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“La sostenibilidad debería enseñarse como una asignatura más”

Por: Educación 3.0.

Ally Vispo es escritora, divulgadora y uno de los principales referentes del movimiento Zero Waste en España; una filosofía de vida que defiende el ‘residuo cero’ o la reducción máxima de la cantidad de basura que generamos los seres humanos en los hogares. Acaba de publicar ‘Zero Waste para salvar el mundo’, una guía ilustrada en la que aporta algunas claves para conseguirlo. ¿Cómo puede trasladarse al aula? ¿Debería enseñarse la sostenibilidad como una asignatura más? ¿Por qué es importante educar en el respeto al medioambiente desde la infancia? Responde en esta entrevista.

Pregunta: ¿Qué significa llevar un estilo de vida sostenible?

Respuesta: Para mí, significa hacer todo lo que puedes en tu día a día por tomar las mejores decisiones de consumo y estilo de vida, mientras luchamos por crear un sistema más respetuoso con el medioambiente, los animales y las personas. Se trata, desde mi punto de vista, de combinar las acciones individuales diarias con la responsabilidad que todos y todas tenemos de exigir a las instituciones los cambios necesarios.

P: ¿Por qué considera importante concienciar desde edades tempranas sobre ello?

R: Si se hubiera invertido en educación y concienciación desde siempre, no habríamos llegado a este punto. Tenemos poco tiempo para evitar una catástrofe climática y esto ha ocurrido porque todos y todas lo hemos permitido; en mayor parte, porque no estábamos informados ni concienciados sobre el tema (yo incluida). Cuando educamos desde edades tempranas, estamos creando personas responsables, cívicas, éticas, concienciadas y compasivas, y un mundo lleno de personas así no puede ir mal.

Conciencia ecológica

P: ¿Cómo se puede concienciar desde los coles a generar menos basura o fomentar una conciencia ecológica?

R: Para empezar creo que la sostenibilidad debería incluirse de alguna forma, ya sea como asignatura individual o como parte del temario, porque es algo igualmente (o más) importante que muchas cosas que nos enseñan. Es, literalmente, de importancia vital. Hablar a los estudiantes de cómo funciona el mundo, cómo pueden realizar acciones divertidas que pueden ayudar al planeta, y cómo pueden crear un mundo mejor, les enseña el valor de la responsabilidad y a entender que tienen el poder de crear un mundo mejor para todos y todas.

P: Movimientos como el iniciado por Greta Thunberg nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de cuidar el planeta de cara a las futuras generaciones pero, ¿qué podemos hacer para combatir el cambio climático desde las aulas?

R: Sobre todo, los docentes tienen la responsabilidad de enseñar e inculcar unos ciertos valores y actitudes necesarios a sus alumnos (e idealmente, involucrar a los padres también) para que sean conscientes de que somos, al mismo tiempo, el problema y la solución a la situación medioambiental en la que nos encontramos. Informar a las familias sobre la importancia de reducir la utilización del plástico de un solo uso, de la alimentación libre de productos animales y de las acciones individuales diarias que son posibles, al mismo tiempo que les animamos a alzar la voz frente a las instituciones para exigir lo que creen correcto. De hecho, me escriben muchos profesores y profesoras enseñándome proyectos que están intentando integrar en sus clases y colegios. Me da mucha esperanza.

P: ¿Y desde casa?

R: Desde casa podemos tomar acciones individuales muy sencillas, como evitar el plástico de un solo uso comprando a granel, llevando nuestras propias bolsas reutilizables al supermercado, con una alimentación libre de productos animales (podemos reducir nuestro impacto medioambiental hasta en un 73% llevando este tipo de dieta), utilizando transporte público, reduciendo el consumismo y dando nuestro dinero a empresas que comparten nuestros mismos valores.

Pero, sobre todo, me gusta recalcar que las acciones individuales deben combinarse con una exigencia a las instituciones de que tomen las medidas pertinentes para cambiar el sistema, ya que son los únicos que pueden hacerlo. Esto puede hacerse concienciando, informando, dando ejemplo, escribiendo correos y realizando llamadas.

