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Educación, la cadena de las carencias

México / 10 de diciembre de 2017  / Autor: Gilberto Guevara Niebla / Fuente: La Crónica de Hoy

Las deficiencias de la educación son acumulativas y se trasmiten de la familia a la escuela y, segundo, dentro de la escuela, del grado inferior al superior. Hace tiempo, un ilustre maestro se lamentaba diciendo: “la escuela primaria tiene que llenar los vacíos formativos que deja en el alumno el preescolar, la secundaria gasta gran parte de sus energías en reparar las fallas de la primaria y la preparatoria hace lo propio con las deficiencias que trae el alumno de secundaria. Hoy, concluía, la universidad parece una gran preparatoria.

Exageraba, pero no mucho. La crisis de la educación tiene que ver con la ausencia de soluciones específicas para cada esfera educativa. Comenzando con la familia. En general “existen excepciones– los padres de familia son malos, o mediocres, educadores. Examinemos, por ejemplo, los patrones de crianza de las familias mexicanas donde prevalece la sobreprotección de los pequeños, la falta de reglas, el lenguaje deformado (“infantilizado”), la arbitrariedad del reparto de premios y castigos, etc.

El preescolar ha de enseñar al niño la autonomía y la disciplina que la familia no logró darle y que son cualidades indispensables para el desarrollo del niño. Pero no siempre el preescolar cumple su cometido y en la escuela primaria los maestros tienen que enseñar al alumno, a contracorriente, los hábitos indispensables para la convivencia escolar. Las tres metas cognitivas de la primaria “leer, escribir y dominar las operaciones aritméticas” rara vez se logran.

El dominio de la escritura es un lastre que se carga, a veces, hasta la conclusión de los estudios universitarios. En la secundaria debes aprender a resolver problemas sencillos de álgebra, de estadística y de geometría analítica, además de asimilar las habilidades para el estudio y el aprendizaje autónomo, pero pocas veces se logran esas metas.

Se llega a la preparatoria con dificultades para trabajar de forma independiente, con problemas para leer con fluidez y con mala escritura. Y la historia, para desesperación de los docentes, recomienza, pero las condiciones son cada vez más adversas. La carga de materias en la media superior es excesiva y en este nivel los maestros “en su mayoría universitarios” ya no se preocupan por atender de forma personalizada las carencias de los alumnos. Cada estudiante se hace cargo de sus propias lagunas y, si no puede hacerlo, pagará las consecuencias.

No en balde la preparatoria es el nivel con más alto grado de deserción. A universidad “donde he sido maestro por cuarenta años” los alumnos muestran más autonomía, pero sus conocimientos y habilidades en general son deficientes. Por regla general, les falla la escritura y muchos de ellos no son hábiles lectores. Los alumnos universitarios explotan mucho los recursos de la tecnología digital y les fascina hacer “trabajos de investigación” que suelen ser fusiles más o menos obvios de Wikipedia.

Muchos planes de estudio universitarios pecan de deficientes y no ofrecen, como fundamento, la preparación rigurosa y exigente del estudiante en las disciplinas básicas de la carrera (como se hace, por ejemplo, en medicina e ingeniería) sino que ofertan de entrada un abanico incoherente de asignaturas, incluyendo muchas optativas. El resultado, en los aspectos formativos del estudiante, es deplorable.

Esta cadena de carencias formativas nunca se va a resolver si no se actúa, con energía, en cada uno de los eslabones empezando con la familia. Esta esfera tiene crucial importancia, pero no ha merecido la atención que merece, en gran parte por razones políticas que no deberían influir en las políticas públicas. Los niveles escolares críticos son preescolar y primaria: su reforzamiento daría al sistema educativo nacional un fundamento que no tiene.

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http://www.cronica.com.mx/notas/2017/1055422.html

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Triquis: carencia en educación y salud

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Rectoría del Estado en Educación

México / 2 de diciembre de 2017 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

En estos tiempos en que se definen las candidaturas a la presidencia de la República y junto con ello se afinan las propuestas de programas de gobierno, en el contexto electoral nacional del 2018, conviene retomar algunas reflexiones críticas en torno a las complejas relaciones entre la política y la educación.

¿Qué significa “recuperar la rectoría del Estado” en materia de Educación? ¿Cuáles son los argumentos que ofrecen las autoridades educativas, algunos miembros de la comunidad académica y los tomadores de decisión que han promovido tan sui generis“reivindicación”?

