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Dinero completo

 David Calderón

Sigue siendo motivo de zozobra el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2021 (PPEF 2021) que confeccionó Hacienda. Para el derecho a la educación, pinta uno de los panoramas más borrascosos y negativos para el futuro que podamos imaginar.

Estamos delante de un reto enorme en los dineros públicos: se hunden los mercados, Pemex pierde rentabilidad cada día, la producción se estanca, el empleo se cae, las necesidades se magnifican. Y justo en este momento, el gasto social para el año que ya tenemos a la vuelta de la esquina tiene una distorsión mayúscula: el plan para gasto público presentado por el Poder Ejecutivo para su aprobación al Poder Legislativo (que es eso lo que se detalla en el PPEF 2021) se define por desmantelar soluciones para favorecer parches, por arrancar cableado para improvisar ‘diablitos’.

En el caso de educación, eso se traduce en cerrar o dejar moribundos a programas significativos para aprender con equidad, y en su lugar darle vuelo a salarios, becas y propuestas de bajo desempeño. Es como desactivar el sistema de riego ordenado, que hace llegar los recursos focalizados y, por el contrario, ponerse a tirar manguerazos y cubetadas en todas direcciones, pero sin alcance, salpicando con recursos mayúsculos a una parte de la población, incluso a quienes no necesitaban esas ayudas, pero lo peor es que se haga en esquemas de pobre efecto. Así como hay mala nutrición por gastarse mucho en papas chatarra y bebidas azucaradas, estamos al borde de un nuevo abismo de bajo desarrollo educativo, invirtiendo en planes chatarra y transferencias azucaradas.

En las semanas anteriores he compartido con los lectores el drama en ciernes que significaría la aprobación del PPEF 2021 tal como lo mandó el Ejecutivo: a) gravísimos desfondamientos a procesos para el aprendizaje incluyente, en partidas que pasaron de tener en 2019 una asignación de 11 mil 983 millones de pesos a que en 2021 sólo cuenten con mil 96 millones de pesos (un cambio real acumulado de –84.9 por ciento), incluyendo la extinción de Escuelas de Tiempo Completo y el programa de Convivencia Escolar, aunado a la mutilación grave a Conafe, educación indígena, educación para migrantes, aprendizajes significativos y un largo etcétera; b) una reducción agresiva –nunca mejor dicho– de los fondos para formación docente inicial (contra las normales) y de formación docente continua (el dinero para los cursos que necesitarán en 2021 las y los maestros en servicio); c) una nula inversión adicional para expandir educación inicial y recortes contra nutrición y desarrollo en la primera infancia; d) una inexistente asignación transparente y específica para agua y saneamiento, los elementos de filtro escolar y la inversión para conectividad que exige la pandemia y su mitigación para reiniciar el trabajo en los centros escolares.

En su comparecencia ante el Senado, el secretario de Educación Pública sorteó o pospuso la respuesta a los cuestionamientos sobre el verdadero logro de Aprende en Casa II, el proceso de educación a distancia que la SEP definió para toda la educación obligatoria en el territorio nacional, pero recibió recurrentemente la pregunta sobre recortes al presupuesto educativo. Así, el secretario hizo la afirmación que el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, que en el PPEF 2021 entregado oficialmente se queda sin clave presupuestaria y se va a cero pesos, podría seguir operando en 2021 por una adjudicación de cinco mil millones de pesos desde los fondos de otro programa: La Escuela es Nuestra.

El dicho tiene dos dificultades. Para empezar, el universo de uno y otro programa son muy distintos: las escuelas a las que se destinan los apoyos de La Escuela es Nuestra fueron incorporadas en un registro que levantó (y controla) la Secretaría de Bienestar, con el peculiar apoyo de los Servidores de la Nación, en la cual las erogaciones pueden incluso ser documentadas con una simple ‘lista de raya’ (le prometo que así dicen los lineamientos) mientras que Tiempo Completo es un programa con reglas estrictas de incorporación, en la cual la escuela aplica su solicitud con un número importante de requerimientos, y después año tras año tiene una exigencia documental de comprobación exhaustiva.

La segunda dificultad es que Tiempo Completo requiere una inversión de 10 mil millones de pesos, no de cinco mil millones. Este año 2020, atípico donde los hubiera, tuvo esa asignación y los recursos se acabaron en junio desde la federación. Literalmente, al programa lo salvó por ahora la campana del cierre precipitado de aulas ante la Covid-19. A cuenta gotas, jalando de aquí y allá, los estados y la SEP han cumplido parcialmente con los complementos a salario, los enseres y ahora la aparición tardía de las despensas para cubrir a algunos de los cientos de miles de niñas y niños que ya tenían derecho a recibir alimentos en la escuela, a pesar que es un mandato de un acuerdo del Sistema Nacional de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), que data de mayo de este año.

En suma, le corresponde a la Cámara de Diputados poner orden aquí y dar certeza jurídica sobre derechos de la niñez. A Tiempo Completo le corresponde dinero completo: un poco más de 10 mil millones de pesos para el año fiscal 2021. No cinco mil millones prestados de la Escuela es Nuestra, que lejos de ser nuestra –de todos los ciudadanos y especialmente de niñas y niños– es, en la práctica, dote y posesión de los operadores territoriales. No un salvamento por transferencia pactada, sino una asignación cierta y transparente en el presupuesto, sin sobresaltos ni raspando los asientitos de ahorros de otras partidas.

Mañana es la sesión de Parlamento abierto en la Cámara de Diputados. Confiamos en que en la sección referida al presupuesto educativo se alce la voz clara y fuerte: no le quiten a los que más necesitan. No arruinen la continuidad de los aprendizajes. No cedan a la falsa idea de que las becas cubren, con sus subsidios atomizados y asistencialistas, que generan dependencia, lo que el fortalecimiento de las comunidades de aprendizaje tiene que lograr con fondos de los que rinden cuentas claras. No aceptemos parches y ‘diablitos’, ni dejemos sin costo que les quiten a los más pobres; la generación joven no se merece tanta mezquindad y ceguera; merecen dinero completo.

