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Poner al centro educativo en el centro del cambio

Por Carlos Magro

La educación se encuentra hoy en una encrucijada, dice Mariano Fernández Enguita (pdf). Una encrucijada provocada por un cambio hacia una época global, postnacional, postindustrial (Bell), digital, líquida (Bauman),desbocada (Giddens) e incierta (Beck). Un cambio de época, dice Manuel Castells. Un cambio económico, social y tecnológico acelerado que está transformando los modos de creación, acceso y difusión del conocimiento y que está planteando, por tanto, enormes retos a los sistemas educativos. Cambios que desafían a la escuela y a su capacidad de adaptación.

1964. Dr. Strangelove. James Vaugha. https://flic.kr/p/7Fktpp

1964. Dr. Strangelove. James Vaugha. https://flic.kr/p/7Fktpp

Parece que finalmente vivimos en la sociedad del aprendizaje que avanzaron en 1968 y 1969 Torsten Husén yRobert Hutchins respectivamente. Y, un poco paradójicamente, es esa misma sociedad del aprendizaje la que nos reclama, con cierta urgencia, un cambio profundo en nuestras maneras de aprender y enseñar.

Vivimos un momento de enorme interés hacia la educación por parte de toda la sociedad y, consecuentemente, un momento de gran demanda y exigencia, especialmente para la educación escolar.Aprender se ha vuelto hoy una actividad paradójica, sostiene Juan Ignacio Pozo en Aprender en tiempos revueltos (2016), porque cada vez, dice, “dedicamos más años de la vida, y más horas de cada día, a la tarea de aprender, y sin embargo, aparentemente, cada vez se aprende menos, o por lo que parece, hay cada vez una mayor frustración con lo que se aprende y cómo se aprende.”

Ponemos tanto empeño, invertimos tantos recursos y esperamos tanto de la Escuela. Está tan presente en nuestras vidas, nos preocupa tanto y nos demanda tanto esfuerzo y tiempo, que no es extraño que nunca haya satisfecho nuestras expectativas, ni las individuales, ni las colectivas. Para unos, siempre ha sido insuficiente. Para otros, excesiva. Para muchos ha sido la gran institución liberadora, el gran sueño de la Ilustración. Para otros, una institución opresiva y mantenedora del status quo. Una institución que lejos de disminuir las diferencias sociales ha reproducido esas diferencias o las ha aumentado. En ocasiones la hemos acusado de ser demasiado moderna y experimental y de olvidar con demasiada facilidad la memoria colectiva, los principios y los valores tradicionales. Aunque casi siempre, la hemos criticado por estar desajustada y no responder con suficiente rapidez a los cambios, ni atender a las necesidades reales de la sociedad (otro tema sería ponernos de acuerdo sobre cuáles son esas necesidades reales).

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La situación no es nueva. “Los profesionales de la enseñanza no pueden evitar la sensación de que la escuela se halla sometida a un fuego cruzado, degradado su prestigio y criticada por todos. No les falta razón, pues parece que no existe nada más cómodo para una sociedad que culpar de sus males a la escuela -exculpando así, de paso, a otras instituciones como las empresas y el Estado, y tratar de encontrar soluciones mágicas a través de su permanente reforma, lo que sirve para distraer la atención de lo que verdaderamente necesitaría ser reformado, dentro y fuera de la institución escolar”, escribía en 1995 el mismo Enguita en La escuela a examen. Pero aunque no es nueva parece que en los últimos años se ha incrementado y generalizado el malestar.

¿Qué está pasando?. ¿Por qué se extiende un creciente malestar sobre su funcionamiento cuando la gran mayoría de los indicadores manifiestan tendencias positivas?. ¿Por qué es tan fácil mantener esa crítica constante a la labor de la escuela apelando a una engañosa apariencia de inmovilismo o incluso de retroceso? ¿Cómo podemos decir sin más que la escuela no ha cambiado en los últimos 200 años sin generar apenas controversia.? ¿Es necesaria tana inquietud? ¿Es necesario un cambio?

No es cierto que nada haya cambiado en 200 años. No es cierto que nuestro sistema educativo esté cada vez peor. Nuestro sistema educativo, como casi todos los sistemas educativos de la OCDE, ha experimentado un gran avance en las últimas tres décadas, hasta el extremo de poder hablar del milagro educativo español, como se ha encargado de recordarnos hace solo unos días Miguel Ángel Cerdán.

James Vaughan. https://flic.kr/p/7fwzaX

James Vaughan. https://flic.kr/p/7fwzaX

Sólo algunas cifras a modo de contexto. Mientras que en Finlandia prácticamente toda la población sabía leer a finales del s. XVIII, en la España de 1920 seguía habiendo un 20% de analfabetos. En 1967, hace 50 años, solo el 10% de los españoles que iniciaron la educación primaria terminaron el Bachillerato superior a los 16 años. Y sólo en 1984 se alcanzó la plena escolarización hasta los 14 años y en el año 2000 se extendió hasta los 16. El Panorama de la Educación de 2013 (con datos de 2011) indicaba que el 54% de los adultos entre 25 y 64 tenían un título de educación secundaria postobligatoria, frente al 76% de la media de la OCDE. Es decir, cualquier comparativa de un sistema educativo debe tener en cuenta la historia. En el caso de España, vemos que la comparativa histórica con otros países del entorno es muy desfavorable. Es importante saber, por tanto, desde dónde venimos para entender dónde estamos hoy.

No es cierto tampoco que los alumnos cada vez sepan menos. No es eso, desde luego, lo que nos dicen informes como el Programa de Evaluación de Competencias de Adultos (PIAAC), donde los adultos españoles salimos sistemáticamente peor parados que las generaciones de españoles más jóvenes al compararnos con otros países de la OCDE. Como media de los países que participaron en el PIAAC, un 32% de los jóvenes de 25 a 34 años tiene un nivel educativo superior al de sus padres. En España, este porcentaje supera el 40%.

No es cierto, por tanto, que los resultados hoy sean peores que los de hace décadas. Lo que tenemos es una brecha creciente entre las necesidades sociales de educación y los resultados que el sistema educativo es capaz de generar. Tenemos la sensación de retroceder, cuando en realidad son las expectativas las que han aumentado y las metas del aprendizaje las que se alejan. Cada vez pedimos más a la educación porque somos conscientes que, en esta sociedad del aprendizaje, la formación es una condición necesaria, aunque no suficiente, para garantizarnos la capacidad necesaria de adaptación a los cambios y la incertidumbre que parece que nos demandará el futuro.

Nadie duda de que la escuela y la educación requieren importantes transformaciones. Claro que es necesario un cambio profundo, especialmente en los sistemas educativos formales, pero hay que hacerlo desde el reconocimiento tanto de las carencias y disfunciones que tenemos como de lo mucho que se ha avanzado en los últimos decenios. Lo contrario sería injusto con el esfuerzo colectivo que hemos hecho.