Desde que se diseñó la estructura jurídica y una vez aprobadas las modificaciones constitucionales, de la actual “Reforma Educativa” (2012-2013), al iniciar el presente sexenio se dijo que: “La reforma educativa permitió al Estado mexicano recuperar su rectoría en la materia, indispensable para dirigir y lograr los cambios necesarios a favor de la niñez y la juventud, pese a que existen intereses de todo género e inercias de todo origen, sostuvo el titular de la SEP, Emilio Chuayffet.” (Excélsior, 29 enero, 2014, con base en información de Notimex)  Ese mismo discurso oficial se ha mantenido hasta la fecha y ha sido reiteradamente esgrimido por el secretario de Educación Pública en funciones, Aurelio Nuño, durante sus comparecencias y entrevistas ante los medios entre 2015 y 2017. ¿Por qué?

Como se puede notar, desde el principio y en su momento tanto Emilio Chuayffet como Enrique Peña Nieto, y ahora Aurelio Nuño, han incluido en el núcleo de sus discursos la necesidad política de “recuperar” la rectoría del Estado en materia educativa. Pero ¿acaso la Constitución Política y la Ley General de Educación no establecían u otorgaban al Estado, antes de 2013, las facultades jurídicas para ejercer dicha rectoría? ¿Qué había de recuperarse, aparte, si las facultades del Estado en la conducción y dirección de la educación nacional ya estaban conferidas?

Al respecto, la Maestra Lucrecia Santibáñez ofrece un interesante análisis: “Se habla mucho en los medios de que esta iniciativa de reforma es una estocada al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como si esto fuera su principal objetivo. Aquí habría que recordar, que muchos países con buen desempeño educativo (Canadá, Singapur e incluso Finlandia), tienen sindicatos docentes fuertes. Sin argumentar ningún tipo de causalidad, tener un sindicato fuerte, por sí mismo, no excluye el tener buenos resultados. Hay de sindicatos a sindicatos, por supuesto. En el caso de México el SNTE tiene injerencia en todos los principales programas educativos y goza de poder monopólico sobre las relaciones laborales entre autoridad y maestros. Si le añadimos que juega directamente en la cancha gremial y en la cancha electoral la cosa se complica. Por lo tanto, si cambiar las formas significa ampliar el rango de acción de la autoridad educativa y su posibilidad de mejorar la educación en México, el enfoque estaría justificado.” (Nexos, blog de la redacción, 13 dic., 2012)

Por su parte, Gilberto Guevara Niebla, consejero de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), ha expuesto sus ideas y argumentos sobre este tema: “El objetivo de la reforma educativa es devolver el valor a la enseñanza. Lo que ocurrió con la educación en los últimos 70 años fue que se generó una relación perversa entre el Estado y el SNTE, de  tal manera que el primero hizo concesiones desmesuradas en dinero, plazas, direcciones de escuelas… Entonces, señala, el sindicato comenzó a colonizar, como dice Carlos Ornelas, la esfera directiva del Sistema Educativo Nacional hasta llegar  al punto extremo del 2008, cuando se firma la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), y el sindicato participa directamente en la dirección nacional. “El 50% de la comisión mixta nacional estaba formada por miembros del sindicato”.

“Por esto, con la reforma se busca desterrar, como lo dijeron el gobierno y las tres fuerzas políticas de México, el PAN, PRD y PRI, los antiguos poderes que se generaron en el país durante esas siete décadas, además de que el Estado recupere la rectoría de la educación…”, (Guevara Niebla, en entrevista con Adrián Figueroa, Crónica, 5 ago., 2016).

¿Qué es lo lleva a los políticos y funcionarios del sector educativo a hablar de la supuesta “recuperación” de la rectoría del Estado en materia de Educación en México? Para algunos observadores independientes, como es mi caso, queda claro que el discurso oficial sobre la “recuperación” de la rectoría del Estado en la Educación, ha sido “sobre dimensionado” o de plano “exagerado”, puesto que dichas facultades ya se encontraban establecidas en la Constitución y en las leyes secundarias en la materia: Tres elementos, por mencionar sólo algunos, dan cuenta del aseguramiento de la llamada rectoría del Estado en este ámbito: 1) El control de la nómina y de las plazas de trabajo federales del Sistema Educativo Nacional (que desde 2015 se volvió a centralizar en la CDMX por parte de la SEP); 2) La decisión y facultades absolutas sobre los cambios a los Planes y los Programas de la Educación Básica (que impacta e involucra a la mayoría de los mexicanos) y, desde 2013, de la Educación Media Superior; y 3)  La conducción (con financiamiento incluido) de la formación inicial y continua de las maestras y los maestros del país.

