autoridades educativas federal y locales, se reunirán periódicamente con el propósito de analizar e intercambiar opiniones sobre el desarrollo del sistema educativo nacional, formular recomendaciones y convenir acciones para apoyar la función social educativa. Estas reuniones serán presididas por la Secretaría” (Gaceta Parlamentaria, 2011). Consecuentemente, a través de los años, este Consejo ha venido sesionando con la “intención” de apoyar a la gobernabilidad del Sistema Educativo Nacional (SEN) y, mediante el cual, colegiadamente – nos guste o no – se han llegado a determinar los principales lineamientos para la aplicación de políticas educativas nacionales. Así ha sido, y en tanto no se elimine ese convenio, así seguirá, ¿a qué se refiere el Secretario cuando habla de un espacio de consenso?

Por lo que se refiere a la mal llamada estrategia “Aprende en Casa 1 y 2” que la SEP puso en marcha para atender la contingencia sanitaria por Covid-19, mucho se ha dicho y mucho se ha escrito sobre este ello; por mi parte tendría que señalar nuevamente, puesto que ya lo he hecho en este y otros espacios, que al ser una estrategia y no parte de un plan educativo nacional que colabore con un proyecto, también educativo, en tiempos de pandemia, ha sido una mala decisión que ha tomado el gobierno federal y las autoridades de la SEP en turno; esto, porque si bien es cierto que en su momento el aislamiento al que recurrimos para cuidar nuestra vida y nuestra salud pudo haber representado un reto para las autoridades educativas, diseñar una estrategia que permitiera la continuación de un proceso formativo conforme a los contextos, escuelas, maestros, alumnos y padres de familia, no fue del todo correcta porque, precisamente, no se tomaron en cuenta por estos aspectos por parte de la Secretaría. En consecuencia, limitarse a proyectar programas televisivos de mala calidad (en aprende en casa 1), y otros, que en las últimas semanas han sufrido una mejora en su realización (aprende en casa 2), no han terminado de apuntalar la concepción misma de aprendizaje puesto que en sus emisiones, siguen presentando serias inconsistencias didácticas y pedagógicas (Alonso, 2020). Esto, además de que considerar a las principales televisoras del país para este propósito fue, desde luego, un desacierto… ¿político y educativo? No hay que olvidar que esas televisoras tienen dueños que, en su momento, se dijo, eran parte de la “mafia del poder”.

Sobre el tema de la Escuela es Nuestra, hace unas semanas publiqué un análisis sobre el posible regreso a clases presenciales que se puede vislumbrar en algunos estados del país; esto, por las declaraciones hechas por el Secretario. En dicho análisis, expuse que si bien es cierto que los datos que presentó la Directora de Evaluación y Monitoreo de los Programas Sociales reflejan que se han entregado recursos económicos a 57 mil 799 centros escolares, también es cierto que el grueso de escuelas de educación básica asciende a 198 mil 731, por lo que 140 mil 932 instituciones educativas del país, a la fecha, no han recibido recursos para su habilitación y rehabilitación dado el posible regreso a clases presenciales que se ha anunciado (Carro, 2020). Sí, es correcto; la manera en que se ha hecho llegar los recursos a las escuelas para que mejoren su infraestructura física ha cambiado (este es uno de los propósitos de la Escuela es Nuestra), pero el programa como tal, adolece de criterios para comprobar que dichos recursos puedan o no ser empleados correctamente. De esto ya he dado cuenta en un análisis que publiqué en junio de 2020 (Carro, 2020).

Por lo que toca a la afirmación denominada “nueva era: digitalización de los libros de texto gratuitos”, habría que recordar que esa “nueva era” comenzó, al menos, jurídicamente, en 2017, cuando el Senado de la República aprobó reformar la Ley General de Educación con la intención de obligar a la SEP, a poner a disposición de la comunidad escolar los libros de texto gratuitos y materiales educativos a través de plataformas digitales de libre acceso (Senado de la República, 2017). No obstante este ordenamiento jurídico, los libros de texto digitalizados ya existían en nuestro país desde hace algunos años. Habría que revisar los estudios de Sandra Faustino, Maricela López, Javier Organista y Katiuska Fernández, titulados “Caracterización de libro de texto gratuito digitalizado en educación primaria en México” y “Análisis del libro de texto digitalizado de educación primaria en español y matemáticas de México”, para comprender que los dichos del Secretario no son del todo ciertos. ¿Alguien se acuerda de Enciclomedia y de los materiales que ahí se podían encontrar? Ciertamente, muchos conocemos el resultado que tuvo ese programa que impulsó el gobierno de Vicente Fox, pero bueno, esta idea, así como fue planteada, no es nueva. De hecho, legalmente, la SEP está obligada a realizar este trabajo porque, de lo contrario, estaría contraviniendo las disposiciones normativas que se desprendieron de las reformas a la Constitución Política Mexicana y a las leyes que de ella emanaron. ¿Nueva era entonces?

