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México: Hasta un 98% de participación de docentes en evaluación nacional

México/03 julio 2017/Fuente: El Sol de México

La Secretaría de Educación Publica (SEP) informó que este sábado y domingo fueron evaluados más de 43 mil docentes en desempeño, lo que representa 98 por ciento de participación a nivel nacional.

En un comunicado se precisó que 43 mil 259 docentes y técnicos docentes de educación básica y media superior participaron en este proceso central de la Reforma Educativa.

“El 1 y 2 de julio se presentaron a la Evaluación del Desempeño al término del segundo año en Educación Básica y Media Superior 43 mil 259 de los 44 mil 111 programados, lo que representa el 98 por ciento de participación”, indicó.

En Oaxaca fueron evaluados casi mil 500 maestros que, sumados a los que participaron el 27 y el 28 de mayo pasado representan dos mil 591 sustentantes en evaluación del desempeño, mientras que en Chiapas se alcanzó la meta de participación de 100 por ciento.

Las entidades federativas con más participación fueron Campeche, Colima, Estado de México, Guanajuato, Morelos, Nayarit, Puebla, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán.

La Secretaría de educaicón Pública informó que las pruebas de la Evaluación del Desempeño al término del segundo año en Educación Básica y Media Superior en 305 sedes de aplicación de 29 entidades federativas se han aplicado en condiciones óptimas de normalidad, eficacia, transparencia y alta participación.

En la Evaluación de Desempeño al término del segundo año en Educación Básica se programaron 43 mil 562 aplicaciones, y hubo 42 mil 739, es decir, 98 por cierto.

En Educación Media Superior se evaluaron 520 de los 549 programados, equivalente a 95 por ciento.

Adicionalmente, se llevó a cabo la Evaluación del Desempeño en Educación Básica y Media Superior en 26 entidades federativas con 44 por ciento de participación; fueron evaluados mil 639 de tres mil 729 programados.

En Educación Básica participaron mil 601 de los tres mil 654 contemplados, lo que equivale a 44 por ciento. En cuanto a Educación Media Superior, la participación fue de 51 por ciento, se programaron 75 y se evaluaron 38.

Con estas acciones, la Secretaría de Educación Pública y las entidades federativas avanzan con paso firme para contribuir a la calidad del aprendizaje de nuestros niños y jóvenes del Sistema Educativo Nacional.

Fuente: https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad-mex/696247-hasta-un-98-de-participacion-de-docentes-en-evaluacion-nacional-sep

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Chile: 118 colegios subvencionados han decidido pasar a ser particulares pagados

Chile/03 julio 2017/Fuente: El Ciudadano

Plazo final de conversión vence el 31 de diciembre de 2017.

Este viernes venció el primer plazo para que los colegios subvencionados informen al ministerio de Educación si pasarán a ser instituciones sin fines de lucro o establecimientos particulares pagados. Al respecto, el balance preliminar indica que de los 5.950 establecimientos particulares subvencionados existentes en Chile, 3020 tomaron la decisión de convertirse en entidades sin fines de lucro, representando un 51% del total, siendo 118 colegios los que renunciarán la subvención estatal para convertirse en particulares. De estos, 77 son colegios y 41 jardines infantiles.

El resto aún no toma la decisión. Tienen plazo hasta el 31 de diciembre de este año. En ese sentido, la ministra Adriana Delpiano dijo a El Mercurio que pese que son pocos casos en relación al total, les preocupa que algunas familias podrían verse afectadas, pues se estima que éstos colegios que pasan a ser privados podrían aumentar su mensualidad hasta en $80 mil.

“Estamos desarrollando planes regionales para que las familias tengan alternativas similares a los colegios en que estaban. Y en caso de tener que reubicar a estudiantes, esto se coordinará a través de las seremis”, concluyó Delpiano.