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El cambio es necesario y urgente al menos por dos razones. Primera porque las altas tasas de fracaso escolar, de abandono temprano y de repetición de curso que presenta el sistema educativo español son insostenibles y nos están indicando que aún no hemos resuelto bien el paso de un sistema educativo selectivo a otro formativo y inclusivo. Segunda, porque los sistemas educativos, como señala Enguita, deben dar respuestas al menos a tres grandes retos: digitalización, globalización y naturalización del cambio.

Ambas razones están directamente relacionadas con el modelo educativo, con la organización escolar y con lo que podríamos llamar como una ‘nueva’ cultura del aprendizaje. Con pasar de un concepto de aprendizaje centrado en la reproducción de lo aprendido a otro centrado en la capacidad de transferirlo. Por entender que aprender hoy es ser capaces de apropiarnos de nuevos conocimientos que nos permitan interpretar el mundo de otra manera. Ser capaces de relacionar lo nuevo con lo que ya sabemos. Ser capaces de usar el conocimiento adquirido en situaciones distintas a aquellas en las que se aprendió y, por tanto, que enseñar pasa por dotar a los alumnos de estrategias (análisis del problema, selección de la estrategia de intervención, ejecución y evaluación) para abordar nuevos retos.

Enseñar es desarrollar la inteligencia de nuestros alumnos, entendida como lo hizo Jean Piaget como un “saber lo que hacer cuando no sabemos qué hacer“. O como dice Philippe Perrenoud (Cuando la escuela pretende preparar para la vida), por entender que “la formación que necesitamos es aquella que nos permita dar respuesta e intervenir de la manera más apropiada posible con respecto a los problemas y cuestiones que le va a deparar la vida en todos sus ámbitos de actuación”.

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Educar en la escuela (escolarizar) se ha vuelto un asunto de gran complejidad. Primero porque los alumnos hoy son más y mucho más diversos que los de hace unas décadas, lo que nos exige, entre otras cosas, una capacidad de atención a la diversidad (véase personalización de la enseñanza) para la que no estamos preparados. En las últimas cuatro décadas, hemos pasado de escolarizar poco a la mayoría y mucho a una minoría a escolarizar prácticamente a toda la población por un mínimo obligatorio de diez años y, en la práctica, por quince años o más a casi todos. Y ese aumento ha traído consigo una enorme de diversidad dentro de las aulas que hay que gestionar cada día. Atender a la diversidad es ser capaces de diversificar nuestras formas de enseñar (Álvaro Marchesi y Elena Martín. Calidad de la enseñanza en tiempos de crisis).

Es más complejo también porque se está produciendo un cambio de actitud ante el aprendizaje por parte de los alumnos (y las familias) provocado precisamente por los cambios tecnológicos, culturales y sociales que hemos indicado. Esta tensión entre los sujetos de los procesos de enseñanza-aprendizaje (alumnos y maestros) nos remite de nuevo a la necesidad de cambiar las formas de enseñar. Porque, como estamos diciendo, ya no basta con transmitir contenidos.  Como dice Julio Carabaña, “el aprendizaje no está limitado por la falta de información, sino por la capacidad de convertirla en conocimiento.”  La educación escolar debe garantizar el acceso al conocimiento y a la cultura compartida pero también, o sobre todo, capacitar a los futuros ciudadanos. Por tanto, la función del maestro ya no es exclusivamente transmitir saber. Es ayudar a sus alumnos a digerir ese saber. A ser más críticos y más reflexivos. “La meta del aprendizaje no es tanto proporcionar información como ayudar a las personas a adquirir los procesos, las formas de pensar, que les permitan digerirla, transformarla en verdadero conocimiento.” (Juan Ignacio Pozo. 2016) y, por tanto, que “no se trata de verter información en la cabeza de nuestros alumnos. Al contrario, aprender es un proceso activo. Construimos nuestro entendimiento del mundo mediante la exploración activa, la experimentación, la discusión y la reflexión” (Mitchel Resnick. Rethinking Learning in the Digital Age). Es capacitar a nuestros alumnos para “poder actuar eficazmente en una clase de situaciones concreta movilizando y combinando en tiempo real y de forma pertinente recursos intelectuales y emocionales” (Philippe Perrenoud). Enseñar es ayudar al alumno a aprender. Es ayudar a todos nuestros alumnos a desarrollar la capacidad de aprender a aprender.

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Por si fuera poco, los dos principales actores del acto educativo, alumnos y maestros, no están satisfechos ni con lo que se aprende, ni con cómo se aprende, ni con los resultados obtenidos, ni con la percepción social sobre su desempeño. Hasta el límite que es común oír hablar del malestar docente (José Manuel Esteve) y cada vez lo es más del malestar discente. Un malestar que se manifiesta entre otras cosas en una profunda desmotivación. Desmotivación en primer lugar de nuestros alumnos. Pero desmotivación también de los docentes.

Necesitamos motivar (mover) a los alumnos, dice el adagio popular. Y eso pasa por moverles hacia el aprendizaje. Pasa por ofrecerles un aprendizaje no solo significativo (desde lo que ya conocen) sino también, como dice Pozo, un aprendizaje con sentido, es decir, establecer unas metas definidas, valoradas y alcanzables. Motivar es, por tanto, hacer que nuestros alumnos se sientan capaces de alcanzar las metas. Exigir por encima de las capacidades es desmotivador. Pero exigir por debajo tampoco motiva. Hay que trabajar en lo que Vygotski denominó la “zona de desarrollo próximo”, es decir en la distancia que queda entre lo que uno puede hacer solo y lo que puede hacer con la ayuda de otros.

Pasa también por plantear tareas que promuevan la autonomía y la responsabilidad de los alumnos, cediéndoles el control sobre su aprendizaje. Y lo mismo ocurre con los docentes. Sólo desde el reconocimiento de la profesionalidad, el establecimiento de metas con sentido y la relación en un terreno de confianza y autonomía podemos avanzar hacia una recuperación de la motivación por parte de los docentes. Recordando, que sin motivación no hay aprendizaje pero sin aprendizaje tampoco hay motivación.

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Sin embargo, a pesar de que seguramente estemos todos de acuerdo en casi lo anterior, hoy la mayoría de los sistemas educativos están altamente burocratizados y más centrado en la eficiencia que en la equidad (no seguimos olvidando del todos). La mayoría se ha embarcado en una espiral de reformas que parecen alejarnos cada día más de la visión de la educación como un agente transformador de los individuos y de la sociedad.Tenemos modelos de enseñanza muy rígidos, excesivamente aislados del entorno y basados casi siempre en la transmisión de unos contenidos establecidos en unos curriculums muy definidos. Sistemas, por tanto, que no responden bien a la necesidades de la sociedad de hoy. Que siguen actuando, con excepciones, como si enseñar fuera suministrar materias primas por un extremo y recoger productos finales por el otro.

