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Entrevista a Albert Sangrà: “La mayor angustia de alumnos, familias y docentes es que desconocíamos lo que se nos venía encima”

Entrevista/09 Julio 2020/Autor: Nacho Meneses/elpais.com

El posible impacto de los rebrotes de coronavirus una vez iniciado el curso hace necesario avanzar a un modelo de escuela híbrida, bien diseñado y con los recursos suficientes

La crisis sanitaria provocada por la pandemia de covid-19 ha supuesto un verdadero terremoto para la educación de muchos países. En España, más de 10 millones de alumnos se vieron de la noche a la mañana empujados a un largo confinamiento que obligó a repensar, de urgencia, todo un sistema educativo, y la posibilidad de que surjan nuevos rebrotes de la enfermedad en el otoño obliga a considerar todos los escenarios posibles. Entre ellos, el de la escuela híbrida, que de una u otra manera combina periodos de enseñanza presencial y online, se erige como uno de los más probables. Pero ¿cómo debería ser esta educación mixta? ¿De qué manera es necesario prepararse? De ello hablamos con Albert Sangrà, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Pregunta. ¿Cómo debería ser un modelo híbrido presencial y online?

Respuesta. Hay a quien le gusta decir que los modelos híbridos son la solución a todo porque toman lo mejor de los dos mundos, el presencial y el virtual. Pero lo cierto es que eso depende de muchas cosas. Tenemos que prepararnos para modelos híbridos no programados, aquellos que, desgraciadamente, sean el resultado de un nuevo confinamiento general o parcial, o de la necesidad de no disponer de todo el espacio en las aulas, y tener que funcionar con grupos alternos, en los que unos días van unos y otros días van otros.

Si la escuela no puede ser presencial, ¿cómo actuamos? No podemos repetir lo que hemos hecho hasta ahora, porque entonces sí que demostraríamos ser incapaces de gestionar de forma adecuada nuestro sistema educativo. Si ya sabemos que esto puede suceder, vamos a establecer protocolos y mecanismos que nos permitan hacer frente a modelos híbridos no programados, que no sabemos cuándo van a suceder; son los que nos sacarán mejor las castañas del fuego.

P. Pero no todos los centros tienen los mismos recursos.

R. Los modelos han de ser lo suficientemente flexibles en su aplicación como para tener en cuenta la diversidad entre centros. Más que de muchas directrices, soy partidario de desarrollar unos modelos híbridos que permitan a los centros tener una cierta capacidad de actuación.

A los centros educativos se les está dando la responsabilidad de aplicarlo, pero no sé si se les proporciona la formación y las herramientas necesarias para hacerlo. Si no se hace, la sensación es que tenemos que volver a clase a cualquier precio, y en estos momentos ese precio es muy alto. Vamos a empezar el curso de manera presencial, pero nadie nos dice cuántas veces tendremos que dejar de hacerlo a lo largo del próximo año o de los dos próximos cursos.

P. ¿El modelo mixto es siempre preferible a un modelo puramente virtual?

R. Si nos encontramos en una situación en la que nos dicen que mañana no se puede ir a clase, tengo que tener una solución preparada, y si no puedo ir a la escuela, a lo mejor no es híbrida. Es necesario desarrollar una buena solución online, no un parche, como hemos intentado poner hasta ahora, con muy buena voluntad. Claro que tendríamos que dar un enorme reconocimiento a todos los profesores y profesoras, y a los directores y directoras de centros, que durante ese periodo han hecho lo posible (y más) para dar servicio a todos los alumnos y alumnas; pero eso no significa que fuera lo mejor: es lo que era posible y viable en esos momentos y condiciones.