Ahora bien, casi para finalizar estas ideas, llamó mi atención la denominada “una escuela diferente: la nueva escuela mexicana” puesto que, hasta el momento en que cierro estas líneas, bien a bien no se sabe qué es eso que la SEP llama “nueva escuela mexicana”. Es cierto, en la reforma a la reforma educativa de 2013 se alude a esta idea; sin embargo, no existe un documento que sea explícito en cuanto a su concepción, misión, visión, modelo educativo, y demás elementos teórico-metodológicos que nos permitan comprender qué es esa cosa extraña que llaman, insisto, “nueva escuela mexicana”. De hecho, dudo mucho que sea “nueva” porque, para acabar pronto, la actual no lo es, por ejemplo, actualmente en educación básica, se sigue trabajando con planes y programas de estudio, tanto del 2011 como del 2018. Entonces, ¿la “nueva escuela mexicana” es un híbrido de lo que se planteaba en esos “posibles” modelos? En fin, me gustaría conocer a qué se refiere con esto el Secretario.

Para finalizar, resta mencionar tres puntos que, por su propia naturaleza, los agrupo en uno mismo, el de “apoyos a estudiantes: 11. 5 millones de becas”, “nuevos contenidos: formación cívica y ética” y “educación integral; música y vida saludable”. El primero, porque ciertamente el gobierno federal amplió el número de becas entregadas a estudiantes; sin embargo, como bien sabemos, recibir un estímulo económico no necesariamente refleja un aprendizaje. Esta acción, aunque brinda un apoyo económico a estos alumnos, no es un indicador de que los chicos estén adquiriendo el aprendizaje que les permita avanzar en su desarrollo. Ello me lleva a los siguientes puntos, por un lado, para quienes se encuentran en el medio educativo, saben que los planes de estudio tienen que actualizarse; de hecho, el maestro tiene la posibilidad de incorporar un tema si es que observa que los materiales de apoyo de los contenidos que debe abordar ya no tienen vigencia, o bien, han sido rebasados por la misma época o por sus circunstancias, de ahí que establecer que se ha impulsado esta acción en esa materia o asignatura en estos dos años, me parece bastante desafortunada. Esta misma situación se observa en cuanto a la concepción señalada “una educación integral a partir de la música y vida saludable”, acciones que solo viven en el imaginario de este funcionario porque, si bien es cierto que la asignatura “vida saludable” se integró al “currículo en este ciclo escolar, también es cierto que hasta el momento no existe un plan y programa de estudio y, mucho menos, evaluaciones. Ahora, por lo que corresponde a la música, ¿alguien sabe qué es lo que se está haciendo en las escuelas públicas del país con relación a esta idea?

En suma, estimado lector, vivir en un mundo de fantasía no es malo, por el contrario, cada quien, en su individualidad, decide vivir en el mundo que mejor considere conveniente; claro, dependiendo de sus posibilidades e imaginarios. Lo malo de este asunto es que, al ser un Secretario de Estado quien emite una serie de puntos con la intención de resaltar los logros de este gobierno a dos años de haber iniciado, provoca que muchos nos preguntemos si en realidad hemos avanzado tanto como para echar campanas al vuelo o bien, para valorar que hace falta mucho por hacer puesto que “fantasías” ya hemos escuchado hasta el hartazgo.


Referencias:

Alonso, R. (2020). Aprende en casa II: ¿mejoraron los programas de televisión?. Blog personal. Recuperado de: https://proferogelio.blogspot.com/2020/12/aprende-en-casa-ii-mejoraron-los.html?m=1&fbclid=IwAR07QUVMwP_9aYo_q9yljud35vtlSJ2MI14A6usQiXpMOJb-l6xR4U5ktyw

Boletín Senado de la República. (2017). Senadores aprueban reforma que obliga a la SEP a digitalizar contenido de libros de texto gratuitos. Senado de la República. Recuperado de: http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/boletines/34010-senadores-aprueban-reforma-que-obliga-a-la-sep-a-digitalizar-contenido-de-libros-de-texto-gratuitos.html