O al menos eso es parte de lo que revelan informes como PISA, cuyos datos evidencian que la enseñanza en muchos países sigue siendo muy transmisiva, que los alumnos saben pero no saben hacer. Que tienen conocimientos pero no saben utilizarlos. Porque “aprender a decir y a hacer son dos formas diferentes de conocer el mundo y, por tanto, no basta con tener conocimiento para saber usarlo, se requieren además estrategias, actitudes, adecuadas para afrontar nuevas tarea….Saber hacer, usar el conocimiento adquirido, requiere un entrenamiento específico basado de alguna forma en la solución de problemas, no en la mera acumulación de saberes.” (Juan Ignacio Pozo. Aprender en tiempos revueltos).

Lo que nos remite de nuevo a la necesidad del cambio pero de un cambio real en las prácticas. De un cambio hacia una cultura del aprendizaje basada mucho más en el diálogo y la cooperación que en la exposición.

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La pregunta entonces que permanece sin resolver es ¿por qué es tan difícil trasladar el cambio a las prácticas de aula? ¿Por qué, si aparentemente estamos de acuerdo, nos cuesta tanto producir cambios visibles y generalizados en nuestras aulas?

Los últimos 20 años han sido especialmente productivos en la investigación sobre cambio educativo. Sabemos que el cambio requiere que actuemos de manera simultánea sobre tres planos que podríamos llamar macro, meso y micro: cambios globales del Sistema, a nivel de políticas educativas; cambios de las culturas educativas en los centros educativos y, por último, cambios en las prácticas de aula.

Normalmente, hemos actuado casi exclusivamente, sólo sobre el primero de esos planos. Hemos tratado de cambiar los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje a base de reformas legislativas. Y lo que nos muestra la investigación y constata la experiencia, independientemente del país, es que hay “un acuerdo muy generalizado sobre el fracaso de las reformas escolares puestas en marcha por las administraciones educativas y sobre la dificultad de conseguir que las instituciones escolares hagan suyos proyectos de innovación o mejora educativas” y que “las prácticas escolares han permanecido invariables, no se ha modificado sustancialmente lo que pasa realmente en las aulas y el funcionamiento de las instituciones escolares no ha mejorado. Una cosa es la legalidad y otra la realidad. Los centros escolares no se cambian por decreto.” (Enrique Miranda Martín). Es decir, que la innovación educativa no se puede prescribir. O como dijo Michael Fullan: No se puede mandar lo que los centros tienen que hacer.

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Por el contrario, estos últimos 20 años de investigación apuntan a que “el cambio y la mejora real provienen menos de decisiones gubernamentales que de la imaginación, el compromiso y el esfuerzo continuado de los profesionales de la educación.” (Ferrán Ruiz Tarragó) y que “los países que han tenido mayor éxito educativo son aquellos que promovieron mayor flexibilidad e innovación en la enseñanza y el aprendizaje, aquellos que invirtieron mayor confianza en docentes altamente calificados y que valorizaron un currículum amplio y ‘aireado’, sin intentar dirigir absolutamente todo desde arriba” (Andy Hargreaves).

Que, sin negar la importancia de un marco legislativo compartido y facilitador, tienen más éxito los cambios que se inician en la propia escuela como respuesta a un problema como propio (García & Estebaranz). Es decir, que si los cambios quieren tener una incidencia real en la vida de los centros, han de generarse desde dentro para desarrollar su propia cultura innovadora, incidiendo en la estructura organizativa y profesional, con el fin de implicar al profesorado en un análisis reflexivo de lo que hace.

Además los cambios estructurales (que son los que normalmente se promueven desde las leyes) son poco eficientes a la hora de cambiar las prácticas del aula porque ignoran la fortaleza de las creencias profundas, las prácticas y las tradiciones que constituyen la cultura escolar.

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Porque ignoran la importancia de la gramática de la escolarización (David Tyack y Larry Cuban), es decir, los modos concretos de organización y formas de concebir el tiempo y el espacio escolar, y porque no tienen en cuenta las creencias de los docentes sobre la enseñanza y el aprendizaje.

Porque el cambio en las prácticas no es solo algo técnico. Es un cambio de mentalidad (expectativas, valores, metas, concepciones). “La docencia no es una acumulación de habilidades técnicas, un conjunto de procedimientos ni una serie de cosas que usted puede aprender. Si bien las habilidades y técnicas son importantes, la docencia es mucho más que eso. Su naturaleza compleja se suele reducir demasiado a menudo a una cuestión de habilidad y técnica, a cosas que se pueden envasar, dictar en cursos y aprender fácilmente. La docencia no es sólo cuestión de técnica. También es algo moral,” decían Michael Fullan y Andy Hargreaves enLa escuela que queremos.

Para modificar lo que se hace en las aulas hay que cambiar la mentalidad de alumnos y profesores y qué entienden por aprender y enseñar. “En lugar de estrategias burocráticas, verticales o racionales del cambio, la emergencia de dinámicas autónomas de cambio, que puedan devolver el protagonismo a los agentes y, por ello mismo, pudieran tener un mayor grado de permanencia” (Antonio Bolívar).

Es importante, por tanto, dar voz a las intenciones de los docentes; crear oportunidades para que los maestros enfrenten las suposiciones y creencias que fundamentan sus prácticas; mostrar disposición aescuchar y aprender lo que los maestros tienen que decir acerca del cambio; evitar crear una cultura de dependencia que subestime el conocimiento práctico de los docentes; evitar las modas en la forma de una implementación uniforme de nuevas estrategias educativas; facultar a los maestros y sus escuelas para recuperar una responsabilidad sustancial en la toma de decisiones importantes para el currículum así como para la enseñanza; crear una comunidad de docentes que discuta y desarrolle sus intenciones en conjunto, con tiempo, de modo de desarrollar un sentido común de misión en sus escuelas. (Fullan y Hargreaves).

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El cambio se producirá cuando actuemos sobre la cultura escolar. Poniendo medios para estimular y favorecer una cultura de colaboración y habilitando tiempos y espacios para trabajar juntos. “Para que un cambio sea efectivo es necesario, por lo menos, que la propuesta educativa sea adecuada para resolver un problema real, que los profesores estén de acuerdo con los cambios propuestos y que existan las condiciones materiales e institucionales para llevarlos a cabo” (Fullan & Hargreaves). Lo que nos remite de nuevo a la escala del centro educativo. Al centro educativo como el centro del cambio.

El cambio pasará por el desarrollo de un proyecto educativo propio del centro que sea el resultado de un proceso colaborativo y compartido por toda la comunidad educativa. Que responda a tres preguntas básicas: Por qué debemos mejorar, Qué debemos mejorar y Cómo hacerlo (Carlos Marcelo García; Araceli Estebaranz García). Que tenga en cuenta las culturas escolares existentes en el centro y desarrolle una cultura escolar propia y compartida. Que atienda a la cultura profesional de sus integrantes y sea sensible a las visiones de cada uno, para que desde un proceso de reflexión individual y colectivo, se pueda establecer una visión y unos objetivos comunes y compartidos. Construido desde el compromiso profesional. Con un liderazgo distribuido y con la innovación como actividad colaborativa. Capaz de verse a sí misma como una organización de aprendizaje. Y asumiendo que hace falta tiempo. Que la mejora escolar es un proceso lento y no lineal. Un proceso gradual y en espiral. (Paulino Murillo Estepa).