P: ¿Qué supone la filosofía Zero Waste?

R: Me gusta siempre recalcar que el ‘Zero Waste’ o ‘Residuo Cero’ es simplemente un concepto. Es imposible no crear ningún tipo de residuo, y mucho menos, en el actual sistema que se centra alrededor de la conveniencia, el beneficio y el usar y tirar. Se trata simplemente de vivir con consciencia y hacer lo que podemos en cada situación, sin aspirar a ser perfectos (ya que es imposible), pero al mismo tiempo tomando acciones constantes para reducir nuestro impacto medioambiental. El residuo va mucho más allá del plástico.

P: En su libro ofrece trucos y consejos sencillos para poner en práctica en todos los ámbitos del día a día. ¿Qué medidas considera imprescindibles en el entorno educativo?

R: La verdad es que creo que algo interactivo, como aplicaciones, juegos o incluso programas de televisión aptos para todas las edades, sería muy útil para todo el mundo, pero sobre todo para las aulas. Debería crearse algo así cuanto antes.

“la empatía está directamente relacionada con las actitudes respetuosas con el medioambiente”

P: ¿Están conectadas la educación emocional con el reciclaje y el estilo de vida saludable?

R: Considero que la empatía está directamente relacionada con las actitudes respetuosas con el medioambiente. Cuando educamos a nuestros hijos en la empatía, son capaces de ver cómo sus acciones siempre tienen un efecto en las demás personas, los animales y la naturaleza, les enseñamos a ver el mundo desde la perspectiva y los ojos de otros seres vivientes, y a darse cuenta de que tienen la responsabilidad moral de tratar a este planeta con respeto. Cuando crías desde la empatía, creas mentes maravillosas y responsables que solo pueden crear un mundo mejor.

Fuente de la entrevista: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/sostenibilidad-asignatura-mas/114990.html

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Educación para el desarrollo sostenible

Por: Christopher J. Nytch.

En estos días se celebra en la Organización de las Naciones Unidas la Semana de los Objetivos del Desarrollo Sostenible; comúnmente conocidos como las Metas Globales. Estas metas representan una gran visión mundial a la cual aspiramos llegar como miembros de la comunidad Tierra para el 2030.

Mientras, Puerto Rico recordó el paso del huracán María enfrentando enormes desafíos fiscales, políticos, ecológicos, tecnológicos e hidro-climáticos, entre otros factores existenciales. El país se encuentra en una coyuntura crítica respecto a su futuro desarrollo. Además, hay una inminente necesidad de aumentar el diálogo público de esta naturaleza. ¿Cómo se logra? ¿A quién le pertenece?

Presentamos que la raíz de ese diálogo puede ser la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), la cual es imprescindible para Puerto Rico, si deseamos aumentar la resiliencia frente a los grandes retos que experimentamos.

La EDS es una educación integrada que se alinea con las Metas Globales establecidas por las Naciones Unidas y promueve un balance entre el bienestar económico, sociocultural y ambiental, que son interdependientes.

Es, además, una educación que cruza fronteras, vinculando las distintas disciplinas y sectores de la sociedad para construir una plataforma participativa que fomente la conciencia sobre el desarrollo y manejo apropiado de nuestro entorno.

En esencia la sostenibilidad es algo profundamente íntimo; se trata de comida saludable, agua y energía limpia, la libertad de elegir y el trabajo digno, entre otros valores fundamentales. Comienza al nivel del individuo y luego se despliega en la familia, el barrio, el municipio, el país, hasta que llega a las Naciones Unidas, como la joven sueca Greta Thunberg, quien en días recientes lideró una huelga global contra el cambio climático, y que llevó a jóvenes y personas interesadas en Puerto Rico a manifestarse frente al capitolio.

Al presente hay varias rutas y estrategias que podemos seguir. La sostenibilidad se realiza a través de distintos caminos que conforman las condiciones relevantes a cada pueblo.