Fuente: http://www.elciudadano.cl/educacion/educacion-118-colegios-subvencionados-han-decidido-pasar-a-ser-particulares-pagados/07/02/

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Aprendizaje social y emocional beneficia a niños chinos

China/03 julio 2017/Fuente: spanish.china

Al compartir que habían sufrido acoso escolar, varios niños no pudieron contener las lágrimas.

«Me rompió el lápiz sin ningún motivo, me dio un puñetazo e hizo que me sangrase la nariz cuando le pedí que me pagase el lápiz», relata temblando un alumno de cuarto grado ante sus compañeros de clase.

El menor se quita las gafas, se limpia las lágrimas y rompe a llorar de nuevo. Su profesora se acerca a él y lo abraza sin decir nada.

Esta clase de la Escuela Experimental Étnica de Sanjiang, en el distrito autónomo de la etnia dong de Sanjiang, en la meridional región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi, recibe el nombre de aprendizaje social y emocional y es un proyecto que se desarrolla en cooperación entre el Ministerio de Educación chino y Unicef.

Con esta clase se pretende ayudar a que los alumnos desarrollen habilidades como el autorreconocimiento y la confianza en sí mismos, que comprendan y sepan gestionar las emociones y que mantengan relaciones positivas con otros. «Di no al acoso escolar» es uno de los temas que se tratan.

A lo largo del curso, Zhou Lihong, la profesora, cuenta el acoso que sufre durante mucho tiempo una niña con mucha imaginación e introvertida y les pide a los alumnos sugerencias sobre cómo ayudarla.

Algunos proponen hacerse sus amigos, otros le aconsejan que recurra a sus profesores o a sus padres y les pida ayuda y alguien sugiere practicar el «ojo por ojo».

«El acoso escolar es constante y con intención y lo inicia el más fuerte contra el vulnerable. Deberíamos aprender a protegernos a nosotros mismos y, al mismo tiempo, a no acosar nunca a nadie», les dice Zhou a los niños.

La pedagoga Guo Xiaoping, que trabaja en Unicef, señala que desde que se puso en marcha el proyecto de aprendizaje social y emocional en 2013, el número de colegios que participan en el mismo se ha incrementado por encima de 500.

Estas escuelas están principalmente en partes menos desarrolladas del país, en el centro y el oeste, como el citado distrito de Guangxi, el de Panxian de la provincia de Yunnan y el de Zhongxian de la Municipalidad de Chongqing, explica Guo.

«Con el apoyo de las autoridades educativas locales y expertos, algunas escuelas que no están incluidas en el piloto también se han unido», indica.

La responsable de la parte de primaria de la Escuela Experimental Étnica de Sanjiang, Wu Xinyun, concreta que los estudiantes dedican tiempo al aprendizaje social y emocional cada dos semanas y para ello utilizan libros de texto proporcionados por el proyecto.

«Hemos descubierto que hay menos conflicto físico entre los niños», señaló. Cada clase tiene en torno a 60 alumnos, muy por encima de la media nacional aconsejada, de 45 como máximo.

«El contacto físico es muy frecuente en el aula y condujo muchas veces a peleas en el pasado. El aprendizaje social y emocional ayuda a los alumnos a comprenderse los unos a los otros, así que las peleas son mucho más infrecuentes», expuso.

Muchos países, como Estados Unidos y Australia, incluyen este tipo de aprendizaje en el currículum estándar y es útil para el progreso académico de los menores, según Guo.

Cita un estudio sobre las escuelas de primaria, los institutos y las guarderías estadounidenses realizado en 2011 que mostró que los participantes en aprendizaje social y emocional fueron mejores en 11 puntos que los grupos de control.

Una alumna de 12 años, Wei Jiaqi, ha hecho un dibujo de un compañero tapándola de la lluvia con un paraguas. Ha llamado a su dibujo «Gracias por preocuparte por mí».

«Estaba disgustada porque mi madre me había regañado aquel día. Y mi compañera me hizo compañía», explica. «Cambié a mi compañera por un chico porque es más fácil dibujar chicos», dice con una sonrisa y luego añade que les gustan mucho las clases de aprendizaje social y emocional.