Ahora es diferente, porque lo podemos ver venir. Por eso, si no nos preparamos para otra eventualidad semejante, es que somos tontos de remate. Hay que hablar de cómo tiene que ser una educación online de calidad, que nos permita alcanzar resultados parejos e incluso superiores a lo presencial. Cuando podamos, volveremos a hacerlo presencial y, a lo mejor, como hemos aprendido mucho al hacer lo otro, podremos pasar por periodos en los que digamos “mira, esto lo podéis hacer desde casa, en el entorno virtual”. Hibridizar eso nos resulta más fácil, porque sabemos hacerlo y porque vemos que tiene unos beneficios que antes desconocíamos y que ahora pueden dar un valor añadido.

El profesor Albert Sangrà.
El profesor Albert Sangrà. UOC

P. ¿No sería mejor comenzar el curso con un modelo ya híbrido establecido, sin esperar a ver si pasa algo?

R. Yo creo que sí, y por eso te hablo de un modelo híbrido no programado. Hay que diseñar las actividades que vayamos a realizar de manera que puedan ser reversibles, y que si sucede algo puedan continuarse de manera online. Eso significa diseñarlas muy bien, y dedicarles mucho más tiempo. Las familias y la sociedad a veces no se dan cuenta del tiempo que implica trabajar como docente; no es solo las horas físicas delante de los alumnos, sino todas aquellas de programación para que luego todo funcione como es debido. En un entorno online, eso es todavía más exigente y necesario.

Es imprescindible formar a nuestros estudiantes en este tipo de actividades, que a veces serán presenciales y a veces virtuales; sobre cómo funcionan y cómo pasar de un momento a otro. Debemos tener transiciones fluidas, y esto solo puede suceder si están ya diseñadas y si hemos formado a las personas para que sepan cómo actuar llegado el momento. La mayor angustia que estos días han sentido muchos alumnos, alumnas, docentes y familias, se ha debido a que desconocíamos lo que se nos venía encima. No sabíamos lo que iba a pasar después.

P. ¿Tenemos tiempo para formar a los docentes?

R. Lo primero que es necesario es un cambio de cultura, pero también hay que asumir que no va a suceder de un día para otro. Probablemente nos costará bastante la primera vez; pero si lo vamos trabajando, cada vez tendremos más facilidad. Yo doy por sentado que vamos a empezar el curso presencialmente, pero supongamos que tenemos un rebrote a mediados de octubre o principios de noviembre. Si en septiembre hemos empezado a formar a los estudiantes sobre lo que pueda venir, sobre cómo se tienen que preparar y cómo vamos a cambiar el tipo de actividades, cuando tengamos que migrar a un entorno completamente online, es posible que muchas cosas ya sepan hacerlas.

En estos entornos, es fundamental desarrollar al máximo la autonomía de trabajo personal. Es verdad que en edades más tempranas esto es más difícil, porque aún no se ha generado, pero hay que empezar a trabajar en ello. Para el curso próximo, la competencia básica de aprender a aprender tendría que trabajarse en todos los centros de España, porque eso permitirá a los alumnos organizarse y sacar más provecho de los momentos de no presencialidad.

P. La brecha digital no facilita la implantación de un modelo como este…

R. La situación actual ha puesto de manifiesto una serie de problemas del sistema educativo que ya vienen de antes, y que nadie puede esperar que lo solucionen ni la educación digital ni la híbrida. Las desigualdades sociales existen con y sin online, solo que de esta manera se ponen más de manifiesto y no se pueden esconder.

Tenemos que resolver un problema de recursos, empezando por la conexión a Internet de todo el mundo. El acceso a Internet tendría que ser un derecho universal, porque a través de él accedemos a la mayor parte de la información; es lo mismo que cuando se desarrollaron las bibliotecas populares en el siglo pasado, para que todo el mundo tuviera acceso a los libros y a la lectura. En este momento, garantizar el acceso a la alfabetización significa darles acceso a Internet para que puedan ser competentes digitales, con el criterio necesario para poder usar los dispositivos a su alcance, ya sean móviles, tabletas u ordenadores portátiles.