Pienso que la supuesta “pérdida” de rectoría del Estado en materia Educativa, tiene otro sentido más específico: Se refiere, más bien, al conjunto de prácticas corporativas y clientelares que impusieron los gobiernos federales, encabezados por priístas y panistas durante los últimos 40 años, con el beneplácito de las cúpulas sindicales dominantes o hegemónicas, de origen priísta, sobre todo desde el periodo 1989-1992, tiempo en el cual Carlos Salinas pactó esa relación con la maestra Elba Esther Gordillo, mediante el llamado “Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica” (firmado por cierto por Ernesto Zedillo, como titular de la SEP y por todos los gobernadores de la entidades federativas).

Entonces no fue “pérdida” de rectoría, sino más bien “cooptación”, “negociación”, “alianza” o “pacto” político que convenía a ambas partes, sobre todo con fines de control y manejo corporativo de los miles de miembros del SNTE. Así era (¿o es?) la ecuación para ejercer el poder político sobre el magisterio.

Justo sobre este controversial núcleo discursivo (“la necesidad política de recuperar la rectoría del Estado en Educación”), la Mtra. Tatiana Coll, de la Universidad Pedagógica Nacional, se refiere a este asunto como: “El fetiche de la rectoría del Estado y la calidad educativa”.

“Los argumentos más visibilizados que sustentan esta reforma son: la recuperación de la rectoría del Estado en materia educativa y la tan llevada y traída calidad de la educación. La llamada “rectoría del Estado” parece haberse convertido en los nuevos tiempos priístas en la palabra clave que permite explicar, justificar, alabar y llevar a cabo un conjunto de políticas reformadoras. Se “recupera la rectoría del Estado” en educación al encarcelar a la señora Gordillo a pesar de que los charros sigan controlando el sindicato; sin embargo, “no se pierde la rectoría del Estado” al abrir el petróleo a la inversión privada nacional y extranjera cuando sólo se podrán cobrar menguados impuestos; y se “consolida la rectoría del Estado” en telecomunicaciones al aceptar el ingreso del monopolio Slim en televisión y, viceversa, del monopolio Azcárraga en telefonía. Una rectoría del Estado cuyos principios se acomodan fácilmente a los intereses dominantes.”

Así continúa su análisis la Mtra. Coll: “La pregunta evidente sería: ¿qué entienden por Estado y por rectoría del Estado cuando se utilizan para caracterizar procesos tan aparentemente disimiles? Seguramente el meollo radica en que “la injerencia dañina” del SNTE vulnera al Estado, mientras que la “benéfica injerencia” del capital privado lo fortalece. En realidad me parece que es exactamente al revés: en el caso de la educación nunca se perdió la famosa rectoría, es un pretexto para controlar a los maestros, mientras que con relación al petróleo y su apertura al capital privado el Estado está muy dispuesto a cederla; así,  aunque se trasnacionalice, como los bancos, “seguirá siendo de la nación”, maniobras verbales en las que se especializa el priísmo.” (Coll Lebedeff, Tatiana. La reforma educativa, el poder del Estado y la evaluaciónEl Cotidiano, núm. 179, 2013, pp. 43-54. UAM, Unidad Azcapotzalco. México)

La guerra sobre la idea de “colonización” en el vínculo política-educación

El debate sobre la llamada “Colonización” derivada de la difícil relación entre el SNTE y el Estado mexicano, a la que se ha referido Carlos Ornelas, de la Universidad Autónoma Metropolitana, ha generado un explosivo debate, específicamente con Manuel Gil Antón, del Colegio de México, quien ha señalado, palabras más palabras menos, que “no se puede colonizar a alguien con quien se ha sido cómplice o sujeto de una invitación.” Aquí algunos fragmentos del debate conceptual:

“De vez en cuando, Manuel Gil Antón me critica por cosas que él dice que digo, no por lo que escribo… Hoy repite la dosis, reitera lo que ha argumentado en ponencias y otros artículos. En su pieza del 4 de noviembre, en El Universal, Manuel apunta: “Javier Tello, al coordinar una sesión del seminario que organizó el INEE en torno a la reforma educativa, escuchó a Ornelas y al subsecretario (Otto) Granados hablar de la colonización y, con inteligencia, preguntó: ‘¿No habrá sido una colonización por invitación?’. Ornelas respondió que sí, que la colonización ha sido a petición de parte, o bien por contrato o convenio”.

“Una parte de esa cita es correcta, pero corta. En mi respuesta a la pregunta de Javier expresé de manera sintética lo que he expuesto con fundamento en bibliografía y documentado con investigación empírica en varios textos. Recurro a la taxonomía que estructuró Martin Carnoy (“La educación como imperialismo cultural”. México, Siglo XXI, 1977). Los casos típicos de colonización son: 1) por invitación (que fue como comenzó la cosa entre la Secretaría de Educación Pública y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación desde 1946), 2) por convenio (que es como ha sido la mayor parte de los arreglos entre la SEP y el SNTE) y, 3) por conquista, que fue lo que hicieron Carlos Jonguitud Barrios —contra Fernando Solana y Jesús Reyes Heroles— y Elba Esther Gordillo, cuando algún secretario —o secretaria— de Educación Pública no quería ceder.”