Li Fuzhuo, responsable de la educación de los profesores en la Universidad Normal de Guangxi, indica que este aprendizaje pretende crear una atmósfera en la que los alumnos sientan, experimenten, piensen y adquieran las habilidades correspondientes. Para ello es vital que haya profesores competentes.

Para hacer frente a esto, el Ministerio de Educación y Unicef organizan a menudo cursos de formación y demostración para los directores y los profesores de las escuelas.

El proyecto también anima a los padres a participar. El equipo está reuniendo artículos sobre el aprendizaje social y emocional para divulgarlos a través de la cuenta de WeChat de Unicef.

De esta manera, los padres, en especial los que son trabajadores migrantes que han dejado a sus hijos en su lugar de origen, podrán unirse al proyecto.

Una funcionaria del Ministerio de Educación, Huang Guizhen, cree que el aprendizaje social y emocional no solo mejora la competencia docente, sino que permite a los grupos vulnerables, como los hijos de trabajadores migrantes que se han quedado en su lugar de origen, sentir más atención y cariño de la escuela y de la familia.

«Queremos ampliar el proyecto a más escuelas, de modo que se beneficien más niños», agregó.

Fuente noticia: http://spanish.china.org.cn/science/txt/2017-07/03/content_41141136.htm

Fuente imagen: https://www.familiesforlife.sg/discover-an-article/PublishingImages/StartPrimary1.jpg

 

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Neurocientífico asegura que todo el mundo puede ser un prodigio

Por: El Comercio

Idriss Aberkane, investigador francés, afirma que «ante todo, un prodigio es alguien que hace lo que le gusta, hace algo en lo que es bueno, que el mundo necesita y para lo que puede ser pagado».

Todo el mundo puede ser un prodigio, pero no utilizamos bien el cerebro, señala el neurocientífico Idriss Aberkane, quien, para lograrlo, defiende un cambio radical del sistema educativo y que «la pasión y el amor» vuelvan a las aulas.

«Soy de los que piensa que todos podríamos ser prodigios; el problema no radica en nuestras capacidades, sino en la definición del término prodigio que, en el fondo, es muy pueril», señala Aberkane en su nuevo libro, «Libera tu cerebro» (editorial Planeta).

Y es que, lamenta Aberkane, la sociedad ha creado un modelo de aprendizaje que únicamente se basa en los resultados académicos obtenidos, no en el desarrollo de las habilidades mentales.

Por eso, hay que distinguir entre «la vida puntuada», basada en el aprendizaje tradicional, y la «vida real», donde hay que utilizar otras habilidades además de los conocimientos académicos y donde es vital expresarse libremente, ser autónomo o trabajar en grupo.

Este experto parisino, que antes de los 30 años ya contaba con tres doctorados, uno de ellos en neurociencia, afirma que durante mucho tiempo se sostuvo que uno era prodigio de nacimiento.

«Ahora nos damos cuenta de que, ante todo, un prodigio es alguien que hace lo que le gusta, hace algo en lo que es bueno, que el mundo necesita y para lo que puede ser pagado», explica a Efe Aberkane, quien añade que la genética juega un papel, pero «para nada es determinante; es mentira decir que la genética lo determina».

Este neurocientífico apunta que el mundo sería mejor con más prodigios y advierte de que todas las revoluciones en la historia de la Humanidad pasan por tres etapas: primero se considera ridículo, luego peligroso y después evidente, como con el voto femenino.

¿Entonces cómo se aprende a ser un prodigio? Aberkane resume que la curiosidad y la práctica son las claves en una educación que debe fomentar la «neuroergonomía» o el arte de utilizar bien el cerebro, y esto -asegura- está lejos de premiar la mera memorización.

A su juicio, los juegos y videojuegos sirven para captar y canalizar esa necesaria atención, la cual «hay que seducir».

No se trata de «embuchar» conocimiento, sino de una educación dinámica, pero para lograrlo el profesor no puede verse solo.