Carro, A. (2020). Del semáforo en verde a: ¿escuelas en rojo? Profelandia.com. recuperado de: https://profelandia.com/del-semaforo-en-verde-a-escuelas-en-rojo/

Carro, A. (2020). ¿Regreso a clases presenciales a las escuela? ¡Ni pensarlo! Profelandia.com. Recuperado de: https://profelandia.com/regreso-a-clases-presenciales-a-las-escuelas-ni-pensarlo/

Esteban Moctezuma Barragán. (2020). En educación, López Obrador ha impulsado en 2 años. Recuperado de: https://twitter.com/emoctezumab/status/1334198313944559618

Faustino, S., López, M., y Oganista, J. (2017). Caracterización de libro de texto gratuito digitalizado en educación primaria en México. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Sandra_Delia_Faustino_Cruz/publication/325478159_Caracterizacion_de_libro_de_texto_gratuito_digitalizado_en_educacion_primaria_en_Mexico/links/5b10681da6fdcc4611d9773b/Caracterizacion-de-libro-de-texto-gratuito-digitalizado-en-educacion-primaria-en-Mexico.pdf

Faustino, S., López, M., Oganista, J., y Fernández, K. (2007). Análisis del libro de texto digitalizado de educación primaria en español y matemáticas de México. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/pdf/sine/n54/2007-7033-sine-54-e1036.pdf

-Gaceta parlamentaria de la Cámara de Diputados. (2011). Recuperado de: https://www.senado.gob.mx/64/gaceta_comision_permanente/documento/31308#:~:text=2.,de%20Educaci%C3%B3n%20P%C3%BAblica%20(SEP).

García, K. (2020). 5 gráficos sobre la desigualdad en México. El Economista. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/economia/5-graficos-sobre-la-desigualdad-en-Mexico-20200223-0001.html

Ochoa, A. (2020). Maestro de inglés de nuevo piden el pago de su quincena atrasada. Recuperado de: https://www.luznoticias.mx/2020-10-21/sinaloa/maestros-de-ingles-de-nuevo-piden-el-pago-de-su-quincena-atrasada/101882

Ramírez, S. Maestros de telebachillerato de Oaxaca protestan en Palacio Nacional. La Razón. Recuperado de: https://www.razon.com.mx/mexico/maestros-de-telebachillerato-de-oaxaca-protestan-en-palacio-nacional-403534

Fuente: https://profelandia.com/el-mundo-de-fantasia-de-moctezuma-y-compania/

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La letra muerta de la mentada descarga administrativa en la Nueva Escuela Mexicana

Por: Fernando David García Culebro

“La descarga administrativa es tarea y deuda pendiente de la Nueva Escuela Mexicana”.

Es letra muerta la descarga administrativa planteada en la nueva escuela mexicana cuando en lo que va del ciclo escolar 2020-2021, los y las docentes se han pasado los días  llenando formatos estadísticos que poco o nada ayudan en la mejora de la práctica docente, por lo contrario,  les resta tiempo que podría ser aprovechado para reflexionar las problemáticas que cada escuela presenta en comunidad y proponer alternativas educativas.

En la presentación de la nueva escuela mexicana, las autoridades educativas federales y estatales mencionaban que durante los tres últimos ciclos escolares la carga administrativa hacia los maestros y maestras había crecido abruptamente, y que uno de los objetivos de este nuevo modelo era aminorar dicha carga.

En lo que va del presente ciclo escolar en el nivel primaria del sistema federal del estado de Chiapas, los y las docentes  han llenado formatos que van desde diferentes tipos de plantillas del personal hasta concentrados de becas especiales y regulares.

Alguien podría decir que estos  documentos son elaborados por los directivos de los centros escolares, y  no por los docentes, sin embargo, en México según el informe del INEE (2019) las escuelas  multigrado “atienden a un millón 778 mil niños y adolescentes”,  todas ellas, están bajo la responsabilidad de personal  que cumple la función directiva y además tiene grupo a cargo.

Dedicar tiempo al diseño de sus actividades pedagógicas y así mismo cumplir  con toda la carga administrativa, para estos docentes multigrados resulta una odisea que no ha resuelto la nueva escuela mexicana y por lo tanto es otra deuda pendiente con el magisterio.

Como dijo en el Foro Regional de Consulta en Educación para Adultos en Mazatlán, Sinaloa, el día 22 de febrero de 2019, el titular de la SEP Esteban Moctezuma: “las labores administrativas que realizan los y las docentes repercuten frente a los grupos de enseñanza” de manera negativa.