Terminanos, “el cambio vendrá desde las personas, con los alumnos como protagonistas de su propio aprendizaje, con los maestros y profesores como agentes del cambio, empoderándoles, con formación, con reconocimiento, con liderazgo, con renovación pedagógica y con cambios organizativos. Trabajando desde el aula y sobre todo desde los centros educativos. Desarrollando proyectos educativos. Trabajando en equipo. Desde la colaboración y cooperación entre centros y profesorado. Con actitud y asumiendo nuestra responsabilidad. Desde un compromiso social por la educación y un compromiso profesional con la educación.” (Enguita)

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Los retos son enormes pero también las oportunidades. El cambio necesario no nos vendrá dado desde arriba sino que será el resultado del impulso individual y colectivo de los profesionales de la educación y de las escuelas. El desafío nos reclama innovación, imaginación y compromiso social por la educación. No desaprovechemos el momento. Imaginemos la escuela que queremos. Hagámosla realidad. Construyamos entre todos la sociedad que queremos.

Este texto es una versión de la conferencia que he dado esta semana en el Simposio Otra Educación es posible, organizado por la Fundación Santillana en la Ciudad de México. Aprovecho para agradecer a todo el equipo de la Fundación y Santillana MX su amable acogida y felicitarles por la iniciativa.

Yves Klein en la habitación vacía. 1961

Yves Klein en la habitación vacía. 1961

 

Tiene también parte del seminario que di el día 22 de febrero en el IES Carpe Diem en Fuenlabrada(Madrid) en torno al cambio educativo en el marco del Seminario Aprendizaje Basado en proyectos que están impulsando el equipo docente del IES. Aprovecho tanbién para agradecer a Carlos Tribaldo, Daniel Albertos y Ana Moralespor su invitación.

Tanto el simposio como el seminario del IES Carpe Diem son buenos ejemplos del creciente interés de los profesionales de la educación por provocar el cambio y del compromiso social por la educación y el compromiso profesional con la educación que reclamaba Enguita.

Subiré las presentaciones en unos días a la cuenta deslideshare.

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Implementan programa de tecnología para docentes en Nicaragua

Centro América/Nicaragua/1 Abril 2017/Fuente: tn8

El Ministerio de Educación de Nicaragua dio a conocer el programa «Tecnologías para prosperar con los docentes» lo que permitirá una actualización a los maestros y mejorar la calidad educativa.

«Este programa beneficia a más de 70 mil docentes y trabajadores de nuestro sistema educativo nacional, es una tarea titánica pero esto es posible abrirlo con la alianza estratégica privada y el Gobierno, esto debemos aprovecharlo para nuestro propio desarrollo y el desarrollo del país para prosperar», explicó Arturo Collado, Secretario Técnico del CNU.

Los maestros a través de este programa podrán tener las facilidades de financiamiento para adquirir sus equipos tecnológicos así mismo el internet, tablet, laptop y celulares inteligentes.

«Es una oportunidad para los docentes porque nos permitirá preparar las clases y compartir con los estudiantes para mejorar cada día nuestra enseñanza», dijo Gloria Segura, docente del Ministerio de Educación.

«La teoría del constructivismo le permite al maestro usar la herramienta de la computadora y las tecnologías de la comunicación como una herramienta para la enseñanza», dijo Carlos Dávila, docente de INATEC.

Este programa está dirigido a docentes del MINED, INATEC y universidades para fomentar la investigación y la innovación educativa.

Durante el lanzamiento participó la Ministra de Educación, Miriam Ráudez, y representantes de empresas  de telecomunicaciones como CooTel, Claro y Movistar.

Esta iniciativa se desarrolla en el contexto del modelo de Alianza y Complementariedad con la Empresa Privada, quienes ofertaron en condiciones preferenciales los equipos tecnológicos para los docentes.

nicaragua, mined, actualizacion, docentes, educacion,

Fuente: http://www.tn8.tv/nacionales/416190-implemente-programa-tecnologia-docentes-nicaragua/

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Consejos para educar la privacidad en línea

El acompañamiento, el uso en familia y el diálogo son condiciones necesarias para educar en una buena gestión de la identidad en línea protegiendo la privacidad.

Evitar el acceso a Internet es utópico y discriminatorio para nuestros menores. Dejarles solos en la exploración es arriesgado. Hay que buscar formas de ayudarles a estar ahí maximizando las oportunidades y minimizando los peligros. Pero, ¿por dónde empezamos? ¿Qué herramientas tenemos para abordarlo? ¿Cómo lo enfocamos si las redes sociales nos quedan grandes? La buena noticia es que es un reto generalizado y empezamos a contar con recursos útiles y accesibles que nos pueden ayudar a iniciar estos diálogos, reforzarlos o, por lo menos, darnos coordenadas. Esta es la contribución de este artículo, pero atención: ni es una recopilación exhaustiva de todos los recursos disponibles ni está pensada desde la vertiente del cibercrimen y la ciberseguridad.

Educar en el uso de Internet y las redes sociales tiene mucho que ver con enseñarles cómo, cuándo y qué ver en la televisión, cómo comportarse en el recreo o el transporte público. Es cierto, sin embargo, que existen factores diferenciales en el entorno digital que hacen de la gestión de la identidad y la privacidad algo complejo a la vez que indispensable. Desde el primer momento en que un menor se conecta, necesita entender que Internet es un campo sin puertas. Y mucho mejor si lo hace de la mano de adultos que le acompañen y fomenten un uso crítico y seguro de la red.

Cada vez son más los padres, madres, maestros y personas involucradas en la educación de menores que muestran preocupación sobre los riesgos que supone utilizar Internet y especialmente las redes sociales. A pesar de que el reto es nuevo, las respuestas son de sentido común. El acompañamiento, el uso en familia y el diálogo son condiciones necesarias (aunque no suficientes) para educar en una buena gestión de la identidad en línea protegiendo la privacidad.

Y, de hecho, tanto los nativos como los inmigrantes digitales necesitamos entender las normas del juego, los límites, las oportunidades y los riesgos de este nuevo escenario virtual sin precedentes. La diferencia es que es nuevo para grandes y pequeños, y los últimos tienden a explorarlo con mayor facilidad y destreza, lo que puede dar la vuelta a las dinámicas establecidas de quién enseña a quién. Ahora bien, no debemos confundir saber pulsar o hacer búsquedas eficientes con ser conscientes de las consecuencias de lo que hacemos en Internet. La alfabetización digital debe ser a nivel de habilidades, pero también de comprensión. El acompañamiento en este caso es clave. Y acompañar también puede querer decir aprender juntos: perdemos el miedo a no saber más que ellos, a estar perdidos. Recordemos que sabe más el diablo por viejo que por diablo, y siempre tendréis a vuestro favor ese añadido de experiencia, aquel bagaje acumulado a partir de escenarios previos (aunque no digitales) que ayudan a discernir. Los menores (los nativos digitales) se relacionan con la tecnología de forma sencilla y nada acomplejada. Los inmigrantes digitales están más preparados para la mirada de fondo, una perspectiva crítica sobre la foto completa.