“Además, señalo que la colonización que ejerce el SNTE sobre el gobierno de la educación básica siempre estuvo sujeta a los intereses institucionales del Estado. Cuando Jesús Robles Martínez, Carlos Jonguitud Barrios o Elba Esther Gordillo rebasaron los límites, el jefe del Estado en turno los defenestró.” (Carlos Ornelas Navarro, Educación Futura, 8 nov., 2017. Ornelas Navarro es autor del libro: “Educación colonización y rebeldía: la herencia del pacto Calderón-Gordillo. Siglo XXI Editores, 2012).

La respuesta de Manuel Gil Antón:

“En mi texto, critico un concepto que ha empleado con frecuencia (para caracterizar la relación entre la SEP y el SNTE) pues me parece equívoco. No hago, como creo que debe ser, ningún juicio a su persona. Más allá de los desacuerdos, vale la pena, siempre, debatir. Le agradezco la lectura de mi artículo y, con base en las dos contribuciones, los lectores podrán reflexionar sobre el tema.  Lo saluda con aprecio, Manuel Gil Antón.”

Como podemos observar, el debate sobre la necesidad política, estratégica y operativa de “recuperar la rectoría del Estado sobre la Educación, así como sobre la llamada “colonización”, está y estará vivo durante las campañas políticas que se avecinan. Por ello, considero conveniente identificar los hilos finos del tejido que forman parte de esta tela, de la cual por cierto hay mucho qué tejer y destejer desde diversos puntos de vista. ¿Por dónde le quisieran entrar: por lo ideológico, lo político o lo conceptual?

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/11/30/rectoria-del-estado-en-educacion

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México: La reforma educativa desmanteló la enseñanza especial, afirman expertos

México / 5 de noviembre de 2017 / Autor: José Antonio Román / Fuente: La Jornada

Otro resultado de la reforma educativa, impulsada durante la actual administración federal, es el franco desmantelamiento de la estructura para atender la enseñanza especial en el país, con lo cual se agrava la exclusión que viven los estudiantes con capacidades diferentes y sus familias.

En el foro Educación especial en México: inclusión o exclusión, especialistas en el tema alertaron que con el falso argumento gubernamental de dar un trato igual a esos niños y jóvenes se ha agravado su situación, con una falta de atención a causa de escasez de recursos humanos y económicos.

Gabriela Naranjo Flores, investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), advirtió que dicha exclusión e invisibilización afecta a la sociedad en su conjunto, pues niños y jóvenes con capacidades diferentes regularmente no pueden entrar al sistema educativo nacional o cuando llegan a ingresar lo hacen solamente por un tiempo o sencillamente no avanzan.

Dijo que a las escuelas se les está demandado el acceso de todos, pero hay prácticas excluyentes en toda la sociedad, por lo que revertir ese proceso debe ser un esfuerzo y tarea conjunta de todos los sectores para tener una sociedad y una escuela verdaderamente incluyente.

Durante su intervención en el foro, organizado por Casa Lamm y La Jornada, la especialista señaló que ante la imposición de la reforma educativa muchos expertos, valiosos y con extraordinaria experiencia en enseñanza especial, se están perdiendo.

Hay falta de recursos humanos para la atención de la educación especial. Con dicha modificación han desaparecido los equipos interdisciplinarios que existían –con terapeuta, sicólogo, pedagogo y trabajador social, entre otros–. Ahora los nuevos perfiles son inadecuados. Por ejemplo, actualmente hay un especialista por escuela y un supervisor para 40 planteles. Es imposible brindar atención en esas circunstancias.

Por su parte, Teresita Garduño Rubio, del Instituto de Investigaciones Pedagógicas, destacó que cada niño es diferente y que la inclusión inicia precisamente con el respeto a esa individualidad.

No obstante, añadió, la escuela busca hoy homogenizar a todos los alumnos. Los niños con alguna discapacidad no son números, sino tienen nombre y apellido. Por ello, mientras el Estado se empeñe en aplicar pruebas estandarizadas los niños con discapacidad siempre permanecerán rezagados.

Fuente de la Noticia:

http://www.jornada.unam.mx/2017/11/01/sociedad/037n2soc?partner=rss

Fuente de la Imagen:

http://www.iea.gob.mx/webiea/sistema_educativo/sistema_eduespecial.aspx

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Jamaica: educación para reducir el impacto de la violencia

Jamaica /29 de octubre de 2017 / Autor: E. Tovar / Fuente: ICRC

Con el fin de reducir el impacto de la violencia y expandir las oportunidades de vida de jóvenes y menores de edad de sectores más vulnerables, el CICR apoya a la Cruz Roja de Jamaica, a través de sus dos escuelas, con el fin de facilitarles el acceso a la educación.