Fuente: https://profelandia.com/dinero-completo/

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Moctezuma: Comparecencia, segundo año ¿Aplausos?

 Juan Carlos Miranda Arroyo

El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, compareció el miércoles pasado ante el Senado, como parte de la evaluación y desglose del II Informe del gobierno federal, que encabeza el presidente López Obrador. Según el boletín No. 271 de la Secretaría de Educación Pública (SEP), del pasado 14 de octubre, las siguientes afirmaciones son las más destacadas:

1) “Un modelo escolar mixto favorecerá el trato personalizado del magisterio y contribuirá a regular el número de alumnas y alumnos en las aulas”. 2) “La educación a distancia permitió que niñas y niños desarrollarán nuevas habilidades autodidactas, lo que en sí mismo es un beneficio colateral para el aprendizaje”. Y 3) “Desde la perspectiva de la Nueva Escuela Mexicana, que impulsa el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, la educación es una responsabilidad compartida”.

Medias verdades, mentiras a medias

Así continúa el boletín mencionado: “…Explicó que la estrategia Aprende en Casa aprovechó las plataformas educativas accesibles del país, con base en uno de los logros más equitativos y de mayor orgullo para el Sistema Educativo Nacional, los Libros de Texto Gratuitos, y en consideración de que el 94 por ciento de los hogares mexicanos cuenta con televisión.”

Cabe mencionar que los libros de textos gratuitos son, en efecto, un orgullo de la nación, sin embargo, las autoridades educativas no reconocen que en uno o varios niveles educativos (los datos que tengo son de Telesecundaria) no se han actualizado debidamente dichos materiales de lectura, conforme a los nuevos Plan y Programas de estudio (lo más actualizado, tengo entendido, fue actualizado en 2017-2018, es decir, a finales del sexenio anterior).

“El Titular de la SEP informó que la televisión se perfiló como la plataforma principal de la estrategia de educación a distancia, con 40 canales nacionales y locales, a los que se sumó la radio pública y comunitaria, para llegar a las zonas más marginadas, principalmente indígenas, en 22 lenguas”… “Respecto a la educación a distancia, señaló que los datos son alentadores, ya que por televisión abierta los programas de Aprende en Casa II son vistos por 8.5 millones de personas diariamente. Por televisión de paga, la audiencia llega hasta los 7.5 millones de espectadores diarios, reveló”.

Una gran infraestructura televisiva para echar a andar segmentos de educación a distancia (sana), como alternativa emergente de la enseñanza presencial, debido a la pandemia que se ha prolongado. Sí, es cierto que la salud de estudiantes niñas, niños, jóvenes y adultos es primordial, a través del confinamiento masivo; así como la seguridad de maestras y maestros, familias y personal de apoyo a la educación, con ese mismo procedimiento, a efecto de que no se transmitiera el virus en los recintos escolares. Sin embargo, aún no se ha contabilizado la cantidad de estudiantes que no continúan más en el sistema educativo nacional, con y sin el “rating” televisivo del que nos informa.

El fenómeno de la “expulsión” del sistema (no es ya más un asunto de “deserción” ni de “abandono”), de millones de estudiantes, es una tragedia social de enormes proporciones para la nación. Si en condiciones de “no pandemia” se tenía un cálculo de alrededor de 400 a 500 mil estudiantes que no regresan al sistema escolar, año con año, ¿de qué proporciones, absolutas y relativas, estaríamos hablando acerca de este fenómeno en condiciones de crisis sanitaria?

“Aseveró –el secretario Moctezuma- que el aprendizaje no se detuvo ya que con el programa Aprende en Casa se cumplió la meta de concluir el Ciclo Escolar 2019-2020, y cubrir los aprendizajes esperados de niñas, niños, adolescentes y jóvenes”.

¿Qué más nos puede informar el secretario, con respecto al 20 por ciento de estudiantes que no fueron contactados durante el último trimestre del ciclo escolar 2019-2020? Y si se tiene un cálculo aproximado de un 10 por ciento de la matrícula de Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria, sin incluir a la Educación Inicial), que ya no regresó a cursar el actual ciclo escolar 2020-2021, ¿Sobre cuántos estudiantes en esa situación nos puede informar, estimado secretario? ¿2.5 millones a tres millones de estudiantes expulsados del sistema durante los últimos 7 meses?

Toques de demagogia y fina retórica

“La educación siguió con dos prioridades: la inclusión, mediante una amplia cobertura; y la excelencia, al trabajar dentro de los planes y programas de estudio”, abundó… “Asimismo, reconoció la contribución de maestras y maestros como agentes fundamentales del proceso educativo; expuso que ahora son más respetados, valorados, y han logrado consolidar una nueva relación con madres, padres de familia y tutores”… “Finalmente, reiteró que el Sistema Educativo no es el aula, sino un sistema que se nutre en el aula gracias a un magisterio comprometido; a madres y padres corresponsables; a niñas, niños, adolescentes y jóvenes con hambre de conocimiento que se educan de forma integral”… “Recordémoslo: mente y corazón, conocimientos, inclusión, voluntad, pensamiento crítico, carácter, autoestima, conciencia ambiental, empatía, arte y cultura, sentido de comunidad y justicia, habilidades y destrezas físicas y mentales. Todos somos parte de esa transformación de la educación hacia una Nueva Escuela Mexicana”, concluyó”.

Disculpe, señor secretario, pero la realidad no corresponde con sus dichos. Las maestras y los maestros han sido no revalorados institucionalmente, sino devaluados. ¿Cuántos docentes no han recibido sus pagos ordinarios o extraordinarios tanto de los subsistemas de Prepa en Línea como del Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC)? ¿Qué ha pasado con las evaluaciones a docentes y directivos que están pendientes, así como los dictámenes detenidos por el nuevo organismo del Sistema para las Maestras y los Maestros (dependencia de la SEP), que sustituyó a la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente?