Temores y estrategias

Un reciente estudio del Ministerio del Interior señala que la principal preocupación de los padres cuando los hijos navegan por Internet es el riesgo de lo que otros (conocidos o desconocidos, adultos u otros menores) puedan hacer a sus hijos. En segundo término, sitúan la posibilidad de acceder a contenidos poco apropiados y rara vez consideran un problema cómo pueden comportarse sus hijos respecto a otros usuarios. Ahora bien, solo en la mitad (54,4 %) de los hogares con niños de entre 10 y 17 años que utilizan Internet existe diálogo sobre estas cuestiones (según el CIS, barómetros del mes de marzo de 2015, nº 3057 y 2016, nº 3131). Un cuarto de las familias ha hablado de ello «alguna vez», pero sigue siendo tabú para un 20 % de los casos. La encuesta no aborda las razones para dialogar o no hacerlo, pero lo cierto es que uno de cada cinco menores es más vulnerable a los riesgos por no tener quien le aconseje, le guíe, le acompañe o pueda resolverle sus dudas. Esto provoca que la experiencia de uso de Internet que perciben los padres diste en buena medida de la que realmente tienen los hijos.

De acuerdo con Sonia Livingstone, los padres son los mediadores entre los riesgos de Internet y las oportunidades que la red ofrece a sus hijos. El diálogo forma parte de lo que se ha clasificado como estrategias de mediación activas, pero se han definido diferentes dimensiones de gestión parental. La clasificación tiene en cuenta la naturaleza de acuerdo con los ejes control/acompañamiento y limitación/capacitación del individuo. No se trata de estrategias excluyentes y pueden aparecer combinadas.

Como forma pura de control encontramos estrategias basadas en la vigilancia y la supervisión. Se refiere a controlar qué páginas web visitan, revisar sus perfiles en las redes sociales (qué cuelgan, quiénes son sus contactos) o ver los mensajes que reciben. Estas no se consideran formas de mediación, porque a menudo se hacen cuando el menor no está. La supervisión da información sobre los comportamientos y puede ser la antesala de las demás estrategias.

En términos de mediación se han definido tres perspectivas: técnica, restrictiva o activa. El uso de programas de control parental sobre el contenido para evitar spam o virus actúa a nivel de mediación técnica, en que se proporcionan límites a través de soluciones de software. La mediación restrictiva entra en acción cuando se comunican los límites respecto al tipo de información que pueden publicar, el tiempo de uso, las páginas que se pueden y no se pueden visitar, etc. Y por último, está la mediación activa, que se caracteriza por tener una base dialógica donde se habla, se comparte, se hacen sugerencias y se anima a que exploren por sí mismos y compartan las dudas, las inseguridades y los descubrimientos. Mientras que la mediación técnica combina control y limitación, la mediación restrictiva es una limitación acompañada y la mediación activa se situaría en el paradigma del acompañamiento con el objetivo de capacitarlos. El escenario ideal es tender hacia los cuadrantes marcados en verde, especialmente donde se cruzan la capacitación y el acompañamiento.

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Cada aproximación posee unos componentes específicos que pueden contribuir al proceso de alfabetización digital. El acompañamiento y la capacitación también requieren un cierto grado de control y delimitación. Lo más recomendable, sin embargo, es que, siempre que sea posible, se haga de forma explícita y razonada.

Diez recomendaciones para aplicar hoy mismo

  1. Consensuar y capacitar más que prohibir. Establecer límites de forma explícita, razonada y pactada en la medida de lo posible. Hay que explicarlo en cada momento en la medida y la forma en que lo puedan entender, pero evitar la vía de la imposición nos invitará a razonar y exponer los motivos de las acciones que llevemos a cabo. Una forma imaginativa es firmando un contrato en el que padres e hijos establezcan las normas de uso, los términos, las limitaciones y las eventuales sanciones en caso de incumplimiento. Safe Surfing Kidspublicó una plantilla que podéis adaptar a vuestro gusto (en inglés).
  2. Mediación técnica sí, exponerlo también. Los programas de control parental son realmente una solución técnica muy eficaz para evitar contenidos no deseados. Es importante, sin embargo, que los niños y adolescentes sean conscientes de que en el ordenador familiar no hay riesgo de que aparezca información de contenido violento o sexual explícito. Así, también les ayudaremos a entender que hay entornos más protegidos que otros y que pueden regular los niveles de alerta. El blog específico de Pantallas Amigas os puede resultar útil.
  3. Las TIC como a tema de conversación. En muchos hogares el móvil o la tecnología pueden ser motivo de conflicto (generalmente porque les prestan más atención que a los padres o los deberes, porque pasan con ellos más tiempo del deseable, etc.). Esto debe cambiar. Jordi Jubany destaca en La Família en digital los beneficios de dar un espacio a la tecnología en el seno familiar, y hacerlo también de forma intergeneracional.
  4. Uso individual, pero en compañía. Los expertos recomiendan que el punto de acceso a Internet esté situado en un espacio común de la casa (comedor, salón). Es importante que puedan navegar y explorar solos, pero hay que reservar tiempo para sentarse con ellos y ver qué hacen, qué intereses tienen, qué buscan y cómo reaccionan a los estímulos de Internet o en las conductas de los demás. Es un proceso similar al de sentarse a ver la televisión con ellos mientras meriendan para indicar cuánto tiempo mirarla, explicarles qué canal elegir y descodificar los mensajes que lanzan los programas para que los comprendan y los encajen de la mejor manera. Cuanto más tiempo pasen acompañados en Internet, más posibilidades hay de que compartan sus dudas con nosotros de forma espontánea.
  5. Identificar los datos personales. Es importante que sepan qué son, por qué son sensibles y, sobre todo, que entiendan que no los deben proporcionar a nadie sin motivo. Se considera información sensible en la red los nombres, las direcciones electrónicas, las contraseñas, las direcciones postales, las cuentas bancarias, etc. Las aventuras de Reda y Neto nos pueden ayudar a iniciar la conversación de forma lúdica, con capítulos cortos de dibujos animados. También se puede aplicar en el momento de darse de alta en una web, servicio o aplicación.
  6. Cuidado con los «caramelos» de desconocidos. Hay que explicarles que la identidad en la red es más fácil de simular que en la realidad. A la hora de relacionarse con los demás en las redes sociales, es primordial limitar a las personas desconocidas que incluyen en sus listas de contactos. Un 20 % han recibido propuestas para encontrarse físicamente con desconocidos y varias instituciones han publicado guías prácticas para abordar estas cuestiones. Es importante la confianza para que los menores puedan compartir con nosotros si han vivido situaciones desagradables. Hay que desincentivar estas citas, pero, en caso de que queden, hay que advertirles de que avisen siempre a alguien de dónde van y que se encuentren en un lugar público.
  7. Hablemos de la huella digital. Es importante que entiendan el rastro que genera su actividad en la red, incluso cuando tienen la ilusión de que es efímero. Un buen ejemplo de ello es el experimento de unamaestra inglesa que demostró a sus alumnos cuán «privada» era una foto realizada con la aplicación Snapchat. En la foto se ve cómo ella sostiene un cartel que reza: «Esta es una foto “privada” de Snapchat. Por favor, compartidla, haced click en me gusta y comentad dónde estáis. Ayudadme a enseñar a mis alumnos de primaria en qué medida esta es una foto privada en realidad». Solo hay que decir que en pocos días llegó a los 27.000 me gusta desde Inglaterra, Australia, Dinamarca o Canadá, entre otros.
  8. ¿Configuramos el perfil juntos? Si nuestros hijos quieren crear un perfil en las redes y consideramos que tienen la edad para hacerlo, podemos ayudarles a configurar su perfil. Ello nos dará el espacio para razonar qué información personal deben dar y elegir la fotografía del perfil (mejor un avatar o cualquier fotografía que no los identifique). También podemos repasar con ellos la política de privacidad de la empresa correspondiente y la configuración de la privacidad deseada. Por defecto, procuraremos siempre restringirlo a los contactos que aceptamos. Desde 2014 Facebook ofrece una funcionalidad que permite revisar esta configuración de forma ágil y sencilla.
  9. Antes de publicar, tres preguntas. En las redes sociales tendemos a publicar opiniones o imágenes casi antes de pensar qué decimos, cómo lo decimos y cómo se puede interpretar. Es recomendable que acostumbremos a nuestros hijos a hacerse unas preguntas (al estilo de contar hasta diez y respirar antes de responder):
    • La norma de la euforia: ¿colgarías esto dentro de dos horas?
    • La norma de la vergüenza: ¿tu abuela/abuelo/familia se avergonzará al leer esto?
    • La norma del Bad Guy: ¿alguien con malas intenciones puede usar esta información para encontrarte o perjudicarte?
  10. Más hechos que palabras. Como decía Mafalda, «A mí me gustan las personas que dicen lo que piensan. Pero por encima de todo, me gustan las personas que hacen lo que dicen».