A esta inciativa, que se conoce como Escuelas de Transformación (Schools of Transformation) se agregó un componente deportivo y uno psicosocial, denominado proyecto RIV (Reducir el impacto de la Violencia), para responder de manera más integral a las necesidades de estos jóvenes desvinculados del sistema de educación nacional y con menos probabilidades de acceder al mercado laboral.

Fuente de la Noticia:

https://www.icrc.org/es/document/jamaica-educacion-para-reducir-el-impacto-de-la-violencia

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Crítica al INEE: Evaluar a los Evaluadores

México / 29 de octubre de 2017 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), recientemente ha organizado un seminario sobre «La Reforma Educativa: Avances y Desafíos». En una de las sesiones de análisis y reflexión, celebrada el pasado 18 de octubre, se abordó el tema: «El INEE dentro de la Reforma Educativa»; sin duda un título interesante toda vez que se trata de la institución responsable, por ley, de la evaluación en el sector.

En esta ocasión describiré y comentaré, en términos generales, lo que sucedió en esa reunión de análisis y discusión en la cual participaron, por la parte oficial, Eduardo Backhoff, consejero presidente de la Junta de Gobierno del INEE; y como comentaristas invitados: Pedro Flores-Crespo, profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro, y David Calderón, de la asociación civil «Mexicanos Primero». El moderador de esta mesa fue el periodista Javier Solórzano. (Ver enlace del video en la nota anexa)

En su oportunidad, el presidente del INEE, Eduardo Backhoff, se refirió a los avances que ha logrado el Instituto en los distintos ámbitos y responsabilidades de la evaluación educativa durante los últimos 4 años, desde que éste alcanzó legalmente su autonomía, en 2013, con respecto al Gobierno Federal. Cabe recordar que antes de 2013, el INEE era un organismo que dependía jurídica, estructural y presupuestalmente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Backhoff también abordó algunos de los retos, desafíos y perspectivas del INEE en el marco de la fase actual de la Reforma Educativa en México.  Entre los retos del INEE habló de las nuevas atribuciones y grandes responsabilidades del Instituto no sólo dentro de las tareas de evaluación e información sobre la educación en México, sino también en el trazo de las políticas nacionales en materia de evaluación de la educación, es decir, en los diversos procesos de toma de decisiones y en el seguimiento de las intervenciones u operaciones que en materia educativa deben ponerse en marcha tanto en el conjunto del SEN como de los subsistemas educativos estatales o regionales.

También Backhoff mencionó algunos de los grandes problemas que enfrenta el Sistema Educativo Nacional (SEN), como son los temas de la falta de cobertura en educación preescolar y media superior; y la baja participación de adultos en la educación superior; y señaló otros asuntos importantes como los bajos niveles de logro en aprendizajes de los jóvenes, en Lenguaje y Matemáticas; y la inequidad educativa e intercultural que prevalece en el país, entre otros.

Pedro Flores-Crespo, quien también es miembro del Consejo Técnico del INEE, señalo que, en términos generales, coincide con lo expresado por Backhoff, en torno a los avances logrados por el Instituto a su corta edad, y que, en sí mismo, está de acuerdo en defender al INEE como organismo autónomo en su papel de actor del diseño y promotor del cambio de las políticas educativas nacionales; sin embargo, afirmó que hay que desentrañar la relación entre «evaluación» (como acción técnica) y la «calidad» (como acción y resultados de las políticas públicas educativas); y sugirió algunas rutas a desarrollar o sobre las que habría que reflexionar, como lo es el tema de la emisión de directrices educativas como nueva atribución del INEE y cómo traducirlas en términos de políticas educativas. El gran problema que existe, dijo Flores-Crespo, es la falta de reconocimiento del «poder compartido», expresado en la autonomía, por parte de las autoridades federales, que no admiten la injerencia del INEE en diversas decisiones de política educativa (puso como ejemplo el asunto de las recomendaciones sobre el cambio en el subsistema de educación inicial de docentes). Y propuso algunos mecanismos para elevar el costo (político y jurídico) a las autoridades educativas que no cumplan con las directrices marcadas por el Instituto, en el marco de las atribuciones y facultades legales que éste tiene (en efecto, no todo en el mundo del poder político se resuelve mediante colaboración y cordialidad, o a través de mecanismos o recomendaciones tecnocráticos).