Sigue el boletín oficial: “Por otra parte, el Secretario Moctezuma Barragán afirmó que la capacitación no sólo fue para los estudiantes sino también para maestras y maestros e, incluso, para madres y padres de familia, ya que todos fueron apoyados en el uso de herramientas digitales y de educación a distancia”… “Un ejemplo de esto, es que se crearon 19 millones y medio de nuevas cuentas de correo electrónico entre los alumnos y el millón 200 mil maestros que fueron capacitados en herramientas digitales de manera gratuita, lo que da cuenta del salto hacia adelante que dio el país en materia digital”.

¿Es broma? ¿De qué capacitación habla, señor secretario? ¿Obtener una cuenta de correo electrónico (con todos los riesgos informativos que ello representa) se cuenta por la SEP como “capacitación y actualización”? Si es así, qué visión tan limitada tiene su administración acerca de lo que significan los procesos complejos de la formación tanto inicial como continua de docentes y directivos escolares de la educación obligatoria, así como de la capacitación-actualización de los integrantes de las familias que tienen a su cargo a las niñas, los niños y los jóvenes o adultos estudiantes de nuestro país.

De lo cuantitativo a lo cualitativo

Señaló el secretario que “…si se suman, además, a quienes acceden a los contenidos a través de la Red de Televisoras Estatales Públicas y estaciones privadas, se tienen otras 5.9 millones de personas viendo Aprende en Casa II; por internet, el programa llega diariamente a 7.3 millones de usuarios. “El alcance llega, en total, a 30.4 millones de usuarios, considerando 1.2 millones atendidos por radio y cuadernillos con visitas en hogares”, detalló”.

Esas son las cifras alegres y oficiales acerca de la dimensión cuantitativa, pero ¿esas cifras tienen un soporte en lo que respecta a la dimensión cualitativa de la educación? ¿Cuáles son los dispositivos de evaluación educativa puestos en marcha como para identificar si se han cumplido o no las metas y las finalidades educativas?

Últimas preguntas: ¿Dónde estuvieron las senadoras y los senadores de la república para hacer preguntas puntuales, oportunas y pertinentes al responsable nacional de la educación pública en este acto solemne? Aparte de aplaudir al compareciente, que en vez de informar dio una muestra de disciplina-indisciplina, al no quitarse el cubre nariz y boca durante la sesión, ¿qué nos pueden informar, distinguidas y distinguidos representantes de la nación?

Fuente consultada:

(1) Boletín No. 271 Trabaja el Sistema Educativo Nacional para transitar a un modelo de aprendizaje mixto: Esteban Moctezuma Barragán.

https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-no-271-trabaja-el-sistema-educativo-nacional-para-transitar-a-un-modelo-de-aprendizaje-mixto-esteban-moctezuma-barragan?idiom=es

Fuente: https://profelandia.com/moctezuma-comparecencia-segundo-ano-aplausos/

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Los dilemas de la evaluación del primer periodo

 Abelardo Carro Nava


Sabemos que los maestros son los que mejor conocen el avance de sus alumnos. También sabemos que, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje (E-A), influyen varios aspectos para que éste se logre, por ejemplo: el contexto, la familia, sus recursos económicos, los diferentes niveles cognitivos de los chicos, la planeación que el profesor realiza, la serie de recursos y materiales didácticos que éste emplea; en fin, como decía, todo un cúmulo de situaciones que son parte del referido proceso.

Una cosa más que, desde luego conocemos, es que la pandemia ocasionada por el Covid-19, propició que las actividades escolares que se desarrollaban de manera presencial en las escuelas tuvieran que suspenderse y, con ello, se dio paso a otra serie de actividades, también “escolares”, a través de algo que se denominó “educación a distancia”, hecho que implicó que los mentores: a) elaboraran cuadernillos o guías para que se los entregaran a sus estudiantes en sus escuelas o en sus casas, con la finalidad de que éstos los trabajaran; b) enviaran mensajes vía Whatsapp o correo electrónico, con las actividades que los niños tendrían que realizar con el mismo propósito que el inciso anterior; d) que siguieran y, posiblemente, consideran en su planeación, los programas televisivos que la Secretaría de Educación Pública (SEP) echó andar desde el mes de marzo y cuya continuidad se dio en agosto de este año; e) aprendieran o perfeccionaran su conocimiento para que impartieran sus clases de manera virtual, situación que los obligó a contar con un equipo (computadora o celular) e internet o “datos” suficientes para que se lograra este objetivo; entre otros.

Ahora bien, ¿qué sucedió con los alumnos y con su aprendizaje a partir de la contingencia sanitaria que decretó el gobierno mexicano? En primer lugar, como parece obvio, ya no se presentaron a las escuelas porque, lógicamente, este espacio sería el lugar donde el virus se propagaría desmesuradamente. Se quedaron en casa, lo cual, desde mi perspectiva, abre una amplia gama de variables en cuanto a lo que significa, o significaría, asegurar que hasta la fecha ha habido una continuidad en su proceso formativo puesto que, como sabemos: 1) no todos los estudiantes cuentan con una computadora, internet, celular o televisión en casa; 2) pero también, el que los padres de familia hayan estado, o no, al pendiente de las actividades que los profesores les encomendaron a sus hijos, o bien, de los horarios en los que se trasmitían los programas televisivos; 3) el que estos padres hayan estado atentos, o no, del envío de esas tareas y/o actividades por correo electrónico, whatsapp o en las escuelas en las que entregaron los cuadernillos y guías; etcétera. Esto, sin contemplar, que muchos de estos chicos pudieron, o no, considerar prioritarias las actividades escolares dado que, como se sabe, la pandemia no sólo impactó en el sistema educativo nacional (SEN), sino también en el ámbito económico y, consecuentemente, en los millones de hogares mexicanos; situación que pudo haber provocado, que un número considerable de éstos, haya trabajado en algún sector informal de la economía para ayudar con los gastos de la casa.

