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México: Más jóvenes y niñez sin condiciones para estudiar

Emilia Macías/laizquierdadiario


En preescolar, primaria y secundaria, el abandono de los estudios alcanzó a 10% (2 millones 523 mil 330 alumnos), en la educación universitaria llegó a 8% (305 mil 89 universitarios), según datos de la SEP.


Durante la conferencia de prensa en el Palacio Nacional para resolver dudas sobre el ciclo 2020-2021, Luciano Concheiro -subsecretario de Educación Superior-, detalló que “cuando un estudiante no se ha reportado o ha incumplido sus tareas, se hace un seguimiento directo con el joven a fin de que se reincorpore a las actividades”. Por el lado de la educación superior, se tienen acuerdos con las universidades para que puedan recuperar e inscribir más materias.

Según la SEP y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), son 2.8 millones de estudiantes quienes dejan la escuela en estos 5 meses que lleva la pandemia en México.

Pero el abandono de estudios no comienza con la pandemia, desde antes, 4.1 millones de niños, niñas y adolescentes de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato estaban fuera de la escuela, así como 61 de cada 100 jóvenes en la universidad.

700 mil jóvenes de bachillerato abandonan la escuela cada año, por problemas económicos, sociales o familiares. Son cantidades inconcebibles.

Ahora con la pandemia, los números van en aumento. El PNUD estimó que al menos un 15.5% de estudiantes de nivel medio superior, superior y posgrado no regresarán a clases para el ciclo 2020-2021, o sea 1 millón 431 mil 576 alumnos.

Pero las autoridades niegan que esto pasa, como Esteban Moctezuma (secretario de Educación Pública), quien afirmó que no habrá un abandono masivo de estudiantes “ninguna niña, niño adolescente o joven abandonará el Sistema Educativo Nacional sin que la autoridad haga lo posible por apoyarlos”.

Luciano Concheiro anunció que se ofrecerán 37 mil 977 lugares en 185 instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas, a fin de que los jóvenes no se queden sin un espacio en las universidades con el programa “Rechazo Cero”.

En el marco de la imposición de las clases en línea, los primeros en abandonar la escuela son los y las jóvenes más precarias, quienes no tienen las herramientas necesarias como una computadora o internet en casa, quienes se suman a las filas de pobreza que cada vez son más grandes. Con familias despedidas o salarios recortados, les es imposible seguir estudiando.

Probablemente, muchos de estos estudiantes, tendrán que trabajar para apoyar a la familia. Pero son empleos con un pésimo salario, sin seguro social ni derechos laborales, empleos como call centers, repartidores de apps, empacadores en los supermercados, etcétera.

Y para los y las niñas de preescolar y primaria que tienen una televisión en casa, los programas de Aprende en Casa vienen con sus graves consecuencias, como la falta de interacción entre profesores y alumnos, pero también entre colegas.

Fuente e imagen: http://www.laizquierdadiario.mx/Mas-jovenes-y-nines-sin-condiciones-para-estudiar

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“Desertores”, no; “Abandonadores”, tampoco

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

En un texto escrito por la Dra. Irma Fuenlabrada, del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE-CINVESTAV), sobre pensamiento matemático infantil, dirigido a educadoras y educadores del nivel Preescolar (1) se leía el siguiente título: “¿Hasta el 100?… ¡No! ¿Y las cuentas?… ¡Tampoco! Entonces… ¿Qué?”. Precisamente en homenaje a ese creativo título, aparte de su magnífico contenido, en esta ocasión elegí el presente título para hacer una analogía y llamar por un momento la atención sobre un término que se utiliza indiscriminadamente en los medios educativos (y fuera de ellos: en medios de comunicación o en diversos espacios públicos). Me refiero al término “deserción” escolar, el cual está en desuso en los círculos de la investigación educativa, porque el término viene de la jerga militar o de los medios castrenses, y expresa un significado confuso en el campo educativo, pues hace referencia a la renuncia que realiza una persona, con deshonor, como un acto que generalmente se produce en las filas de un ejército.

A nuestros estudiantes, dado que no son soldados (aunque el líder sindical en turno dice que las y los maestros constituyen un “ejército intelectual” a favor del nuevo régimen), no les corresponde ese adjetivo: “desertores”. Lo cierto es que las y los estudiantes (me gusta decirles “estudiantes”, en vez de “alumn@s), se van de la escuela, pero no necesariamente porque así lo quieran, sino porque sucede un fenómeno social complejo que no podría ser simplificado como simple acto de “deserción”.