Así mismo, la EDS nace por los acertados esfuerzos de diversas entidades colaborando para trabajar esta transformación educativa. Ofrezco como ejemplo la iniciativa de crear en Puerto Rico un Centro Regional de Excelencia en la Educación para el Desarrollo Sostenible (Regional Center of Expertise, RCE por sus siglas en inglés), que otorga la Universidad de las Naciones Unidas. Este Centro nos daría acceso a una poderosa red de organizaciones privadas y sin fines de lucro, agencias públicas, oficinas gubernamentales, grupos comunitarios, instituciones académicas y otros actores que están encaminados a usar la educación formal e informal como herramientas para fomentar la sostenibilidad en la isla a través de múltiples escalas de gobernanza. Esperamos que el RCE-Puerto Rico esté en funciones el próximo año y fortalezca estas iniciativas.

Mientras los líderes globales se reúnen para considerar las cuestiones de interés mundial, debemos hacer lo mismo a nivel local.

Contemplemos cuales acciones podemos tomar en nuestros hogares, escuelas, iglesias, trabajos y comunidades para desarrollar un futuro común que sostenga la vida y nos permita prosperar. La clave y la fuerza reside en la acción colectiva.

Fuente del artículo: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/educacionparaeldesarrollosostenible-columna-2520701/

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Los alumnos, protagonistas de su aprendizaje

Por: Educación 3.0.

¿Qué ocurre cuando el alumnado toma las riendas de su aprendizaje?: desarrolla el pensamiento crítico, aprende a resolver problemas y a trabajar en equipo, entre otras ventajas.

Que levante la mano quien no haya oído recientemente esta frase: “El alumno debe ser el protagonista de su aprendizaje”. Llevamos varios años escuchándola en entrevistas, conferencias o talleres impartidos por docentes y gurús. ‘Bromas’ aparte, dos son los pilares en este cambio que se ha producido en el proceso de enseñanza y aprendizaje: las TIC y las metodologías activas. En referencia a estas últimas ya puede ser el trabajo por proyectos, el aprendizaje basado en el pensamiento, en problemas, cooperativo o colaborativo… en todos estos métodos, el estudiante puede decidir cómo aprende y es el responsable de los conocimientos que adquiere, mientras que el profesor actúa como un guía que le orienta.

De igual modo, rechazan el proceso memorístico y fomentan el espíritu crítico. Otras características que comparten es que acaban con la clase magistral, potencian la autonomía del alumno a la hora de aprender y, por supuesto, aumentan su motivación. Además, no hay por qué decantarse por una u otra, sino que en numerosas ocasiones es posible combinarlas (ver reportaje ‘Metodologías activas en el aula’, nº 20 de la revista).

los Alumnos protagonistas aprendizajeEl segundo pilar, la tecnología, juega un papel fundamental al facilitar el acceso a innumerables fuentes de información; asimismo, ha diversificado las formas en cómo se presenta: texto, vídeo, audio, multimedia… Y entre toda la oferta existente, Internet ha sido clave. “Antes consultabas la enciclopedia y asumías que lo que ponía era verdad o, al menos, lo era para alguien. Ahora no podemos garantizar eso frente a la inmensidad de información que proporciona la Red, por lo que es importante darles a los niños las herramientas adecuadas para ‘bucear’, comprobando su veracidad y asumiendo el reto de la falta de concentración. De ahí que el maestro se haya convertido en una figura imprescindible, más que nunca, para guiarlos”, puntualiza la periodista especializada en educación Lola García-Ajofrín.

Un mundo interconectado

De ahí que sea vital empoderar a los alumnos, de manera que tomen las riendas de su aprendizaje, al mismo tiempo que desarrollan el pensamiento crítico, proponen soluciones creativas a problemas que todavía no se han producido, aprenden a trabajar en equipo, etcétera.

En la actualidad, “los centros educativos deben potenciar habilidades para un mundo interconectado en el que los alumnos comprenden el respeto por los demás y toman medidas responsables para lograr la sostenibilidad y el bienestar colectivo”, afirma Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE (ver entrevista publicada en el nº 33). Es lo que propicia, por ejemplo, el proyecto OSOS por el que los estudiantes se preocupan de mejorar su entorno cercano y tienen relación con empresas locales, asociaciones, vecinos, etc.