Lo anterior me permite deducir, que el aprendizaje que los estudiantes pudieron, o no, haber adquirido durante esta etapa de confinamiento y durante este primer periodo escolar, se ha visto influenciado por varias cuestiones, como las expuestas. Entonces, en sentido estricto, durante este lapso de tiempo: ¿los alumnos han aprendido? Si nos remitimos a la definición más simple que nos brinda la Real Academia Española (RAE) obtendríamos que el aprendizaje, “es la acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa”. Consecuentemente, la pregunta que formulé líneas atrás tendría como respuesta un rotundo sí porque, como lo señalaba, de las actividades que pudieran estar haciendo en casa o fuera de ella, con seguridad, “algo” aprendieron.

Ahora bien, si replanteamos la pregunta y cuestionamos si los chicos adquirieron los conocimientos que, mediante la acción educativa, se brindaron a través de una educación a distancia, mi respuesta no sería tan contundente. Esto, en razón de los aspectos que he referido y que influyen en el proceso de E-A porque, de manera concreta, no se estarían cumpliendo del todo los aprendizajes esperados que, conforme al modelo educativo o plan de estudios vigente, se tienen contemplados.

En este sentido habría que recordar que, el Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, en reiteradas ocasiones ha señalado que los niños están logrando los aprendizajes esperados durante la pandemia; pero, a todo esto, ¿qué se entiende por aprendizaje esperado? Según el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral (2017), éste “es un descriptor de logro que define lo que se espera de cada estudiante. Le da concreción al trabajo docente al hacer comprobable lo que los estudiantes pueden [hacer], y constituye un referente para la planificación y evaluación en el aula. Los aprendizajes esperados gradúan progresivamente los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los estudiantes deben alcanzar para acceder a conocimientos cada vez más complejos” (p. 655).

He aquí el meollo del asunto porque, como bien sabemos, si durante las clases presenciales los aspectos que permiten valorar el logro (aprendizaje esperado) de los alumnos se llegan a complicar (por muchas de las razones ya expresadas), durante esta pandemia, la situación se ha complicado. De ahí que el criterio que pueda tomar el profesor para asignar un valor en el primer periodo del ciclo escolar 2020-2021, tenga como base, los avances que haya tenido el estudiante que está a su cargo desde el inicio de dicho ciclo.

¿Cuáles serían los criterios a considerar para valorar el logro alcanzado en esos avances? Desde mi punto de vista, las evidencias de las actividades o tareas realizadas de acuerdo al contenido trabajado o encomendado y que fueron enviadas por los estudiantes y/o padres de familia por medios electrónicos, de manera virtual o mediante cuadernillos o guías. ¿Y la asistencia a las clases virtuales, las participaciones en éstas y los exámenes aplicados? De eso hablaré un poco más adelante porque, en sentido estricto, si recordamos que una evaluación formativa tiene como rasgo primordial valorar el proceso que siguió la obtención de una evidencia/producto, el docente como tal, tendría la posibilidad de valorar estos avances con relación a lo siguiente: a) alumnos que entregaron los trabajos conforme a los criterios establecidos por el profesor basados en el aprendizaje esperado; b) alumnos que entregaron los trabajos, pero su realización y culminación, medianamente cumplieron con el criterio establecido; c) alumnos que entregaron los trabajos, pero sin que éstos cubrieran los criterios establecidos por el docente con base en los aprendizajes esperados; e) alumnos que no entregaron los trabajos pero que sí recibieron las actividades o tareas pero no los enviaron; f) alumnos que no los entregaron porque no se sabe nada de ellos aunque fueron inscritos al inicio del ciclo escolar por sus padres.

Vista estos parámetros o indicadores, podría pensarse que la asistencia a clases virtuales, la participación en éstas, los exámenes aplicados, las carpetas de experiencias o evidencias elaboradas para este periodo, el periodo de reforzamiento propuesto por la SEP, entre otras cuestiones, podrían ser un complemento que podría colaborar en esa valoración. Esto lo considero de esta forma porque, insisto, los maestros son los que mejor conocen a sus alumnos o, porque su misma experiencia y conocimiento, les permite fijar los criterios para realizar una evaluación que se apegue a un cierto grado de objetividad, aunque, como se sabe, toda evaluación es subjetiva por naturaleza.

Menuda tarea tendrá sobre sus hombros el docente en las próximas semanas, porque si bien es cierto que se espera que la SEP emita, en los siguientes días, un Acuerdo que modifique o sustituya al 12/06/2020 (por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020), también es cierto que, independientemente de este documento, éstos tendrán en sus manos la decisión de reportar una evaluación sobre lo que, bajo su criterio, es la más pertinente para sus alumnos dado el seguimiento que han tenido de éstos y de los logros alcanzados que pudieran, o no, verse reflejados en sus avances escolares.

Al respecto, no sé si la asignación de un número a un estudiante de educación primaria (por ejemplo) reflejará el logro alcanzado por éste. Lo que sí tengo claro es que la SEP, y el propio Secretario, cometieron un grave error, como lo han venido haciendo desde hace ya un buen tiempo, al considerar que lo que se vive en el aula sucede de la misma manera en la casa. Consecuentemente, el problema de fondo radica en evaluar pensando que estamos en la escuela cuando en realidad nos encontramos en casa o a la distancia o, dicho de otra forma, el problema está en evaluar conforme a los aprendizajes esperados cuando las condiciones no son las más idóneas para ello.

Finalmente deseo señalar, que mención aparte tiene la evaluación del primer periodo para la educación preescolar porque, quienes hemos tenido la oportunidad de estar cerca del trabajo que realizan las educadoras, sabemos que un elemento fundamental para efectuar una valoración del avance del pequeño es la observación y el registro de lo que éste desarrolla en el aula y en el jardín de niños. Creo que muchos conocemos que, cuando la educadora encomienda una actividad en casa, suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo de los chicos, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan. ¿De qué manera se evaluarán los aprendizajes esperados en este nivel?