Cabe señalar que algunos autores –Manuel Gil cita a varios de ellos (2)-, han optado por -sustituir el término “deserción” escolar por “abandono” escolar, esto con la idea de salvar el exceso (de lenguaje militar) que se supuestamente se atribuiría a las “bajas” en una estadística del sector público; sin embargo, el problema de este último término (“abandono”) es que hace alusión a una responsabilidad asimétrica, es decir, a una de las partes se le adjudica moralmente la carga del “abandono” (“abandonan la escuela porque son flojos”, diría una versión extraviada). Implícitamente en el discurso de ciertas políticas públicas, supuestamente con base académica, las o los estudiantes son los responsables de “abandonar” a la institución llamada “escuela”. Al respecto, cabe preguntar ¿Quién abandona a quién? Los estudiantes a su querida institución, la escuela, o esta última es la que sistemáticamente “expulsa” a los y las niñas, niños y jóvenes, que son, junto con las y los docentes, los actores sustantivos de los procesos educativos.

Esto lo comento a propósito de varios datos que se revelaron recientemente y que, al mismo tiempo, generan nuevas preguntas. En una de las conferencias vespertinas, relacionadas con las medidas sanitarias y educativas en el contexto de la crisis causada por el Coronavirus, el subsecretario Concheiro, de Educación Superior, afirmó que aproximadamente el 10 por ciento de la matrícula de Educación Básica “abandona o abandonará a la escuela” luego de la actual crisis.

¿Cómo pueden las autoridades educativas saber o manejar esas cifras, si aún no inicia el ciclo escolar 2020-2021? Quizá cuenten con la estadística o los datos acerca del cierre del ciclo escolar 2019-2020, donde se calculaba que alrededor del 80 por ciento de los estudiantes de Educación Básica (Preescolar, Primaria y Secundaria, dato general), había participado en las actividades del plan emergente “Aprende en casa” (de marzo a julio de 2020). Es la única información vaga que se tiene, misma que de por sí es imprecisa.

Por consiguiente el 20 por ciento de los estudiantes de la educación básica en México no participó de las actividades realizadas en forma “irregular” debido al confinamiento y el distanciamiento social.

Cuando se toca el tema del “abandono” escolar como proceso social en un rango del 10 por ciento ¿De qué hablamos? Según el documento oficial de la SEP que consulté (3), y donde se abordan los datos o cifras principales del ciclo escolar 2018-2019, la matrícula de la Educación Básica sumaba un total de 22 millones 596 mil 818 estudiantes en el subsistema público, mientras que otros 2 millones 896 mil 884 estaban inscritos en el subsistema privado. Más de 25 millones de estudiantes de este nivel educativo en el país. Si el 10 por ciento no regresará a la escuela durante este ciclo escolar, estamos frente a una catástrofe social de dramáticas dimensiones. Más de 2 millones 500 mil estudiantes que no continuarán la Educación Básica. El equivalente a dos veces la cantidad de habitantes actuales de la ciudad de Querétaro y municipios vecinos.

En resumen: Antes se les llamaba «desertores» (deserción escolar), pero no son militares; hoy se les llama «abandonadores» (abandono escolar), pero no es un asunto personal. Con la aguda observación que hace Catalina Inclán @inclan66 se podría hablar de «excluidos» (o de “exclusión escolar”).

Propongo: «expulsados o excluidos del sistema educativo, por motivos académicos, económicos, religiosos o socio culturales». Ciertamente, éste es un asunto estructural y que ha sido abordado desde una visión y una concepción de las políticas públicas educativas. Mirada a todas luces ausente de una percepción incluyente de la educación.

Así pues, bienvenida la discusión sobre estos términos para afinar los nombres o conceptos que utilizamos, esto con la finalidad de referirnos de manera consensuada, crítica y analítica a los fenómenos educativos.

Reflexiones recientes y en breve (vía Twitter)

Esto comentó hace unas semanas Catalina Inclán: “Muchas posibilidades caben, la escuela estableció formas de “estar en ella”, los que ya no están, ¿dónde están? y ¿qué pasó con ell@s? Ej. La maestra de Milpillas, ahí hay un caso, no una razón…”. Por su parte Elodinn @elodinn dice lo siguiente: “¿Víctimas de negligencia? Cultural, social, familiar, académica.”

Javier Rosales @PearlJavs opina así: “Da para debate, sin embargo, estás dejando fuera a los docentes, podría ser hasta una situación de discriminación por falta de capacitación docente.” JBello @pumas_jbello: “Yo le llamo “expulsados”, porque es un fenómeno de carácter estructural y de “cultura escolar” autoritaria.”