Las administraciones y gobiernos deberían de ocuparse de este aspecto tecnológico, porque sería su contribución para eliminar la brecha digital: esta existe solo si queremos que exista, y hasta ahora, los gobiernos no han puesto de su parte para eliminarla. Ahora nos damos cuenta de que, si no hubiera habido brecha digital, la situación vivida hubiera sido mucho más llevadera para todos. En algunas comunidades, como es el caso de Cataluña, el Gobierno ha facilitado ese acceso a través de paquetes de conectividad para las familias que no lo tenían, e incluso ha facilitado tabletas y computadoras en préstamo o dación. No significa un gasto excesivo para el erario público, y te resuelve un problema de brecha digital. No sé a qué estamos esperando.

P. ¿Qué otras necesidades hay?

R. Es necesario formar tanto a los alumnos como a los docentes, para que el uso de estos mecanismos digitales no sea una mera trasposición en el entorno digital de lo que hacemos en clase presencialmente. Y eso requiere un cierto tiempo. A veces me dicen: “Bueno, pero es que los alumnos de eso saben más que nosotros”. No, perdone. Sus alumnos saben usar más Instagram y TikTok, y si me apuran, en algún caso Tinder. Pero no saben utilizarlo con una finalidad de aprendizaje.

Por otro lado, tenemos de educar también a las familias, para que estas crezcan en su propia competencia digital ciudadana y que entiendan mejor el trabajo que hacen los alumnos en casa, y también la labor de los profesores. Hay un gran nivel de incomprensión sobre el trabajo escolar en entornos digitales, porque las familias, en general, tienen su propia imagen de lo que tiene que ser la escuela, que proviene de cuando ellos mismos iban a la escuela. Pero de eso hace 30 o 40 años, en los que han pasado muchas cosas, los métodos han cambiado y los contenidos no son exactamente los mismos.

Hay quien piensa que la docencia en línea requiere menos trabajo, pero es justo al revés. Y si alguien tiene que gestionar a la vez un entorno virtual y presencial, su carga de trabajo va a ser muy alta. Aquí valdría la pena empezar a introducir en los centros figuras docentes (profesionales de la educación) que sean asistentes de los profesores en esos entornos online. El concepto adecuado sería tender a escenarios de codocencia en los que nos distribuimos lo online y presencial a partes iguales. Hay multitud de mecanismos para poderlo hacer; muchísimos docentes que están en situación de interinaje, y que no tienen plaza en estos momentos; otros que están esperando oposiciones o haciendo sustituciones temporales; estudiantes en prácticas que también podrían ayudar… Si repensamos la organización de los centros escolares a partir de la idea de ese modelo híbrido no programado, lo haremos de otra manera, y la Administración ha de ayudar.

P. ¿Debemos adoptar un sistema de enseñanza basado en las competencias?

R. Sí, pero tengo que recordar que esto no es nuevo; el currículum por competencias hace años que está instalado y que teóricamente funciona. El gran problema que tenemos es que seguimos evaluando por contenidos, no por competencias. Una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro sistema es cambiar el sistema de evaluación, porque parece que todo gira en torno a la evaluación; que lo más importante es si vamos a realizar exámenes o no, cuando en realidad lo verdaderamente relevante es que los estudiantes aprendan. Y luego ya veremos de qué forma disponemos de evidencias para saber lo que han aprendido.

Para basarse en competencias, yo recomendaría desarrollar metodologías globalizadas, tendentes hacia el aprendizaje por proyectos, basado en problemas y casos, que integren conocimientos de distintos campos disciplinarios. Se trata de romper un tanto la estructura en asignaturas por otra que nos permita adquirir las competencias, a la vez que desarrollamos conocimientos a partir de situaciones reales.

P. Si esta situación se prolonga mucho en el tiempo, ¿qué impacto podría llegar a tener en la socialización y el desarrollo de los estudiantes?

