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Pide INEE a próximo gobierno, fortalecer el Sistema Educativo Nacional

América del norte/México/07 Junio 2018/Fuente: Educación Futura

Toda política educativa debe poner el acento en dos áreas fundamentales: priorizar desde la escuela la formación cívica y ética del alumno ante la crisis de convivencia social y formar personas que posean las capacidades para desenvolverse satisfactoriamente ante los desafíos de la producción, el trabajo y la democracia, destaca el documento La educación para la democracia y el desarrollo de México, presentado  por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

Aunado a ello, propone promover la equidad e inclusión en escuelas dignas para todos los estudiantes, independientemente de su origen, condición social, creencias y preferencias.

En conferencia de prensa, la consejera presidenta de la Junta de Gobierno de este Instituto, Teresa Bracho González, informó que este documento reúne un conjunto de reflexiones y de propuestas del INEE que invitan al diálogo y contribuyen al fortalecimiento del Sistema Educativo Nacional, en sus niveles de educación obligatoria y ayudan a responder a la pregunta ¿Qué debemos hacer los mexicanos para mejorar la educación?

Al dar la bienvenida, acompañada de los consejeros Sylvia Schmelkes del Valle, Patricia Vázquez del Mercado Herrera, Gilberto Guevara Niebla y Bernardo Naranjo Piñera, dijo que en él se destaca que para generar la justicia social que el país demanda, es necesario concebir a la educación de calidad desde una visión humanista, ajena a prejuicios, igualitaria, crítica e inclusiva.

Por ello, su mejoramiento debe llevarse a cabo a partir del conocimiento de la realidad que explica sus problemas y deficiencias, precisó.

Al hacer la presentación del documento, la consejera Sylvia Schmelkes del Valle afirmó que nuestras desigualdades sociales limitan seriamente la realización práctica del derecho a la educación y que el sistema educativo corre el riesgo de reproducir las desigualdades entre regiones, grupos de población e individuos, por lo que se debe prestar una atención diferenciada a los diversos grupos sociales.

En la publicación Educación para la democracia y el desarrollo de México se menciona que para garantizar el derecho de todos a una educación de calidad es necesario atender los siguientes temas estratégicos:

Fortalecimiento de las escuelas normales y de los centros escolares; evaluación y revisión de planes de estudio; investigación educativa; participación de madres y padres de familia; equidad en los servicios educativos; educación, productividad y trabajo; autonomía de la educación; condiciones materiales de los centros escolares y problemas de gobernabilidad en el sistema educativo.

Resalta que para hacer de la educación la fuerza que México reclama y necesita en favor de la paz y de un desarrollo sostenible, el INEE propone que el Estado garantice el derecho constitucional de todos los individuos a recibir una educación de calidad; asegurar el acceso a la escuela; procurar la permanencia; responsabilizarse del máximo logro de los aprendizajes y del egreso oportuno de los estudiantes.

Además, que debe mantener su papel rector en materia educativa; establecer una organización escolar eficaz que promueva el aprendizaje en condiciones materiales que favorezcan el cumplimiento de la normatividad básica y el desenvolvimiento de la comunidad escolar, y abatir las barreras que, por motivos étnicos, sociales, económicos, físicos, culturales, u otros, imposibilitan la consecución de una formación inclusiva y de calidad para todos.

Dentro de las propuestas que presenta el INEE también se menciona que las autoridades educativas, federal y estatales, deben orientar la acción pública al mejoramiento de la formación inicial del magisterio y procurar que las escuelas normales cuenten con lo necesario para hacer posible una educación de calidad.

Aunado a lo anterior, manifiesta que este Instituto plantea que el Estado y la sociedad deben revalorar y destacar la función social y educativa de las y los maestros; revisar y mejorar el Servicio Profesional Docente y conservar al mérito individual como la vía para ingresar a la profesión magisterial y a la promoción a cargos de dirección, supervisión y asesoría técnica pedagógica, así como a la asignación de estímulos.

El documento especifica que la evaluación docente debe ser el medio para promover la permanente superación del profesorado e informa que este organismo autónomo considera que la formación continua de docentes y autoridades escolares debe ocupar un espacio central en el sistema educativo.

Otro planteamiento del INEE es efectuar una mayor inversión pública para asegurar la cobertura y la calidad de los servicios educativos

Este Instituto resalta que la escuela debe consolidarse como el centro del sistema educativo y que es indispensable desarrollar una corresponsabilidad sólida para que todos los involucrados desempeñen el papel que les corresponde cumplir en la tarea común de mejorar el horizonte educativo de México.