L. Rivera @LRiveraF: “Los conceptos son construcciones históricas, responden a determinadas racionalidades (discursos de saber y poder), que emergen en determinadas condiciones. La SEP está definiendo el problema de los alumnos que nadie sabe dónde están, como abandono, o sea, son ellos, no el sistema. Entonces, la cuestión no es cambiar unos términos por otros, sino desmontar el modo en que la SEP está construyendo el problema. Quedando eso claro, es posible tomar posición para pensar una situación tan grave de otro modo, desde otro lugar.”

Alejandro Carrera: @L_carrera “Pues no todos caben en un solo concepto. Hay quienes abandonan por cuestiones económicas, otros que lo hacen por la falta de interés, otros tantos por no cumplir expectativas académicas. En todo caso me iría por «segregación», una inducida estructuralmente y otra «voluntaria».” Rubén Edel: @redeln “Necesitaría cambiarse una larga lista de constructos en la educación heredados de la milicia y las empresas: misión, estrategia, insumos, rediseño, calidad, rendimiento, desempeño, competencias, solo por citar algunos.”

Liliana Hernández @LilianaHC9 “Leí hace poco del fenómeno; @MejoreduMX le llama: desafiliación escolar…”. Carlos Yáñez @soyyanez: “También son «abandonados», otra discusión vigente: ¿quién abandona a quién?”

Fuentes consultadas:

(1) Irma Fuenlabrada. “¿Hasta el 100?… ¡No! ¿Y las cuentas?… ¡Tampoco! Entonces… ¿Qué?”. SEP, 2009. México.

(2) Manuel Gil Antón. “Este tema se enriquece con los trabajos de Vincent Tinto. Al desertor se le puede matar por la espalda, por cobarde. Yo he usado abandonar o ser abandonado por la escuela. Excluido está bien. E. Blanco propone desvincular o desafiliar. En fin: desertar, nunca más.” Twitt del 20 de junio, 2020.

(3) Principales cifras del Sistema Educativo Nacional 2018 – 2019. (2019) SEP. México.

En su glosario de términos, la SEP indica lo siguiente: “Abandono escolar: Número de alumnos que dejan la escuela en el ciclo escolar, por cada cien alumnos que se matricularon al inicio de cursos de ese mismo nivel educativo.”

Fuente:  Profelandia

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La SEP al rescate de la Telecracia

Por: Lev Moujahid Velázquez Barriga

En cuatro décadas de neoliberalismo el monopolio de la televisión creció al amparo de la corrupción del Estado, se consolidó como un poder fáctico por encima de cualquier otro; ha sido el actor principal de la antidemocracia y del sesgo a la diversidad de voces de la ciudadanía crítica. El caso de Enrique Peña Nieto es la confirmación de la existencia de una telecracia con tal capacidad de influencia que podía sentar en la silla presidencial a quien quisiera para lucrar a costa del dinero público. Está ampliamente documentado que en 2016 la SEP les entregó 94 mil pesos cada hora para promover su reforma educativa y desacreditar a los maestros que se opusieron a ella.

El monopolio de la televisión no sólo se alió a la descomposición gubernamental, también lo hizo con el sindicalismo más corrupto y antidemocrático. En un compromiso de favores compartidos, en 2009 la lideresa del SNTE Elba Esther Gordillo Morales selló un pacto económico de 750 millones de pesos con Televisa a través de Claudio X González Guajardo, entonces presidente de Fundación Televisa y después líder moral de Mexicanos Primero. Durante dos años Marco Antonio Regil condujo el show televisivo “Todo el mundo cree que sabe” para enarbolar la figura del magisterio propatronal que había desempeñado el papel de mercenario electoral para llevar a Felipe Calderón a la presidencia de la república.

La idea no fue original, en realidad era parte de una estrategia de la derecha internacional que tuvo su primera experiencia en el show norteamericano ¿sabes más que un niño de primaria?, que se replicó por diferentes países de Latinoamérica   como plataforma ideológica del empresariado para reforzar las evaluaciones estandarizadas como sistemas de rendición de cuentas hacia los maestros y de vigilancia de los aprendizajes.

Pero, cuando que creíamos que se había echado a la telecracia del poder, nos encontramos con que se les devuelve su papel protagónico en el actual gobierno, no fue una formalidad que los representantes de TV Azteca, Televisa e Imagen TV asistieran a la reunión del presidente Andrés Manuel con Donald Trump; ahí, fueron invitados a sellar el destino de la nación negociando el T-MEC, poniendo sus intereses de clase por delante.

