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CLADE: Relatora de la ONU expresa que ninguna medida temporal responderá al fracaso en la construcción de sistemas educativos fuertes

Por: CLADE.

En su informe, Koumbou Boly Barry destaca preocupaciones, desafíos y oportunidades sobre el derecho a la educación durante la crisis de COVID-19

“El fracaso anterior en la construcción de sistemas educativos fuertes y resistentes y en la lucha contra las desigualdades arraigadas ha abierto la puerta a un impacto dramático en los y las más vulnerables y marginados/as, a lo que ninguna medida temporal adoptada a toda prisa podría haber respondido completamente”, afirma la relatora especial sobre el Derecho a la Educación de la ONU, Koumbou Boly Barry, en su informe “Right to education: impact of the COVID-19 crisis on the right to education; concerns, challenges and opportunities” (Impacto de la crisis de COVID-19 en el derecho a la educación; preocupaciones, desafíos y oportunidades).

En este informe, la relatora especial analiza los temas que considera más urgentes desde una perspectiva de derechos humanos. “Actuar dentro de un marco de derechos humanos es crucial para garantizar que las medidas adoptadas en respuesta a la pandemia no pongan en peligro el derecho a la educación y no aumenten el sufrimiento de los y las más marginados/as”, afirma.

Boly Barry también presenta en su informe una serie de recomendaciones para mitigar los impactos de la pandemia en la educación. En particular, se debe realizar una evaluación exhaustiva para determinar, en cada contexto local, la dinámica que condujo a una mayor discriminación en el disfrute del derecho a la educación durante la crisis. Se debe incluir un análisis de las crecientes desigualdades debido a las medidas adoptadas para enfrentar la pandemia; una investigación sobre la sostenibilidad de los modelos económicos y financieros detrás de los sistemas educativos, incluida la consecuencia del escaso financiamiento de las instituciones educativas públicas; un análisis del papel de los actores privados en la educación; una evaluación de la adecuación de la protección social brindada a los y las trabajadores/as de la educación, incluso en el sector privado; y una revisión de la falta de cooperación entre las administraciones de los Estados, las instituciones educativas, los y las docentes, los y las estudiantes, los padres, las madres y las comunidades.

Además, la relatora subraya que el despliegue de la enseñanza a distancia en línea (junto con la radio y la televisión) solo debe considerarse una solución temporal destinada a abordar una crisis. “La digitalización de la educación nunca debería reemplazar la escolarización en el lugar de trabajo con los y las docentes, y la llegada masiva de actores privados a través de la tecnología digital debería considerarse como un peligro importante para los sistemas educativos y el derecho a la educación para todos y todas a largo plazo”, afirma. Para Boly Barry, es necesario que se realice un debate exhaustivo sobre el lugar que se debe dar al aprendizaje en el futuro, teniendo en cuenta no solo las posibles oportunidades sino también el efecto nocivo que las pantallas tienen sobre los niños, las niñas y los jóvenes, incluido su derecho a la salud y la educación.

Mira la grabación de la presentación de Boly Barry en la sesión de la ONU sobre el informe, con subtítulos en portugués:

Fuente de la reseña: https://redclade.org/noticias/relatora-de-la-onu-ninguna-medida-temporal-respondera-al-fracaso-en-la-construccion-de-sistemas-educativos-fuertes/

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Estrategias útiles para transmitir a los niños estilos de vida más sostenibles y saludables

Por: Ana Camarero

Para ayudar a que los menores de las distintas etapas educativas pasen a la acción por el medio ambiente, se ha desarrollado, entre otras, Educaclima, una plataforma de recursos

Estas semanas de confinamiento de la población en sus hogares, a causa del coronavirus, han dejado patente una mejora medioambiental, sobre todo, en las grandes urbes. El cierre de la industria, la reducción de los niveles de dióxido de carbono por la desaparición de los automóviles en las carreteras, el cerramiento de los parques que ha hecho que muestren una cara más agreste o la bajada del ritmo de consumo por parte de la sociedad, han sido algunos de los factores que han ayudado a que nuestro entorno sea más amable. Se ha consolidado una mejora del aire que respiramos, reducción en los niveles de ruido de las calles y plazas de los barrios, la fauna ha ganado terreno en algunas áreas, etc. Una mejora del entorno que ha demostrado el efecto “nocivo” que la actividad humana causa, en ocasiones, sobre él. Un ejemplo de ello, son las imágenes publicadas por la NASA y la Administración Espacial Europea que mostraban una reducción importante de las emisiones de dióxido de nitrógeno en las principales ciudades de España. Desde más cerca, en nuestro país, un estudio de la Universitat Politécnica de Valencia constataba que nuestros cielos estaban de media un 64% más limpios durante el encierro.