Espero aportar algunas ideas en mi próxima entrega, pero vaya dilemas ¿no cree?

Con negritas:

  • Busqué en diversos medios los Lineamientos del sistema de seguimiento o apoyo con el objetivo de procurar la permanencia y continuidad académica de los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria que, de conformidad con el Acuerdo 05/06/2020, la SEP tendría que emitir y no los encontré. Sería bueno que se dieran a conocer porque, a partir de ello, los profesores podrían contar con un protocolo o herramienta que les permita tomar una decisión en cuanto a los alumnos de los que se sabe que fueron inscritos pero que no entregaron sus evidencias de aprendizaje en este primer periodo.
  • En caso de que se emita un nuevo Acuerdo o que modifique el 12/06/2020, sería bueno que la SEP diera la información suficiente y necesaria sobre los criterios para evaluar la asignatura Vida Saludable y las modificaciones que habrá de sufrir las boletas de calificaciones; digo, en necesario que, con antelación, se haga llegar esta información porque, como conocemos, al cuarto para las doce llega dicha información y el docente trabaja sin descanso.

Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

Fuente: https://profelandia.com/los-dilemas-de-la-evaluacion-del-primer-periodo/?fbclid=IwAR14ddzC6T0aeAYpnM7emMPkUpQ2TFA9MIh1XL29zdxrE8CZc1wkQsyefZM

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La educación según un senador imaginario

 Manuel Gil Antón

El 14 de octubre, puntual, llegué al Senado de la República. De acuerdo a lo previsto, el Secretario de Educación comparecería para hacer la glosa del informe presidencial en la materia. Tuvo 20 minutos para dar cuenta de cómo están las cosas. Me dispuse a tomar notas.

Un buen principio: el presidente del Senado le sugirió que, en aras de escucharlo bien, se retirara el tapabocas. Moctezuma respondió que como esta protección sería obligatoria en el retorno a clases presenciales, prefería no hacerlo para predicar con el ejemplo. El aplauso fue sincero. Le pusieron más volumen y ya. Bien.

La pandemia, dijo, es un punto de quiebre en la historia de la humanidad: todo se ha modificado, y será distinto cuando amaine. Mostró la desigualdad e inequidad del sistema escolar, pero también ha permitido que aflore la unidad y solidaridad entre nosotros. El objetivo de SEP fue, desde el principio, que no se detuviera el aprendizaje, y las niñas, niños, adolescentes y jóvenes han “aprendido a aprender” desde casa. La pandemia permite concebir a la educación desde una perspectiva distinta con dos prioridades: inclusión y excelencia. ¿Cómo fue posible? Con base en los libros de texto, más la tele, internet y cuadernillos. Loas al magisterio. En agosto de 2018 tenían una calificación de 5.8 y en agosto de este año alcanzaron 7.7 en escala de 10. Es la ocupación mejor calificada por la sociedad.

Todo resultó muy bien: 19 millones de nuevas cuentas de correo electrónico. En casa, 8.5 millones de alumnos aprenden por tele abierta; 7.5 por cable, 5.9 por redes de TV estatales y 7.3 mediante internet. En total, 30.4 millones de usuarios, incluyendo otro 1.2 por cuadernillos y visitas en hogares. Ha habido un salto tecnológico, de tal manera que, en cuanto a instrumentos, aún en la pandemia, estamos bien: tenemos que discutir los fines de la educación. Lo mejor de la educación está por venir.

Viento en popa. El aprendizaje no paró. ¿Alguna prueba? Claro: en la evaluación para pasar de secundaria a prepa, los resultados fueron los mismos: no se perdió conocimiento. ¿Aprendieron igual de poco, de tal manera que lo presencial no hace diferencia, y si aprendieron lo mismo, mucho, lo presencial tampoco impacta? Misterio.

Insistió: nuestro sistema está integrado por autodidactas. Cito: “un niño que tiene sus Libros de Texto Gratuito puede perfectamente lograr los aprendizajes esperados durante todo el año”. Ergo, el magisterio (quizá) está muy revalorado porque coordina guarderías, pero no porque sea fundamental para el vínculo pedagógico.

De nuevo, el triunfalismo, y ante preguntas con poco filo – centradas en la discrepancia entre discurso y presupuesto – anunció que ya tiene acuerdos con Hacienda para que le otorguen recursos suficientes a las Escuelas de Tiempo Completo y a las Normales. Aplausos. ¿Deserción (sic)? Hay sistema de detección temprana.

El triunfalismo de siempre y legisladores previsibles. Eso sí: todos dijeron que el magisterio es maravilloso, y hasta se pidió un minuto de aplausos en su honor. Faltaba más. Qué equivocado he estado. Pensé que la pandemia había lastimado fuerte a los procesos educativos, y de modo desigual. No: la Nueva Escuela Mexicana puede con todo.

El señor de la SEP ante el espejo y su eco; los senadores, más tibios imposible. La educación en el país, maltrecha pero no en las alturas, sino a ras del plantel vacío y las casas remedando, sin lograr, ser aulas. Dejé mi curul cabizbajo: apagué la tele 4 horas y 47 minutos después.


Artículo publicado en ‘El Universal’

Fuente: https://profelandia.com/la-educacion-segun-un-senador-imaginario/

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¿A qué le llama revalorización docente el Secretario?

 Abelardo Carro Nava

Con la llegada de Elba Esther Gordillo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), las alianzas de esta organización sindical con los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se fortalecieron. Ya sea al frente o tras bambalinas, el poder de La Maestra se hacía presente. De eso no hay duda. Por ello es que, desde hace tiempo, he venido sosteniendo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no fue colonizada por este Sindicato, tal y como lo ha afirmado Carlos Ornelas en reiteradas ocasiones. Desde mi perspectiva, siempre hubo un pacto que favorecía a las partes. ¿Una evidencia que sostenga este argumento? La llegada del yerno de la profesora, Fernando González Sánchez, a la Subsecretaría de Educación Básica; obviamente, tal designación según se especuló, fue a cambio de un cierto número de votos en las elecciones de 2006.