En este sentido, Aberkane, embajador del campus digital de sistemas complejos de la Unesco, defiende que el profesorado tiene que saber formar una red, a través de la cual pueda aprender nuevas prácticas pedagógicas para movilizar la inteligencia colectiva.

Para movilizarla hacen falta dos cosas, el derecho a equivocarse y despolitizar la educación.

En cuanto a la investigación del cerebro, este experto dice que no se puede determinar el porcentaje del cerebro que conocemos: «sabemos cosas, pero nuestra ignorancia sobre este órgano es gigantesca; no sabemos para qué sirve el sueño, por ejemplo».

«Tenemos elementos pero ningún neurocientífico puede decir exactamente para qué sirve, lo que prueba hasta qué punto ignoramos muchas cosas», relata Aberkane, quien para combatir la pseudociencia reivindica la divulgación: «Hay que hacer ‘marketing’ de la ciencia».

El conocimiento mundial, subraya, se duplica cada siete años, por lo que «la bañera del conocimiento» se rellena más rápido de lo que se vacía, así que hay que encontrar nuevos métodos para transmitirlo.

Para esto el mejor posicionado es EEUU, que «ha logrado hacer a los ‘geeks’ (fanáticos de la tecnología) sexis; ha conseguido que un ingeniero con su camisa y bolígrafos lo sea y salga en las películas».

La divulgación no está reñida con el rigor científico, asegura Aberkane, quien concluye que el «marketing» científico bien hecho sirve para estimular el deseo, en este caso, por aprender.

Fuente: https://elcomercio.pe/tecnologia/ciencias/neurocientifico-asegura-mundo-prodigio-438976

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Paraguay: Riera busca en Taiwán modelos para mejorar educación paraguaya

América del Sur/Paraguay/01 Julio 2017/Fuente: La Nación

El titular del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), Enrique Riera, viajó a la República China – Taiwán, y mantuvo importantes encuentros con las autoridades educativas del citado país.

Esta actividad se desarrolla dentro del marco de una Misión Oficial a países asiáticos.

El ministo Riera se reunió con Leehter Yao Ph.D, viceministro de Educación. Además, con Pau-Cho-Chung, del departamento de Información y Tecnología Educativa, y responsables de la empresa informática internacional ASUS.

Fueron abordados temas como: cooperación bilateral,  tecnología en aula, con una probable cooperación tecnológica, alimentación escolar saludable. Además, intercambios de docentes, como también de alumnos que practican fútbol de salón.

REUNIÓN CON BECARIOS PARAGUAYOS

Riera además visitó la escuela primaria Qingjiang. En el lugar, mantuvo reunión con las autoridades de la institución, equipo técnico y pedagógico, para interiorizarse del sistema educativo.

Igualmente, el ministro de Educación visitó la institución Yong Ho Junior Hight School.

La presencia de la comitiva paraguaya fue también aprovechada para reunirse con los estudiantes paraguayos que se encuentran estudiando en Taiwán.

Los compatriotas destacaron el encuentro con Riera y también el compromiso que al volver a Paraguay se apliquen los conocimientos adquiridos e implementen los mecanismos para ello.

Del encuentro también participó el embajador paraguayo Marcial Bobadilla.

VISITA A LA BIBLIOTECA BEITOU

Finalmente, Riera llegó hasta la biblioteca de Beitou, primer edificio de Taiwán en recibir la certificación de «Edificio Verde».

Posee techo cubierto de paneles solares, que pueden almacenar hasta 16 KW de potencia. Su diseño vertical ahorra energía al reducir la cantidad de rayos que causan calor que pueden entrar en las salas.

Además, el agua de lluvia recogida por el sistema de drenaje del techo inclinado se utiliza para regar las plantas de la biblioteca y limpiar los baños.

También se utilizó pintura ecológica para reducir la cantidad de toxinas liberadas en el medio ambiente.