R. Es importante que la socialización sea presencial, si es posible. Pero si no puede ser, vamos a desarrollar mecanismos que nos permitan socializar en los entornos virtuales. Si me conecto en un entorno de forma síncrona, pero lo hago con seis alumnos en vez de con 30, más que dar una clase lo que tengo que intentar es que sea un espacio de socialización, que nos comprendamos, que nos entendamos y expliquemos lo que pensamos o lo que nos sucede. Después, los contenidos se pueden a aprender de otras maneras, no hace falta que siempre haya una persona que lo dicte. En estos modelos híbridos, el profesorado debería diseñar, y tener preparadas, actividades que sean tendentes a esta socialización.

P. Un modelo híbrido de esta naturaleza puede presentar serios problemas de conciliación a las familias…

R. Es un tema más delicado, ya que si hablamos de empresas no siempre puedes intervenir de la misma forma. Se podrían desarrollar ayudas para las familias que no puedan atender a su hijo, porque por ejemplo los dos trabajen fuera. Creo que una de las estrategias que se va a utilizar, de entrada, es reducir al máximo que estos alumnos tengan que quedarse en casa. En países europeos como Bélgica u Holanda, donde el índice de contagios no había superado un umbral determinado, se ha resuelto sin hacer confinamientos totales: los niños de las familias con ciertas dificultades han podido seguir yendo a la escuela, atendidos por un retén de maestros. Hay que ser muy creativos e imaginativos, para identificar todas las casuísticas que pueden darse, y a partir de ahí vehicular mecanismos que ayuden.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/economia/2020/07/08/actualidad/1594200109_228848.html

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Dan por imposible retorno a clases presenciales en Honduras

Centroamérica/Honduras/09 Julio 2020/prensa-latina.cu

Los estudiantes de los diferentes niveles de enseñanza en Honduras reciben sus clases en la modalidad virtual desde que en marzo comenzara la cuarentena, una situación que resulta hoy casi imposible revertir, según expertos.
Para el rector de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), Alduvín Díaz, constituye una quimera que los alumnos vuelvan a las aulas este año debido a la crisis sanitaria que vive el país por la Covid-19.

Debemos de seguir preparándonos en las plataformas virtuales, el sistema educativo tenemos que fortalecerlo para poder trabajar en línea, sostuvo el pedagogo en declaraciones al diario Criterios.

Díaz también explicó que actualmente se implementa un plan de mitigación para no dejar totalmente abandonado los trayectos formativos, ‘los temas que nos permitan seguir avanzando en el logro educativo de los niños y jóvenes’, añadió.

El especialista catalogó de catastrófico un posible regreso de los niños a los centros educativos para recibir clases presenciales.

‘La recomendación es que sigamos en el desarrollo de contenidos, en el fortalecimiento de los recursos docentes y en el acompañamiento de los padres de familia para iniciar el otro año con nuevas disposiciones establecidas’, concluyó.

El sector educacional es uno de los más frágiles en este sentido, por lo cual las autoridades han decidido mantener la modalidad virtual todo el tiempo que sea necesario para no correr riesgo con la salud de los menores de edad.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=379864&SEO=dan-por-imposible-retorno-a-clases-presenciales-en-honduras
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Italia anuncia reapertura de escuelas y colegios en septiembre

Europa/Italia/teleamazonas.com

El ministerio de Educación de Italia, a través de su titular Lucia Azzolina, a propuesto al gobierno una iniciativa para volver a clases a partir de septiembre. La decisión incluye a niños, maestros y personal administrativo de las escuelas y colegios de Italia.

La ministra Azzolina anunció la iniciativa el pasado miércoles al visitar un instituto politécnico italiano. En la rueda prensa dijo que el regreso a clases está propuesto para el 1 de septiembre para aquellos alumnos que necesiten clases de recuperación. El resto de estudiantes entrará el 14 del mismo mes.

  • Las medidas de bioseguridad para el retorno a clases son, por ejemplo, desinfección de edificios, organizar un sistema de entradas controladas y garantizar la separación entre los alumnos.