Con el transcurso de las semanas y el paso de las comunidades autónomas por las distintas fases hasta lograr la “nueva normalidad”, los expertos auguran un nuevo incremento del consumo de bienes y servicios, el regreso desmesurado del uso del coche, la presión de la población sobre parques y jardines, etc. ¿Qué consecuencias tendrá para el medioambiente el fin del confinamiento? Los expertos aseguran que habrá que retomar de nuevo todas aquellas medidas, ideas, protocolos y objetivos que se acordaron al final de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), celebrada el pasado mes de diciembre, y que parece hayan quedado olvidados ante la crisis de salud que introdujo a la humanidad en una auténtica distopía. Un informe que sentó las bases para que los países sean más ambiciosos ante la emergencia climática bajo una mirada transversal en la que se impliquen todos los sectores de la sociedad y donde la educación sea un pilar fundamental para lograrlo. Porque, como anunció la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, “tenemos que convertir nuestras escuelas en motores de respuesta dentro de esta situación de emergencia climática”.

Hasta ahora, explica Carmelo Marcén, maestro y doctor en Geografía por la Universidad de Zaragoza, “la escuela ha incentivado numerosas intervenciones sobre el medioambiente. En demasiadas ocasiones, se han focalizado en pequeños gestos en torno a un uso del medioambiente, repetido con formatos similares año tras año. La implicación del alumnado y del profesorado ha sido alta, pero me temo que no ha generado compromisos ambientales y ha modificado poco los estilos de vida, verdadera causa del deterioro ambiental”.

En el proceso de transición hacia estilos de vida más sostenibles y saludables, las familias son también un escenario trascendental. Carmelo Marcén sostiene que “la construcción educativa tiene mucho de imitación, de recorrer caminos en compañía de otros, de contrastar opiniones sobre lo ambiental, de adquirir compromisos, de concertar una serie de objetivos para mejorar hábitos y conductas y una revisión posterior. Además, convendría llevar a cabo un análisis comparado entre los usos ambientales de la familia y la sociedad próxima o global. Los cambios se construyen, no se adoptan”. Por ello, este doctor en Geografía apunta que “la escuela debe realizar una transformación para adaptarse al nuevo escenario que marcarán las emergencias ambientales y sociales. Debe enseñar aquello que sirva para entender la vida, para adquirir compromisos hacia una convivencia ecosocial. Necesitará una renovación curricular profunda, una adaptación de metodologías, una formación del profesorado acorde y una decidida incentivación a la participación del alumnado”.

El fomento de los valores medioambientales de las nuevas generaciones sitúa al docente en el foco de ese objetivo. David Gutiérrez Ferreiro, educador ambiental en la Red Cántabra de Desarrollo Rural y miembro del colectivo #EA26, afirma que “el docente debe hacer entender a su alumnado que somos seres interdependientes y ecodependientes”. Por ello, Gutiérrez Ferreiro apuesta por poner en práctica estrategias pedagógicas que inviten a los estudiantes “a reflexionar críticamente y ser activos en la defensa del medioambiente; en defensa de la vida, en definitiva. El maestro debe ponerles en contacto con la naturaleza para que entiendan sus valores, los beneficios que proporciona para una vida saludable y las presiones a las que el medioambiente está sometido en este contexto de emergencia climática”. Programas educativos medioambientales que deben desarrollarse tanto en el aula rural como urbana. Porque cada uno de estos espacios tiene su propia idiosincrasia, con sus pros y contras. Este educador ambiental señala que “en el medio rural suele ser más sencillo ejecutar proyectos de educación ambiental por el entorno en el que se sitúan; por ejemplo, para analizar el estado ecológico de distintos ecosistemas cercanos. Pero cuenta con el obstáculo de la continuidad por la interinidad del profesorado. En cambio, el ámbito escolar urbano es un escenario propicio para desarrollar programas relacionados con la salud, la movilidad sostenible, hábitos de consumo o gestión de residuos, que tienen una vinculación directa con el estado del medioambiente”.