La estrecha relación con la telecracia en el ámbito educativo no tardó mucho tiempo en hacerse visible, se puso de manifiesto desde el momento en que Esteban Moctezuma Barragán dejó la presidencia de Fundación Azteca para que fungiera desde la SEP como el Claudio X González de la cuarta transformación; se trató de un cambio de figura política con una relación menos desgastada con el nuevo presidente de México. Siendo secretario de educación, el ex empleado del Grupo Salinas no ha perdido ninguna oportunidad para favorecer contratos de la SEP con Televisión Azteca, desde las orquestas infantiles hasta la elaboración de contenidos educativos.

Justo en el momento en que el poder del monopolio de la televisión había perdido terreno frente a la apertura de medios digitales que ofertan otras posibilidades de información con mayor credibilidad y de que estaban padeciendo una larga caída de sus ingresos económicos porque la audiencia se está mudando a las plataformas virtuales de entretenimiento por streaming, el pacto educativo articulado por Esteban Moctezuma para que sean el vehículo central de la estrategia de Aprende en Casa II para el ciclo escolar 2020-2021, le da un giro inusitado de legitimidad ante la sociedad.

La telecracia no está salvando a la nación ni a la educación, tal cual se les quiso presentar en la conferencia mañanera del tres de agosto. Es al revés, se les está rescatando a ellos de un ciclo constante de pérdidas y de falta de credibilidad, por principio recibirán 450 millones de pesos para operar canales marginales de su programación; pero, las consecuencias económicas del rescate moral se vieron reflejadas al día siguiente de haberse presentado el acuerdo educativo, en la bolsa de valores el Grupo Televisa repuntó 11.42% en sus acciones, mientras que TV Azteca lo hizo con un 10.59%.

Lo que pudo ser una decisión de Estado legítima, necesaria y emergente para hacer uso de la infraestructura de las televisoras y ponerlas al servicio de la educación pública, derivó en otro acuerdo cupular entre el gobierno y la oligarquía nacional, al margen de las y de los maestros, con mayores beneficios para el empresariado. Hay que decirlo claro y fuerte, escolarizar por medio de la televisión no es educación, es privatizar la escuela y hacer como que el sistema educativo sigue de pie. La gran tarea de educar, seguirá siendo del magisterio con un plan integral que no quedará inmóvil ante la imposición de la caja idiota.

Twitter: @levmx666

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/la-sep-al-rescate-de-la-telecracia/

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El mito de la tele y la educación

Por: Manuel Gil Antón

Era el sexto día del mes de agosto. El antier de estas letras. En la pantalla, el rostro del secretario de Educación a medias pues usa, y qué bueno, mascarilla en estos tiempos. La voz clara y quien esto escribe atento. Se trataron varios temas. En un momento —al minuto 20 y 16 segundos del video— como respuesta a la pregunta de un reportero, dijo: “Muy bien. Lo que anunciamos (para el ciclo escolar 2020-2021) es (que será) totalmente a distancia. El 24 de agosto tenemos un programa muy robusto, como lo hemos señalado aquí, de varios canales de televisión que van a impartir los cursos, las clases, con base en los libros de texto gratuito (y) los aprendizajes esperados, por lo que no habrá necesidad de acudir a las escuelas.” La explicación termina 31 segundos después: minuto 20 con 47 segundos.

Como se dice en Narvarte, algo me hizo chiras al oír lo expresado en ese momento. ¿De veras dijo lo que creí oír el maestro Moctezuma? ¿Acaso escuché bien? Para verificar la raíz del desconcierto, volví a ver el video y tomé nota textual de sus palabras. Y sí, tal cual: lo redactado es transcripción cuidadosa.

No es menor. Se dirá que fue una forma de decir y nada más. Sostengo que no, que el equívoco en este caso se basa en una concepción profunda que modula al habla. Para emplear el sistema común de la escuela, preguntemos: ¿quién o quiénes son los sujetos que llevarán a cabo la acción? Varios canales de televisión. ¿Y qué harán? Impartir los cursos, las clases. Es, por supuesto, un dislate. Carece de sentido.

Sin embargo, enuncia, al filtrarse sin querer, la convicción de la capacidad educativa de lo transmitido por las televisoras. Negar que las señales de la tele y la radio son las que más alcance tienen entre la población sería errado, en comparación con la desigual distribución de equipos de cómputo, dispositivos semejantes y, más aún, conectividad. Se ha elegido la vía de transmisión más accesible, aunque de un modo que merece, en otro momento, analizar y debatir.

El circuito es: emisor (SEP), transmisor (tele y radio), reproductor de imagen y sonido (una pantalla o aparato) y el receptor: quien está ahí, recibiendo el conocimiento que, de acuerdo al lapsus de la autoridad educativa, llegará por medio de las clases que impartirán (sic) los canales. De ser así el alcance será máximo y el aporte al aprendizaje nulo.