Ese mismo día también agregó: “muchos docentes han manifestado que la mitad de su tiempo laboral lo dedican a cumplir funciones administrativas”. Por tanto, añado, si las autoridades educativas saben eso ¿por qué no hacen algo para evitarlo?

Existen documentos que pueden ser simplificados en uno solo y el mismo formato podría llegar a diferentes dependencias, sin embargo, por un lado, la secretaría de planeación diseña los suyos y por otro la Subsecretaría de Educación Federalizada (SEF) hace lo propio. Eso demuestra la fragmentación laboral de las secretarías dedicadas al ámbito educativo, así como la poca articulación y vinculación entre ellas.

En Chiapas existe una  plantilla de la Plataforma Digital de la Secretaría de Educación (PLADSE),  otra del Sistema de Administración Educativa de Chiapas (SAECH) y otra para pagos,  estos tres concentrados se han hecho de manera separada en lo que va del ciclo escolar. Es decir, los y las docentes trabajaron tres veces, algo que pudieron reducir en un solo documento. De esa misma manera, existen otros que requieren  simplificación y unificación, para ello, las diferentes dependencias deben estar interrelacionadas.

En ese mismo sentido se encuentra la labor de asesores pedagógicos en las supervisiones escolares. Gran parte de su tiempo es dedicado al factor administrativo y dejando de lado  las labores pedagógicas requeridas en cada una de las zonas o centros de trabajo.

En el antes citado 22 de febrero de 2019, el titular de la SEP también añadió  que: “el esfuerzo de reingeniería administrativa es parte de la calidad, pues con equidad y calidad es como se construirá un sistema educativo firme”.

Sin embargo, por lo previamente expuesto, ni equidad, ni firmeza puede pensarse en el sistema educativo mexicano, sobre todo, en Estados como Chiapas y aquellos en los que  los y las  docentes hacen la doble labor de dirección y atención a grupos multigrado.

Es por ello, que en este artículo de opinión, le recuerdo a las autoridades educativas Estatales y Federales: “La descarga administrativa es tarea y deuda pendiente de la Nueva Escuela Mexicana”.

¿O quedará en letra muerta?

 

Fuente: El autor escribe para OVE

Imagen: pixabay.com/

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Lo que se sabe y no de la clausura escolar

Por: Pedro Flores

¿Cómo vivieron estudiantes, docentes, directivos, madres y padres de familias el cierre escolar durante los primeros tres meses? Aunque ha habido un buen número de sondeos y encuestas para responder a esta pregunta, es importante revisar el reporte publicado recientemente por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).

Ahí se destaca que 193,749 agentes educativos respondieron al cuestionario puesto en la web de la Comisión. De esta muestra, 8 por ciento fueron directoras/es, 18% estudiantes, 37% maestras/os y 37% padres de familia. Esta información podría complementar otros diagnósticos realizados para el nivel de educación básica (preescolar, primaria, secundaria). Aunque las observaciones de este organismo no pueden generalizarse a la población total de estudiantes, docentes, directivos y mentores; sí merecen una reflexión.

Sorprende, por ejemplo, que en primaria y secundaria, los estudiantes declararon recibir más apoyo de sus padres que de sus maestros (94% versus 30% y 70% versus 44%, respectivamente). En secundaria, además, se empezó a delinear una figura de tutoría horizontal: el compañero de clase o amigo. Según la Mejoredu, tres de cada diez jóvenes de entre 12 y 14 años reconocieron recibir este tipo de apoyo, lo cual, a mi ver, es esperanzador ante la profunda crisis educativa que vivimos.

La secundaria ha sido un gran reto para la política educativa a lo largo de los últimos veinte años. Los datos mostrados por la Comisión conforman la atención que debería tener este tramo educativo durante – y después – del cierre escolar. Según Mejoredu, “en este nivel 4 de cada 10 estudiantes señalaron no haber tenido actividad en una materia o más” (2020:16). Ante esto, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma, haría bien en matizar su opinión de que el Sistema Educativo “no se paralizó” ante el Covid-19 (Boletín SEP 118).

Incluso, a medida que avanza el nivel educativo, se recibe menos y peor orientación por parte del gobierno a la familia para apoyar el aprendizaje de los hijos en casa. Mientras en preescolar, 26 por ciento de los padres encuestados declararon recibir información insfiuciente o de plano no recibirla, en secundaria este porcentaje ascendió a 54 por ciento. Este reporte interpela los esfuerzos realizados tanto por la SEP como por la Mejoredu hasta el momento. Manda una clara señal cuando leemos que la mayoría de los estudiantes (67%) demandan apoyo para “ponerse al corriente”, mientras que sus familias desean saber cómo va a funcionar la escuela, cómo apoyar al niño o al joven en las áreas donde va más “atrasado” y “qué tanto” se aprendió durante el encierro. Será necesario evaluar, a escala nacional y de manera rigurosa, los aprendizajes para poder desarrollar planes efectivos de compensación y comunicación.