Similar opinión a Schleicher tiene el investigador Alfredo Hernando, para quien el aprendizaje ha cambiado por varios motivos: “La aceleración y capacidad de colaboración de la sociedad, la investigación y el conocimiento generado, y la tecnología han creado una nueva realidad. El gran reto actual es ‘escolarizar’ la tecnología para humanizar aún más el aprendizaje que protagonizan alumnado, profesorado y familias”.

Con experiencias

Este reportaje va acompañado de tres experiencias: de la escuela One Tone, de Idaho (Estados Unidos) en la que los profesores han sido sustituidos por entrenadores y los estudiantes de Secundaria hacen de ‘maestros’ de otros alumnos; de la Universidad Bilbao Berrikuntza Faktoria, en la que desde el primer día los estudiantes se convierten en emprendedores y deben crear una empresa real; y del Colegio Fontán Capital (Colombia) en el que el alumnado cuenta con un plan individualizado y están agrupados según su grado de autonomía. Allí, las clases son talleres y la participación de toda la comunidad educativa es clave.

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/alumnos-protagonistas-aprendizaje/114428.html

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Huelga por el clima: sin educación no hay desarrollo sostenible

Redacción: The Conversation

Este 20 de septiembre, millones de estudiantes de todo el mundo se echan a la calle en una huelga global por el clima con motivo de la Cumbre sobre la Acción Climática que tendrá lugar el día 23 en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. El objetivo de los jóvenes es llamar la atención sobre las consecuencias del cambio climático y exigir cambios urgentes a los gobiernos.

El movimiento de activismo estudiantil iniciado por Greta Thunberg ha calado tan hondo en la sociedad occidental que hoy logra permear casi todas las causas: Madres por el Clima, Fridays for Future, Alianza por el Clima… Son todas organizaciones que se suman a la lucha por un mundo sostenible.

Voces significativas como la de Thunberg nos recuerdan que no hay futuro fuera de la casa común. Con un mensaje tan sencillo como profundo, esta joven nos dice que de nada vale estudiar si no tenemos planeta que habitar. Que la revolución pendiente de nuestros días es la que reivindique un mejor mundo para nuestros hijos, una Tierra que pueda sobrevivir y en la que podamos convivir.

Un mundo interconectado

Durante el cambio de siglo aparecieron ideas y teorías que casi siempre acababan hablando de un concepto central: el mundo se hace pequeño. Desde el efecto mariposa hasta la globalización, todo indicaba que la vida en este pálido punto azul del universo se hacía frágil y que los seres que lo habitamos, cada día más interdependientes.

Que el agitar de las alas de un insecto provoque inundaciones en el otro extremo del mundo dejó de ser una metáfora. Hoy sabemos que es la imagen más salvaje de una sociedad donde todos somos mariposa y tormenta, causantes y sufrientes de lo que hace el de al lado.

Lo sabemos en España: inundaciones en Levante, una enorme y preocupante pérdida de biodiversidad o incluso las modificaciones en los flujos migratorios, se deben al cambio climático. Un viaje, sin aparente retorno, que hemos iniciado como especie y en el que hemos embarcado al planeta entero. Pero, como tantas cosas, no es un viaje para todos igual: los hay de primera, de segunda y tercera clase y hasta polizones ocultos.

Por eso, las expresiones más virulentas del cambio climático las están sufriendo las zonas más empobrecidas de la Tierra. El peor rostro de la emergencia climática toma cuerpo en lugares donde difícilmente se pueden mitigar sus efectos.

El origen, directo o indirecto, de las migraciones que parten de las zonas más castigadas del África subsahariana se encuentra en el cambio climático: carestías de agua potable, recursos forestales o alimentos. Incluso los motivos de los conflictos armados hay que buscarlos en el clima.

¿Qué dicen los jefes?

Las Naciones Unidas han propuesto los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una agenda para el horizonte temporal 2015-2030. Los ODS se estructuran sobre cinco pilares, las llamadas 5P: planeta, personas, prosperidad, paz y alianzas (que en inglés es partnership). Estas dimensiones se dividen en 17 objetivos, con sus correspondientes metas (169 en total) e indicadores que pueden ayudar a evaluar su logro.