Para ayudar a que los alumnos y alumnas de las distintas etapas educativas pasen a la acción por el medioambiente, se ha desarrollado Educaclima, una plataforma de recursos para trabajar con el alumnado el cambio climático y la sostenibilidad. Esteve López, coordinador del área de Emprendimiento de Fundación Trilema, indica que el objetivo principal de este proyecto es “alertar a los más jóvenes de las causas, impactos y consecuencias del cambio climático. Para ello, el proyecto está dirigido especialmente a los docentes de cualquier etapa educativa con el objetivo de facilitarles recursos y soporte de todo tipo, con diversidad de metodologías, buscando la formación y concienciación”.

Esteve López apuesta por un cambio en la manera en la que actualmente se imparten las enseñanzas medioambientales dentro del currículum. El coordinador del área de Emprendimiento agrega que, “sin duda, deberíamos ir más allá del concepto compartimentado de las asignaturas. Trabajando en todo tipo de proyectos interdisciplinares, generando oportunidades para entrenar habilidades en diferentes contextos, modificando el comportamiento de nuestros alumnos/as para que realmente tomen acción. Elementos como la transformación ecosocial, la ecodependencia, los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 tienen que estar presentes en cualquier centro educativo. Nuestros alumnos/as tienen que asumir su parte de responsabilidad por el planeta”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/07/05/mamas_papas/1593928762_107265.html

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5 documentales sobre medio ambiente y sostenibilidad imperdibles

Redacción: Ternura

Cambio climático, especies en extincióndeshielo de glaciaresplástico y microplástico en los océanos, excesos de contaminación del medio ambiente provocada por la ganadería industrialmoda de usar y tirar y tóxica que contamina ríos y genera condiciones laborales pésimas. Aunque podría parecer un guión sacado de una película de terror, son problemáticas reales sobre las que es obligado tomar consciencia y cambiar en la medida de lo posible nuestras acciones. Hoy os recomendamos cinco documentales sobre medio ambiente y sostenibilidad que nos muestran en imágenes y con datos esta realidad y pueden servir de punto de partida hacia este cambio.

Cinco películas seleccionadas de una larga lista igual de interesante. Déjanos tus recomendaciones de documentales en un comentario, ¡estaremos encantados de leerlas!

OUR PLANET. La grandeza de la naturaleza.

La imágenes más espectaculares e inéditas sobre la grandeza de la naturaleza. Las que han cautivado al planeta y nos han conmocionado a la vez. Una producción de 600 personas, cuatro años de rodaje y más de 50 países. «Our Planet» no es una serie documental llena de datos alarmantes, ni entrevistas a expertos para hablar de las principales problemáticas del medio ambiente. En Our Planet la propia naturaleza habla por sí sola, mostrando la realidad de los ecosistemas actuales que están cambiando alarmantemente y amenazan con hacer desaparecer los animales que habitan en ellos. Una serie documental de 8 capítulos sobre glaciares, selvas, aguas costeras, desiertos y praderas, alta mar, agua dulce y bosques. Un espectáculo visual que no te puedes perder.

Mira el tráiler de OUR PLANET aquí.

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A PLASTIC OCEAN. Un océano lleno de plástico.

En 2050 los océanos del planeta contendrían más plástico que peces en términos de peso, según un informe del Foro Económico de Davos. Restos de plástico, bolsas, redes de pesca… Así es. Buscando la ballena azul, el animal conocido más grande que jamás haya poblado la Tierra, los creadores del documental encontraron un océano lleno de plásticos. En “A Plastic Ocean” el periodista Craig Leeson junto a científicos recorren veinte lugares del océano alrededor del mundo, hasta las aguas más profundas, para mostrarnos y estudiar el estado de nuestros océanos y el impacto en la fauna y la flora y medio ambiente que tienen las toneladas de plástico que en ellos abocamos.

Mira el tráiler de A PLASTIC OCEAN aquí.

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BEFORE THE FLOOD. Cómo revertir el cambio climático.