En las conclusiones de esta publicación se afirma que la educación siempre es perfectible, de ahí que se requiera de un nuevo impulso, reconociendo que su desarrollo está condicionado por el contexto económico y social; y que es difícil que reformas internas tengan el éxito deseado si no se remueven, de forma simultánea, las circunstancias del contexto que colocan a muchos mexicanos en situación de extrema adversidad.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/pide-inee-a-proximo-gobierno-fortalecer-el-sistema-educativo-nacional/

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La otredad educativa como posibilidad de una antropología liberadora

Por: Juan Pablo Espinosa Arce

“La intersubjetividad es condición

para que el ser humano llegue a ser sujeto”

[Franz Hinkelammert]

Dentro del proceso educativo, una de las claves fundamentales para la consecución de sus objetivos es el logro de la intersubjetividad como condición y espacio de humanización. Por lo tanto, una antropología educativa que quiera ser liberadora debe asumir, como condición de posibilidad, la otredad. Reconocer que estamos imbricados en una red, que somos interdependientes con otros seres humanos, con el espacio creado, con lo religioso o con Dios y con nosotros mismos, es una exigencia dentro del mismo proceso humanizador que posee la dinámica educativa. Esa es nuestra tesis.

A esta tesis llegamos a partir de una crítica de los postulados de la modernidad y de su consecuente posmodernidad, transmodernidad, modernidad líquida, era del vacío, sociedad del cansancio. Son muchos los nombres para calificar un tiempo en el que la otredad ha sido combatida por una racionalidad del consumo, del cálculo, de la producción-efectividad, de lo analítico-matemático. Desde Nietzsche con la muerte de Dios o la muerte de las coordenadas originarias del relato religioso, pasando por Foucault con la muerte del hombre en cuanto sujeto, pasamos también por la muerte de la historia (Manuel Cruz, filósofo español) y también por la muerte ecológica o del ecosistema. Manuel Cruz – parafraseando al filósofo Gilles Lipovetsky – sostiene que este segundo autor llama a esta época como el “imperio de lo efímero, y cuyo principal rasgo era la perfecta vaciedad, la compleja ausencia de fundamento para ideas y actitudes. Cualesquiera dimensiones de la sociedad eran interpretadas bajo la misma (volátil) clave: la moda, con su permenante transformación y su perfecta ausencia de justificación” (M. Cruz, Adiós historia, adiós, 59).

Lo efímero o lo líquido – bajo el modelo de Bauman – asume y propugna una antropología inestable, tanto a nivel emocional, social, cultural, político. Es la antropología de la desconfianza y de la inseguridad, del establecimiento de espacios culturales que sólo pueden ser asumidos por determinados grupos sociales. Franz Hinkelammert (2000) propone – como imagen de esta antropología – al “individuo calculador” el cual “calcula sus intereses materiales en función de su consumo y de la acumulación de posibilidades del aumento de sus ingresos”. La antropología del acumulador, del consumidor, termina siendo una racionalidad de la depredación, tanto del medio ambiente como de la dignidad de los demás seres humanos. Aparece, con ello, la lógica del te integro a mi campo visual en cuanto puedo obtener de ti un provecho. Cuando ya no me das provecho te desecho y viene otro. Esta es la llamada “cultura del descarte” que constantemente ha denunciado el Papa Francisco. Una antropología del descarte termina alienando al ser humano en dinámicas de poder, de autoridad, de un falso comunitarismo, de una clara ausencia de otredad.

¿Qué hacer? ¿Qué racionalidad educativa proponer para pensar y favorecer una antropología liberadora que sea vaso comunicante con la otredad educativa? En primer lugar, hemos de comprendernos como sujetos que vivimos en circunstancias, contextos, espacios y tiempos determinados. En estas condiciones el ser humano está radicalmente abierto al sentido de la vida. Se-nos preguntamos por él, lo buscamos y anhelamos. Esta condición espiritual de la búsqueda, o de pensar la educación como búsqueda del sentido, es el primer momento de la antropología liberadora.

Si por antropología entendemos el estudio – filosófico, cultural, social, educativo – por el sentido del hombre, hemos de aprender a reconocer como el sentido está en la base de la misma vida. Ahora bien, uno de los aspectos llamativos de esa búsqueda – educativa – del sentido, es que siempre quedará incompleta. Podríamos aventurar que podemos decir más cosas de lo que no es el sentido a afirmar completamente a qué hacemos referencia con su mención. Por ello es que reconocemos la constante actitud de búsqueda, de pregunta, de aporía en el ser humano. Ortega y Gasset en su “Carta a un joven argentino que estudia filosofía” (1998) sostiene: “pegunta usted algunas cosas, es decir, admite usted la posibilidad que las ignora. Ese poro de ignorancia que deja usted abierto es el área pulimentada de su espíritu, le salvará. Por él se infiltrará un superior conocimiento. Créame: no hay nada más fecundo que la ignorancia consciente de sí misma”.

De lo último podemos desprender que la antropología educativa que asume la otredad como clave y espacio de liberación-humanidad es aquella que conscientemente asume la vulnerabilidad del no saber. Esto, a su vez, aparece como una invitación a reconocer que el verdadero conocimiento se hace explícito en la búsqueda comunitaria del sentido. Pareciera ser que aprendemos más y mejor cuando entre todos creamos una comunidad de indagación. De esta manera, los que entramos en el juego de la enseñanza y del aprendizaje hemos de pasar por un proceso de despojo de ideas previas para dar espacio a las experiencias de los otros.