La diferencia fundamental en el discurso de los ODS está en que, hasta ahora, siempre se ha creído (y querido) que las soluciones a los problemas de la gente que lo pasa mal deben buscarse precisamente en y con la gente que sufre. Y los ODS superan esta visión.

El plan de las Naciones Unidas está pensado para todas las personas, estén o no en países en desarrollo. Además, a diferencia de otras propuestas, no hay objetivos más importantes o relevantes que otros, sino que se consideran un bloque de acción transformadora e indivisible. Los ODS quieren convertir los retos actuales en oportunidades de vida mejor para todos.

ODS en educación

Existe un ODS dedicado en exclusiva a la educación de calidad para todos los habitantes del mundo (ODS nº 4). No obstante, entender que este es el único vínculo entre la propuesta de sostenibilidad de las Naciones Unidas y los procesos educativos es simplista. El papel de la educación en el cumplimiento de todos los ODS (y, por tanto, del proyecto de cambio) es crucial.

Que la población conozca los ODS y exija su cumplimiento a los gobiernos pasa por que la Escuela los incluya en sus programas y la Universidad hable de ellos a los estudiantes. Pasa por devolver a la sociedad civil el poder de preocuparse de su futuro, de actuar como agente transformador de y en la política.

Y estamos lejos de ello. En lo referente a la inclusión de los ODS en el ámbito educativo, las cifras del INE muestran un desconocimiento de la Agenda 2030, el instrumento del Gobierno para el cumplimiento de los ODS. Según el barómetro del CIS de enero 2019, el 88,7 % de los encuestados no habían oído hablar de ello. Nuestros estudios en población universitaria no son mucho más optimistas.

No podemos seguir en silencio. La amenaza de lo insostenible planea sobre nuestro futuro. Voces humildes lo anuncian, pero las iniciativas que pretenden hacer de este reto (quizá el mayor al que se enfrenta la especie humana en toda su historia) algo relevante en la agenda educativa no consiguen hacerse un hueco. Quizá cabe preguntarse qué escuela, qué universidad construimos si un desafío así queda fuera de nuestro horizonte.

La apuesta debe ser clara: abordar la sostenibilidad de una forma transversal en nuestro trabajo docente diario. Impregnar de alternativas cotidianas nuestro día a día para hacernos legítimos acreedores del mundo de mañana. Los ODS, y el compromiso por lograrlos, no son cosa de mariposas sordas, sino de bellos enjambres que bailan en armonía.

Fuente: https://theconversation.com/huelga-por-el-clima-sin-educacion-no-hay-desarrollo-sostenible-123774

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La insostenible levedad escolar con los ODS

Por: Carmelo Marcén 

Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad.

El silencio veraniego desaparece de las aulas. Ahora las llenan personas con intereses diversos, portan con ellas tanto esperanzas como rutinas: unas antiguas mientras que otras quieren ser nuevas. El inicio de curso tiene algo, o bastante, de renovación, pero una buena parte de las novedades de septiembre, en forma de ilusionantes compromisos, no siempre se consolidan. Curso tras curso las lecciones van y vienen; en ocasiones para quedarse definitivamente. Unas las traen los libros mientras que otras surgen del interés de los implicados en el hecho educativo: profesorado y alumnado, administraciones y familias.

Las lecciones potencian capacidades cuando se produce una alianza entre el profesorado y el alumnado, tal que se encuentra utilidad a los aprendizajes, más todavía cuando estos se experimentan de alguna forma en la vida. El resto de lo enseñado, útil o no, se olvidará o se guardará en la memoria; una buena parte desaparecerá una vez se haya esfumado el estímulo, limitado muchas veces a complacer a quienes enseñan y así obtener una buena nota.