El estilo de vida y el consumo deberían ser el centro de atención del debate sobre el cambio climático. Es una de las conclusiones de este aclamado documental protagonizado por el actor Leonardo DiCaprio y Mensajero de la Paz nombrado por las Naciones Unidas. “Before the flood” explora los efectos del cambio climático de la mano de DiCaprio, con la visita del actor a distintos lugares del planeta, desde glaciares a selvas, para ver las consecuencias del calentamiento global “in-situ”. El documental analiza los entresijos de un sistema dominado por intereses y políticas que no priorizan soluciones y que hasta niegan la existencia de un cambio climático y nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Además se entrevista con las personalidades más influyentes y decisivas, responsables de afrontar cambios que reviertan la situación del medio ambiente, de manera decisiva y urgente.

Mira el tráiler de BEFORE THE FLOOD aquí.

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RIVER BLUE. Moda que contamina el medio ambiente.

Comprar, usar, tirar. El premiado documental “River Blue” nos habla de las consecuencias para el medio ambiente y la vida de las personas que genera hoy la industria de la moda, la moda rápida y las cadenas de moda low cost. El documental viaja a la India para analizar la contaminación de los ríos provocada por la producción téxtil -agua que las familias que habitan en la zona consumen- y el impacto de todo ello en la vida de las personas que trabajan en las descomunales fábricas de Asia. Aunque cada vez son más las marcas que apuestan por una moda sostenible y sin tóxicos, las sobreproducción de ropa y calzado es aún una realidad y “River Blue” nos lo muestra para consciencia y a motivar a cambiar nuestras acciones en pro del medio ambiente.

Mira el tráiler de RIVER BLUE aquí.

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COWPIRACY. La contaminación que provoca la ganadería industrial.

Cowspiracy” nos cuenta que el consumo de carne y la ganadería industrial es uno de los principales problemas medioambientales actuales y que más gases de efecto invernadero provoca. Una problemática que según muestran en el documental no se aborda como cuestión de suficiente importancia y a menudo se olvida, tanto por parte de la industria, los gobiernos e incluso por parte de organizaciones ambientales. El protagonista entrevista a personas relacionadas con la industria alimentaria para analizar nuestro consumo abusivo de carne y sus consecuencias para el medio ambiente. Así mismo, aboga por cambiar nuestro hábitos ofreciendo datos sobre las ventajas de llevar una dieta vegana. Un documental a veces criticado por ofrecer algunos datos que pueden generar “rechazo” a una parte de la sociedad, pero que ofrece a su vez otros bastante interesantes como punto de partida.

Mira el tráiler de COWSPIRACY aquí.

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Fuente: https://www.ternua.com/es/blog/documentales-medio-ambiente-sostenibilidad/

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España: Tecnología verde para desarrollar productos educativos en energía y cambio climático

Europa/ España/ 10.03.2020/ Fuente: www.ecoticias.com.

El presidente de Repsol y su Fundación, Antonio Brufau, y la presidenta de Microsoft España, Pilar López, han suscrito este acuerdo con el objetivo de potenciar los procesos de formación de los jóvenes ofreciendo contenidos sobre energía, transición energética y cambio climático al entorno educativo, incorporando el uso de las nuevas tecnologías en las aulas y promoviendo la participación de los profesores y estudiantes en este proceso.

El acuerdo contempla varias líneas de trabajo que incluyen la divulgación conjunta de los contenidos de la plataforma educativa de Fundación Repsol; la formación de docentes, para lo que Microsoft pone a disposición su espacio de transformación educativa, Microsoft Edulab, donde muestra lo que deben ser las aulas para integrar los elementos clave de los entornos de enseñanza y aprendizaje, así como la utilización de las herramientas de gamificación y colaboración de Microsoft para desarrollar nuevos contenidos curriculares relacionados con la energía, la eficiencia energética y la sostenibilidad.

«El reto de la transición energética y la lucha contra el cambio climático han de abordarse desde el conocimiento riguroso y desde la tecnología; esta alianza con Microsoft va a impulsar la innovación educativa integrando las soluciones tecnológicas más avanzadas con contenidos relacionados con la energía y la sostenibilidad, haciendo partícipes a los jóvenes y a la comunidad educativa en general sobre los retos globales del planeta», ha afirmado Brufau.

Por su parte, López ha señalado que Microsoft quiere contribuir a la divulgación y formación sobre energía y transición energética en el entorno educativo y hacerles llegar a los jóvenes «de la mejor manera» estos conocimientos y prepararles para crear «un mundo libre de emisiones gracias a la aplicación de la tecnología».