Conclusiones

Hay que apostar por una buena alfabetización digital desde pequeños, basada en el acompañamiento y la capacitación, con las dosis adecuadas de control y limitaciones en cada caso. Hay que pensar en soluciones que sirvan como estrategias a largo plazo: es más importante crear usuarios críticos que sepan identificar las amenazas presentes y futuras, así estarán dotados de herramientas y recursos para reaccionar y protegerse.

Podemos aprovechar este reto para iniciar procesos educativos donde poner en valor la comprensión, el espíritu de autosuperación, el aprendizaje, la curiosidad por el mundo que nos rodea, y el trabajo en equipo de padres e hijos. Es un hecho que los jóvenes y adolescentes son agentes activos que participan en Internet y las redes sociales. Es importante que contemos con ellos y que desempeñen un papel relevante en las decisiones que tomamos sobre su relación con las TIC. Se necesitan más iniciativas para unir esfuerzos para capacitar e incorporar a padres, madres, abuelos, familiares y educadores de todos los ámbitos para poder acompañar a estos ciudadanos en formación. En el acompañamiento es importante recordar que se aprende de lo que se dice, pero sobre todo de lo que se hace.

A nivel colectivo, también tenemos acciones pendientes: podemos empujar para impulsar el reconocimiento de los derechos de los niños a la esfera virtual. Al mismo tiempo, reclamar que la industria y los proveedores de servicios en línea faciliten una oferta más proporcionada, transparente y a la medida de los usuarios. Nadie ha dicho que sea fácil, pero seguramente estaremos de acuerdo en que esta nueva perspectiva es altamente necesaria.

Fuente: http://lab.cccb.org/es/category/educacion/

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Bolivia: Virtual Educa promueve la educación y tecnología.

América del Sur/Bolivia/ 14.03.2017/Autor y Fuente: http://correodelsur.com/

El Virtual Educa 2017, arranca hoy, en Sucre, que se convierte en la ciudad anfitriona de este evento de magnitud en el marco de los mecanismos y nuevas tendencias en la educación y la tecnología, con la presencia de importantes empresas del área, dirigido a los educadores del país.

Desde hoy, y durante tres días, Sucre será el epicentro del Virtual Educa 2017, que por primera vez llega a Bolivia y se desarrollará en el Centro Internacional de Convenciones y Cultura (CICC), con la participación de una veintena de empresas tecnológicas con fines educativos. El evento es impulsado por la Organización de Estados Americanos (OEA), el Ministerio de Educación, la Alcaldía de Sucre, la Gobernación de Chuquisaca y la Universidad Andina Simón Bolívar.

Más de 4.000 educadores de todo el país participarán en foros, talleres y una feria donde se demostrarán las nuevas tendencias en la tecnología que servirán como una herramienta en el proceso de la educación nacional que ya se implementaron en países vecinos, señaló la senadora e impulsora de este evento, Nélida Sifuentes.

“Ya hay algunos temas de Software que se están implementando en algunos países y serán acordes a nuestra realidad, de poder adecuar, de poder mejorar, y abrir los ojos de que realmente la tecnología puede fortalecer nuestro conocimiento, puede ampliarse a toda la población. Y los maestros como son los que nos forman, los que nos capacitan, por supuesto tienen que ser conocedores del tema de tecnología, así para que ellos puedan orientar a los alumnos que ya están en la era tecnológica. Creo que un país o un ciudadano que no sabe las tecnologías, va a quedar atrás y hoy tenemos la posibilidad de compartir esas experiencias que ya se han implementado en los diferentes países”, apuntó.

Asimismo, señaló que Virtual Educa apunta a fortalecer la educación boliviana y replicar en otros municipios los centros de capacitación tecnológica que funcionan en Sucre, desde 2016.

Puesto que la capacidad del CICC, rebasó las expectativas del evento, el secretario de Cultura y Turismo de la Alcaldía como parte de la Comité Organizador, Pedro Salazar, informó que el auditorio de la Villa Bolivariana estará habilitado para quienes no tengan la oportunidad de ingresar al CICC, ya que se tiene previsto proyectar allí todos los talleres y los foros.

De la misma manera, recordó que la acreditación de los inscritos empieza a las 8:00 en el CICC y en la Villa Bolivariana. 20 buses estarán listos desde las 7:00 para trasladar a los participantes, desde la plaza Aniceto Arce y la Villa Bolivariana. Hasta ayer, se planeaba coordinar con el transporte público, de la línea 4, para que amplíe su recorrido hasta el acontecimiento.