El reto educativo es generar una mediación pedagógica entre la información emitida y quién está en posibilidad de aprender. En la pandemia es muy difícil lograrlo, aunque trivial endilgarlo a los padres (sobre todo a las madres por la inequidad en la asignación de tareas entre hombres y mujeres). Tampoco resuelve el entuerto la prótesis del libro de texto que contiene aprendizajes esperados diseñados sin tomar en cuenta la circunstancia que vivimos.

¿Qué hacer? Desanudar al magisterio de las instrucciones uniformes y, en un marco general compartido, permitir que diseñen modalidades adecuadas a la diversidad del país, para intentar conseguir el mejor vínculo pedagógico posible con aprendices y familias. Ya lo hicieron o intentaron en los meses previos. Hay experiencias geniales. Son quienes más saben de este complejo oficio que, en las condiciones actuales, lejos de reducirse a vigilar y evaluar si se puso atención a los “cursos del canal”, pueden generar espacios para aprender con lo que esté disponible, lo que aprendan y adopten de otros y lo que ensayen e inventen para su contexto. Vivimos tiempos de creatividad, no de control.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-mito-de-la-tele-y-la-educacion/

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El riesgo de regresar a clases: una clase de 20 niños podría afectar a 800 personas

Por: Paulette Delgado

Según un estudio de la Universidad de Granada, un salón de clases de 20 niños podría tener contacto con 800 personas en dos días.

Con la llegada del mes de agosto, muchos padres y educadores están al pendiente del regreso a clases. ¿Será un semestre presencial o laboral?

Hasta el momento, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que se descarta que los estudiantes regresen a sus aulas el 24 de agosto debido a que no existen las condiciones para hacerlo de manera presencial.

¿Qué implica regresar a clases?

Para poder tener de vuelta a los estudiantes en las instituciones, se necesita una planificación para reducir lo más posible los riesgos de contagio. Sin embargo, científicos de la Universidad de Granada (UGR), en España, se dieron a la tarea de investigar qué sucedería si los niños regresan sin las medidas necesarias.

El estudio analiza qué sucede cuando un número de personas que tienen contacto con un grupo de 20 alumnos que no han usado mascarillas ni han guardado distancia, demostrando el riesgo de volver a las aulas.

Para los expertos, el mayor problema es que su gobierno se centra en anunciar lo ideal que sería regresar a las aulas, pero no están considerando los recursos para garantizar que se mantendrán las medidas necesarias.

Se centraron en los grados infantiles hasta el cuarto año ya que Isabel Celaá, la ministra de Educación en España, dijo que estos alumnos pueden tratarse como convivientes o a modo de familia y que “en esa burbuja o set o módulo pueden moverse con tranquilidad, sin necesidad de guardar la distancia de 1,5 metros”.

UGR dice que es importante considerar que estos niños no viven en burbujas, tanto ellos como sus docentes conviven con sus propias familias, las cuales muchas tienen trabajo y están en contacto con más personas.

Tan sólo en un salón con 20 niños de estos grados pueden estar en contacto con cerca de 800 personas en un lapso de dos días, lo que podría resultar en un brote de contagio gravísimo si no se están cuidando. Esto si se asume, como lo hacen los expertos, que los estudiantes vienen de una familia conformada por dos adultos y 1,5 hijos (es decir, la mitad de la población tiene dos hijos y la otra uno, según la media española). Cada alumno podría exponer a 74 personas en su primer día, según UGR. Si la clase es de 25 alumnos, el número de personas con las que podrían convivir subiría hasta 91 por día, y hasta 1,228 en dos días.

Los expertos piden al gobierno que se consideren distintos escenarios y se asignen recursos necesarios para cada uno de ellos, las acciones concretas a realizar y el momento en que se llevarían a cabo cualquiera de estos planes. Ellos sienten que el insistir en un regreso presencial está mas encaminado a tranquilizar a los padres durante las vacaciones que a crear un plan que puedan mantener todo el año.

Eulogio Cordón, director del departamento de Organización de Empresas II de la UGR, dice que, “sin vacuna, la mayoría de las clases probablemente acaben volviendo a un escenario remoto a lo largo del próximo otoño cuando confluyan los efectos de la COVID-19 y la gripe estacional. Por ello, es muy importante que todos los agentes estén preparados para esa posibilidad”.

La UGR también dicen que debería considerarse a las familias sobre el regreso y su disponibilidad para cada escenario, algo que dicen que no se ha hecho. La falta de comunicación sólo resultará en una limitación en los protocolos y la planificación.