Pero el mensaje más importante de Flores-Crespo, fue la crítica hacia el clima interno de trabajo en el INEE: Ir más allá de las coyunturas políticas y mirarse a sí mismo, como institución, para trabajar en congruencia con sus tareas sustantivas y sin perder de vista las perspectivas del cambio educativo ni las bases sociales que lo sustentan.

David Calderón se refirió de manera analógica a la situación que hoy atraviesa el INEE, en términos de su condición como entidad autónoma: «¿Qué pasa cuando a los ingenieros de la NASA los pones de astronautas?». Y se pronunció a favor de crear una serie de programas que, sin lesionar el marco jurídico y normativo, se requerirían para que los evaluadores cumplan cabalmente con sus funciones (por ejemplo, en materia de difusión, comunicación y de mayor conexión con los beneficiarios del trabajo realizado por el Instituto: los niños y los padres de familia. Crítica que aceptó Backhoff en su oportunidad).

«Hay que decir y hay que saber que la autonomía (del INEE) se ganó a alto precio… y se ganó o se arrancó porque el (Poder) Ejecutivo no es confiable hoy, antes y en el futuro…».  «Que el INEE explique y se arriesgue a exponer qué es lo que está entendiendo por «calidad» educativa»; y que «el INEE se comprometa aún más con un enfoque de derechos (a la educación) a favor de los niños, las niñas y los jóvenes», fueron las afirmaciones sobresalientes de las intervenciones hechas por Calderón.

 Las preguntas del moderador, Javier Solórzano, giraron en torno a las facultades y estrategias generales del organismo público encargado de la evaluación de la educación, así como sobre los mecanismos para lograr que la evaluación se convierta en una herramienta para la mejora educativa.

También se abordaron rápidamente algunas preguntas enviadas por el público asistente al evento sobre las limitaciones y posibilidades del INEE en torno a la transformación efectiva del sistema educativo.

A reserva de comentar en otro momento algunos detalles finos del encuentro, considero que este tipo de reuniones permiten, en efecto, abrir un espacio para «evaluar a los evaluadores»; es decir, para realizar un balance sereno, crítico y analítico sobre el estado que guarda el INEE y su vínculo orgánico con la actual etapa de la Reforma Educativa, así como con su tarea social principal, que es contribuir al «mejoramiento de la calidad educativa, con equidad», en México.

Tarea central que sin duda implica, de manera específica, entre otras finalidades y propósitos, establecer los criterios, indicadores, parámetros, instrumentos, técnicas y estrategias adecuados para realizar los programas y proyectos de evaluación de la educación en todos los niveles y modalidades; además de coordinar los trabajos del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación (como «Ecosistema», según Backhoff), mediante el cual se generan las bases para reorientar los programas y acciones de gobierno en materia de políticas educativas.

Un papel importante del INEE es también generar las condiciones para el desarrollo de una cultura sobre la evaluación de la educación en la sociedad. Pero quizá el reto o desafío más importante para el INEE, en el futuro inmediato, será convertirse en un verdadero motor del cambio educativo. ¿Hasta dónde será eso factible? ¿Qué tan autocríticos en ese sentido ha sido el INEE, es decir, su junta de gobierno y funcionarios técnicos?

No hay que olvidar que el INEE, como organismo autónomo, no sólo evalúa al sistema educativo en su conjunto, a través de diversos indicadores e instrumentos, como lo es, por ejemplo, evaluar los aprendizajes de los estudiantes, sino también toma el pulso del país en términos de la evaluación de programas, métodos y materiales educativos, así como sobre las condiciones sociales, económicas y culturales que inciden en la educación de las personas y los grupos. Esto sin dejar de lado el tema más sensible y conflictivo de las funciones del INEE: la evaluación de docentes, directivos, supervisores y asesores técnicos que trabajan en la escuela pública obligatoria.

Mención especial merece la relación del poder político y las facultades atribuidas al INEE en materia de evaluación de la educación. Sobre este punto el consejero presidente del INEE, Eduardo Backhoff, señaló que es un gran reto para el Instituto lograr que las autoridades educativas de los distintos niveles de gobierno, apliquen correcta y oportunamente las recomendaciones y/o directrices que en materia de políticas educativas emite el Instituto; y que hasta la fecha no ha podido producir, en los hechos, los cambios que requiere la educación en México.

Estoy de acuerdo con algunas de las ideas expresadas por los participantes en esta mesa, en particular, al aseverar que aún falta emprender diversas acciones importantes en favor del desarrollo educativo y los aprendizajes escolares, en las instituciones a cargo del Estado mexicano; así como diseñar nuevos programas para evaluar sistemática, adecuada y oportunamente el trabajo de Directivos, Supervisores y Asesores Técnicos. A esto hay que agregar una idea que he sugerido en varias ocasiones en este mismo espacio: Ser congruentes con el espíritu de la cultura «meritocrática», y ello significa que los funcionarios de todos los niveles institucionales, responsables de la educación pública, tanto del gobierno federal como de los gobiernos estatales y organismos desconcentrados, sean sujetos activos de la evaluación con el mismo rigor y en las mismas condiciones con que se evalúa a las demás figuras educativas.