Fuente: http://www.lanacion.com.py/pais/2017/06/29/riera-busca-en-taiwan-modelos-para-mejorar-educacion-paraguaya/

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¿Qué es una ‘escuela abierta a la comunidad’?

Por: Rosa Maria Torres

Afirmo aquí que
una ‘escuela abierta a la comunidad’ no es solo una ‘comunidad que entra a la escuela’ sino también una ‘escuela que sale a la comunidad’.

Con ‘escuela abierta a la comunidad’ suele entenderse, literalmente, la escuela que abre sus puertas a la comunidad local. La escuela que retira o reduce muros, permitiendo que el barrio o la comunidad use sus instalaciones y equipamientos y, en versiones más avanzadas, adquiera voz y participe en decisiones y actividades de la escuela, incluyendo en algunos casos las actividades de enseñanza.

La escuela amurallada, con rejas y candados reales y mentales hacia el mundo exterior, va cediendo paso a una escuela más cercana y amistosa con el medio social y natural. ‘Abrir la escuela a la comunidad’ es hoy consigna en todo el mundo, no solo desde lo administrativo, lo curricular y lo pedagógico sino también desde lo arquitectónico. La moderna arquitectura escolar busca una relación más fluida – visual y física – entre el adentro y el afuera de la escuela, y asume el encuentro escuela-comunidad como un elemento central en el diseño de los espacios.

Ejemplos de esta apertura abundan hoy en día. Un ejemplo clásico es el de la Pedagogía Salesiana con su modelo educativo integrador en el que las familias y la comunidad local se apropian de patios y otras instalaciones para organizar competencias deportivas, fiestas, y todo tipo de celebraciones. Un ejemplo muy interesante e inspirador fue el del Community-School Programme que visité en los 1990s en la isla de Granada, en el Caribe: la comunidad local invitada a hacerse cargo de la escuela los días viernes, a fin de que los profesores pudieran asistir ese día al programa nacional de formación docente, el NISTEP. Una experiencia más reciente, y masiva, se dio en Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, con la instauración de las Misiones Bolivarianas; los colegios se abrieron a la comunidad para acoger a miles de jóvenes y adultos interesados en aprender por las tardes y noches.

Pero hay otra comprensión de ‘escuela abierta a la comunidad’ que poco se menciona e incluso contempla: la escuela que sale a la comunidad, que amplía su mirada y su territorio para construir comunidad de aprendizaje más allá de las aulas. No hablamos de escolarizar el territorio sino, más bien, de asegurar contexto y sustento comunitario a la cultura y a la práctica escolares.

Históricamente, la cultura escolar ha desarrollado grandes barreras a la posibilidad y a la propia noción de ‘aprender fuera de la escuela’. Toda clase de argumentos y normas intervienen para bloquear el contacto con el mundo real dentro del calendaro y la jornada escolares. Directivos y profesores interesados en estas exploraciones enfrentan innumerables dificultades y trámites.

No obstante, los ejemplos son aquí también cada vez más numerosos. Escuelas que salen a la comunidad para recorrerla y conocerla mejor, para hacer investigación, para compartir aprendizajes, experiencias, celebraciones y actos culturales. Expediciones y recorridos, dibujos y mapeos, picnics de lectura, safaris fotográficos, narraciones y conciertos al aire libre, exposiciones y ferias, visitas a bibliotecas y a lugares históricos, grabaciones, entrevistas a personajes, trabajo en huertos, siembra de árboles, confección de afiches y pancartas, participación en campañas …

Un ejemplo muy interesante de este ‘salir de la escuela a la comunidad’ lo tenemos en la misma experiencia de Granada comentada arriba: los días viernes, los miembros de la comunidad a cargo de la escuela empezaron a desarrollar junto con los alumnos visitas organizadas a plazas, parques, fábricas, mercados, etc. Una experiencia galardonada es la de Sementinha, en Brasil: un jardín de infantes itinerante que funciona sin infraestructura de ninguna clase, convirtiendo al barrio en el espacio de aprendizaje. Está asimismo la Biblioteca de Bella Vista en Córdoba, Argentina, ofreciendo a las escuelas del barrio la oportunidad de un huerto comunitario en el que todas ellas pueden hacer sus aprendizajes y prácticas. Y, en el Ecuador, la escuela indígena Inka Samana que desarrolló su propio currículo y pedagogía interculturales, que incluían tanto salir al mundo exterior como incorporarlo a la vida de la escuela, invitando a las familias a ser parte integral de sus actividades.