¿Qué pasó durante el sexenio de Enrique Peña Nieto? La historia reciente nos ha dicho que, Gordillo Morales, fue acusada y encarcelada por un presunto desvió de fondos, aunque años más tarde, haya sido liberada. No obstante, lo anterior, la otra parte de esta historia; esa que generalmente no se cuenta pero que recorre los pasillos de muchos escenarios políticos, educativos y sindicales argumenta que, en definitiva, La Maestra, no fue bien vista por el gobierno que recién iniciaba y que, como sabemos, traía bajo el brazo una reforma educativa que, como nunca antes, agravió al magisterio. Más adelante abundaré un poco más sobre ello.

Como bien decía, durante 4 sexenios, las cosas para el magisterio mexicano parecían marchar sin mayor contratiempo. ¿Hubo alguien, en esos gobiernos, que se opusiera a los designios de la profesora Gordillo? En absoluto. Ella tenía esa habilidad política para lograr lo que se proponía en “pro de sus maestros”, aunque esto no fuera del todo cierto. ¿Esto orilló a que, en febrero de 2012, Mexicanos Primero lanzará De Panzazo? A ciencia cierta no lo sé, lo que sí tengo claro es que, con esa película, que en su estreno obtuvo ingresos superiores a los 11 millones de pesos (Gutiérrez, 2012), se inició una campaña de desprestigio hacia las maestras y maestros de México. ¿Este fue el comienzo de una visible y muy sentida desvalorización del gremio? Pienso que sí porque, si bien es cierto que durante los gobiernos que ya he enunciado la valorización del magisterio tenía sus altibajos, también es cierto que, en ese filme, dirigido por Carlos Rufo y Carlos Loret de Mola, se generalizó en demasía; hecho que provocó que esa sociedad llegara a considerar que, ciertos eventos “educativos” que en éste aparecían, sucedían en cada una de las aulas del territorio mexicano. ¿Se imagina usted lo que significa que un mismo profesor trabaje en 8 o 9 grupos en una secundaria de la Ciudad de México, con 30 o 40 alumnos cada uno? Pues el retrato visto en esta cinta, no exponía precisamente: la incapacidad de las autoridades para establecer una política que disminuyera el número de estudiantes en un salón de clases; la insuficiencia de recursos y materiales didácticos con los que los profesores contaban para el desarrollo de sus clases; el paupérrimo salario que, por años, han percibido los mentores; las sentidas carencias económicas de los padres de familia dados los diversos contextos que se tienen en el territorio mexicano; no, por el contrario, se fijó la atención en las “conductas” que algunos profesores tenían para con sus alumnos y escuelas, sin que se haya mostrado todo lo que significaba (o significa) dar una clase, estar en la escuela durante una jornada completa, etc. Solo se mostró aquello que se quiso mostrar con el afán de señalar la deficiente educación de nuestro país. El golpe ya estaba dado.

A ello, desde luego, le siguieron los medios de comunicación televisivos y no televisivos; las noticias o reportajes circulaban a raudales; en muchos de ellos, se hablaba de la poca calidad educativa que ofrecía el Sistema Educativo Nacional (SEN); principalmente, se culpaba a los maestros; se tasaba parejo, aunque muchos de éstos, en su lucha, peleaban por sus derechos. ¿Qué pasaba en el Sindicato de Maestros en aquel no tan lejano 2012? Una lucha férrea por mantener un lugar y ciertos privilegios. ¿Qué pasaba con los maestros? La incertidumbre, confusión, desasosiego.

Así, ni tarde ni perezoso, en febrero de 2013, la profesora Gordillo fue detenida en Toluca, Estado de México. El Pacto por México había hecho lo suyo y, según se especuló, se quitó a un obstáculo del camino. Dato curioso, en este mismo mes y año, la reforma educativa peñanietista fue declara constitucional y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

¿Qué siguió? La inadecuada implementación de tres leyes: la Ley General de Educación (LGE), la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE) y la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD); esto, aunado a una frase que caló hondo en el gremio: “cualquiera puede ser maestro”. ¿Habrase visto mayor desvalorización del magisterio?, ¿habrase visto tal agravió a tan noble profesión? ¿Y el SNTE con Juan Díaz de la Torre? Guardó silencio. Y cómo no hacerlo si los miles de millones de pesos ya estaban depositados en alguna cuenta de ese Sindicato a cambio, según se dijo, de promover y difundir la reforma educativa de ese sexenio.

Indiscutiblemente que este cúmulo de sucesos, fueron bien capitalizados por un eterno candidato a la presidencia de nuestro país. Con el paso de los años, revalorizar el quehacer docente, y a los docentes, se convirtió en algo rentable; algo que le traería buenos dividendos; y se cumplió tal hecho. Se ganaron las elecciones y la derogación de la mal llamada reforma educativa se vio cristalizada en 2019. Con ello, quedaron atrás las afectaciones laborales hacia los profesores por una evaluación, a todas luces, punitiva.

En este sentido, tal parece que la revalorización docente a la que reiteradamente alude el actual Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, está directamente ligada con la eliminación de esa evaluación punitiva, y con la percepción que él, repito, solo él tiene sobre la función social del maestro. ¿Qué evidencia tiene para asegurar que la sociedad ha revalorado el papel del profesorado mexicano en estos días en los que la pandemia ha desnudado las carencias de cualquier pueblo?, ¿qué evidencia tiene para sostener que el gobierno lopezobradorista ha sentado las bases para revalorizar al docente porque en anteriores gobiernos no se había hecho?, ¿acaso un organismo externo e independiente ha levantado una encuesta que permita conocer algunos datos sobre el reconocimiento social de la profesión docente en México?, ¿acaso se han mejorado los sueldos y salarios de los profesores, así como también, sus condiciones laborales y profesionales?, ¿acaso ya se cuenta con escuelas dignas a partir de las cuales se atienda a los estudiantes?, ¿acaso, durante la pandemia, se han brindado los mejores equipos y una conexión a internet gratuita para los maestros y alumnos? En suma, ¿a qué le llama revalorización docente este Secretario? Digo, porque desde Reyes Tamez, Josefina Vázquez, Alonso Lujambio, José Ángel Córdova, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados y, más recientemente, este Secretario, he escuchado expresarles tan controversial concepto, pero ¿qué ha pasado en los hechos?