El otro con el que comparto las búsquedas comunes también me enseña, y yo debo dejarme enseñar por él. Por ahí pasa también la liberación de precomprensiones o falsas comprensiones de lo que es la historia, el hombre, lo religioso, el medioambiente. Únicamente en el diálogo comunitario podemos entrever nuevas formas de humanidad. Propongamos un ejemplo de la literatura. El escritor peruano José María Argüedas en su obra Los ríos profundos (1972) narra el diálogo entre un padre y su hijo de nombre Ernesto. Ambos personajes, y de pie ante un gran muro incaico de Cuzco, entablan una conversación muy particular:

[Comienza a hablar el niño Ernesto] Papá – le dije -. Cada piedra habla. Esperemos un instante. No oiremos nada [responde el papá]. No es que hablan. Estás confundido. Se trasladan a tu mente y desde allí te inquietan. [Continúa el niño] Cada piedra es diferente. No están cortadas. Se están movimiento. [El papá responde] dan la impresión de moverse porque son desiguales, más que las piedras de los campos. Es que los incas convertían en barro la piedra. Te lo dije muchas veces. [Sigue Ernesto con sus preguntas, buscando el sentido] ¿Cantan de noche las piedras? Es posible [responde su padre]. ¡Mira, papá! Están brillando [replica Ernesto, para que el papá responde por última vez]: Si, hijo. Tú ves, como niño, algunas cosas que los mayores no vemos. La armonía de Dios existe en la tierra.

Es interesante el conflicto de antropologías, de visiones de mundo, de preguntas y respuestas que se expresan en este diálogo del escritor peruano. Ernesto representa la infancia que busca, que quiere conocer, que pregunta y juega. En la infancia, dice el filósofo español García Morente, está la mejor expresión de lo que es el verdadero filósofo. Ernesto representa el despunte de la vida, ese principio de ignorancia del que habla Ortega y Gasset. Es un pensamiento mágico y novedoso. En cambio, su papá representa al mundo adulto terminado, que no tiene nada más que aprender. Es el pensamiento lógico, extremadamente racionalista, analítico-matemático, que no espacio al aprendizaje que el niño Ernesto puede enseñar. Para el padre las piedras están ahí por una lógica del siempre ha sido así. Es la lógica de la naturalización. Es más, el padre reclama a su hijo que el conocimiento ya se lo ha enseñado muchas veces. Para Ernesto las piedras, el muro incaico, el mundo, la cultura, baila, danza, se mueve, tiene formas diferentes, tiene lugar el juego y lo mágico. Y es tanta su insistencia que pareciera que el padre hace un proceso de conversión o de ampliación de conciencia y concluye con una frase estéticamente bella: Si, hijo. Tú ves, como niño, algunas cosas que los mayores no vemos. La armonía de Dios existe en la tierra.

Esa es la lógica de la otredad que se permite la cita con la antropología liberadora. Es el nacimiento de una nueva forma de comprender la realidad, ya no desde la naturalización o de la castración de la curiosidad, sino que desde la apertura a lo nuevo. Esta es la búsqueda del sentido: sentarnos en los bordes de la historia y escuchar el relato de los niños, de los pequeños, de los otros. Únicamente entrando en una disposición de escucha, de aprendizaje, de reconocimiento de otras formas de enseñanza, podremos lograr una educación de la otredad en clave de liberación y humanidad.

Y porque la antropología liberadora y humanizante escucha puede dar respuestas a las preguntas de los pueblos. Es la apertura a lo simbólico, a lo corporal, a lo ritual, lo religioso, lo ecológico, en definitiva, lo humano. Es crear estructuras de apoyo y de buena vida como afirma la teórica del género Judith Butler. En palabras de Corrado Pastore (1981), es la invitación a crear “un nuevo humanismo que viene a ser la búsqueda comunitaria de un nuevo modo integral de vida desde cada situación concreta, en nuestro caso la situación latinoamericana”.  Volvemos a la lógica de lo comunitario, de la educación para la otredad, para el reconocimiento del rostro del otro, de entendernos como corresponsables del buen vivir de los demás. Finalmente la buena vida es política, es social, económica, ecológica, pedagógica, religiosa y ecológica. Tiene que ver con el cuerpo y con el espíritu, con la razón y los sentimientos.

Sólo desde esta ampliación de conciencia – como lo que experimentó el papá de Ernesto – podremos continuar asimilando nuestros ríos profundos. Sólo desde la lógica de la integración podremos afirmar con Hinkelammert (2000) que “la intersubjetividad es condición para que el ser humano llegue a ser sujeto”. En palabras de Demetrio Velasco (2003), “debemos comenzar a sentirnos solidarios de una historia común que nos hace cada vez más interdependientes. Solidaridad que no lo será adecuadamente si no es, a la vez, compasión, reconocimiento y solidaridad con todos y cada uno de los seres humanos concretos, a quienes consideramos iguales, merecedores de justicia social y sujetos de derechos”.