Fuente de la noticia: https://www.ecoticias.com/tecnologia-verde/200042/Tecnologia-verde-desarrollar-productos-energia-cambio-climatico
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Sostenibilidad y resiliencia: Agencia de Medio Ambiente (AMA) en Cuba

Por: Cubahora. 

El Dr. Juan Mario Martinez Suárez, director del proyecto #BASAL, ha trabajado en la Agencia de Medio Ambiente desde su fundación en diversas funciones. Hoy en Cubahora replicamos fragmento de la entrevista que le consediera a Naturaleza Secreta de Cuba…

“La creación de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) hace 25 años fue una excelente decisión porque desde ese momento permitió con una fortaleza increíble, integrar un grupo de instituciones de diversos cortes: científicas, y de educación y gestión ambiental que hasta ese momento no existían en Cuba.

Y la AMA en su propio desarrollo rebasó, incluso, las expectativas que tuvieron sus fundadores y los que la crearon, porque de hecho se constituyó en la referencia del #medioambiente en el país, que hasta ese momento era la #COMARNA (Comisión Natural de Recursos Naturales y Medio Ambiente), y la Agencia ocupó ese lugar y yo creo que lo trascendió, porque de una comisión se convirtió en gran institución con múltiples funciones, coordinar las investigaciones, los servicios y la educación ambiental en el sistema del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (#CITMA)

En los últimos años, quizás el papel inicial aquel de la Agencia donde se articulaba la gestión, con la inspección, el control ambiental y también la investigación, se fue transformando más hacia concretar en ella solo los centros de servicios ambientales y los científicos y de educación ambiental, y ese proceso motivó que la Agencia empezara a tener un papel más destacado, por ejemplo, en la elaboración de un grupo importante de proyectos internacionales, que hoy en día abarcan áreas diversas, y conectan muy bien con todos los organismos.

En la historia de la Agencia tampoco debemos olvidar que se consolidó como un espacio de articulación con todas las entidades y ministerios del país y yo creo que logró un reconocimiento social que se ganó por derecho propio, a partir de lo que hizo en todo este tiempo en el medio ambiente.

Si tuviera que resumir en una frase a la AMA, quizás la palabra, o la combinación de palabras que usaría fueran: SOSTENIBILIDAD Y RESILIENCIA”.

Fuente de la reseña: https://www.cubahora.cu/ciencia-y-tecnologia/sostenibilida-y-resiliencia
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El reto de aprender sobre la sostenibilidad

Por: Joaquín Garralda

La formación es fundamental para vencer la natural resistencia al cambio que genera una experiencia satisfactoria.

Para una institución académica, el reto está en educar en este tema tan complejo por la amplitud de variables y por su carácter sistémico. Sin embargo, al utilizar en el título la palabra aprender, lo que quería poner de relieve es la dificultad que tiene este aprendizaje para una persona, que va más allá de la dificultad en comprender los conceptos meteorológicos. No es cuestión solo de capacidad intelectual, sino también de una actitud hacia el cambio personal.

Ante la complejidad de la dinámica del clima, muchas personas abandonan el esfuerzo de comprensión y se escudan tras una confianza líquida que les da cierta tranquilidad: “La innovación tecnológica acabará solucionando de alguna manera los efectos catastróficos atribuidos al cambio climático”. Sin embargo, además de ser un optimismo discutible, este enfoque no tiene en cuenta las implicaciones que pueden suponer esos avances tecnológicos. Los productos innovadores que se logren con estos avances probablemente obligarán a cambios en los comportamientos habituales y aquí es donde la formación es fundamental para superar la natural resistencia al cambio de una conducta que se ha mostrado satisfactoria con la experiencia. Para lograr su propósito, esta formación tiene que cumplir dos condiciones: que se base en una argumentación lógica, sin fallas, sobre las consecuencias; y que el individuo perciba un interés personal en evitar esas consecuencias. Estas condiciones son especialmente difíciles en el ámbito de la sostenibilidad.

Comencemos por la lógica de los argumentos. Para valorar el mérito ambiental de estas innovaciones tecnológicas –como soluciones aceptables y que resolverán los problemas– se debe distinguir entre los productos, los resultados y el impacto. Un ejemplo: el producto es un coche eléctrico; si en una ciudad se limita el acceso de coches que no sean eléctricos, el resultado es un mejor aire para sus ciudadanos; el impacto perseguido es limitar la emisión de CO2 a la atmósfera y por tanto hacer posible que se logre el objetivo a largo plazo del Acuerdo de París: “Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados centígrados sobre los niveles preindustriales”.