De hecho, tres de cada diez docentes piden saber qué aprendizajes “adquirieron” —no sólo percibieron— sus estudiantes durante la pandemia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/lo-que-se-sabe-y-no-de-la-clausura-escolar/

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¿Regreso a clases presenciales a las escuelas?, ¡ni pensarlo!

 Abelardo Carro Nava

¿Cuántas escuelas de educación básica han recibido recursos económicos en los últimos meses para la habilitación o rehabilitación de sus espacios físicos con la intención de que se ofrezca un regreso seguro a todos los actores que en ellas concurren? Con excepción de las instituciones educativas que participan en el programa “La Escuela es Nuestra”, ninguna.

Esta pregunta, y la afirmación subsecuente, viene a colación porque en las últimas semanas, a través de diversas cápsulas “informativas” que trasmite Tv Azteca, ha insistido en el regreso a clases de manera presencial en nuestro país puesto que, según se argumenta, la estrategia “Aprende en Casa” que implementó la Secretaría de Educación Pública (SEP), como parte de las acciones educativas que echó andar para que los estudiantes no interrumpieran sus estudios, no está dando resultado y, por tal motivo, prácticamente mediante estos “episodios televisivos”, le exige a la SEP y el Gobierno Federal, den la indicación para que se retorne a clases de esta manera.

Lo anterior podría no ser nuevo; al fin de cuentas, Tv Azteca y Televisa, a través sus noticieros, han buscado la forma de incidir en la percepción que sus televidentes tienen con relación a tal o cual hecho. ¿Acaso durante el sexenio peñanietista se cansaron de enviar mensajes a su audiencia en los que se denostaba al magisterio? Nunca se cansaron porque, indiscutiblemente, nunca dejaron de recibir dinero del gobierno, pero bueno, volviendo al tema que me ocupa, y que realmente me preocupa, me llama la atención que en lo que va de la contingencia sanitaria decretada por el gobierno mexicano en marzo de este año a la fecha, pocas escuelas públicas hayan recibido algún recurso con la intención de habilitar y/o rehabilitar sus espacios físicos. Tal es el caso de aquellas que están incorporadas al programa “La Escuela es Nuestra”. De hecho, sobre este asunto, el pasado 28 de octubre, Eunice Arias, Directora de Evaluación y Monitoreo de los Programas Sociales de la Secretaría del Bienestar, en conferencia de prensa sostuvo, que de los 57 mil 799 centros escolares que forman parte de este programa – que entrega recursos económicos a las comunidades para la mejora de infraestructura –, 97 por ciento ya dispusieron del dinero, por lo que muchas de las instituciones seleccionadas – conforme a una base de datos – se vieron favorecidas puesto que, como tales, se encontraban en zonas indígenas y, con la pandemia, no tenían baños y agua (Xantomila, 2020).

Interesante dado fue éste y, desde luego, presentarlo, así como así, podría haber generado cierto entusiasmo en propios y extraños; sin embargo es preciso mencionar que, según las cifras expuestas en el documento “Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2018-2019” que elaboró la Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto de la SEP en 2019 (SEP, 2019), se advierte que el total de escuelas públicas, en su modalidad escolarizada, por tipo, nivel y sostenimiento, asciende a 216 mil 564. De éstas, 198 mil 731 corresponden a educación básica. Ahora bien, si a este total le restamos los 57 mil 799 centros escolares que participan en “La Escuela es Nuestra”, tendríamos 140 mil 932 instituciones que no están inscritas en dicho programa y que, como bien lo explicaría y fundamentaría Rogelio Alonso, en su texto titulado “Tv Azteca: la desafiante exigencia de regresar a la escuela” (Alonso, 2020), presentan ciertas problemáticas en cuanto a su infraestructura se refiere. ¿Nos entusiasmamos entonces?

Ahora bien, un dato que no es menor es que en esas 198 mil 731 escuelas, acuden a prestar sus servicios profesionales un millón 40 mil 588 docentes de quienes, desde luego, no se conoce su estado de salud porque, si bien es cierto que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en meses anteriores venía “levantando” una encuesta que tenía por objetivo conocer el estado de salud y laboral del personal agremiado a éste, así como las condiciones básicas en las que se encuentra cada escuela (Jiménez, 2020), la verdad de las cosas es que, hasta el momento en que cierro estas líneas, nada se sabe sobre ello. ¿Casualidad? No lo creo.