La escuela debe ser ya el escenario de lo deseable para la vida, donde se comparta experiencia y búsqueda, pero también el lugar en el que se cuestionen definitivamente bastantes abstracciones con poco recorrido, como no sea para justificar las materias curriculares. Si la escuela permanece adormecida, resignada, ante el mundo exterior, no es escuela, sino un lugar por el que se pasa; de ahí su levedad. Para vigorizarse debería recoger más y mejor la trama de la vida y dejarse de contenidos curriculares poco útiles. Pero no puede hacerlo por sí sola; necesita el comprometido impulso de las autoridades educativas, junto con el incentivo y el acompañamiento de la sociedad que la sostiene. Lo logrará cuando se haga visible su entidad entre la vorágine diaria del entramado político y social, tan alejado de los intereses de quienes aprenden y enseñan. También le iría bien asomarse a los medios de comunicación, tan despreocupados de la escuela de la vida, aunque incorporen noticias de actualidad. Ambos espacios, política y medios de comunicación, contribuyen a sostener la levedad social frente a la escuela comprometida.

La vida es global, se construye en interacción personal y colectiva con el mundo exterior. De esa relación surgen los temas de interés, que podrían ser los del trabajo escolar. Cuando en todo el mundo gente se revuelve ante la crisis global que padece el planeta, solo cabe que la educación emerja como escenario múltiple y diverso, tanto en la educación informal o no formal como en las escuelas. Por desgracia, la mayoría de estas permanecen calladas o levemente alerta, ocupadas en el estricto cumplimiento de los mandatos curriculares, muy vigilados por los departamentos de Educación respectivos, que ni siquiera atienden a las demandas de la imprescindible gestión ambiental que les formulan desde sus centros.

En esto, como en casi todo lo que tiene interés educativo y social, es mejor ver el vaso medio lleno. Si bien no faltan escuelas que vierten en el suyo sostenibilidad y compromisos, habrá que inundar más vasos y, además, evitar que las aguas se estanquen. Por eso, el recipiente, que en este caso se llama enseñanza y aprendizaje, deberá tener la boca ancha para permitir evaporaciones que impregnen el ambiente y acoger nuevos caudales, cargados de materias renovadoras.

Lo deseable para el futuro debe impulsar la vida cotidiana escolar; la escuela y la vida han de estar en sintonía. Hoy son más valiosas escuelas ecosociales, bien sea por convicción ante los desafíos del futuro o, si se quiere, por necesidad.

Resulta que los gobiernos de los estados han firmado los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y están empezando a construir sus Agendas 2030. Sin embargo, no hemos oído que consideren que el alumnado que transita por la enseñanza primaria y secundaria deba cambiar sus estilos de aprendizaje y preparar sus capacidades de cara a ese año 2030 en el que se hará el primer balance de los cambios consolidados; cuando serán actores principales de vida. ¡Asombroso!, pero cierto.

Si no se puede construir un Pacto educativo de verdad, habrá que intentar y conseguir, al menos, una coalición sobre un programa educacional, entre todos los actores políticos y educativos, que impulse permanentemente los ODS en la enseñanza obligatoria y postobligatoria, igualmente en la educación no formal e informal.

La sostenibilidad social y ecológica es una necesidad de hoy para mañana. No se puede leer lo que pasa en el mundo con los aprendizajes tradicionales; son necesarios nuevos escenarios de búsqueda de capacidades personales y colectivas. La necesaria rebelión educativa consiste en encontrar una utilidad manifiesta del hecho educativo a partir de la lectura crítica de lo que pasa en el mundo cercano o lejano, que invite al compromiso y a la participación, sin olvidar la rigurosa gestión ambiental de las instalaciones escolares. ¡Basta ya de complacencias marcadas en la aproximación a “lo verde”!, por más que estas estén sostenidas por un buen hacer profesional.

Todo esto es, más que nada, una invitación a cambiar el futuro; al menos a empezar a verlo de otra manera.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/09/13/la-insostenible-levedad-escolar-con-los-ods/

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Unesco: La imaginación y el dinamismo ayudan a las escuelas lituanas a concretizar en acciones el concepto de la sostenibilidad

22 de Agosto 2019/UNESCO

Una experiencia simple pero convincente sobre la biodegradabilidad y llevada a cabo en las escuelas preescolares es uno de los medios innovadores que permiten que las escuelas lituanas trabajen en favor de la sostenibilidad.