Los resultados son relativamente fáciles de medir a corto medio/plazo; los impactos tienen una medición más compleja y se aprecian a más largo plazo. Pero el reto es que los resultados suponen muchas veces cambios en el comportamiento que suelen provocar resistencias considerables. Ahora bien, sin estos cambios de conducta no se logra el impacto final deseado.

El carácter sistémico del medio ambiente dificulta la comprensión y aceptación de las razones que exigen un cambio de comportamiento. Siguiendo el ejemplo, si bien mejoraría el aire de la ciudad, es probable que muchas personas afectadas –porque tienen un coche no eléctrico–, critiquen la medida al señalar el origen de la electricidad que necesita el coche eléctrico, argumentando que, si en su generación se utiliza el carbón, el impacto final es discutible, ya que el carbón emite más CO2 para producir esa electricidad que el que se emite al utilizar un coche de gasolina en ese trayecto (además de las críticas sobre el impacto de las emisiones en la producción de las baterías, la contaminación de su desecho o la escasez de las materias primas utilizadas). Es decir, que al encontrar fallas en la argumentación lógica de las consecuencias –tarea fácil en un entorno sistémico–, el individuo pierde el interés en esforzarse en un cambio de comportamiento. La consecuencia es que existen circunstancias emocionales que tienden a retrasar el proceso de adaptación, aunque se descubriesen innovadoras nuevas soluciones tecnológicas.

En definitiva, que para aprender sobre sostenibilidad y cambiar los comportamientos es clave la actitud de aceptación de los cambios necesarios en las pautas de conductas y costumbres personales. El gran reto de la formación sobre el tema medioambiental es principalmente psicológico, se debe lograr superar la racionalización parcial de unos resultados –que se hacen para mantener unas costumbres– para motivar el esfuerzo en desarrollar unos esquemas mentales que permitan comprender y aceptar el carácter sistémico de los impactos.

Fuente: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/01/29/opinion/1580311220_328969.html

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Cómo criar (y educar) desde la sostenibilidad

Por: Diana Oliver

¿Somos realmente conscientes del impacto que tienen las formas de consumo actuales? ¿Podemos hacer algo las familias desde el lugar que ocupamos?

Ningún país en el mundo ha alcanzado todavía los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, aprobada en 2015 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para acabar con la pobreza y los daños medioambientales. Lo refleja el informe Sustainable Development Report 2019, publicado el pasado verano por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), cuyo objetivo es analizar el grado de cumplimiento de los ODS en todos los países del mundo. Aún hay tiempo. La cuestión es si hay esperanza de que en los próximos once años se alcancen esos objetivos y de qué depende el éxito de tan ambiciosa misión.

Para José Antonio Liébana, profesor de la Universidad de Granada en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación que imparte desde hace años la asignatura ‘Intervención en un consumo responsable y salud’, aún hay esperanza. Y todo pese al proceso lento y contradictorio que se está siguiendo a nivel global. “Hay que tener en cuenta que la propuesta de objetivos es muy amplia y ambiciosa –lo que la hace atractiva– pero dificulta más su logro”, dice. Además, según Liébana está la cuestión de lo que cada país considera prioritario, hasta dónde pueden llegar y qué camino deciden trazar para lograr el objetivo. También que las medidas a tomar muchas veces no dependen del interés del ciudadano sino de entes más poderosos, cuya meta no siempre es el bienestar de las personas sino el beneficio económico. ¿Qué se está haciendo contra la inacción política e institucional? ¿Somos realmente conscientes del impacto que tienen las formas de consumo actuales? ¿Podemos hacer algo las familias desde el lugar que ocupamos?

Criar en la cultura del consumo

Cuando en el test de embarazo aparecen las dos rayitas rosas se pone en marcha un extraño mecanismo interno que nos empuja de manera inevitable a consumir. Queremos que no le falte nada a nuestros retoños –aunque muchas veces no sepamos muy bien qué es lo que realmente necesitan–, y ya antes de nacer tienen ropa, productos de higiene y toda clase de artilugios para su supervivencia o para su (nuestra) comodidad. Es aquí donde la línea que separa la verdadera necesidad de lo superfluo se vuelve más fina. Casi traslúcida.