Están, por supuesto, las universidades abiertas a la comunidad, comprometidas con la investigación de las problemáticas locales y con la formación de cuadros capaces de asumir el desarrollo y la transformación de sus propias comunidades; y están las que alimentan el contacto con el sistema educativo local y se ocupan de formar a docentes, de orientar a estudiantes, de investigar y dar seguimiento a las problemáticas educativas de la localidad.
La ‘escuela abierta a la comunidad’ – tanto si se trata de una escuela de educación primaria como si se trata de una institución de educación superior – se queda corta y cumple su papel a medias si el acercamiento se da en una sola vía, desde la comunidad hacia el sistema educativo. La verdadera apertura se juega en el movimiento de doble vía: la comunidad que entra a la escuela y la escuela que sale a la comunidad.
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Africa: Ethiopia Was Colonised

África /Etiopia/Junio del 2017/Noticias/http://allafrica.com

We kept the imperialists at bay, but it wasn’t enough.

Like many African countries that were colonised by the British, Ethiopia’s educational system strongly privileges the English language. I learnt this first hand going through school in the capital Addis Ababa.

Along with my classmates across the vast country, I was taught in my local language from Grades 1 to 6 (ages 6 to 12). But after that, the language of instruction switched. History, maths, sciences and the rest were now taught in English, while Ethiopia’s official language Amharic became its own separate subject.

Growing up in Ethiopia, fluency in English was considered a mark of progress and elite status. At my school, we were not only encouraged to improve our proficiency, but made to feel our future depended on it. When I was in grade 4, one of my tasks as a class monitor was to note down names of classmates I heard speaking Amharic during English lessons or lunchtime. Our teacher would enforce a 5-cent penalty for every Amharic word that slipped through our lips during lessons.

At the same time, we were proudly educated in Western history and literature. I learnt to take pleasure in reading books in English. I listened to American songs. And I looked to emulate the lives of the people I saw in Hollywood films.

At primary and secondary school, we were taught about Ethiopian history too. But many aspects of the country – from its philosophy to its architecture to its unique methods of mathematics and time-keeping – were neglected. I left school feeling I lacked a coherent understanding of my country’s history. And today, like most of my classmates, I would struggle to write even a short essay in Amharic.

My experience no doubts resonates with many people across Africa, where colonialism elevated European languages and history in the education system while devaluing local languages, methods of instruction, and histories. This is what has spurred vigorous movements across the continent today calling for the academy to be decolonised.

The strange thing though is that Ethiopia was never colonised in the first place.

Native colonialism

So how did the country’s school system come to be the way it is? According to Yirga Gelaw Woldeyes’ brilliant new book, Native Colonialism: Education and the Economy of Violence Against Traditions in Ethiopia, the answer is that Ethiopia was «self-colonised» and that education played a big part.

In the academic’s extensive study, he sets out to show «how and at what cost western knowledge became hegemonic in Ethiopia». He suggests that the 1868 British expedition to Abyssinia, which resulted in the British looting massive national treasures and intellectual resources that Emperor Tewodros II had accumulated over time, was a turning point in Ethiopians’ perception of power. Although the Emperor’s defeat in Magdala did not result in the country’s colonisation, it brought about a new, outward-looking consciousness. «This reaction to the European gaze created the desire to acquire European weapons in order to defend the country from Europe,» writes Woldeyes.