La invitación es a crear una educación compasiva, del reconocimiento, de la libertad, de la búsqueda comunitaria del sentido, desde diferentes formas y lógicas. Una antropología auténticamente liberadora es capaz de experimentar la apertura a lo nuevo, de liberar el diálogo de los sujetos, de superar el cautiverio de lo líquido y, reconociéndose vulnerable, emprender el nuevo camino en esta hora de la historia, en nuestro caso, latinoamericana.

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Salvar el pacto por la educación

Por: Julián de Zubiría

Aunque Sergio Fajardo no alcanzó la segunda vuelta, el pedagogo Julián De Zubiría le propone al próximo presidente incorporar una de sus principales propuestas para impulsar el desarrollo nacional.

Culminó la primera vuelta y el candidato con mayor posibilidad de liderar la anhelada transformación educativa no alcanzó a llegar a la segunda. Sus cerca de 4,6 millones de votos son una muestra de la fuerza que comienza a tomar la esperanza en un país que lleva décadas de convivencia con la cultura del “vivo”, la cizaña y la desconfianza.

Sergio Fajardo, en campaña, levantó algunas de las ideas más importantes para enfrentar los graves problemas de la educación en nuestro país: fortalecer la educación inicial, aumentar en un 50% los recursos del sector, cerrar las enormes brechas entre la educación urbana y la rural, y trabajar la ética, la cultura de paz y la formación de mejores ciudadanos. Son propuestas indispensables si queremos salir del subdesarrollo.

El país perdió la oportunidad de elegir a alguien que trabaje para enfrentar los problemas generados por la cultura mafiosa que hemos heredado de la guerra y el narcotráfico, y que priorice la educación como motor del desarrollo. Aun así, quien llegue a la presidencia tendrá que llevar a cabo una de sus propuestas de campaña. Se trata de garantizar un gran pacto para que de manera conjunta el país nacional y el país político se comprometan en la construcción de una política pública educativa de largo aliento en Colombia, que retome los desafíos establecidos en el Plan Decenal de educación 2017-2026. Se trata de aumentar la inversión en ciencia y de comprometer los esfuerzos de todo el país en torno al derecho y la calidad de la educación que reciben hasta hoy diez millones de niños y jóvenes en Colombia.

Paradójicamente, la propuesta política que tuvo más votos en Colombia fue la que presentó el programa educativo de menor nivel de elaboración, sustentación y desarrollo. Fue la única que no elaboró un diagnóstico del sector, una síntesis de las variables involucradas, ni un análisis del estado del derecho y de la calidad en cada uno de los niveles del sistema educativo. Elaboró un listado de acciones sueltas pensadas al fragor de la campaña y carentes de sustentación. No hay duda, Iván Duque, no ha estudiado el tema educativo. Por el contrario, tomaron fuerza a nivel directivo de la campaña, sectores de fanáticos religiosos que desconocen la diversidad de las familias actuales y que presionan por retroceder en derechos, garantías y libertades.

Al triunfar en la campaña, en su primera declaración pública, el candidato Duque informó que volveríamos a las clases de cívica y urbanidad, como si una medida tan simplista fuera la solución al problema generado por una cultura mafiosa que convenció a una parte del país de que “sin tetas no hay paraíso” y que “todo vale” si de lo que se trata es de alcanzar los fines.

Hay que desconocer mucho de educación para creer que los problemas éticos se disminuyen con cátedras aisladas y que los embarazos de niñas se eliminan poniéndolas a trabajar.  De la misma manera, y en un acto de irresponsabilidad pocas veces visto, en campaña incorporó la tesis de Alejandro Ordóñez: “Menos condones y más valores”, una consigna que no es propia de un estadista y que podría generar muy graves consecuencias en enfermedades de transmisión sexual y en las ya altas tasas de embarazo juvenil.

A cualquier demócrata debe producirle enorme miedo que personajes que días atrás invitaban a la quema de libros, pueden convertirse, de la noche a la mañana, en nuevos ministros de educación o que extremistas religiosos asuman el ministerio de la familia o el de justicia, y que, en políticas de justicia, cultura y familia, retornemos a soluciones de siglos pasados a problemas del siglo XXI. Es lo contrario a la fuerza de la esperanza. No hay que olvidar el dicho popular: “Cuando el pasado te llame, no lo atiendas… no tiene nada nuevo para decirte”.

En Colombia, un grupo cada vez mayor de niños y jóvenes llega a la escuela. No hay duda de que hemos avanzado al respecto. Sin embargo, en calidad prácticamente estamos en el mismo nivel que alcanzamos en el año 2000. Los niños siguen sin aprehender a pensar, leer críticamente y convivir. La explicación es muy sencilla: Desde el año 2000 no se ha realizado ninguna reforma importante que toque los factores esenciales asociados a la calidad de la educación.