En cuanto a los profesores, el Gobierno pretende ofrecer unos 50.000 contratos temporales a profesores y personal del sistema educativo. Para esta y otras decisiones, el Gobierno invertirá cerca de 1.000 millones de euros, que se suman a otras inversiones hecha desde enero del 2020.

Estas serían cifras «nunca antes vistas» en las escuelas de Italia, las cuales, según la ministra han sido sometidas a recortes durante décadas.

Fuente: http://www.teleamazonas.com/etiqueta/educacion-italia/

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Panamá: Meduca publica el nuevo calendario escolar a distancia para el 2020

Redacción: Prensa

El periodo de receso escolar será una semana: del 5 al 9 de octubre.

El Ministerio de Educación (Meduca) publicó en Gaceta Oficial este viernes 3 de julio el nuevo calendario escolar para el 2020.

Se trata del calendario de clases a distancia, no presencial, de manera transitoria, en las escuelas oficiales y particulares del país, el cual iniciará del 20 de julio al 18 de diciembre.

Las clases del primer trimestre iniciarán del 20 de julio al 2 de octubre. El periodo de receso escolar será una semana: del 5 al 9 de octubre.

El segundo trimestre comenzará del 12 de octubre al viernes 18 de diciembre.

En tanto, el balance de actividades y graduaciones de los estudiantes será desde el 21 de diciembre al 30 de diciembre.

Meduca publica el nuevo calendario escolar a distancia para el 2020
Calendario escolar 2020.

ADJUNTOS

Calendario escolar 2020.pdf

Las clases, que iniciaron el 2 de marzo, fueron suspendidas debido a la panademia por el coronavirus. Recientemente, el Meduca anunció la plataforma virtual ESTER que servirá para el reinició de clases en escuelas públicas el próximo 20 de julio.

Fuente: https://www.prensa.com/sociedad/meduca-publica-el-nuevo-calendario-escolar-a-distancia-para-el-2020/

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Educación, Protocolos y Aprendizajes Colectivos

 

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Carecemos de teoría y práctica en materia de protocolos de actuación entre la escuela y la familia para hacer frente a una emergencia sanitaria como la que vivimos.

En marzo pasado, cuando analizaba el contexto de la contingencia sanitaria (epidemia-pandemia de la enfermedad covid-19) sugería que, en el caso de las políticas públicas educativas en México, hubo carencia de mecanismos de coordinación en las relaciones entre la Escuela y la Familia. Al respecto, escribí esto y propuse las siguientes preguntas: “…lo que se observa, hoy, es que no contamos, socialmente, con protocolos de actuación para hacer frente a este tipo de epidemias. ¿Por qué no aprendimos lo conducente de las experiencias anteriores? ¿Por qué no hemos “institucionalizado” las acciones preventivas y evitar las “remediales”? ¿Por qué carecemos de un programa de acciones preestablecidas, programadas o bien organizadas para hacer frente a estas situaciones adversas donde cada quien sepa qué hacer y cómo actuar?”

Sin embargo, sociedades como la nuestra, quizá, están relativamente preparadas ante determinadas situaciones adversas, para lo cual contamos ya, con ciertos protocolos de actuación, debido a las condiciones geográficas y naturales, esto para prevenir el desenlace y las consecuencias de algunos “desastres naturales” no previstos (y poco o nada predecibles) como ha sucedido con los sismos o huracanes.

A propósito de ello justamente, cabe mencionar que, durante el sismo reciente del pasado martes 23 de junio 2020, los protocolos de protección civil de nuestro país (ámbitos nacional y locales) mostraron su eficiencia, sentido de oportunidad y coordinación, a través de las acciones que realizaron los diferentes elementos de la estructura de participación ciudadana (más allá de la “alerta sísmica”), en la cual actuaron y actúan las instituciones (coordinadoras en lo general) y la ciudadanía (amplia participación en lo singular) de varias entidades federativas, que regularmente son afectadas por este tipo de fenómenos naturales. Es necesario reconocer esta efectiva actuación gubernamental y social, para no generar la idea de que los comentarios son siempre negativos.