La inauguración será a las 9:00, con la presencia del ministro de Educación, Roberto Aguilar, el secretario de la OEA, José María Antón, ministerios de Educación de Colombia, Perú, Estados Unidos, entre otros países; autoridades locales, de educación y representantes de los expositores.

Fuente: http://correodelsur.com/local/20170308_virtual-educa-promueve-la-educacion-y-tecnologia.html

Imagen: http://correodelsur.com/img/notas/20170308/nota55474_imagen0_x5.jpg

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México: Tecnológico de Monterrey recibe premio por impulsar educación gratuita

México/13 marzo 2017/Fuente: 20minutos

El Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey recibió el “Open Education Awards for Excellence”, premio que distingue a los más destacados proyectos para impulsar el acceso a educación gratuita de alta calidad a todo el mundo.
La institución privada señaló que fue reconocida en la categoría de recursos educativos abiertos, la cual selecciona a los sitios, libros, colecciones, cursos, repositorios o herramientas que se distinguen por su apertura, calidad en su presentación y actualidad de la información.
Refirió que el observatorio, fundado en 2014, ofrece una serie de servicios que brindan información de vanguardia en temas de innovación y tecnología educativa de más de 660 fuentes especializadas.
El premio, resaltó, fue entregado en el Open Education Global Conference que se llevó a cabo recientemente, en Cape Town, Sudáfrica.
En la premiación participaron instituciones como el Politécnico de Milán; University of Cape Town de Sudáfrica; Digital Learning Arena de Noruega y Ministry of Education, Culture and Science de los Países Bajos, indicó.
Además, externo, la Universidad de Cantabria de España; The Open University de Reino Unido; Libraries Without Borders de Francia; Universidad Carlos III de Madrid de España, entre otras.
Esteban Venegas, Director del Observatorio de Innovación Educativa, expresó que el objetivo es ser un aliado de individuos e instituciones que buscan la transformación de la educación al ofrecerles información de tendencias y prácticas que están revolucionando los modelos de enseñanza y aprendizaje.
El Observatorio, detalló, es una unidad de aprendizaje organizacional dedicada al análisis y difusión de las tendencias educativas que están moldeando la educación del futuro, y está abierto a todos los especialistas en educación interesados en estos temas.
Expuso que envía un reporte semanal que monitorea diariamente más de 600 fuentes relacionadas con innovación y tecnología educativa y que es enviado a una red de más de 57 mil docentes y líderes educativos de México, América Latina y Europa.
Asimismo, elabora el Reporte Edu Trends que hace un análisis profundo de las tendencias más relevantes en innovación educativa y con mayor potencial de impacto en la educación superior como MOOC, Aprendizaje Adaptativo, Gamification, StoryTelling, Flipped Learning, Learning Analytics, entre otros.
Fuente noticia: http://www.20minutos.com.mx/noticia/197056/0/tecnologico-de-monterrey-recibe-premio-por-impulsar-educacion-gratuita/

Fuente imagen: http://noticias.universia.net.mx/net/images/educacion/a/ac/acc/acceso-tecnologico-de-monterrey.jpg

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El futuro de la educación: 3 premisas para la discusión tecnológica

Por: Liliana Arroyo

El aprendizaje real no está en el ‘cuánto’ sino en el ‘cómo’. No es el tiempo de exposición, sino la capacidad de relacionarse en el ámbito digital. No es la cantidad de pantallas que tienen alrededor, sino el acompañamiento que reciben.

Una semana antes que Barcelona esté hirviendo con el MWC la ciudad calienta motores organizando una serie de actividades de reflexión sobre futuro y transfomación digital. Uno de los debates estaba dedicado precisamente a la irrupción tecnológica en las aulas. El debate fue rico en ideas y experiencias, pero me gustaría rescatar algunos puntos de vista que surgieron y que me parecen fundamentales para enmarcar bien la cuestión.

Las nuevas tecnologías no educan solas

En 2001 Mark Prensky usó el concepto de nativos e inmigrantes digital es para distinguir a los nacidos entre pantallas y botones de los que nacieron en mundo analógico y las incorporan en diversos estadios de la vida. El concepto fue poderoso para explicar fácilmente que los nativos tienen activado el instinto explorador táctil casi más pronto que el caminar. Precisamente porque ven y aprenden que tocando ocurren cosas, a menudo divertidas, pero no tienen perspectiva para entender por qué llegan a ese capítulo de sus dibujos favoritos. Los mayores, los migrantes de un mundo analógico al mundo digital, precisamente tienen más perspectiva y por ello son prudentes y toquetean menos. Pero la destreza instrumental, la capacidad de manejo, no tiene que ver con la capacidad de entender qué hay realmente tras esa aplicación. De la misma forma que la TV no podía sustituir a un adulto, las pantallas per se no educan. Lo dice la experiencia pero también los números: Francesc Pedró (responsable de políticas educativas en la UNESCO) afirmó que una mayor inversión en tecnología no necesariamente tiene impacto en el rendimiento académico.

Por qué el aprendizaje real no está en el cuánto sino el cómo. No es el tiempo de exposición, sino la capacidad de relacionarse en lo digital. No es la cantidad de pantallas que tengan alrededor, sino el acompañamiento que reciban para entenderlas, conocerlas y usarlas a conveniencia. Una década después el mismo Prensky amplió su teoría con la noción de ‘sabiduría digital’. Porque se trata de comprender que el entorno digital es un nuevo tablero de juego, con nuevas reglas, nuevos rivales y nuevos horizontes. Tenemos que aprender y enseñar a jugar en este otro escenario. Y poco a poco debemos ir entendiendo que no seremos o analógicos o digitales, sino que ambos mundos estarán cada vez más interrelacionados.

A menudo tomamos las nuevas tecnologías como un fin, cuando son el medio

Las nuevas tecnologías nos apasionan tanto que parece que el entretenimiento con ellas sea la finalidad última. Pero eso sería como decir que en la versión analógica lo suyo es juguetear con el lápiz, si en realidad lo que queremos es escribir. Las TIC ofrecen nuevas herramientas y por tanto nuevas posibilidades (PLE, campus virtuales, pizarras digitales, aplicaciones móviles o impresoras 3D). Aquí las aportaciones de los que están en el día a día de las aulas fueron muy valiosas. Ana Albalat (profesora de proyectos TIC en secundaria) afirmó que no solamente consiste en sustituir la pizarra por un proyector, sino que el cambio está también en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Miquel Carreras, habló de la experiencia de la FABLAB@School de Rubí. Comenzaron hace 3 años y lo más llamativo de su modeloes que lo trabajan todo por proyectos y que cuentan con un taller ceativo contecnologías avanzadas como las impresoras 3D. Puso un fabuloso ejemplo y es que en lugar de proponer “vamos a aprender cómo usar una impresora 3D”, se plantea un reto del tipo “tenéis que crear un banco inspirado en Gaudí para exponerlo en la próxima feria de mobiliario urbano”. De esta forma, son los miembros del equipo los responsables de conseguir la misión. Ellos mismos decidirán el cómo y el qué, sabiendo las diferentes herramientas y tecnologías que tienen a su alcance. Cierto es que la mayoría de centros pueden asumir una impresora 3D, pero sí pueden incorporar nuevas metodologías e incorporar la infinidad de aplicaciones disponibles. En un esfuerzo colaborativo de los docentes, liderado por mSchools, han creado Toolbox, una especie de catálogo donde descubrir apps y experiencias de innovación educativa, organizadas por áreas, seleccionadas y validadas por docentes.