Hemos tenido una clase política miope para entender el decisivo papel de la ciencia y de la educación en el desarrollo. Por ello, no invierte, ni se la ha jugado por la educación ni por la ciencia. A pesar de que acabamos de ser admitidos en la OCDE, la inversión en ciencia para el 2018 apenas alcanza el 0,26%, una de las más bajas del mundo; y Colciencias, la entidad impulsora de la investigación, ha tenido ocho directores en los últimos ocho años. Las cifras hablan solas.

Durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe (2002 – 2010) el problema fue muchísimo más grave ya que es el periodo en el que más aumentaron las desigualdades entre los colegios privados de élite y los colegios públicos, particularmente los rurales. Dicho de otra manera, durante sus dos gobiernos, la educación cumplió el papel contrario que debería cumplir: En lugar de disminuir las inequidades, el sistema educativo agravó, año a año, las inequidades sociales, como puede verse comparando los resultados obtenidos por los estudiantes de los colegios privados y los públicos (ver al respecto la gráfica No. 1). Una verdadera tragedia para la democracia y para los millones de familias en los estratos más bajos de la población.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-propuesta-de-educacion-de-sergio-fajardo-para-segunda-vuelta/569576

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Nuevas marchas feministas en Chile en reclamo de derechos

América del sur/Chile/07 junio 2018/Fuente: Prensa Latina

La tónica de las marchas feministas en Chile mantuvo su línea ascendente en reclamo de derechos para la mujer, con foco crítico en prácticas sexistas en la educación, inequidades y temas de género.
Este miércoles fueron decenas de miles las personas que se manifestaron en todo el país austral, pero los actos y desfiles por las calles de Chile cobraron fuerza incluidas tomas a centros universitarios y escuelas.

El 1 de junio, durante la Cuenta Pública del presidente de la República, Sebastián Piñera, un grupo de representantes del movimiento realizó una marcha en Valparaíso, sede del Congreso Nacional.

Pero entonces hubo enfrentamientos con la policía de Carabineros y detenidos.

Lo contrario en líneas generales de lo ocurrido este miércoles, con cerca de 80 mil personas en tránsito pacífico por la Alameda Bernardo O´Higgins (15 mil según la Intendencia) en un trayecto de alrededor de cuatro kilómetros.

Sin embargo, los encapuchados que siempre surgen a la cola de la manifestación intentaron cometer desmanes en bienes públicos y terminaron enfrentados con Carabineros.

Una asociación de reciente formación, la Coordinadora Feminista Universitaria (Cofeu), la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y organizaciones de estudiantes secundarios fueron las promotoras de la marcha.

Otro asunto que ganó fuerza en las protestas se refiere al denominado acoso machista, que deplora además los dichos callejeros, los abusos sexuales y transformaciones que exigen al gobierno en el concepto de género.

La administración de Piñera ya hizo la propuesta de una nueva legislación que comprenda casi todos los elementos demandados por las estudiantes, aunque al parecer no satisface totalmente las expectativas.

‘El Gobierno, con su agenda mujer, no le habla a las mujeres, no le habla a Chile’, aseguraron dirigentes de las entidades convocantes.

No nos satisface, pues no se hace cargo de lo que se requiere, dijo a la prensa Francisca Ochoa, de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech).

Según Ochoa, las iniciativas del gobierno resultan insuficientes, porque solo se preocupa ‘de enseñarnos a las mujeres a denunciar y no a los hombres a no violentar’.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=185115&SEO=nuevas-marchas-feministas-en-chile-en-reclamo-de-derechos
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Ciencia ciudadana y aprendizaje-servicio

Por: Josep Maria Puig

Ciencia ciudadana y aprendizaje-servicio comparten un núcleo común, el aprendizaje mediante el trabajo altruista para una organización o una persona que puede mejorar a la comunidad en la que se inserta.

No hace mucho, la Fundación Catalana del Esplai organizó una jornada para presentar diferentes proyectos de ciencia ciudadana y para relacionar estas experiencias con el aprendizaje-servicio. Creo que fue una iniciativa acercada, con un gran futuro para todas las partes y con posibilidades claras de sumar esfuerzos en beneficio de los jóvenes, la ciencia, la educacion y, naturalmente, el entorno y de la comunidad. Vamos, pero paso a paso. Antes de preguntarnos por los motivos para vincular la ciencia ciudadana y el aprendizaje-servicio, dos palabras sobre aquellas dos tradiciones de trabajo participativo.

La ciencia ciudadana tiene como objetivo incorporar ciudadanos a la realización de tareas propias de la investigación científica. Animados por las enormes posibilidades que ofrece esta iniciativa, se han multiplicado los proyectos, y más que surgirán en el fututo. Tres ejemplos cas al azar: el Proyecto Golondrinas que estudia los pájaros en el medio urbamo y pide colaboración para hacer un censo de los nidos de golondrina cuablanca que permita conocer la población de estas aves, sus necesidades ecológia y también prevenir las medidas de protección que necesita la especie; el Proyecto Plástico 0 parte de la constatación de que buena parte de los residuos que producimos los humanos son plásticos y pretende, entre otras iniciativas, promover su localización y clasificación y también la detección de los microplásticos en la arena del mar para alcanzar en los dos casos un diagnóstico y buscar soluciones; el Poryecto Alerta Forestal está pensado para analizar el estado de salud de los bosques, y su propuesta es recoger datos sobre diferentes amenazas que pueden partir de los bosques con la intención de confeccionar mapas que nos den una idea de la situación actual, dle futuro previsible y de lo que cabría hacer para prevenir algunos problemas.