El Programa de escuelas sostenibles del Centro lituano para la infancia y la juventud(link is external) se inauguró en 2013 con el objetivo de promover el desarrollo sostenible y de sensibilizar al público mediante la creación de comunidades escolares que estén en mejores condiciones para gestionar y desarrollar sus propios recursos. El programa figuró entre los candidatos al Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible(EDS), en su edición de 2018, que forma parte de un ámbito de acción más amplio de la UNESCO en materia de EDS.

El programa lituano, basado en Vilnius, tiene como objetivo formar en los centros docentes a equipos “verdes” de diez personas en los que puedan incorporarse docentes, alumnos, padres y miembros del personal administrativo. Hasta el momento, 139 centros, desde escuelas maternales hasta establecimientos de cuadros docentes no formales, se han sumado al programa para aprender a mejorar la calidad de vida de las generaciones futuras.

Lina Blazeviciute, responsable del proyecto, afirmó:  “El programa comenzó hace cinco años de la manera más simple: una página web en la que las escuelas podían inscribirse para evaluar su impacto ecológico”.

“Las primeras escuelas comenzaron a aplicar ideas relacionadas con el desarrollo sostenible, como pegatinas para recordar a todos la necesidad de apagar las luces y de cerrar las canillas. Estas mismas escuelas han pasado hoy en día a otros proyectos más complejos como la creación de huertos escolares y la movilidad sostenible. El año pasado, por ejemplo, una escuela quiso incitar a los niños para que se sirvieran de sus bicicletas para asistir a la escuela. En vez de organizar un evento puntual, el personal organiza una salida a los barrios alrededor de la escuela, algo que ha servido a un estudio minucioso que identifica los peligros de la circulación y los lugares en donde es necesario crear carriles para bicicletas. Los resultados fueron presentados a la Municipalidad que llevó a cabo las mejoras necesarias para que aumente el uso de la bicicleta.”

Cada escuela comienza su programa con una conferencia temática a la que se invita a expertos en materia de desarrollo sostenible, junto a dos o tres sesiones cada año dirigidas a los docentes y vinculadas con las universidades, para ponerse al día en lo relativo al estado de las investigaciones. A comienzos del año, las escuelas que participan en el proyecto elaboran un plan que proponen al programa, y que brinda consejos sobre su contenido y estructura.

Al final del año, se redacta un informa indicando los logros y la cantidad de personas que participan. Las escuelas obtienen puntos y se organiza una ceremonia para entregar las medallas verdes, de plata y oro, que recompensan los diferentes logros.

La innovación con miras a colmar el déficit de financiación

“Muchas ideas son realmente innovadoras”, declaró Lina. En el ámbito de una experiencia llevada a cabo con tres niños en una escuela preescolar, se enterró el corazón de una manzana y un papel de caramelo. Varias semanas más tarde, los niños pudieron constatar que el corazón de la manzana había desaparecido completamente, mientras que el envoltorio del caramelo permanecía intacto: una lección simple, pero útil, que ilustra lo que significa la biodegradabilidad.

Otras escuelas crearon sus propios huertos y jardines de hierbas aromáticas después de haber participado en talleres sobre la construcción de invernaderos, el cultivo de vegetales y la elaboración de sus propios zumos y desayunos sanos.

“Estamos siempre buscando la manera de interesar a los niños y de hacer que estos temas se vuelvan lúdicos e interesantes, y es ahí cuando necesitamos realmente a los docentes para poder llevar a cabo un trabajo excelente”, declaró Lina. “Por eso, nos interesamos mucho en las nuevas tecnologías para hablar de sostenibilidad a los niños.”

Hacer de la sostenibilidad una norma

Introducir a los niños en el ámbito de la biodiversidad existente fuera de sus aulas o casas también forma parte del programa.

“Exhortamos a los docentes, incluso en las escuelas urbanas, a llevar a cabo salidas con los niños y a hacerles descubrir la riqueza de su propio entorno, la cantidad de árboles, insectos o animales diferentes”, añade Lina. El programa organiza también en las zonas naturales caminatas estructuradas a partir del tema de la biodiversidad que pueden atraer a miles de participantes.