Los especialistas en educación recomiendan a las escuelas a apegarse a un horario de clases en línea que replique el modelo tradicional y que combine sesiones sincrónicas y asincrónicas. Sin embargo, si no hay comunicación con la familia, es imposible saber si está dentro de las posibilidades de los padres para mantener esta rutina y colaborar.

Los expertos resaltan que, si bien lo más deseado en España es arrancar el siguiente año escolar con clases presenciales, debido a la complejidad del COVID-19, las instituciones tienen que planear qué sucedería si tienen que cerrar.

Según Alberto Aragón, coordinador de este análisis, enfatiza la importancia de pensar escenarios donde se consideran riesgos muchísimo antes de que sucedan. Se necesita desde ya una dotación de recursos para los educadores, estudiantes y las familias y contar con protocolos de cómo pasar de clases presenciales a clases remotas.

¿Qué sucede en las universidades?

El caso de las universidades es mucho mas complejo debido a que los estudiantes cuentan con asignaturas y optativas, lo que complica formar grupos y contabilizar el número de personas que podrían exponer.

La Universidad de Granada, calculó el número de alumnos que podrían tener en un aula tomando distancia de 1.5 metros para entender los retos que podrían enfrentar en caso de regresar. En su caso, un aula de 92 plazas podría permitir sólo entre 16 y 24 alumnos. Bajo este escenario, las clases en línea son más efectivas ya que podrían ser más personalizadas, menos complicadas y llegar a un mayor número de alumnos.

Los estudiantes y docentes piden un sistema más estandarizado al transformar las clases del modelo presencial al online, que garantice evaluaciones justas. Aunque en este punto, debido a que las universidades suelen estar más digitalizadas que los colegios, se encuentran mucho más decididos a la hora de dar clases en línea, ambas instituciones tienen problemas de heterogeneidad y las evaluaciones ya que son muy limitadas o inexistentes.

Para poder tener un regreso a clases exitoso, ya sea presencial o en línea, las instituciones deben desde ya estar analizando y planeando para distintos escenarios y cómo mantenerlos durante el ciclo escolar. Como menciona Alberto Aragón: “Es importante reconocer que la organización de la vuelta al cole tiene características que la hacen especialmente complicada, pero eso precisamente debe llevar a planes más rigurosos”.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/el-riesgo-de-regresar-a-clases

 

 

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Aprende en Casa II: las segundas partes nunca fueron buenas

 Abelardo Carro Nava

Y es que si en la primera parte de la estrategia Aprende en Casa existieron serias complejidades: ¿qué nos hace pensar que la segunda será buena? Interesante pregunta surgió en mi mente una vez que el Presidente López Obrador, conjuntamente con el Secretario de Educación, Moctezuma Barragán, presentaron la segunda parte de una estrategia que, en su primera parte, poco abonó al logro de ese aprendizaje que se esperaba adquirieran los estudiantes que cursaban alguno de los niveles educativos que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SEM) durante la contingencia sanitaria por el Covid-19.

Muchos, me incluyo, llegamos a pensar que, tras 5 largos meses en los que el trabajo docente no se desarrolló de manera presencial en cada una de las escuelas de nuestro país, la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de su titular, presentaría una estrategia que priorizara lo que en distintos escenarios se desarrolló, por parte de los maestros y maestras, para que sus alumnos aprendieran en sus hogares; pero no fue así, por el contrario, la propuesta se centró en un acuerdo para que 4 televisoras (Televisa, Tv Azteca, Multimedios Televisión y Grupo Imagen), a partir del 24 de agosto, trasmitieran de las 8 de la mañana a las 7 de la tarde, los 7 días de la semana, los contenidos para que los estudiantes “aprendan” desde sus casas. Aunado a lo anterior, también se dijo que, para la trasmisión de los contenidos educativos en comunidades indígenas, se utilizaría el sistema radiofónico del Estado, a través de canal Once, Ingenio TV, el sistema público de radiodifusión y la red de 36 radiodifusoras y televisoras educativas y culturales de México. De ahí que también se aseguró que, se producirían y trasmitirían más de 4 mil 500 programas de televisión y 640 de radio en 20 lenguas indígenas, y que todas las transmisiones contarían con lengua de señas y que los libros de texto gratuitos se imprimirían en Braille y Macrotipo (Imer Noticias, 3/08/2020).

¿Dónde quedó aquella promesa de campaña en la que afirmó, aquel candidato presidencial por Morena, que nada se haría sin la consulta a los maestros y padres de familia?, ¿por qué, durante estos 5 meses, no se recogieron las experiencias de los maestros y maestras de México?, ¿por qué, durante estos 5 meses, no se recogieron las voces y experiencias de los padres de familia sobre lo que les significó la primera parte de la estrategia?, ¿por qué, durante estos 5 meses, no se les preguntó a los estudiantes sobre las posibles bondades y/o desaciertos de dicha estrategia?, ¿por qué se menosprecio este cúmulo de saberes que representan una riqueza para la evaluación de un programa?