A la cuestión de si podemos hacer algo las familias desde el lugar que ocupamos, José Antonio Liébana responde que el contexto familiar es un agente de socialización básico para el ser humano y a través de él se transmiten valores y hábitos de conducta y pensamiento. Sin embargo, recuerda que no hay que olvidar que las familias están formadas por personas que viven en una sociedad que tiene unas formas determinadas de actuación y que indica las posibles direcciones que se pueden tomar. “Vivimos en un mundo donde a todos nos van creando “necesidades ficticias” que no son útiles pero que se nos proponen como necesarias para, en el caso que hablamos, ser unos “buenos padres”. Para muchos padres la crianza de un hijo se convierte en un gran problema porque en quererle “darle lo mejor” o “hacerlo lo mejor” se incluyen una gran cantidad de cosas que a veces tienen escasa utilidad pero que nos están diciendo desde el primer momento que hay que tenerlas”, lamenta.

Le pregunto a Yve Ramírez, divulgadora medioambiental y autora de Residuo cero (Ediciones Titilante), si ante la cantidad de cosas que compramos cuando nos vamos a convertir en padres y madres no nos habremos vuelto locos con la crianza. Afirma, como Liébana, que la crianza es una de las facetas más proclives al consumismo. “Hay muchas ilusiones en medio, las ganas de dar lo mejor y, claro, como parece que creemos que dar lo mejor es dar más… Nos han llenado de necesidades creadas para cada etapa de la vida y más para la crianza. Y cuando eres primeriza eres mucho más sensible a este engaño porque, simplemente, no tienes experiencia”, explica. Por eso Yve Ramírez siempre recomienda que se compre lo mínimo posible, porque “para comprar algo que realmente echemos de menos siempre estaremos a tiempo”.

En contraposición a este derroche mecánico, el informe El coste de la crianza. ¿Cuánto cuesta tener un hijo?’, publicado por Save the Children en septiembre de 2018. En el documento advierten de que en España hay casi 700 mil hogares que no consiguen cubrir el coste mínimo que supone la crianza de un hijo en condiciones dignas. “Hemos comprobado que el coste mínimo mensual para criar a un niño o niña en España es alto, aumenta con la edad y en algunas comunidades autónomas es especialmente elevado. Muchas familias, a pesar de realizar un inmenso esfuerzo económico, no pueden garantizar que sus hijos e hijas crezcan y se desarrollen en las condiciones adecuadas”, apuntan. Aquí, las más vulnerables, las que necesitarían de las prestaciones del Estado para poder cubrir sus necesidades básicas, no encuentran apoyo: la prestación por hijo a cargo es tan pequeña que no alcanza a cubrir ni el 5% del coste de la crianza.

Acciones para una crianza más sostenible

Tendemos a pensar que nuestras actuaciones individuales intervienen poco –o nada– en la marcha social. Sin embargo, se puede lograr una crianza más sostenible desde nuestras elecciones de consumo, no sólo en cuanto a lo que compramos sino también en cuanto a lo que dejamos de comprar. Para la autora de ‘Residuo cero’ ya desde el nacimiento la lactancia materna se ubica a la cabeza como el más sostenible de los alimentos en todos los sentidos. Así lo defendía en 2016 la Semana Mundial de la Lactancia Materna que bajo el lema “Lactancia Materna: clave para el desarrollo sostenible”, insistía en el papel que cumple la lactancia materna como una pieza más en el puzle de objetivos globales marcados por la ONU. En concreto está directamente relacionada con cuatro: Nutrición, seguridad alimentaria y reducción de la pobreza; Supervivencia, salud y bienestar; Medio ambiente y cambio climático; y Productividad y empleo femenino. Después, cuando comienza la alimentación complementaria, Yve Ramírez cree que más que comprar alimentos etiquetados como “ecológicos” es importante dar a nuestros hijos alimentos “de verdad”: “No potitos, papillas industriales o los que se venden como alimentos para niños sino ofrecerles alimentos frescos y preparados en casa a partir de productos de proximidad. Será más sostenible y también más económico”.