La finalidad del programa es simple

“Para nosotros, la próxima etapa consistirá en lograr que las escuelas apliquen los conceptos de sostenibilidad que se benefician de una atención política adecuada. Nos gustaría que la sostenibilidad se convierta más en una norma que en una excepción. Nuestro gobierno aplica ya el concepto de “escuela idónea”. Ahora queremos que uno de los criterios para convertirse en este tipo de escuela sea la sostenibilidad. También queremos reforzar nuestras alianzas internacionales para poder compartir nuestras experiencias”, declaró Lina.

Fuente: https://es.unesco.org/news/imaginacion-y-dinamismo-ayudan-escuelas-lituanas-concretizar-acciones-concepto-sostenibilidad

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Prioridades en educación (parte 2)

Por: Veronica Spross de Rivera.

 

La semana anterior comentamos la importancia de que tanto la UNE como el partido VAMOS propongan y ejecuten un plan de educación que transforme la formación de los niños y jóvenes. Enfatizamos que no podemos continuar con el mismo sistema si deseamos resultados distintos. Desde Empresarios por la Educación se ha venido compartiendo un conjunto de prioridades, que esperamos trasciendan a un acuerdo mínimo en la agenda educativa.

Las prioridades en educación que no deben faltar en el plan de gobierno 2020-2024 se han agrupado en cinco ejes: 1) Inversión en el desarrollo de la primera infancia; 2) Fortalecimiento de la profesión docente; 3) Mejoramiento de los aprendizajes y desarrollo de competencias; 4) Formación relevante para jóvenes; y 5) Fortalecimiento de la gestión del Ministerio de Educación.

En cuanto a la formación relevante para jóvenes, es urgente continuar con la reforma de la secundaria. Entre las acciones sugeridas se encuentran: a) Ampliar la cobertura de básicos y diversificado con esquemas novedosos, incluyendo modalidades flexibles, becas para jóvenes del área rural en centros educativos; b) Fortalecer las competencias de matemática y lenguaje en los jóvenes, para lo cual la tecnología es una herramienta de gran valor; c) Lograr que, en el largo plazo, las pruebas de graduandos sean vinculantes con la promoción de los mismos.

Es también necesario que los jóvenes adquieran aprendizajes relevantes para el emprendimiento y el empleo, promoviendo el desarrollo de competencias tecnológicas, interpersonales y socioemocionales, todas ellas alineadas a la innovación y a las necesidades de contratación de talento en el mercado laboral. Asimismo, debe impulsarse una formación para los jóvenes vinculada al potencial competitivo de las regiones respectivas.

En el eje 5 se incluyen las acciones tendientes a fortalecer la gestión del Ministerio de Educación. Se ha incluido la política de infraestructura escolar, que promueve el involucramiento del gobierno municipal y otros actores para el mantenimiento y mejoramiento de la infraestructura de los centros educativos. También se plantea ampliar el programa de remozamiento de los centros educativos, con participación de los padres de familia, para lograr mayor impacto y sostenibilidad.

Otra prioridad para la próxima administración es garantizar en tiempo de los programas de apoyo, logrando que todos los centros educativos cuenten con organización de padres y fortaleciéndoles en su acción. Además, asegurar que los fondos de los programas de apoyo lleguen en tiempo a los centros educativos.

Se propone establecer un sistema moderno de gestión de recursos humanos, que tome en cuenta las mejores prácticas e implemente políticas para la selección de docentes con base en la meritocracia, otorgando en el proceso de oposición mayores valores a la calidad de profesor y asegurando que los incentivos sean acordes a los resultados de aprendizaje de los estudiantes. Finalmente, se recomienda un esquema de financiamiento sustentable alineado a un plan de largo plazo y el fortalecimiento de las direcciones departamentales, pues tienen una gran responsabilidad en el nivel regional y local.

Fuente del artículo: https://elperiodico.com.gt/opinion/2019/07/18/guatemala-y-sus-circunstancias/

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