En estos, como en otros muchos ejemplos, estamos ante un proceso de creación del conocimiento gracias a la participación de la ciudadanía en tareas de investigación. La suma de múltiples colaboraciones realizadas por ciudadanos con una variada formación científica permite completar tareas imposibles de abarcar de otra manera y alcanzar así resultados relevantes. El diálogo entre científicos y ciudadanos ayuda a detectar temas socialmente relevantes, a hacerlo con un mayor control de la ciencia por parte de la ciudadanía y también a aumentar el eco social y la implicación del conjunto de la sociedad en los cambios que inevitablemente han de emprenderse en muchos órdenes de nuestra forma de vida.

En síntesis, la ciencia ciudadana es una magnífica herramienta de compromiso social y de democraticación del trabajo científico. Pero a más, permite a los ciudadanos implicados aprender sobre la temática investigada y realizar una contrubución cívica positiva. En este sentido es importante señalar que para aportar datos, interpretarlos o ayudar en el diseño de las investigaciones, quienes participan pueden contribuir a crear una opinión sobre los problemas abordados y a promover acciones de transformación.

Si ahora miramos la tradición del aprendizaje-servicio, nos encontramos con una gran variedad de proyectos. También tres al azar: niñas y niños que participan en una actividad de recuperación de la memoria histórica grabando personas mayores que explican aspectos significativos de su vida y después difunden los resultados; futuros maestros de primaria que haven un recuerzo escolar con niños y niñas que tienen dificultades de aprendizaje; un grupo clase que colabora con el Banco de Sangre y organiza en su barrio una campaña de promoción de la donación de sangre. Son algunos de los muchos ejemplos de una metodología que combina el aprendizaje curricular y el servicio a la comunidad.

Puede ser que ahora estemos en mejores condiciones de hacernos una pregunta que sobrevuela desde el inicia: ¿Para qué vincular la ciencia ciudadana y el aprendizaje-servicio? El motivo es muy claro: compartimos un núcleo común. En los dos casos los participantes aprenden (haciendo observaciones, actividades de investigación o simplemente estudian), en los dos se presta un servicio altruista a la comunidad (se ayuda a hacer investigación y a difundir los resultados, se ayuda a alguna entidad social), y todo ello se hace para alcanzar un reto real y, a veces, urgente que motiva el proyecto (paliar una necesidad de una persona o de un grupo, o bien responder a una pregunta científica con relieve social). Como decimos, ciencia ciudadana y aprendizaje-servicio tienen un mismo esqueleto conceptual: enfrentarse a problemas de mejora de la vida de la comunidad. Por tanto, podemos decir que la ciencia ciudadana es también aprendizaje-servicio, o bien que una de las modalidades del aprendizaje-servicio es la ciencia ciudadana. Naturlamente, los dos ámbitos tienen su propia especificidad, pero pueden establecer potentes sinergias en beneficio de la ciencia democrática y la educación comprometida.

Lo que imaginamos, en alguna medida, ya se está haciendo. La participación de las escuelas en proyectos de ciencia ciudadana no es novedad. De hecho, cuando se trabaja con escolares la metodología del aprendizaje-servicio a menudo ya está incorporada en los proyectos de ciencia ciudadana. Y tampoco es nuevo ver proyectos catalogados de aprendizaje-servicio que son buenos ejemplos de ciencia ciudadana. Está claro que los nombres y las tradiciones no merecen más tiempo. Creo que la cuestión es probar formas de colaborar que permitan al mundo de la ciencia y al de la educación introducir la ciencia ciudadana en el currículo de todos los escolares, y hacerlo con los requerimientos de la metodología del aprendizaje-servicio. Sería una contribución al conocimiento científico, a la democratitzación de la ciencia, a la formación científica de los jóvenes y, quizá por encima de todo, la formación como ciudadanos con criterio científico, capacidad crítica y voluntad de intervenir en la transformación de las formas de vida que hoy van contra la vida.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2018/06/05/ciencia-ciudadana-y-aprendizaje-servicio/

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Ser padre en la educación digital: por qué ya no saben ayudar a sus hijos universitarios

Por: elmundo.es/ Verónica Gayá/ 06-06-2018

Los padres creen que todo sigue igual en las aulas: sillas, pupitres, pizarra y un profesor. Sin embargo, el protocolo, la tecnología,el lenguaje y hasta la indumentaria la han vuelto irreconocible para los mayores

Son las nueve de la mañana de un martes y Consuelo Martínez, profesora en la Facultad de Educación y Comunicación de la Universidad Francisco de Vitoria, entra en clase. La mitad de sus 50 alumnos ya tienen sus portátiles en marcha. No hay lápices, ni papel, ni grandes carpetas llenas de apuntes; no hay libros con hojas ni una reprografía incansable en vísperas de exámenes. El material de la asignatura se lo ha trabajado ella, la profesora, y lo ha colgado en el Aula Virtual, junto con algunos ejercicios para que practiquen. Luego ella los corregirá y allí mismo podrá dejarles también notas y comentarios.