Y bueno, por lo que respecta a lo que cada escuela necesitaría para que pudiera hablarse de un regreso “seguro” a las aulas, habría que revisar el texto de Reyna Campuzano titulado “Regreso a Clases”, donde se especifica que, entre otros insumos con los que deberían contar las instituciones educativas como lo es el agua potable de manera constante, se tendría que dotar de cubrebocas y caretas (personales), termómetros infrarrojos, tapetes sanitizantes, gel antibacterial suficiente, material para señalizar la escuela (y cumplir de esta forma la sana distancia) (Campuzano, 2020), además de todo el material necesario para la limpieza e higiene, tanto de salones como de sanitarios. Hecho que, desde luego, implica destinar un recurso económico que, desafortunadamente, no se vio reflejado en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2021 aprobado en este año.

¿Cómo se exige que se retorne a las aulas escolares cuando se sabe que está en puerta la temporada invernal y, con ello, se agudice o incremente el número de contagios por el SARS CoV-2 en los mexicanos? Al menos, eso es lo que han advertido las autoridades de salud, especialistas en esta materia. Luego entonces, caer en simplezas, como en las que viene sosteniendo esta televisora es por demás ruin y mezquino.

Es cierto, la estrategia “Aprende en Casa” ha enfrentado diversas problemáticas desde que inició, y de las cuales, varios investigadores, académicos, maestros y colegas, hemos dado cuenta de ello en diversos espacios, pero también es cierto, que los docentes han venido trabajando de manera favorable para que sus estudiantes no vean interrumpido su proceso formativo. De hecho, sobre este último asunto, es muy importante el dato que se ofrece en el documento que hace unos días la Comisión Nacional para la Mejora de la Educación (MEJOREDU) publicó sobre las “Experiencias de las comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por Covid-19” (Profelandia.com, 2020), y en el que se especifica, que el 75.4% de las y los docentes, diseñaron actividades y materiales por su propia cuenta con el propósito ya señalado.

En suma, considero que hablar de un posible regreso a clases a las escuelas no es incorrecto; de hecho, hace unos meses formulé algunas propuestas relacionadas con este asunto, con la intención de aportar un granito de arena a esta idea, lo incorrecto en todo caso es, trasmitir la idea errónea de que es posible regresar a las aulas en estos momentos sin que se hayan otorgado las condiciones de infraestructura mínimas para ello, así como también, de cerciorarse el estado de salud de todos los actores, insisto, que en ellas concurren. ¿Acaso en esta televisora no están enterados de lo que viene sucediendo en el mundo con relación a los contagios por coronavirus? Habría que recomendarles el estudio realizado en Corea del Sur y que, hace unos días, el portal Aristegui Noticias difundió con relación a que los niños pueden trasmitir el coronavirus al mismo ritmo que los adultos (Aristegui Noticias, 2020).

Quienes nos encontramos dentro del Sistema Educativo Nacional (SEN), sabemos que éste adolece de varias cuestiones; una de ellas ya la he referido: los recursos económicos para mejorar su infraestructura; pero también sabemos, porque lo hemos padecido, que cuando un alumno llega con síntomas de gripe al salón de clases que atendemos, el grupo de alumnos que lo conforman se contagia de inmediato. Regresar a clases a las escuelas en estos momentos, insisto, ni pensarlo, aunque es necesario seguir formulando propuestas y exigir se destinen recursos para ello o… ¿acaso se piensa que los padres de familia y maestros absorberán los costos de dichas habilitaciones o rehabilitaciones a los espacios físicos educativos?

Referencias:

Alonso, R. (2020). Tv Azteca: la desafiante exigencia de regresar a la escuela. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/tv-azteca-la-desafiante-exigencia-de-regresar-a-la-escuela/

Campuzano, R. (2020). Regreso a Clases. El Mercurio. Recuperado de: https://elmercurio.com.mx/editoriales/regreso-a-clases

Jiménez, A. (2020). Realiza SNTE encuesta nacional para conocer estado de salud de maestros. MVS Noticias. Recuperado de: https://mvsnoticias.com/noticias/nacionales/realiza-snte-encuesta-nacional-para-conocer-estado-de-salud-de-maestros/

-Redacción Aristegui Noticias (2020). Los niños pueden trasmitir el coronavirus al mismo ritmo que los adultos: Estudio. Recuperado de: https://aristeguinoticias.com/2311/mundo/los-ninos-pueden-transmitir-el-coronavirus-al-mismo-ritmo-que-los-adultos/