No obstante, -dije en marzo pasado y ahora lo reitero-, “poco hemos trabajado a favor de las labores preventivas o de protección civil en materia de epidemias o pandemias en el ámbito educativo, específicamente en el conjunto de instituciones (actores, liderazgos y reglas) que integran el sistema escolarizado. No al menos en las necesarias acciones de coordinación que se requirieron (y se requieren) llevar a cabo entre los integrantes de la escuela y el hogar.”

Cuando se suspendieron clases o se inició el receso escolar en marzo pasado, por ejemplo (hace más de 100 días naturales y más de 50 días hábiles, sin contar los días de Semana Santa ni de Pascua), los Consejos Técnicos Escolares (CTE), si siguiéramos un adecuado protocolo de actuación Escuela-Familia, se debieron de haber convertido en Consejos Escolares de Emergencia Sanitaria (CEES) -figura que no existe, por cierto-, para poner en acción un conjunto o paquete de medidas y actividades coordinadas, a efecto de dar continuidad a los planes y programas educativos en condiciones extraordinarias, con criterios de equidad e inclusión. Y para actuar, en forma paralela, frente a la crisis de salud pública como dispositivo preventivo y no necesariamente como acción remedial. Dicho protocolo, tristemente, no se desencadenó.

Dos meses después, a finales de mayo, el titular de la SEP, Moctezuma Barragán, indicó que hubo un protocolo de actuación para el sector educativo ¿alguien sabe de su contenido? ¿quién participó en su diseño? Sobre ese supuesto protocolo, he preguntado a directivos y docentes de escuelas de educación básica, pero nadie sabe de él. En la Unidad UPN de Querétaro, mi centro de trabajo, jamás se dio a conocer ningún protocolo proporcionado por las autoridades educativas federales o estatales.

Dentro del mencionado análisis pregunté y sugerí, así mismo, lo siguiente: Si la anterior pandemia (virus de la influenza H1N1) se registró hace más de 10 años ¿podríamos imaginar una condición de “aprendizaje comunitario”, para la siguiente década, en la cual no seamos presas de la improvisación y la incertidumbre, como si fuera una emergencia que enfrentamos, como sociedad, por primera vez? Para entonces ya habrá suficiente “experiencia colectiva” ¿O no? Ese sería el escenario deseable para dentro de una década, aproximadamente, pero eso no sucedió lamentablemente en 2020, de marzo a la fecha. No hubo, quizá, un adecuado ni significativo “aprendizaje colectivo” entre 2009 y 2020.

En ese contexto, hablé de la noción de “aprendizaje comunitario”, (así le llamé para distinguirlo del “aprendizaje social” de A. Bandura), que se refiere a los cambios que se establecen de manera colectiva con respecto a una situación, conflicto o crisis, es decir, cuando los sujetos de una comunidad “instituyen” esos cambios para hacer frente a condiciones adversas o no. Un ejemplo de “aprendizaje comunitario”, efectivo, es el que se ha mostrado durante los últimos años (incluyo a la experiencia y a los efectos producidos por el sismo de 2017), cuando los sistemas de protección civil se han desempeñado cada vez de manera más coordinada, en cantidad y en calidad de los procedimientos y las acciones.

Esto lo comento porque en varias colaboraciones anteriores, he señalado que no hemos aprendido, como sociedad, como comunidad (es decir, de manera institucional), las lecciones de la coyuntura sanitaria, por ejemplo, de la Influenza del 2009 (H1N1). Y no sólo lo digo para nuestro país (como Estado-nación), sino como conjunto de naciones, como sociedad en su conjunto, a nivel global ¿Por qué colapsan los sistemas de salud pública de países centrales, “ricos”, como en Estados Unidos? ¿Qué pasó con los sistemas de prevención y de salud pública en general de algunas naciones “centrales” o “altamente desarrolladas” como Italia, Francia o España?