En los últimos años, la tecnología ha marcado un antes y un después en la educación universitaria, pero también ha abierto una brecha entre el día a día académico que vivieron las generaciones anteriores y el de los actuales alumnos. Una brecha que, en ocasiones, hace que los padres de hoy en día no lleguen a asimilar el quehacer estudiantil de sus hijos y, por lo tanto, tengan más dificultades a la hora de echarles un cable. Pero la lista de transformaciones va más allá de la tecnología. También han cambiado el lenguaje, la indumentaria, el protocolo…

Moodle, Google Drive, Evernote, Prezi, Doodle… El aula universitaria tiene una tarima virtual. Los alumnos, y cada vez más profesores, manejan con soltura las nuevas herramientas de gestión de aprendizaje, los servicios de alojamiento de archivos, los de creación de documentos compartidos y las presentaciones virtuales. Irrumpieron en las aulas hace más de una década, costó un tiempo que se percibieran como un vehículo útil y un considerable esfuerzo que fluyeran como un canal más, pero finalmente han empapado el engranaje de los campus universitarios. «Nosotros utilizamos la tecnología para todo, desde compartir archivos, hasta quedar. Constantemente hacemos uso de las plataformas de la universidad…», relata Alberto Guerrero, delegado de alumnos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

A María José Carreira Nouche, profesora de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en Santiago de Compostela, le llama la atención que «los chicos nuevos que van entrando en el centro de investigación no se están poniendo estanterías». No las necesitan, lo tienen todo en el ordenador. «Se olvidaron del papel y el lápiz, se resisten bastante a escribir, tanto que yo no sé si es bueno o malo», añade.

Como siempre, la tecnología tiene sus pros y sus contras. La utilidad, la inmediatez y la comodidad de tantos servicios es incuestionable, pero su enorme poder de distracción también.

En clase de Consuelo Martínez, un par de alumnos chequean sus móviles. No están prohibidos en la facultad, porque en unas aulas llenas de adultos estas cosas no se prohíben categóricamente, sino que se confía en que se sepa hacer buen uso de sus herramientas. La profesora ya ha tenido con ellos una charla en la que les preguntó si les parece apropiado estar constantemente con la vista clavada en su pequeña pantalla o interrumpir la clase de manera habitual para atender una llamada. Todos dijeron que no. Algunos lo respetan, otros sólo de vez en cuando, y otros tienen un serio problema de adicción al smartphone que se lo pone muy difícil. «Es una fuente de discusión permanente -lamenta Martínez-, a mí ningún profesor tuvo que recordarme cuál debía ser mi comportamiento en un aula, pero yo ahora sí que tengo que pedir que no se hagan ciertas cosas».

SEÑOR PROFESOR

La relajación en las formas no es sólo cosa de universitarios, los jóvenes de hoy tienen unas normas de convivencia mucho más laxas. Las relaciones son más cercanas, el profesor se ha bajado de la tarima y los alumnos le tutean. Ellos agradecen un trato de confianza, pero exigen un límite, y constantemente tienen que recordarles que no están al mismo nivel.

M.M., profesora de la UPM, lo achaca a la entrada en la universidad de los alumnos de la ley educativa de 1990: «Tras la LOGSE vimos un cambio radical. Pasamos de unos alumnos con unas normas de educación y de respeto, que llamaban a la puerta y hablaban de usted a otros que la abren y dicen ‘Oye, ¿qué tal?’».

Y lo mismo ocurre con el lenguaje escrito. «Yo no pretendo ser inaccesible, pero es que escriben como si lo hicieran en WhatsApp, y eso me preocupa», alega Belén Cuello de Oro, profesora del Máster de Formación del Profesorado en la Universidad Alfonso X El Sabio. «Un alumno me llegó a escribir en un mensaje cosas como ‘bonita, mueve el culo’, y tuvimos que abrirle un expediente», recuerda. Y si alguien sabe de tecnologías y educación son sus alumnos, que estudian el máster íntegramente online. «La pantalla protege, yo creo que eso pasa menos cuando la relación no es virtual».

M.M. cuenta que la tecnología aporta «mucha comodidad», pero su uso también ha hecho que los alumnos no dejen «ni respirar» a sus profesores. «Es la generación de la inmediatez, mandan un correo y piensan que les tenemos que contestar ya», explica esta docente. «Eso sí, luego les ponemos toda la información en el Moodle, en párrafos cortitos, porque sabemos que si no, no la leen; pero ni así: te fríen a correos sobre la información que ya hemos colgado», dice M.M.