Las nuevas TIC deben servir para generar oportunidades

Las innovaciones digitales pueden aumentar o mitigar las desigualdades educativas, todo dependerá de cómo se implementen. Veamos. La exclusión digital tiene una doble vertiente:una es el acceso a las tecnologías en sí, pero otra muy importante es la de los usos una vez se ha accedido. Esto quiere decir que incluso cuando el acceso está garantizado, no todos y todas tienen los mismos recursos para crecer, informarse, desarrollarse y utilizar de forma crítica el medio digital. Lo genial del caso es que en el debate hubo un par de experiencias reales que muestran cómo se pueden tomar acciones para evitarlo. Aunque quizá sean experimentos muy locales, embrionarios y particulares, son innovaciones que arrojan luz y bien podemos aprender de sus errores y aciertos.

El IES Torre del Palau (Terrassa), +un instituto público compuesto por alumnado de familias de clase media-baja, obtuvo puntuaciones por encima de la media en las pruebas PISA 2015. Era la primera edición realizada íntegramente con ordenadores. Evaristo González, el director, explicaba que el secreto para esos fantásticos resultados es que el uso de ordenadores en clase, así como la formación tecnológica de los docentes, es una apuesta estratégica del centro desde hace años.

Sumada a la brecha de clase, no podemos obviar la de género. En el mundo profesional es evidente que existe un sesgo: las carreras técnicas, con fuertes componentes tecnológicos y especialmente los puestos de trabajo, configuran un panorama altamente masculinizado (sólo un 30% son mujeres). Las barreras tienen mucho que ver con el imaginario social y los patrones de juego simbólico, algo que va mucho antes de la elección de una carrera. Diversos ponentes insistieron que son pocas las niñas y chicas que se interesan espontáneamente por profesiones tecnológicas. A menudo puede ser por falta de referentes en la familia o el entorno social y quizá también por un problema de narrativa. La tecnología va mucho más allá de programar y Albert Forn (director del programa de mSchools) afirmaba que permite desarrollar facetas humanas importantes. De acuerdo con Miquel Carreras, la atención de las chicas se genera cuando se explica qué pueden hacer con ello. No les importa si es una impresora 3D o Arduino, sino qué contribución pueden hacer a partir de eso.

Hubo otros muchas cuestiones relevantes durante la discusión pero estos tres elementos son importantes como puntos de partida para cualquier discusión acerca de cómo reinventamos los sistemas educativos en medio de la revolución digital. Josep A. Planell, Rector de la Universitat Oberta de Catalunya, tiene claro que el aula acabará siendo el móvil y que la formación a lo largo de la vida será la nueva normalidad. Lo que tenemos que preservar, dijo, es que comprendan lo que leen y que sepan expresar lo que piensan. Las predicciones son inciertas pero una cosa está clara: las TIC han llegado para quedarse y está en nuestro derecho y responsabilidad convertirlas en la palanca aliada para el cambio inminente.

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Universidades mexicanas atenderán emergencia ante eventual deportación de «dreamers»

América del Norte/México/4 Marzo 2017/Fuente: spanish.china

Las instituciones de educación superior de México podrían enfrentar una situación de emergencia ante las eventuales deportaciones de mexicanos de Estados Unidos, afirmó hoy el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers.

Las instituciones de educación superior de México podrían enfrentar una situación de emergencia ante las eventuales deportaciones de mexicanos de Estados Unidos, afirmó hoy el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers.

«Lo que se nos viene es muy serio, pues podrían expulsar a una cantidad considerable de jóvenes. Podríamos tener de repente a 400.000 aquí, en México, que requerirían alguna forma de continuar sus estudios y en las instituciones no tenemos, hay que decirlo con toda claridad, espacio para recibirlos», expresó Graue Wiechers.

«Haremos todo el esfuerzo, lo estamos haciendo. La educación abierta podría responder de forma emergente a todos ellos, esperemos que no suceda así. El reto de tener que incrementar nuestra capacidad de educarlos puede ser en meses», dijo al participar en el «Diálogo entre rectores: La educación hacia el futuro».

En el evento, Graue Wiechers expuso que el reto se suma al problema interno de tener a cerca de siete millones de jóvenes (entre 18 y 22 años de edad) fuera de la educación superior, y de los cuales dos terceras partes son mujeres; ello, aunado al crecimiento de la población joven.

La meta, prosiguió, era alcanzar el 40 por ciento de cobertura en la educación superior para 2018, y actualmente se cubre el 37 por ciento. Para lograr el objetivo, sería necesario abrir 250 mil nuevos lugares anuales en este nivel de estudios.

«El país no tiene esta capacidad económica, y aunque la tuviéramos, tampoco vamos a construir universidades al vapor. Que no nos quede duda, el crecimiento en la educación en los próximos 10 años deberá ser atendido a través de la educación a distancia», aseveró.

En el conversatorio también participó el director general del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Enrique Fernández Fassnacht, quien coincidió en que la educación a distancia puede ser una oportunidad importante para atender a los connacionales que sean deportados de Estados Unidos, a fin de que concluyan sus estudios de bachillerato o educación superior.

«No tendríamos posibilidad de atender a todos en el sistema presencial, ni siquiera repartiéndolos en todas las universidades», subrayó.

De igual manera, expuso que para alcanzar la meta del 40 por ciento de cobertura en la educación superior, la mitad de la matrícula tendría que atenderse en la educación abierta y a distancia.

Por ello, también se pronunció por que México cree un sistema nacional de ésta y un marco normativo para articularla.

En el auditorio Alfonso Caso, el rector en cargo de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica, y presidente de la Asociación Iberoamericana de Educación Superior y a Distancia, Edgar Castro Monge, comentó que la educación a distancia es un elemento de inclusión social para quienes, por diversas razones, no han accedido a la educación presencial.

Pero, abundó, la oferta que se brinde no sólo debe atender el acceso y la cobertura, sino también la equidad, la pertinencia, que los estudiantes permanezcan estudiando, y la calidad académica.

Asimismo, el rector de la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador, José Barbosa Corbacho, destacó que hoy más que nunca se debe aprovechar que los jóvenes tienen un amplio uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

El futuro, expuso, no está sólo en lo que se aprenda en las aulas, sino en cursos abiertos y en los recursos educativos que se compartan en Internet. «Los conocimientos están en la red, sólo se necesita una guía».

Fuente: http://spanish.china.org.cn/science/txt/2017-03/02/content_40392140.htm

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