Successive rulers maintained a contradictory relationship with Europe – between friendship and enmity – until Emperor Haile Selassie, who ruled up to 1974, initiated a period of radical westernisation post-WW2. In that process, Woldeyes explains, Haile Selassie entrusted certain elites to establish Ethiopia’s modern education system. This group was educated in Western languages and teachings. They embraced European epistemology as a singular, objective basis of knowledge, seeing it as synonymous with «modernity» and naturally superior to the local.

These elites, who Woldeyes refers to as «native colonisers», introduced a system of education into Ethiopia that mimicked Western educational institutions. Contributions from traditional Ethiopian educators such as elders, religious leaders, and customary experts were squeezed out.

The result is that Ethiopia’s schools came to lack a meaningful connection with the culture and traditions of the communities in which they are located. Instead, they prepare students in the skill of imitation using copied curricula and foreign languages. Schooling today, argues Woldeyes, is as much a process of unlearning local tradition as it is about learning the art of foreign imitation.

This disconnect at the heart of Ethiopian teaching has many negative ramifications. An education that doesn’t speak to students’ lived experience limits their capacity to create, innovate, and deliver solutions to problems in their surrounding world. It leads young Ethiopians to feel alienated from their own culture, lowers self-esteem, and leads to a disoriented sense of identity.

Moreover, without a comprehensive understanding of their country’s history and politics, graduates lack the knowledge and skills to confront the nation’s ongoing problems.

Text kills, meaning heals

In Native Colonialism, Woldeyes does not stop at diagnosing the problem. He goes on to propose remedies – namely that the education system be reconstituted on the foundations of Ethiopia’s «rich legacy of traditional philosophy and wisdom».

He argues that: «before the rise of western knowledge as the source of scientific truth, one’s political and social status in Ethiopia was justified on the basis of traditional beliefs and practices». In the tradition of the Ethiopian Orthodox Tewahido Church, he says, education was not a means to an end, but part of «an endless journey» of knowledge-seeking. This quest was grounded in the two core values of wisdom and humility.

Woldeyes argues that we need to put these core values back at the centre of the country’s education, which should reflect indigenous beliefs, knowledges and philosophies. This does not mean foreign ideas should be rejected. Students should be exposed to a variety of teachings. But they should, he says, be disseminated through an Ethiopian frame of reference.

Woldeyes argues that this approach was the norm in Ethiopian education for centuries. Through trade and diplomatic relations, scholarship from as far as Asia and Europe has been making its way to Ethiopia for hundreds of years. But traditionally, scholars did not simply translate these works into local languages.

Instead, they used an Ethiopian interpretative paradigm called Tirguamme «to evaluate the relevance and significance of knowledge». Woldeyes defines this as «a process that searches for meaning by focusing on the multiplicity, intention, irony and beauty of a given text». This unique process of inquiry is based on a traditional principle that literally translates as «text kills, but meaning heals». It is apparent in different Ethiopian cultural practices such as the multi-layered poetic practice of «wax and gold», allegorical puzzle games, the art of judicial debating, and storytelling.

Woldeyes’s methodology offers a potential framework for reforming the current education system in Ethiopia. It envisions a system of education centred on local priorities and ways of being, whilst also incorporating ideas from around the world.

Decolonising the academy

Woldeyes’s ground-breaking analysis demonstrates that despite the fact that no colonial power managed to conquer Ethiopia, the country did not escape being colonised in other ways.

Moreover, his study shows that decolonising education across Africa will require an investigation of how indigenous epistemologies were violently discarded. It will also entail a critical study of the modes of scholarship previously side-lined as «traditional».

Woldeyes’s research suggests that the decolonization movement cannot be confined to the four walls of elite educational institutions. It must reach out beyond to members of society that were previously closed out, such as traditional leaders, elders, and others.

Emperor Tewodros believed that Ethiopia needed European weapons to defend the country from Europe. Today, we may need native epistemologies to take back the country from native colonisation.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201706210608.html

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/mlmCdqbuYeD-mBExDY3ugEekwAvDyre4RdCToHO9HaZIYoQBD4VTnwt1bDMqncTnScGbeQ=s139

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