Y si la tecnología, la Logse y las formas de las nuevas generaciones han renovado el aire de las clases universitarias, también lo ha hecho el Plan Bolonia. «Ha habido una evolución en el perfil del alumno y del profesor: las clases son mucho más prácticas, más dinámicas», cuenta Consuelo Martínez.

Pero esta frescura de clases, este dinamismo no ha sido bien acogido por algunos profesores, que lo perciben como ajeno a la cultura del esfuerzo y el sacrificio.«Bolonia les ha salvado la vida, hay muchos trabajitos, muchos examencitos, muchas prebendas, y se lo damos todo masticadito», plantea preocupada M.M. «Y así siguen, sin darse cuenta de cuál es la realidad que se van a encontrar al salir».

Los progenitores también notan el cambio. Ya no hay ratones de biblioteca ni noches en blanco tras una montaña de libros. «A los míos les cuesta entender que siempre esté con el ordenador, no conciben que pueda estar estudiando con él», cuenta Alberto Guerrero.

A algunos profesores como B.B. les preocupa lo que ven. Ella había dejado la docencia universitaria hace 15 años, y ha vuelto ahora para impartir un máster.Este es el relato de lo que se ha encontrado: «En mi primera clase, la mitad de los alumnos tenían el móvil encendido encima de la mesa. Ni un cuaderno, ni un bolígrafo, alguno incluso con su café. Durante toda la primera hora, nadie cogió ni un solo apunte en una clase en la que no hay libro. Al acabar, dos me dijeron que el nivel era muy alto y que estaban muy estresados», recuerda. «Esto me hace cuestionarme qué va a ser de esta sociedad, quiénes van a ser los siguientes biólogos, médicos, economistas… Me entra miedo», expone.

Otros, como Ángel Rodríguez Laso, profesor de Ciencias de la Salud en la Universidad Europea, están más tranquilos y creen que quizás no nos acordemos de cuando éramos jóvenes. Igual no éramos tan responsables y luchadores como pensamos. «No me atrevería a decir que son más acomodados. Sí que son más protestones, se enfadan y protestan airadamente, es algo que no me encaja en la relación que creo que deberíamos tener», concluye este profesor.

*Fuente: http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/06/06/5b1680fb468aeb0a358b4588.html

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Reino Unido: Un colegio prohíbe a los niños usar pantalones cortos en verano, y les recomienda faldas.

Por: abc.es/ 06-06-2018

Un colegio de Oxfordshire (Reino Unido) ha prohibido a los niños usar pantalones cortos durante los calurosos meses de verano, y, si lo desean, les dieron la opción de usar faldas.

La Escuela Chiltern Edge, ubicada en Sonning Common introdujo recientemente una nueva política de uniformes más estricta que establece que los alumnos solo pueden usar pantalones largos o faldas, según informa «The Independent».

Cuando un padre preguntó si su hijo podría usar pantalones cortos para el verano, el personal del colegio respondió que «no», ya que los pantalones cortos no están permitidos, pero como el colegio tiene una política de género neutro, los niños podían optar por usar faldas.

El padre del niño, Alastair Vince-Porteous, dijo en declaraciones al «Daily Mail»: «Me dijeron que los pantalones cortos no son parte del uniforme. Es una lástima que no podamos ser más maduros al respecto, no estamos pidiendo jeans ajustados, solo pantalones cortos durante dos meses al año, no es gran cosa».

Algunos otros padres también criticaron el nuevo uniforme, que también introdujo americanas, ya que creen que la ropa no es apropiada para los meses más cálidos.

La política de vestimenta se introdujo en la escuela después de recibir una calificación «inadecuada» por los inspectores Ofsted en la primavera del año pasado.

«Los alumnos valoran su nuevo uniforme»

Pero la escuela parece estar progresando y la última inspección de supervisión Ofsted de noviembre de 2017, mejoró la valoración: «Los alumnos valoran su nuevo uniforme, son inteligentes y educados, y la mayoría se comporta bien».

La directora Moira Green, quien también introdujo horarios de enseñanza más largos desde que asumió el cargo, explicó que decidió eliminar los pantalones cortos del uniforme después de una consulta, ya que se decidió que era el atuendo más «profesional».

En un comunicado de 2017 Green explicó: «En septiembre de 2017, con el apoyo de los padres, Chiltern Edge tomó la decisión de pasar a un uniforme más formal y la decisión ha sido un éxito».

Agregó que seguían una política de uniformes «genérica», lo que significaba que se podía comprar desde cualquier lugar, y la única pieza de vestimenta de marca era un lazo escolar, que se entregaba a los estudiantes de forma gratuita. El problema, dijo, era simplemente que «los pantalones cortos no son ya parte del uniforme escolar principal».

*Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-colegio-prohibe-ninos-usar-pantalones-cortos-verano-y-recomienda-faldas-201806051910_noticia.html

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