Quienes nos encontramos en el medio educativo sabemos bien que, al término de la ejecución de un proyecto, se tiene que realizar una valoración de lo acontecido. Eso lo tenemos claro porque, en más de una ocasión, nuestros maestros nos lo repitieron, prácticamente, hasta el cansancio. ¿Los objetivos planteados se lograron?, ¿qué factores intervinieron para que éstos pudieran, o no, lograrse?, ¿qué circunstancias se presentaron para que las acciones pudieran, o no, desarrollarse como se habían planeado?, ¿de qué manera los recursos planeados abonaron para que pudiera, o no, lograrse el proyecto?, ¿qué reflexión se puede obtener de todo ello? Éstas, son algunas de las interrogantes que, en algún momento, algunos profesores plantean para que los estudiantes, de cualquier nivel educativo, realicen un ejercicio de valoración y reflexión sobre el desarrollo de una actividad y/o proyecto encomendada por éste. Es más, algunos profesores, siguiendo lo que establece la Investigación-Acción, propician que sus estudiantes realicen un replanteamiento para que, con ello, pongan en marcha el mismo proyecto, pero con acciones que, una vez analizadas y replanteadas, logren el resultado esperado.

Desafortunadamente, en la SEP, la ignorancia pedagógica, didáctica y académica, es un hecho evidente. Esto es así porque, como he dicho, el “relanzamiento” de una estrategia fallida por parte de esta Secretaría, priorizó el pragmatismo y no el conocimiento que produce la experiencia. Y bueno, lo que el profesor, alumnos o padre de familia hicieron, o no, durante la contingencia, fue lo de menos. Es más, no importó. Claro, es obvio, darle autonomía al maestro para que éste ponga en marcha un cúmulo de estrategias para que sus estudiantes se acerquen al aprendizaje requerido, representaría un… ¿acto de rebeldía? Claro, es obvio, los planes y programas educativos tienen que cumplirse porque, de lo contrario, las organizaciones internacionales estarían insatisfechas por las acciones que la misma autonomía otorga. Y, desde luego, todo ese cúmulo de saberes “adquiridos” tienen que evaluarse porque, de lo contrario, los maestros no estarían cumpliendo con su trabajo. Por qué no se entiende que hacer poco es mucho (Carro, 2020).

Creo pues que, desde la presentación de esta propuesta, se ha polarizado y politizado un tema que, desde mi perspectiva, es fundamental para la mejora y bienestar de un país. La división encuentra sentido en aquellas voces que aseguran que, dicha propuesta, es viable porque no había de otra; por su parte, otras voces, aseguran que ésta no abona puesto que, aunque se dijo que el maestro es insustituible, la verdad de las cosas es que la televisión, o la radio, será esa figura que “dictará” los aprendizajes a seguir en tanto la pandemia no ceda terreno. En cualesquiera de los casos, yo me quedo pensando en que los alumnos pasarán un buen rato sentados frente a un televisor o radio, si es que cuenta con éstos; después, tendrán que “conectarse” o “comunicarse” por diversos medios tales como computadora, móvil (si es que cuenta con éstos) o, a través de un plan de actividades escrito y dejado en algún espacio de sus comunidades por su maestro; luego, realizar sus múltiples tareas escolares porque tienen que “aprender” los contenidos de las distintas asignaturas que, de acuerdo a su nivel, corresponda;  después, disipar dudas con sus padres o, en algunos casos, con sus profesores, mientras realiza éstas; luego, realizar algunas tareas domésticas propias de su contexto y de su región, o bien, ayudar a sus padres en su comercio o trabajo; ¡ah! pero eso sí, si no tuvieron la oportunidad de ver o escuchar lo que se trasmitió, pueden hacerlo porque los programas ahí estarán, para todos… ¿y el recreo? (Carro, 2020).

Ahora por lo que respecta a los maestros, además de los pobres cursos y consejos técnicos sin sentido, con seguridad trabajarán siguiendo la misma dinámica que sus alumnos, simple y sencillamente, porque así lo mandata su autoridad educativa; trabajo acompañado, desde luego, de sus respectivas evidencias porque, indiscutiblemente, también las solicita su autoridad educativa… ¿Y la autonomía? (Carro, 2019).