El día en que se logre cumplir con este precepto democrático, estaremos entonces en el terreno no sólo de la equidad y los equilibrios educativos, sino también en el campo de la congruencia y la confianza, que tanto les hacen falta a las autoridades, al sistema educativo y a la nación.

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/10/25/critica-al-inee-evaluar-a-los-evaluadores?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+portal%2Fall+%28SDPNoticias.com%29

 

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La violencia amenaza la educación de 4,5 millones de niños en Yemen, alerta UNICEF

Yemen / 22 de octubre de 2017 / Autor: Carla García / Fuente: Radio ONU

El conflicto en Yemen tiene un impacto terrible en los niños, quienes además de no poder educarse adecuadamente, sufren desnutrición y trauma.

 

 

La violencia en Yemen afecta profundamente al sistema educativo nacional. Muchas escuelas han cerrado, los maestros no han recibido salario durante un año y 4,5 millones de niños sufren las consecuencias, advirtió este miércoles el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).

El director regional para Medio Oriente y África del Norte de esa agencia explicó que los más de dos años y medio de conflicto armado en Yemen tienen un efecto demoledor en los niños quienes, además de todo el sufrimiento que acarrean los enfrentamientos armados, no tienen garantizada una rutina educativa normal.

En un comunicado, Geert Cappelaere detalló que durante el último año no se ha pagado a tres cuartas partes de los profesores y el 10% de las escuelas han cerrado por haber sido destruidas o porque son utilizadas para propósitos militares o como albergues para las familias desplazadas.

Hasta el momento, UNICEF estima en 2 millones la cifra de niños yemenitas que no van a la escuela.

Cappelaere señaló, además, que los menores que aún van a la escuela padecen desnutrición y trauma, lo que afecta su capacidad de aprender.

El director regional de UNICEF exhortó a colocar el bienestar de los niños por encima de cualquier otro objetivo y pidió a todas las partes del conflicto proteger las escuelas y trabajar unidas para encontrar una solución urgente a la crisis salarial de los profesores para que los menores puedan continuar su educación.

Fuente de la Noticia:

http://www.unmultimedia.org/radio/spanish/2017/10/la-violencia-amenaza-la-educacion-de-45-millones-de-ninos-en-yemen-alerta-unicef/#.Wefxf1vWzcs

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La escuela de educación básica después del sismo: a dónde vamos

México / 1 de octubre de 2017 / Autor: Miguel Ángel Gallegos / Fuente: Educación Futura

En México se nos está cayendo la letra “e”, de escuela y de esperanza. Se ha teñido de rojo sangre. El pasado 19 de septiembre del presente año dejó marcada a la sociedad mexicana, sobre todo a la capitalina. Una vez más sucedió la tragedia, después de treinta y dos años volvió a pasar. ¡No aprendimos la lección!

Pareciera ser que los simulacros que se habían realizado aquella mañana de septiembre, no habían servido de mucho. Justo al momento del terremoto la gente había olvidado las indicaciones repetidas por más de treinta años. Muchos jóvenes y niños sólo llevaban algunos años de repetición ¿Acaso los protocolos de seguridad no han sido los correctos?

Parece que en México los simulacros son solo eso, simulacros que sirven para fingir que se hace algo, que permiten justificar mediante avisos y comunicados banales de que se está cumpliendo con las recomendaciones.  Hoy la burocracia administrativa pide informes y evidencias de todo, pero cuando la realidad nos alcanza, esas informaciones escritas difícilmente sirven de algo ¿Acaso estos métodos informativos son adecuados para algo?

Lo que importa a la mayoría de las autoridades educativas son los informes, mientras más fotos y evidencias mejor, es lo que decía un distinguido directivo de una escuela para la que trabajé durante algunos años. Eso le pedían a él, eso le exigían sus superiores. Estimo que a la burocracia no le importan los procesos, las vivencias, los sentimientos, las emociones y la seguridad de la gente.

Vislumbro que a las administraciones de gobierno lo único que les interesa es tener informes de todo –aunque en muchos casos, estos no sean revisados por nadie–. Desafortunadamente cuando nos alcanza la realidad, las cosas cambian, como hemos visto, en ella salen a relucir negligencias, carencias, pendientes, complicidades, abusos de autoridad e incluso fallas administrativas. Los anhelados sellos de recibido, plasmados en los formatos de evidencias, en poco ayudan cuando la realidad pone a prueba a la sociedad y sus instituciones.