Para Brenda Chávez, periodista y autora de ‘Tu consumo puede cambiar el mundo’ (Ediciones Península) y ‘Al borde de un ataque de compras’ (DEBATE), la alimentación es clave en un consumo más sostenible y valora como positivo ir a comprar con nuestros hijos e hijas y aprovechar esa oportunidad para explicarles por qué elegimos unos productos y otros no. “Que aprendan a alimentarse bien, que se relacionen con lo que son los productos de temporada (qué alimentos pertenecen a cada estación y por qué) y qué son los productos de cercanía”, dice. Esto para Chávez les otorga también una cultura gastronómica importante.

En el tema de los productos de limpieza del hogar también se pueden mejorar nuestras opciones de consumo. Según la periodista tenemos la posibilidad de utilizar productos que no sean agresivos o dañinos para el medioambiente y para la salud. Y lo mismo para los productos de higiene: “Se pueden consumir muchos menos productos de los que se consumen habitualmente. Con un buen jabón y un aceite de coco, que es perfectamente válido para hidratar la piel de toda la familia, se pueden ahorrar otros muchos productos”.

Un punto que siempre es complicado de abordar es el de la ropa y el calzado. Aquí también se puede lograr que nuestro consumo sea mucho más sostenible pero no sin antes tropezar con unas cuantas piedras en el camino. En primer lugar está la cuestión de que cada vez tenemos menos referentes alrededor con hijos pequeños, por lo que la herencia de ropa entre familiares y amigos a veces se complica para las familias. Luego está la cuestión de lo rápido que crecen los bebés –sobre todo durante los primeros meses–, por lo que son muchas las prendas que acaban quedando prácticamente nuevas sin que se hayan llegado a utilizar. Para Yve Ramírez la solución se haya en la ropa y el calzado de segunda mano que podemos encontrar en mercadillos, tiendas físicas u online o aplicaciones de segunda mano tipo Wallapop o vibbo. Una recomendación aplicable a la mayoría de productos de puericultura, como carros, mochilas de porteo, cunas, camas o tronas.

Por último, el consumo que hacen las familias de juguetes también puede ser más sostenible. Yve Ramírez nos anima a preferir la calidad frente a la cantidad. “Juguetes que duren, aunque sea para que los disfrute alguien más después de ellos. No hay nada peor que un juguete-baratija que se rompe tras una semana de uso y luego acaba en la basura o arrastrándose por casa”, opina. En cuanto a la cantidad, recuerda que “llenar” a los niños de juguetes no es sostenible ni a corto ni a largo plazo: “Al final, además de nuestros hijos, estamos criando consumidores y si los llenamos de regalos de niños, no podemos esperar que tomen buenas decisiones de compra cuando se hagan adultos”. Comparte esta última idea Brenda Chávez para quien siempre es más sostenible apostar por la creatividad, la imaginación y el juego que el juguete o su posesión material.

Educar en la sostenibilidad

Sobre qué gestos podemos hacer desde casa para que contribuyamos a una mayor sostenibilidad real, Brenda Chávez cree uno de los primeros pilares se asienta en la educación: educar en la sostenibilidad. “Muchos adolescentes están pidiendo que se tomen medidas por la emergencia climática en la que vivimos. Una crianza y una vida sostenible les permite integrar con normalidad la sostenibilidad en su vida”. Recuerda que es cierto que además de la familia influyen otros entornos en este aprendizaje (el escolar, el social, la publicidad, la familia extensa…), pero considera que nuestro ejemplo en casa, sobre todo en los primeros años, les da una base para poder tener unos criterios más sólidos en el futuro para con sus decisiones. “Si en estos años se les acompaña en el aprendizaje de un consumo más sostenible y se les educa en el respeto por el medioambiente, los recursos, el agua, el gas, la luz, etc., por muchos mensajes que lleguen a ellos a lo largo de la vida, algo quedará”, sostiene.

Para Yve Ramírez educar a nuestros hijos para que sean unos consumidores futuros responsables pasa sobre todo por el ejemplo. “Es importante que crezcan en un hogar en el que se practica realmente un consumo responsable. Es decir, un hogar en el que no se compren cosas por capricho o moda sino porque realmente tienen una utilidad en nuestras vidas, se intente tomar siempre la mejor decisión de compra posible y, desde luego, se aprecie, cuide y valore aquello que tenemos”, explica.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/11/12/mamas_papas/1573556948_837463.html

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