Luego entonces, una pregunta que he podido leer cuando la crítica a tal estrategia se hace presente a través de distintos medios de comunicación, ¿y usted qué propone? Me lleva a pensar que tal cuestionamiento busca, por un lado, una respuesta a lo que la misma autoridad no pudo responder o bien, que le otorgue una posible solución a todos los males que han aquejado al Sistema Educativo, aún, antes de la contingencia. Por mi parte, considero que hay cientos de respuestas y que éstas se hallan en cada uno de los profesores que son parte de ese Sistema porque, si bien es cierto que la SEP mandata y/o regula “algo”, también es cierto que el profesor o profesora, además de considerar aquello que se mandata, busca alguna otra estrategia para que sus alumnos aprendan. ¿Esto es autonomía? En sentido estricto sí lo es, pero es una autonomía relativa, oculta, que no se sobrepone a lo establecido porque, al final de cuentas, se cumple con lo que la autoridad mandata y no lo que la generación de aprendizajes requiera.

¿Qué pasó con la radio comunitaria, el perifoneo, los cuadernillos, el periódico, la revista, las historietas, entre otros?, ¿podrían ser parte de otras propuestas?

En este sentido, hay quien afirma que Aprende en Casa II no es una estrategia “nueva”, porque ya se cuenta con un modelo llamado “Telesecundaria”, y en parte es cierto, no obstante, permítanme referir que tal especialidad está dirigida a subsanar el rezago educativo en comunidades rurales e indígenas del país, lo cual me lleva a pensar que el Presidente, y el propio Secretario de Educación, al plantear una segunda parte de una mala película, reconocen que México presenta un rezago educativo, pero también, que la televisión ha sido el medio a través del cual, más del 90 por ciento de la población, se ha “educado” a través de los años.

¡Qué contradicción!


Referencias:

Flores, A. (3/08/2020). El 24 de agosto reinician clases a distancia en alianza con canales de TV. Imer Noticias. Recuperado de: http://noticias.imer.mx/blog/24-de-agosto-reinician-clases-a-distancia/

Carro, A. (28/04/2020). Hacer poco es mucho; pero la SEP no entiende esto. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/hacer-poco-es-mucho-pero-la-sep-no-entiende-esto/

Carro, A. (12/05/2020). ¿Y el recreo? Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/y-el-recreo/

Carro, A. (4/08/2019), “Zombies en la SEP. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/zombies-en-la-sep/

Fuente e Imagen: https://profelandia.com/aprende-en-casa-ii-las-segundas-partes-nunca-fueron-buenas/

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México: Automatiza SEP la inscripción y reinscripción en educación básica en CDMX

América del Norte/México/09-08-2020/Autor(a) y Fuente: www.jornada.com.mx

La Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México (AEFCM), inició el proceso de inscripción y reinscripción automáticas para las y los alumnos de las escuelas públicas de Educación Básica en la capital del país.

La medida, que concluye el próximo 11 de septiembre, fortalece las recomendaciones de las autoridades sanitarias al evitar aglomeraciones en los planteles, y prevenir contagios entre quienes integran las comunidades escolares, aseguró el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán.

Por ello, reconoció el apoyo de maestras y maestros, así como su disposición para iniciar el Ciclo Escolar 2020-21 el lunes 24 de agosto, en la modalidad a distancia, ya que la pandemia no permite otras opciones.

El titular de la AEFCM, Luis Humberto Fernández Fuentes, informó que el proceso de inscripción se realizará de manera automática para las y los alumnos que ingresarán a 1º de Preescolar, Primaria y Secundaria de la Ciudad de México, que obtuvieron su Comprobante de Asignación, por la solicitud realizada en febrero, y durante el periodo ordinario, por lo que cada director escolar recibirá el listado de estudiantes asignados a su plantel para las gestiones correspondientes.

Quienes presentaron solicitud de cambio de escuela de 2º a 6º de Primaria y 2º a 3º de Secundaria, o de inscripción extemporánea para preescolar, 1º de Primaria y 1º de Secundaria, una vez que se les notifique la respuesta y obtengan su Comprobante, aplicará la inscripción automática. La respuesta a estas solicitudes se informará entre el 19 y el 21 de agosto.

Fernández Fuentes precisó que los alumnos que continúen en la misma escuela quedarán reinscritos, de manera automática, al grado que corresponda.

Finalmente, detalló que, para concluir administrativamente la inscripción, se podrán entregar de manera presencial los documentos necesarios durante los tres primeros meses del Ciclo Escolar, siempre y cuando el semáforo epidemiológico se encuentre en verde y las escuelas estén operando de manera presencial.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/08/07/inicia-sep-proceso-de-inscripcion-y-reinscripcion-automaticas-en-primarias-de-cdmx-9601.html

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