Redacción Profelandia.com (2020). MEJOREDU presenta estudio sobre experiencias durante la contingencia por… Profelandia.com. Recuperado de: https://profelandia.com/mejoredu-presenta-estudio-sobre-experiencias-educativas-durante-la-contingencia-por-covid-19/

SEP (2019). Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2018-2019. Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto. Recuperado de: https://www.planeacion.sep.gob.mx/Doc/estadistica_e_indicadores/principales_cifras/principales_cifras_2018_2019_bolsillo.pdf

Xantomila, J. (2020). El 97% de centros escolares disponen recursos de “La Escuela es Nuestra. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/10/28/dispersa-la-escuela-es-nuestra-10-mil-mdp-para-centros-escolares-3165.html

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/regreso-a-clases-presenciales-a-las-escuelas-ni-pensarlo/

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Evaluar, valorar

 David Calderón

Uno de los grandes riesgos en la pandemia es no ver, pero no porque el Covid afecte orgánicamente el sentido de la vista. Se nos están perdiendo de vista elementos cruciales de la educación, de su sentido mismo; no queremos ver que las adaptaciones de la educación a distancia pueden significar verdaderas transformaciones, y no sólo cambio de medios. Si una clase frontal, expositiva y no activa, es poco recomendable para lograr aprendizajes significativos, una clase televisada se vuelve una práctica aún menos adecuada; arriesgamos a que la fórmula se desgaste velozmente, y que se hunda en rutina, desánimo y finalmente alejamiento.

En las conversaciones de maestras y maestros, a lo largo y ancho de todo el país hay una gran tensión: ya viene el momento fijado por el calendario oficial para plasmar la evaluación del primer trimestre del ciclo escolar; 13 de noviembre es la fecha fatal.

¿Cómo evaluar en las condiciones extraordinarias que la pandemia implica? Es claro que no como se hace con los ciclos típicos. Ya desde ahora hay conflicto y dolor: la inadecuada exigencia en algunas escuelas, en zonas escolares enteras, incluso como instrucción transmitida de las secretarías de Educación estatal, ha sido un apego antipedagógico a la ‘evidencia’. Que las familias manden fotos en las cuales se vea que los niños están viendo la televisión. Y que le ponga hora. Y que el profesor las reúna. Y que el director junte todo y lo mande a la supervisión, y que… ¿de verdad creen que hay una oficina en la Secretaría de Educación Pública en la que alguien pasa viendo fotos de todo el país? Por supuesto que no. Es la pedagogía del control. Bueno, no se le puede llamar a eso pedagogía. Son las prácticas del control y la vigilancia.

Imaginemos lo que no se lograría en orientación, ánimo y consuelo si esos miles de megabites y esos millones de pesos en voz y datos se usaran para conectar a niñas y niños con sus pares, en actividades coordinadas por sus docentes.

¿De verdad pensamos que entregar tres o cuatro hojas por día, por asignatura, para tareas que deben devolverse a la semana, ameritan los cinco o siete pesos por hoja –“es que traen dibujitos, con colores, y gasto mi tóner”, dice el dependiente del cibercafé o ciberpapelería– debe sumarse y acumularse y de ahí sacar la base de una calificación justa, ponderada y que retroalimente el esfuerzo personal y el aprendizaje logrado?

¿Exámenes? Menos. ¿Cómo una profesora podría evaluar lo que otro maestro –el de la tele– expuso? Puede hacer los tests, pero nada más alejado, insolidario y en el fondo inútil que ver si contestan lo que yo defino del programa que mi alumno vio solo y sin mi participación. ¿Queremos que sean verdugos de lo ajeno, nuestras maestras y maestros? No; no se vale.

La propuesta debe ser otra. Ver la realidad y actuar en consecuencia. ¿Qué proponer? Primero: reconocer que en esta situación extraordinaria de nuestro presente no debe regir el arreglo del pasado; reconocer que es un buen momento para sacudirse el yugo de una tradición ‘notaria’: notas que son números, que etiquetan y hacen ‘niños de seis’ que son menos que ‘niños de diez’. Y para evitar eso, definir –desde la autoridad de la SEP y con respaldo en lineamientos, acuerdo secretarial o algún otro instrumento normativo– que este trimestre tendrá una evaluación valorativa, formativa, pero no calificaciones.