Me parece, entonces, que carecemos de teoría y práctica en materia de protocolos de actuación entre la escuela y la familia para hacer frente a una emergencia sanitaria como la que vivimos; esto es, no existen dispositivos preventivos de actuación oportuna en México, entre el sistema educativo y su extensión-conexión con la sociedad civil, dicho ello, repito, en contextos de emergencia de salud pública.

Todo parece indicar que hay mucho por hacer en este punto de la gestión y el diseño de las políticas públicas educativas. Sobre todo, pienso que hace falta un mayor vínculo entre los sistemas de salud y de educación para dar respuestas más efectivas y organizadas, planificadas, en este tipo de coyunturas, donde se ponga por delante la prevención de enfermedades y la atención a la población más vulnerable, con especial énfasis en niñas, niños, jóvenes y adultos mayores.

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/educacion-protocolos-y-aprendizajes-colectivos.html

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Entrevista a Manuel Gil Antón: «El neoliberalismo genera personas que responden lo que el poder quiere oír»

Por: Ruben Luengas

 

En el programa En Contexto, del canal de TV, La Octava, Ruben Luengas entrevista al Dr. Manuel Gil Antón, Profr. Investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México, quien nos dijo que: “el sistema neoliberal, lo que hizo fue una educación como práctica de la obediencia, no como práctica de la libertad; una educación que no genera personas que sepan preguntar sino personas que sepan responder lo que el poder quiere oír”.

El profesor Gil Antón afirma que, la educación que se debe practicar, es aquella en que se genere un ambiente de aprendizaje, de tal manera que se permita la práctica del pensamiento, no la práctica de la repetición, ni la práctica de una obediencia ciega, orientada por la búsqueda de una calificación, eso no educa, es adiestramiento.

Finalmente nos dijo que esta pandemia es un fenómeno inaudito y debemos aprender de ello, ya que todo eso tiene un gran sentido educativo y debemos aprovecharlo.

Fuente e imagen:  http://rubenluengas.com/2020/06/video-el-neoliberalismo-genera-personas-que-responden-lo-que-el-poder-quiere-oir-manuel-gil-anton/

 

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Construyamos un sistema educativo

Por: Jorge Yzusqui.

 

La crisis sanitaria ha tenido un impacto negativo en muchos sectores y la educación privada no ha sido ajena a esta difícil coyuntura. Miles de alumnos de colegios, universidades e institutos privados se han retirado de las aulas y ello ha originado una baja considerable en la recaudación y un incremento en la morosidad, generando un impacto negativo en sus finanzas que las ha obligado a tomar medidas extraordinarias para evitar cerrar sus puertas de manera definitiva. Esto al margen del gran perjuicio para los estudiantes y para el país por el tiempo perdido de miles de niños y jóvenes.

Muchas de estas instituciones han reducido sus pensiones, han otorgado planes de financiamiento, programas de becas y se han adaptado a esta nueva coyuntura, enfocados en garantizar los aprendizajes y la formación de estudiantes, pues cada acción a realizar debe tenerlos a ellos como protagonistas.

Esta crisis no debe pasar por alto los esfuerzos que vienen realizando las instituciones educativas privadas, que se han consolidado como una alternativa atractiva para miles de familias. En el sistema educativo escolar peruano, 27% de los estudiantes a nivel nacional y 50% en Lima, asisten a una escuela privada y en la educación superior, el 60% estudian en centros privados.

Por lo tanto, el sistema educativo del país se sostiene en los ámbitos públicos y privados, y tiene que trabajar en conjunto con nuestras autoridades, padres de familia y el Congreso con un solo objetivo: no destruir, sino construir un sistema educativo que nos permita formar a los futuros líderes del país para que no se repitan historias de corrupción ni de falta de ciudadanía y liderazgo.

Fuente del artículo: https://peru21.pe/opinion/construyamos-un-sistema-educativo-noticia/?ref=p21r

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