Aquí el asunto es claro: no todo es Televisa ni Tv Azteca, Sr. Secretario. La percepción de la revalorización docente, no está en sus “datos”.


Referencias:

Gutiérrez, V. (28/02/2012). De Panzazo! Rompe récord en taquilla. El Economista. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/De-Panzazo-rompe–record-en-taquilla-20120228-0087.html

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/a-que-le-llama-revalorizacion-docente-el-secretario/

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Hay de regresos a regresos

 David Calderón

Ya nos urge, pero no tiene para cuándo. El martes apenas se realizó la XXVII conferencia iberoamericana de ministras y ministros de educación. La titular de España, María Isabel Celaá, dijo que “la pandemia por Covid… propició que una parte del aprendizaje se trasladara al hogar, y que las familias apoyaran en función de sus recursos digitales y formativos. También se incrementó el riesgo del abandono escolar principalmente entre el alumnado más vulnerable. Lo anterior, porque la educación a distancia no puede reemplazar a la presencial. De esta manera, la reapertura de las instituciones educativas tiene beneficios incuestionables, principalmente en la relación maestro-alumno”. Ni cómo contradecirla en dos afirmaciones clave: el abandono es un riesgo, sesgado inequitativamente en contra de los más vulnerables; y la educación a distancia no puede reemplazar a la presencial.

La referencia la tomo directamente del boletín de prensa 266 de la SEP, pues el secretario Moctezuma participó en la reunión. Es un consenso mundial: hay que volver; sólo la fantasía extrema de tecnólogos desaforados o el temor desmedido y ya sin objetividad de los hipocondriacos radicales puede plantear que ‘ya no regresemos’. Nadie quiere el riesgo que es prevenible, y menos para niñas y niños. Aprendemos duramente del rebrote. Pero hay reflexiones y buenas prácticas que van abonando. Hay que regresar a las aulas, pero no de cualquier manera.

Hace una semana se hizo la afirmación de que Chiapas y Campeche podrían volver ya muy próximamente a abrir las escuelas, pues estaban con semáforo verde. ¿Y el suministro de agua en las escuelas en Chiapas? ¿Chiapas, donde a las escuelas de tiempo completo les están dando enseres de cocina, pero ya no hay dinero para pagar la compensación debida a los maestros? Ante la afirmación, el gobernador de Campeche se puso bravo, y hubieron de darle la razón los funcionarios federales: “Así como estamos, no”.

Salud y SEP tuvieron que aclarar que se podría abrir, pero que no hay que anticiparse. Exacto, gran lección. Es claro que no es la ‘semaforización’ el único factor a considerar… la realidad de los contagios, medida por la ocupación hospitalaria, es una medida demasiado mecánica y demasiado alejada de la vida de la escuela para ser un referente claro.

Así que el tema no es si vamos a regresar; tenemos que regresar, pero el cuándo se resuelve en el cómo sí. Cómo sí se puede regresar.

La experiencia de diversas partes del mundo señala que los procesos más sólidos y seguros tienen características claras, y nada sofisticadas. Lo primero es un escalonamiento que sirva para prevenir la concentración de carga viral, y por ello, a diferencia de lo que se ha afirmado en México, la mejor opción es que las y los estudiantes asistan varios días seguidos por subgrupo –la mitad, o mejor todavía, fracciones menores de cada grupo, tercios o cuartos–, y en jornadas ampliadas.

Por ejemplo: cuatro días seguidos, con jornadas ampliadas, y luego irse a casa dos semanas. Eso permite una sanitización profunda frecuente, la ocupación de las instalaciones con suficiente distancia y ventilación, minimizar los riesgos de concentración en entradas, en salidas, en el uso de los baños.

Por supuesto, un filtro sanitario sólido en casa, transporte cuidado, filtro a la entrada de la escuela. Pruebas distribuidas. Identificación personalizada de factores de riesgo. Disponibilidad plena de materiales para limpiar superficies y para lavarse las manos al menos cuatro veces en la jornada. Cubrebocas obligatorio para todos. Uso de los espacios abiertos. Coordinación con el centro de salud más cercano. Tener resuelto el resguardo, el trabajo a distancia y sustitución presencial de las y los docentes con condiciones de riesgo. Voluntariedad para todos: que vayan las niñas y niños que quieran, con las y los maestros que quieran.

Tenemos que llegar al ajuste puntual. No se puede diseñar a brochazos gruesos desde la Ciudad de México. Tiene que ser localizado. Respetar y promover la autonomía del autocuidado en las comunidades. La apertura tiene que ser acuerdo, no descontón. Tampoco posponer en la medida de la incapacidad de los adultos, mientas niñas y niños se marchitan, “hasta que llegue la vacuna en diciembre de 2022”.

Nos falta un gran sentido de la ‘presencialidad intermedia’: entre que la escuela esté cerrada y barricada, en un extremo, aunque abran antros y peluquerías, o en el otro extremo, que la apertura descuidada genere un rebrote que confirme en sus terrores anticientíficos a los negacionistas (“es que en Israel y Alemania hubo rebrote”… sí, en Jerusalén y en Berlín, en condiciones específicas, que ya corrigieron, y ahora están abiertos).