Segundo: pedir autoevaluación. Les estamos pidiendo, a niñas y niños, que desarrollen con los más precarios elementos capacidades de autocuidado, automotivación y autoeficacia. Seamos entonces congruentes y asumamos que pueden ir desarrollando la madurez requerida para una autoevaluación honesta: no entendí, o la verdad que no me esforcé, o investigué por mi cuenta mucho más. Tercero: ir a verdaderas anotaciones cualitativas: el alumno realizó varias actividades, pero requiere de mi dedicación más cercana y de la unidad de apoyo; el alumno logró aprendizajes previstos; el alumno logró algunos aprendizajes significativos; no he tenido contacto desde el inicio del ciclo escolar; su situación familiar, de recursos o de salud le impide seguir la mayoría de las actividades. Pidamos a la SEP que tome valor y dé muestra de sensatez. Eso sí sería regresar al recto sentido de evaluar: valorar lo que niñas y niños hacen.

Fuente: https://profelandia.com/evaluar-valorar/

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Educación: ¿hacernos guajes?

Por. Manuel Gil Antón

No pasa nada. Todo marcha bien. En los estudios que tiene la SEP, 32 millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) afirman que están aprendiendo lo esperado como si no hubiera pandemia, como si fuesen a la escuela todos los días. En esas misteriosas indagaciones a las que refiere la autoridad, el millón y pico de maestras y maestros están muy contentos con los avances logrados en Aprende en Casa II (ACII). Las autoridades educativas echan las campanas al vuelo: se avanzó en la capacitación de alumnos y alumnas, del personal docente y de los “padres y madres de familia”. ¿Evidencia? 19.5 millones de nuevas cuentas de correo electrónico entre alumnos y 1.2 millones de maestras y maestros. Gratis. Por eso México dio un “salto adelante en materia digital”.

“¿Cuántas mexicanas y mexicanos se están educando a distancia? Agárrese: ACII está siendo visto por 8.5 millones en tele abierta y otros 7.5 millones a través de sistemas de cable. Ponga en la cuenta a otros 5.9 millones que aprenden a través de la red de televisoras estatales y similares. Por internet, llega a 7.3 millones de usuarios y 1.2 millones más atendidos por la radio y cuadernillos. En total, 30.4 millones están aprendiendo por esos medios cada día. Si añadimos a más de 4 millones inscritos en educación superior, toda la matrícula, y más, está cubierta.

La cosa no para ahí: ha habido, por estos cambios, “reingeniería institucional en la SEP” y de aquí a diciembre se producirán 4,500 programas de televisión y todo lo necesario para las plataformas digitales. “Hay una educación pública en México antes y debe haber otra a partir de la pandemia”. “El aprendizaje no se detuvo, la educación siguió con dos prioridades: la inclusión mediante una amplia cobertura y la excelencia al trabajar sobre los aprendizajes esperados dentro de los planes y programas de estudio. “

Y de remate: “Mente y corazón, conocimientos, inclusión, voluntad, pensamiento crítico, carácter, autoestima, conciencia ambiental, empatía, arte y cultura, sentido de comunidad y justicia, habilidades y destrezas físicas y mentales”. Todas estas cifras, y las partes entre comillas, corresponden a discursos del secretario Moctezuma.

¿Pandemia? Sí, pero quizá seamos el único país que, a pesar de haber detenido la forma presencial de los procesos educativos, no ha resentido ningún problema en lograr aprendizajes. ¿Estamos frente a un verdadero milagro, o contamos con autoridades educativas que han logrado, como la Virgen de Guadalupe, que “no (se) haya hecho igual en ninguna otra Nación”?

Las noticias que llegan de otros lados del país son distintas: a nivel del suelo se viven las cosas de otro modo. Algunos profesores y profesoras reportan que no encuentran a sus pupilos. Madres y padres de familia están desesperados sin saber ya qué inventar para que sus vástagos sigan intentando hacer algo semejante a estudiar. Hay fobias al Zoom, o franca risa o desesperación ante los programas de televisión que dizque enseñan. Muchas niñas ya de tiempo completo dedicadas a cuidar a sus hermanos y otras en la chamba del mercado, por dar un ejemplo. Muchachos colaborando para completar la renta. ¿Tenemos casi una rebelión para salir de las casas y respirar, hartos de la simulación, o la maravilla de la que nos informan los funcionarios?

Creo que lo segundo. En lugar de enfrentar con franqueza los problemas educativos, desde la soberbia de quien puede todo se están haciendo guajes. Igual que siempre. Como es costumbre que no cesa.

Fuente: https://vanguardia.com.mx/articulo/educacion-hacernos-guajes

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