En México, una gran cantidad de entidades, municipios, localidades, calles y domicilios sufrieron las consecuencias del sismo del pasado 19 de septiembre, en el que por desgracia se perdieron muchas vidas. Respetuosamente pido un momento de silencio, en particular para una institución educativa que desafortunadamente vio vencer su infraestructura en uno de sus edificios, hecho que lamentablemente arrebató la vida de personas adultas e infantes. Un hecho que, a partir de ello marcará el futuro de la vida en las escuelas, particularmente en la educación básica.

La escuela a lo largo de las últimas décadas ha sido la institución más sólida y segura que el Estado puede brindar a la ciudadanía. La sociedad en general confía plenamente en ella, al grado de dejar a sus hijos –desde sus primeros años de vida– por varias horas durante el día. Hoy las jornadas escolares en este nivel educativo, que contempla el preescolar, la primaria y la secundaria, van desde las tres horas en escuelas con horario normal, hasta las ocho horas en las llamadas de jornada ampliada o tiempo completo.

Desde el día del sismo, y hasta nuevo aviso el regreso a algunas escuelas depende de las indicaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Por lo tanto, los padres de familia están atentos a los reportes institucionales que emitan las autoridades estatales como las federales. La pregunta es, ¿la vida en las escuelas volverá a ser la misma después de la tragedia sucedida en el Colegio Enrique Rébsamen?

Los padres de familia dejarán a sus hijos cada día con la misma confianza de siempre, en este colegio o en cualquier otra institución educativa, o habrá que tomar nuevas medidas para los nuevos escenarios que los fenómenos naturales en cualquier momento nos puedan sorprender.

Me pregunto: ¿qué dará certeza a los padres de familia para llevar a sus hijos a sus respectivas escuelas?, ¿que brindará certeza a los administrativos, docentes y estudiantes para continuar su vida normal en los centros escolares?, un informe o un dictamen con sus respectivos sellos, será lo que brindara la tranquilidad, o serán obras y acciones las que devuelvan la “e” de la esperanza a nuestro México.

Tengo la fortuna de conocer a muchos docentes de educación básica en la Ciudad de México, quienes me hicieron llegar –vía electrónica- un documento en formato PDF, el cual circuló entre una gran cantidad de docentes de este nivel educativo. Este es un reporte de afectaciones por el sismo, el cual presenta un listado de las 209 escuelas de educación básica, las cuales sufrieron algún daño, que va desde fisuras en paredes, grietas en escaleras hasta bardas caídas.

Puedo mencionar de dicho reporte de escuelas públicas de educación básica dañadas en la Ciudad de México, los siguientes números: preescolar 81; primaria 85; secundaria 41; especial 2, lo que da un total de 209 escuelas dañadas en menor o mayor grado, esto nada más en la capital del país. Habrá que ver si a nivel nacional se tiene algún reporte, tanto de escuelas particulares como de públicas. Es necesario.

Del anterior listado pude corroborar lo que el describe en relación a los daños señalados en algunos planteles. Por ello, mencionó esta información con la seguridad de que la SEP la difundirá de manera oficial, no para alarmar a los padres de familia, sino para hacer sinergia con ellos y tomar las medidas necesarias, las cuales atañen a los cuatro actores escolares: alumnos, docentes, padres de familia y autoridades educativas.

Hoy más que nunca se debe hacer equipo para recuperar la “e” de escuela en nuestro querido México. Debemos aprender de esta mala experiencia y pensar si estamos actuando bien en lo individual, en lo general y si nuestras autoridades educativas están respondiendo a las necesidades que los tiempos demandan.

Cabe preguntarnos ¿por qué algunas escuelas están dañadas y otras no? Dónde queda la inversión en Certificados de Infraestructura Educativa Nacional (CIEN) del Programa del Gobierno de la República para garantizar que los Planteles Educativos sean de calidad “Escuelas al 100”, puesto en marcha en el año 2015, en el cual prometió invertir 50 mil millones de pesos para mejorar las escuelas en todo el país. No vaya a resultar solo un certificado, documento o informe más, que en nada ayuda cuando la realidad nos alcanza.

Finalmente, mencionar que la SEP ha venido evaluando a los docentes en los últimos años; parece que hoy los papeles se invierten, ahora los docentes y la sociedad en general evaluarán el desempeño de esta Secretaría que tiene en sus manos la responsabilidad de las escuelas públicas y particulares incorporadas al Sistema Educativo Nacional, así como de verificar la situación que guarda cada uno de estos planteles para declarar el regreso a clases en condiciones normales o no. Seguiremos atentos.

Fuente del Artículo:

La escuela de educación básica después del sismo: a dónde vamos

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