Aquí una propuesta de presencialidad intermedia, que de facto ya están decidiendo las familias: microescuelas localizadas. Los vecinos que se cuidan. En arreglos multigrado. Los vecinitos en el patio, en los lugares de la pequeña convivencia. Incluso para ver la programación de TV y comentarla y cuestionarla. Para que nos distribuyamos el cuidado y la animación entre los adultos. Paquetitos (podsbubbles les llaman en otras latitudes), equipitos de niños que comparten red, recursos. Que ya pueden ser un grupo de inmunidad. A quienes un maestro puede visitar para una asesoría a sana distancia. Para que aprender con tu maestro y con tu grupo no sea un lujo de los mexicanos que pagan escuela privada, sino una posibilidad que supera con creces aprender solos y en la pasividad de ver/escuchar la televisión. Con retos, con activación física, con búsqueda del tesoro, con concurso de dibujo y de baile, aprendiendo de una abuelita del grupo a cocinar tamales… Se puede ir regresando. Lo que hay que dejar atrás es la idea de que regresaremos a lo mismo. Mejor regresar sin tener que volver a lo que no vale la pena. Mejor regresar, pero habiendo avanzado.

Fuente: https://profelandia.com/hay-de-regresos-a-regresos/

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LGES: uniformar y controlar

Por: Hugo Aboites*


La iniciativa de Ley General de Educación Superior (LGES) carece de la visión histórica que le permita valorar las profundas diferencias en la educación y su origen. De la Revolución mexicana surgió un normalismo inédito, comprometido y popular; del 68, la autonomía universitaria, un espacio independiente y crítico de formación de alto nivel. Instituciones distintas pero por eso indispensables, y que, desde la educación básica a la superior, construyeron al país del siglo XX. Esas importantes singularidades están hoy a punto de perderse porque la LGES crea un Sistema Nacional de Educación Superior único que, al incluir a la normal como una más de las instituciones productoras de profesionistas, le quita su carácter e identidad de escuela de Estado, espacio de formación de un magisterio de mentalidad comprometida con niños y comunidades y con una idea progresista, profundamente distinta a la que impulsan otras instituciones. Es un sistema que, además, busca que las universidades autónomas lleguen a consensos con las tecnológicas y privadas sobre planes y programas de estudio. Ni las universidades del Bienestar estarán libres de esta presión. Sobre todo cuando este sistema será profundamente autoritario. La ley dice, por ejemplo, que corresponde de manera exclusiva a la autoridad educativa federal (SEP) “coordinar el Sistema Nacional de Educación Superior (Art. 47). Para “modificar y actualizar los planes y programas…de las escuelas normales” (47, VI). Por otro lado, a escala estatal corresponderá a los gobernadores también “de manera exclusiva…coordinar el Sistema Local de Educación Superior” (Art. 48, I) y determinar el desarrollo de la educación superior de la entidad de manera concertada y participativa entre la autoridad educativa local y las instituciones de educación superior (Art. 54, I). Y es un desarrollo concebido como lineal donde no existen vocaciones institucionales distintas, sólo un diferente nivel de desarrollo de las instituciones (Art. 56) y un solo patrón de evaluación, la excelencia (Arts. 58, 59). En el caso de la Ciudad de México, serán coordinadas por el gobierno local, la UNAM, UAM, IPN, tecnológicos, las normales, las universidades del Bienestar, y, por supuesto, las privadas. Y, como en cada estado, entre todos podrán consensarse contenidos “para que… sean incluidos en los planes y programas de las escuelas normales.” (Art. 48, VI). Con la acotación de que en todo esto valdrá igual el voto de la Universidad Platón, digamos, que el de la UNAM. Y esa es sólo una de las 50 atribuciones que tiene la estructura federal-estatal (Ver Arts. 47-49). Pero, además, un Consejo Nacional para la Coordinación de la E.S. incorporará funciones adicionales (Art. 53), y tendrá una composición nada democrática: de un total de 118 miembros casi todos (100) serán autoridades (de SEP-Conacyt, estatales, rectores importantes, Anuies, rectores y rectoras de públicas y privadas). El resto, 18, serán académicos y estudiantes, pero, no ilusionarse demasiado, estas personas serán propuestas por una instancia oficial y elegidas por el [propio]Consejo, que podrá funcionar sin ellas. En suma, el consejo viene a institucionalizar el poder que ya ejercían ciertos rectores clave, muchos de los gobernadores en la relación con las universidades locales, el sector privado educativo (incluyendo Coparmex) y la cúpula de la Anuies.

La nueva organización del poder que establece la LGES, va aún más lejos. El sector privado tendrá acceso a los centros de decisión. Así, respecto del Consejo Nacional de Participación, se habla de los titulares de las instituciones públicas y privadas (Art.52). Y tendrán un peso muy importante porque gracias al número de instituciones privadas (3.2 mil vs. 2.2 mil públicas) inevitablemente serán parte importante de los 54 representantes de subsistema y región que forman dicho consejo (Art. 52). Podrán también ser parte de la representación de la Anuies –entre los gobernadores tendrán algunos de su lado– y finalmente las privadas podrán acceder al Reconocimiento a la Excelencia Educativa (Art. 72), algo que dará prestigio y clientes.

La inclusión de este nuevo actor privado y privatizador, a la conducción nacional de la educación superior contrasta violentamente con la exclusión que se hace a una verdaderamente libre y significativa representación de estudiantes y trabajadores académicos y administrativo y sus problemas. Con todo lo anterior, es posible pensar que será aún más conflictivo el contexto que en los pasados 20 años ha atestiguado potentes movilizaciones contra la modernización educativa impuesta y privatizadora: en la UNAM, IPN, UAM, y en el sector normalista-magisterial, contra la reforma educativa y Ayotzinapa. Y la LGES ni siquiera garantiza el derecho humano a la educación, pues cede a rectores públicos y privados, el poder para imponer requisitos. ¿La 4ª transformación?

*UAM-Xochimilco

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/10/10/opinion/012a2pol

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